La Bocina Nº 378 - Febrero 2020
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Febrero 2020
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peta y lo mira.
El no levanta la mirada, pero sabe que Elizalde lo
está mirando.
Será que se arrepiente de no haberle dicho al
supervisor que él no se merecía esa oficina?, que
sabía que debía ser sólo del pobre tipo que hace
25 años esperaba cuatro metros cuadrados para él
solamente?.
No, para nada, Elizalde lo mira porque en el
fondo, en ese fondo oscuro y egoísta de su alma,
está contento de que lo sacaran del montón de 20
almas de la oficina general, y lo dejaran sólo con
una de ellas.
Es mejor que nada, habrá pensado Elizalde.
Lunes y como siempre, a las 10.30 él se levanta y
se prepara un mate cocido. Abre el armario donde
tiene su taza, los saquitos de mate, el azúcar y el
aparatito ese que se enchufa y se mete en el agua.
Nunca supo el nombre. Aparatito de mierda...
Elizalde siempre mira todo el proceso, desde hace
1 año que comparten esa oficina y nunca le saca
la vista de encima. Cada diez minutos él sabe que
lo mira. Pero no le habla, nunca le habla.
La oficina es chiquita, y además del olor, tiene
una ventanita mínima que da al pulmón del edificio,
no entra ni siquiera luz, pero así y todo
Elizalde no tendría que estar ahí. Ese pedacito de
mierda tendría que haber sido sólo de él.
Hace un año, todos los días piensa lo mismo, y se
cuestiona su pensamiento.
Después de todo Elizalde no tuvo nada que ver,
no podía decidir. Pero él sigue pensando que
podría haber dicho algo.
Justo cuando termina de tomar el último sorbo
del mate cocido, escucha a Elizalde que le habla;
le habla a él!, se da vuelta y como por la sorpresa
no entendió lo que le dijo, le larga un tartamudeante
“qué me decías?”; el muy hijo de puta de
Elizalde lo mira (como siempre) y le dice “le voy a
decir al supervisor que quiero la oficina para mí
sólo, tengo muchas carpetas y vos me estorbás”.
Entonces él lo mira a Elizalde, deja la taza, abre
el primer cajón, saca el 38, y esta vez es él que lo
mira fijo a Elizalde y le pega un tiro justo en el
medio de los ojos, esos que hace un año lo miran.
Gloria Haydeé Meca