Cocina llena, corazón contento

¿QUÉ HACEMOS LOS SÁBADOS?
Mientras mamá, mi hermanita Pati y yo seguimos
en cama, la casa comienza a llenarse del olor característico
de los sábados: el desayuno favorito del
fortachón de la casa, papá. Él nos llama a la mesa y
desayunamos juntos, sin prisa. El sábado es mi día
favorito sin lugar a dudas, todos dormimos más,
bueno, la Abu no, ella madruga siempre. Lo más hermoso
es que nadie dice: “¡Jhonas vas a llegar tarde al
colegio, vístete, lávate la cara!”, se respira tranquilidad
y todos tenemos más tiempo para desayunar y
conversar en familia.
Después de lavar los utensilios del desayuno, nos
alistamos para ir al mercado del barrio. Mamá siempre
lleva un papelito amarillo y su bolso, papá toma
de la mano a Pati y yo me encargo de llevar tres bolsas
de tela que se van llenando conforme vamos visitando
a nuestras caseritas y caseritos. Realmente la mañana
del sábado es importante y agradable, todos somos
indispensables, ¿Se imaginan ir al mercado sin bolsas
de tela?
El pasado sábado fue diferente. Hicimos todo como
de costumbre pero cuando llegamos a la puerta prin-
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