Edicion 24 de marzo 2020
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Diario Co Latino
Opinión
Martes
24 de marzo de 2020 11
Vanda Pignato
El tremendo impacto mundial
de esta pandemia que nos
azota debería llevarnos a re-
rriendo
como personas y como sociedad
desde la llegada del COVID-19 a
nuestras vidas.
La realidad de hoy, con las medidas
coronavirus, nos obliga a cambiar nues-
-
do
a equivocarnos, que ya nada es igual
la pandemia.
No solo en El Salvador, sino también
en todo el mundo, vivíamos hasta ayer
una situación de completa apatía en tor-
mente
en lo que respecta a los adultos
mayores.
Nos habíamos olvidado por comple-
-
-
ra
la utilización del celular —de internet
relacionamiento.
azotando al planeta, lo que vale es la solidaridad,
estar presente día a día en lo
que pasa en nuestro país y en el mundo.
Es tremendamente triste ver la escenas
que nos muestran que en un solo día
en Italia. Y al mismo tiempo que el miedo
y la necesidad de cuidarnos nos obli-
rente,
comenzamos a ver actitudes que
ya habíamos olvidado que nos hablan de
vida de los pueblos: la solidaridad.
Vivir en tiempos de COVID-19 es es-
gica,
una guerra que, como tantas otras,
-
población que vive en las calles y, particularmente,
los adultos mayores. También
me preocupa muchísimo quienes
viven en las calles, las vendedoras ambulantes
y la empleadas domésticas.
Es momento de detenernos y re-
cer
para colaborar en esta guerra,
desde ayudar a nuestros hijos a que
entiendan el espíritu de la solidaridad
y vean con sus propios ojos lo
que es una pandemia, a cómo debemos
cuidarnos y cuidar de las personas
estamos aprendiendo a cuidar la naturaleza
Es momento para que en los hogares
salvadoreños hablemos de cómo ayudarnos
a convivir y aprovechar este tiempo
en cuarentena para hacer de nuestras vi-
haya pasado la pandemia y continuar
como si nada hubiera ocurrido.
Si rescatamos la solidaridad como vínculo
mayor de las relaciones, también
podemos aprovechar la coyuntura para
rescatar otros valores que la sociedad de
consumo ha dejado de lado.
Por ejemplo, podemos hablar de la
historia del país con nuestros hijos, no
la historia como una ciencia. La historia
que nos ha marcado como personas,
costó, en la importancia de la vigencia
plena de los derechos humanos, en las
para salir de la pobreza, para ser solidarios
con los que padecen, para construir
un nuevo El Salvador sin peleas, sin en-
Esta crisis es oportunidad. Esta crisis
—como enseña la tragedia griega— nos
dice que ya nada puede ser igual si queremos
un mundo justo, un planeta resguardado,
un mundo sin discriminaciones,
partiendo de la cuestión de género.
nadie se salva solo, que el individualismo
no cuenta, que es un enemigo en momentos
de crisis.
También es necesario pensar en la salud
mental de nuestra población. Prime-
duamente
en la contención de esta pan-
meros
y trabajadoras de la salud y en sus
Una preocupación personal que no
puedo dejar de señalar es que en circunstancias
tan complejas, de cuarentena,
con miedos que se apoderan de nosotros,
se incrementen los casos de vio-
Dios que no ocurra, porque esta violen-
muertes que la pandemia.
A la vez, la salud mental de la población
puede ser tratada con esparcimien-
nisterio
de Cultura y los artistas en general
podrían montar un proyectos para
que en nuestras casas se pueda aprender
mocracia
de El Salvador.
Sería muy oportuno y valioso que hubiera
artistas que se dediquen a contar
genes
artísticas, a través de las redes que
tanta penetración tienen y canales de televisión.
Y también es una oportunidad para
que esencialmente las madres, pero también
los padres, enseñen a sus hijos varones
a realizar las tareas domésticas,
históricamente destinadas solo a la mujer.
También es importante que las parejas
hagan una división, de verdad, del
trabajo doméstico para no sobrecargar a
las mujeres.
Contamos con muchas herramientas
para utilizar en estos momentos críticos
que pueden ayudar a hacer de nosotros/
as mejores personas, así contribuir para
que en esta guerra haya menos muertos
y menos personas que después que todo
haya pasado, queden solos, sin nadie.
Si rescatamos la
solidaridad como vínculo
mayor de las relaciones,
también podemos
aprovechar la coyuntura
para rescatar otros
valores que la sociedad
de consumo
ha dejado de lado.