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Alegraos Peques
Éxodo
y Números
Moisés fue el elegido para liberar al Pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Tras cruzar
milagrosamente el Mar Rojo, se encontraron a salvo en el desierto. Emprendieron la marcha hacia la
Tierra Prometida por Dios, en la que se establecerían y vivirían prósperamente. 40 días era lo que iban
a tardar en este arduo paso del desierto, pero ante la dureza de corazón de los israelitas y su falta de
fidelidad continua, estos 40 días se convirtieron, por castigo de Yavhé, en 40 largos años, de los que
vamos a resaltar algunos sucesos:
Entrega de los 10 Mandamientos. Lo más importante que va a pasar es la Alianza que
Dios hace con el Pueblo de Israel a través de Moisés: Dios se comprometía a hacer a
los israelitas su Pueblo, el elegido entre todos los pueblos, a quien protegería. Israel
se comprometía a cambio a cumplir los diez mandamientos que Moisés acaba de
recibir en unas tablas de piedra en el monte Sinaí. Estos mandamientos coinciden con
los que seguimos teniendo hoy en día.
El Becerro de oro. Moisés volvió al monte a rezar. El pueblo, viendo que Moisés tardaba mucho
en regresar, pidió a su hermano Aarón que les construyera un ídolo para presidirles (lo que suponía,
obviamente, un gran pecado, de rechazo a Dios). Todos entregaron a Aarón las joyas que poseían, y él
las fundió e hizo un becerro de oro.
Todos le ofrecieron sacrificios al
ídolo, y le honraron con bailes.
Cuando Moisés bajó de la
montaña y se encontró este
espectáculo, se enfadó tanto que
rompió las Tablas de la Ley. Mandó
destruir el becerro, reducirlo a
polvo, y mezclándolo con agua hizo
que lo bebiera toda la gente, como
penitencia de su pecado. Puesto que
el Pueblo estaba arrepentido,
Moisés volvió a subir al Monte para
recibir de nuevo las Tablas.
Por Sofía Madrid (13 años, Paracuellos de Jarama)