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Consultorio
¿Da igual ser católico,
protestante, musulmán, budista
o de cualquier otra religión?
Por P. Juan Miguel Corral Cano
Esta es una pregunta que puede suscitarse en la mente de muchas
personas de hoy. Sobre todo si tenemos en cuenta que vivimos en una
sociedad que promueve activamente el pluralismo religioso.
O
sea, que ve como un bien
el que haya diferentes
religiones y cada cual
practique la suya, siempre y cuando
lo hagan de manera absolutamente
privada y ello no afecte de ningún
modo a los otros ámbitos de su vida:
ni sus amistades, ni su trabajo, ni sus
responsabilidades cívicas, ni incluso
sus relaciones familiares.
Esa manera de concebir la religión
la considera algo que es en realidad
irrelevante. A lo sumo como un
medio para sentirse bien con uno
mismo, para relajarse o “sentir
paz”. O también como parte de
las tradiciones y el folclore de un
pueblo, junto con los bailes y festejos
populares. En el fondo, como un
reducto del pasado que puede ser
tolerado en algunos, a los que les
guste o les haga sentir bien, siempre
dentro del ámbito estrictamente
privado. A lo sumo, se puede aceptar
alguna manifestación popular de vez
en cuando, como algo marginal.
Pero de ninguna manera se aceptaría
que esa religión tuviera algo que
decir en la vida real de las personas,
en su día a día. Que implicara un
verdadero compromiso de vida y
guiase las decisiones fundamentales
de las personas y las sociedades. Las
cosas importantes se rigen por otros
criterios, la religión no tiene nada
que decir en ellas, según esta manera
de concebirla.
Parece claro que, si partimos
de una concepción como esta, la
respuesta lógica a la pregunta sobre
si da igual practicar una religión u
otra, sería algo así como lo siguiente:
“Sí, da igual, usa la que te haga sentir
mejor, coge de cada una lo que más te
guste, o simplemente ignóralas todas”. Esa
manera de practicar la religiosidad (o
más bien la “espiritualidad”, que es
la palabra que se usa comúnmente)
suele describirse con la imagen del
supermercado: de la misma manera
que en un supermercado encuentro
diferentes productos, marcas,
sabores, etc., y elijo lo que me gusta
de cada estantería, yo también
podría ir echando un vistazo a las
diferentes religiones y escoger de
cada una lo que me llame la atención,
combinándolas según mi criterio. Es
lo que suele llamarse “espiritualidad
de la Nueva Era o New Age”.
En este sistema cabe perfectamente
una persona que, por ejemplo,
practique meditación budista por la
mañana y asista a clases de yoga por
la tarde. Luego, también guarda el
Ramadán porque “su actual pareja”
es de religión musulmana, y además
porque el ayuno intermitente
es muy bueno para conseguir una
buena figura. Por otro lado, querría
ser madrina en el bautizo de su sobrino
y además todos los años asiste
a la procesión del santo patrono de
su pueblo porque su padre la hizo
congregante de niña. Y cuando sale
Alegraos - 3