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Alegraos 18 LA VERDAD

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Reivindicación de Poncio Pilato

Por Jorge González Guadalix, pbro.

Firma invitada

Les digo que casi que estoy

por lanzar una recogida de

firmas en change.org o similar,

porque el pobre Poncio Pilato ha

sido denostado, ridiculizado, puesto

en un brete y de paso en solfa como

ejemplo de falta de compromiso, relativismo,

comodidad y ahí me las den

todas. Pero hete aquí que al final vamos

a tener que darle la razón.

Lo primero, en lo de la relatividad

de la verdad relativa del relativismo

actual. Su conocidísima frase “¿y qué es la

verdad?”, antaño compendio de todas las

maldades, los modernismos y la sinrazón

relativista del relativismo relativo de hoy,

hogaño ha devenido en ser la madre de

todas las verdades, clave de principios de

inmutabilidad mutable y guía y criterio

de un modus vivendi consistente en que

todo vale y por qué no. Parece (ironía

on) que eso de buscar la verdad, a ser

posible con mayúscula, Verdad, tan

agustiniano, tan cristiano, tanto que

Cristo es la Verdad, en realidad no era

más que ideología opresora, contraria

a la libertad de pensamiento, represora

de la personal conciencia e inducción al

infantilismo espiritual (ironía off). Lo

que hoy se lleva es que cada uno tiene

su verdad, que nadie tiene por qué vivir

al dictado de nada ni nadie, aunque

el nadie sea el Alguien definitivo.

Todo depende. Por ejemplo, antes

era de todos sabido que una de las

condiciones para acercarse a recibir

la comunión sacramental era estar en

estado de gracia. Pero vete a saber qué

es es gracia, qué es pecado, si existe el

pecado mortal, si eso depende y que

lo importante es querernos entendido

por cada cual a su modo. También era

condición saber qué se recibe, y que

el pan que uno comulga es el mismo

Cristo. Pero era antes. Cardenales dicen

que, aunque no se crea no pasa nada. Lo

van a debatir y decidir los obispos

alemanes. Uno se pregunta si en estas

cosas no sería mejor una decisión de la

Iglesia universal, pero por lo visto eso

vuelve a ser encorsetar la vida de cada

cual, aunque se acabe en taifas, que a

lo mejor es lo que necesitamos. O de

todos era sabido y doctrina unánime

de veinte siglos que la genitalidad solo

era posible dentro del matrimonio

católico y con sus limitaciones. Sabido,

y requetesabido, por ejemplo, que vivir

arrejuntados y no digamos en adulterio

era pecado mortal, y que las relaciones

físicas homosexuales suponían un

desorden grave.

Pero era antes. De hecho, dos

cardenales llevamos, nada menos que

cardenales de la santa madre Iglesia,

que no solo no están de acuerdo, sino

que hasta proponen que se bendigan

esas situaciones. Es decir, bendecir

que dos señores o dos señoras hayan

decidido hacer lo que antes era una

barbaridad. Eso. Antes. Pues eso, que

vaya usted a saber lo que es la verdad,

porque depende de la geografía o

de la particularísima visión de cada

cual. La eucaristía antes necesitaba de

un ministro válidamente ordenado.

Pero era antes. Leía el otro día que

en un lugar de culto supuestamente

católico de Madrid “La misa dominical,

importante momento celebrativo y, sobre todo,

de encuentro. Habitualmente presidida por

alguno de los sacerdotes de la comunidad, pero

también en ocasiones por otro miembro de la

misma, religioso o seglar, mujer u hombre”.

Me queda comentar lo de lavarse las

manos. Pero ya se pueden hacer idea.

Si esto pasa, es por exceso de lavatorio

en un condescendiente “cada cual

sabrá”. La gente pregunta, y lo que no

puede ser es que se encuentren con la

respuesta de que “bueno, no todo es tan

sencillo, hay que ver circunstancias, lo

importante es la acogida pastoral”. Yo,

sintiéndolo mucho, sigo argumentando

con el Catecismo de la Iglesia, lo cual es

prueba evidente de colmillo retorcido,

maldad intrínseca, deseo de jorobar al

personal y pocas ganas de broma. El

lavatorio, para la misa.

Artículo publicado en Infocatólica el 08 de mayo

de 2018, por el P. Jorge González Guadalix.

Sacerdote diocesano de Madrid.

Se presenta y se define como

cura. Licenciado en teología

pastoral, lleva más de treinta

años ejerciendo su ministerio

en parroquias de la diócesis,

algunos de ellos como párroco

rural. Arcipreste varias veces, ha pertenecido por

dos legislaturas al consejo presbiteral de Madrid y

al consejo diocesano de pastoral. Como añadido

a su labor de párroco ha hecho un poco de todo:

coordinador de pastoral de un colegio de más de

dos mil alumnos, director espiritual de un gran

colegio mayor, profesor de religión, profesor

de teología pastoral... internauta y bloguero por

libre en Infocatólica.

Si quieren ponerse en contacto con él:

parroquialaserna@archimadrid.es

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