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Reivindicación de Poncio Pilato
Por Jorge González Guadalix, pbro.
Firma invitada
Les digo que casi que estoy
por lanzar una recogida de
firmas en change.org o similar,
porque el pobre Poncio Pilato ha
sido denostado, ridiculizado, puesto
en un brete y de paso en solfa como
ejemplo de falta de compromiso, relativismo,
comodidad y ahí me las den
todas. Pero hete aquí que al final vamos
a tener que darle la razón.
Lo primero, en lo de la relatividad
de la verdad relativa del relativismo
actual. Su conocidísima frase “¿y qué es la
verdad?”, antaño compendio de todas las
maldades, los modernismos y la sinrazón
relativista del relativismo relativo de hoy,
hogaño ha devenido en ser la madre de
todas las verdades, clave de principios de
inmutabilidad mutable y guía y criterio
de un modus vivendi consistente en que
todo vale y por qué no. Parece (ironía
on) que eso de buscar la verdad, a ser
posible con mayúscula, Verdad, tan
agustiniano, tan cristiano, tanto que
Cristo es la Verdad, en realidad no era
más que ideología opresora, contraria
a la libertad de pensamiento, represora
de la personal conciencia e inducción al
infantilismo espiritual (ironía off). Lo
que hoy se lleva es que cada uno tiene
su verdad, que nadie tiene por qué vivir
al dictado de nada ni nadie, aunque
el nadie sea el Alguien definitivo.
Todo depende. Por ejemplo, antes
era de todos sabido que una de las
condiciones para acercarse a recibir
la comunión sacramental era estar en
estado de gracia. Pero vete a saber qué
es es gracia, qué es pecado, si existe el
pecado mortal, si eso depende y que
lo importante es querernos entendido
por cada cual a su modo. También era
condición saber qué se recibe, y que
el pan que uno comulga es el mismo
Cristo. Pero era antes. Cardenales dicen
que, aunque no se crea no pasa nada. Lo
van a debatir y decidir los obispos
alemanes. Uno se pregunta si en estas
cosas no sería mejor una decisión de la
Iglesia universal, pero por lo visto eso
vuelve a ser encorsetar la vida de cada
cual, aunque se acabe en taifas, que a
lo mejor es lo que necesitamos. O de
todos era sabido y doctrina unánime
de veinte siglos que la genitalidad solo
era posible dentro del matrimonio
católico y con sus limitaciones. Sabido,
y requetesabido, por ejemplo, que vivir
arrejuntados y no digamos en adulterio
era pecado mortal, y que las relaciones
físicas homosexuales suponían un
desorden grave.
Pero era antes. De hecho, dos
cardenales llevamos, nada menos que
cardenales de la santa madre Iglesia,
que no solo no están de acuerdo, sino
que hasta proponen que se bendigan
esas situaciones. Es decir, bendecir
que dos señores o dos señoras hayan
decidido hacer lo que antes era una
barbaridad. Eso. Antes. Pues eso, que
vaya usted a saber lo que es la verdad,
porque depende de la geografía o
de la particularísima visión de cada
cual. La eucaristía antes necesitaba de
un ministro válidamente ordenado.
Pero era antes. Leía el otro día que
en un lugar de culto supuestamente
católico de Madrid “La misa dominical,
importante momento celebrativo y, sobre todo,
de encuentro. Habitualmente presidida por
alguno de los sacerdotes de la comunidad, pero
también en ocasiones por otro miembro de la
misma, religioso o seglar, mujer u hombre”.
Me queda comentar lo de lavarse las
manos. Pero ya se pueden hacer idea.
Si esto pasa, es por exceso de lavatorio
en un condescendiente “cada cual
sabrá”. La gente pregunta, y lo que no
puede ser es que se encuentren con la
respuesta de que “bueno, no todo es tan
sencillo, hay que ver circunstancias, lo
importante es la acogida pastoral”. Yo,
sintiéndolo mucho, sigo argumentando
con el Catecismo de la Iglesia, lo cual es
prueba evidente de colmillo retorcido,
maldad intrínseca, deseo de jorobar al
personal y pocas ganas de broma. El
lavatorio, para la misa.
Artículo publicado en Infocatólica el 08 de mayo
de 2018, por el P. Jorge González Guadalix.
Sacerdote diocesano de Madrid.
Se presenta y se define como
cura. Licenciado en teología
pastoral, lleva más de treinta
años ejerciendo su ministerio
en parroquias de la diócesis,
algunos de ellos como párroco
rural. Arcipreste varias veces, ha pertenecido por
dos legislaturas al consejo presbiteral de Madrid y
al consejo diocesano de pastoral. Como añadido
a su labor de párroco ha hecho un poco de todo:
coordinador de pastoral de un colegio de más de
dos mil alumnos, director espiritual de un gran
colegio mayor, profesor de religión, profesor
de teología pastoral... internauta y bloguero por
libre en Infocatólica.
Si quieren ponerse en contacto con él:
parroquialaserna@archimadrid.es
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