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Edicion 20200713

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14 Página SIETE Lu n e s 13 de julio de 2020<br />

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o p i n i o n @ p a g i n a s i e te . b o Opinión<br />

w w w. f a c e b o o k . c o m / p a g i n a s i e te @ p a g i n a _ s i e te<br />

Diego Ayo y G. J. Andrés Uzín P.<br />

Frase celebre<br />

“Estamos en la tierra para ayudar a otros; para qué están los otros<br />

en la tierra, no lo sé”. W. H. Auden, poeta y ensayista británico (1907-1973)<br />

El Covid, los apuraditos electorales y el riesgo<br />

Nos hemos enfermado.<br />

¿De qué? Por favor no<br />

respondan que esta enfermedad<br />

se llama coronavirus.<br />

No es cierto, no se llama<br />

así. Se llama “alguito más”. ¿Qué?<br />

Conviene echar un vistazo a los furibundos<br />

electoralistas/septembristas<br />

que vienen ganando. Con<br />

aíre pomposo ven que la casa se incendia,<br />

los dueños del hogar corren<br />

el riesgo de morir achicharrados<br />

y, lo que es peor, no hay mangueras<br />

para apagar el incendio, pero<br />

se parapetan firmes con una papeleta<br />

en la mano y se van a votar a<br />

la casa de al lado, en su glorioso 6<br />

de septiembre.<br />

Votan, felices, convencidos de<br />

que quienes estamos un tantito<br />

más preocupados del fuego, militamos<br />

en filas jeaninistas/gubernamentales.<br />

He ahí el principio<br />

de esta enfermedad: “si no podemos<br />

votar en septiembre, entonces<br />

eres militante pro-gubernamental”.<br />

Ufa. Inquieta esta actitud<br />

tan propiamente masista:<br />

¡nos hemos vuelto masistas todos!,<br />

convencidos de que el rival<br />

piensa en clave petisamente-partidaria.<br />

¿Verdad? Ojalá, ojalá fuese<br />

un problema de fidelidad con<br />

la Presidenta, el ministro y su tía<br />

Paquita. Ojalá, pero no lo es.<br />

No lo es. Hace semanas sabemos<br />

que el conteo de enfermos y<br />

fallecidos en Beni y Santa Cruz<br />

dista mucho de ser preciso. Entonces,<br />

¿cuál es el dato fidedigno?<br />

Ni idea, no lo sabemos mis<br />

apresurados votadores. No lo sabemos:<br />

el Cenetrop de Santa<br />

Cruz colapsó durante la tercera<br />

semana de mayo y a pesar de que<br />

en ese momento Beni alcanzaba<br />

los 154 contagios diarios, hoy, al<br />

final de junio, no supera siquiera<br />

los 200 contagios diarios. Se sabe<br />

que el crecimiento de enfermos<br />

de esta enfermedad es exponencial,<br />

si se sabe, pero no se mide.<br />

No da el cuero, mis amigos<br />

e l e c t o ra l i s t a s .<br />

Por tanto, ¿cuál es el cálculo<br />

verdadero? El 31 de mayo Beni<br />

contaba con 1.809 enfermos registrados.<br />

¿Grave? Seguro, pero<br />

ínfimo. Lo relevante es saber que<br />

el número de casos ¡tendía a duplicarse<br />

cada 10 días! ¿Qué significa<br />

ello? Pues que al 30 de junio<br />

deberían haberse registrado<br />

¡14.472 casos! ¿Se entiende? 14.472<br />

casos y no los 4.119 casos registrados.<br />

¿Qué significa eso? Las cifras<br />

oficiales habrían registrado tan<br />

sólo ¡el 28,5%! de los enfermos.<br />

¿Nos damos cuenta de lo que eso<br />

significa? Pues que el 71,5% de los<br />

casos no se estarían registrando.<br />

¿Quéee? Sí, señor, el subregistro<br />

sería de ¡¡10.353 casos!!<br />

En Santa Cruz, la situación no<br />

es diferente, aunque las proporciones<br />

son ciertamente mayores.<br />

¿Qué sucedió en este departamento?<br />

A pesar de haber registrado<br />

un número diario de contagios<br />

de 600 casos a fines de mayo,<br />

a fines de junio, la situación<br />

fue la misma: durante todo el<br />

mes de junio no superó los 678<br />

casos diarios alcanzados. Pero,<br />

¿puede ser real una cifra que permanece<br />

estática?<br />

Hasta el 31 de mayo, Santa<br />

Cruz contaba con 6.711 enfermos<br />

registrados. ¿Difícil? Sin dudas,<br />

pero lo más difícil es tomar en<br />

cuenta el ritmo de duplicación<br />

de casos cada 10 días. ¿Qué significa<br />

eso? Pues que, para el 30 de<br />

junio, debieron haberse registrado<br />

53.688 contagios y no los<br />

18.881 contagios oficiales existentes.<br />

Las cifras oficiales sólo<br />

habrían registrado ¡el 35,17% de<br />

los casos de contagio! El subregistro,<br />

que no es sino la invisibilización<br />

de los pacientes afectados<br />

por el Covid, sería de alrededor<br />

¡¡de 46.977 enfermos!!<br />

Lo peor es que el promedio de<br />

contagios en Beni es de 43 por cada<br />

100 mil habitantes. ¿Mucho/poco?<br />

Quede constancia de<br />

que Santa Cruz está en 10, Tarija<br />

en poco menos de dos, La Paz es<br />

de 2,7 o Pando es 12. Ya sabemos<br />

que Beni y Santa Cruz están muy<br />

por encima de estas cifras oficiales.<br />

Pero, Francia está en 44. Bueno,<br />

pero es Francia, con hospitales,<br />

clínicas y doctores. ¿Qué podemos<br />

suponer entonces? Que<br />

estamos mal. La suma total es de<br />

57.330 enfermos no registrados.<br />

¿Podemos estar seguros? Por supuesto,<br />

que no, pero sí podemos<br />

estar seguros de que las reflexiones<br />

(oligofrénicamente) irónicas<br />

–“el Gobierno dice que justo<br />

el 6 de septiembre vamos a tener<br />

más pacientes con Covid”-,<br />

agresivas (sub-normalmente<br />

agresivas) –“hay que ir a votar, lo<br />

que quieren es prolongarse para<br />

beneficiar a la presidenta<br />

A ñ e z”– o simplemente realistas<br />

–“en septiembre podemos estar<br />

peor, mejor votamos”–, merecen<br />

c u e s t i o n a r s e.<br />

Aun si vamos a votar en esa fecha,<br />

debemos dar señales adecuadas<br />

y disminuir la belicosidad<br />

tan poco inteligente. ¿No<br />

nos damos cuenta de lo que tenemos<br />

enfrente? Una cifra que va a<br />

seguir subiendo. Una cifra que<br />

puede rebasar fácilmente los 100<br />

mil o 150 mil bolivianos infectados.<br />

¿Y así vamos a ir a votar? No<br />

hay pues duda: el enemigo no es<br />

el Covid. Vaya que lo no es.<br />

Diego Ayo es doctor en Ciencias<br />

Políticas; G. J. Andrés Uzín P.<br />

es ingeniero industrial, máster en<br />

estudios del desarrollo –especialista<br />

en políticas públicas.<br />

Marcelo Zabalaga Estrada<br />

El diferimiento y la trampa de los intereses<br />

Una de las medidas aparentemente<br />

más beneficiosas<br />

de los poderes<br />

Ejecutivo y Legislativo,<br />

al comienzo de la pandemia y de<br />

las sucesivas cuarentenas, fue<br />

aprobar y promulgar el 1 de abril<br />

pasado una ley (No. 1294) de diferimiento<br />

de pagos de créditos y reducción<br />

temporal del pago de servicios<br />

básicos.<br />

En el primer artículo se señala<br />

que las entidades de intermediación<br />

financieras deberán realizar<br />

el diferimiento automático<br />

del pago de las amortizaciones<br />

de crédito a capital e intereses, y<br />

otro tipo de gravámenes del sistema<br />

crediticio nacional, por el<br />

tiempo que dure la declaratoria<br />

de emergencia por la pandemia<br />

del coronavirus (Covid-19),<br />

otorgando un lapso máximo de<br />

hasta seis (6) meses posteriores<br />

al levantamiento de la declaración<br />

de emergencia.<br />

Sin embargo, el DS 4206, de la<br />

misma fecha, introdujo dos elementos<br />

que provocaron ruido<br />

por meses: el primero fue mencionar<br />

que las cuotas a ser diferidas<br />

serían las de marzo, abril y<br />

mayo de este año, como si la declaratoria<br />

de emergencia fuera a<br />

durar sólo hasta al 30 de mayo<br />

pasado, lo que no ha sucedido; el<br />

segundo, dar seis meses, a partir<br />

del 30 de mayo (o sea hasta fines<br />

de noviembre), para que los<br />

prestatarios convengan con sus<br />

entidades financieras los términos<br />

para el pago de las cuotas diferidas,<br />

aspecto que se está considerando<br />

desplazar hasta fines<br />

de diciembre.<br />

Esto querría decir, aparentemente,<br />

que desde este mes de julio<br />

se deberían pagar las cuotas<br />

no diferidas y hasta fin de año los<br />

prestatarios convendrían con<br />

sus entidades, cómo y cuando<br />

pagarán las cuotas diferidas de<br />

marzo, abril y mayo.<br />

En fin, a pesar del trabalenguas<br />

financiero a que han dado<br />

lugar estas normas y las de la propia<br />

ASFI, lo que no se ha explicado<br />

públicamente es que el diferimiento<br />

es una trampa financiera<br />

para los prestatarios.<br />

¿En qué consiste la trampa?<br />

Sencillamente por el hecho de<br />

que el diferimiento no suspende<br />

ni congela el tiempo, es decir,<br />

que los intereses del principal<br />

(del saldo de la deuda) siguen<br />

corriendo y esto provoca que la<br />

deuda original, a la fecha de prórroga<br />

sigue debitando intereses<br />

a favor de las entidades financiera<br />

s .<br />

Esto provocará que las tres<br />

cuotas diferidas podrían generar<br />

tantos intereses, luego de los<br />

nueve meses de diferimiento<br />

(tres cuotas diferidas más seis<br />

meses de negociación entre partes)<br />

que el deudor acabaría pagando<br />

varias cuotas que irán a<br />

cubrir sólo los intereses, quedando<br />

el prestatario más endeudado<br />

que al comienzo. ¿Por qué<br />

no se quiere explicar abiertamente<br />

a los deudores esta situac<br />

i ó n?<br />

Y lo peor es que luego de la pandemia<br />

o sus medidas de cuarentena,<br />

nadie garantiza que todos<br />

los deudores estaremos igual o<br />

mejor que el mes de marzo. Seguramente<br />

estaremos peor por la<br />

paralización de la economía,<br />

además que muchos habremos<br />

perdido el empleo, el ingreso o<br />

cerrado nuestros negocios. Fruto<br />

de esta situación, las entidades<br />

financieras están aumentando<br />

sus previsiones contra incobrables<br />

y todos nosotros estamos<br />

muy temerosos por lo que<br />

pueda pasar al momento de “ne -<br />

go c i a r ”con las entidades financieras<br />

(bancos, cooperativas, entidades<br />

de vivienda y otros), pudiendo<br />

darse el caso de que, incluso,<br />

los deudores, hasta ahora<br />

mal informados, generen reacciones<br />

legítimas en contra del<br />

Gobierno y las entidades financieras,<br />

incluyendo ASFI.<br />

¿Había otra salida?<br />

Más de una, claro, pero sólo<br />

mencionaremos una de ellas, la<br />

más eficiente: ésta podía haber<br />

consistido en congelar los intereses<br />

de las cuotas a ser diferidas<br />

(marzo, abril y mayo), de manera<br />

que cada cuota no pagada no genere<br />

más intereses, aceptando<br />

una contabilidad transitoria como<br />

si esas cuotas hubieran sido<br />

pagadas para no incrementar<br />

con intereses las siguientes cuotas<br />

a ser pagadas.<br />

Es evidente que esta decisión<br />

pudo ser tomada considerando<br />

la situación de los sectores y la<br />

población más afectada, entre<br />

los que se cuenta a los desocupados<br />

o despedidos y sectores no<br />

habilitados en la reactivación y<br />

o t ro s .<br />

El costo de esta decisión puede<br />

ser pagado a través de las facilidades<br />

que se han ido otorgando<br />

al sistema financiero (programas<br />

de soporte a la liquidez del sistema<br />

entre otros), como ser la recompra<br />

de títulos de las AFPs para<br />

que esa liquidez se reoriente al<br />

sistema financiero, o con parte<br />

de los recursos del Programa de<br />

Reactivación y, por último, con<br />

la liberación de parte del encaje<br />

legal de 4.000 millones de bolivianos,<br />

que se prevé de parte del<br />

Banco Central de Bolivia.<br />

Seguir ignorando esta situación<br />

es tan peligroso como la estrategia<br />

del avestruz, que oculta<br />

la cabeza en un agujero cuando<br />

se avecina el peligro.<br />

Marcelo Zabalaga Estrada fue presidente<br />

del Banco Central de Bolivia.

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