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Edicion 18 de junio 2020

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EL PAÍS

QUE VIENE.

TERcERA PARTE:

IR dEl oRdEN EcoNóMIco

Al oRdEN NATURAl.

EL PORTAL DE LA ACADEMIA

SALVADOREÑA DE LA LEnGUA.

Por: Eduardo Badía Serra,

Director de la Academia Salvadoreña

de la Lengua.

El enunciado necesario en esta situación signada

por la pandemia, es el de una vez vencida esta, cosa

que desde luego no sólo es muy poco probable sino

-

estarán diseñando esta nueva etapa, reunidos en

mullidos gabinetes, iluminados ambientes y confortables

condiciones. Pronto, los economistas, los

grandes intereses geopolíticos y económicos del

mundo, nos darán la receta de esta “nueva normalidad”,

esto es, una nueva “receta de Rabí”. Quisiera

contar ese cuento, aunque sea muy brevemente:

El campesino, agobiado por las múltiples enfermedades

de sus ovejas, acude cada vez al Gran Rabino

en busca de consejo; el Rabino pone en práctica

tales y cuales remedios por él descubiertos, pero el

campesino, después de aplicarlos vuelve cada vez

más desconsolado, a lo cual el Rabino responde,

raudo, con una nueva receta, un nuevo remedio,

llega y le dice:

- Rabí, Rabí, cada día he venido ante Usted

para que me dé el remedio para curar mis ovejas,

pero cada día se me han muerto más. Y ayer, que he

venido a recoger su último consejo, lo he aplicado

y se me han muerto todas las que me quedaban.

¡Ahora ya no tengo más!

A lo que contesta el Gran Rabí:

- Hombre, ¡Qué lástima! ¡Y yo que había

descubierto muchos más remedios para darte!

siempre, bajo los intereses de siempre, anticipando

ya lo que será la “nueva normalidad”; porque

que recetan remedios. Lo que tenemos ya muy

poco son ovejas, y si persistimos en esa inexplicable

aporía de seguir escuchándoles, esas pocas se

terminarán y entonces nuestros Rabí no tendrán

donde aplicar más sus remedios.

Ejemplos sobran: En la década de 1961 a 1970, la

receta fue el desarrollo de la infraestructura y del

industrialismo como base para el despegue eco-

estratos de población: Desarrollismo económico o

Teoría de la Difusión, se le llamó al medicamento.

¿Qué ocurrió? La pobreza y la miseria aumentaron,

y las condiciones de vida no cambiaron, a grado

tal que los promotores del programa aceptaron

públicamente su fracaso a comienzos de la década

del ’70. En 1973, el entonces presidente del Banco

Mundial, Robert Mcnamara, lo reconoció expresamente,

y en 1975 saludó con el nuevo remedio

para corregir la situación: El desarrollo intensivo

de mano de obra sobre la base de las actividades

agrícolas con mucha participación local. A esto se

le llamó Programa de Autoayuda. Resultado: Fracaso

absoluto, la pobreza y la miseria siguieron en

aumento y las condiciones de vida de los grandes

estratos de población, en vez de mejorar, continuaron

empeorando, con el agravante de que ahora las

contradicciones sociales se agudizaron fuertemente.

Siguió el pastor de ovejas recurriendo al Rabí,

y este, desde su cómodo e iluminado gabinete, no

tuvo problema alguno para continuar diseñando

remedios en un interminable recetario que bien

hubiera asustado al mismo Galeno. Veamos, sólo

citando algunas de las nuevas recetas: El Estructuralismo

de la Cepal…….El Estatismo social……

El neoliberalismo…….

¿Qué sigue ahora? Dar un nuevo paso, ya lo he

puesto en las ideas: “¡Prioricemos al hombre sobre

las cosas! ¡Pongamos en orden los valores! ¡Pongamos

en orden las necesidades!”. ¿Una propuesta

utópica? “¡Esas propuestas que se dicen pragmáti-

lizables,

nos han llevado hasta donde estamos!”,

vadoreño.

Dejemos de escarbar en el cemento de

la perentoriedad y de la contingencia, dejemos de

retome su rumbo, que de todas maneras habrá de

hacerlo y entre más el hombre lo ignore, más dura

será su respuesta:

El hombre es espíritu, y el espíritu es el “Yo”; el

lo temporal y de lo eterno, de la libertad y de la

necesidad. El hombre es imperfecto mientras no

encuentre la síntesis de su “Yo”. La naturaleza es

lo único necesario que existe, recordando que lo

necesario es aquello que es como es y no puede ser

de otra manera. El hombre, en cambio, es contingencia

pura, es como es, pero puede haber sido de

otro modo, e incluso no haber sido. ¡Comprendamos

esto! Si no lo logramos comprender, no habrá

solución posible.

nuestro país se encuentra sumido en una crisis

permanente, ahora manifestada por la llegada de

una pandemia causada por un virus, a la que se

agrega una desagradable y bochornosa situación

de confrontación política. Salimos, teóricamente,

de una guerra, dentro de la cual sufrimos terremotos,

inundaciones, vendavales, ciclones, huracanes,

y no bien se hubo salido de ella, vino la nueva situación:

Un virus que desnuda nuestra pobre condición

y nos obliga, presas del miedo, a aislarnos

en el más penoso de los aislamientos físicos y sociales.

Hawking, Stephen Hawking, no cualquier

persona, ya había anunciado que la Tierra deberá

ser abandonada por el hombre antes que una nueva

y total guerra se desate como producto de algunas

mentes enfermas que saben gobernar a algunos

países, o como producto de la llegada de un nuevo

virus que no pudiera ser contenido. Hawking fue

premonitorio, como fue usual en él, se anticipó a

su tiempo, y le dijo al hombre que se preparara

tecnológicamente para desarrollar sistemas que lo

pudieran transportar a otros universos, a otras tierras

antes de que sucediera lo que adelantaba. Lo

dijo Hawking, y lo dijo con toda claridad, y con

toda seriedad. Yo pienso que estamos lejos de ello,

y hablo aquí de El Salvador. Creo que en este aquí

y ahora en que nos encontramos, lo que sigue es

dar ese nuevo paso que propongo. Una nueva ética,

una nueva revalorización de la ética, sobre la

base de dar un nuevo salto, del orden económico

al orden natural, y de este al socio-cultural, para lo

cual, la premisa mayor sería eso que he dicho, poner

en orden los valores y las prioridades, diseñar

esa “nueva normalidad”. ¿Quién habrá de hacerlo?

¡Aquí está el peligro! Si dejamos de nuevo que regresen

aquellos viejos Rabí con sus remedios de

recetario, surgidos en la opulencia de sus gabinetes,

la solución no llegará, y nosotros, pastores ya sin

ovejas, no podremos seguir enfrentando los mensajes

que nos ha estado enviando la naturaleza. Si

no queremos leer tales mensajes, dispongámonos a

“la naturaleza no tuerce nunca sus pasos”.

Creo que es hora de escuchar a los que saben, los

los sociólogos que conocen a sus sociedades y

las saben leer, psicólogos que orienten soluciones

para nuestra sanidad mental, ambientalistas que

pugnen por que la tierra se sostenga en el mejor

de sus estados naturales. Es la hora de las academias,

es la hora de las universidades, es la hora de

los colegios profesionales, es la hora, ¡cómo no!,

de las iglesias. Ellos deben hablar para diseñar los

nuevos planos estructurales de nuestros hombres,

sobre la base de la cultura y de la participación, de

la familia y de los roles, que son en ultimidad, los fines

del hombre. Luego habrán de llegar los medios,

esto es, la economía y la política. Eso sí, estos que

deben hablar ahora, deben hacerlo siguiendo aquello

que decía Marx en su 11 Tesis sobre Feuerbach: “Se

trata, no sólo de interpretar el mundo, sino más bien

de cambiarlo”.

Edición Especial | 18 de Julio de 2020 | 11

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