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PALABRAS,<br />
SILENCIO Y DISCURSO<br />
Por: DRA. LUCIVEL ÁVILA<br />
Especialista en Comunicación Social, Empresarial<br />
y Políticalucivel.avila@gmail.com / @slucivelavila<br />
zonaeste@listindiario.com.do<br />
Cómo funciona<br />
nuestro lenguaje<br />
gestual y de qué modo<br />
podemos utilizarlo<br />
En el mundo animal no tienen cabida las<br />
palabras, pero sí los sonidos, aunque estos<br />
forman parte de una minoría dentro<br />
del contexto global que sería el lenguaje<br />
expresivo. En la selva, son los olores, formas, texturas<br />
e imágenes los que se encargan de sustituir a las palabras.<br />
En la selva de asfalto sucede algo parecido y el<br />
lenguaje verbal no es más que una forma de expresión.<br />
Existe una forma de comunicación que es, más o menos,<br />
universal. En general, todo el mundo puede entender<br />
una sonrisa, una mueca de dolor o una expresión<br />
de temor en los ojos de la otra persona. Un niño<br />
que no domine el lenguaje entenderá perfectamente<br />
que, si le miramos con una sonrisa y actitud armónica,<br />
le estamos intentando decir que no pasa nada, somos<br />
amigos suyos y no deseamos hacerle daño. Por supuesto,<br />
también sabrá entender que nuestra seriedad<br />
y la mueca de las cejas, casi uniéndose en el entrecejo,<br />
reflejan el mal humor. Todo ello sin ni siquiera pronunciar<br />
una palabra. A medida que vamos creciendo,<br />
descubrimos cómo son los demás por lo que dicen y<br />
hacen, pero la gran escuela de la vida nos enseña, en<br />
primer lugar, el lenguaje de los gestos. Cuando no tenemos<br />
nociones idiomáticas, lo visual es mucho más fácil<br />
de comprender que una frase. De hecho, desde muy<br />
pequeños, entendemos el tono y la cadencia de la voz,<br />
pero no el significado de las palabras. A corta edad,<br />
el verbo puede interpretarse y matizarse gracias a la<br />
gestualización que lo acompaña. Son las expresiones<br />
faciales, especialmente las de los ojos y labios, las que<br />
nos dan más información. Curiosamente, el paso de<br />
los años produce, de forma casi irremediable, que perdamos<br />
buena parte de la noción del lenguaje gestual.<br />
A medida que sabemos hablar y dominamos un idioma,<br />
seguimos, de igual modo, haciendo caso a los gestos,<br />
pero pasan a un segundo plano. El verbo es el que<br />
domina las situaciones. Sin embargo, este engaña, o al<br />
menos puede hacerlo. A medida que crecemos, estudiamos<br />
y aprendemos a dominar y emplear correctamente<br />
el lenguaje oral, pero nadie, sólo la intuición, nos dice<br />
cómo funciona nuestro lenguaje gestual y de qué manera<br />
podemos utilizarlo. Seducimos con una mirada y,<br />
tal vez, una sonrisa a modo de invitación. Por ejemplo,<br />
a veces, con toda nuestra ilusión, adquirimos un regalo<br />
y, en el momento de entregarlo, lo que esperamos no es<br />
ver que dirá aquella persona, sino la cara que pone al<br />
dárselo. Es como si, de manera consciente, supiéramos<br />
que el rostro difícilmente nos engaña, pero las palabras<br />
sí pueden hacerlo. Cuando nuestro obsequio no es bien<br />
recibido, vemos un rasgo de contrariedad en la cara de<br />
la otra persona que, para no ofendernos, se esfuerza en<br />
ocultar y, casi tartamudeando, busca las palabras que<br />
contradigan aquello que ya sabemos: no le ha gustado<br />
el regalo. Es vital acercarnos al otro lenguaje, aquel que<br />
comunica, más claramente que el oral, lo que pensamos,<br />
deseamos, sentimos y creemos en realidad, es decir,<br />
nos muestra todo aquello que no siempre sabemos<br />
comunicar. Cada persona tiene una naturaleza que se<br />
forja con el paso de los años, de la educación que reciben<br />
y la sociedad en la que viven. Con todo ello se forma<br />
un carácter, una manera de ser, pensar y comportarse.<br />
Esta identidad es la que se manifiesta cada día mientras<br />
hablamos, pero, también, cuando no pronunciamos<br />
palabra alguna. Nuestra naturaleza es visible al andar,<br />
sentarnos, esperar para entrar en una reunión, cuando<br />
leemos y, por supuesto, cuando dormimos. Sólo es necesario<br />
prestar un poco de atención para descubrir mejor<br />
cómo son los que nos rodean, incluso cuando no los conocemos.<br />
En el reino animal, el elefante coloca sus orejas<br />
abiertamente para que veamos que está enfadado. Por su<br />
parte, los felinos las retiran y erizan el pelo de sus lomos.<br />
Nosotros, los humanos, también disponemos de nuestros<br />
gestos y un enfado puede manifestarse frunciendo el ceño,<br />
cruzando los brazos o mediante una expresión a través<br />
de los labios. La sumisión es otro gesto bastante claro y<br />
fácil de interpretar en la naturaleza. Un animal sumiso<br />
se desprotege y, cuando confía en otro, simplemente se<br />
tumba de espaldas mostrando su vulnerabilidad, sus órganos<br />
sexuales y todo su vientre. Aunque, cuando se trata<br />
de cuestiones jerárquicas, muchas veces todo consiste<br />
en algo tan simple como mostrar el respeto bajando la<br />
cabeza o apartando la mirada. En el ser humano, las<br />
cosas no son tan diferentes. Cuando estamos tumbados,<br />
nos protegemos de lo incierto adoptando una posición fetal.<br />
En cambio, cuando estamos tranquilos y confiados,<br />
dormimos boca arriba, con piernas y brazos separados.<br />
En el caso de estar sentados, usamos el cruce de piernas<br />
como elementos reductores de nuestra zona personal y<br />
como protección. Por el contrario, en momentos agradables<br />
y plácidos, separamos las piernas al sentarnos y<br />
gesticulamos abiertamente, mostrando las palmas de las<br />
manos a nuestro interlocutor, como clara alusión de que<br />
no tenemos nada que esconder. En definitiva, el lenguaje<br />
gestual es la mejor herramienta, más que la verbal, para<br />
detallar situaciones e intenciones. No se trata de adivinar<br />
qué piensa o desea la otra persona a través de un gesto<br />
postura. El objetivo es descubrir qué nos está diciendo en<br />
verdad cuando silencia sus palabras y si aquello que pronuncia<br />
es lo que realmente siente, piensa o cree.<br />
40 <strong>Zona</strong>E Octubre <strong>2020</strong>