sumarioEDICIÓN EXTRA 12 DE DICIEMBRE DE 2020MI COLUMNA IZQUIERDAPor: Mauricio Vallejo MárquezEscritor y Editor Suplemento 3000No es fácil. siempre escribí con la manoderecha, tal vez en alguna ocasión en esaniñez que se disipa en los recuerdos juguéa escribir con la zurda un par de veces. Sinembargo, en este mes, bueno en estos dosmeses, he tenido que aprender a hacer todocon la mano izquierda. Repito no es nada fácil, pero con paciencia helogrado escribir algunas líneas, comer, digitar y usar esa mano queera testigo de todo lo que hacía la diestra, y me alegra. Siento bonito.Fue un triunfo cuando escribí mi primer párrafo con la mano izquierda.Me sentí bárbaro, todavía no logró dominar la mano ni soy capazde escribir con la misma velocidad y destreza que con la derecha.Puedo elaborar primitivos dibujos y me estoy aprendiendo desenvolverde la mejor forma posible, quizá por eso es que a tanto destiempoque escribo esta columna «a lo Zurdo» siendo diestro.Mi abuela era zurda, la mamá de mi papá tuvo que aprender obligadaa escribir con la derecha en una época que era visto como algo «siniestro»hacerlo. Sin embargo, una de sus hijas y una de sus nietas eszurda. Mi bisabuelo, el minero, papá del papá de mi mamá era zurdo.La hermana de mi mamá, que toca el violoncelo, es zurda. Mi hijoigual.Al final, quizá me convierta en el primer ambidiestro por usar las dosmanos. Y el hecho de haber tenido problema con mi mano derechahaya sido, como se dice «gam zu letova», lo cual quiere decir: todoes para bien.Ahora escribo con la derecha o mejor dicho espero volver a escribircon la derecha como hoy escribo con la izquierda. Total, dicen losexpertos todo depende del ejercicio y la decisión. Justo de la maneraque le hacemos frente a la vida: eligiendo adaptarnos al momento y ala condición. Así que esta columna se labró despacio y con la izquierdapara abrir un nuevo capítulo en la vida de su escribiente.02Edición Extra | 12 de Diciembre de 2020 |
| Artículo |EL PORTAL DE LA ACADEMIA SALVADOREÑA DE LA LENGUA.historia. Es la cultura la que hace que la historia se escriba.CULTURAY POLÍTICAEl país sufre, no sólo un proceso de desprecio continuo a la cultura, sino másaun, un proceso de transculturación tremendamente agresivo, y nadie parece advertirlo,y menos aún, denunciarlo. En la calle, nuestro pueblo observa, ve unrelativismo cultural, lamentable, confuso, a veces trágico, y el maestro en el aula,que confronta a unos jóvenes con un alto sentido existencial, presionados porla contingencia, y que ven sólo lo inmediato, lo simbólico, se encuentra con undiscurso que no penetra en la conciencia misma de sus educandos, y más aún, sique le otorgan poca credibilidad. La cultura se matiza y se vuelve ilusoria, falsa.Por: Eduardo Badía Serra,Director de la Academia Salvadoreña de la Lengua.Si se camina desde la Piazza del Duomo, en Milano, por toda la galería VittorioEnmanuele II, se llega a una pequeña pero bella plaza llamada Piazza dellaScala. Este es uno de los lugares icónicos de la ciudad lombarda, expresión de lacultura universal. Ya en ella, situándose hacia el norte, se encontrará el majestuo-sitúa el Comune de la ciudad, el ayuntamiento. En el centro de la plaza hay unagran estatua de Leonardo Da Vinci, cuyo rostro ve hacia La Scala y cuya espaldada al ayuntamiento. El pueblo lombardo, y en general, el pueblo italiano, interpretala posición de Da Vinci como ignorando la política y viendo hacia la cultura.le da, pues, la espalda a la política y saluda al arte y a la cultura, a la historia, enuna palabra, al pueblo.Nuestro país parece que hace lo contrario. Siempre está de cara a lo política, viendoa lo político, pensando en funcionarios del gobierno, en partidos políticos,en elecciones, en instituciones, y le da la espalda al pueblo, no escucha su voz,ignorando así la historia, cerrando los ojos a la cultura. Las discusiones nacionalesestán siempre saturadas de lo político, y ello no nos ha permitido llegar a aportessustantivos para nuestra sociedad. Nuestra sociedad se encuentra ahogada enese marasmo de la mediocridad política que se vive ya desde hace tanto tiempo.Instituciones y conceptos tan debatidos y controversiales ahora, como la democracia,el estado de derecho, la institucionalidad, la macroeconomía, los indicadoreseconómicos, se han vuelto como dogmáticos, y pareciera una herejía ponerlos enentredicho o someterlos a la discusión y a la sana crítica.Da Vinci, al centro de la Piazza della Scala, nos dice lo contrario. Da la espaldapolítica y aprecia el arte. El pueblo italiano, tan culto, lo lee y traduce que él, lovía para el progreso. Esta es una característica común a todos los países cultos, quese rigen y viven llevando sobre los hombros una recia y continuada historia. Estospueblos viven la cultura, la sienten y la asumen cuando van por las calles, cuandoobservan sus monumentos, cuando visitan sus museos, cuando discuten en el café.No está la cultura en la escuela, aunque allí se comente, se analice y se profundice,indeleblemente cuando el joven sale a la calle y la comprueba. Esta cultura esun orgullo, es un valor, es parte de su moral concreta. Basta caminar, deambular,sentarse en la banca de un pequeño parque, para estar respirando cultura, y esohace que se escriba la historia, porque, insisto en esto, la cultura es, al margen deEs necesario hacer actual aquello que Hegel reclamaba cuando decía que habíaque limpiar la historia de ese barro que la enmascara. Y un barro que se clavacomo una roca en la conciencia de los hombres es aquel que se forma teniendocomo medio la enajenación de la lengua. Es este un barro difícil de combatir, ycuando se ha anclado en los individuos, difícil, si no imposible, de eliminar. Eseproceso enajenante, alienante, lo sufrimos los salvadoreños con nuestra lengua.Hay un grave y creciente intento, sostenido y continuo, que pugna por sustituirlaprogresivamente, ese español que ya más de seiscientos millones de personas hablanen el mundo, por lo que se ha dado en llamar una “segunda lengua”, segun-nuestras lenguas originales. Más grave aún, e inexplicable incluso, es que lo an-por y desde las mismas esferas gubernamentales. Debo recordar que un pueblopueblo es sojuzgado culturalmente, ese proceso no tiene retorno, corre en una soladirección, es irreversible. Este parece ser nuestro caso.La lengua es la forma en que se expresa nuestra cultura y se asienta nuestra historia.“La verdadera patria del ser humano es su lengua”, decía von Humbolt. YUnamuno, el gran defensor de Don Quijote, expresaba la importancia esencial desiónde atmósferas seculares, el sedimento de siglos del espíritu colectivo”. ¿Quéel sedimento del espíritu colectivo? Pues simplemente que en ella se esconde lacultura, la historia misma de los pueblos. Si se niega la lengua, se niega la cultura,vasco, hace del hombre no otra cosa más que “parte de una vaga humanidad”.Recordemos bien que los planos estructurales del hombre y de la sociedad, puestosen orden de funcionalidad, son: En primer lugar, el plano de la cultura, el másrecio y el más importante, el plano de las creencias fácticas, el de qué cosas realese ideales se consideran buenas o malas y porqué y cómo, el plano de lo normativo,el de qué conductas son consideradas como obligatorias o no y cómo y porqué,Este plano cultural debe siempre constituir la primera prioridad de todo hombre.Luego viene el plano de la participación, donde aparecen los actores, los estatus ylos roles, esto es, el plano de la familia, plano este que debe constituir su segundacorresponde al Estado, y el plano económico, que es el que corresponde a lasempresas, ambos constituyendo los planos de los medios. Estos sólo actúanen función de aquellos. Invertir el orden significa corromper las estructurashumanas, y ello lleva al hombre, como diría Ortega y Gasset, a la perversión,porque, dice el filósofo español, “los pueblos que invierten sus valores sonpueblos perversos”.Edición Extra| 12 de Diciembre de 2020 | 03