La Bocina N° 395 - Julio 2021
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Julio 2021
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MYRTHA SCHALOM Y LA POLACA
Explotación sexual en
la Buenos Aires glamorosa
Myrtha Schalom es contadora pública, pero se hizo conocida por
escribir, actuar y dirigir. Una de sus obras emblemáticas es “La
Polaca” (vuelve a reeditarse este mes), libro que cuenta la historia
de Raquel Liberman, una mujer explotada sexualmente que denunció
a sus proxenetas. La dramática historia de Raquel trascendió,
hasta llegar a la TV: el personaje La Polaca de la telenovela
“Argentina, tierra de amor y venganza” está basado su historia.
La estación Callao del subte “B”, lleva su nombre.
Conocí a Myrtha de casualidad, en
aquella muestra literaria que organizó
“Frontera Oeste” en el Triglav,
cuyo cierre fue una charla sobre
feminismo. En aquella oportunidad,
Myrtha desplegó sus conocimientos
sobre los derechos de las mujeres, y
encendió las luces de alerta sobre la
expansión de la explotación sexual:
“vienen por la infancia y la adolescencia”.
Esta historia dolorosa, trágica, inhumana,
transcurrió en tiempos de la
“belle epoque”, cuando Buenos Aires
se vestía de gala, y la alta sociedad
porteña derrochaba glamour. Lo más
triste es que con el paso del tiempo
cambió la ciudad, pero lejos de eliminarse
estas prácticas, el proxenetismo
sigue impune. De eso también
habla la entrevistada. Myrtha cuenta
cómo pasó de los números, a las
letras. Y a La Polaca.
- La literatura para mí es una herramienta,
no busco los temas, es una
herramienta educativa para desnaturalizar
temas que personalmente
a mí me duelen. La literatura es la
palabra en acción. Nos comunica,
nos expresa, nos educa, y también
nos sana. Es memoria y creatividad,
y yo soy eso, o intento serlo. “La
Polaca” surge de una investigación.
Se les decía Polacas -con P mayúscula-
a las mujeres judías traídas a
Buenos Aires para ser prostituidas.
No necesariamente eran de Polonia,
podían ser húngaras, rusas, rumanas.
El libro habla de la primera mujer
que en 1930, se animó a enfrentarse
a una corte de hombres en los tribunales,
para denunciar a una organización
de proxenetas que tenía más
de 400 socios en Argentina. Esa
organización, al principio se llamó
“Varsovia” y después -al momento
de la denuncia- ya era “Zwi Migdal”.
Ese cambio de nombre surgió, porque
la comunidad judía los marcaba,
exigía que el gobierno los eche
del país. Pero no. Todos ganaban, la
que pierde es la mujer prostituida.
Pero todo el manejo del proxenetismo,
como hay tanta connivencia
también, los gobiernos a veces están
tentados de mirar para otro lado.
Un libro de cabecera mío fue
“Trilogía de la trata de blancas:
rufianes, policías, municipalidad”, de
Julio Alsogaray (tío abuelo del
Álvaro). Este Julio no quiso ser mili-