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Diario Co Latino
ESPECIAL
Jueves 25 de noviembre de 2021 11
Viene de la pág. 10
Los cuerpos de seguridad trataban de
controlar a la población con medidas
cada vez más represivas. Desde los cuarteles
les apoyábamos con algunas acciones,
realizábamos capturas de jóvenes estudiantes
universitarios y de secundaria,
casi todos tenían el cabello largo, era la
moda. En camiones eran llevados al cuartel,
se les quitaba todo el cabello, se les
daba un mensaje anticomunista, se les
amenazaba, tratándolos con mucha violencia.
Luego se les dejaba libres. No valorábamos
en lo mínimo que estábamos
acumulando mucho resentimiento, odio
y rabia en esta juventud y toda la población
que nos observaba.
Un hecho lamentable a nivel nacional
fue la orden del gobierno de tomar las
Universidades de todo el país, con prioridad
en la de San Salvador. A mí me toco
comandar la toma del Centro Universitario
de oriente en San Miguel.
En todas ellas la Fuerza Armada y los
Cuerpos de Seguridad en búsqueda de comunistas.
No encontramos ningún indicio
de la información que nos habían entregado,
ni armas, ni fábricas de explosivos,
ni rasgos de campos de entrenamiento.
Con estas tomas causamos grandes
daños al patrimonio universitario. También
es una deuda pendiente de la institución
armada a la comunidad universitaria.
La amenaza comunista solo estaba en
nuestras mentes. Lo que si había era un
claro deterioro del gobierno militar y del
partido oficial, el Partido de Conciliación
Nacional (PCN) lo que evidenciaba
claramente la posibilidad de que perdería
las elecciones.
El enemigo interno de aquella época
en gran parte lo constituía la comunidad
universitaria, así también los institutos,
escuelas, sindicatos, profesores, campesinos,
obreros etc. Es decir, toda la oposición
popular confrontada con las políticas
represivas de los gobiernos militares
impuestos.
La oposición política eran gentes de
varios partidos, la mayoría eran del Partido
Demócrata Cristiano, muy lejos de
ser comunistas.
En esta situación a los militares, que
éramos una institución apolítica constitucionalmente,
nos ordenan realizar campaña
electoral, en todo el país, a mí me
toco el municipio de Sesori. Los cuerpos
de seguridad, amenazando y reprimiendo
a la población para obligarla a votar por
el partido oficial.
Aun con todo este esfuerzo, la oposición
ganó las elecciones con la coalición
Unión Nacional Opositora (UNO), conformada
por el partido Demócrata Cristiano,
(PDC), el Movimiento Nacional
Revolucionario (MNR) y la Unión Democrática
Nacionalista (UDN) Su candidato
era el Ingeniero José Napoleón
Un hecho lamentable a nivel nacional
fue la orden del gobierno de tomar las
Universidades de todo el país, con prioridad
en la de San Salvador. A mí me toco
comandar la toma del Centro Universitario
de oriente en San Miguel.
Duarte.
En nombre del anticomunismo, inducidos
por el gobierno de Estados unidos, avalados
por el poder económico se tira a la basura
la democracia y la Fuerza Armada, bajo
el argumento de defensa de la patria, recibe
la orden de cambiar el resultado.
A mí con un grupo de militares y dos
miembros del partido oficial, del PCN, me
toco cambiar el resultado de las urnas de
San Miguel. Estas son las ordenes que no se
deberían haber cumplido por estar en contra
de la democracia, que decíamos defender.
Al día siguiente, otro presidente militar
fue impuesto por el poder de las armas, por
la dictadura militar. Imponiendo que el partido
oficial PCN fuera el ganador de las elecciones.
La población enardecida se lanzó a las calles
a reclamar sus derechos, sabían que realmente
la UNO habían ganado las elecciones
y se las habíamos arrebatado con el poder
de las armas.
Después de ello, los espacios políticos se
cerraron cada día más, el enfrentamiento en
las calles se radicalizó y aumentó la represión
y la violencia de los cuerpos de seguridad
en las ciudades y el campo.
La situación era de enfrentamiento contra
nuestro mismo pueblo. Las ordenes eran
tajantes: capturar, obtener información
aplicando torturas, eliminando y desapareciendo
a los lideres de las organizaciones populares.
Se instalo la ideología del exterminio
de la población. Tierra arrasada. Estábamos
alimentando el enfrentamiento armado
que luego llego.
En la década de 1970, los cuerpos de Seguridad:
Policía Nacional, Guardia Nacional
y Policía de Hacienda en nombre de la
doctrina anticomunista realizaron grandes
exterminios de población. En esa época aparecen
en el país los Escuadrones de la Muerte,
que eran estructuras de la misma institución
militar, estos hacen aumentar las acciones
clandestinas de torturas, asesinatos y
desaparecimientos.
UN CAMBIO IMPORTANTE EN ESTA
ETAPA es el involucramiento del ejército directamente
en los planes de represión: operativos
urbanos y rurales, toma de escuelas,
cierre de zonas comerciales y registros de zonas
populares, que iban orientados al exterminio
de la oposición. Integrando en sus
estructuras militares a los aparatos de inteligencia
y los escuadrones de la muerte.
Se secuestro la Democracia y desapareció
la libertad, se cerraron más los espacios políticos
y como dice el concepto fue apareciendo
la guerra, como sustitución de la política.
Así casi toda la población se iba convirtiendo
en enemigo interno.
En esa época, fui testigo de secuestros,
torturas y vi a gente que estaba en las cárceles
y afuera sus familiares buscándolos
como desaparecidos. Algunas veces que llego
la Cruz Roja Internacional, los sacaban
y eran escondidos en casas particulares que
eran usadas como cárceles clandestinas.
En uno de los casos cotidianos en la
Guardia Nacional, una mujer prisionera atada
a un tambo de gas propano con sus tres
hijos, fue torturada, aunque no le pudieron
comprobar sus acusaciones, ya que era inocente
y sus hijos más; como la habían torturado
estaba muy señalada, preguntaron qué
hacer, sin duda había que eliminarla. Los
guardias preguntaron ¿y sus hijos? también
lo mismo, había que asesinarlos. Que fácil
era matar, que poco valor tenía la vida.
Por algunas experiencias sucedidas se ordenó
un cambio espeluznante: desde este
momento ya no debería haber más desaparecidos,
pues causaban muchos costos políticos:
HAY QUE MATARLOS Y QUE APA-
REZCAN EN ALGUN TERRENO, CAMI-
NO O CARRETERA. Así se hizo, disminuyeron
considerablemente los desaparecidos.
Lógicamente aumentaron los muertos….
Continuaron las violaciones, masacres en
los pueblos, cantones y caseríos, ahora en
manos de toda la Fuerza armada, el ejército,
los cuerpos de seguridad y los paramilitares.
En estos años, de 1977 a 1980 se masificó
la realización de operativos militares contrasubversivos
en todo el territorio del país
y se potenciaron las acciones de exterminio
de la población a veces con grandes engaños,
siempre bajo la doctrina anticomunista.
Se ofreció Amnistía a quien se entregara
y diera información, se le ofrecía ayuda
a su familia…. Aunque realmente, en lugar
de la ayuda, después de dar información, se
les asesinaba, con toda la familia. Todo en
nombre del anticomunismo.
Por la noche en la ciudad de Santa Ana,
salían grupos de soldados sin uniforme, al
mando de un oficial que, con la información
recabada, capturaban y asesinaban a
hombres y mujeres señaladas de ser subversivas.
Por la mañana aparecían sus cadáveres
en las esquinas de Santa Ana, con rótulos
“AJUSTICIADOS POR COMUNISTAS”.
¿Acaso estos hechos no tienen
responsables?
Al año 1980 en mi libro le llamo quiebre
histórico: es el tránsito hacia la guerra.
Hablo de hechos como símbolos de la
memoria, de ordenes que no se debieron
cumplir: fueron asesinadas por la Guardia
Nacional, 4 religiosas estadunidenses,
2 monjas Mariknoll, una laica Mariknoll
y una Ursulina.
Asesinaron a Monseñor Romero y a
los miembros del FDR, infinidad de casos
más.
Dentro de estos ya se contabilizaban
30.000 muertos. Tomar en cuenta que la
guerra no había iniciado.
El 10 de enero de 1981 se inicia la guerra
que duraría alrededor de 12 terribles
años para nuestro país. Fue una cruenta
guerra, no fue nada fácil para nadie.
75.000 muertos.
En octubre de 1980 desobedecí la orden
de atacar la Villa El Rosario, con la
orden explicita de bombardear la población
civil, bajo la doctrina de tierra arrasada.
Este hecho me cambio la vida para
siempre, fue el punto de inflexión de mi
vida que me llevó a ponerme en el lado
de la población oprimida que luchaba
por su existencia. Lo volvería hacer.
Al final del 1er año de la guerra el
11 de diciembre de 1981 los pobladores
del Mozote se encontraron en medio
del camino que el Batallón Atlacatl, había
trazado en su cruzada anticomunista.
Realizando una de las más grandes masacres
cometidas contra civiles a sangre fría
en la historia reciente de América Latina.
Termino hablando de la Dignidad de
la Desobediencia, no solo para acentuar
lo acertado de mi decisión, sino que para
reflexionar sobre las órdenes que muchos
militares no debimos cumplir. En la Villa
El Rosario se salvaron de morir alrededor
de 4000 a 5000 personas. Pudo haber
sido lo contrario como en el Mozote.
En este caso los archivos del ejercito
siguen protegidos imposibilitando la investigación.
Se apelan a razones de estado
o seguridad nacional. Donde queda la
verdad y la justicia.
La guerra casi termina con el terrible
asesinato de los sacerdotes Jesuitas y dos
de sus trabajadoras. Otra orden que no
se debió cumplir y que deja una mancha
eterna en la memoria de la Institución
armada. Hecho comprobado por juicio
realizado en España, en el cual el coronel
Inocente Orlando Montano, por el momento
es el único condenado. Pero seguramente
hay otros responsables que tendrán
que rendir cuenta a la justicia.
Desde el dolor de haber perdido a sus
familiares, nuestra entrañable compañera
Gloria Guzmán nos dice: Para buscar
desaparecidos no necesitas muestras de
ADN, necesitas una investigación.
Gracias
Capitán Francisco Mena Sandoval
Activista Político por la defensa de los Derechos
Humanos y
La Reconciliación. Miembro de COPPES.