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5 cm<br />
4 cm<br />
Lecturas de domingo<br />
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO 9 DE ENERO DE <strong>2022</strong><br />
11<br />
La República<br />
3,5 cm<br />
Enfoque: Patente de corso<br />
3 cm<br />
Figurines: Los políticos son algo más que piezas intercambiables en un mecanismo llamado<br />
democracia. Oyes hablar a algunos, adviertes su aplomo, su arrogancia, y comprendes que oírse<br />
nombrar a diario los trastorna hasta hacerlos sentirse el ombligo del mundo.<br />
ARTURO PÉREZ<br />
REVERTE<br />
MADRID, ESPAÑA<br />
TOMADO DE ZENDA LIBROS<br />
Los que tenemos cierta<br />
edad y vivimos el<br />
franquismo –empecé<br />
a colaborar en periódicos<br />
muy jovencito,<br />
hacia 1967– recordamos la<br />
importancia que los medios informativos<br />
daban a los políticos<br />
del régimen, que en esa época lo<br />
eran todos, Se resaltaba la visita<br />
a un taller del “excelentísimo señor”<br />
subsecretario de Trabajo, o<br />
en los juegos florales la entrega<br />
del premio a la distinguida señorita<br />
Sónsoles de la Muñeira, hija<br />
del señor alcalde. Todo cuanto tenía<br />
personaje político de por medio<br />
era reseñado minuciosamente,<br />
y pobre del medio informativo<br />
que no cumpliera. Como hoy, salvando<br />
el contexto. La diferencia,<br />
a favor de los periodistas de antes,<br />
es que informar sobre cualquier<br />
actividad de un ministro,<br />
un gobernador civil, un alcalde<br />
o un jefe local del Movimiento –<br />
succionarles el ciruelo, dicho en<br />
plata– era obligatorio. Mientras<br />
que ahora se trata de una actividad<br />
periodística voluntaria, a veces<br />
entusiasta. Y no sólo eso. Si<br />
uno se fija, buena parte de la información<br />
política en España va<br />
por ahí. Por la letra pequeña. Por<br />
la chorrada.<br />
No recuerdo ahora ningún<br />
otro país europeo donde los medios<br />
informativos, periódicos, radio<br />
y televisión, dediquen tanto<br />
espacio a la política. Eso no es<br />
malo en sí: la política es necesaria<br />
en democracia, y un ciudadano<br />
informado sirve mejor a sus compatriotas<br />
y a sí mismo a la hora de<br />
meter su voto en la urna. El problema<br />
es el exceso. La saturación<br />
que lleva más allá de lo razonable<br />
y útil, incluyendo la descripción detallada<br />
de todos los pormenores<br />
referentes a partidos políticos: el<br />
continuo protagonismo que la clase<br />
política tiene en nuestra vida informativa.<br />
La aberración llega al punto de<br />
que en España es más conocido un<br />
político de medio pelo, cualquier<br />
tiñalpa analfabeto, que un economista,<br />
un escritor, un científico,<br />
un músico, un filósofo, un cineas-<br />
ENCANTADO<br />
DE HABERLOS<br />
CONOCIDO<br />
1) Los cuatro jinetes del Apocalipsis. 2) Daniel Ortega<br />
y Evo Morales asisten a la toma de mando de Nicolás<br />
Maduro. 3) Fidel Castro y Hugo Chávez.<br />
LA ABERRACIÓN LLEGA AL PUNTO DE<br />
QUE EN ESPAÑA ES MÁS CONOCIDO<br />
UN POLÍTICO DE MEDIO PELO,<br />
CUALQUIER TIÑALPA ANALFABETO,<br />
QUE UN ECONOMISTA, UN ESCRITOR,<br />
UN CIENTÍFICO, UN MÚSICO, UN<br />
FILÓSOFO, UN CINEASTA.<br />
ta. Tampoco la información internacional,<br />
tan necesaria en el mundo<br />
en que vivimos, ocupa el lugar debido.<br />
Por ejemplo: pese a la importancia<br />
que Hispanoamérica tiene para<br />
España, sólo se habla de ella cuando<br />
hay elecciones presidenciales,<br />
tragedias o incidentes graves. Venezuela,<br />
Cuba y poco más. Consideren<br />
cuántos nombres de presidentes<br />
hispanoamericanos conocemos<br />
los españoles. Sin embargo, vivimos<br />
informados por tierra, mar y aire de<br />
la moción de censura en el ayuntamiento<br />
de Villaperales del Canto, de<br />
si el edil de Mataconejos cae mal a la<br />
ejecutiva de su partido, de si el alcalde<br />
y la presidenta de una comunidad<br />
se saludaron en un acto público, de si<br />
un asesor ministerial cenó con fulano<br />
o mengano, de si la ministra de Exteriores<br />
y la de Igualdad se miraron a<br />
los ojos o se hurgaron displicentes la<br />
nariz. Hay una explicación. Este disparatado<br />
lugar que habitamos son<br />
17 Españas que exigen, no sin razón,<br />
un trato semejante. Todos deben ser<br />
mencionados para que nadie se sienta<br />
al margen; de modo que lo que en<br />
ningún país normal abriría un telediario,<br />
aquí sí lo hace. Un bostezo de<br />
la alcaldesa de Barcelona, una sombra<br />
de ojos de la presidenta de Madrid,<br />
el escupir un hueso de aceituna<br />
de un político, un concejal tránsfuga,<br />
llenan informativos con escaletas de<br />
telediario que aburren a las ovejas:<br />
políticos, Covid, ayudas europeas,<br />
volcán y vuelta a empezar. Con los<br />
personajes de cada taifa reclamando<br />
espacio y los periodistas concediéndoselo<br />
para que nadie se sienta marginado,<br />
por Dios. Para que todos queden<br />
contentos.<br />
Eso hace creer a nuestros políticos<br />
que son algo más que piezas intercambiables<br />
en un mecanismo llamado<br />
democracia. Oyes hablar a algunos,<br />
adviertes su aplomo, su arrogancia, y<br />
comprendes que oírse nombrar a diario<br />
los trastorna hasta hacerlos sentirse<br />
el ombligo del mundo. Dije alguna<br />
vez –después de 30 años escribiendo<br />
esta página temo haberlo dicho todo<br />
alguna vez– que durante siglos<br />
España estuvo en manos de aristócratas<br />
y obispos que gobernaron<br />
vidas y trazaron rumbos, cuando<br />
los hubo. Unos y otros quedaron<br />
atrás, pero vino el relevo. La clase<br />
política es la nueva aristocracia<br />
y el nuevo episcopado: la que<br />
moldea una España a la medida<br />
de su cochino negocio. Pero no<br />
lo hace sola. Nadie consigue eso<br />
sin la complicidad de víctimas e<br />
intermediarios. En lo que a los<br />
ciudadanos se refiere, estar informado<br />
es salud democrática.<br />
Lo perverso llega cuando la clase<br />
dirigente, encumbrada por<br />
quienes la adulan y aplauden,<br />
pues también viven de ella, contamina<br />
a los ciudadanos con su<br />
egoísmo, su simpleza argumental<br />
y su vileza sectaria. Con las<br />
menudas, íntimas y lamentables<br />
miserias que decepcionan<br />
y alejan a la gente honrada. Estar<br />
politizado no es malo, siempre y<br />
cuando quien no piensa como tú<br />
lo exprese en libertad, se debatan<br />
ideas, y de ese modo se llegue a<br />
conclusiones lúcidas e inteligentes.<br />
Pero saber que a un concejal de<br />
Sangonera la Seca le ha salido un<br />
flemón en una encía no ayuda una<br />
puñetera mierda.