Edicion 10 de octubre de 2022
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Diario Co Latino
Opinión
Lunes
10 de octubre de 2022 9
UN RECUERDO A 42 AÑOS
DE LA FUNDACIÓN DEL FMLN
Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Fruto del auge de la lucha
popular contra
la dictadura militar
y de las ideas revolucionarias
de transformación de
la sociedad salvadoreña, el
Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional (FMLN)
surgió el 10 de octubre de 1980. Hoy
hace 42 años.
Para quienes son jóvenes es preciso
que sepan que a este movimiento
liberador le movieron la indignación
frente a la injusticia estructural y
la injusticia cotidiana, que los gobernantes
de aquella época ejercían contra
el pueblo. Y también la inspiración
que motivan otros pueblos que
edifican sociedades, en nuestra cercanía,
Cuba y Nicaragua.
Esa indignación y esa esperanza en
que los pueblos pueden realizar cambios
que les beneficien a las mayorías,
a las clases oprimidas, explotadas, excluidas,
han sido y deben seguir siendo
motivo para organizarse y luchar.
Las hazañas del pueblo salvadoreño
y su FMLN (sin dejar de lado a las
iglesias progresistas y a los movimientos
sociales), generaron admiración y
solidaridad de otros pueblos, de fuerzas
políticas revolucionarias y progresistas,
de personalidades democráticas
y de gobiernos.
Mucho se ha escrito sobre este proceso,
que inició con la unidad de fuerzas
políticas diferentes, por su capacidad
de unirse en la diversidad, ubicando
en el centro las coincidencias,
más que las diferencias; el interés de
la nación, más que sus propias necesidades.
Esto fue uno de los signos distintivos,
pues abundan y han abundado
en la historia las dificultades para
unirse de la izquierda organizada en
movimientos y partidos diferentes.
También fue motivo de admiración
y respeto la capacidad de
forjar alianzas y dialogo con todos,
eso hizo potente la alianza
del FMLN con el Frente Democrático
Revolucionario (FDR),
cuyos dirigentes abrieron puertas
y mentes en lideres europeos y latinoamericanos,
que alzaron su voz contra
los desmanes y la violación sistemática
de los derechos humanos que practicaba
la dictadura, con apoyo financiero,
político y militar de las administraciones
estadounidenses.
El FMLN luchó en las ciudades, en el
campo, en lo internacional, y su lucha
hizo posible que la dictadura dejara de
lado la idea de derrotar militarmente a
la insurgencia y que aceptara, en la negociación,
las reformas a la Constitución,
el cambio del papel de las fuerzas
armadas, el surgimiento de una nueva
policía independiente de los militares
y una nueva institucionalidad, entre
lo que se destaca la reforma judicial,
la reforma electoral y el surgimiento
de entidades como la Procuraduría
para la Defensa de los Derechos Humanos
(PDDH), el Consejo Nacional de la
Judicatura, la autonomía del poder judicial
y muchos otros cambios.
El país pasó a ser diferente, a pesar
de la resistencia de la derecha; la población
ganó valor de expresarse, organizarse,
demandar otros cambios. Todo
eso es lo que hoy se niega e intenta borrar
la nueva dictadura, que pretende
consolidarse con una reelección presidencial,
para poner de nuevo el país
en manos de viejos y nuevos oligarcas y
dominarnos con esquemas propios de
la época pecenista, como la organización
de las reservas en el campo y los
orejas físicos y digitales en las ciudades.
El FMLN ganó a pulso gobiernos
locales, espacios en la Asamblea Legislativa,
ganó el derecho de proponer
miembros en el Tribunal Supremo
Electoral (TSE), en la Junta de Vigilancia
Electoral, en el RNPN, ganó
dos presidentes de la república, hizo
muchos cambios buenos para la vida
cotidiana en su salud, en la educación,
en la atención de derechos de
mujeres y jóvenes; cierto es que perdió
las elecciones y es objeto de permanente
ataque del gobierno en turno,
pero la naturaleza del FMLN no
se debe perder.
El desafió es levantarse, asumir un
papel de oposición, reconocer la existencia
de otras fuerzas sociales y políticas,
también opositoras a la dictadura,
y procurar detener ese camino de
sufrimiento que impone el régimen
de Bukele.
De aquellas épocas en que surge el
FMLN, hay mucho que aprender y el
principal elemento que le dio fuerza
fue su unidad, y la capacidad de unir
fuerzas con las cuales caminó en diferentes
momentos. Ese aprendizaje
urge para quienes dirigen hoy y se
auto proclaman como relevo generacional
de la izquierda y del FMLN.
Que las dificultades y las diferencias
no paralicen a nuestro partido.
Ese es el deber que deben tener, valor
que deben asumir nuestros dirigentes
y de esa historia aprendamos todas y
todos a que el miedo impuesto por
la dictadura sea superado por más y
más personas, por más y más sectores,
solo así retomaremos el camino
abierto con aquel logro de generaciones
que entregaron lo mejor de sus vidas
y mucho sus vidas mismas, con
indignación ante lo injusto y con la
esperanza de un país mejor.