22 8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY DOMINGO SÁBADO 14<strong>15</strong> DE ENERO DE DE <strong>2023</strong> ARTE Y DISEÑO Matty Healy, arriba, explora lo qué significa ser un hombre al cantar con The 1975. Bad Bunny, izquierda, ha rechazado alegremente los confines del machismo, algo inusual en el mundo del reguetón. ISAAC ESQUIVEL/EPA, VÍA SHUTTERSTOCK; IZQUIERDA, DOMENECH CASTELLO/EPA, VÍA SHUTTERSTOCK Desmantelan la masculinidad en la música pop LINDSAY ZOLADZ ENSAYO En abril, durante su presentación encabezando el cartel en Coachella, Harry Styles invitó a una artista sorpresa, Shania Twain, al escenario para cantar un dueto elegido provocativamente: Hombre, me siento como una mujer. Vestido en un unitardo escotado con lentejuelas plateadas, Styles se pavoneaba, giraba y cantaba la letra del sugestivo himno. “Esta señora me enseñó a cantar”, le dijo a la estridente multitud de más de cien mil personas cuando terminó la canción. “También me enseñó que los hombres son basura”. Es difícil imaginar al predecesor generacional de Styles, Justin Timberlake, jugando tanto con los roles de género. Eso se debe en parte a que acogió el hip-hop y el R&B, géneros en los que esa experimentación a menudo es menos bienvenida. Pero también se debe a que están evolucionando las expectativas de lo que puede ser una estrella pop masculina. En 2022, Styles, Bad Bunny y Jack Harlow lograron el éxito mientras desafiaban la masculinidad de la vieja escuela. Styles y Harlow parecen astutamente conscientes de cómo posicionarse como rompecorazones cuando ser un hombre —especialmente uno heterosexual y blanco— puede parecer un campo minado de posibles pasos en falso. Y Bad Bunny hizo trizas el libro de reglas de la estrella del pop en inglés. La superestrella puertorriqueña, cuyo éxito veraniego Un Verano Sin Ti pasó más semanas en la cima de la lista de Billboard que cualquier otro álbum el año pasado, ha rechazado los confines del machismo, adoptando la moda de género fluido e incluso besándose con uno de sus bailarines en los MTV Video Music Awards —decisiones que tienen un peso adicional considerando sus raíces en el reguetón, un género que se ha apoyado en la heteronormatividad. Styles también ha ganado admiradores al tratar su presentación de género como una especie de patio de recreo, ya sea que eso signifique usar un vestido en la portada de Vogue, negarse a etiquetar su sexualidad o su muy publicitada relación con la directora Olivia Wilde, quien es 10 años mayor que él. Nada de eso ha sido malo para el negocio: su As It Was fue el número 1 de Billboard con el reinado más largo en 2022 y, a nivel mundial, la canción más reproducida de Spotify. Harlow y Styles glorifican a la escucha femenina. En cierto sentido, esto es progreso. Considere que el éxito de Timberlake involucró el vilipendio de Britney Spears, o que un dominio hiperheterosexual de pantomima sobre Janet Jackson no tuvo efecto en la trayectoria de él, pero casi acabó con la de ella. En Part of the Band, un sencillo prolijo y taciturno lanzado el año pasado por la banda británica The 1975, Matty Healy imagina un fragmento de charla entre dos mujeres jóvenes: “Me gustan mis hombres como me gusta mi café/ Lleno de leche de soya y tan dulce que no ofenderá a nadie”. La implicación es que él definitivamente no es uno de esos hombres, y de hecho es difícil imaginar pasar las 11 pistas de Being Funny in a Foreign Language sin sentir pena ajena por algo que dice. (Un ejemplo: “Pensé que estábamos peleando, pero parece que te estaba jugando el dedo en la boca”). Pero en las reflexiones de Healy, hay algo que falta en la música de Harlow o de Styles: un monólogo interno activo sobre lo que significa ser un hombre en este momento. “¿Soy el blanco de mi chiste? ¿O solo soy un tipo flaco y normal que llama imaginación a su ego?”, se pregunta más tarde en Part of the Band. Siente pena ajena si quieres. Healy es lo suficientemente hombre como para dejar la pregunta en el aire. Antonio Banderas lleva a Sondheim a España Antonio Banderas recibió la bendición de Stephen Sondheim para cambiar la edad de Bobby de 35 a 50 en Company. Por A.J. GOLDMANN En una noche reciente, un público en Madrid se puso de pie al final de una función de Company: El Musical de Stephen Sondheim. El público vitoreó a los 40 actores y músicos en el escenario, pero las ovaciones más entusiastas se reservaron para Antonio Banderas, el director y estrella. Durante casi tres horas, había cantado y bailado en la primera gran producción en español del musical innovador. El Company de Banderas tuvo su gestación hace poco más de un año en Málaga, ciudad natal del actor, donde en 2<strong>01</strong>9 fundó una compañía de teatro musical, Teatro del Soho. Tras una parada en Barcelona el año pasado, termina su temporada en Madrid, donde se presenta hasta el 14 de febrero en el Teatro Albéniz. “De hecho, soy actor gracias al teatro musical y las películas musicales”, dijo Banderas, de 62 años, al Intenta importar obras de teatro más complejas. día siguiente. De adolescente en la Málaga de los 70, explicó, creció con los grandes musicales de la época, entre ellos Hair, Jesucristo Superestrella y Godspell. En los últimos 20 años, Madrid ha surgido como la capital del teatro musical del mundo español. Ahora Banderas está probando obras serias que son poco conocidas aquí —y durante mucho tiempo había tenido a Company en mente. En 2003 estelarizaba el musical Nine en Broadway, interpretando a Guido, un cineasta en crisis creativa. Sondheim lo visitó durante la temporada y trazó similitudes entre Guido y Bobby, el protagonista de Company. También le dijo a Banderas que esa obra tenía más de lo que se veía a simple vista: “Me encanta crear obras de teatro con enigmas”, recuerda el actor que le dijo. Después del encuentro, Banderas dijo que se sumergió en el catálogo de Sondheim. Cuando se estrenó Company, en JAVIER NAVAL 1970, no se parecía a nada más en Broadway: a menudo es descrito como un “musical conceptual” y tiene poca trama. En lugar de ello, Sondheim y George Furth, quien escribió el libreto, presentan escenas vagamente conectadas sobre un soltero con fobia al compromiso y sus amigos. El principal cambio de Banderas es un cambio de edad para Bobby: de 35 a 50 años. El compositor y letrista aprobó el cambio antes de su muerte en 2021 a los 91 años, dijo Banderas. Todo en su producción se derivó de tener un Bobby mayor, dijo Banderas. Las viñetas de la obra son como episodios alucinantes, al examinar Bobby los recuerdos y los sueños de su juventud, los arrepentimientos adquieren una dimensión inquietante debido a “la proximidad de la muerte”, agregó Banderas. Para crear una nueva versión en español convincente, recurrió a Roser Batalla e Ignacio García May, un dúo que anteriormente había trabajado juntos en A Chorus Line. “Cada Sondheim es un reto”, dijo Batalla, quien ha traducido otras obras de Sondheim al español y al catalán. “Se tiene que mantener no solo las rimas y las sílabas y la cadencia de la música, sino también dar la información en el punto correcto”.
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO 8 DE ENERO DE <strong>2023</strong> 23 Una actriz a cuerpo completo
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