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Los aportes de Paul Keres

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Créditos 001-008 20/9/17 12:00 Página 1

LOS APORTES

DE PAUL KERES

AYER Y HOY

(Recuperado el libro perdido, diez años después)

Francisco Acosta Ruiz

LOGO

EDITORIAL

PAIDOTRIBO


Aclaración a los editores de EAE

Esta obra fue contratada a comienzos de los 2000 con la Editorial

Paidotribo, y tras varios años de proceso editorial, estuvo lista en artes

finales en el 2007. Pero por razones que el autor no tiene claras, la obra

finalmente no llego a imprenta.

Por ‘única excusa la editorial alego razones financieras, y libero al autor de

compromisos para que pudiera publicar la obra libremente.

A esas alturas, las copias digitales que conservaba el autor, estaban

dañadas, y la editorial no respondió a la solicitud de remitir al menos la

versión digital original de la obra. Y transcurrieron diez largos años…

Cuando ya la obra el autor la consideraba irremediable perdida, y con ella

casi una década de rigurosa investigación histórica y técnica sobre el

legado teórico de Paul Keres, una ‘ultima gestión con la nueva dirección

de la editorial dio resultado inmediato.

Los datos que siguen corresponden a la edición realizada por Paidotribo,

que dejo para que la editorial EAE pueda tomar la decisión más

conveniente, en caso de que acepte publicar la presente investigación.

El autor.

Revisión técnica: Yago Gallach

Diseño de cubierta: David Carretero

© 2007, Francisco Acosta Ruiz

Editorial Paidotribo

Les Guixeres

C/ de la Energía, 19-21

08915 Badalona (España)

Tel.: 93 323 33 11 - Fax: 93 453 50 33

http: //www.paidotribo.com/

E-mail:paidotribo@paidotribo.com

Primera edición:

ISBN: 978-84-8019-795-3

Fotocomposición: Editor Service, S.L.

Diagonal, 299 - 08013 Barcelona

Impreso en España por A & M Gràfic


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ÍNDICE

PREFACIO ........................................................................................ 5

PARTE I

TRIBUTO ........................................................................................... 7

PARTE II

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS............ 15

Apertura Ruy López ......................................................................... 17

Defensa Chigorin......................................................................... 19

Variante Worral ........................................................................... 31

Variante abierta ........................................................................... 37

Variante del cambio .................................................................... 44

Variante de los cuatro caballos ................................................... 45

Defensa Steinitz diferida ............................................................. 48

Defensa Francesa ............................................................................ 55

Variante Tarrasch-Keres ............................................................. 55

Variante Steinitz ......................................................................... 60

Defensa India de Rey ....................................................................... 65

Sistema clásico ............................................................................ 65

Defensa Nimzoindia ........................................................................ 75

Sistema Keres .............................................................................. 75

Sistema 4 f3 ................................................................................. 78

Apertura de los Tres Caballos ........................................................ 82

Variante Steinitz .......................................................................... 82

Gambito de rey ............................................................................ 87

Variante Keres ............................................................................. 88

Gambito Letón ................................................................................. 93

Variante Keres ............................................................................. 94

Defensa de los dos caballos ............................................................ 105

Defensa Siciliana ............................................................................. 109

Gambito Siciliano diferido .......................................................... 110

Variante Keres ............................................................................. 114


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4 LOS APORTES DE PAUL KERES

Variante Rauzer ............................................................................ 119

Sistema Najdorf ............................................................................ 121

El Ataque Keres ........................................................................... 146

PARTE III

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL .......................... 151

A) Variante Stolz (6 ... h6) ........................................................... 154

Resumen general de subvariantes .................................................... 155

B) Variante Petrosián (6 ... a6) .................................................... 189

C) Variante Yugoslava (6 ... e7) .................................................. 192

D) Variante Schwarz (6 ... e5) ..................................................... 194

E) Variante Reshevsky (6 ... d5?!) .............................................. 195

F) Variante Matanovic (6 ... ¤c6) ................................................. 196

LA CAMPAÑA COMPLETA DE PAUL KERES ....................... 209


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M Las blancas están un poco mejor ±

Las blancas están mejor

+- Las blancas tienen ventaja decisiva

Las negras están un poco mejor

Las negras están mejor

-+ Las negras tienen ventaja decisiva

= La posición está igualada

∞ La posición es complicada

as blancas tienen compensación

= L

por el material

= Las negras tienen compensación

∞ por el material

# Mate

! Buena jugada

!! Jugada excelente

!? Jugada interesante

? Mala jugada

?? Grave error


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6 LOS APORTES DE PAUL KERES

!? Jugada dudosa

↑ Con iniciativa

» Flanco de rey

« Flanco de dama

~ Cualquier jugada

∆ Con idea de

Jugada única

N Mejor es

N Novedad

x Punto débil


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PREFACIO

ace 36 años (1) visitó Cuba, por primera y única vez, el gran maestro

estoniano Paul Keres cuando se encontraba en la cumbre de

su fama; pero no lo hizo como ajedrecista, sino como miembro

de la primera delegación de alto nivel que hicieron representantes de la

Unión Soviética a la isla, con motivo de la Exposición de Arte y Cultura que

ese país mostraba en La Habana.

Fueron días de intenso trabajo que Keres aprovechó para ponerse en

contacto con los ajedrecistas locales, impartir conferencias y realizar

otras importantes actividades que todavía se recuerdan.

Estamos hablando de 1960. Entonces yo tenía sólo 12 años y nada

sabía de la existencia del ajedrez; pero tres años después el país vivía una

verdadera fiebre ajedrecística, que alcanzó su máxima expresión en los

días de la inolvidable Olimpiada Mundial de la Habana, en 1966. Por esa

época ya colaboraba activamente en la organización y el arbitraje de

competencias, y soñaba -como tantos otros jóvenes- con alcanzar algún

día la maestría ajedrecística. Para ello tenía como libro de cabecera la

obra reciente -e inmortal- de Keres: El ajedrez como yo lo juego.

Pienso que si de algo podré lamentarme toda mi vida es de no haber

conocido al gran maestro Paul Keres cuando hizo su visita a La Habana

en 1960. Pero he compensado esta necesidad espiritual escribiendo un

libro.

No se trata de un libro sobre su vida, tarea que seguramente compatriotas

y especialistas podrán hacer mejor que otros. Tampoco se trata

de una recopilación de sus partidas, tarea que han realizado expertos en la

materia, y que quizás algún día -considerando otros enfoques- estaremos

en condiciones de acometer.

Es, en suma, un libro técnico -dedicado a investigar sobre sus aportes

fundamentales a la teoría del maravilloso juego que fueron muchosrecopilando

todo lo que de valor hizo su genio incomparable, de manera

que el mundo del ajedrez pueda obtener un retrato de esta faceta

bastante desconocida del Maestro, al menos entre los países de habla

hispana.

(1) Esta obra se escribió en el 1996, y estuvo extraviada hasta el 2017.


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8 LOS APORTES DE PAUL KERES

En las páginas que siguen, el ajedrecista estudioso no encontrará un

compendio de novedades envejecidas por el tiempo, sino un conjunto de

investigaciones teórico-históricas, en las que hemos intentado resumir

los aspectos más importantes de cada variante, con una panorámica que

parte en sus orígenes y culmina en los principales aportes introducidos

en nuestros días. Dedicamos, pues, una mayor atención a los valores

estratégicos que estas ideas encierran, que son, en definitiva, los únicos

valores realmente perdurables.

Pensamos también que el libro puede resultar de especial interés a

escritores, y sobre todo a profesionales del periodismo en materia de ajedrez,

al considerar que la información recopilada saca a la luz temas que han

sido poco o nada estudiados, y que dan pie para que otros investigadores

amplíen o retomen las ideas planteadas.

Otra cuestión importante es la relacionada con la propia estructura del

texto, dado que estamos en presencia de un libro «sin estructura», visto en

términos clásicos. Esto significa, sencillamente, que el lector dispone

de la posibilidad de centrar su interés en el epígrafe que desee, tal

como ocurre con cualquier tratado clásico de aperturas, pues ningún

contenido específico tiene relación precedente con cualquier otro, incluso

dentro de una misma línea o variante.

En resumen, Los aportes de Paul Keres es una colección de artículos

redactados con el propósito de acercar a las nuevas generaciones de ajedrecistas

esa legendaria figura que fue Paul Keres, al que lamentablemente

no conocí, pero que me acompaña y me guía en mi cotidiano

quehacer periodístico, desde hace más de 30 años.

El Autor

La Habana, un día más del 1996.


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 9

Parte

TRIBUTO


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 10


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 11

TRIBUTO

11

La noticia de su muerte

conmovió al mundo de un

extremo a otro. Acababa

de vencer en un fuerte torneo en

Vanconver (Canadá), y retornaba

a su patria cuando se produjo la

desgracia: víctima de un ataque

cardiaco, falleció el 5 de junio de

1975, cuando se encontraba de

tránsito en Helsinki, Finlandia.

En el orden personal, la desaparición

física de Paul Keres me

produjo una desagradable sensación

de vacío, sólo comparable a

la pérdida de un amigo muy cercano

o de un familiar querido; y

es que, en mi actividad en la prensa

ajedrecística, la vida y obra de

Paul Keres fue siempre la fuente

de conocimiento que sirviera de

pauta en la redacción de diversos

artículos publicados en diferentes

partes del mundo.

En uno de esos trabajos, aparecido

en la revista cubana Jaque Mate,

abril de 1974, titulado «Carrousel

de Gotemburgo», plasmábamos

nuestra imagen del gran ajedrecista

con las siguientes palabras:

«En la historia del ajedrez moderno

existe un extraño detalle

singular: en ocasiones la presencia

de un determinado jugador en un

torneo suele unirse a alguna accidental

circunstancia y con el decurso

de los años esta pasa a trascender

como hecho histórico. Podemos

decir, sin temor a equivocarnos,

que Paul Keres es uno de

ellos.

»Es curioso...

»En cualquier nómina de participantes

puede existir un espectáculo...

como Fischer; un genio...

como Tal; un talento... como Gligoric;

un excéntrico... como Najdorf;

un trapecista... como Korchnói;

un estilo... como Smislov; una

promesa... como Karpov, y hasta

un genuino ex -ampeón mundial...

como Spasski. Pero sucede

que la presencia de Keres está

acompañada de algo distinto, no

precisamente del atractivo personal

de un genio o de un humorista,

sino algo fuera de lo corriente;

más bien de acontecimiento que

de efecto. Y es que al hacer un

viaje retrospectivo sobre alguna

de las competencias en que ha

participado, nos encontramos su

nombre vinculado a algún hecho

de carácter histórico».

Mucho se ha escrito, antes y

después, sobre la inmensa figura

humana que fue Paul Keres; por

tanto, resulta totalmente innecesario

reescribir anécdotas narradas

por eminentes articulistas o

parangonar biografías que sólo

las grandes plumas universales

pueden delinear. Pensamos, sin

embargo, que existe una faceta

del gran ajedrecista que sí merece

ser recordada en estas páginas introductorias,

y es su extraordinaria

contribución a la teoría de las

aperturas plasmada en antológicas

innovaciones surgidas no precisamente

en la mesa de estudio,

sino en la dinámica de partidas

que pasaron a la historia del ajedrez

mundial. A esta faceta extra-


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 12

12

LOS APORTES DE PAUL KERES

ordinaria del inolvidable gran

maestro, está dedicado este libro.

Keres, aunque desarrolló efectivos

métodos de preparación,

que incluían los estudios teóricos

en las aperturas, no se caracterizó

por ser un espectacular productor

de novedades de laboratorio al

estilo de Fischer –pienso en la

partida Tringov-Fischer de La

Habana (Cuba), 1965– o de otras

figuras no menos descollantes del

ajedrez mundial.

Y es que Keres fue mucho

más que eso: fue sendero, antes

que camino...; fue profeta, antes

que pastor...; fue, en síntesis, la giralda

que mostró siempre la dirección

del viento...

Keres se sentó por última vez

ante un tablero oficial en su partida

contra el gran maestro Walter

Browne, en la última ronda del

Torneo Internacional de Vancouver

(Canadá) de 1975; y el destino

determinó que ésa fuese también

su última victoria.

Por eso, como humilde tributo

a esa maravillosa naturaleza

que fue Paul Keres, incluimos a

continuación esta última partida,

acompañada con algunas notas

teóricas de actualidad.

Walter Browne, Paul Keres

Vancouver (Canadá), 1975

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 ¤f6

Ni siquiera en su último minuto

dejó Keres de buscar complicaciones.

Con esta jugada, que antes

utilizó en diversas oportunidades,

el gran maestro estoniano invita a

su opositor a entrar en los turbulentos

caminos de la Defensa Berlinesa,

no sin razón considerada

como una vía hacia la «refutación»

de la Apertura Española.

4. d3

Pero Browne prefiere transitar

hacia modelos estratégicos antiguos,

que hoy reaparecen con

justificada frecuencia.

Como es sabido las principales

alternativas son:

A) 4. 0–0 y ahora:

a 1 ¤xe4 entrando en los destinos

de la Defensa Berlinesa. Por

ejemplo:

A 1a ) 5. d4, considerado como

lo más fuerte. De las múltiples posibilidades

nos decidimos por una:

a 1a1 5 ... ¤d6 6. ¥xc6 dxc6 7.

dxe5 ¤f5 8. £xd8+ ¢xd8 9. ¦d1+

¢e8 10. b3 a5 11. a4 ¥e6 12. ¤g5

¥b4 13. ¤xe6 fxe6 14. c3 ¥e7 15.

¦a2 h5 16. g3 g5 17. ¥a3 ¦d8 18.

¦xd8+ ¢xd8 19. ¦d2+ ¢c8 20.

¢g2 ¦f8 21.¦d3 b6 22. ¥c1 g4 23.

h3 ¦g8 24. ¥f4 ¥d8 25. hxg4 hxg4

26. ¤d2 ¤e7 1–0 en 38 jugadas;

Julio Becerra Rivero-Luis Enrique

Valdés, Campeonato de Cuba,

Matanzas, 1995.

a 1a2 ) Pocos meses después de

jugada la partida que estamos rememorando,

Browne recibió una

nueva oferta «berlinesa», que esa

vez si aceptó; continuó con 5. d4

¥e7 6. £e2 ¤d6 7. ¥xc6 bxc6 8.

dxe5 ¤b7 9. ¤d4 0-0 10. ¦d1 £e8

11. ¥f4 f6 12. ¤c3 fxe5 13. ¥xe5

¥d6 14. f4 ¥c5 15. ¥xc7 £f7 16.


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 13

TRIBUTO

13

b4 ¥xb4 17. ¤a4 ¤c5 18. ¤xc5

¥xc5 19. ¢h1 d6 20. ¥a5 ¥b7 21.

¤b3 ¦ae8 22. £g4 ¥c8 y tras 42

jugadas las blancas tuvieron que

abandonar. Walter Browne-Hans

Ree; Torneo de Wijk aan Zee

(Países Bajos), 1976.

A 1b )5.¦e1, que según se afirma

permite al negro igualar sin dificultad.

5 ... ¤d6 6. ¤xe5 ¥e7 7.

¥d3 0–0 8. ¤c3 ¤xe5 9. ¦xe5 c6

10. b3 ¤e8 11. £f3 d5 12. ¥b2 ¥f6

13. ¦e2 ¤c7 14. ¤a4 ¥xb2 15.

¤xb2 ¤e6 16. c3 £d6 17. ¦ae1

¥d7 18. ¥b1 ¦ae8 19. d4 ¤f4 20.

¦e3 g6 21. b4 ¦xe3 22. fxe3 ¤h5

1/2-1/2 en 61 jugadas; Alexéi Shírov-Vasili

Ivanchuk; partida a la

ciega, Torneo Amber, Mónaco

(Principado de Mónaco), 1995.

Pero el negro no está obligado

a tomar el peón. Puede continuar

con jugadas normales de desarrollo

como:

A 2 ) 4 ... ¥e7 5. ¦e1 d6 6. c3

0–0 7. d4 ¥d7 8. £e2 ¦e8 9. d5

¤b8 10. ¥xd7 ¤bxd7 11. c4 c6 12.

¤c3 a6 13. ¥e3 ¤g4 14. ¥d2

¤gf6 15. b4 £c7 16. ¦ec1 ¦ec8

17. ¥e3 ¤g4 18. dxc6 bxc6 19.

¥d2 ¤gf6 20. a4 ¥d8 21. a5 £b8

22. ¦cb1 1/2-1/2 en 45 jugadas; Judit

Polgar-Nigel Short; Olimpiada

de Moscú (Rusia) de 1994.

A 3 ) 4 ... ¥c5, una de las jugadas

más practicadas en los últimos

años. 5. c3 0–0 6. d4 ¥b6 7.

¥g5 h6 8. ¥h4 d6 9. a4 a5 10. ¦e1

exd4 11. ¥xc6 bxc6 12. ¤xd4 ¦e8

13. ¤d2 g5 14. ¥g3 c5 15. ¤b5

¥b7 16. e5 dxe5 17. ¤c4 £d5 18.

£xd5 ¤xd5 19. ¥xe5 ¥c6 20. f3

f6 21. ¥g3 ¦xe1+ 22. ¦xe1 ¦e8

23. ¢f2 ¦xe1 24. ¢xe1 ¢f7 25.

¢d2 ¢e6 26. ¤xb6 1/2–1/2; Judit

Polgar-Borís Spasski; Torneo de

mujeres contra veteranos, Praga

(República Checa), 1995.

B) 4. £e2, considerada menos

efectiva que la anterior. Se

juegan con precisión las negras

no deben tener problemas. Lo natural

es 4 ... ¥c5 ó 4 ... ¥e7 y las

blancas disponen de diversas continuaciones.

Por ejemplo:

b 1 ) 4 ... (c5 5. c3 0–0 6. ¥xc6

bxc6 7. ¤xe5 d6 8. d4 ¥b6 9. ¤d3

¤xe4 10. 0–0 ¦e8 11. ¦e1 ¥a6 12.

£f3 £f6 13. ¤f4 ¤xc3 14. ¥e3

¤b5 15. ¤c3 ¤xd4 16. ¥xd4

£xd4 17. ¤h5 ¦e5 18. ¤e4 d5 19.

¤ef6+ gxf6 20. ¤xf6+ ¢h8 21.

¤g4 ¦e4 22. ¤h6 ¦f4 0–1 0–1;Alfredo

Giaccio-Sergio Slipak; Buenos

Aires (Argentina), 1995.

b 2 ) 4 ... .¥e7 5. c3 d6 6. d4

¤d7 7. 0–0 0-0 8. ¤bd2 ¥f6 9. d5

¤e7 10. ¥d3 c6 11. c4 a5 12. b3 g6

13. ¥a3 c5 14. ¥b2 ¥g7 15. g3

¢h8 16. ¦ae1 ¤f6 17. ¤h4 ¤fg8

18. ¤g2 a4 19. f4 f6 20. ¤e3 ¤h6

21. ¥c3 axb3 22. axb3 ¥h3 23.

¦f2 ¥d7 24. £f1 ¤f7 25. f5 g5 26.

¥e2 ¤g8 27. h4 gxh4 28. gxh4

¥h6. 1/2-1/2 en 84 jugadas; Anatoli

Kárpov-Arthur Bisguier, Caracas

(Venezuela), 1970

C) 4. d4, la tercera de las variantes

típicas de la posición, y una

de las más practicadas, aunque

muchos autores consideren este

avance precipitado. Nos limitaremos

a ejemplificar con una partida

que ya ha trascendido en el con-


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 14

14

LOS APORTES DE PAUL KERES

texto teórico de esta defensa: 4 ...

exd4 5. 0–0 a6 6. ¥xc6 dxc6 7. e5

¤e4 8. ¦e1! ¤c5 9. ¥g5! £d5 10.

¤xd4± ¤e6 11. ¤xe6 ¥xe6 12.

£h5! y la posición del blanco es

preferible. 1–0 en 52 jugadas;

Alonso Zapata-Walter Arencibia;

Linares (México), 1992.

En la partida del texto Keres

continuó con

➪ 4 ... d6

y el blanco optó por

➪ 5. c3

que no es la continuación más

popular, lo que indica claramente

que Browne trataba de evitar una

receta de la bien nutrida despensa

de su temible opositor.

La alternativa más frecuente

es 5. c4, aunque en tiempos de

Blackburne se prefería el avance

5. ¤c3; cosa de los antiguos...

En una partida reciente se siguió

con 5. c4 g6 6. ¤c3 ¥g7 7.

¤d5 ¤d7 8. ¥g5 f6 9. ¥e3 0–0 10.

h4 ¤e7 11. c5 ¤xc5 12. ¥xc5 dxc5

13. ¥c4 ¥e6 14. h5 ¤xd5 15. exd5

¥f7 16. hxg6 hxg6 17. ¤h4 f5 18.

£f3 £f6; y las negras ganaron

luego de 19. g4 e4 20. £h3 fxg4

21. £xg4 exd3 22. ¥xd3 ¥xd5 23.

f3 ¦ae8+ 24. ¢d1 ¦d8 25. ¢e1

¦fe8+ 26. ¢f1 ¦e3 27. ¥xg6

¦xf3+ 28. ¤xf3 ¥xf3 29. ¥h7+

¢f8 0–1; Martin Mrva-Constantin

Ionesco; Odorheiu Secuiesc (Rumania),

1995.

➪ 5 ... ¥e7

En esta posición Short recomienda

5 ... g6, pero hay que tener

en cuenta la experiencia de los

grandes encuentros del pasado.; es

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

clásica la partida de Steinitz contra

Zukertort, decimoctava partida

del Campeonato mundial de

1886 disputada en Nueva Orleans

(EE. UU.) en la que el blanco quedó

mejor luego de 5 ... g6 6. d4

¥d7 7. ¤bd2 ¥g7 8. dxe5 ¤xe5 9.

¤xe5 dxe5 10. £e2 0–0 11. f3 a5

12. ¥d3 £e7 13. ¤f1! ¥e6 14. g4!?

De todas maneras son interesantes

los comentarios de su partida

contra Gulko (negras), Linares

(España), 1990, en relación

con la continuación 5 ... ¥d7, y

que transcribimos a continuación:

6. ¤bd2 (novedad, lo habitual era

6. ¥a4) 6 ... g6 7. ¤f1 ¥g7 8. ¥g5

h6 9. ¥h4 ¤a5?! (9 ... ¤e7= 1) 10.

¥a4! ¥xa4 11. £xa4+ ¤c6 12.

¤e32 £d7 13. 0–0 0–0 14. ¢h1

[14. h3 ¤d4=] 14 ... ¤d8 15. £c2

¤g4 [15 ... ¤e6 16. ¦ad12 (16. d4

exd4 17. cxd4? g5 18. ¥g3 g4 xd4)

] 16. h3 ¤xe3 17. fxe3 ¤e6 18. d4

exd4 [18 ... c5 19. dxe5 dxe5 20.

¦ad1 xd5; 18 ... f6!? 19. ¦f22] 19.

exd4 f5 20. ¦ae1 ¦ae8 [20 ... f4?

21. d5 … e5± xg6] 21. exf5 ¦xf5

22. ¥g3 … ¤h4 [22. g4? ¦ff8 23.

£xg6 ¤f4] 22 ... £f7 23. £e2 [23.


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 15

TRIBUTO

15

£a4!? … 23 ... a6 24. d5!+-, … 23

... b5 24. £a7 ¦f8±] 23 ... ¥f6! 24.

£e4 d5 25. £d3 c6 26. ¥e5± ¤f4

27. £d2 ¤xh3? [27 ... ¤h5! … 28.

g4? ¥e5! xg3 28. ¢g1!±] 28. g4!+-

¥g5 29. £g2 ¤f4 30. £h2 ¦f6 31.

¤xg5 hxg5 32. ¥xf6 1–0

Sin embargo, estas posiciones

fueron muy seriamente tratadas

por dos de los más grandes “ruylopistas”

que recuerda el ajedrez

moderno: Steinitz y Lasker. Y para

aquellos que aún piensan que

los grandes maestros del pasado

están «pasados de moda», incluimos

la siguiente continuación: 5

... ¥d7 6. ¥a4 g6 7. ¤bd2 ¥g7 8.

¤c4 0–0 9. ¤e3 ¤e7 10. ¥b3 c6

11. h4 £c7 12. ¤g5 d5 13. f3 ¦ad8

14. g4 dxe4 15. fxe4 h6 16. £f3

¥e8 17. ¥c2 ¤d7 18. ¤h3 ¤c5

19. ¤f2 b5 20. g5 h5 21. ¤f5 gxf5

22. exf5 f6 23. g6 ¤xg6 24. fxg6

¥xg6 25. ¦g1 y el blanco ganó en

42 jugadas. Steinitz–Emanuel

Lasker; Campeonato mundial

(Nueva York, Filadelfia, Montreal),

2ª partida; Nueva York (EE.

UU.), 17 de marzo de 1894.

➪ 6. ¤bd2

La alternativa natural es 6.

0–0 0–0 7. ¦e1 a6 8. ¥a4 ¤d7.

Aquí Nunn continúa con 9. ¥c2

preparando el avance central. Se

puede seguir con 9 ... ¤b6 10. d4

¥f6 11. h3 ¥d7 12. ¤a3 ¤e7 13.

¥e3 ¤g6 14. £d2 £e7 15. ¦ad1

¦ad8 16. £c1 h6 17. dxe5 ¤xe5

18. ¤d4 c5 19. ¤e2 ¥h4 20. ¤f4

£f6 21. ¦f1 g5 22. ¤h5 ¤f3+ 23.

¢h1 £g6. Las negras ganaron en

41 jugadas; John Nunn-Alexander

Morozévich; Torneo a la memoria

de Donner, Ámsterdam

(Países Bajos), 11 de marzo de

1995.

➪ 6 ... 0–0 7. 0–0

De nuevo hay que recurrir a

los polvorientos tratados de antaño,

y revitalizar encuentros como

este: 7. ¤f1 a6 8. ¥a4 b5 9. ¥b3

¤a5 10. ¤e3 ¤xb3 11. axb3 ¦e8

12. 0–0 ¥f8 13. ¦e1 d5 14. exd5

¤xd5 15. ¤xd5 £xd5 16. c4 bxc4

17. bxc4 £d6 18. ¥f4 f6 19. d4

¥b7 20. dxe5 fxe5 21. ¤xe5 £f6

22. £b3 ¥c8 23. ¥g3 ¥e6 24.

£a4 a5 25. £c6 ¥b4 26. ¦e2 ¥g4

27. £d5+ ¥e6 28. £c6 ¥g4 29.

£d5+ ¥e6 1/2–1/2; Eduard Hymes-Emanuel

Lasker; Nueva

York, 1 de mayo de 1901.

➪ 7 ... .¥d7 8. ¦e1 ¦e8 9. ¤f1

¥f8 10. ¥g5 h6 11. ¥h4 ¥e7

Las negras deciden retornar

con su alfil, tras lo cual se producirán

una serie de cambios prácticamente

forzados, que garantizan

al menos la igualdad.

➪ 12. ¤e3 ¤g4 13. ¥xe7 ¤xe7

14. ¤xg4

Era interesante 14. £b3.

➪ 14 ... ¥xb5 15. ¤h4 ¥d7 16.

¦e3 ¢h7 17. ¦g3 ¤g8

Para reubicar el caballo en f6.

La alternativa era 17 ... ¤d5 18.

¤f3 ¤f4 19. ¤e3 y el blanco, aún

sin alfiles, conserva ligera ventaja.

➪ 18. ¤f3 ¥xg4 19. ¦xg4 ¤f6

20. ¦h4 ¢g8 21. ¦h3 d5

Resueltas las amenazas en el

flanco rey, la posición negra comienza

a resultar superior.


Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 16

16

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 22. £e2 £d7 23. ¤h4 dxe4

24. dxe4 ¦ad8 25. ¤f5 £d2

8

7

6

5

técnica: 36. h3 ¤g5 37. ¦g3 f5 38.

¤xf5+ gxf5 39. h4 f4 40. ¦g4 ¢g6

41. hxg5 hxg5 42. g3 ¢f5 43. f3

¦d1+ 44. ¢g2 Las blancas abandonaron

sin esperar respuesta y

Keres obtuvo su última victoria.

¡Una victoria hacia la inmortalidad!

4

3

2

1

a b c d e f g h

Muy propio del «estilo Keres»:

tras las escaramuzas tácticas

las negras se las arreglan para

que todas sus piezas actúen en

perfecta armonía.

➪ 26. £f3 ¦e6 27. ¦g3 g6 28.

¦f1?!

Una jugada «rara». Las blancas

están calculando posibles sacrificios

en ‘g6’, con el subsiguiente

desplazamiento de la dama hacia

esa zona, pero esto daría a las

negras posibilidades de ataque

por ‘d1’ y ‘f2’; de ahí el interés de

eliminar las posibles amenazas de

mate.

➪ 28 ... £f4!

Pero el resultado concreto es

que las blancas tienen ahora un

peón colgante.

➪ 29. ¦d1 ¦ee8 30. ¤e7+ ¢g7

31. ¤d5 £xf3 32. ¦xf3 c6 33. ¤e3

¦xd1+ 34. ¤xd1 ¦d8 35. ¤e3

¤xe4

Materializando la ganancia

del peón. El resto es cuestión de


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 17

Parte

CONTRIBUCIÓN

A LA TEORÍA

DE LAS

APERTURAS


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 18


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 19

Apertura Ruy López

Con motivo del fallecimiento

del maestro, la revista

cubana Jaque Mate, de

agosto de 1975, publicó un monumental

trabajo del árbitro internacional

Carlos A. Palacio, fallecido

hace algunos años, en el que

se aborda la figura del gran maestro

estoniano a través de sus muy

diversas facetas; y fue a partir de

las referencias de ese artículo,

que nació y se desarrolló la idea

de investigar, con la mayor profundidad

posible, el alcance de las

más importantes contribuciones

de Paul Keres en materia de teoría

de las aperturas.

Pero... ¿qué criterio de clasificación

adoptar?; ¿por cuál apertura

comenzar?

Una sola cuestión merecía tenerse

en claro: era indispensable

iniciar este estudio por la Apertura

Española y culminarlo por la

Defensa Siciliana. Las razones se

comprenderán con el transcurso

de la obra.

Como si se tratara de la «piedra

sagrada» de los elegidos, el

conocimiento profundo de la

Apertura Española ha sido atributo

de todas las grandes figuras

de la historia del Ajedrez, desde

Chigorin y Steinitz, hasta el inmenso

Anatoli Kárpov de nuestros

días, pasando por casi todos

los campeones mundiales.

Paul Keres fue también un

profundo conocedor de esta apertura,

y la utilizó con éxito, tanto

con las piezas blancas como con

las piezas negras. De hecho, quien

pretenda alcanzar la esencia misma

de sus intrincados caminos, no

puede dejar de estudiar sus magníficas

partidas dentro de la Variante

Chigorin y la Steinitz diferida,

como tampoco puede ignorar

sus aportes dentro de los esquemas

abiertos.

Una ojeada al árbol general

de variantes básicas de esta apertura

nos muestra la presencia de

Keres hasta en las continuaciones

menos conocidas, y su tratamiento

extensivo requeriría, sin duda,

de una rica monografía, que quizás

algún día escribiremos.

Pero en una panorámica general

que permita el retrato de nuestro

héroe, tiene necesariamente

que lograrse la compatibilidad entre

la mirada totalizadora desde las

alturas con la belleza de la observación

panorámica del vuelo en el

aterrizaje, tal como si se tratara de

un efecto zoom de la realidad.

Haciendo una pequeña digresión,

vale la pena mostrar un breve

resumen que permita destacar


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 20

20

LOS APORTES DE PAUL KERES

algunas de las variantes en las

que el maestro realizó aportes

importantes.

Después de las jugadas 1. e4

e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4

¤f6 5. 0–0 las negras están en la

disyuntiva de decidir si optan por

las complicadísimas y agudas

continuaciones del sistema abierto

(5 ... ¤xe4) o si prefieren el árbol

infinito de derivaciones estratégicas

que caracterizan a la ma-

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6

4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

1 ¥a 0–0 ¦e1 ¥b3 c3 h3 ¥c2 d4 ¤bd2 cxd4

¤f6 ¥e7 b5 d6 0–0 ¤a5 c2 £c7 cxd4 ¥b7

2 ... ... ... ... ... ... ¤f1 ¤g3*

... ... ... ... ... ... ¦fe8

3 ...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

... ¥d7

4 ...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

¦d8*

5 ...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

...

... ... ¤d7*

6 ...

...

...

...

...

...

...

...

...

¤a5

¥c2

c5

d4

£c7

h4*

7 ...

...

...

...

e2

b5

b3

d6

a4

g4

c3

0–0

axb5

axb5

¦xa8 £xb5

£xa8 ¤a7*

8 ...

...

...

¤xe4

d4

b5

¥b3 dxe5 £e2*

d5 e6

9 ...

...

c3 Véase la variante de los cuatro caballos

10 ...

d6

c3

¥d7

d4 ¥b3 ¤bd2¤c4

¤ge7 h6 ¤g6 ¥e7

¤e3

0–0

0–0

¦e8!*

11 ...

...

c4*

12 ¥xc6 Véase la variante del cambio

(*) Popularizadas por Keres

yoría de las variantes del sistema

cerrado (5 ... ¥e7).

Siendo un jugador ambivalente

en la apertura Ruy López, es

natural que la presencia de Keres

este diseminada tanto por uno

como por otro sistema, aunque en

general su juego con negras se

encaminaba hacia posiciones típicas

de la Defensa Chigorín.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 21

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

21

El siguiente esquema puede

ayudar a tener una imagen más

clara de aquellas combinaciones

que Paul Keres practicó con mayor

frecuencia, indicándose en

cuáles introdujo ideas importantes.

En las páginas que siguen se

resumen los más significativos

aportes que Keres introdujo en

esta apertura, acompañados con

algunas notas de actualidad.

En cuanto al orden de exposición,

preferimos no establecer

ninguna prioridad específica, sino

ajustarnos de cierta manera a

la trascendencia efectiva que en

su momento tuvieron cada una

de estas ideas, y por tanto, es justo

comenzar por el sistema cerrado,

defensa Chigorin; y dentro

de esto, por la variante que desde

el primer momento lleva su

nombre.

Defensa Chigorin

Fue la defensa Chigorin una

de las líneas de juego que recibió

su mayor atención, siendo numerosos

sus aportes, no importa el

color con que jugara.

Variante Keres

En cierta forma, casi se puede

afirmar que no hay caminos que

no hayan sido suficientemente

explorados en las primeras 15 jugadas

de este sistema, pero...

Durante el Torneo de Candidatos

de Curazao (Pequeñas Antillas),

en 1962, se llegó en varias partidas

a la posición clásica de esta

variante, que por lo rutinaria bien

podríamos tildar de «aburrida».

Así, luego de las jugadas 1. e4

e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4

¤f6 5. 0-0 ¥e7 6. ¦e1 b5 7. ¥b3

d6 8. c3 0–0 9. h3 ¤a5 10. ¥c2 c5

11. d4 las negras alcanzan el punto

donde, casi mecánicamente se

solía jugar 11 ... £c7; o alternativas

más modernas, como 11 ...

¥b7 y 11 ... . ¤c6.

Pero en Curazao Keres se presentó

muy bien pertrechado, sorprendiendo

al mundo con una

nueva continuación, que le reportó

inmediatos beneficios: encontrándose

nada menos que frente

a Mijaíl Tal, el gran maestro estoniano

respondió con :

8

7

6

➪ 11 ... ¤d7!?

No hay dudas de que la defensa

Chigorin es uno de los sistemas

más estudiados de la apertura Española,

sólo comparable con el

sistema abierto y con el popular

ataque Marshall.

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 22

22

LOS APORTES DE PAUL KERES

Según narra el propio Keres,

él ensayó esta idea tres veces en

el propio torneo –en realidad fueron

cuatro– obteniendo buenos

resultados. Jugando contra Fischer

(es necesario recordar que

estos torneos se desarrollaban,

maratonianamente, a cuatro vueltas)

una de las partidas continuó

con 12. dxc5 dxc5 13. ¤bd2, variante

que el propio Fischer sustituyó

por 12. d5 en otra de las

vueltas del evento, continuando

Keres con 12 ... ¤b6 13. g4 h5! 14.

¤h2 hxg4 15. hxg4 ¥g5. Según

Keres, esta variante es inferior a

la que se produce tras 12. dc, pero

en un artículo que resume las novedades

del torneo, publicado en

la revista cubana Jaque Mate, junio-agosto

de 1964, el MI Francisco

José Pérez destaca que la línea

de Fischer se empleó en otras tres

partidas del evento –véase qué

trascendencia en tan poco espacio

de tiempo– con resultados

muy satisfactorios.

Aun así, Keres opina que la

continuación más recomendable

se produjo en la partida original,

en el primer encuentro con Tal,

donde luego de 11. ... ¤c6 12.

¤bd2 cxd4 13. cxd4 ¤d7 14. ¤b3

a5 15. ¥e3 a4 el negro quedó mejor.

Tal mejoró la línea jugando

contra Keres, varias rondas después,

14. a3, a lo que continuó 14

... exd4 15. ¤b3 ¤de5 16. ¤fxd4

¥f6, pero ahora el blanco respondió

17. ¥d2? (en vez de 17.

¤xd4) y el negro se hizo de la iniciativa

con 17 ... ¤xd4 18. ¤xd4

¤d3! y tras una dura lucha el negro

venció en 41 jugadas.

Como era habitual en él, Keres

apenas volvía a jugar sus propias

ideas: sencillamente, no se

repetía a sí mismo, y por eso vemos

que, en los próximos 10 años,

sólo la aplicó en muy contados

encuentros. Los siguientes ejemplos

pueden resultar interesantes:

1) 12. ¤bd2 cxd4 13. cxd4

¤c6 14. ¤f1 ¤b6 15. b3 ¥f6 16.

¥b2 ¥d7 17. ¤e3 ¦c8 18. £d2

exd4 19. ¤xd4 ¥e5 20. ¤xc6

¦xc6 21. ¥xe5 dxe5 22. ¦ad1 £c8

23. ¢h2 ¥e6 24. ¥b1 f6 25. ¤f5

£c7 26. ¦c1 ¤c8 27. ¦xc6 £xc6

28. ¦e3 £b6 29. ¦d3 a5 30. h4

£c7 1/2–1/2 en 48 jugadas; Tal-

Keres; Moscú, 1963.

2) 12. ¤bd2 .cxd4 13. cxd4

¤c6 14. a4 bxa4 15. ¥xa4 ¥b7 16.

¤c4 £c7 17. ¦a3 exd4 18. ¥xc6

¥xc6 19. ¤xd4 d5 20. ¦g3 dxc4

21. ¤f5 ¥f6 22. ¦xg7+ ¥xg7 23.

£g4 £e5 24. ¥h6 £f6 25. ¥xg7

£g6 26. ¤e7+ ¢xg7 27. ¤xg6

hxg6 28. e5 ¦fe8 29. £xc4 ¦e6 30.

£d4 0–1 en 59 jugadas; Bozidar

Ivanovic-Keres; Sarajevo (Bosnia-Herzegovina),

1972.

3) 12. ¤bd2 ¦e8 13. ¤f1

exd4 14. cxd4 ¥f6 15. e5 dxe5 16.

dxe5 ¥e7 17. e6 fxe6 18. ¦xe6

¤f6 19. £xd8 ¥xd8 20. ¦xe8+

¤xe8 21. ¥g5 ¥f6 22. ¥xf6 ¤xf6

23. ¤e3 ¥b7 24. ¤e5 ¦e8 25.

¤d3 c4 26. ¤c5 ¦c8 27. ¤xb7

¤xb7 28. ¦d1 ¦d8 29. ¦xd8+

¤xd8 1/2–1/2 en 41 jugadas; Vladímir

Lepeshkin-Keres; XXXIII


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 23

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

23

Campeonato de la URSS, Reval

(Estonia), 1965.

En los últimos años, la variante

Keres ha mantenido su total

vigencia, jugándose en innumerables

partidas; y aunque no es

propósito de este libro entrar en

detalles de actualidad —que

tampoco conducen por el camino

de la universalidad—, no está

de más incluir algunos ejemplo,

más o menos recientes que permitan

tener una idea del desarrollo

de la variante. El resto

queda para libros especializados

en el tratamiento de esta variante

de juego.

En la actualidad se continúa

jugando la secuencia 12. ¤bd2

cxd4 13. cxd4 ¤c6 y ahora las

blancas optan por:

A) 14. ¤f1 exd4 15. ¤xd4

¤xd4 16. £xd4 ¤e5 con las siguientes

alternativas básicas:

a 1 ) 17. ¤e3 ¥f6 18. £d1 ¥e6

19. ¤d5 ¥xd5 20. £xd5 ¦c8 21.

¥b3 ¤c4 22. ¦b1 (22. ¦e2 ¦c5 23.

£d1 d5 – +) 22 ... ¦e8 23. ¥f4 ¥e5

24. ¥e3 £f6 con ligera ventaja para

el negro 1/2–1/2 en 41 jugadas;

Judit Polgar-Jeroen Piket; partida

rápida, Paquebrune (Principado

de Mónaco), 1992.

a 2 ) 17. f4 1¤c6 18. £f2 (18.

£d1!?) 18 ... ¥h4! 19. g3 y ahora

luego de 19 ... ¥f6 las blancas introdujeron

la jugada 20. ¢h2, en

vez de la conocida 20. ¦d1. Esto

se produjo en la partida Alex

Sherzer y Jeroen Piket, Biel (Suiza),

1993, donde luego de 20 ...

¥b7 21. ¤e3?! (preferible era 21.

¦d1 .¦c8) 21 ... ¥d4! 22. £f3 ¦c8

23. ¥b3 ¤e7 24. ¦d1 £b6 25.

¤c2 ¥c5 26. f5 d5! las negras obtuvieron

un juego muy favorable,

venciendo en 40 jugadas.

B) 14. a3 ¤b6!? (14 ... exd4)

15. d5 ¤a5 16. ¤f1 ¥d7 17. g4?!

(17. b3) 17 ... £c7 18. ¤g3 ¦fc8

19. ¥d3 ¤a4 20. ¤f5 ¥d8 21.

¤xg7? que dejo al blanco muy

mal tras 21 ... ¢xg7 22. £d2 f6

con ventaja decisiva. 0–1 en 36 jugadas;

Marc Dutreeuw-Piket;

Amberes (Bélgica), 1993.

C) 14. ¤b3 a5 15. ¥d3 ¥a6

16. d5 ¤b4 17. ¥b1 a4 18. ¤bd4

exd4 19. a3 ¤d3 20. ¥xd3 ¥f6 21.

¥d2 £b6 22. ¥b4 ¦ac8 23. £d2

¦fe8 24. ¦ad1 ¤e5 25. £f4 ¤c4

26. £f5 ¤e5 27. ¥b1 ¤g6 28.

£h5 ¦c7 29. ¤g5 ¤f8 30. ¤xh7

¤xh7 31. e5 g6 32. ¥xg6 ¤f8 33.

¥h7+ ¤xh7 34. exf6 ¤xf6 35.

£g5+ ¢h7 36. £xf6 ¦g8 37. ¦e4

1–0; Iván Moravic Fernández-Raset

Zratdinov; Torneo abierto de

Nueva York, 1995.

También se sigue jugando 12.

dxc5 dxc5 13. ¤bd2 f6 14. ¤h4

¤b6 15. ¤f5 ¦f7. Aquí lo habitual

es seguir con [16. £f3; 16.

£g4] pero en la partida que estamos

considerando las blancas

optaron por 16. ¤b3 y luego de

16 ... ¤b7 17. ¥e3 £c7 18. ¤d2

¥f8 19. a4 ¥e6 20. axb5 axb5 21.

¦xa8 ¤xa8 22. £a1 £c8! 23.

£a7 ¤d8! 24. £a5 ¦b7! 25. ¤b3

¤b6 26. £xb5 ¤d7 con igualdad.

1–0 en 44 jugadas; Serguéi Dol-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 24

24

LOS APORTES DE PAUL KERES

mátov-Piket; Groninga (Países

Bajos), 1993.

Variante 12 ... ¦d8

Ya hemos comentado que fue

Keres un profundo conocedor de

la Defensa Chigorín clásica, y por

tanto, era obvio que en muchas

de sus partidas se presentaran

novedades interesantes. Una de

esas novedades, trascendente hasta

nuestros días, es la que produjo

luego de las jugadas:

Isaak Boleslavski - Paul Keres

Torneo de Candidatos, Zúrich,

1953

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5

a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1

b5 7. ¥b3 0–0 8. c3 d6 9. h3 ¤a5

10. ¥c2 c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2

A esta posición llegó Keres en

múltiples oportunidades, optando

en general por la continuación 12

... cxd4, como en sus encuentros

con Bronstein y Smislov de los

años cuarenta; o la continuación 12

... ¥b7, como en sus partidas contra

Guéler y Averbach en los años

cincuenta. Pero jugando contra

Boleslavski, en el torneo de Zúrich

de 1953, Keres introduce una jugada

que, por su simplicidad, sorprende

que no se haya producido

antes en partidas oficiales:

➪ 12 ... ¦d8 !?

Como destaca Keres, la importancia

de la novedad no radicaba

tanto en su posible efecto

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

táctico, como en la dificultad que

se creaba a Boleslavski, que debía

encontrar en pocos minutos una

respuesta apropiada. Por eso, en

tales circunstancias era natural

que respondiera:

➪ 13. ¤f1

Pudiera el lector suponer que

Keres dejaría en sus análisis algunas

ideas de cómo debía continuar

el blanco, pero todo lo contrario:

por lo que conocemos, y como en

casi todas sus novedades más importantes,

¡ni siquiera volvió a repetir

la jugada en esta posición!,

salvo partidas intrascendentes, como

su encuentro con Nilsson, en la

Olimpiada de Ámsterdam de 1954.

Algunos ejemplos recientes

podrán servir aquí para ilustrar el

tratamiento actual que recibe esta

variante.

A) 13. d5 c4 14. ¤f1 ¤b7 15.

¤g3 (o también 15. ¤3h2!? ¦e8 16.

¤g3 g6?! 17. f4! exf4 18. ¥xf4 ¤d7

19. ¤g4! ¤e5 20. ¤h6+ ¢g7 21.

¤gf5+! con fuerte ataque: 21 ...

gxf5? 22. exf5 ¥f6 23. £h5 ¢f8 24.

¤g4 ¤xg4 25. hxg4 ¦e7? 26. g5+-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 25

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

25

£c5+ 27. ¢f1 ¥xf5 28. gxf6; 1–0;

John Van der Wie-Zsuzsa Polgar,

Holanda, 1991) 15 ... a5! 16. ¤h2

¤c5 17. f4 b4 y la posición del negro

es preferible. La partida continuó

con 18. ¤f3 ¦b8 19. cxb4?!

(19. ¤h1!? ¥a6 20. ¤f2 ¦dc83 = +

19. ¥e3!?) 19 ... axb4 20. b3 c3

21. f5 ¥a6 0–1 en 41 jugadas; Stefan

Kindermann-Artur Yusúpov;

Hamburgo (Alemania), 1991.

B) 13. b3 ¥d7 14. d5 g6 15.

¤f1 c4 16. b4 ¤b7 17. ¥g5 a5 18.

a3 ¦a6 19. ¤g3 ¦da8 20. ¦c1 axb4

21. axb4 £d8 22. ¥e3 ¤e8 23.

¥b1 ¤g7 24. £d2 h5 25. ¤e2 f6

26. ¤g3 £e8 27. ¤h2 h4 28. ¤gf1

g5 29. ¤g4 £g6 30. £d1 ¤d8 0–1

en 48 jugadas; Mijaíl Brodski-Piket;Wijk

aan Zee, 1995.

➪ 13 ... d5?!

Una muestra de que Keres no

tenía realizados extensos estudios

de esta posición antes de la partida,

es el comentario en el que declara

que «un amplio y posterior

análisis demostró» que era preferible

intercalar las jugadas 13 ...

cxd4 14. cxd4 y tan sólo ahora hacer

14 ... d5. Esta receta fue aplicada

por Kárpov, y luego de 15.

exd5 (es interesante 15. ¤xe5

dxe4 16. ¤g3! ¥d6 17. £e2 ¥xe5

18. dxe5 £xe5 19. ¤xe4 –19. ¥d2!

seguido de 20. ¥c3 recuperando

el peón. Euwe– 19 ... ¥f5 20. ¥g5

¥xe4 21. ¥xf6 £xf6. 1/2–1/2 en

41 jugadas; Zandor Nilsson-Keres;

Olimpiada de Ámsterdam,

1954 15. ... exd4 16. ¥g5 ¤xd5 17.

¦c1 £d6 18. ¥e4 ¥xg5 19. ¤xg5

g6 20. £f3 ¥e6 21. ¥xg6 hxg6 22.

¦xe6 £d7 23. ¦d6 £f5 24. £xf5

gxf5 25. ¦xd8+ ¦xd8 26. ¤g3 ¤f4

27. ¢f1 d3 28. ¦d1 ¦d5 29. b3

¤c4 30. ¤f3 ¤b2 31. ¦d2 ¤c4 32.

¦d1 ¤b2 se alcanzó el empate

1/2–1/2; Borís Kalinkin-Kárpov;

Cheblrabinsk (Rusia), 1961.

La partida original continuó

con 14. exd5 exd4 15. cxd4 ¤xd5

16. £e2 ¥b7 17. ¤g3 cxd4 18.

¤xd4 g6! y las negras obtuvieron

una posición ventajosa. Pero Boleslavski

no tuvo en cuenta 18.

¤c5!, que hubiera consolidado la

iniciativa de las blancas. El desarrollo

posterior del encuentro fue

como sigue:

19. ¥h6 ¥f6 20. ¤b3 ¤c4 21.

¤e4 ¥xb2 22. ¤bc5 ¥xa1 23.

¦xa1 f5 24. ¤xb7 £xb7 25. ¤c5

£c6 26. ¤d3 ¤c3 27. £e1 £f6 28.

f4 ¤e4 29. ¢h2 £c3 30. £b1

¤cd2 31. £c1 ¦xd3 32. ¥xd3

£xd3 33. £c7 ¤f3+.

Variante 12 ... ¥d7

Partiendo de la misma continuación

anterior, pero jugando

con blancas, en muchas oportunidades

tuvo Keres que enfrentarse

contra las complejidades de esta

variante, en la que introdujo también

novedades interesantes.

Aquí es de especial interés la

posición que se produce luego de

las jugadas:

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4.

¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1 b5 7.

¥b3 0–0 8. c3 d6 9. h3 ¤a5 10. ¥c2

c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2 ¥d7 conti-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 26

26

LOS APORTES DE PAUL KERES

nuándose con 13. ¤f1 ¦fe8, conocida

como Variante Yugoslava.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Resulta obvio que esta posición

fue estudiada detalladamente por

Keres, ya que a partir de la misma

practicó, con relativa frecuencia,

las siguientes continuaciones:

A) Variante 14. ¤g3

Aunque no lo dice con términos

exactos, Euwe nos da a entender

que esta jugada fue introducida

por Keres, cuando en realidad

ya la encontramos en la partida

disputada entre Gueorgui Lisitsin

y Mijaíl Bovítnik en el Campeonato

de la URSS de 1940..

En los ejemplo que siguen podremos

encontrar una muestra de

las ideas principales que se han

visto en la práctica, aunque no se

reportan novedades en los últimos

años.

a 1 ) 14 ... g6 15. ¥g5! superior

a 15. ¥d3 ¥f8 16. ¥g5 ¥g7 17.

¦c1 ¤c6 18. ¥b1 ¤d8 19. £d2

¤e6 20. ¥e3 ¦ad8 21. ¦cd1 ¥c8

22. d5 ¤f8 23. ¥g5 h5 24. c4 ¤8h7

25. ¥e3 b4 26. ¥c2 ¥d7 27. ¦a1

a5 28. £d1 ¦a8 y culminó en empate

en 41 jugadas. David Bronstein-Svetozar

Gligoric; enfrenta-

miento URSS-Yugoslavia, San

Petersburgo (Rusia), 1957.

➪ 15 ... ¦ad8

Aquí se considera superior 15

... ¢g7! 16. a4 ¥e6?! (Según Keres

era preferible ... h6) 17. £e2

¥c4 18. £e3 ¥b3 19. ¥xb3 ¤xb3

20. ¦a3 con ventaja de las blancas.

1–0 en 33 jugadas; Keres-Borislav

Ivkov; Bled (Eslovenia), 14

de septiembre de 1961.

➪ 16. a4 c4 17. axb5 ¥xb5 18.

¤h2 ¤c6 19. b3 ¤a5 20. b4 ¤c6

21. d5

Con ventaja de las blancas.

1–0 en 87 jugadas; Keres-Gligoric;

Zúrich, 1961.

a 2 ) 14 ... cxd4 15. cxd4 ¦ac8

16. ¦e2 ¤c6 17. ¥e3 exd4 18.

¤xd4 d5! con igualdad. 1/2–1/2 en

37 jugadas; Keres-Aleksander Matanovic;

enfrentamiento Yugoslavia-URSS,

Belgrado (Serbia y

Montenegro), 1961.

a 3 ) 14 ... ¦ac8 15. ¥d3 h6 16.

d5 c4 17. ¥c2 ¤b7 18. ¤h2 ¤h7

19. ¤g4 ¥g5 20. ¤e3 g6 21. ¤gf1

£d8 22. ¤h2 ¢g7 23. £e2 ¦f8 24.

¤f3 ¤c5 25. ¤xg5 hxg5 26. b4

cxb3 27. axb3 a5 28. ¥d2 ¦a8 29.

¦eb1 £c7 30. ¢h2 ¦fb8 1/2–1/;

Lisitsin-Botvínik; XII Campeonato

de la URSS, Moscú, 1940.

B) Variante 14. a4

Una idea que si fue introducida

por Keres, al parecer en su partida

contra Gligoric, en la Olimpiada

de Múnich (Alemania) de 1958,

variante que retomaron un año

después, en el Torneo de Candidatos

de Yugoslavia, en 1959.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 27

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

27

Veamos las principales alternativas

que podemos encontrar

en esta línea de juego.

b 1 ) 14 ... g6 15. ¥g5! ¥c6 16.

¤e3! 1/2–1/2 en 22 jugadas; Keres-Gligoric;

Olimpiada de Múnich,

1958.

b 2 ) 14 ... cxd4 15. cxd4 ¤c6

Otras posibilidades son ahora:

b 2a ) 16. ¤e3 ¤b4 17. ¥b3

bxa4 18. ¥xa4 ¥xa4 19. ¦xa4 a5

20. ¤f5 ¥f8 21. ¥g5 ¤d7 22. ¦a3

d5 23. dxe5 ¤xe5 24. ¥f4 ¤xf3+

25. ¦xf3 £d7 26. ¦g3 ¦a6 27.

¦xg7+ ¥xg7 28. £g4 £xf5 29.

£xf5 ¦f6 30. £d7 ¦fe6 31. ¦e3

dxe4 32. ¦g3 ¦a8 33. £d4 ¦g6 34.

£xe4 1–0 en 45 jugadas; Keres-

Gligoric; Torneo de Candidatos,

Yugoslavia, 11/11/1959.

b 2b ) 16. axb5 axb5 17. ¦xa8

¦xa8 18. dxe5 ¤xe5 19. ¤xe5

dxe5 20. ¥g5 ¥e6 21. ¤e3 h6 22.

¥xf6 (22. ¥xf6 ¥xf6 23. ¥b3 ¦d8

24. ¤d5 £a5 25. ¢h2 ¥g5 26.

£e2 ¦c8; 1/2–1/2; Gligoric-Tal;

Torneo de Candidatos, Yugoslavia,

21/09/1959) 22 ... ¥xf6 23.

¥b3 ¦d8 24. ¤d5 £a5 25. ¢h2

¥g5 26. £e2 ¦c8 1/2–1/2; Gligoric-Tal;

Bled, 1959.

b 3 ) 14 ... ¦ad8 15. ¥g5 ¥e6

16. ¤e3 cxd4 17. cxd4 ¤c4 18.

axb5 ¤xe3 19. ¥xe3 axb5 20. d5

¥d7 21. ¦a7 £b8 22. £a1 ¦c8 23.

¥d3 ¦c7 24. ¦a6 ¦ec8 25. £a5

¥d8 26. £b4 ¤e8 27. ¦ea1 ¦b7

28. ¥a7 £c7 29. ¢h2 g6 30. ¤d2

¥g5 31. ¤b3 h5 32. £e1 1–0 en 75

jugadas; Tal-Nikolái Kroguius;

XXVI Campeonato de la URSS,

Tiflis (Georgia), 1959.

Variante 12 ... cxd4

Es imposible sustraerse a la tentación

de seguir incluyendo referencias

que ejemplifiquen hasta qué

punto trabajó Keres en la Apertura

Española, y quiérase o no, no podemos

dejar de incluir una de las variantes

que con más frecuencia utilizó

en sus encuentros trascendentales

de los años cincuenta.

Siendo la época de esplendor

de la defensa chigorín clásica, en

pleno auge de sus variante 12 ...

¤c6 y 12 ... cxd4, resulta natural

que, tanto en una como en otra,

dejara Keres partidas interesantes.

En especial, nos interesa considerar

la segunda de estas, con la

continuación 13. cxd4 ¥b7!?,

pues aunque fue empleada mucho

antes por Alekhine, fueron

las partidas de Keres las que motivaron

que sus contemporáneos

le dedicaran una mayor atención.

Después de las jugadas iniciales

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6

4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1 b5

7. ¥b3 d6 8. c3 0–0 9. h3 ¤a5 10.

¥c2 c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2 cxd4

13. cxd4 ¥b7 se alcanza la posición

que muestra el diagrama.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 28

28

LOS APORTES DE PAUL KERES

Aquí la alternativa es 13 ...

¤c6, también jugada por Keres,

pero en la que nos ocupa fue donde

realmente dejó su huella más

profunda, como veremos en las

notas que siguen.

La continuación que mejor se

ajusta al sentido de la posición es

ahora:

➪ 14. ¤f1

aunque también se responde

con frecuencia 14. d5, que era la variante

favorita de Bronstein, empleada

precisamente en sus encuentros

contra Keres, y sobre todo

muy practicada en el primer Campeonato

del mundo por correspondencia,

a comienzo de los años cincuenta.

Las negras disponen de diversas

alternativas tras 14. d5:

A) 14 ... ¥c8 y ahora :

a) 15. ¦b1 ¥d7 16. ¤f1 (16.

¥d3 ¦fc8 17. ¤f1 ¥d8 18. ¤g3

£a7 19. ¦f1 ¤e8 20. ¢h1 ¤b7 21.

b4 a5 22. a3 axb4 23. axb4 ¥e7 24.

¤e2 ¥d8 25. ¥d2 ¥b6 26. ¤c3

¥xf2 27. ¤xb5 £b6 28. £e2 ¥g3

29. ¥e3 £d8 30. ¤a7 ¦c3 31. £d2

¦a3 32. ¤c6 £f6 33. ¤fxe5 ¥xe5

34. ¦xf6 ¥xf6 1–0 en 50 jugadas;

Bronstein-Efim Guéler; XIX

Campeonato de la URSS, Moscú,

1951) 16 ... ¤c4 17. b3 ¤b6 18.

¥a3 ¦fc8 19. ¥d3 ¥f8 20. £e2

¤h5 21. ¥c1 g6 22. g4 ¤f4 23.

¥xf4 exf4 24. ¦bc1 £d8 25. £d2

¥h6 26. ¤1h2 ¦xc1 27. ¦xc1 ¦c8

28. ¦xc8 £xc8 29. g5 ¥g7 30.

£xf4 ¥xh3 31. £xd6 ¤d7 32.

¥f1 £c1 1–0 en 43 jugadas; Vasili

Biushev-Keres; XX Campeonato

de la URSS, Moscú, 1952.

b) 15. ¤f1 ¥d7 16. ¤3h2 ¦fc8

17. ¥d3 ¤b7 18. b4 a5 19. ¥d2

axb4 20. ¥xb4 ¤c5 21. a3 £a7 22.

¤g3 ¥d8 23. ¥f1 ¥a5 24. £f3

£b6 25. ¤g4 ¤xg4 26. hxg4 g6 27.

¦ab1 £d8 28. £e3 £h4 29. ¥e2

¥xg4 30. ¥xb5 ¥b6 31. ¥c6

¦ab8 32. ¥d2 ¥d7 33. ¥xd7

¤xd7 34. £d3 ¥d4 35. ¥e3 ¤c5

36. £c2 ¥xe3 37. ¦xe3 ¦xb1+ 38.

£xb1 £d8 39. ¤f1 ¦b8 40. £c2

¦a8 41. ¤d2 1/2–1/2; Bronstein-

Keres; XIX Campeonato de la

URSS, Moscú, 1951.

B) 14 ... ¦fc8 15. ¥b1 ¤c4 16.

b3 ¤b6 17. ¤f1 £c3 18. £e2 ¤bd7

19. ¥b2 £c7 20. ¤e3 ¤c5 21. ¤f5

¥f8 22. ¤h2 b4 23. f4 a5 24. ¤g4

¤xg4 25. £xg4 f6 26. ¥c2 ¦d8 27.

¦ac1 ¥c8 28. fxe5 dxe5 29. ¦f1

¢h8 30. £h4 £b6 31. ¢h1 ¥d7 32.

g4 ¥xf5 33. ¦xf5 0–1 en 56 jugadas;

Paul Van't Veer-Leopold

Watzl; primer Campeonato del

mundo por correspondencia, 1950.

C) 14 ... ¤c4 15. b3 ¤xd2 16.

¥xd2 ¥d8 17. a4 bxa4 18. bxa4

¤d7 19. ¦e3 ¦c8 20. ¦c3 £b8 21.

¦xc8 ¥xc8 22. ¦b1 £c7 23. ¤e1

¤c5 24. ¥e3 h6 25. £e2 ¥g5 26.

¥xg5 hxg5 27. £c4 £a7 28. ¤d3

¤xd3 1/2–1/2; Van't Veer-Stuart

Modsem; primer Campeonato del

mundo por correspondencia, 1950.

D) 14 ... ¤e8 15. ¤f1 ¥c8 16.

¥d2 ¤c4 17. ¥c3 a5 18. ¤e3

¤xe3 19. ¦xe3 g6 20. ¦c1 ¤g7 21.

¥d3 £b8 22. ¢h2 f5 23. exf5 gxf5

24. £g1 ¦a7 25. g4 b4 26. ¥d2 e4

27. ¤d4 £b6 28. ¤c6 ¥h4 29.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 29

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

29

¤xa7 £xa7 30. ¥b1 £d4 31. ¥e1

¥g5 32. gxf5 ¥xe3 33. fxe3

£xb2+ 0–1 en 59 jugadas; Víktor

Korchnói-Alexánder Tolush; Torneo

en memoria de Chigorin, San

Petersburgo.

E) 14 ... ¦ac8 15. ¥b1 ¤h5 16.

g3 g6 17. ¤f1 £d7 18. h4 ¤c4 19.

b3 ¤b6 20. ¥h6 ¦fe8 21. ¥d3 ¤f6

22. ¤3h2 ¤bxd5 23. exd5 ¤xd5

24. ¦c1 ¤c3 25. £d2 b4 26. f3 d5

27. ¦xe5 ¥c5+ 28. ¦e3 ¦e6 29.

¦ce1 ¦ce8 30. ¢g2 ¥xe3 31. ¦xe3

d4 32. ¦xe6 £xe6 33. ¥c4 £e5 34.

¥f4 £c5 35. ¥g5 £d6 36. ¥f4

£c5 37. ¥g5 £d6 38. ¥f4 1/2–1/2;

Jan Timmsan-Piket; 10ª partida del

duelo, Ámsterdam, 1995.

En la variante principal se

considera necesario hacer ahora:

➪ 14 ... ¦ac8

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Esta posición se ha alcanzado

en innumerables partidas de los

más importantes eventos de los

últimos 50 años, y muy bien pudiéramos

decir que acompañó a

Keres durante su largo período

en la búsqueda infructuosa del

campeonato mundial; es por tan-

to, como si se tratara de una llamada

a la atención del caminante,

anunciándole en letras doradas:

«Aquí estuvo Paul Keres».

Ha partir de esta posición las

blancas cuentan con tres alternativas

fundamentales: 15. ¥d3, 15.

¦e2 y 15. ¥b1, aunque el propio

Keres jugó 15. ¤e3 contra Boleslawsky,

en Budapest (Hungría)

1950. Tanto en una como en otras,

se puso de moda el empleo de la

maniobra de Panov 15 ... d5!?, considerada

por Keres como inferior a

15 ... . ¤d7!, que empleó en su partida

contra Smyslov, en el torneo

Candidatos de Zurich de 1959 : 15.

¥d3 ¤d7 16. ¤e3 exd4 17. ¤xd4

¥f6 18. ¤df5 g6 19. ¤h6+ ¢h8 20.

¦b1?! (Según Bronstein lo indicado

era 20. ¤eg4!) 20 ... ¥g7 21.

¤hg4 h5 22. ¤h2 ¤c5 y varios autores

consideran que el negro está

mejor. La partida continuó con 23.

¤d5 ¥xd5 24. exd5 ¤xd3 25.

£xd3 £c2 26. ¦d1 ¦fe8 27. £xc2

¦xc2 28. ¤f1 ¤c4 29. b3 ¤b2 30.

¦d2 ¦xd2 31. ¥xd2 ¤d3 32. ¤e3

f5 0–1 en 59 jugadas; Vasili Smíslov-Keres;

Torneo de Candidatos,

Zúrich, 08/09/1959.

Haciendo un paréntesis, años

antes Alekhine había respondido

contra 15. ¥d3 la jugada 15 ... ¤c6,

continuándose con 16. ¥d2 exd4

17. ¦c1 £b6 18. ¤g3 ¦fe8 19. ¥f4

¤e5 0–1 en 62 jugadas; Carlos

Hounie Fleurquin-Alexander

Alekhine; Montevideo (Uruguay),

1939. Pero esto no dio resultado a

Keres contra Fischer, en el propio

torneo de Zurich, luego de 16. ¤e3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 30

30

LOS APORTES DE PAUL KERES

¦fe8 17. ¤f5? (17. d5!) 17 ... ¥f8

18. ¥g5 ¤d7 19. ¦c1 £b8 20. ¥b1

¤xd4 21. ¤3xd4 ¦xc1? (21 ... exd4

22. ¦xc8 £xc8 23. £xd4 ¤c5=) 22.

¥xc1 exd4 23. ¤h6+ gxh6 24.

£g4+ ¢h8 25. £xd7 ¥d5! 26. £f5

¦e5! 27. £f3 f5! 28. ¥f4! ¦e8 29.

£h5! ¥xe4 30. f3 ¥c6 31. ¦c1!

¥d7 32. ¥xh6 ¦e6! 33. ¥xf8 £xf8

1–0 en 81 jugadas; Rober James

Fischer-Keres; Zúrich, 1959.

Volviendo a la esencia de la

posición, hoy se considera dudosa

la continuación 15 ... d5?! porque

tras la jugada 15. ¦e2 las negras

no alcanzan compensación. Al

respecto Pachman* incluye el siguiente

ejemplo: 16. dxe5 ¤xe4

17. ¤g3 f5!? 18. exf6 ¥xf6° 19.

¤xe4 dxe4 20. ¥xe4 ¥xe4 21.

¦xe4 £c2 22. £d5+! ¢h8 23. ¤e1

£c7 (23 ... £c6 24. £xc6 ¤xc6 25.

¦b1 ¤d4 26. ¥d2; Suetin-Blatny,

Lyon 1955; sin compensación por

el peón.) 24. ¥f4 £a7 25. ¥e3

(25. ¦b1!) 25 ... £c7 26. ¥f4 y tablas

por repetición dos jugadas

después. Vladímir Zagorovski-

Vasili Panov; Odesa, 1955.

Aún así, la variante se ha continuado

jugando, y obviamente

hay mucha tela por donde cortar.

Por ejemplo: 15. ¦e2 d5 16. dxe5

(es interesante 16. ¤xe5! ¤xe4

17. f3 ¤d6 ¤g5 18. ¤g3 g6 19.

£d3! 18. b3 y el blanco está mejor;

Gruenfeld-Pinter, Manila

1992) 16 ... ¤xe4 17. ¤g3 ¤xg3

(17 ... f5 18. exf6 ¥xf6 19. ¥xe4

dxe4 20. ¤xe4 ¦cd8 21. £e1 h6

22. ¥d2 ¤c6 23. ¤xf6+ ¦xf6 24.

¦e8+ ¦xe8 25. £xe8+ ¦f8 26.

£e6+ £f7 27. £xf7+ ¢xf7 28. ¦c1

¦d8 29. ¥e3 ¢e6 30. ¢f1 ¤e5 31.

¤xe5 ¢xe5 32. ¦c7 ¥e4 33. ¦e7+

1–0; Román Zinóvievich Altshúler-Lucius

Endzelino; V Campeonato

del mundo por correspondencia

18. fxg3 d4 19. ¤g5 g6 20.

¢h2 £d8 21. h4 ¤c4 22. e6 f6 23.

¤f7 £b6 24. £d3 ¤e5 25. ¤xe5

fxe5 26. ¥h6 ¦f5 27. ¥b3 ¦h5 28.

¥g5 ¥xg5 29. e7+ ¢g7 30. ¦xe5

¦xh4+ 31. ¢g1 ¦h5 32. g4 ¦h2 33.

¥d5 £d6 34. ¦xg5 ¥xd5 35.

£xd4+ ¢h6 36. ¦xd5 £g3 37.

£d2+ ¢g7 38. ¦d8 £h4 39. £d4+

¢h6 40. £f4+ 1–0; Bela Lengyel-

Karoly Honfi; Kecskemet (Hungría),

1981.

De todas maneras, las negras

cuentan con otras posibilidades

contra la jugada 15. ¦e2, y no están

obligadas a entrar en las complicaciones

mencionadas. Una de

estas continuaciones, ya empleada

por Keres es:

➪ 15 ... ¤h5

Tanto esta, como la jugada 15

... ¤d7, fueron recomendadas por

Keres, que la empleo contra Szily,

en Budapest 1952:

16. ¤e3 ¦fe8 17. b3 ¥f8 18.

¥b2 ¤c6 19. ¦c1 £b8 20. ¤d5

¤d8 21. ¥b1 ¤e6 22. ¦xc8 ¦xc8

23. ¦c2 ¦e8 24. ¦c1 f6 25. £d3 g6

26. dxe5 dxe5 27. ¤xf6+ ¤xf6 28.

¥xe5 ¤f4 29. £d2 ¤xh3+ 30. gxh3

¦xe5 31. £f4 ¤d7 32. ¤xe5 ¤xe5

33. £f6 0–1 en 57 jugadas; Joszef

Szily-Keres; Budapest, 1952.

➪ 16. a4!?

* Pachman, Ludek: Teoría moderna en ajedrez. Barcelona: Martínez Roca


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 31

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

31

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Una idea que abre nuevas perspectivas

en el tratamiento de la variante.

Emanuel Lasker prefería

aquí 16. dxe5 como en su partida

con E. Lasker, Nueva York 1924,

que continuó con 16 ... dxe5 17.

¤xe5 ¥xh3 18. ¤xf7 ¥e6 19. ¤g5

¥c4 20. ¥d3 ¦d8 21. ¦c2 ¤f4. Y

concluyó, tras una larga y pesada

lucha de 103 jugadas en empate.

Otras posibilidades empleadas

con frecuencia son 16. ¤1h2 y 16.

¥d3. Veamos algunas continuaciones

interesantes :

A) 16. ¤1h2 ¦fe8 17. a4 (17.

¤g4 ¤f6 18. b3 ¤xg4 19. hxg4

¤c6 20. ¥b2 exd4 21. ¤xd4 ¥f6

1/2-1/2; Vlastimil Jansa-Victor

Ciocaltea; balneario de Vrnajcka

Banja [Serbia], 1975) 17 ... b4 18.

¥d3 ¤f4 19. ¥xf4 exf4 20. ¦b1

¤c6 21. £d2 £b6 22. a5 £xa5 23.

£xf4 ¥f6 24. ¤g4 ¥xd4 25. e5

¥xe5 26. £f5 g6 27. ¤h6+ ¢g7

28. £xf7+ ¢xh6 29. g4 £c7 30.

g5+ ¢h5 31. ¥f5 1-0; Matanovic-

Milan Germek; Yugoslavia, 1974.

B) 16. ¥d3 f5 17. dxe5 dxe5

18. ¦c2 £d6 19. ¦xc8 ¦xc8 20.

¤xe5 £xe5 21. £xh5 £d4 22. £e2

fxe4 23. ¥c2 £c4 24. £xc4+ ¤xc4

25. ¥b3 ¢f8 26. ¤e3 ¥f6 27. ¥xc4

bxc4 28. ¥d2 ¥xb2 29. ¦b1 c3 30.

¥xc3 ¥xc3 31. ¦xb7 ¥e5 32. ¦b1

a5 33. ¢f1 ¥d4 34. ¢e2 1/2-1/2;

Bozidar-Ivanovic-Vlatko Kovacevic;

Zagreb (Croacia), 1985.

La continuación que estamos

siguiendo se presentó en la partida

Eduard Prandstetter-Pinter;

Barcelona (España), 1993. Su desarrollo

posterior fue el siguiente:

➪ 16 ... bxa4 17. ¥xa4 ¤f6 18.

¤g3 g6 19. ¥d2! ¤c4 20. ¥h6

¦fd8 21. ¦c1! y las blancas están

mejor y terminaron ganando en

la jugada nº 38.

Variante Chigorin antigua

Esta variante se alcanza luego

de las jugadas 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6

3. ¥b5 a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0-0 ¥e7 6.

¦e1 b5 7. ¥b3 d6 8. c3 y ahora las

negras se adelantan jugando 8 ...

¤a5, que caracteriza al viejo sistema

Chigorin, empleado por Capablanca

en algunas oportunidades.

La respuesta natural es ahora 9.

¥c2 c5, que se responde habitualmente

con la jugada 10. d4.

Aunque se ha jugado en ocasiones,

no se considera oportuno

seguir con 10. a4 ¦b8 11. axb5

axb5 12. d4 £c7 13. dxe5 dxe5 14.

¤xe5?! (14. ¤bd2) 14 ... £xe5 15.

¦xa5 ¤g4 dado que se afirma que

el negro está mejor. Pero esto se

presentó en la partida entre Isaías

Pleci y Gunnar Friedemann, en la

última ronda de la Olimpiada de

Buenos Aires, en 1939, que conti-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 32

32

LOS APORTES DE PAUL KERES

nuó con 16. g3 £h5 17. h4 ¥xh4

18. gxh4 £xh4 19. £f3 £h2+ 20.

¢f1 ¤e5 21. £g3 £h1+ 22. ¢e2

£h5+ 23. f3 ¤xf3 24. ¢f2 ¤xe1

25. ¢xe1 £h1+ 26. ¢f2 £xc1 27.

£e5+ y el blanco terminó por ganar

en 47 jugadas.

En la línea principal las negras

continúan con 10 ... £c7, en la que

Keres recomienda responder con:

➪ 11. a4!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

En realidad, no se trata de una

novedad introducida por Keres,

pero la empleó en varias partidas

con buenos resultados, siendo considerada

por muchos como la refutación

estratégica de la vieja variante

Chigorin.

Otras posibilidades de las blancas

se consideran menos efectivas.

Las variantes más importantes son

las siguientes:

A) 11. h3 ¥d7 12. ¤bd2 cxd4

13. cxd4 ¦c8 14. ¥b1 0–0 15. ¤f1

¤c6 16. b3!? ¦fe8 17. ¥b2 ¥f8

(17 ... exd4 1 18. ¤xd4 d5!?; 17 ...

¥d8!?) 18. ¤e3 £b7 (18 ... ¤xe4?

19. ¤d5+-) 19. ¤d5± y las blancas

obtienen una posición más pro-

misoria, aunque de difícil pronóstico:

19 ... ¤xd5 20. exd5 ¤xd4 21.

¤xd4 exd4 22. ¦xe8 22 ... ¦xe8

23. £xd4 £c8 24. ¥d3 £c5 25.

£h4 f5 26. ¦d1 ¦e7! 27. £f4 ¦f7

28. ¥e2 ¥e7 29. ¥h5 ¦f8 30. ¦e1

¥d8 31. £g3 g5 32. ¦c1 £b4 33.

£e3! 1/2–1/2 en 51 jugadas; Tal-

Bent Larsen; Buenos Aires (Argentina).

B) 11. ¤bd2 recomendado

como lo más natural, pero no crea

mayores problemas al negro. 11 ...

0–0 12. ¤f1 ¤c6 13. ¤e3 ¦e8 14.

¤d5 ¤xd5 15. exd5 ¤a5 16. dxe5

dxe5 17. ¤xe5 ¥d6 18. ¥f4 ¥b7

19. £d3 g6 20. £g3 ¦ad8 21. ¤d3

¤c4 22. b3 ¥xf4 23. £xf4 £xf4

24. ¦xe8+ ¦xe8 25. ¤xf4 ¤a3 26.

¥d3 c4 27. bxc4 bxc4 28. ¥f1 g5

29. ¤h5 ¦e5 30. d6 ¢f8 31. ¤f6

32. ¦e6 1–0; Fischer-W. Donnelly;

4ª partida del torneo New Western

Open, Hotel Astor de Mitwakee

(EE. UU.), 05/07/1957.

Después de 11. a4 la mejor

respuesta del negro parece ser 11

... b4.

Antes ya vimos con otro orden

de jugadas 11 ... ¦b8 12. axb5

axb5 13. dxe5 dxe5 14. ¤bd2 (pero

si 14. ¤xe5?! sigue 14... £xe5

15. ¦xa5 ¤g4 con ventaja del negro,

como se indica en la partida

Pleci-Friedemann antes mencionada)

14 ... ¤c6 (14 ... 0–0? 15.

¤xe5!) 15. ¤f1 con mejor juego

para el blanco. 1/2–1/2 en 46 jugadas;

Grigori Lowenfish-Andor

Lilienthal; Moscú, 1939.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 33

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

33

➪ 12. cxb4

Alekhine no logro nada contra

Capablanca haciendo 12. ¤bd2

0–0 13. ¤f1 cxd4 14. cxd4 ¥e6 15.

¤e3 ¦ac8 16. ¥d2 ¤c4 17. ¤xc4

£xc4 18. ¦c1 b3 19. ¥b1 £xa4 20.

dxe5 dxe5 21. ¤xe5 ¦xc1 22. ¥xc1

¦d8 y el negro venció tras 42 jugadas.

Alekhine-José Raúl Capablanca;

partida de exhibición, San

Petersburgo, 23/12/1913.

Otra alternativa vista en torneos

es 12. h3 0–0 13. ¤bd2 ¥d7

14. ¤f1 ¦fc8 15. d5 ¦ab8 16. ¤g3

c4 17. ¤f5 ¥xf5 18. exf5 bxc3 19.

bxc3 ¤b3 20. ¦b1 ¤xc1 21. ¦xc1

£c5 22. ¤g5 £xd5 23. ¤e4 £xd1

24. ¤xf6+ gxf6 25. ¦exd1 ¦c5 26.

¦b1 ¦xb1 27. ¦xb1 d5 28. ¦b7

¢f8 29. ¦b8+ ¢g7 1/2–1/2 en 55

jugadas; Israel Albert Horowitz-

Isaac Kashdan; Campeonato de

los Estados Unidos, Nueva York,

1938.

➪ 12 ... cxb4 13. h3!

Otra mejora de Keres. Antes

se prefería 13. ¤bd2 a lo que se

respondía con:

A) 13 ... 0–0 14. b3 ¥g4 (14 ...

¤c6 15. ¥b2 ¥d7 16. ¦c1 exd4

17. e5 y las negras abandonaron;

Karoly Sterk-Paul Saladin Leonhart;

Piestany (Eslovaquia), 1912)

15. ¥b2 ¤c6 16. h3 ¥xf3 17. ¤xf3

¤d7 18. ¦c1 ¥f6 19. ¥d3 £b6 20.

d5 ¤a5 21. ¤d2 ¤c5 22. ¤c4

¤xc4 23. ¥xc4 g6 24. ¦c2 ¥g7 25.

¥c1 a5 26. ¥e3 ¦ac8 27. £e2 ¦c7

28. ¦ec1 ¦fc8 29. ¥b5 £b8 30.

¥xc5 ¦xc5 31. ¦xc5 ¦xc5 32.

¦xc5 dxc5 1/2–1/2; Sterk-Zsigmond

Barasz; Piestany, 1912.

B) 13 ... ¥b7 14. ¤f1 0–0 15.

¥g5 h6 16. ¥h4 ¦fc8 17. ¥d3

¤h5 18. ¥xe7 £xe7 19. g3 ¤f6

20. ¤e3 g6 21. ¤d5 ¤xd5 22. exd5

¥xd5 23. dxe5 ¥xf3 24. £xf3

dxe5 25. £e3 ¢g7 1/2–1/2; Keres-

Capablanca; Margate (Gran Bretaña),

1939.

En cuanto a la jugada 13. b3?!,

queda al margen luego de 13 ...

¥g4 14. ¤bd2 ¦c8 15. ¦a2 0–0 16.

h3 ¥e6 como en la partida entre

Janos Balogh y Gedean Barcza,

Szolnok (Hungría), 1937.

➪ 13 ... 0–0

Unas semanas antes, contra el

propio Keres, se había jugado en

esta posición 13 ... ¥d7 14. ¤bd2

0–0 15. ¤f1 ¦fc8 16. ¤e3 exd4 17.

¤xd4 ¤c6 18. ¤ef5 ¥f8 19. ¥g5

¤xd4 20. ¤xd4 ¤e8 21. ¥b3 ¢h8

22. ¥xf7 ¥xa4 23. £h5 ¥d7 24.

¥d5 ¦a7 25. £f7 1–0; Keres-Theodore

Tylor; Margate, 1939.

En cuanto a la variante principal,

la partida continuó con 14.

¤bd2 ¥e6 15. ¤f1 ¦fc8 16. ¤e3

g6 17. b3 ¤h5 18. ¥b2 ¥f6 19.

¦c1 exd4 20. ¤xd4 £d7 21. ¦b1

¦c5 22. ¤df5 ¥xf5 23. exf5 ¥xb2

24. ¦xb2 ¦e8 25. ¥d3 £c6 26.

£g4 £b6 27. ¦be2 ¦ce5 28. fxg6

hxg6 29. ¥xg6 fxg6 30. £xg6+

¢h8 31. ¤f5 ¦8e6 32. £xh5+

¢g8 33. £g5+ ¢f8 34. £g7+ ¢e8

35. ¤xd6+ 1-0; Keres-Reshevsky;

Olimpiada de Estocolmo (Suecia),

1937.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 34

34

LOS APORTES DE PAUL KERES

Variante Worral

Para ilustrar esta importante

línea de juego, tomaremos el curso

de la siguiente partida.

Rueben Fine-Paul Keres

Torneo AVRO (Algemene

Verenigin Radio Omroes), Países

Bajos, 1938

Después de las jugadas 1. e4

e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4

¤f6 5. 0–0 ¥e7, se alcanza la posición

principal del sistema tras el

movimiento: 6. £e2

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Fue esta una de las variantes

más empleadas por Keres para

enfrentar la Apertura Española,

afirmando Kárpov, en su libro sobre

Aperturas Abiertas, que se

trata de una línea que está «pasada

de moda».

Es muy extensa y variada la

producción de Keres dentro de este

sistema de juego –casi siempre

jugando con blancas– y aunque

nuestro propósito principal es comentar

aquí la partida de referencia,

es inevitable introducir, en

apretado resumen, sus encuentros

más importantes acompañados

con algunas notas de actualidad.

Tras este movimiento de dama

–que también se suele adelantar a

la quinta jugada, para evitar las

complicaciones de la variante

abierta–, el juego suele tomar por

los siguientes caminos.

➪ 6 ... b5 7. ¥b3 d6

O la alternativa 7 ... 0–0, sobre

todo si se pretende continuar con

el viejo gambito 8. c3 d5!?, contra

el cual Keres jugaba de la forma

siguiente:

A) 8. c3 d5!? y ahora:

a) 9. d3 con las siguientes alternativas:

a 1 ) 9 ... d4 10. cxd4 ¤xd4 11.

¤xd4 £xd4 12. ¥e3 (Posteriormente

Keres prefirió 12. ¤d2 c5

13. ¤f3 £d6 14. ¥e3 ¥e6 15. ¦fc1

¦ac8 16. ¥xe6 £xe6 17. a4 ¤d7

18. ¤d2 ¤b8 19. axb5 axb5 20.

¤b1 ¤a6 21. ¤c3 ¤c7 22. ¦a5

¦a8 23. ¦ca1 ¦xa5 24. ¦xa5 £c6

25. £c2 ¦a8 26. ¦xa8+ £xa8 27.

h3 £c6 28. ¢f1 h6 1/2–1/2; Keres-

Lilienthal; Torneo de Candidatos,

Budapest, 1950).

12 ... £d8

(12 ... £d6 13. ¤c3 ¥e6 14.

¥xe6 fxe6 15. f4 exf4 16. ¥xf4 e5

17. ¥g3 ¦ad8 18. ¦ad1 £e6 19. ¦f5

¥c5+ 20. ¢h1 ¥d4 21. ¥h4 ¦d7

22. ¦c1 ¦df7 23. a3 ¥xc3 24. bxc3

¤d7 25. ¦xf7 ¦xf7 26. ¥g3 £b3

27. d4 £xa3 28. £d1 ¤f6 29. ¦a1

£f8 30. dxe5 ¤xe4 31. £d3 ¤c5 32.

£e2 ¤e6 33. h3 £c8 34. £a2


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 35

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

35

1/2–1/2 Keres, P -Euwe, M(2),

Campeonato. del Mundo/ Holanda

1948) 13. ¤c3 c6 14. h3 ¤d7 15.

¦ac1 ¥b7 16. £h5 ¥d6 17. ¤e2

¤f6 18. £f3 a5 19. a3 a4 20. ¥a2 b4

21. axb4 a3 22. bxa3 ¦xa3 23. ¥c4

¥xb4 24. ¤g3 ¥a6 25. ¦fd1 ¤e8

26. ¥xa6 ¦xa6 27. d4 exd4 28.

¥xd4 1–0 en 45 jugadas. Keres-Lilienthal;

Parnu (Estonia), 1947.

En la actualidad, esta variante

se ha seguido jugando, especialmente

por los grandes maestros

Tiviákov y Yusúpov. Son interesantes

las siguientes continuaciones

: 12 ... £d6, como en la partida

Keres-Max Euwe; XVIII

Campeonato del Mundo, La Haya

(Países Bajos), 1948, pero continuado

con 13. ¦c1 ¤g4 14. ¥d5

¦b8 15. ¦c6 £d8 (15 ... £d7 16.

¦c2 ¤xe3 17. fxe3 ¦b6 18. ¤d2 c6

19. ¥b3 £d6 20. ¤f3 ¥g4 21. ¦f1

¦bb8 22. a3 a5 23. h3 ¥e6 24.

¥xe6 £xe6 25. d4 exd4 26. exd4

¦fe8 27. ¦fc1 ¦b6 28. ¤e5 ¥g5

29. ¦xc6 ¥xc1 30. ¦xe6 ¦bxe6 31.

¤f3 ¦xe4 32. £xb5 ¥f4 33. g4

1/2–1/2 en 44 jugadas; Ígor Yagúpov-Oleg

Eismont; Biel, 1995).

16. ¦c2 ¤xe3 17. fxe3 ¦b6 18.

¤d2 ¦h6 19. a4 ¥d6 20. axb5

axb5 21. ¥c6 £h4 22. ¤f3 £h5

23. ¥xb5 g5 24. h3 g4 25. ¤h2

gxh3 26. £xh5 ¦xh5 27. ¦a8 hxg2

28. ¦xg2+ ¢h8 29. ¥c4 ¦h3 30.

¢f2 h5 31. ¥d5 f5 32. ¤f3 f4 33.

¦xc8 1/2–1/2;Tiviákov-Alexánder

Beliavski; Groninga (Países Bajos),

1994.

a2) Contra 9 ... ¦e8 jugó 10.

¦e1 ¥b7 11. ¤bd2 £d7 12. ¤f1

¦ad8 13. ¥g5 ¤a5 14. ¥c2 dxe4

15. dxe4 ¤c4 16. ¤e3 ¤xb2 17.

¤xe5 £e6 18. ¤xf7 £xf7 19. ¥b3

¤c4 20. ¤xc4 bxc4 21. ¥xc4 ¤d5

22. ¥xe7 £xe7 23. exd5 £xe2 24.

¦xe2 ¦xe2 25. ¥xe2 ¥xd5 26. a4

¦d6 27. ¦d1 1–0 en 41 en 41 jugadas;

Keres-Guéler; Budapest, 1952.

Sin embargo, es interesante

conocer la continuación 10. ¤bd2

¥f8 11. a3?! que introdujo Judit

Polgar en su partida con Michael

Adams en Las Palmas de Gran

Canaria (España), 1994, que fue

paralizada con 11 ... h6! y luego

de 12. ¥a2 ¥e6 13. ¦d1 £d7 (13

... dxe4 14. dxe4 ¥xa2 15. ¦xa2=)

14. exd5 ¤xd5! 15. ¤e4 (15.

¤f1!?) 15 ... ¤f4! 16. ¥xf4 exf4

17. ¥xe6 ¦xe6 18. £c2 ¦ae8ƒ xe

19. b4 ¤e5 20. ¤xe5 ¦xe5 21.

¤d2 ¦e2 22. £b1 £c6 23. £c1

£b6! las negras obtuvieron ventaja

decisiva : 24. d4 g5 25. h3? h5

26. £b1 £f6 27. ¤f1 g4 28. hxg4

hxg4 29. £d3 ¥d6 30. ¦d2 f3 31.

¦ad1 £h4.

a3) En 1943, Madrid (España),

Alfred, Brinckmann le jugó 9

... ¥g4 respondiendo Keres con

10. h3 ¥xf3 11. £xf3 d4 12. £e2

¤d7 13. ¥d5 ¤db8 14. f4 ¥f6 15.

fxe5 ¥xe5 16. £h5 g6 17. £f3

£e7 18. a4 bxa4 19. ¦xa4 ¥g7 20.

£f2 ¦a7 21. cxd4 ¤b4 22. ¥c4

¤d7 23. ¥d2 c5 24. dxc5 ¤c6 25.

¥d5 ¤xc5 26. ¥xc6 ¤xa4 27.

¥xa4 ¦d8 28. ¥c3 ¦xd3 29. ¥xg7

¢xg7 30. ¤c3 ¦b7 31. ¥c6 ¦b8

32. ¤d5 £e5 33. £xf7+ ¢h6 34.

¤f6 £d4+ 35. ¢h1 ¦h8 36. ¤g4+

¢h5 37. £f4 g5 38. £f7+ ¢h4 39.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 36

36

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤h6 1–0; Keres-Brinckman, Madrid

(España), 1943.

a4) Otra idea que se ha seguido

jugando es 9 ... ¥b7, por ejemplo:

a4 1 ) 10. ¥g5 ¤a5 11. ¥c2 dxe4

12. dxe4 ¤d7 13. ¥xe7 £xe7 14.

¤bd2 c5 15. ¦fd1 ¤f6 16. a4 ¥c6

17. ¤f1 ¤c4 18. b3 ¤d6 19. ¤g3

bxa4 20. bxa4 ¦fe8 21. ¦d2 g6 22.

¦ad1 ¤b7 23. h3 ¦ed8 24. ¦xd8+

¤xd8 25. £e3 ¤d7 26. ¤d2 ¤b7

1–0 en 61 jugadas; Beliavski-Eugeni

Baréiev; Dortmund (Alemania),

1995.

a4 2 ) 10. ¦d1 ¦e8 11. ¤bd2 ¥f8

12. ¤f1 h6 13. a3 ¤b8 14. ¤e3

dxe4 15. dxe4 ¤bd7 16. ¤d5 ¤c5

17. ¤xf6+ £xf6 18. ¥c2 £c6 19.

¦e1 ¦ad8 20. ¥d2 £e6 21. ¦ab1

£c4 22. b4 ¤d3 23. ¥b3 £c6 24.

¥d5 ¦xd5 25. exd5 £xd5 26.

¦ed1 e4 27. ¤e1 ¦e6 0–1 en 42

jugadas; Jaan Ehlvest-Viswanathran

Anand; Torneo en recuerdo

de Mijaíl Tal, Riga (Letonia),

1995.

En cambio, jugando con negras,

normalmente se enfrentó a

la continuación 9. exd5, empleando

Keres las siguientes alternativas:

b) 9. exd5 ¥g4 con las siguientes

posibilidades:

b 1 ) Contra 10. h3 respondió

con 10 ... ¥xf3 11. £xf3 e4 12.

£e2 ¤a5 13. ¥c2 £xd5 14. d3

(Koblenz prefirió14. ¦e1 ¦ae8

15. ¥xe4 ¤xe4 16. £xe4 £d8 17.

£f3 ¥g5 18. ¦d1 ¤c4 19. d4

¥xc1 20. ¦xc1 ¤xb2 21. ¤d2 ¦e6

22. ¦ab1 ¤a4 23. ¤f1 c5 24. dxc5

¤xc5 25. c4 ¤d3 26. ¦d1 bxc4 27.

¦bc1 ¦f6 28. £e3 ¦e8 29. £g3

£a8 30. ¦c3 ¦g6 31. £h2 ¤e1 32.

¦xe1 ¦xe1 33. ¦xc4 £d8 34. £c7

¦xf1+ 0–1; Alexánder Koblents-

Keres; duelo entre Estonia y Letonia,

Reval, 1947).

14 ... exd3 15. ¥xd3 ¦fe8 16.

£c2 ¦ad8 17. ¥e2 ¤c4 18. ¥f4

¥d6 19. ¥f3 £e6 20. ¥xd6 ¦xd6

21. a4 ¤e5 22. ¥d1 ¦ed8 23. axb5

axb5 24. ¤a3 ¦d2 25. £c1 £b6

26. ¤c2 ¤e4 27. ¤d4 ¤d3 28.

£b1 ¤exf2 29. £a2 £h6 30. £d5

¤xh3+ 31. gxh3 £e3+ Sune

Hjorth-Keres, Linkoping (Suecia),

1944.

b 2 ) Contra 10. dxc6 jugó 10

... e4 11. d4 exf3 12. gxf3 ¥h5 13.

¥f4 ¦e8 14. ¥e5 ¥d6 15. ¤d2

¥xe5 16. dxe5 ¤d5 17. ¤e4 ¤f4

18. £e3 £h4 19. ¤g3 g5 20.

¤xh5 £xh5 21. e6 £h3 22.

exf7+ ¢g7 23. £d4+ ¦e5 24.

£xe5+ ¢g6 25. £xf4 gxf4 26.

¦fe1 ¦f8 27. ¦e7 £xf3 28. ¦ae1

£g4+ 29. ¢h1 £f3+ 30. ¢g1

£g4+ 1/2–1/2; Jan Foltys-Keres;

Salzburgo (Austria), 1943.

Pero Keres utilizaba en diferentes

esquemas el contraataque

lateral «a4» y también decidió

emplearlo en esta línea, en la octava

jugada del blanco. Así jugó

contra Kluger, en 1955; y contra

Unzicker, un año después:

B) 8. a4 ¥b7

(que Unzicker mejoró con 8 ...

d5! 9. d3 ¥g4 10. c3 d4 11. h3

¥xf3 12. £xf3 dxc3 13. bxc3 b4

1/2–1/2 en 20 jugadas; Keres-

Wolfgang Unzicker; Olimpiada


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 37

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

37

de Moscú, 1956).

9. c3 d5 10. d3 £d6 11. ¤bd2

¦ad8 12. axb5 axb5 13. ¦d1 ¦a8

14. ¦xa8 ¦xa8 15. d4 dxe4 16.

¤g5 ¤d8 17. ¤dxe4 ¤xe4 18.

¤xe4 £c6 19. d5 £e8 20. ¥g5

¥xg5 21. ¤xg5 £e7 22. ¤f3 e4

23. ¤d2 c6 24. d6 £xd6 25. ¤xe4

£e7 26. ¤f6+ ¢f8 27. ¤xh7+

¢e8 28. £h5 g6 29. £h6 ¥c8 30.

£g7 1–0; Keres-Gyula Kluger;

Duelo entre Hungría y la URSS,

Budapest, 1955.

Retornando a la variante principal

Fine-Keres, las blancas respondieron

con:

➪ 8. a4

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Resulta curioso que, 11 años

después de jugada esta partida,

Keres retoma este movimiento

contra Furman, pero ya hemos dicho

que esto se ajusta a su manera

de encarar este tipo de posiciones.

Sin embargo, también jugó

en diversas ocasiones la alternativa

8. c3, que está más acorde con

el propósito general del blanco.

Al respecto son interesantes las

siguientes partidas:

A) 8 ... 0–0 , y ahora Keres se

ramifica a sí mismo en las más diversas

continuaciones:

a) 9. ¦d1 ¤a5 10. ¥c2 c5 11. d4

£c7 12. dxe5 dxe5 13. ¤bd2 ¦d8

14. ¤f1 ¦xd1 15. £xd1 ¥b7 16.

£e2 ¦d8 17. h3 ¤h5 18. g3 g6 19.

¤e3 ¤f6 20. ¤g4 ¤xg4 21. hxg4

¥c8 22. ¤h2 ¥e6 23. ¤f1 £d7 24.

f3 ¥c4 25. £f2 ¥xf1 26. ¢xf1 ¤c4

1/2–1/2 en 94 jugadas; Keres-Lilienthal;

Campeonato absoluto

disputado entre San Petersburgo y

Moscú; 1941.

a 1 ) En esta misma línea, pero

jugando con negras contra Alekhine,

se siguió con 12. ¥g5 ¥g4 13.

dxe5 dxe5 14. ¤bd2 ¦fd8 15. ¤f1

¤h5 16. h3 ¥e6 17. ¤e3 f6 18. ¤h2

g6 19. ¥h6 ¥f8 20. ¥xf8 ¢xf8 21.

g3 ¦xd1+ 22. ¥xd1 ¦d8 23. a4 ¤c4

24. axb5 axb5 25. ¤d5 £b7 26. b3

¤d6 27. c4 bxc4 28. bxc4 ¥xd5 29.

exd5 ¤g7 1–0 en 57 jugadas;Alekhine-Keres;

Salzburgo, 1942.

a 2 ) 11. d3 ¦e8 12. ¤bd2 ¥f8

13. ¤f1 h6 14. ¤g3 ¤c6 15. h3 d5

16. ¥d2 ¥e6 17. ¤h2 ¦a7 18. ¤h5

¦d7 19. ¤xf6+ £xf6 20. a4 d4 21.

axb5 axb5 22. c4 bxc4 23. dxc4 ¦b8

24. ¤g4 £g6 25. ¥a4 ¦xb2 26.

£d3 ¦c7 27. ¥b5 h5 28. ¤h2 ¤b4

0–1 en 48 jugadas; Keres-Anatoli

Lútikov; Campeonato soviético

por equipos, Moscú, 1966.

b) 9. ¦e1 ¤a5 10. ¥c2 c5 11.

d3 £c7 12. ¤bd2 ¤c6 13. ¤f1 ¥e6

14. ¤g5 ¤d7 15. ¤xe6 fxe6 16.

¥b3 ¦f6 17. ¤g3 ¦af8 18. ¤h5

¦g6 19. f4 ¤a5 20. f5 ¤xb3 21. fxg6

¤xa1 22. gxh7+ ¢xh7 23. ¥e3 ¤f6

24. ¦xa1 c4 25. d4 exd4 26. ¥xd4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 38

38

LOS APORTES DE PAUL KERES

d5 27. exd5 exd5 28. ¤xf6+ ¥xf6

1–0 en 50 jugadas; Keres-Alexánder

Arulaid; Reval, 1945 .

c) 9. d4! (según Pachman) 9 ...

exd4 10. ¤xd4 ¤xd4 11. cxd4 ¥e6

12. ¤d2 ¥xb3 13. ¤xb3 ¦e8 14.

¦d1 £c8 15. ¥f4 ¥f8 16. f3 c5 con

igualdad. 1/2–1/2 en 38 jugadas;

Keres-Unzicker; URSS contra la

República Federal Alemana,

Hamburgo, 1960.

d) 9. a4 (¡Una vez más!) 9...

¤a5 10. ¥c2 ¥e6 11. axb5 axb5

12. d4 ¥c4 13. ¥d3 ¤d7 14. ¤bd2

¥xd3 15. £xd3 b4 16. cxb4 ¤c6

17. ¦xa8 £xa8 18. ¤b3 ¤xb4 19.

£c4 ¤a6 20. dxe5 ¤xe5 21. ¤xe5

dxe5 22. ¥e3 £c8 23. ¦a1 ¤b8

24. h3 ¥d6 25. ¦a7 £e6 26. ¤a5

£xc4 27. ¤xc4 1–0 en 48 jugadas;

Keres-Johannes Hendriks (Jan

Hein) Donner; Olimpiada de

Ámsterdam, 1954.

Las otras posibilidades del negro

tras 8. c3 son :

B) 8 ... ¥g4 9. h3 ¥h5 10. d3

£c8 11. ¥g5 ¤a5 12. ¥d1 h6 13.

¥xf6 ¥xf6 14. a4 ¤c6 15. £e3

¤d8 16. ¤a3 0–0 17. axb5 axb5 18.

¤h2 ¥g5 19. £g3 ¥f4 20. £h4

¥xd1 21. ¦fxd1 ¥xh2+ 22. ¢xh2

¤e6 23. ¤c2 £d8 24. £g3 £g5 25.

£xg5 hxg5 26. d4 f6 27. f3 ¢f7 28.

¢g3 ¦fd8 1/2–1/2; Keres-Fritz Saemisch;

Madrid (España), 1943.

C) 8 ... ¤a5. Muy famosa es la

siguiente partida: 9. ¥c2 c5 10. a4

b4 11. d3 ¤c6 12. ¤bd2 0–0 13.

¦d1 h6 14. ¤c4 £c7 15. ¤e3 ¦e8

16. ¤h4 ¥f8 17. £f3 ¤e7 18. ¤hf5

¤xf5 19. ¤xf5 ¤h7 20. ¥b3 ¥e6

21. ¥c4 bxc3 22. bxc3 ¥xc4 23.

dxc4 ¦e6 24. h4 ¦b8 25. g4 ¦b3 26.

¥d2 £b7 27. £d3 ¦g6 28. f3 h5

29. g5 f6 30. ¢f1 fxg5 31. hxg5 ¦e6

32. ¦db1 ¦xb1+ 33. ¦xb1 £f7 34.

£d5 g6 35. ¦b7 £e8 36. ¤e7+ ¢f7

37. ¤c6+ ¢g8 38. ¤d8 £xd8 39.

£xe6+ ¢h8 40. £f7 1-0; Keres-

Tarnowski; Olimpiada de Helsinki

(Finlandia), 1952.

Es necesario situarse ahora en

los tiempos del Torneo de AVRO

de 1938, y retornar a la partida

que lleva el hilo conductor de

nuestra historia. En ese entonces

se solía continuar contra 8. a4 con

8 ... ¦b8 9. axb5 axb5 10. c3, como

en la primera partida del encuentro

de entrenamiento disputado

en Ámsterdam, en 1926, entre

Alekhine y Euwe (tablas en 43 jugadas)..

Narra Keres que, como esto

en nada le agradaba, prefirió optar

por la siguiente continuación,

considerada entonces como débil.

➪ 8 ... ¥g4 9. c3 0–0

Haciendo un paréntesis, es de

considerar el plan de Karpov 9 ...

¥xf3 10. £xf3 0–0 11. ¦d1 ¤a5 12.

¥c2 c5, que logra aminorar los

efectos del avance central blanco :

13. d4 £c7 14. d5 c4 15. ¤d2 ¦fb8

16. axb5 axb5 17. ¤f1 ¤d7 18. ¤e3

¤c5 19. ¤f5 ¥f8 20. £g3 ¢h8 21.

f4 f6 22. fxe5 fxe5 23. ¦f1 ¤ab3 24.

¦xa8 ¦xa8 25. ¥xb3 ¤xb3 26.

¥e3 ¦a1 27. ¦xa1 ¤xa1 1/2–1/2

en 39 jugadas; Kolishkin-Kárpov;

Cheliablinsk (Rusia), 1962.

➪ 10. axb5


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 39

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

39

Sin imaginar el peligro que corre,

Fine toma despreocupadamente

el siniestro peón sin sospechar

lo que le tienen preparado.

Desde entonces se sigue considerando

aquí como preferible 10.

h3, empleada por Keres jugando

con blancas. Por ejemplo: 10 ...

¤a5 (ó 10 ... ¥h5 11. d3 ¤a5 12.

¥c2 c5 13. ¤bd2 b4 14. ¦e1 ¦b8

15. ¤f1 bxc3 16. bxc3 ¤b3 17.

¦b1 ¤xc1 18. ¦exc1 £a5 19. g4

¥g6 20. ¤e3 h6 21. ¥b3 ¢h8 22.

¤h4 ¤d7 23. ¤hf5 ¥xf5 24. exf5

¥g5 25. £c2 ¤f6 26. ¦e1 ¥xe3

27. ¦xe3 ¦b7 28. ¦ee1 0–1 en 48

jugadas; Keres-Semén Furman;

XVII Campeonato de la URSS,

Moscú, 1949) 11. ¥c2 ¥e6 12.

axb5 axb5 13. d4 ¥c4 14. ¥d3 con

las siguientes posibilidades:

A) 14 ... ¥xd3 15. £xd3 ¤c4

16. ¦xa8 £xa8 17. b3 £a2, y ahora,

una vez más, Keres se ramifica

a sí mismo:

a 1 ) 18. bxc4 bxc4 19. £e3

£xb1 20. dxe5 ¤xe4 21. ¦e1 ¤c5

22. ¥a3 £b6 23. £d4 ¤b7 24.

£xb6 cxb6 25. ¤d4 dxe5 26.

¥xe7 exd4 27. ¥xf8 ¢xf8 28. ¦e4

dxc3 29. ¦xc4 ¤d6 30. ¦xc3 ¢e7

31. ¢f1 ¢e6 32. ¦c6 b5 33. ¦c5 h6

34. ¢e2 ¤e4 35. ¦c8 ¤d6 36. ¦g8

g6 37. ¢d3 ¢d5 38. g4 ¤c4 39.

¦b8 ¤d6 1–0; Keres-Braslav Rabar;

duelo entre Yugoslavia y la

URSS, Belgrado (Serbia y Montenegro),

1956.

b 2 ) 18. ¤bd2 ¤xd2 19. ¥xd2

£xb3 20. dxe5 dxe5 21. ¦b1 £a4

22. ¥g5 h6 23. ¥xf6 ¥xf6 24. ¦xb5

¦d8 25. £e2 £a1+ 26. ¢h2 £xc3

27. ¦b2 £d3 28. £xd3 ¦xd3 29.

¦b5 ¦d7 30. ¤xe5 ¦e7 31. f4 ¥xe5

32. fxe5 ¢f8 33. ¢g3 c6 34. ¦c5 ¦c7

35. ¢f4 ¢e7 36. h4 g6 37. ¢e3 ¢d7

38. ¢d4 ¦a7 39. ¦c2 ¦a4+ 40. ¢e3

¦a3+ 41. ¢f4 ¦a5 1/2–1/2; Keres-

Lazlo Szabo; Torneo de candidatos,

Ámsterdam, 1956.

B) 14 ... ¤d7 15. ¤bd2 ¥xd3

16. £xd3 b4 17. cxb4 ¤c6 18.

¦xa8 £xa8 19. ¤b3 exd4 20.

¤bxd4 ¤de5 21. ¤xe5 dxe5 22.

¤f5 ¥f6 23. b5 ¦d8 24. £c4 ¤d4

25. ¤xd4 exd4 26. £xc7 £xe4 27.

b6 ¦e8 28. b7 ¥e5 29. £c8 ¥b8

30. ¥d2 g6 31. ¦e1 1–0; Keres-Ludek

Pachman; Torneo interzonas,

Gotemburgo (Suiza), 1955.

➪ 10 ... axb5 11. ¦xa8 £xa8

12. £xb5

Hasta aquí todo marcha según

lo conocido, pero entonces hace

su aparición la receta preparada

por Keres para este torneo.

➪ 12 ... ¤a7!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Ésta era la sorpresa que guardaba

Keres en esta variante. Des-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 40

40

LOS APORTES DE PAUL KERES

pués de esta partida los conductores

de piezas blancas abandonaron

por completo la variante del

cambio de torres, optando por la

convencional 10. h3, antes mencionada.

Hasta entonces se conocía

que no era bueno 12 ... ¤xe4 por

13. ¥d5; ni12 ... ¦b8 por 13. £a4.

Existía además la referencia, citada

por Keres, de la variante 12 ...

¤a5 13. ¥c2 ¤xe4 14. ¤xe5! ¦b8

(14 ... dxe5 15. £xe5) 15. ¥xe4

¦xb5 16. ¥xa8 conservando el peón

de ventaja. 1–0 en 47 jugadas;

Eero Book-Conel Hughes Alexander;

Margate, 1938.

➪ 13. £e2

Como dijera el propio Keres,

inicialmente pensó que la jugada ...

¤a7 era una novedad, pero en realidad

se había jugado tres años antes,

en el encuentro entre Gustav

Rogmann y Ludwig Rellstab, 1935.

En esa partida las blancas prefirieron

seguir con 13. £a5 £xe4 14.

£xa7 ¥xf3 15. gxf3 £g6+ 16. ¢h1

£xb1 17. £xc7 £d3 18. ¢g1 ¤h5

(18 ... ¥d8 19. £c4 £xf3 (Keres))

19. £c4 £xf3 20. ¥d1 £f4 21.

£xf4 ¤xf4 y el juego concluyó finalmente

en tablas. De todas formas

esto no resta mérito al trabajo

de Keres, pues fue en definitiva a

partir de este encuentro que la variante

fue realmente conocida.

El resto de la partida, extensa

por demás, solo nos interesa desde

el punto de vista de su resultado.

Las siguientes jugadas fueron

13 ... £xe4 14. £xe4 ¤xe4 15. d4

¥xf3 16. gxf3 ¤g5 17. ¢g2 ¦b8

18. ¥c4 exd4 19. cxd4 ¤e6 20. d5

¤c5 y la ventaja de las negras ya

es evidente.

La partida concluyó con victoria

de las negras tras 57 jugadas:

21. ¤c3 ¤c8 22. ¦e1 ¢f8 23.

¦e2 f5 24. ¤b5 ¤b6 25. b3 ¤xd5

26. ¤d4 ¤b4 27. ¥d2 d5 28. ¥xb4

¦xb4 29. ¤c6 dxc4 30. ¤xb4 cxb3

31. ¤d5 ¤d3 32. ¦d2 b2 33. ¦d1

c5 34. ¦b1 c4 35. ¢f1 ¥c5 36. ¢e2

¥xf2 37. ¤e3 c3 38. ¤c2 ¤e1 39.

¤a3 ¥c5 40. ¢xe1 ¥xa3 41. ¢d1

¥d6 42. ¢c2 ¥xh2 43. ¦h1 ¥e5

44. ¦xh7 ¢f7 45. ¦h1 g5 46. ¦e1

¢f6 47. ¦g1 ¢g6 48. ¦e1 ¥f6 49.

¦g1 g4 50. fxg4 f4 51. g5 ¥d4 52.

¦d1 ¥e3 53. ¢xc3 ¥c1 54. ¦d6+

¢xg5 55. ¦b6 f3 56. ¢d3 ¢f4 57.

¦b8 ¢g3

Las blancas abandonaron.

Variante Abierta

Otro asunto que también merece

nuestra atención, es el esclarecimiento

de la paternidad de

variantes que, por una u otra razón,

han sido atribuidas a cierto

origen, cuando en realidad su nacimiento

obedece a otras circunstancias,

y por tanto deben ser justamente

aclaradas.

Ese es el caso del denominado

Ataque Moscú, que se presenta

en la variante abierta luego de las

jugadas:

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5

a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¤xe4 6. d4

b5 7. ¥b3 d5 8. dxe5 ¥e6 9. £e2


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 41

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

41

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Según las referencias de diferentes

autores, su nombre tiene

como origen el Campeonato

Mundial de La Haya-Moscú en

1948, donde fue empleada en varias

partidas por los jugadores soviéticos

Keres y Smyslov, circunstancia

que determinó la popularidad

que esta idea alcanzó a partir

de esa fecha, perdurando hasta

nuestros días.

Sin embargo, ¿cuál fue realmente

su origen?; ¿acaso «un arma

secreta», preparada especialmente

por los soviéticos para este

evento?; ¿fue realmente Keres su

progenitor, como de cierta manera

le ha sido atribuido?

Siempre se ha sabido que ninguna

de estas interrogantes es

cierta, dado que se conocen los

antecedentes principales de la variante.

Pero de todas maneras,

tampoco se ha realizado una cronología

detallada que permita

profundizar en la esencia del

asunto, para conocer en definitiva

como llegó la idea al conocimiento

de Keres, primero en emplearla

en el certamen de referencia.

Se sabe que la jugada 9. £e2 se

venía empleando en partidas por

correspondencia desde finales de

los años treinta. De esa época se

hace alusión a la partida Adam-

Seibold; partida por correspondencia,

1938 que continuó con 9 ...

¤a5 (A partir de aquí el subrayado

destaca en cada partida la evolución

de esta variante) 10. ¤bd2

c5 11. ¤xe4 dxe4 12. ¥xe6 exf3 13.

¥xf7+ ¢xf7 14. £xf3+ ¢e8 15.

¦d1 £c8 16. e6 £b7 17. ¦d5 £e7

18. ¥g5 £xe6 19. ¢f1 1–0.

De esa época es también la partida

Adam-Malmgren; partida por

correspondecia, 1939, que se desarrolló

como sigue: 9 ... ¥e7 10. c4

bxc4 11. ¥a4 ¥d7 12. ¤c3 ¤c5 13.

¥xc6 ¥xc6 14. ¤d4 ¥b7 15. ¤f5

¥f8 16. ¦d1 £c8 17. £f3 c6 18. b3

cxb3 19. ¦e1 ¤e6 20. ¤a4 ¦b8 21.

¤b6 £d8 22. £xb3 ¥c5 23. ¤a4

¥a8 24. £g3 £a5 25. ¤c3 g6 26.

¤d6+ ¥xd6 27. exd6 0-0 28. ¥h6

¤g7 29. ¥xg7 ¢xg7 30. ¦e7 d4 31.

¤e4 £d5 32. h3 c5 33. ¦e5 £c6 34.

¦e7 £d5 35. ¦e5 £c6 1/2-1/2.

No tenemos información suficiente

sobre los contendientes de

estas partidas, y por tanto desconocemos

la manera como estos

encuentros fueron conocidos por

sus contemporáneos. Lo cierto es

que ya en 1940, la variante aparece

en una partida local (Anton

Kohler-Karl Gilg; Cracovia [Polonia],

1940), que no parece haber

tenido mayor trascendencia.

Sin embargo, por lo que conocemos,

es en el torneo de Groninga

de 1946 donde la jugada 9.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 42

42

LOS APORTES DE PAUL KERES

£e2 se presenta por primera vez

en un gran torneo internacional,

en la conocida partida de Goesta

Stoltz contra Laszlo Szabo, que

tuvo el desenlace siguiente: 9 ...

.¥e7 10. ¤bd2 ¤c5 11. c3 ¤xb3

12. ¤xb3 0-0 13. ¤fd4 £d7 14.

¤xc6 £xc6 15. ¥e3 £c4 16. £c2

£g4 17. ¤d4 ¦fc8 18. f4 c5 19. h3

£h5 20. £e2 £xe2 21. ¤xe2 f5

22. a4 b4 23. cxb4 d4 24. ¥d2 ¥c4

25. ¢f2 ¦ab8 26. ¦fc1 ¥d5 27. g3

¥e4 28. bxc5 ¦xb2 29. ¢e1 d3 30.

¤d4 ¦xc5 31. ¤e6 ¦cc2 32. ¦xc2

dxc2 33. ¦c1 ¦b1 34. ¤d4 ¥a3 35.

¤e2 ¥xc1 36. ¤xc1 ¢f7 37. a5

¢e6 38. ¢f2 ¢d5 39. ¢e2 ¦a1 40.

h4 ¢c6 41. ¢f1 ¦a3 42. ¥e1

¥d3+ 43. ¢f2 ¥c4 0-1.

Basta dar una ojeada a la nómina

de ese evento para comprender

de inmediato que fue lo

que ocurrió entonces: allí estaban,

entre otros, Boleslavsky, Kotov,

Botvinnik y ... ¡Smyslov!

No es por tanto de extrañar

que, un año después, se juegue la

partida Smíslov-Alexéi Sokolski;

Moscú, 1947, en la que las blancas

nuevamente se anotan el punto,

demostrándose que una nueva y

peligrosa arma, para enfrentar la

siempre difícil Variante Abierta,

estaba ya a disposición de los Ruylopistas.

El desarrollo de esa partida

fue como sigue: 9 ... ¤c5 10. ¦d1

¤xb3 11. axb3 ¥c5 12. ¥e3 ¥xe3

13. £xe3 £e7 14. £c3 ¤d8 15. b4

0-0 16. ¤bd2 ¥g4 17. h3 ¥xf3 18.

¤xf3 c6 19. ¦d2 h6 20. b3 ¦e8 21.

¤d4 £g5 22. ¦f1 ¤e6 23. f4 ¤xf4

24. ¦df2 ¤e6 25. ¤f5 ¦ec8 26. h4

£d8 27. £g3 ¢h7 28. ¤d6 ¦c7

29. ¤xf7 £e7 30. ¤d6 ¦g8 31.

£d3+ 1-0.

Pero es necesario retroceder

un año atrás, porque es precisamente

en 1946, cuando aparece

Keres, por primera vez, vinculado

a esta opción de juego, reportándose

una «partida de entrenamiento»,

que jugó en Moscú, contra

Bronstein, y que tuvo el siguiente

desenlace: 9 ... ¥e7 10. c4

bxc4 11. ¥a4 ¥d7 12. e6 fxe6 13.

¥xc6 ¥xc6 14. ¤e5 ¥b7 15.

£h5+ g6 16. ¤xg6 ¤f6 17. £h3

¦g8 18. ¤e5 d4 19. f3 £d5 20.

¥f4 ¤d7 21. £h5+ ¦g6 22. £xh7

¤xe5 23. ¥xe5 ¦xg2+ 24. ¢xg2

£xe5 25. £g6+ ¢d7 26. ¤d2 £h8

27. ¢h1 ¦g8 28. £c2 £h3 29. ¦f2

¥d5 30. ¤e4 ¥h4 31. ¦ff1 d3 32.

£d2 ¦g4 33. ¦f2 ¥xf2 34. £xf2

£xf3+ 35. £xf3 ¥xe4 36. £xe4

¦xe4 37. ¦d1 ¦e2 0-1; Keres-

Bronstein; Moscú, 1946.

Forman también parte de estos

antecedentes sus encuentros

de 1947, contra Vladímir Alatortsev,

en el XV Campeonato de la

URSS celebrado en San Petersburgo;

y contra Conel Hugher

Alexander, en el enfrentamiento

entre Gran Bretaña y la URSS

disputado en Londres.

Estamos pues a las puertas de

1948, con todo dispuesto para el

comienzo del Campeonato Mundial

de La Haya-Moscú, donde

una variante que ya viene sonando

va a recibir su verdadero y definitivo

nombre: el ataque Moscú.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 43

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

43

El resto es historia más que

conocida, y lo resumiremos presentando

algunas de las ya famosas

partidas, acompañadas con algunas

referencias de actualidad.

Desde entonces la variante se

ha utilizado en cientos de oportunidades

y un resumen de sus principales

acontecimientos se incluye

en la partida que a continuación

presentamos.

Nigel Short-Jan Timman

Sexta partida de la Final del

Torneo de candidatos, San

Lorenzo de El Escorial (España),

1993

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6

4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¤xe4 6. d4 b5 7.

¥b3 d5 8. dxe5 ¥e6 9. £e2

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 9 ... ¥e7

Considerado de siempre como

lo mejor, en tanto que las alternativa

9 ... ¤c5 y 9 ... ¤a5 no han resultado

ser suficientes. Por ejemplo:

A) 9 ... ¤c5 10. ¦d1 con los

siguientes antecedentes:

a 1 ) 10 ... b4 11. ¥e3 ¤xb3 12.

axb3 £c8 13. c4± Keres-Reshevsky,

Moscú, 1948, citada por

Tartakower, aunque seguramente

se trat de una partida apócrifa o

de un error de la fuente de información

de Tartakower, citada por

Tartakower. (13. c4 dxc4 14. bxc4

h6 15. ¤bd2 ¥e7 16. ¤b3 0–0 17.

¥c5 ¥g4 18. £e4 ¥xf3 19. gxf3

£e6 20. ¥xe7 ¤xe7 21. ¤c5 £g6+

22. £xg6 ¤xg6 23. ¤xa6 ¤xe5 24.

b3 ¦a7 25. ¤xb4 ¦xa1 26. ¦xa1

¦b8 27. ¤d5 ¦xb3 28. f4 ¤xc4 29.

¦c1 ¤d2 30. ¦xc7 ¤f3+ 1/2–1/2

en 73 jugadas; Smíslov-Reshevsky;

XVIII Campeonato del

mundo, La Haya/Moscú,

06/05/1948) .

a 2 ) 10 ... ¤xb3 11. axb3 con

respuestas como:

a 2a ) 11 ... £c8 12. ¥g5

12 ... h6 13. ¥h4 ¥c5 14. ¤c3

g5 15. ¥g3 £b7 16. ¤xd5 0–0–0

17. ¤f6 g4 18. ¤e1 ¤d4 19. £f1

h5 20. ¥f4 h4 21. ¥e3 h3 22. ¦d2

hxg2 23. £xg2 ¤f3+ 24. ¤xf3

¥xe3 25. ¦xd8+ ¦xd8 26. ¤e1

¥d4 27. ¤d3 ¥f5 28. ¦e1 a5 29.

¤e4 0–1 en 41 jugadas; Keres-

Reshevsky; XVIII Campeonato

del mundo, La Haya/Moscú,

27/04/1948.

a 2b ) 12. c4 dxc4 13. bxc4 ¥xc4

14. £e4 ¤e7 15. ¤a3 c6 16. ¤xc4

bxc4 17. £xc4 £b7 18. e6 f6 19.

¦d7 £b5 20. £xb5 cxb5 21. ¤d4

¦c8 22. ¥e3 ¤g6 23. ¦xa6 ¤e5

24. ¦b7 ¥c5 25. ¤f5 0–0 26. h3

1–0; Smíslov-Euwe; XVIII Campeonato

del mundo, La

Haya/Moscú, 03/05/1948).


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 44

44

LOS APORTES DE PAUL KERES

b 2 ) 11 ... ¥c5 ver Smylov-Sokolsky

b 3 ) 11 ... ¥e7 12. c4 0–0 (12 ...

bxc4 13. bxc4 0–0 14. ¤c3 ¤b4 15.

cxd5 ¤xd5 16. ¦xa6 ¤xc3 17. bxc3

£xd1+ 18. £xd1 ¦xa6 19. ¥b2

¦b8 20. £d3 ¦xb2 21. h4 ¦a1+ 22.

¢h2 ¦xf2 23. ¤g5 ¥xg5 24. hxg5

¦a8 25. £e3 ¦f5 26. £c5 ¦xg5 27.

£xc7 ¥d5 0–1; Heinz De Carbonnel-Unzicker;

Múnich, 1947).

13. cxd5 (13. ¤c3 ¤b4 14. ¥e3

c6 15. ¦ac1 £b8 16. ¥g5 £b7 17.

cxd5 ¥xd5 18. ¤xd5 ¤xd5 19.

¥xe7 ¤xe7 20. ¦d6 ¦fd8 21. ¤g5

¦xd6 22. exd6 ¤d5 23. £c2 ¤f6

24. £xc6 £xc6 25. ¦xc6 ¦d8 26.

¦xa6 ¤e8 27. ¤e4 f5 28. ¤c3

¦xd6 29. ¦a8 ¢f7 30. ¦b8 ¦d2 31.

¦xb5 ¦xb2. 1/2–1/2 en 66 jugadas;

Keres-Conel Hughes Alexander;

Gran Bretaña contra URSS, Londres,

1947). 13 ... ¥xd5 14. ¤c3

¥xf3 15. gxf3 £c8 16. ¤d5 ¦e8

17. f4 ¤b4 18. ¤xe7+ ¦xe7 19.

¥e3 £h3 20. ¥c5 ¦e6 21. £e4

¤c6 22. ¦d3 £h4 23. ¦g3 ¦d8 24.

¦xa6 ¤d4 25. ¦a8 ¤e2+ 26. ¢g2

f5 27. ¦xd8+ £xd8 28. £xe2 1–0

en 62 jugadas; Keres-Alartortsev;

XV Campeonato de la URSS,

San Petersburgo, 1947.

B) 9 ... ¤a5, véanse las partidas

Kohler-Gilg, Cracovia, 1940*;

y Adam-Seibold, partidas por correspondencia,

1938.

Continuando con la partida

principal, se jugó:

➪ 10. ¦d1

Todavía no está claro si 10. c4

es o no preferible en esta posición;

son antológicas algunas partidas

postales, en las que se jugó

10 ... bxc4 11. ¥a4 ¥d7 y ahora:

A) 12. ¤c3 ¤c5 (En su momento

hizo historia la línea 12 ...

¤xc3 13. bxc3 ¤a7 14. ¥c2 £c8

15. ¥g5 £d8 16. ¥f6! 0–0 17.

¤g5! h6 18. £h5! ¤b5 19. £xh6!!

1–0 Malmgren, H-Cuadrago, O/ I

Campeonato. Postal Mundial

1950). También para 13. ¥xc6 ver

Adam-Malmgren / corresp. 1939.

B) 12. e6!? fxe6, ver Keres -

Bronstein, D / Moscú (entrenamiento)

1946/0–1 (37).

Más de una vez tuvo que enfrentarse

Keres a sus propias ideas

en las más diversas aperturas.

En la que estamos tratando, su

encuentro contra Tal fue como sigue:

10. c3 0–0 11. ¥c2 £d7 12.

¦d1 f5 13. ¤bd2 ¢h8 14. ¤b3

¥f7 15. ¤bd4 ¥h5 16. ¤xf5 £xf5

17. ¦xd5 ¥g6 18. £e3 ¦ad8 19.

¦xd8 ¦xd8 20. ¤d4 ¤xd4 21.

cxd4 c5 22. d5 £xe5 23. f3 ¥g5 24.

f4 £xd5 25. ¥xe4 ¥xe4 26. fxg5

£d1+ 27. ¢f2 £c2+ 28. £e2 ¦f8+

29. ¢e1 £a4 30. b3 £d4 0–1; Tal-

Keres; Moscú, 1967.

Para la alternativa 10. ¤bd2

¤c5 váyase a la partida Stoltz-

Szabo, Graninga, 1946.

➪ 10 ... 0–0

* La partida mencionada siguió así: 10. ¤bd2 ¤xd2 11. ¥xd2 c5 12. C3 ¤xb3 13. axb3 £b6 14.

¥e3 b4 15. ¦a4 ¥d7 16. ¦aa1 d4 17. cxd4 ¥b5 18. dxc5 £b7 19. £c2 ¥xf1 20. ¦xf1 ¦c8 21. ¦c1

£c6 22. ¤d4 £d5 23. ¤f5 £xe5 24. ¥d4 £e6 25. ¢f1 ¢d7 26. £d3 ¢c7 27. c6 f6 28. £g3+. 1-0.

(Nota del R. T.)


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 45

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

45

O 10 ... ¤c5 11. ¤bd2 (11. ¤c3

¤xb3 12. axb3 0–0 13. ¥e3 ¤b4 14.

¤a2 ¤xa2 15. ¦xa2 c5 16. b4 d4 17.

¦aa1 ¥c4 18. £e1 ¥d5 19. ¤xd4

cxd4 20. ¦xd4 £d7 21. ¦ad1 ¦ad8

22. ¦xd5 £xd5 23. ¦xd5 ¦xd5 24.

f4 f6 25. e6 ¦c8 26. c3 ¦e8 27. g4 f5

28. £e2 fxg4 29. £xg4 g6 30. ¥d4

¦f8 31. £f3 ¦df5 32. £b7 ¦xf4 33.

h3 1/2–1/2; Lev Aronin-Keres;

XVII Campeonato de la URSS,

Moscú, 1949.) 11 ... ¤xd2 12. ¥xd2

¤c4 13. ¥xc4 bxc4 14. b3 cxb3 15.

axb3 £c8 16. ¦a2 c5 17. ¥g5 ¥xg5

18. ¤xg5 0-0 19. £d3 g6 20. ¦da1

c4 21. bxc4 dxc4 22. £e3 ¥d5 23.

¦a5 ¥b7 24. f3 £d7 25. e6 fxe6 26.

£xe6+ £xe6 27. ¤xe6 ¦f6 28. ¤c5

1–0 en 38 jugadas; Istran Borocz-

Nikota Stajcic; Budapest, 1995.).

➪ 11. c3

Otras dos partidas de aquella

época se desarrollaron partiendo

de la agresiva idea 11. c4, con desenlaces

muy interesantes : 11 ...

bxc4 12. ¥xc4 ¥c5 13. ¥e3 ¥xe3

14. £xe3 £b8 (14 ... ¤b4 15.

¥b3 c5 16. ¤c3 c4 17. ¤xe4 cxb3

18. £xb3 ¦b8 19. ¤c5 £e7 20.

¤xe6 fxe6 21. ¤d4 ¦fc8 22. ¦ac1

¦xc1 23. ¦xc1 £g5 24. ¦e1 £g4

25. £c3 £g6 26. ¤c6 ¤xc6 27.

£xc6 ¦xb2 28. £xa6 £f5 29. f3

£c2 1/2–1/2; Theo Van Scheltinga-Antonio

Cuadrado; Final del

I Campeonato del mundo por

correspondencia) 15. ¥b3 ¤a5

16. ¤bd2 ¤xd2 17. ¦xd2 ¤xb3

18. axb3 ¦c8 19. ¦c1 c5 20. ¦xc5

¦xc5 21. £xc5 £xb3 22. ¤d4

£b7 23. h3 ¦d8 24. ¢h2 g6 25. f4

h5 26. ¦d3 £d7 27. £b6 ¦a8 28.

¦a3 £a7 29. £b4 £d7 30. £a5

¥f5 31. ¦c3 ¦a7 32. ¦c5 ¥e4 33.

£c3 £e7 34. ¤c6 1–0; Keres-Euwe;

XVIII Campeonato del mundo,

La Haya/Moscú, 22/04/1948.

Posiblemente esta sea una de

las continuaciones que más se ha

estudiado dentro de este sistema.

Son importantes también las siguientes

partidas, de fecha más reciente:

11. c4 bxc4 12. ¥xc4 ¥c5

13. ¥e3 ¥xe3 14. £xe3 £b8 15.

¥b3 ¤a5 16. ¤e1 £b6 17. £xb6

cxb6 18. f3 ¤xb3 19. axb3 ¤c5 20.

b4 ¤d7 21. ¤d3 g5 22. ¤c3 ¦fc8

23. ¤f2 d4 24. ¤e2 d3 25. ¤xd3

¥c4 26. ¤g3 ¥xd3 27. ¦xd3 ¤xe5

28. ¦d5 ¤g6 29. ¦xg5 ¦c2 30. b3

¦b2 31. ¤f5 ¦xb3 32. h4 ¢f8 33. h5

¤e7 34. ¤xe7 ¢xe7 35. ¦e1+ ¢f8

36. ¦e4 a5 37. ¦eg4 ¢e7 38. bxa5

¦xa5 39. h6 ¦xg5 40. ¦xg5 b5 41.

¦g7 ¦b1+ 42. ¢h2 ¦d1 43. ¦xh7

¦d8 44. ¦g7 ¦h8 1/2-1/2; Kárpov-

Korchnói; XXIX Campeonato del

mundo, duodécima partida, Baguio

(Filipinas), 15/08/1978.

O con el plan 12 ... £d7, practicado

fundamentalmente en partidas

postales. La continuación

más frecuente es 13. ¤c3 ¤xc3

14. bxc3 f6 15. exf6 ¥xf6 y ahora

se presentan dos ramificaciones

importantes:

A) 16. ¥g5 ¢h8 (16 ... ¤e7 17.

£d2 h6 18. ¥xf6 ¦xf6 19. ¦ab1

£d6 20. ¥e2 ¤g6 21. ¤d4 ¥d7 22.

¤c2 c6 23. c4 ¦e8 24. cxd5 cxd5 25.

¤e3 ¤f4 26. ¥f1 ¥e6 27. g3 ¤h3+

28. ¥xh3 ¥xh3 29. £xd5+ £xd5

30. ¦xd5 ¦ee6 31. ¦h5 1–0; Rubén


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 46

46

LOS APORTES DE PAUL KERES

Lazdin-Bet; partida por correspondencia,

1971) 17. ¥xf6 ¦xf6

18. ¤g5 ¤a5 (18 ... ¤e7 19. ¤xe6

¦xe6 20. £h5 ¦e8 21. g3 ¦h6 22.

£f7 ¦f6 23. ¦xd5 £c8 24. £h5

¤xd5 25. £xd5 ¦ef8 26. ¦f1 £d8

27. £xd8 ¦xd8 28. ¥b3 g5 29. ¢g2

¦d3 30. c4 ¦d2 31. g4 c5 32. ¢g3

¢g7 33. f3 ¦e6 34. ¦f2 ¦ee2 35.

¦xe2 ¦xe2 36. h4 h6 0–1; Luis

Bronstein-Jorge Szmetan; Fortaleza

[Brasil], 1975) 19. £d3 ¥g8 20.

¤e4 ¦g6 21. ¤g3 ¤xc4 22. £xc4

¦c6 23. £d4 £f7 24. ¦e1 ¦f8 25.

f3 ¦c4 26. £d3 £f6 27. ¦e3 £b6

28. ¦ae1 d4 29. cxd4 ¦xd4 30. £a3

0–1 en 41 jugadas; Eugene Martinovsky-Adaucto

Wanderley da

Nóbrega; partida por correspondencia,

1977.

B) 16. ¤g5 ¥xg5 17. ¥xg5 h6

18. ¥e3 ¤e5 19. ¥b3 £d6 20.

¦d4( 20. h3 ¦ae8 21. ¦d4 g5 22.

¦ad1 c6 23. c4 ¥xh3 24. cxd5 c5

25. ¦e4 ¥d7 26. ¦c1 ¥b5 27.

¥xc5 £f6 28. £h5 ¦c8 29. ¦xe5

£xe5 30. £g6+ £g7 31. d6+ 1–0;

A. den Ouden-Paul Diacanescu;

partida por correspondencia,

1977) 20 ... c5 21. ¦f4 g5 22. ¦xf8+

¦xf8 23. ¦d1 ¤g4 24. g3 £e5 25.

¦e1 ¤xe3 26. £xe3 £xe3 27.

¦xe3 1/2-1/2; Brodski-Ariel Sorín;

Abierto de Groninga, 1994.

➪ 11 ... ¤c5 12. ¥c2 ¥g4!? N

Una posición reportada como

novedad en el Informador yugoslavo,

pero sucede que esto se jugó

¡hace más de 30 años! La partida

original fue como sigue: 13. ¤bd2

f6 14. h3 ¥h5 15. b4 ¤a4 16. exf6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

¦xf6 17. ¤e4 ¦e6 18. ¥b3 ¤b6

19. ¥e3 ¦xe4 20. ¥xb6 ¦xe2 21.

¥xd5+ ¥f7 22. ¥xf7+ ¢xf7 23.

¦xd8 ¥xd8 24. ¥e3 ¥f6 25. a4

¦e8 0–1; Andras Ozsvath-Honfi;

Campeonato de Hungría, Budapest,

1958.

➪ 13. b4

Como sucede con frecuencia,

tan pronto se reporta una novedad

comienzan a aparecer variantes

que enriquecen la idea original.

Pocos meses después ya se introdujo

la jugada 13. ¥e3, en la

partida Corina-Isabela Peptan-Sofia

Polgar; Olimpiada femenina de

Moscú, undécima ronda, Rumania-Hungría,

1994, que continuó

con 13 ... ¦e8 14. h3 ¥e6 15. ¤bd2

¤d7 16. ¥f4 f6 17. ¤b3 fxe5 18.

¤bd4 ¤xd4 19. ¤xd4 ¥f7 20. ¤c6

£c8 21. ¥f5 ¥d6 22. ¥e3 h5 23.

¦d3 ¦f8 24. a4 e4 25. ¦d4 ¦e8 26.

axb5 ¤c5 27. ¦a3 axb5 28. ¦xa8

£xa8 29. ¤b4 ¤b3 y el blanco

abandonó.

➪ 13 ... ¤a4 14. ¥f4 £d7! 15.

£d3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 47

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

47

Aquí Speelmann recomienda

15. c4!? ¤xb4 16. ¥xa4 bxa4 17.

a3 £f5 18. ¥g3 ¤c2 19. ¦a2 ¥xf3

20. £xf3 (20. gxf3!? ¤d4 21. ¦xd4

£xb1+ 22. ¦d1 £b3 23. cxd5) 20

... ¤d4 21. £xf5 ¤xf5 22. cxd5

con mejor juego.

➪ 15 ... g6 16. £xd5 £xd5 17.

¦xd5 ¤b6 18. ¦d1?! ( 18. ¦d2!?

18 ... ¦ad8 19. ¥e4!) 18 ... ¦ad8

19. ¦e1

Otra novedad interesante se

introdujo aquí con 19. ¦xd8!?,

que mejora la idea original de

Short, considerada como débil.

Ahora se siguió con 20. e6 ¤d5

21. exf7+ ¢g7! 22. ¥g5!? ¥xf3

23. ¥xe7 ¤cxe7 f4 24. gxf3 ¤f4

25. a4 ¤f5 [25 ... ¤c6 26. h4! ¤e5

27. ¢h2!] 0–1 en 39 jugadas; Sax-

Víctor Mijalevski; Torneo abierto

de Benasque (España), 1993.

En lo que sigue,Timman cometió

algunas imprecisiones que

equilibraron las acciones, y la partida

concluyó en largo empate: 19

... ¤d5 20. ¥h6 [20. ¥g3 ¥xf3 21.

gxf3 ¥g5] 20 ... ¦fe8 21. a4 [21.

¤bd2 ¤xc3 22. a33] 21 ... ¥xf3 22.

gxf3 ¥f8 23. ¥xf8 [23. ¥g5 f6!] 23

... ¢xf8 24. e6! f6?! [24 ... ¦xe6 25.

¦xe6 fxe6 26. axb5 axb5 27. ¥e4

(27. ¦a6? ¤dxb4!) 27 ... ¤e5] 25.

axb5 axb5 26. ¢f1 ¤e5 1/2–1/2 en

53 jugadas (Speelman).

Es necesario aclarar que en el

resumen anterior ha sido imprescindible

pasar por alto un verdadero

enjambre de alternativas,

muchas de ellas dejadas de jugar

en los últimos 10 años, por lo que

los interesados en profundizar en

los aspecto teóricos de esta variante

tendrán que acudir inevitablemente

al estudio de informadores

u otras fuentes especializadas

que traten el tema.

Variante del cambio

Es interesante ver el tratamiento

que Keres daba en sus

partidas a la Variante del cambio.

Por lo general optaba por 1. e4 e5

2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥xc6

dxc6 5. 0–0 £d6 que da a las negras

un juego sólido, con perspectivas

de materializar la iniciativa

en el flanco rey.

Pero Keres fue un investigador

nato, formado en la cuna del

ajedrez por correspondencia, como

él mismo reconoció en más de

una oportunidad, y por tanto,

acostumbrado a la búsqueda de

los detalles estratégicos más simples,

de los que nacen ideas en

vez de variantes.

Es sólo así que podemos comprender

la esencia de sus pequeñas

«transposiciones» en las aperturas,

concebidas con propósitos

casi siempre muy restringidos, tal

cual sencillas celadas que no afectan

los esquemas generales del

planteo, sino que más bien le

complementan, dejando vías a la

posibilidad del desliz, tras el cual

el oponente termina por comprender

que ha caído en una bien

disimulada «trampa posicional».


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 48

48

LOS APORTES DE PAUL KERES

Muy utilizadas fueron sus

transposiciones en las primeras jugadas

de la Defensa Siciliana, como

veremos posteriormente, pero

es probablemente en esta posición

de la Variante del Cambio, en la

que Keres introduce una de sus

más trascendentes variaciones, sorprendiendo

a su rival con la poco

convencional jugada...

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 5 ... ¤e7!?

a b c d e f g h

que encubre un interesante sacrificio

de peón, luego de 6. ¤xe5

£d4, como veremos en las líneas

que siguen.

Intentando evitar este camino

las blancas han probado otras alternativas

en la sexta jugada, y especialmente

la continuación 6. d4

que busca alcanzar las posiciones

naturales de la ocupación central.

Pero, en cambio, no parece suficiente

6. c3 £d3 7. ¦e1 ¤g6 8.

¦e3 £d6 9. d4 ¥e6 como en la

partida José David Díaz Pérez-

Alejandro Moreno; torneo internacional

Hermanos Saiz, Cuba,

1992, en la que luego de 10. ¤g5

0–0–0 11. ¤xe6 £xe6 12. ¦e1

exd4 13. cxd4 ¥c5 14. ¥e3 ¥xd4

15. ¥xd4 £d7 16. ¤c3 £xd4 17.

£b3 ¤e5 18. ¦ad1 £c5 19. h3

¦he8 20. ¦xd8+ ¦xd8 21. ¦d1

¦d4 22. ¦xd4 £xd4 23. £c2 £d3

24. £c1 f6 25. b3 b5 26. f3 ¢b7 27.

¢h2 g5 28. ¤d1 £e2 las negras se

anotaron una rápida victoria.

La idea original estaba preparada

para invitar a la continuación

➪7. £h5!?,

que sigue despertando interés

aún en nuestros días.

Cuando Keres probó esta receta

contra Ree, en Amsterdam

1971, este prefirió evitar las complicaciones

moviendo 7. ¤f3 y

ahora, luego de 7 ... £xe4 8. ¦e1

£g6 9. ¤e5 £f6 10. d4 ¥f5 11.

¤c3 0–0–0 12. £h5 ¥g6 13. £h3+

£f5 14. ¤xg6 fxg6 15. £xf5+ gxf5

16. ¥g5 ¦d7 17. ¦ad1 h6 18. ¥f4

g5 19. ¥e5 ¦h7 20. f3 ¤g6 21.

¥g3 ¦he7 22. ¥f2 ¥g7 23. ¢f1

¢d8 24. ¤e2 ¦f7 llegándose a

una posición en la que el negro

dispone de un juego más activo,

pero la clásica mayoría blanca

compensa la situación, por lo que

la partida concluyó en tablas luego

de 43 jugadas.

O también 8. ¤c3 £g6 9. ¤e5

£f5 10. ¦e1 h5! 11. d4 ¥e6 12.

¤e4 0–0–0 13. ¤g5 ¤g6 14. ¤xg6

£xg6 15. ¤xe6 fxe6 16. c3 c5=

con posición equilibrada. Aquí el

blanco no continuó de la forma

apropiada y luego de 17. £b3?!

(17. ¥f4 ¥d6=) 17 ... ¦d5! 18.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 49

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

49

¥e3 h4 19. h3 cxd4 20. ¥xd4 ¥d6

21. ¦ad1?! ¦d8!m el negro obtuvo

una posición muy promisoria.

0–1 en 42 jugadas; Eduardas Rozentalis-Piket;

1ª ronda del torneo

de Groninga, 1992.

Pero la idea de Keres era continuar,

contra ➪ 7. £h5!?, con 7

... g6 8. £g5 ¥g7 9. ¤d3 [9. ¤f3

£xe4 10. ¦e1 £b4p] 9 ... f5 10.

e5 con posición complicada.

Un interesante exponente de

esta continuación en nuestros días

es la novena partida del duelo

Timman-Short, de 1993, donde se

continuó con

➪ 10 ... c5 11. b3 h6 12. £g3 f4

13. £f3 ¥f5

y ahora Timman introduce 14.

£xb7!? dudosa novedad que es

rápidamente superada por el

gran maestro inglés, cuando lo recomendado

era continuar sencillamente

con 14. ¥b2. Después

de la movida del texto las maniobras

tácticas complicaron el juego,

y luego de 14 ... ¥e4 15. £xc7

¥xd3 16. cxd3 ¥xe5 (merece estudio

16 ... £xa1!? 17. ¤c3 ¦c8

18. £d6 ¦c6 19. £b8+ ¢f7!?) 17.

£b7 ¦b8 18. £xa6 f3!? las negras

obtuvieron una posición envidiable,

que les llevó al triunfo tras

una difícil lucha, digna de dos aspirantes

al cetro mundial. 0–1 en

39 jugadas; Timan-Short; 9ª partida

de la final del torneo de candidatos,

San Lorenzo de El Escorial,

1993.

Variante de los

cuatro caballos

Una de las variantes que no ha

recibido un justo tratamiento de

la moda es la que se conoce como

Variante de los cuatro caballos, y

que se presenta luego de las jugadas

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6

4. ¥a4 ¤f6 5. ¤c3,

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

con el inconveniente de que la

salida del caballo dificulta el natural

avance del peón alfil, movimiento

típico en la estructura de

peones de la mayoría de las variantes

de la Apertura Ruy López.

En la práctica, esta dificultad se

salva porque es propósito del

blanco realizar un rápido desplazamiento

de esta pieza hacia la casilla

d5, acción que deja al peón en

posibilidad de avanzar, con la adicional

ventaja de que ahora ya no

estorba el desarrollo del caballo.

A partir de aquí las negras

disponen de múltiples alternativa,

como por ejemplo:


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 50

50

LOS APORTES DE PAUL KERES

A) 5 ... ¥e7 6. 0–0 b5 7. ¥b3

d6 8. ¤d5 ¥b7 9. ¤xf6+ ¥xf6 10.

¥d5 £c8 11. ¦e1 0–0 12. c3 ¤a5

13. ¥xb7 £xb7 14. d4 c5 con juego

parejo. 1/2–1/2 en 22 jugadas; Keres-Gligoric;

4ª partida del duelo

URSS-Yugoslavia, Zagreb, 1958.

B) 5 ... ¥c5, que Euwe denomina

como «sacrificio engañoso»,

dado que luego de 6. ¤xe5 ¤xe5

7. d4 ¥d6 8. 0–0 0–0 9. ¥f4 ¤c4

10. e5 b5! 11. ¥b3 ¥b7 12. exd6

cxd6! con mejor juego para el negro

(Euwe).

C) 5 ... ¥b4, muy practicada

a comienzos de siglo, pero hoy

pasada de moda. 6. ¤d5 b5 7.

¥b3 0–0 8. 0–0 ¥b7 9. d4 ¤xd5

10. ¥xd5 exd4 11. ¤xd4 £f6 12.

¥e3 ¦fe8 13. c3 ¥f8 14. f4 ¤a5

15. ¥xb7 ¤xb7 16. e5 £d8 17.

£f3 £c8 18. ¦ad1 d6 19. e6 fxe6

20. f5 exf5 21. ¤xf5 ¤d8 22. ¥d4

¤e6 23. ¤h6+ ¢h8 24. £f7 1–0;

Dragoljub Janosevic-Gyozo Forintos;

Uzice (antigua Titovo Uzice,

Serbia y Montenegro), 1966.

D) 5 ... d6, jugada natural en

el esquema de esta apertura, que

conduce a posiciones convencionales.

6. d3 ¥e7 7. h3 0–0 8. ¥e3

b5 9. ¥b3 ¤a5 10. ¤e2 c5 11. 0–0

c4 12. dxc4 bxc4 13. ¥a4 ¤xe4 14.

b4 cxb3 15. axb3 ¥b7 16. £d3

£c7 17. ¦fd1 d5 18. ¥d2 ¤xd2

19. £xd2 d4 20. ¤g3 ¤c6 21. c3

¦ad8 22. ¦dc1 d3 23. £e3 1/2–1/2

en 99 jugadas; Saviely Tartakower-Alekhine;

Bled, 1931.

Pero Keres, que conocía muy

bien las características de juego

del inglés Thomas, y de su preferencia

por esta variante, se preparó,

en el torneo de Margate de

1937, para entrar en líneas más

agudas y optó por la continuación:

E) ➪ 5 ... b5 6. ¥b3

y ahora continuó con:

➪ 6 ... d6!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

que no era tácitamente una novedad,

dado que tenía antecedentes

en la partida Johannes Esser-J.

Barton; Colonia (Alemania),

1911, pero ciertamente muy poco

estudiada por ese entonces. Se trata

de una jugada arriesgada que

implica el sacrificio de un peón, pero

que Keres justifica alegando

que fue utilizada «con fines psicológicos»,

dado que George Alan

Thomas prefiere el juego posicional

tranquilo, como en la partida

Thomas-Alekhine;Torneo de Hastings

(Gran Bretaña), 1992, en la

que por transposición se jugó: ...

¥e7 7. 0–0 d6 8. a4 b4 9. ¤d5, etc.

Lo curioso es que, después de jugarse

esta partida, Keres empleo

en varias oportunidades la misma

variante, ¡pero con blancas!


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 51

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

51

Con todo, la variante de los

cuatro caballos se mantiene viva,

acaso como volcán dormido que

espera el momento de descargar

su ira, siendo Spassky uno de los

ajedrecistas que le ha empleado

con frecuencia en tiempos más o

menos recientes; por ejemplo: 6 ...

¥e7 7. d3 d6 8. ¤d5 y ahora :

A) 8 ... ¤a5 9. ¤xe7 £xe7 10.

0–0 0–0 N 11. ¥d2 ¤xb3 12. axb3

¤d7!13. ¦e1?! ¥b7 14. d4? (14.

¥g5) 14. .f5! 15. exf5 ¦xf5 16.

dxe5 ¦xf3! 17. gxf3 ¤xe5

a 1 ) 18 ... ¦f8 19. ¥xe5 dxe5

20. £d4 20 ... £f6 21. £g4 ¥xf3.

a 2 ) 18 ... ¤xf3+?! 19. £xf3

£xe1+ 20. ¦xe1 ¥xf3m 0–1 en 37

jugadas; Spasski-Yusúpov; 1ª ronda

del torneo de Linares (España),

1990.

B) 8 ... ¤xd5 9. ¥xd5 ¥d7

10. c3 0–0 11. d4 £e8 12. 0–0 ¦d8

13. dxe5 dxe5 14. £e2 ¥d6 15.

¤h4 ¤e7 16. ¥b3 c5 17. ¥e3 c4

18. ¥c2 ¥c8 19. ¥b6 ¦d7 20.

¦fd1± g6 21. b3! cxb3 22. ¥xb3

¥a3 23. £e3 ¦xd1+ 24. ¦xd1

¤c6? 25. ¤xg6! hxg6 26. £h6 1–0

en 41 jugadas; Spasski-Beliavski;

Copa del mundo, Reikiavik (Islandia),

1988.

En la partida en cuestión se

continuó con:

➪ 7. ¤g5

De cierta manera las blancas

han caído en la trampa, pero como

demostraron análisis posteriores,

tampoco conseguían mejorar

sin complicaciones sus posibilidades

haciendo 7. ¤d5 . La mejor

recomendación al respecto es

la continuación 7. ¤d5 ¤xe4 8.

£e2 ¤c5 9. ¤xe5 ¤d4 10. £h5 g6

11. ¤xc7+ £xc7 12. ¥xf7+ ¢d8

13. £h4+. Análisis de Svenonius,

citados por Euwe.

Lo realmente curioso e interesante

de esta sugerencia está

en que Keres decidió aplicársela

- ¡ jugando con blancas ! - nada

menos que al propio Euwe, dos

años después, en el Match de

Amsterdam 1939, pero intercalando

la jugada 5 ... ¥e7, que

conduce a situaciones diferentes:

5. ¤c3 ¥e7 6. 0-0 b5 7. ¥b3 d6 8.

¤d5 ¤a5 (en vez de ... ¤xe4) 9.

¤xe7 £xe7 10. d4 0-0 11. dxe5

dxe5 12. ¥g5 ¥b7 13. £e1 ¤xb3

14. axb3 h6 15. ¥xf6 £xf6 16.

£e3 £c6 17. ¦fe1 f6 18. b4 £c4

19. c3 ¦fd8 20. ¤d2 £f7 21. ¦a3

¦d6 22. ¤b3 ¦ad8 23. ¤c5 ¥c8

24. h3 ¦d2 25. ¦e2 ¦d1+ 26. ¢h2

£h5 27. b3 ¦b1 28. ¤d3 ¥e6 29.

¦d2 ¦d1 30. ¦xa6 ¦xd2 31.

£xd2 ¥xb3 32. £e3 £d1 33.

¤c5 ¥c4 34. ¦a7 ¦c8 35. £g3

£d6 y las negras ganaron, tras

larga lucha, en 60 jugadas. 0–1;

Keres-Euwe; 4ª partida del duelo,

Ámsterdam, 1939.

➪ 7 ... d5 !? 8. ¤xd5

En caso de 8. exd5 Keres recomienda

la continuación 8 ...

¤d4 9. d6 ¤xb3 10. dxc7 £xc7

11. axb3 ¥b7 con espléndida

posición a cambio del peón sacrificado.

➪ 8 ... ¤d4!


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 52

52

LOS APORTES DE PAUL KERES

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

y ahora las blancas se alejan

de las respuestas naturales 5. c3 ó

5 0-0 y entran en la variante de

Keres con:

8

7

6

5

5. c4

En sus comentarios Keres declara

que esta era la sorpresa

guardada para la partida. Tras esto

las negras obtienen un fuerte

contrajuego, que culmina con ataque

de mate en 25 jugadas:

➪ 9. ¤e3 ¤xb3 10. axb3 h6 11.

¤f3 ¤xe4 12. ¤xe5 £f6 13. ¤f3

¥b7 14. £e2 0–0–0 15. 0–0 ¥d6

16. ¤g4 £f5 17. d3 ¤g5 18. ¤h4

£d5 19. c4? ¤h3+! 20. ¢h1 £h5

21. c5 ¦he8 22. £c2 £xh4 23.

cxd6 ¥xg2+!! 24. ¢xg2 £xg4+

25. ¢h1 £f3# Thomas-Keres;

Margate, 1937.

Defensa Steinitz

diferida

No podían faltar en este resumen

los aportes introducidos por

Keres en la Variante que se conoce

como Steinitz moderna o Steinitz

diferida.

Muy conocida es la posición

que surge tras las jugadas

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6

4. ¥a4 d6

4

3

2

1

a b c d e f g h

Keres la introdujo en su partida

contra Alekhine, en Margate

1937; y como en otras tantas ocasiones,

muchas veces tuvo que jugar

Keres –con blancas o con negras–

contra sus propias ideas.

Por tanto, es obligado incluir

algunos de estos memorables encuentros,

antes de pasar de lleno al

tema que nos ocupa. tomando como

referencia la partida original.

Paul Keres-Alexander

Alekhine

Margate (Gran Bretaña), 1937

En realidad la jugada ➪ 5. c4

tiene antecedentes en una idea

que Tartakower atribuye a Duras,

y que se produce luego de 5. c3 d6

y entonces 6. c4. Pero el propio

Keres tuvo que vérselas con otras

alternativas del blanco, funda-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 53

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

53

mentalmente en las variantes 5.

c3 y 5. 0–0. Por ejemplo:

A) 5. c3 ¥d7

(5 ... f5 6. exf5 ¥xf5 7. d4 e4 8.

¤g5 d5 9. f3 e3 10. f4 ¥d6 11. £f3

£f6 12. £xe3+ ¤ge7 13. ¥xc6+

bxc6 14. 0–0 0–0 15. ¤d2 ¤g6 16.

g3 ¦ae8 17. £f2 ¥d3 18. ¦e1

¦xe1+ 19. £xe1 ¥xf4 20. gxf4

¤xf4 21. ¤df3 ¤e2+ 22. ¢g2 h6

23. £d2 £f5 24. £e3 hxg5 25. ¥d2

¥e4 0–1; Euwe-Keres; XVIII

Campeonato del mundo, La Haya/Moscú,

11/04/1948). 6. d4 ¤ge7

7. ¥b3 h6 8. ¤bd2 (8. ¤h4 ¤a5 9.

¥c2 c5 10. dxc5 dxc5 11. £f3 ¤g6

12. ¤f5 £f6 13. ¤d2 ¤e7 14. 0–0

g6 15. ¤xe7 ¥xe7 16. £e3 ¦d8 17.

b3 £g5 18. £e2 ¥b5 19. c4 ¥d7

20. ¤b1 £h5 21. £xh5 gxh5 22.

¤c3 ¤c6 23. ¤d5 ¤d4 24. ¥d1 h4

25. f4 ¥d6 1–0 en 42 jugadas; Tal-

Keres; XLI Campeonato de la

URSS, Moscú, 1973). 8 ... ¤g6 9.

¤c4 ¥e7 10. 0–0 0–0 11. ¤e3 ¥f6

12. ¤d5 exd4 13. ¤xd4 ¦e8 14.

¤xf6+ £xf6 15. f3 ¤f4 16. ¤xc6

¥xc6 17. ¥e3 ¦ad8 18. £d2 ¤g6

19. ¥d4 £e7 20. ¦ae1 £d7 21. c4

¥a4 22. ¥xa4 £xa4 0–1 en 56 jugadas;

Euwe-Keres; XVIII Campeonato

del mundo, La Haya/Moscú,

02/03/1948.

B) 5. 0–0 ¥d7 6. c3 ¤ge7 7. d4

¤g6 8. ¦e1 ¥e7 9. ¤bd2 h6 (9 ...

0–0 10. ¤f1 exd4 11. cxd4 ¥f6 12.

¤e3 ¦e8 13. ¥c2 ¤h4 14. ¤xh4

¥xh4 15. ¤d5 ¤e7 16. ¤c3 ¤g6

17. g3 ¥f6 18. ¥e3 c5 19. f4 cxd4

20. ¥xd4 ¥c6 21. ¥b3 ¤f8 22.

¥xf6 £xf6 23. ¤d5 £d8 24. £h5

¤d7 25. ¦ad1 ¤c5 26. ¥c2 g6 27.

£g5 £xg5 28. fxg5 ¥xd5 29. ¦xd5

1/2–1/2 en 40 jugadas; Ivkov-Keres;

URSS contra el Resto del

Mundo, Belgrado, 29/03/1970). 10.

¤f1 ¥g5 11. ¥e3 (11. ¤e3 ¥xe3

12. ¥xe3 0–0 13. ¤d2 £e7 14. ¥c2

¢h8 15. £h5 £f6 16. £f3 £xf3 17.

¤xf3 f5 18. exf5 ¥xf5 19. ¥xf5

¦xf5 20. dxe5 ¤gxe5 21. ¤xe5

¦xe5 22. ¥d4 ¦ee8 23. f3 ¢g8 24.

¢f1 ¢f7 25. ¥f2 a5 26. a4 ¦ab8 27.

¦xe8 ¦xe8 28. ¦e1 ¦b8 1/2–1/2 en

59 jugadas; Alexánder Grushevski-Keres;

Campeonato por equipos,

2ª división, Toliatti [Rusia],

1974). 11 ... ¥xe3 12. ¤xe3 0–0 13.

¥c2 ¦e8 14. £d2 ¦c8 15. g3 £f6

16. ¤d5 £xf3 17. ¥d1 ¤h4 18.

gxh4 £h3 19. ¤f6+ ¢h8 20. ¤xe8

¦xe8 21. h5 ¥g4 22. £e3 £xh5

1–0 en 45 jugadas; Tal-Keres; Reval,

1973.

C) 5. ¥xc6+ bxc6 6. d4 exd4

7. ¤xd4 c5 8. ¤f3 ¤f6 9. 0–0 ¥e7

10. ¤c3 0–0 11. ¦e1 ¥b7 12. h3

¤d7 13. ¤d5 ¥f6 14. ¦b1 ¦b8 15.

b3 ¦e8 16. ¥f4 h6 17. £d2 ¥e5

18. ¤xe5 ¤xe5 19. ¥g3 £d7 20.

¦bd1 ¥xd5 21. £xd5 £e6 22.

¥xe5 £xe5 23. £c6 £e7 24. ¦e3

¦b6 25. £a4 f6 1/2–1/2; Spasski-

Keres; XLI Campeonato de la

URSS, Moscú, 1973.

Continuando con la partida

principal, después de la cuarta jugada

blanca el sorprendido Alekhine

se decidió por la respuesta:

➪ 5 ... ¥d7

En el tantas veces mencionado

torneo de Moscú-La Haya, Res-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 54

54

LOS APORTES DE PAUL KERES

hevsky prefirió 5 ... ¥g4 y Keres

respondió con 6. ¤c3 ¤ge7 7. h3

¥xf3 8. £xf3 ¤g6 9. ¤d5 ¦b8 10.

¤b4 ¤ge7 11. ¤c2 £d7 12. d3

¤c8 13. ¥d2 ¥e7 14. £g3 ¥f6 15.

¦c1 ¤b6 16. ¥b3 £d8 17. 0–0

¤d7 18. a3 ¤c5 19. ¥a2 0–0 20. b4

¤e6 21. ¥e3 ¤f4 22. £f3 ¤xd3

23. ¦b1 ¤f4 24. b5 1/2–1/2; Keres-

Reshevsky; XVIII Campeonato

del mundo, La Haya/Moscú,

18/03/1948

➪ 6. ¤c3 g6

En otros de estos encuentros

Thomas continuó con 6 ... ¤f6 y

ahora luego de 7. d4 ¤xd4 8. ¤xd4

exd4 9. ¥xd7+ £xd7 10. £xd4

¥e7 11. 0–0 0–0 12. b3 ¦fe8 13.

¥b2 ¥f8 14. ¦fe1 ¦e6 15. f4 ¦ae8

16. ¦e3 c6 17. ¦d1 £c7 18. ¦de1

b5 19. cxb5 axb5 20. ¤d1 c5 21.

£d3 c4 22. bxc4 bxc4 23. £c2 d5

24. ¥xf6 ¦xf6 25. ¤c3 £a7 26.

¤xd5 ¦a6 27. ¢h1 ¦xa2 28. £xc4

¥c5 29. ¦c3 ¦a1 30. ¦cc1 ¦xc1 31.

¦xc1 ¥a3 32. ¦a1 £f2 33. £a4 el

negro tuvo que abandonar. 1–0;

Keres-Thomas; Torneo de Hasting,

7ª ronda, diciembre de 1937.

➪ 7. d4 ¥g7

También Keres probó suerte

jugando esta variante contra Capablanca,

que optó aquí por 7 ...

exd4 y la partida, tras tensa lucha,

concluyó en empate: 8. ¤xd4 ¥g7

9. ¥e3 ¤ge7 10. 0–0 0–0 11. h3

¤xd4 12. ¥xd7 ¤e2+ 13. ¤xe2

£xd7 14. ¥d4 ¥xd4 15. £xd4

¤c6 16. £d5 ¦ae8 17. ¤c3 £e6

18. ¦ad1 f5 19. exf5 ¦xf5 20. ¦de1

¦xd5 21. ¦xe6 ¦e5 22. ¦xe8+

¦xe8 23. ¦d1 ¢f7 24. ¢f1 ¤e5 25.

b3 ¤d7 26. ¤d5 c6 27. ¤f4 ¦e4 28.

g3 ¢e7 29. ¤e2 ¤c5 30. f3 ¦e3 31.

¢f2 ¦d3 32. ¦xd3 ¤xd3+ 33. ¢e3

¤b4 1/2–1/2; Keres-Capablanca;

Olimpiada de Buenos Aires, 1939.

➪ 8. ¥e3

En sus notas Keres aclara que

la supuesta refutación 8. ¥g5 f6 9.

¥e3, se responde con 9 ... ¤h6!.

➪ 8 ... ¤f6

Pero uno de sus éxitos más importantes

no lo obtuvo con blancas,

sino jugando contra su propia

línea –¡choses de la vie!– continuando

en esta posición con 8 ...

¤ge7 9. £d2 0–0 10. h3 f5 11. dxe5

fxe4 12. ¤g5 ¤xe5 13. ¥b3 ¤d3+

14. ¢f1 ¤c5 15. ¥c2 £e8 16. ¦d1

¤f5 17. ¥xc5 e3 18. £d5+ ¢h8 19.

¤e2 exf2 20. ¥e4 ¥c6 21. £d3

dxc5 22. g4 ¥xe4 23. ¤xe4 ¦d8

0–1; Tornouski-Keres; Szcawno

Zdroj (Polonia), 1950.

El final que sigue demuestra el

nivel de juego que ya tenía el Keres

de 1937: ganó la partida –en su

opinión su mejor victoria de la

competencia– empatando además

el primer lugar del torneo.

➪ 9. dxe5 dxe5 10. ¥c5 ¤h5

11. ¤d5 ¤f4 12. ¤xf4 exf4 13. e5

g5 14. £d5 ¥f8 15. ¥xf8 ¦xf8 16.

0–0–0 £e7 17. ¥xc6 ¥xc6 18.

£d3 ¥d7 19. ¤xg5 0–0–0 20. ¤f3

f6 21. exf6 ¦xf6 22. ¦he1 £b4 23.

£xd7+ y Alekhine abandonó.

En los últimos años la variante

de Keres prácticamente ha desaparecido

del ajedrez magistral,


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 55

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

55

hay noticias de partidas aisladas

sin especial trascendencia.

Dentro de esto, la continuación

que casi exclusivamente utilizan

las negras es 5. ... ¥g4

Un ejemplo interesante lo encontramos

en una partida reciente

de David Bronstein, en la que

el veterano gran maestro no logra

sacar ventaja a su joven contrincante,

teniéndose que conformar

con unas regateadas tablas:

David Bronstein-Marc Greene

Torneo abierto de Bruselas

(Bélgica), 1995

➪ 5. c4 ¥g4 6. d3

Una de las consecuencias inmediatas

del avance del alfil negro

es que impide el avance del peón a

d4, limitando la movilidad de las

blancas. Las alternativa son:

A) 6. h3 ¥xf3 7. £xf3 g6 (7 ...

¤f6 8. d3 ¥e7 9. ¤c3 ¤d7 10.

¥xc6 bxc6 11. 0-0 ¤c5 12. b4 ¤e6

13. ¥e3 c5 14. a3 c6 15. ¦fb1 ¤d4

16. ¥xd4 cxd4 17. ¤a2 0-0 18. a4

£d7 19. ¦b2 f5 20. b5 cxb5 21.

axb5 axb5 22. cxb5 d5 23. exd5 ¦a3

24. ¦d1 e4 25. £e2 £xd5 26. b6

¥d6 27. dxe4 fxe4 28. ¤b4 £e5 29.

g3 ¦xf2 30. £xf2 ¦xg3+ 31. ¢f1

0–1; Antonio Ángel Medina García-Lajos

Portisch; Torneo de Hastings,

4ª ronda, diciembre de 1969)

8. ¤c3 ¥g7 9. ¤d5 ¢f8 10. ¥xc6

bxc6 11. ¤c3 ¤e7 12. d3 ¦b8 13. 0-

0 f5 14. exf5 gxf5 15. ¥g5 £d7 16.

¦ae1 ¤g6 17. ¥c1 ¦g8 18. £h5

£f7 19. ¢h1 ¤f4 20. £f3 £h5 21.

£xh5 ¤xh5 22. ¤e2 ¢f7 23. f4

exf4 1–0 en 38 jugadas; Tom Wedberg-Jan

Plachetka; Campeonato

de Europa por equipos, Skara

(Suecia), 1980.

B) 6. ¤c3 ¤f6 7. h3 ¥xf3 8.

gxf3 ¥e7 9. d3 0-0 10. ¥xc6 bxc6

11. f4 exf4 12. ¥xf4 d5 13. e5 ¤d7

14. ¦g1 d4 15. ¥h6 dxc3 16. ¥xg7

¥g5 17. ¥h6 f6 18. exf6 ¦xf6 19.

¦xg5+ ¦g6 20. ¦xg6+ hxg6 21.

bxc3 ¤e5 22. d4 ¤xc4 23. £d3

£e8+ 1–0 en 45 jugadas; Julio Alberto

Muhana-John Kalish; X

Campeonato mundial por correspondencia,

1978.

El juego continuó con:

➪ 6 ... ¤f6 7. ¥e3 ¥e7 8.

¤bd2 0-0 9. h3 ¥xf3

Quizás sea mejor reservar el

alfil, como hizo Olafsson contra

Browne, en el Torneo de Las Palmas

de 1974: 9 ... ¥e6 10. 0-0 ¤d7

11. ¥xc6 bxc6 12. d4 f5 13. dxe5

dxe5 14. exf5 ¥xf5 15. ¤b3 £e8

16. ¢h1 £g6 17. ¦c1 ¦ad8 18.

¤bd2 c5 19. ¤h2 ¤b8 20. £e1

¤c6 21. ¤b3 ¤d4 22. ¥xd4 cxd4

23. £xe5 ¥d6 24. £d5+ ¢h8 25.

f4 ¥d3 26. ¦f2 ¥e4 27. £xd4

¥xf4 28. £c5 ¦f5 29. £e7 ¦e8 30.

£h4 ¥g3 0–1 en 30 jugadas; Walter

Browne-Fridrik Olafsson; Las

Palmas de Gran Canaria, 1974.

➪ 10. ¤xf3 ¦b8 11. a3 b5 12.

cxb5 axb5 13. ¥c2 d5 14. b4 d4 15.

¥c1 ¤d7 16. ¤d2 £e8 17. ¤b3

¤d8 18. 0-0 ¤e6 19. ¥d2 ¥g5

El resto nos muestra a un

Bronstein buscando complicaciones

para intentar igualar el juego.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 56

56

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 20. ¥e1 c5 21. ¤a5 ¦c8 22.

¥b3 ¤b6 23. h4 ¥xh4 24. £g4

¥f6 25. ¥xe6 £xe6 26. £xe6 fxe6

27. bxc5 ¤a4 28. ¤b3 ¥e7 29.

¦b1 ¥xc5 30. ¤xc5 ¤xc5 31. ¥b4

1/2-1/2.

Variante Neo-Steinitz

En lo que resta, nos interesa

continuar con el tratamiento clásico

de la Defensa Steinitz diferida,

tomando como referencia otra de

sus partidas memorables, jugando

contra Bronstein en el Campeonato

de la URSS de 1948.

Allí Keres se dispuso a mejorar

una popular variante, gestada

en uno de los encuentro contra

Euwe, en el Campeonato mundial

del mismo año, y que tuvo el

siguiente desarrollo.

David Bronstein-Paul Keres

XVI Campeonato de la URSS,

Moscú, 1948

➪ 5. c3 ¥d7 6. d4 ¤ge7

Entrando en lo que Euwe define

como Variante Neo-Steinitz,

y que Keres empleó en diversas

oportunidades.

➪ 7. ¥b3

Con el propósito de hacer 8.

¤g5, obligando al movimiento

que sigue:

➪ 7 ... h6 8. ¤bd2

Contra 8. ¥e3?! Keres propuso

8 ... ¤g6! que garantiza, al menos,

la igualdad. En cuanto a 8.

¤h4, propuesta por Smyslov, es

interesante la línea utilizada por

Keres en su encuentro contra

Tarve, en el Campeonato Postal

de Estonia de 1951; su desarrollo

fue como sigue: 8. ¤h4 ¤a5 9.

¥c2 g5 10. ¤f5 ¤xf5 11. exf5 £f6

12. d5 c6 13. ¤a3 b5 14. b4 ¤b7

15. ¤b1 ¤d8 16. a4 bxa4 17. c4

¥xf5 18. dxc6 ¤xc6 19. ¤c3 ¥d7

20. ¤d5 £d8 21. h4 gxh4 22. ¥xa4

¦b8 23. ¥xc6 ¥xc6 24. ¦xa6

¥xd5 25. £xd5 ¦xb4 26. £c6+

1–0; Keres-Udo Tarve; Campeonato

postal de Estonia, 1951.

➪ 8 ... ¤g6

Sigue siendo de estudio la continuación

8 ... g6!?. En cambio, no

se recomienda la idea prematura 8

... g5?!.

➪ 9. ¤c4 ¥e7 10. ¤e3

Y llegamos a un punto donde

se pueden producir transposiciones

entre esta jugada y la siguiente,

tras lo cual alcanzamos la posición

que nos interesa. Esto puede

resultar importante pues tras estas

«triquiñuelas» se pueden dar continuaciones

como la siguiente: 10.

¤e3 ¥g5! ( una idea de Bondarevsky,

que todo el mundo quería

jugar por ese entonces) 11. ¤d5

(11. ¤xg5!? hxg5 12. £f3) 11 ...

¥xc1 12. £xc1 (12. ¦xc1!?) 12 ...

¥g4 13. £e3 ¥xf3 14. gxf3 ¤ce7

15. dxe5. ¤xd5 16. exd5 dxe5 17. f4

¤xf4 18. £xe5+ £e7+ = 0–1; Rune

Litsberger-Keres; 3ª ronda del Torneo

de Estocolmo, 1966.

Existen muchos otros ejemplos

interesantes en relación con

la jugada ... ¥g5!, pues tras ella se


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 57

iniciaron algunas polémicas teóricas,

en las que Fischer tuvo también

cierta participación.

De esa época son de interés

las siguientes continuacio.nes: 11.

¤e3 ¥xe3 12. ¥xe3 y ahora:

A) 12 ... 0-0 13. ¤d2 (13. h3

¦e8 14. ¤h2 £e7 15. dxe5 dxe5

16. £h5 ¤a5!+ = ↑; 0–1 en 56 jugadas;

Fischer-Pachmann; 3ª ronda,

Mar del Plata [Argentina],

25/03/1959) 13 ... ¤a5 14. ¥c2 ¥b5

15. ¦e1 ¤c4 16. ¤xc4 ¥xc4 17.

£f3 ¥e6= 1/2–1/2 en 29 jugadas;

Keres-Bondarevski; XVIII Campeonato

de la URSS, Moscú, 1950.

B) 12 ... £f6 13. ¤e1 (13. £d2

¤a5 14. ¥d5 c6 15. ¥b3 ¥g43

=

+ ↑»; 0–1 en 32 jugadas; Unzicker-

Keres; 7ª partida del duelo, Hamburgo,

1956) 13 ... ¤a5!? (13 ...

¤f4) 14. ¢h1 g5 15. g3 ¤h3 16. f4

gxf4 17. gxf4± Aronin-Dubinin;

URSS, 1953.*

Pero como explica el propio

Keres, en esta partida sus propósitos

eran otros...

➪ 10 ... 0-0 11. 0-0

8

7

6

5

4

3

Ésta es la posición en la que

Keres comete el error de jugar

contra Euwe 11 ... ¥f6?, recibiendo

la contundente respuesta 12.

¤d5!, con la amenaza de hacer 13.

dxe5! (como hiciera Smyslov a

Reshevsky en el mismo torneo,

cuando éste respondió 12 ... ¦e8).

El encuentro continuó con 12 ...

exd4 13. ¤xd4! ¦e8 y las blancas

hubieran quedado muy bien haciendo

ahora 14. ¦e1, pero se les

ocurrió responder con 14. ¤xf6+?!

£xf6 15. f3 y el resto es una cadena

mutua de jugadas débiles, que restaron

interés a la partida, al menos

para nuestros objetivos.

En la partida del texto, Keres

sorprendió a Bronstein con la jugada

➪ 11 ... ¦e8!

que aparentemente no tiene un

efecto destructivo, pero prepara el

camino para la apertura del juego,

que resulta favorable al negro.

La partida continuó con ➪ 12.

¦e1 ¥f8 13. ¥c2 ¤h4 14. ¤xh4

£xh4 15. ¤d5 ¦ac8 16. ¦f1 ¤e7

17. ¤e3 ¤g6 18. g3 £h3 19. f4

exf4 20. gxf4 f5 y luego del cambio

de damas y algunas maniobras

en el centro, las negras quedaron

con mejor final y vencieron

en la jugada 63.

2

1

a b c d e f g h

* No hay constancia de que tanto Aronin como Dubinin jugasen en 1953. Puede tratarse de

una partida apócrifa, amistosa o desconocida. (N. del R. T.)


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 58

58

LOS APORTES DE PAUL KERES

En la actualidad la variante

Neo-Steinitz se mantiene en plena

actividad, siendo Portisch uno de

los maestros que la mantienen en

su repertorio, especialmente en la

línea de Bondarevsky (10. ¤e3

¥g5), en la que ha introducido

más de una novedad. Es notoria su

partida contra Short,Torneo de Linares

de 1990:

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 14 ... £f6! N

Nigel Short-Paul Keres

8ª ronda del Torneo de Linares

(España), 1990

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5

a6 4. ¥a4 d6 5. c3 ¥d7 6. d4 ¤ge7

7. ¥b3 h6 8. ¤bd2 ¤g6 9. ¤c4

¥e7 10. ¤e3 ¥g5 11. ¤xg5

También contra Portisch es la

continuación 11. ¤d5 ¥xc1 12.

¦xc1 0–0 13. dxe5 ¤cxe5 14.

¤xe5 dxe5 15. h4 a5 16. g3 ¦a6

17. c4 ¤e7 18. c5 a4 19. ¥c4 ¦a5

20. ¤b4 ¤c6 21. ¤xc6 ¥xc6 22.

0–0 £e7 23. ¥d5 ¥xd5 24. £xd5

¦b5 25. ¦c2 0–1 en 41 jugadas;

Sergio Mariotti-Portisch; 1ª ronda

del Torneo de Milán (Italia), 20

de agosto de 1975.

➪ 11 ... hxg5 12. g3 exd4!

Introducida por Portisch en un

encuentro anterior contra Sax.

➪ 13. cxd4 ¢f8 14. 0–0?!

Aquí se sugiere la idea de

Grooten 14. ¤d5!?.

a b c d e f g h

En la partida mencionada se

optó por 14 ... ¥h3 15. £f3 £d7

16. ¦d1 ¦e8 17. ¤f5? g4 18. £e3

¦h5 19. ¤h4 ¦xh4! 20. gxh4 ¤xh4

21. ¥d5 ¤e7! 22. ¥c4 ¤ef5 23.

£c3 ¦xe4 24. ¥f1 ¤xd4 25. ¥e3

¤df3+ 26. ¢h1 ¥xf1 27. ¦xf1 ¤g6

28. ¦ad1 £e7 ∆… £h4. 0–1; Sax-

Portisch; Copa del mundo, Skelleftea

(Suecia), agosto de 1989.

➪ 15. ¤d5 £xd4 16. ¥xg5

¤ge5 17. ¥e3 £xd1 18. ¥xd1

¥h3 19. ¦e1 ¤d3 20. ¦e2 ¤ce5

21. ¦d2?

Después del encuentro se indicó

que lo correcto era 21. f4!

21 ... ¤e1 22. f4 ¤1f3+ y las

blancas están perdidas, aunque

prolongaron su agonía hasta la jugada

nº 35.

Con lo visto, damos por concluida

este recorrido general por

los aportes de Paul Keres en la

Apertura Española.

Si bien hemos dedicado a esta

parte mucho más espacio del que

inicialmente suponíamos, también


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 59

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

59

sabemos que el tema no está ni

mucho menos que agotado, pues

aunque se ha realizado una investigación

seria y profunda, la misma

ruta recorrida ha demostrado

que la presencia de Paul Keres en

esta apertura llena uno de los espacios

más amplios de su fructífera

producción ajedrecística.

Dejando al margen las inevitables

omisiones, nos queda la satisfacción

de haber sacado a la luz detalles

importantes de su quehacer y

el compromiso de retornar sobre el

tema, con propósitos mucho más

ambiciosos, ampliando la recopilación

de sus partidas, y profundizando

en su concepción estratégica

dentro de la Apertura Ruy López.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 60

Como es sabido, Keres fue un

jugador que desarrolló una gran

parte de su producción –con

blancas– iniciando el juego con el

peón de rey, en una época en que

la Defensa Francesa ya era la preferida

de muchos de los jugadores

contra quienes se enfrentó en

toda su carrera.

Además, aunque no utilizó normalmente

esta defensa cuando jugaba

con negras, formó parte de su

repertorio en sus primeras experiencias

en el ajedrez por correspondencia,

y en alguna que otra

oportunidad que, como veremos,

respondía no a una ocasional selección

de aperturas producto de

la moda, sino como consecuencia

de estudios realizados que escondían

propósitos «siniestros».

Retórica al margen, basta con

resumir que su rendimiento con

blancas, contra la Defensa Francesa,

alcanzó más del 55% de victorias,

en tanto las derrotas no superaron

el 10%, para un número

aproximado de 80 partidas jugadas

contra la elite mundial.

Y si vamos a precisar detalles

en materia de estadísticas, entonces

debemos decir que fue utilizando

la Variante Tarrasch con la que

alcanzó un rendimiento de más del

60% de victorias, logrando tal popularidad

que para muchos esta

variante de juego esta directamente

asociada con su nombre.

Variante Tarrasch-

Keres

En esencia, tras las jugadas 1.

e4 e6 2. d4 d5, las blancas tienen

entre sus alternativas el permitir

o no que las negras dirijan las acciones

hacia la Variante Winawer

(3. ¤c3 ¥b4); o impedirlo haciendo

la jugada:

➪ 3. ¤d2!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

De acuerdo con las referencias

de algunos autores, esta jugada

fue analizada por Spielmann, e

introducida en la práctica de torneos

por Tarrasch. De esa época

son los siguientes ejemplo:


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 61

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

61

Rudolf Spielmann-Aaron

Nimzovich

4ª ronda del Torneo de Nueva

York (EE. UU.), 1927

1. e4 e6 2. d4 d5 3. ¤d2 c5 Jugada

atribuida a Marshall, y considerada

como la mejor respuesta del

negro. Un año después, también

contra Spielmann, Nimzowitch

prefirió optar por la variante de

Guimard 3 ... ¤c6 y el juego siguió

con 4. ¤gf3 ¤ge7 5. c3 ¤g6 6. g3

¥e7 7. h4 dxe4 8. ¤xe4 b6 9. h5

¤f8 10. h6 g6 11. ¥b5 ¥d7 12. d5

¤a5 13. ¥xd7+ £xd7 14. ¥g5

exd5 15. ¤f6+ ¥xf6 16. ¥xf6

£e6+ 17. £e2 ¦g8 18. ¤g5 £xe2+

19. ¢xe2 ¢d7 20. ¢f3 ¦e8 21.

¦ae1 1/2–1/2 en 57 jugadas; Spielmann-Nimzovich;

Berlín (Alemania),

1928.

➪ 4. dxc5

En la actualidad se da mayor

importancia a la continuación 4.

exd5 £xd5 5. ¤gf3 cxd4 6. ¥c4

£d8 y ahora 7. 0-0 a6 8. ¤b3 £c7

9. £xd4 (novedad en 1995) 9 ...

¤c6 10. £h4 ¥d6 11. ¥d2 ¤ge7

12. ¥d3! ¥d7?! 13. ¦ad1 0-0-0 14.

¤g5! ¤g6 15. £h3 ¤ge5 16. ¥e2

con mejor posición. Pero después

el juego siguió con 16 ... ¥e7 17.

¥f4?! (17. f4!?) 17 ... ¦hf8! con

juego complicado. 0–1 en 55 jugadas;

Vladímir Akopián-Alexéi

Dréiev; 6ª ronda del Torneo de

Linares (España), marzo de 1995.

4 ... ¥xc5 5. ¥d3

Muchos años atrás ya Steinitz

utilizaba con frecuencia esta línea

de juego. En una de esas partidas

continuó contra Lasker con 5. ¤b3

¥b6 6. exd5 ¤f6 7. ¥b5+ ¥d7 8.

¥xd7+ £xd7 9. c4 exd5 10. c5 ¥c7

11. ¤f3 ¤c6 12. 0–0 0–0 13. ¤bd4

¤xd4 14. £xd4 ¦fe8 15. ¥e3 ¦e4

16. £d3 ¦ae8 17. ¦ad1 h6 18. a3

£g4 19. b4 g5 20. £c3 £f5 y en definitiva

las negras terminaron por

ganar en 44 jugadas. Steinitz-Emanuel

Lasker; 3ª ronda del Torneo

internacional de Núremberg (Alemania),

22 de julio de 1896.

➪ 5 ... ¤f6

O como jugó Alekhine contra

Spielmann: 5 ... ¤c6 6. exd5 exd5

7. ¤b3 ¥b6 8. ¤f3 ¤ge7 9. 0–0

0–0 10. c3 £d6 11. ¦e1 ¤g6 12.

¥e3 ¥xe3 13. ¦xe3 ¥g4 14. ¥xg6

fxg6 15. h3 ¥f5 16. ¤bd4 ¦ad8

17. ¤xf5 ¦xf5 18. £e2 ¦df8 19.

¦e1 £c5 20. ¦e8 h6 21. £e6+

¢h7 22. £c8 d4 23. cxd4 1/2–1/2

en 41 jugadas; Spielmann-Alekhine;

3ª rona del Torneo de Nueva

York, 1927.

➪ 6. e5

También hizo Steinitz 6. ¤b3

¥b6 7. exd5 £xd5 8. ¤f3 ¥d7 9.

0–0 ¥c6 10. ¥e3 ¤bd7 11. ¦e1

£h5 12. ¥xb6 axb6 13. ¤bd4 0–0

14. c3 ¦fe8 15. ¥e2 b5 16. ¤xc6

bxc6 17. £d6 £d5 18. ¦ed1 £xd6

19. ¦xd6 ¦ec8 20. ¤d4 ¤b8 21.

¤b3 ¤d5 22. ¥f3 ¢f8 23. ¥xd5

exd5 24. ¤d4 ¦a4 25. ¦e1 ¦e8 26.

¦xe8+ ¢xe8 27. ¤xc6 ¤xc6 28. g3

y poco después se acordó el empa-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 62

62

LOS APORTES DE PAUL KERES

te. Steinitz-Enschede; simultánea,

Haarlem (Países Bajos), 1896.

El resto de la partida fue como

sigue.

➪ 6 ... ¤fd7 7. ¤gf3 ¤c6 8. £e2

¤b4 9. 0–0 ¤xd3 10. £xd3 0–0 11.

¤b3 ¥e7 12. ¦e1 ¤b6 13. ¤bd4

¥d7 14. b3 ¦c8 15. ¥d2 ¤a8 16. a3

¤c7 17. ¥b4 ¤a6 18. ¥xe7 £xe7

19. b4 ¤c7 20. a4 ¥e8 21. c3 f6 22.

exf6 £xf6 23. £e3 £f4 24. ¤e5

£xe3 25. ¦xe3 ¦f6 26. g3 g5 27. b5

¢f8 28. ¦b1 b6 29. ¦be1 a6 30.

bxa6 ¦a8 31. ¤b5 ¤xa6 32. ¤g4

¦g6 33. ¤e5 ¦f6 34. ¤g4 ¦g6 y se

acordó el empate. (1/2-1/2).

Se ha justificado el incremento

de la popularidad de la Variante

Tarrasch, como consecuencia

del auge alcanzado, a finales de la

década del treinta, por la Variante

Winawer; y si bien esto es cierto,

podríamos agregar además que

fueron los resultados obtenidos

por Keres los que consolidaron, a

partir de esa fecha, el prestigio de

la variante.

No estamos en presencia de

una situación en la que pudiéramos

hablar típicamente de la introducción

de «novedades», aunque

indiscutiblemente las hubo.

De todos modos, si deseamos destacar

cuales fueron los aportes de

Keres en este caso específico, habría

que hablar preferiblemente

de la introducción de un «estilo»

de juego contra la Defensa Francesa,

que quedó acuñado con sus

memorables victorias contra Capablanca,

en el Torneo AVRO de

1939 y contra Stahlberg, en Buenos

Aires, 1939 a las que se sumaron

muchas otras contra jugadores

de segunda línea, y sus éxitos

en años posteriores contra jugadores

como Ragosin, Portisch,

Benko, Ivkov y hasta contra el

propio Botvinnik.

No es objetivo hacer aquí un

tratamiento extensivo de la Variante

Tarrasch-Keres, pero resulta

inevitable retomar algunas de

las partidas antes mencionadas, y

agregar, dentro de lo posible, algunas

notas de actualidad.

Para esto, nada mejor que seguir

el curso de la siguiente partida.

Paul Keres-José Raúl

Capablanca y Grampera

Torneo AVRO (Algemene

Verenigin Radio Omroep), Países

Bajos, 1938

➪ 3. ¤d2 c5

Fue también Keres uno de los

autores que trató más ampliamente

la variante 3. ¤d2 en libros y

comentarios, detallando las principales

continuaciones del negro a

partir de su tercera jugada. Algunas

alternativas son:

A) 3 ... ¤f6 Según Karpov, esta

es la alternativa de elección

cuando no se está a gusto en las

posiciones de peón aislado que se

producen luego de 3 ... c5 4. ed5

ed5. 4. ¥d3. También es frecuente

la continuación 4. e5 ¤fd7 y el


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 63

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

63

blanco dispone de las alternativas

5. c3 y 5. f4, cada una con sus respectivas

ramificaciones tras 4 ¥d3

sigue 4 ... c5 5. e5 ¤fd7 6. c3 ¤c6

[6 ... cxd4 7. cxd4 ¤c6 8. ¤e2

f6 9. ¤f4 £b6 10. £h5+ ¢d8 11.

¤xe6+ ¢e7 12. ¤f4 £xd4 13. ¤f3

£b4+ 14. ¥d2 £xb2 15. 0–0 ¢d8

16. ¤e6+ ¢e7 17. ¤c7 ¢d8 18.

¦fb1 £xb1+ 19. ¦xb1 ¢xc7 20. e6

¤de5 21. ¤xe5 fxe5 22. £e8 ¦b8

23. ¥b5 ¤e7 24. ¥b4 ¤g6 25.

¦c1+ ¢b6 26. £d8+ 1–0; Keres-

Vera Menchik; 9ª ronda del Torneo

de Margate, abril de 1939. 7.

¤e2 f6

(7 ... £b6 8. ¤f3 cxd4 9. cxd4

¥b4+ 10. ¥d2 ¥xd2+ 11. £xd2

£b4 12. ¦c1 £xd2+ 13. ¢xd2 ¤b6

14. b3 ¢e7 15. h4 ¥d7 16. ¦h3 ¤b4

17. ¥b1 a5 18. a3 ¤a6 19. a4 ¦ac8

20. ¦g3 g6 21. h5 ¦xc1 22. ¤xc1

¤c8 23. ¦h3 gxh5 24. ¦xh5 h6 25.

¤h2 1–0 en 44 jugadas; Keres-Rodrigo

Flores Álvarez; 8ª ronda de

la Olimpiada de Buenos Aires,

septiembre de 1939).

8. ¤f4 £e7 9. ¤f3 fxe5 10.

¤xe5 ¤dxe5 11. dxe5 g6 12. 0–0

¤xe5 13. ¦e1 ¥g7 14. ¥b5+ ¥d7

15. £a4 a6 16. ¥xd7+ £xd7 17.

£xd7+ ¢xd7 18. ¥e3 b6 Aunque

la posición esté equilibrada, no

fue hasta la jugada nº 64 –tras una

lucha terrible– cuando se firmó el

empate Keres-Fine; 9ª ronda del

Torneo de Margate, abril de 1937.

B) 3 ... ¤c6 4. c3 (en la actualidad

lo más jugado es 4. ¤gf3. Por

ejemplo : 4 ... ¤f6 5. e5 ¤d7 6. ¥e2

f6 7. exf6 ¤xf6 8. 0–0 (8. ¤f1 a6 9.

¤e3 ¥d6 10. 0–0 0–0 11. b3 e5 12.

dxe5 ¤xe5 13. ¤xd5 ¤fg4 14. g3

¤xf3+ 15. ¥xf3 ¦xf3 16. £xf3 ¤e5

17. £c3 ¥e6 18. ¤f4 ¥d7 19. ¥b2

¥c6 20. f3 £f6 21. ¦ae1 ¦e8 22.

¤d3 ¤xf3+ 23. ¦xf3 ¥c5+ 24.

£xc5 £xf3 25. ¦xe8+ ¥xe8 1–0;

Pablo Zarnicki-Rafael Guerrero

Álvarez; Torneo Abierto de Linares,

España, Enero de 1995). 8 ...

¥d6 9. c4 0–0 10. b3 ¤g4 11. ¥b2

£f6 12. £c2 ¥d7 13. ¦ae1 ¤b4 14.

£d1 ¤xa2 15. h3 ¤h6 16. c5 ¥e7

17. £a1 ¤b4 18. £a5 ¤c6 19.

£xc7 ¥c8 20. ¥b5 ¥d8 21. £h2

¤f7 1/2–1/2 en 76 jugadas; Kevin

Spraggett-Beliavski; 8ª ronda del

Torneo abierto de Berna, Suiza, febrero

de 1995)]. 4 ... e5

(4 ... f5 5. exf5 exf5 6. ¥d3 ¥d6

7. ¤e2 ¤ge7 8. ¤f3 0–0 9. £c2

£e8 10. ¥d2 ¥d7 11. 0–0–0 ¤a5

12. ¥f4 b5 13. ¦de1 b4 14. ¥xd6

cxd6 15. cxb4 ¤ac6 16. a3 a5 17. b5

¤b4 18. axb4 ¦c8 19. ¤c3 axb4 20.

¢d2 £f7 21. £b3 bxc3+ 22. bxc3

0–1 en 35 jugadas; Keres-Tigrán

Petrosián; XVIII Campeonato de

la URSS, Moscú, 1950)]. 5. exd5

£xd5 6. ¤gf3 exd4

(Botvínnik jugó 6 ... ¥g4 7.

¥c4 ¥xf3 8. £b3 ¤a5 9. £a4+

£d7 10. ¥xf7+ ¢d8 11. £xd7+

¢xd7 12. ¤xf3 exd4 13. ¤xd4 c5

14. ¤f3 ¢e7 15. ¥d5 ¤f6 16. ¥g5

h6 17. ¥xf6+ ¢xf6 18. 0–0–0 ¥d6

19. g3 ¦he8 20. ¤d2 ¥f8 21.

¤e4+ ¢f5 22. f3 ¦ed8 23. h4 ¤c6

24. h5 ¥e7 25. ¦he1 ¤e5 26. ¤f2

g5 27. hxg6 1–0; Keres-Botvínnik;

XXII Campeonato de la URSS,

Moscú, 11 de febrero de 1955). 7.

¥c4 £h5 8. cxd4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 64

64

LOS APORTES DE PAUL KERES

(8. 0–0 8 ... ¤f6 9. £e1+ ¥e7 10.

¤xd4 0–0 11. ¥e2 ¥g4 12. ¤xc6

¥d6 13. h3 ¥xe2 14. ¤d4 ¥xf1 15.

£xf1 ¦fe8 16. ¤2f3 a6 17. ¥g5

£g6 18. ¦d1 ¦e4 19. ¥e3 ¤d5 20.

¥c1 ¦ae8 21. ¤d2 ¦4e7 22. ¤c4

¥f4 23. ¤f3 c6 24. ¤b6 ¥xc1 25.

¤xd5 cxd5 26. ¦xc1 0–1 en 36 jugadas;

Fischer-Robert Byrne; 8ª

ronda del Campeonato de EE.

UU., Nueva York, diciembre de

1965). 8 ... ¥e6N Sigue el resto de

esta partida con sus comentarios

originales: 9. ¥xe6 fxe6 10. £b3

0–0–0 11. £xe6+!? (11. 0–0) 11 ...

¢b8 12. 0–0 ¥d6 (12 ... ¦e8 13.

£b3 ¥d6 14. h3) 13. ¤b3 ¦f8!? 14.

h3 ¤h6?! (14 ... ¤ge7! 15. £g4

£d5 16. ¦e1 ¦f5!? ∆ ¦hf8→) 15.

¥xh6 gxh6 16. ¦ae1! ¦hg8 17.

¦e3 ¥f4?! (17 ... a6 18. ¦fe1 ¦g6

19. £d7 ¦f7! ∆ 20. £xf7 ¦xg2+ 21.

¢xg2 £xf7∞) 18. ¤c5! ¤d8?? (18

... ¥xe3 19. ¤d7+ ¢a8 20. ¤xf8

¥xf2+ 21. ¦xf2 ¦xf8 22. d5 ¦e8 23.

£d7 ¤b4 24. ¦d2) 19. ¤a6+!

(19. ¤d7+? ¢a8 20. ¤b6+ cxb6 21.

£c8+ ¥b8–+; 19. £d7 ¦f7 20. £b5

£xh3–+) 19 ... bxa6 20. ¦b3+ ¤b7

21. ¤e5!!+- (21. £c6? ¦xg2+! 22.

¢xg2 ¦g8+ 23. ¤g5 ¦xg5+! 24.

¢h1 ¦b5 25. ¦e1 ¤d) 21 ... £e8

(21 ... ¥xe5 22. £c6) 22. £xa6! (22.

£xa6! £c8 23. ¤c6+ ∆ £a7#) 22 ...

¢c8 23. £xb7+ ¢d8 24. £b8+ ¢e7

25. £xc7+ ¢f6 26. ¦c3 ¥xe5 27.

dxe5+ ¢g5 28. £xa7 1–0; Gyula

Feher-Emmanuel Bricard; Torneo

abierto de París (Francia), abril de

1995.

Las restantes alternativas no

están vinculadas directamente

con nuestro estudio y pueden ser

consultadas en libros clásicos de

aperturas.

➪ 4. exd5

Una especie de pequeño «duelo»

se produjo entre Keres y Gideon

Stahlberg, durante la estancia

de ambos en Buenos Aires, con

motivo de la Olimpiada de 1939.

En dos de esas partidas se continuó

con 4. ¤gf3 y ahora derivaron

con:

A) 4 ... cxd4 5. exd5 £xd5 6.

¥c4 £c5 7. 0–0 ¤f6 8. £e2 ¤c6 9.

¤b3 £b6 10. ¦d1 ¥c5 11. a4 a5

12. ¤xc5 £xc5 13. b3 ¤d5 14. ¥a3

¤db4 15. ¥b2 0–0 16. ¤xd4 ¤xd4

17. ¦xd4 £f5 18. ¦g4 g6 19. ¦c1

¥d7 20. ¦e4 ¥c6 21. ¦xe6 £g5

1/2–1/2 en 41 jugadas; Keres-

Stahlberg; Círculo de ajedrez de

Buenos Aires, 1939.

B) 4 ... c4 5. g3 ¤c6 6. ¥g2

¥b4 7. 0–0 ¤ge7 8. c3 ¥a5 9. ¤e5

0–0 10. ¤xc6 bxc6 11. f4 ¦b8 12.

£c2 c5 13. dxc5 £c7 14. b4 cxb3

15. axb3 £xc5+ 16. ¢h1 £xc3 17.

£xc3 ¥xc3 18. ¦xa7 ¦b7 19.

¦xb7 ¥xb7 20. exd5 ¥xd5 21.

¥a3 ¥xd2 22. ¥xe7 ¦e8 23.

¥xd5 ¦xe7 24. ¥c4 g6 25. ¦d1

¥b4 26. ¢g2 ¦c7 27. ¢f3 ¢f8 28.

¢e4 ¢e7 29. ¦a1 ¦d7 30. h4 h5

1/2–1/2; Keres-Stahlberg; 10ª ronda

de la Olimpiada de Buenos

Aires, septiembre de 1939.

Otra alternativa en la cuarta

jugada es 4. dxc5 ¥xc5 5. ¥d3 ¤c6

6. ¤gf3 ¤f6 7. £e2 e5 8. ¥b5 0–0

9. 0–0 ¥g4 10. ¥xc6 bxc6 11. exd5

¦e8 12. dxc6 e4 13. £c4 £b6 14.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 65

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

65

¤b3 ¥xf2+ 15. ¦xf2 exf3 16. gxf3

¦e1+ 17. ¢g2 ¥h3+ 18. ¢g3 ¦g1+

19. ¢xh3 £xf2 20. £f4 £g2+ 21.

¢h4 h6 22. £g3?? £xg3+ 0–1;

Massimiliano Romi-Keres; 2ª ronda

de la Olimpiada de Múnich, 16

de agosto de 1936. Posiblemente

una de las partidas más antiguas

de Keres en la Variante Tarrasch.

➪ 4 ... exd5

Para 4 ... £xd5, véase el comentario

del juego Akopián-Dréiev,

dado en la partida anterior.

➪ 5. ¤gf3 ¤c6

Botvínnik prefirió 5 ... a6 y el

juego siguió con 6. dxc5 ¥xc5 7.

¤b3 ¥a7 8. ¥g5 ¤f6 9. ¤fd4 0–0

10. ¥e2 £d6 11. 0–0 ¤e4 12. ¥e3

¤c6 13. ¤xc6 ¥xe3 14. fxe3 bxc6

15. ¥d3 ¤f6 16. £e1 ¤g4 17. £h4

f5 18. ¦f4 ¤e5 19. £g3 ¦a7 20.

¦af1 ¦af7 21. ¤d4 ¤xd3 22. cxd3

c5 23. ¤f3 0–1 en 72 jugadas; Keres-Botvínnik;

XVIII Campeonato

del mundo, La Haya/Moscú, 20

de abril de 1948.

➪ 6. ¥b5 £e7+

En otro de los encuentros mencionados

Stahlberg jugó 6 ... c4 7.

0–0 ¥d6 8. b3 cxb3 9. axb3 ¤ge7

10. ¦e1 0–0 11. ¤f1 ¥g4 12. c3 £c7

13. ¥a3 ¦fd8 14. ¥d3 ¥xa3 15.

¦xa3 £f4 16. ¥e2 ¤g6 17. ¤e3

¥e6 18. g3 £d6 19. ¦a2 h6 20. ¥d3

¥h3 21. ¤d2 ¤ce7 22. f4 ¥d7 23.

¤f3 b5 24. ¤e5 ¤xe5 25. fxe5 1–0

en 56 jugadas; Keres-Stahlberg; 1ª

ronda de la Olimpiada de Buenos

Aires, 24 de agosto de 1939.

En cuanto a la partida contra

Capablanca, acabó del siguiente

modo:

➪ 7. ¥e2 cxd4 8. 0–0 £c7 9.

¤b3 ¥d6 10. ¤bxd4 a6 11. b3

¤ge7 12. ¥b2 0–0 13. ¤xc6 bxc6

14. c4 ¥e6 15. £c2 dxc4 16. ¥xc4

¥xc4 17. £xc4 ¦fb8 18. h3 ¦b5 19.

¦ac1 ¦c8 20. ¦fd1 ¤g6 21. ¤d4

¦b6 22. ¤e6 £b8 23. ¤g5 ¦b7 24.

£g4 ¥f4 25. ¦c4 ¦b5 26. ¤xf7

¦e8 27. g3 £c8 28. ¦xf4 £xg4 29.

¦xg4 ¢xf7 30. ¦d7+ ¦e7 31.

¦xe7+ ¢xe7 32. ¥xg7 ¦a5 33. a4

¦c5 34. ¦b4 ¢e6 35. ¢g2 h5 36.

¦c4 ¦xc4 37. bxc4 ¢d6 38. f4 Y las

negras abandonaron.

En la actualidad esta línea de

juego goza del interés de muchos

grandes maestros, razón de más

para buscar en sus partidas la esencia

estratégica que fundamenta las

alternativas más novedosas.

Bajo este criterio, son importantes

las partidas de ajedrecistas

como Guéller, Bronstein, Korchnói,

Vlastimil Jansa y Kárpov, que

la han jugado durante años; pero

también Jun Xie, Adams, Anand,

Ivanchuk y Zapata, entre muchos

otros, que son las nuevas figuras

que actualmente la tienen incluida

en su repertorio.

Variante Steinitz

Ya antes comentábamos que

sólo de forma ocasional jugó Keres,

con negras, la defensa Francesa,

sobre todo si se trataba de si-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 66

66

LOS APORTES DE PAUL KERES

tuaciones especiales, como la que

comentamos a continuación.

Spielmann había publicado extensos

análisis en los que demostraba

que luego de las jugadas 1. e4

e6 2. d4 d5 3. ¤c3 ¤f6 4. e5 ¤fd7 5.

f4 las blancas obtenían una sólida

posición. Según narra Keres, por

esta época él solía contestar siempre

a 1. e4 con 1 ... e5, pero teniendo

en cuenta los estudios mencionados,

decidió utilizar la defensa

Francesa contra Spielmann, alegando

motivos psicológicos.

Keres había estado revisando

esos estudios y había encontrado

dónde poner la trampa precisa a

su propio autor.

A continuación la interesante

partida.

Rudolf Spielmann-Paul Keres

7ª ronda del Torneo de

Noordwijk aan Zee, Países Bajos,

junio de 1938

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 5 ... c5

a b c d e f g h

Jugada que Keres denomina

Variante Pirc, y que era el punto

culminante de la teoría en ese

momento, dado que aparecía como

el antídoto contra los estudios

de Spielmann.

➪ 6. dxc5

La respuesta esperada por Keres.

Es interesante el comentario

que hizo al respecto:

«Yo deseaba ensayar el comportamiento

de Spielmann después

de los análisis indicados. La

jugada del texto es lógica. El Gran

Maestro Boleslawsky ensayó 6.

¤f3 ¤c6 7. ¥e3, pero en la partida

Boleslawsky-Guimard (1954) –nótese

que Keres está haciendo referencia

a una partida que se jugó

muchos años después de la textual–

el negro consiguió mejor juego

después de 7 ... cd 8. ¤xd4 ¥c5

9. ¥b5 0-0!»

Teniendo en cuenta que la

partida con Spielmann se desarrolla

en 1938, no se entiende qué

relación tiene el hecho con la partida

de Boleslavsky jugada 16

años después.

En la actualidad la variante 6.

¤f3 ¤c6 7. ¥e3 se continúa jugando

con relativa regularidad,

como se muestra en los ejemplos

siguientes:

A) 7 ... cxd4. Una continuación

que habitualmente utiliza Gurevich.

Algunas de sus partidas han

seguido el siguiente desarrollo: 8.

¤xd4 ¥c5 9. £d2 (en vez de la antigua

9. ¥b5 0-0!) 9 ... 0–0 10. 0–0–0

a6 11. h4 (aquí Nunn, considerado

un especialista en la Variante Stei-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 67

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

67

nitz, introdujo 11. ¤ce2 £c7 12. h4,

que merece atención) 11 ... ¤xd4

12. ¥xd4 b5 y ahora:

a 1 ) 13. ¤e2 a5 14. £e3 £c7 15.

¥xc5 ¤xc5 16. ¤d4 b4 17. g4

¥a6?! (17 ... a4!?) 18. f5 ¤e4 19.

fxe6 £xe5 20. exf7+ ¦xf7 21. ¥g2!

¦c8 22. ¦he1 1/2–1/2 en 56 jugadas,

Gata Kamsky-Mijaíl Gurévich;

Belgrado, noviembre de 1991.

a 2 ) 13. ¦h3 ¥b7 14. ¦g3 (14.

g4 b4 15. ¤e2 a5 16. g5 ¥a6 17. h5

¦c8 18. ¢b1 £b6 19. g6 h6 20.

¦e3 ¥xe2 21. ¦xe2 a4 22. ¥h3 b3

23. cxb3 axb3 24. a3 fxg6 25. hxg6

¥xd4 26. £xd4 ¦c5 27. £a4 ¦d8

28. ¦e3 ¦c4 29. £xb3 £c6 30. ¦c3

¤f8 31. £xc4 dxc4 32. ¦xd8 £e4+

33. ¢a2 £xg6 34. ¦xc4; 1–0;

Gruendfeld-Gurévich; 3ª ronda

del Torneo de Haifa (Israel), enero

de 1995) 14 ... b4 15. ¤a4 ¥xd4

16. £xd4 £a5 17. b3 ¥c6 18. ¤b2

¤c5 19. ¥d3 ¦fd8 20. f5 exf5 21.

¥xf5 ¤e4 22. ¥xe4 dxe4 23. ¤c4

¦xd4 24. ¤xa5 ¦xd1+ 25. ¢xd1.

0–1 en 44 jugadas; Dutreeuw-Gurévich;

Torneo abierto de Bruselas,

abril de 1995.

B) 7 ... £b6. Una de las continuaciones

más populares, estudiada

por Karpov en su libro sobre

aperturas semiabiertas. Las

blancas optan por expulsar la dama

y entonces 8. ¤a4 £a5+ 9. c3

con las siguientes posibilidades:

b 1 ) 9 ... c4 10. b4 £c7 11. ¥e2

¥e7

b 1a ) 12. g4! (superior a 12. 0-0

0-0, como la partida Murray

Chandler-Rafael Vaganián; San

Petersburgo, mayo de 1987, cita-

da por Karpov.) 12. .b5 13. ¤c5 a5

14. a3 0–0 15. 0–0 axb4 16. axb4

¦xa1 17. £xa1 ¤xc5 18. dxc5 f6

19. exf6 ¥xf6 20. g5! ¥d8 21. £c1

£b8 22. £d2 ¥c7 23. ¤d4 ¤xd4

24. £xd4 ¥b7 25. £d2! d4 26.

cxd4 £a8 27. ¥g4 ¥d5 28. £e1!

£a2 29. ¦f2 £b3. 1/2–1/2 en 70

jugadas; Kamsky-Baréiev; 5ª ronda

del Torneo de Madrid (España),

mayo de 1994.

b 1b ) 12. a3 f5 13. ¦g1 ¤f8 14.

g4 fxg4 15. ¦xg4 g6 16. ¥f2 b6 17.

¤b2 ¥d7 18. a4 a6 19. £b1 £b7

20. ¤d1 b5 21. axb5 axb5 22. ¤e3

¦xa1 23. £xa1 ¥d8 24. ¢d2 ¤e7

25. ¥h4 ¤f5 26. ¥xd8 ¢xd8 27.

¦g1. 1–0 en 57 jugadas; Short-Lev

Psajis; 8ª ronda de la Olimpiada

de Moscú, noviembre de 1994.

b 2 ) 9 ... b6 10. ¥d2 c4 11. b4

£a6 12. a3 b5 13. ¤c5 £b6 14.

¥e2 a5 15. 0–0 ¤xc5 16. bxc5

£b7 17. ¦b1 ¥d7 18. ¦b2 ¥e7

19. £b1 ¦b8 20. ¥d1 h5 21. ¥c2

g6 22. ¥xg6 fxg6 23. £xg6+ ¢d8

24. f5 ¢c7 25. f6 ¥f8 26. ¤g5 £a6

27. ¤h7. 1–0 en 40 jugadas; Erik

Van den Doel-Henk Vedder; 11ª

ronda del II Torneo abierto en

memoria de Donner, Ámsterdam,

agosto de 1995.

b 3 ) 9 ... cxd4 10. b4 ¤xb4 11.

cxb4 ¥xb4+ 12. ¥d2 ¥xd2+ 13.

¤xd2 g5 14. ¦b1 gxf4 15. ¥b5

¦b8 16. ¤c5 £c3 17. ¤d3 a6 18.

¦c1 £a3 19. £b3! £a5 20. ¥xd7+

¥xd7 21. ¤xf4 ¦g8 22. £d3 ¦g5

23. 0–0 ¦f5 24. ¤b3 £b6 25. ¦f2

¥b5 26. £g3 ¦d8 27. ¤h5 ¦xf2

28. £xf2 ¥c4 29. ¤f6+ ¢f8 30.

¤xd4 ¥xa2 31. ¤d7+ 1–0; Short-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 68

68

LOS APORTES DE PAUL KERES

Timman; Ámsterdam, mayo de

1994.

Antes de continuar, conviene

incluir un ejemplo del legendario

Sultan Jan, en el que luego de 6.

¤f3 ¤c6 7. ¤e2, tuvo que vérselas

en serio con Tartakower, en

Semmering (Austria), 1931, que

introdujo maniobras tácticas tras

7 ... cxd4 8. ¤exd4 ¤xd4 9. £xd4

¥c5 10. £d3 £b6 11. ¥e2 f6 12.

£b3 ¥f2+ 13. ¢d1 0-0 14. £xb6

¥xb6 15. ¥d3 ¤c5, aunque la

partida concluyó con victoria del

blanco, en un complicado final de

torres. 1–0 en 87 jugadas; Mir Sultan

Jan-Tartakower; 5ª ronda del

duelo, Semmering, 1931.

Regresando a la partida Spielmann

- Keres, se continuó con:

➪ 6 ... ¤c6

Desde tiempos de Lasker se

ha dicho que no conviene a las

negras apurarse por tomar el peón

con 6 ... ¥xc5. Quizás algunos

ejemplos sirvan para llamar la

atención sobre el asunto.

Lo habitual es seguir con 7.

£g4 0–0 8. ¥d3

(8. ¤f3 f5 9. £h3 £e8 10. ¥d3

¤c6 11. ¤b5 £g6 12. c3 ¤b6 13.

b4 ¥e7 14. ¦g1 £g4 15. £xg4 fxg4

16. ¤fd4 ¤xd4 17. ¤xd4 ¥d7 18.

¥e2 h5 19. h3 gxh3 20. gxh3 ¦ac8

21. ¥d2 ¤a4 22. ¦c1 a5 23. bxa5

¥a3 24. ¦b1 ¤xc3 25. ¥xc3 ¦xc3

26. ¦xb7; 1–0 en 39 jugadas; Capablanca-Brackett;

encuentro Columbia-Harvard,

Nueva York, 20

de diciembre de 1906). 8 ... f5 9.

£h3 ¤c6 (9 ... ¥xg1 10. ¦xg1 ¤c5

11. ¥d2 ¤c6 12. ¤b5 £b6 13.

0–0–0 ¥d7 14. ¤d6 ¤a4 15. ¥b5

¤d4 16. ¥e3 ¤e2+ 17. ¥xe2

£xb2+ 18. ¢d2 £b4+ 19. ¢c1

¤c3 20. ¦de1 ¤xa2+ 21. ¢d1

¤c3+ 22. ¢c1 d4 23. ¥f2 ¦fc8 24.

¥d3 ¤a2+ 25. ¢d1 ¤c3+ 26. ¢c1

¦c5 27. £h4 ¦a5 28. ¢d2 h6 29. g4

fxg4 30. ¦xg4 ¢h8 31. £xh6+ 1–0;

Fischer-Pal Benko; 22ª ronda del

Torneo de Candidatos de Curazao,

14 de junio de 1962). 10. g4

£e7 11. gxf5 ¤b4 12. ¤f3 exf5 13.

a3 ¤xd3+ 14. cxd3 ¤f6 15. £g2 d4

16. ¤e2 ¤h5 17. ¦g1 a5 18. £h3

£e8 19. ¦g5 h6 20. ¦xh5 £g6 21.

¥d2 ¥d7 22. ¢f2 ¥e8 23. ¦h4

¥e7 24. ¦g1 ¥xh4+ 25. £xh4 £a6

26. ¤fxd4 ¢h7 27. ¥c3 £xd3 28.

¤e6 ¦g8 29. ¤g5+ ¢g6 30. e6 h5

31. ¤f7+ 1–0; Emmanuel Lasker-

Isidor Gunsberg; 11ª ronda del

Torneo de Hastings, 19 de agosto

de 1895.

➪ 7. a3

Una jugada débil que no encaja

en el estilo de Spielmann. Aquí

se ha recomendado 7. ¤f3, como

en la partida Korchnói-Stahlberg;

8ª ronda del Torneo de Bucarest

(Rumanía), 1954, que continuó

con 7 ... ¥xc5 8. ¥d3 a6 9. £e2

¤d4 10. ¤xd4 ¥xd4 11. ¥e3

¥xe3 12. £xe3 £b6 13. £xb6

¤xb6 14. ¤e2 ¥d7 15. ¤d4 ¤c8

16. ¢d2 ¤e7 17. c3 ¤c6 y las

blancas conservan una ligera ventaja,

que lentamente las condujo

hacia la victoria.

➪ 7 ... ¥xc5


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 69

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

69

No resulta mejor 7 ... ¤xc5 8.

b4 ¤d7 9. ¥d3 a5 10. b5 como en

una memorable partida de Pillsbury

contra Lasker, en la que luego

de 10 ... ¤cb8 11. ¤f3 ¤c5 12.

¥e3 ¤bd7 las negras han dedicado

varias jugadas a «pasear» sus

caballos por el flanco dama, en

tanto que Pillsbury lo dispone todo

para que su genio creativo se

ocupe de hacer el resto: 13. 00 g6

14. ¤e2 ¥e7 15. £e1 ¤b6 16.

¤fd4 ¥d7 17. £f2 ¤ba4 18. ¦ab1

h5 19. b6!? ¤xd3 20. cxd3 ¥xa3

21. f5! iniciando un fuerte ataque

que obliga al sacrificio de la dama

negra: 21 ... gxf5 22. ¤f4! h4 23.

¦a1 ¥e7 24. ¦xa4! ¥xa4 25.

¤dxe6!! fxe6 26. ¤xe6, etc. 1–0

en 50 jugadas; Harry Nelson Pillsbury-Emmanuel

Lasker; 9ª ronda

del Torneo de Núremberg, 29 de

julio de 1896.

➪ 8. £g4

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Hasta aquí todo ha marchado

por los senderos conocidos, con

supuesta ventaja estratégica blanca,

pero Keres ha valorado muy

bien la posición y se ha percatado

de que, mejorando las condiciones

para la defensa, el juego negro

puede resultar superior; todo lo

que hace falta es una sencilla jugada

defensiva, y esa es la que ha encontrado,

en su mesa de trabajo, el

genio laborioso de Paul Keres...

➪ 8 ... g6!

Según Keres esto era nuevo,

dado que lo habitual era 8 ... 0–0

9. ¤f3 ¤d4 10. ¥d3 f5 11. £h3 a6

seguido de ...b5, con buen juego

para el negro, pero deja posibilidades

en el flanco rey, que se evitan

con la movida del texto. Por

ejemplo: 8 ... 0–09.¥d3 f5 10. £h3

h6 11. g4 ¤d4 12. ¤ge2 £h4+ 13.

£xh4 ¤f3+ 14. ¢f1 ¤xh4 15. gxf5

¤xf5 16. ¥xf5 ¦xf5 17. ¤a4 ¥e7

18. ¤d4 ¦f7 19. ¢e2 ¤f8 20. ¦g1

b6 21. b4 ¥d7 22. ¤c3 ¦c8 23.

¢d3 ¢h7 24. ¥d2 ¤g6 25. ¦xg6

¢xg6 26. f5+ ¦xf5 27. ¤xf5 ¢xf5

28. ¦f1+ ¢g6 29. ¥e3 ¦f8 30.

¦g1+ ¢h7 31. ¢d4 ¦c8 32. ¢d3

¥e8 33. ¢d2 ¥g6 34. ¦c1 d4 0–1

en 34 jugadas; Emil Schallopp-

Geza Maroczy; Núremberg, 1896.

➪ 9. ¤f3 a6 10. ¥d3 b5 11. b4

¥a7 12. h4 h5 13. £g3 £e7?

Una imprecisión que permite al

blanco tomar la iniciativa. Según

Keres, lo indicado era 13 ... ¤d4.

➪ 14. f5! ¥b8! 15. fxg6?

Keres opina que esta jugada

demuestra que Spielmann no estaba

preparado, pues desaprovecha

la posibilidad de iniciar un

fuerte ataque haciendo 15. ¥f4!.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 70

70

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 15 ... ¤dxe5!

Parando en seco el posible

ataque. Ahora las negras retoman

las acciones de forma definitiva.

➪ 16. gxf7+ £xf7 17. ¤g5 £f6

18. ¦f1 ¤g4 19. £f3 £xc3+ 20.

¢d1 £g7 21. £e2 ¦f8 22. ¦xf8+

¢xf8 23. ¤xe6+ ¥xe6 24. £xe6

¤f2+ 25. ¢e1 ¤xd3+ 26. cxd3 0–1


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 71

Defensa India de Rey

Si nos atenemos a las referencias

dadas por diferentes autores

que han tratado directa o indirectamente

la obra de Keres, podemos

afirmar que también en la

Defensa India de Rey introdujo

ideas importantes.

Sin embargo, cuando uno se

dispone a realizar su propia investigación,

descubre lo increíble: las

referencias son ciertas, algunas ratificadas

incluso por el propio Keres,

¡pero las partidas fundamentales

de la India de Rey no aparecen!

En otras ocasiones sucede

exactamente lo contrario: Keres

fue implacable jugando contra la

Winawer, en la Defensa Francesa;

sus partidas están ahí. Pero, salvo

su victoria contra Botvínnik, en

Moscú (1948), ¡nadie dice nada

sobre eso!

En resumen, de acuerdo con lo

calculado por sus biógrafos, Keres

jugó en toda su carrera unas 1800

partidas oficiales, de las cuales hemos

logrado acumular para este

trabajo cerca del 80%, lo que no

es una cifra despreciable. Y entonces

uno se pregunta: ¿Dónde están

las que jugó en la Variante clásica,

con 7. d5?; ¿por qué no encontramos

sus partidas con 3. ¥g5, que él

mismo asegura haber utilizado en

muchos encuentros?

Por el momento no podemos

hacer otra cosa que aceptar las referencias

que han llegado a nuestras

manos, tomarlas como ciertas,

y limitar el estudio a aquellas posiciones

sobre las que es posible establecer

aportes importantes.

Sistema clásico

Variante 7. dxe5

Durante muchos años, después

de 1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7 4.

e4 d6 5. ¤f3 0–0 6. ¥e2 e5, las

blancas optaban por jugar con más

frecuencia 7. 0–0, 7. d5 o incluso 7.

¥e3, pero rara vez la continuación

7. dxe5 dxe5 8. £xd8 ¦xd8, porque

se consideraba que la posición no

aporta ventaja a las blancas.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 72

72

LOS APORTES DE PAUL KERES

Esta afirmación aparece en diversos

libros, indicándose que no

es bueno 9. ¤xe5, porque sería

contestado con 9 ... ¤xe4 10. ¤xe4

¥xe5 11. 0–0 ¤c6 12. ¦e1 ¥g7 13.

a3 ¥f5 con posición preferible para

el negro (Cherta); ó también 12

... ¢g7 13. a3 ¥f5 (0–1 en 45 jugadas;

Luis Augusto Sánchez-Guéler;

12ª ronda del Torneo interzonal

de Saltsjobaden [Suecia],

1952). En cuanto a 9. ¤d5, el negro

dispone simplemente de 9 ...

¤xd5 10. cxd5 c6; o incluso 9 ...

¦d7!? 10. ¤xf6 ¥xf6 11. c5 ¤c6

como Ivkov-Tal; 1ª ronda, Bled, 3

de septiembre de 1961. Sin embargo,

se afirma que este panorama

cambió cuando Keres introdujo

–o propuso– la jugada

➪ 9. ¥g5!

Según Carlos Alberto Palacio,

la idea parte de unos análisis de

Borís Rytov, que fueron «exhumados»

por Keres, y hace referencia

a la partida Rytov Gufeld,

Riga 1969, que continuó con

9 ... ¤bd7 10. 0–0–0 ¦f8! 11. ¤e1

c6 12. ¤c2 ¤c5 13. f3 a5 14. b3

¦e8 15. ¦d2 indicando que las

blancas están escasamente mejor.

Y aunque se sigue afirmando

que ni siquiera con 9. ¥g5 logran

las blancas ventaja sustancial, lo

cierto es que en la actualidad la

variante 7. dxe5 se juega más que

nunca.

Tampoco está claro que la respuesta

9. ¤d5 sea tan débil como

se afirma, y esto podemos ejemplificarlo

con la siguiente partida, en

la que ambas partes realizan maniobras

que colindan con la composición

de problemas: 10 ... ¦d7

(o la antigua jugada 10 ... ¤xd5 10.

cxd5 c6 11. ¥g5 ¦e8 12. ¥c4 cxd5

13. ¥xd5 ¤a6 14. 0-0-0 ¤c7 15.

¥b3 ¥e6 16. ¥xe6 ¤xe6 17. ¥e3

¤d4 y el negro mantiene mejores

posibilidades, aunque a la larga

perdieron la partida. 1–0 en 48 jugadas;

Bjorn Ahlander-Nikolaj

Borge; 5ª ronda del Torneo de Hillerood

[Dinamarca], 1995) 10.

¤xe5 ¤xd5 11. ¤xd7 ¤b4 12.

¤xb8 ¤c2+ 13. ¢d1 ¤xa1 14. ¥f4

¥xb2 15. ¥xc7 a5 16. ¢d2 a4 17.

f4!! a3! 18. ¥e5! ¢f8! (18 ... ¥xe5

19. fxe5 ¦xb8 20. ¦xa1 ¥d7 21.

¢e3! ¥c6 22. ¥d3 ¦e8 23. ¢f4±)

19. ¥xb2 axb2 20. ¢c3 ¦xa2 21.

¦b1 ¢e8! 22. ¦xb2 ¦a8 23. ¦d2!

¥e6? 24. ¢b2 b5 25. ¤c6 bxc4 26.

¤d4 ¤b3 27. ¤xe6 fxe6 28. ¦d1!±

1/2–1/2 en 41 jugadas; Slavisa Peric-Olivier

Renet; San Martín (Pequeñas

Antillas), 1993.

Retornando a la variante 9.

¥g5, el desarrollo actual de la teoría

ofrece las siguientes alternativas:

A) 9 ... ¦e8. Jugada por Fischer

contra Rudolf Teschner, en

1962. El juego puede seguir ahora

con 10. ¤d5 ¤xd5 11. cxd5 c6 12.

¥c4 cxd5 13. ¥xd5 ¤d7 (13 ...

¤c6 14. ¢e2 ¤b4 15. ¥c4 ¥g4 16.

¦hc1 ¤c6 17. ¢f1 ¥xf3 18. gxf3

¤d4 19. ¢g2 h6 20. ¥e3 g5 21.

¥d5 ¦e7 22. ¦c5 ¦d8 23. ¦ac1

¦ed7 24. ¦c8 ¦xc8 25. ¦xc8+ ¢h7

26. a4 ¤e2 27. b4 ¤f4+ 28. ¢f1 b6


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 73

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

73

29. ¦a8 ¤xd5 30. exd5 f5 31. a5

1–0 en 52 jugadas; Ivkov-Zsuzsa

Polgar; 7ª ronda del Torneo OH-

RA B, Ámsterdam, 1985) 14. ¦c1

(14. ¤d2 ¤c5 15. 0-0-0 ¤e6 16.

¥e3 ¤f4 17. ¥xf4 exf4 18. f3! ¥e6

19. ¤b3 ¦e7 20. ¦d2 ¦c8+ 21.

¢b1 ¢f8 22. ¥xe6 fxe6 23. ¦c1

¦xc1+ 24. ¢xc1 M; 1/2–1/2 en 30

jugadas; Niaz Murshed-Alexéi

Kruzmin; 4ª ronda del Torneo

abierto de Duhá [Qatar], 1992).

14... h6 15. ¥e3 ¤f6 16. ¥b3

¤xe4 17. ¦c7 ¥e6 18. ¥xe6

¦xe6 19. ¦xb7 ¦a6 20. a3 ¤d6

21. ¦b4 ¦c6 22. 0–0 f5 23. g3 g5

24. ¦d1 a5 25. ¦a4 ¤c4 26. ¦c1

¤xb2 27. ¦xc6 ¤xa4 1/2–1/2 en

41 jugadas; Teschner-Fischer; 1ª

ronda del Torneo interzonal de

Estocolmo, 27 de enero de 1962.

B) 9 ... c6 10. ¤xe5 ¦e8 11.

0–0–0 ¤a6 12. ¦d6 ¥e6. (Otras

posibilidades frecuentes son 12 ...

¤h5; 12 ... ¤xe4 y 12 ... ¦xe5) 13.

f4! h6! (Superior a 13 ... ¤c5). 14.

¥xf6 ¥xf6 15. ¦hd1 (según Korchnói,

era preferible 15. ¤f3!? ¥xc3

[15 ... g5? 16. f5! ¥xc3 17. fxe6 ¥g7

18. exf7+ ¢xf7 19. ¦f1 ¢g8 20.

e5±] 16. bxc3 ¤c5 17. ¤d2). 15 ...

¥xe5 16. fxe5 ¦ac8 17. ¢d2 ¦e7

18. ¢e3 ¦ce8 19. ¦d8 ¢f8! 20. h4

¤c5! y el juego terminó en tablas

en 27 jugadas. Korchói–Gari Kaspárov;

9ª ronda, Tilburgo (Países

Bajos), octubre de 1991.

C) 9 ... ¦f8 10. ¤xe5! ¤xe4

11. ¤xe4 ¥xe5 12. 0-0-0 ¤d7 (12

... ¤a6 13. f4 ¥g7 14. ¤f6+ ¢h8

15. h4!±; 12 ... ¥f5!? 13. ¤f6+

¢g7 14. ¤d5M; Mijaíl Gólubev)

13. ¦he1 ¦e8!? 14. ¥f3 ¢g7 15.

c5! ¦b8 16. ¥e32M. Yuri Korsunski-Gólubev;

Novi Sad (Serbia

y Montenegro), 1990 1 .

D) 9 ... ¤bd7 10. 0-0-0 ¦f8 11.

¤e1 ¤c5 12. f3 (una variación de

la idea de Rytov, comentada por

Palacio). 12 ... ¤e6 13. ¥e3 c6 14.

¤d3 ¤d7 15. ¦he1 ¦e8 16. b4 ¥f8

17. a3 a5 18. c5 ¦b8 19. ¤a4 axb4

20. axb4 ¦a8 21. ¤ab2 ¦a3 22.

¢b1 b5 23. cxb6 ¥a6 24. b7 ¦b8

25. ¦c1 ¦xb7 26. ¦xc6 ¥xd3+ 27.

¥xd3 ¥xb4 28. ¦e2 ¤d4 29. ¥xd4

exd4 30. ¦a6 ¤c5 31. ¦xa3 ¥xa3

0–1; Michael Bilek-Varl Juhnke;

Liga alemana 1980/81, Alemania,

octubre de 1980.

Variante 7. d5

1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7

4. e4 d6 5. ¤f3 0–0 6. ¥e2 e5 7. d5.

Son muchas las derivaciones

que surgen a partir de la jugada 7.

d5, desarrollada inicialmente con

el propósito de impedir la Variante

Yugoslava (7 ... ¤c6), tan popular

en los años sesenta.

Por otra parte, se sabe que 7. d5

tiene el inconveniente de permitir

1. Ninguno de estos dos jugadores ucranianos jugó la Olimpiada de Novi Sad en 1990 porque, en

ese año, todavía Ucrania formaba parte de la URSS. Salvo Kaspárov, que se medían en Lyon, jugaron

por el equipo soviético Ivanchuk, Guélfand, Beliavski, Yusúpov, Yudasin, Baréiev. No se

sabe de más torneos disputados en Novi Sad durante el año 1990 (Nota de la Editorial


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 74

74

LOS APORTES DE PAUL KERES

el rápido avance ...f5, y por tanto,

las blancas deben estar preparadas

para contrarrestar los efectos que

se producirán en el flanco de rey.

Pero no siempre las negras se

lanzan a esa aventura, y prefieren

optar por la tranquila continuación

7 ... ¤bd7, sin preocuparse demasiado

por la molesta jugada 8. ¥g5,

conocida como «clavada de Petrosián»,

que las obliga a responder

de inmediato con 8 ... h6, ante la

amenaza del plan £d2, seguido de

(¥h6 y un posterior enroque a

conveniencia, con todo dispuesto

para el ataque en el flanco rey.

Hasta aquí esto ha sido jugado

en innumerables partidas, continuándose

con

9. ¥h4 g5 10. ¥g3 ¤h5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Aquí las negras no están obligadas

a «cazar» el alfil, pero como

regla es la opción a tomar, y

es en particular la situación a la

que queríamos llegar.

En esta posición las blancas han

respondido comúnmente con 11. 0-

0, pero el juego negro se activa luego

de 11 ... ¤f4 12. ¤d2 f5, y esto ha

motivado que las blancas busquen

otras alternativas compensatorias.

Ésa era la situación en 1963,

cuando Keres, jugando contra

Matanovic, introdujo un plan totalmente

nuevo al efectuar una

jugada que se ha convertido en

una de las más utilizadas en nuestros

días:

➪ 11. h4 (D)

Un movimiento realmente

asombroso –y hasta evidente–

que deja claro que el caballo de

h5 está realmente mal ubicado;

además, el avance del peón negro

a g4 resulta casi obligado, con lo

cual se desmantela toda la estrategia

convencional de consolidación

del caballo en f4.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

No obstante esto, ya desde los

primeros momentos las negras

probaron con trasladar de inmediato

el caballo a f4, y realmente

no puede decirse que el resultado

sea malo, sólo que parece que la

jugada no ha sido suficientemente

estudiada. Un ejemplo interesante

se dio en la partida Hans

Guenther Kestler-Hans Ree; 4ª

ronda del Campeonato de Europa

por equipos, Hansburgo, 1965,


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 75

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

75

que continuó con 11 ... ¤f4 12.

hxg5 hxg5 13. 0-0 (no 13. ¥f1 f5

14. ¤d2 ¤c5 15. £c2 c6 16. f3

cxd5 17. cxd5 fxe4 18. ¤dxe4

¤xe4 19. fxe4 a6 20. ¥f2 g4 y el

juego negro es preferible; 1/2–1/2

en 41 jugadas; Ivo Nei-Leonid

Stein; XXXI Campeonato de la

URSS) 13 ... ¦e8 14. ¤h2 ¤xe2+

15. £xe2 ¤f8!? 16. f3 ¤g6 17.

£d2 ¥f8 18. ¥f2 ¢g7 estableciéndose

un equilibrio que terminó

en empate tras los cambios

que siguieron con 19. ¥e3 ¥e7

20. g3 ¦h8 21. ¤g4 ¥xg4 22. fxg4

£d7 23. £e2 ¤f4 24. ¥xf4 gxf4

25. ¢g2 fxg3 26. ¦h1 ¦h2+ 27.

¦xh2 gxh2 28. ¦h1 ¦h8 29. ¦xh2

¦xh2+ 30. ¢xh2 ¥g5 31. ¢g2

¥f4 32. £f3 £d8 33. ¤e2 1/2-1/2

En la partida original el juego

continuó con 11 ... g4 y después de

12. ¤d2 ¤xg3 13. fxg3 h5 14. 0–0

¥h6 se alcanzó la situación que

muestra el diagrama siguiente.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Esta posición fue ampliamente

analizada en el artículo “¿Estructuralismo?”,

publicado por

Óscar Cuesta en la revista cubana

Jaque Mate, Nº 6 de 1970, en el

cual se expusieron conclusiones

que explican el propósito de las

ideas que condujeron a Keres a

pensar en la jugada 11. h4!?, basadas

fundamentalmente en la intención

de provocar una situación

de bloqueo que dificulte el

avance del peón negro a f5.

Keres continuó con 15. ¥d3

¤f6 16. £e2 ¤e8 17. ¦f2 ¤g7?

Aquí Pachmann recomienda 17 ...

a5 ó 17 ... c6, pero esto tampoco

fue suficiente en la partida Sulkin-

Vooremaa, A/ USSR, 1968, en la

que las blancas quedaron muy

bien luego de 17 ... a5 18. ¤f1 f6 19.

¤e3 ¤g7 20. ¦af1 obteniendo un

armónico desarrollo que les condujo

al triunfo luego de 20 ... c6 21.

c5 dxc5 22. ¤c4 ¤e8 23. dxc6 bxc6

24. ¤xe5! con ventaja decisiva. 24

... ¢g7 25. ¢h2 £d4 26. ¤xc6 £e3

27. £c2 c4 28. ¥xc4 £c5 29. ¥d5

f5 30. £d3 £e3 31. £d4+ ¢h7 32.

¤d1 £xd4 33. ¤xd4 ¦b8 34. ¤xf5

¥xf5 35. ¦xf5 1-0)

Por último, en la partida temática

se jugó 18. ¦af1 f6 19. ¢h2 ¥d7

20. b4 y las blancas están mejor.

1–0 en 43 jugadas; Keres-Matanovic;

10ª ronda del Torneo a la memoria

de Alekhine, Moscú, 1963.

Hasta aquí el origen de la historia.

Comenzó entonces una lucha

teórica entre blancas y negras,

que perdura hasta nuestros días...

En el artículo mencionado,

Cuesta aclara que los análisis posteriores

demostraron que contra

la jugada 12. ¤d2 podía jugarse

de inmediato 12 ... f5!, lo cual resuelve

muchos problemas luego


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 76

76

LOS APORTES DE PAUL KERES

de 13. exf5 ¤df6 ya que no se

puede seguir con 14. ¥xg4 por

14... ¤xg3 15. fxg3 ¤xg4 16. £xg4

¥xf5 17. £e2 e4! con ventaja.

Quizás uno de los ejemplos

más ilustrativos de esta continuación

sea el de la partida Yuri Baláshov-Vladímir

Tukmákov; Campeonato

de la URSS por equipos,

Moscú, 1966, en la que luego de

12. ¤d2 f5 13. exf5 ¤df6 el blanco

optó por 14. ¤f1 ¥xf5 15. ¤e3

£d7 16. 0-0 ¤f4 para tratar de tomar

la iniciativa con 17. c5!? dxc5

18. £b3 ¢h8 19. ¦ad1; pero el negro

jugó sin inmutarse 19 ... ¤e4

20. ¥b5 £f7 21. ¤xf5 £xf5 22.

¥d7 £xd7 23. ¤xe4 b6, y conservó

el peón., que en definitiva determinó

en el desenlace posterior

de la partida.

Fue precisamente Keres quien

revitalizó la idea inicial, cuando

en una partida contra Edgar

Walther en la fase preliminar de

la Olimpiada de Tel Aviv (Israel)

de 1964, mejoró la variante haciendo,

contra 11 ... g4, la sencilla

➪ 12. ¤h2!

Ahora no es posible continuar

con 12 ... f5?! por 13. exf5 ¤df6 14.

¥xg4! con evidente ventaja.

Un nuevo intento de activar el

juego negro se da en la partida

Enver Bukic-Gligoric; Budva

(Serbia y Montenegro), 1967, en

la que el gran maestro Sverozar

Gligoric –doce veces campeón

yugoslavo– se decide por sacrificar

el peón haciendo, luego de 12.

¤h2 f5 13. exf5, la jugada 13 ...

¤c5. Sin embargo, con 14. ¤xg4

¤xg3 15. fxg3 ¥xf5 16. 0-0 e4 17.

£d2 ¥xg4 18. ¥xg4 £e7 19.

¦xf8+ ¦xf8 20. ¦e1 £e5 21. ¢h2

¦f6 22. £e2 ¦g6 23. ¦f1 ¥f6 24.

¦f5 £e7 25. ¥h5 ¦g7 26. ¢h3

¥xc3 27. bxc3 ¢h7 28. £e3 ¤d7

29. £f4 e3 30. ¥e2 las blancas lograron

parar las principales amenazas,

ganando la partida en la jugada

quincuagésimo quinta.

Pero todo no esta dicho; una

prueba de que existen posibilidades

ocultas en la posición es la siguiente

partida, jugada hace sólo

unos meses, es decir, casi 30 años

después.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Patrik Lyrberg-Dirk Poldant

5ª ronda del Torneo abierto de

Ginebra, Suiza, 1995

1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7

4. e4 d6 5. ¤f3 0-0 6. ¥e2 e5 7. d5

¤bd7 8. ¥g5 h6 9. ¥h4 g5 10.

¥g3 ¤h5 11. h4 g4 12. ¤h2 continuando

con:

➪ 12 ... f5 13. exf5 ¤c5 14. ¥xg4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 77

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

77

Una idea, posiblemente cuestionable,

que conduce hacia complicaciones

que hacen de la partida

un ejemplo notable.

➪ 14 ... ¤xg3 15. fxg3 ¥xf5 16.

0-0

En una partida, también de

1995 –lo que demuestra que la línea

sigue viva a pesar del tiempo–

Ivkov intentó evitar la maniobra

negra que sigue haciendo

16. ¥xf5 ¦xf5 17. £g4 £d7 18.

¤e4 ¦af8 19. 0-0-0 £a4 20. ¤xc5

dxc5 21. ¦hf1 h5 22. £e2 ¥h6+

23. ¢b1 ¦f2 0–1 en 31 jugadas;

Ívkov-Zigurds Lanka; Hotel Martínez,

6ª ronda, Cannes (Francia),

julio de 1995.

➪ 16 ... ¥d3 17. ¥e2 e4 18.

¥xd3 exd3 19. £g4 ¢h8 20. ¤f3

En otra de las partidas recientes,

el blanco decidió simplificar, y

quedó con peón de más luego de

20. ¦xf8+ £xf8 21. ¦f1 £e7 22.

¤f3 ¦f8 23. ¦e1 £d7 24. £xd7

¤xd7 25. ¦e3 ¤b6 26. ¦xd3 y las

blancas no tuvieron problemas para

ganar la partida. 1–0 en 41 jugadas;

Lyberg-Eric Brondum; 4ª ronda

del Torneo abierto de Copenhague

(Dinamarca), junio de 1995.

➪ 20 ... c6 21. ¦ae1 £b6 22.

¦e7 ¥f6 23. ¤g5?!...

La posición es tremendamente

complicada, para tener que resolver

todos los problemas contra

reloj. Aquí al menos había tablas

con 23. £g6 ¥xe7 24. £xh6+ ¢g8

25. £g6+; pero evidentemente las

blancas aspiraban a ganar.

➪ 23 ... ¤e4+ 24. c5.

Con el propósito de obligar a

que la dama ocupe la casilla c5,

para preparar el golpe que sigue,

pero todo esto no son más que

fuegos artificiales que pronto empezarán

a extinguirse.

➪ 24 ... £xc5+ 25. ¢h2 ¤xg5

26. ¦xf6

En realidad las blancas no tienen

jugadas. Si 26. ¦xb7 ¥xc3 27.

¦xf8+ ¦xf8 28. bxc3 ¤f7 y para

poder seguir hace falta otro caballo

en el tablero...

➪ 26 ... ¦xf6 27. ¤e4 £e3 28.

£d7 £xe4! 29. hxg5

En caso de 29. ¦xe4 ¤xe4 30.

£xb7 ¦g8 31. dxc6 d2-+

➪ 29 ... £f5 30. gxf6 £xd7 31.

¦xd7 d2 32. dxc6 d1£ 33. c7

£h5+

Y el blanco abandona.

Volvamos a la posición luego

de la jugada 11. h4.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Era de suponer que las negras

también probaran suerte con 11 ...


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 78

78

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤xg3 12. fxg3 gxh4 13. ¤xh4 y

ahora 13 ... £g5. Aquí es de interés

la partida Baláshov-Jonathan Penrose;

3ª ronda del Torneo de Hastings

66/67, diciembre de 1966. En

ella se continuó con 14. ¥g4 [14.

¤f5 ¤f6 15. g4 ¥xf5 16. exf5 e4 17.

0-0 ¦fe8] 14 ... ¤c5 15. ¥xc8

£xg3+ 16. ¢f1 ¦axc8 17. ¤f5

£f4+ 18. £f3 ¢h7 19. ¢e2 ¦h8 20.

¦h4 £xf3+ 21. gxf3 ¦cg8, pero esto

fue fatal: 22. ¦ah1 ¦a8 23. ¤d1

¤d7 24. ¤de3 ¢g8 25. ¦g1 ¦h7

26. ¦hg4; y el negro abandonó.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Posición después de 12 ¤h2

Quizás todos estos antecedentes

llevaron a que el negro buscara

mejorar aceptando la posición

de bloqueo que se produce con

(Posición después de 12. h2)

➪ 12 ... ¤xg3 13. fxg3 h5

Esto ya se jugaba allá por

1968, como una de las alternativas

más importantes. Inicialmente

se pensó que era posible romper

el bloqueo con el sacrificio directo

del alfil; pero esto resulta

poco claro, dado que todo parece

indicar que el negro puede dete-

ner el ataque, aunque no sin problemas.

Por ejemplo:

➪ 13 ... h5 14. 0-0 ¥h6 15.

¥xg4?! hxg4 16. ¤xg4 ¥g7 17.

£f3

Pero ahora respondió con 17 ...

f5?! cuando lo indicado era 17 ...

¤b6! 18. ¤e3 ¥h63 sin mayores

problemas. El curso de la partida

fue 18. exf5 ¤c5 19. ¤e3 e4 20.

¤xe4 ¤xe4 21. £xe4 £f6 22. ¦ad1

¥d7 23. ¦f2 ¦ae8 24. £d3 £e5 25.

¦f3 £xb2 26. g4 y la avalancha de

peones resultó imparable. 26 ...

¥a4 27. ¦d2 £c1+ 28. ¢h2 £e1

29. g3 ¦e7 30. g5 ¥e5 31. f6 ¦h7

32. ¤g2 £c1 33. g6 ¦h5 34. ¦df2

£a1 35. ¤f4 ¥xf4 36. ¦xf4 ¥d7

37. £f3 ¦h6 38. h5 £e5 39. ¦h4 a5

40. ¢g2 a4 41. a3 1–0; Anthony

Heyns-Slim Buaziz; Olimpiada de

Lugano (Suiza), 17 de octubre de

1968.

Durante muchos años esto

quedó «archivado», pero una vez

más Ivkov se ocupó de revitalizar

el sacrificio, al mejorar la variante

contra Gufeld, haciendo

➪ 17. ¤e3...

Que obviamente es superior a

17. £f3. Aquí el negro respondió

con 17 ... c6 18. ¤f5 ¤f6 19. g4

cxd5? que según Gufeld es inferior

a 19 ... ¥d7 20. g5 ¤h7 con posición

incierta. Entonces Ivkov

consolidó la posición con 20. g5!M

¤xe4 21. ¤xd5 ¥xf5 22. ¦xf5 ¦c8

23. £e2! ¤g3 24. £g4 ¦xc4 [24

... ¤xf5 25. ¤f6+!! ¢h8 29. £xf5,

con ventaja decisiva] 25. £xg3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 79

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

79

¦d4 26. ¤f6+ ¢h8 27. ¦af1 £b6

28. ¤d7! ¦g4+ 29. ¤xb6 ¦xg3 30.

¤d7 ¦c8 Pero ahora Ivkov omitió

la jugada ganadora 31. ¢h2!, teniendo

que conformarse con las

tablas luego de 31. ¦xf7?! ¦g4! 32.

¤f6 ¦xh4 33. ¦xb7 a5= 34. g3 ¦b4

35. ¦a7 ¦xb2 36. ¦f2 ¦xf2 37.

¢xf2 ¥xf6 38. gxf6 ¦f8 39. ¦xa5

¦xf6+ 40. ¢e3 ¢g7 41. a4 ¢g6 42.

¢e4 ¦f1! 43. ¦d5 ¦e1+ 44. ¢f3

¢f5 45. ¦xd6 ¦f1+ 46. ¢g2 ¦a1

47. ¦a6 ¦a2+ 1/2–1/2 1/2–1/2; Ivkov-Eduard

Gufeld; Belgrado, diciembre

de 1988.

Si retornamos una vez más a

los años sesenta y posteriores, podremos

explicar que Vlasimil Hort

–un conocedor de esta variante–

optó por preparar primero el

avance, antes que lanzarse a un

ataque estilo «kamikaze». Movió

contra Jamosevic: 15. ¥d3 ¤c5 16.

¥c2 (16. £e2 c6 17. ¢h1 a5 18.

¦f2 ¢g7 19. ¦d1 ¥f4 20. gxf4 g3

21. ¤f3 exf4 22. ¦ff1 ¥g4 con ataque.

0–1 en 40 jugadas; Klaus Bischoff-Michael

Wilder; Campeonato

del Mundo por equipos, Mendoza

[Argentina], agosto de 1985)

16 ... a5 17. £e2 f6 18. ¦f2 c6 19.

¦d1 a4 20. ¤f1 y el dominio de las

casillas centrales será muy fuerte

después de que el caballo blanco

ocupe la casilla e3. La partida continuó

con 20 ... .¢g7 21. ¤e3 £b6

22. dxc6 bxc6 23. ¦xd6 ¤b3 24.

axb3 ¥xe3 25. ¤xa4 ¦xa4 26.

bxa4 f5 27. exf5 ¥xf5 28. ¢h2

¥xf2 29. £xe5+ ¢g8 30. ¥xf5 1–0;

Hort-Janosevic; 8ª ronda del Torneo

de Wijk aan Zee, 1970.

Nuestra historia continúa ahora

en la posición que habíamos

alcanzado después de la jugada

14. 0-0, pero consideraremos la

novedad que se introduce en la

partida que sigue.

Vladímir Krámnik-Gari

Kaspárov

1ª ronda del Torneo de Linares

(España), 9 de mayo de 1994

1. ¤f3 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7

4. e4 d6 5. d4 0-0 6. ¥e2 e5 7. d5

¤bd7 8. ¥g5 h6 9. ¥h4 g5 10.

¥g3 ¤h5 11. h4 g4 12. ¤h2 ¤xg3

13. fxg3 h5 14. 0-0

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Ya hemos visto que las negras

habían investigado fundamentalmente

la línea 14 ... ¥h6 y sus

ramificaciones. Existen, por supuesto,

otras posibilidades menos

estudiadas, como por ejemplo, 14

... a5 15. ¦f5 ¤f6 16. ¦f2 ¥h6 17.

¤f1 ¤d7 18. ¥d3 ¤c5 19. £e2

¤xd3 20. £xd3 £e7 21. ¤e3

¥xe3 22. £xe3 f5?! 23. ¦af1! que

proporciona al blanco ventaja decisiva,

con sencillo pero intere-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 80

80

LOS APORTES DE PAUL KERES

sante desenlace final: 23 ... f4 24.

gxf4 £xh4 25. g3 £e7 26. fxe5

¦xf2 27. £xf2 dxe5 28. d6 cxd6

29. ¤d5 £g7 30. ¤f6+ ¢h8 31.

¤e8 1–0; Yusúpov-Aron Antunes

Correa; Campeonato del Mundo

por equipos, Mendoza, agosto de

1985.

Resulta curioso, sin embargo,

que en una posición tan revisada,

nadie antes que Kasparov haya

decidido introducir la jugada

➪ 14 ... f5!?

A primera vista se aprecia que

las negras están posibilitando la

apertura de líneas tras el sacrificio

indirecto de un peón.

➪ 15. exf5

Después de la partida los comentaristas

propusieron la jugada

15. ¦xf5!?, que evidentemente

reduce la fuerza de la continuación

que sigue.

➪ 15 ... ¤c5 16. b4

Otra sugerencia en esta posición

es 16. ¥d3, que evita la fuerza

de la próxima jugada del negro.

➪ 16 ... e4! 17. ¦c1 ¤d3 18.

¥xd3 exd3 19. f6!

Es la única manera de frenar

la creciente iniciativa del negro.

➪ 19 ... ¦xf6 20. £xd3 £f8 21.

¤b5!? ¥f5 22. ¦xf5 ¦xf5 23.

¤xc7 ¦c8 24. ¤e6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

La posición es complicada. El

resto del encuentro fue como sigue:

24. ... £f6 25. ¤f1 (25. c5!?) 25

... ¦e5 26. ¦d1!? £f5! 27. £xf5

¦xf5 28. c5 ¥f8 29. ¤e3 ¦f6 30.

¤c4!? dxc5 31. b5 ¥h6? 32. ¦e1±

¦e8 33. ¦e5 (33. ¢h2!? ¥f8 [33 ...

¦e7 34. d6!] 34. ¦e5 ¦h6 35.

¦g5+) 33 ... ¦e7 34. ¦xh5 ¦ef7 35.

¢h2 ¥c1 36. ¦e5 (36. ¤e5 ¦f5!)

36 ... ¦f1 37. ¦e4 ¦d1 38. ¦xg4+

¢h7? (38 ... ¢h8 39. ¦e4 ¦xd5 40.

¤e5! ¦f6 41. ¤f3±, ∆ g4-g5) 39.

¤e5 ¦e7 (39 ... ¦ff1 40. ¦g7++-)

40. ¤f8+ y las negras abandonan.

Hubiera seguido 40... ¢h6 41.

¦g6+ ¢h5 42. g4+ ¢xh4 43. g3#.

En resumen, la teoría —como

siempre— tendrá que decir la última

palabra; pero aunque las páginas

de este libro envejezcan, y

los Informadores se llenen de novedosas

variantes en la Defensa

India de Rey, Keres permanecerá

en la esencia de cada nueva jugada,

en tanto que los humanos no

perdamos ese placer que nos hace

admirar y disfrutar el sentido

de la paternidad.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 81

Defensa Nimzoindia

También en la Defensa Nimzoindia

fue Keres un activo jugador

con blancas y negras, incluso

dentro de una misma variante; de

manera que hay momentos en

que el investigador queda como

confundido, perdiendo el hilo de

su trabajo, dentro de esa madeja

de variantes que van y vienen, sin

saber ya si está «con Keres o contra

Keres».

Pero la situación se hace más

compleja en este caso, por dos razones

muy especiales: en primer

lugar, por la misma naturaleza de

esta defensa, en la cual las transposiciones

son numerosas, de tal

forma que cuando el comentarista

se encuentra estructurando un

árbol de una variante determinada,

de buenas a primeras descubre

un conjunto de partidas que

ya han sido agrupadas en un árbol

diferente; y en segundo lugar,

por la singular manera de Keres

en el tratamiento del planteo –aspecto

que ya comentábamos en

las páginas iniciales de este texto–

y que hace que muchas de sus

partidas transiten por un proceso

de posiciones irregulares, sumamente

flexibles, en las que Keres

disponía a su antojo diferentes alternativas,

según la conducta de

su opositor.

Sistema Keres

Un ejemplo típico de esta manera

de «hacer» la apertura se da

con las jugadas 1. d4 e6 2. c4

¥b4+, sistema utilizado por Keres

hasta contra campeones mundiales,

en general con muy buenos

resultados.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Según explica Keres, el propósito

estratégico radica en que permite

a las negras, en dependencia

de la segunda o tercera jugada del

blanco, elegir entre la Defensa

Nimzoindia (3. ¤c3), la Defensa

Holandesa (3 ... f5), la Defensa Bogoljubow

(2. ¥d2), el Gambito de

dama (2 ... d5), la Defensa Francesa

(2. e4); y otras posibilidades, con

la ventaja de que muchos de estos

sistemas el negro los alcanza casi

siempre en situación favorable.

Una segunda ventaja radica

en que el opositor no puede dis-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 82

82

LOS APORTES DE PAUL KERES

poner de una definición inmediata

del sistema de juego, quedando

la posibilidad de continuar por

sistemas irregulares, donde el jugador

no preparado se siente necesariamente

en desventaja psicológica

y estratégica.

En realidad los antecedentes

de esta «apertura» los encontramos

en partidas de los años veinte.

Lovenfish la empleó contra

Rubinstein, en Moscú 1925 (1. c4

e6 2. d4 ¥b4+ 3. ¥d2 ¥xd2+ 4.

£xd2 f5 5. ¤c3 ¤f6 6. g3 0-0 7.

¥g2) y Botvinnik contra Alexánder

Budo, en Leningrado 1932 :

(1. d4 e6 2. c4 ¥b4+ 3. ¥d2

¥xd2+ 4. £xd2 ¤f6 5. ¤c3 d6 6.

e4 £e7 7. ¤ge2 e5 8. f3 0-0 9. g3).

Una respuesta natural de las

blancas en la posición de estudio

es la que se presenta en la siguiente

partida.

Gideon Stahlberg-Paul Keres

Torneo de Bad Nauheim

(Alemania), 9ª ronda, 1936

➪ 3. ¤c3

Sin embargo, aquí se considera

preferible hacer 3. ¤d2, pues con

la textual el negro puede optar por

una Holandesa con una buena estructura

tras 3. ¥xc3+ bxc3 4. f5.

Con frecuencia las blancas

prefieren responder 3. ¥d2, contra

lo cual Keres respondía siempre

con 3 ... £e7, que él consideraba

como satisfactoria para las

negras. Dos de sus partidas tuvieron

el siguiente desarrollo:

A) 4. ¤f3 ¤f6 5. g3 ¥xd2+ 6.

¤bxd2 d6 7. ¥g2 e5 8. £b3 0–0 9.

0–0 ¦e8 10. e3 ¤bd7 11. ¦ac1 c6

12. c5 dxc5 13. dxe5 ¤xe5 14. ¤xe5

£xe5 15. £a3 £e7 16. ¤b3 b6 17.

¥xc6 ¥b7 18. ¥xb7 £xb7 19. £a4

¦ad8 20. ¦fd1 ¤e4 21. ¤d2 ¤g5

0–1; Stahlberg-Keres; 6ª partida del

duelo, Gotemburgo, 1938.

B) 4. ¤c3 f5 5. ¤f3 ¤f6 6.

£b3 b5 7. e3 ¥b7 8. ¥e2 0–0 9.

0–0 ¥xc3 10. ¥xc3 ¤e4 11. d5

¤a6 12. ¦ad1 d6 13. dxe6 ¤ac5

14. £c2 ¤xe6 15. b4 a5 16. a3 f4

17. ¦d3 axb4 18. axb4 ¤4g5 19.

exf4 ¤xf4 20. ¦e3 ¤xe2+ 21.

£xe2 ¤xf3+ 22. gxf3 £g5+ 23.

¢h1 ¦xf3 24. ¦xf3 £g4 0–1 Laurine-Keres/Tallin

1937.

➪ 3 ... c5

La posición todavía admite variaciones,

pues aunque va camino

de una Nimzoindia, el caballo aún

se mantiene en g8, lo que permite

pasar a la Holandesa con 3 ... f5.

Así jugó Keres contra Euwe, en

AVRO, y el encuentro siguió con 4.

£b3 £e7 5. a3 ¥xc3+ 6. £xc3 ¤f6

7. g3 d6 8. ¤f3 b6 9. ¥g2 ¥b7 10.

0–0 ¤bd7 11. b4 0–0 12. ¥b2 ¦ac8

13. ¦fd1 c5 14. dxc5 bxc5 15. £d3

¤b6 16. b5 ¦fd8 17. a4 d5 18. cxd5

¦xd5 19. £c2 ¦xd1+ 20. £xd1 ¤c4

21. ¥c1 y acordaron el empate en

40 jugadas. Euwe-Keres; Torneo

AVRO, Países Bajos, 1938.

➪ 4. e3

En el mismo torneo Alekhine

respondió 4. dxc5 ¥xc3+ 5. bxc3

£a5 6. ¤f3 ¤f6 7. e3 0-0 8. ¤d4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 83

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

83

¤e4 9. ¥b2 ¤xc5 10. ¤b3 £c7

11. ¤xc5 £xc5 12. £b3 d6 13.

¦d1 ¦d8 14. ¥a3 £e5 15. c5 d5

16. c4 ¤c6 con posición complicada.

1/2–1/2 en 55 jugadas; Alekhine-Keres;

5ª ronda del Torneo de

Bad Nauheim, 1936.

➪ 4 ... ¤f6 5. a3

Aquí se recomienda 5. ¤ge2

cxd4 6. exd4. Así jugaron Capablanca

y Keres, en AVRO. La partida

continuó con 6 ... 0–0 7. a3

¥e7 8. ¤f4 d5 9. cxd5 ¤xd5 10.

¤fxd5 exd5 11. £b3 ¤c6 12. ¥e3

¥f6 13. ¦d1 ¥g4 14. ¥e2 ¥xe2

15. ¢xe2 ¦e8 16. ¢f1 ¤e7 17. g3

£d7 18. ¢g2 ¦ad8 19. £b5 ¤f5

20. £xd7 ¦xd7 21. ¦d3 h6 22. h4

¦c8 1/2–1/2 en 42 jugadas; Capablanca-Keres;Torneo

AVRO, Países

Bajos, 1938.

➪ 5 ... ¥xc3+ 6. bxc3

Y después de 6 jugadas la partida

desemboca en posiciones normales

de la variante Saemisch,

continuando con

➪ 6 ... 0–0 7. ¥d3 d5 8. cxd5

exd5 9. ¤e2 b6 10. 0–0 ¥a6 11.

¥c2 ¤c6 12. ¦e1 ¦e8 13. f3 ¦c8

14. dxc5 bxc5 15. ¤g3 d4 16. exd4

cxd4 17. ¦xe8+ £xe8 18. cxd4

¤xd4 19. ¥a4 £e5 20. ¦b1 ¤d5

21. ¥b2 ¤c3 22. ¥xc3 ¦xc3 23.

¢h1 h5 24. ¥d7 ¦d3 25. £a4 ¥b7

26. ¤e4 ¥xe4 27. fxe4 ¤f3! Y las

blancas abandonaron.

En la actualidad el sistema de

Keres se emplea con mucha frecuencia,

incluidos los jugadores

de la elite mundial. Sirván de

ejemplo las siguientes partidas:

1. d4 e6 2. c4 ¥b4+ con alternativas

como:

A) 3. ¤d2 f5

a 1 ) 4. e3 ¤f6 5. ¤gf3 0-0 6.

¥d3 b6 7. £c2 ¥b7 8. 0-0 a5 9. a3

¥xd2 10. ¤xd2 a4 11. f3 c5 12. b3

axb3 13. ¤xb3 £e7 14. ¥b2 ¤c6

15. ¦ae1 d6 16. ¤d2 ¦ae8 17. d5

¤e5 18. dxe6 ¤xd3 19. £xd3

£xe6 20. ¥xf6 ¦xf6 21. e4 ¦a8

22. exf5 £xf5 0–1 en 54 jugadas;

Aron Kaptsan-Bent Larsen; 1ª

ronda del Torneo abierto de

North Bay (Canadá), 1995.

a 2 ) 4. g3 ¤f6 5. ¥g2 0-0 6.

¤gf3 d6 7. 0-0 ¥xd2 8. £xd2 £e7

9. b3 e5 10. dxe5 dxe5 11. ¥b2 ¤c6

12. ¦ad1 a5 13. £c1 ¦e8 14. ¤e1

a4 15. ¥xc6 bxc6 16. ¤d3 axb3 17.

axb3 e4 18. ¤e5 ¥b7 19. ¥c3 h6

20. £f4 ¦a3 21. £xf5 ¦xb3 1–0 en

56 jugadas; Pía Cramling-Smíslov;

8ª ronda del Torneo mujeres contra

veteranos, Praga, 1995.

B) 3 ... c5 4. dxc5 ¤f6 5. ¤gf3

¥xc5 6. ¤b3 ¥e7 7. ¥f4 d6 8.

£c2 ¤c6 9. ¦d1 d5 10. a3 ¥d7 11.

e4 dxe4 12. ¤fd2 a5 13. ¤xe4 a4

14. ¤xf6+ ¥xf6 15. ¤c5 ¤d4 16.

¦xd4 ¥xd4 17. ¤xb7 £b6 18.

¤d6+ ¢e7 19. ¤e4 £xb2 20.

¥d6+ ¢e8 21. £xb2 ¥xb2 Tchikadze,

V-Eingorn, V/Berlín Summer

op (02) 1995/0-1 (57).

C) 3. ¥d2 a5 4. ¤f3 d5 5. ¤c3

¤f6 6. ¥g5 h6 7. ¥xf6 £xf6 8. e3 0-

0 9. £c2 c5 10. cxd5 exd5 11. a3

¥xc3+ 12. bxc3 c4 13. £b2 ¦a6 14.

£b5 £d6 15. ¥e2 ¦b6 16. £xa5

¦b2 17. ¤e5 ¤d7 18. ¥f3 ¤xe5 19.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 84

84

LOS APORTES DE PAUL KERES

dxe5 £xe5 20. 0-0 ¥e6 1/2–1/2 en

57 jugadas; Eric Lobron-Nigel

Short; 9ª y última ronda del Torneo

de Dortmund, 1995.

D) 3. ¤c3 ¤e7!? (algo imposible

de hacer en una Nimzoindia

normal) 4. £c2 0-0 5. e3 c5 6. ¥d3

h6 7. a3 ¥xc3+ 8. £xc3 cxd4 9.

exd4 d5 10. c5 b6 11. ¤f3 bxc5 12.

dxc5 f6 13. b4 e5 14. ¥c2 ¥f5 15.

¥b3 ¢h8 16. 0-0 d4 17. £b2

¤bc6 18. b5 e4 19. ¤h4 ¤e5 20.

¤xf5 ¤xf5 21. £e2 d3 22. £xe4

¤d4 0–1 en 52 jugadas; Borís

Guélfand-Ulf Andersson; 1ª partida

del duelo, Suecia, 1995.

Sistema 4. ¤f3

Muchas veces ocurre que cierta

novedad se produce en circunstancias

locales, y aún cuando

la información trasciende al plano

internacional, termina por pasar

inadvertida.

Tal es el caso de la posición que

se alcanza luego de las jugadas:

1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.

¤c3 ¥b7 5. £c2 ¥b4 6. ¥g5 h6 7.

¥h4 g5 8. ¥g3 ¤e4 9. e3 ¥xc3+

10. bxc3 d6 11. ¥d3 f5

8

7

6

5

4

3

2

Según explica Keres, buscó

llegar hasta esta posición en su

partida contra Taimánov, Campeonato

de la URSS de 1955, a

sabiendas de que en una partida

anterior, Gligoric-Mark Taimánov,

Torneo de candidatos, Zurich,

1953, se continuó con 12.

0–0 ¤d7 13. ¤d2 ¤df6 14. ¤xe4

¥xe4 15. ¥xe4 ¤xe4 16. f3

¤xg3 17. hxg3 £d7 18. a4 a5 19.

c5 bxc5 20. dxc5 0–0 21. ¦fd1

£c6 22. cxd6 cxd6 23. g4 ¦ac8

24. gxf5 ¦xf5 25. e4 ¦f7 26. ¦d3

g4 27. fxg4 £xe4 28. £d2 £xg4

29. ¦e1 ¦g7 30. ¦xd6 ¦xc3 31.

¦dxe6 ¦g3 32. ¦1e2 ¦xg2+; y se

acordó el empate.

Aquí agrega Keres textualmente:

«Yo también había llegado a

esta posición en la partida Keres

-Rozdesvesky, Campeonato

de Estonia 1953, y entonces hallé

la fuerte continuación que

hace conmover la variante del

negro, ya que destruye el centro

y elimina el caballo de e4».

➪ 12. d5!

No hay duda de que Keres

jugó «al gato y el ratón» con

Taimanov, convencido de que

éste continuaría por el mismo

camino; y tenía razón, salvo en

un detalle....

¿Qué ocurrió cinco años atrás?

Estamos en 1950, en Hungría,

y se juega en el Campeonato nacional

la siguiente partida.

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 85

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

85

Gyorgy Szilagyi-Gedeon

Barcza

VI Campeonato de Hungría,

Budapest, 1950

1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.

¤c3 ¥b7 5. £c2 ¥b4 6. ¥g5 h6 7.

¥h4 g5 8. ¥g3 ¤e4 Llegándose

por transposición a la variante

principal. El juego continúa con

9. e3 ¥xc3+ 10. bxc3 d6 11. ¥d3

f5 y nos encontramos en el mismo

punto de las partidas de referencia.

El hecho en sí ya resulta extraordinario,

pues en 1950 no era

normal este orden de jugadas, pero

lo más asombroso es que, en

esta posición, las blancas continuaron

con:

12. d5!...

¡Adiós novedad! ¡El mismo

perro... y con el mismo collar!

➪ 12 ... exd5 13. cxd5 ¥xd5 14.

¤d4! £f6

En la partida supuestamente

original, Rozdestvenski jugó 14 ...

¤d7 15. f3 ¤xg3 16. hxg3 £f6 17.

¥xf5 0–0–0, llegándose a la posición

de la partida Keres Taimánov.

En ambos casos las blancas

hicieron 18. £a4!, que lleva a la

siguiente bifurcación:

A) 18 ... £e5 19. ¢f2 a5 20. g4

¦he8 21. ¦ae1 ¥b7 22. ¦xh6 £c5

23. ¦h7 c6 24. ¤e6 £xc3 25.

¤xd8 ¦xd8 26. £d4 £xd4 27.

exd4 c5 28. ¦ee7 ¥c6 29. d5 ¥b5

30. ¢e3 1–0; Keres-Rozdestvenski;

Campeonato de Estonia, Tartu,

1953.

B) 18 ... a5 (Según Keres esto

es lo mejor) 19. ¢f2 h5 20.

¦ab1?! (Keres recomendó 20. e4

¥b7 21. ¤e6! amenazando, además,

£c4.) 20 ... h4 21. e4 ¥b7

22. gxh4 gxh4 23. ¤e6 ¤e5 24.

£d4 ¦dg8 25. ¤xc7+ ¢b8 26.

£xb6 ¤d3+ 27. ¢f1 ¤b4 28.

¦xb4 axb4 29. ¤b5 1–0; Keres-

Taimánov; XXII Campeonato de

la URSS, Moscú, 1955.

El desarrollo posterior del encuentro

fue no menos interesante.

Lo transcribimos con las notas de

un comentarista anónimo:

15. ¤xf5 ¤c5 16. ¥b5+ ¤bd7

17. f3 (17. 00? ¥e4) 17 ... 0–0–0

18. 0–0 h5 19. ¦ad1 ¥e6 (19 ...

¥b7? 20. ¦xd6! cxd6 21. ¤xd6

¢b8 22. ¤e4+,-) 20. ¤d4 h4 21.

¥e1 a6 22. ¥e2 ¥d5 23. c4 ¥b7

24. ¥c3 £f7 25. ¤f5 ¦hf8 (25 ...

¦he8? 26. ¦xd6!) 26. ¤h6 £e7

27. ¤g4 ¢b8! 28. ¦de1 (28. h3!)

28 ... h3! 29. g3 (29. gxh3 ¤e5 30.

¤xe5 dxe5 31. ¥b4 ¥c8!) 29 ...

¤e5 30. ¤xe5 dxe5 31. ¥b4 (31.

e4 ¤e6! 32. ¥xe5? £c5+, –+) 31

... e4! 32. f4 (32. fxe4 ¦fe8!) 32 ...

gxf4 33. exf4 (33. ¦xf4 ¦xf4 34.

exf4 a5! 35. ¥a3 ¦d4 36. ¥b2

£d6!) 33 ... £d6 34. ¥g4 ¦h8! 35.

¦d1 (35. £f2!) 35 ... £c6 36.

¦xd8+ ¦xd8 37. ¥xh3 ¤d3! 38.

¥e1 (38. ¥c3 £c5+ 39. ¢h1 e3+

40. ¥g2 ¤f2!+ 41. ¦xf2 exf2 42.

£e2 £e3!!; y, en esta variante, si

41. ¢g1 ¤h3!!) 38 ... £c5+ 39.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 86

86

LOS APORTES DE PAUL KERES

¢h1 e3+ 40. ¥g2 ¤xe1 41. ¦xe1

¦d2 y las blancas abandonan.

Hasta aquí los detalles generales

de la anécdota. Keres supuso

haber encontrado una importante

novedad, cuando lo cierto es que

la jugada ya tenía algunos años de

existencia.

Mas la historia no termina aquí.

Como antes recordamos, Keres dijo:

«la fuerte continuación hace

conmover la variante del negro», y

pudiera pensarse que, después de

conocerse estos encuentros, la variante

de juego hubiera desaparecido

de la práctica magistral. Pero

como demuestran los siguientes

ejemplos, la realidad es otra.

Si seguimos el desarrollo de la

siguiente partida, jugada ¡25 años

después!, podremos observar que

la variante no está tan muerta como

se suponía. En ella las negras

encuentran vías que merecen la

mayor atención, pues no está dicha

la última pañabra.

Florin Gheorghiu-Jonathan

Speelmann

Torneo ‘Phillips Dreco’, 7ª

ronda, Londres (Inglaterra), abril

de 1980

1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.

¤c3 ¥b4 5. ¥g5 h6 6. ¥h4 ¥b7

7. e3 g5 8. ¥g3 ¤e4 9. £c2 f5 10.

¥d3 ¥xc3+ 11. bxc3 d6 12. d5

Después de la jugada 12. d5

Keres indicó que el cambio 12 ...

exd5 era prácticamente obligado,

y así han transcurrido la mayoría

3

de los encuentros, incluso los de

los últimos años.

Pero es interesante el desarrollo

de la partida Hort-Robert Bellin;

14ª ronda del Torneo de Hastings

1975/1976, 13 de enero de

1976, en la que se jugó 12 ... ¤d7

13. ¥xe4 fxe4 14. £xe4 £f6 15.

0–0 0–0–0 16. £xe6 £xe6 17.

dxe6 ¤c5 18. ¤d4 ¦de8 19. f3

¥a6 20. ¤b5 ¦xe6 21. e4 ¢b8 22.

¦ab1 g4 23. ¦fe1 gxf3 24. gxf3 h5

25. h4 ¦f8 26. ¦e3 ¥b7 27. ¢h2

¦g6 28. ¦g1 ¦fg8 29. ¤d4 ¤d7

30. ¦ee1 alcanzándose el empate

en la jugada nº 41.

Si, en definitiva, las negras

aceptan el regalo se sigue con

➪ 13. cxd5 ¥xd5 14. ¤d4 £f6

15. f3

Y ahora las negras prefirieron

continuar con

➪ 15 ... ¤c5

Con lo que se apartan de la

idea inicial, de la que vamos a ver

otro ejemplo: 15 ... ¤xg3 16. hxg3

¤d7 17. ¥xf5 0–0–0 (superior a 17

... ¤c5 18. 0–0–0 a6 19. e4 ¥f7 20.

f4 ¢f8 21. e5! dxe5 22. fxe5 £xe5

23. ¦hf1 ¢g7 24. ¦de1 £d6 25.

¥e4; 1–0; Spasski-Juan Carlos

González; 13ª ronda del Torneo a

la memoria de Capablanca, La

Habana [Cuba], 1962). 18. £a4 a5

19. ¢f2 ¥b7 20. g4 £e7 21. ¤c6

£g7 22. ¤xd8 ¦xd8 23. £d4 £f8

24. ¦h3 ¢b8 25. ¦ah1 £f7 26. a4

¤e5 27. ¦xh6 £a2+ 28. ¢g3 £e2

29. ¦h8 ¦xh8 30. ¦xh8+ ¢a7 31.

¥e4 ¤xf3 32. £d3 ¤g1 33. ¢h2


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 87

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

87

¤f3+ 34. ¢g3 ¤g1 y tablas. Tal-

Vagarián, XLII Campeonato de la

URSS, San Petersburgo, 1974.

➪ 16. ¥xf5 ¤bd7 17. ¤b5

0–0–0 18. ¤xa7+

O 18. ¦d1 ¥e6 19. ¥e4 ¢b8

20. ¦xd6 ¤e5 21. ¦xd8+ ¦xd8 22.

0–0 ¥d7 23. ¤d4 ¥a4 24. ¥xe5

1–0; Zoltan Ribli-Yassar Seirawan;

Olimpiada de La Valetta

(República de Malta), 1980.

➪ 18 ... ¢b7 19. ¤b5 ¦de8 20.

0–0 ¥c4 21. ¥xd7 ¤xd7 22. £a4

¥xb5 23. £xb5 ¤c5 24. e4 £xc3

25. ¦ac1 £a3 26. ¦fd1 ¦a8 27.

¦c2 g4 28. e5 dxe5 29. fxg4 ¦hd8

30. ¦dc1

bién la otra cara de la moneda: un

Paul Keres que, sin dejar de ser

«Eterno», fue además humano.

Un Paul Keres que no pudo contar

en su tiempo con la maravillosa

ayuda de la informática, con

sus gigantescas bases de datos —

soporte sobre el que descansa la

información utilizada en este libro—

y sus maravillosas redes

mundiales de comunicaciones,

por las que hoy se tiene conocimiento,

de modo casi inmediato,

de todo lo que ocurre tanto en los

grandes acontecimientos internacionales,

como en los simples torneos

locales.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

31 ... ¦d2! 31. ¦xc5 £e3+ 32.

¢h1 £xc5 33. £xc5 bxc5 34. h4

¦axa2 y las blancas están totalmente

perdidas. 35. ¢h2 ¦xg2+

36. ¢h3 ¦gc2 37. ¦xc2 ¦xc2 38.

h5 Las blancas abandonaron.

Pensamos que haber traído a

estas páginas la rectificación histórica

sobre el origen de esta variante,

nos ha permitido ver tam-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 88

Apertura de los tres caballos

Variante Steinitz

El gran maestro estonio tenía

su propia manera de tratar esta

apertura, y después de las jugadas

1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¤c3 solía

continuar con

➪ 3 ... g6 !

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Aunque se la conoce por variante

Steinitz, es sin lugar a dudas

Paul Keres quien la populariza

y divulga ampliamente en sus

libros; pero son sobre todo los

formidables resultados que con

ella obtuvo lo que hicieron que

muchos ajedrecistas la incluyeran

en su repertorio.

En cuanto a las restantes alternativas,

Keres las consideraba

inferiores. Aportó análisis interesantes,

en los que el negro intenta

llegar a posiciones similares a las

que se producen en otras defensas

abiertas.

Por ejemplo, contra 3 ... f5, una

mezcla entre la variante Schliemann

de la Española y el gambito

Letón, Keres propuso 4. d4! fxe4

5. ¤xe5 ¤f6 6. ¥c4, y el blanco

está mejor.

Hay una partida muy conocida

que tuvo el siguiente desenlace: 6

... d5? 7. ¤xd5! ¤xd5 8. £h5+ g6 9.

¤xg6 hxg6 (en caso de 9 ... ¤f6 10.

¥f7+!; 1–0; Aysin-Michalovic;

Moscú, 1965) 10. £xg6+ y estamos

metidos en una posición análoga a

la que se alcanza en una conocida

variante del gambito Letón, pero

con algunas variaciones fatales para

el negro. El juego siguió con 10

... ¢d7 11. ¥xd5 £e8 12. ¥f7 £e7

13. ¥g5 ¤e5 14. £f5+ 1–0; Gyula

Breyer-Zoltan Balla; 3ª ronda del

Torneo de Piestany, 1912. Sobre esto

volveremos con posterioridad,

cuando tratemos sobre los estudios

que Keres hizo sobre el endemoniado

gambito.

Otra posibilidad que analiza

Keres es la respuesta 3 ... ¥b4,

contra la que sugirió 4. ¤d5 ¤f6

(4 ... ¥a5 5. c3!) 5. ¤xb4 ¤xb4 6.

¤xe5 £e7 7. d4 d6 8. a3 dxe5 9.

axb4 exd4 10. £xd4 £xe4+ 11.

£xe4+ ¤xe4 12. ¥c4, con ligera

ventaja para el blanco.

En la variante principal, las

blancas disponen de las siguientes

posibilidades.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 89

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

89

➪ 4. d4

Ésta es la respuesta habitual,

pero también se juegan otras . Por

ejemplo:

A) 4. ¤d5 ¥g7 5. c3 ¤ce7 6.

¤e3 ¤f6 7. d3 d6 8. g3 b6 9. £a4+

¥d7 10. £c2. Con igualdad o el

blanco ligeramente mejor. 1–0 en

42 jugadas; Bojan Kurajica-Beliavski;

Torneo de Novi Sad, 1979.

B) 4. ¥c4, la vieja jugada de

Blacburne. 4 ... ¥g7 5. d3 h6 6. h4

d6 7. ¥e3 a6 8. a3 ¥g4 9. ¤e2 ¥xf3

10. gxf3 ¥f6 11. h5 g5 12. c3 £d7

13. ¤g3 ¤ge7 14. £b3 0–0 15. £c2

¤a5 16. ¥a2 c5 17. ¦g1 ¢h8 18.

£d2 ¤ac6 19. ¤f1 £h3 20. 0–0–0

£xh5 21. ¤h2 ¥g7 1–0 en 32 jugadas;

Joseph Henry Blackburne-

Philipp Heitner; 1ª ronda del Torneo

de Viena (Austria), 1873.

C) 4. ¥b5, jugada que no parece

ofrecer perspectivas, como

demuestra Capablanca en la partida:

4 ... ¥g7 5. 0–0 ¤ge7 6. d3

0–0 7. ¥c4 ¤a5 8. ¥b3 ¤xb3 9.

axb3 d5 10. h3 d4 11. ¤e2 f5 12.

exf5 ¤xf5 13. ¤g3 £d5 14. ¤e4

¤d6 15. £e2 b6 16. ¤h2 ¤xe4 17.

£xe4 £xe4 18. dxe4 a5 19. b4

¥a6 20. ¦e1 axb4 21. f3 c5 22.

¥d2 ¥b5 23. ¤g4 h5 24. ¤f2 ¢f7

25. ¤d3 b3 0–1; Valentín Marín y

Llovet-Capablanca; 4ª ronda del

Torneo de Barcelona, 28 de septiembre

de 1929.

➪ 4 ... exd4

Éste pudiera considerarse como

el punto clave de la variante.

A partir de aquí las blancas deben

decidir cuál camino tomar,

pero si no se está convencido,

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

siempre queda la alternativa de

Kurosawa: tirar a suerte la elección

de nuestro destino, cuando

estemos ante la bifurcación de un

camino... (película El Bravo).

➪ 5. ¤d5

Es lamentable que Akira Kurosawa

no hubiese rodado El Bravo

II; seguramente la escena inicial

de la película habría sido la

misma, pero al llegar al entronque

de caminos el azar habría llevado

al actor –Toshiro Mifune–

por el segundo destino.

En nuestro caso, la alternativa

de elección es 5. ¤xd4, con la

continuación 5 ... ¥g7 6. ¥e3 y

ahora se pueden considerar las siguientes

posibilidades:

A) 6 ... d6 7. £d2 ¤f6, una de

las variantes de mayor actualidad.

Ahora se puede seguir con:

a 1 ) 8. ¥b5 ¥d7 9. ¥xc6 bxc6

10. ¥h6 0–0 11. ¥xg7 ¢xg7 12. 0–0

¦e8 13. ¦ae1 c5 14. ¤b3 a5 15. e5

dxe5 16. ¤xc5 ¥f5 17. £xd8

¦axd8 18. ¦e2 ¤d5 19. ¤xd5 ¦xd5


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 90

90

LOS APORTES DE PAUL KERES

20. ¤e4 ¦ed8 21. b3 f6 22. f3 ¦d4

23. ¦fe1 ¥xe4 24. ¦xe4 ¢f7 0–1 en

49 jugadas; Vladímir Karasiov-

Guéler; 11ª ronda del XXXIX

Campeonato de la URSS, San Petersburgo,

1 de octubre de 1971.

a 2 ) 8. 0–0–0 ¤g4 9. ¤xc6 bxc6

10. ¥d4 ¥xd4 11. £xd4 £f6 12. f3

£xd4 13. ¦xd4 ¤e3 14. ¤d1

¤xd1 15. ¢xd1 ¢e7 16. g3 ¥e6

17. ¥a6 ¦hb8 18. b3 c5 19. ¦a4

¢d7 20. ¢d2 ¢c6 21. ¢c3 ¢b6

22. ¦b1 ¥d7 23. ¦a3 ¥e6 24. ¦a4

¥d7 25. ¦a3 ¥b5 26. ¥xb5 ¢xb5

0–1 en 51 jugadas; Juan Manuel

Bellón López-Kárpov; 11ª ronda

del Torneo de Las Palmas de

Gran Canaria; 1977.

A1) En una partida reciente se

jugó 7 ... ¤ge7 continuándose con

8. 0–0–0 0–0 9. h4 h5 10. f3 ¤xd4

11. ¥xd4 ¥xd4 12. £xd4 ¤c6 13.

£d2 ¥e6 14. ¥e2 ¢g7 15. g4 ¦h8

16. g5 f6 17. f4 fxg5 18. hxg5 £d7

19. ¦df1 ¦af8 20. ¤b5 a6 21. ¤d4

¤xd4 22. £xd4+ ¢g8 23. f5 ¥f7

24. fxg6 1–0; Jefferson Pelikian-

Haroldo dos Santos; Sao Sebastiao

do Paraíso (Brasil), 1995.

B) 6 ... ¤f6 y ahora se han

practicado diversas alternativas:

b 1 ) 7. ¥c4 0–0 8. 0–0 (8.

¤xc6 bxc6 9. e5 ¤e8 10. e6 fxe6

11. ¥xe6+ ¢h8 12. 0–0 ¤d6 13.

¥h3 £h4 14. ¥c5 ¦f7 15. £g4

£xg4 16. ¥xg4 ¤c4 17. ¦fe1 ¥a6

18. ¥e2 d6 19. ¥xc4 ¥xc4 20. ¥e3

c5 21. ¦ed1 ¦b8 22. ¦ab1 ¥e6 23.

¤a4 ¥xa2 24. ¦a1 ¥e6 25. ¥d2

¥f5 0–1 en 36 jugadas;Aleksander

Prameshuber-Keres; Olimpiada

de Múnich, 1958) 8 ... ¦e8 9. ¦e1

d6 10. f3 a6 con igualdad. (1/2–1/2

en 30 jugadas; Hort-Keres; 15ª

ronda del Torneo a la memoria de

Alekhine, Moscú, 1963).

b 2 ) 7.f3¤e7! 8. ¥c4 d5 9. exd5

¤fxd5 10. ¤xd5 ¤xd5 con juego

parejo. 1/2–1/2 en 36 jugadas; Zukerdot-Steinitz;

21ª ronda del Torneo

de Viena, 1882.

b 3 ) 7. g3 0–0 8. ¥g2 d6 9. h3

¤e5! 1–0 en 22 jugadas; Vladímir

Savon-Ree; 6ª ronda del Torneo

de Sujumi (Georgia), 1972.

b 4 ) 7. ¥e2 0–0 es posible seguir

con:

b 4a ) 8. £d2 ¦e8 9. f3 d5! 10.

¤xc6 bxc6 11. exd5 ¤xd5! y el

negro tiene mejor desarrollo, ha

creado múltiples amenazas. 11 ...

¤xd5 12. ¤xd5 cxd5 13. c3 c5 14.

0–0 d4 15. ¥f2 £a5 16. ¦fc1 ¥f5

17. ¥c4 ¦ad8 18. £g5 dxc3 19.

bxc3 ¥xc3 20. ¦xc3 £xc3 21. ¦c1

£b2 22. ¥e1 h6 0–1; Héctor Rossetto-Keres;

11ª ronda del torneo

de Mar del Plata, 1957.

b 4b )8. 0–0 ¦e8 9. ¤xc6 bxc6

10. ¥f3 ¥b7 11. £d2 d6 con juego

parejo, como en las partidas Vladímir

Baguírov-Keres; Campeonato

por equipos, Moscú, 1963 y Spasski-Larsen;

semifinal del Torneo de

Candidatos, 5ª partida, Malmo

(Suecia), 1968. Esta última continuó

con 12. ¥h6 ¥xh6 13. £xh6

¦e5 14. ¦ae1 c5 15. ¦e3 £e7 16.

¦fe1 ¦e8 17. h4 £e6 18. £f4 ¢g7

19. b3 h6 20. £g3 £d7 21. £f4

¦8e7 22. ¤d5 ¥xd5 23. exd5 g5

24. hxg5 hxg5 25. £g3 £f5 26. c4

¦xe3 27. fxe3 ¦e5 y la ventaja negra

fue decisiva.

b 5 ) 7. ¤xc6! Keres y otros autores

la consideran como la mejor


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 91

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

91

continuación, porque elimina el

poderoso caballo, que se hace

fuerte en la mayoría de las variantes

vistas, y desarticula la cadena

de peones negros en el flanco

dama. 7 ... bxc6 8. e5 ¤g8 9.

¥d4 £e7 10. £e2 f6M 11. exf6

£xe2+ 12. ¥xe2 ¤xf6 13. ¥f3

0–0 14. 0–0–0± Spassky, Theimann,

Leningrado, 1970.

La línea principal que hemos

estado siguiendo en esta subvariante

B) se corresponde con el

curso de la partida Amador Rodríguez

Cuesta-Darcy Lima; 1ª

ronda del Torneo a la memoria de

Capablanca, Matanzas, 1992:

En la que luego de 7. £d2 0–0

8. 0–0–0 las negras introducen la

novedad: 8 ... ¤g4!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

¥xd4 11. £xd4 £f6 y las blancas

encuentran un sutil sacrificio de

peón 12. h3! £xd4 13. ¦xd4 ¤xf2

14. ¦g1 que amenazaganar la pieza

con ¦d2. El resto no es menos

interesante: 14 ... f5 15. exf5 ¦xf5

16. g4 ¦f8 17. ¥g2! y continúan las

amenazas contra el acorralado

corcel, el negro está forzado a jugar

17 ... ¦b8 18. ¦e1! y el blanco, a

cambio de un peón, ha logrado activar

todas sus piezas, aunque algunas

inexactitudes le impidieron

consolidar esta ventaja posteriormente.

La continuación es ilustrativa,

y la acompañamos con las notas

del gran maestro cubano.

18 ... c5 19. ¦d2 ¥b7 20. ¥xb7

¦xb7 21. ¦xd7± ¤xh3 22. ¤e4

¦f7 23. ¦d8+? (23. ¦xf7! ¢xf7 24.

¦h1 ¦b4 25. ¦xh3 ¦xe4 26.

¦xh7+ ¢f6 27. ¦xc7+-) 23 ... ¢g7

24. ¤xc5 ¦b4! 25. ¤e6+ ¢f6 26.

¦e8 … ¦f1 26 ... ¤f4! 27. ¦f1 (27.

a3!? ¦c4 28. ¦f1 g5 29. b3 ¦e4 30.

¤xg5 ¦xe8 31. ¤xf7 ¦e4) 27 ... g5

28. ¦e1?! ¤xe6 29. ¦8xe6+ 1/2-1/2

Retornemos ahora a la posición

donde se produjo la bifurcación,

tras la jugada quinta de las

blancas.

Diagrama de análisis

Lo conocido aquí era 8 ... d6,

pero ahora las blancas deben decidir

qué hacen con el alfil.

El desenlace siguiente es interesante;

el blanco se decide correctamente

por 9. ¤xc6 pues no es

bueno 9. ¥g5 f6 10. ¥f4 por 10 ...

f5!?, según análisis de Amador. El

juego siguió con 9 ... bxc6 10. ¥d4

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 92

92

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 5 ... ¥g7

Aquí no es bueno 5 ... d6?! por

la réplica 6. ¤xd4, que amenaza

¤b5.

➪ 6. ¥g5 ¤ce7!

Y no 6 ... ¤ge7?? 7. ¤xd4

¥xd4 8. £xd4! ¤xd4 9. ¤f6+ y

ahora 9 ... ¢f8 10. ¥h6+ y mate.

➪ 7. ¤xd4

Después de otras jugadas, el

negro obtiene un buen juego. Por

ejemplo:

A) 7. e5 h6 8. ¥xe7 (8. ¥h4 g5

9. ¤xe7 £xe7 10. ¥g3; 1/2–1/2 en

63 jugadas; Samuel Rosenthal-

Steinitz; Londres, 1883) 8 ... ¤xe7

9. £xd4 ¤xd5 10. £xd5 c6 11.

£d6 ¥f8 12. £d4 £b6 13. 0–0–0M

(1–0 en 44 jugadas;Alekhine-Efim

Bogoljubow; 7ª ronda del Torneo

de Dresde (Alemania), 1936. Pero

es mejor 9. ... 0–0 10. 0-0-0 ¤xd5

11. £xd5 d6!= 1–0 en 25 jugadas;

Moshe Czerniak-Vladímir Sokólov;

Belgrado, 1962.

B) 7. ¤xe7 ¤xe7 8. ¥c4 h6 9.

¥h4 0–0 10. 0–0 d5 11. exd5 g5 12.

¥g3 ¤xd5 con igualdad, según

Keres. Así fue su partida contra

Vladímir Simagin en el XXII

Campeonato de la URSS disputado

en Moscú en el año 1955,

que siguió con 12 ... ¤xd5 13. ¥e5

c5 14. ¦e1 ¤b6 15. ¥d3 ¥e6 16.

¥xg7 ¢xg7 17. ¤e5 £f6 18. £e2

¦fe8 19. ¥b5 ¥c4 20. ¥xc4 ¤xc4

21. £xc4 ¦xe5 22. £b5 £b6 23.

a4 ¦ae8 24. ¦xe5 ¦xe5 25. £xb6

axb6 26. ¢f1 ¢f6 27. c4 ¦e4 28.

¦a3 ¢e7 29. ¦b3 ¦e6 y las negras

ganaron jugadas después.

➪ 7 ... c6 8. ¤c3 h6 9. ¥f4!

Aquí se considera que después

de 9. ¥h4 £b6 10. ¤b3 el

negro iguala fácilmente con 10 ...

d5 11. exd5 £b4. Pero en la partida

Bisguier-Keres de la undécima

ronda del Torneo interzonal

de Gotemburgo del año 1955, el

negro se decidió por 10 ... a5 11.

a4 .d5 12. ¥d3 ¤f6 13. 0–0 dxe4

14. ¤xe4 ¤xe4 15. ¥xe4 g5 16.

¥g3 0–0 17. ¤d2 ¥e6 18. ¥d6

¦fe8 19. ¥a3 ¦ad8 20. ¥d3 £c7

21. ¦e1 ¤d5 22. ¤e4 ¤b4 23.

¤c5 ¤xd3 24. ¤xe6 ¦xe6 25.

cxd3 ¦xe1+ 26. £xe1 £f4 y las

negras ganaron en la jugada cuadragésima.

Otra continuación muy citada

es 9. ¥e3 ¤f6 10. ¥c4 0–0 11. e5

y ahora Keres respondió 11 ...


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 93

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

93

¤e8 12. £d2 d5 13. exd6 ¤xd6

14. ¥b3 ¤ef5 15. ¤xf5 ¤xf5 16.

0–0–0 £xd2+ 17. ¥xd2 ¤d4 18.

¥e3 ¤xb3+ 19. axb3 ¥f5 20.

¥d4 ¦fd8 21. ¥xg7 ¢xg7 22.

¦xd8 ¦xd8 23. ¦e1 ¦d4 24. g3 h5

25. ¦e7 ¥d7 26. ¦e4 ¦d6 y el

juego culminó en empate 14 jugadas

más tarde. Tarre-Keres;

Parnu, 1971.

➪ 9 ... d5 10. £d2 ¤f6

En sus comentarios Keres indica

que aquí 10 ... dxe4 11. 0–0–0

deja compensación al blanco, que

alcanza una importante ventaja

de desarrollo a cambio del peón

sacrificado.

➪ 11. 0–0–0 ¤xe4 12. ¤xe4

dxe4 13. ¥c4 ¥f5 14. ¤b3 £xd2+

15. ¢xd2

Y tanto Pachmann como Keres

consideran que la posición está

equilibrada. Heinz Lehmann-

Keres; encuentro RFA-URSS, 2ª

ronda, Hamburgo, 1960.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 94

Gambito de Rey

Fueron numerosas las partidas ➪ 13. ¤b5 c6 14. ¤c7?

Más exacto es 12 ... c5! 13. Un momento crítico de la partida.

Ambos contendientes co-

¤b5 (13. dxc6?! ¤xc6) 13 ...

¤d7 14. ¤c7 ¦b8 15. d6= ∞

que jugó Keres con el Gambito

de Rey, casi siempre con blancas;

pero también obtuvo algunos éxitos

importantes con negras. Fue

muy conocido uno de sus tres

triunfos contra Robert Byrne, en

el duelo entre la URSS y EE. UU.

Cede la iniciativa. Lo indicado

era 14. dxc6! con las siguientes

posibilidades:

A) 14 ... ¤xe5 15. dxe5∞ (15.

cxb7 ∞¥xb7 16. dxe5 ¦ac8 17.

¤d6 ¦c5) 15 ... bxc6 16. ¤c7 ¦b8

17. e6 ¦b4!

de Moscú en 1955. La partida dio B) 14 ... bxc6 15. ¤xc6.

la vuelta al mundo y merece ser

➪ 14 ... cxd5! 15. ¤xa8 dxc4

recordada una vez más.

16. ¥d2

Si 16. ¤c7? ¤xe5 17. dxe5

Robert Byrne-Paul Keres

¦d8; tampoco convence 16.

URSS-EE. UU., 1ª ronda, Moscú,

¤xg4? ¥xd4+ 17. ¤f2 ¤e5!.

1955

➪ 16 ... ¤xe5 17. dxe5 ¥f5 18.

➪ 1. e4 e5 2. f4 exf4 3. ¤f3 g5

4. h4 g4 5. ¤e5 ¤f6 6. ¥c4 d5 7.

exd5 ¥g7 8. d4 ¤h5 9. 0–0 £xh4

10. £e1! £xe1 11. ¦xe1 0–0 12.

¤c3!

La partida comienza a ponerse

¤c7 ¥xc2?

Jugada precipitada. Más eficaz

era 18 ... ¦d8! 19. ¥c3 ¥xc2.

➪ 19. ¦ac1 ¥d3 20. ¤d5!

8

interesante, como se refleja en

7

los comentarios del propio Keres,

6

que incluiremos resumidos en el

texto que sigue.

Ahora no era bueno 12. c3?!

por 12 ... ¦e8 13. ¤a3 ¤d7 14.

5

4

3

¤d3 ¦xe1+ 15. ¤xe1 ¤b6 16.

2

¥b3 ¥f5 17. ¤b5 ¦e8=

1

➪ 12 ... ¤d7

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 95

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

95

mienzan a estar apurados por el

tiempo, y esto se refleja en la jugada

que sigue.

20 ... b5?

La jugada que pudo costar al

negro la partida. Según las notas

de Keres era necesario 20 ... ¦d8!

21. ¤xf4 ¤xf4 22. ¥xf4 ¦d5 y el

negro alcanza, al menos, la igualdad.

➪ 21. ¥xf4! ¦d8! 22. ¤e7+

¢f8 23. ¥g5 ¦e8 24. ¤c6 ¤g3!?

O mejor 24 ... a5! 25. ¤xa5

¥xe5.

➪ 25. ¦cd1 ¦e6 26. ¤xa7?!

Otra imprecisión como consecuencia

del apuro de tiempo.

Aquí había que hacer 26. ¤b4!

¤e2+ 27. ¢f1! ¤f4+!? (27 ...

¤g3+!? 28. ¢g1 ¥g6 29. ¤c6

¤f5; 27 ... ¤c3+? 28. ¦xd3!) 28.

¢g1 a5 29. ¥xf4 axb4 30. ¥d2

¥xe5 31. ¥xb4+ ¢g8 32. ¥c3

¥xc3 33. bxc3 ¦a63.

➪ 26 ... ¥xe5 27. ¤xb5 ¤e2+

28. ¦xe2! ¥xe2 29. ¦d8+ ¦e8 30.

¦xe8+ ¢xe8 31. ¢f2 ¥d3 32. ¤c3

¢d7?!

Mejor era 32 ... h5! 33. ¢e3 f5

34. ¥f4? ¥xf4+ 35. ¢xf4 h4–+. Sigue

un largo y complicado final

que transcribimos con algunas

notas.

➪ 33. ¢e3 ¥h2 34. ¥f4 ¥g1+

35. ¢d2 h5 36. g3 ¥f2 37. ¤d1

¥d4 38. ¤c3 ¢c6? (38 ... f6! ∆

...h5-h4) 39. b4 ¥f6 40. b5+?

(40. a4! h4 41. gxh4 ¥xh4 42. a5

g3 43. b5) 40 ... ¢b7 41. a4 ¥d8

42. ¤d5 ¥e4 43. ¤c3 ¥f3 44.

¢e3 ¥b6+ 45. ¢d2 f6! (45 ...

¥a5 46. ¥e5!) 46. ¥d6 ¥a5 47.

¥f4 ¥e4! 48. ¥d6 ¥d3 49. ¥f4

¥b4! 50. ¥e3 h4! 51. gxh4 g3 52.

h5 g2 53. h6 f5 54. ¥f2 (54. h7?

f4!–+) 54 ... f4 55. ¥g1 ¥a5 56.

¥h2 ¥b6?! (56 ... f3! 57. ¢e3

¥xc3 58. ¢xf3 ¥d2 59. ¢xg2

c3–+) 57. h7 ¥xh7 58. ¢e2 g1£

59. ¥xg1 ¥xg1 60. ¤d5 ¥d4 61.

¤xf4 c3 62. ¤d3 ¥xd3+ 63.

¢xd3 ¢b6 64. ¢c2 ¢a5 65. ¢b3

¥e5 66. ¢c2 ¢xa4, y las blancas

abandonaron.

Variante Keres

Jugando con blancas, Keres

optaba generalmente por la Variante

3. ¤f3, con la que obtuvo

buenos resultados; pero en sus

primeros años, cuando se desempeñaba

como activo ajedrecista

postal, empleó en diversas oportunidades

una movida que conduce

a posiciones extremadamente

complejas, en las que aún

hoy quedan muchas cosas por

aclarar.

Luego de los movimientos iniciales

1. e4 e5 2. f4 exf4 las blancas

disponen de una alternativa

que despertó el interés de los

ajedrecistas postales en los años

30, y consecuentemente el desdén

de la mayoría de los autores

que tratan esta apertura.

Nos referimos a la polémica jugada

➪ 3. ¤c3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 96

96

LOS APORTES DE PAUL KERES

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Conocida con diferentes nombres,

su origen se remonta al siglo

XIX, aunque en definitiva se reconoce

a Keres como el ajedrecista

contemporáneo que le dio nueva

vida, como resultado de las diversas

partidas por correspondencia

en que la empleó, y por el tratamiento

que de ella hizo en su libro

sobre el Gambito de Rey.

No puede decirse, sin embargo,

que Keres la considerara como

una continuación normal, y

de hecho sólo la utilizó, que sepamos,

en partidas postales. Es cierto

que la mayoría de los autores

le dan poco crédito, pero aún así

uno no puede menos que preguntarse:

¿cómo desdeñar a priori un

sistema que ha sido empleado —

incluso con éxito— por jugadores

como Bronstein, Spasski, Averbaj

y el propio Keres?

Es cierto que desde la misma

apertura las blancas exponen su

rey sobremanera, pero esto —como

en el trapecio— deja de ser

determinante si antes se comprueba

que la red esta bien colocada.

En lo que a nuestros propósitos

interesa, pensamos que resulta

oportuno incluir un resumen

de los conocimientos actuales sobre

esta opción de juego, con lo

cual rendimos homenaje al joven

Paul Keres, en su faceta de ajedrecista

postal.

A partir de la posición del último

diagrama las negras contestan

obviamente con:

➪ 3 ... £h4+

Ninguna ventaja aporta seguir

pasivamente con 3 ... c6 4. ¤f3 d5

5. d4 dxe4 6. ¤xe4 ¤f6 7. £e2

¤xe4 8. £xe4+ £e7 9. £xe7+

¥xe7 10. ¥xf4, con mejor juego

para las blancas. 1–0 en 43 jugadas;

Bronstein-Anatoli Bijovski;

XXXIII Campeonato de la

URSS, Reval, 1965.

No obstante, nada hay absoluto

en ajedrez. El siguiente ejemplo,

bastante reciente, demuestra

cuánta energía puede existir en

aperturas como esta. Después de

3 ... d6 las blancas optaron por 4.

¥c4 respondiendo el negro con 4

... ¥e6 5. ¥xe6 fxe6 6. d4 £h4+ 7.

¢f1 ¤d7 8. ¤f3 £f6 9. ¤b5 ¢d8

10. ¢f2 g5 y la posición se torna

bien complicada; bastarán una pocas

jugadas y ambos reyes estarán

en medio de una danza de fuego

que merece ser transcrita hasta el

final: 11. ¦e1 g4 12. e5 £h6 13.

¤d2 g3+ 14. hxg3 fxg3+ 15. ¢xg3

¤e7 16. ¢f2 ¦g8 17. exd6 £g5 18.

dxc7+ ¢c8 19. ¤e4 £xg2+ 20.

¢e3 £h3+ 21. ¢e2 £h5+ 22. ¢d2

¦g2+ 23. ¢c3 ¤d5+ 24. ¢b3 ¦g4

25. c3 ¤xc7 26. ¤xc7 ¢xc7 27.

£e2 b5 28. ¥f4+ ¢b7 29. ¥d2

£d5+ 30. ¢c2 h5 31. ¤f2 ¦g2 32.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 97

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

97

¦g1 ¦e8 33. ¦xg2 £xg2 34. £xh5

£xf2 35. £xe8 £f5+ 36. ¢b3

£d5+ 37. ¢c2 £e4+ 38. ¢d1

£f3+ 39. ¢e1 £h1+ 40. ¢e2

£e4+ 41. ¥e3 £c2+ 42. ¥d2

£e4+ 43. ¥e3 £c2+ 44. ¢f1

£d3+ 45. ¢f2 £f5+ 46. ¢e1 ¢c7

47. d5 ¤e5 48. £a8 ¤c4 49.

£xa7+ ¢c8 50. £a8+ ¢c7 51.

£c6+ ¢d8 52. dxe6 ¤e5 53. ¥b6+

¢e7 54. ¥c5+ 1–0; Hakan Windfridsson-Bjorn

Thorfinnsson; VIII

Abierto Monarch Assurance, 8ª

ronda, Port Erin, Isla de Man (Islas

Británicas), 1999.

➪ 4. ¢e2 d5!

Esto es considerado como lo

único que realmente permite al

negro mantener la iniciativa. Pero

también se han jugado las siguientes

alternativas:

A) 4 ... d6 5. ¤f3 ¥g4 6. ¤d5

(6. d4 ¤c6 7. ¥xf4 f5 8. £d2 ¤f6

9. exf5 0–0–0 10. g3 £h5 1/2–1/2

en 30 jugadas; Yuri Averbaj-Petar

Trifunovic; Yugoslavia contra la

URSS, Rijeka (Croacia), 1963; según

Keres, una posición impensada

en el gambito de Steinitz.) 6 ...

¥xf3+ (6 ... ¤a6 7. ¤xf4 f5 8. d3

0–0–0 y según Keres, las negras

están mejor.) 7. gxf3 ¢d8 8. d3 g5

9. ¥d2 ¥g7 10. ¥e1 £h5 11. h4±

1–0 en 22 jugadas; Keres-Werner

Eberhard Kunerth; partida jugada

por correspondencia, 1935.

B) 4 ... £e7!? Un plan interesante

que encontramos en una reciente

partida de Bacrot, que

quedó mejor después de 5. d4

¤f6 6. e5 d6 7. ¤f3 dxe5 8. dxe5

g5! 0–1 en 28 jugadas; Christian

Bauer-Etienne Bracot; III Chess

Masters, 3ª ronda, Enghien-les-

Bains (Francia), 1999.

C) 4 ... ¥b4 5. ¤d5 ¥d6 6.

¤f3 £g4 7. d4 c6 8. ¤c3 ¤e7 9.

¢f2 0–0 10. e5 ¥c7 11. g3 d5 12.

exd6 ¥xd6 13. ¤e4 fxg3+ 14.

hxg3 ¤f5 15. ¥f4 ¥xf4 16. gxf4

£xf4 17. £d3 ¤a6 18. c3 c5 19.

¦e1 cxd4 20. ¥h3 ¤c5 21. ¤xc5

£g3+ 22. ¢e2 1–0 en 62 jugadas;

Keres-Menke; partida jugada por

correspondencia, 1932.

➪ 5. ¤xd5 ¥g4+ 6. ¤f3

Alcanzándose un punto culminante

de la variante. A partir de

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

aquí las negras disponen de tres

movimientos muy bien estudiados,

que son los siguientes:

Variante 6 ... ¤a6

Una respuesta natural, pero

que no aporta ventajas a las negras.

➪ 7. d4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 98

98

LOS APORTES DE PAUL KERES

Keres cita aquí la partida Mason

Rosenthal, París 1878, indicando

que continuó con 7. ¤xf4

¥xf3+ (7 ... ¤f6 8. d3 0–0–0 9.

¥d2 g5) 8. ¢xf3 ¤f6 9. ¥c4 0–0–0

10. d4 con ventaja.

Sin embargo, nosotros sólo conocíamos

una partida de James

Mason –al que también se atribuye

la paternidad de este sistema–

contra Rosenthal, en la que se hizo

7. d4 y se continuó con:

➪ 7 ... ¤f6 8. ¤xf6+ £xf6 9.

c3

O también 9. ¢f2 0–0–0 10. e5

y el blanco está mejor. Willemson-Eckel;

partida jugada por correspondencia,

1931.

El resto de la partida fue como

sigue.

➪ 9 ... 0–0–0 10. ¢f2 ¤c5 11.

£c2 ¥xf3 12. gxf3 ¤e6 13. ¥h3

¢b8 14. ¥xe6 fxe6 15. b4 e5 16.

d5 h5 17. ¥d2 g5 18. ¦ag1 g4 19.

£d3 ¦g8 20. ¥e1 c6 21. c4 cxd5

22. exd5 ¥xb4 23. ¥xb4 £b6+ 24.

c5 £xb4 25. ¦c1 ¦xd5 26. £c3

¦d2+ 27. ¢e1 £xc3 28. ¦xc3

¦xa2 0–1; Mason-Rosenthal; 3ª

ronda del Torneo de París, 1878.

Variante 6 ... ¤c6

Ahora la práctica nos aporta

las siguientes continuaciones:

A) 7. ¤xc7+ ¢d8 (7 ... ¢d7?!

8. ¤xa8 ¤e5 9. d4 ¤xf3 10. gxf3

¥xf3+ 11. ¢xf3 £h5+ 12. ¢f2

£xd1 13. ¥b5+, etc) 8. ¤xa8 ¤e5

(8 ... ¤d4+!? 9. ¢d3 £f6 10. c3

£a6+ 11. c4 ¥c5 12. b4 ¤f6 13.

bxc5 ¤xe4 14. £e1 ¦e8 15. £xe4

¦xe4 16. ¢xe4 ¤xf3 17. gxf3 y según

Keres las blancas tienen posibilidades

de rechazar el ataque adversario.

Jago-Littlewood; partida

jugada por correspondencia, 1964-

65) 9. h3 (9. £e1! 9 ... ¤xf3 10.

£xh4+ ¤xh4+ 11. ¢e1 las blancas

pierden el caballo que está en a8,

pero tienen cierta compensación,

ya que sus peones centrales son

muy fuertes. (Pachmann) 9 ... ¥h5

(9 ... ¥xf3+ 10. gxf3 £g3 11. d3

£xf3+ 12. ¢e1 £xh1 13. ¥xf4

¤f3+ Kuindchi-Gusev, Moscú

1970. 14. ¢e2! ¥c5 15. c3 ¤f6 16.

£a4 con juego complicado) 10.

d4! (10. ¦g1? £g3 11. £e1 ¤xf3

12. gxf3 £xf3 y ¡mate!, las negras

tienen ventaja; 0–1 en 52 jugadas;

Keres-Kunerth, partida por correspondencia,

1935. La información

llega a nosotros a través de las bases

de datos, pero Keres, aunque

hace referencia parcialmente a la

variante, no hace mención a esta

partida, en la que supuestamente

recibe mate. Si lo omitió intencionalmente,

bienvenido sea, pues

nos deja conocer que el maestro,

como todo humano, también tenía

su poquito de vanidad) 10 ... ¤xf3

11. gxf3 ¥xf3+ 12. ¢xf3 £h5+ 13.

¢g2 £xd1 14. ¥d3 £h5 15. ¥xf4

Y según Keres, las blancas no

están peor. Jago-Thomas, Corr

1966. La Pequeña Enciclopedia de

Aperturas, editada por Estrín, incluye

la misma partida, pero con

fecha de 1954.

B) 7. c3 0–0–0 8. £e1 £xe1+

9. ¢xe1 f5 10. ¤g5 fxe4 11. ¤xf4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 99

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

99

¥d6 12. d4 exd3 13. ¤f7 ¤f6!.

Análisis de Estrín.

C) 7. d4 0–0–0 y ahora:

c 1 ) 8. c3 ¥d6 (8 ... f5 9. £d3

¤f6 10. ¤xf6 gxf6 11. ¥xf4 fxe4

12. £xe4 ¥h6 , las negras tienen

ventaja; 0–1 en 52 jugadas; Keres-

Kunerth; partida jugada por correspondencia,

1935) 9. ¢d3 £h6

10. ¢c2 Las blancas están bien.

Keres-Menke; partida jugada por

correspondencia, 1936.

c 2 ) 8. ¢d3 £h5 (8 ... f5 9. £e2

[Aquí Keres propone 9. c4] 9 ...

fxe4+ 10. £xe4 ¥xf3 11. £xf3

¦xd5; 1–0; Frank Arthur Crowl-

Cecil John Seddon Purdy; partida

jugada por correspondencia,

1936). 9. c4 g5 10. ¥e2 f5 11. e5

¤ge7 12. h3 £g6 13. ¤xe7+ ¥xe7

14. d5 ¥xf3 15. gxf3 ¤xe5+ 16.

¢c2 ¦he8 17. ¥d2 c6 18. £g1 b6

19. ¥c3 cxd5 20. cxd5 ¦xd5 21.

¦d1 ¦c5 22. ¢b1 ¤c6 23. ¦h2 ¢c7

24. ¥a6 y aún con dos peones de

menos, y el rey no menos expuesto,

las blancas lograron ganar 22

jugadas después. George Brunton

Fraser-J. Birks; partida jugada por

correspondencia, 1896.

Variante 6 ... ¥d6

Considerada por la mayoría

de los autores como lo más indicado.

Ahora se suele continuar

con 7. d4, con las siguientes variantes:

A) 7 ... ¤c6 8. c3! (8. e5

0–0–0! 9. ¥xf4 [9. exd6 ¦xd6 10.

c4 ¤f6 con fuerte ataque.] 9 ...

¤ge7 10. c4 1–0 en 31 jugadas;

Spasski-Furman; semifinales del

XVI Campeonato de la URSS, Reval,

1959). 8 ... 0–0–0 9. ¢d3 £h6

10. ¢c2 ¥e6 11. g3 £g6 (hasta

aquí hemos seguido la partida

Vesmina Shikova-Gertrude

Baumstark; Pernik [Bulgaria],

1972 que ganó Baumstark en 27

jugadas). 12. ¥d3! f5 13. ¤h4!

£f7 14. ¤xf4, Eugeni Svéshnikov.

B) 7 ... ¤e7 8. ¤xf4! ¥xf3+ 9.

¢xf3 f5 10. exf5 (10. e5?! £g4+

11. ¢f2) 10 ... ¤xf5 11. ¥c4 ¤c6

12. £e1+±, Soloriov-Varechki,

Moscú, 1979.

C) 7 ... ¤f6 8. ¤xf6+ gxf6 (8

... £xf6 9. e5 £e6 10. ¢f2 ¥e7 11.

¥xf4 g5 12. ¥e3 f6 13. ¥e2 ¤d7

14. d5 £g8 15. e6 ¤c5 16. ¥b5+

¢f8 17. £d4 y la posición del

blanco es excelente; 1–0 en 30 jugadas;

Wheeler-Fraser; partida jugada

por correspondencia, 1896)

9. c3 (9. ¢d3 £h5 10. ¥e2 ¤a6

11. c3 0–0–0 12. ¢c2 ¦he8 13. h3±;

1–0 en 25 jugadas; Dan Hansson-

Johnny Ivarsson; Estocolmo,

1975) 9... ¥xf3+. Esnaola da mejor

juego para el blanco. 1–0 en 33

jugadas; Bronstein-Alatortsev;

XIV Campeonato de la URSS,

Moscú, 1945.

En resumen, la variante 3. ¤c3

se ha continuado empleando y decenas

de partidas de fecha reciente

pueden encontrarse en cualquier

base de datos contemporánea.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 100

Gambito Letón

A la hora de valorar la obra de

Paul Keres no podemos limitarnos

exclusivamente a sus aportes directos

sobre el tablero, sino que es

importante reflejar de alguna manera

sus estudios teóricos, trasmitidos

a través de su obra escrita.

Tal es el caso del controvertido

Gambito Letón.

Durante muchos años el endemoniado

gambito ha sido practicado

fundamentalmente en el

ajedrez por correspondencia, de

manera que más del 90% del millar

de partidas conocidas, han sido

desarrolladas dentro de esta

modalidad de juego.

Por tanto, era de suponer que

Keres hubiese empleado esta defensa

con relativa frecuencia, pero

ocurre que, hasta el momento, sólo

hemos logrado encontrar una partida

jugada por él en sus años de

ajedrecista postal, aunque estamos

seguros de que tienen que haber

sido publicadas otras, ocultas hoy

entre los papeles del tiempo.

Veamos cómo ganó Keres en

esa memorable partida.

B. Miller-Paul Keres

Partida jugada por

correspondencia, 1934

1. e4 e5 2. ¤f3 f5 3. ¥c4 fxe4 4.

¤xe5 £g5 5. d4 £xg2 6. £h5+ g6

7. ¥f7+ ¢d8 8. ¥xg6 £xh1+ 9.

¢e2 £xc1 10. ¤f7+ ¢e8 11.

£e5+ ¥e7 12. ¤c3 £xc2+ 13.

¢e1 hxg6 14. ¤xh8 £xb2 0-1.

Pero lo más importante no está

precisamente en los resultados

que Keres haya podido obtener,

ni la introducción de novedades

sobre el tablero. De hecho, el desarrollo

de la anterior partida dista

mucho de los conocimientos

teóricos actuales.

Nos interesa en este caso destacar

los aportes que realizó Keres a

través de sus libros, dejando extensos

estudios que sirvieron de pauta

a otros investigadores, y sobre todo

a muchos ajedrecistas postales que

siguen el desarrollo del Gambito

Letón en todo el mundo.

Si lo valoramos desde el estado

actual de la teoría, muchas de sus

notas han sido mejoradas de una u

otra manera, como consecuencia

natural del interés despertado por

la obra en sí misma; es esta evolución

del desarrollo del gambito,

sobre todo en la práctica de torneos,

la que deseamos presentar en

las páginas que siguen.

Variante Keres

Después de las jugadas 1. e4 e5

2. ¤f3 f5!? se alcanza la posición

básica del gambito, y corresponde


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 101

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

101

a las blancas la decisión de cómo

enfrentar el reto que han recibido.

A partir de aquí éstas disponen

de diversas alternativas, en su

mayoría ampliamente estudiadas,

y todas, de alguna manera, tratadas

por Keres. Nos referimos a las

continuaciones: 3. ¤xe5; 3. ¤c3;

3. exf5; 3. d4 y 3. ¥c4.

Pero fue precisamente esta última,

inicialmente conocida como

variante antigua, en la que mayor

trascendencia alcanzaron sus escritos,

dado que en ellos Keres

presenta continuaciones que dan

por ventajoso el juego blanco, y

sienten la muerte indirecta de la

variante.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Fue después de la publicación

de estos estudios que esta línea

comenzó a ser conocida con su

nombre, y muchos anunciaron la

desaparición definitiva del Gambito

Letón, pero transcurridos

tres decenios, hoy se dice exactamente

todo lo contrario: la jugada

3. ¥c4 no es suficiente para frenar

las complicadas maniobras

del juego negro.

En las líneas que siguen resumiremos

los aspectos más importantes

de la experiencia acumulada

a partir de los estudios de Keres,

tratando, dentro de lo posible,

de incluir ejemplos de competiciones

recientes, con el propósito

de demostrar que en este gambito

–y contra la opinión de muchos

que lo menosprecian– aún queda

mucha tela que cortar.

Comenzaremos por transcribir

lo esencial de lo planteado

por Keres en los trabajos de referencia.

La continuación fundamental

es la siguiente.

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 f5 3. ¥c4

fxe4

Esta parece una respuesta

prácticamente forzada, pero en

cierto momento se tomó muy en

serio la continuación 3 ... b5!?,conocida

como Variante Strautins.

Como llamado a la reflexión incluimos

un par de ejemplos favorables

al negro:

A) 4. ¥xb5 fxe4 5. ¤xe5 £g5

6. d4 £xg2 7. £h5+ g6 8. ¤xg6

£xh1+ 9. ¥f1 hxg6 10. £xh8 ¢f7

11. ¥f4 d6 12. ¤d2 ¥g4 13. a4

¥h5! 14. ¥g5 ¥g7 15. £h7 ¤d7

16. c3 ¤df6 17. ¥xf6 ¤xf6 18. ¦c1

0–1; Rudolf Schwibbe-Pablo

Atars; Torneo por correspondencia

a la memoria de Karl Behting,

1971.

B) 4. ¥xg8 ¦xg8 5. £e2 £e7

6. £xb5 ¤c6 7. £d5 fxe4 8. ¤xe5

£xe5 9. £xg8 ¤b4 10. ¢d1? £f5

11. ¤a3 d5 12. ¤b5 £xf2 13.

¤xc7+ ¢e7 14. ¤xd5+ ¤xd5 15.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 102

102

LOS APORTES DE PAUL KERES

h3 ¥g4+! 16. hxg4 ¤e3+! 17. dxe3

¦d8+ 0–1; L. Siegers-Carlos Amilibia;

Torneo por correspondencia a

la memoria de Karl Behting, 1971.

➪ 4. ¤xe5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

La posición alcanzada es el

punto de definición más importante

para el futuro mismo de la

variante. En tiempos de Keres las

negras jugaban casi exclusivamente

4 ... £g5 5. d4 £xg2 6.

£h5+ g6 7. ¥f7+ ¢d8 8. ¥xg6

£xh1+ 9. ¢e2 llegándose al punto

donde la decisión de las negras

define el curso –y también el resultado–

de la partida.

En sus análisis Keres daba como

variante principal la continuación

9 ... £xc1 10. ¤f7+ ¢e8 11.

¤xh8+ hxg6 12. £xg6+ ¢d8 13.

¤f7+ ¢e7 14. ¤c3! £xc2+ 15.

¢e1 d6 16. ¤d5+ ¢d7 17. £xg8

£xb2 18. ¦d1, y declaraba el juego

favorable a las blancas.

Pero también incluyó la continuación

9 ... c6 que da mayores posibilidades

al negro, aunque después

de 10. ¤c3 ¤f6 11. £h4! se

afirma que el juego blanco es supe-

rior, dado que nada se logra con

11. ¥g5 £xa1 12. ¥xf6+ ¢c7 13.

¤f7 ¥b4! 14. £xh7 (14. £e5+ d6

15. £e7+ ¤d7 16. ¥xh8 ¥xc3 17.

£d8+ ¢b8 18. bxc3 £xc3 y el rey

negro se escapa; 14. ¥xh8 hxg6 15.

£g5! b6 16. ¤xe4 ¥a6+ 17. ¢f3

£h1+ el cambio de damas es inevitable

gana el negro.) 14 ... ¥xc3 15.

bxc3 ¦f8 y las negras mantienen la

ventaja material. 0–1 en 27 jugadas;

David Neil Levy-Ferdinand

Strobel;Ybbs (Austria), 1968.

En esta última variante, luego

de 11. £h4!, Keres sigue con la

referencia 11 ... ¥e7 12. ¥g5!

£xa1 13. ¥xf6 ¥xf6 14. £xf6+

¢c7 15. ¤c4 b6 16. £e5+ d6 17.

¤b5+! ¢b7 18. ¤cxd6+ y mate

en la próxima. 1–0; Ojar Purins-

Imants Eglitis; Torneo por correspondencia

a la memoria de Karl

Behting, 1971.

En una partida relativamente

reciente se optó por 11 ... ¦g8 12.

¥g5 £xa1 13. ¥xf6+ ¥e7 (13 ...

¢c7 14. ¥d8+ ¢d6 15. £f6#) 14.

¥xe7+ ¢c7 15. £f4 b6 (15 ... ¢b6

16. ¤c4+ ¢a6 17. £c7! b6 18. ¥c5

d5 19. ¤xb6 ¥b7 [19 ... axb6 20.

£xb6#] 20. ¤xa8 con ventaja decisiva.)

16. ¤c4+ ¢b7 17. ¤d6+

¢a6 18. ¥xe4 £xb2 19. ¥d3+ b5

20. ¤cxb5 cxb5 21. ¥xb5+ £xb5+

22. ¤xb5 ¢xb5 23. £e5+ ¢a6 24.

c4 d5 25. £xd5 ¥d7 26. £xg8 1–0;

Eugen Flueras-Anton Sperdea;

partida jugada por correspondencia,

Rumanía, 1991.

Las negras por su parte han

tratado de evitar esta continuación

haciendo en la décima jugada


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 103

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

103

10 ... e3, pero esto tampoco parece

resultar favorable, como se puede

apreciar en las siguientes notas.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

11. ¥xe3

No parece mejor 11. ¤f7+

¢c7 con las siguientes alternativas:

A) 12. ¥xe3 £xa1 13. ¥f4+?

(13. £g5) 13 ... d6 14. £g5 ¥g4+

15. £xg4 hxg6 16. ¤xh8 ¤d7 17.

£xg6 ¤gf6 18. ¢d2 ¦e8 0–1; Gereld

Stokes Benner-Leonids Breibergs;

partida jugada por correspondencia,

EE. UU., 1965.

B) 12. ¥e4 £g1 13. £h4

£xf2+ 14. £xf2 exf2 15. ¥f4+ d6

16. ¤xh8 ¤f6 17. ¤f7 ¥g4+ 18.

¢xf2 ¤bd7 19. ¦g1 ¦e8 20. ¥xh7

¥h5 21. ¤g5 ¤g4+ 22. ¢g3 ¥g7

23. ¥xd6+ ¢xd6 24. ¤ce4+ ¢c7

25. c3 ¤df6 26. ¤xf6 ¤xf6 27.

¥f5 ¥h6 0–1; F. Borsdorff-Larry

Alberts; Torneo por correspondencia

a la memoria de Karl Behting,

1967.

C) 12. £h4 ¥e7 13. £g3+ d6

14. ¥e4 ¥g4+ 15. £xg4 ¤f6 16.

£e6 ¤xe4 17. £xe7+ ¤d7 18.

£xe4 £xh2 19. ¤xh8 £xf2+ 20.

¢d3 £f1+ 21. ¢xe3 ¦xh8 22. b3

¦f8 23. ¢d2 d5 24. ¤xd5+ cxd5

25. £xd5 b5 26. ¢c3 £e2 27. ¥a3

¦f3+ 28. ¢b2 ¦f6 29. ¦g1 ¦c6 30.

¥c5 a5 31. ¦g7 £e6 32. £xe6

¦xe6 33. ¦xh7 1–0; Viliams Strelis-Alberts;

Torneo por correspondencia

a la memoria de Karl

Behting, 1970.

11 ... £xa1 12. £g5+ ¢c7 13.

¤f7 ¥e7

Una lluvia de piezas cayó sobre

el rey negro luego de 13 ... b5

14. ¤xb5+ cxb5 15. ¥f4+ ¢b6 16.

£d8+, y no pudo rechazar la invitación

a un paseo por el flanco

dama: 16 ... ¢b7 17. £c7+ ¢a6 18.

£xc8+ ¢a5 19. ¥c7+ ¢a4 20. b3+

¢a3 21. £xf8+ ¢xa2; pero el Letón

es como una especie de caverna

desconocida, en la que nada

queda definido hasta el último

segundo: 22. ¥e4 ¤f6 23. £xh8

¤xe4 24. ¥xb8 £b2 25. £e5

£xc2+ 26. ¢f3 d5 27. b4 £xf2+

28. ¢g4 £xf7 29. h4 £g8+ 30.

¢h3 ¦xb8 31. £h2+ ¢b3 0–1;

Erik Lundin-Viktors Pupols; EE.

UU., 1966.

14. ¥f4+

En este tipo de combate «cuerpo

a cuerpo» no siempre funcionan

jugadas como 14. d5, porque

el negro, como si se tratara de un

resorte comprimido, siempre tiene

sus piezas dispuestas para el contraataque:

14 ... d6 (14 ... ¥xg5? 15.

d6#) 15. £g3 hxg6 16. ¥c5 ¥f5 17.

¤xd6 ¢d7 18. £e5 ¤a6 19. ¤ce4

¥g4+ 20. ¢d2 £d1+ 21. ¢e3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 104

104

LOS APORTES DE PAUL KERES

£e2+ 22. ¢f4 ¦f8+ 23. ¢g3 £f3#

0–1; J. Whittemore-Dreibergs; partida

jugada por correspondencia,

EE. UU., 1961.

14 ... ¢b6 15. ¤a4+ ¢a6 16.

¥d3+ b5 17. ¤c5+

Aquí se jugó hace muchos

años 17. £e5! ¤f6 18. c4! d5 19.

cxb5+ cxb5 20. £xe7! ¥g4+! (Si

20 ... ¦e8 hay mate luego de 21.

¤c5+) 21. f3 ¥xf3+ 22. ¢f2!!

¤g4+ 23. ¢xf3 £d1+ 24. ¥e2

¤xh2+ 25. ¢g2! ¦g8+ 26. ¢h3! (Si

26. ¢xh2 hay mate en 4 jugadas)

26 ... £xd4 27. ¤c5+ 1–0; José Antonio

Copie-Fernando Alba; Torneo

por correspondencia a la memoria

de Karl Behting, 1971.

17 ... ¢b6 18. ¤d6 ¤a6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

19. ¤c4+!! bxc4 20. ¤a4+ ¢b7

21. £b5+! cxb5 22. ¥e4+ 1–0;

Heinrich Repp-Paschitta; partida

jugada por correspondencia, Alemania,

1991.

Todo lo anterior ha sido en relación

a la variante 4 ... £g5,pero

ya en esa época se empezaba a

conocer la continuación de Svedenborg:

➪ 4 ... d5!?

Sobre la que Keres se limita a

comentar de pasada, incluyendo la

continuación 5. £h5+ g6 6. ¤xg6...

seguían los análisis de Keres con 6.

¤f6 7. £e5+ ¥e7 8. ¥b5+ c6 9.

¤xe7 £xe7 10. £xe7+ ¢xe7 11.

¥e2 ¦g8 12. g3, con ventaja blanca,

aunque en sus análisis Gunderam

afirma que con 12 ... c5, seguido

de ... ¤c6 y ... ¥h3, las negras

tienen compensación por el peón.

Sin embargo, prácticamente

nada comenta Keres respecto de

la jugada:

➪ 6 ... hxg6 !?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

A partir de este momento las

blancas se encuentran ante otra

bifurcación de especial trascendencia,

por cuanto existen discrepancias

sobre si deben aceptar el

regalo y tomar la torre, o hacerse

de varios peones tomando el peón

de g6 a cambio de la pieza.

Lo extraordinario —y contradictorio—

de la posición es que,

ante los ojos de los no familiariza-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 105

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

105

dos con estos esquemas «fantasmagóricos»,

todo parece indicar

que las negras se encuentran en

una situación desastrosa: el enroque

destruido, con el rey «corriendo»

por el centro del tablero,

el flanco dama intacto, desventaja

material, etc.

Pero si atendemos a las estadísticas

de más de 50 partidas jugadas

en los últimos 20 años, ocurre

exactamente lo contrario: son

las blancas las que terminan por

estar perdidas en las próximas 15

ó 20 jugadas.

Para ilustrar esta afirmación

–que por supuesto, no es definitiva–

comentaremos por separado

ambas alternativas.

Variante 7. £xh8

En este caso las negras especulan

con la posición aislada de la

dama, a cambio buscan obtener

un rápido desarrollo de sus piezas,

aunque a costa de quedar con el

enroque destrozado, y calidad y

peón de menos. Realmente casi

nada...

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Recuerdo que en cierta ocasión

alcancé esta posición, con negras,

en un torneo local de ajedrez, y todos

los participantes pasaban por

mi mesa para enterarse de lo que

sucedía. Me levanté unos minutos

para enriquecer mi ego, disfrutando

de aquella momentánea popularidad;

en tanto, mi opositor “se

comía” los minutos de su reloj.

De inmediato algunos de los

presentes vinieron a preguntarme

cómo era posible que hubiese llegado,

tan rápido, «a una situación

tan desesperada», y me limité a

responder con aire autosuficiente:

«ésa es una posición teórica...

las blancas están perdidas». Por

supuesto, nadie lo podía creer, pero

una hora después mi contrario

abandonaba, entre confundido y

perplejo, y este humilde autor recibía

una lluvia de elogios, como

si hubiese ganado el campeonato

mundial.

➪ 7 ... ¢f7 8. £d4

También se ha probado sin

éxito la retirada 8. ¥e2. Un ejemplo

puede ilustrar las posibilidades

de ambas partes luego de 8 ...

¥g7 9. £h7 ¤c6 10. ¤c3 ¥e6 11.

b3 ¤d4 12. 0–0 £d6 13. £h4 ¤e7

14. ¥g4 ¤ef5 15. ¥xf5 ¤xf5 16.

£g5 ¦h8 17. h3 ¤d4 18. £g3 ¥e5

19. f4 exf3 20. ¦xf3+ ¢g7 21. £f2

¤xf3+ 22. £xf3 ¦f8 23. £e2

¥d4+ 0–1; A. Padula-Walther; V

Final mundial del Gambito Letón

por correspondencia, 1975.

➪ 8 ... ¥e6


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 106

106

LOS APORTES DE PAUL KERES

Aquí existe la recomendación

8 ... ¤f6!?, pero no conocemos

experiencias prácticas en torneos.

➪ 9. ¥b3

En muchas partidas se ha probado

sin suerte 9. ¥e2. Así jugaba

Paul Svedenborg, padre de la variante,

y ahora 9 ... ¤c6 10. £e3

¥h6 11. f4 (11. £g3 ¤ge7 12. ¥g4

¤f5 13. ¥xf5 gxf5 14. f4 d4 15. b3

¤b4 16. ¤a3 £f6 17. ¥b2 ¦g8 18.

£f2 e3; 0–1; L. Korsmaa-Ernst

Grobe; Torneo por correspondencia

a la memoria de Karl Behting,

1971] 11 ... d4 12. £f2 ¤f6 13. h3

(13. c3 d3 14. ¥d1 £d5!? 15. h3

¦h8 16. b4 ¥f8 17. ¦g1 ¥e7! 18.

¥b3 £h5 19. g4?! £xh3 20. ¦g3

¤xg4! 21. ¦xh3 ¦xh3 22. ¥xe6+

¢xe6 23. £g2 ¥h4+ 24. ¢f1 ¦f3+

25. ¢g1 ¦xf4 26. ¤a3 ¤ce5 27.

¥b2 ¤f3+ 28. ¢f1 e3!; 0–1; Gerardo

Pérez-Francisco Acosta Ruiz;

partida jugada por correspondencia,

Cuba, 1975 (13 ... d3 14. cxd3

exd3 15. ¥f3 ¤d4 16. ¤a3 ¥f8 17.

f5 gxf5 18. b4 ¥xb4 19. 0–0 ¤xf3+

20. gxf3 £f8 0–1; Keijo Blomberg-

Paul Svedenborg; Noruega, 1972.

Pero la más moderna recomendación

es hacer 9. ¥xd5!, como en

la partida J. A. Clayton-G. Chandler;

partida jugada por correspondencia,

Escocia, 1991/1992, que

continuó con 9 ... £xd5 (9 ...

¥xd5? 10. c4) 10. £xd5 ¥xd5 11.

¤c3 ¥c6 12. f3! ¤f6 13. ¤xe4

¤xe4 14. fxe4 ¥xe4 15. 0–0+ ¢g7

16. d3 ¥c5+ (16 ... ¥c6 17. ¥h6+

¢xh6 18. ¦xf8+-) 17. ¢h1 ¥c6 18.

¥f4 ¤d7 19. ¥xc7 ¦c8 20. ¥g3

¥d4 21. c3 ¥e5 22. ¦ae1 ¥xg3 23.

¦e7+ ¢h6 24. hxg3 ¤c5 25. d4

¤e4 26. ¢h2 ¦h8 27. ¦f4 ¢g5+ 28.

¦h4 ¦xh4+ 29. gxh4+ ¢xh4 30. c4

¤f6 31. ¦c7 ¤g4+ 32. ¢g1 ¥e4 33.

¦e7 1–0.

➪ 9 ... c5

En otras partidas las negras

han optado por 9 ... ¤c6 10. £e3

¥h6 11. f4 con alternativas como

las siguientes:

A) 11 ... ¤f6 12. c3 ¤e7 13. d3

¤f5 14. £e2 exd3 15. £xd3 £e7

16. 0–0 £c5+ 17. ¢h1 ¤e4 18. £f3

¤eg3+ 19. hxg3 ¦h8 20. ¦f2 (20.

£f2 ¥xf4+ 21. ¢g1 ¤xg3 22. £xc5

¦h1+ 23. ¢f2 ¦xf1#) 20 ... ¥xf4+

21. ¢g1 ¥xc1 22. a4 ¥e3 23. ¢f1

¦h1+ 24. ¢e2 ¥xf2 25. £xf2

£xf2+ 26. ¢xf2 ¤d6 27. ¥c2 ¥f5

28. ¥xf5 gxf5 29. ¢e2 ¤e4 0–1; E.

Robins-Ernst Grobe; Torneo de la

ICCF (International Correspondence

Chess Federation), 1971.

B) 11 ... ¤ge7 12. 0–0 ¥g7 13. c3

¤f5 14. £e2 £h4 15. £b5 ¤cd4!!

0–1; M. Gemignani-N. Hammar;

Torneo por correspondencia a la

memoria de Karl Behting, 1973.

➪ 10. £e3 c4

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 107

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

107

➪ 11. ¥xc4!

En caso de 11. ¥a4 seguiría

11 ... £c7! 12. f4 ¥c5 13. £e2 a6

14. c3 ¤f6 15. ¥d1 ¤c6 16. £f1

d4 17. d3 exd3 18. ¥f3 ¦e8 19.

¤d2 dxc3 20. bxc3 £a5 21. ¥b2

¥g4+ 22. ¢d1 £a4+ 23. ¤b3 ¤a5

24. ¢c1 cxb3 25. ¥d1 bxa2!! 26.

¥xa4 ¥e3# 0–1; Mario Fiorito-

John Elburg; Campeonato holandés

por correspondencia, 1985.

Como línea principal hemos

estado siguiendo el curso de la

partida Vladímir Kozlov-Thomas

Svendsen; Torneo por correspondencia

a la memoria de Pablo

Atars, 1990, que concluyó en tablas

luego de 11 ... dxc4 12. ¤c3

¥h6 13. £xe4 ¤c6 (13 ... ¤f6!? 14.

£xb7+ ¤bd7) 14. d3 ¤f6 15. £h4

¤d4! 16. 0–0 ¤f5 17. £h3 ¥g7 18.

£f3 £d7 19. ¥e3 cxd3 20. ¦ad1

¤xe3 21. £xe3 ¦h8! 22. ¦xd3 £c7

23. £g3 £xg3 24. ¦xg3 ¦d8 25.

¦d1 ¦xd1+ 26. ¤xd1 ¤e4 27. ¦d3

¤c5 28. ¦f3+ ¢e7 29. ¤e3?! ¥xb2

30. c4 ¥d4 31. ¤d5+ ¥xd5 32.

cxd5 ¤e4 33. ¦f4 ¤c3 34. ¢f1

¥f6! 35. d6+ ¢e6 36. ¦g4 g5 37. a4

¢xd6 38. ¢e1 a6 (38 ... ¢c5!?) 39.

f4 gxf4 40. ¦xf4 ¥e5 41. ¦h4 b5

42. axb5 axb5 (42 ... a5!?) 43. ¢d2

¤d5 44. g4 b4 45. ¢c2 ¥f6 46. ¦h6

¢e7 47. ¢b3 ¤e3 48. ¢xb4.

Variante 7. £xg6+

A todas luces resulta realmente

increíble que después de esta

jugada las negras no estén irremediablemente

perdidas.

A cambio de una pieza, las blancas

dejan al negro sin peones en el

flanco rey, y con la probabilidad de

capturar alguno que otro adicional;

pero resulta que las estadísticas inclinan

la balanza de resultados a favor

del segundo jugador.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Al parecer, la cuestión radica

en que, entretenidas en la recolección

de peones, las blancas no

sólo no han desarrollado sus piezas,

sino que resulta que ahora

son sus propios peones los que le

dificultan un rápido avance hacia

el desprotegido rey contrario.

De cierta manera, este total

desprecio por los peones parece

beneficiar a las negras, que disponen

ahora de todo el tablero para

mover rápidamente sus piezas,

comandadas personalmente por

el Rey, en medio de la batalla, recordando

la clásica imagen cinematográfica

de los ataques de

pieles rojas, en las películas del

Oeste; o quizás y con más razón

una de aquellas terribles «cargas

al machete», que inauguró el general

Máximo Gómez, el pasado

siglo, en la manigua cubana.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 108

108

LOS APORTES DE PAUL KERES

De parte de quién está la razón

lo dirán los estudios de los

próximos años. Por el momento

nos limitaremos a presentar algunos

ejemplos, que seguramente

resultarán asombrosos e impensables

para los ajedrecistas de almas

tranquilas.

➪ 7 ... ¢d7

Aunque se ha practicado 7 ...

¢e7?! después de 8. d4! las negras

suelen quedar en una situación

muy comprometida. Por ejemplo:

8 ... £d6 (8 ... ¤d7 9. ¥xd5 £e8

10. £xe4+ ¢d8 11. £xe8+ ¢xe8

12. 0–0 ¥d6 13. ¦e1+ ¢f8 14. g3

¤df6 15. ¥g2 c6 16. ¤d2 ¥f5 17.

¤c4 ¥c7 18. c3 ¤e7 19. ¥g5; y las

negras abandonaron; Bet-Manrique;

Preliminares del III Latinoamericano,

1973) 9. ¥g5+ ¢d7 (9 ...

¤f6 10. ¥xd5 ¦h6 11. £f7+ ¢d8

12. ¤c3 £e7 13. 0–0–0 £xf7 14.

¥xf7 ¦h7 15. ¥xf6+ ¥e7 16.

¥xe7+ ; y las negras abandonaron;

De Pieto-F. Lugo; Preliminares,

Gambito Letón, 1973) 10. £f5+

¢c6 11. £xc8 dxc4 12. ¤c3 ¤e7

13. d5+! ¢b6 14. ¥e3+ ¢a6 15.

£g4 £g6 16. £e2 b5 17. a4 £xg2

18. axb5+ ¢b7 19. 0–0–0 ¦xh2 20.

¦hg1 £h3 21. d6! ¤f5 22. £xc4

¤xd6 23. ¦xd6 ¥xd6 24. £d5+ c6

25. ¦g7+ ¥c7 26. bxc6+ ¤xc6 27.

£b5+ ¢c8 28. £xc6 ; y las negras

abandonaron; Bet-Lajos; Por equipos,

Gambito Letón, 1972/1973.

Aún así un último ejemplo pudiera

servir para alertar sobre las

complejidades ocultas de que disponen

las negras : 7 ... ¢e7?! 8.

d4! dxc4 9. ¥g5+ ¢d7 10. ¥xd8

¢xd8 11. ¤c3 a5 12. 0-0-0 ¦a6 13.

£xe4 ¤f6 14. £e2 ¥h6+ 15. ¢b1

¦c6 16. ¦he1 ¦e8 17. £f1 ¦xe1

18. ¦xe1 ¥e6 19. f4 ¤bd7 20. h3

b5!? 21. g4!?, con juego complicado,

al final vencieron las negras.

Elburg-Ido Oren; partida jugada

por correspondencia, 1990.

➪ 8. ¥xd5

No hay muchas experiencias

con 8. £f5+ ¢c6 (8 ... ¢e8 9.

£e5+ ¤e7 10. £xh8 dxc4, las

blancas están mejor) 9. ¥xd5+

£xd5 Y ahora hay dos posibilidades

para el blanco: 10. £xf8 ¤e7

ó 10. £xc8 ¤d7. En ambos casos

con posición complicada.

➪ 8 ... ¤f6 9. ¥xe4

La otra alternativa frecuente

es 9. ¤c3 a lo que el negro debe

responder con 9 ... £e7. Todo parece

indicar que la dama debe

ocupar esta posición cuanto antes,

para preparar adicionalmente

la comunicación de las torres, entre

otras ventajas.

Personalmente pensaba que

también era posible adelantar el

desarrollo, a cuenta de la incómoda

posición de la dama blanca,

haciendo 9 ... ¤c6 10. d3 ¤e5 11.

£f5+ ¢d6 12. ¤xe4+ ¤xe4 13.

£xe4 ¦h4 14. f4 ¤g4 15. g3, pero

lo cierto es que el blanco no se

encuentra en peor situación que

en otras variantes que veremos.

Por esto, buscando complicar

la posición en una partida que jugaba

por correspondencia, inten-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 109

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

109

té desarrollar, a partir de aquí, un

peligroso ataque, y me decidí por

15 ... ¥g7!? 16. ¥c4 £h8!? 17.

gxh4 £xh4+ 18. ¢d2 c6 (necesario

para sostener la casilla d5) 19.

£g2 ¥d4!? 20. c3 ¥e3+ 21. ¢c2

b5!, es la única manera de intentar

continuar con el ataque; pero

luego de 22. ¥xb5 cxb5 las blancas

tocan «con la punta de un dedo»

el castillo de naipes sobre el

que descansa la posición 23. h3!!

El juego se paraliza porque las

negras no pueden defender al

mismo tiempo tantas piezas atacadas.

Ante esta situación, no me

quedó otra alternativa que intentar

«un asalto a la bayoneta»: 23

... ¥b7 24. £xb7 £f2+ 25. ¢b3 a5

26. £xa8 ¥b6, y si no fuese porque

las negras están perdidas, a

estas últimas jugadas habría que

agregarles un signo de admiración.

Las blancas respondieron 27

... £f8+ y en definitiva decidí

abandonar, pues luego de 28. a4

el rey blanco está a salvo. 1–0;

Humberto Fariñas Seijas-Francisco

Acosta Ruiz; Torneo por correspondencia

a la memoria de

Lascuraín, Cuba, 1995/1996.

Retornando a la subvariante,

luego de 9. ¤c3 £e7 las blancas

disponen de los siguientes caminos:

A) 10. 0–0 ¤c6 11. ¥xe4 ¤e5

12. £g3 ¦g8 13. £f4? (13. £e3)

13 ... ¢d8 14. d4 ¤eg4 15. ¦e1

£g7 16. g3 ¥d6 17. £d2 (17. £f3

¤xh2! 18. ¢xh2 ¤g4+ ∆ …¤f2)

17 ... ¤xh2!! 0–1; Druke-Kjell-

Eric Krantz; partida por correspondencia,

1990.

B) 10. ¥xe4?! ¦g8 11. £f5+

¢d8 12. £f3 ¤c6 13. 0–0 ¤d4 14.

£d3 £d6 15. b3 ¤g4 16. f4 ¥d7

17. ¥b2 £b6 18. ¢h1 ¤xh2! 19.

¢xh2 ¥c5 20. f5 ¥d6+ 21. g3

¦xg3 22. £xg3 ¥xg3+ 23. ¢xg3

£d6+ 24. ¢g2?! ¤xf5! 25. ¥xf5

¥xf5 26. d3 ¢d7 27. ¦f2 ¦g8+ 28.

¢f1 ¥h3+ 29. ¢e2 £e5+ 30. ¢d2

£g5+ 31. ¢e2 ¥g4+ 0–1; Ulrich

Nyffeler-John Elburg; Torneo de

la ICCF, 1988.

C) 10. d3 exd3+ 11. ¥e3

d2+!? (11 ... ¥h6) 12. ¢xd2 con

las siguientes posibilidades:

C 1 ) 12 ... £d6 13. £d3 (13.

£f7+ ¥e7 14. ¦ad1 ; Alejandro

Melchor Muñoz-Hauward; partida

jugada por correspondencia,

1989/1990) 13 ... ¤c6 14. ¥g5 Sture

Valentin Nyman-Svendsen;

partida jugada por correspondencia,

1990/1991.

C 2 ) 12 ... ¤xd5 13. ¤xd5 £d6

14. £d3 Sture Valentin Nyman-

Larsen 1 ; partida jugada por correspondencia,

1988.

C 3 ) 12 ... £e5 13. ¦ad1 ¤xd5

14. ¤xd5.

C 4 ) 12 ... c6!? 13. ¥b3 ¢c7 14.

¥f4+ ¢b6 15. a4! a5 16. ¥e3+ ¢c7

17. ¦ae1 £d8+ 18. ¢c1 b6 19. ¦d1

¤bd7 20. g4! ¢b7 21. g5 (21. h4!

Karl Nyman) 21 ... ¤g4 22. ¥d4

¦xh2 23. ¦hg1 ¤xf2 24. ¦d2 ¤g4

25. ¦xh2 ¤xh2 26. £h5 £c7 0–1

en 36 jugadas; Karl Nyman-Fritz

Borrman;Torneo de la ICCF, 1991.

Lo anterior han sido sólo algunos

ejemplos para ilustrar hasta


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 110

110

LOS APORTES DE PAUL KERES

qué punto existen posibilidades

ocultas en estas posiciones sui géneris,

razón de más para que sólo

se atrevan por estos caminos los

tenaces ajedrecistas postales.

➪ 9 ... £e7

En caso de 9 ... ¤xe4 se puede

seguir con 10. £f5+ (10. £xe4 ¥d6

11. £f5+ ¢c6 12. £f3+ ¢b6 13. d3

¤c6 14. ¥e3+ ¢a6 15. ¤c3 ¥d7

16. h3 b6 17. b4 ¥e5 18. d4 ¤xd4

19. ¥xd4 ¥xd4 20. £d3+ ¢b7 21.

£xd4 ¦e8+ 22. ¢f1 £e7 23. f3 ¥c6

24. ¢f2 ¦ad8 25. £f4 ¦f8 26. £e3

£h4+ 27. ¢f1 £c4+ 1–0; Gerhard

Niemand-Pablo Atars; Torneo de

la ICCF, 1971/1972) 10 ... ¢e8 11.

£xe4+ ¥e7 y por la mala posición

del rey negro, el blanco tiene ventaja.

➪ 10. d3 ¦g8 11. £f5+ ¢d8 12.

£f3 ¤c6 13. c3

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Hemos seguido la línea de la

partida Niemand-Walker; V final

mundial del Gambito Letón,

1972/1974.

El juego continuó con:

➪ 13 ... ¤e5 14. £e3 ¤xe4 15.

dxe4 ¦xg2 con posición ganadora.

Existen, naturalmente, muchas

otras variantes interesantes dentro

del Gambito Letón, que no es

nuestro propósito abordar en este

trabajo. De hecho los estudios

de Keres incluyeron las variantes

más importantes, y de alguna manera

muchas de esas ideas se

mantienen vigentes.

Es el caso específico de la Variante

3. ¤xe5, que es considerada

por muchos como la continuación

más favorable para las blancas, sobre

todo si las negras optan por la

clásica 3 ... £f6, en la que el blanco

se desempeña dentro de caminos

estratégicos menos azarosos.

Pero también el negro puede

decidirse por 3 ... ¤c6!?, y entonces

pueden aparecer muchas sorpresas

en cada casilla del tablero,

sobre todo si el blanco acepta la

provocación con 4. £h5+?!, y entra

en complicaciones que bien

pudiera evitar si se conformase

con mantener el peón y respondiera

sencillamente 4. ¤xc6!, que

aunque ha sido criticada por algunos

autores, no está claro que las

negras obtengan suficiente compensación

por el peón sacrificado,

ni existen suficientes experiencias

de torneos en los últimos años, como

para poder inclinar las opiniones

hacia uno u otro bando.

Pero el Letón es como un pozo

rico y profundo, en el que

siempre encontramos agua fresca.

Por eso los nuevos tiempos reviven

la continuación 3. ¤xe5

£e7, con ejemplos como los siguientes:


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 111

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

111

A) 4. £h5+ g6 5. ¤xg6

£xe4+ 6. ¢d1 ¤f6 7. £h4 ¤g4 8.

d3 hxg6 9. £xh8 ¤xf2+ 10. ¢d2

£e7 11. ¦g1 ¢f7 12. d4 ¥g7 13.

¥c4+ d5 14. ¥xd5+ ¥e6 15.

¥xe6+ £xe6 16. £h4 ¤c6 17. c3

¦d8 18. £xf2 ¤xd4 19. cxd4

¥xd4 20. £f3 ¥xb2+ 21. ¢c2

¥xa1 22. £b3 ¦d5 23. ¤c3 ¥xc3

24. ¢xc3 ¢e8 25. ¥d2 £c6+ 26.

¢b2 ¦xd2+ 27. ¢a1 £f6+ 28.

¢b1 £b6 29. ¦e1+ ¢d7 Christian

Dammer-Petr Zvara; 7ª ronda del

Torneo abierto de Oberwart

(Austria), julio de 1992.

B) 4. d4 ¤f6 5. ¥c4 fxe4 6.

¥f7+ ¢d8 7. ¥b3 d5 8. ¥g5 c6 9.

0-0 ¤bd7 10. f4 exf3 11. ¤xf3 h6

12. ¦e1 £f7 13. ¥h4 ¥d6 14. ¤e5

¤xe5 15. dxe5 ¥c5+ 16. ¢h1 g5

17. exf6 gxh4 18. c4 h3 19. cxd5

hxg2+ 20. ¢xg2 £g6+ 21. ¢h1

¥g4 Bogdan Podlesnik-Georg

Mohr; Liubliana, 1989.

En resumen, una y otra vez el

misterioso gambito ha caído y ha

vuelto a levantarse porque, en definitiva,

existe en su esencia un dinamismo

que conduce a posiciones

en las que las leyes clásicas

del ajedrez comienzan a resultar

contradictorias, cual si quisiéramos

aplicar las Leyes de Newton

dentro del marco de la Física

Cuántica.

Para concluir, quizás resulte

acertado mencionar aquí la apreciación

que sobre este gambito

nos dio cierta vez el gran maestro

Silvino García Martínez, cuando

consultado sobre la conveniencia

o no de la utilización de este tipo

de planteos afirmó que: «hay aperturas

mucho peores que el Gambito

Letón, en las que las negras se

pasan sufriendo todo el tiempo, y

sin embargo se juegan todos los

días sin ser tan criticadas».


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 112

Defensa de los dos caballos

No era muy buena la decisión

de permitir a Keres que plantease

la Defensa de los dos caballos,

pues sus resultados con ella fueron

normalmente buenos.

Pero además, también sobre

esta defensa realizó Keres detallados

análisis, que hoy forman

parte de la bibliografía clásica.

Por nuestra parte, nos limitaremos

a presentar un resumen que

permita extraer detalles esenciales

de la obra de Keres, tomamos como

motivo una de sus partidas.

Marcos Luchis-Paul Keres

Círculo de ajedrez de Buenos

Aires, Argentina, 1939

➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥c4

¤f6 4. ¤g5

Se llega a la denominada Variante

clásica, que sigue manteniéndose

como la más practicada

hasta nuestros días.

Pero también jugó Keres contra

los restantes sistemas más populares.A

continuación incluimos

algunas de sus partidas más importantes:

Variante 4. d3

4 ... ¥c5 5. ¤c3 d6 6. h3 ¥e6 7.

¤d5 ¥xd5 8. exd5 ¤e7 9. d4 exd4

10. ¤xd4 ¤fxd5 11. ¥xd5 ¤xd5

12. ¤f5 c6 13. ¤xg7+ ¢d7 14. 0–0

¦g8 0–1 en 42 jugadas; Laszlo Kovacs-Keres;

6ª ronda del Torneo

de Budapest, 1970.

Variante 4. d4 exd4

A) 5. 0–0 ¥c5 6. e5 d5 7. ¥b5

¤e4 8. ¤xd4 0–0 9. ¤xc6 bxc6 10.

¥xc6 ¥a6 11. ¥xa8 ¥xf1 12. ¥e3

¥xe3 13. fxe3 ¥xg2 14. £g4 ¥h3

15. £xh3 £g5+ 16. ¢f1 ¦xa8 17.

c3 £xe5 18. £g2 ¦b8 19. ¤a3 ¦b6

20. ¢e1 ¦g6 0–1; Arnd Herrmann-Keres;

partida jugada por

correspondencia, 1936.

B) 5. ¤g5 d5 6. exd5 £e7+

7. ¥e2 ¤xd5 8. 0–0 h6 9. ¤f3

£f6 10. ¤bd2 ¥f5 11. ¤b3

0–0–0 12. ¤fxd4 ¤xd4 13. £xd4

£xd4 14. ¤xd4 ¥h7 15. c4 ¤b4

16. ¥e3 ¥e7 17. ¦ad1 ¥f6 18.

¤b5 a6 19. ¤c3 ¥d3 20. ¥xd3

¤xd3 21. ¥c1 ¦he8 22. ¤d5

¤xc1 23. ¦xc1 ¥xb2 0–1 en 42

jugadas; Sokolski-Keres; XVII

Campeonato de la URSS, Moscú,

1949.

C) 5. e5 d5 6. ¥b5 ¤e4 7.

¤xd4 ¥d7 8. ¥xc6 bxc6 9. 0–0

¥c5 10. f3 ¤g5 11. ¥e3 0–0 12. f4

¤e4 13. ¤d2 f6 14. ¤xe4 dxe4 15.

£e2 ¥g4 16. £f2 £d5 17. ¤xc6

¥a3 18. exf6 ¦xf6 19. ¤e5 £xe5

20. fxe5 ¦xf2 21. ¥xf2 ¥xb2 22.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 113

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

113

¦ae1 ¥f5 1/2–1/2 en 75 jugadas;

Svéshnikov-Keres; XLI Campeonato

de la URSS, Moscú, 1973.

➪ 4 ... d5

Es obligado hacer mención a

los análisis que Keres desarrolló

dentro de la Variante Wilkes-Barre,

que queda planteada cuando

el negro responde con 4 ... ¥c5

!?, que suele dar lugar a la secuencia

5. ¤xf7 ¥xf2+ 6. ¢f1!

(6. ¢xf2 ¤xe4+ 7. ¢g1! £h4 8.

g3 ¤xg3 9. hxg3 £xg3+ 10. ¢f1

¦f8 11. £h5 d6 12. ¤c3 ¥g4 13.

£h2 £f3+ 14. ¢g1 ¤d4 15. £f2

b5! 16. ¥d5 ¤e2+ 17. ¢f1 ¤g3+

18. ¢e1 £xf2+ 19. ¢xf2 ¤xh1+

20. ¥xh1 ¦xf7+ 21. ¢g3 0–0–0

22. ¢xg4 ¦df8 y opina Keres que

las negras tienen buen juego para

el contraataque) 6 ... £e7 7.

¤xh8 d5 8. exd5 ¤d4! 9. h3!

¥h4! (9 ... ¤g4 10. hxg4 ¥g3 11.

¢g1 £c5 12. ¦h3 ¥xg4 13. £f1

¤f5+ 14. ¢h1 ¥xh3 15. gxh3 ¥f4

16. £g1! £xc4 17. ¤c3; 9 ... £c5

10. ¢xf2! ¤e4+ 11. ¢e1 ¤xc2+

12. £xc2 £f2+ 13. ¢d1 £xg2 14.

¦f1 ¤f2+ 15. ¢e1, etc.) 10. c3

¤f5 11. d4 e4 12. ¥d2 e3! 13.

¥e1 ¥f2! con amenazas mortales.

0–1 en 15 jugadas; Babicky-

Sapundshijew; partida jugada

por correspondencia, 1964.

En realidad, los análisis son

sumamente extensos, y los interesados

en esta variante de juego

no pueden prescindir de consultarlos

en sus fuentes originales.

➪ 5. exd5 ¤a5 6. d3

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Las blancas se deciden por la

Variante Morphy, menos utilizada

que la tradicional 6. ¥b5+ c6

7. dxc6 bxc6, de la que Keres era

un profundo conocedor.

Son interesantes los siguientes

ejemplos:

A) 8. ¥e2 h6 9. ¤f3 e4 10.

¤e5 ¥d6:

a 1 ) 11. d4 exd3 12. ¤xd3 £c7

13. h3 0–0 14. ¤c3 ¦b8 15. 0–0 c5

16. ¥f3 ¦d8 17. £e2 ¦e8 18. £d1

¥e6 19. b3 c4 20. bxc4 ¤xc4 21.

¦b1 £a5 22. ¦xb8 ¥xb8 23. ¤e2

¦d8 24. ¥f4 ¥xf4 25. ¤exf4 ¥f5

1–0 en 56 jugadas; Bengt Ekenbergt-Keres;

Linkopig, 1944.

a 2 ) 11. f4 £c7 12. d4 0–0 13. c3

c5 14. ¤a3 a6 15. ¤c2 ¦d8 16. 0–0

¦b8 17. £e1 ¤c6 18. ¢h1 ¤e7 19.

¥c4 ¦f8 20. ¤e3 cxd4 21. cxd4

¤f5 22. ¤xf5 ¥xf5 23. ¥xa6 ¥e6

24. b3 ¤d7 25. ¥c4 ¥xe5 26. fxe5

¥xc4 27. bxc4 £xc4 28. ¥a3 ¦fe8

29. ¥d6 ¦b6 30. £f2 e3 31. £f5

¤f8 32. ¥c5 ¦b2 33. ¦ac1 £xa2

34. ¥xf8 ¦xf8 35. ¦c8 1/2–1/2; Suetin-Keres;

XVIII Campeonato de

la URSS, Moscú, 1950.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 114

114

LOS APORTES DE PAUL KERES

B) 8. ¥d3 8 ... ¤d5 9. ¤e4 f5

10. ¤g3 ¤f4 11. ¥f1 ¥c5 12. c3

¥b6 13. d4 ¤g6 14. ¥d3 0–0 15.

b4 ¤b7 16. ¥c4+ ¢h8 17. d5 ¤d6

18. ¥b3 f4 19. ¤f1 ¤e4 0–1; Vincenzo

Castaldi-Keres; Olimpiada

de Estocolmo, 6ª ronda, 1937.

➪ 6 ... h6 7. ¤f3 e4 8. £e2

¤xc4 9. dxc4 ¥c5 10. ¤fd2

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

El curso de la partida ha seguido

los senderos teóricos de entonces,

alcanzándose un punto de

conflicto. El problema radica en

que las blancas no desean hacer

ahora 10. c3, porque dificulta la

salida natural del caballo.

Así jugó Grob contra Keres en

Dresde el año 1936, y el juego continuó

con 10 ... b5! 11. b4 ¥e7 12.

¤fd2 ¥g4 13. f3 exf3 14. gxf3 ¥h5

15. cxb5 0–0 16. 0–0 ¦e8 17. £c4

¥d6 18. £h4 ¦e2 19. ¦f2 £e8 20.

¤e4 ¦e1+ 21. ¦f1 ¦xf1+ 22. ¢xf1

£xb5+ 23. ¢f2 ¤xe4+ 24. £xe4

¦e8 25. ¤a3 £.d7 26. £h4 £f5 27.

f4 ¦e2+ 28. ¢g1 £e4. 0–1.

➪ 10 ... 0–0 11. ¤b3 ¥g4 12.

£f1 ¥b4+

Una invitación para que el

blanco haga 13. c3; así jugó Salwe

contra Marshall, y el negro tuvo

buen juego luego de 13. c3 ¥e7 14.

h3 ¥h5 15. g4 ¥g6 16. ¥e3 ¤d7

17. ¤1d2 ¤e5 18. 0-0-0 b5 19. cxb5

¤d3+ 20. ¢b1 £xd5 21. ¢a1 £xb5

22. f4 a5 23. ¦b1 f5. La partida continuó

con 24. ¤d4 £a4 25. b3 £d7

26. gxf5 ¥xf5 27. £g2 c5 28. ¤xf5

£xf5 29. £xe4 ¥f6 30. £c4+ ¢h8

31. ¤e4 ¦ae8 32. ¤xf6 ¦xf6 33.

¥c1 ¦fe6 34. ¥a3 ¦e2 35. ¦hd1

¤e1 36. ¥xc5 ¤c2+ 37. ¢b2 ¤b4+

0–1; Georg Henryk Salwe-Frank

James Marshall;Viena, 1908.

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 13. ¤c3

a b c d e f g h

Aparentemente las blancas han

logrado su objetivo, pero ahora

Keres introduce una novedad que

transformó el futuro de la variante.

➪ 13 ... c6!

Según Keres, aquí se jugaba

13 ... b5 14. h3 ¥h5 15. g4 ¥g6,

etc., pero ahora lo que sigue es

forzado, ya que no es posible tomar

en c6, por el mate en d1.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 115

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

115

A partir de aquí el desenlace

de la partida fue breve y preciso.

➪ 14. h3 ¥h5 15. g4 ¥g6 16.

dxc6 bxc6 17. ¥d2 e3!

La partida está decidida, pero

como dice el refrán, «todo lo que

se vende siempre tiene alguien

que lo compre». Por eso no debe

sorprender que, casi 20 años después,

un «alma extraviada» intente

nuevamente revivir el juego

blanco, y se decida por 17. ¥e3.

Contra esto las negras encontraron

el plan perfecto para explotar

los problemas en el flanco dama,

jugando 17 ... a5! 18. £e2 a4 19.

¤d2 ¦e8 20. 0-0 a3! 21. ¤d1 axb2

22. ¤xb2 ¥c3 23. ¦fb1 ¤xg4! 24.

hxg4 £f6 25. a4 ¥xb2 26. ¦a2

¥e5 27. ¦f1 £h4 y las blancas no

tienen salida. El final llegó tras

28. f4 exf3 29. ¦xf3 £xg4+ 30.

¢f1 ¥g3 31. ¦a1 f5 32. £g2 ¥e5

33. ¦a3 ¥h5 34. £f2 £g6 35. ¦h3

f4 36. ¥b6 ¥b2 37. ¦ab3 ¥e2+

38. ¢e1 £xc2 0–1; Erik Gosta

Svensson-Vladimir Holecek; Torneo

por correspondencia a la memoria

de Eduard Dyckhoff, 1956.

Pero en la partida original Keres

ganó luego de:

➪ 18. fxe3 ¥xc3 19. bxc3 ¥xc2

20. ¤d4 ¤e4 21. h4 c5! 22. ¤f3

¤g3 23. £g2 ¤xh1 24. £xh1

¥e4. 0–1.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 116

Defensa Siciliana

Como se sabe, en toda buena

historia, los principales pormenores

de la trama han de quedar resueltos

en las páginas finales, y en

nuestro caso, es la Defensa Siciliana

el modelo perfecto para alcanzar

el clímax deseado en esta obra.

No ha sido casual la presentación

arbitraria de las aperturas

que han dado cuerpo a esta investigación

teórico-histórica, en la

que la tradicional clasificación de

las aperturas ha sido intencionalmente

desdeñada, para dar paso a

una estructura narrativa más flexible,

que hiciera posible comenzar

por la Apertura Ruy López, y

concluir con la Defensa Siciliana.

Por supuesto, aunque hemos

tratado de abarcar el mayor número

de aperturas posibles, resulta

inevitable limitar el entorno de

la investigación, no solo por razones

de espacio, sino fundamentalmente

por la imposibilidad de

acumular información suficiente

para poder tratar con propiedad

otras variantes de juego que estuvieron

entre sus favoritas, y en las

que también introdujo novedades

interesantes; tal es el caso de la

Apertura Escocesa, la Defensa

India de Dama, la Defensa

Gruenfeld y la Apertura Reti, por

sólo citar las que hemos dejado

conscientemente en el tintero.

Para un autor siempre es difícil

dejar pendiente asuntos que pudieran

resultar de interés, pero en

obras como ésta resulta hasta conveniente

poner en manos públicas

el material recopilado, porque

siempre hay tiempo de enriquecer

y actualizar el contenido, tanto

con el aporte de los propios lectores,

como con una más detallada

investigación con el decurso del

tiempo, de manera que si el interés

de los ajedrecistas demanda nuevas

ediciones de nuestra obra, éstas

siempre tendrán algún detalle

que las distinga de las anteriores.

Ya al comienzo de este trabajo

aclarábamos que fue Keres un ajedrecista

capaz de «enredar» a su

adversario en pequeñas transposiciones

en las aperturas, y esto hace

que su producción creativa quede

muchas veces a un nivel puramente

hipotético, en cuyo caso se hace

más difícil establecer el vínculo

preciso entre lo que se entiende

generalmente por novedad teórica,

y lo que no pasa de ser un

proyecto puramente estratégico.

Esta situación se da especialmente

en la Defensa Siciliana, en

la que sus más trascendentes

aportes alcanzaron notoriedad

como consecuencia de la práctica

sistemática que de sus ideas hicieron

otros.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 117

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

117

Como señaló Carlos Alberto

Palacio, Keres siempre fue un jugador

temible cuando se enfrentaba

a la Defensa Siciliana, incluyendo

en su repertorio desde sencillas

ideas de planteo, como su

variante 1. e4 c5 2. ¤e2, que –se

ha dicho– introdujo contra Bogoljubow,

en Salzburgo, 1943,

aunque en realidad así jugó contra

Capablanca, en Semmering

(Austria), 1937; o por la interesante

idea 1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3.

b4!?, de su partida contra Eliskases,

en Semmering, 1937, y que él

comenta ampliamente, con notas

muy propias de su estilo, en su

obra magistral El ajedrez como

yo lo juego.

Este amplio espectro de pensamiento

le permitió responder

con brillantez ante una receta

preparada por William Winter, en

la partida que sostuvieron en la

Olimpiada de Varsovia (Polonia),

en 1935, donde luego de 1. e4 c5

2. ¤f3, Winter empleó la variante

de Nimzowith 2 ... ¤f6; y luego de

3. e5 ¤d5 4. ¤c3 e6 5. ¤xd5 exd5

6. d4 d6 se llega a una posición

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

muy estudiada, en la que lo habitual

era continuar con 7. ¥b5+,

pero aquí Keres sorprende a Winter

con: 7. ¥g5! que, como aclara

el propio Keres, se le ocurrió «sobre

la marcha» —¡una vez más!—

y luego de 7 ... £a5+ 8. c3 cxd4 9.

¥d3! dxc3 10. 0-0! cxb2 11. ¦b1

dxe5? 12. ¤xe5 ¥d6 13. ¤xf7!

con ataque decisivo: 13 ... ¢xf7

14. £h5+ g6 15. ¥xg6+! hxg6 16.

£xh8 ¥f5 17. ¦fe1 ¥e4 18. ¦xe4!

dxe4 19. £f6+ y el negro abandonó

ante el mate inminente.

Sirva lo anterior como breve

introducción sobre la presencia de

Keres en la Defensa Siciliana.

Análogas circunstancias podemos

encontrar en las variantes Najdorf

y Scheveningen, pero eso lo dejaremos

para el momento oportuno.

Gambito Siciliano

diferido

Muchas veces ocurre que escuchamos

cierta melodía que nos

resulta muy conocida, y nos quedamos

sorprendemos al enterarnos

de que esa obra «también es

de Lecuona 2 ».

Eso exactamente nos sucede

cuando nos interesamos por el estudio

de cierto sistema de juego

–por ejemplo, la Variante del peón

envenenado, llamado por muchos

como Gambito de Gotemburgo–

y casi por casualidad nos

enteramos de que «¡eso también

fue una novedad de Paul Keres!».


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 118

118

LOS APORTES DE PAUL KERES

Una de esas novedades, preparada

como tantas otras con fines

esencialmente psicológicos, es

el denominado Gambito Siciliano

diferido, Gambito del Ala, o

Gambito Keres, según cada autor

le prefiera llamar. Al respecto es

histórica la siguiente partida.

8

7

6

5

4

3

2

1

Paul Keres-Erich Gottlieb

Eliskases

Semmering (Austria), 1937

➪ 1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. b4!?

a b c d e f g h

Se dice que esta posición se

presenta por primera vez en esta

partida, y que despertó de inmediato

un extraordinario interés,

que Keres relató en los siguientes

términos:

«Esta partida provocó una

gran controversia entre los comentaristas.

Mientras que los partidarios

del juego combinatorio se

entusiasmaban porque un juego

tan arriesgado pudiera llevarse a

cabo entre grandes maestros, los

detractores sostenían que el juego

blanco se basaba en un farol, y que

el negro pudo conseguir ventaja

clara en cualquier momento. Yo

creo que la verdad reside en el término

medio entre ambas opiniones.

Las jugadas negras fueron

muy criticadas, empezando por la

tercera, y se indicó que lo mejor

era 3 ... ¤f6. Yo me tomo la libertad

de afirmar que si la continuación

3 ... ¤f6 fuera la mejor continuación,

el gambito 3. b4 se jugaría

más a menudo en los torneos».

Sin embargo, lo que no se comprende

es por qué Keres no aclara

que esta jugada se presentó realmente,

por primera vez, en la partida

Keres-Israel Dyner, del Torneo

de Ostende (Bélgica), a comienzos

del mismo año, es decir en 1937.

También es necesario aclarar

que la jugada tiene antecedentes

en dos partidas de Keres de 1935,

en las que sus rivales no respondieron

con 3 ... d6.

En la primera de ellas, jugada

por correspondencia, se siguió

con 2 ... e6 3. b4 cxb4 4. d4 d5 5. e5

¤c6 6. a3 bxa3 7. c3 a6 8. ¤xa3

¥d7 9. ¥d3 f5 10. g4 g6 11. gxf5

exf5 12. £e2 ¥e6 13. ¤g5 £e7

14. ¤b5 1–0; Keres-A. Remmelgas;

partidas jugada por correspondencia,

1935.

En la otra, las negras hicieron 2

... a6 3. b4 cxb4 y ahora Keres viaja

hacia el romanticismo total y hace

4. a3 d5 5. exd5 £xd5 6. axb4 ¥g4

7. ¤c3 £h5 8. ¥e2 e6 9. 0–0 ¤f6

10. ¦a5 ¤d5 11. h3 ¥xf3 12. ¥xf3

¤xc3 13. dxc3 £g6 14. £d4 £f6 15.

£c4 ¤d7 16. ¥g5 £g6 17. ¥xb7

¦b8 18. ¥c6 ¥e7 19. ¥xd7+ ¢xd7

20. ¦d1+ ¢e8 21. £c7 1–0; Keres-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 119

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

119

Thorsten Gauffin; Helsinki, 1935.

Por tanto, se puede afirmar que

ya desde 1935 —sino antes— venía

Keres trabajando con esta idea,

con muy pequeñas modificaciones

entre un planteamiento y otro, en

dependencia de la segunda jugada

del negro, incluida la respuesta 2 ...

¤c6, sobre la que se publicaron los

siguientes análisis de Boleslavski :

3. b4 ¤xb4 (3 ... cxb4 4. a3!) 4. c3

¤c6 5. d4 cxd4 (5 ... d5 6. exd5

£xd5 7. ¥e2 que amenaza 8. c4) 6.

cxd4 d5! 7. exd5 £xd5 8. ¤c3 £a5

9. d5 (en las notas de Palacio se recomienda

9. ¥d2) 9 ... e6!, frena el

inconsistente avance blanco. Por

otra parte, la captura del caballo en

c3 sería fatal luego de 10. ¥d2.

➪ 3 ... cxb4 4. d4 ¤f6

Tratándose de un típico gambito

a lo Morphy, es lógico que en

nuestros tiempos este planteo no

resulte del agrado de muchos, y de

hecho rara vez se encuentra en

torneos magistrales. Aún así, es

natural que talentos como Bronstein

se hayan interesado por investigar

estas inquietas aguas.

En la partida David Bronstein-

Anatoli Levin; URSS, 1969, las negras

optaron por uno de los caminos

considerados como más seguros,

basado en el rápido fianchetto

4 ... g6 5. ¥c4 ¥g7 6. 0–0 e6 7. a3

bxa3 8. ¤xa3 a6 9. ¥f4 ¤c6 10. d5

¤e5 11. dxe6 ¥xe6 12. ¥xe6 fxe6

13. ¤g5 ¢e7 14. ¥xe5 dxe5 15.

£b1 ¤h6 16. £b3 £c8 17. ¤c4 b5

18. £b4+ ¢f6 19. ¤xe5. 1–0.

Esta misma continuación, pero

haciendo 5. ¥b5+ ¥d7 6. ¥c4

£c8 7. ¤bd2 ¥g7, se dio en la

partida Keres – Dyner antes

mencionada, que también tuvo

rápido desenlace con 8. 0–0 ¤f6

9. e5 dxe5 10. dxe5 ¤g4 11. £e2

0–0 12. h3 ¤h6 13. a3 ¤c6 14.

axb4 ¤xb4 15. ¦b1 ¤c6 16. ¥a3

¤f5 17. £e4 ¥e6 18. ¥xe6 £xe6

19. g4 ¤h6 20. ¦xb7 ¤xe5 21.

¦xe7 ¤xf3+ 22. £xf3 £f6 23.

£e2 ¦fd8 24. ¤e4 £c6 25. ¦e1

¥f8 26. £f3 ¥xe7 27. ¥xe7 ¦dc8

28. £f4 1–0; Keres-Dyner; Torneo

de Ostende, 1937.

➪ 5. ¥d3 d5

Keres critica esta jugada, considerando

que la apertura del

centro favorece al blanco. Desde

este punto de vista también es recomendable

continuar el desarrollo

con 5 ... e6 6, 0–0 ¥e7. Esta posición

se ha visto en algunas partidas.

Veamos dos ejemplos:

A) 7. ¤bd2 d5 8. e5 ¤fd7 9.

¤e1 ¤c6 10. £g4 0–0 11. ¤df3 f5

12. £h3 £e8 13. ¢h1 £g6 14. ¥e3

£g4 15. £xg4 fxg4 16. ¤g1 ¤b6

17. ¥e2 ¤c4 18. ¤d3 ¤xe3 19.

fxe3 ¥g5 20. ¦xf8+ ¢xf8 21. ¦f1+

¢e7 22. ¤f4 ¥d7 23. ¥xg4 ¥xf4

24. ¦xf4 ¥e8 0–1 en 45 jugadas;

Martyn John Corden-Gligoric;

Hastings, 1969.

B) 7. ¦e1 ¤c6 8. ¥b2 d5 9. e5

¤d7 10. a3 ¤b6 11. axb4 ¤xb4

12. ¥f1 ¥d7 13. c3 ¤c6 14. ¤bd2

0–0 15. ¥d3 a5 16. ¦e3 ¥e8 17. h4

g6 18. h5 a4 19. ¤h2 ¤a5 20. ¦h3

¤bc4 21. ¥c1 ¤xd2 22. £xd2 g5

23. ¥b1 1–0 en 36 jugadas; Svein

Johanssen-Heinz Gerhard Leh-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 120

120

LOS APORTES DE PAUL KERES

mann; 4ª ronda del Torneo Hoogovens

de Beverwijk (Países Bajos),

1965.

➪ 6. ¤bd2 dxe4

Típica de estas posiciones son

las mutuas maniobras de caballos,

totalmente contradictorias cuando

apenas se ha completado el desarrollo

del resto de las piezas. Un

ejemplo es la siguiente continuación:

6 ... e6 7. e5 ¤fd7 8. ¤f1 h6 9.

¤g3 ¤c6 10. ¤h5 ¤b6 11. £d2

¥d7 12. £f4 £e7 13. a3 ¤c4 14.

0–0 ¤xa3 15. c3 a5 16. ¥xa3 bxa3

17. ¦fb1 ¤b4 18. cxb4 axb4 19.

£d2 ¥a4 20. £e2 £d7 21. ¤d2

0–0–0 22. ¤b3 b6 23. ¤c1 ¢b8 24.

£d2 0–1 en 43 jugadas; John Littlewood-Rochlin;

partida jugada

por correspondencia, 1970.

➪ 7. ¤xe4 ¤bd7 8. ¤eg5 £c7

Aclara Keres que no le preocupó

si después de 8 ... h6 era correcto

el sacrificio 9. ¤xf7 ¢xf7 10.

¤e5+ ¤xe5 11. dxe5 porque siempre

pensó hacer 9. ¤e6 £b6 10.

¤xf8 seguido de 11. 0-0.

➪ 9. c4 h6 10. ¤h3 g5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Otra jugada de Eliskases que

fue duramente criticada, pero

considera Keres que en realidad

no es mala, solo que la posición

ya es ventajosa para las blancas.

➪ 11. ¤hg1!

Por quinta vez en once jugadas

se mueve este inquieto caballo, pero

las razones son evidentes.

➪ 11 ... ¥g7 12. ¤e2 e5 13.

¤g3. 0–0?!

Esta posición se alcanzó nueve

años después en la partida Antonio

Ángel Medina García-Arturo

Pomar Salamanca, Campeonato

de España, Santander, 1946, en la

que las negras mejoraron el juego

con 13 ... e4! 14. £e2 0–0 15. ¤xe4

¦e8 16. ¤xf6+ ¤xf6 17. ¥e3 ¤g4

18. h3 (18. 0–0 ¥xd4!) 18 ... ¤xe3

19. fxe3 £g3+ con ataque ganador.

➪ 14. 0–0 e4! 15. ¤xe4 ¤xe4

16. ¥xe4 £xc4 17. ¥d3 £d5 18.

¦e1 g4 19. ¤h4!

En caso de 19. ¤e5 ¤xe5 20.

dxe5 ¥e6 con mejor posición.

(Palacios).

➪ 19 ... ¤b6

Keres cita unos análisis de Nikolái

Rjumin, en relación con la

jugada 19 ... £xd4, y aclara que las

blancas no ganarían la calidad con

20. ¦b1 ¤c5 21. ¥e3 £xd3 22.

¥xc5 £xd1 23. ¦bxd1 ¥e6! con

buena posición, porque el blanco

puede seguir con 20. ¤f5! £xa1

21. £xg4 y ahora se discrepa sobre

si el negro debe jugar 21 ... ¤c5

(Euwe), o desclavar el alfil con 21


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 121

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

121

... ¢h8 (Rjumin), todo acompañado

de extensos y complicadísimos

análisis. Pero Keres se limita a indicar

que después de 21 ... ¢h1 el

blanco puede jugar 22. ¤xh6! y el

caballo no puede ser capturado

porque si 22 ... ¥xh6 23. £h4 ¢g8

(no 23. ... £f6 24. ¥b2!) 24. £xh6

£g7 25. £h4! con fuerte ataque.

➪ 20. ¦b1 ¥d7 21. ¦e4?!

Mejor era 21. ¦xb4.

➪ 21 ... ¦fe8 22. ¦f4 £d6 23.

¥d2 ¤d5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 24. ¦xg4! ¥xg4?

Según Keres había que hacer

24 ... ¤c3! 25. ¥xc3 bxc3 pero no

25 ... ¥xg4 26. £xg4 bxc3 27.

£xg7+!, etc.

➪ 25. £xg4 £f6 26. ¤f5 ¢f8

27. ¤xg7 £xg7 28. £h5 ¤f6 29.

£h4 h5 30. ¦xb4 ¦ac8 31. h3! ¦c7

32. ¦b5 ¦e6 33. ¦xh5! 1-0.

Variante Keres

Una de las ideas «sencillas»

introducidas por Keres, que ha te-

nido mayor aceptación, es su movimiento

1. e4 c5 2. ¤e2, contra la

Defensa Siciliana.

Y nadie mejor que el propio

autor para explicar los objetivos

estratégicos generales que se esconden

detrás de esta inofensiva

y hasta contradictoria jugada.

En su libro El ajedrez como yo

lo juego, hace Keres las siguientes

reflexiones:

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

«.Con esta rara jugada, que no

tiene habitualmente ninguna importancia

específica, yo había conseguido

bastantes buenos resultados

en partidas magistrales. No

pretende crear ningún nuevo sistema

de desarrollo, siendo en realidad

su objetivo mucho más modesto.

En efecto, las blancas pretenden

adoptar, después de 2 ... d6,

la continuación 3. g3, que no sería

aconsejable en este momento, por

2 ... d5; después de 2 ... d6, las negras

perderían un tiempo para realizar

... d6-d5. Empero, si las negras

optan por la continuación usual 2

... d6 3. g3 f6, las blancas pueden

prescindir de la jugada ¤c3, y pro-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 122

122

LOS APORTES DE PAUL KERES

siguen con 4. g2, eventualmente en

conexión con c3 y d4.También Capablanca

en su tiempo adoptó esta

idea en algunas de sus partidas».

Es cierto que en muchas partidas

este orden inicial de jugadas

no traen mayores consecuencias

que una simple transposición de

movidas, pero la práctica de torneos

muestra estadísticas interesantes

de cientos de partidas que

siguen cursos totalmente diferentes

de los que normalmente se producen

cuando las blancas realizan

en su cuarta jugada el lance d4.

Si vamos a los antecedentes de

la Variante de Keres, él mismo refiere

que también Capablanca la

empleó por esa época. Por nuestra

parte no hemos logrado encontrar

el punto concreto de origen, aunque

existe el encuentro Mathans

Seibold - Kurt Rattmann, jugado

por correspondencia en 1932.

Una de las partidas más antiguas

en la que Keres desarrolla totalmente

estas ideas es su encuentro

contra Foltys, en Salzburgo,

1943. Se trata de una corta pero

interesante partida, que tomaremos

para conducir algunas notas

de interés sobre el desarrollo de la

variante. Los textos entrecomillados

se corresponden con los comentarios

de Keres, tomados del

libro de referencia.

Paul Keres-Jan Foltys

Salzburgo (Austria), 1943

➪ 1. e4 c5 2. ¤e2 ¤f6

En la práctica de torneos se ha

visto también la continuación 2 ...

¤c6 3. ¤bc3 g6 4. g3 ¥g7 5. ¥g2

e6 6. d3 ¤ge7 7. ¤f4, estructura

estratégica típica de este sistema,

en ella la blancas se esfuerzan por

alcanzar el control de la casilla d5,

como en Keres-Paul Renter; Riga,

1945, que continuó con 7 ... 0–0 8.

h4 h6 9. ¥e3 ¤d4 10. £d2 y las

blancas mantienen ligera ventaja.

Pero la respuesta más popular

sigue siendo la alternativa 2 ... d6,

que conduce a las siguientes ramificaciones:

A) 3. g3 Una respuesta que

se corresponde con el plan general

delineado por Keres. Ahora

las negras pueden optar, entre

otras, por las siguientes variantes:

a 1 ) 3 ... g6 4. ¥g2 ¥g7

a 1a ) 5. 0–0 ¤c6 (otra posibilidad

es 5 ... e5, para intentar frenar

el típico avance central de las

blancas, que continuaron con 6. f4

¤e7 7. d3 0–0 8. fxe5 dxe5 9. ¥e3

b6 10. £d2 ¤bc6 11. ¤bc3 ¥e6

12. b3 £d7 13. ¦f2 ¤d4 14. ¦af1 f6

15. ¥h6 b5 16. ¥xg7 ¢xg7 17. ¢h1

¦ad8 18. a4 a6 19. axb5 axb5; 0–1

en 35 jugadas; Sidney Norman

Bernstein-Beshevsky; Nueva

York, 1956) 6. c3 e5! 7. d3 ¤ge7 8.

a3 0–0 9. b4 b6 10. f4 exf4! 11. gxf4

d5! 12. e5 ¥g4 13. h3 ¥xe2 14.

£xe2 f6 15. b5 ¤a5 16. ¤d2 fxe5

17. fxe5 ¦xf1+ 18. ¤xf1 ¤b3 19.

¦b1 ¤xc1 20. ¦xc1 £c7! 21. ¦e1

¦d8 22. ¤h2 d4 23. cxd4 cxd4 24.

¤f3? ¥h6! con posición superior

para el negro. 1/2–1/2 en 77 juga-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 123

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

123

das; Keres-Fischer; 14ª ronda del

Torneo de Candidatos, Curazao,

24 de mayo de 1962.

a 1b )5.c3¤f6 6. d4 0–0 7. 0–0

£c7 8. ¤a3 ¤c6 9. h3 ¦d8 10. ¥e3

e5 11. d5 ¤b8 12. b4 ¤bd7 13.

£b3 b6 14. ¤c4 ¤e8 15. g4 ¥b7

16. ¤g3 ¦dc8 17. ¦fc1 £d8 18. a4

¥f6 19. a5 b5 20. ¤d2 a6 21. ¤f3

con posición en la que las blancas

tienen mejores posibilidades, a

cuenta del bloqueo central. 1–0 en

41 jugadas; Keres-Herman Pilnik;

3ª ronda del Torneo de Candidatos,

Ámsterdam, 1956.

a 2 ) 3 ... ¤c6 4. ¥g2 g6 5. c3

¥g7 6. d4 e5 (6 ... cxd4 7. cxd4

£b6 8. ¤bc3 ¤xd4 9. ¤d5!, inicia

una interesante maniobra táctica

de muy complicadas ramificaciones:

9 ... £c5 10. ¤xd4 ¥xd4 11.

¤c7+ ¢d8 12. ¤xa8 ¥xf2+ 13.

¢f1 ¥e6 14. b3 ¥d4 15. ¥a3

£b5+ 16. £e2 £a5 17. ¦d1 ¥e5

18. ¥b2 ¥d7 19. ¦d5 £a6 20.

£xa6 bxa6 21. ¥xe5 dxe5 22. ¢e2

¤f6 23. ¦d2 ¢c8 24. ¦c1+ ¢b7

25. ¦c7+ ¢xa8 26. ¦dxd7 ¤xd7

27. ¦xd7 ¦c8 28. ¢d2 ¦c6 29.

¦xe7 ¦f6 30. ¢e3 ¦c6 31. ¦xf7;

1–0; Leonid Shamkovich-Nick

Faulks; 5ª ronda del Torneo B de

Bermuda (Islas Bermudas), 1995)

7. dxc5 dxc5 8. 0–0 ¥e6 9. ¥e3

£xd1 10. ¦xd1 b6 11. ¤a3 ¦d8

12. ¤b5 y resulta claro que el

blanco domina la mayor parte del

tablero. Las jugadas que siguen

así lo ratifican. 12 ... ¥c4 13. ¤c7+

¢e7 14. ¤d5+ ¢e6 15. ¦d2 ¤ge7

16. ¤c7+ ¢f6 17. ¦ad1 ¦xd2 18.

¦xd2 ¦d8 19. ¦xd8 ¤xd8 20.

¤e8+ 1–0; Capablanca-George

Shorrock Wheatcroft; 1ª ronda

del Torneo de Margate, 1939.

a 3 ) 3 ... b5 4. ¥g2 ¥b7 5. d4

cxd4 6. ¤xd4 a6 7. 0–0 ¤f6 8. ¦e1

£c7 9. a4 bxa4 10. ¦xa4 ¤bd7 11.

¥d2 ¤c5 12. ¦c4 e5 13. ¤f5 y ya la

posición del blanco es muy superior.

13 ... £d7 14. ¥h3 ¤e6 15.

¥a5 g6 16. ¤e3 ¦c8 17. ¤c3 ¦xc4

18. ¤xc4 £c6 19. b3 ¤c5?? 20.

¤xe5 1–0; Keres-Kotov; Parnu,

1947.

a 4 ) 3 ... d5! Jugada que Keres

consideró una pérdida de tiempo,

como consecuencia del anterior

movimiento ...d6, pero Lombardy

propone la continuación 4. ¥g2

dxe4 con dos posibilidades: 5.

¤bc3 ¤f6=; 5 ... f5 6. d3 exd3 7.

cxd3 ¤f6 8. 0-0 ; ó 5. ¥xe4 ¤f6 6.

¥g2 ¤c6 7. 0-0 e6 con igualdad.

B) 3. ¤f4 ¤f6 4. ¤c3 ¤c6 5.

¥c4 a6 6. a4 e6 7. d3 ¥e7 8. ¥d2

¦b8 9. 0–0 0–0 10. ¢h1 ¥d7 11.

¦g1 ¤d4 12. a5 ¥c6 13. ¤ce2

¤xe2 14. ¤xe2 d5 15. exd5 exd5

16. ¥b3 ¤g4 17. ¦f1 ¥d6 18. ¥f4

¥xf4 19. ¤xf4 £h4 20. ¤h3 ¦be8

1–0 en 57 jugadas; Bernstein-Donald

Byrne; Nueva York, 1956.

C) 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. f3

¤c6 6. c4 g6 7. ¤c3 ¥g7 8. ¥e3

0–0 9. £d2 1/2–1/2 en 56 jugadas;

Keres-Capablanca; 7ª ronda del

Torneo de Semmerine, 17 de octubre

de 1937.

➪ 3. ¤bc3 ¤c6

«La práctica ha sancionado

que el avance inmediato 3 ... d5

no es muy recomendable por 4.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 124

124

LOS APORTES DE PAUL KERES

exd5 ¤xd5 5. ¤xd5 £xd5 6. d4

cxd4 7. £xd4! con ligera ventaja.

En cuanto a 6 ... e5, se ha jugado

muy poco y cualquier juicio resulta

temerario».

Sobre ambas indicaciones de

Keres incluimos las siguientes referencias

jugadas en torneos:

A) 7. £xd4 £xd4 8. ¤xd4 a6

9. ¥e3 ¥d7 10. 0–0–0 ¤c6 11.

¤b3 e6 12. ¤c5 0–0–0 13. ¥e2

¥e8 14. c3 ¥e7 15. ¥f3 ¦xd1+ 16.

¦xd1 ¤d8 17. g3 ¥c6 18. ¥e2 e5

19. ¥g4+ ¢b8 20. ¤d7+ ¥xd7 21.

¦xd7 ¦e8 22. ¥b6 ¤c6 23. ¥c7+

¢a8 24. ¢c2 f6 Keres perdió por

tiempo en la jugada nº 38. Keres-

Kotov; Torneo a la memoria de

Chigorin, Moscú, 1947.

B) 6 ... e5 7. ¤c3!? £xd4 8.

¥b5+ ¥d7 9. £e2 ¤c6 10. 0–0

0–0–0 11. ¦d1 £g4 12. ¥xc6 £xe2

13. ¥xb7+ ¢xb7 14. ¤xe2 ¥e7 15.

¥e3 ¥f5 con igualdad. 1/2–1/2;

Keres-Miroslav Filip; Olimpiada

de Helsinki de 1952.

Otra posibilidad en la tercera

jugada es 3 ... e6 4. d4 d5 5. exd5

¤xd5 6. ¤xd5 £xd5 7. ¥e3 ¤d7

8. ¤c3 £d6 9. d5 exd5 10. £xd5

£xd5 11. ¤xd5 Se alcanza una

posición muy familiar para Keres,

que sabía muy bien como conducir

ahora el juego para concretar

la mínima ventaja lograda. 11 ...

¥d6 12. 0–0–0 a6 13. ¤b6 ¤xb6

14. ¦xd6 ¤d7 15. ¥e2 ¢e7 16.

¦hd1 b6 17. ¥g4 ¦a7 18. ¦c6 ¦e8

19. ¥g5+ f6 20. ¦e1+ ¢f7 21.

¦xe8 ¢xe8 22. ¦xc8+ 1–0; Keres-

Paul Felix Schmidt; Salzburgo,

1943.

Pero sigue siendo 3 ... d6 la

respuesta de elección en la mayoría

de las partidas que alcanzan

esta posición. Aquí las variantes

más importantes siguen con 4. g3

¤c6. Ó 4 ... g6 5. ¥g2 ¥g7 6. 0–0

¤c6 7. d4 cxd4 8. ¤xd4 ¥d7 9.

¤de2 0–0 10. h3 ¦c8 11. ¤f4. Es

interesante ver cómo Keres maniobra

de manera tal que sus piezas

no abandonen en ningún momento

el control de la casilla d5.

1/2–1/2 en 36 jugadas; Keres-

Korchnói; XXII Campeonato de

la URSS, Moscú, 1955; y tras 4. g3

¤c6 5. ¥g2 g6 sigue:

A) 6. d3 ¥g7 7. ¥e3 0–0 8. h3

(8. £c1 e6 9. ¥g5 £a5 10. 0–0

¦b8 11. ¥h6 b5 12. ¥xg7 ¢xg7

13. f4 £b6 14. ¤d1 c4+ 15. ¢h1

¥b7 16. £d2 d5 17. e5 ¤g8 18. d4

f5 19. exf6+ ¤xf6 20. c3 ¤e7 21.

¤e3 ¤f5 22. ¤g1 a5 23. a3 h5 24.

¥f3 ¦h8 25. ¦fe1 ¦be8; 1/2–1/2

en 60 jugadas; Capablanca-Armando

Bucelo y J. Bucelo, M.

Montesinos, M. Fernández-Ros y

R. Fernández; La Habana, 27 de

marzo de 1936) 8 ... ¤e8 9. £d2

¤d4 10. ¤d1 ¦b8 11. ¤f4 ¤c7 12.

c3 e5 13. ¤e2 ¤xe2 14. £xe2 b6

15. 0–0 d5 y por fin el negro logra

su objetivo de adelantar el peón a

d5. 16. c4 dxe4 17. dxe4 f5 y las

negras quedaron mejor, pero el

juego concluyó en empate 34 jugadas

más tarde; Keres-Miguel

Najdorf; 15ª ronda del Torneo de

Candidatos de Zúrich, 1953.

B) 6. d4 cxd4 7. ¤xd4 ¤xd4

8. £xd4 ¥g7 9. 0–0 0–0 10. £d3

¥e6 11. ¥d2 £c7 12. b3 a6 13.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 125

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

125

¦ac1 ¦fd8 14. ¤d5 ¤xd5 15. exd5

¥f5 16. ¥e4 ¥xe4 17. £xe4 ¥b2

18. ¦ce1 ¥f6 19. c4 ¦ac8 20. ¦c1

£d7 21. ¥a5M. 1/2–1/2 en 39 jugadas;

Keres-Gligoric; 13ª ronda

del Torneo de Candidatos de Zúrich,

1953.

➪ 4. g3 d5

En una partida reciente las negras

prefirieron hacer 4 ... g6 5.

¥g2 ¥g7 6. 0–0 0–0 7. ¤d5 e6 8.

¤xf6+ ¥xf6 9. f4 d5 10. d3 dxe4 11.

dxe4 £b6 12. c3 c4+ 13. ¢h1 ¦d8

14. £a4 £c5 15. e5 ¥e7 16. ¦f3 b5

17. £c2 ¥b7 18. ¥e3 y se convino

el empate. Aljosa Grosar-Milukas

Manik; 5ª ronda del Torneo por

equipos Copa Mitropa 1 , 1995.

➪ 5. exd5 ¤xd5

«Más problemas crea al blanco

5 ... ¤d4. Si 6. ¤xd4 cxd4 7.

¤b5 e5 con peligrosa iniciativa

negra. O si 6. ¥g2 ¥g4 7. 0–0

¤xd5 con buen juego».

➪ 6. ¥g2 ¤xc3

Antes comentábamos que la

partida Seibold – Rattmann era

una de las más antiguas que conocíamos

sobre la Variante de Keres;

su desenlace fue el siguiente: 6

... ¥e6 7. 0–0 g6 8. ¤e4 £b6 9.

¤g5 ¤c7 10. ¤xe6 ¤xe6 11. d3

¥g7 12. c3 ¦d8 13. £c2 0–0. Resulta

claro que las blancas están

teniendo problemas para completar

su desarrollo. Lo que sigue es

muy instructivo. 14. ¥e3 £a6 15.

¦fd1 ¦d7 16. ¥h3 ¤e5! 17. ¤f4

g5!? 18. ¤xe6 ¤f3+! 19. ¢h1 fxe6

20. ¥g2 £c6. Las blancas se encuentran

atadas, y ninguna de sus

piezas sobrepasa la tercera línea;

en tal situación, el desenlace final

se encuentra en camino. 21. £e2

g4! 22. ¥xc5 ¦d5! 23. ¥e3 ¦h5 24.

¥xf3 gxf3+- 0–1 en 46 jugadas;

Matthans Seibold-Kurt Rattmann;

partida jugada por correspondencia,

1932.

➪ 7. bxc3!

«Más fuerte que 7. ¤xc3, que

cedería la importante casilla d4».

➪ 7 ... e6 8. 0–0 ¥e7 9. ¦b1 0–0

10. c4! £d7 11. ¥b2 b6?

«Es curioso que esta jugada de

apariencia natural sea en realidad

errónea. Había que prepararla

con 11 ... ¦d8 que hubiera sido

respondido con 12. ¤f4! y si 12 ...

£xd2 13. ¤d5! con ventaja. Por

ejemplo 13 ... £xd1 14. ¤xe7+

¤xe7 15. ¦fxd1 ¦e8 16. ¥a3. Las

negras tenían la desviación 12 ...

¤d4 13. ¦e1. Y por supuesto, podían

haber jugado 11 ... ¤d4 con

la respuesta 12. ¤f4».

➪ 12. d4! ¥b7

«Si 12 ... cxd4 13. ¤xd4 ¥b7

14. ¤xc6 ¥xc6 15. £xd7 y las negras

pierden la calidad».

➪ 13. d5! ¤a5 14. ¤f4 ¤xc4

1.Acrónimo de las palabras alemanas Mittel Europa (Europa central). La copa Mitropa la juegan

equipos de ajedrez de dicha región (nota de la Editorial).


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 126

126

LOS APORTES DE PAUL KERES

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

«Se estaba amenazando 15.

£g4. No sirve 14 ... exd5 15. cxd5

con ventaja blanca. Mejor hubiera

sido 14 ... e5 15. ¥xe5 ¤xc4».

➪ 15. ¥xg7! ¢xg7 16. £g4+

¢h8

«Insuficiente era 16 ... ¢h6 17.

dxe6 £c7 (17 ... fxe6 18. ¥xb7

£xb7 19. £xe6+ y 20. £xc4. ) 18.

£h3+! ¢g7 19. ¤h5+ ¢h8 (19 ...

¢h6 20. ¤f6+ ¢g7 21. £xh7+

¢xf6 22. £h6+) 20. ¥xb7 £xb7 21.

£g4 seguido de 22. £xc4, y gana».

➪ 17. dxe6!

«Pero no 17. ¤h5 ¦g8 18. £xc4

exd5 y el negro se recupera».

➪ 17 ... ¦g8?

«El consabido error en posiciones

desesperadas. La variante prevista

por el blanco era 17 ... fxe6

18. ¤xe6 ¦g8 19. £xc4 ¥f6 20.

¦bd1 con ventaja considerable».

➪ 18. £xg8+

«Rinden las negras, porque

después de 18 ... ¢xg8 19. exd7

¥xg2 20. ¦fe1».

Variante Rauzer

En diferentes aperturas y defensas

fue Keres un jugador que

utilizó, en muchas de sus partidas,

la clavada de alfil en la casilla g5.

Es natural entonces que, dentro

de la Defensa Siciliana, optara regularmente

por variantes como la

Najdorf y Rauzer, en dependencia

de la decisión que tomaran las

negras.

Son muy instructivas las partidas

en las que empleó el sistema

Rauzer, la mayoría jugadas a partir

de los años cincuenta, cuando

el maestro se encontraba en su

época de consolidación técnica, y

clasificado entre los primeros jugadores

del mundo.

Pero nos interesa comentar

ahora la cara opuesta de la moneda;

es decir, momentos de su quehacer

ajedrecístico en los que tuvo

que enfrentarse a sorpresas

preparadas por sus opositores, y

que naturalmente fueron muchas.

Un ejemplo que tuvo especial

trascendencia fue la refutación inmediata

que introdujo en la partida

que sigue, y que hoy se considera

como típica cuando se aborda el

estudio de la Variante Rauzer.

Paul Keres-Laszlo Szabo

Enfrentamiento Hungría-URSS,

3ª ronda, Budapest, 1955

1. e4 c5 2. ¤f3 ¤c6 3. d4 cxd4

4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. ¥g5 e6

7. £d2 ¥e7 8. 0–0–0 0–0 9. f4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 127

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

127

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

La lucha se encauza por caminos

ampliamente conocidos. Aquí

se solía responder con 9 ... e5 ó 9 ...

h6. Contra la primera, Keres recomienda

hacer 10. ¤f5, considerando

que esto ofrece una mejor posición

a las blancas, sin entrar en detalles

de variantes. Así jugó Gueller

contra Kotov, pero la partida

tomó un curso diferente cuando

este último respondió con 9 ... e5

10. ¤xc6 bxc6 11. fxe5 dxe5 12.

£xd8 ¦xd8 13. ¦xd8+ ¥xd8 14.

¥c4 ¥e7 15. h3 ¥d7 16. ¦d1 ¥e8

17. a3 ¢f8 18. ¥e3 ¤h5 19. ¤e2

¤f6 20. ¤c3 ¤h5 21. ¤e2 ¤f6 22.

¤c3 1/2–1/2; Kotov-Guéler; 5ª ronda

del Torneo de Candidatos, Zúrich,

1953.

Pero no hay dudas de que Keres

tiene razón. Una clara ventaja

obtuvieron las blancas luego de 9

... e5 10. ¤f5 ¥xf5 11. exf5 £a5

12. ¢b1 ¦ad8 13. ¥c4! h6 14.

¥xf6 ¥xf6 15. ¤d5 £xd2 16.

¤xf6+ gxf6 17. ¦xd2 exf4 18. ¦f1

¦fe8 19. a3 ¦e5 20. ¦xf4 ¢f8 21.

¥d5 con final favorable al blanco,

que ganó en 40 jugadas. Tal-Ricardo

Calvo Mínguez; Olimpiada

de La Habana, 1966.

En cuanto a 9 ... h6, Keres ofrece

la continuación 10. ¥h4 ¤xd4

11. £xd4 £a5 12. e5 dxe5 13.

£xe5 £xe5 14. fxe5 ¤d5 con

igualdad. Sin embargo, resulta curioso

que su colega Guéler, jugando

precisamente contra Szabo –en

la misma variante pero con los colores

invertidos– no aplicara esta

receta y continuara con 10 ... ¤xe4

11. ¥xe7 ¤xd2 12. ¥xd8 ¤xf1 13.

¤xc6 bxc6 14. ¥e7 ¦e8 15. ¦hxf1

¦xe7 16. ¦xd6 ¥b7 17. ¦e1 c5 18.

g3 ¦c8 19. b3 ¢f8 20. ¢b2 ¢e8 21.

¤b5 ¥c6 22. c4 a6 Szabo-Guéler;

9ª ronda del Torneo de Candidatos,

Ámsterdam, 1956.

En la actualidad sigue siendo

casi obligada la respuesta 9 ... h6

10. ¤h4, pero las negras han incursionado

en ideas como:

A) 10 ... £b6!? (Alexander

Fishbein) 11. ¥f2 £c7 12. ¥e2

e5!?N 13. ¤f5 ¥xf5 14. exf5 d5! 15.

fxe5 £xe5 16. ¥g3 £xf5 17. ¤xd5

¤e4! 18. ¤xe7+ ¤xe7 19. £d7?!

£g5+ 20. ¢b1 ¤f5! 21. ¥c7 ¤e3

22. ¦de1 ¦ac8! 23. ¥f3? ¦xc7! 24.

£xc7 ¤d2+ 25. ¢c1 ¤ec4!–+ 26.

¦d1 ¤b3+, con mate inevitable.

0–1; Ziatdinov-Gurévich; 3ª ronda

del Torneo de Berna, 1995.

B) 10 ... £c7 11. ¤db5 £a5 12.

£e1! ¦d8 13. a3! ¦d7 14.

¥xf6 ¥xf6 (14 ... gxf6 15. £h4±)

15. ¤xd6 ¥xc3 16. £xc3 £xc3 17.

bxc3± e5 18. f5 ¢f8 19. ¥e2! ¦c7

20. h4!+-. 1–0 en 42 jugadas; Leonid

Yudasin-Gurévich; 2ª ronda

del Torneo de Beersheva (Israel),

1993.

Pero ahora estamos en 1955, y

todo cuanto hemos comentado


Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 128

128

LOS APORTES DE PAUL KERES

son esencialmente conclusiones y

experiencias posteriores, que no

estaban en la mente del gran maestro

húngaro cuando jugó la novedosa

movida:

➪ 9 ... a6?!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

La innovación preparada por

Szabo, y que Keres destrozó con

una sola jugada.

En realidad esta posición ya se

había dado meses antes, en la partida

Andrija Fuderer-Herbert Heinicke;

Russelsheim (Alemania),

1954, se continuó con 10. ¥xf6

¥xf6 11. ¤xc6 bxc6 12. £xd6?!

£b6! 13. £d2 ¦b8 14. b3 £a5 15.

¢b2 ¦d8 16. ¥d3 ¥d4! 17. ¥c4 c5

con posición excelente a cambio

del peón sacrificado.

Sin embargo, Keres terminó

con la variante haciendo

➪ 10. e5!

Después de esto las debilidades

estratégicas del juego negro

salen a la luz en pocas jugadas.

➪ 10 ... dxe5 11. ¤xc6 bxc6 12.

fxe5

Según Keres, no era bueno 12.

£xd8 ¦xd8 13. ¦xd8+ ¥xd8 14.

fxe5 pues con 14 ... h6 el negro no

pierde la pieza y queda con buena

posición.

➪ 12 ... ¤d7

En caso de intentar aflojar la

tensión con 12 ... £xd2+ 13. ¦xd2

¤d5, se sigue con 14. ¥xe7 ¤xe7

15. ¥d3 y el blanco está mejor.

➪ 13. h4!

Más fuerte que 13. ¥xe7 £xe7

14. £e3 que también era bueno.

(Keres).

➪ 13 ... ¦b8 14. £e3 ¦e8 15.

¦h3 £a5

Tampoco resuelve 15 ... £b6

16. £xb6 ¦xb6 17. ¥xe7 ¦xe7 18.

¦hd3±

➪ 16. ¥xe7 ¦xe7 17. ¦g3 ¦e8

Opina Keres que es posible que

contra la amenaza 18. £g5 no exista

respuesta satisfactoria. Por ejemplo,

contra 17 ... £b6 sigue igualmente

18. £g5. Otra posibilidad es

17 ... ¢f8 18. ¦e1 h6 19. £e4 £b4

20. £h7! con ventaja blanca.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 129

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

129

➪ 18. ¦xd7!

La jugada decisiva, que elimina

toda posibilidad de defensa al

negro.

➪ 18 ... ¥xd7 19. ¥d3

Con idea de 20. £g5 h6 21. h5

➪ 19 ... h6

En caso de 19 ... £b4 sigue 20.

£g5! £xb2+ 21. ¢d2 g6 22. h5+-

➪ 20. £f4!

Pero nunca hacer 20. £xh6

£xe5 21. £h7+ ¢f8 22. £h8+

¢e7.

20 ... ¢f8 21. ¦xg7 ¢xg7 22.

£f6+ ¢f8 23. ¥g6

Y las negras decidieron abandonar.

Sistema Najdorf

Variante Argentina

Ya comentábamos en páginas

anteriores que era obligada y

prolífica la presencia de Keres en

la Variante Najdorf, con la que

tantos éxitos importantes obtuvo

en toda su carrera.

También hemos comentado, a

lo largo de toda esta obra, cómo

surgieron muchas de las ideas

trascendentales que introdujo

Paul Keres, casi siempre creadas

durante el desarrollo de la propia

partida, tal como si al innegable

genio ajedrecístico de Keres, se

sumara, en ciertos momentos, su

naturaleza de «ser predestinado»,

dejando en su paso por la vida

una obra ajedrecística universal.

Así ocurrió también en los días

del memorable Torneo Interzonal

de Gotemburgo, de 1955. En aquel

acontecimiento, trascendente por

diversas razones hasta nuestros días,

la Variante Najdorf sirvió de

marco para dos novedades extraordinarias,

y en ambas tuvo participación

directa Paul Keres: la Variante

Argentina o de Gotemburgo;

y la Variante del Peón Envenenado,

también conocida como

Gambito de Gotemburgo.

En relación con la primera,

narra Keres que luego de las jugadas

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4

4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6

se alcanza la posición en la que

introdujo el movimiento:

➪ 7. f4 ...

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Jugada que hoy pudiera parecer

natural, pero que en una competencia

de tal naturaleza provocó

una trascendencia extraordinaria.

Sólo en el transcurso de algunas

rondas la variante se había

utilizado en varios encuentros, incluyendo

las partidas Keres –


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 130

130

LOS APORTES DE PAUL KERES

Panno y Keres – Fuderer, sobre

las que trataremos en breve.

Como nos ha ocurrido con

otras variantes, la jugada tiene

antecedentes en la partida Keres

– Olavi Katajisto, de la Olimpiada

de Amsterdam de 1954. Por tanto,

una vez más comprobamos que

Keres estudiaba las posiciones de

forma general, buscando en ella

una concepción estratégica global,

y entonces introducía estas

ideas en partidas oficiales, antes

de emplearlas en partidas importantes

de grandes competiciones

internacionales.

En la partida de referencia las

negras respondieron 7 ... ¤bd7 8.

¥c4 ¤b6 9. ¥b3 ¥e7 10. £f3 £c7

11. 0–0–0 0–0 12. g4 y estamos en

presencia de una posición que se

presentó, con pequeñas variaciones,

en muchas partidas de los

años posteriores. El juego siguió

con 12 ... ¤c4 13. ¥xc4 £xc4 14.

h4 ¦e8 15. h5 ¥d7 16. h6 g6 17. e5

¤d5 18. ¥xe7 ¤xc3 19. bxc3 ¦xe7

20. exd6 ¦ee8 21. g5 £xa2 22.

£e3 £a1+ 23. ¢d2 £a5 24. £e5

£xe5 25. fxe5 ¦ec8 26. ¦he1 ¥c6

27. c4 ¢f8 28. ¦b1 ¦a7 29. ¦f1

¢e8 30. ¦f4 ¥g2 31. d7+ ¢xd7 32.

¦xf7+ ¢e8 33. ¦xh7 ¦xc4 34. ¢d3

y las negras abaldonaron.

Pero en la ronda decimocuarta

del Interzonal de Gotemburgo se

produjo una irrepetible coincidencia

que ha sido narrada una y otra

vez por diferentes autores: por circunstancias

del destino, el emparejamiento

en esa ronda resultó tal

que permitió que se produjera un

informal duelo URSS-Argentina,

con los encuentros Keres – Najdorf,

Guéler – Panno y Spassk –

Pilnik; y para el especial acontecimiento,

los argentinos decidieron

preparar una novedad, con motivo

de la popularidad alcanzada por la

variante de Keres (7. f4) durante el

desarrollo del torneo. Tan así fue

que, aunque parezca increíble, las

tres partidas tomaron el curso previsto,

los argentinos respondieron

con:

➪ 7 ... ¥e7

En el mismo torneo varias

partidas continuaron aquí con 7

... £c7, pero los latinos tenían

otros planes.

➪ 8. £f3 h6

Con la experiencia acumulada

en esta variante, muchos prefieren

continuar aquí con 8 ... ¤bd7 9.

0–0–0 h6 10. ¥h4 £a5.Así se jugó

recientemente en la partida Neil

McDonald-Daniel Gormally; 7ª

ronda del Torneo abierto de Hastings,

1995, que tuvo el siguiente

desarrollo: 11. ¥e1 £c7 12. g4 g5

13. h4 gxf4 14. ¥h3 b5 15. g5 ¤e5

16. £xf4 hxg5 17. hxg5 ¤h7 18.

¥g2 ¥b7 19. ¢b1 0–0–0 20. g6

¥g5 21. £g3 ¤xg6 22. ¦xh7 ¦xh7

23. £xg5 ¤e5 24. ¤d5 1–0.

➪ 9. ¥h4 g5?!

Esta era la sorpresa preparada

por el «equipo» argentino; y aunque

se ha dicho que la jugada es

mala, lo cierto es que ha motivado

innumerables análisis, y aún


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 131

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

131

años después se continuaba jugando

en competencias oficiales.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 10. fxg5 ¤fd7

En sus notas Keres indica que

esta retirada propicia el desenlace

que sigue, era preferible jugar 10

... hxg5 11. ¥xg5 ¤bd7, para asegurarse

al menos la casilla e5.

Así jugó Koch en dos partidas

del II. Campeonato mundial por

correspondencia, pero no pudo

evitar las derrotas:

A) 12. 0-0-0 ¤e5 13. £f4 b5

14. ¤f3 ¤g6 15. £e3 ¤g4 16. £d2

¥xg5 17. ¤xg5 b4 18. ¤b1 ¦a7 19.

¤h3 £b6 20. £xd6 £e3+ 21. £d2

¦c7 22. ¤f2 £xd2+ 23. ¦xd2 ¦xh2

24. ¦xh2 ¤xh2 25. ¥e2 ¥b7 26. g3

¤e5 27. ¦d4 a5 28. ¤d2 ¢e7 29.

¤d3 ¥a6 30. ¤xe5 ¥xe2 31. ¤b3

a4 32. ¤d2 ¢f6 33. ¤d7+ ¢g5 34.

e5 a3 35. ¤f6 b3 36. ¤fe4+ ¢f5 37.

axb3 ¢xe5 38. ¦a4 f5 39. bxa3

¤g4 40. ¢b2 ¤e3 41. ¤c3 ¥d1 42.

¦h4 ¥g4 43. ¦h1 ¢f6 44. a4 ¦d7

45. ¦h2 e5 46. a5 f4 47. gxf4 exf4

48. a6 1–0; Lucins Endzelins-Berthold

Koch; II Campeonato mundial

por correspondencia, 1959.

B) 12. ¥e2 ¤e5 13. £f4 b5

14. 0-0 ¤fd7 15. ¥xe7 £xe7 16. a3

¥b7 17. ¤f3 ¤xf3+ 18. ¦xf3 ¤e5

19. ¦g3 0-0-0 20. ¦d1 ¥c6 21. a4

£a7+ 22. £e3 £xe3+ 23. ¦xe3 b4

24. ¥xa6+ ¢c7 25. ¤a2 ¦xh2 26.

¢xh2 ¤g4+ 27. ¢g1 ¤xe3 28.

¦d2 ¦b8 29. b3 f5 30. exf5 exf5 31.

¢f2 f4 32. ¦d4 ¤g4+ 33. ¢g1 ¤e3

34. ¦xf4 ¦g8 35. ¢f2 ¤xc2 36.

¥f1 ¦b8 37. ¥d3 ¦g8 38. g4 ¦h8

39. ¥xc2 ¦h2+ 40. ¢e1 ¦xc2 41.

¤xb4 1–0; Ake Lundqvist-Koch;

II Campeonato mundial por correspondencia,

1959.

➪ 11. ¤xe6 !

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

La jugada bomba que paralizó

a los argentinos.

Después de estas «tres» partidas,

infinidad de estudios se realizaron

sobre la validez del sacrificio

del «equipo soviético», sobre

todo en Yugoslavia, donde esta variante

se estuvo jugando con bastante

frecuencia en torneos importantes

durante los años sesenta.

Si nos guiamos por las estadísticas,

y por el desarrollo de las propias

partidas, todo indica que las


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 132

132

LOS APORTES DE PAUL KERES

negras tienen las de perder. Pero

resulta interesante que, en muchas

ocasiones, las blancas evitan el sacrificio

y tratan de imponerse por

otros medios; incluso hasta el propio

Pilnik, uno de los protagonistas

del «duelo», pero jugando la

misma posición con blancas, prefirió

retirar el alfil, para evitar ser

sorprendido una vez más, aunque

ahora fuese ¡con los colores cambiados!

La partida en cuestión siguió

con 11. ¥g3 hxg5 12. 0-0-0

£c7 13. ¥b5 ¤c6 14. ¦hf1 ¤xd4

15. ¥xd7+ ¥xd7 16. £xf7+ ¢d8

17. £g7 ¤e2+ 18. ¤xe2 ¦e8 19.

¦f7 b5 20. ¦xe7 ¦xe7 21. £xg5

£c5 22. £xc5 dxc5 23. ¥h4 ¢e8

24. ¥xe7 ¢xe7 25. ¤f4 ¥c6 26. e5

¦g8 27. ¦d6 ¥xg2 28. ¦xe6+ ¢d7

29. ¦d6+ ¢c8 30. ¦g6 ¦xg6 31.

¤xg6 ¥e4 32. ¤f4 ¢c7 33. c3 1–0;

Herman Pilnik-Walter Ader

Hansman; 1ª ronda del Torneo de

Santiago de Chile, 1959.

➪ 11 ... fxe6 12. £h5+ ¢f8 13.

¥b5!

Hasta aquí mantuvieron el mismo

curso las tres partidas mencionadas,

tomando las siguientes derivaciones:

A) 13 ... ¤e5 14. ¥g3 ¥xg5

15. 0–0+ ¢e7 16. ¥xe5 £b6+ 17.

¢h1 dxe5 18. £f7+ ¢d6 19.

¦ad1+ £d4 20. ¦xd4+ exd4 21.

e5+ ¢c5 22. £c7+ ¤c6 23. ¥xc6

1–0; Guéler-Óscar Panno; 14ª

ronda del Torneo Interzonal de

Gotemburgo, 1955.

B) 13 ... ¢g7 14. 0–0 ¤e5 15.

¥g3 ¤g6 16. gxh6+ ¦xh6 17.

¦f7+ ¢xf7 18. £xh6 axb5 19.

¦f1+ ¢e8 20. £xg6+ ¢d7 21. ¦f7

¤c6 22. ¤d5

b 1 ) 22 ... ¦xa2 23. h4 £h8 24.

¤xe7 ¤xe7 25. £g5 1–0; Keres-

Najdorf; 14ª ronda del Torneo Interzonal

de Gotemburgo, 1955.

b 1 ) 22. ¤d5 ¦xa2 23. h3 £h8

24. ¤xe7 ¤xe7 25. £g5 ¦a1+ 26.

¢h2 £d8 27. £xb5+ ¢c7 28.

£c5+ ¢b8 29. ¥xd6+ ¢a8 30.

¥xe7 ¦a5 31. £b4 1–0; Spasski-

Pilnik; 14ª ronda del Torneo Interzonal

de Gotemburgo, 1955).

De todas las investigaciones

posteriores, fueron las partidas de

Fischer las que le dieron una dinámica

salvadora al juego negro.

De esa época es la jugada:

➪ 13 ... ¦h7

Así jugó contra Gligoric en

Portoroz, 1958, donde el yugoslavo

no encontró el mejor camino y

jugó 14. £g6 ¦f7 15. £xh6+ ¢g8

16. £g6+ ¦g7 17. £xe6+ ¢h8 18.

¥xd7 ¤xd7 19. 0-0-0 ¤e5 y el

juego se torna de muy difícil pronóstico.

En definitiva la partida

concluyó en tablas luego de 20.

£d5 ¥g4 21. ¦df1 ¥xg5+ 22.

¥xg5 £xg5+ 23. ¢b1 £e7 24.

£d2 ¥e6 25. g3 ¦d8 26. ¦f4 £g5

27. £f2 ¢g8 28. ¦d1 ¦f7 29. b3

£e7 30. £d4 ¤g6 31. ¦xf7 £xf7

32. £e3 1/2–1/2; Gligoric-Fischer;

21ª ronda del Torneo Interzonal

de Portoroz (Eslovenia), 1958.

Hoy se acepta que la mejor repuesta

es

➪ 14. 0–0+


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 133

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

133

Los yugoslavos han investigado

aquí 13. ... ¤e5 14. ¥g3 ¦h7

15. ¥xe5 dxe5 16. ¦d1. Una continuación

puede ser 16 ... ¥d7 17.

g6 ¦g7 18. 0-0+ ¢g8 19. ¥c4 £c8

20. ¥b3 ¥e8 21. ¤d5 ¥c5+ 22.

¢h1 ¦xg6 23. ¦f6 ¦g7 24. £xh6

¤d7 25. ¤e7+ ¥xe7 26. ¥xe6+

¥f7 27. ¥xf7+ 1–0; Frantisek

Blatny-Dragoljub Minic; Sombor

(Serbia y Montenegro), 1966.

➪ 14 ... ¢g8 15. g6 ¦g7 16. ¦f7

¥xh4 17. £xh6

Varias partidas han continuado

con 17 ... ¦xf7 18. gxf7+ ¢xf7

19. ¦f1+ ¢f8. Son interesantes los

siguientes ejemplos:

A) 20. £h8+ ¢f7 21. £h7+

¢f8 22. ¦f1+ ¥f6 23. ¤d5 exd5 24.

£h8+ ¢e7 25. £h7+ ¢e6 26.

£h3+ ¢e7 27. £h7+ 1/2–1/2; Ciocaltea-Gheorghiu;

Rumanía, 1969.

B) 20 ¦f1+ ¥f6:

b 1 ) 21. e5 dxe5 22. ¤e4 £e7

23. £h8+ ¢f7 24. ¤g5+ ¢g6 25.

¥d3+ e4 26. ¥xe4+ ¢xg5 27. h4+

¢g4 28. £g8+ £g7 29. £xe6+

¢h5 30. £f5+ ¢h6 31. £f4+ ¥g5

32. hxg5+ £xg5 33. £h2+ £h5 34.

£d6+ ¢g7 35. £e7+ ¢g8 36. ¦f5

1–0; Vasili Nikolic-Zelico Nikolic;

Yugoslavia, 1972.

b 2 ) 21. ¥xd7 ¤xd7 22. e5 dxe5

23. ¤e4 £e7 24. £h8+ ¢f7 25. g4

£f8 26. £h5+ ¢e7 27. g5 £g7 28.

¢h1 b5 29. gxf6+ ¤xf6 30. ¦xf6

¥b7 31. £f3 ¦g8 32. £a3+ ¢d7

33. £d6+ ¢c8 34. £xe6+ ¢b8 35.

£xe5+ ¢a8 0–1; Milan Matulovic-

Dragoljub Ciric; 3ª ronda del Torneo

de Sarajevo, 1966.

➪ 17 ... £f6 18. ¦f1

Toda esta continuación ha sido

ampliamente estudiada. Aquí

también se propone 18. ¥xd7

¤xd7 19. ¦xf6 ¥xf6 20. ¦f1

¥d4+ 21. ¢h1 ¥xc3 22. bxc3

¤e5, como en la partida Ryszard

Skrobek-Ventzislav Inkiov;

12ª ronda del Torneo a la memoria

de Rubinstein, estación termal

de Polonicad Zdroj (Polonia),

1981. En la jugada nº 62 firmaron

las tablas.

➪ 18 ... axb5 19. e5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Hemos estado siguiendo el

curso de la partida Joaquín Carlos

Díaz-Darío Alzate; Bayano

(Cuba), 1984. Su desenlace final

es definitivo.

➪ 19 ... £xe5 20. £xh4 ¤c6 21.

¤e4 d5 22. ¤f6+ ¤xf6 23. ¦1xf6

¥d7 24. ¦xg7+ ¢xg7 25. ¦f7+

¢xg6 26. £h7+ ¢g5 27. h4+ 1–0.

Gambito de Gotemburgo

No hay dudas de que de todos

los acontecimientos teóricos sur-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 134

134

LOS APORTES DE PAUL KERES

gidos a raíz del Torneo Interzonal

de Gotemburgo, es el nacimiento

de la Variante del Peón Envenenado,

la que mayor trascendencia

ha tenido hasta nuestros días.

Se jugaba en la décimosegunda

ronda la partida Keres – Panno,

y luego de las jugadas 1. e4 c5

2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6

5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 alcanzamos

la posición, antes comentada,

que tanto interés despertó entre

los participantes de la competencia.

Y es este el momento en

que Panno realiza la jugada 7 ...

£b6!? prácticamente desconocida

hasta entonces, y le dio pie a

Keres para que respondiera con

el inesperado movimiento

➪ 8. £d2!? ...

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

¿Qué pensaría Panno en esos

precisos momentos? Si buscamos

el propósito de la jugada ...£b6,

habría que convenir que apunta a

dos objetivos inmediatos: por una

parte amenaza ganar un peón, y

adicionalmente dar jaque en e3,

con posibilidad de obligar al cambio

de damas, que conduce su-

puestamente a posiciones de relativo

equilibrio. Por tanto, la respuesta

esperada por Panno, era

obviamente 8. ¤b3.

Se ha dicho que 7 ... £b6 era

la novedad preparada por el gran

maestro argentino para este encuentro,

pero en realidad ya se

había jugado así, cuando menos,

en la partida Egon Joppen-David

Bronstein; Belgrado, 1954, que

continuó con 8. ¤b3 £e3+ 9. £e2

£xe2+ 10. ¥xe2 ¤bd7 11. a4 ¥e7

12. 0-0-0 h6 13. ¥h4 con igualdad

aunque Bronstein acabó imponiéndose.

Podemos entonces comprender

perfectamente que no estuviese en

los cálculos de Panno capturar el

peón de b2, sin un análisis previo,

porque muy bien pudiera estar

«envenenado», por ello se limitó a

continuar con 8 ... ¤c6, que es inferior

a 8 ... ¤bd7, y luego de 9. 0-0-0

£xd4 10. £xd4 ¤xd4 11. ¦xd4

¤d7 12. ¥e2 h6 13. ¥h4 g5 14.

fxg5 ¤e5! 15. ¤a4!, las blancas obtuvieron

una mínima ventaja que

se incrementó cuando Panno jugó

15 ... ¥e7? (según Keres era preferible

15 ... b5 16. ¤b6 ¦b8 17. ¤xc8

¦xc8 18. a4+-) y ahora 16. ¤b6 dejó

al negro en situación muy desfavorable.

El desenlace final fue 16 ...

¦b8 17. ¥g3 hxg5 18. ¦hd1 f6 19.

c4 0-0 20. ¦4d2 f5 21. c5 f4 22. cxd6

¥xd6 23. ¦xd6 fxg3 24. hxg3 ¦f7

25. ¢b1 ¦c7 26. ¦d8+ ¢g7 27. ¦c1

¤c6 28. e5 ¢g6 29. ¥d3+ ¢f7 30.

¦h8 ¢e7 31. ¥g6 1-0.

Hoy, transcurridos cuarenta

años, podemos considerar con to-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 135

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

135

da justicia que la decisión de Panno

fue –y sigue siendo– la más

sensata, al margen de cualquier

resultado. En definitiva, nada

obliga a las negras a tener que

aceptar el regalo, y en la actualidad

se disponen de diferentes vías

para continuar la partida, sin

tener que entrar en las terribles

complicaciones a que conduce la

aceptación del peón.

Un resumen del árbol principal

de continuaciones del gambito

rehusado se muestra en la TA-

BLA I. Tanto la información de

esta tabla, como la de las cuatro

restantes, se ha obtenido como

resultado del procesamiento de

más de 1.000 partidas, jugadas entre

1955 y 1995, de manera que la

mayoría de las opciones o alternativas

del árbol de variantes indican

que no menos de 4 partidas

han alcanzado esa posición en

competiciones oficiales.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 136

136

LOS APORTES DE PAUL KERES

TABLA I

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8.

£d2!?

Sin plantear el Gambito 8. (d2)

8. a3

... ¤c6 9. ¤b3 ¥e7 10. £f3

8. £d3

... £xb2 9. ¦b1 £a3

8. f5

8. ¥xf6

... gxf6 9. ¥e2

... ... ... £xb2 10. ¤a4

... .... ... ¤c6 10. ¤b3 £e3

8. ¤b3

... ¤bd7

... ... 9. £e2 £c7

... ... 9. £f3

... ... ... £c7

... ... ... ... 10. 0–0–0

... ¤c6

... ¥e7

... ... 9. .£d4

... ... 9. £d2

... ... 9. £e2

... ... ... h6 10. ¥xf6 ¥xf6 11. 0–0–0 ¤d7 12. h4

... ... 9. ¥e2

... ... ... £e3 10. £d3 £xd3 11. cxd3 h6

... ... ... ¤bd7 10. £d3 £c7 11. ¥f3

... ... 9. £f3

... ... ... ¤bd7 10. 0–0–0 £c7

... ... ... ... ... ... 11. ¥d3

... ... ... ... ... ... ... b5

... ... ... ... ... ... ... ... 12. a3 ¥b7

... ... ... ... ... ... 11. ¢b1

... ... ... ... ... ... 11. ¥e2

... ... ... ... ... ... 11. £g3

... ... ... ... ... ... 11. f5

... ... ... ... ... ... 11. g4

... ... ... ... ... ... ... b5 12. ¥xf6

... ... ... ... ... ... 11. ¥h4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 137

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

137

Lo referido respecto a la partida

Keres – Panno marca el origen

«oficial» del Gambito de Gotemburgo,

aunque sólo se hace efectivo

cuando, rondas después, la posición

se repite en el encuentro

que sigue a continuación.

Paul Keres-Andrija Fuderer

Torneo Interzonal de

Gotemburgo (Suecia), 16ª ronda,

1955

Obviamente Fuderer analizó

con detenimiento el encuentro

precedente, y llegó posiblemente

a la conclusión de que el sacrificio

pretendía cercar a la dama incursora;

pero como esta circunstancia

no se produce, seguramente

concluyó que el peón podía ser

capturado.

Es entonces cuando las negras

se deciden y responden con

➪ 8 ... £xb2!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Queda claro que la posición

ha sido bien estudiada, calculando

que la dama no corre peligro,

dado que no existe la posibilidad

de que, luego de 8. ¤b3, ésta resulte

atrapada.

Pero Keres ha visto más, y su

objetivo inmediato es un radical

ataque contra el rey. El desenlace

de esta partida es histórico, y lo

transcribimos con los comentarios

del vencedor:

➪ 9. ¦b1 £a3 10. e5 ¤fd7?

«Cuando se jugó esta partida

no existían análisis y ambos jugadores

debían resolver los problemas

frente al tablero; hoy se sabe

que esta jugada es un error, y que

es necesario 10 ... dxe5 11. fxe5».

➪ 11. f5! ¤xe5

«No hay nada mejor. Si 11 ...

dxe5 12. ¤xe6 fxe6 13. fxe6 O

también 12. fxe6! exd4 13. exf7+

¢xf7 14. ¥c4+ con gran ataque».

➪ 12. fxe6 fxe6 13. ¥e2! ¤bc6

14. ¤xc6 bxc6

«Terminada la partida, se indicó

como mejor 14 ... ¤xc6, pero

no se ve cómo el negro puede

mejorar su posición tras 15. 0–0».

➪ 15. ¤e4! d5 16. 0–0 £a4

«Con 15 ... d5 el negro se vio

obligado a debilitar su juego; si a

se añade la amenaza 17. ¥h5+

¤g6 (17 ... g6 18. ¤f6+) 18.

¥xg6+ hxg6 19. £f2!, llegamos a

la conclusión de que no hay defensa

satisfactoria».

➪ 17. ¥h5+ ¢d7 18. ¦xf8!

Rinden.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 138

138

LOS APORTES DE PAUL KERES

Hasta aquí no hemos hecho

más que repetir lo que distintos

autores han relatado en relación

con el surgimiento de la variante,

pero existe un eslabón perdido en

esta historia, y es la partida Rashit

Nezhmetdinov – Vitali Serguéievich

Shcherbakov, que supuestamente

se jugó en Riga, en 1954, es

decir meses antes del Torneo de

Gotemburgo, y que tuvo el siguiente

desarrollo: 1. e4 c5 2. ¤f3

d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3

a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8. £d2

£xb2 9. ¤b3 ¤c6 10. ¥d3 d5 11.

¥xf6 gxf6 12. ¤a4 £a3 13. ¤b6

¤d4? 14. ¢f1? ¤xb3 15. cxb3 ¦b8

16. exd5 £b4! 17. £xb4 ¥xb4 18.

¦c1, y desconocemos su resultado.

Existe una segunda partida de

Shcherbakov, jugada en Moscú en

el mismo año de Gotemburgo –pero

no sabemos si antes o después

del torneo– en la que Eugeni Vasiukov

sigue el curso de la partida

Keres – Fuderer, con el siguiente

desarrollo: 7. f4 £b6 8. £d2 £xb2

9. ¦b1 £a3 10. e5 dxe5 11. fxe5

¤fd7, que es la continuación principal

seguida por la mayoría de las

partidas de los años subsiguientes.

El juego finalizó con 12. ¥e2 £c5

13. ¤e4 £xe5 14. ¥f3 ¤f6 15. ¤e2

¤bd7 16. ¤xf6+ ¤xf6 17. ¦xb7

¥xb7 18. ¥xb7 ¦a7 19. ¥c6+ ¤d7

20. ¥f4 £a1+ 21. ¤c1 e5 22. £e3

¥b4+ 23. ¢d1 £c3! 24. £xa7

£xc6 25. ¤d3 £xg2 26. ¦g1 £f3+

27. ¢c1 ¥a3+ 28. ¢d2 exf4 29.

¦e1+ ¢d8 30. £xa6 ¥c5 31. £a5+

¥b6 32. £g5+ f6 33. £xg7 ¥e3+.

Pero ¿qué fue primero... el huevo

o la gallina? Esperemos que

personas bien informadas ayuden

a dejar en claro esta parte de la historia.

Otra cuestión no resuelta hasta

el presente es la validez del sacrificio;

visto estadísticamente, la

balanza se inclina a favor de las

blancas, con un resultado del 40%

de victorias, 30% de derrotas y

otros tantos empates, de un total

de unas 1000 partidas. Pero estadísticas

análogas, y aún más desfavorables,

pudiéramos encontrar

para las negras en muchas otras

variantes de juego, y nadie se las

cuestiona hoy en día.

¿Qué pensaba Keres al respecto?

No lo sabemos, aunque suponemos

existen opiniones suyas

en favor o en contra de la variante

que él mismo popularizó. En

sus comentarios se limita a explicar

que las complicaciones pueden

ser evitadas empleando continuaciones

menos negociantes.

Pero contamos, en cambio, con

un dato muy interesante, que dice

más que muchas palabras: después

de Gotemburgo, Keres evitó repetir

el experimento; conocemos que

así jugó contra Tolush, dos años

después; pero prefirió 8. ¤b3 contra

Van den Berg, en la Olimpiada

de Munich de 1958.

Honor a quien honor merece

No sería justo ni tendría el debido

rigor un recuento del Gambito

Gotemburgo que cubriera

los hechos más importantes de su

evolución en los primeros años

sin hacer mención especial a dos


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 139

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

139

figuras que propiciaron su desarrollo,

y que aceptaron el reto en

numerosas partidas, y sentaron de

hecho la base teórica de la mayoría

de las variantes principales;

nos referimos concretamente a

los grandes maestros Bobby Fischer

y George P. Tringov.

Ambos, jugando con negras,

hicieron en muchas partidas la jugada

crítica 7 ... £b6, sin la cual la

apertura toma los cursos habituales

del Sistema Najdorf.

Tanto uno como el otro insistieron

una y otra vez en la captura del

famoso peón, hasta que, ¡cosas del

destino!, ambos tuvieron que enfrentarse

en un inolvidable certamen:

el IV Torneo Internacional a

la memoria Capablanca, celebrado

en La Habana en 1965.

Como se recordará, Fischer no

recibió la autorización de su gobierno

para viajar a Cuba, y los

organizadores del certamen resolvieron

el problema con una jugada

magistral: propusieron a Fischer

que jugara, desde los Estados

Unidos, utilizando el teletipo,

cosa que el norteamericano afortunadamente

aceptó.

Esto, por supuesto, significó un

extraordinario esfuerzo de su parte,

que todos le debemos agradecer,

pues jugando en condiciones

tan especiales cada sesión de cuatro

horas prácticamente se duplicaba,

y esta sobrecarga no solo le

afectó físicamente, sino que le perjudicó

en más de un encuentro,

pues sus rivales nunca se vieron bajo

la presión del tiempo, porque entre

jugada y jugada siempre transcurrían

varios minutos. Lo mismo

hubiera sido válido para Fischer,

pero sucede que en ninguna partida

se vio apurado de tiempo.

Fue a la altura de la quinta

ronda cuando se produjo el enfrentamiento

Tringov – Fischer; y

como si se tratara de saldar cuentas

pendientes, la partida no tardó

en tomar el curso de la Variante

Najdorf, hasta que en la séptima

jugada Fischer lanza la bofetada a

su opositor, haciendo la consabida

movida ...£b6!?

¿Cuál iba a ser la actitud del

gran maestro búlgaro?; ¿aceptaría

el reto, jugando contra el sistema

que él mismo ayudó a desarrollar?

Por suerte para todos, Tringov

no evadió el duelo teórico, y se

produjo una de las partidas más

trascendentales de toda la historia

del Gambito Gotemburgo.

Por su importancia, consideramos

oportuno incluirla en este relato,

con los comentarios que hicimos

para el libro memorial de ese

certamen, actualmente en preparación.

Gueorgui Tringov-Robert

Fischer

IV Torneo Internacional a la

memoria de Capablanca, 5ª

ronda, La Habana (Cuba), 1965

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7.

f4 £b6 8. £d2 £xb2 9. ¦b1

Durante el duelo Spasski-Fischer,

de Reikiavik en 1972, se revitalizó

la vieja continuación 9.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 140

140

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤b3, que se tenía como inofensiva

para el negro. En la undécima

partida del campeonato del mundo

Fischer continuó con 9 ... £a3,

y luego de 10. ¥xf6 gxf6 11. ¥e2

h5 12. 0-0 ¤c6 13. ¢h1 ¥d7 14.

¤b1! £b4 15. £e3 d5? 16. exd5

¤e7 17. c4! con ventaja que resultó

decisiva para Spasski.

Pero en la partida Peleche –

Coéiev, jugada por correspondencia

en 1986, se llegó a esquemas similares

por transposición, siguió

10. ¥f6 gf 11. ¥e2 ¤c6 12. 0-0 h5

13. ¤b1 £b4 14. £e3 d5 15. exd5

¤e7 16. ¤c3 ¤f5 17. £d3 £b6+ 18.

¦f2 ¥d6 19. ¤e4 ¥xf4 20. ¤xf6+

¢f8! y la posición se sostiene.

➪ 9 ... £a3 10. e5

Cuando se jugó esta partida esta

era la continuación más aguda, y

centraba el debate teórico entre

blancas y negras. Aquí se dispone

también de las alternativas 10. f5 y

10. ¥xf6; éstas y otras variantes

puede consultarlas el lector en las

tablas que acompañan este trabajo,

y en las partidas de torneos recientes

que incluimos a continuación

de estos comentarios.

➪ 10 ... dxe5 11. fxe5 ¤fd7 12.

¥c4 ¥b4! 13. ¦b3 £a5

Antes de proseguir, creo conveniente

aclarar que tuve el privilegio

de ser participante indirecto

de los hechos que estamos narrando.

Aconteció que por esa

época, siendo muy joven, comencé

a trabajar en labores auxiliares

dentro de la organización de estos

grandiosos torneos, lo que me

permitía «compartir», en el salón

de juego, con los más afamados

ajedrecistas del mundo.

Era realmente extraordinario

poder dar la mano cada día a figuras

tan legendarias como Smislov,

Guéler, Ivkov y muchos otros

más, que entonces nos parecían

dioses —y lo eran—, convencido

además de encontrarme viviendo

momentos trascendentales para

la historia del ajedrez mundial.

Pero por si todo esto fuera poco,

recibí en esa ocasión la tarea de

servir como «enlace», para llevar y

traer las jugadas que se recibían y

enviaban entre la mesa en que se

desarrollaba, en cada ronda, la partida

de Fischer —¡pero sin Fischer!—,

y el pequeño lugar, oculto

tras las cortinas del escenario, en

que se encontraba el teletipo, en

comunicación directa con el Manhatan

Chess Club, de Nueva York.

Por eso, para los que tuvimos la

oportunidad de vivir, «en directo»,

el desarrollo de esta partida, resulta

muy grato rememorar estos

momentos; y es que no sólo se estaba

produciendo un hecho histórico,

sino que además, sabemos

hoy que estabamos en presencia

del nacimiento de una partida que

resultó ser trascendental para el

estudio posterior de esta variante.

➪ 14. 0-0 0-0

No hay que olvidar que estamos

ante un combate teórico, de

manera que la partida se desarrolla

en un terreno en el que cada


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 141

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

141

contendiente «tiene sembradas sus

minas». A partir de aquí cada cual

marcha según su propio mapa del

suelo que pisa, y cualquier error de

cálculo puede resultar fatal.

➪ 15. ¤xe6!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Esta jugada, que puso en estado

de delirio a miles de aficionados

en la sala de juego y en murales

aledaños, deja en claro la sorpresa

preparada por Tringov para

este encuentro.

A primera vista la situación

parece tornarse desesperada y

una lluvia de amenazas surgen

por doquier. Es también el momento

en que las jóvenes admiradoras

del estadounidense —que

en su mayoría asisten al torneo

sin saber nada de ajedrez— comienzan

a preguntarse cómo es

posible que digan que Fischer, su

ídolo, esté totalmente perdido.

Adelantándonos a los acontecimientos

diremos que, un año

después, también en La Habana,

el propio Tringov optó por la continuación

15. ¥f6!, ¤xf6 16. exf6

¦d8! 17. ¦xb4 £xb4 18. £g5 g6

19. ¦f4!? b6 20 ¦h4. Tringov-Palmasson,

Olimpiada de La Habana

1966.

En realidad la jugada 15. ¥f6

surge como consecuencia de las

investigaciones postludum de la

partida que estamos analizando.

Introducida con éxito en la partida

R.Byrne-Evans, Campto. EE. UU.

1966, fue refutada poco tiempo

después con la continuación 16 ...

¦d8! empleada por Palmasson en

la partida antes mencionada.

➪ 15 ... fxe6 16. ¥xe6+ ¢h8

17. ¦xf8+ ¥xf8 18. £f4

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Vale la pena describir aquí los

hechos tal como ocurrieron y nada

más apropiado que transcribir

nuestra propia vivencia de esta

historia, tomamos las palabras

que aparecen en el artículo que

publicamos en la revista cubana

Jaque Mate, de abril de 1974, hace

más de 30 años.

«Un acalorado murmullo recorrió

el amplio Salón de Embajadores

del Hotel Habana Libre,

lugar sede del evento, cuando el

GM Tringov hizo su jugada 18.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 142

142

LOS APORTES DE PAUL KERES

£f4. En todos los tableros murales

que reproducían la partida (y

eran por lo menos tres) una enorme

cantidad de público especulaba

sobre todo número de situaciones

posibles. Pero la conclusión

general era sólo una: ¡Fischer

estaba perdido!

»Por otra parte, en la sala de

juego, todos los maestros participantes

se acercaban cautelosos a

la mesa donde se escenificaba el

encuentro, y por el modo tan expresivo

de sus gestos no era difícil

comprender sus pensamientos:

evidentemente la situación del

GM norteamericano era desesperada.

Fue entonces cuando sucedió

lo insólito: el ‘télex’ acababa de

trasmitir una respuesta que estremecía

a todos los presentes. Fischer

contestaba...»

Detengamos un instante en

esta referencia y agreguemos algunos

elementos desconocidos de

esta historia. Quizás no tengan

ninguna importancia especial, pero

no dudo que el lector se interesará

también por compartir las

emociones particulares del autor.

Hagamos un pequeño salto y

retrocedamos un instante, sólo un

instante, y rememoremos lo sucedido

en el preciso momento en

que llega, desde New York, la esperada

respuesta con la segura

rendición de Fischer.

Allí, junto al viejo teletipo, tras

las cortinas del escenario, hay una

pequeña mesa, y sobre ella un tablero.

Es en este tablero, común y

corriente, en el que siempre se

mantiene la posición de la partida

que se está trasmitiendo, de manera

que pueda hacerse una revisión

inmediata de cada jugada recibida.

Por tanto, es ese sencillo tablero

el primero en enterarse de cada

respuesta que realiza el ídolo

norteamericano; y soy precisamente

yo, el que ahora relata esta

historia, la persona privilegiada

que tiene la primicia de las grandes

noticias en las partidas de este

inolvidable acontecimiento.

Por eso, cuando a mis manos

llega, vía ‘télex’, la extraordinaria

respuesta, y sobre aquel sencillo

tablero se hace evidente la magnitud

de la tormenta que está por

desatarse, comprendo que por un

instante exclusivo —y eso paga

todos los sin sabores de trabajo

tan modesto— soy la única persona

de la nación que conoce una

verdad que hará saltar de júbilo,

hasta el delirio, a los miles de ajedrecistas

que siguen la partida en

el inmenso recinto del torneo.

En resumen, todo no ha sido

más que una maravillosa trampa

preparada por Fischer, jugada

tras jugada, en indiscutibles horas

de laborioso estudio.

Lamentablemente, momentos

así sólo se viven una vez en la vida,

y no siempre estamos preparados

para reaccionar, plena y libremente,

ante la trascendencia

de un hecho único. Si fuese hoy,

quizás no me importaría entrar al

salón, mensaje en mano, gritando

a todo pecho:


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 143

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

143

¡¡Fischer está ganando!!

Pero ese día, en cambio, bajé

nervioso la pequeña escalera que

conducía del escenario a la mesa

de juego, y como de costumbre,

entregué el mensaje...

Instantes después, el Dr. José

Raúl Capablanca (hijo), en representación

del gran maestro norteamericano,

hace en el tablero de

La Habana la jugada:

➪ 18 ... ¤c6!!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Primero un silencio expectante,

y de pronto recorre el enorme y

majestuoso salón una tremenda

explosión de locura colectiva. La

mayoría de los presentes, simples

aficionados, no alcanzan a comprender

lo sucedido, pero interpretan

que algo extraordinario acaba

de ocurrir; gentes que nada saben

de ajedrez corren de un lado para

otro, y en los murales, como tromba

marina imparable, se produce

un alboroto extraordinario, en tanto

el Arbitro Internacional Alberto

García llama inútilmente al orden.

Tringov ha caído en una magistral

trampa, servida en bandeja

de plata. Con esta sorprendente

movida las negras no sólo frenan

las amenazas de mate en g8, sino

que preparan, además, una terrible

maniobra, que brota como

por arte de magia en una posición

en que la mayoría de las piezas

negras parecían estarse bloqueando

unas a otras. Pero la realidad

es totalmente diferente...

➪ 19. £f7 £c5+

La ganancia de tiempo salvadora.

➪ 20. ¢h1 ¤f6 21. ¥xc8

No servía 21. exf6 por 21 ...

¥xe6; ni 21. ¥xf6 por 21 ... ¥xe6

22. £xe6 gxf6 23. £x f6 Ag7.

➪ 21 ... ¤xe5 22. £e6 ¤eg4

¡Y las blancas abandonan!

Las amenazas de mate, a lo Philidor,

conllevan a pérdidas materiales

irreparables.

EL GAMBITO AYER Y HOY

Hasta aquí hemos relatado los

principales pormenores históricos

que tuvieron incidencia directa en

el desarrollo de la variante en los

diez años posteriores a su surgimiento.

Pero esta evolución no se ha

detenido en ningún momento, los

duelos Short - Kasparov son los

que han enriquecido el caudal teórico

del gambito en nuestros días.

Este sostenido incremento de

partidas oficiales nos imposibilita

de incluir aquí un estudio riguro-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 144

144

LOS APORTES DE PAUL KERES

so que incluya una visión general

de la actualidad teórica de la variante.

En tal caso estaríamos escribiendo

un libro dentro de otro.

Por esa razón, hemos optado

por resumir en tablas los árboles

principales de cada una de las variantes

básicas, incorporando

además algunas continuaciones

interesantes presentadas en partidas

de fecha reciente.

Por comodidad tomaremos

como árbol principal el desarrollo

de la siguiente partida.

Vasili Ivanchuk-Gari

Kaspárov

Torneo de Linares (España), 7ª

ronda, 1990

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7.

f4 £b6 8. £d2

En la TABLA I, vista en la

pág. 128 fueron resumidas las posibilidades

para el caso de que el

blanco no desee entrar en las

complicaciones del gambito.

Ya hemos explicado que tanto

las blancas, como las negras, pueden

optar, con buen juicio, por

otras variantes menos tempestuosas.

Es interesante el desenlace de

la siguiente partida, en la que las

blancas intercalan la toma en f6

antes de permitir la captura del

peón. El juego se desarrolló como

sigue: 8. ¥xf6 gxf6 9. ¥e2 £xb2

10. ¤a4 £a3 11. c3 ¤d7 12. 0–0

b5 y ahora respondieron con 13.

¥h5!?, iniciando un ataque que

en la práctica resultó fallido: 13 ...

bxa4 14. ¥xf7+! ¢e7 (en caso de

14 ... ¢xf7 15. £h5+ ¢g8 16.

£g4+ ¢f7 17. £xe6+ ¢g7 18.

¤f5+ ¢g6 19. ¦f3 y la posición

del negro es complicada) 15.

¤c6+?! (ahora ya no tiene sentido

entregar la segunda pieza; era

preferible 15. ¥xe6, que mantiene

las posibilidades de hacer progresar

el ataque) 15 ... ¢xf7 16.

£h5+ ¢g7 17. ¤d4 ¦g8 18.

¤xe6+ ¢h8 19. ¦f2 £xc3 20.

¦af1 ¤c5 21. ¦f3 £c2 22. ¤g5

fxg5 23. fxg5 ¤e6 24. ¦f7 ¤xg5

0–1; Jonny Hector-Helgi Olafsson;

10ª ronda del Torneo de Reikiavik,

1995.

También se ha jugado 8. a3

¤bd7 9. ¥e2 ¥e7 10. ¤b3 h6 11.

¥xf6 ¥xf6 12. £d2 ¤c5 13. 0–0–0

¤xb3+ 14. cxb3 ¥e7 15. ¢b1 ¥d7

16. ¢a2 ¥c6 17. ¥g4 0–0 18. f5

exf5 19. ¥xf5 ¦ad8 20. h4 ¦fe8

21. g4 ¥f8 22. g5 ¦e5 23. gxh6 g6

24. ¦hg1 d5 25. £f4 £c7 26. h5 d4

27. hxg6 fxg6 28. ¦xg6+ ¢h8 29.

¦dg1 ¥d6 30. £g5 1–0; Vladímir

Gueórguiev-Eugeni Pétkov Erménkov;

Campeonato de Bulgaria,

1995.

Aunque lo natural sigue siendo

evitar el conflicto con 8. ¤b3,dado

que la práctica ha demostrado

que el cambio de damas, luego de

...£e3, resulta favorable al blanco.

En la actualidad las negras prefieren

seguir con 8 ... ¤bd7 9. £f3

£c7 10. 0–0–0 b5 y logran mantenerse

en esquemas sicilianos normales.

Esta opción viene de la par-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 145

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

145

tida Yvan Masserey-Loek Van

Wely; 4ª ronda del Torneo Horgen

B (Suiza), 1995, en la que las blancas

golpearon fuerte luego de 11.

a3 ¥b7 12. ¥d3 ¥e7 13. ¦he1 h6

14. £h3 0–0–0 15. ¥h4 g5 16. ¥f2

gxf4 17. ¥xb5!? axb5 18. ¤xb5

£c4 19. ¤a7+ ¢b8 20. ¤a5 £a6

21. £b3 ¤e5 22. ¦d4 £xa5 23.

¦a4 £c7 24. ¤b5 £c6 25. ¥a7+

¢c8 y la partida derivó en un rarísimo

final de rey y dama contra

rey, dama y alfil, que culminó en

tablas ¡en 128 jugadas!

➪ 8 ... £xb2 9. ¦b1 ...

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Ésta fue la jugada de elección

durante más de dos décadas, pero

a raíz de la famosa partida

Spassky – Fischer, antes mencionada,

se puso de moda la vieja jugada

9. ¤b3, que ha sido la más

empleada a partir de 1990, sobre

todo por su presencia en partidas

entre Short y Kaspárov.

Incluimos como ejemplo algunas

partidas de interés en el desarrollo

de la variante.

A) 9 ... ¤bd7 10. ¥xf6 gxf6

11. ¦b1 £a3 12. ¥e2 ¤c5 13. 0–0

b5 14. ¤xc5 £xc5+ 15. ¢h1 ¦a7

16. f5 ¦c7 17. ¤xb5 axb5 18.

¥xb5+ ¢e7 19. ¥d3 £e5 20. a4

h5 21. ¦b5 £d4 22. a5 ¥h6 23.

£e2 ¥a6 24. ¦b3 ¥xd3 25. ¦xd3

£e5 26. a6 d5 27. ¦a3 £xe4 28.

£b5 ¦g8 29. ¦g1 £xc2 30. a7

£xg2+ 31. ¦xg2 ¦c1+ 0–1; E.

Ronnenberg-Dale Maessel; 5ª

ronda del Torneo abierto de Las

Vegas (EE. UU.), 1995.

B) 9 ... £a3 10. ¥xf6 gxf6 y

ahora:

b 1 ) 11. ¥d3 ¤c6 12. 0–0 ¥g7

13. ¦f3 f5 14. ¦g3 ¥f6 15. exf5

£b4 16. ¥f1 d5 17. ¦e1 ¤e7 18.

fxe6 ¥xe6 19. f5 ¤xf5 20. ¤xd5

£xd2 21. ¤xf6+ ¢e7 22. ¤xd2

¤xg3 23. ¤d5+ ¢f8 24. ¤c7 ¤xf1

25. ¦xf1 ¢e7 26. ¤xa8 ¦xa8 27.

c4 ¦d8 28. ¦f2 ¦d4 0–1 en 44 jugadas;

Matulovic-Fischer; Torneo

de partidas relámpago de Merceg

Novi (Serbia y Montenegro),

1972.

b 2 ) 11. ¥e2

b 2a ) 11. ... ¤c6 13 ¢h1 ¥d7

(13. ... ¦c8 14. ¥h5 ¥g7 15. ¦f3

0–0 16. ¦d1 f5 17 exf5 exf5∞; 1–0

en 34 jugadas; Amador Rodríguez

Céspedes-Reynaldo Vera;

La Habana, 1978).

b 2a1 ) 14. £e3!? ¦c8 (14. ...

¤a5 15. ¤d5! exd5 16. exd5+ ¥e7

17. ¦fe1! ¤xb3 18. ¥d3→) 15.

¤b1 £a4 16. c4 ¤a5 17. £c3

¤xc4 18. £xf6 ¦h6 19. £d4 Td4

¦h7 20. f5→. 1/2–1/2 en 43 jugadas;

Tal-Robert Byrne; 13ª ronda

del Torneo Interzonal de San Petersburgo,

1973.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 146

146

LOS APORTES DE PAUL KERES

b 2a2 ) 14. ¤d1 ¦c8 15. ¤e3

£b4 16. c3 £xe4 17. ¥d3 £a4

18. ¤c4 ¦c7 (18. ... ¦d8) 19. ¤b6

£a3 20. ¦ae1? ¤e7 21. ¤c4 ¦xc4

(21. ... £a4 22. ¤xd6+ ¢d8 23.

¤xf7+) 22. ¥xc4 h4 23. ¥d3? f5

24. ¥e2 ¥g7 25. c4 h3 26. g3 d5.

0–1 en 40 jugadas; Short-Kaspárov;

4ª partida del Campeonato

del Mundo de la PCA, Londres,

14 de septiembre de 1993.

b 2b ) 11. ... h5 12. 0–0 ¤d7 13.

¢h1 h4 14. h3 ¥e7 15. ¦ad1 b6 16.

£e3 ¥b7 17. f5 ¦c8 18. fxe6 fxe6

19. ¥g4 £b2 20. ¦d3 f5 21. ¦b1

£xb1+ 22. ¤xb1 fxg4 23. hxg4 h3

24. ¦c3 hxg2+ 25. ¢xg2 ¦g8 26.

¦xc8+ ¥xc8 27. Rf1 ¦xg4 28.

¤1d2 e5 29. £c3 ¥b7 30. ¢c7.

1/2–1/2; Short-Kaspárov; 9ª ronda

del Torneo a la memoria de Mijaíl

Tal, Riga, 1995.

TABLA II

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6

5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8. £d2

(Con 9. ¤b3)

8 ... ¤c6 9. 0–0–0

8 ... £xb2 9. ¤b3

.......... 9 ... ....... ¤bd7

.......... 9 ... ..... £a3

.......................- 10. ¥xf6 gxf6

............................. gxf6 11. ¥e2

.................................. 11. ¥e2 ¤c6 12. 0–0

.......................................... 12. 0–0 ¥d7

........................................................ 13. ¢h1 ¦c8

..................................................... ...... 13. £e3

..................................................... ...... 13. ¥h5

..................................................... ...... 13. ¦f3

..................................................... ...... 13. f5

..................................................... ...... 13. ¤b1

.......... 9 ... ....... ¤c6

............ 9 ... ....... ¤c6 10. ¥xf6 gxf6 11. ¤a.4 £a3 12. ¤b6 ¦b8

13. ¤c4 £a4

...................................................................£a4 14. a3 b5

.......................................................................14. ¢f2

................................... 11. ¥d3

................................... 11. ¥e2


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 147

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

147

En la partida que nos ocupa

las blancas continuaron con la

respuesta tradicional

➪ 9 ... £a3

(Diagrama)

Con esta jugada se alcanza la

posición crítica de la variante. A

partir de aquí la ramificación de

alternativas incluye tres continuaciones

fundamentales: 10. f5, 10.

e5 y 10. ¥xf6.

En cierta manera ya hemos resumido

antes estas continuaciones,

de acuerdo con su época de

esplendor. En la actualidad goza

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

de especial preferencia la primera

de éstas, como veremos en las páginas

que siguen.

TABLA III

8. £d2 £xb2

(Con 10. ¥xf6 y otras)

9. ¦b1 £a3 10. ¥xf6 gxf6 11. ¥e2

.................... ...... 11. ¥e2 ¤c6 12. ¤xc6 bxc6 13. 0–0

.................... .............................. 13. 0-0 ¥e7

.................... .... 11 ... .... ¥g7

.................... .... 11 ... .... ¥g7 12. f5

.................... .... 11. f5

............ 10. ¥e2

............ ...... ¤c6

............ ...... ¤bd7

............ ...... ¤bd7 11. 0–0 £c5 12. ¢h1 ¥e7

............ ................... ......... ¥e7 13. f5 e5

............ ................... ............... e5 14. ¤e6 fxe6 15. fxe6

............ 10 ... ..... ¥e7

............ 10. ¦b3

............ 10. ¥d3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 148

148

LOS APORTES DE PAUL KERES

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 10. f5 a 1 ) ¤c6 14. ¤xc6 ¥xc3 15.

£e3 bxc6 16. ¦b3 £c5 17. £xc5

dxc5 18. ¦xc3 fxe4 19. ¦xc5 ¥d7

20. ¦e5 f5 21. g4 ¦g8 22. ¢f2 fxg4

23. ¦xe4 h5 24. ¢g3 ¢e7 25. ¦e5

h4+ 26. ¢xh4 ¦h8+ 27. ¦h5 ¦xh5+

28. ¢xh5 ¦h8+ 29. ¢xg4 ¦xh2 30.

¦d2 a5 31. ¢g3 ¦h1 32. ¥c4 ¦e1

33. ¦e2 ¦xe2 34. ¥xe2 1/2–1/2;

Parma-Fischer; 7ª ronda del IV

Torneo Internacional a la memoria

a b c d e f g h

Así jugó Ivanchuk contra Kasparov

en la partida que estamos

desarrollando.

Las restantes alternativas han

tenido muy poca evolución. Los siguientes

ejemplos permiten ilustrar

las ideas fundamentales de cada

línea.

Variante 10. ¥xf6

Una continuación tranquila,

pero que deja a las blancas cierta

compensación posicional, tras la

ruptura de la cadena de peones

negras en el flanco rey.

Ahora resulta obligada la jugada

10 ... gxf6 y las blancas suelen

contestar con

➪ 11. ¥e2

Una especie de duelo informal

sostuvieron Bruno Parma y Fischer

en relación con esta alternativa,

pues la jugaron prácticamente

cada vez que se sentaron tablero

de por medio.

Veamos estos y otros encuentros

interesantes:

A) 11 ... ¥g7 12. 0–0 f5 13.

¦fd1

de Capablanca, La Habana, 1965.

Nota:Se jugó dos rondas después

de la partida Tringov – Fischer.

a 2 ) 13 ... 0–0 14. exf5 exf5 15.

¤d5 ¤c6 16. ¤xc6 bxc6 17. ¤e7+

¢h8 18. ¤xc8 ¦fxc8 19. £d3 £c5+

20. ¢h1 ¦e8 21. £c4 £xc4 22.

¥xc4 ¦e4 23. ¥xf7 ¦f8 24. ¥h5

¦xf4 25. ¦b6 ¥e5 26. ¦xa6 ¦h4 27.

¥f3 ¦xh2+ 28. ¢g1 c5 29. ¦a8

¦xa8 30. ¥xa8 ¦h4 31. ¥c6 0–1 en

57 jugadas; Parma-Fischer; 1ª ronda

del Torneo Ravinj/Zagreb (Croacia),

12 de abril de 1970.

B) 11 ... ¤c6 y entonces:

b 1 ) 12. ¤xc6 bxc6 13. 0–0 ¥e7

14. ¢h1 £a5.

b 1a ) 15 £d3 d5 16. exd5 exd5

17. ¥h5 d4 18. ¥f3 0–0 19. £xd4

¥f5 20. ¥e4 ¦ad8 21. £b6 £xb6

22. ¦xb6 ¥xe4 23. ¤xe4 ¦d4 24.

¤g3 ¦fd8 25. ¦xc6 ¦a4 26. h4 ¦xa2

27. ¤f5 ¥f8 28. ¦f3 a5 29. ¦g3+

¢h8 0–1 en 41 jugadas; Julio Becerra

Rivero-Héctor Leyva Paneque;

4ª ronda del Torneo a la memoria

de Adelquis Remón, Cuba, 1995.

b 1b ) 15. f5 h5 16. ¥f3! e5 17.

£d3 £c7 18. ¦b3 ¦b8 19. ¦xb8

£xb8 20. £c4 £c7 21. ¦b1 ¥d8

22. ¤a4 h4 23. h3 ¦g8 24. ¦b3

¦g7 25. ¤b6 ¥b7 26. a4 £e7 27.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 149

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

149

£b4! d5 28. £e1 £c5 29. ¤xd5

cxd5 30. ¦xb7 dxe4 31. £xe4 £c3

32. £xh4 ¦g8 33. £e4 £a1+ 34.

¢h2 £c3 35. £c6+ £xc6 36.

¥xc6+ ¢f8 37. ¥d5 1–0; Dragoljub

Velimirovic-Víktor Gamríkov;

Vrsac (Serbia y Montenegro),

1985.

b 2 ) 12. ¤b3 ¥g7 13. f5 0–0 14.

0–0 ¤e5 15. ¤d4 b5 16. ¢h1 ¥d7

17. ¥h5 ¦ac8 18. ¦b3 £c5 19.

¤ce2 ¤c4 20. £c1 e5 21. ¦g3

¢h8 22. ¦xg7 ¢xg7 23. ¦f3 ¦g8

24. ¦g3+ ¢f8 25. £h6+ ¢e7 26.

£xh7 exd4 27. £xf7+ ¢d8 28.

¦xg8+ 1/2–1/2 en 39 jugadas; Parma-Fischer;

5ª ronda del Torneo

de Bled, 9 de septiembre de 1961.

Variante 10. e5

Desde un principio se popularizó,

dado que conduce a posiciones

en las que las blancas disponen

de fuertes posibilidades de

ataque que normalmente culminan

con sacrificios espectaculares.

Lo normal es continuar con

10. e5 dxe5 11. fxe5 ¤fd7 12. ¥c4

y ahora:

A) 12 ... ¥b4 13. ¦b3 £a5 14.

0–0 0–0 15. ¥f6!:

a 1 ) 15 ... ¤xf6 16. exf6 ¦d8! 17.

¦xb4 £xb4 18. £g5 g6 19. Tf4

Txd4 20. Dh6. 0–1; Robert Byrne-

Bernard Zuckerman; 5ª ronda del

TABLA IV

8. £d2 £xb2

(Con 10. e5)

9. ¦b1 £a3 10. e5 dxe5 11. fxe5

.................. ..... 11. fxe5 ¤fd7

.................. ....... ...... 12. ¥c4 £a5

.................. ....... ...... 12 ... .... £c5

.................... ........ ....... 12 ... .... £c5 13. ¥xe6 fxe6

14. ¤xe6 £xe5+ 15. £e3

.................. ....... ...... 12 ... .... ¤xe5

.................. ....... ...... 12 ... .... ¥b4

.................. ....... ...... 12 ... .... ¥b4 13. ¦b3 £a5

.................. ....... .......................... £a5 14. 0–0 0–0 ➪ (T 1 )

➪ (T 1 ) 15. ¥f6 ¤xf6 16. exf6 ¦d8 17. ¦xb4 £xb4 18. £g5 g6 19. ¤e4

.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7

.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7 13. ¥xe6

.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7 13. ¦b3 £c5

14. ¤d5 ¥xg5 ➪ (T 2 )

➪ (T 2 ) 15. £xg5 g6 16. ¦e3


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 150

150

LOS APORTES DE PAUL KERES

Campeonato de los EE. UU., Nueva

York, 1966/1967. O también 20.

c3. 0–1 en 38 jugadas; Rogelio Ortega-Milko

Gueórguiev Bobótsov;

15ª ronda del Torneo a la memoria

de Chigorin, Sochi (Rusia), 1966.

a 2 ) 15 ... gxf6? 16. £h6 £xe5

17. ¤f5!! exf5 18. ¤e4 ¥d2 19.

¤xd2 £d4+ 20. ¢h1 ¤e5 21.

¦g3+. Las blancas ganaron en 36.

Robert Byrne-Larry Melvin

Evans; 11ª ronda del Campeonato

de los EE. UU., Nueva York, 1965.

B) 12 ... £a5 13. ¤xe6 fxe6

14. ¥xe6 £xe5+ 15. £e3 £xe3+

16. ¥xe3 ¤c6 17. ¤d5 ¥d6 18.

0–0 ¤f6 19. ¤xf6+ gxf6 20. ¦xf6

¢e7 21. ¥xc8 ¢xf6 22. ¥xb7 ¤e5

23. ¥xa8 ¦xa8 24. ¦b7 ¦c8 25.

¦a7 ¦c6 26. ¥d4 ¢f5 27. c3 ¦xc3

28. ¦xa6 ¦c1+ 29. ¢f2 ¤g4+ 30.

¢e2 ¥xh2 0–1 en 45 jugadas;

Guy Mazzoni-Fischer; 3ª ronda

del Torneo de Monte Carlo, Mónaco,

26 de mayo de 1967.

C) 12 ... ¥e7 13. ¦b3 £c5 14.

¤d5! Jugada atribuida al cubano

Rogelio Ortega, pero Palacios

rectifica que ya era conocida de

un artículo de Spasski y Tolusch,

publicado en Schachmati, en

TABLA V

1957. También fue analizada por

Euwe y Leonard William Barden.

14 ... ¥xg5 (14 ... exd5 15. ¤f5!

con fuerte ataque.) 15. £xg5 g6!

(15 ... exd5 16. e6! £xd4 17. exf7+

¢f8 18. £d8+ ¢xf7 19. ¦f1+ ¤f6

20. ¥xd5+ ¢g6 21. ¥f7+!):

a) 16. ¦e3 exd5? (16 ... 0–0 17.

¤e7+ ¢h8 18. ¤xe6 fxe6 19.

¤xg6+ y ganan.) 17. e6!;

b) 16. ¦f1? 16 ... exd5! 17. e6

(esto, sin ¦e3, es insuficiente). 17

... £xd4!µ –+ Ortega, R-Ivkov,

B/La Habana 1963.

Variante 10. f5

Aunque no conduce a posiciones

tan complicadas como en 10.

e5, se considera que las blancas

logran compensación estratégica

a cambio del peón sacrificado.

En la partida de la línea principal

se continuó con:

➪ 10 ... ¤c6 11. fxe6 fxe6 12.

¤xc6 bxc6 13. ¥e2

Otra posibilidad bastante

practicada es 13. e5, con las siguientes

derivaciones:

(ver después de las tablas que

siguen).

8. £d2 £xb2

(Con 10. f5)

9. ¦b1 £a3 10. f5 ¤c6

................... 11. ¤xc6 bxc6

................... 11. fxe6 fxe6 12. ¤xc6 bxc6 13. ¥e2

............... .......................... 13. ¥e2 ¥e7


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 151

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

151

............ ................................... ¥e7 14. ¦b3 £a5

............ ....................................... 14. 0–0

............ ....................................... 14. 0–0 ➪ (T 1 )

➪ (T 1 ) 14. 0–0 0–0 15. ¦b3 £c5+ 16. ¥e3 £e5

............................... £e5 17. ¥f4

................................... 17. ¥f4 £c5+

.......................................... 13. ¥xf6 gxf6

.......................................... 13. e5

.......................................... 13 ... .. ¤d5

.......................................... 13 ... ... ¤d5 14. ¤xd5 cxd5 ➪ (T 2 )

➪ (T 2 ) 15. ¥e2 dxe5 16. 0–0

............ 16. 0–0 ¦a7 17. c4 £c5+ 18. ¢h1

.......................................... 13 ... ... dxe5 14. ¥xf6 gxf6 ➪ (T 3 )

➪ (T 3 ) 15. ¤e4

15. ¤e4 £xa2 16. ¦d1 ¥e7

............... 16 ... .... ¥e7 17. ¥e2 0–0 18. 0–0

....... ¥e7 16. ¥e2

............. 16. ¥e2 h5 17. ¦b3 £a4 ➪ (T 3a )

➪ (T 3a ) ........ 17 ... ... £a4 18. c4 f5

............................. 19. 0–0

............................. 19. 0–0 fxe4 20. ¢h1

....................................... 20. ¢h1 c5

............................. 19. ¤d6+

............................. 19. ¤d6+ ¥xd6 20. £xd6

.......................................... 20. £xd6

£a5+ 21. ¢f2

............................. 19. ¤g3

............................. 19. ¤g3 h4 20. ¤h5

................... 18. ¤xf6+ ¥xf6 19. c4

............................... 19 ... ¦a7 20. 0–0 ¦d7 ➪ (T 3b )

➪ (T 3a )

20 ... ....¦d7 21. £e3 £xa2 22. ¦xf6 £a1+

20 ... ....¦f7

20 ... ... ¦f7 21. ¦b8

20 ... ... ¥e7

20 ... ... ¥e7 21. ¦b8 ¦c7

(Continuación)

............................... 19 ... ¥h4+ 20. g3 ¥e7 ➪ (T 3c )

➪ (T 3b ) 21. 0–0

21. 0–0 ¦a7 22. ¦b8 ¦c7

..................¦c7 23. £d3 ¥c5+ 24. ¢h1 ¢e7

21 ... ....h4


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 152

152

LOS APORTES DE PAUL KERES

A) 13 ... dxe5 14. ¥xf6 gxf6

15. ¤e4 £e7!? 16. ¥e2 h5

a 1 ) 17. £c3 ¥d7 18. ¦b7 f5 19.

¤g3 £c5 20. ¥xh5+ ¢d8–+.

a 2 ) 17. ¤xf6+!? £xf6 18. ¦f1

£h4+ 19. g3 £d4–+ John Nunn.

a 3 ) 17. 0–0 f5!? 18. £d1 (18.

¤g3 £c5+ 19. ¢h1 ¥h6 20. ¥xh5+

¢e7, John Nunn) 18 ... £d8!! (18

... £h4?? 19. ¥xh5+ ¦xh5 20.

£xh5+ £xh5 21. ¤f6+) 19. ¥xh5+

¢e7 20. ¤f2 £xd1 21. ¥xd1 e4–+.

a 4 ) 17. £d1 ¥g7 18. ¥xh5+

¢f8 19. 0–0 f5 20. ¦b3 ¢g8!? 21.

¦d3 a5 22. ¦d8+ ¢h7 23. ¥f7 £h4

24. ¦d3 ¥h6 25. ¤d6 ¦f8 26.

£e2!? ¥a6 27. £xe5 ¥xd3 28.

cxd3 ¦ad8! 29. ¥xe6 ¥g7! 30.

¥xf5+ ¢h8 31. ¦f4? £xh2+! 32.

¢xh2 ¥xe5 0–1; Van Houten-Nagel;

partida jugada por correspondencia,

1988.

B) 13 ... ¤d5 14. ¤xd5 cxd5 15.

¥e2 dxe5 16. 0–0 ¥c5+ 17. ¢h1

¦f8 18. c4 ¦xf1+ 19. ¦xf1 ¥b7 20.

¥g4 dxc4 21. ¥xe6 £d3 22. £e1

¥e4 23. ¥g4 ¦b8 24. ¥d1 ¢d7 25.

¦f7+ ¢e6 0–1; Fischer-Guéler; 11ª

ronda del Torneo de Monte Carlo,

4 de abril de 1967.

➪ 13 ... ¥e7 14. 0–0 0–0 15.

¦b3 15 ... £c5+ 16. ¥e3 £e5 17.

¥f4 £c5+

No parece superior 17 ...

¤xe4, para entrar en un intercambio

de piezas, ya que luego de

18. ¤xe4 £xe4 19. ¥xd6 ¦xf1+

20. ¢xf1 ¥f6 21. ¥a3 a5 22. £d6

c5 23. ¥d3 £d5 24. ¥xc5 £xd6

25. ¥xd6 las blancas quedaron

con un final favorable: 25 ... ¥a6

26. c4 ¢f7 27. ¢e2 ¥e7 28. ¥xe7

¢xe7 29. ¦b6 ¦a7 30. ¢e3 h6 31.

g3 ¢f6 32. ¢d4 g5 33. ¥e4 h5 34.

c5 a4 35. c6 a3 36. ¦xa6 1–0; Jan

Timman-Zoltan Ribli; Torneo

OHRA, Ámsterdam, 1986.

➪ 18. ¢h1

Es de consideración la alternativa

18. ¦f2 d5 19. ¥f3 £a7! 20. e5

¤d7 21. ¥e3 y ahora, en la partida

Joachim Petzold-Peter Leisebein;

partida jugada por correspondencia,

1987, se siguió con 21 ... ¥c5

22. ¤xd5!?, que explota la posición

sobrecargada del caballo de

d7, pero el desenlace no es claro:

22 ... cxd5 23. ¥xd5 ¥xe3 (naturalmente,

si 23 ... exd5 24. £xd5+

seguido de 25. ¥xc4, pues el caballo

está atado a la defensa de la torre

en f8). 24. ¥xe6+ ¢h8 25. ¦xe3

£c5 26. c4 ¦b8 ganando el tiempo

exacto que permite al negro quitarse

las piezas blancas de encima.

27. h3 ¦xf2 28. ¢xf2 ¤f8 29. ¥d5

¥e6 30. ¢g3 ¦d8 31. ¦d3 ¤g6.

0–1.

➪ 18 ... ¤g4 19. h3 e5 20. ¤a4

£a7 21. ¥c4+ ¢h8 22. hxg4 exf4

23. ¤b6!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 153

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

153

También se juega 23. ¦f4 con

resultados equivalentes.

➪ 23 ... d5!

En este punto estaba la teoría

en 1995. Lo conocido era 23 ...

¦b8 24. ¦xf4 ¥d7! 25. ¤xd7

£xd7 26. ¦f5!, como en la partida

Kevin Spraggett-Andréi Sokólov;

5ª partida del duelo de Candidatos,

1988, que continuó con no

muy buen tino luego de 26 ...

¦xb3?! 27. cxb3 £d8?! 28. ¥xa6

g6 29. ¦f3 ¥f6 30. £f2 ¢g7 31.

¥c4 £e7 32. £e3 c5? 33. £f4+-,y

el blanco tiene una posición muy

favorable, que se materializó tras

otros tantos errores adicionales,

que comenzaron por 33 ... g5? 34.

£f5 ¥e5? 35. £xf8+! £xf8 36.

¦xf8 ¢xf8 37. a4 ¥c3 38. ¢g1

¢e7 39. ¢f2 y las blancas todavía

tuvieron que luchar otras cuarenta

jugadas para obligar a la rendición

del contrario.

El resto de la partida principal

se adentra por camino nuevos; y

aunque en nuestros propósitos las

novedades pasan a un segundo

plano, incluimos el resto del encuentro

incorporando algunas notas

originales de los contendientes.

➪ 24. exd5 cxd5 25. ¥xd5

En caso de 25. £xd5 ¥b7 26.

£h5 ¦ad8.

➪ 25 ... ¦b8 26. ¤xc8 ¦bxc8

27. ¦h3! £b6

Se da como interesante la posibilidad

27 ... h6!? 28. ¦xf4 ¥g5

29. ¦xf8+ ¦xf8 30. £xg5 ¦f1+ 31.

¢h2 £g1+ 32. ¢g3 £f2+, etc.

➪ 28. ¦e1 ¥g5 29. ¦e6 £d8!

30. c4?!

Los análisis demostraron que

había que hacer 30. ¦d6 £xd6 31.

¦xh7+ ¢xh7 32. ¥e4+ £g6 33.

¥xg6+ ¢xg6 34. £d3+ ¢h6 35.

£h3+ ¢g6 36. £d3+=. Aunque

también era posible 30. £d3 ¥h4

(30 ... h6 31. ¦xa6M) 31. ¥e4 (31.

¦e5? £f6) 31 ... £xd3 32. ¥xd3

g5 33. ¦e7 ¦fe8 34. ¦xh7+ ¢g8

35. ¦3xh4 gxh4 36. ¦xh4 con juego

parejo.

➪ 30 ... ¦b8! 31. £d3 ¥h4

32. ¥e4 £g5!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Y las negras asumen la iniciativa.

La partida continuó, con altibajos,

muchas jugadas más, pero

las negras lograron sacar la mejor

parte luego de:

➪ 33. ¥xh7?! ...

Era necesario 33. £d1 que

daba más posibilidades de defensa

al blanco.

➪ 33 ... ¦fd8

Aquí Kaspárov afloja la tensión;

muy fuerte hubiera sido 33

... f3!.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 154

154

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 34. £c2 f3 35. ¦xf3

Peor sería tomar de peón pues

35. gxf3 ¦d2 y el negro tiene ventaja

definitiva.

➪ 35 ... ¦d2 36. £e4 ¦d1+ 37.

¢h2 ¦e1?

Otra imprecisión sin mayores

consecuencias. Con 37 ... £c1! 38.

¦e8+ ¦xe8 39. £xe8+ ¢xh7 el

juego estaría decidido.

➪ 38. £f5 ¦xe6 39. £xe6

¢xh7 40. £e4+ g6

Fatal sería 40 ... ¢g8? por 41.

¦f5!+-.

➪ 41. ¦h3?...

La posición es sumamente

complicada y eso hace posible

que las blancas conserven aún

posibilidades de contrajuego.

Aquí se indicó como necesario

hacer 41. ¦f7+ ¢h6 42. £d4

¦g8 43. g3! £d8 44. ¦d7 £b8 45.

£d2+ ¥g5 46. £g2 y las blancas

logran estabilizar la situación.

➪ 41 ... ¢g7 42. £d4+ ¢g8 43.

£e4 £f6!–+

Y tras este golpe Ivanchuk

abandonó. Si 44. ¦f3 £d6+ 45.

¢h3 ¢g7!! 46. c5 (46. ¢xh4

g5+!–+) 46 ... ¦h8!–+

¿Qué ocurrirá con la Variante

del peón envenenado en los próximos

años?. ¿Se continuará jugando

como hasta hoy, o tenderá

a desaparecer de la práctica de

torneos? Pudiera parecer injustificado

hacer un pronóstico desfavorable,

pero pensamos que este sistema

esta llegando a un punto crítico,

por la sencilla razón de que

cada día se va haciendo más patente

que ambas partes pueden evitarse

muchos problemas, si se toman

la vida con un sentido más

«razonable».

A fin de cuentas, esa parece ser

la tendencia mundial actual en la

solución de muchos asuntos; y el

ajedrez refleja tanto o más que

otras manifestaciones culturales la

naturaleza del comportamiento

humano. Una humanidad sin conflictos

es la mayor aspiración de

millones de personas en todo el

mundo cuando nos encontramos

en el umbral del nuevo milenio.

Quizás muchos discrepen de

tal forma de pensamiento, alegando

que no se corresponde con el

sentimiento de lucha que debe

prevalecer en el ajedrez, pero recordemos

que el fin del Romantisismo

no condujo, en modo alguno,

a la destrucción de la belleza

ajedrecística, hoy más perfecta y

no menos fascinante que en los

tiempos de La Inmortal.

El Ataque Keres

Aunque ya en el prefacio comentamos

brevemente las razones

que motivan la estructura de

esta obra, es probable que algunos

lectores se estén preguntando

con qué criterios ha sido concebida

su estructura.


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 155

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

155

¿Por qué se comienza con la

Apertura Ruy López, y se culmina

con la Defensa Siciliana, sin

seguir ninguna de las clasificaciones

establecidas?

De una u otra manera estas

razones han sido mencionadas en

diferentes partes del texto, pero

hay algo que no hemos dicho hasta

ahora, y es que, tal como vemos

la obra de Keres, es en estos extremos

en los que se encuentran

sus aportes más importantes, no

tanto por lo que él personalmente

hizo o dijo, sino por lo que cada

hecho en sí mismo significó en la

práctica del ajedrez mundial.

Desde ese punto de vista,

nuestra visión primaria de la estructura

de este libro consideraba

que, siendo El Ataque Keres su

más trascendente innovación en

la teoría de las aperturas, merecía

llevar un tratamiento especial

dentro del contexto general de la

obra, incluyendo la mayor información

estructural y práctica de

esta popular opción de juego.

Partiendo de estas consideraciones,

resulta conveniente concluir

este capítulo con una introducción

histórica del ataque que

lleva su nombre, y dejamos abiertas

las puertas para dedicar el resto

de la obra a un estudio más completo

de sus principales alternativas,

uno de los subsistemas más

importantes de la Variante Scheveningen

de la Defensa Siciliana.

Su origen, narrado con todo detalle

por el propio Keres, se remonta

al Torneo de Salzburgo de 1943.

Ya comentábamos al inicio de

esta semblanza la habilidad que

tenía el gran maestro estonio para

improvisar «ideas sencillas», en

el transcurso de muchas partidas,

pero el ejemplo que demuestra

plenamente la grandeza de Keres

para producir "en directo" ideas

trascendentales, hay que buscarlo

indiscutiblemente en el desarrollo

de la siguiente partida.

Paul Keres-Efim Bogoljubow

Torneo de Salzburgo (Austria),

junio de 1943

➪ 1. e4 c5 2. ¤e2

Sobre los fundamentos de esta

jugada, también popularizada por

Keres, ya hemos hablado en páginas

anteriores.

➪ 2 ... e6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4

¤f6 5. ¤c3 d6

Tras este orden de jugadas, la

partida llega por transposición a

la posición típica de la Variante

Scheveningen, donde lo habitual

era continuar ahora con 6. ¥e2 ,

6. f4 o incluso 6. g3.

Pero Keres introduce aquí la

jugada que revolucionó todo el

esquema clásico de tratamiento

de la variante, lo que dio lugar a

una de las variantes de ataque

más populares contra la Defensa

Siciliana.

Después de pensar durante algunos

minutos la factibilidad de

un movimiento al que el universo

ajedrecístico a dedicado décadas,


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 156

156

LOS APORTES DE PAUL KERES

Paul Keres realizó sobre el tablero

la sencilla jugada:

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 6. g4!?

a b c d e f g h

Respecto a este movimiento,

Carlos Alberto Palacio Toscano

incluye la siguiente nota en su libro

La Defensa Siciliana:

«Jugada emprendedora que

recuerda una de las partidas del

enfrentamiento Alekhine-Euwe,

1935. Aunque parece ir contra todos

los principios, este movimiento

de ataque es posible, e incluso

difícil de hacer frente. Algunos

maestros han optado por otro orden

de jugadas para evitar el ataque:

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4

4. ¤xd4 ¤c6 5. ¤c3 e6. O si 5.

¤b5, puede transformarse en el

sistema Paulsen».

Nadie mejor que el propio autor

para describir los acontecimientos

relacionados con esta

histórica partida. En su libro El

ajedrez como yo lo juego, narra

claramente lo siguiente

«Esta interesante idea se me

ocurrió durante la partida. En la

presente posición se ha jugado

frecuentemente 6. g3, seguido de

¥g2, para más tarde iniciar un

ataque en el flanco rey por medio

de f4, g5, etc.

»Pero yo me hice la siguiente

pregunta: ¿no sería posible ahorrar

un tiempo, y empezar directamente

con g4?

»A fin de valorar exactamente

la movida 6. g4 debía tomarse en

cuenta, ante todo, las posibles

contestaciones del adversario, o

sea, 6 ... e5; 6 ... d5 y 6 ... h5.

»Dado que 6 ... h5 no tendría

sentido por 7. g5, y que 6 ... d5 7.

exd5 ¤xd5 8. ¥b5+ ¥d7 9. ¤xd5

exd5 10. £e2+, dejaría a las blancas

con posición muy cómoda, la

única réplica que podía considerarse

seriamente es 6 ... e5.

»Llegué al convencimiento de

que, sin previo análisis casero, mi

adversario no se arriesgaría a efectuar

este avance de dudoso aspecto,

porque después de 7. ¥b5+

¥d7 las blancas conquistan la

fuerte casilla f5 para su caballo. En

realidad, luego de 8. ¥xd7 £xd7

9. ¤f5 la situación de las negras se

vuelve crítica. Si 9 ... h4 las blancas

no están obligadas a seguir atropellando

con 10. g5 ¤xe4 11. ¤xg7+

¥xg7 12. ¤xe4 d5, etc. (O´Kelly –

Christoffel, Groninga 1946), sino

que tienen a su disposición algo

más efectivo: 10. ¥b5! Si ahora 10

... ¤xg4, entonces 11. h3, y en el

peor de los casos las blancas recuperan

por lo menos su peón, con

excelente posición».

Los cálculos de Keres resultaron

correctos porque Bogol-


Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 157

CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS

157

jubow intentó evitar las complicaciones,

continuó con 6 ... ¤c6, pero

quedó mal luego de 7. g5 ¤xd4

8. £xd4 ¤d7 9. ¥e3 a6 10. ¥e2

£c7 11. f4 b6 12. f5 ¤e5 13. fxe6

fxe6 14. a4 ¥e7 15. h4 £c5 16.

£d2 £c7 17. ¦f1 ¥b7 18. ¥d4!

El resto de la partida tiene más

valor en lo histórico que en lo teórico,

pues muy pronto las negras

buscaron opciones de defensa

más efectivas. El juego finalizó

con el siguiente desenlace: 18 ...

¦f8 19. 0-0-0 ¦xf1 20. ¦xf1 ¥d8

21. £f4 ¤g6 22. £g4 £e7 23.

£h5 e5 24. ¥e3 ¥c7 25. £xh7

¤f4 26. ¥xf4 exf4 27. ¥h5+ ¢d7

28. ¥g4+ ¢c6 29. £f5 b5 30.

£d5+ ¢b6 31. £d4+ ¢c6 32.

¤d5 y las negras abandonaron.1-

0.

Hoy, transcurridos más de 50

años, el Ataque Keres se mantiene

con plena vigencia, formando

parte del repertorio básico de

aperturas de cientos de miles de

ajedrecistas.

Por tanto, nada mejor que rendir

homenaje a su creador, dedicando

las páginas que siguen a resumir

las principales variantes de

esta importante línea de juego.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 159

Parte

ANTOLOGÍA

DE UN ATAQUE

MAGISTRAL


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 160


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 161

Si abrimos el Informador más

reciente, una enciclopedia

de aperturas o cualquier revista

de actualidad, es muy probable

que encontremos una o más

partidas del Ataque Keres, con

continuas referencias a novedades

teóricas, y sobre todo una madeja

de variantes que las más de las veces

resultan prácticamente imposibles

de descifrar, lo que hace extremadamente

difícil resumir tal

cúmulo de información, a menos

que demos prioridad a los valores

estratégicos básicos de las diferentes

derivaciones.

Hacemos esta salvedad porque

debe quedar claro que, en el

contexto de este libro, un resumen

teórico de este sistema de

juego debe mantenerse dentro de

los límites de una exposición general,

sin dejar por ello de ejemplificar

en aquellos puntos en los

que la cotidianidad convierte las

veredas en caminos, y éstos a su

vez en grandes avenidas por los

que ha de marchar la teoría de

hoy, y muy probablemente las novedades

de mañana.

Como sabemos, la posición

básica de la variante se alcanza

luego de las jugadas 1. e4 c5 2.

¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5.

¤c3 e6 6. g4!? como muestra el

diagrama siguiente.

También ocurre que en muchas

partidas las blancas demoran

la jugada «g4», con la intercalación

movimientos como 6. ¥e3, 6.

h3 y otros, con lo que la posición

puede llegar a coincidir por transposición

con alguna de las variantes

generales del Ataque Keres,

pero no tendremos en consideración

estas variaciones, nos limitamos

a describir las continuaciones

principales.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

A partir de la posición del diagrama

las negras tienen a su disposición

las siguientes alternativas,

siendo la primera y la última

las más importantes :

A) 6 ... h6 (Variante Stolz).

B) 6 ... a6 (Variante Petrosian).

C) 6 ... ¥e7 (Variante Yugoslava).

D) 6 ... e5 (Variante Schwarz).

E) 6 ... d5?! (Variante Reshevsky).

F) 6 ... ¤c6 (Variante Matanovic).

Debemos aclarar que no hemos

partido de ninguna consideración

especial a la hora de establecer

las denominaciones anteriores.

Sencillamente hemos tomado

en cuenta los nombre a

quienes Palacio atribuye la paternidad

directa o indirecta de cada

una de estas variantes de juego.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 162

162

LOS APORTES DE PAUL KERES

En las páginas que siguen dedicaremos

especial atención a las

derivaciones que se producen a

partir de la Variante Stolz, dado

que la práctica tiende a ratificarla

como la variante principal de todo

el sistema.

En cuanto al resto de las variantes,

serán vistas en un plano

más general, a partir de partidas

básicas que incluyan referencias

de actualidad.

A) Variante Stolz

(6 ... h6)

Aunque Boleslavski afirmó

que esta jugada debilitaba el enroque

negro, ante la creencia de

que el ataque blanco era muy

fuerte en ese flanco, lo cierto es

Variante Stolz 6 ... h6

que hoy se considera como la mejor

forma de tratar la posición.

Durante muchos años fue Vladímir

Tukmákov uno de los jugadores

que la empleó con mayor

éxito, por lo que a veces la variante

toma su nombre.

Como ocurre en la mayoría de

las restantes opciones de juego del

Ataque Keres, las blancas disponen

de múltiples alternativas que

se entrecruzan, unas con otras, generando

complicadísimos árboles

de variantes donde las partidas

pueden clasificarse siguiendo ramas

paralelas.

En el siguiente esquema presentamos

un resumen del árbol

general de continuaciones de esta

variante; en esquemas subsiguientes

ampliaremos cada una de sus

ramas, de acuerdo con la tendencia

histórica de aplicación de cada

una de las subvariantes.

8 ... .¤c6 9. £d2

A1) Sub variante 7. g5 hxg5 8. ¥xg5 {8 ... a6 {9. ¥g2

8 ...¥e7 9. h4

8 ... £b6 9. ¤b3

7 ... a6

A2) Subvariante 7. A4) Subvariante 7. ¦g1 h4{

{

7 ... a6

7 ... ¤c6

7 ... ¥e7

7 ... e5

7 ... ¥c6

7 ... h5

7 ... g5

7 ... ¥ e7

7 ... a6

A3) Subvariante 7. ¥g2{

{

8. h3

7 ... ¤c6 8. h4

7 ... e5

8. ¤b3

8.¥xc6

Otras variantes que también se emplean, aunque con menos frecuencia, son:


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 163

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

163

A5) Subvariante 7. ¥e3 A6) Subvariante 7. ¥e2 A7) Subvariante 7. h3

Cuando se estudia con detenimiento

este árbol de posibles continuaciones,

sale al descubierto un

detalle singular: no podemos afirmar

que existan, en el Ataque Keres,

variantes clásicas más o menos

definidas, sino posiciones típicas,

resultado de toda una mezcla de

transposiciones posibles, que hacen

sumamente difícil establecer

una clasificación de asistente, con

exclusión de las restantes.

Teniendo en cuenta esta singularidad

del sistema, hemos decidido

construir en algunos casos

lo que pudiéramos denominar como

«variantes típicas», que no

son más que la integración de las

variantes fundamentales, tendientes

a una posición final mejor

o peor caracterizada, a partir de

la cual se encaminan un conjunto

numeroso de partidas.

Bajo este criterio comenzaremos

por una de las variantes más

desarrolladas en los últimos años.

A1) Subvariante 7. g5

Después de esta jugada, lo natural

es la secuencia forzada

➪ 7 ... hg 8. ¥xg5

Se presenta una situación a

partir de la cual el esquema de

transposiciones puede resumirse

en las siguientes líneas fundamentales.

Si comparamos las tres posiciones

resultantes, comprobaremos

que existe una estrecha relación

de esquemas entre unas y

otras, y por tanto, resulta más importante

una valoración estratégica

de las situaciones a las que

puedan derivar cada uno de estos

caminos, que entrar en precisiones

eminentemente tácticas, originadas

a partir de las más diversas

alternativas.

Partiendo de este criterio podemos

resumir que:

Esquema general de la variante 7. g5

7. g5

hxg5

8. ¥xg5

¥e7 .............¤ c6 .................. a6

9. £d2a6 9. h4a6 9. £d2¥d7

10. 0-0-0 £c7 10. £d2 £b6 10. 0-0-0 ¤c6

11. f4 ¥d7 11.¤b3 ¥d 11. h4 £c7

12. ¥g2 ¤c6 12. 0-0-0 £c7 12. ¥e7 0-0-0

13. h4 0-0-0 13. ¥e2 ¥e7 13. f4 ¥e7


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 164

164

LOS APORTES DE PAUL KERES

– Aunque las blancas dominan

mayor espacio, la posición de

las negras no presenta debilidades

que puedan ser explotadas

a corto plazo, ni se aprecian

dificultades en su defensa.

– La mejor estructura de peones

de las negras podría resultar

una ventaja significativa si la

partida deriva hacia un final de

torres y piezas menores.

– Aunque las blancas dominan la

columna de dama, las negras

pueden obtener contrajuego en

el flanco de dama, con dominio

sobre la casilla c4, y control adicional

en la columna h.

A continuación se ejemplifican

las derivaciones mencionadas, tomemos

como opciones principales

partidas importantes de fechas recientes.

Derivación 8 ... ¤c6

Esta opción la estudiaremos

siguiendo el curso de la siguiente

partida.

Joan Ehlvest-Uwe Boensch

Torneo de Tarrasa (España), 6ª

ronda, mayo de 1991

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.

g5 hxg5 8. ¥xg5 ¤c6 9. £d2

Esta es la variante principal,

aunque también se juegan alternativas

como:

A) 9. ¥g2 ¥d7 10. ¤b3 a6 (O

10 ... ¥e7 11. f4 ¤h5 12. £d2 f6 13.

¥h4 ¤xf4 14. £xf4 g5 15. ¥xg5

fxg5 16. £g3 £b6 17. 0–0–0 0–0–0

18. ¥f1 ¦df8 19. ¥e2 £f2 20.

¦dg1 a6 21. h3 ¤e5 22. ¢d1 ¦h4

23. £xf2 ¦xf2 24. ¦g3 ¦f8 25. ¤d4

d5 26. ¥g4 ¤xg4 27. ¦xg4 dxe4 28.

¦xh4 gxh4 29. ¤xe4 ¦f4 30. ¦e1

e5 31. ¤b3 ¥xh3; 0–1; John Van

Baarle-Víktor Korchói; Campeonato

de los Países Bajos, Leenwarden,

1977) 11. £e2 £c7 12. 0–0–0

0–0–0 13. h4 ¢b8 14. h5 ¥e7 15. f4

y ahora las negras iniciaron una

interesante maniobra con 15 ...

¤g8!? 16. ¤d4 ¥f6! 17. ¤f3

¤ge7, y lograron ubicar sus piezas,

perfectamente centralizadas. El

juego siguió con 18. ¥xf6 gxf6 19.

£d2 ¦h6! 20. £xd6 £xd6 21.

¦xd6 ¢c7 22. e5 ¦dh8 23. ¦hd1

¥c8 24. ¤e4 fxe5 25. ¤xe5 ¤xe5

26. fxe5 ¤c6 recuperando el peón,

con posición favorable.

B) 9. ¤b3 Una variante preferida

por Lobron, un jugador que

opta con bastante frecuencia por

el Ataque Keres. 9 ... ¥e7 10. £f3

a6 11. h4 ¥d7 12. £g2 £c7 13. f4

0–0–0 14. 0–0–0 d5. Entra en un

intercambio de piezas que disminuye

la tensión central, pero que

conduce a posiciones donde el

blanco mantiene una ligera ventaja.

15. exd5 ¤xd5 16. ¤xd5 exd5

17. ¥xe7 £xf4+ 18. ¢b1 ¤xe7 19.

£xg7 ¤f5 20. £c3+ £c7 21. £b4

¤e3± 1/2–1/2 en 73 jugadas; Eric

Lobron-Andras Adorjan; 2ª ronda

del Torneo de Dortmund, 1984.

C) 9. h4, que no es más que

una transposición que conduce

muchas veces a alguna de las restantes

variantes ya mencionadas.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 165

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

165

9 ... a6 10. £d2 £b6 11. ¤b3 ¥d7

12. 0–0–0 y ahora se dispone de:

c 1 ) 12 ... £c7 13. ¥e2 b5 (13 ...

0–0–0) 14. ¦he1! ¥e7 y ahora el

blanco introdujo la mejora 15. ¢b1

b4 16. ¤d5!? exd5 17. exd5 ¤a5

18. ¤d4! ∞ = ¢d8 19. £f4! ¢c8 Pero

luego de 20. ¥f3?! ¥d8 21. b3?

(21. h5!∞) 21 ... ¦a7 22. ¦e3 £c5

23. c4 ¦c7! el negro quedó con mejor

posición. El juego siguió con

24. ¦d2 ¤b7 25. ¤c6 ¦xc6 26.

dxc6 ¥xc6 27. ¥xc6 £xc6 28. ¦d1

a5 29. f3 ¦e8 30. ¦ed3 ¦e6 31. £d2

¥e7 32. £g2 g6 33. £f2 ¤c5 34.

¦d4 a4 0–1; Yehudá Gruenfeld-

Vladímir Akopián; 7ª ronda del

Torneo de Haifa, 1995.

c 2 ) 12 ... 0–0–0 13. f4 ¢b8 14.

¥e2 ¦c8 15. ¢b1 ¤h5 16. f5 ¤g3

17. fxe6 ¥xe6 18. ¦hg1 ¤xe2 19.

£xe2 ¤e5 20. ¤d5 ¥xd5 21. exd5

£c7 22. ¦d4 ¥e7 23. ¦b4 ¥xg5 24.

hxg5 ¢a8 25. a4 ¦h3 y como sucede

con frecuencia en el Ataque

Keres si las negras logran librarse

de las complicaciones, mantienen

una mejor estructura de peones, y

obligan a las blancas a evitar cambios

que conduzcan a un final técnicamente

perdido. 26. ¦e4 ¦ch8

27. a5 ¦h2 28. ¦g2 ¦h1+ 29. ¢a2

£d7 30. ¤d2 ¦8h4 31. ¤f3 ¤xf3

32. £xf3 ¦1h3 33. £e2 £a4+! 0–1;

Jonathan Tisdall-Judit Polgar; Torneo

abierto de Reikiavik, 1988.

➪ 9 ... £b6

También es frecuente 9 ... a6

10. 0–0–0 ¥d7 11. f4 £c7 12. f5

¤e5 13. h4 0–0–0 14. ¥h3 ¦e8 15.

£f2 ¢b8 16. ¢b1 ¥c8 17. ¦hg1

¤h5 18. a4 g6 19. f6 ¥d7! 20. ¤b3

¥h6! 21. ¥f1 ¦c8 22. ¥e2 ¥xg5

23. hxg5 ¥xa4!? Entra en una

complicada combinación, pero al

Árbol general de la variante 6 ... h6 7. g5

7. g5 hxg5 8. ¥xg5

8 ... .. £b6

8 ... .. a6

8 ... ¤c6

9. £d2

9. £d2

9. £d2 a6 10. 0-0-0

---- -- 10. 0-0-0 ¥d7

11. ¢b1

11. ¥g2

11. f4

11. f4 £c7

11. h4

11. h4 £c7 12. ¥e2 0-0-0 13. f4 ¥e7

14. h5 ¢b8


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 166

166

LOS APORTES DE PAUL KERES

9. --- £b6 10. ¤b3

---- --- 10. ¤b3 a6

---- --- ------ a6 11. 0-0-0

---- --- ------ -- 11. 0-0-0 £c7

--- ------ -- -------- £c7 12. f4

--- ------ -- -------- ¥d7

12. ¥g2

12. f3

12. f4

12. ¥e3

12. ¥e3 £c7 13. f4

12. ¥f4

12. h4

12 ... ¦c8

12 ... £c7

12 ... £c7 13. ¥e2

¥e7 14. h5 0-0-0

15. £f4

12 ... ¤e5

12 ... 0-0-0

12 ... ¥e7

12 ... ¥e7 13. ¥e2

--- --- ------ ¤e5 11. £e2

9. ¤b3

9. ¥g2

9. h4

parecer con insuficientes medios

de apoyo, situación que aprovechan

las blancas para simplificar

la posición y rechazar el ataque.

24. ¤xa4 £xc2+ 25. ¢a2 ¦c4 26.

¦d4 ¤d3 27. ¦xc4 £xc4 28. £d4

¤b4+ 29. ¢b1 £c2+ 30. ¢a1

£xb3 31. £xd6+ ¢a8 32. ¤c3

¦c8 33. ¥d1 ¤c2+ 34. ¥xc2 £xc2

35. ¦d1 e5 36. ¦d5! ¤f4 37. ¦c5 y

las negras están perdidas, pues no

tienen modo de evitar el desastre

final, y evitar además la pérdida

de la dama. 37 ... ¦xc5 38. £f8+!

¢a7 39. £xc5+ ¢a8 40. £c8+

1–0; Yasser Seirawan-Víktor Korchói;

5ª ronda del Torneo de Las

Palmas de Gran Canaria, 1981.

➪ 10. ¤b3 a6

Un poco de más actividad da al

negro la continuación 10 ... ¤e5

11. £e2 ¥d7 12. ¥e3 £c7 13. f4

¤eg4 14. ¥d2 ¦c8 15. h3 ¤h6 16.

£e3, pero ahora las negras hicieron

un poco prematuramente 16 ...


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 167

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

167

d5?! cuando tal vez era preferible

jugar 16 ... a6. En la textual el blanco

logra golpear en el centro, y se

lleva la mejor parte luego de 17.

exd5 ¤f5 18. £xa7 ¤g3 19. dxe6

fxe6 20. ¦g1 ¤xf1 21. ¦xf1 ¦xh3

22. £g1 ¢f7 23. £g2 ¦h5 24. ¦g1

¢g8 25. 0–0–0 ¤d5 26. ¢b1 ¥e8

27. £e4 ¥f7 28. ¤xd5 exd5 29.

£d3 con juego complicado. La

partida prosiguió con 29 ... £c4 30.

¥c3 £xf4 31. ¦df1, y las blancas

ganaron luego de 31. ¦df1 £e4 32.

£d2 ¦e8 33. ¤c5 £c4 34. £f2 d4

35. b3 £d5 36. ¥xd4 ¥xc5 37.

¥xc5 ¦e4 38. ¥a3 ¢h7 39. ¥b2

¥g6 40. £g3 £e6 41. ¦f6 1–0; Jaan

Ehlvest-Andréi Sokólov; Clermont-Ferrand

(Francia), 1989.

➪ 11. 0–0–0 £c7

Aquí también se juega 11 ...

¥d7 12. ¥g2 ¤e5 13. f4 ¤c4 pero

no es menos cierto que más temprano

que tarde las negras tendrán

que quitar la dama de c6, para

poder realizar el indispensable

avance ...b5, esencial en cualquier

posición de la defensa Siciliana.

➪ 12. f4

O también 12. h4 ¥e7 13. ¥e2

b5 14. a3 ¥b7 15. f4 0–0–0 16. ¥f3

llega por una vía u otra a posiciones

típicas del sistema. Aquí es

interesante la continuación 16 ...

g6 17. £f2 ¢b8 18. f5 ¤e5 19. fxe6

fxe6 20. ¤d4 ¥c8 21. ¥g2 ¦df8 22.

£e1 ¤fg4 23. ¥xe7 £xe7 24. £g3

¥d7 25. ¤f3 ¤xf3 26. ¥xf3 ¤e5

27. ¥e2 ¥c6, y la posición del negro

parece segura, pero las blancas

encontraron como activar rápidamente

sus piezas y ganaron luego

de 28. £e3 ¢b7 29. ¦d4! ¦xh4?!

30. ¦hd1! ¤f7 31. a4! e5 32. ¦b4!!

d5 33. exd5 ¦xb4 34. dxc6+ ¢xc6

35. ¤d5 £c5 36. ¤xb4+ £xb4 37.

¥f3+ e4 38. ¥xe4+ 1–0; Jozsef Palkovi-Marek

Hawelko; 3ª ronda del

Torneo de Naleczow (Polonia),

1988.

➪ 12 ... ¥d7

No ofreció ninguna ventaja el

desarrollo del alfil por b7 en la

partida Yuri Razuváiev-Kim Steven

Commons, Lublin (Polonia),

1978, donde el blanco quedó mejor

luego de 12 ... b5 13. ¥g2 ¥b7

14. £e3 b4 15. ¤a4 ¤d7 16. e5 d5

17. f5 £xe5 18. £f2 £xf5 19.

£xf5 exf5 20. ¦he1+ ¤ce5 21.

¤a5 ¦b8 22. ¤xb7 ¦xb7 23. ¦xd5

¦c7 24. ¦exe5+ 1–0.

➪ 13. ¢b1

Previene los trastornos que típicamente

le ocasiona al blanco la

ubicación del rey en la columna

semiabierta. La alternativa más jugada

es 13. ¥g2 0–0–0 14. h4 ¥e7

15. ¥f3 ¢b8 16. h5 ¥c8 17. ¤d4

¥d7 18. ¤b3 ¥e8 19. ¥h4 d5 y

después de varias maniobras no

muy claras, las negras logran forzar

en el centro. 20. exd5 ¤xd5 21.

¤xd5 exd5 22. ¥xe7 £xe7 23. £f2

¦h6 24. ¦hg1 £c7 25. ¦xg7 £xf4+

26. £d2 £xd2+ 27. ¦xd2 ¤e5 28.

¦xd5 ¦xd5 29. ¥xd5 ¥c6 30. ¥xf7

¤xf7 31. ¦xf7 ¦xh5 1/2–1/2 en 57

jugadas; Timman-Spasski; Tilburgo,

1980.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 168

168

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 13 ... ¥e7 14. h4 0–0–0 15.

¥g2 ¢b8 16. ¥f3 ¥c8

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 17. ¤d4

A esta altura se encuentra el

estado de la teoría actual.Aquí se

consideraba más fuerte 17. h4,

hasta que fue introducida la jugada

17. £e2!?, como también ocurre

en otras variantes del sistema.

Las negras pueden seguir con 17

... ¤g8 18. ¥xe7 ¤gxe7 19. h5 g6

20. £d2 gxh5 21. ¦xh5 ¦xh5 22.

¥xh5 f5!= 23. exf5 ¤xf5 24. ¥g4

¤ce7 25. ¤d4 ¤xd4 26. £xd4

¦g8 27. ¥e2! con objetivo de eliminar

el alfil hacia d3, para preparar

el avance f5. No obstante, la

posición se mantiene equilibrada.

La partida concluyó en tablas en

40 jugadas: 27 ... d5 28. ¥d3 ¤c6

29. £f6 £g7 30. £xg7 ¦xg7 31. f5

exf5 32. ¤xd5 ¤e7 33. ¤xe7

¦xe7, y según Andersson la posición

es ligeramente favorable al

negro. El empate se produjo luego

de 34. ¦f1 ¢c7 35. ¢c1 ¦f7 36.

¢d2 f4 37. ¢c3! ¥d7 38. ¥e4

¥c6 39. ¥xc6 ¢xc6 40. ¢d4

1/2–1/2; Miguel Illescas Córdoba-

Ulf Andersson; Bilbao (España),

1987.

➪ 17 ... ¤xd4 18. £xd4 £c5

19. £d2 d5 20. exd5 exd5 21. £g2

d4 22. ¤e2 £b6 23. ¦d3 ¥e6

Y la posición es complicada.

Las negras intentaron ganar espacio

con:

➪ 24. f5 ¥c4 25. ¦dd1 d3 26.

¤c3 dxc2+ 27. £xc2 ¦xd1+ 28.

¦xd1 ¦d8 29. ¥f4+ ¢a8

Pero las blancas lograron obtener

ventaja luego de:

➪ 30. b3 ¥b5 31. ¦xd8+ £xd8

32. ¤xb5 axb5 33. £c3! ¤e8 34.

b4 ¤d6 35. £a3+ ¢b8 36. £d3!

Con ventaja decisiva:

➪ 36 ... f6 37. £xb5 £c7 38.

£d5 £b6 39. £c5 £d8 40. a4 ¢a8

41. a5 1-0.

Derivación 8 ... a6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Jugada que se ajusta a la lógica

natural de esta defensa, y que

en ocasiones conduce a transposiciones

de la variante principal.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 169

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

169

Tomando este curso las blancas

optan fundamentalmente por las

alternativas 9. £d2 y 9. ¥g2, que

veremos en la partida que sigue.

Maxim Sorokin-Raimundo

García

Buenos Aires (Argentina), 1995

1. e4 c5 2. ¤f3 e6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4 h6 7. g5

hxg5 8. ¥xg5 a6 9. ¥g2

Consideraremos esta como línea

fundamental. En cuanto a 9.

£d2 puede seguirse con:

A) 9 ... ¥e7 10. ¥g2 £c7 (10

... ¤c6 11. ¤xc6 bxc6 12. e5 ¤d5

13. ¥xe7 £xe7 14. exd6 £xd6 15.

0–0–0 ¦b8 16. ¤e4 £f4 17. c4

£xd2+ 18. ¦xd2 ¤f4 19. ¥f3 ¢e7

20. ¤c5 y el blanco domina más

espacio, aunque el negro logró

equilibrar y se convino el empate

en pocas jugadas; el desarrollo fue

como sigue: 20 ... ¤g6 21. b3 ¤e5

22. ¥g2 ¤d7 23. ¤a4 ¤b6 24. ¤c3

c5; 1/2–1/2; Ciocaltea-Bukic; Bucarest,

1971) 11. 0–0–0 ¥d7 12. f4

¤c6 13. e5!? se inicia una larga

combinación que no dio todos los

frutos esperados. 13 ... dxe5 14.

¤xc6 ¥xc6 15. ¥xc6+ bxc6 16.

fxe5 £xe5 17. ¥xf6 ¥xf6 18.

£d7+ ¢f8 19. £xc6 ¦b8. Tras los

cambios, las debilidades típicas del

«Keres» han salido a la luz, y las

blancas deberán atender al mismo

tiempo más de un problema, con

consecuencias inevitables. 20. ¤a4

¦h4 21. ¦he1 £f4+ 22. ¢b1 ¢g8

23. c4 ¦xh2 24. b3 £f2 0–1; Ulrich

Jahr-Karlheinz Bachmann; Bundesliga

80/81, 1980.

B) 9 ... b5 Obviamente la continuación

más agresiva. 10. ¥g2

¥b7 Aquí resulta tentadora la posibilidad

de dar a la posición un

tratamiento «a lo Polugaevsky», y

hacer 10 ... ¦a7, reservando el movimiento

...¥b7 para mejor ocasión,

sin olvidar que se mantiene

latente el avance ...b4. 11. 0–0–0

¤bd7 12. h4. Con la alternativa 12.

f4 £c7 13. e5 dxe5 14. fxe5 b4 15.

¤xe6 fxe6 16. exf6 gxf6 17. ¤e4

¥xe4 18. ¥xe4 0–0–0 19. £e2 ¤c5

20. ¦xd8+ £xd8 21. ¥e3 £a5 22.

¥xc5 ¥xc5 23. ¢b1 £b6 24. h4 a5

25. h5 ¥d4 26. ¦d1 ¦d8 27. h6 f5

28. ¥g2 ¥f6 29. £c4+ ¢b8 30.

¦xd8+ ¥xd8 1/2–1/2; Ricardo Calvo

Mínguez-Óscar Panno; 1ª ronda

del Torneo de Las Palmas de

Gran Canaria, 1973 12 ... £a5 13.

¦he1 ¤c5 14. a3 ¤fd7. Todo parece

estar en orden, pero en realidad

la posición negra tiene numerosas

grietas que salen a la luz luego de

15. ¤f5! exf5? Esto es débil. Era

preferible 15 ... f6. 16. exf5+ ¤e5

17. ¥xb7 También servía directamente

17. ¦xe5. 17 ... f6 18. ¦xe5+

dxe5 19. ¥c6+ 1–0; Jozef Franzen-

Ivan Hansner; Trnava (Eslovaquia),

1985.

Retornemos a la variante principa:

la partida continuo con:

➪ 9 ... £b6

Estamos ante otra posición de

alternativas; las principales posibilidades

son:


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 170

170

LOS APORTES DE PAUL KERES

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

A) 9 ... ¥d7 10. £e2 £c7 11.

0–0–0 ¥e7 y ahora las blancas

optan entre:

a 1 ) 12. h4 ¤c6 13. f4 0–0–0 14.

f5 ¢b8 15. fxe6 fxe6 16. ¥h3 (16.

¦hf1 Gufeld.) 16 ... ¤h5 17.

¥xe7 ¤xe7 18. £d2 e5 19. ¤de2

¥c6 20. £g5 d5 21. exd5 ¤xd5 22.

¥g2 ¤xc3 23. ¤xc3 ¦xd1+ 24.

¦xd1 ¥xg2 25. £xg2 ¤f6 26. ¦g1

¦xh4 1/2–1/2; Efim Guéler-Víktor

Korchnói; 6ª partida de los

Cuartos de final del Torneo de

Candidatos, 1971.

a 2 ) 12. f4 ¤c6 13. ¢b1 0–0–0

14. ¤b3 ¢b8 15. ¥f3 ¤g8 16. £f2

¥xg5 17. fxg5 ¤e5 18. h4 f6 19.

¥e2 fxg5 20. hxg5 ¤e7 21. a3

¤7g6 22. ¤d4 £b6 23. £e3 ¦xh1

24. ¦xh1 ¦h8 25. ¦d1 ¦c8 26. £d2

¦d8 27. ¤b3 Jolmov, R - Jansa,V /

Budapest 1970 / 1/2–1/2 (47).

B) 9 ... £c7 10. £d2 ¤bd7 11.

f4 ¦b8 12. 0–0–0 ¤h7 13. ¥h4 ¤b6

14. ¦he1!± con la amenaza 15.

¤d5. Savon – Bikov; URSS 1962.

C) 9 ... ¤bd7 10. £e2 £c7 11.

0–0–0±, Velimirovic.

➪ 10. ¤b3 £c7 11. £e2 ¤c6

12. 0–0–0 ¥d7 13. h4 0–0–0 14. h5

Considerando que el caballo

de f6 suele ser una pieza clave para

las negras, se puede pensar en

14. ¥xf6 gxf6 15. ¢b1 que es una

posición muy semejante a otras

que antes hemos presentado.

➪ 14 ... ¥e7 15. f4 ¦h7 16.

¢b1 ¦dh8 17. ¥f3 ¤e8 18. ¥xe7

¤xe7 19. e5 d5 20. £f2! g6?!

Las negras no han visto el peligro

y continúan con su plan en

el flanco rey. Quizás hubiese resultado

mejor 20 ... ¥c6.

➪ 21. hxg6 ¤xg6 22. ¦xh7

¦xh7

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 23. ¥xd5! ¦h4 24. £a7!...

Esto decide la partida. Por

tanto, el error que sigue ya no tiene

la menor importancia.

➪ 24 ... ¦xf4

La única posibilidad de resistir,

a la espera de acontecimientos

era 24 ... ¢d8 25. ¥xb7 ¦xf4 26.

¤c5 ¤f8 27. ¤3e4 y no se ve cómo

va a poder el negro defender

la posición por mucho tiempo.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 171

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

171

➪ 25. £a8+

Y las negras abandonan.

Derivación 8 ... ¥e7

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Ésta es la subvariante menos

importante, y apenas se ha jugado

en los últimos años.

De hecho, lo que se presentan

son transposiciones hacia las diferentes

alternativas ya comentadas.Veamos

al menos un ejemplo.

Thorsten Cmiel-Jiry

Lechtynsky

Budapest (Hungría), 1987

1. e4 c5 2. ¤f3 e6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4!? h6 7.

g5 hxg5 8. ¥xg5 ¥e7 9. £d2 a6

O también 9 ... ¤c6 10. 0–0–0

a6 11. f4 ¥d7 12. ¥g2 (12. ¤f3

¤h5!?) 12 ... ¤h5!? (también 12 ...

£c7) 13. ¥xe7 £xe7 14. ¤de2

¤a7! 15. a4 (15. £xd6 £xd6 16.

¦xd6 ¤b5 con posición indefinida)

15 ... ¤c8? (15 ... ¥c6! 16.

£xd6 £xd6 17. ¦xd6 ¢e7,

Kengis) 16. ¥f3!± 1–0 en 26 juga-

das; Edvins Kengis-Víktor Kupréichik;

Daugavpils (Letonia), 1989.

➪ 10. 0–0–0 £c7 11. f4 ¥d7

12. ¥g2 ¤c6 13. h4

Puede jugarse 13. e5 dxe5 14.

fxe5 £xe5 (mejor que 14 ... ¤xe5

15. ¥f4 ¤h5 16. ¥xe5 £xe5 17.

¤f5! con ataque.) 15. ¤xc6 ¥xc6

16. ¥xc6+ bxc6 17. ¥xf6 ¥xf6 18.

£d7+ ¢f8 19. £xc6 ¦b8 y las negras

tienen contrajuego.

➪ 13 ... 0–0–0 14. ¥f3 ¤xd4

15. £xd4 ¥c6 16. h5 e5 17. £a7!

£b8

No es buena 17 ... exf4? por

18. ¥xf6 ¥xf6 19. ¥g4+ con amplia

ventaja.

➪ 18. £f2

Aquí Lechtynsky recomendó

18. £e3!

➪ 18 ... £c7 19. fxe5 dxe5 20.

¥e3 ¦xd1+ 21. ¦xd1 ¢b8! 22.

¥b6 £c8 23. £g3 £e6! 24. ¥a5?!

Aquí era evidentemente superior

24. £xg7 ¦g8 25. £h6. Ahora

las negras responderán con energía.

➪ 24 ... ¤xh5 25. ¥xh5 £h6+!

26. ¢b1 £xh5 27. £xg7 ¥xe4!

Alcanzando ventaja que pudo

ser decisiva, pero ahora se siguió

con

➪ 28. a3 ¥c6 29. ¦f1 ¥c5?!

Los análisis demostraron que

era preferible 29 ... ¥d6 30. £xf7

£xf7 31. ¦xf7 ¦e8!.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 172

172

LOS APORTES DE PAUL KERES

➪ 30. ¦xf7 £h1+

Otra inexactitud. Lo indicado

era 30 ... ¦e8! 31. ¦xb7+ ¥xb7 32.

£c7+ ¢a8 33. £xc5 £h1+ 34.

¢a2 £c6, Lechtynsky.

➪ 31. ¢a2 ¥d5+ 32. ¤xd5

£xd5+ 33. b3 ¦h2 34. ¦xb7+!

¢a8!

Una respuesta inesperada. No

servía 34 ... £xb7 35. £xe5+ ¢a8

36. £xh2 con ventaja.

Resueltos los problemas, la

posición se equilibra tras

➪ 35. ¦b8+!= ¢xb8 36. £c7+

¢a8 37. £c8+ ¢a7 38. £c7+ ¢a8

y se convino el empate.

A2) Subvariante 7. h4

Una continuación que intenta

preparar el avance de la cadena

de peones en el menor plazo posible.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Pero en la práctica se ha visto

que el blanco tendrá también que

atender el contraataque central de

las negras, que por lo regular optan

por enrocarse en sentido contrario.

Las alternativas más frecuentes

son ahora 7 ... ¥e7, 7 ... ¤c6 y

Árbol general de la variante 6 ... h6 7. h4

6 ... h6 7. h4

7 ... ¥e7

7 ... ¤c6

8. ¥e3

8. ¥e3 ¤c6

8. £f3

8. £f3 h5 9. gxh5 ¤xh5 10. ¥g5 ¤c6

8. ¥b5+

8. ¥g2

8. ¥g2 ¤c6 9. g5 hxg5 10. hxg5 ¦xh1+ 11.

¥xh1

8. g5

8. ¦g1

8. ¦g1 d5

...... d5 9. exd5 ¤xd5

8. ¦h3

8. ¥e3


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 173

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

173

8. g5

8. ¦g1

8. ¦g1 d5

9. ¤xc6

9. exd5

9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5 £xd5 11. ¥g2

£e5+ 12. ¥e3

9. ¥b5

9. ¥b5 ¥d7 10. exd5 ¤xd5

11. ¤xd5 exd5

...................................... exd5 12. ¥e3

...... h5

...... h5 9. g5 ¤g4 10. ¥e2

10 ... d5

10 ... d5

11. ¤xc6 bxc6

12. ¥xg4

10 ... g6

10 ... g6

11. ¤xc6 bxc6

.................... bxc6 12. b3

.................... 10. ¥e2 £b6 11. ¥xg4

................................... 11. ¥xg4 hxg4

......... 9. gxh5

......... 9. gxh5 ¤xh5

.................¤xh5 10. ¥g5

.......................... 10. ¥g5 ¤f6

.................................. ¤f6 11. £d2

...................................... 11. £d2 £b6

...................................... 11. ¥e2

11 ... a6

11 ... a6 12. £d2

........ 12. £d2 £b6 13. ¤b3 ¥d7 14. h5 ¤xh5 15.

¦h1

11 ... ¥d7

11 ... £b6

11 ... ¥e7

.......................................11. ¦g3 a6

7 ... .a6

8. g5.

8. ¦g1

8. ¦g1 £a5 9. ¤b3 £c7 10. g5 hxg5 11. hxg5 ¤fd7


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 174

174

LOS APORTES DE PAUL KERES

7 ... a6 que trataremos por separado.

Derivación 7 ... ¥e7

Una verdadera red de caminos

quedan a disposición de las blancas

en este momento. En la partida que

sigue se da un repaso general de las

continuaciones más importantes.

Vasili Ivanchuk-Jan Timman

6ª partida del enfrentamiento,

Hilversum (Países Bajos), 1991)

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4 h6 7. h4

¥e7 8. ¦g1

Esta parece ser la jugada que

ofrece mejores posibilidades. Las

otras continuaciones de elección

son:

A) 8. ¥g2 y ahora:

a 1 ) 8 ... a6. Considerada como

dudosa, pero no se ha demostrado

que ofrezca malos resultados. 9. g5

hxg5 10. hxg5 ¦xh1+ 11. ¥xh1 ¤h7

(11 ... ¤fd7? 12. g6) 12. £h5 ¤f8

13. ¥e3 g6 14. £h6 ¤c6 15. 0–0–0±

¤e5 16. ¤f3! 1–0 en 33 jugadas;

William Watson-Vaidyanathan Ravikumar;

1ª ronda del Torneo abierto

Lloyds Bank, Londres, 1987.

a 2 ) 8 ... ¤c6 Una continuación

que se ajusta mejor al espíritu

del Sistema Scheveningen.

Ahora es habitual la secuencia 9.

g5 hxg5 1. 0. hxg5 ¦xh1+ 11.

¥xh1 ¤h7 12. f4 ¤xd4 13. £xd4

e5 14. fxe5, y las negras deberán

decidir con cuál pieza tomarán el

peón «suicida».

Una lucha terrible se produjo

en la partida Lobron – Spraggett,

en la que las negras optaron por

14 ... ¥xg5 15. ¥xg5 £xg5 16.

exd6!?, que permitió que las negras

invitaron al rey a un arriesgado

paseo por sus predios del flanco

dama: 16 ... £h4+ 17. ¢d2 £f4+

18. ¢d3 £g3+ 19. ¢c4!? Rechaza

toda posibilidad de repetición de

jugadas, pero se mete en la boca

del lobo. 19 ... ¥e6+ 20. ¢b4 ¦c8!

21. ¦g1 ¦c4+ 22. ¢b5 £h2 23.

d7+! ¢d8 24. £xa7 £e5+ 25. ¤d5.

Alcanza una posición que recuerda

la clásica escena del duelo de

los protagonistas al filo del abismo.

25 ... ¥xd5 26. exd5 £e2 27.

£b6+ ¢xd7 28. ¥f3 ¦c5+ 29. ¢b4

£d2+ 30. ¢a4 £d4+ 31. b4 £xg1

32. bxc5 £d4+ 33. ¢b3. Entrega el

alfil a cambio del avance del peón,

pero más seguro era 33. £b4 y si

33 ... £xb4+ 34. ¢xb4 y no se ve

cómo van a poder las negras salvar

la partida. El final que sigue es

sumamente ilustrativo. 33 ... £e3+

34. c3 £xf3 35. £xb7+ ¢d8 36.

£a8+ ¢d7 37. £b7+ ¢d8 38.

£b8+ ¢e7 39. £d6+ ¢e8 40.

£e5+ ¢d8 41. £b8+ ¢e7 42.

£c7+ ¢f6 43. £d6+ ¢g5 44. £e5+

¢g6 45. c6 ¤f6 46. c7 £d1+ 47.

¢b2 £g4 48. a4 £d7 49. d6 ¤e8

50. £b5 £xb5+ 51. axb5 ¤xd6 52.

c4 ¤xc4+ 53. ¢c3 ¤d6 54. b6 ¢f6

55. b7 ¤b5+ 56. ¢c4 ¤xc7 57.

b8£ ¤e6 58. ¢d5 1–0; Erik Lobron-Kevin

Spraggett; 7ª ronda

del Torneo de Dortmund, 1984.

La otra posibilidad es 14 ...

¤xg5 y ahora, luego de 15. ¥e3

¤e6 16. £d5 ¥g5!? 17. ¥f2?! Esto


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 175

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

175

entrega una diagonal que combina

con la posición de la dama negra.

En última instancia era preferible

17. ¥xg5 £xg5 18. £b5+ ¢f8 19.

exd6 £g3+ 20. ¢d2 sin mayores

problemas. Siguió: 17 ... dxe5 18.

£xe5 £d2+ 19. ¢f1 £xc2 20. ¤d5

¥d7 21. ¢g1 ¥c1! 22. ¥f3 ¥xb2

23. £d6 ¥f6 24. ¢g2 £c6 25. £a3

£a4 26. £d6 £c6 27. £a3 ¤f4+

28. ¢h1 ¤e6 29. ¢g2 1/2–1/2; Erik

Van den Doel-Mijaíl Rytshagov; 9ª

ronda del Torneo a la memoria de

Donner, Ámsterdam, 1995.

B) 8. ¥e3 ¤c6 9. ¦g1 h5 10.

gxh5 ¤xh5 11. ¥e2 g6 12. £d2 a6

(12 ... ¥xh4? 13. ¤db5 ¥e7 14.

0–0–0) 13. 0–0–0 ¥d7 14. f4! y

ahora se ha jugado:

b 1 ) 14 ... ¥xh4 15. ¤xc6 ¥xc6

16. f5! ¤g3 17. fxe6 fxe6 18. ¥c4

e5 (18 ... £e7!?) 19. ¤d5! ¦c8 (19

... ¤xe4 20. £d3!) 20. ¢b1! ¥xd5

21. £xd5 £f6 22. ¥b3! (con la

doble amenaza de 23. £xb7 y 23.

¦xg3) 22 ... ¦c7 23. ¥b6! ¢d7 24.

£d3! Y las negras no pueden evitar

la penetración inmediata de la

dama. El final no se hizo esperar:

24 ... ¤h5 25. ¥a4+ ¢c8 26. £h3+

¢b8 27. ¥xc7+ ¢xc7 28. £d7+

¢b8 29. ¦xd6+- £f2 30. ¦gd1

£e2 31. ¦b6 1–0; Aleksander

Snapik-Wlodzimierz Schmidt; 11ª

ronda del Campeonato de Polonia,

Cetniewo, 1991.

b 2 ) 14 ... ¤f6! 15. ¤f3 (15. f5?!

gxf5 16. exf5 e5!) 15 ... £a5 (15 ...

£c7!? 16. e5 dxe5 17. fxe5 ¤d5!

18. ¤xd5 exd5 19. £xd5 ¤b4, Serguéi

Shípov) 16. e5! dxe5 17. fxe5

¤d5 En caso de 17 ... ¤xe5 18.

¤xe5 £xe5 19. ¥d4 y las negras

no tardarán en verse en complicaciones

mayores. 18. ¤xd5 £xd2+

19. ¥xd2? (análisis posteriores

dieron como preferible 19. ¦xd2

exd5 20. ¦xd5 ¤b4 21. ¦d2 ¤xa2+

22. ¢b1 ¤b4 23. ¥c4M) 19 ... exd5

20. ¥g5 ¥xg5+ (20 ... ¥e6!?) 21.

¦xg5 ¤e7 1/2–1/2; Viatzslaw Rasik-Serguéi

Shípov; 6ª ronda del

Torneo abierto de Capelle la

Grande (Francia), 1994.

C) 8. £f3 h5 9. gxh5 ¤xh5 (en

caso de 9 ... ¤c6 se puede responder

con 10. ¥b5 ¥d7 11. ¥xc6

bxc6 12. e5! que deja a las blancas

con una peligrosa iniciativa, la partida

siguió con 12 ... ¤d5 13. exd6

¥xd6 14. ¥g5! £b6 15. 0–0–0 ¥e5

16. ¤xd5 cxd5 17. c3 ¦b8 18. ¦d2

£c7 19. ¦e1 f6 20. ¦xe5! fxe5 21.

h6! ¥c8 22. hxg7 ¦g8 23. ¤c6!

¦b6 24. ¥h6! £f7 25. £xf7+ ¢xf7

26. ¤xe5+ ¢f6 27. f4 ¦b7 28. ¦g2

¢f5 29. h5 a5 30. ¢c2 ¢e4 31.

¦e2+ ¢f5 32. ¢d3 ¦bxg7 33.

¥xg7 ¦xg7 34. ¢d4 ¦h7 35. ¤g6

¢f6 36. ¦e5 a4 37. ¦g5 ¦b7 38.

¤e5 ¦xb2 39. h6 ¦d2+ 40. ¢e3

¦h2 41. ¤g4+; 1–0; Liubomir Liuboievic-Jan

Timman; 4ª ronda del

Torneo de Bugoino [Bosnia-Herzegovina],

1986). 10. ¥g5! ¤c6 11.

¤xc6!? bxc6 12. 0–0–0 ¥xg5+?!

(12 ... ¦b8∞) 13. hxg5 £xg5+ 14.

¢b1 ¢e7 (14 ... £e5 15. ¥e2 g6 16.

£e3! ∆ f4±) 15. ¥e2! g6 16. ¦xd6!

¢xd6 17. £xf7!+- a5 18. ¦d1+

¢e5 (18 ... ¢c5 19. ¤a4+ ¢b4 20.

¦d4#) 19. ¥xh5! ¦xh5 20. f4+!

£xf4 21. £g7+ 1–0; Henryk Sobura-Artur

Pieniazek; Polonia, 1988.

➪ 8 ... d5 9. ¥f4


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 176

176

LOS APORTES DE PAUL KERES

También se juega la continuación

forzada 9. exd5 ¤xd5 10.

¤xd5 £xd5 11. ¥e3 con dos continuaciones

principales:

A) 11 ... a6 12. g5 (también

12. ¥g2) 12 ... hxg5 13. hxg5 e5 14.

¤b3 £xd1+ 15. ¦xd1 ¥f5 16.

¥g2 ¤c6 17. c3 ¦d8 18. ¦xd8+

¢xd8 19. ¥d5 ¥g6 20. ¤d2M.

1/2–1/2 en 23 jugadas; Liubomir

Liuboievic-Gyula Sax; Campeonato

del mundo por equipos, Lucerna

(Suiza), 1989.

B) 11 ... ¤c6 12. ¥g2 £a5+

13. £d2 £xd2+ 14. ¢xd2 ¤e5 15.

¥f1 ¥xh4 16. ¦d1 a6 17. f4 ¤g6

18. ¢c1 e5 19. fxe5 ¤xe5 20. ¤f5

¥g5 21. ¤xg7+ ¢f8 22. ¥xg5 hxg5

23. ¤f5 ¥xf5 24. gxf5 g4 25. f6 ¦h6

26. ¦d6 ¦e8 27. ¥g2 ¤c4 28. ¦d4

¤e3 29. ¦d6 ¤c4 30. ¦d4 ¤e3 31.

¦d6 ¤c4 32. ¦d4 1/2–1/2; Alexánder

Beliavski-Jan Timman; 3ª ronda

del Torneo de Candidatos,

Montpellier (Francia), 1985.

➪ 9 ... ¥b4!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Una novedad que mejora la

secuencia 9 ... ¤xe4 10. ¤xe4

dxe4 11. ¤b5 como en la partida

Liubomir Liuboievic-Gyula Sax;

9ª ronda del Torneo de Niksic

(Serbia y Montenegro), 1983.

La partida continuó con 11 ...

£xd1+ 12. ¦xd1 ¤a6 13. ¤d6+

¥xd6 14. ¥xd6 ¥d7 15. ¦g3 ¦c8

16. ¦b3 ¥c6 17. ¦a3 f5 18. gxf5

exf5 19. ¦a5 ¢f7 20. ¦xf5+ ¢g6

21. ¦a5 ¥d7 22. ¥xa6 bxa6 23.

¦xa6 y las blancas impusieron su

ventaja sin problemas, las negras

se rindieron en la jugada 42ª.

➪ 10. ¤db5 ¤c6

No se puede tomar en e4 por

11. £d4 con ventaja. Pero era interesante

10 ... 0–0!? 11. g5 ¤xe4 12.

gxh6 £f6! con juego complicado.

➪ 11. ¤c7+ ¢f8 12. ¤xa8

Pudiera valorarse 12. exd5

¤xd5 13. ¤xa8 ¤xf4, y es muy difícil

predecir un resultado.

➪ 12 ... ¤xe4 13. a3

En caso de 13. ¥d2 ¤xd2 14.

£xd2 ¥d7 15. a3 ¥e7 y la posición

es catalogada como indefinida.

➪ 13 ... £xh4 14. ¥g3 ¥xc3+

Malo sería 14 ... ¤xg3? por 15.

axb4 y las blancas están mejor..

➪ 15. bxc3 £f6 16. £d3 ¤xc3

17. ¥g2 ¥d7 18. ¤c7 ¢e7 19.

¢d2 d4?!

Esta jugada tiene el inconveniente

de que ahora el peón se

encuentra indefenso, motivando

la jugada que sigue.

➪ 20. f4!± ¦c8 21. ¤b5 ¤a5

22. ¤xd4 ¦c4 23. ¥f2!


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 177

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

177

No servía 23. ¤e2? ¤xe2 24.

¢xe2 por 24 ... ¥b5! y el negro

está mejor.

➪ 23 ... £xf4+ 24. ¥e3 £h2

25. ¦ae1?!

Había que impedir la jugada

...¤d5. Contra esto se propuso 25.

¦af1, que amenaza 26. ¦f2. Pero

también era de considerar 25.

¤b3 ¤e4+ 26. ¢c1!? ¦c3 27.

£xe4 ¤xb3+ 28. ¢b2 ¦xe3 29.

£xe3 ¤xa1 30. ¢xa1 etc.

➪ 25 ... ¤d5! 26. ¢c1 ¦c3 27.

£d2 ¤c4

Y la dama tendrá que ser entregada

sin compensación estratégica.

El resto fue una colección

de calamidades: 28. ¥xd5 ¤xd2

29. ¥xd2 £c7! 30. ¥xc3? [30.

¢b2 ¦c5 31. ¥b3∞] 30 ... £xc3

31. ¤b3 ¥a4–+ 32. ¦e4? ¥xb3

33. ¥xb3 £a1+ 0-1.

Derivación 7 ... ¤c6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Una jugada natural de desarrollo

que no presenta diferencias

substanciales respecto a las restantes

alternativas.

Para analizar las diversas alternativas

tomemos el curso de la

siguiente partida.

Eran Liss-Serguéi Shípov

Torneo abierto de Groninga

(Países Bajos, 10ª ronda, 1994)

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.

h4 ¤c6 8. ¦g1 h5

Otra posibilidad vista en algunas

partidas es la ruptura 8 ... d5

pero todo parece indicar que las

negras no están preparadas lo suficiente,

y en consecuencia, luego de

9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5 £xd5 11.

¥g2 las negras deben decidir qué

hacen con su dama. Aquí son de

consideración dos posibilidades:

A) 11 ... £e5+ 12. ¥e3 ¤b4 13.

£e2 ¤d5 14. ¥xd5 £xd5 15.

£b5+ ¥d7 16. £xd5 exd5 17.

0–0–0 h5 18. g5 0–0–0 19. ¥f4 ¦e8

20. ¦g3 ¥b4 21. ¦b3 ¥e1!? 22.

¥e3 ¦xe3!? Un sacrificio negociante,

consecuencia de la jugada

anterior. 23. ¦xe3 (también era posible

23. fxe3 ¥xh4 24. ¦c3+ ¢d8

25. ¤f3 seguido de ¦xd5, y no se

ve compensación suficiente por la

calidad) 23 ... ¥xf2 24. ¦e5?! (era

necesario ganar un tiempo con 24.

¦c3+ ¢d8 25. ¤f3 y el negro no ha

podido controlar la casilla f3 con

su alfil) 24 ... ¥g4 25. ¦d3 ¥xh4 26.

¦xd5 f6 27. gxf6 ¥xf6. Y el negro

ha obtenido una posición insospechada

a cambio de la calidad sacrificada.

La partida concluyó con 28.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 178

178

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤f5 h4 29. ¤e3 ¥f3 30. ¦c5+ ¢b8

31. ¤f5 ¥g5+ 32. ¢b1 h3 33. ¤g3

h2 34. a4 ¥f4 0–1; Mircea Pavlov –

Michail-Viorel Ghinda; 7ª ronda

del Campeonato de Rumanía, Timisoara,

1985.

B) 11 ... £a5+ 12. ¥d2 £e5+

13. ¥e3 ¥d7 14. ¤xc6 ¥xc6 15.

¥xc6+ bxc6 16. £d4 £a5+ 17. c3

c5 18. £e4 ¦c8 19. 0–0–0 ¥e7 20.

g5! y las blancas obtienen una

apreciable ventaja estratégica. 20

... hxg5 21. ¥xg5 ¥xg5+ 22. ¦xg5

£xa2 23. ¦xg7 ¦f8 24. h5 c4 25.

¦d6! £a1+ 26. ¢c2 £a4+ 27. ¢b1

¦c7 28. ¦xe6+ fxe6 29. £a8+ 1–0;

Alexánder Beliavski – Mihail-Viorel

Ghinda; 1ª ronda del Torneo de

Bucarest, 1980.

También es posible 8 ... a6, aunque

admite la respuesta 9. g5!?

hxg5 10. hxg5 ¤h5 11. g6. La agresividad

del blanco en algunas de

estas variantes no siempre va

acompañada de suficientes fuerzas

capaces de mantener el ataque.

Una valoración más estratégica sugiere

explotar la débil situación

combinada del caballo de h5 y la

torre de h8. Esto es posible con 11.

¤xc6 bxc6 12. ¦h1 g6 13. ¥e2 ¥g7

14. ¥xh5 gxh5 15. ¦xh5 ¦xh5 16.

£xh5 y el negro debe buscar compensación

mediante la ruptura

...d5, antes o después de tomar el

caballo. 11 ... ¤f6 12. gxf7+ ¢xf7

13. ¤xc6 bxc6 14. e5 ¤d5 15. £f3+

¢g8 16. exd6 £xd6 17. ¤e4 £h2

18. ¦g3 ¦a7 19. ¥d2 £h5 20. £g2

£e5 21. 0–0–0 ¦b7 22. c3 £b8, con

juego complicado. La partida acabó

luego de 23. b3 ¤f4 24. £f3 ¦f7

25. ¤g5 ¦f5 26. ¥c4 ¤d5 27. £g2

£b6 28. f4 e5?? 29. ¥xd5+ cxd5

30. £xd5+ 1–0; Mathhias Wahls-

Patrick Crettaz; 1ª ronda del Torneo

de Berna, 1995.

Una tercera posibilidad es 8 ...

¤d7 9. g5 hxg5 10. ¥xg5 £b6 11.

¤b3 a6 12. h5 £c7 13. £e2 b5 14.

0–0–0 b4?!, que conduce a una

complicada posición, en la que las

maniobras tácticas favorecen al

blanco luego de 15. ¤d5 £a7 16.

¦g3 a5 17. £b5! exd5 18. £xc6 f6

19. ¥e3 £b7 20. £a4 dxe4 21.

¥b5! ¦xh5 22. ¥c6 £a6 23. ¥xe4!

¦e5 24. ¥xa8 £xa8 25. ¥f4 ¦f5

26. ¦e3+ ¢f7 27. ¥g3 g6 28. ¤d4

¦h5 29. ¤b5 ¤e5 30. ¥xe5 dxe5

31. ¤c7 1–0; Vitali Tseshkovski-O.

Zarubin; Sochi, 1981.

➪ 9. gxh5

Muchas partidas optan por expulsar

al caballo con 9. g5 ¤g4 10.

¥e2 que supone la ganancia del

peón, que las negras sacrifican a

cambio de activar su desarrollo.

Dos posibilidades se tienen en

cuenta a partir de este momento:

A) 10 ... d5:

a 1 ) 11. ¥xg4! (otras son 11.

¤c6 y 11. dxe5) 11 ... hxg4 12. g6 f6

13. exd5!? exd5 14. ¥e3 ¥b4 15.

£e2 ¥xc3+ 16. bxc3 £e7 (16 ...

¤e5 17. 0–0–0 fxd5) 17. £b5!?

£d7 (17 ... £d6 18. 0–0–0 ¥d7 19.

¤b3±) 18. 0–0–0 ¤xd4 19. £xd7+

¥xd7 20. ¦xd4 ¦xh4 21. ¦xd5

¥c6 (21 ... ¥e6 22. ¦a5 a6 23.

¦e1M) 22. ¦d4. Fuerza el avance

del peón, que se debilita a sí mismo,

y deja al blanco con clara ventaja

por la fuerte actividad de sus


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 179

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

179

piezas. 22 ... f5 23. ¦c4! y ahora era

interesante 23 ... ¦h5!? 24. ¦e1

0–0–0 25. ¥xa7 ¦g5 26. ¥b6

¦d5!? (26 ... ¦h8 27. ¦d4±) 27.

¦e7 ¦xg6 28. a4! ∆ a5M; pero las

negras optaron por 23 ... ¦h3?! 24.

¦c5!± 0–0–0 25. ¦xf5 ¦h1 26.

¦xh1 ¥xh1 27. ¦f4 g3 28. fxg3 a6

29. ¥d4! ¦d7 30. ¦f8+ ¢c7 31.

¥xg7!, y aún con la presencia de

alfiles de distinto color, la partida

está técnicamente decidida. No

obstante esto, las negras lucharon

inútilmente hasta el último minuto.

31 ... ¦d8 32. ¥e5+ ¢d7 33. g7

¥d5 34. ¥f6 ¦e8 35. a4 ¥c4 36.

a5+- ¦e1+ 37. ¢b2 ¦e8 38. ¢a3

¥e6 39. ¢b4 ¦c8 40. ¦xc8 ¢xc8

41. ¢c5 ¢d7 42. ¢b6 ¢c8 43. c4

¥f7 44. c5 ¥e6 45. c6 bxc6 46.

¢xc6 ¥f7 47. ¢d6 1–0; Alexander

Bangiev-Boris Kopelevich; partida

jugada por correspondencia, 1988.

a 2 ) 11. ¤xc6 bxc6 12. ¥xg4

hxg4 13. £xg4 d4 14. ¤e2 e5 15.

£g3 ¥d6 16. f4 ¥a6 17. fxe5 ¥b4+

18. ¥d2 ¥xd2+ 19. ¢xd2 £a5+ 20.

¢d1 0–0–0 21. ¤f4 £xe5 22. £g4+

¢b8 23. a4 d3 24. c3 d2 25. g6 ¥c4

26. ¤g2 f5 27. £f4 £xf4 28. ¤xf4

¦xh4 29. ¤g2 ¥b3+ 30. ¢e2

¦xe4+ 0–1; Aleksander Snapik-

Andras Adorján; 8ª ronda del Torneo

de Dortmund, 1984.

B) 10 ... £b6 11. ¥xg4 hxg4

12. ¤xc6 bxc6 13. £xg4 e5 (13 ... g6

14. £g3 d5 15. ¥d2 £xb2 16. ¦b1

£a3 17. ¦b3 £c5 18. exd5 ¥d6 19.

¤e4 ¥xg3 20. ¤xc5 ¥c7 21. dxc6

¦xh4 22. ¦b4 ¦xb4 23. ¥xb4 ¦b8

24. ¦g4 ¦b6 25. ¦h4! ¥e5 26. ¤d3

¥g7 27. ¦h7 1–0; Alexánder Kopílov-Reinhardas

Barstatis, partida

jugada por correspondencia, 1984)

14. £g3 ¥e6 15. b3 d5!? Un segundo

sacrificio de peón que inicia

una profunda maniobra táctica

que obligará al blanco a responder

cada movimiento con suma precisión.

16. ¥d2 ¥a3 17. £xe5. Sin

dudas la mejor manera de contra

atacar: se gana un peón, se amenaza

otro, se defiende el caballo, y

por si fuera poco, se centra la dama

clavando un alfil. 17 ... 0–0–0 18. g6.

Las blancas tenían mucho caminos,

pero éste parece ser el mejor,

aunque permite al negro la apertura

de la columna d. 18 ... dxe4 19.

¦d1. Esto parece demasiado pasivo,

pero no había mucho donde escoger.

Tomar peones produciría la

apertura de columnas, y trasladar

el alfil a e3 permite la clavada del

caballo en b4, y la amenaza ...¥b2.

19 ... ¥c5! 20. gxf7 ¥xf2+ 21. ¢e2

¦xd2+! 22. ¦xd2 ¥g4+. No es posible

librarse del problema del peón

con 22 ... ¥xf7? 23. £f5+ ¢b8

24. £xf2 ¥h5+ 25. ¢e1 e3 26.

£f4+ ¢a8 27. ¦d3 y no hay cómo

proseguir el ataque. 23. ¢f1 ¥xg1

24. £e8+ ¢b7 25. £e7+ ¢a6 26.

£a3+ ¢b7 27. f8£¦xf8+ 28. £xf8

¥h3+ 29. ¢e1 e3 30. £xg7+ £c7.

No se puede evitar el cambio con

30 ... ¢a6 por 31. ¦d4 31. £xc7+

¢xc7 32. ¦d4 c5 33. ¦c4 ¢d6 34.

¤e4+ ¢e5 35. ¤xc5 ¥g2 36. ¤d3+

¢f5 37. ¦f4+ ¢e6 38. ¦g4 1–0;

Short-Gurévich; 12ª ronda del Torneo

de Hastings 83/84, 1984.

➪ 9 ... ¤xh5 10. ¥g5 ¤f6 11.

£d2 £b6 12. ¤b3 a6

Otro plan es 12 ... ¥d7 13.

0–0–0 ¤e5 y ahora el blanco probó


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 180

180

LOS APORTES DE PAUL KERES

con 14. ¥e2!? £xf2 15. ¤d4 ¤c6

16. ¤db5 0–0–0 17. ¥e3 £xh4 18.

¤xa7+ ¤xa7 19. ¥xa7 ¥c6 20.

¤b5 ¤xe4 21. £a5 ¢d7 22. ¤d4

d5! 23. ¢b1 ¦a8! 24. ¤xc6 bxc6 25.

£b6 ¤d6, y el negro logra librarse

del ataque con mejor posición. 26.

£e3 £a4 27. ¥d4 ¤f5 28. £f2

£xa2+ 29. ¢c1 £a1+ 30. ¢d2

¥b4+ 0–1; Stefan Kindermann –

Mihail-Viorel Ghinda; Campeonato

del Mundo por equipos, 1985.

➪ 13. 0–0–0

Contra 13. ¥e2 se introdujo 13

... £c7 aunque también se ha jugado

13 ... ¥d7. 14. h5 (14. 0–0–0

¥d7 15. h5 ¤xh5 16. ¦h1 g6 17.

¥xh5 gxh5 18. ¤d4 ¤e5 19. ¤f5?!

¤f3! 20. £f4 ¤xg5 21. £xg5 £c5!

22. ¦he1 ¥h6; 0–1; Thomas Paehtz-Wlodzimierz

Schmidt; 7ª

ronda del Torneo de Trnava, 1986)

14 ... ¤xh5 15. ¦h1 g6 16. ¥xh5

gxh5 17. £e2 b5 18. ¦xh5 ¦xh5

19. £xh5 ¥b7 20. 0–0–0 b4 21.

¤e2 ¦c8! 22. ¦d2 ¤e5 23. ¤g3!

a5 (23 ... ¤c4 24. ¦e2) 24. ¤d4 a4

25. f4± £c4!? 26. ¢b1! ¤d7. Aquí

las blancas disponían de 27. f5! e5

28. ¤e6 ¥xe4 29. £h8!! ¥xc2+

30. ¢a1 (∆ ¤g7#) 30 ... f6 (30 ...

fxe6 31. £h5#) 31. ¤xf8 ¤xf8 (31

... ¥xf5 32. ¤g6+ ¢f7 33. £h7++-)

32. £xf6 £f7 33. £xd6+-; pero

respondieron 27. £f3? y ahora 27

... ¥g7 28. £d1 a3!M 29. e5!?

axb2 30. ¤b3 ¥d5? (30 ... ¤b6!)

31. ¤f5! ¥f8 32. ¤e3± £a6 33.

¤xd5 exd5 34. ¦xd5 ¤b6 35. ¦a5

£c4 36. f5!, con ataque. 36 ... d5

37. e6!+- fxe6 38. fxe6 ¥e7 39.

¦a7! ¢d8 1–0; Amador Rodríguez

Céspedes-Rudy Clemens

Douven; 3ª ronda del Torneo OH-

RA B, Ámsterdam, 1987.

8

7

6

5

4

3

2

1

➪ 13 ... ¥d7

a b c d e f g h

Ambas partes tienen dispuestas

todas sus fuerzas, y estamos en

un punto del que parten diversas

continuaciones.

➪ 14. ¥g2 ...

Las alternativas más conocidas

son:

A) 14. £e2 £c7 15. ¦g3 b5

(15 ... 0–0–0 no resultó bueno por

16. ¦gd3 ¥e7 17. f3 ¢b8 18. £f2

¥c8 19. ¢b1 ¤e5 20. ¦3d2 ¤g8

21. a3 ¤g6?; una pieza que hubiera

resultado muy útil en la defensa,

ante las amenazas que se están fraguando;

22. ¥e3!, iniciando un

fuerte ataque contra el rey, que las

negras no alcanzan a valorar en toda

su magnitud: 22 ... ¥xh4 23.

£g1 £e7 24. ¥a7+ ¢a8 25. ¤a4!

£g5 26. £b6 ¤f6 27. ¤a5 ¦d7 28.

¥b8!, la jugada decisiva: 28 ...

¢xb8 29. ¤c6+ ¢a8 30. £a7#; 1–0;

Eric Lobron-Hans Ree; 2ª ronda

del Torneo de Hoogovens, Wijk

ann Zee, 1985) 16. ¥g2 ¦c8! 17. f4


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 181

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

181

b4 18. e5!? bxc3 19. ¦xc3 d5! 20.

exf6 gxf6 21. ¦xd5 fxg5 22. ¦xd7!?

£xd7 23. £xa6 ¥d6!! 24. ¥xc6

¥xf4+ 25. ¢b1 ¦xc6 26. £xc6

£xc6 27. ¦xc6. ¦xh4–+, y se considera

que la ventaja de las negras es

definitiva. El juego siguió con 28.

a4 ¢d7 29. ¦a6 ¥e3 30. ¦a8 g4 31.

¦g8 f5 32. a5 f4 33. a6 f3 34. ¤d2 f2

35. ¢a2 ¦h1 0–1; Claude Pare-

Carlos Alberto Rinaldi; partida jugada

por correspondencia, 1989.

B) 14. ¦g2, una de las novedades

más recientes. Se siguió con

14 ... £c7 15. f4 ¤h7 16. f5 ¤xg5

17. hxg5 g6 18. ¦g3 0–0–0 19. fxe6

fxe6 20. ¤d5! exd5 21. exd5 ¥g7

22. dxc6 ¥xc6 23. ¤d4 ¥xd4 24.

£xd4 £a5 25. a3 £e5 1/2–1/2; Jan

Timman-Liubomir Liuboievic; 11ª

ronda del Torneo de Linares (España),

1991.

C) 14. ¦g3!? £c7 15. ¥g2

¥e7 16. f4 0–0–0 17. £f2 Desarrollo

típico de Kárpov: las blancas

han maniobrado buscando la mejor

coordinación de sus piezas antes

de iniciar ningún plan ofensivo.

17 ... ¢b8 18. f5 ¤e5 19. ¥h3 ¤c4

20. ¤d2 ¤xd2 21. ¦xd2 ¦c8 22.

fxe6 ¥xe6 23. ¥xe6 fxe6 24. £g1

£a5 25. £d4 £c5 26. £d3 £c4 27.

£e3. Kárpov evita, en esta primera

partida del duelo de 1984, dar alguna

posibilidad al negro en un final

sin damas. 27 ... ¢a8 28. a3 £c6 29.

e5 dxe5 30. £xe5 ¦hd8 31. ¦gd3

¦xd3 32. ¦xd3 £h1+ 33. ¤d1 £g2

34. ¦d2 £c6 35. ¦e2 ¥d6 36. £c3

£d7 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Gari

Kaspárov; XXXI Campeonato del

Mundo, 1ª partida, 10 de septiembre

de 1984.

➪ 14 ... £c7 15. f4 ¤h7 16.

£e2 ¤xg5 17. hxg5 0–0–0 18. ¦d3

¢b8 19. ¦gd1 ¥e7 20. ¢b1 ¥e8

21. a3 g6 22. £e3 ¤a5 23. e5 d5

24. ¥xd5

Esto provoca una cadena de

cambios que proporciona al negro

dos alfiles a cambio de una de

sus torres.

➪ 24 ... exd5 25. ¤xd5 ¦xd5

26. ¦xd5 ¤xb3 27. £xb3 ¦h2 28.

¦5d3 £c8 29. e6 fxe6 30. ¦e3

¥d7.

Y las negras tienen mejores

posibilidades. Ganaron 19 jugadas

más tarde.

Derivación 7 ... a6

Una jugada siempre necesaria

en muchas posiciones de la defensa

Siciliana.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Thomas Luther-Uwe Boensch

Torneo de Altensleig

(Alemania), 1ª ronda, julio de

1991

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.

h4 a6


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 182

182

LOS APORTES DE PAUL KERES

Otras posibilidades menos frecuentes

son:

A) 7 ... e5 8. ¥b5+ ¥d7 9.

¥xd7+ £xd7 10. ¤f5 ¤c6 11. h5.

Una novedad que cambia el sentido

del plan natural 11. ¦g1. 11 ...

0–0–0 12. f3 g6 13. ¤g3?! (lo indicado

era 13. hxg6! fxg6 14. ¤xh6!

¥xh6 15. ¦xh6 ¦xh6 16. ¥xh6 ¦h8

17. g5 ¤g8 18. £d3 ¤xh6 19. gxh6

¦xh6 20. 0–0–0 ¤d4, con posición

complicada; Jólmov-Macieja) 13 ...

¥g7 14. ¥e3 ¢b8 15. ¤d5 ¤xd5

16. £xd5 ¤d4! 17. ¥xd4 exd4∞.

1/2–1/2 en 50 jugadas; Bartlomiej

Macieja-Dominik Pedzich; Campeonato

de Polonia, 8ª ronda, 1992.

b) 7 ... h5 8. gxh5 ¤xh5 9. ¥g5

¤f6 10. £d2 a6 11. 0–0–0 ¤bd7 12.

f4 £c7 13. ¥g2 ¥e7 14. ¢b1

¤b6?! 15. e5!, y las negras se ven

ante la dramática disyuntiva “Shakespereana”:

tomar o no tomar el

peón sacrificado. 15 ... dxe5 16. fxe5

£xe5 17. ¦he1 £c5 18. ¤b3 £c7

19. ¥f4 £d8 20. £f2 ¤bd7 21. ¥f3

£b6 22. £g3 e5, y las negras terminan

por tener que devolver el peón

para intentar evadir el cerco

enemigo. Pero a estas alturas es como

poner una simple «curita», en

una sangrante herida mortal. 23.

¥xe5 ¤xe5 24. ¦xe5 ¥e6 25. ¤c5!

¥xc5 26. ¤a4 £a5 27. £xg7 ¢e7

28. ¦xe6+! ¢xe6 29. ¤xc5+ ¢e7

30. c3 1–0; Guenadi Zaichik-Uwe

Boensch; Berlín, 1989.

➪ 8. ¦g1

Como en posiciones análogas,

también se juegan aquí 8. ¥g2 y 8.

g5. En esta última, es interesante la

secuencia 8. g5 hxg5 9. ¥xg5 £b6

10. ¤b3 £c7 11. £e2!? b5 12.

0–0–0 b4 introducida por Suba, en

1992. Ahora es forzado seguir con

13. ¤b1 (13. ¤d5? exd5 14. exd5+

¥e7 15. ¦e1 ¢f8) 13 ... ¤bd7 14.

¤1d2 ¥b7 15. ¥g2 ¦c8 16. ¢b1

£xc2+ 17. ¢a1 ¤c5!, y las negras

están mejor. 1/2–1/2; Vitali Golod-

Mihail Suba; Rumanía, 1992.

➪ 8 ... £a5

La salida de la dama sin completar

el desarrollo no es del

agrado de muchos. Aquí también

se sigue con:

A) 8 ... g6 9. g5 hxg5 10. ¥xg5

(nada hay contra 10. hxg5 ¤fd7)

10 ... ¥e7 11. £d2 y ahora 11 ... b5

12. ¥g2 e5 13. ¤b3 ¥e6 14. 0–0–0

¤bd7 15. f4 ¦c8 16. fxe5?! (aquí se

ha sugerido 16. ¦gf1) 16 ... dxe5

(en caso de 16 ... ¤xe5 17. ¤d4±)

17. ¢b1 b4 18. ¤d5 ¤xd5 19. exd5

¥f5 20. ¦c1 ¥xg5 21. hxg5 £b6

que prepara ...¦c2 y permite mejorar

la movilidad de las piezas negras.

22. ¦ge1 ¦h2 23. ¦e2 a5 24.

¥e4 ¦xe2 25. £xe2 a4, y aunque

finalmente las negras perdieron, su

posición es interesante. 1–0 en 40

jugadas; Tibor Tolnai-Stefan Kindermann;

9ª ronda del Torneo

abierto de Dortmund, 1987

B) 8 ... d5. Todo parece indicar

que es una ruptura prematura, como

se demuestra en los siguientes

ejemplos. 9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5

£xd5 11. ¥e3. (a esta posición se

llegó por transposición en la partida

Kárpov-Kindermann; Torneo

abierto de Viena, 1986; pero se continuó

con 11. ¥g2 £c4 12. c3 ¥e7

13. g5 ¤d7 14. £e2 £xe2+ 15.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 183

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

183

¢xe2, se llega a un medio juego sin

damas, que pronto derivará en un

final ventajoso para las blancas: 15

... ¤b6 16. ¥f3 hxg5 17. hxg5 ¦h4

18. ¦h1 ¦xh1 19. ¥xh1 e5 20. ¤c2

¥g4+ 21. ¥f3 ¥xf3+ 22. ¢xf3

0–0–0 23. ¢e4 ¤d7 24. ¥e3 ¤c5+

25. ¢xe5 ¤d3+ 26. ¢e4 ¤xb2 27.

f4, y la posición central del rey definirá

a la larga la partida: 27 ... ¤c4

28. ¦h1 g6 29. ¦h7 ¤d6+ 30. ¢f3

¢d7 31. ¥d4 ¢e6 32. ¥e5 ¤f5 33.

¤d4+ ¤xd4+ 34. cxd4 b5 35. ¢e4

b4 36. ¦h2 ¢d7 37. d5 ¥c5 38. ¦h7

¦f8 39. f5 gxf5+ 40. ¢xf5 ¢e8 41.

¦h6, 1–0) 11 ... ¥e7 12. £d2!? Idea

interesante que prepara el sacrificio

del peón de torre, a cambio de

un rápido desarrollo con predominio

central. 12 ... ¥xh4?! La partida

demostró que tomar el peón es

muy peligroso. Una alternativa de

consideración era 12 ... e5. 13. ¥g2

(también se recomienda 13. 0–0–0)

13 ... £d6 14. 0–0–0 ¤d7 15. ¦h1!

Obliga a la pérdida de nuevos

tiempos, y prepara el avance g5,

con recuperación del peón sacrificado.

15 ... ¥e7 (considerando el

resultado, era posible seguir con 15

... ¥f6 16. g5 ¥xd4 17. ¥xd4 e5 18.

£e3 £e6 19. gxh6!? ¦xh6 20. ¦xh6

gxh6 21. ¥c3 £xa2, pero aún así el

blanco conserva la ventaja estratégica

obtenida) 16. g5 ¤b6 17. gxh6

gxh6 18. ¦xh6 ¦xh6 19. ¥xh6 ¤c4

20. £c3 e5 21. ¤f5 £b6 22. £xc4

¥xf5 23. £a4+; 1–0; Thomas Luther-Lothar

Vogt; 5ª ronda del Torneo

de Altensteig, 1995.

➪ 9. ¤b3 £c7 10. g5 hxg5 11.

hxg5 ¤fd7 12. ¥e3

En caso de 12. g6 se ha jugado

12 ... ¤e5 13. gxf7+ £xf7 14. ¥e2

¤bc6 15. ¥e3 ¦h3 16. £d2 ¤f3+

17. ¥xf3 £xf3 18. ¤d4 ¤e5! Así

jugó Boensch contra Timman, en

Novi Sad, 1990, y se dio paso a una

dura lucha estratégica luego de 19.

¥f4 £h5 20. £e2 ¥d7 21. 0–0–0

¦c8 22. ¢b1 £xe2 23. ¤cxe2 ¦c7

24. b3?! Era necesario forzar el

cambio de torres con 24. ¦h1, para

aliviar la tensión del final. 24 ...

¤f7 25. ¥e3 e5 26. ¤f5 ¥xf5 27.

exf5 ¦f3!3 y las negras tienen mejores

posibilidades. El encuentro

concluyó en tablas después de 28.

¤g3 ¤h6 29. ¥xh6 gxh6 30. ¦d2

¦c6 31. ¦h1 ¦f4 32. ¦h5 ¦c3 33.

¢c1 ¦cf3 34. ¦h2 ¢d7 35. ¢d1

¢c6 36. ¢e2 d5 37. ¦d3 e4?! (37 ...

¦xd3 38. cxd3 ¢b5) 38. ¦xf3

¦xf3 39. c4!= dxc4 40. bxc4 ¦a3 41.

¤xe4 ¦xa2+ 42. ¢d3 ¦a3+ 43.

¢e2 b5 44. cxb5+ axb5 45. ¦h1

¦a8 46. ¦c1+ ¢d5 47. ¤f6+ ¢e5

48. ¤d7+ 1/2–1/2; Jan Timman-

Uwe Boensch; 8ª ronda de la

Olimpiada de Novi Sad, 1990.

➪ 12 ... g6 13. f4 ¤c6 14. £d2

b5 15. 0–0–0 ¥b7 16. ¢b1 b4 17.

¤a4 0–0–0 18. ¥d3 ¥g7

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 184

184

LOS APORTES DE PAUL KERES

Con posición equivalente. A

partir de aquí ambos contendientes

desarrollaron un juego

activo, con interesantes maniobras

tácticas, las blancas se llevaron

la mejor parte.

➪ 19. £e2 a5 20. £f2 ¢b8 21.

¤b6 ¤c5 22. ¤xc5 dxc5 23. ¥xc5

¥d4 24. ¥xd4 ¤xd4 25. ¤c4

¥xe4 26. ¥xe4 £xc4 27. ¦d2

¦d6 28. ¦gd1 ¦hd8 29. ¥h1 ¢c7

30. £g2 ¤c6 31. ¦d3 £xf4 32.

¦f1 £e5 33. ¦xf7+ ¢b8 34. £g1

¤d4 35. c3 bxc3 36. ¦b7+ ¢c8

37. ¦xc3+ ¤c6 38. ¦xc6+ ¦xc6

39. ¥xc6 £f5+ 40. ¢a1 £c2 41.

¦b8+

Y las negras abandonaron.

A3) Subvariante 7. ¥g2

Otra de las respuestas típicas a

disposición de las blancas en la

variante principal 6 ... h6.

Las negras responden habitualmente

con las respuestas 7 ...

¤c6 ó 7 ... a6, y una vez más estamos

envueltos en el mismo esquema,

ya visto en otras variantes.

6 ... h6

7. ¥g2

7 ... . ¤c6

7 ... . a6

Variante 6 ... h6 7. ¥ g2

8. h3

8 ... a6

8 ... ¤xd4

8 ... ¥d7

8 ... ¥d7 9. ¥e3

8 ... £c7

8 ... ¥e7

8. g5

8. h3

8. h4

8 ... ¤c6

8 ... ¤c6 9. g5 hxg5 con 10. hxg5 ¦xh1+ 11.

¥xh1 ¤d7 12. f4

8 ... g6

8 ... g6 9. g5 hxg5 con 10. ¥xg5 ¥e7 11. £d2

e5 12. ¤de2

8 ... h5


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 185

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

185

Nos limitaremos al estudio de la

primera de las variaciones mencionadas.

Algunos ejemplos servirán

para ilustrar las ideas principales.

Derivación 7 ... ¤c6

Tomaremos como referencia

la siguiente partida.

8

7

6

5

varias amenazas. Con 15 ... £e7 se

evitaban muchos problemas. 16.

¤c5 ¤f4 17. ¦g1. Probablemente

la mejor respuesta (si 17. ¥xf4

£a5+; y si h17. ¥f1 fxg4! y el negro

está bien) 17 ... ¤d3+ 18. ¤xd3

£xd3 19. ¥xc6 ¦ad8? Las negras

pasan por alto la brillante jugada

que sigue.Aquí se recomendó 19 ...

¥xc4! 20. bxc4 ¦ab8 21. ¥b5 ¦b7!

con juego complicado; pero resulta

que con 22. ¦g3 las blancas ganan

un tiempo importante, que les permite

consolidar su posición.

4

3

2

1

a b c d e f g h

8

7

6

5

4

Víktor Kupréichik-Serguéi

Shípov

Torneo abierto de Passau

(Alemania), 1993

1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.

¥g2 dxe5

En la práctica de torneos se da

preferencia a la continuación

➪ 8. h3

Otras posibilidades son:

A) 8. ¤xc6!? bxc6 9. e5 ¤d5

10. exd6 ¥xd6 11. ¤e4, pero el negro

dispone de la continuación 11

... ¥a6! 12. b3 ¥e5! 13. ¥d2!

¥xa1 (13 ... ¤f4!?) 14. £xa1 0–0

15. c4 f5?! Una jugada sin sentido;

el caballo se moverá a c5 y creará

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

20. ¥xh6!!+- ¦d4 21. gxf5

¦xf5 22. ¦xg7+ ¢h8 23. ¦g3

¦e5+ 24. ¥e3 ¢h7 25. ¥f3! ¦xc4

_ 26. bxc4 £xc4 27. £xe5. Y las

negras muy bien podían abandonar,

pero decidieron dar un par

de jaques antes de la despedida.

27 ... £f1+ 28. ¢d2 £d3+ 29. ¢c1

1–0; Dimitar Donchev-Eugeni

Pétkov Erménkov; Campeonato

de Bulgaria, 1988.

B) 8. ¤b3 ¥e7 9. f4 d5 10. e5

¤d7 11. 0–0. Jugada un tanto fuera

de lo común en los esquemas del


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 186

186

LOS APORTES DE PAUL KERES

Ataque Keres, dado que lo convencional

es preparar con tiempo

el enroque largo; aunque, para ser

exactos, es la continuación 7. ¥g2

la que mejor se presta para enrocar

en esta dirección. 11 ... a6 12.

¤e2 £c7 13. ¤g3 ¤c5 14. c3 ¤xb3

15. axb3 0–0 16. ¤h5 ¥d7 17. ¥e3

¦fd8 18. £e1 ¤a5?! Cuando los

pronósticos son de tormenta, ¿qué

lógica tiene salir a la caza de centavillos

abandonados al pie de las alcantarillas?

19. f5! ¤xb3 20. f6!

¥c5 21. fxg7 £xe5 22. ¥xc5 £xe1

23. ¦axe1 ¤xc5 24. ¦f6 ¤e4 25.

¥xe4 dxe4 26. ¦xh6. Y la posición

del negro es desesperada, pero lo

será aún más... 26 ... f5 27. gxf5 exf5

28. ¦d1! ¢f7 (se amenazaba 29

¦xd7) 29. ¦hd6 ¢e7 30. ¢f2 ¥e6

31. ¦xd8 ¦xd8 32. ¦xd8 ¢xd8 33.

¤f6 ¢e7 34. g8£¥xg8 35. ¤xg8+

¢f7 36. ¤h6+ ¢g6 37. ¤xf5 ¢xf5

38. ¢e3 a5 39. c4 a4 40. c5 1–0; Olivier

Renet-Andréi Sokólov; Clermont-Ferrand,

1989.

➪ 8 ... a6

La alternativa más importante

es 8 ... ¥d7, que conduce a las siguientes

ramificaciones:

A) 9. ¥e3 a6 y ahora:

a 1 ) 10. f4 £c7 11. £f3 ¤xd4

12. ¥xd4 e5 13. ¥e3 ¥c6 14. 0–0–0

¦c8 15. £f2 b5?! (estos avances

son siempre muy peligrosos cuando

no se ha completado el desarrollo;

lo natural era 15 ... ¥e7 16.

¦hf1 0–0 17. g5 hxg5 18. fxg5 ¤d7

y aunque las blancas mantienen

una peligrosa iniciativa, las negras

pueden encontrar posibilidades de

contrajuego) 16. ¤d5 ¥xd5 17.

exd5 exf4? Abrir esta columna es

suicidio. 18. ¥b6! El tiempo necesario

para que la dama blanca se

pueda liberar de la defensa de las

amenazas de mate sobre el rey. 18

... £b7 19. ¥d4 ¥e7 20. h4! ¤xg4

21. £xf4 £c7 22. ¥e4 ¤e5 23.

¥xe5 dxe5 24. £g4 ¦d8 (en caso

de 24. 0-0 una continuación pudiera

ser 25. ¦dg1 ¥f6 26. £f5 ganando

cuando menos el alfil) 25.

£xg7 ¦f8 26. £xh6 £d6 27. £h7

¢d7 28. h5?! (jugada típica que invariablemente

se hace cuando se

siente el triunfo al alcance de la

mano, y es entones cuando se escapa

la perdiz; era necesario mantener

aún el control de la casilla

g5, con 28. ¦df1 ¦h8 29. £f5+!

¢c7 30. h5, con ventaja decisiva)

28 ... ¥g5+ 29. ¢b1 ¢c7 30. ¦h3!

¢b8 31. £f5 ¥f4 32. ¦c3 £e6 33.

£xe6 fxe6 34. d6 ¦c8 35. ¥c6! ¦f7

36. a4!, y las negras se encuentran

prácticamente sin opciones. 36 ...

bxa4 (tampoco se conseguía mucho

con 36 ... e4 37. axb5 axb5 38.

d7, etc.) 37. ¦c4!+- a5 38. d7 ¦d8

39. ¥xa4 ¥e3 40. ¦d3 ¥b6 41.

¦c6 ¢a7 42. ¦b3 ¦f1+ 43. ¢a2

¦f4 44. c4 1–0; Peter Svídler-Vladímir

Akopián; 5ª ronda del Torneo

de Rostov del Don (Rusia),

1993.

a 2 ) 10. £e2 ¦c8 11. f4 £a5 12.

¤b3 £c7 13. 0–0 ¥e7 14. £f2 0–0

15. ¥b6 £b8 16. a4 ¥e8 17. a5

¤d7 18. ¥e3 ¥d8 19. ¦fd1 b5 20.

axb6 ¤xb6. Se alcanza una curiosa

posición, en la que las negras tie-


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 187

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

187

nen sus piezas dispuestas como si

se prestaran a dar la bienvenida a

una «comitiva presidencial». Pero

mucho cuidado, que las apariencias

engañan... 21. ¥f1 ¤b4 22. e5

¤6d5 23. ¥a7 £b7 24. ¥d4 dxe5

25. fxe5 f5! La jugada que abre el

camino para la penetración de las

piezas negras. 26. ¤c5. Un movimiento

que invita a la dama negra

para que se mueva exactamente a

la casilla donde tenía planeado ir...

26 ... £e7 27. ¤xd5 ¤xd5 28.

¥xa6 ¦c6 29. g5. Devuelve el peón

para evitar males mayores. 29

... ¥b6! 30. ¤b3 £xg5+ 31. ¢h2

¤e3! 32. ¥xb6 ¦xb6 33. ¦g1

¤g4+ 34. ¦xg4 fxg4 35. £xb6

£f4+ 36. ¢g1 £g3+ 37. ¢h1 £f3+

38. ¢g1 ¥c6 39. £xc6.Y llegado el

momento, no queda más remedio

que hacerse el haraquiri. 39 ...

£xc6 40. hxg4 £xc2 0–1; Milan

Matulovic-Gyula Sax; 6ª ronda del

Torneo de Vrbas (Bosnia-Herzegovina),

1977.

B) 9. 0–0 ¥e7 10. ¥e3 a6 11.

f4 £c7 y el blanco dispone ahora

de:

b 1 ) 12. £d2 ¦c8 13. ¤b3 ¤a5

14. ¤xa5 £xa5 15. a3 ¥c6 16. £f2

£c7 17. ¥b6 £b8 18. ¦ad1 0–0.Se

alcanza una posición, de características

similares a otras antes estudiadas,

en la que el blanco bloquea

temporalmente el avance ...b5 para

luego retirar el alfil a d4 y organizar

el sacrificio típico del caballo

en d5. 19. £g3 ¤d7 20. ¥d4 b5 21.

h4 a5 22. g5 hxg5 23. hxg5 b4 24.

¤d5!? exd5 25. exd5 ¥b5 26. ¦f2.

Y aunque la pieza no recibe una

compensación inmediata, el dispositivo

de ataque se encuentra listo

para un rápido desplazamiento hacia

el flanco rey enemigo. 26 ...

¦c4. Las negras no encuentran

mejor solución que eliminar la pareja

de alfiles, que apuntan contra

su enroque, pero era de consideración

organizar la defensa a partir

de ...¦fe8, que deja libre la casilla

f8 para el caballo o el alfil, y defiende

de paso a este último, expuesto

a un golpe doble en caso de

que la dama blanca se mueva a e3.

27. ¥e4 ¦xd4 28. ¦xd4 £a7 29.

£h3 f5 30. g6 ¤f6 31. ¥xf5 ¥e8

32. ¥e6+ ¥f7 33. gxf7+ ¦xf7 34.

¦c4 1–0; O. Castañeda-Alejandro

Acosta; 7ª ronda de la Copa Latina,

Santa Fe de Bogotá (Colombia),

1991.

b 2 ) 12. a4 ¦c8 13. ¤b3 ¤a5

14. ¤xa5 £xa5 15. £d2 ¦c4 16.

¦ad1 ¥c6?! Deja la torre en situación

comprometida. 17. £d3 ¦b4

18. b3 0–0 19. g5 hxg5 20. fxg5 ¤d7

21. ¤a2 ¦b6 22. h4 Las blancas no

tienen por qué apurarse en la captura,

dado que la presa no tiene

posibilidades de salvación. 22.

.¦c8 23. ¥d4! e5 24. £f3 ¦f8 25.

¥xb6 £xb6+ 26. ¢h1 ¤c5 27.

¤c3 ¤e6 28. ¤e2 g6 29. £f2 £c7

30. ¦d3 ¢g7 31. ¦f3 ¥d8 32. £e3

¥e8 33. c4 ¦h8 34. ¦h3 a5 35. ¦h2

£c6 36. ¤c3, y tras una serie de

complicadas maniobras, las blancas

lograron imponer su ventaja

material: 36 ... ¥b6 37. £f3 ¥d8

38. ¤d5 £c5 39. £g3 £d4 40. £f3

£c5 41. ¥h3 ¤d4 42. £g3 £a3 43.

£f2 ¦f8 44. ¤f6 ¥c6 45. h5 £xb3


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 188

188

LOS APORTES DE PAUL KERES

46. hxg6 £xc4 47. £h4 1–0; Nigel

Short-Andréi Sokólov; Copa del

Mundo, Rótterdam (Países Bajos),

1989.

Otra posibilidad del negro en

la octava jugada es 8 ... ¥e7 y ahora

se hace 9. f4. Si lo valoramos según

los principios clásicos, es más

apropiado continuar el desarrollo

con 9. ¥e3 a6 10. £e2 £c7 11. 0–0

¥d7 y sólo entonces hacer 12. f4

Así se jugó en la partida Janos

Tompa-Valentin Stoic; Metz

(Francia), 1981, que continuó con

12 ... ¦c8 13. g5 hxg5 14. fxg5 ¤h7

15. ¤xc6 ¥xc6 16. £h5 g6 17. £g4

¤f8 18. ¥d4 ¦h7 19. a4 £a5 20. h4

¤d7 21. ¦ae1 ¤e5 22. £g3 £b4

23. ¦d1 ¥xa4 24. ¤xa4 £xa4 25.

¥xe5 dxe5 26. c3 £c2 27. ¦d3

£xb2 28. £xe5 £b6+ 29. ¢h1

¦xh4+ 30. ¦h3 ¦xh3+ 31. ¥xh3

£e3 32. £h8+ ¢d7 33. £d4+

£xd4 34. cxd4 ¢e8 35. d5 ¦c3 36.

¢g2 exd5 37. exd5 0–1. En otra

partida que seguimos se jugó 9...0-

0 10. ¥e3 ¤xd4 11. £xd4 e5 12.

£d2 ¥d7 13. 0–0–0 b5 14. ¢b1 b4

15. ¤d5 ¤xd5 16. exd5 exf4 17.

¥xf4 a5 18. ¥e4 ¦e8 19. ¥d3.

Aquí era preferible 19. £d3 dado

que el negro pierde la posibilidad

de hacer de inmediato ...¥g5, y

amenaza además con hacer 20.

h4!?, con posibilidades de un fuerte

ataque. 19 ... ¥g5 20. h4 ¥xf4

21. £xf4 £f6 22. £xf6 gxf6, y aunque

la posición del negro no es nada

cómoda, han logrado escapar

de problemas mayores. 1–0 en 48

jugadas; Roman Slobodjan-Javad

Mahenramzade; 12ª ronda del

Campeonato del Mundo juvenil,

Halle del Saale (Alemania), 1995.

➪ 9. ¤b3

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Una jugada contradictoria, porque

en no pocas partidas el caballo

ubicado en d4 resulta un fastidio,

que las negras tratan de eliminar;

pero aquí, en cambio, el Rocinante

se retira sin chistar. Otras continuaciones

de uso frecuente son:

A) 9. f4 ¥d7 10. ¤f3!? (o también

10. ¥e3 ¦c8∞) 10 ... b5 11. e5

Propicia un intercambio que resultará

beneficioso para el negro. Lo

recomendado es 11. a3! b4 con

juego complicado. 11 ... b4 12.

exf6 bxc3 13. fxg7 ¥xg7 14. b3

£b6! 15. £e2 (15. £xd6 0–0–0

∆… ¥e8) 15 ... ¤b4! 16. ¤e5

(16. a4!?) 16 ... dxe5 17. ¥xa8 0–0,

y como resultado de la operación

las blancas han quedado con casi

todas sus piezas incomunicadas en

la primera línea. ¿Quién puede

dudar entonces de que exista compensación

por el material sacrificado?

18. ¥f3 (18. ¥e4 f5) 18 ...

exf4 19. a4 ¤c6 20. a5 £d8 21. ¦a4

(21. ¥xf4 ¤d4 22. £g2 £f6–+) 21


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 189

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

189

... ¤d4 22. ¦xd4 ¥xd4 23. ¥xf4

¥b5 24. £e4 e5 25. ¥e3 £h4+ 26.

¢d1 ¦d8 27. ¢c1 f5!–+.Y las blancas

podrían abandonar ante la

pérdida de la pieza, pero continuaron

inútilmente la lucha muchas

jugadas más. 28. £xf5 ¥xe3+ 29.

¢b1 £e7 30. ¦e1 ¥d4 31. ¥e4

£f7 32. ¢a2 £xf5 33. ¥xf5 ¢g7

34. b4 ¢f6 35. ¢b3 h5 36. ¥e4

hxg4 37. hxg4 ¦h8 38. ¥d5 ¦h2 39.

¦c1 ¢e7 40. ¥c4 ¥xc4+ 41. ¢xc4

¢e6 42. ¢b3 e4 43. ¢c4 ¦d2 44. b5

axb5+ 45. ¢xb5 e3 0–1; Vladímir

Savon-Yuri Razuváiev; 1ª ronda

del Torneo abierto de las islas Baleares,

Palma de Mallorca (España),

organizado por la GMA

(Grand Master Association), diciembre

de 1989.

B) 9. 0–0 ¤xd4 10. £xd4 e5

11. £d3 ¥e6 12. f4 ¥e7 13. f5?!

Esto bloquea el flanco rey y limita

las posibilidades del blanco, que

quedará además con un alfil semi

inútil como consecuencia de esta

acción; y los efectos no se harán

esperar. 13 ... ¥d7 14. ¥e3 ¦c8 15.

¦ad1 £a5 16. ¥f3 b5 17. ¦f2.Como

consecuencia de su estrategia,

las blancas mueven sus piezas sin

ajustarse a un plan definido, en

tanto las negras se encuentran listas

para iniciar una maniobra

arriesgada, pero con muchas probabilidades

de éxito. 17 ... ¥c6! 18.

a3 ¥b7. Alcanza finalmente su

verdadera casilla de destino, donde

no interfiere la acción de la torre,

y presiona con fuerza el debilitado

peón, sobre el que ya pesan

todos los destinos. 19. h4 ¦xc3! La

culminación del plan emprendido

varias jugadas atrás. 20. bxc3 £a4

21. g5 ¤xe4 22. f6 gxf6 23. gxf6

¤xf2 24. ¥xf2 ¦g8+ 25. ¢f1 e4 26.

£e3 ¥xf6 27. ¦xd6 £c4+ 28. ¥e2

£xc3 29. £b6 £h3+ Adnan Kobas-Miso

Cebado; 6ª ronda del

Torneo de Zenica (Bosnia-Herzegovina),

1987.

➪ 9 ... g5!?

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Una manera diferente de tratar

la posición. Como hemos visto,

en estos esquemas las negras optan

por jugadas como ...¥e7 o

...£c7. Por ejemplo, en la partida

Short – Suba, Hastings, 1987, se

jugó 9 ... £c7 10. a4 b6 11. 0–0 ¦b8

12. £e2 ¥e7 13. f4 ¤d7 14. ¥e3

¤c5 15. ¤d4 ¥b7 16. ¤xc6 £xc6

17. ¥d4 f6 18. f5 e5 19. ¥e3 ¦c8,y

la posición no está desequilibrada,

pues no se ve que el blanco

pueda ampliar su espacio sin crearse

debilidades. Pero ahora el

juego siguió con 20. ¦fd1 ¥d8,

cuando era preferible 20 ... 0–0 21.

£c4+ ¢h8 22. b4 ¤d7 23. £xc6

¥xc6, y las blancas mantienen la

ventaja estratégica; pero materia-


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 190

190

LOS APORTES DE PAUL KERES

lizarla es asunto de pronóstico

más reservado. 21. ¦d2 ¦c7 22.

¦a3 g5 23. b4 ¤d7 24. ¥f1 ¦c8 25.

£d1 £c7 26. ¦xd6 ¥e7 27. ¦e6

¤f8 28. ¦xb6 ¤d7 29. ¦xb7 £xb7

30. ¤d5 a5 31. ¥b5 ¢f7 32. ¦d3

¦hd8 33. ¤xe7 ¢xe7 34. bxa5

£c7 35. ¦d5 ¤c5 36. £d2 ¦xd5

37. exd5 ¢d6 38. ¥c6 ¦b8 39.

¥xc5+ ¢xc5 40. £c3+ 1–0; Nigel

Short-Mihai Suba; 5ª ronda del

Torneo de Hastings 83/84, 1983.

➪ 10. f4 gxf4 11. ¥xf4 ¤e5

Permite una simplificación

que propicia un final favorable al

blanco. Era preferible 11 ... £c7!?

➪ 12. ¥xe5!? dxe5 13. £xd8+

¢xd8 14. 0–0–0+ ¤d7! 15. ¦d3

En caso de 15. ¦hf1 los analistas

indicaron que 15 ... ¢e8 conducía

a la igualdad.

➪ 15 ... b5 16. a4! b4 17. ¤d1

h5! 18. gxh5 ¦xh5

Aquí Shípov sugiere 18 ... a5!

que ofrece posibilidades de contraataque.

Por su interés, incluimos

el resto de la partida principal

con sus comentarios originales.

19. ¢b1 (19. ¤e3 ¥h6=) 19 ...

¢e8 (19 ... a5!?) 20. ¤e3 ¦a7 21.

¤g4 ¥e7 22. c3!M ¦h8 (22 ... f5!?

23. ¤e3 ¤f6 24. cxb4!M) 23.

¦hd1! (23. cxb4? ¥xb4 24. ¦c1

¢e7=) 23 ... a5 24. cxb4 axb4 (24

... ¥xb4? 25. ¤xe5!) 25. ¦c1 ¥a6

26. ¦dd1 ¥e2 27. ¦c8+ ¥d8 28.

¤f6+ ¢e7 29. ¦xd7+ ¦xd7 30.

¤xd7 ¢xd7 31. ¦c2 ¥h5 32. a5

¥g5? (32 ... ¦g8!M Michel Krasenkow)

33. ¦c4± ¥e3 34. ¥f1

(34. ¦xb4?? ¦g8 35. ¥f1 ¦g1–+)

34 ... f5?! 35. ¦xb4 f4 36. a6 f3 37.

¤a5 ¥d4 38. ¦b7+ ¢d6 39. ¤c4+

¢c6 40. b4 ¥g6 41. ¤xe5+! Y las

Variante 6 ... h6 7. ¦g1 y otras

A4) 7. ¦g1

7 ... a6

7 ... ¤c6

7 ... ¤c6 8. ¥e3

------ 8. ¥e3 a6

------ ----- a6 9. £e2

------ ----- -- 9. ¥e2

9 ... £a5

9 ... £c7

9 ... ¤d7

9 ... ¥e7

9 ... ¥e7 10. £d2

9 ... g5

7 ... ¥e7


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 191

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

191

7 ... ¥e7 8. ¥e3

8 ... ¤c6

8 ... ¤c6 9. £e2

------ 9. £f3

------ 8. ¥e3 a6

7 ... g5

A5) 7. ¥e3

A6) 7. h3

A7) 7. ¥e2

negras abandonaron. Notas Shípov.

A4) Subvariantes 7. ¦g1 y otras

Lo primero que sorprende en

relación con esta variante son las

estadísticas. Resulta curioso que,

sin ser la variante principal del

Ataque Keres, reporta a las blancas

más del 50% de victorias, y relativamente

pocas derrotas.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

A continuación incluimos la

tabla que resume el árbol principal

de variantes en relación con

esta opción de juego.

Un ejemplo ilustrativo es el

que sigue.

Zoltan Varga-John Paul

Wallace

Torneo de Budapest (Hungría),

1ª ronda, febrero de 1955

1. e4 c5 2. ¤f3 c6 3. d4 cxd4 4.

¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4 h6 7. ¦g1

➪ 7. ¦g1

Otras posibilidades menos

empleadas son:

A5) 7. ¥e3 a6 8. £f3 £c7 9.

£h3. Un plan atípico, basado en la

idea de explotar el avance g5, dado

que el peón de h6 se encuentra clavado.

9 ... ¦g8 10. £g3 ¤c6 11. f3

¥d7 12. h4 g5 13. hxg5 hxg5 14.

£h2. Maniobra para lograr la captura

del peón de g5, pero esto a

costa de tiempos importantes.

Lamentablemente la partida culmina

con un error desastroso, pero

de todas maneras la hemos incluido,

porque consideramos que el

desarrollo de la apertura contiene

ideas que pueden someterse a una

validación más completa por los

estudiosos de este sistema. 14 ...


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 192

192

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤e5 15. £d2 b5 16. ¥xg5 ¥e7 17.

¥e3 ¥c6 18. g5 ¤fd7 19. ¤xc6??

¤xf3+ 20. ¢f2 ¤xd2 0–1; Eliseo

González-Jean Hebert; 6ª ronda de

la Olimpiada de Lucerna, 1982.

A6) 7. h3. Considerada pasiva,

que no encaja en el espíritu general

de la variante. 7 ... ¤c6 8. ¥e3

a6 9. ¥c4. Otra jugada fuera de lo

común. Lo característico es hacer,

por ejemplo, 9. £e2 como en muchas

otras variantes: esta jugada

prepara el sacrificio ¤d5 ó ¤f5.

Pero las negras pueden continuar

con 9 ... ¤xd4 10. ¥xd4 e5 11. ¥e3

¥e6 12. f4 ¦c8 13. f5 ¥c4 como en

la partida Vladislav Nevednichy-

Konstantin Sakáiev; 4ª ronda de la

Olimpiada de Moscú, 1994, en la

que ahora las blancas jugaron sin

razón 14. £xc4?! ¦xc4 15. ¥xc4

£c7 16. ¥b3 d5 17. exd5 ¥b4 18.

0–0–0 ¥xc3 19. d6 £c6 20. bxc3

£xc3 y la dama negra dispone de

mucha movilidad, lo que deja al

blanco sin compensación suficiente.

9 ... ¤a5 10. ¥b3 b5 11. £e2

£c7 12. f3 ¤xb3 13. ¤xb3 b4 14.

¤a4 ¦b8 15. £f2 ¤d7 16. ¤d2?!

Un movimiento que no propone

nada concreto y abandona al peón

de c2 a su suerte. Nada impedía

hacer 16. 0–0–0, salvo que el blanco

no encontrase el destino de su

caballo de a4 y estuviese pensando

en la ruptura lateral a3. 16 ... a5.

Las negras no quieren comprometer

su desarrollo con capturas de

peones, ya que si 16 ... £xc2 17. b3

¥e7 18. 0–0 £c7 19. ¦ac1 £d8 y el

blanco tiene compensación estratégica.

17. 0–0 ¥a6! Gana el tiempo

necesario y obliga a tomar decisiones

respecto al peón, que en

cualquier momento podría ser

capturado. 18. c4. En caso de 18.

¦fc1 ¥b5 19. b3 ¥xa4 20. bxa4, la

posición del blanco comienza a ser

muy poco satisfactoria. 18 ... bxc3

19. ¦fc1 cxb2! 20. ¤xb2 £d8 21.

¤dc4 ¥e7 22. ¦d1 0–0 23. ¤xd6.

El blanco ha recuperado su peón,

pero le espera una sorpresa. 23 ...

¥h4! 24. £g2 £f6 25. ¤bc4 ¤e5

26. ¤xe5 £xe5 27. f4 £c3 28. £d2

£a3 29. ¦ab1 ¥e7 30. e5 f6 31.

¢h2 fxe5 32. fxe5 ¥h4 33. ¦dc1

¦xb1 34. ¦xb1 £a4 35. ¦b2 £c6

36. ¦b3 ¦f1 37. £g2 £xg2+ 38.

¢xg2 ¦a1, y la movilidad de las

piezas negras resulta sumamente

comprometedora. La posición es

complicada y el juego concluyó en

tablas luego de 39. ¦b2 ¥f1+ 40.

¢h2 ¥d3 41. ¥f2 ¥g5 42. ¢g3

¥c1 43. ¦b8+ ¢h7 44. ¦b7 ¦xa2

45. ¤e8 ¦a3 46. ¥c5 ¦c3 47.

¦xg7+ ¢h8 48. ¥e7 ¥g5 49. ¥xg5

hxg5 50. ¦e7 a4 51. ¢h2 a3 52.

¤d6 ¦c6 53. ¦e8+ ¢g7 54. ¦e7+

¢g8 55. ¦e8+ ¢g7 56. ¦e7+ ¢f8

57. ¦e8+ ¢g7 58. ¦e7+ 1/2–1/2;

Darryl Keith Johansen-José Luis

Vilela; Olimpiada de Lucerna,

1982.

A7) 7. ¥e2. Ubica el alfil en

una casilla que en muchas variantes

resulta necesaria para la dama.

7 ... ¤c6 8. ¤b3 a6 9. a4 d5 10. exd5

exd5 11. g5 hxg5 12. ¥xg5 d4 13.

¤e4 ¥b4+ 14. c3 dxc3 15. £xd8+

¤xd8 16. ¤xc3 ¤e4 17. ¥xd8

¤xc3 18. ¥a5 ¥xa5 19. ¤xa5

¤xe2 20. ¢xe2 ¦h4. Con final téc-


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 193

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

193

nicamente ganado por las negras.

El desarrollo posterior fue como

sigue: 21. ¦hc1 ¦b4 22. ¦c7 ¦xb2+

23. ¢e1 ¢f8 24. ¦a3 b6 25. ¦b3

¦xb3 26. ¤xb3 ¥g4 27. ¢d2 ¦d8+

28. ¢c3 ¦c8 29. ¦xc8+ ¥xc8 30.

¢b4 ¢e7 31. ¤d2 ¥d7 32. a5

bxa5+ 33. ¢xa5 ¥b5 34. ¢b4 ¢d6

35. ¤f3 ¢d5 36. ¢c3 a5 37. ¤d4

¥d7 38. ¤f3 f6 39. ¤d2 a4 40. ¤c4

¥b5 41. ¤d2 ¥d7 42. ¤f1 ¢e4 43.

¤g3+ ¢f3 44. ¤h5 ¢g4 45. ¤g3 f5

46. ¢b4 g6 0–1; Heikki Westerinen-Ulf

Andersson; Olimpiada de

la Valetta (República de Malta),

1980.

Para continuar regresemos a

la partida principal, después de la

séptima jugada.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 7 ... ¤c6

Otro enfoque es frenar la avalancha

de peones con 7 ... g5. Una

continuación típica puede ser 8.

¥e3 ¤c6 9. £e2 a6 10. 0–0–0 £c7

11. h4 ¦g8 12. hxg5 hxg5 13. ¤f3

£a5 14. £d2 ¤h7 15. ¢b1 ¥e7

16. ¦h1 ¤f8 17. ¦h5 f6 18. ¥e2

¥d7 19. ¤d4 £c7, y ahora, una

vez más, el sacrificio del caballo

con 20. ¤f5!? exf5 21. ¤d5 £b8

22. gxf5 b5 23. ¦h6 g4 24. ¦xf6!

£b7 25. ¤xe7 ¤xe7 26. ¦xd6

¥c6 27. f6 ¤eg6 28. £d4 ¢f7 29.

¥c4+! bxc4 30. £xc4+ ¢e8 31.

f7+ 1–0; Alexander Shabalov-I.

Lukianov, Campeonato por equipos,

San Petersburgo, 1989.

Pero la continuación más

practicada es 7 ... ¥e7. Aquí se

puede seguir con 8. ¥e3 ¤c6 (pero

también se juega 8 ... a6 9. ¥g2

g5 10. £e2 ¤bd7 11. h4 ¦g8 12.

hxg5 hxg5 13. 0–0–0 £c7 14.

¤f3!? ¤xg4 15. ¥xg5 ¦xg5 16.

¥h3 ¦c5 17. ¦xg4, y ahora el negro

intentó buscar contrajuego

con 17 ... ¦xc3?! 18. ¦g8+ ¥f8 19.

bxc3 ¤f6, y las blancas generosamente

devolvieron el regalo con

20. ¦xf8+ ¢xf8 21. £e3 £c5 22.

£f4 ¢e7 23. e5 dxe5 24. ¤xe5

que conduce a un final en el que

las negras muy poco pueden hacer

para evitar el desenlace: 24 ...

a5 25. £d2 ¥d7 26. £g5 £a3+ 27.

¢b1 ¦g8 28. ¦xd7+ ¢e8 29. ¦d8+

¢xd8 30. £xf6+ ¢c8 31. ¥xe6+!

¢b8 32. ¥g4 ¢a8 33. £xf7 ¦d8

34. ¥f3 ¦b8 35. £c7; 1–0; Yehudá

Gruenfeld-Kevin Spraggett; Toronto

[Canadá], 1984).

9. £e2. (un plan que ya antes

vimos es 9. £f3, que propicia el

traslado de la dama a la columna

h, aprovechándose de la posición

indefensa de la torre negra, en este

caso es posible proseguir con 9 ...

¤e5 10. £h3 h5, respuesta interesante

que provoca 11. f3 ¤h7 12.

0–0–0 hxg4 13. fxg4 a6 14. g5 ¤g6

15. £g3 ¤hf8 16. ¥c4 ¤e5 17. ¥b3


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 194

194

LOS APORTES DE PAUL KERES

¤fg6, culminando al fin la «danza

hípica», sin que se obtengan beneficios

concretos; el juego sigue con

18. ¦gf1 ¥d7 19. ¤f5! exf5 20. exf5

¤h4 21. f6 gxf6 22. gxf6 ¥f8 23.

¤d5 ¤f5 24. ¦xf5! ¥xf5 25. ¥b6

¥h6+ 26. ¢b1 £d7 27. ¤c7+ ¢f8

28. ¤xa8 ¥g4 29. ¦g1 ¥g5 30. ¥d4

¦h3, y las negras han logrado poco

a poco reorganizar sus fuerzas, pero

como veremos, las amenazas

contra su rey siguen siendo mortales:

31. £g2 ¥e3 32. ¤b6 £f5 33.

¥xe3 ¦xe3 34. £d2! £e4 35. a3!

ingeniosa celada que esconde, tras

un aparente error defensivo, la estocada

final: 35 ... ¦xb3 36. £h6+;

1–0; Vasilios Kotronias-Mihail-

Viorel Ghinda; Sofía [Bulgaria],

1986). 9 ... ¥d7 10. h4 ¤xd4 11.

¥xd4 e5 12. ¥e3 ¥c6. Obtiene

una posición que ofrece perspectivas

de contrajuego central. La partida

prosigue con 13. £d3 £a5 14.

0–0–0, y ahora Sax jugó contra

Karpov 14 ... ¤xe4!? 15. ¤xe4 d5

16. £b3! (que es superior a 16.

¤d2 £xa2 17. £b3 [17. £f5!?] 17

... £xb3 18. ¤xb3 d4 19. ¥d2

¥xh4, y las negras están mejor, 16

... dxe4 17. ¥c4 ¦f8) y ahora Kárpov

jugó 18. ¦d5! ¥xd5 19. ¥xd5

¦d8 20. ¥c4!, y aunque no se aprecie

a simple vista, la posición negra

sufre de amenazas directas que explotan

la restringida movilidad de

su rey. 20 ... ¥b4 21. c3 b5 22. ¥e2

¥d6 23. £d5! Resulta curioso que,

aun cuando se encuentran fuera de

la acción directa contra el rey, la

pareja de alfiles blancos sostienen

todo el trasfondo táctico de la posición.

23 ... ¢e7 24. ¥c5! ¥xc5 25.

£xe5+ ¢d7 26. £xc5. Y en resumen,

las negras cuentan con calidad

de más, pero con dos torres de

menos. El desenlace final es tratado

por Kárpov con singular precisión.

26 ... £c7 27. £f5+ ¢e7 28.

£xe4+ ¢d7 29. £f5+ ¢e7 30. ¦e1

¦d6 31. ¥c4+ ¢d8 32. ¥xb5 a6 33.

¥a4 g6 34. £f3! ¢c8 35. ¦e7!

¦d1+ 36. ¢xd1 £xe7 37. £a8+

¢c7 38. £a7+ ¢d6 39. £b6+ 1–0;

Anatoli Kárpov-Gyula Sax; Torneo

de Linares (España), 1983.

La tercera opción de las negras

es la natural 7 ... a6, con las

siguientes alternativas:

A) 8. ¥e3 b5 9. a3 ¥b7 10.

¥d3 ¤fd7 11. £e2 g5 12. h4 ¦g8

13. 0–0–0 ¤e5 14. ¢b1 ¤bd7 15.

hxg5 hxg5 16. ¤b3 ¦c8 17. ¦g3

¦h8?! (preferible es 17 ... ¤xd3).

18. £d2 ¥e7 19. ¥e2 ¦h2 20.

¦gg1. Era de consideración intentar

explotar la situación aislada

de la torre, haciendo 20. £e1,

con el plan £g1 y f3. Pero la del

texto también lo logra con buenos

resultados. 20 ... ¤f6 21. ¦h1

¤xe4?! (la entrada de la torre había

que evitarla con 21 ... ¦xh1

22. ¦xh1 ¤g6 23. f3 ¤d7 24. ¦h5

f6 y aunque las blancas tienen

ventaja, hay mejores posibilidades

de defensa) 22. ¤xe4 ¦xh1

23. ¦xh1 ¥xe4 24. ¦h8+ ¥f8 25.

¤d4 £f6.Aparentemente todo se

encuentra en orden, y el blanco

no presenta planes para su torre,

pero sin saberlo la dama negra

corre peligro de muerte. 26. ¦g8

¥h7 27. ¥xg5 1–0; Yehudá


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 195

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

195

Gruenfeld-Mihai Suba; 3ª ronda

del Torneo de Dortmund, 1983.

B) 8. a3. Movimiento inocuo,

que presupone el avance ...b5, pero

que tampoco lo impide. Más consecuente

es aceptar los hechos

consumados con 8 ¥e3 b5, como

en la variante anterior. 8. ... b5 9. h4

¥b7 10. £e2 g6 11. g5 hxg5 12.

¥xg5 ¤bd7 13. 0–0–0 ¦c8 14. £e3

£b6, y ahora la partida derivó hacia

una aguda lucha luego de 15.

¤d5! ¤xd5 16. exd5 ¥xd5 17. ¢b1

¥g7 18. ¥e2 b4! 19. a4 ¤c5 20. h5!

gxh5 21. ¤f5! ¥e5 22. ¤e7 b3!

Ambas partes se contraatacan con

violencia, y resulta difícil pronosticar

quién está mejor. 23. c3 ¥e4+

24. ¥d3 ¥xd3+ 25. ¦xd3 ¦b8 Esto

no parece razonable, dado que esta

columna, por el momento, no ofrece

perspectivas, merecía consideración

25 ... ¦c7 26. ¦d4! £b7 (26 ...

¥xd4 27. £xd4 e5 28. £h4 £b7 29.

¥f6, y la situación del rey negro es

bastante comprometida.) 27. ¦b4

£c7 28. f4 ¥g7 29. ¤d5 £c8 30.

¥h4 ¦xb4 31. cxb4 ¤xa4 32. ¤f6+

¥xf6 33. ¥xf6 £c2+ 34. ¢a1 e5 35.

¥xe5! ¦h6 36. ¥c3+ ¢d7 37.

£a7+ ¢c6 38. f5 ¢d5 39. £b7+

¢c4 40. £xa6+ ¢d5 41. £xa4 1–0;

Peter Enders-John Paul Wallace; 2ª

ronda del Torneo de Budapest,

1995.

➪ 8. ¥e3

Una lucha interesante se dio en

la partida Lothar Vogt-Uwe Boensch;

XXXI Campeonato de la

República Democrática Alemana,

5ª ronda, Salzwedel, 1982, en la

continuación 8. ¥e2 con 8 ... £a5

9. ¤b3 £c7 10. ¥e3 a6 11. h4 ¤d7

12. g5 hxg5 13. hxg5 g6 14. £d2 b5

15. 0–0–0 b4 16. ¤a4 ¥b7 17. ¢b1

¦c8 18. ¢a1. ¿Estará buscando refugio

antiaéreo? 18 ... ¦h4 19. f4

¦h2 20. ¦h1 ¦xh1 21. ¦xh1 ¤d8

22. ¥d3 ¥c6!? 23. £xb4 ¦b8 24.

£d4 e5 25. £c4 ¤e6 26. f5! gxf5

27. exf5 ¥xh1 28. fxe6 ¤c5 29.

¤axc5 dxc5 30. exf7+ £xf7 31.

£xa6 ¦a8 32. £b6 £a7 33. ¥b5+

¢f7 34. £f6+ ¢g8 35. ¥c4+ 1–0.

➪ 8 ... a6

La alternativa más fuerte es 8 ...

g5 9. h4 (o la más estratégica 9.

£d2 ¤e5 10. ¥e2 ¤g6 11. 0–0–0 a6

12. a3 ¥d7 13. ¢b1 £c7 14. ¤b3

¥e7, y tan sólo entonces iniciar el

avance 15. h4!? ¤xh4 16. f4 gxf4 17.

¥xf4 ¥c6 18. ¥xd6 ¥xd6 19. £xd6

£xd6 20. ¦xd6 ¢e7 21. ¦d4, con

posición equilibrada que terminó

en rápido empate: 21 ... ¤g6 22.

¤a5 ¤e5 23. g5 hxg5 24. ¦xg5

¤fd7; 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Borís

Spasski; 4ª ronda del Torneo de

Turín [Italia], 1982). 9 ... ¤d7 10.

hxg5 hxg5 11. £d2 ¤de5 12. 0–0–0

¦g8 13. ¥e2 ¤xd4 14. ¥xd4 ¤c6

15. ¥e3 a6 16. ¦h1. Inicia una maniobra

contra el peón de g5, que

produjo una lucha interesante luego

de 16 ... ¥d7 17. ¦h5 ¥e7 18.

¦dh1!? Abandona la columna central

para lograr la captura indirecta

del peón de d6. Lástima que el desenlace

no fuera el esperado: 18 ...

£a5 19. ¥xg5 ¦xg5 20. ¦h8+ ¥f8

21. £xd6 ¤e7 22. ¦xf8+ ¢xf8 23.

f4 ¦g8 24. £xd7 £b6 25. f5 ¦d8 26.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 196

196

LOS APORTES DE PAUL KERES

£a4 ¤c6 27. £a3+ ¢g7, y aunque

el blanco obtuvo dos peones por la

calidad, la falta de movilidad de sus

piezas no le permiten el remate necesario.

28. ¤d1 ¦h8 29. ¦f1 ¦h2

30. £c3+ £d4 31. £xd4+ ¤xd4, y

obviamente las negras han quedado

mejor. 32. ¥d3 ¦dh8 33. ¤f2

¦g2 34. e5 ¤f3 35. f6+ ¢f8 36. ¥e2

¤xe5 37. ¢d2 ¦h6 0–1; Ígor Zaitsev-Andréi

Sokólov; Moscú, 1983.

Continuando en la partida de

referencia tenemos:

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 9. £d2

Varias son las alternativas del

blanco en esta posición. Por ejemplo:

A) 9. £e2 ¤xd4 10. ¥xd4 e5

11. ¥e3 ¥e6 12. h4 g6 13. 0–0–0

¦c8 14. ¤d5 ¥xd5 15. exd5 £a5

16. £f3 ¥g7 17. g5 ¤h5 18. ¢b1

£b4 19. a3 £a4 20. ¦c1 ¤f4 21. c4

£d7! 22. ¢a2 £f5 23. ¦c3 hxg5 24.

hxg5 b5. Las negras han mantenido

cierta iniciativa que les ha permitido

ganar espacio, pero tras la

simplificación que sigue este dominio

desaparece y el blanco queda

con la posibilidad de penetrar decisivamente

en el flanco dama ene-

migo. 25. ¥d2 bxc4 26. ¥xc4 ¦h3

27. ¦g3 ¦xg3 28. £xg3 ¤h5 29.

£e3 e4 30. ¦c1 ¥e5 31. £b6 ¢f8

32. £xa6 ¦b8 33. ¥b4 ¢g7 34. ¦c2

e3 35. ¥d3 £xg5 36. £a7 ¦xb4 37.

axb4 1–0; Jozsef Horvath-Ígor

Stohl; 10ª ronda del Campeonato

de Europa juvenil, Groninga, 1983.

B) 9. h3 ¥d7 10. f4 £c7 11.

£d2 b5 12. ¥d3 ¤xd4 13. ¥xd4

¥c6 14. £e2.Y las blancas mantienen

la natural ventaja de espacio

de este tipo de posiciones. Hasta

qué punto esto es materializable o

no, cuando el negro se crea debilidades,

lo veremos en la secuencia

que sigue: 14 ... e5?! 15. ¤d5! ¤xd5

16. exd5 ¥xd5 17. fxe5 0–0–0 18.

0–0–0 £c6 19. ¦gf1 dxe5 20. ¥xe5.

Y las negras se encuentran expuestas

a un ataque mortal. 20 ... f6 21.

¥f5+ ¢b7 22. ¦xd5! ¦xd5 23. ¥e4

¥c5 24. ¦d1 ¢a7 25. ¥xd5 £e8

26. ¥e6 fxe5 27. £xe5 1–0; Vladímir

Savon-Roman Dzindzichasvili;

13ª ronda del XXXIX Campeonato

de la URSS, San Petersburgo,

3 de octubre de 1971.

➪ 9 ... ¤xd4 10. £xd4 e5 11.

£a4+ ¥d7 12. £b3 b5 13. f3 ¥e7

14. 0–0–0 ¥e6 15. ¤d5 ¥xd5 16.

exd5

Y la posición está equilibrada.

Aquí las negras contestaron con:

➪ 16 ... ¤d7 17. ¢b1 ¥g5 18.

¥f2 ¥h4 19. ¥e3 ¥g5 20. ¥f2

¥h4

Y cuando todo pudo concluir

en unas pacíficas tablas, el blanco

contestó con:

➪ 21. ¥g3 £b6?!


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 197

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

197

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

➪ 22. ¥xb5 axb5 23. ¥xh4

¤c5 24. ¥f2 £a6 25. ¥xc5 dxc5

26. a3

Y las blancas ganaron el final

luego de:

➪ 26 ... b4 27. £e3 £d6 28. f4

f6 29. fxe5 fxe5 30. ¦ge1 bxa3 31.

£xe5+ £xe5 32. ¦xe5+ ¢d7 33.

d6! axb2 34. ¦e7+ ¢c6 35. ¦c7+

¢b6 36. ¦d3! ¦a4 37. ¦b3+ ¢a6

38. ¦c6+ ¢a7 39. ¦xc5 ¦d8 40.

¦c7+ ¢a6 41. ¦c6+ ¢a5 42. c4

¦b4 43. ¢xb2 ¦xb3+ 44. ¢xb3.

Las negras abandonaron.

Resumen general de subvariantes

Ante todo es necesario recordar

que, si bien en la Variante

Stolz dedicamos un esfuerzo extraordinario,

por tratarse de la subvariante

principal de todo el sistema,

no está en nuestros objetivos fundamentales

realizar un estudio

pormenorizado de todas las subvariantes

del Ataque Keres –libro

que en su momento quisiéramos

escribir– y por tanto limitaremos la

parte final de este trabajo a resumir

las cuestiones esenciales que

caracterizan al conjunto de varian-

tes –destacando los aspectos estratégicos

y las cuestiones estratégicas–

sin preocuparnos excesivamente

de las novedades y otros detalles

que el tiempo necesariamente

tiende a borrar.

No obstante esto, para conformar

el texto que sigue ha sido necesario

incluir como referencia

más de 50 partidas, casi todas completas

y relativamente recientes, lo

que permitirá tener una idea general

de las principales características

y posibilidades de estas variantes.

En resumen, realizaremos un

recorrido general de las restantes

derivaciones, en las cuales consideraremos

fundamentalmente las

subvariantes en las que se han producido

novedades interesantes en

tiempos más o menos recientes.

Para esto nos auxiliaremos adicionalmente

de esquemas que contienen

los árboles de variantes fundamentales,

de manera que puedan

servir como referencia para una visión

resumida de cada variante.

B) Variante

Petrosián (6 ... a6)

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 198

198

LOS APORTES DE PAUL KERES

Variante 6 ... a6

6 ... a6

7. ¥g2

7. g5

7 ... ¤g8

7 ... ¤fd7

8. ¥g2

8. ¥c4

8. ¥e3

8 ... b5

8 ... b5 9. a3

----- 9. a3 ¥b7

----- ---- ¥b7 10. £d2

----- ---- ¤b6

----- ---- ¤b6 10. h4

----- 9. ¥g2 ¥b7

8. ¦g1

8. h4

8 ... b5

8 ... b5 9. a3 ¥b7 10. ¥e3

----- ---- --- 10. ¥e3 ¤b6

8 ... ¤c6

8 ... ¥e7

8. a4

Otra de las continuaciones

que goza de mayor preferencia

para enfrentar el ataque blanco.

Las negras se disponen de inmediato

para lograr el control de la

casilla c4, sin preocuparse de las

claras intenciones del blanco en

el flanco rey.

El siguiente esquema muestra

el árbol fundamental de continuaciones

de esta variante.

La continuación fundamental

es:

➪ 7. g5, y ahora podemos encontrar:

A) 7 ... ¤g8. Un lance que no

convence a muchos, aunque no

pudiera afirmarse que el caballo

esté aquí peor ubicado que en d7,

donde temporalmente estorba el

desarrollo de otras piezas. 8. ¥g2

¤c6 9. ¥e3 ¥d7 10. h4 h6 11. f4

hxg5 12. hxg5 ¦xh1+ 13. ¥xh1

¤xd4 14. £xd4 ¤e7 15. £d2 £a5

16. 0–0–0 0–0–0 17. £f2! Saca a la


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 199

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

199

luz las principales debilidades de

la posición negra. 17 ... ¢c7. Las

negras piensan que tendrán tiempo

de sostener el peón de d6, pero

les espera una inmediata sorpresa.

18. ¦xd6! ¤c6. En caso de 18 ...

¢xd6 las blancas responderían 19.

¥b6!, con acompañamiento de

marcha fúnebre y salvas de artillería

para el monarca sitiado. 19. e5

b6 20. ¦d5! b5 21. ¥c5 ¥xc5 22.

¦xc5 ¦c8 23. £d2 £b6 24. £d6+

¢d8 25. g6! fxg6 26. ¤d5! exd5 27.

e6 £a7 28. exd7 £xd7 29. ¦xd5

1–0; Ole Jakobsen-Kristian Skold;

Torneo abierto de Estocolmo,

1971. Después de esta paliza la variante

7 ... ¤g8 desapareció de la

práctica oficial; con razón...

B) 7 ... ¤fd7. Ahora las blancas

deben decidir entre varias alternativas.

Veamos algunos ejemplos

más o menos recientes:

b 1 ) 8.¥g2 Empleada por Kárpov

en las dos partidas que siguen.

Jugando contra Judith ésta hizo 8

... g6, pero contra Hartmann, éste

utilizó un plan que merece atención;

en esa partida se jugó 8 ...

¤c6 9. a4 ¥e7 10. h4 h6 11. gxh6

g6!? que permitió a las negras activar

armónicamente sus piezas luego

de 12. ¤f3 ¤de5 13. ¤g5 f6 14.

¤h3 ¥f8 15. f4 ¤f7 16. ¥e3 £a5

17. £d2 ¤xh6 18. ¤f2 ¥d7 19. ¥f3

0–0–0, y se alcanzó una posición

equilibrada, en la que los peones

negros se esfuerzan por controlar

el conjunto de casillas de la quinta

fila. Lo cierto es que Kárpov no logró

mejorar su situación luego de

20. 0–0–0 ¥e8 21. h5 d5!? 22. exd5

¤f5 23. £e1 ¤b4 24. dxe6 ¦xd1+

25. ¥xd1 ¥c6 26. ¦g1 gxh5, las negras

obtuvieron un vigoroso peón

libre que fue decisivo en el desenlace

final de la partida: 27. ¢b1

¤xe3! 28. £xe3 ¥c5 29. £e1 £b6

30. ¦f1 f5! 31. ¤d3 ¤xd3 32. cxd3

¥g2.Y la posición de las blancas se

desintegra como asolada por una

tormenta. Pocas veces se encuentran

partidas en las que Kárpov se

vea superado de forma tan convincente.

El juego concluyó luego de

33. a5 £d6 34. ¦f2 ¥xf2 35. £xf2

¥c6 36. ¥b3 h4 37. £a7 h3 38. e7

h2 39. ¥e6+ £xe6 40. £a8+ ¢d7

41. £xh8 h1£+ 0–1; Anatoli Kárpov-Wolfram

Hartmann; 1ª ronda

del Torneo de Hannover (Alemania),

1983. 9. h4 ¤c6 10. h5 ¦g8 11.

hxg6 hxg6 12. f4 £b6 13. ¤b3 £c7

14. £f3 b5 15. e5 d5 16. ¥e3 b4 17.

¤e2 ¤b6 18. ¥f2 a5, y luego de

frenar los intentos de las blancas, la

posición comienza a resultar favorable

al segundo jugador. 19. ¤bd4

¥a6 20. ¤xc6 ¥xe2 21. £xe2

£xc6 22. ¦h3 ¥c5 23. b3 ¢e7 24.

¦c1 ¦h8 25. ¦d3 ¦ac8 26. ¥g3

¥d4!, y queda claro que son las

blancas quienes tienen que luchar

por encontrar un camino para lograr

el empate. 27. ¢f1 ¥b2 28.

¦cd1 ¤d7 29. ¥f2 £b5 30. ¦b1

¥c3 31. ¦f3 £c6 32. ¦h3 ¦xh3 33.

¥xh3 a4 34. ¥g4 a3 35. ¦d1 ¥b2

36. ¥e1 £c5 37. £a6 ¦c6 38. £a4

¦b6 39. ¥f2 d4 40. ¥f3 £xc2 41.

¥xd4 ¥xd4 42. ¦xd4 £c1+ 43.

¢e2 £c2+ 44. ¢f1 £c1+ 45. ¢e2

£c2+ 46. ¦d2. Todo parece indicar

que las últimas jugadas se hicieron


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 200

200

LOS APORTES DE PAUL KERES

en la carrera por el control de

tiempo, y ahora las blancas intentan

prolongar la lucha. 46 ... £c7

47. £a5 £b8 48. ¦d4 ¦b5 49. £a6

¤xe5! 50. fxe5 £xe5+ 51. ¢d3

£f5+ 52. ¢e2 £e5+ 53. ¢d3 £f5+,

y las negras, conducidas por la extraordinaria

Judit, logran un meritorio

empate. 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Judit

Polgar; 7ª ronda del Torneo

de Buenos Aires, 1994.

b 2 ) 8. h4 b5 9. a3 ¤b6 10. h5

¥e7 11. ¦g1 g6 12. ¥e3 ¥b7 13.

£g4 ¤8d7 14. £h3 ¦f8 15. hxg6

hxg6 16. f4 e5 17. ¤b3 d5 ¿Sacrificio

o error? Las negras logran obtener

una relativa movilidad a

cambio de un peón, pero las blancas

obtienen más: 18. fxe5 ¤xe5

19. 0–0–0! ¦c8 20. ¥xb6 £xb6 21.

¤xd5 £e6 22. £g3 ¦h8 23. ¤d4

£d6 24. ¤xb5 £b8 25. ¤xe7

¦xc2+ 26. ¢xc2 ¥xe4+ 27. ¢c1

axb5 28. ¤c6 1–0; Ernst Thomas-

Danny Barash; 1ª ronda del Torneo

de Gausdal (Noruega), 1991.

b 3 ) 8. ¥e3 8 ... ¤c6 9. ¦g1

£c7 10. £h5 g6 11. £e2 ¥g7 12.

0–0–0 0–0 13. f4 ¦e8 14. ¥g2 ¤a5

15. ¢b1 ¦b8 16. f5 ¥e5 17. ¥h3

¤b6 18. f6 ¤d7. Esta «marcha

atrás» no resulta nada recomendable,

dado que el peón de e6 se

encuentra «en la mirilla» de las

piezas blancas. Más sentido parece

tener la jugada 18 ... ¤bc4, que

no compromete en nada la posición

negra. 19. £f2 ¤c4. Parece

como si las negras estuviesen al

margen de lo que ocurre en el tablero,

pero han visto más de lo

que aparentan. 20. ¤xe6 ¤a3+!,y

las blancas están perdidas: 21.

bxa3 £xc3 22. ¤d4 ¤c5 23. ¥xc8

¦bxc8 24. ¥c1 ¦c6 0–1; Aleksandar

Wohl-Fernie Donguines; 7ª

ronda del Torneo de Genting

Highlands (Malasia), 1995.

C) Variante

Yugoslava (6 ... ¥e7)

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Considerada como dudosa por

su carácter pasivo. Lo normal es

Variantes 6 ... ¥ e7 , 6 ... e5 y 6 ... d5?!

6 ... ¥e7

6 ... e5

7. g5 ¤fd7 8. ¦g1

8. h4

7. ¤f5


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 201

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

201

6 ... d5

7. ¥b5+ ¥d7 8. ¥xd7+ £xd7 9. ¤f5 h5

10. ¥g5

10. gxh5

10. f3

7. exd5

7. ¥b5+

que ahora las blancas intenten

asumir cuanto antes la iniciativa.

➪ 7. g5 ¤fd7

Ahora las blancas suelen continuar

con:

A) 8. h4 0–0. También se sugiere

8 ... ¤c6 9. ¥e3 a3 para llegar

a posiciones que ya hemos

visto en otras partidas. 9. ¥e3

¤b6!? Una idea nueva. Lo clásico

es buscar el desarrollo con

...¤c6. Pero la variante del texto

aporta una sugerencia digna de

consideración. 10. £e2 (10. a3!?)

10 ... d5 11. 0–0–0!? (11. exd5

¤xd5=) 11 ... e5?! Respecto a esta

posición se ha indicado que lo

correcto es hacer de inmediato

11 ... ¥b4!, que obliga a definir la

situación del caballo. Si ahora 12.

¤db5 a6 13. a3 axb5 14. £xb5

¥xc3 15. ¥xb6 la posición se

considera como indefinida, pero

tras la bruma, puede apreciarse

que se aproxima un cambio de

damas que dejará a las blancas

con un final incierto. 12. ¤f3 ¥g4

13. exd5! ¥b4 14. ¤e4 £c8 15.

¥g2 ¦d8 16. £b5! ¤a6 17. a3

¥f8 18. d6!±, Y la posición alcanzada

por este camino sí resulta

obviamente ventajosa para las

blancas, como veremos en las

próximas jugadas. 18 ... ¤c4 19.

¤xe5!! ¤xe3 20. fxe3 ¥xd1 21.

¦xd1 £e6 22. g6!+- hxg6 23. ¤g5

1–0; Igor Glek-Karsten Volke; 8ª

ronda del Torneo abierto de Cuxhaven

(Alemania), 1993.

B) 8. ¦g1 a6 9. ¥e3 b5 10. a3

¥b7. Todo esto resulta natural,

pero si observamos muchas partidas,

llegamos a la conclusión de

que este alfil es más útil en la defensa

de la casilla e6. 11. f4 0-0 12.

£h5 g6 13. £h4 ¤c6 14. 0-0-0

¦e8 15. f5! Jugada que tiene como

premisa la deficiencia señalada

en el comentario anterior. 15

... ¥f8 16. fxe6 fxe6 17. ¥h3

¤xd4 18. ¥xd4 £e7 19. ¦gf1 e5

20. ¥e3 ¦ad8 21. ¤d5 ¥xd5 22.

exd5 h5 23. ¥e6+ ¢g7 24. £e4

¦c8 25. b3 ¦c7 26. ¦d2 ¤c5 27.

¥xc5 ¦xc5 28. ¦f7+ 1–0 Ciocaltea,

V-Padevsky, N Smederevska

Palanka, 1971.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 202

202

LOS APORTES DE PAUL KERES

D) Variante

Schwarz 6 ... e5

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Considerada por Keres como

dudosa, ya que luego de:

A) 7. ¥b5+ ¥d7 8. ¥xd7+

£xd7 9. ¤f5 «la situación de las

negras se vuelve crítica» (Keres).

Pero tal opinión no ha sido tomada

como concluyente, y la variante

aparece de cuando en

cuando, sobre todo con la continuación

9 ... h5 con las siguientes

alternativas:

a 1 ) 10. gxh5. De paso recordaremos

que el propio Keres

alertaba de que no era conveniente

el avance inmediato 10. g5,

por el contragolpe 10 ... ¤xe4 11.

¤xg7+ ¥xg7 18. ¤xe4 d5 3 (Alberic

O'Kelly de Galway-Martin

Christoffel; 1ª ronda del Torneo

Stannton, Groninga, 1946). 10 ...

¤xh5 11. ¥h6!? Jugada que produce

el efecto de los fuegos artificiales,

lo que no quita que se pueda

continuar jugando la natural

11. ¤d5. 11 ... ¤c6 (en caso de 11

... g6 12. ¥xf8 gxf5 13. ¥xd6 ¤c6

14. ¥c5±) 12. £xh5 g6 13. £g5

gxf5 14. ¥xf8 ¢xf8 15. 0–0–0 ¤d4

16. ¦hg1 £e6 17. ¦xd4 exd4 18.

£g7+ ¢e7 19. ¤d5+ ¢d7 20.

£xd4 y las negras están en una situación

muy comprometida. Algunas

variantes dan fe de ello:

a 1a ) 20 ... ¦hc8 21. £b4! ¦ab8

22. £a4+ ¦c6 23. £xa7 £h6+ 24.

¢b1 £h8 25. ¤b4! ¦c7 26. e5!

¦a8 (26 ... b6 27. e6+! fxe6 28.

£xb8 £xb8 29. ¦g7+ ¢c8 30.

¦g8+ ¢b7 31. ¦xb8+ ¢xb8 32.

¤a6++-) 27. e6+! ¢xe6 (27 ...

fxe6 28. £xa8 £xa8 29. ¦g7++-)

28. £b6!+- ¦c5 29. ¤d3 £d4 30.

£xb7! ¦h8 31. ¤xc5+ 1–0; Leonid

Shmuter-Alexánder Obújov;

Rusia, 1993.

a 1b ) 20 ... b5 21. exf5 £e5 22.

£d3 ¢c6 23. ¦d1 ¦ae8 24. a4 a6

25. f4 £e4 26. £c3+ £c4 27. £a5

¢b7 28. £b6+ ¢c8 29. £xa6+

¢b8 30. £xd6+ ¢b7 31. £b6+

¢c8 32. £a7 1–0; Oleg Kornéiev-

Mihai Suba; 4ª ronda del Torneo

abierto A Ibercaja, Zaragoza

(España), 1995.

a 2 ) 10. ¥g5!? Considerada

por Keres como la mejor respuesta.

10 ... ¤h7 11. ¥d2 (11. ¥h4

hxg4 12. ¤d5 ¤c6 13. £xg4 g6 14.

¤fe3 £xg4 15. ¤xg4 ¢d7 16.

¤ge3 ¦c8 17. c3 ¥e7 18. ¥xe7

¤xe7 19. ¢e2 ¤g5 20. f3 ¦h3, y el

negro tiene un final superior; 0–1

en 57 jugadas; Hugo Spangenberg-Óscar

Roberto Panno; 9ª

ronda del Torneo abierto Periódico

Clarín, Buenos Aires, 1995) 11

... hxg4 12. £xg4 g6 13. ¤e3 £xg4

14. ¤xg4 ¤c6 15. 0–0–0 0–0–0 16.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 203

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

203

h4 f5 17. ¤h6 ¥xh6 18. ¥xh6 fxe4

19. ¦hg1 ¦hg8 20. ¤xe4 ¤d4 21.

¢b1 d5 22. ¤c3 ¤f3 23. ¦h1 ¤f6

24. ¥g5 ¤xg5 25. hxg5 d4 26. gxf6

dxc3 27. bxc3 1/2–1/2; Liubomir

Liuboievic-Judit Polgar; 4ª ronda

del Torneo de Buenos Aires,

1994.

B) 7. ¤f5 h5 para continuar

con:

b 1 ) 8. ¥b5+ ¤c6 9. ¥g5!

hxg4 10. ¤d5 ¥xf5 11. ¥xf6 gxf6

12. exf5 a6! 13. ¥e2 ¥g7?! (13 ...

¥h6! 14. ¥xg4 £a5+ para preparar

... 0–0–0, Melik Hachian) 14.

¥xg4 ¤e7 15. ¤xe7 ¢xe7 16.

£d5!M. Stambulin-Hachián; Armenia,

1992.

b 2 ) 8. ¥g5 hxg4 9. ¤e3 ¥e6

10. £d2 ¤c6 11. 0–0–0 ¤d4 12.

¥xf6 gxf6 13. ¤b5 £b6 14.

¤xd4 exd4 15. £xd4 £xd4 16.

¦xd4 ¥h6 17. ¦xd6 g3 18. h3

gxf2 19. ¢d2 ¦g8 20. ¦h2 ¦g3

0–1; Ígor Zaitsev-Borís Persits;

partida jugada por correspondencia,

1967.

b 3 ) 8. g5 ¤xe4. Entra en una

variante parecida a la de la partida

de O'Kelly antes mencionada, pero

sin el cambio de alfiles en d7. 9.

¤xg7+ ¥xg7 10. ¤xe4 d5 11. ¤g3

¤c6 12. ¤xh5 ¦xh5 13. £xh5 ¤d4

14. £h7 ¢f8 15. ¥d2 ¤f3+ 16.

¢d1 ¤xd2 17. ¢xd2 £xg5+ 18.

¢e1 ¥f5 19. ¦g1 £xg1 20. £xf5 e4

21. £h3 e3 22. fxe3 ¦e8 23. ¢d2 d4

24. e4 £g5+ 25. ¢d1 ¦xe4 26. a4

¥h6 27. £g2 £a5 28. c3 dxc3 29.

b3 ¦d4+ 0–1; César Santacruz-

Hernán Salazar; Asunción (Paraguay),

1988.

E) Variante

Reshevsky (6 ... d5?!)

Ya desde los tiempos de la

partida Keres- Bogoljubow se conocía

que esto es inferior. Pero

así jugó Reshevsky contra Fischer,

y perdió... Por tanto, nada

mejor para dejar constancia del

hecho, que atribuirla su nombre a

la variante; he aquí la partida:

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

7. exd5 ¤xd5 8. ¥b5+ ¥d7 9.

¤xd5 exd5 10. £e2+ £e7 11. ¥e3

g6 12. ¥xd7+ ¤xd7 13. ¤b5 ¤e5

14. 0–0–0 ¥g7 15. ¦xd5 0–0 16.

¦hd1 a6 17. ¤d6 £h4 18. f3 b5 19.

¥d4 ¤c4 20. ¥xg7 ¢xg7 21. ¤xc4

bxc4 22. £xc4 £xh2 23. ¦d7, y la

posición del blanco sugiere que el

negro debe ir pensando en la rendición,

pero, acaso por la conocida

rivalidad existente entonces entre

ambos contendientes, la partida

duró aún muchas jugadas: 23 ...

¦ac8 24. ¦xf7+ ¦xf7 25. £xc8

£f4+ 26. ¢b1 £xf3 27. ¦c1 g5 28.

b3 £e2 29. £c3+ ¢g6 30. £h3 h6

31. ¦h1 ¦h7 32. a3 ¦h8 33. a4 ¦h7

34. ¦h2 £e1+ 35. ¢a2 £e4 36.

£h5+ ¢g7 37. ¦d2 £e7 38. £h3


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 204

204

LOS APORTES DE PAUL KERES

¢g8 39. £f3 ¦f7 40. £a8+ ¢g7 41.

£xa6 £e4 42. £e2 £f4 43. ¦d5

1–0; Robert James Fischer-Aamuel

Herman Resevsky; 10ª ronda del

Campeonato de los EE. UU. 66/67,

Nueva York, diciembre de 1966.

Y para concluir este resumen

general, comentaremos la segunda

de las variantes más importantes

a disposición de las negras

contra el Ataque Keres.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

F) Variante Matanovic

(6 ... ¤c6)

Para dar una visión más integral

de todas las posibilidades tomaremos

como modelo la siguiente

partida.

Joseph Gallagher-Víctor

Manuel Vehí Bach

Torneo abierto de Biel (Suiza), 7ª

ronda, 1995

➪ 1. e4 c5 2. ¤f3 e6

Si se desea jugar el sistema

Scheveningen, esta transposición

permite evitar variantes –hoy

muy populares– en las que el

blanco opta por el movimiento

directo 3. ¥b5.

Aprovecharemos la digresión

para incluir algunas continuaciones

que llegan, a posiciones del

Ataque Keres, luego de las jugadas

2 ... d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6

5. ¤c3 a6 6. ¥e3 e6 7. g4.

Y ahora podemos considerar

las alternativas:

A) 7 ... b5 8. g5 ¤fd7 9. a3 con

las subvariantes:

a 1 ) 9 ... ¥b7 10. h4 ¥e7 11.

£g4 ¤c6 12. 0–0–0!? Una idea que

merece atención. Lo natural es 12.

f4. 12 ... ¤ce5 13. £g2 (se ha sugerido

también el plan 13. £h3!? para

preparar el avance f4-f5, etc.) 13

... ¦c8 ¦c3 14. f4 ¤c4 15. ¥xc4

¦xc4 16. f5 ¤c5 17. g6 hxg6 18.

fxe6! (18. fxg6? f5) 18 ... ¦xc3!.

Y aunque las negras se encuentran

sobre una cuerda floja en el centro

del tablero, sus posibilidades no

son nada despreciables. El juego siguió

con 19. exf7+ ¢xf7 20. bxc3

£a5! 21. h5 (nada se resolvía con

21. ¦hf1+ por 21 ... ¥f6, que pone

en juego el alfil 21 ... ¦xh5? Esto

abre el juego precisamente por

donde hacía falta cerrarlo. Lo indicado

era 21 ... g5! y las negras alcanzan

una sólida ventaja estratégica.

22. ¦xh5 £xa3+ 23. ¢b1 ¤a4

24. ¦f1+ ¥f6 25. ¦xf6+! Y la «cuerda

floja» termina por romperse,

con la salvedad de que las negras


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 205

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

205

no tienen red de protección... 25 ...

¢g8 (tampoco había escape con 25

... ¢e7 por 26. £xg7+ y mate a la

siguiente.) 26. ¦h8+! 1–0; Petar

Popovich-Krum Gueórguiev; 7ª

ronda de la Olimpiada de Salónica

(Grecia), 1988.

a 2 ) 9 ... ¤b6 10. f4 ¤8d7 11.

¥g2 ¤c4. Una novedad «tardía».

Resulta curioso que esta jugada no

se hubiese utilizado antes de esta

partida, cuando encaja como lo

más convencional para este tipo de

posiciones. La alternativa conocida

era 11 ... e5. 12. ¥c1. En otras variantes

esta respuesta se realiza

cuando la dama se ha desarrollado

por e2 y la torre ya se encuentra en

d1. Por eso resulta contradictorio

que esta jugada no conduzca ahora

a un verdadero desastre; cosas del

ajedrez... 12 ... £c7 13. 0–0 ¥b7?!

Sólo serán necesarias dos jugadas

más para que quede claro por qué

este alfil era indispensable en la

defensa de la casilla e6. Era preferible

jugar 13 ... .¤7b6. 14. f5 e5 15.

¤e6! fxe6 16. £h5+ ¢d8 17. fxe6

¤c5 18. ¤d5 ¥xd5 19. exd5 g6 20.

£e2 (20. £h4!?) 20 ... ¥e7? Las

negras desaprovechan la única posibilidad

que tenían de lograr algún

contrajuego mediante 20 ... e4!?,

aunque las blancas tenían a su disposición

la respuesta 21. a4! ¤xa4

22. b3 y se mantiene latente la toma

del peón en e4. 21. b3± ¤b6 22.

¥e3 ¢c8 23. ¦f7 ¢b7 24. £f2 ¢a7

25. a4!+-, y la situación del monarca

negro se torna crítica. 25 ... b4

26. c3 a5 27. cxb4 axb4 28. ¦c1 ¢b8

29. £e1 ¦a7 30. £xb4 ¦b7 31. £a3

£d8 32. a5 ¥xg5 33. ¥xg5 £xg5

34. axb6 1–0; Víktor Bologán-Andréi

Lukin; 5ª ronda del Torneo

abierto de San Petersburgo, 1995.

B) 7 ... ¥e7 8. g5 ¤fd7 9. h4

¤c6 10. ¦g1 £c7. O 10 ... ¤a5 con

el propósito de trabajar la casilla

c4 desde varias direcciones. 11.

£d2 £c7 12. 0–0–0 g6 13. f4 b5 14.

f5 ¤e5 15. £f2 ¤ac4 16. ¥xc4

¤xc4 17. ¦gf1 0–0 18. f6?! Un plan

que no se justifica dado que el alfil

negro no se encuentra “fianchettado”.

Como resultado de este bloqueo

las blancas quedan sin posibilidades

de contraatacar, momento

en que todas las piezas negras se

les vienen encima. 18 ... ¥d8 19. h5

b4 20. ¤ce2 e5 21. ¤b3 ¥g4 22.

hxg6 fxg6 23. ¢b1 ¦c8 24. ¦c1 a5

25. c3 £b7 26. ¤g3 a4. Moraleja:

cuando un gran maestro, de la talla

de Petrosián, se deja poner la soga

al cuello, no trate de quitarle el

banco de sustentación, porque lo

más probable es que la soga se parta

y el gigante le caiga encima... 27.

¤a1 ¥e6 28. cxb4 £xb4 29. b3

axb3 30. ¤xb3 ¦a8 0–1; Shimon

Kagan-Tigrán Petrosián; 15ª ronda

del Torneo interzonal de Río de Janeiro

(Brasil), 1979. 11. h5 ¤f8?!

Este caballo no jugará más en las

13 jugadas que restan de esta partida.

Solo se justifica tal maniobra si

las negras pretenden escapar rápidamente

hacia el flanco opuesto,

pero esos no son sus propósitos.

Menos artificial parece 11 ... ¤xd4

y si 12. ¥xd4 f6 con juego complicado.

12. £d2 ¥d7 13. 0–0–0 ¤e5

14. f4 ¤c4 15. ¥xc4 £xc4 16. f5 b5


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 206

206

LOS APORTES DE PAUL KERES

17. ¢b1 g6 18. £h2 e5. 19. hxg6

fxg6

8

7

6

5

4

3

2

1

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

20. ¤d5! Inicia una complicada

combinación que explota la incompetente

seguridad del rey negro: 20

... exd4 21. ¥xd4 ¦g8 22. ¥f6! ¥d8

23. £xd6 £c6 24. £e5+ 1–0; Csaba

Horvath-Hartmuth Beck; 2ª ronda

del Torneo de Budapest, 1994.

Retornemos a la posición después

de la segunda jugada del negro.

➪ 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5.

¤c3 d6 6. g4

Se llega por transposición al

sistema Keres.

➪ 6 ... ¤c6

a b c d e f g h

Jugada por Bogoljubow en la

partida madre contra Keres, y supuestamente

refutada por Fischer,

según referencias que veremos

posteriormente.

➪ 7. g5 ¤d7 8. h4

Nos encontramos en un punto

de definiciones en la variante.

Ante todo, es interesante transcribir

la nota que introduce Palacio

en relación con la variante 6 ...

¤c6, y que tiene mucho que ver

con la posición en que nos encontramos.

Según Palacio, en la edición

de su libro de 1973:

«Esta variante, caldeada por

Matanovic y otros muchos maestros

rusos, era muy usada hasta

hace poco porque fue refutada

por Fischer. Con resultado adverso

la adoptó Medina contra Unzicker,

en el Internacional de Hastings,

1969/70».

Estos criterios surgen de la

continuación 8. ¤db5, introducida

por Fischer, sobre la que veremos

algunos ejemplos:

A) 8. ¤db5 ¤b6. El criterio se

sustentaba fundamentalmente en

la continuación 8 ... ¤de5 9. f4 ¤g6

10. h4, se afirmaba «que el juego de

las negras ya está destruido». La

otra opción considerada era 8 ...

¤c5 9. ¥f4 e5 10. ¤d5! ¤e6 11.

¥e3, «y las negras están atadas sin

remedio». Ambas referencias según

análisis de Winter, citados por

Wormald en More Chess Questions

Answered. 9. ¥f4 ¤e5 (en los

comentarios de la época esta jugada

fue acompañada con un signo


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 207

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

207

de admiración; otra posibilidad

más antigua es 9 ... e5 10. ¥e3 ¥e7

11. h4 0–0 12. £d2 ¥e6 13. ¤d5

¤c8 14. 0–0–0, y en este punto se

afirmaba que las blancas mantenían

una ligera ventaja; mas el juego

continuó con 14 ... £d7 15. ¥e2

¥d8 16. ¦hg1 ¢h8 17. h5 a6 18.

¤bc3 b5 19. g6 b4! 20. ¤b1 ¥xd5

21. exd5 ¤d4 22. gxh7 ¥f6 23. ¥g5

¥xg5 24. ¦xg5 ¤e7 25. ¦dg1

¦ac8! 26. ¥d1 b3! 27. ¦xg7 bxa2

28. c4 £f5!; 0–1; Serguéi Krasnov-

Mijaíl Yúdovich hijo; Spartakiada

de Moscú, 1967). 10. £h5 ¤g6.

(una complicada partida se produjo

tras 10 ... ¥d7 11. ¥xe5 dxe5 12.

g6 a6 13. gxf7+ ¢e7 14. ¤a3 £c7

15. 0–0–0 g6 16. £h4+ ¢xf7 17.

¤c4 ¤xc4 18. ¥xc4 ¥e7 19. £g4

¦ad8 20. ¥b3 ¥c8 21. h4 h5 22.

£g3 ¦xd1+ 23. ¦xd1 ¥f6, y las negras

han logrado equilibrar, pero el

juego acabó con 24. ¤e2 ¥g7 25.

¢b1 ¥h6 26. ¦g1 ¦g8 27. £f3+

¢e7 28. a3 ¦f8 29. £g3 ¦f6 30.

¤c1 ¥f4 31. £g2 £a5 32. ¤d3

£d2 33. £h3 ¢f7 34. ¤xf4 ¦xf4

35. ¢a2 £xf2 36. £c3! £xg1 37.

£c7+ ¢g8 38. £xc8+ ¦f8 39.

£xe6+; 1–0; Jan Plachetja-Vlastimil

Hort; 4ª ronda del Campeonato

de Checoslovaquia, Luhacovice

[República Checa], 1973). 11. ¥e3

a6 12. ¤d4, con las siguientes ramificaciones

principales:

a 1 ) 12 ... d5 (la alternativa es

12 ... ¥d7) 13. 0–0–0 ¥b4 14. ¤de2

¤c4 15. ¥d4 0–0 16. f4 (16. exd5?!

e5 17. ¥e3 £a5→) 16 ... e5 (16 ...

£a5!?) 17. fxe5 £a5 18. ¢b1 dxe4

19. ¤xe4 ¥e6, y con tantas piezas

encima uno se pregunta: ¿de dónde

salió la afirmación de la supuesta

«refutación» de Fischer...? 20.

¤c1 ¤cxe5 21. ¦g1 ¦fd8 22. a3?

(22. ¤b3) 22 ... ¥xa3! 23. bxa3

¦xd4 24. ¦xd4 £b6+ 25. ¤b3 (25.

¦b4 .£xg1 26. £e2) 25 ... ¥xb3 26.

£d1 ¥d5+! 27. ¢c1 ¥xe4–+ 28.

¦g3 ¥f3. Y la ventaja del negro ya

resulta definitiva. 29. £d2 ¦e8 30.

¥h3 ¥c6 31. ¦b4 £c7 32. ¦e3 a5

33. ¦bb3 ¦d8 34. £e1 ¤c4 35. £g3

¤ge5→ 36. ¦e1 £d6 37. ¥f1 £d4

38. ¥xc4 ¤xc4 39. ¦c3 ¥f3! 40.

£xf3 £d2+ 41. ¢b1 £xe1+ 42.

¢a2 ¤d2 43. £xb7 £e6+ 44. ¢a1

£e5 45. £c7 £e1+ 0–1; Boris Nevednichy-Andréi

Lunkin; Pavlodar

(Kazajistán), 1987.

La otra posibilidad viene de la

partida Fischer – Bukic, que siguió

con:

a 2 ) 12 ... ¤e5 13. ¦d1 g6 14.

£e2 ¥d7 15. h4 h6 16. ¥g2 hxg5

17. ¥xg5 ¥e7 18. f4 ¤c6 19. ¥xe7

£xe7 20. £f2 ¤c8 21. ¤f3 £d8 22.

b3 £a5 23. £e3 ¤8a7 24. 0–0

£c5?! Fuerza un cambio de damas

que conduce a la pérdida de un peón.

25. £xc5 dxc5 26. ¤a4 ¤d4 27.

¤xc5 ¤xf3+ 28. ¦xf3 ¥c6 29. ¦h3

¦c8 30. c4 ¢e7 31. ¢f2 b5 32. ¥f1

bxc4 33. bxc4 a5 34. e5 ¦b8 35. ¦d2

¦b4 36. ¥e2 ¤c8 37. ¤b3 a4 38.

¤d4 ¥e8 39. a3 ¦b1 40. ¥d3 ¦a1

41. ¥e4.Y las blancas ganaron trece

jugadas después. Robert James

Fischer-Enver Bunkic; 9ª ronda del

Torneo de Skopie (Macedonia),

1967.

Otra alternativa en la octava

jugada es:


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 208

208

LOS APORTES DE PAUL KERES

B) 8. ¥e3 ¥e7.

También es interesante el plan

8 ... ¤b6 9. a4 ¤a5 10. ¤db5 a6 11.

£d4 axb5 12. £xb6 £xb6 13.

¥xb6 ¤c4 14. ¥xc4 bxc4 15. ¤b5

¢d7 16. a5 h6 17. 0–0–0 hxg5 18.

¤xd6 ¥xd6 19. e5 ¢e7 20. ¦xd6, y

aunque las blancas han salido del

intercambio con una posición que

amenaza ser victoriosa, la partida

terminó en empate en 40 jugadas.

Eduardo Arancibia-Jorge Sánchez

Almeyra; 6ª ronda del Torneo de

Santiago de Chile, 1995.

9. ¦g1. Ahora las negras disponen

de varias alternativas:

b 1 ) 9 ... 0–0:

b 1a ) 10. ¦g3. Una jugada que

encontramos algunas veces entre

centenares de partidas del Ataque

Keres recopiladas, pero sin

embargo, hemos observado que

resulta efectiva, porque conduce

a posiciones en las que el negro

se mantiene bajo la tensión de

amenazas potenciales que limitan

sus posibilidades ofensivas. Por

ejemplo:

b 1a1 ) 10 ... a6 11. £e2. Esto resultó

nuevo. Antes se había jugado

11. £h5 ¦e8 12. 0–0–0. 11 ...

¤xd4?! 12. ¥xd4 ¦e8? Debilita

peligrosamente la casilla f7, sobre

la que lloverán las amenazas en solo

un instante. 13. £h5!± ¤f8 14.

0–0–0 b5 15. ¦dd3! b4 16. ¦df3 e5

17. £xf7+ ¢h8 18. ¥b6! ¥xg5+

19. ¢b1 £e7 20. ¤d5 £xf7 21.

¦xf7 ¤e6 22. ¥c4 h6 23. ¦d3 1–0

en 43 jugadas; Liubomir Liuboievic-Johann

Hjartarson; Copa del

Mundo, Barcelona, 1989.

b 1a2 ) 10 ... d5 11. exd5 exd5

12. £d2 ¥b4 13. a3 £a5 14. 0–0–0

¥xc3 15. £xc3 £xc3 16. bxc3

¤b6 17. ¤b5 ¥e6 18. ¤c7 ¦ac8

19. ¥xb6 axb6 20. ¤xd5 ¦a8 21.

c4 ¦a5 22. h4 ¦d8 23. ¤xb6

¦xd1+ 24. ¢xd1 ¦f5 25. ¢e1 ¦f4

26. h5 ¦h4 27. ¥g2! Amenaza con

dejar libre el peón de torre, cosa

que las negras no pueden impedir.

27 ... ¦xh5 28. ¥xc6 bxc6 29.

a4 ¦h1+ 30. ¢d2 ¦b1 31. ¦b3

¦a1 32. ¢c3 ¦a2 33. ¦b1 ¥f5 34.

¦c1 ¦a3+ 35. ¢b2 ¦f3 36. a5 c5

37. a6 1–0; Jan Timman-Hans

Ree; Países Bajos, 1985.

b 1b ) 10. £h5 g6 11. £h6 ¤de5

12. 0–0–0 f6 13. gxf6 ¥xf6 14.

¤xc6 bxc6 15. ¥e2 ¤f7 16.

¦xg6+!:

b 1b1 ) 16 ... hxg6 17. £xg6+

¢h8 (17 ... ¥g7 18. ¦g1) 18. £h5+

¢g7 19. ¦g1+.

b 1b2 ) 16 ... ¢h8 17. £h5 ¦g8

18. ¦xg8+ £xg8 19. f4 £g6 20. ¦g1

£xh5 21. ¥xh5 ¤h6 22. f5 ¥g7 23.

f6 ¥f8 24. ¥e8! ¥b7 25. f7 1–0; Edvins

Kengis-Krishnamoorthy Murugan;

1ª ronda del Torneo internacional

de Gausdal, 1991.

B2) 9 ... ¤b6 10. £d2 0–0 11.

f4 ¤xd4 12. ¥xd4 e5 13. ¥e3 d5

14. fxe5 ¥b4 15. 0–0–0 ¥e6 16.

¦g3 ¤a4 17. ¥d4 ¥xc3 18. ¥xc3

¤xc3 19. ¦xc3 dxe4 20. £f4 £b6

21. £xe4 ¦ac8 22. ¦xc8 ¦xc8 23.

¢b1 g6 24. ¥d3. Se alcanza una

posición aparentemente tranquila,

en la que las blancas mantienen el

peón de ventaja. Pero todo esto se

transformó en sólo unas pocas jugadas.

24 ... ¦d8 25. a3 ¦d4 26. £e3


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 209

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

209

¦g4 27. £xb6 axb6 28. b4 ¢f8 29.

¥e2 ¦xg5 30. ¥f3 ¦xe5 31. ¦d6 b5

32. ¥xb7 ¢e7 33. ¦d4 g5 34. ¥c6

f5 35. a4 bxa4 36. ¥xa4 ¦d5 37.

c3?! Si había que cambiar las torres,

entonces era preferible tomar,

teniendo en cuenta que había que

mantener los peones unidos. 37 ...

¦xd4 38. cxd4 ¥d5 39. ¢c1 h5 40.

¢d2 h4 41. ¥d1 g4 42. ¢e3 g3 43.

h3 f4+! 0–1; Victor Palciauskas-

Erik Bang; partida jugada por correspondencia,

1987.

b 3 ) 9 ... a6. Nuevamente disponen

las blancas de las alternativas

de desarrollo ya vistas en posiciones

análogas. Algunas continuaciones

son:

b 3a ) 10. h4 0–0 11. h5 ¤de5 12.

¤xc6 ¤xc6 13. f4 b5 14. £f3 ¥b7

15. ¥d3 ¤b4 16. f5 exf5 17. £xf5

¤xd3+ 18. cxd3 £c8 y ahora Kaspárov

jugó 19. h6! y siguió una lucha

estratégica luego de 19 ... ¦e8

20. hxg7 £xf5 21. exf5 ¥xg5 22.

¦xg5 ¦xe3+ 23. ¢d2 ¦f3 24. ¤e4

¥xe4 25. dxe4 ¦e8 26. ¦c1 d5 27.

e5! Entra en un hermoso final en

el que las jugadas, aunque simples

y forzadas, no le restan belleza a la

combinación ganadora. 27 ... h6 28.

¦h5 ¦xe5 29. f6 ¦f2+ 30. ¢d3

¦f3+ 31. ¢d4 ¦e4+ 32. ¢xd5 ¦e8

33. ¦xh6 ¦f5+ 34. ¢d4 ¦f4+ 35.

¢c5 ¦e5+ 36. ¢b6 ¦e6+ 37. ¦c6

1–0; Gari Kaspárov-Lev Polugáievski;

Spartakiada, URSS, 1979.

b 3b ) 10. £d2 ¤de5 11. 0–0–0

0–0 12. ¦g3. De nuevo la jugada

de referencia, que como veremos,

en esta partida resulta decisiva.

12 ... ¤xd4 13. £xd4 b5 14. f4 ¤c6

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

15. £d2 b4 16. ¤a4 ¦b8 17. £f2

g6 18. ¦h3 e5 19. f5! (D)

El inicio de una larga combinación,

en la que las blancas harán

derroche de habilidad en el

cálculo de variantes. 19 ... ¥xg5

20. ¥c4! ¢g7 21. ¦g1 f6 22. ¦hg3

¤e7 23. ¦xg5! fxg5 24. ¥xg5

¥xf5 25. exf5 ¦xf5 26. £h4 ¦b7

27. ¥e6 £e8. La torre no tiene

escape. Si 27 ... ¦f3 28. ¥d5 gana

de inmediato. 28. ¥h6+ ¢h8 29.

¥xf5 ¤xf5 30. £f6+ ¤g7 31.

¤b6! Invita a una inmediata rendición.

31 ... ¦f7 32. ¥xg7+ ¢g8

33. £xd6 ¢xg7 34. ¤c4 £b5 35.

£xe5+ 1–0; Jeroen Nijboer-Friso

Vanheste; 4ª ronda del Torneo

abierto de Groninga, 1990.

b 3c ) 10. ¦g3 £c7 11. £e2 ¤c5

12. ¤xc6 £xc6. Es difícil definir

qué opción de recaptura es realmente

la mejor; en última instancia

decide el gusto estratégico del jugador.

13. ¥g2 b5 14. 0–0–0 (14. e5

d5) 14 ... ¦b8? (14 ... ¥b7 15. e5

d5=) 15. ¥d4!± ¢f8 16. £h5 ¢g8

17. ¥f6! ¥f8 18. e5 d5 19. ¤e2 b4

20. ¤d4 £c7 21. f4 ¤e4 22. ¥xe4


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 210

210

LOS APORTES DE PAUL KERES

dxe4 23. £e2 ¥c5? Nuevamente,

era necesario hacer 23 ... ¥b7 y si

24. f5 ¥d5, y se mejoran las posibilidades

de defensa. (D)

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

Con frecuencia los comentaristas

deportivos afirman que detrás

del error casi siempre viene

la carrera (el hit, el gol, etc.). Por

tanto, para no ser menos que

otros, podemos parodiar que, en

ajedrez, detrás del error casi

siempre viene el sacrificio... 24.

¤c6! £xc6 25. ¦d8+ ¥f8 26. ¥e7

h6 27. ¦xf8+ ¢h7 28. ¦xf7 1–0;

Friso Nijboer-Loek Van Wely; 6ª

ronda del Torneo abierto Hoogovens,

Wijk aan Zee, 1995.

➪ 8 ... ¥e7 9. ¥e3 ...

Esta jugada se puede alternar

con la continuación 9. ¤b3 a6 10.

¥e3 b5 11. a3 0–0 12. f4 ¤b6 13.

£f3 ¦b8 14. ¤d4. Pero ahora la

única explicación que tiene haber

retirado antes el caballo es que, en

el cambio que sigue, las negras no

podrán retomar con el peón que

antes estaba en b7. 14 ... £c7 15.

¤xc6 £xc6 16. ¥d4 ¤c4 17. b3!?

¤xa3. Quizás sea poco honorable

eliminar el caballo después de ubicarlo

en c4, pero la captura del peón

proporciona al blanco el dominio

absoluto de la columna que las

negras le acaban de regalar. 18.

¦xa3 b4 19. ¦a4 bxc3 20. ¥d3 ¦e8

21. 0–0 ¥f8 22. ¦fa1 e5. La disposición

de las piezas blancas es indiscutiblemente

superior, y eso obliga

al negro a tomar decisiones que

curan un mal, pero generan otros

peores. Después de esta jugada las

blancas dominarán adicionalmente

la columna f. 23. fxe5 dxe5 24.

¦f1! Saca a la luz el clásico problema

de las dos debilidades, que las

negras no podrán sostener por mucho

tiempo. 24 ... ¥e6 25. ¦xa6

£c8 26. ¥e3 ¥c5 27. ¥xc5 £xc5+

28. £f2 £xf2+ 29. ¢xf2! ¦a8 30.

¦fa1 ¦xa6 31. ¦xa6 ¦c8 32. ¢e3

h6 33. b4 hxg5 34. hxg5 ¦b8 35. b5

¥d7 36. ¦a3 ¦b7 37. ¦b3 ¢h7 38.

b6 ¦b8 39. b7 ¥a4 40. ¦b4 ¥c6 41.

¥a6 1–0; Nathanael Situru-Gregori

Cantell; 11ª ronda del Torneo de

Canberra (Australia), 1995. No

existe defensa contra la amenaza

¦b6, que garantiza la ganancia del

peón de c3.

➪ 9 ... 0–0

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 211

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

211

Un punto de importantes ramificaciones.

La principal respuesta

aquí es:

➪ 10. £h5 ...

Otras posibilidades son:

A) 10. £e2 ¤xd4 (nada hay

contra 10 ... a6 11. ¥g2 ¤xd4 12.

¥xd4 b5 13. e5 d5 14. a3, y ahora

las negras emprendieron la maniobra

14 ... ¤b8 15. f4 ¤c6 16.

¥f2 £a5 17. 0–0 b4 18. axb4

£xb4 19. £d2, pero ahora hicieron

19 ... ¤a5? 20. ¦a4 ¤c4 21.

£d4 £xb2 22. ¦xc4 dxc4 23.

¥xa8 £xc2 24. ¥e4 £b3 25. ¦b1

1–0; Devaki Prasad-Roberto Rivello;

8ª ronda del Torneo abierto

Lloyds Bank, Londres, 1987). 11.

¥xd4 a6 y ahora, por ejemplo:

a 1 ) 12. f4 b5 13. a3 ¦b8 14. h5?!

Pero ya esto se convierte en un ataque

a la bayoneta, que culmina con

la destrucción de la cadena de peones

blancos en el flanco rey. 14 ... e5

15. ¥e3 exf4 16. ¥xf4 ¥xg5!? 17.

¥xd6 ¥h4+ 18. ¦xh4 £xh4+ 19.

£f2 £xh5 20. ¥xf8 ¢xf8, y las negras

han quedado con peón de ventaja,

dos peones pasados y mejores

posibilidades; ¡pero perdieron!: 21.

¦d1! La jugada precisa, que toca

los puntos claves de la posición negra.

21 ... £g5 22. ¦d5 £h6?! Visto

con la óptica de un jugador de dominó,

esto es equivalente a «pasarse

con fichas». Aquí era necesario

seguir con 22 ... £c1+ 23. ¤d1 ¦b7

y si ahora 24. ¥h3 £h6 25. ¦c5

£xh3 26. ¦xc8+ ¢e7 y las negras

conservan su ventaja, en una posición

ligeramente más segura. 23.

£g3 ¦b7 24. ¥h3 £c6 25. £h4!

Demuestra que la posición de las

blancas tenía potencialmente muchas

más posibilidades de lo que

aparentemente se suponía. 25 ...

£b6 26. £xh7 £g1+ 27. ¢d2 ¦c7

28. £h8+ ¢e7 29. £h4+ f6 30. £f4!

¤e5 Las negras podían intentar resistir

con 30 ... ¦c6 y eventualmente

...£b6. 31. ¦xe5+ fxe5 32. ¤d5+

¢d6 33. £f8+ ¢c6 34. ¥xc8 £d4+

35. ¢e2 £xe4+ 36. ¤e3 £d4 37.

¥e6 £d6 38. £a8+ 1–0; Janos Rigo-Romuald

Mainka; 7ª ronda del

Torneo de Dortmund C, 1991.

a 2 ) 12. 0–0–0 b5 13. ¥h3. Interesantes

maniobras tácticas se produjeron

en la partida Gary Quillan-Graeme

Buckley; Campeonato

de Gran Bretaña, Swansea (País

de Gales), 1987, luego de 13. ¦d3!?

b4 14. ¤d1 ¥b7 15. f4 £a5 16. ¢b1

e5 17. ¥h3 f5 Pero ahora las blancas

iniciaron una complicada operación

de penetración, sin medir

los gastos, comenzando por 18.

¤f2?! exd4 19. exf5 ¥xh1 20. £xe7

¤c5 21. f6 Un viejo refrán dice que

«el que reparte y reparte, se queda

con la mejor parte», pero todas las

reglas tienen casi siempre sus excepciones...

21 ... ¦f7 22. £e2 ¤xd3

23. ¤xd3 ¥d5, y al salir de nuevo

el sol, las negras descubren que en

su patio han quedado, «gratis», torre

y calidad de ventaja, aunque todavía

las blancas darán algunos ladridos

más; pero también hay otro

refrán que dice: que «perro que ladra,

no muerde»: 24. f5 gxf6 25. g6

¦c7 26. gxh7+ ¢h8 27. ¤f4 £xa2+

28. ¢c1 £a1+ 29. ¢d2 ¦xc2+ 30.

¢xc2 ¦c8+ y todo terminó. 0–1.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 212

212

LOS APORTES DE PAUL KERES

La segunda alternativa de consideración

es 13. £h5 b4 14. ¤e2

£a5 15. ¢b1 e5 16. ¥e3 ¤c5 17.

£f3. Con esta retirada las blancas

reconocen que no han obtenido

ningún beneficio estratégico. 17 ...

¥e6 18. ¤c1 ¦ac8 19. ¥h3 £c7 20.

¦d2 £b7 21. ¥xc5 ¦xc5 22. ¥xe6

fxe6 23. £g4 £c8 24. ¤d3 ¦c4 25.

¦e1 ¦d4 26. ¦de2 a5 27. ¦e3

1/2–1/2; Hans Joachim Vatter-

Klans Bischoff; Bundesliga 94/95,

Alemania, 1995.

Regresamos a las jugadas iniciales

de la variante a 2 , se continuó

con 13 ... b4. (pero no 13 ... £a5 14.

g6! hxg6 15. h5 b4 16. hxg6 bxc3 17.

¥f5!! fxg6 18. ¥xe6+ ¦f7 19. £c4!

¤e5 20. ¥xf7+ ¤xf7 21. ¦h8+

¢xh8 22. £xf7; 1–0; Zbynek Hracek-Vlastimil

Babula; 2ª ronda del

Torneo de Odorheiu Secuiesc,

1995). 14. ¤a4 £a5 15. b3 ¤c5 16.

¤xc5 dxc5 17. ¥b2 £xa2 18. f4 a5

19. f5 ¥a6 20. £h2 c4 21. bxc4 b3

22. £e5! f6 23. £xe6+ ¦f7 24. g6

¥a3 25. gxf7+ ¢f8 26. ¥xa3+!

£xa3+ 27. ¢d2 bxc2 28. ¢xc2

£a4+ 29. ¢d2 ¥xc4 30. £d6+

¢xf7 31. ¦c1 ¢e8 32. ¦xc4 1–0;

Zdenco Jusic-Flavio Guido; 9ª ronda

del Torneo abierto de Cannes,

1995.

B) 10. £d2, con las siguientes

ramificaciones:

b 1 ) 10 ... ¤de5 11. 0–0–0 (11.

¥e2 ¤a5 12. 0–0–0 ¥d7 13. f4

¤ac4 14. ¥xc4 ¤xc4 15. £e2 ¦c8

16. ¢b1 £b6 17. b3 £a5 18. ¦d3

¤xe3 19. £xe3 ¦c5; 0–1 en 35

jugadas; Oleg Nikolenko-Tomasz

Markowski; 10ª ronda del Campeonato

de Polonia por equipos,

Lubniewice, 1994) 11 ... ¤g4 12.

¤xc6 bxc6 13. ¥f4 ¦b8.Y a partir

de aquí las negras inician una serie

de jugadas que, poco a poco,

van obligando al blanco a un juego

puramente defensivo. 14. b3

£a5 15. ¢b1 £b4 16. f3 ¤e5 17.

¥e2 f5 18. ¥e3 c5 19. f4 ¤c4.Y el

tema de la clavada predominará

en el resto de la partida. 20. ¥xc4

£xc4 21. exf5 ¦xf5 22. ¦he1 £b4

23. £d3 c4 24. £d4 ¦c5 25. ¤e4

cxb3! 26. axb3 ¦c4! 27. £xa7 ¦b7

28. ¥d2 ¦xa7 29. ¥xb4 ¦xb4 30.

¤xd6 ¥xd6 31. ¦xd6 ¦xf4 32. c4

¦c7 33. h5 ¢f7 34. ¦d8 ¦f5 35.

¦g1 e5 36. ¦h8 ¦f3 37. ¢b2 ¥f5

38. ¦a1 ¦b7 39. ¦a3 ¦f2+ 40. ¢c1

¦c2+ 41. ¢d1 ¦d7+ 42. ¢e1 ¥g4

0–1; Joseph Gallagher-Ketevan

Arakhamia-Grant; 4ª ronda del

Torneo ‘Biel Mixed’, Biel, 1991.

b 2 ) 10 ... a6 11. 0–0–0 ¤xd4

12. £xd4 b5. Ahora lo normal es

continuar con jugadas como 13.

¦g1, 13. f4, etc. Pero en una partida

reciente las blancas probaron

con 13. ¢b1, que en definitiva es

un movimiento que muchas veces

hay que hacer, más temprano que

tarde. Veamos algunos ejemplos:

b 21 ) 13. ¦g1 ¦b8 (nada favorece

al negro seguir con 13 ... £a5

14. h5 b4 15. h6!; 1–0 en 42 jugadas;

Ferdinand Hellers-Ludving

Sandstrom; Malmo, 1988) 14. h5

b4 15. ¤a4! £a5 16. b3 ¥b7 17.

¢b1 ¦bc8 18. f3 ¦fd8 19. ¥h3

¤e5 20. ¦g3 ¤c4?! Esto conduce

al bloqueo temporal de la columna,

lo que favorece el rápido avan-


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 213

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

213

ce del blanco en el flanco rey. Era

preferible hacer primero 20 ...

g6!?. El juego siguió con 21. bxc4

£xa4 22. h6 ¥f8

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

23. g6! Inicia el golpe final. 23

... hxg6 24. ¦xg6! e5 25. £d2 fxg6

26. ¥e6+ ¢h7 27. ¦h1 £e8 28.

£h2 1–0; Tomas Wedberg-Ludving

Sandstrom; Malmo, 1988.

b 22 ) 13. ¢b1 ¦e8 14. ¦g1 ¥f8,y

ahora las blancas iniciaron un

avance incontenible con 15. h5

¥b7?! Una jugada que recuerda a

«Nerón tocando el arpa y Roma

ardiendo». En tales circunstancias

era necesario disponerse de inmediato

para la defensa, con jugadas

como 15 ... ¤e5 o incluso 15 ... e5

16. £d5 ¦b8 17. g6 £e7 18. ¥g5

£e6 y de una forma u otra las negras

se mantienen luchando por

sostener la posición. 16. g6! fxg6?

Todavía había esperanzas de encontrar

alguna salida con 16 ...

£f6, pero ahora el ataque será decisivo.

17. hxg6 h6 18. ¥xh6! gxh6

19. g7 ¥e7 20. ¥h3 ¥g5 21. £xd6

£b6 22. f4 £xd6 23. ¦xd6 ¥xf4 24.

¦xd7 ¥c8 25. ¥xe6+ 1–0; Peter

Kenneth Wells-Romuald Mainka;

7ª ronda del Torneo abierto de Bad

Woerishofen (Alemania), 1995.

C) 10. f4 Aquí las negras han

continuado con:

c 1 ) 10 ... a6 11. £f3 ¦e8 12.

0–0–0 ¥f8 13. g6!? fxg6, pero el

blanco responde con 14. ¤xe6!,

que sustituye la anterior 14. ¥c4.

El negro no tiene nada mejor que

aceptar la pieza con 14 ... ¦xe6

(14 ... £a5 15. ¤xf8 ¦xf8 16.

¦xd6+-) 15. ¥c4 ¤de. (si 15 ...

¤b6 se sigue con 16. ¥xb6 £xb6

17. f5, con ventaja decisiva) 16.

fxe5 ¤xe5 17. ¥xe6+ ¥xe6 18.

£g2 ¥g4 19. ¦df1 ¥e7 20. £g3

£d7 21. ¤d5 ¦e8 22. ¢b1 ¥d8

23. ¦f4 h6 24. ¥d4 ¥e6 25. ¥c3

g5?! Las negras no quieren perder

la pareja de alfiles, pero no

quedaba mejor solución que cortar

por lo sano y eliminar el caballo.

26. hxg5 ¥xg5.

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Diagrama de análisis

27. ¦xh6!! ¡Dos torres a disposición

del mismo alfil! 27 ... ¥xh6

(en caso de 27 ... ¥xf4 28. ¤f6+!


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 214

214

LOS APORTES DE PAUL KERES

¢f7 29. £xf4+-; o si 27 ... gxh6 28.

¤f6+ ¢h8 29. ¤xd7 etc.) 28. ¤f6+

¢h8 29. ¤xd7 ¥xf4 30. £xf4

¥xd7 31. ¥b4 ¦e6 32. b3! El peón

no puede ser tomado con 32.

¥xd6?? por 32 ... ¦f6. 32 ... ¦f6 33.

£g3 ∆ ¥d6 33 ... ¦g6 34. £h4+

¢g8 35. £e7! ¦e6 36. £d8+ ¢f7

37. £c7 ¢e7 38. £xb7 g5 39. £d5!

Que amenaza ganar el peón con

¥xd6. Ahora el negro esta obligado

a mover el bloqueador. 39 ...

¤f7 40. e5! g4 Naturalmente, si 40

... ¤xe5 41. ¥xd6+ ¦xd6 42.

£xe5+ y, además, la amenaza £g5.

41. exd6+ ¤xd6 42. ¢b2 g3 43.

£g5+ ¢e8 44. £xg3 1–0; Jozef

Franzen-Stefan Brzozka; partida

jugada por correspondencia, 1991.

c 2 ) Pero recientemente se introdujo

el plan 10 ... d5 11. exd5

exd5 12. £d2 ¤b6 13. 0–0–0 ¥g4

14. ¦e1 £d7, que proporciona a

las negras una posición aceptable.

Nada concreto lograron las blancas

con 15. f5 ¦fe8 16. ¦g1 ¥h5 17.

¥b5 ¥f8 18. f6 ¤c4 19. ¥xc4 dxc4

20. fxg7 ¥xg7 21. ¤db5, y tras el

cambio de damas las piezas negras

se movieron mucho mejor: 21 ...

£xd2+ 22. ¥xd2 ¥g6 23. ¤d5

¦xe1+ 24. ¦xe1 ¦d8 25. ¤f6+.Trata

de limitar la acción de los alfiles,

pero esto condujo a un final muy

interesante, en el que las negras ganaron

luego de 25 ... ¥xf6 26. gxf6

h5 27. ¤a3?! Saca del juego al caballo,

cuando era incluso preferible

buscar el empate con 27. ¦e7!?

ya que si 27 ... ¤xe7 (27 ... c3 28.

¥xc3 ¤xe7 29. fxe7 ¦e8 30. ¥f6

¥f5 31. ¤d6 ¥d7 32. ¤xe8 ¥xe8,

con análogo resultado.) 28. fxe7

¦e8 29. ¥g5 ¢g7 30. ¤d6 f6 31.

¤xe8+ ¥xe8 32. ¥e3 y el final debe

ser tablas. 27 ... ¦d4 28. ¥h6 Da

por sentado que el rey quedará

atrapado, pero en análogas circunstancias

se encuentra el monarca

blanco; todo depende de quién

tenga más cerca su caballo, y eso

ya quedó definido en la jugada número

veintisiete. 28 ... ¦xh4 29.

¥g7 ¢h7 30. ¦e8 ¥f5 31. ¤b5 Retorna

a la casilla que nunca debió

abandonar. 31 ... ¦h2 32. ¤d6 ¤d4,

y las negras, con un sólo movimiento,

han decidido la partida: 33.

¦h8+ ¢g6 34. ¦h6+ ¢g5 35.

¤xf7+ ¢f4 36. ¤e5 ¦xc2+ 37. ¢d1

¢e3. Ésta era la pieza que le faltaba

al negro para ganar, ¡y resulta

que la trajeron las blancas! 38. f7

¦d2+ 39. ¢e1 ¦e2+ 40. ¢f1 ¦f2+

0–1; Iliá Smirin-Tomasz Markowski;

11ª ronda a la memoria de Rubinstein,

Estación termal de Polanica

Zdroj, 1995.

➪ 10 ... a6

De cierta manera el movimiento

10. £h5 es una provocación para

que el negro responda con 10 ...

g6 En una partida reciente se continuó

aquí con 11. £e2 e5 12. ¤b3

¤b6 13. 0–0–0 ¥e6 14. ¤d5 y las

blancas están mejor, pues tomar el

caballo conduce a la pérdida de un

peón. 14 ... ¥xd5 15. exd5 ¤b4 Resignándose

a la pérdida pero,

¿dónde poner el caballo? 16. £b5!

¤a6 17. ¤a5 £c7 18. ¤xb7 ¦fc8

19. ¦d2 £xb7 20. £xa6 £c7 21.

£a5 ¦ab8 22. ¥a6 ¦d8 23. h5 ¥f8


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 215

ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL

215

24. hxg6 hxg6 25. £b4 ¥g7 26.

£h4 ¤d7 27. ¥c4 ¦b4 28. £h7+

¢f8 29. ¥b3 a5 30. c3 ¤c5 31. ¥c2

¦b7 32. f4 exf4 33. ¥d4 ¥xd4 34.

¦xd4 1–0; Alexander Ivanov-Mario

Frank; 2ª ronda del Torneo

abierto del Mundo, Filadelfia (EE.

UU.), 1995.

➪ 11. 0–0–0 ¤xd4

En otras partidas se ha jugado

el plan 11 ... ¦e8 12. f4 ¥f8 con

las siguientes posibilidades:

A) 13. ¥d3!± g6 14. £f3

¤xd4?! (14 ... ¥g7 15. ¤de2±) 15.

¥xd4 e5 16. ¥e3 exf4 17. ¥xf4?!

(17. £xf4!±) 17 ... ¤e5 18. £g3

¥g7 19. ¥e2 ¥e6 20. h5 (20.

¢b1!? que amenaza ¤d5M) 20 ...

¦c8 21. hxg6 hxg6 22. ¦h4 £a5.

Con juego complicado. El blanco

insistió en sus propósitos haciendo

23. ¦dh1, y el negro respondió

tranquilamente con 23 ... ¦xc3! 24.

bxc3? (24. £xc3 £xc3 25. bxc3

¥xa2=) 24 ... ¦c8 25. c4! ¤xc4 26.

£h2 £a3+ 27. ¢d1 £b2! (27 ...

£c3?? 28. ¦h8+) 28. ¥d3 ¢f8! 29.

¦h7 Una jugada que permite que

las negras ganen tiempo en consolidar

su ataque. Quizás fuese necesario

el cambio en d6. 29 ... ¥g4+

30. ¢e1 ¤e5! 31. ¥xe5 ¥xe5 32.

£h6+ (32. ¦xf7+ ¢e8!! 33. £h7

£c1+ 34. ¢f2 ¦xc2+) 32 ... ¢e8 33.

¢f2 ¦xc2+! 0–1; Claude Landenbergue-Elmar

Maguerrámov; 6ª

ronda del Torneo abierto de Bad

Woerishofen, 1993.

B) 13. ¥c4 ¤xd4 14. ¥xd4

Aunque todavía apenas si estamos

en el medio juego, algunas

partidas que hemos estudiado

muestran que las blancas logran

ampliar poco a poco sus posibilidades;

por ejemplo:

b 1 ) 14 ... £c7 15. ¥b3 ¤c5 16.

£e2 b5 17. g6! ¤xb3+ (17 ... fxg6

18. h5 ¥b7 19. hxg6 h6; y ahora el

negro puede contraatacar con

...b4) 18. axb3 fxg6 19. h5 ¥d7 20.

hxg6 h6 21. ¦dg1 ¦e7 22. f5! b4

23. ¦xh6!! gxh6 24. f6! bxc3 25.

f7+ ¦xf7 26. gxf7+ ¢xf7 27. £f3+

1–0; Devaki Prasad-Sharad Tilak;

India, 1990.

b 2 ) 14 ... b5 15. ¥b3 ¥b7 16. f5

b4 17. g6 fxg6 18. fxg6 h6 19. ¤b1

¦c8 20. ¦hf1 ¥xe4 21. ¦de1 d5 22.

¤d2 ¥xc2 23. ¥xc2 e5 24. ¥g1

£a5 25. ¢b1 ¦xc2 26. ¢xc2 £xa2

27. £f5 ¤f6 28. ¦a1 1–0; R. Pérez-

Rogelio Foyo; 7ª ronda del Torneo

abierto ISLA (Instituto Latinoamericano

de Ajedrez), Cuba, 1993.

➪ 12. ¥xd4 b5 13. e5!

8

7

6

5

4

3

2

1

a b c d e f g h

Esto es novedad de 1995, pero

también se puede seguir con 13.

¥d3, y entonces no es bueno 13 ...

b4? por 14. ¤d5! exd5 15. ¥xg7!


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 216

216

LOS APORTES DE PAUL KERES

£e8 16. ¥f6 1–0; Emil Szalanczy-

Víktor Gauríkov; 9ª ronda del

Torneo a la memoria de Barcza,

Debrecen (Hungría), 1988.

➪ 13 ... d5?!

Y la partida, en materia de teoría,

se encuentra ya en tierra de

nadie, siguió una lucha sin cuartel,

que otorga al encuentro un

atractivo especial.

➪ 14. ¥d3 g6 15. £g4 ¥c5

Si 15 ... ¤c5 16. ¥xc5 ¥xc5 17.

h5 ¥xf2 18. hxg6 fxg6 19. ¦xh7!

¥e3+ 20. ¢b1 £xg5 21. £h3 con

ventaja decisiva.

➪ 16. h5! ¥xd4 17. £xd4

£xg5+ 18. f4 £e7 19. hxg6 fxg6

20. f5! ...

Y no 20. ¤xd5?! £f7 y las negras

se reponen.

➪ 20 ... gxf5 21. ¤xd5! exd5

Ahora ya no era lo mismo,

pues si 21 ... £f7 22. ¥xf5!

➪ 22. ¦dg1+! ¢h8 23. e6+ ¤f6

Tampoco salvan del desastre:

23 ... ¦f6 24. ¥xf5 ¤f8 25. ¦h6; ó

23 ... £f6 24. ¥xf5!!

➪ 24. ¥xf5 ¦a7

En caso de 24 ... ¥xe6 25.

¥xh7 £xh7 26. ¦xh7+ ¢xh7 27.

£h4+#; 24 ... ¦g8 25. £xf6!

➪ 25. ¥xh7! £xh7

Y a semejanza de lo que ocurre

en los grandes estadios, cuando

el público inicia la retirada de

las graderías en los minutos finales

de un partido ya decidido, estamos

llegando a la conclusión de

este encuentro, y con él al sencillo

homenaje que hemos querido

brindar a la especial naturaleza

que fue el gran maestro Paul Keres.

Sabemos que el tema no ha sido

agotado, pues a cada instante

encontramos nuevas referencias,

por el momento imposibles de incorporar;

pero llegamos al final

de esta primera versión con la satisfacción

que deja la tarea cumplida.

➪ 26. £xa7! Y las negras abandonan.


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 217

LA CAMPAÑA COMPLETA DE PAUL KERES

N° Año Competición Clas. J G P T Pts

1 1929 Parnu 2º 18 13 4 1 13, 5

2 Parnu-Viliandi (Raud) - 2 0 1 1 0, 5

3 1930 Tallín 1º 9 7 0 2 8

4 Parnu-Villandi (Lenke) - 2 2 0 0 2

5 1932 Tartu 1º 9 9 0 0 9

6 Parnu-Monsiakiule (Peet) - 2 2 0 0 2

7 1933 Parnu 1º 12 11 0 1 11, 5

8 Tallín 3º-4º 7 5 2 0 5

9 1934 Rakvere 2º 9 6 1 2 7

10 1935 Tallín 2º 8 5 2 1 6, 5

11 Tartu 1º 24 22 0 2 23

12 Olimpiada de Varsovia (1 er tab.) 19 11 5 3 12, 5

13 Helsinki 2º 8 6 1 1 6, 5

14 Keres-Friedemann 3º 2 1 0 2

15 Keres-Kibberman 4º 3 1 0 3

16 1936 Tallin 1º 10 8 0 2 9

17 Parnu (Cto. por equipos) - 3 1 1 1 1, 5

18 Bad Nauheim 1º-2º 9 4 0 5 6, 5

19 Dresde 8º-9º 9 2 4 3 3, 5

20 Zandvoort 3º-4º 11 5 3 3 6,5

21 Olimpiada de Múnich (1 er tab.) 20 12 1 7 15,5

22 Keres-P. Schmidt 7º 3 3 1 3,5

23 1937 Margate-Easter 1º-2º 9 6 0 3 7, 5

24 Estonia – Lituania (Mikenas) 2 1 0 1 1, 5

25 Ostende 1º-3º 9 5 2 2 6,

26 Praga 1º 11 9 0 2 10,

27 Viena 1º 6 4 1 1 4, 5

28 Kemeri 4º-5º 17 8 2 7 11, 5

29 Parnu 2º-4º 7 3 1 3 4, 5

30 Olimpiada de Estocolmo (1 er tab.) 15 9 2 4 11

31 Semmering 1º 14 6 2 6 9

32 1938 Hastings 2º-3º 9 4 0 5 6, 5

33 Noordwijk aan Zee 2º 9 4 0 5 6,5

34 AVRO 1º-2º 14 3 0 11 8, 5

35 Tallin (Torneo por equipos) 6 4 0 2 5

36 Estonia-Lituania (Petrov) 2 0 1 1 0,5

37 Tartu (Estudiantil) 3 2 1 0 2

38 Keres-Stahlberg 8º 2 2 4 4


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 218

218

LOS APORTES DE PAUL KERES

N° Año Competición Clas. J G P T Pts

39 1939 Leningrado - Moscú 12º-13º 17 3 4 10 8,

40 Margate 1º 9 6 0 3 7,5

41 Estonia - Lituania (Petrov) 2 2 0 0 2

42 Estonia - Lituania (Mikenas) 2 0 0 2 1

43 Olimp. de Buenos Aires (1 er tab.) 19 9 4 6 12

44 Buenos Aires 1º-2º 11 7 1 3 8, 5

45 Keres-Euwe 14º 6 5 3 7,5

46 1940 Moscú (Cto. de la URSS) 4º 19 9 4 6 12

47 Estonia-Lituania (Mikenas) - 2 0 0 2 1

48 Tallín (Cto. por equipos) - 4 4 0 0 4

49 Tartu (Estudiantil) - 5 5 0 0 5

50 Tallin (Provincia) - 1 0 0 1 0, 5

51 Tallin-Nemme (Arulaid) - 1 1 0 0 1,

52 1941 Leningrado - Moscú 2º 20 6 4 10 11

53 1942 Tallin 1º 15 15 0 0 15

54 Salzburgo 2º 10 4 2 4 6

55 Munich 2º 11 6 2 3 7, 5

56 1943 Tallin 1º 11 6 1 4 8

57 Praga 2º 19 11 1 7 14,5

58 Poznan 1º 5 5 0 0 5

59 Salzburgo 1º-2º 10 5 0 5 7,5

60 Madrid 1º 14 12 0 2 13

61 1944 Lindkoping 2º 7 4 2 1 4, 5

62 Keres-Ekstrom 6º 4 0 2 5

63 1945 Riga 1º 11 10 0 1 10,5

64 Tallin 1º 15 11 0 4 13

65 Match Interclubs (Solmanis) 2 2 0 0 2

66 Tallin-Riga (Koblentz) 2 2 0 0 2

67 Match Interclubs (Beylin) 2 1 0 1 1,5

68 1946 Tiflis 1º 19 17 0 2 18

69 URSS - Inglaterra (Klein) 2 1 0 1 1,5

70 URSS - USA (Fine) 2 1 0 1 1, 5

71 1947 Leningrado 1º 19 10 1 8 14

72 Parnu 1º 13 7 1 5 9,5

73 Moscú 6º-7º 15 6 3 6 9

74 Estonia - Letonia (Koblenz) 2 2 0 0 2

75 Match Club contra Riga 2 2 0 0 2

76 URSS - Inglaterra (Alexander) 2 1 0 1 1, 5

77 1948 La Haya - Moscú (Cto. Mundo) 3º-4º 20 8 7 5 10,5

78 Moscú (Cto. de la URSS) 6º-9º 18 5 4 9 9,5


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 219

CAMPAÑA COMPLETA

219

N° Año Competición Clas. J G P T Pts

79 1949 Moscú (Cto. de la URSS) 8º 19 7 4 8 11

80 1950 Budapest (Candidatos) 4º 18 3 2 13 9,5

81 Szozawno Droj 1º 19 11 1 7 14, 5

82 Moscú (Cto. de la URSS) 1º 17 8 2 7 11, 5

83 1951 Moscú (Cto. de la URSS) 1º 17 9 2 6 12

84 Kiev (Torneo por equipos) 3 1 0 2 2

85 1952 Olimp. de Helsinki (1 er tab.) 12 3 2 7 6, 5

86 Moscú (Cto. de la URSS) 10º-11º 19 5 5 9 9, 5

87 1953 Tartu 1º 19 17 0 2 18

88 Zúrich (Candidatos) 2º-4º 28 8 4 16 16

89 1954 Olimp. de Amsterdam (4º tab.) - 14 13 0 1 13, 5

90 Estonia - Letonia (Tal) - 2 1 0 1 1,5

91 URSS - Argentina (Bolbochán) - 4 1 1 2 2

92 URSS - Francia (Tartakower) - 2 2 0 2 2

93 URSS - EE. UU. (Pavey y Kevitz) - 4 3 1 0 3

94 URSS - Suecia (Stolz) - 2 2 0 0 2

95 1955 Hastings 1º-2º 9 6 1 2 7

96 Moscú 7º-8º 19 7 4 8 11

97 Parnu 1º 10 9 0 1 9,5

98 Gotemburgo (Interzonal) 2º 20 9 2 9 13, 5

99 URSS - Hungría (3 er tab.) - 7 3 0 4 5

100 1956 Olimp. de Moscú (3 er tab.) - 12 7 0 5 9, 5

101 Moscú 7º-8º 15 4 2 9 8, 5

102 Ámsterdam (Candidatos) 2º 18 3 1 14 10

103 URSS - Yugoslavia - 7 2 1 4 4

104 URSS - USA (R. Byrne) - 4 3 0 1 3, 5

105 Keres-Unzicker 8º 4 0 4 6

106 1957 Moscú (Cto. de la URSS) 2º-3º 21 8 2 11 13, 5

107 Mar del Plata 1º 17 13 0 4 15

108 Santiago de Chile 1º 7 5 0 2 6

109 Viena (Cto. de Europa) - 5 1 0 4 3

110 URSS - Yugoslavia - 7 2 1 4 4

111 Estonia - Hungría (Barcza) - 2 0 2 0 0

112 1958 Hastings 1º 9 7 1 1 7, 5

113 Olimp. de Múnich (3 er tab.) - 12 7 0 5 9,5

114 URSS - Yugoslavia (Gligoric) - 7 1 0 6 4

115 1959 Tiflis 7º-8º 19 5 3 11 10, 5

116 Zúrich 3º-4º 15 7 1 7 10, 5

117 Bled - Belgrado (Candidatos) 2º 28 15 6 7 18, 5

118 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 0 0 2 1


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 220

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LOS APORTES DE PAUL KERES

N° Año Competición Clas. J G P T Pts

119 Moscú (Campeonato) - 8 5 0 3 6,5

120 Estonia - Letonia (Tal) - 2 0 0 2 1

121 1960 Estocolmo 3º 9 6 1 2 7

122 Parnu 1º 15 9 0 6 12

123 Olimp. de Leipzig (4ª tab.) - 13 8 0 5 10, 5

124 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 1 1 0 1

125 URSS - Túnez/Italia - 3 3 0 0 3

126 URSS - Alemania Federal - 7 4 0 3 5, 5

127 Moscú (Campeonato) - 2 1 0 1 1,5

128 1961 Zurich 1º 11 7 0 4 9

129 Oberhausen (Campto Europa) - 8 4 0 4 6

130 Bled 3º-4º 19 7 1 11 12,5

131 Baku (Campto URSS) 8º-11º20 4 2 14 11,

132 1961 URSS - Yugoslavia - 5 1 1 3 2, 5

133 Riga (Campeonato) - 2 0 0 2 1

134 1962 Curazao (Candidatos) 2º-3º 27 9 2 16 17

135 Olimp. de Varna (4ª tab.) - 13 6 0 7 9, 5

136 URSS - Holanda - 2 0 0 2 1

137 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 1 0 1 1, 5

138 Moscú (Cto. por equipos) - 5 2 0 3 3, 5

139 Keres-Guéler 8º 2 1 5 4,5

140 1963 Los Ángeles (Cop. Piatigorsky) 1º-2º 14 6 3 5 8, 5

141 Moscú 6º-7º 15 5 3 7 8, 5

142 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 2 0 0 2

143 Moscú (Campeonato) - 8 4 1 3 5, 5

144 1964 Bewerwijk 1º-2º 15 8 0 7 11, 5

145 Buenos Aires 1º-2º 17 9 1 7 12, 5

146 Olimp. de Tel Aviv (4º tab.) - 12 9 1 2 12, 5

147 Estonia - Finlandia - 2 1 0 1 1, 5

148 Tallin - 2 1 0 1 1, 5

149 Hastings 1º 9 7 0 2 8

150 Marianske - Lazne 1º-2º 15 7 0 8 11

151 1965 Keres-Spasski 10º 2 4 4 4

152 Cto. URSS por equipos 7º 3 0 4 5

153 1966 Tallin (Cto. de la URSS) 6º 19 4 1 14 11

154 1967 Estocolmo 1º 9 7 0 2 8,

155 Moscú 9º-12º17 2 2 13 8, 5

156 Winnipeg 3º-4º 9 2 0 7 5, 5

157 1968 Bamberg 1º 15 9 0 6 12

158 Keres-Suiza (entrenamiento) 18º 15 0 3 16,5


Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 221

CAMPAÑA COMPLETA

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N° Año Competición Clas. J G P T Pts

159 Estonia - Finlandia (Westerinen) 2º 0 0 2 1

160 1969 Wijk aan Zee 3º-4º 15 6 1 8 10

161 Tallin 2º-3º 13 5 0 8 9

162 Bad Luchacovice 2º 15 7 1 7 10, 5

163 Estonia - Finlandia (Westerinen) 2º 1 0 1 1,5

164 Estonia - Bulgaria 2º 0 0 2 1

165 1970 Budapest 1º 15 5 0 10 10

166 URSS - Resto del mundo (Ivkov) - 4 2 0 2 3

167 Kapfenberg (Cto. Europa) - 5 5 0 0 5

168 Estonia - Bulgaria (Bobótsov) 2º 0 0 2 1

169 1971 Tallin 1º-2º 15 8 0 7 11, 5

155 I.B.M. Ámsterdam 2º-4º 15 4 1 10 9

156 Parnu (75º Aniv. del Club) - 13 7 5 1 9, 5

156 URSS - Yugoslavia 4º 1 0 3 2,5

157 1972 Sarajevo 3º-5º 15 4 0 11 9, 5

158 San Antonio 5º 15 6 2 7 9, 5

158 México 3º 3 0 0 3

159 1973 Tallin 3º-6º 15 6 3 6 9

160 Dortmund 6º-8º 15 3 1 11 8, 5

161 Cto. URSS por equipos - 4 2 0 2 3

162 Interzonal Petrópolis (Invitado) 12º-13º17 3 4 10 8

163 Moscú (Cto. de la URSS) 9º-12º 17 1 2 14 8

164 1975 Tallín (Campeonato) 1º 15 6 0 9 10, 5

165 Vancouver (Canadá) 1º 10, 5

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