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Créditos 001-008 20/9/17 12:00 Página 1
LOS APORTES
DE PAUL KERES
AYER Y HOY
(Recuperado el libro perdido, diez años después)
Francisco Acosta Ruiz
LOGO
EDITORIAL
PAIDOTRIBO
Aclaración a los editores de EAE
Esta obra fue contratada a comienzos de los 2000 con la Editorial
Paidotribo, y tras varios años de proceso editorial, estuvo lista en artes
finales en el 2007. Pero por razones que el autor no tiene claras, la obra
finalmente no llego a imprenta.
Por ‘única excusa la editorial alego razones financieras, y libero al autor de
compromisos para que pudiera publicar la obra libremente.
A esas alturas, las copias digitales que conservaba el autor, estaban
dañadas, y la editorial no respondió a la solicitud de remitir al menos la
versión digital original de la obra. Y transcurrieron diez largos años…
Cuando ya la obra el autor la consideraba irremediable perdida, y con ella
casi una década de rigurosa investigación histórica y técnica sobre el
legado teórico de Paul Keres, una ‘ultima gestión con la nueva dirección
de la editorial dio resultado inmediato.
Los datos que siguen corresponden a la edición realizada por Paidotribo,
que dejo para que la editorial EAE pueda tomar la decisión más
conveniente, en caso de que acepte publicar la presente investigación.
El autor.
Revisión técnica: Yago Gallach
Diseño de cubierta: David Carretero
© 2007, Francisco Acosta Ruiz
Editorial Paidotribo
Les Guixeres
C/ de la Energía, 19-21
08915 Badalona (España)
Tel.: 93 323 33 11 - Fax: 93 453 50 33
http: //www.paidotribo.com/
E-mail:paidotribo@paidotribo.com
Primera edición:
ISBN: 978-84-8019-795-3
Fotocomposición: Editor Service, S.L.
Diagonal, 299 - 08013 Barcelona
Impreso en España por A & M Gràfic
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ÍNDICE
PREFACIO ........................................................................................ 5
PARTE I
TRIBUTO ........................................................................................... 7
PARTE II
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS............ 15
Apertura Ruy López ......................................................................... 17
Defensa Chigorin......................................................................... 19
Variante Worral ........................................................................... 31
Variante abierta ........................................................................... 37
Variante del cambio .................................................................... 44
Variante de los cuatro caballos ................................................... 45
Defensa Steinitz diferida ............................................................. 48
Defensa Francesa ............................................................................ 55
Variante Tarrasch-Keres ............................................................. 55
Variante Steinitz ......................................................................... 60
Defensa India de Rey ....................................................................... 65
Sistema clásico ............................................................................ 65
Defensa Nimzoindia ........................................................................ 75
Sistema Keres .............................................................................. 75
Sistema 4 f3 ................................................................................. 78
Apertura de los Tres Caballos ........................................................ 82
Variante Steinitz .......................................................................... 82
Gambito de rey ............................................................................ 87
Variante Keres ............................................................................. 88
Gambito Letón ................................................................................. 93
Variante Keres ............................................................................. 94
Defensa de los dos caballos ............................................................ 105
Defensa Siciliana ............................................................................. 109
Gambito Siciliano diferido .......................................................... 110
Variante Keres ............................................................................. 114
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4 LOS APORTES DE PAUL KERES
Variante Rauzer ............................................................................ 119
Sistema Najdorf ............................................................................ 121
El Ataque Keres ........................................................................... 146
PARTE III
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL .......................... 151
A) Variante Stolz (6 ... h6) ........................................................... 154
Resumen general de subvariantes .................................................... 155
B) Variante Petrosián (6 ... a6) .................................................... 189
C) Variante Yugoslava (6 ... e7) .................................................. 192
D) Variante Schwarz (6 ... e5) ..................................................... 194
E) Variante Reshevsky (6 ... d5?!) .............................................. 195
F) Variante Matanovic (6 ... ¤c6) ................................................. 196
LA CAMPAÑA COMPLETA DE PAUL KERES ....................... 209
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M Las blancas están un poco mejor ±
Las blancas están mejor
+- Las blancas tienen ventaja decisiva
Las negras están un poco mejor
Las negras están mejor
-+ Las negras tienen ventaja decisiva
= La posición está igualada
∞ La posición es complicada
∞
as blancas tienen compensación
= L
por el material
= Las negras tienen compensación
∞ por el material
# Mate
! Buena jugada
!! Jugada excelente
!? Jugada interesante
? Mala jugada
?? Grave error
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6 LOS APORTES DE PAUL KERES
!? Jugada dudosa
↑ Con iniciativa
» Flanco de rey
« Flanco de dama
~ Cualquier jugada
∆ Con idea de
Jugada única
N Mejor es
N Novedad
x Punto débil
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PREFACIO
ace 36 años (1) visitó Cuba, por primera y única vez, el gran maestro
estoniano Paul Keres cuando se encontraba en la cumbre de
su fama; pero no lo hizo como ajedrecista, sino como miembro
de la primera delegación de alto nivel que hicieron representantes de la
Unión Soviética a la isla, con motivo de la Exposición de Arte y Cultura que
ese país mostraba en La Habana.
Fueron días de intenso trabajo que Keres aprovechó para ponerse en
contacto con los ajedrecistas locales, impartir conferencias y realizar
otras importantes actividades que todavía se recuerdan.
Estamos hablando de 1960. Entonces yo tenía sólo 12 años y nada
sabía de la existencia del ajedrez; pero tres años después el país vivía una
verdadera fiebre ajedrecística, que alcanzó su máxima expresión en los
días de la inolvidable Olimpiada Mundial de la Habana, en 1966. Por esa
época ya colaboraba activamente en la organización y el arbitraje de
competencias, y soñaba -como tantos otros jóvenes- con alcanzar algún
día la maestría ajedrecística. Para ello tenía como libro de cabecera la
obra reciente -e inmortal- de Keres: El ajedrez como yo lo juego.
Pienso que si de algo podré lamentarme toda mi vida es de no haber
conocido al gran maestro Paul Keres cuando hizo su visita a La Habana
en 1960. Pero he compensado esta necesidad espiritual escribiendo un
libro.
No se trata de un libro sobre su vida, tarea que seguramente compatriotas
y especialistas podrán hacer mejor que otros. Tampoco se trata
de una recopilación de sus partidas, tarea que han realizado expertos en la
materia, y que quizás algún día -considerando otros enfoques- estaremos
en condiciones de acometer.
Es, en suma, un libro técnico -dedicado a investigar sobre sus aportes
fundamentales a la teoría del maravilloso juego que fueron muchosrecopilando
todo lo que de valor hizo su genio incomparable, de manera
que el mundo del ajedrez pueda obtener un retrato de esta faceta
bastante desconocida del Maestro, al menos entre los países de habla
hispana.
(1) Esta obra se escribió en el 1996, y estuvo extraviada hasta el 2017.
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8 LOS APORTES DE PAUL KERES
En las páginas que siguen, el ajedrecista estudioso no encontrará un
compendio de novedades envejecidas por el tiempo, sino un conjunto de
investigaciones teórico-históricas, en las que hemos intentado resumir
los aspectos más importantes de cada variante, con una panorámica que
parte en sus orígenes y culmina en los principales aportes introducidos
en nuestros días. Dedicamos, pues, una mayor atención a los valores
estratégicos que estas ideas encierran, que son, en definitiva, los únicos
valores realmente perdurables.
Pensamos también que el libro puede resultar de especial interés a
escritores, y sobre todo a profesionales del periodismo en materia de ajedrez,
al considerar que la información recopilada saca a la luz temas que han
sido poco o nada estudiados, y que dan pie para que otros investigadores
amplíen o retomen las ideas planteadas.
Otra cuestión importante es la relacionada con la propia estructura del
texto, dado que estamos en presencia de un libro «sin estructura», visto en
términos clásicos. Esto significa, sencillamente, que el lector dispone
de la posibilidad de centrar su interés en el epígrafe que desee, tal
como ocurre con cualquier tratado clásico de aperturas, pues ningún
contenido específico tiene relación precedente con cualquier otro, incluso
dentro de una misma línea o variante.
En resumen, Los aportes de Paul Keres es una colección de artículos
redactados con el propósito de acercar a las nuevas generaciones de ajedrecistas
esa legendaria figura que fue Paul Keres, al que lamentablemente
no conocí, pero que me acompaña y me guía en mi cotidiano
quehacer periodístico, desde hace más de 30 años.
El Autor
La Habana, un día más del 1996.
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 9
Parte
TRIBUTO
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 10
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 11
TRIBUTO
11
La noticia de su muerte
conmovió al mundo de un
extremo a otro. Acababa
de vencer en un fuerte torneo en
Vanconver (Canadá), y retornaba
a su patria cuando se produjo la
desgracia: víctima de un ataque
cardiaco, falleció el 5 de junio de
1975, cuando se encontraba de
tránsito en Helsinki, Finlandia.
En el orden personal, la desaparición
física de Paul Keres me
produjo una desagradable sensación
de vacío, sólo comparable a
la pérdida de un amigo muy cercano
o de un familiar querido; y
es que, en mi actividad en la prensa
ajedrecística, la vida y obra de
Paul Keres fue siempre la fuente
de conocimiento que sirviera de
pauta en la redacción de diversos
artículos publicados en diferentes
partes del mundo.
En uno de esos trabajos, aparecido
en la revista cubana Jaque Mate,
abril de 1974, titulado «Carrousel
de Gotemburgo», plasmábamos
nuestra imagen del gran ajedrecista
con las siguientes palabras:
«En la historia del ajedrez moderno
existe un extraño detalle
singular: en ocasiones la presencia
de un determinado jugador en un
torneo suele unirse a alguna accidental
circunstancia y con el decurso
de los años esta pasa a trascender
como hecho histórico. Podemos
decir, sin temor a equivocarnos,
que Paul Keres es uno de
ellos.
»Es curioso...
»En cualquier nómina de participantes
puede existir un espectáculo...
como Fischer; un genio...
como Tal; un talento... como Gligoric;
un excéntrico... como Najdorf;
un trapecista... como Korchnói;
un estilo... como Smislov; una
promesa... como Karpov, y hasta
un genuino ex -ampeón mundial...
como Spasski. Pero sucede
que la presencia de Keres está
acompañada de algo distinto, no
precisamente del atractivo personal
de un genio o de un humorista,
sino algo fuera de lo corriente;
más bien de acontecimiento que
de efecto. Y es que al hacer un
viaje retrospectivo sobre alguna
de las competencias en que ha
participado, nos encontramos su
nombre vinculado a algún hecho
de carácter histórico».
Mucho se ha escrito, antes y
después, sobre la inmensa figura
humana que fue Paul Keres; por
tanto, resulta totalmente innecesario
reescribir anécdotas narradas
por eminentes articulistas o
parangonar biografías que sólo
las grandes plumas universales
pueden delinear. Pensamos, sin
embargo, que existe una faceta
del gran ajedrecista que sí merece
ser recordada en estas páginas introductorias,
y es su extraordinaria
contribución a la teoría de las
aperturas plasmada en antológicas
innovaciones surgidas no precisamente
en la mesa de estudio,
sino en la dinámica de partidas
que pasaron a la historia del ajedrez
mundial. A esta faceta extra-
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 12
12
LOS APORTES DE PAUL KERES
ordinaria del inolvidable gran
maestro, está dedicado este libro.
Keres, aunque desarrolló efectivos
métodos de preparación,
que incluían los estudios teóricos
en las aperturas, no se caracterizó
por ser un espectacular productor
de novedades de laboratorio al
estilo de Fischer –pienso en la
partida Tringov-Fischer de La
Habana (Cuba), 1965– o de otras
figuras no menos descollantes del
ajedrez mundial.
Y es que Keres fue mucho
más que eso: fue sendero, antes
que camino...; fue profeta, antes
que pastor...; fue, en síntesis, la giralda
que mostró siempre la dirección
del viento...
Keres se sentó por última vez
ante un tablero oficial en su partida
contra el gran maestro Walter
Browne, en la última ronda del
Torneo Internacional de Vancouver
(Canadá) de 1975; y el destino
determinó que ésa fuese también
su última victoria.
Por eso, como humilde tributo
a esa maravillosa naturaleza
que fue Paul Keres, incluimos a
continuación esta última partida,
acompañada con algunas notas
teóricas de actualidad.
Walter Browne, Paul Keres
Vancouver (Canadá), 1975
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 ¤f6
Ni siquiera en su último minuto
dejó Keres de buscar complicaciones.
Con esta jugada, que antes
utilizó en diversas oportunidades,
el gran maestro estoniano invita a
su opositor a entrar en los turbulentos
caminos de la Defensa Berlinesa,
no sin razón considerada
como una vía hacia la «refutación»
de la Apertura Española.
➪
4. d3
Pero Browne prefiere transitar
hacia modelos estratégicos antiguos,
que hoy reaparecen con
justificada frecuencia.
Como es sabido las principales
alternativas son:
A) 4. 0–0 y ahora:
a 1 ¤xe4 entrando en los destinos
de la Defensa Berlinesa. Por
ejemplo:
A 1a ) 5. d4, considerado como
lo más fuerte. De las múltiples posibilidades
nos decidimos por una:
a 1a1 5 ... ¤d6 6. ¥xc6 dxc6 7.
dxe5 ¤f5 8. £xd8+ ¢xd8 9. ¦d1+
¢e8 10. b3 a5 11. a4 ¥e6 12. ¤g5
¥b4 13. ¤xe6 fxe6 14. c3 ¥e7 15.
¦a2 h5 16. g3 g5 17. ¥a3 ¦d8 18.
¦xd8+ ¢xd8 19. ¦d2+ ¢c8 20.
¢g2 ¦f8 21.¦d3 b6 22. ¥c1 g4 23.
h3 ¦g8 24. ¥f4 ¥d8 25. hxg4 hxg4
26. ¤d2 ¤e7 1–0 en 38 jugadas;
Julio Becerra Rivero-Luis Enrique
Valdés, Campeonato de Cuba,
Matanzas, 1995.
a 1a2 ) Pocos meses después de
jugada la partida que estamos rememorando,
Browne recibió una
nueva oferta «berlinesa», que esa
vez si aceptó; continuó con 5. d4
¥e7 6. £e2 ¤d6 7. ¥xc6 bxc6 8.
dxe5 ¤b7 9. ¤d4 0-0 10. ¦d1 £e8
11. ¥f4 f6 12. ¤c3 fxe5 13. ¥xe5
¥d6 14. f4 ¥c5 15. ¥xc7 £f7 16.
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 13
TRIBUTO
13
b4 ¥xb4 17. ¤a4 ¤c5 18. ¤xc5
¥xc5 19. ¢h1 d6 20. ¥a5 ¥b7 21.
¤b3 ¦ae8 22. £g4 ¥c8 y tras 42
jugadas las blancas tuvieron que
abandonar. Walter Browne-Hans
Ree; Torneo de Wijk aan Zee
(Países Bajos), 1976.
A 1b )5.¦e1, que según se afirma
permite al negro igualar sin dificultad.
5 ... ¤d6 6. ¤xe5 ¥e7 7.
¥d3 0–0 8. ¤c3 ¤xe5 9. ¦xe5 c6
10. b3 ¤e8 11. £f3 d5 12. ¥b2 ¥f6
13. ¦e2 ¤c7 14. ¤a4 ¥xb2 15.
¤xb2 ¤e6 16. c3 £d6 17. ¦ae1
¥d7 18. ¥b1 ¦ae8 19. d4 ¤f4 20.
¦e3 g6 21. b4 ¦xe3 22. fxe3 ¤h5
1/2-1/2 en 61 jugadas; Alexéi Shírov-Vasili
Ivanchuk; partida a la
ciega, Torneo Amber, Mónaco
(Principado de Mónaco), 1995.
Pero el negro no está obligado
a tomar el peón. Puede continuar
con jugadas normales de desarrollo
como:
A 2 ) 4 ... ¥e7 5. ¦e1 d6 6. c3
0–0 7. d4 ¥d7 8. £e2 ¦e8 9. d5
¤b8 10. ¥xd7 ¤bxd7 11. c4 c6 12.
¤c3 a6 13. ¥e3 ¤g4 14. ¥d2
¤gf6 15. b4 £c7 16. ¦ec1 ¦ec8
17. ¥e3 ¤g4 18. dxc6 bxc6 19.
¥d2 ¤gf6 20. a4 ¥d8 21. a5 £b8
22. ¦cb1 1/2-1/2 en 45 jugadas; Judit
Polgar-Nigel Short; Olimpiada
de Moscú (Rusia) de 1994.
A 3 ) 4 ... ¥c5, una de las jugadas
más practicadas en los últimos
años. 5. c3 0–0 6. d4 ¥b6 7.
¥g5 h6 8. ¥h4 d6 9. a4 a5 10. ¦e1
exd4 11. ¥xc6 bxc6 12. ¤xd4 ¦e8
13. ¤d2 g5 14. ¥g3 c5 15. ¤b5
¥b7 16. e5 dxe5 17. ¤c4 £d5 18.
£xd5 ¤xd5 19. ¥xe5 ¥c6 20. f3
f6 21. ¥g3 ¦xe1+ 22. ¦xe1 ¦e8
23. ¢f2 ¦xe1 24. ¢xe1 ¢f7 25.
¢d2 ¢e6 26. ¤xb6 1/2–1/2; Judit
Polgar-Borís Spasski; Torneo de
mujeres contra veteranos, Praga
(República Checa), 1995.
B) 4. £e2, considerada menos
efectiva que la anterior. Se
juegan con precisión las negras
no deben tener problemas. Lo natural
es 4 ... ¥c5 ó 4 ... ¥e7 y las
blancas disponen de diversas continuaciones.
Por ejemplo:
b 1 ) 4 ... (c5 5. c3 0–0 6. ¥xc6
bxc6 7. ¤xe5 d6 8. d4 ¥b6 9. ¤d3
¤xe4 10. 0–0 ¦e8 11. ¦e1 ¥a6 12.
£f3 £f6 13. ¤f4 ¤xc3 14. ¥e3
¤b5 15. ¤c3 ¤xd4 16. ¥xd4
£xd4 17. ¤h5 ¦e5 18. ¤e4 d5 19.
¤ef6+ gxf6 20. ¤xf6+ ¢h8 21.
¤g4 ¦e4 22. ¤h6 ¦f4 0–1 0–1;Alfredo
Giaccio-Sergio Slipak; Buenos
Aires (Argentina), 1995.
b 2 ) 4 ... .¥e7 5. c3 d6 6. d4
¤d7 7. 0–0 0-0 8. ¤bd2 ¥f6 9. d5
¤e7 10. ¥d3 c6 11. c4 a5 12. b3 g6
13. ¥a3 c5 14. ¥b2 ¥g7 15. g3
¢h8 16. ¦ae1 ¤f6 17. ¤h4 ¤fg8
18. ¤g2 a4 19. f4 f6 20. ¤e3 ¤h6
21. ¥c3 axb3 22. axb3 ¥h3 23.
¦f2 ¥d7 24. £f1 ¤f7 25. f5 g5 26.
¥e2 ¤g8 27. h4 gxh4 28. gxh4
¥h6. 1/2-1/2 en 84 jugadas; Anatoli
Kárpov-Arthur Bisguier, Caracas
(Venezuela), 1970
C) 4. d4, la tercera de las variantes
típicas de la posición, y una
de las más practicadas, aunque
muchos autores consideren este
avance precipitado. Nos limitaremos
a ejemplificar con una partida
que ya ha trascendido en el con-
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 14
14
LOS APORTES DE PAUL KERES
texto teórico de esta defensa: 4 ...
exd4 5. 0–0 a6 6. ¥xc6 dxc6 7. e5
¤e4 8. ¦e1! ¤c5 9. ¥g5! £d5 10.
¤xd4± ¤e6 11. ¤xe6 ¥xe6 12.
£h5! y la posición del blanco es
preferible. 1–0 en 52 jugadas;
Alonso Zapata-Walter Arencibia;
Linares (México), 1992.
En la partida del texto Keres
continuó con
➪ 4 ... d6
y el blanco optó por
➪ 5. c3
que no es la continuación más
popular, lo que indica claramente
que Browne trataba de evitar una
receta de la bien nutrida despensa
de su temible opositor.
La alternativa más frecuente
es 5. c4, aunque en tiempos de
Blackburne se prefería el avance
5. ¤c3; cosa de los antiguos...
En una partida reciente se siguió
con 5. c4 g6 6. ¤c3 ¥g7 7.
¤d5 ¤d7 8. ¥g5 f6 9. ¥e3 0–0 10.
h4 ¤e7 11. c5 ¤xc5 12. ¥xc5 dxc5
13. ¥c4 ¥e6 14. h5 ¤xd5 15. exd5
¥f7 16. hxg6 hxg6 17. ¤h4 f5 18.
£f3 £f6; y las negras ganaron
luego de 19. g4 e4 20. £h3 fxg4
21. £xg4 exd3 22. ¥xd3 ¥xd5 23.
f3 ¦ae8+ 24. ¢d1 ¦d8 25. ¢e1
¦fe8+ 26. ¢f1 ¦e3 27. ¥xg6
¦xf3+ 28. ¤xf3 ¥xf3 29. ¥h7+
¢f8 0–1; Martin Mrva-Constantin
Ionesco; Odorheiu Secuiesc (Rumania),
1995.
➪ 5 ... ¥e7
En esta posición Short recomienda
5 ... g6, pero hay que tener
en cuenta la experiencia de los
grandes encuentros del pasado.; es
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
clásica la partida de Steinitz contra
Zukertort, decimoctava partida
del Campeonato mundial de
1886 disputada en Nueva Orleans
(EE. UU.) en la que el blanco quedó
mejor luego de 5 ... g6 6. d4
¥d7 7. ¤bd2 ¥g7 8. dxe5 ¤xe5 9.
¤xe5 dxe5 10. £e2 0–0 11. f3 a5
12. ¥d3 £e7 13. ¤f1! ¥e6 14. g4!?
De todas maneras son interesantes
los comentarios de su partida
contra Gulko (negras), Linares
(España), 1990, en relación
con la continuación 5 ... ¥d7, y
que transcribimos a continuación:
6. ¤bd2 (novedad, lo habitual era
6. ¥a4) 6 ... g6 7. ¤f1 ¥g7 8. ¥g5
h6 9. ¥h4 ¤a5?! (9 ... ¤e7= 1) 10.
¥a4! ¥xa4 11. £xa4+ ¤c6 12.
¤e32 £d7 13. 0–0 0–0 14. ¢h1
[14. h3 ¤d4=] 14 ... ¤d8 15. £c2
¤g4 [15 ... ¤e6 16. ¦ad12 (16. d4
exd4 17. cxd4? g5 18. ¥g3 g4 xd4)
] 16. h3 ¤xe3 17. fxe3 ¤e6 18. d4
exd4 [18 ... c5 19. dxe5 dxe5 20.
¦ad1 xd5; 18 ... f6!? 19. ¦f22] 19.
exd4 f5 20. ¦ae1 ¦ae8 [20 ... f4?
21. d5 … e5± xg6] 21. exf5 ¦xf5
22. ¥g3 … ¤h4 [22. g4? ¦ff8 23.
£xg6 ¤f4] 22 ... £f7 23. £e2 [23.
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 15
TRIBUTO
15
£a4!? … 23 ... a6 24. d5!+-, … 23
... b5 24. £a7 ¦f8±] 23 ... ¥f6! 24.
£e4 d5 25. £d3 c6 26. ¥e5± ¤f4
27. £d2 ¤xh3? [27 ... ¤h5! … 28.
g4? ¥e5! xg3 28. ¢g1!±] 28. g4!+-
¥g5 29. £g2 ¤f4 30. £h2 ¦f6 31.
¤xg5 hxg5 32. ¥xf6 1–0
Sin embargo, estas posiciones
fueron muy seriamente tratadas
por dos de los más grandes “ruylopistas”
que recuerda el ajedrez
moderno: Steinitz y Lasker. Y para
aquellos que aún piensan que
los grandes maestros del pasado
están «pasados de moda», incluimos
la siguiente continuación: 5
... ¥d7 6. ¥a4 g6 7. ¤bd2 ¥g7 8.
¤c4 0–0 9. ¤e3 ¤e7 10. ¥b3 c6
11. h4 £c7 12. ¤g5 d5 13. f3 ¦ad8
14. g4 dxe4 15. fxe4 h6 16. £f3
¥e8 17. ¥c2 ¤d7 18. ¤h3 ¤c5
19. ¤f2 b5 20. g5 h5 21. ¤f5 gxf5
22. exf5 f6 23. g6 ¤xg6 24. fxg6
¥xg6 25. ¦g1 y el blanco ganó en
42 jugadas. Steinitz–Emanuel
Lasker; Campeonato mundial
(Nueva York, Filadelfia, Montreal),
2ª partida; Nueva York (EE.
UU.), 17 de marzo de 1894.
➪ 6. ¤bd2
La alternativa natural es 6.
0–0 0–0 7. ¦e1 a6 8. ¥a4 ¤d7.
Aquí Nunn continúa con 9. ¥c2
preparando el avance central. Se
puede seguir con 9 ... ¤b6 10. d4
¥f6 11. h3 ¥d7 12. ¤a3 ¤e7 13.
¥e3 ¤g6 14. £d2 £e7 15. ¦ad1
¦ad8 16. £c1 h6 17. dxe5 ¤xe5
18. ¤d4 c5 19. ¤e2 ¥h4 20. ¤f4
£f6 21. ¦f1 g5 22. ¤h5 ¤f3+ 23.
¢h1 £g6. Las negras ganaron en
41 jugadas; John Nunn-Alexander
Morozévich; Torneo a la memoria
de Donner, Ámsterdam
(Países Bajos), 11 de marzo de
1995.
➪ 6 ... 0–0 7. 0–0
De nuevo hay que recurrir a
los polvorientos tratados de antaño,
y revitalizar encuentros como
este: 7. ¤f1 a6 8. ¥a4 b5 9. ¥b3
¤a5 10. ¤e3 ¤xb3 11. axb3 ¦e8
12. 0–0 ¥f8 13. ¦e1 d5 14. exd5
¤xd5 15. ¤xd5 £xd5 16. c4 bxc4
17. bxc4 £d6 18. ¥f4 f6 19. d4
¥b7 20. dxe5 fxe5 21. ¤xe5 £f6
22. £b3 ¥c8 23. ¥g3 ¥e6 24.
£a4 a5 25. £c6 ¥b4 26. ¦e2 ¥g4
27. £d5+ ¥e6 28. £c6 ¥g4 29.
£d5+ ¥e6 1/2–1/2; Eduard Hymes-Emanuel
Lasker; Nueva
York, 1 de mayo de 1901.
➪ 7 ... .¥d7 8. ¦e1 ¦e8 9. ¤f1
¥f8 10. ¥g5 h6 11. ¥h4 ¥e7
Las negras deciden retornar
con su alfil, tras lo cual se producirán
una serie de cambios prácticamente
forzados, que garantizan
al menos la igualdad.
➪ 12. ¤e3 ¤g4 13. ¥xe7 ¤xe7
14. ¤xg4
Era interesante 14. £b3.
➪ 14 ... ¥xb5 15. ¤h4 ¥d7 16.
¦e3 ¢h7 17. ¦g3 ¤g8
Para reubicar el caballo en f6.
La alternativa era 17 ... ¤d5 18.
¤f3 ¤f4 19. ¤e3 y el blanco, aún
sin alfiles, conserva ligera ventaja.
➪ 18. ¤f3 ¥xg4 19. ¦xg4 ¤f6
20. ¦h4 ¢g8 21. ¦h3 d5
Resueltas las amenazas en el
flanco rey, la posición negra comienza
a resultar superior.
Cap 1 009-016 20/9/17 16:13 Página 16
16
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 22. £e2 £d7 23. ¤h4 dxe4
24. dxe4 ¦ad8 25. ¤f5 £d2
8
7
6
5
técnica: 36. h3 ¤g5 37. ¦g3 f5 38.
¤xf5+ gxf5 39. h4 f4 40. ¦g4 ¢g6
41. hxg5 hxg5 42. g3 ¢f5 43. f3
¦d1+ 44. ¢g2 Las blancas abandonaron
sin esperar respuesta y
Keres obtuvo su última victoria.
¡Una victoria hacia la inmortalidad!
4
3
2
1
a b c d e f g h
Muy propio del «estilo Keres»:
tras las escaramuzas tácticas
las negras se las arreglan para
que todas sus piezas actúen en
perfecta armonía.
➪ 26. £f3 ¦e6 27. ¦g3 g6 28.
¦f1?!
Una jugada «rara». Las blancas
están calculando posibles sacrificios
en ‘g6’, con el subsiguiente
desplazamiento de la dama hacia
esa zona, pero esto daría a las
negras posibilidades de ataque
por ‘d1’ y ‘f2’; de ahí el interés de
eliminar las posibles amenazas de
mate.
➪ 28 ... £f4!
Pero el resultado concreto es
que las blancas tienen ahora un
peón colgante.
➪ 29. ¦d1 ¦ee8 30. ¤e7+ ¢g7
31. ¤d5 £xf3 32. ¦xf3 c6 33. ¤e3
¦xd1+ 34. ¤xd1 ¦d8 35. ¤e3
¤xe4
Materializando la ganancia
del peón. El resto es cuestión de
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 17
Parte
CONTRIBUCIÓN
A LA TEORÍA
DE LAS
APERTURAS
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 18
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 19
Apertura Ruy López
Con motivo del fallecimiento
del maestro, la revista
cubana Jaque Mate, de
agosto de 1975, publicó un monumental
trabajo del árbitro internacional
Carlos A. Palacio, fallecido
hace algunos años, en el que
se aborda la figura del gran maestro
estoniano a través de sus muy
diversas facetas; y fue a partir de
las referencias de ese artículo,
que nació y se desarrolló la idea
de investigar, con la mayor profundidad
posible, el alcance de las
más importantes contribuciones
de Paul Keres en materia de teoría
de las aperturas.
Pero... ¿qué criterio de clasificación
adoptar?; ¿por cuál apertura
comenzar?
Una sola cuestión merecía tenerse
en claro: era indispensable
iniciar este estudio por la Apertura
Española y culminarlo por la
Defensa Siciliana. Las razones se
comprenderán con el transcurso
de la obra.
Como si se tratara de la «piedra
sagrada» de los elegidos, el
conocimiento profundo de la
Apertura Española ha sido atributo
de todas las grandes figuras
de la historia del Ajedrez, desde
Chigorin y Steinitz, hasta el inmenso
Anatoli Kárpov de nuestros
días, pasando por casi todos
los campeones mundiales.
Paul Keres fue también un
profundo conocedor de esta apertura,
y la utilizó con éxito, tanto
con las piezas blancas como con
las piezas negras. De hecho, quien
pretenda alcanzar la esencia misma
de sus intrincados caminos, no
puede dejar de estudiar sus magníficas
partidas dentro de la Variante
Chigorin y la Steinitz diferida,
como tampoco puede ignorar
sus aportes dentro de los esquemas
abiertos.
Una ojeada al árbol general
de variantes básicas de esta apertura
nos muestra la presencia de
Keres hasta en las continuaciones
menos conocidas, y su tratamiento
extensivo requeriría, sin duda,
de una rica monografía, que quizás
algún día escribiremos.
Pero en una panorámica general
que permita el retrato de nuestro
héroe, tiene necesariamente
que lograrse la compatibilidad entre
la mirada totalizadora desde las
alturas con la belleza de la observación
panorámica del vuelo en el
aterrizaje, tal como si se tratara de
un efecto zoom de la realidad.
Haciendo una pequeña digresión,
vale la pena mostrar un breve
resumen que permita destacar
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 20
20
LOS APORTES DE PAUL KERES
algunas de las variantes en las
que el maestro realizó aportes
importantes.
Después de las jugadas 1. e4
e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4
¤f6 5. 0–0 las negras están en la
disyuntiva de decidir si optan por
las complicadísimas y agudas
continuaciones del sistema abierto
(5 ... ¤xe4) o si prefieren el árbol
infinito de derivaciones estratégicas
que caracterizan a la ma-
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6
4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
1 ¥a 0–0 ¦e1 ¥b3 c3 h3 ¥c2 d4 ¤bd2 cxd4
¤f6 ¥e7 b5 d6 0–0 ¤a5 c2 £c7 cxd4 ¥b7
2 ... ... ... ... ... ... ¤f1 ¤g3*
... ... ... ... ... ... ¦fe8
3 ...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
... ¥d7
4 ...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
¦d8*
5 ...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
... ... ¤d7*
6 ...
...
...
...
...
...
...
...
...
¤a5
¥c2
c5
d4
£c7
h4*
7 ...
...
...
...
e2
b5
b3
d6
a4
g4
c3
0–0
axb5
axb5
¦xa8 £xb5
£xa8 ¤a7*
8 ...
...
...
¤xe4
d4
b5
¥b3 dxe5 £e2*
d5 e6
9 ...
...
c3 Véase la variante de los cuatro caballos
10 ...
d6
c3
¥d7
d4 ¥b3 ¤bd2¤c4
¤ge7 h6 ¤g6 ¥e7
¤e3
0–0
0–0
¦e8!*
11 ...
...
c4*
12 ¥xc6 Véase la variante del cambio
(*) Popularizadas por Keres
yoría de las variantes del sistema
cerrado (5 ... ¥e7).
Siendo un jugador ambivalente
en la apertura Ruy López, es
natural que la presencia de Keres
este diseminada tanto por uno
como por otro sistema, aunque en
general su juego con negras se
encaminaba hacia posiciones típicas
de la Defensa Chigorín.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 21
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
21
El siguiente esquema puede
ayudar a tener una imagen más
clara de aquellas combinaciones
que Paul Keres practicó con mayor
frecuencia, indicándose en
cuáles introdujo ideas importantes.
En las páginas que siguen se
resumen los más significativos
aportes que Keres introdujo en
esta apertura, acompañados con
algunas notas de actualidad.
En cuanto al orden de exposición,
preferimos no establecer
ninguna prioridad específica, sino
ajustarnos de cierta manera a
la trascendencia efectiva que en
su momento tuvieron cada una
de estas ideas, y por tanto, es justo
comenzar por el sistema cerrado,
defensa Chigorin; y dentro
de esto, por la variante que desde
el primer momento lleva su
nombre.
Defensa Chigorin
Fue la defensa Chigorin una
de las líneas de juego que recibió
su mayor atención, siendo numerosos
sus aportes, no importa el
color con que jugara.
Variante Keres
En cierta forma, casi se puede
afirmar que no hay caminos que
no hayan sido suficientemente
explorados en las primeras 15 jugadas
de este sistema, pero...
Durante el Torneo de Candidatos
de Curazao (Pequeñas Antillas),
en 1962, se llegó en varias partidas
a la posición clásica de esta
variante, que por lo rutinaria bien
podríamos tildar de «aburrida».
Así, luego de las jugadas 1. e4
e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4
¤f6 5. 0-0 ¥e7 6. ¦e1 b5 7. ¥b3
d6 8. c3 0–0 9. h3 ¤a5 10. ¥c2 c5
11. d4 las negras alcanzan el punto
donde, casi mecánicamente se
solía jugar 11 ... £c7; o alternativas
más modernas, como 11 ...
¥b7 y 11 ... . ¤c6.
Pero en Curazao Keres se presentó
muy bien pertrechado, sorprendiendo
al mundo con una
nueva continuación, que le reportó
inmediatos beneficios: encontrándose
nada menos que frente
a Mijaíl Tal, el gran maestro estoniano
respondió con :
8
7
6
➪ 11 ... ¤d7!?
No hay dudas de que la defensa
Chigorin es uno de los sistemas
más estudiados de la apertura Española,
sólo comparable con el
sistema abierto y con el popular
ataque Marshall.
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 22
22
LOS APORTES DE PAUL KERES
Según narra el propio Keres,
él ensayó esta idea tres veces en
el propio torneo –en realidad fueron
cuatro– obteniendo buenos
resultados. Jugando contra Fischer
(es necesario recordar que
estos torneos se desarrollaban,
maratonianamente, a cuatro vueltas)
una de las partidas continuó
con 12. dxc5 dxc5 13. ¤bd2, variante
que el propio Fischer sustituyó
por 12. d5 en otra de las
vueltas del evento, continuando
Keres con 12 ... ¤b6 13. g4 h5! 14.
¤h2 hxg4 15. hxg4 ¥g5. Según
Keres, esta variante es inferior a
la que se produce tras 12. dc, pero
en un artículo que resume las novedades
del torneo, publicado en
la revista cubana Jaque Mate, junio-agosto
de 1964, el MI Francisco
José Pérez destaca que la línea
de Fischer se empleó en otras tres
partidas del evento –véase qué
trascendencia en tan poco espacio
de tiempo– con resultados
muy satisfactorios.
Aun así, Keres opina que la
continuación más recomendable
se produjo en la partida original,
en el primer encuentro con Tal,
donde luego de 11. ... ¤c6 12.
¤bd2 cxd4 13. cxd4 ¤d7 14. ¤b3
a5 15. ¥e3 a4 el negro quedó mejor.
Tal mejoró la línea jugando
contra Keres, varias rondas después,
14. a3, a lo que continuó 14
... exd4 15. ¤b3 ¤de5 16. ¤fxd4
¥f6, pero ahora el blanco respondió
17. ¥d2? (en vez de 17.
¤xd4) y el negro se hizo de la iniciativa
con 17 ... ¤xd4 18. ¤xd4
¤d3! y tras una dura lucha el negro
venció en 41 jugadas.
Como era habitual en él, Keres
apenas volvía a jugar sus propias
ideas: sencillamente, no se
repetía a sí mismo, y por eso vemos
que, en los próximos 10 años,
sólo la aplicó en muy contados
encuentros. Los siguientes ejemplos
pueden resultar interesantes:
1) 12. ¤bd2 cxd4 13. cxd4
¤c6 14. ¤f1 ¤b6 15. b3 ¥f6 16.
¥b2 ¥d7 17. ¤e3 ¦c8 18. £d2
exd4 19. ¤xd4 ¥e5 20. ¤xc6
¦xc6 21. ¥xe5 dxe5 22. ¦ad1 £c8
23. ¢h2 ¥e6 24. ¥b1 f6 25. ¤f5
£c7 26. ¦c1 ¤c8 27. ¦xc6 £xc6
28. ¦e3 £b6 29. ¦d3 a5 30. h4
£c7 1/2–1/2 en 48 jugadas; Tal-
Keres; Moscú, 1963.
2) 12. ¤bd2 .cxd4 13. cxd4
¤c6 14. a4 bxa4 15. ¥xa4 ¥b7 16.
¤c4 £c7 17. ¦a3 exd4 18. ¥xc6
¥xc6 19. ¤xd4 d5 20. ¦g3 dxc4
21. ¤f5 ¥f6 22. ¦xg7+ ¥xg7 23.
£g4 £e5 24. ¥h6 £f6 25. ¥xg7
£g6 26. ¤e7+ ¢xg7 27. ¤xg6
hxg6 28. e5 ¦fe8 29. £xc4 ¦e6 30.
£d4 0–1 en 59 jugadas; Bozidar
Ivanovic-Keres; Sarajevo (Bosnia-Herzegovina),
1972.
3) 12. ¤bd2 ¦e8 13. ¤f1
exd4 14. cxd4 ¥f6 15. e5 dxe5 16.
dxe5 ¥e7 17. e6 fxe6 18. ¦xe6
¤f6 19. £xd8 ¥xd8 20. ¦xe8+
¤xe8 21. ¥g5 ¥f6 22. ¥xf6 ¤xf6
23. ¤e3 ¥b7 24. ¤e5 ¦e8 25.
¤d3 c4 26. ¤c5 ¦c8 27. ¤xb7
¤xb7 28. ¦d1 ¦d8 29. ¦xd8+
¤xd8 1/2–1/2 en 41 jugadas; Vladímir
Lepeshkin-Keres; XXXIII
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 23
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
23
Campeonato de la URSS, Reval
(Estonia), 1965.
En los últimos años, la variante
Keres ha mantenido su total
vigencia, jugándose en innumerables
partidas; y aunque no es
propósito de este libro entrar en
detalles de actualidad —que
tampoco conducen por el camino
de la universalidad—, no está
de más incluir algunos ejemplo,
más o menos recientes que permitan
tener una idea del desarrollo
de la variante. El resto
queda para libros especializados
en el tratamiento de esta variante
de juego.
En la actualidad se continúa
jugando la secuencia 12. ¤bd2
cxd4 13. cxd4 ¤c6 y ahora las
blancas optan por:
A) 14. ¤f1 exd4 15. ¤xd4
¤xd4 16. £xd4 ¤e5 con las siguientes
alternativas básicas:
a 1 ) 17. ¤e3 ¥f6 18. £d1 ¥e6
19. ¤d5 ¥xd5 20. £xd5 ¦c8 21.
¥b3 ¤c4 22. ¦b1 (22. ¦e2 ¦c5 23.
£d1 d5 – +) 22 ... ¦e8 23. ¥f4 ¥e5
24. ¥e3 £f6 con ligera ventaja para
el negro 1/2–1/2 en 41 jugadas;
Judit Polgar-Jeroen Piket; partida
rápida, Paquebrune (Principado
de Mónaco), 1992.
a 2 ) 17. f4 1¤c6 18. £f2 (18.
£d1!?) 18 ... ¥h4! 19. g3 y ahora
luego de 19 ... ¥f6 las blancas introdujeron
la jugada 20. ¢h2, en
vez de la conocida 20. ¦d1. Esto
se produjo en la partida Alex
Sherzer y Jeroen Piket, Biel (Suiza),
1993, donde luego de 20 ...
¥b7 21. ¤e3?! (preferible era 21.
¦d1 .¦c8) 21 ... ¥d4! 22. £f3 ¦c8
23. ¥b3 ¤e7 24. ¦d1 £b6 25.
¤c2 ¥c5 26. f5 d5! las negras obtuvieron
un juego muy favorable,
venciendo en 40 jugadas.
B) 14. a3 ¤b6!? (14 ... exd4)
15. d5 ¤a5 16. ¤f1 ¥d7 17. g4?!
(17. b3) 17 ... £c7 18. ¤g3 ¦fc8
19. ¥d3 ¤a4 20. ¤f5 ¥d8 21.
¤xg7? que dejo al blanco muy
mal tras 21 ... ¢xg7 22. £d2 f6
con ventaja decisiva. 0–1 en 36 jugadas;
Marc Dutreeuw-Piket;
Amberes (Bélgica), 1993.
C) 14. ¤b3 a5 15. ¥d3 ¥a6
16. d5 ¤b4 17. ¥b1 a4 18. ¤bd4
exd4 19. a3 ¤d3 20. ¥xd3 ¥f6 21.
¥d2 £b6 22. ¥b4 ¦ac8 23. £d2
¦fe8 24. ¦ad1 ¤e5 25. £f4 ¤c4
26. £f5 ¤e5 27. ¥b1 ¤g6 28.
£h5 ¦c7 29. ¤g5 ¤f8 30. ¤xh7
¤xh7 31. e5 g6 32. ¥xg6 ¤f8 33.
¥h7+ ¤xh7 34. exf6 ¤xf6 35.
£g5+ ¢h7 36. £xf6 ¦g8 37. ¦e4
1–0; Iván Moravic Fernández-Raset
Zratdinov; Torneo abierto de
Nueva York, 1995.
También se sigue jugando 12.
dxc5 dxc5 13. ¤bd2 f6 14. ¤h4
¤b6 15. ¤f5 ¦f7. Aquí lo habitual
es seguir con [16. £f3; 16.
£g4] pero en la partida que estamos
considerando las blancas
optaron por 16. ¤b3 y luego de
16 ... ¤b7 17. ¥e3 £c7 18. ¤d2
¥f8 19. a4 ¥e6 20. axb5 axb5 21.
¦xa8 ¤xa8 22. £a1 £c8! 23.
£a7 ¤d8! 24. £a5 ¦b7! 25. ¤b3
¤b6 26. £xb5 ¤d7 con igualdad.
1–0 en 44 jugadas; Serguéi Dol-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 24
24
LOS APORTES DE PAUL KERES
mátov-Piket; Groninga (Países
Bajos), 1993.
Variante 12 ... ¦d8
Ya hemos comentado que fue
Keres un profundo conocedor de
la Defensa Chigorín clásica, y por
tanto, era obvio que en muchas
de sus partidas se presentaran
novedades interesantes. Una de
esas novedades, trascendente hasta
nuestros días, es la que produjo
luego de las jugadas:
Isaak Boleslavski - Paul Keres
Torneo de Candidatos, Zúrich,
1953
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5
a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1
b5 7. ¥b3 0–0 8. c3 d6 9. h3 ¤a5
10. ¥c2 c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2
A esta posición llegó Keres en
múltiples oportunidades, optando
en general por la continuación 12
... cxd4, como en sus encuentros
con Bronstein y Smislov de los
años cuarenta; o la continuación 12
... ¥b7, como en sus partidas contra
Guéler y Averbach en los años
cincuenta. Pero jugando contra
Boleslavski, en el torneo de Zúrich
de 1953, Keres introduce una jugada
que, por su simplicidad, sorprende
que no se haya producido
antes en partidas oficiales:
➪ 12 ... ¦d8 !?
Como destaca Keres, la importancia
de la novedad no radicaba
tanto en su posible efecto
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
táctico, como en la dificultad que
se creaba a Boleslavski, que debía
encontrar en pocos minutos una
respuesta apropiada. Por eso, en
tales circunstancias era natural
que respondiera:
➪ 13. ¤f1
Pudiera el lector suponer que
Keres dejaría en sus análisis algunas
ideas de cómo debía continuar
el blanco, pero todo lo contrario:
por lo que conocemos, y como en
casi todas sus novedades más importantes,
¡ni siquiera volvió a repetir
la jugada en esta posición!,
salvo partidas intrascendentes, como
su encuentro con Nilsson, en la
Olimpiada de Ámsterdam de 1954.
Algunos ejemplos recientes
podrán servir aquí para ilustrar el
tratamiento actual que recibe esta
variante.
A) 13. d5 c4 14. ¤f1 ¤b7 15.
¤g3 (o también 15. ¤3h2!? ¦e8 16.
¤g3 g6?! 17. f4! exf4 18. ¥xf4 ¤d7
19. ¤g4! ¤e5 20. ¤h6+ ¢g7 21.
¤gf5+! con fuerte ataque: 21 ...
gxf5? 22. exf5 ¥f6 23. £h5 ¢f8 24.
¤g4 ¤xg4 25. hxg4 ¦e7? 26. g5+-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 25
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
25
£c5+ 27. ¢f1 ¥xf5 28. gxf6; 1–0;
John Van der Wie-Zsuzsa Polgar,
Holanda, 1991) 15 ... a5! 16. ¤h2
¤c5 17. f4 b4 y la posición del negro
es preferible. La partida continuó
con 18. ¤f3 ¦b8 19. cxb4?!
(19. ¤h1!? ¥a6 20. ¤f2 ¦dc83 = +
19. ¥e3!?) 19 ... axb4 20. b3 c3
21. f5 ¥a6 0–1 en 41 jugadas; Stefan
Kindermann-Artur Yusúpov;
Hamburgo (Alemania), 1991.
B) 13. b3 ¥d7 14. d5 g6 15.
¤f1 c4 16. b4 ¤b7 17. ¥g5 a5 18.
a3 ¦a6 19. ¤g3 ¦da8 20. ¦c1 axb4
21. axb4 £d8 22. ¥e3 ¤e8 23.
¥b1 ¤g7 24. £d2 h5 25. ¤e2 f6
26. ¤g3 £e8 27. ¤h2 h4 28. ¤gf1
g5 29. ¤g4 £g6 30. £d1 ¤d8 0–1
en 48 jugadas; Mijaíl Brodski-Piket;Wijk
aan Zee, 1995.
➪ 13 ... d5?!
Una muestra de que Keres no
tenía realizados extensos estudios
de esta posición antes de la partida,
es el comentario en el que declara
que «un amplio y posterior
análisis demostró» que era preferible
intercalar las jugadas 13 ...
cxd4 14. cxd4 y tan sólo ahora hacer
14 ... d5. Esta receta fue aplicada
por Kárpov, y luego de 15.
exd5 (es interesante 15. ¤xe5
dxe4 16. ¤g3! ¥d6 17. £e2 ¥xe5
18. dxe5 £xe5 19. ¤xe4 –19. ¥d2!
seguido de 20. ¥c3 recuperando
el peón. Euwe– 19 ... ¥f5 20. ¥g5
¥xe4 21. ¥xf6 £xf6. 1/2–1/2 en
41 jugadas; Zandor Nilsson-Keres;
Olimpiada de Ámsterdam,
1954 15. ... exd4 16. ¥g5 ¤xd5 17.
¦c1 £d6 18. ¥e4 ¥xg5 19. ¤xg5
g6 20. £f3 ¥e6 21. ¥xg6 hxg6 22.
¦xe6 £d7 23. ¦d6 £f5 24. £xf5
gxf5 25. ¦xd8+ ¦xd8 26. ¤g3 ¤f4
27. ¢f1 d3 28. ¦d1 ¦d5 29. b3
¤c4 30. ¤f3 ¤b2 31. ¦d2 ¤c4 32.
¦d1 ¤b2 se alcanzó el empate
1/2–1/2; Borís Kalinkin-Kárpov;
Cheblrabinsk (Rusia), 1961.
La partida original continuó
con 14. exd5 exd4 15. cxd4 ¤xd5
16. £e2 ¥b7 17. ¤g3 cxd4 18.
¤xd4 g6! y las negras obtuvieron
una posición ventajosa. Pero Boleslavski
no tuvo en cuenta 18.
¤c5!, que hubiera consolidado la
iniciativa de las blancas. El desarrollo
posterior del encuentro fue
como sigue:
19. ¥h6 ¥f6 20. ¤b3 ¤c4 21.
¤e4 ¥xb2 22. ¤bc5 ¥xa1 23.
¦xa1 f5 24. ¤xb7 £xb7 25. ¤c5
£c6 26. ¤d3 ¤c3 27. £e1 £f6 28.
f4 ¤e4 29. ¢h2 £c3 30. £b1
¤cd2 31. £c1 ¦xd3 32. ¥xd3
£xd3 33. £c7 ¤f3+.
Variante 12 ... ¥d7
Partiendo de la misma continuación
anterior, pero jugando
con blancas, en muchas oportunidades
tuvo Keres que enfrentarse
contra las complejidades de esta
variante, en la que introdujo también
novedades interesantes.
Aquí es de especial interés la
posición que se produce luego de
las jugadas:
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4.
¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1 b5 7.
¥b3 0–0 8. c3 d6 9. h3 ¤a5 10. ¥c2
c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2 ¥d7 conti-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 26
26
LOS APORTES DE PAUL KERES
nuándose con 13. ¤f1 ¦fe8, conocida
como Variante Yugoslava.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Resulta obvio que esta posición
fue estudiada detalladamente por
Keres, ya que a partir de la misma
practicó, con relativa frecuencia,
las siguientes continuaciones:
A) Variante 14. ¤g3
Aunque no lo dice con términos
exactos, Euwe nos da a entender
que esta jugada fue introducida
por Keres, cuando en realidad
ya la encontramos en la partida
disputada entre Gueorgui Lisitsin
y Mijaíl Bovítnik en el Campeonato
de la URSS de 1940..
En los ejemplo que siguen podremos
encontrar una muestra de
las ideas principales que se han
visto en la práctica, aunque no se
reportan novedades en los últimos
años.
a 1 ) 14 ... g6 15. ¥g5! superior
a 15. ¥d3 ¥f8 16. ¥g5 ¥g7 17.
¦c1 ¤c6 18. ¥b1 ¤d8 19. £d2
¤e6 20. ¥e3 ¦ad8 21. ¦cd1 ¥c8
22. d5 ¤f8 23. ¥g5 h5 24. c4 ¤8h7
25. ¥e3 b4 26. ¥c2 ¥d7 27. ¦a1
a5 28. £d1 ¦a8 y culminó en empate
en 41 jugadas. David Bronstein-Svetozar
Gligoric; enfrenta-
miento URSS-Yugoslavia, San
Petersburgo (Rusia), 1957.
➪ 15 ... ¦ad8
Aquí se considera superior 15
... ¢g7! 16. a4 ¥e6?! (Según Keres
era preferible ... h6) 17. £e2
¥c4 18. £e3 ¥b3 19. ¥xb3 ¤xb3
20. ¦a3 con ventaja de las blancas.
1–0 en 33 jugadas; Keres-Borislav
Ivkov; Bled (Eslovenia), 14
de septiembre de 1961.
➪ 16. a4 c4 17. axb5 ¥xb5 18.
¤h2 ¤c6 19. b3 ¤a5 20. b4 ¤c6
21. d5
Con ventaja de las blancas.
1–0 en 87 jugadas; Keres-Gligoric;
Zúrich, 1961.
a 2 ) 14 ... cxd4 15. cxd4 ¦ac8
16. ¦e2 ¤c6 17. ¥e3 exd4 18.
¤xd4 d5! con igualdad. 1/2–1/2 en
37 jugadas; Keres-Aleksander Matanovic;
enfrentamiento Yugoslavia-URSS,
Belgrado (Serbia y
Montenegro), 1961.
a 3 ) 14 ... ¦ac8 15. ¥d3 h6 16.
d5 c4 17. ¥c2 ¤b7 18. ¤h2 ¤h7
19. ¤g4 ¥g5 20. ¤e3 g6 21. ¤gf1
£d8 22. ¤h2 ¢g7 23. £e2 ¦f8 24.
¤f3 ¤c5 25. ¤xg5 hxg5 26. b4
cxb3 27. axb3 a5 28. ¥d2 ¦a8 29.
¦eb1 £c7 30. ¢h2 ¦fb8 1/2–1/;
Lisitsin-Botvínik; XII Campeonato
de la URSS, Moscú, 1940.
B) Variante 14. a4
Una idea que si fue introducida
por Keres, al parecer en su partida
contra Gligoric, en la Olimpiada
de Múnich (Alemania) de 1958,
variante que retomaron un año
después, en el Torneo de Candidatos
de Yugoslavia, en 1959.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 27
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
27
Veamos las principales alternativas
que podemos encontrar
en esta línea de juego.
b 1 ) 14 ... g6 15. ¥g5! ¥c6 16.
¤e3! 1/2–1/2 en 22 jugadas; Keres-Gligoric;
Olimpiada de Múnich,
1958.
b 2 ) 14 ... cxd4 15. cxd4 ¤c6
Otras posibilidades son ahora:
b 2a ) 16. ¤e3 ¤b4 17. ¥b3
bxa4 18. ¥xa4 ¥xa4 19. ¦xa4 a5
20. ¤f5 ¥f8 21. ¥g5 ¤d7 22. ¦a3
d5 23. dxe5 ¤xe5 24. ¥f4 ¤xf3+
25. ¦xf3 £d7 26. ¦g3 ¦a6 27.
¦xg7+ ¥xg7 28. £g4 £xf5 29.
£xf5 ¦f6 30. £d7 ¦fe6 31. ¦e3
dxe4 32. ¦g3 ¦a8 33. £d4 ¦g6 34.
£xe4 1–0 en 45 jugadas; Keres-
Gligoric; Torneo de Candidatos,
Yugoslavia, 11/11/1959.
b 2b ) 16. axb5 axb5 17. ¦xa8
¦xa8 18. dxe5 ¤xe5 19. ¤xe5
dxe5 20. ¥g5 ¥e6 21. ¤e3 h6 22.
¥xf6 (22. ¥xf6 ¥xf6 23. ¥b3 ¦d8
24. ¤d5 £a5 25. ¢h2 ¥g5 26.
£e2 ¦c8; 1/2–1/2; Gligoric-Tal;
Torneo de Candidatos, Yugoslavia,
21/09/1959) 22 ... ¥xf6 23.
¥b3 ¦d8 24. ¤d5 £a5 25. ¢h2
¥g5 26. £e2 ¦c8 1/2–1/2; Gligoric-Tal;
Bled, 1959.
b 3 ) 14 ... ¦ad8 15. ¥g5 ¥e6
16. ¤e3 cxd4 17. cxd4 ¤c4 18.
axb5 ¤xe3 19. ¥xe3 axb5 20. d5
¥d7 21. ¦a7 £b8 22. £a1 ¦c8 23.
¥d3 ¦c7 24. ¦a6 ¦ec8 25. £a5
¥d8 26. £b4 ¤e8 27. ¦ea1 ¦b7
28. ¥a7 £c7 29. ¢h2 g6 30. ¤d2
¥g5 31. ¤b3 h5 32. £e1 1–0 en 75
jugadas; Tal-Nikolái Kroguius;
XXVI Campeonato de la URSS,
Tiflis (Georgia), 1959.
Variante 12 ... cxd4
Es imposible sustraerse a la tentación
de seguir incluyendo referencias
que ejemplifiquen hasta qué
punto trabajó Keres en la Apertura
Española, y quiérase o no, no podemos
dejar de incluir una de las variantes
que con más frecuencia utilizó
en sus encuentros trascendentales
de los años cincuenta.
Siendo la época de esplendor
de la defensa chigorín clásica, en
pleno auge de sus variante 12 ...
¤c6 y 12 ... cxd4, resulta natural
que, tanto en una como en otra,
dejara Keres partidas interesantes.
En especial, nos interesa considerar
la segunda de estas, con la
continuación 13. cxd4 ¥b7!?,
pues aunque fue empleada mucho
antes por Alekhine, fueron
las partidas de Keres las que motivaron
que sus contemporáneos
le dedicaran una mayor atención.
Después de las jugadas iniciales
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6
4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¥e7 6. ¦e1 b5
7. ¥b3 d6 8. c3 0–0 9. h3 ¤a5 10.
¥c2 c5 11. d4 £c7 12. ¤bd2 cxd4
13. cxd4 ¥b7 se alcanza la posición
que muestra el diagrama.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 28
28
LOS APORTES DE PAUL KERES
Aquí la alternativa es 13 ...
¤c6, también jugada por Keres,
pero en la que nos ocupa fue donde
realmente dejó su huella más
profunda, como veremos en las
notas que siguen.
La continuación que mejor se
ajusta al sentido de la posición es
ahora:
➪ 14. ¤f1
aunque también se responde
con frecuencia 14. d5, que era la variante
favorita de Bronstein, empleada
precisamente en sus encuentros
contra Keres, y sobre todo
muy practicada en el primer Campeonato
del mundo por correspondencia,
a comienzo de los años cincuenta.
Las negras disponen de diversas
alternativas tras 14. d5:
A) 14 ... ¥c8 y ahora :
a) 15. ¦b1 ¥d7 16. ¤f1 (16.
¥d3 ¦fc8 17. ¤f1 ¥d8 18. ¤g3
£a7 19. ¦f1 ¤e8 20. ¢h1 ¤b7 21.
b4 a5 22. a3 axb4 23. axb4 ¥e7 24.
¤e2 ¥d8 25. ¥d2 ¥b6 26. ¤c3
¥xf2 27. ¤xb5 £b6 28. £e2 ¥g3
29. ¥e3 £d8 30. ¤a7 ¦c3 31. £d2
¦a3 32. ¤c6 £f6 33. ¤fxe5 ¥xe5
34. ¦xf6 ¥xf6 1–0 en 50 jugadas;
Bronstein-Efim Guéler; XIX
Campeonato de la URSS, Moscú,
1951) 16 ... ¤c4 17. b3 ¤b6 18.
¥a3 ¦fc8 19. ¥d3 ¥f8 20. £e2
¤h5 21. ¥c1 g6 22. g4 ¤f4 23.
¥xf4 exf4 24. ¦bc1 £d8 25. £d2
¥h6 26. ¤1h2 ¦xc1 27. ¦xc1 ¦c8
28. ¦xc8 £xc8 29. g5 ¥g7 30.
£xf4 ¥xh3 31. £xd6 ¤d7 32.
¥f1 £c1 1–0 en 43 jugadas; Vasili
Biushev-Keres; XX Campeonato
de la URSS, Moscú, 1952.
b) 15. ¤f1 ¥d7 16. ¤3h2 ¦fc8
17. ¥d3 ¤b7 18. b4 a5 19. ¥d2
axb4 20. ¥xb4 ¤c5 21. a3 £a7 22.
¤g3 ¥d8 23. ¥f1 ¥a5 24. £f3
£b6 25. ¤g4 ¤xg4 26. hxg4 g6 27.
¦ab1 £d8 28. £e3 £h4 29. ¥e2
¥xg4 30. ¥xb5 ¥b6 31. ¥c6
¦ab8 32. ¥d2 ¥d7 33. ¥xd7
¤xd7 34. £d3 ¥d4 35. ¥e3 ¤c5
36. £c2 ¥xe3 37. ¦xe3 ¦xb1+ 38.
£xb1 £d8 39. ¤f1 ¦b8 40. £c2
¦a8 41. ¤d2 1/2–1/2; Bronstein-
Keres; XIX Campeonato de la
URSS, Moscú, 1951.
B) 14 ... ¦fc8 15. ¥b1 ¤c4 16.
b3 ¤b6 17. ¤f1 £c3 18. £e2 ¤bd7
19. ¥b2 £c7 20. ¤e3 ¤c5 21. ¤f5
¥f8 22. ¤h2 b4 23. f4 a5 24. ¤g4
¤xg4 25. £xg4 f6 26. ¥c2 ¦d8 27.
¦ac1 ¥c8 28. fxe5 dxe5 29. ¦f1
¢h8 30. £h4 £b6 31. ¢h1 ¥d7 32.
g4 ¥xf5 33. ¦xf5 0–1 en 56 jugadas;
Paul Van't Veer-Leopold
Watzl; primer Campeonato del
mundo por correspondencia, 1950.
C) 14 ... ¤c4 15. b3 ¤xd2 16.
¥xd2 ¥d8 17. a4 bxa4 18. bxa4
¤d7 19. ¦e3 ¦c8 20. ¦c3 £b8 21.
¦xc8 ¥xc8 22. ¦b1 £c7 23. ¤e1
¤c5 24. ¥e3 h6 25. £e2 ¥g5 26.
¥xg5 hxg5 27. £c4 £a7 28. ¤d3
¤xd3 1/2–1/2; Van't Veer-Stuart
Modsem; primer Campeonato del
mundo por correspondencia, 1950.
D) 14 ... ¤e8 15. ¤f1 ¥c8 16.
¥d2 ¤c4 17. ¥c3 a5 18. ¤e3
¤xe3 19. ¦xe3 g6 20. ¦c1 ¤g7 21.
¥d3 £b8 22. ¢h2 f5 23. exf5 gxf5
24. £g1 ¦a7 25. g4 b4 26. ¥d2 e4
27. ¤d4 £b6 28. ¤c6 ¥h4 29.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 29
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
29
¤xa7 £xa7 30. ¥b1 £d4 31. ¥e1
¥g5 32. gxf5 ¥xe3 33. fxe3
£xb2+ 0–1 en 59 jugadas; Víktor
Korchnói-Alexánder Tolush; Torneo
en memoria de Chigorin, San
Petersburgo.
E) 14 ... ¦ac8 15. ¥b1 ¤h5 16.
g3 g6 17. ¤f1 £d7 18. h4 ¤c4 19.
b3 ¤b6 20. ¥h6 ¦fe8 21. ¥d3 ¤f6
22. ¤3h2 ¤bxd5 23. exd5 ¤xd5
24. ¦c1 ¤c3 25. £d2 b4 26. f3 d5
27. ¦xe5 ¥c5+ 28. ¦e3 ¦e6 29.
¦ce1 ¦ce8 30. ¢g2 ¥xe3 31. ¦xe3
d4 32. ¦xe6 £xe6 33. ¥c4 £e5 34.
¥f4 £c5 35. ¥g5 £d6 36. ¥f4
£c5 37. ¥g5 £d6 38. ¥f4 1/2–1/2;
Jan Timmsan-Piket; 10ª partida del
duelo, Ámsterdam, 1995.
En la variante principal se
considera necesario hacer ahora:
➪ 14 ... ¦ac8
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Esta posición se ha alcanzado
en innumerables partidas de los
más importantes eventos de los
últimos 50 años, y muy bien pudiéramos
decir que acompañó a
Keres durante su largo período
en la búsqueda infructuosa del
campeonato mundial; es por tan-
to, como si se tratara de una llamada
a la atención del caminante,
anunciándole en letras doradas:
«Aquí estuvo Paul Keres».
Ha partir de esta posición las
blancas cuentan con tres alternativas
fundamentales: 15. ¥d3, 15.
¦e2 y 15. ¥b1, aunque el propio
Keres jugó 15. ¤e3 contra Boleslawsky,
en Budapest (Hungría)
1950. Tanto en una como en otras,
se puso de moda el empleo de la
maniobra de Panov 15 ... d5!?, considerada
por Keres como inferior a
15 ... . ¤d7!, que empleó en su partida
contra Smyslov, en el torneo
Candidatos de Zurich de 1959 : 15.
¥d3 ¤d7 16. ¤e3 exd4 17. ¤xd4
¥f6 18. ¤df5 g6 19. ¤h6+ ¢h8 20.
¦b1?! (Según Bronstein lo indicado
era 20. ¤eg4!) 20 ... ¥g7 21.
¤hg4 h5 22. ¤h2 ¤c5 y varios autores
consideran que el negro está
mejor. La partida continuó con 23.
¤d5 ¥xd5 24. exd5 ¤xd3 25.
£xd3 £c2 26. ¦d1 ¦fe8 27. £xc2
¦xc2 28. ¤f1 ¤c4 29. b3 ¤b2 30.
¦d2 ¦xd2 31. ¥xd2 ¤d3 32. ¤e3
f5 0–1 en 59 jugadas; Vasili Smíslov-Keres;
Torneo de Candidatos,
Zúrich, 08/09/1959.
Haciendo un paréntesis, años
antes Alekhine había respondido
contra 15. ¥d3 la jugada 15 ... ¤c6,
continuándose con 16. ¥d2 exd4
17. ¦c1 £b6 18. ¤g3 ¦fe8 19. ¥f4
¤e5 0–1 en 62 jugadas; Carlos
Hounie Fleurquin-Alexander
Alekhine; Montevideo (Uruguay),
1939. Pero esto no dio resultado a
Keres contra Fischer, en el propio
torneo de Zurich, luego de 16. ¤e3
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 30
30
LOS APORTES DE PAUL KERES
¦fe8 17. ¤f5? (17. d5!) 17 ... ¥f8
18. ¥g5 ¤d7 19. ¦c1 £b8 20. ¥b1
¤xd4 21. ¤3xd4 ¦xc1? (21 ... exd4
22. ¦xc8 £xc8 23. £xd4 ¤c5=) 22.
¥xc1 exd4 23. ¤h6+ gxh6 24.
£g4+ ¢h8 25. £xd7 ¥d5! 26. £f5
¦e5! 27. £f3 f5! 28. ¥f4! ¦e8 29.
£h5! ¥xe4 30. f3 ¥c6 31. ¦c1!
¥d7 32. ¥xh6 ¦e6! 33. ¥xf8 £xf8
1–0 en 81 jugadas; Rober James
Fischer-Keres; Zúrich, 1959.
Volviendo a la esencia de la
posición, hoy se considera dudosa
la continuación 15 ... d5?! porque
tras la jugada 15. ¦e2 las negras
no alcanzan compensación. Al
respecto Pachman* incluye el siguiente
ejemplo: 16. dxe5 ¤xe4
17. ¤g3 f5!? 18. exf6 ¥xf6° 19.
¤xe4 dxe4 20. ¥xe4 ¥xe4 21.
¦xe4 £c2 22. £d5+! ¢h8 23. ¤e1
£c7 (23 ... £c6 24. £xc6 ¤xc6 25.
¦b1 ¤d4 26. ¥d2; Suetin-Blatny,
Lyon 1955; sin compensación por
el peón.) 24. ¥f4 £a7 25. ¥e3
(25. ¦b1!) 25 ... £c7 26. ¥f4 y tablas
por repetición dos jugadas
después. Vladímir Zagorovski-
Vasili Panov; Odesa, 1955.
Aún así, la variante se ha continuado
jugando, y obviamente
hay mucha tela por donde cortar.
Por ejemplo: 15. ¦e2 d5 16. dxe5
(es interesante 16. ¤xe5! ¤xe4
17. f3 ¤d6 ¤g5 18. ¤g3 g6 19.
£d3! 18. b3 y el blanco está mejor;
Gruenfeld-Pinter, Manila
1992) 16 ... ¤xe4 17. ¤g3 ¤xg3
(17 ... f5 18. exf6 ¥xf6 19. ¥xe4
dxe4 20. ¤xe4 ¦cd8 21. £e1 h6
22. ¥d2 ¤c6 23. ¤xf6+ ¦xf6 24.
¦e8+ ¦xe8 25. £xe8+ ¦f8 26.
£e6+ £f7 27. £xf7+ ¢xf7 28. ¦c1
¦d8 29. ¥e3 ¢e6 30. ¢f1 ¤e5 31.
¤xe5 ¢xe5 32. ¦c7 ¥e4 33. ¦e7+
1–0; Román Zinóvievich Altshúler-Lucius
Endzelino; V Campeonato
del mundo por correspondencia
18. fxg3 d4 19. ¤g5 g6 20.
¢h2 £d8 21. h4 ¤c4 22. e6 f6 23.
¤f7 £b6 24. £d3 ¤e5 25. ¤xe5
fxe5 26. ¥h6 ¦f5 27. ¥b3 ¦h5 28.
¥g5 ¥xg5 29. e7+ ¢g7 30. ¦xe5
¦xh4+ 31. ¢g1 ¦h5 32. g4 ¦h2 33.
¥d5 £d6 34. ¦xg5 ¥xd5 35.
£xd4+ ¢h6 36. ¦xd5 £g3 37.
£d2+ ¢g7 38. ¦d8 £h4 39. £d4+
¢h6 40. £f4+ 1–0; Bela Lengyel-
Karoly Honfi; Kecskemet (Hungría),
1981.
De todas maneras, las negras
cuentan con otras posibilidades
contra la jugada 15. ¦e2, y no están
obligadas a entrar en las complicaciones
mencionadas. Una de
estas continuaciones, ya empleada
por Keres es:
➪ 15 ... ¤h5
Tanto esta, como la jugada 15
... ¤d7, fueron recomendadas por
Keres, que la empleo contra Szily,
en Budapest 1952:
16. ¤e3 ¦fe8 17. b3 ¥f8 18.
¥b2 ¤c6 19. ¦c1 £b8 20. ¤d5
¤d8 21. ¥b1 ¤e6 22. ¦xc8 ¦xc8
23. ¦c2 ¦e8 24. ¦c1 f6 25. £d3 g6
26. dxe5 dxe5 27. ¤xf6+ ¤xf6 28.
¥xe5 ¤f4 29. £d2 ¤xh3+ 30. gxh3
¦xe5 31. £f4 ¤d7 32. ¤xe5 ¤xe5
33. £f6 0–1 en 57 jugadas; Joszef
Szily-Keres; Budapest, 1952.
➪ 16. a4!?
* Pachman, Ludek: Teoría moderna en ajedrez. Barcelona: Martínez Roca
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 31
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
31
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Una idea que abre nuevas perspectivas
en el tratamiento de la variante.
Emanuel Lasker prefería
aquí 16. dxe5 como en su partida
con E. Lasker, Nueva York 1924,
que continuó con 16 ... dxe5 17.
¤xe5 ¥xh3 18. ¤xf7 ¥e6 19. ¤g5
¥c4 20. ¥d3 ¦d8 21. ¦c2 ¤f4. Y
concluyó, tras una larga y pesada
lucha de 103 jugadas en empate.
Otras posibilidades empleadas
con frecuencia son 16. ¤1h2 y 16.
¥d3. Veamos algunas continuaciones
interesantes :
A) 16. ¤1h2 ¦fe8 17. a4 (17.
¤g4 ¤f6 18. b3 ¤xg4 19. hxg4
¤c6 20. ¥b2 exd4 21. ¤xd4 ¥f6
1/2-1/2; Vlastimil Jansa-Victor
Ciocaltea; balneario de Vrnajcka
Banja [Serbia], 1975) 17 ... b4 18.
¥d3 ¤f4 19. ¥xf4 exf4 20. ¦b1
¤c6 21. £d2 £b6 22. a5 £xa5 23.
£xf4 ¥f6 24. ¤g4 ¥xd4 25. e5
¥xe5 26. £f5 g6 27. ¤h6+ ¢g7
28. £xf7+ ¢xh6 29. g4 £c7 30.
g5+ ¢h5 31. ¥f5 1-0; Matanovic-
Milan Germek; Yugoslavia, 1974.
B) 16. ¥d3 f5 17. dxe5 dxe5
18. ¦c2 £d6 19. ¦xc8 ¦xc8 20.
¤xe5 £xe5 21. £xh5 £d4 22. £e2
fxe4 23. ¥c2 £c4 24. £xc4+ ¤xc4
25. ¥b3 ¢f8 26. ¤e3 ¥f6 27. ¥xc4
bxc4 28. ¥d2 ¥xb2 29. ¦b1 c3 30.
¥xc3 ¥xc3 31. ¦xb7 ¥e5 32. ¦b1
a5 33. ¢f1 ¥d4 34. ¢e2 1/2-1/2;
Bozidar-Ivanovic-Vlatko Kovacevic;
Zagreb (Croacia), 1985.
La continuación que estamos
siguiendo se presentó en la partida
Eduard Prandstetter-Pinter;
Barcelona (España), 1993. Su desarrollo
posterior fue el siguiente:
➪ 16 ... bxa4 17. ¥xa4 ¤f6 18.
¤g3 g6 19. ¥d2! ¤c4 20. ¥h6
¦fd8 21. ¦c1! y las blancas están
mejor y terminaron ganando en
la jugada nº 38.
Variante Chigorin antigua
Esta variante se alcanza luego
de las jugadas 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6
3. ¥b5 a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0-0 ¥e7 6.
¦e1 b5 7. ¥b3 d6 8. c3 y ahora las
negras se adelantan jugando 8 ...
¤a5, que caracteriza al viejo sistema
Chigorin, empleado por Capablanca
en algunas oportunidades.
La respuesta natural es ahora 9.
¥c2 c5, que se responde habitualmente
con la jugada 10. d4.
Aunque se ha jugado en ocasiones,
no se considera oportuno
seguir con 10. a4 ¦b8 11. axb5
axb5 12. d4 £c7 13. dxe5 dxe5 14.
¤xe5?! (14. ¤bd2) 14 ... £xe5 15.
¦xa5 ¤g4 dado que se afirma que
el negro está mejor. Pero esto se
presentó en la partida entre Isaías
Pleci y Gunnar Friedemann, en la
última ronda de la Olimpiada de
Buenos Aires, en 1939, que conti-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 32
32
LOS APORTES DE PAUL KERES
nuó con 16. g3 £h5 17. h4 ¥xh4
18. gxh4 £xh4 19. £f3 £h2+ 20.
¢f1 ¤e5 21. £g3 £h1+ 22. ¢e2
£h5+ 23. f3 ¤xf3 24. ¢f2 ¤xe1
25. ¢xe1 £h1+ 26. ¢f2 £xc1 27.
£e5+ y el blanco terminó por ganar
en 47 jugadas.
En la línea principal las negras
continúan con 10 ... £c7, en la que
Keres recomienda responder con:
➪ 11. a4!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
En realidad, no se trata de una
novedad introducida por Keres,
pero la empleó en varias partidas
con buenos resultados, siendo considerada
por muchos como la refutación
estratégica de la vieja variante
Chigorin.
Otras posibilidades de las blancas
se consideran menos efectivas.
Las variantes más importantes son
las siguientes:
A) 11. h3 ¥d7 12. ¤bd2 cxd4
13. cxd4 ¦c8 14. ¥b1 0–0 15. ¤f1
¤c6 16. b3!? ¦fe8 17. ¥b2 ¥f8
(17 ... exd4 1 18. ¤xd4 d5!?; 17 ...
¥d8!?) 18. ¤e3 £b7 (18 ... ¤xe4?
19. ¤d5+-) 19. ¤d5± y las blancas
obtienen una posición más pro-
misoria, aunque de difícil pronóstico:
19 ... ¤xd5 20. exd5 ¤xd4 21.
¤xd4 exd4 22. ¦xe8 22 ... ¦xe8
23. £xd4 £c8 24. ¥d3 £c5 25.
£h4 f5 26. ¦d1 ¦e7! 27. £f4 ¦f7
28. ¥e2 ¥e7 29. ¥h5 ¦f8 30. ¦e1
¥d8 31. £g3 g5 32. ¦c1 £b4 33.
£e3! 1/2–1/2 en 51 jugadas; Tal-
Bent Larsen; Buenos Aires (Argentina).
B) 11. ¤bd2 recomendado
como lo más natural, pero no crea
mayores problemas al negro. 11 ...
0–0 12. ¤f1 ¤c6 13. ¤e3 ¦e8 14.
¤d5 ¤xd5 15. exd5 ¤a5 16. dxe5
dxe5 17. ¤xe5 ¥d6 18. ¥f4 ¥b7
19. £d3 g6 20. £g3 ¦ad8 21. ¤d3
¤c4 22. b3 ¥xf4 23. £xf4 £xf4
24. ¦xe8+ ¦xe8 25. ¤xf4 ¤a3 26.
¥d3 c4 27. bxc4 bxc4 28. ¥f1 g5
29. ¤h5 ¦e5 30. d6 ¢f8 31. ¤f6
32. ¦e6 1–0; Fischer-W. Donnelly;
4ª partida del torneo New Western
Open, Hotel Astor de Mitwakee
(EE. UU.), 05/07/1957.
Después de 11. a4 la mejor
respuesta del negro parece ser 11
... b4.
Antes ya vimos con otro orden
de jugadas 11 ... ¦b8 12. axb5
axb5 13. dxe5 dxe5 14. ¤bd2 (pero
si 14. ¤xe5?! sigue 14... £xe5
15. ¦xa5 ¤g4 con ventaja del negro,
como se indica en la partida
Pleci-Friedemann antes mencionada)
14 ... ¤c6 (14 ... 0–0? 15.
¤xe5!) 15. ¤f1 con mejor juego
para el blanco. 1/2–1/2 en 46 jugadas;
Grigori Lowenfish-Andor
Lilienthal; Moscú, 1939.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 33
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
33
➪ 12. cxb4
Alekhine no logro nada contra
Capablanca haciendo 12. ¤bd2
0–0 13. ¤f1 cxd4 14. cxd4 ¥e6 15.
¤e3 ¦ac8 16. ¥d2 ¤c4 17. ¤xc4
£xc4 18. ¦c1 b3 19. ¥b1 £xa4 20.
dxe5 dxe5 21. ¤xe5 ¦xc1 22. ¥xc1
¦d8 y el negro venció tras 42 jugadas.
Alekhine-José Raúl Capablanca;
partida de exhibición, San
Petersburgo, 23/12/1913.
Otra alternativa vista en torneos
es 12. h3 0–0 13. ¤bd2 ¥d7
14. ¤f1 ¦fc8 15. d5 ¦ab8 16. ¤g3
c4 17. ¤f5 ¥xf5 18. exf5 bxc3 19.
bxc3 ¤b3 20. ¦b1 ¤xc1 21. ¦xc1
£c5 22. ¤g5 £xd5 23. ¤e4 £xd1
24. ¤xf6+ gxf6 25. ¦exd1 ¦c5 26.
¦b1 ¦xb1 27. ¦xb1 d5 28. ¦b7
¢f8 29. ¦b8+ ¢g7 1/2–1/2 en 55
jugadas; Israel Albert Horowitz-
Isaac Kashdan; Campeonato de
los Estados Unidos, Nueva York,
1938.
➪ 12 ... cxb4 13. h3!
Otra mejora de Keres. Antes
se prefería 13. ¤bd2 a lo que se
respondía con:
A) 13 ... 0–0 14. b3 ¥g4 (14 ...
¤c6 15. ¥b2 ¥d7 16. ¦c1 exd4
17. e5 y las negras abandonaron;
Karoly Sterk-Paul Saladin Leonhart;
Piestany (Eslovaquia), 1912)
15. ¥b2 ¤c6 16. h3 ¥xf3 17. ¤xf3
¤d7 18. ¦c1 ¥f6 19. ¥d3 £b6 20.
d5 ¤a5 21. ¤d2 ¤c5 22. ¤c4
¤xc4 23. ¥xc4 g6 24. ¦c2 ¥g7 25.
¥c1 a5 26. ¥e3 ¦ac8 27. £e2 ¦c7
28. ¦ec1 ¦fc8 29. ¥b5 £b8 30.
¥xc5 ¦xc5 31. ¦xc5 ¦xc5 32.
¦xc5 dxc5 1/2–1/2; Sterk-Zsigmond
Barasz; Piestany, 1912.
B) 13 ... ¥b7 14. ¤f1 0–0 15.
¥g5 h6 16. ¥h4 ¦fc8 17. ¥d3
¤h5 18. ¥xe7 £xe7 19. g3 ¤f6
20. ¤e3 g6 21. ¤d5 ¤xd5 22. exd5
¥xd5 23. dxe5 ¥xf3 24. £xf3
dxe5 25. £e3 ¢g7 1/2–1/2; Keres-
Capablanca; Margate (Gran Bretaña),
1939.
En cuanto a la jugada 13. b3?!,
queda al margen luego de 13 ...
¥g4 14. ¤bd2 ¦c8 15. ¦a2 0–0 16.
h3 ¥e6 como en la partida entre
Janos Balogh y Gedean Barcza,
Szolnok (Hungría), 1937.
➪ 13 ... 0–0
Unas semanas antes, contra el
propio Keres, se había jugado en
esta posición 13 ... ¥d7 14. ¤bd2
0–0 15. ¤f1 ¦fc8 16. ¤e3 exd4 17.
¤xd4 ¤c6 18. ¤ef5 ¥f8 19. ¥g5
¤xd4 20. ¤xd4 ¤e8 21. ¥b3 ¢h8
22. ¥xf7 ¥xa4 23. £h5 ¥d7 24.
¥d5 ¦a7 25. £f7 1–0; Keres-Theodore
Tylor; Margate, 1939.
En cuanto a la variante principal,
la partida continuó con 14.
¤bd2 ¥e6 15. ¤f1 ¦fc8 16. ¤e3
g6 17. b3 ¤h5 18. ¥b2 ¥f6 19.
¦c1 exd4 20. ¤xd4 £d7 21. ¦b1
¦c5 22. ¤df5 ¥xf5 23. exf5 ¥xb2
24. ¦xb2 ¦e8 25. ¥d3 £c6 26.
£g4 £b6 27. ¦be2 ¦ce5 28. fxg6
hxg6 29. ¥xg6 fxg6 30. £xg6+
¢h8 31. ¤f5 ¦8e6 32. £xh5+
¢g8 33. £g5+ ¢f8 34. £g7+ ¢e8
35. ¤xd6+ 1-0; Keres-Reshevsky;
Olimpiada de Estocolmo (Suecia),
1937.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 34
34
LOS APORTES DE PAUL KERES
Variante Worral
Para ilustrar esta importante
línea de juego, tomaremos el curso
de la siguiente partida.
Rueben Fine-Paul Keres
Torneo AVRO (Algemene
Verenigin Radio Omroes), Países
Bajos, 1938
Después de las jugadas 1. e4
e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥a4
¤f6 5. 0–0 ¥e7, se alcanza la posición
principal del sistema tras el
movimiento: 6. £e2
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Fue esta una de las variantes
más empleadas por Keres para
enfrentar la Apertura Española,
afirmando Kárpov, en su libro sobre
Aperturas Abiertas, que se
trata de una línea que está «pasada
de moda».
Es muy extensa y variada la
producción de Keres dentro de este
sistema de juego –casi siempre
jugando con blancas– y aunque
nuestro propósito principal es comentar
aquí la partida de referencia,
es inevitable introducir, en
apretado resumen, sus encuentros
más importantes acompañados
con algunas notas de actualidad.
Tras este movimiento de dama
–que también se suele adelantar a
la quinta jugada, para evitar las
complicaciones de la variante
abierta–, el juego suele tomar por
los siguientes caminos.
➪ 6 ... b5 7. ¥b3 d6
O la alternativa 7 ... 0–0, sobre
todo si se pretende continuar con
el viejo gambito 8. c3 d5!?, contra
el cual Keres jugaba de la forma
siguiente:
A) 8. c3 d5!? y ahora:
a) 9. d3 con las siguientes alternativas:
a 1 ) 9 ... d4 10. cxd4 ¤xd4 11.
¤xd4 £xd4 12. ¥e3 (Posteriormente
Keres prefirió 12. ¤d2 c5
13. ¤f3 £d6 14. ¥e3 ¥e6 15. ¦fc1
¦ac8 16. ¥xe6 £xe6 17. a4 ¤d7
18. ¤d2 ¤b8 19. axb5 axb5 20.
¤b1 ¤a6 21. ¤c3 ¤c7 22. ¦a5
¦a8 23. ¦ca1 ¦xa5 24. ¦xa5 £c6
25. £c2 ¦a8 26. ¦xa8+ £xa8 27.
h3 £c6 28. ¢f1 h6 1/2–1/2; Keres-
Lilienthal; Torneo de Candidatos,
Budapest, 1950).
12 ... £d8
(12 ... £d6 13. ¤c3 ¥e6 14.
¥xe6 fxe6 15. f4 exf4 16. ¥xf4 e5
17. ¥g3 ¦ad8 18. ¦ad1 £e6 19. ¦f5
¥c5+ 20. ¢h1 ¥d4 21. ¥h4 ¦d7
22. ¦c1 ¦df7 23. a3 ¥xc3 24. bxc3
¤d7 25. ¦xf7 ¦xf7 26. ¥g3 £b3
27. d4 £xa3 28. £d1 ¤f6 29. ¦a1
£f8 30. dxe5 ¤xe4 31. £d3 ¤c5 32.
£e2 ¤e6 33. h3 £c8 34. £a2
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 35
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
35
1/2–1/2 Keres, P -Euwe, M(2),
Campeonato. del Mundo/ Holanda
1948) 13. ¤c3 c6 14. h3 ¤d7 15.
¦ac1 ¥b7 16. £h5 ¥d6 17. ¤e2
¤f6 18. £f3 a5 19. a3 a4 20. ¥a2 b4
21. axb4 a3 22. bxa3 ¦xa3 23. ¥c4
¥xb4 24. ¤g3 ¥a6 25. ¦fd1 ¤e8
26. ¥xa6 ¦xa6 27. d4 exd4 28.
¥xd4 1–0 en 45 jugadas. Keres-Lilienthal;
Parnu (Estonia), 1947.
En la actualidad, esta variante
se ha seguido jugando, especialmente
por los grandes maestros
Tiviákov y Yusúpov. Son interesantes
las siguientes continuaciones
: 12 ... £d6, como en la partida
Keres-Max Euwe; XVIII
Campeonato del Mundo, La Haya
(Países Bajos), 1948, pero continuado
con 13. ¦c1 ¤g4 14. ¥d5
¦b8 15. ¦c6 £d8 (15 ... £d7 16.
¦c2 ¤xe3 17. fxe3 ¦b6 18. ¤d2 c6
19. ¥b3 £d6 20. ¤f3 ¥g4 21. ¦f1
¦bb8 22. a3 a5 23. h3 ¥e6 24.
¥xe6 £xe6 25. d4 exd4 26. exd4
¦fe8 27. ¦fc1 ¦b6 28. ¤e5 ¥g5
29. ¦xc6 ¥xc1 30. ¦xe6 ¦bxe6 31.
¤f3 ¦xe4 32. £xb5 ¥f4 33. g4
1/2–1/2 en 44 jugadas; Ígor Yagúpov-Oleg
Eismont; Biel, 1995).
16. ¦c2 ¤xe3 17. fxe3 ¦b6 18.
¤d2 ¦h6 19. a4 ¥d6 20. axb5
axb5 21. ¥c6 £h4 22. ¤f3 £h5
23. ¥xb5 g5 24. h3 g4 25. ¤h2
gxh3 26. £xh5 ¦xh5 27. ¦a8 hxg2
28. ¦xg2+ ¢h8 29. ¥c4 ¦h3 30.
¢f2 h5 31. ¥d5 f5 32. ¤f3 f4 33.
¦xc8 1/2–1/2;Tiviákov-Alexánder
Beliavski; Groninga (Países Bajos),
1994.
a2) Contra 9 ... ¦e8 jugó 10.
¦e1 ¥b7 11. ¤bd2 £d7 12. ¤f1
¦ad8 13. ¥g5 ¤a5 14. ¥c2 dxe4
15. dxe4 ¤c4 16. ¤e3 ¤xb2 17.
¤xe5 £e6 18. ¤xf7 £xf7 19. ¥b3
¤c4 20. ¤xc4 bxc4 21. ¥xc4 ¤d5
22. ¥xe7 £xe7 23. exd5 £xe2 24.
¦xe2 ¦xe2 25. ¥xe2 ¥xd5 26. a4
¦d6 27. ¦d1 1–0 en 41 en 41 jugadas;
Keres-Guéler; Budapest, 1952.
Sin embargo, es interesante
conocer la continuación 10. ¤bd2
¥f8 11. a3?! que introdujo Judit
Polgar en su partida con Michael
Adams en Las Palmas de Gran
Canaria (España), 1994, que fue
paralizada con 11 ... h6! y luego
de 12. ¥a2 ¥e6 13. ¦d1 £d7 (13
... dxe4 14. dxe4 ¥xa2 15. ¦xa2=)
14. exd5 ¤xd5! 15. ¤e4 (15.
¤f1!?) 15 ... ¤f4! 16. ¥xf4 exf4
17. ¥xe6 ¦xe6 18. £c2 ¦ae8ƒ xe
19. b4 ¤e5 20. ¤xe5 ¦xe5 21.
¤d2 ¦e2 22. £b1 £c6 23. £c1
£b6! las negras obtuvieron ventaja
decisiva : 24. d4 g5 25. h3? h5
26. £b1 £f6 27. ¤f1 g4 28. hxg4
hxg4 29. £d3 ¥d6 30. ¦d2 f3 31.
¦ad1 £h4.
a3) En 1943, Madrid (España),
Alfred, Brinckmann le jugó 9
... ¥g4 respondiendo Keres con
10. h3 ¥xf3 11. £xf3 d4 12. £e2
¤d7 13. ¥d5 ¤db8 14. f4 ¥f6 15.
fxe5 ¥xe5 16. £h5 g6 17. £f3
£e7 18. a4 bxa4 19. ¦xa4 ¥g7 20.
£f2 ¦a7 21. cxd4 ¤b4 22. ¥c4
¤d7 23. ¥d2 c5 24. dxc5 ¤c6 25.
¥d5 ¤xc5 26. ¥xc6 ¤xa4 27.
¥xa4 ¦d8 28. ¥c3 ¦xd3 29. ¥xg7
¢xg7 30. ¤c3 ¦b7 31. ¥c6 ¦b8
32. ¤d5 £e5 33. £xf7+ ¢h6 34.
¤f6 £d4+ 35. ¢h1 ¦h8 36. ¤g4+
¢h5 37. £f4 g5 38. £f7+ ¢h4 39.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 36
36
LOS APORTES DE PAUL KERES
¤h6 1–0; Keres-Brinckman, Madrid
(España), 1943.
a4) Otra idea que se ha seguido
jugando es 9 ... ¥b7, por ejemplo:
a4 1 ) 10. ¥g5 ¤a5 11. ¥c2 dxe4
12. dxe4 ¤d7 13. ¥xe7 £xe7 14.
¤bd2 c5 15. ¦fd1 ¤f6 16. a4 ¥c6
17. ¤f1 ¤c4 18. b3 ¤d6 19. ¤g3
bxa4 20. bxa4 ¦fe8 21. ¦d2 g6 22.
¦ad1 ¤b7 23. h3 ¦ed8 24. ¦xd8+
¤xd8 25. £e3 ¤d7 26. ¤d2 ¤b7
1–0 en 61 jugadas; Beliavski-Eugeni
Baréiev; Dortmund (Alemania),
1995.
a4 2 ) 10. ¦d1 ¦e8 11. ¤bd2 ¥f8
12. ¤f1 h6 13. a3 ¤b8 14. ¤e3
dxe4 15. dxe4 ¤bd7 16. ¤d5 ¤c5
17. ¤xf6+ £xf6 18. ¥c2 £c6 19.
¦e1 ¦ad8 20. ¥d2 £e6 21. ¦ab1
£c4 22. b4 ¤d3 23. ¥b3 £c6 24.
¥d5 ¦xd5 25. exd5 £xd5 26.
¦ed1 e4 27. ¤e1 ¦e6 0–1 en 42
jugadas; Jaan Ehlvest-Viswanathran
Anand; Torneo en recuerdo
de Mijaíl Tal, Riga (Letonia),
1995.
En cambio, jugando con negras,
normalmente se enfrentó a
la continuación 9. exd5, empleando
Keres las siguientes alternativas:
b) 9. exd5 ¥g4 con las siguientes
posibilidades:
b 1 ) Contra 10. h3 respondió
con 10 ... ¥xf3 11. £xf3 e4 12.
£e2 ¤a5 13. ¥c2 £xd5 14. d3
(Koblenz prefirió14. ¦e1 ¦ae8
15. ¥xe4 ¤xe4 16. £xe4 £d8 17.
£f3 ¥g5 18. ¦d1 ¤c4 19. d4
¥xc1 20. ¦xc1 ¤xb2 21. ¤d2 ¦e6
22. ¦ab1 ¤a4 23. ¤f1 c5 24. dxc5
¤xc5 25. c4 ¤d3 26. ¦d1 bxc4 27.
¦bc1 ¦f6 28. £e3 ¦e8 29. £g3
£a8 30. ¦c3 ¦g6 31. £h2 ¤e1 32.
¦xe1 ¦xe1 33. ¦xc4 £d8 34. £c7
¦xf1+ 0–1; Alexánder Koblents-
Keres; duelo entre Estonia y Letonia,
Reval, 1947).
14 ... exd3 15. ¥xd3 ¦fe8 16.
£c2 ¦ad8 17. ¥e2 ¤c4 18. ¥f4
¥d6 19. ¥f3 £e6 20. ¥xd6 ¦xd6
21. a4 ¤e5 22. ¥d1 ¦ed8 23. axb5
axb5 24. ¤a3 ¦d2 25. £c1 £b6
26. ¤c2 ¤e4 27. ¤d4 ¤d3 28.
£b1 ¤exf2 29. £a2 £h6 30. £d5
¤xh3+ 31. gxh3 £e3+ Sune
Hjorth-Keres, Linkoping (Suecia),
1944.
b 2 ) Contra 10. dxc6 jugó 10
... e4 11. d4 exf3 12. gxf3 ¥h5 13.
¥f4 ¦e8 14. ¥e5 ¥d6 15. ¤d2
¥xe5 16. dxe5 ¤d5 17. ¤e4 ¤f4
18. £e3 £h4 19. ¤g3 g5 20.
¤xh5 £xh5 21. e6 £h3 22.
exf7+ ¢g7 23. £d4+ ¦e5 24.
£xe5+ ¢g6 25. £xf4 gxf4 26.
¦fe1 ¦f8 27. ¦e7 £xf3 28. ¦ae1
£g4+ 29. ¢h1 £f3+ 30. ¢g1
£g4+ 1/2–1/2; Jan Foltys-Keres;
Salzburgo (Austria), 1943.
Pero Keres utilizaba en diferentes
esquemas el contraataque
lateral «a4» y también decidió
emplearlo en esta línea, en la octava
jugada del blanco. Así jugó
contra Kluger, en 1955; y contra
Unzicker, un año después:
B) 8. a4 ¥b7
(que Unzicker mejoró con 8 ...
d5! 9. d3 ¥g4 10. c3 d4 11. h3
¥xf3 12. £xf3 dxc3 13. bxc3 b4
1/2–1/2 en 20 jugadas; Keres-
Wolfgang Unzicker; Olimpiada
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 37
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
37
de Moscú, 1956).
9. c3 d5 10. d3 £d6 11. ¤bd2
¦ad8 12. axb5 axb5 13. ¦d1 ¦a8
14. ¦xa8 ¦xa8 15. d4 dxe4 16.
¤g5 ¤d8 17. ¤dxe4 ¤xe4 18.
¤xe4 £c6 19. d5 £e8 20. ¥g5
¥xg5 21. ¤xg5 £e7 22. ¤f3 e4
23. ¤d2 c6 24. d6 £xd6 25. ¤xe4
£e7 26. ¤f6+ ¢f8 27. ¤xh7+
¢e8 28. £h5 g6 29. £h6 ¥c8 30.
£g7 1–0; Keres-Gyula Kluger;
Duelo entre Hungría y la URSS,
Budapest, 1955.
Retornando a la variante principal
Fine-Keres, las blancas respondieron
con:
➪ 8. a4
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Resulta curioso que, 11 años
después de jugada esta partida,
Keres retoma este movimiento
contra Furman, pero ya hemos dicho
que esto se ajusta a su manera
de encarar este tipo de posiciones.
Sin embargo, también jugó
en diversas ocasiones la alternativa
8. c3, que está más acorde con
el propósito general del blanco.
Al respecto son interesantes las
siguientes partidas:
A) 8 ... 0–0 , y ahora Keres se
ramifica a sí mismo en las más diversas
continuaciones:
a) 9. ¦d1 ¤a5 10. ¥c2 c5 11. d4
£c7 12. dxe5 dxe5 13. ¤bd2 ¦d8
14. ¤f1 ¦xd1 15. £xd1 ¥b7 16.
£e2 ¦d8 17. h3 ¤h5 18. g3 g6 19.
¤e3 ¤f6 20. ¤g4 ¤xg4 21. hxg4
¥c8 22. ¤h2 ¥e6 23. ¤f1 £d7 24.
f3 ¥c4 25. £f2 ¥xf1 26. ¢xf1 ¤c4
1/2–1/2 en 94 jugadas; Keres-Lilienthal;
Campeonato absoluto
disputado entre San Petersburgo y
Moscú; 1941.
a 1 ) En esta misma línea, pero
jugando con negras contra Alekhine,
se siguió con 12. ¥g5 ¥g4 13.
dxe5 dxe5 14. ¤bd2 ¦fd8 15. ¤f1
¤h5 16. h3 ¥e6 17. ¤e3 f6 18. ¤h2
g6 19. ¥h6 ¥f8 20. ¥xf8 ¢xf8 21.
g3 ¦xd1+ 22. ¥xd1 ¦d8 23. a4 ¤c4
24. axb5 axb5 25. ¤d5 £b7 26. b3
¤d6 27. c4 bxc4 28. bxc4 ¥xd5 29.
exd5 ¤g7 1–0 en 57 jugadas;Alekhine-Keres;
Salzburgo, 1942.
a 2 ) 11. d3 ¦e8 12. ¤bd2 ¥f8
13. ¤f1 h6 14. ¤g3 ¤c6 15. h3 d5
16. ¥d2 ¥e6 17. ¤h2 ¦a7 18. ¤h5
¦d7 19. ¤xf6+ £xf6 20. a4 d4 21.
axb5 axb5 22. c4 bxc4 23. dxc4 ¦b8
24. ¤g4 £g6 25. ¥a4 ¦xb2 26.
£d3 ¦c7 27. ¥b5 h5 28. ¤h2 ¤b4
0–1 en 48 jugadas; Keres-Anatoli
Lútikov; Campeonato soviético
por equipos, Moscú, 1966.
b) 9. ¦e1 ¤a5 10. ¥c2 c5 11.
d3 £c7 12. ¤bd2 ¤c6 13. ¤f1 ¥e6
14. ¤g5 ¤d7 15. ¤xe6 fxe6 16.
¥b3 ¦f6 17. ¤g3 ¦af8 18. ¤h5
¦g6 19. f4 ¤a5 20. f5 ¤xb3 21. fxg6
¤xa1 22. gxh7+ ¢xh7 23. ¥e3 ¤f6
24. ¦xa1 c4 25. d4 exd4 26. ¥xd4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 38
38
LOS APORTES DE PAUL KERES
d5 27. exd5 exd5 28. ¤xf6+ ¥xf6
1–0 en 50 jugadas; Keres-Alexánder
Arulaid; Reval, 1945 .
c) 9. d4! (según Pachman) 9 ...
exd4 10. ¤xd4 ¤xd4 11. cxd4 ¥e6
12. ¤d2 ¥xb3 13. ¤xb3 ¦e8 14.
¦d1 £c8 15. ¥f4 ¥f8 16. f3 c5 con
igualdad. 1/2–1/2 en 38 jugadas;
Keres-Unzicker; URSS contra la
República Federal Alemana,
Hamburgo, 1960.
d) 9. a4 (¡Una vez más!) 9...
¤a5 10. ¥c2 ¥e6 11. axb5 axb5
12. d4 ¥c4 13. ¥d3 ¤d7 14. ¤bd2
¥xd3 15. £xd3 b4 16. cxb4 ¤c6
17. ¦xa8 £xa8 18. ¤b3 ¤xb4 19.
£c4 ¤a6 20. dxe5 ¤xe5 21. ¤xe5
dxe5 22. ¥e3 £c8 23. ¦a1 ¤b8
24. h3 ¥d6 25. ¦a7 £e6 26. ¤a5
£xc4 27. ¤xc4 1–0 en 48 jugadas;
Keres-Johannes Hendriks (Jan
Hein) Donner; Olimpiada de
Ámsterdam, 1954.
Las otras posibilidades del negro
tras 8. c3 son :
B) 8 ... ¥g4 9. h3 ¥h5 10. d3
£c8 11. ¥g5 ¤a5 12. ¥d1 h6 13.
¥xf6 ¥xf6 14. a4 ¤c6 15. £e3
¤d8 16. ¤a3 0–0 17. axb5 axb5 18.
¤h2 ¥g5 19. £g3 ¥f4 20. £h4
¥xd1 21. ¦fxd1 ¥xh2+ 22. ¢xh2
¤e6 23. ¤c2 £d8 24. £g3 £g5 25.
£xg5 hxg5 26. d4 f6 27. f3 ¢f7 28.
¢g3 ¦fd8 1/2–1/2; Keres-Fritz Saemisch;
Madrid (España), 1943.
C) 8 ... ¤a5. Muy famosa es la
siguiente partida: 9. ¥c2 c5 10. a4
b4 11. d3 ¤c6 12. ¤bd2 0–0 13.
¦d1 h6 14. ¤c4 £c7 15. ¤e3 ¦e8
16. ¤h4 ¥f8 17. £f3 ¤e7 18. ¤hf5
¤xf5 19. ¤xf5 ¤h7 20. ¥b3 ¥e6
21. ¥c4 bxc3 22. bxc3 ¥xc4 23.
dxc4 ¦e6 24. h4 ¦b8 25. g4 ¦b3 26.
¥d2 £b7 27. £d3 ¦g6 28. f3 h5
29. g5 f6 30. ¢f1 fxg5 31. hxg5 ¦e6
32. ¦db1 ¦xb1+ 33. ¦xb1 £f7 34.
£d5 g6 35. ¦b7 £e8 36. ¤e7+ ¢f7
37. ¤c6+ ¢g8 38. ¤d8 £xd8 39.
£xe6+ ¢h8 40. £f7 1-0; Keres-
Tarnowski; Olimpiada de Helsinki
(Finlandia), 1952.
Es necesario situarse ahora en
los tiempos del Torneo de AVRO
de 1938, y retornar a la partida
que lleva el hilo conductor de
nuestra historia. En ese entonces
se solía continuar contra 8. a4 con
8 ... ¦b8 9. axb5 axb5 10. c3, como
en la primera partida del encuentro
de entrenamiento disputado
en Ámsterdam, en 1926, entre
Alekhine y Euwe (tablas en 43 jugadas)..
Narra Keres que, como esto
en nada le agradaba, prefirió optar
por la siguiente continuación,
considerada entonces como débil.
➪ 8 ... ¥g4 9. c3 0–0
Haciendo un paréntesis, es de
considerar el plan de Karpov 9 ...
¥xf3 10. £xf3 0–0 11. ¦d1 ¤a5 12.
¥c2 c5, que logra aminorar los
efectos del avance central blanco :
13. d4 £c7 14. d5 c4 15. ¤d2 ¦fb8
16. axb5 axb5 17. ¤f1 ¤d7 18. ¤e3
¤c5 19. ¤f5 ¥f8 20. £g3 ¢h8 21.
f4 f6 22. fxe5 fxe5 23. ¦f1 ¤ab3 24.
¦xa8 ¦xa8 25. ¥xb3 ¤xb3 26.
¥e3 ¦a1 27. ¦xa1 ¤xa1 1/2–1/2
en 39 jugadas; Kolishkin-Kárpov;
Cheliablinsk (Rusia), 1962.
➪ 10. axb5
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 39
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
39
Sin imaginar el peligro que corre,
Fine toma despreocupadamente
el siniestro peón sin sospechar
lo que le tienen preparado.
Desde entonces se sigue considerando
aquí como preferible 10.
h3, empleada por Keres jugando
con blancas. Por ejemplo: 10 ...
¤a5 (ó 10 ... ¥h5 11. d3 ¤a5 12.
¥c2 c5 13. ¤bd2 b4 14. ¦e1 ¦b8
15. ¤f1 bxc3 16. bxc3 ¤b3 17.
¦b1 ¤xc1 18. ¦exc1 £a5 19. g4
¥g6 20. ¤e3 h6 21. ¥b3 ¢h8 22.
¤h4 ¤d7 23. ¤hf5 ¥xf5 24. exf5
¥g5 25. £c2 ¤f6 26. ¦e1 ¥xe3
27. ¦xe3 ¦b7 28. ¦ee1 0–1 en 48
jugadas; Keres-Semén Furman;
XVII Campeonato de la URSS,
Moscú, 1949) 11. ¥c2 ¥e6 12.
axb5 axb5 13. d4 ¥c4 14. ¥d3 con
las siguientes posibilidades:
A) 14 ... ¥xd3 15. £xd3 ¤c4
16. ¦xa8 £xa8 17. b3 £a2, y ahora,
una vez más, Keres se ramifica
a sí mismo:
a 1 ) 18. bxc4 bxc4 19. £e3
£xb1 20. dxe5 ¤xe4 21. ¦e1 ¤c5
22. ¥a3 £b6 23. £d4 ¤b7 24.
£xb6 cxb6 25. ¤d4 dxe5 26.
¥xe7 exd4 27. ¥xf8 ¢xf8 28. ¦e4
dxc3 29. ¦xc4 ¤d6 30. ¦xc3 ¢e7
31. ¢f1 ¢e6 32. ¦c6 b5 33. ¦c5 h6
34. ¢e2 ¤e4 35. ¦c8 ¤d6 36. ¦g8
g6 37. ¢d3 ¢d5 38. g4 ¤c4 39.
¦b8 ¤d6 1–0; Keres-Braslav Rabar;
duelo entre Yugoslavia y la
URSS, Belgrado (Serbia y Montenegro),
1956.
b 2 ) 18. ¤bd2 ¤xd2 19. ¥xd2
£xb3 20. dxe5 dxe5 21. ¦b1 £a4
22. ¥g5 h6 23. ¥xf6 ¥xf6 24. ¦xb5
¦d8 25. £e2 £a1+ 26. ¢h2 £xc3
27. ¦b2 £d3 28. £xd3 ¦xd3 29.
¦b5 ¦d7 30. ¤xe5 ¦e7 31. f4 ¥xe5
32. fxe5 ¢f8 33. ¢g3 c6 34. ¦c5 ¦c7
35. ¢f4 ¢e7 36. h4 g6 37. ¢e3 ¢d7
38. ¢d4 ¦a7 39. ¦c2 ¦a4+ 40. ¢e3
¦a3+ 41. ¢f4 ¦a5 1/2–1/2; Keres-
Lazlo Szabo; Torneo de candidatos,
Ámsterdam, 1956.
B) 14 ... ¤d7 15. ¤bd2 ¥xd3
16. £xd3 b4 17. cxb4 ¤c6 18.
¦xa8 £xa8 19. ¤b3 exd4 20.
¤bxd4 ¤de5 21. ¤xe5 dxe5 22.
¤f5 ¥f6 23. b5 ¦d8 24. £c4 ¤d4
25. ¤xd4 exd4 26. £xc7 £xe4 27.
b6 ¦e8 28. b7 ¥e5 29. £c8 ¥b8
30. ¥d2 g6 31. ¦e1 1–0; Keres-Ludek
Pachman; Torneo interzonas,
Gotemburgo (Suiza), 1955.
➪ 10 ... axb5 11. ¦xa8 £xa8
12. £xb5
Hasta aquí todo marcha según
lo conocido, pero entonces hace
su aparición la receta preparada
por Keres para este torneo.
➪ 12 ... ¤a7!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Ésta era la sorpresa que guardaba
Keres en esta variante. Des-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 40
40
LOS APORTES DE PAUL KERES
pués de esta partida los conductores
de piezas blancas abandonaron
por completo la variante del
cambio de torres, optando por la
convencional 10. h3, antes mencionada.
Hasta entonces se conocía
que no era bueno 12 ... ¤xe4 por
13. ¥d5; ni12 ... ¦b8 por 13. £a4.
Existía además la referencia, citada
por Keres, de la variante 12 ...
¤a5 13. ¥c2 ¤xe4 14. ¤xe5! ¦b8
(14 ... dxe5 15. £xe5) 15. ¥xe4
¦xb5 16. ¥xa8 conservando el peón
de ventaja. 1–0 en 47 jugadas;
Eero Book-Conel Hughes Alexander;
Margate, 1938.
➪ 13. £e2
Como dijera el propio Keres,
inicialmente pensó que la jugada ...
¤a7 era una novedad, pero en realidad
se había jugado tres años antes,
en el encuentro entre Gustav
Rogmann y Ludwig Rellstab, 1935.
En esa partida las blancas prefirieron
seguir con 13. £a5 £xe4 14.
£xa7 ¥xf3 15. gxf3 £g6+ 16. ¢h1
£xb1 17. £xc7 £d3 18. ¢g1 ¤h5
(18 ... ¥d8 19. £c4 £xf3 (Keres))
19. £c4 £xf3 20. ¥d1 £f4 21.
£xf4 ¤xf4 y el juego concluyó finalmente
en tablas. De todas formas
esto no resta mérito al trabajo
de Keres, pues fue en definitiva a
partir de este encuentro que la variante
fue realmente conocida.
El resto de la partida, extensa
por demás, solo nos interesa desde
el punto de vista de su resultado.
Las siguientes jugadas fueron
13 ... £xe4 14. £xe4 ¤xe4 15. d4
¥xf3 16. gxf3 ¤g5 17. ¢g2 ¦b8
18. ¥c4 exd4 19. cxd4 ¤e6 20. d5
¤c5 y la ventaja de las negras ya
es evidente.
La partida concluyó con victoria
de las negras tras 57 jugadas:
21. ¤c3 ¤c8 22. ¦e1 ¢f8 23.
¦e2 f5 24. ¤b5 ¤b6 25. b3 ¤xd5
26. ¤d4 ¤b4 27. ¥d2 d5 28. ¥xb4
¦xb4 29. ¤c6 dxc4 30. ¤xb4 cxb3
31. ¤d5 ¤d3 32. ¦d2 b2 33. ¦d1
c5 34. ¦b1 c4 35. ¢f1 ¥c5 36. ¢e2
¥xf2 37. ¤e3 c3 38. ¤c2 ¤e1 39.
¤a3 ¥c5 40. ¢xe1 ¥xa3 41. ¢d1
¥d6 42. ¢c2 ¥xh2 43. ¦h1 ¥e5
44. ¦xh7 ¢f7 45. ¦h1 g5 46. ¦e1
¢f6 47. ¦g1 ¢g6 48. ¦e1 ¥f6 49.
¦g1 g4 50. fxg4 f4 51. g5 ¥d4 52.
¦d1 ¥e3 53. ¢xc3 ¥c1 54. ¦d6+
¢xg5 55. ¦b6 f3 56. ¢d3 ¢f4 57.
¦b8 ¢g3
Las blancas abandonaron.
Variante Abierta
Otro asunto que también merece
nuestra atención, es el esclarecimiento
de la paternidad de
variantes que, por una u otra razón,
han sido atribuidas a cierto
origen, cuando en realidad su nacimiento
obedece a otras circunstancias,
y por tanto deben ser justamente
aclaradas.
Ese es el caso del denominado
Ataque Moscú, que se presenta
en la variante abierta luego de las
jugadas:
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5
a6 4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¤xe4 6. d4
b5 7. ¥b3 d5 8. dxe5 ¥e6 9. £e2
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 41
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
41
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Según las referencias de diferentes
autores, su nombre tiene
como origen el Campeonato
Mundial de La Haya-Moscú en
1948, donde fue empleada en varias
partidas por los jugadores soviéticos
Keres y Smyslov, circunstancia
que determinó la popularidad
que esta idea alcanzó a partir
de esa fecha, perdurando hasta
nuestros días.
Sin embargo, ¿cuál fue realmente
su origen?; ¿acaso «un arma
secreta», preparada especialmente
por los soviéticos para este
evento?; ¿fue realmente Keres su
progenitor, como de cierta manera
le ha sido atribuido?
Siempre se ha sabido que ninguna
de estas interrogantes es
cierta, dado que se conocen los
antecedentes principales de la variante.
Pero de todas maneras,
tampoco se ha realizado una cronología
detallada que permita
profundizar en la esencia del
asunto, para conocer en definitiva
como llegó la idea al conocimiento
de Keres, primero en emplearla
en el certamen de referencia.
Se sabe que la jugada 9. £e2 se
venía empleando en partidas por
correspondencia desde finales de
los años treinta. De esa época se
hace alusión a la partida Adam-
Seibold; partida por correspondencia,
1938 que continuó con 9 ...
¤a5 (A partir de aquí el subrayado
destaca en cada partida la evolución
de esta variante) 10. ¤bd2
c5 11. ¤xe4 dxe4 12. ¥xe6 exf3 13.
¥xf7+ ¢xf7 14. £xf3+ ¢e8 15.
¦d1 £c8 16. e6 £b7 17. ¦d5 £e7
18. ¥g5 £xe6 19. ¢f1 1–0.
De esa época es también la partida
Adam-Malmgren; partida por
correspondecia, 1939, que se desarrolló
como sigue: 9 ... ¥e7 10. c4
bxc4 11. ¥a4 ¥d7 12. ¤c3 ¤c5 13.
¥xc6 ¥xc6 14. ¤d4 ¥b7 15. ¤f5
¥f8 16. ¦d1 £c8 17. £f3 c6 18. b3
cxb3 19. ¦e1 ¤e6 20. ¤a4 ¦b8 21.
¤b6 £d8 22. £xb3 ¥c5 23. ¤a4
¥a8 24. £g3 £a5 25. ¤c3 g6 26.
¤d6+ ¥xd6 27. exd6 0-0 28. ¥h6
¤g7 29. ¥xg7 ¢xg7 30. ¦e7 d4 31.
¤e4 £d5 32. h3 c5 33. ¦e5 £c6 34.
¦e7 £d5 35. ¦e5 £c6 1/2-1/2.
No tenemos información suficiente
sobre los contendientes de
estas partidas, y por tanto desconocemos
la manera como estos
encuentros fueron conocidos por
sus contemporáneos. Lo cierto es
que ya en 1940, la variante aparece
en una partida local (Anton
Kohler-Karl Gilg; Cracovia [Polonia],
1940), que no parece haber
tenido mayor trascendencia.
Sin embargo, por lo que conocemos,
es en el torneo de Groninga
de 1946 donde la jugada 9.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 42
42
LOS APORTES DE PAUL KERES
£e2 se presenta por primera vez
en un gran torneo internacional,
en la conocida partida de Goesta
Stoltz contra Laszlo Szabo, que
tuvo el desenlace siguiente: 9 ...
.¥e7 10. ¤bd2 ¤c5 11. c3 ¤xb3
12. ¤xb3 0-0 13. ¤fd4 £d7 14.
¤xc6 £xc6 15. ¥e3 £c4 16. £c2
£g4 17. ¤d4 ¦fc8 18. f4 c5 19. h3
£h5 20. £e2 £xe2 21. ¤xe2 f5
22. a4 b4 23. cxb4 d4 24. ¥d2 ¥c4
25. ¢f2 ¦ab8 26. ¦fc1 ¥d5 27. g3
¥e4 28. bxc5 ¦xb2 29. ¢e1 d3 30.
¤d4 ¦xc5 31. ¤e6 ¦cc2 32. ¦xc2
dxc2 33. ¦c1 ¦b1 34. ¤d4 ¥a3 35.
¤e2 ¥xc1 36. ¤xc1 ¢f7 37. a5
¢e6 38. ¢f2 ¢d5 39. ¢e2 ¦a1 40.
h4 ¢c6 41. ¢f1 ¦a3 42. ¥e1
¥d3+ 43. ¢f2 ¥c4 0-1.
Basta dar una ojeada a la nómina
de ese evento para comprender
de inmediato que fue lo
que ocurrió entonces: allí estaban,
entre otros, Boleslavsky, Kotov,
Botvinnik y ... ¡Smyslov!
No es por tanto de extrañar
que, un año después, se juegue la
partida Smíslov-Alexéi Sokolski;
Moscú, 1947, en la que las blancas
nuevamente se anotan el punto,
demostrándose que una nueva y
peligrosa arma, para enfrentar la
siempre difícil Variante Abierta,
estaba ya a disposición de los Ruylopistas.
El desarrollo de esa partida
fue como sigue: 9 ... ¤c5 10. ¦d1
¤xb3 11. axb3 ¥c5 12. ¥e3 ¥xe3
13. £xe3 £e7 14. £c3 ¤d8 15. b4
0-0 16. ¤bd2 ¥g4 17. h3 ¥xf3 18.
¤xf3 c6 19. ¦d2 h6 20. b3 ¦e8 21.
¤d4 £g5 22. ¦f1 ¤e6 23. f4 ¤xf4
24. ¦df2 ¤e6 25. ¤f5 ¦ec8 26. h4
£d8 27. £g3 ¢h7 28. ¤d6 ¦c7
29. ¤xf7 £e7 30. ¤d6 ¦g8 31.
£d3+ 1-0.
Pero es necesario retroceder
un año atrás, porque es precisamente
en 1946, cuando aparece
Keres, por primera vez, vinculado
a esta opción de juego, reportándose
una «partida de entrenamiento»,
que jugó en Moscú, contra
Bronstein, y que tuvo el siguiente
desenlace: 9 ... ¥e7 10. c4
bxc4 11. ¥a4 ¥d7 12. e6 fxe6 13.
¥xc6 ¥xc6 14. ¤e5 ¥b7 15.
£h5+ g6 16. ¤xg6 ¤f6 17. £h3
¦g8 18. ¤e5 d4 19. f3 £d5 20.
¥f4 ¤d7 21. £h5+ ¦g6 22. £xh7
¤xe5 23. ¥xe5 ¦xg2+ 24. ¢xg2
£xe5 25. £g6+ ¢d7 26. ¤d2 £h8
27. ¢h1 ¦g8 28. £c2 £h3 29. ¦f2
¥d5 30. ¤e4 ¥h4 31. ¦ff1 d3 32.
£d2 ¦g4 33. ¦f2 ¥xf2 34. £xf2
£xf3+ 35. £xf3 ¥xe4 36. £xe4
¦xe4 37. ¦d1 ¦e2 0-1; Keres-
Bronstein; Moscú, 1946.
Forman también parte de estos
antecedentes sus encuentros
de 1947, contra Vladímir Alatortsev,
en el XV Campeonato de la
URSS celebrado en San Petersburgo;
y contra Conel Hugher
Alexander, en el enfrentamiento
entre Gran Bretaña y la URSS
disputado en Londres.
Estamos pues a las puertas de
1948, con todo dispuesto para el
comienzo del Campeonato Mundial
de La Haya-Moscú, donde
una variante que ya viene sonando
va a recibir su verdadero y definitivo
nombre: el ataque Moscú.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 43
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
43
El resto es historia más que
conocida, y lo resumiremos presentando
algunas de las ya famosas
partidas, acompañadas con algunas
referencias de actualidad.
Desde entonces la variante se
ha utilizado en cientos de oportunidades
y un resumen de sus principales
acontecimientos se incluye
en la partida que a continuación
presentamos.
Nigel Short-Jan Timman
Sexta partida de la Final del
Torneo de candidatos, San
Lorenzo de El Escorial (España),
1993
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6
4. ¥a4 ¤f6 5. 0–0 ¤xe4 6. d4 b5 7.
¥b3 d5 8. dxe5 ¥e6 9. £e2
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 9 ... ¥e7
Considerado de siempre como
lo mejor, en tanto que las alternativa
9 ... ¤c5 y 9 ... ¤a5 no han resultado
ser suficientes. Por ejemplo:
A) 9 ... ¤c5 10. ¦d1 con los
siguientes antecedentes:
a 1 ) 10 ... b4 11. ¥e3 ¤xb3 12.
axb3 £c8 13. c4± Keres-Reshevsky,
Moscú, 1948, citada por
Tartakower, aunque seguramente
se trat de una partida apócrifa o
de un error de la fuente de información
de Tartakower, citada por
Tartakower. (13. c4 dxc4 14. bxc4
h6 15. ¤bd2 ¥e7 16. ¤b3 0–0 17.
¥c5 ¥g4 18. £e4 ¥xf3 19. gxf3
£e6 20. ¥xe7 ¤xe7 21. ¤c5 £g6+
22. £xg6 ¤xg6 23. ¤xa6 ¤xe5 24.
b3 ¦a7 25. ¤xb4 ¦xa1 26. ¦xa1
¦b8 27. ¤d5 ¦xb3 28. f4 ¤xc4 29.
¦c1 ¤d2 30. ¦xc7 ¤f3+ 1/2–1/2
en 73 jugadas; Smíslov-Reshevsky;
XVIII Campeonato del
mundo, La Haya/Moscú,
06/05/1948) .
a 2 ) 10 ... ¤xb3 11. axb3 con
respuestas como:
a 2a ) 11 ... £c8 12. ¥g5
12 ... h6 13. ¥h4 ¥c5 14. ¤c3
g5 15. ¥g3 £b7 16. ¤xd5 0–0–0
17. ¤f6 g4 18. ¤e1 ¤d4 19. £f1
h5 20. ¥f4 h4 21. ¥e3 h3 22. ¦d2
hxg2 23. £xg2 ¤f3+ 24. ¤xf3
¥xe3 25. ¦xd8+ ¦xd8 26. ¤e1
¥d4 27. ¤d3 ¥f5 28. ¦e1 a5 29.
¤e4 0–1 en 41 jugadas; Keres-
Reshevsky; XVIII Campeonato
del mundo, La Haya/Moscú,
27/04/1948.
a 2b ) 12. c4 dxc4 13. bxc4 ¥xc4
14. £e4 ¤e7 15. ¤a3 c6 16. ¤xc4
bxc4 17. £xc4 £b7 18. e6 f6 19.
¦d7 £b5 20. £xb5 cxb5 21. ¤d4
¦c8 22. ¥e3 ¤g6 23. ¦xa6 ¤e5
24. ¦b7 ¥c5 25. ¤f5 0–0 26. h3
1–0; Smíslov-Euwe; XVIII Campeonato
del mundo, La
Haya/Moscú, 03/05/1948).
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 44
44
LOS APORTES DE PAUL KERES
b 2 ) 11 ... ¥c5 ver Smylov-Sokolsky
b 3 ) 11 ... ¥e7 12. c4 0–0 (12 ...
bxc4 13. bxc4 0–0 14. ¤c3 ¤b4 15.
cxd5 ¤xd5 16. ¦xa6 ¤xc3 17. bxc3
£xd1+ 18. £xd1 ¦xa6 19. ¥b2
¦b8 20. £d3 ¦xb2 21. h4 ¦a1+ 22.
¢h2 ¦xf2 23. ¤g5 ¥xg5 24. hxg5
¦a8 25. £e3 ¦f5 26. £c5 ¦xg5 27.
£xc7 ¥d5 0–1; Heinz De Carbonnel-Unzicker;
Múnich, 1947).
13. cxd5 (13. ¤c3 ¤b4 14. ¥e3
c6 15. ¦ac1 £b8 16. ¥g5 £b7 17.
cxd5 ¥xd5 18. ¤xd5 ¤xd5 19.
¥xe7 ¤xe7 20. ¦d6 ¦fd8 21. ¤g5
¦xd6 22. exd6 ¤d5 23. £c2 ¤f6
24. £xc6 £xc6 25. ¦xc6 ¦d8 26.
¦xa6 ¤e8 27. ¤e4 f5 28. ¤c3
¦xd6 29. ¦a8 ¢f7 30. ¦b8 ¦d2 31.
¦xb5 ¦xb2. 1/2–1/2 en 66 jugadas;
Keres-Conel Hughes Alexander;
Gran Bretaña contra URSS, Londres,
1947). 13 ... ¥xd5 14. ¤c3
¥xf3 15. gxf3 £c8 16. ¤d5 ¦e8
17. f4 ¤b4 18. ¤xe7+ ¦xe7 19.
¥e3 £h3 20. ¥c5 ¦e6 21. £e4
¤c6 22. ¦d3 £h4 23. ¦g3 ¦d8 24.
¦xa6 ¤d4 25. ¦a8 ¤e2+ 26. ¢g2
f5 27. ¦xd8+ £xd8 28. £xe2 1–0
en 62 jugadas; Keres-Alartortsev;
XV Campeonato de la URSS,
San Petersburgo, 1947.
B) 9 ... ¤a5, véanse las partidas
Kohler-Gilg, Cracovia, 1940*;
y Adam-Seibold, partidas por correspondencia,
1938.
Continuando con la partida
principal, se jugó:
➪ 10. ¦d1
Todavía no está claro si 10. c4
es o no preferible en esta posición;
son antológicas algunas partidas
postales, en las que se jugó
10 ... bxc4 11. ¥a4 ¥d7 y ahora:
A) 12. ¤c3 ¤c5 (En su momento
hizo historia la línea 12 ...
¤xc3 13. bxc3 ¤a7 14. ¥c2 £c8
15. ¥g5 £d8 16. ¥f6! 0–0 17.
¤g5! h6 18. £h5! ¤b5 19. £xh6!!
1–0 Malmgren, H-Cuadrago, O/ I
Campeonato. Postal Mundial
1950). También para 13. ¥xc6 ver
Adam-Malmgren / corresp. 1939.
B) 12. e6!? fxe6, ver Keres -
Bronstein, D / Moscú (entrenamiento)
1946/0–1 (37).
Más de una vez tuvo que enfrentarse
Keres a sus propias ideas
en las más diversas aperturas.
En la que estamos tratando, su
encuentro contra Tal fue como sigue:
10. c3 0–0 11. ¥c2 £d7 12.
¦d1 f5 13. ¤bd2 ¢h8 14. ¤b3
¥f7 15. ¤bd4 ¥h5 16. ¤xf5 £xf5
17. ¦xd5 ¥g6 18. £e3 ¦ad8 19.
¦xd8 ¦xd8 20. ¤d4 ¤xd4 21.
cxd4 c5 22. d5 £xe5 23. f3 ¥g5 24.
f4 £xd5 25. ¥xe4 ¥xe4 26. fxg5
£d1+ 27. ¢f2 £c2+ 28. £e2 ¦f8+
29. ¢e1 £a4 30. b3 £d4 0–1; Tal-
Keres; Moscú, 1967.
Para la alternativa 10. ¤bd2
¤c5 váyase a la partida Stoltz-
Szabo, Graninga, 1946.
➪ 10 ... 0–0
* La partida mencionada siguió así: 10. ¤bd2 ¤xd2 11. ¥xd2 c5 12. C3 ¤xb3 13. axb3 £b6 14.
¥e3 b4 15. ¦a4 ¥d7 16. ¦aa1 d4 17. cxd4 ¥b5 18. dxc5 £b7 19. £c2 ¥xf1 20. ¦xf1 ¦c8 21. ¦c1
£c6 22. ¤d4 £d5 23. ¤f5 £xe5 24. ¥d4 £e6 25. ¢f1 ¢d7 26. £d3 ¢c7 27. c6 f6 28. £g3+. 1-0.
(Nota del R. T.)
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 45
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
45
O 10 ... ¤c5 11. ¤bd2 (11. ¤c3
¤xb3 12. axb3 0–0 13. ¥e3 ¤b4 14.
¤a2 ¤xa2 15. ¦xa2 c5 16. b4 d4 17.
¦aa1 ¥c4 18. £e1 ¥d5 19. ¤xd4
cxd4 20. ¦xd4 £d7 21. ¦ad1 ¦ad8
22. ¦xd5 £xd5 23. ¦xd5 ¦xd5 24.
f4 f6 25. e6 ¦c8 26. c3 ¦e8 27. g4 f5
28. £e2 fxg4 29. £xg4 g6 30. ¥d4
¦f8 31. £f3 ¦df5 32. £b7 ¦xf4 33.
h3 1/2–1/2; Lev Aronin-Keres;
XVII Campeonato de la URSS,
Moscú, 1949.) 11 ... ¤xd2 12. ¥xd2
¤c4 13. ¥xc4 bxc4 14. b3 cxb3 15.
axb3 £c8 16. ¦a2 c5 17. ¥g5 ¥xg5
18. ¤xg5 0-0 19. £d3 g6 20. ¦da1
c4 21. bxc4 dxc4 22. £e3 ¥d5 23.
¦a5 ¥b7 24. f3 £d7 25. e6 fxe6 26.
£xe6+ £xe6 27. ¤xe6 ¦f6 28. ¤c5
1–0 en 38 jugadas; Istran Borocz-
Nikota Stajcic; Budapest, 1995.).
➪ 11. c3
Otras dos partidas de aquella
época se desarrollaron partiendo
de la agresiva idea 11. c4, con desenlaces
muy interesantes : 11 ...
bxc4 12. ¥xc4 ¥c5 13. ¥e3 ¥xe3
14. £xe3 £b8 (14 ... ¤b4 15.
¥b3 c5 16. ¤c3 c4 17. ¤xe4 cxb3
18. £xb3 ¦b8 19. ¤c5 £e7 20.
¤xe6 fxe6 21. ¤d4 ¦fc8 22. ¦ac1
¦xc1 23. ¦xc1 £g5 24. ¦e1 £g4
25. £c3 £g6 26. ¤c6 ¤xc6 27.
£xc6 ¦xb2 28. £xa6 £f5 29. f3
£c2 1/2–1/2; Theo Van Scheltinga-Antonio
Cuadrado; Final del
I Campeonato del mundo por
correspondencia) 15. ¥b3 ¤a5
16. ¤bd2 ¤xd2 17. ¦xd2 ¤xb3
18. axb3 ¦c8 19. ¦c1 c5 20. ¦xc5
¦xc5 21. £xc5 £xb3 22. ¤d4
£b7 23. h3 ¦d8 24. ¢h2 g6 25. f4
h5 26. ¦d3 £d7 27. £b6 ¦a8 28.
¦a3 £a7 29. £b4 £d7 30. £a5
¥f5 31. ¦c3 ¦a7 32. ¦c5 ¥e4 33.
£c3 £e7 34. ¤c6 1–0; Keres-Euwe;
XVIII Campeonato del mundo,
La Haya/Moscú, 22/04/1948.
Posiblemente esta sea una de
las continuaciones que más se ha
estudiado dentro de este sistema.
Son importantes también las siguientes
partidas, de fecha más reciente:
11. c4 bxc4 12. ¥xc4 ¥c5
13. ¥e3 ¥xe3 14. £xe3 £b8 15.
¥b3 ¤a5 16. ¤e1 £b6 17. £xb6
cxb6 18. f3 ¤xb3 19. axb3 ¤c5 20.
b4 ¤d7 21. ¤d3 g5 22. ¤c3 ¦fc8
23. ¤f2 d4 24. ¤e2 d3 25. ¤xd3
¥c4 26. ¤g3 ¥xd3 27. ¦xd3 ¤xe5
28. ¦d5 ¤g6 29. ¦xg5 ¦c2 30. b3
¦b2 31. ¤f5 ¦xb3 32. h4 ¢f8 33. h5
¤e7 34. ¤xe7 ¢xe7 35. ¦e1+ ¢f8
36. ¦e4 a5 37. ¦eg4 ¢e7 38. bxa5
¦xa5 39. h6 ¦xg5 40. ¦xg5 b5 41.
¦g7 ¦b1+ 42. ¢h2 ¦d1 43. ¦xh7
¦d8 44. ¦g7 ¦h8 1/2-1/2; Kárpov-
Korchnói; XXIX Campeonato del
mundo, duodécima partida, Baguio
(Filipinas), 15/08/1978.
O con el plan 12 ... £d7, practicado
fundamentalmente en partidas
postales. La continuación
más frecuente es 13. ¤c3 ¤xc3
14. bxc3 f6 15. exf6 ¥xf6 y ahora
se presentan dos ramificaciones
importantes:
A) 16. ¥g5 ¢h8 (16 ... ¤e7 17.
£d2 h6 18. ¥xf6 ¦xf6 19. ¦ab1
£d6 20. ¥e2 ¤g6 21. ¤d4 ¥d7 22.
¤c2 c6 23. c4 ¦e8 24. cxd5 cxd5 25.
¤e3 ¤f4 26. ¥f1 ¥e6 27. g3 ¤h3+
28. ¥xh3 ¥xh3 29. £xd5+ £xd5
30. ¦xd5 ¦ee6 31. ¦h5 1–0; Rubén
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 46
46
LOS APORTES DE PAUL KERES
Lazdin-Bet; partida por correspondencia,
1971) 17. ¥xf6 ¦xf6
18. ¤g5 ¤a5 (18 ... ¤e7 19. ¤xe6
¦xe6 20. £h5 ¦e8 21. g3 ¦h6 22.
£f7 ¦f6 23. ¦xd5 £c8 24. £h5
¤xd5 25. £xd5 ¦ef8 26. ¦f1 £d8
27. £xd8 ¦xd8 28. ¥b3 g5 29. ¢g2
¦d3 30. c4 ¦d2 31. g4 c5 32. ¢g3
¢g7 33. f3 ¦e6 34. ¦f2 ¦ee2 35.
¦xe2 ¦xe2 36. h4 h6 0–1; Luis
Bronstein-Jorge Szmetan; Fortaleza
[Brasil], 1975) 19. £d3 ¥g8 20.
¤e4 ¦g6 21. ¤g3 ¤xc4 22. £xc4
¦c6 23. £d4 £f7 24. ¦e1 ¦f8 25.
f3 ¦c4 26. £d3 £f6 27. ¦e3 £b6
28. ¦ae1 d4 29. cxd4 ¦xd4 30. £a3
0–1 en 41 jugadas; Eugene Martinovsky-Adaucto
Wanderley da
Nóbrega; partida por correspondencia,
1977.
B) 16. ¤g5 ¥xg5 17. ¥xg5 h6
18. ¥e3 ¤e5 19. ¥b3 £d6 20.
¦d4( 20. h3 ¦ae8 21. ¦d4 g5 22.
¦ad1 c6 23. c4 ¥xh3 24. cxd5 c5
25. ¦e4 ¥d7 26. ¦c1 ¥b5 27.
¥xc5 £f6 28. £h5 ¦c8 29. ¦xe5
£xe5 30. £g6+ £g7 31. d6+ 1–0;
A. den Ouden-Paul Diacanescu;
partida por correspondencia,
1977) 20 ... c5 21. ¦f4 g5 22. ¦xf8+
¦xf8 23. ¦d1 ¤g4 24. g3 £e5 25.
¦e1 ¤xe3 26. £xe3 £xe3 27.
¦xe3 1/2-1/2; Brodski-Ariel Sorín;
Abierto de Groninga, 1994.
➪ 11 ... ¤c5 12. ¥c2 ¥g4!? N
Una posición reportada como
novedad en el Informador yugoslavo,
pero sucede que esto se jugó
¡hace más de 30 años! La partida
original fue como sigue: 13. ¤bd2
f6 14. h3 ¥h5 15. b4 ¤a4 16. exf6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
¦xf6 17. ¤e4 ¦e6 18. ¥b3 ¤b6
19. ¥e3 ¦xe4 20. ¥xb6 ¦xe2 21.
¥xd5+ ¥f7 22. ¥xf7+ ¢xf7 23.
¦xd8 ¥xd8 24. ¥e3 ¥f6 25. a4
¦e8 0–1; Andras Ozsvath-Honfi;
Campeonato de Hungría, Budapest,
1958.
➪ 13. b4
Como sucede con frecuencia,
tan pronto se reporta una novedad
comienzan a aparecer variantes
que enriquecen la idea original.
Pocos meses después ya se introdujo
la jugada 13. ¥e3, en la
partida Corina-Isabela Peptan-Sofia
Polgar; Olimpiada femenina de
Moscú, undécima ronda, Rumania-Hungría,
1994, que continuó
con 13 ... ¦e8 14. h3 ¥e6 15. ¤bd2
¤d7 16. ¥f4 f6 17. ¤b3 fxe5 18.
¤bd4 ¤xd4 19. ¤xd4 ¥f7 20. ¤c6
£c8 21. ¥f5 ¥d6 22. ¥e3 h5 23.
¦d3 ¦f8 24. a4 e4 25. ¦d4 ¦e8 26.
axb5 ¤c5 27. ¦a3 axb5 28. ¦xa8
£xa8 29. ¤b4 ¤b3 y el blanco
abandonó.
➪ 13 ... ¤a4 14. ¥f4 £d7! 15.
£d3
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 47
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
47
Aquí Speelmann recomienda
15. c4!? ¤xb4 16. ¥xa4 bxa4 17.
a3 £f5 18. ¥g3 ¤c2 19. ¦a2 ¥xf3
20. £xf3 (20. gxf3!? ¤d4 21. ¦xd4
£xb1+ 22. ¦d1 £b3 23. cxd5) 20
... ¤d4 21. £xf5 ¤xf5 22. cxd5
con mejor juego.
➪ 15 ... g6 16. £xd5 £xd5 17.
¦xd5 ¤b6 18. ¦d1?! ( 18. ¦d2!?
18 ... ¦ad8 19. ¥e4!) 18 ... ¦ad8
19. ¦e1
Otra novedad interesante se
introdujo aquí con 19. ¦xd8!?,
que mejora la idea original de
Short, considerada como débil.
Ahora se siguió con 20. e6 ¤d5
21. exf7+ ¢g7! 22. ¥g5!? ¥xf3
23. ¥xe7 ¤cxe7 f4 24. gxf3 ¤f4
25. a4 ¤f5 [25 ... ¤c6 26. h4! ¤e5
27. ¢h2!] 0–1 en 39 jugadas; Sax-
Víctor Mijalevski; Torneo abierto
de Benasque (España), 1993.
En lo que sigue,Timman cometió
algunas imprecisiones que
equilibraron las acciones, y la partida
concluyó en largo empate: 19
... ¤d5 20. ¥h6 [20. ¥g3 ¥xf3 21.
gxf3 ¥g5] 20 ... ¦fe8 21. a4 [21.
¤bd2 ¤xc3 22. a33] 21 ... ¥xf3 22.
gxf3 ¥f8 23. ¥xf8 [23. ¥g5 f6!] 23
... ¢xf8 24. e6! f6?! [24 ... ¦xe6 25.
¦xe6 fxe6 26. axb5 axb5 27. ¥e4
(27. ¦a6? ¤dxb4!) 27 ... ¤e5] 25.
axb5 axb5 26. ¢f1 ¤e5 1/2–1/2 en
53 jugadas (Speelman).
Es necesario aclarar que en el
resumen anterior ha sido imprescindible
pasar por alto un verdadero
enjambre de alternativas,
muchas de ellas dejadas de jugar
en los últimos 10 años, por lo que
los interesados en profundizar en
los aspecto teóricos de esta variante
tendrán que acudir inevitablemente
al estudio de informadores
u otras fuentes especializadas
que traten el tema.
Variante del cambio
Es interesante ver el tratamiento
que Keres daba en sus
partidas a la Variante del cambio.
Por lo general optaba por 1. e4 e5
2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6 4. ¥xc6
dxc6 5. 0–0 £d6 que da a las negras
un juego sólido, con perspectivas
de materializar la iniciativa
en el flanco rey.
Pero Keres fue un investigador
nato, formado en la cuna del
ajedrez por correspondencia, como
él mismo reconoció en más de
una oportunidad, y por tanto,
acostumbrado a la búsqueda de
los detalles estratégicos más simples,
de los que nacen ideas en
vez de variantes.
Es sólo así que podemos comprender
la esencia de sus pequeñas
«transposiciones» en las aperturas,
concebidas con propósitos
casi siempre muy restringidos, tal
cual sencillas celadas que no afectan
los esquemas generales del
planteo, sino que más bien le
complementan, dejando vías a la
posibilidad del desliz, tras el cual
el oponente termina por comprender
que ha caído en una bien
disimulada «trampa posicional».
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 48
48
LOS APORTES DE PAUL KERES
Muy utilizadas fueron sus
transposiciones en las primeras jugadas
de la Defensa Siciliana, como
veremos posteriormente, pero
es probablemente en esta posición
de la Variante del Cambio, en la
que Keres introduce una de sus
más trascendentes variaciones, sorprendiendo
a su rival con la poco
convencional jugada...
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 5 ... ¤e7!?
a b c d e f g h
que encubre un interesante sacrificio
de peón, luego de 6. ¤xe5
£d4, como veremos en las líneas
que siguen.
Intentando evitar este camino
las blancas han probado otras alternativas
en la sexta jugada, y especialmente
la continuación 6. d4
que busca alcanzar las posiciones
naturales de la ocupación central.
Pero, en cambio, no parece suficiente
6. c3 £d3 7. ¦e1 ¤g6 8.
¦e3 £d6 9. d4 ¥e6 como en la
partida José David Díaz Pérez-
Alejandro Moreno; torneo internacional
Hermanos Saiz, Cuba,
1992, en la que luego de 10. ¤g5
0–0–0 11. ¤xe6 £xe6 12. ¦e1
exd4 13. cxd4 ¥c5 14. ¥e3 ¥xd4
15. ¥xd4 £d7 16. ¤c3 £xd4 17.
£b3 ¤e5 18. ¦ad1 £c5 19. h3
¦he8 20. ¦xd8+ ¦xd8 21. ¦d1
¦d4 22. ¦xd4 £xd4 23. £c2 £d3
24. £c1 f6 25. b3 b5 26. f3 ¢b7 27.
¢h2 g5 28. ¤d1 £e2 las negras se
anotaron una rápida victoria.
La idea original estaba preparada
para invitar a la continuación
➪7. £h5!?,
que sigue despertando interés
aún en nuestros días.
Cuando Keres probó esta receta
contra Ree, en Amsterdam
1971, este prefirió evitar las complicaciones
moviendo 7. ¤f3 y
ahora, luego de 7 ... £xe4 8. ¦e1
£g6 9. ¤e5 £f6 10. d4 ¥f5 11.
¤c3 0–0–0 12. £h5 ¥g6 13. £h3+
£f5 14. ¤xg6 fxg6 15. £xf5+ gxf5
16. ¥g5 ¦d7 17. ¦ad1 h6 18. ¥f4
g5 19. ¥e5 ¦h7 20. f3 ¤g6 21.
¥g3 ¦he7 22. ¥f2 ¥g7 23. ¢f1
¢d8 24. ¤e2 ¦f7 llegándose a
una posición en la que el negro
dispone de un juego más activo,
pero la clásica mayoría blanca
compensa la situación, por lo que
la partida concluyó en tablas luego
de 43 jugadas.
O también 8. ¤c3 £g6 9. ¤e5
£f5 10. ¦e1 h5! 11. d4 ¥e6 12.
¤e4 0–0–0 13. ¤g5 ¤g6 14. ¤xg6
£xg6 15. ¤xe6 fxe6 16. c3 c5=
con posición equilibrada. Aquí el
blanco no continuó de la forma
apropiada y luego de 17. £b3?!
(17. ¥f4 ¥d6=) 17 ... ¦d5! 18.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 49
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
49
¥e3 h4 19. h3 cxd4 20. ¥xd4 ¥d6
21. ¦ad1?! ¦d8!m el negro obtuvo
una posición muy promisoria.
0–1 en 42 jugadas; Eduardas Rozentalis-Piket;
1ª ronda del torneo
de Groninga, 1992.
Pero la idea de Keres era continuar,
contra ➪ 7. £h5!?, con 7
... g6 8. £g5 ¥g7 9. ¤d3 [9. ¤f3
£xe4 10. ¦e1 £b4p] 9 ... f5 10.
e5 con posición complicada.
Un interesante exponente de
esta continuación en nuestros días
es la novena partida del duelo
Timman-Short, de 1993, donde se
continuó con
➪ 10 ... c5 11. b3 h6 12. £g3 f4
13. £f3 ¥f5
y ahora Timman introduce 14.
£xb7!? dudosa novedad que es
rápidamente superada por el
gran maestro inglés, cuando lo recomendado
era continuar sencillamente
con 14. ¥b2. Después
de la movida del texto las maniobras
tácticas complicaron el juego,
y luego de 14 ... ¥e4 15. £xc7
¥xd3 16. cxd3 ¥xe5 (merece estudio
16 ... £xa1!? 17. ¤c3 ¦c8
18. £d6 ¦c6 19. £b8+ ¢f7!?) 17.
£b7 ¦b8 18. £xa6 f3!? las negras
obtuvieron una posición envidiable,
que les llevó al triunfo tras
una difícil lucha, digna de dos aspirantes
al cetro mundial. 0–1 en
39 jugadas; Timan-Short; 9ª partida
de la final del torneo de candidatos,
San Lorenzo de El Escorial,
1993.
Variante de los
cuatro caballos
Una de las variantes que no ha
recibido un justo tratamiento de
la moda es la que se conoce como
Variante de los cuatro caballos, y
que se presenta luego de las jugadas
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6
4. ¥a4 ¤f6 5. ¤c3,
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
con el inconveniente de que la
salida del caballo dificulta el natural
avance del peón alfil, movimiento
típico en la estructura de
peones de la mayoría de las variantes
de la Apertura Ruy López.
En la práctica, esta dificultad se
salva porque es propósito del
blanco realizar un rápido desplazamiento
de esta pieza hacia la casilla
d5, acción que deja al peón en
posibilidad de avanzar, con la adicional
ventaja de que ahora ya no
estorba el desarrollo del caballo.
A partir de aquí las negras
disponen de múltiples alternativa,
como por ejemplo:
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50
LOS APORTES DE PAUL KERES
A) 5 ... ¥e7 6. 0–0 b5 7. ¥b3
d6 8. ¤d5 ¥b7 9. ¤xf6+ ¥xf6 10.
¥d5 £c8 11. ¦e1 0–0 12. c3 ¤a5
13. ¥xb7 £xb7 14. d4 c5 con juego
parejo. 1/2–1/2 en 22 jugadas; Keres-Gligoric;
4ª partida del duelo
URSS-Yugoslavia, Zagreb, 1958.
B) 5 ... ¥c5, que Euwe denomina
como «sacrificio engañoso»,
dado que luego de 6. ¤xe5 ¤xe5
7. d4 ¥d6 8. 0–0 0–0 9. ¥f4 ¤c4
10. e5 b5! 11. ¥b3 ¥b7 12. exd6
cxd6! con mejor juego para el negro
(Euwe).
C) 5 ... ¥b4, muy practicada
a comienzos de siglo, pero hoy
pasada de moda. 6. ¤d5 b5 7.
¥b3 0–0 8. 0–0 ¥b7 9. d4 ¤xd5
10. ¥xd5 exd4 11. ¤xd4 £f6 12.
¥e3 ¦fe8 13. c3 ¥f8 14. f4 ¤a5
15. ¥xb7 ¤xb7 16. e5 £d8 17.
£f3 £c8 18. ¦ad1 d6 19. e6 fxe6
20. f5 exf5 21. ¤xf5 ¤d8 22. ¥d4
¤e6 23. ¤h6+ ¢h8 24. £f7 1–0;
Dragoljub Janosevic-Gyozo Forintos;
Uzice (antigua Titovo Uzice,
Serbia y Montenegro), 1966.
D) 5 ... d6, jugada natural en
el esquema de esta apertura, que
conduce a posiciones convencionales.
6. d3 ¥e7 7. h3 0–0 8. ¥e3
b5 9. ¥b3 ¤a5 10. ¤e2 c5 11. 0–0
c4 12. dxc4 bxc4 13. ¥a4 ¤xe4 14.
b4 cxb3 15. axb3 ¥b7 16. £d3
£c7 17. ¦fd1 d5 18. ¥d2 ¤xd2
19. £xd2 d4 20. ¤g3 ¤c6 21. c3
¦ad8 22. ¦dc1 d3 23. £e3 1/2–1/2
en 99 jugadas; Saviely Tartakower-Alekhine;
Bled, 1931.
Pero Keres, que conocía muy
bien las características de juego
del inglés Thomas, y de su preferencia
por esta variante, se preparó,
en el torneo de Margate de
1937, para entrar en líneas más
agudas y optó por la continuación:
E) ➪ 5 ... b5 6. ¥b3
y ahora continuó con:
➪ 6 ... d6!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
que no era tácitamente una novedad,
dado que tenía antecedentes
en la partida Johannes Esser-J.
Barton; Colonia (Alemania),
1911, pero ciertamente muy poco
estudiada por ese entonces. Se trata
de una jugada arriesgada que
implica el sacrificio de un peón, pero
que Keres justifica alegando
que fue utilizada «con fines psicológicos»,
dado que George Alan
Thomas prefiere el juego posicional
tranquilo, como en la partida
Thomas-Alekhine;Torneo de Hastings
(Gran Bretaña), 1992, en la
que por transposición se jugó: ...
¥e7 7. 0–0 d6 8. a4 b4 9. ¤d5, etc.
Lo curioso es que, después de jugarse
esta partida, Keres empleo
en varias oportunidades la misma
variante, ¡pero con blancas!
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 51
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
51
Con todo, la variante de los
cuatro caballos se mantiene viva,
acaso como volcán dormido que
espera el momento de descargar
su ira, siendo Spassky uno de los
ajedrecistas que le ha empleado
con frecuencia en tiempos más o
menos recientes; por ejemplo: 6 ...
¥e7 7. d3 d6 8. ¤d5 y ahora :
A) 8 ... ¤a5 9. ¤xe7 £xe7 10.
0–0 0–0 N 11. ¥d2 ¤xb3 12. axb3
¤d7!13. ¦e1?! ¥b7 14. d4? (14.
¥g5) 14. .f5! 15. exf5 ¦xf5 16.
dxe5 ¦xf3! 17. gxf3 ¤xe5
a 1 ) 18 ... ¦f8 19. ¥xe5 dxe5
20. £d4 20 ... £f6 21. £g4 ¥xf3.
a 2 ) 18 ... ¤xf3+?! 19. £xf3
£xe1+ 20. ¦xe1 ¥xf3m 0–1 en 37
jugadas; Spasski-Yusúpov; 1ª ronda
del torneo de Linares (España),
1990.
B) 8 ... ¤xd5 9. ¥xd5 ¥d7
10. c3 0–0 11. d4 £e8 12. 0–0 ¦d8
13. dxe5 dxe5 14. £e2 ¥d6 15.
¤h4 ¤e7 16. ¥b3 c5 17. ¥e3 c4
18. ¥c2 ¥c8 19. ¥b6 ¦d7 20.
¦fd1± g6 21. b3! cxb3 22. ¥xb3
¥a3 23. £e3 ¦xd1+ 24. ¦xd1
¤c6? 25. ¤xg6! hxg6 26. £h6 1–0
en 41 jugadas; Spasski-Beliavski;
Copa del mundo, Reikiavik (Islandia),
1988.
En la partida en cuestión se
continuó con:
➪ 7. ¤g5
De cierta manera las blancas
han caído en la trampa, pero como
demostraron análisis posteriores,
tampoco conseguían mejorar
sin complicaciones sus posibilidades
haciendo 7. ¤d5 . La mejor
recomendación al respecto es
la continuación 7. ¤d5 ¤xe4 8.
£e2 ¤c5 9. ¤xe5 ¤d4 10. £h5 g6
11. ¤xc7+ £xc7 12. ¥xf7+ ¢d8
13. £h4+. Análisis de Svenonius,
citados por Euwe.
Lo realmente curioso e interesante
de esta sugerencia está
en que Keres decidió aplicársela
- ¡ jugando con blancas ! - nada
menos que al propio Euwe, dos
años después, en el Match de
Amsterdam 1939, pero intercalando
la jugada 5 ... ¥e7, que
conduce a situaciones diferentes:
5. ¤c3 ¥e7 6. 0-0 b5 7. ¥b3 d6 8.
¤d5 ¤a5 (en vez de ... ¤xe4) 9.
¤xe7 £xe7 10. d4 0-0 11. dxe5
dxe5 12. ¥g5 ¥b7 13. £e1 ¤xb3
14. axb3 h6 15. ¥xf6 £xf6 16.
£e3 £c6 17. ¦fe1 f6 18. b4 £c4
19. c3 ¦fd8 20. ¤d2 £f7 21. ¦a3
¦d6 22. ¤b3 ¦ad8 23. ¤c5 ¥c8
24. h3 ¦d2 25. ¦e2 ¦d1+ 26. ¢h2
£h5 27. b3 ¦b1 28. ¤d3 ¥e6 29.
¦d2 ¦d1 30. ¦xa6 ¦xd2 31.
£xd2 ¥xb3 32. £e3 £d1 33.
¤c5 ¥c4 34. ¦a7 ¦c8 35. £g3
£d6 y las negras ganaron, tras
larga lucha, en 60 jugadas. 0–1;
Keres-Euwe; 4ª partida del duelo,
Ámsterdam, 1939.
➪ 7 ... d5 !? 8. ¤xd5
En caso de 8. exd5 Keres recomienda
la continuación 8 ...
¤d4 9. d6 ¤xb3 10. dxc7 £xc7
11. axb3 ¥b7 con espléndida
posición a cambio del peón sacrificado.
➪ 8 ... ¤d4!
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52
LOS APORTES DE PAUL KERES
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
y ahora las blancas se alejan
de las respuestas naturales 5. c3 ó
5 0-0 y entran en la variante de
Keres con:
8
7
6
5
5. c4
En sus comentarios Keres declara
que esta era la sorpresa
guardada para la partida. Tras esto
las negras obtienen un fuerte
contrajuego, que culmina con ataque
de mate en 25 jugadas:
➪ 9. ¤e3 ¤xb3 10. axb3 h6 11.
¤f3 ¤xe4 12. ¤xe5 £f6 13. ¤f3
¥b7 14. £e2 0–0–0 15. 0–0 ¥d6
16. ¤g4 £f5 17. d3 ¤g5 18. ¤h4
£d5 19. c4? ¤h3+! 20. ¢h1 £h5
21. c5 ¦he8 22. £c2 £xh4 23.
cxd6 ¥xg2+!! 24. ¢xg2 £xg4+
25. ¢h1 £f3# Thomas-Keres;
Margate, 1937.
Defensa Steinitz
diferida
No podían faltar en este resumen
los aportes introducidos por
Keres en la Variante que se conoce
como Steinitz moderna o Steinitz
diferida.
Muy conocida es la posición
que surge tras las jugadas
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5 a6
4. ¥a4 d6
4
3
2
1
a b c d e f g h
Keres la introdujo en su partida
contra Alekhine, en Margate
1937; y como en otras tantas ocasiones,
muchas veces tuvo que jugar
Keres –con blancas o con negras–
contra sus propias ideas.
Por tanto, es obligado incluir
algunos de estos memorables encuentros,
antes de pasar de lleno al
tema que nos ocupa. tomando como
referencia la partida original.
Paul Keres-Alexander
Alekhine
Margate (Gran Bretaña), 1937
En realidad la jugada ➪ 5. c4
tiene antecedentes en una idea
que Tartakower atribuye a Duras,
y que se produce luego de 5. c3 d6
y entonces 6. c4. Pero el propio
Keres tuvo que vérselas con otras
alternativas del blanco, funda-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 53
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
53
mentalmente en las variantes 5.
c3 y 5. 0–0. Por ejemplo:
A) 5. c3 ¥d7
(5 ... f5 6. exf5 ¥xf5 7. d4 e4 8.
¤g5 d5 9. f3 e3 10. f4 ¥d6 11. £f3
£f6 12. £xe3+ ¤ge7 13. ¥xc6+
bxc6 14. 0–0 0–0 15. ¤d2 ¤g6 16.
g3 ¦ae8 17. £f2 ¥d3 18. ¦e1
¦xe1+ 19. £xe1 ¥xf4 20. gxf4
¤xf4 21. ¤df3 ¤e2+ 22. ¢g2 h6
23. £d2 £f5 24. £e3 hxg5 25. ¥d2
¥e4 0–1; Euwe-Keres; XVIII
Campeonato del mundo, La Haya/Moscú,
11/04/1948). 6. d4 ¤ge7
7. ¥b3 h6 8. ¤bd2 (8. ¤h4 ¤a5 9.
¥c2 c5 10. dxc5 dxc5 11. £f3 ¤g6
12. ¤f5 £f6 13. ¤d2 ¤e7 14. 0–0
g6 15. ¤xe7 ¥xe7 16. £e3 ¦d8 17.
b3 £g5 18. £e2 ¥b5 19. c4 ¥d7
20. ¤b1 £h5 21. £xh5 gxh5 22.
¤c3 ¤c6 23. ¤d5 ¤d4 24. ¥d1 h4
25. f4 ¥d6 1–0 en 42 jugadas; Tal-
Keres; XLI Campeonato de la
URSS, Moscú, 1973). 8 ... ¤g6 9.
¤c4 ¥e7 10. 0–0 0–0 11. ¤e3 ¥f6
12. ¤d5 exd4 13. ¤xd4 ¦e8 14.
¤xf6+ £xf6 15. f3 ¤f4 16. ¤xc6
¥xc6 17. ¥e3 ¦ad8 18. £d2 ¤g6
19. ¥d4 £e7 20. ¦ae1 £d7 21. c4
¥a4 22. ¥xa4 £xa4 0–1 en 56 jugadas;
Euwe-Keres; XVIII Campeonato
del mundo, La Haya/Moscú,
02/03/1948.
B) 5. 0–0 ¥d7 6. c3 ¤ge7 7. d4
¤g6 8. ¦e1 ¥e7 9. ¤bd2 h6 (9 ...
0–0 10. ¤f1 exd4 11. cxd4 ¥f6 12.
¤e3 ¦e8 13. ¥c2 ¤h4 14. ¤xh4
¥xh4 15. ¤d5 ¤e7 16. ¤c3 ¤g6
17. g3 ¥f6 18. ¥e3 c5 19. f4 cxd4
20. ¥xd4 ¥c6 21. ¥b3 ¤f8 22.
¥xf6 £xf6 23. ¤d5 £d8 24. £h5
¤d7 25. ¦ad1 ¤c5 26. ¥c2 g6 27.
£g5 £xg5 28. fxg5 ¥xd5 29. ¦xd5
1/2–1/2 en 40 jugadas; Ivkov-Keres;
URSS contra el Resto del
Mundo, Belgrado, 29/03/1970). 10.
¤f1 ¥g5 11. ¥e3 (11. ¤e3 ¥xe3
12. ¥xe3 0–0 13. ¤d2 £e7 14. ¥c2
¢h8 15. £h5 £f6 16. £f3 £xf3 17.
¤xf3 f5 18. exf5 ¥xf5 19. ¥xf5
¦xf5 20. dxe5 ¤gxe5 21. ¤xe5
¦xe5 22. ¥d4 ¦ee8 23. f3 ¢g8 24.
¢f1 ¢f7 25. ¥f2 a5 26. a4 ¦ab8 27.
¦xe8 ¦xe8 28. ¦e1 ¦b8 1/2–1/2 en
59 jugadas; Alexánder Grushevski-Keres;
Campeonato por equipos,
2ª división, Toliatti [Rusia],
1974). 11 ... ¥xe3 12. ¤xe3 0–0 13.
¥c2 ¦e8 14. £d2 ¦c8 15. g3 £f6
16. ¤d5 £xf3 17. ¥d1 ¤h4 18.
gxh4 £h3 19. ¤f6+ ¢h8 20. ¤xe8
¦xe8 21. h5 ¥g4 22. £e3 £xh5
1–0 en 45 jugadas; Tal-Keres; Reval,
1973.
C) 5. ¥xc6+ bxc6 6. d4 exd4
7. ¤xd4 c5 8. ¤f3 ¤f6 9. 0–0 ¥e7
10. ¤c3 0–0 11. ¦e1 ¥b7 12. h3
¤d7 13. ¤d5 ¥f6 14. ¦b1 ¦b8 15.
b3 ¦e8 16. ¥f4 h6 17. £d2 ¥e5
18. ¤xe5 ¤xe5 19. ¥g3 £d7 20.
¦bd1 ¥xd5 21. £xd5 £e6 22.
¥xe5 £xe5 23. £c6 £e7 24. ¦e3
¦b6 25. £a4 f6 1/2–1/2; Spasski-
Keres; XLI Campeonato de la
URSS, Moscú, 1973.
Continuando con la partida
principal, después de la cuarta jugada
blanca el sorprendido Alekhine
se decidió por la respuesta:
➪ 5 ... ¥d7
En el tantas veces mencionado
torneo de Moscú-La Haya, Res-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 54
54
LOS APORTES DE PAUL KERES
hevsky prefirió 5 ... ¥g4 y Keres
respondió con 6. ¤c3 ¤ge7 7. h3
¥xf3 8. £xf3 ¤g6 9. ¤d5 ¦b8 10.
¤b4 ¤ge7 11. ¤c2 £d7 12. d3
¤c8 13. ¥d2 ¥e7 14. £g3 ¥f6 15.
¦c1 ¤b6 16. ¥b3 £d8 17. 0–0
¤d7 18. a3 ¤c5 19. ¥a2 0–0 20. b4
¤e6 21. ¥e3 ¤f4 22. £f3 ¤xd3
23. ¦b1 ¤f4 24. b5 1/2–1/2; Keres-
Reshevsky; XVIII Campeonato
del mundo, La Haya/Moscú,
18/03/1948
➪ 6. ¤c3 g6
En otros de estos encuentros
Thomas continuó con 6 ... ¤f6 y
ahora luego de 7. d4 ¤xd4 8. ¤xd4
exd4 9. ¥xd7+ £xd7 10. £xd4
¥e7 11. 0–0 0–0 12. b3 ¦fe8 13.
¥b2 ¥f8 14. ¦fe1 ¦e6 15. f4 ¦ae8
16. ¦e3 c6 17. ¦d1 £c7 18. ¦de1
b5 19. cxb5 axb5 20. ¤d1 c5 21.
£d3 c4 22. bxc4 bxc4 23. £c2 d5
24. ¥xf6 ¦xf6 25. ¤c3 £a7 26.
¤xd5 ¦a6 27. ¢h1 ¦xa2 28. £xc4
¥c5 29. ¦c3 ¦a1 30. ¦cc1 ¦xc1 31.
¦xc1 ¥a3 32. ¦a1 £f2 33. £a4 el
negro tuvo que abandonar. 1–0;
Keres-Thomas; Torneo de Hasting,
7ª ronda, diciembre de 1937.
➪ 7. d4 ¥g7
También Keres probó suerte
jugando esta variante contra Capablanca,
que optó aquí por 7 ...
exd4 y la partida, tras tensa lucha,
concluyó en empate: 8. ¤xd4 ¥g7
9. ¥e3 ¤ge7 10. 0–0 0–0 11. h3
¤xd4 12. ¥xd7 ¤e2+ 13. ¤xe2
£xd7 14. ¥d4 ¥xd4 15. £xd4
¤c6 16. £d5 ¦ae8 17. ¤c3 £e6
18. ¦ad1 f5 19. exf5 ¦xf5 20. ¦de1
¦xd5 21. ¦xe6 ¦e5 22. ¦xe8+
¦xe8 23. ¦d1 ¢f7 24. ¢f1 ¤e5 25.
b3 ¤d7 26. ¤d5 c6 27. ¤f4 ¦e4 28.
g3 ¢e7 29. ¤e2 ¤c5 30. f3 ¦e3 31.
¢f2 ¦d3 32. ¦xd3 ¤xd3+ 33. ¢e3
¤b4 1/2–1/2; Keres-Capablanca;
Olimpiada de Buenos Aires, 1939.
➪ 8. ¥e3
En sus notas Keres aclara que
la supuesta refutación 8. ¥g5 f6 9.
¥e3, se responde con 9 ... ¤h6!.
➪ 8 ... ¤f6
Pero uno de sus éxitos más importantes
no lo obtuvo con blancas,
sino jugando contra su propia
línea –¡choses de la vie!– continuando
en esta posición con 8 ...
¤ge7 9. £d2 0–0 10. h3 f5 11. dxe5
fxe4 12. ¤g5 ¤xe5 13. ¥b3 ¤d3+
14. ¢f1 ¤c5 15. ¥c2 £e8 16. ¦d1
¤f5 17. ¥xc5 e3 18. £d5+ ¢h8 19.
¤e2 exf2 20. ¥e4 ¥c6 21. £d3
dxc5 22. g4 ¥xe4 23. ¤xe4 ¦d8
0–1; Tornouski-Keres; Szcawno
Zdroj (Polonia), 1950.
El final que sigue demuestra el
nivel de juego que ya tenía el Keres
de 1937: ganó la partida –en su
opinión su mejor victoria de la
competencia– empatando además
el primer lugar del torneo.
➪ 9. dxe5 dxe5 10. ¥c5 ¤h5
11. ¤d5 ¤f4 12. ¤xf4 exf4 13. e5
g5 14. £d5 ¥f8 15. ¥xf8 ¦xf8 16.
0–0–0 £e7 17. ¥xc6 ¥xc6 18.
£d3 ¥d7 19. ¤xg5 0–0–0 20. ¤f3
f6 21. exf6 ¦xf6 22. ¦he1 £b4 23.
£xd7+ y Alekhine abandonó.
En los últimos años la variante
de Keres prácticamente ha desaparecido
del ajedrez magistral,
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 55
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
55
hay noticias de partidas aisladas
sin especial trascendencia.
Dentro de esto, la continuación
que casi exclusivamente utilizan
las negras es 5. ... ¥g4
Un ejemplo interesante lo encontramos
en una partida reciente
de David Bronstein, en la que
el veterano gran maestro no logra
sacar ventaja a su joven contrincante,
teniéndose que conformar
con unas regateadas tablas:
David Bronstein-Marc Greene
Torneo abierto de Bruselas
(Bélgica), 1995
➪ 5. c4 ¥g4 6. d3
Una de las consecuencias inmediatas
del avance del alfil negro
es que impide el avance del peón a
d4, limitando la movilidad de las
blancas. Las alternativa son:
A) 6. h3 ¥xf3 7. £xf3 g6 (7 ...
¤f6 8. d3 ¥e7 9. ¤c3 ¤d7 10.
¥xc6 bxc6 11. 0-0 ¤c5 12. b4 ¤e6
13. ¥e3 c5 14. a3 c6 15. ¦fb1 ¤d4
16. ¥xd4 cxd4 17. ¤a2 0-0 18. a4
£d7 19. ¦b2 f5 20. b5 cxb5 21.
axb5 axb5 22. cxb5 d5 23. exd5 ¦a3
24. ¦d1 e4 25. £e2 £xd5 26. b6
¥d6 27. dxe4 fxe4 28. ¤b4 £e5 29.
g3 ¦xf2 30. £xf2 ¦xg3+ 31. ¢f1
0–1; Antonio Ángel Medina García-Lajos
Portisch; Torneo de Hastings,
4ª ronda, diciembre de 1969)
8. ¤c3 ¥g7 9. ¤d5 ¢f8 10. ¥xc6
bxc6 11. ¤c3 ¤e7 12. d3 ¦b8 13. 0-
0 f5 14. exf5 gxf5 15. ¥g5 £d7 16.
¦ae1 ¤g6 17. ¥c1 ¦g8 18. £h5
£f7 19. ¢h1 ¤f4 20. £f3 £h5 21.
£xh5 ¤xh5 22. ¤e2 ¢f7 23. f4
exf4 1–0 en 38 jugadas; Tom Wedberg-Jan
Plachetka; Campeonato
de Europa por equipos, Skara
(Suecia), 1980.
B) 6. ¤c3 ¤f6 7. h3 ¥xf3 8.
gxf3 ¥e7 9. d3 0-0 10. ¥xc6 bxc6
11. f4 exf4 12. ¥xf4 d5 13. e5 ¤d7
14. ¦g1 d4 15. ¥h6 dxc3 16. ¥xg7
¥g5 17. ¥h6 f6 18. exf6 ¦xf6 19.
¦xg5+ ¦g6 20. ¦xg6+ hxg6 21.
bxc3 ¤e5 22. d4 ¤xc4 23. £d3
£e8+ 1–0 en 45 jugadas; Julio Alberto
Muhana-John Kalish; X
Campeonato mundial por correspondencia,
1978.
El juego continuó con:
➪ 6 ... ¤f6 7. ¥e3 ¥e7 8.
¤bd2 0-0 9. h3 ¥xf3
Quizás sea mejor reservar el
alfil, como hizo Olafsson contra
Browne, en el Torneo de Las Palmas
de 1974: 9 ... ¥e6 10. 0-0 ¤d7
11. ¥xc6 bxc6 12. d4 f5 13. dxe5
dxe5 14. exf5 ¥xf5 15. ¤b3 £e8
16. ¢h1 £g6 17. ¦c1 ¦ad8 18.
¤bd2 c5 19. ¤h2 ¤b8 20. £e1
¤c6 21. ¤b3 ¤d4 22. ¥xd4 cxd4
23. £xe5 ¥d6 24. £d5+ ¢h8 25.
f4 ¥d3 26. ¦f2 ¥e4 27. £xd4
¥xf4 28. £c5 ¦f5 29. £e7 ¦e8 30.
£h4 ¥g3 0–1 en 30 jugadas; Walter
Browne-Fridrik Olafsson; Las
Palmas de Gran Canaria, 1974.
➪ 10. ¤xf3 ¦b8 11. a3 b5 12.
cxb5 axb5 13. ¥c2 d5 14. b4 d4 15.
¥c1 ¤d7 16. ¤d2 £e8 17. ¤b3
¤d8 18. 0-0 ¤e6 19. ¥d2 ¥g5
El resto nos muestra a un
Bronstein buscando complicaciones
para intentar igualar el juego.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 56
56
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 20. ¥e1 c5 21. ¤a5 ¦c8 22.
¥b3 ¤b6 23. h4 ¥xh4 24. £g4
¥f6 25. ¥xe6 £xe6 26. £xe6 fxe6
27. bxc5 ¤a4 28. ¤b3 ¥e7 29.
¦b1 ¥xc5 30. ¤xc5 ¤xc5 31. ¥b4
1/2-1/2.
Variante Neo-Steinitz
En lo que resta, nos interesa
continuar con el tratamiento clásico
de la Defensa Steinitz diferida,
tomando como referencia otra de
sus partidas memorables, jugando
contra Bronstein en el Campeonato
de la URSS de 1948.
Allí Keres se dispuso a mejorar
una popular variante, gestada
en uno de los encuentro contra
Euwe, en el Campeonato mundial
del mismo año, y que tuvo el
siguiente desarrollo.
David Bronstein-Paul Keres
XVI Campeonato de la URSS,
Moscú, 1948
➪ 5. c3 ¥d7 6. d4 ¤ge7
Entrando en lo que Euwe define
como Variante Neo-Steinitz,
y que Keres empleó en diversas
oportunidades.
➪ 7. ¥b3
Con el propósito de hacer 8.
¤g5, obligando al movimiento
que sigue:
➪ 7 ... h6 8. ¤bd2
Contra 8. ¥e3?! Keres propuso
8 ... ¤g6! que garantiza, al menos,
la igualdad. En cuanto a 8.
¤h4, propuesta por Smyslov, es
interesante la línea utilizada por
Keres en su encuentro contra
Tarve, en el Campeonato Postal
de Estonia de 1951; su desarrollo
fue como sigue: 8. ¤h4 ¤a5 9.
¥c2 g5 10. ¤f5 ¤xf5 11. exf5 £f6
12. d5 c6 13. ¤a3 b5 14. b4 ¤b7
15. ¤b1 ¤d8 16. a4 bxa4 17. c4
¥xf5 18. dxc6 ¤xc6 19. ¤c3 ¥d7
20. ¤d5 £d8 21. h4 gxh4 22. ¥xa4
¦b8 23. ¥xc6 ¥xc6 24. ¦xa6
¥xd5 25. £xd5 ¦xb4 26. £c6+
1–0; Keres-Udo Tarve; Campeonato
postal de Estonia, 1951.
➪ 8 ... ¤g6
Sigue siendo de estudio la continuación
8 ... g6!?. En cambio, no
se recomienda la idea prematura 8
... g5?!.
➪ 9. ¤c4 ¥e7 10. ¤e3
Y llegamos a un punto donde
se pueden producir transposiciones
entre esta jugada y la siguiente,
tras lo cual alcanzamos la posición
que nos interesa. Esto puede
resultar importante pues tras estas
«triquiñuelas» se pueden dar continuaciones
como la siguiente: 10.
¤e3 ¥g5! ( una idea de Bondarevsky,
que todo el mundo quería
jugar por ese entonces) 11. ¤d5
(11. ¤xg5!? hxg5 12. £f3) 11 ...
¥xc1 12. £xc1 (12. ¦xc1!?) 12 ...
¥g4 13. £e3 ¥xf3 14. gxf3 ¤ce7
15. dxe5. ¤xd5 16. exd5 dxe5 17. f4
¤xf4 18. £xe5+ £e7+ = 0–1; Rune
Litsberger-Keres; 3ª ronda del Torneo
de Estocolmo, 1966.
Existen muchos otros ejemplos
interesantes en relación con
la jugada ... ¥g5!, pues tras ella se
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 57
iniciaron algunas polémicas teóricas,
en las que Fischer tuvo también
cierta participación.
De esa época son de interés
las siguientes continuacio.nes: 11.
¤e3 ¥xe3 12. ¥xe3 y ahora:
A) 12 ... 0-0 13. ¤d2 (13. h3
¦e8 14. ¤h2 £e7 15. dxe5 dxe5
16. £h5 ¤a5!+ = ↑; 0–1 en 56 jugadas;
Fischer-Pachmann; 3ª ronda,
Mar del Plata [Argentina],
25/03/1959) 13 ... ¤a5 14. ¥c2 ¥b5
15. ¦e1 ¤c4 16. ¤xc4 ¥xc4 17.
£f3 ¥e6= 1/2–1/2 en 29 jugadas;
Keres-Bondarevski; XVIII Campeonato
de la URSS, Moscú, 1950.
B) 12 ... £f6 13. ¤e1 (13. £d2
¤a5 14. ¥d5 c6 15. ¥b3 ¥g43
=
+ ↑»; 0–1 en 32 jugadas; Unzicker-
Keres; 7ª partida del duelo, Hamburgo,
1956) 13 ... ¤a5!? (13 ...
¤f4) 14. ¢h1 g5 15. g3 ¤h3 16. f4
gxf4 17. gxf4± Aronin-Dubinin;
URSS, 1953.*
Pero como explica el propio
Keres, en esta partida sus propósitos
eran otros...
➪ 10 ... 0-0 11. 0-0
8
7
6
5
4
3
Ésta es la posición en la que
Keres comete el error de jugar
contra Euwe 11 ... ¥f6?, recibiendo
la contundente respuesta 12.
¤d5!, con la amenaza de hacer 13.
dxe5! (como hiciera Smyslov a
Reshevsky en el mismo torneo,
cuando éste respondió 12 ... ¦e8).
El encuentro continuó con 12 ...
exd4 13. ¤xd4! ¦e8 y las blancas
hubieran quedado muy bien haciendo
ahora 14. ¦e1, pero se les
ocurrió responder con 14. ¤xf6+?!
£xf6 15. f3 y el resto es una cadena
mutua de jugadas débiles, que restaron
interés a la partida, al menos
para nuestros objetivos.
En la partida del texto, Keres
sorprendió a Bronstein con la jugada
➪ 11 ... ¦e8!
que aparentemente no tiene un
efecto destructivo, pero prepara el
camino para la apertura del juego,
que resulta favorable al negro.
La partida continuó con ➪ 12.
¦e1 ¥f8 13. ¥c2 ¤h4 14. ¤xh4
£xh4 15. ¤d5 ¦ac8 16. ¦f1 ¤e7
17. ¤e3 ¤g6 18. g3 £h3 19. f4
exf4 20. gxf4 f5 y luego del cambio
de damas y algunas maniobras
en el centro, las negras quedaron
con mejor final y vencieron
en la jugada 63.
2
1
a b c d e f g h
* No hay constancia de que tanto Aronin como Dubinin jugasen en 1953. Puede tratarse de
una partida apócrifa, amistosa o desconocida. (N. del R. T.)
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 58
58
LOS APORTES DE PAUL KERES
En la actualidad la variante
Neo-Steinitz se mantiene en plena
actividad, siendo Portisch uno de
los maestros que la mantienen en
su repertorio, especialmente en la
línea de Bondarevsky (10. ¤e3
¥g5), en la que ha introducido
más de una novedad. Es notoria su
partida contra Short,Torneo de Linares
de 1990:
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 14 ... £f6! N
Nigel Short-Paul Keres
8ª ronda del Torneo de Linares
(España), 1990
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥b5
a6 4. ¥a4 d6 5. c3 ¥d7 6. d4 ¤ge7
7. ¥b3 h6 8. ¤bd2 ¤g6 9. ¤c4
¥e7 10. ¤e3 ¥g5 11. ¤xg5
También contra Portisch es la
continuación 11. ¤d5 ¥xc1 12.
¦xc1 0–0 13. dxe5 ¤cxe5 14.
¤xe5 dxe5 15. h4 a5 16. g3 ¦a6
17. c4 ¤e7 18. c5 a4 19. ¥c4 ¦a5
20. ¤b4 ¤c6 21. ¤xc6 ¥xc6 22.
0–0 £e7 23. ¥d5 ¥xd5 24. £xd5
¦b5 25. ¦c2 0–1 en 41 jugadas;
Sergio Mariotti-Portisch; 1ª ronda
del Torneo de Milán (Italia), 20
de agosto de 1975.
➪ 11 ... hxg5 12. g3 exd4!
Introducida por Portisch en un
encuentro anterior contra Sax.
➪ 13. cxd4 ¢f8 14. 0–0?!
Aquí se sugiere la idea de
Grooten 14. ¤d5!?.
a b c d e f g h
En la partida mencionada se
optó por 14 ... ¥h3 15. £f3 £d7
16. ¦d1 ¦e8 17. ¤f5? g4 18. £e3
¦h5 19. ¤h4 ¦xh4! 20. gxh4 ¤xh4
21. ¥d5 ¤e7! 22. ¥c4 ¤ef5 23.
£c3 ¦xe4 24. ¥f1 ¤xd4 25. ¥e3
¤df3+ 26. ¢h1 ¥xf1 27. ¦xf1 ¤g6
28. ¦ad1 £e7 ∆… £h4. 0–1; Sax-
Portisch; Copa del mundo, Skelleftea
(Suecia), agosto de 1989.
➪ 15. ¤d5 £xd4 16. ¥xg5
¤ge5 17. ¥e3 £xd1 18. ¥xd1
¥h3 19. ¦e1 ¤d3 20. ¦e2 ¤ce5
21. ¦d2?
Después del encuentro se indicó
que lo correcto era 21. f4!
21 ... ¤e1 22. f4 ¤1f3+ y las
blancas están perdidas, aunque
prolongaron su agonía hasta la jugada
nº 35.
Con lo visto, damos por concluida
este recorrido general por
los aportes de Paul Keres en la
Apertura Española.
Si bien hemos dedicado a esta
parte mucho más espacio del que
inicialmente suponíamos, también
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 59
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
59
sabemos que el tema no está ni
mucho menos que agotado, pues
aunque se ha realizado una investigación
seria y profunda, la misma
ruta recorrida ha demostrado
que la presencia de Paul Keres en
esta apertura llena uno de los espacios
más amplios de su fructífera
producción ajedrecística.
Dejando al margen las inevitables
omisiones, nos queda la satisfacción
de haber sacado a la luz detalles
importantes de su quehacer y
el compromiso de retornar sobre el
tema, con propósitos mucho más
ambiciosos, ampliando la recopilación
de sus partidas, y profundizando
en su concepción estratégica
dentro de la Apertura Ruy López.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 60
Como es sabido, Keres fue un
jugador que desarrolló una gran
parte de su producción –con
blancas– iniciando el juego con el
peón de rey, en una época en que
la Defensa Francesa ya era la preferida
de muchos de los jugadores
contra quienes se enfrentó en
toda su carrera.
Además, aunque no utilizó normalmente
esta defensa cuando jugaba
con negras, formó parte de su
repertorio en sus primeras experiencias
en el ajedrez por correspondencia,
y en alguna que otra
oportunidad que, como veremos,
respondía no a una ocasional selección
de aperturas producto de
la moda, sino como consecuencia
de estudios realizados que escondían
propósitos «siniestros».
Retórica al margen, basta con
resumir que su rendimiento con
blancas, contra la Defensa Francesa,
alcanzó más del 55% de victorias,
en tanto las derrotas no superaron
el 10%, para un número
aproximado de 80 partidas jugadas
contra la elite mundial.
Y si vamos a precisar detalles
en materia de estadísticas, entonces
debemos decir que fue utilizando
la Variante Tarrasch con la que
alcanzó un rendimiento de más del
60% de victorias, logrando tal popularidad
que para muchos esta
variante de juego esta directamente
asociada con su nombre.
Variante Tarrasch-
Keres
En esencia, tras las jugadas 1.
e4 e6 2. d4 d5, las blancas tienen
entre sus alternativas el permitir
o no que las negras dirijan las acciones
hacia la Variante Winawer
(3. ¤c3 ¥b4); o impedirlo haciendo
la jugada:
➪ 3. ¤d2!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
De acuerdo con las referencias
de algunos autores, esta jugada
fue analizada por Spielmann, e
introducida en la práctica de torneos
por Tarrasch. De esa época
son los siguientes ejemplo:
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 61
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
61
Rudolf Spielmann-Aaron
Nimzovich
4ª ronda del Torneo de Nueva
York (EE. UU.), 1927
1. e4 e6 2. d4 d5 3. ¤d2 c5 Jugada
atribuida a Marshall, y considerada
como la mejor respuesta del
negro. Un año después, también
contra Spielmann, Nimzowitch
prefirió optar por la variante de
Guimard 3 ... ¤c6 y el juego siguió
con 4. ¤gf3 ¤ge7 5. c3 ¤g6 6. g3
¥e7 7. h4 dxe4 8. ¤xe4 b6 9. h5
¤f8 10. h6 g6 11. ¥b5 ¥d7 12. d5
¤a5 13. ¥xd7+ £xd7 14. ¥g5
exd5 15. ¤f6+ ¥xf6 16. ¥xf6
£e6+ 17. £e2 ¦g8 18. ¤g5 £xe2+
19. ¢xe2 ¢d7 20. ¢f3 ¦e8 21.
¦ae1 1/2–1/2 en 57 jugadas; Spielmann-Nimzovich;
Berlín (Alemania),
1928.
➪ 4. dxc5
En la actualidad se da mayor
importancia a la continuación 4.
exd5 £xd5 5. ¤gf3 cxd4 6. ¥c4
£d8 y ahora 7. 0-0 a6 8. ¤b3 £c7
9. £xd4 (novedad en 1995) 9 ...
¤c6 10. £h4 ¥d6 11. ¥d2 ¤ge7
12. ¥d3! ¥d7?! 13. ¦ad1 0-0-0 14.
¤g5! ¤g6 15. £h3 ¤ge5 16. ¥e2
con mejor posición. Pero después
el juego siguió con 16 ... ¥e7 17.
¥f4?! (17. f4!?) 17 ... ¦hf8! con
juego complicado. 0–1 en 55 jugadas;
Vladímir Akopián-Alexéi
Dréiev; 6ª ronda del Torneo de
Linares (España), marzo de 1995.
4 ... ¥xc5 5. ¥d3
Muchos años atrás ya Steinitz
utilizaba con frecuencia esta línea
de juego. En una de esas partidas
continuó contra Lasker con 5. ¤b3
¥b6 6. exd5 ¤f6 7. ¥b5+ ¥d7 8.
¥xd7+ £xd7 9. c4 exd5 10. c5 ¥c7
11. ¤f3 ¤c6 12. 0–0 0–0 13. ¤bd4
¤xd4 14. £xd4 ¦fe8 15. ¥e3 ¦e4
16. £d3 ¦ae8 17. ¦ad1 h6 18. a3
£g4 19. b4 g5 20. £c3 £f5 y en definitiva
las negras terminaron por
ganar en 44 jugadas. Steinitz-Emanuel
Lasker; 3ª ronda del Torneo
internacional de Núremberg (Alemania),
22 de julio de 1896.
➪ 5 ... ¤f6
O como jugó Alekhine contra
Spielmann: 5 ... ¤c6 6. exd5 exd5
7. ¤b3 ¥b6 8. ¤f3 ¤ge7 9. 0–0
0–0 10. c3 £d6 11. ¦e1 ¤g6 12.
¥e3 ¥xe3 13. ¦xe3 ¥g4 14. ¥xg6
fxg6 15. h3 ¥f5 16. ¤bd4 ¦ad8
17. ¤xf5 ¦xf5 18. £e2 ¦df8 19.
¦e1 £c5 20. ¦e8 h6 21. £e6+
¢h7 22. £c8 d4 23. cxd4 1/2–1/2
en 41 jugadas; Spielmann-Alekhine;
3ª rona del Torneo de Nueva
York, 1927.
➪ 6. e5
También hizo Steinitz 6. ¤b3
¥b6 7. exd5 £xd5 8. ¤f3 ¥d7 9.
0–0 ¥c6 10. ¥e3 ¤bd7 11. ¦e1
£h5 12. ¥xb6 axb6 13. ¤bd4 0–0
14. c3 ¦fe8 15. ¥e2 b5 16. ¤xc6
bxc6 17. £d6 £d5 18. ¦ed1 £xd6
19. ¦xd6 ¦ec8 20. ¤d4 ¤b8 21.
¤b3 ¤d5 22. ¥f3 ¢f8 23. ¥xd5
exd5 24. ¤d4 ¦a4 25. ¦e1 ¦e8 26.
¦xe8+ ¢xe8 27. ¤xc6 ¤xc6 28. g3
y poco después se acordó el empa-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 62
62
LOS APORTES DE PAUL KERES
te. Steinitz-Enschede; simultánea,
Haarlem (Países Bajos), 1896.
El resto de la partida fue como
sigue.
➪ 6 ... ¤fd7 7. ¤gf3 ¤c6 8. £e2
¤b4 9. 0–0 ¤xd3 10. £xd3 0–0 11.
¤b3 ¥e7 12. ¦e1 ¤b6 13. ¤bd4
¥d7 14. b3 ¦c8 15. ¥d2 ¤a8 16. a3
¤c7 17. ¥b4 ¤a6 18. ¥xe7 £xe7
19. b4 ¤c7 20. a4 ¥e8 21. c3 f6 22.
exf6 £xf6 23. £e3 £f4 24. ¤e5
£xe3 25. ¦xe3 ¦f6 26. g3 g5 27. b5
¢f8 28. ¦b1 b6 29. ¦be1 a6 30.
bxa6 ¦a8 31. ¤b5 ¤xa6 32. ¤g4
¦g6 33. ¤e5 ¦f6 34. ¤g4 ¦g6 y se
acordó el empate. (1/2-1/2).
Se ha justificado el incremento
de la popularidad de la Variante
Tarrasch, como consecuencia
del auge alcanzado, a finales de la
década del treinta, por la Variante
Winawer; y si bien esto es cierto,
podríamos agregar además que
fueron los resultados obtenidos
por Keres los que consolidaron, a
partir de esa fecha, el prestigio de
la variante.
No estamos en presencia de
una situación en la que pudiéramos
hablar típicamente de la introducción
de «novedades», aunque
indiscutiblemente las hubo.
De todos modos, si deseamos destacar
cuales fueron los aportes de
Keres en este caso específico, habría
que hablar preferiblemente
de la introducción de un «estilo»
de juego contra la Defensa Francesa,
que quedó acuñado con sus
memorables victorias contra Capablanca,
en el Torneo AVRO de
1939 y contra Stahlberg, en Buenos
Aires, 1939 a las que se sumaron
muchas otras contra jugadores
de segunda línea, y sus éxitos
en años posteriores contra jugadores
como Ragosin, Portisch,
Benko, Ivkov y hasta contra el
propio Botvinnik.
No es objetivo hacer aquí un
tratamiento extensivo de la Variante
Tarrasch-Keres, pero resulta
inevitable retomar algunas de
las partidas antes mencionadas, y
agregar, dentro de lo posible, algunas
notas de actualidad.
Para esto, nada mejor que seguir
el curso de la siguiente partida.
Paul Keres-José Raúl
Capablanca y Grampera
Torneo AVRO (Algemene
Verenigin Radio Omroep), Países
Bajos, 1938
➪ 3. ¤d2 c5
Fue también Keres uno de los
autores que trató más ampliamente
la variante 3. ¤d2 en libros y
comentarios, detallando las principales
continuaciones del negro a
partir de su tercera jugada. Algunas
alternativas son:
A) 3 ... ¤f6 Según Karpov, esta
es la alternativa de elección
cuando no se está a gusto en las
posiciones de peón aislado que se
producen luego de 3 ... c5 4. ed5
ed5. 4. ¥d3. También es frecuente
la continuación 4. e5 ¤fd7 y el
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 63
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
63
blanco dispone de las alternativas
5. c3 y 5. f4, cada una con sus respectivas
ramificaciones tras 4 ¥d3
sigue 4 ... c5 5. e5 ¤fd7 6. c3 ¤c6
[6 ... cxd4 7. cxd4 ¤c6 8. ¤e2
f6 9. ¤f4 £b6 10. £h5+ ¢d8 11.
¤xe6+ ¢e7 12. ¤f4 £xd4 13. ¤f3
£b4+ 14. ¥d2 £xb2 15. 0–0 ¢d8
16. ¤e6+ ¢e7 17. ¤c7 ¢d8 18.
¦fb1 £xb1+ 19. ¦xb1 ¢xc7 20. e6
¤de5 21. ¤xe5 fxe5 22. £e8 ¦b8
23. ¥b5 ¤e7 24. ¥b4 ¤g6 25.
¦c1+ ¢b6 26. £d8+ 1–0; Keres-
Vera Menchik; 9ª ronda del Torneo
de Margate, abril de 1939. 7.
¤e2 f6
(7 ... £b6 8. ¤f3 cxd4 9. cxd4
¥b4+ 10. ¥d2 ¥xd2+ 11. £xd2
£b4 12. ¦c1 £xd2+ 13. ¢xd2 ¤b6
14. b3 ¢e7 15. h4 ¥d7 16. ¦h3 ¤b4
17. ¥b1 a5 18. a3 ¤a6 19. a4 ¦ac8
20. ¦g3 g6 21. h5 ¦xc1 22. ¤xc1
¤c8 23. ¦h3 gxh5 24. ¦xh5 h6 25.
¤h2 1–0 en 44 jugadas; Keres-Rodrigo
Flores Álvarez; 8ª ronda de
la Olimpiada de Buenos Aires,
septiembre de 1939).
8. ¤f4 £e7 9. ¤f3 fxe5 10.
¤xe5 ¤dxe5 11. dxe5 g6 12. 0–0
¤xe5 13. ¦e1 ¥g7 14. ¥b5+ ¥d7
15. £a4 a6 16. ¥xd7+ £xd7 17.
£xd7+ ¢xd7 18. ¥e3 b6 Aunque
la posición esté equilibrada, no
fue hasta la jugada nº 64 –tras una
lucha terrible– cuando se firmó el
empate Keres-Fine; 9ª ronda del
Torneo de Margate, abril de 1937.
B) 3 ... ¤c6 4. c3 (en la actualidad
lo más jugado es 4. ¤gf3. Por
ejemplo : 4 ... ¤f6 5. e5 ¤d7 6. ¥e2
f6 7. exf6 ¤xf6 8. 0–0 (8. ¤f1 a6 9.
¤e3 ¥d6 10. 0–0 0–0 11. b3 e5 12.
dxe5 ¤xe5 13. ¤xd5 ¤fg4 14. g3
¤xf3+ 15. ¥xf3 ¦xf3 16. £xf3 ¤e5
17. £c3 ¥e6 18. ¤f4 ¥d7 19. ¥b2
¥c6 20. f3 £f6 21. ¦ae1 ¦e8 22.
¤d3 ¤xf3+ 23. ¦xf3 ¥c5+ 24.
£xc5 £xf3 25. ¦xe8+ ¥xe8 1–0;
Pablo Zarnicki-Rafael Guerrero
Álvarez; Torneo Abierto de Linares,
España, Enero de 1995). 8 ...
¥d6 9. c4 0–0 10. b3 ¤g4 11. ¥b2
£f6 12. £c2 ¥d7 13. ¦ae1 ¤b4 14.
£d1 ¤xa2 15. h3 ¤h6 16. c5 ¥e7
17. £a1 ¤b4 18. £a5 ¤c6 19.
£xc7 ¥c8 20. ¥b5 ¥d8 21. £h2
¤f7 1/2–1/2 en 76 jugadas; Kevin
Spraggett-Beliavski; 8ª ronda del
Torneo abierto de Berna, Suiza, febrero
de 1995)]. 4 ... e5
(4 ... f5 5. exf5 exf5 6. ¥d3 ¥d6
7. ¤e2 ¤ge7 8. ¤f3 0–0 9. £c2
£e8 10. ¥d2 ¥d7 11. 0–0–0 ¤a5
12. ¥f4 b5 13. ¦de1 b4 14. ¥xd6
cxd6 15. cxb4 ¤ac6 16. a3 a5 17. b5
¤b4 18. axb4 ¦c8 19. ¤c3 axb4 20.
¢d2 £f7 21. £b3 bxc3+ 22. bxc3
0–1 en 35 jugadas; Keres-Tigrán
Petrosián; XVIII Campeonato de
la URSS, Moscú, 1950)]. 5. exd5
£xd5 6. ¤gf3 exd4
(Botvínnik jugó 6 ... ¥g4 7.
¥c4 ¥xf3 8. £b3 ¤a5 9. £a4+
£d7 10. ¥xf7+ ¢d8 11. £xd7+
¢xd7 12. ¤xf3 exd4 13. ¤xd4 c5
14. ¤f3 ¢e7 15. ¥d5 ¤f6 16. ¥g5
h6 17. ¥xf6+ ¢xf6 18. 0–0–0 ¥d6
19. g3 ¦he8 20. ¤d2 ¥f8 21.
¤e4+ ¢f5 22. f3 ¦ed8 23. h4 ¤c6
24. h5 ¥e7 25. ¦he1 ¤e5 26. ¤f2
g5 27. hxg6 1–0; Keres-Botvínnik;
XXII Campeonato de la URSS,
Moscú, 11 de febrero de 1955). 7.
¥c4 £h5 8. cxd4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 64
64
LOS APORTES DE PAUL KERES
(8. 0–0 8 ... ¤f6 9. £e1+ ¥e7 10.
¤xd4 0–0 11. ¥e2 ¥g4 12. ¤xc6
¥d6 13. h3 ¥xe2 14. ¤d4 ¥xf1 15.
£xf1 ¦fe8 16. ¤2f3 a6 17. ¥g5
£g6 18. ¦d1 ¦e4 19. ¥e3 ¤d5 20.
¥c1 ¦ae8 21. ¤d2 ¦4e7 22. ¤c4
¥f4 23. ¤f3 c6 24. ¤b6 ¥xc1 25.
¤xd5 cxd5 26. ¦xc1 0–1 en 36 jugadas;
Fischer-Robert Byrne; 8ª
ronda del Campeonato de EE.
UU., Nueva York, diciembre de
1965). 8 ... ¥e6N Sigue el resto de
esta partida con sus comentarios
originales: 9. ¥xe6 fxe6 10. £b3
0–0–0 11. £xe6+!? (11. 0–0) 11 ...
¢b8 12. 0–0 ¥d6 (12 ... ¦e8 13.
£b3 ¥d6 14. h3) 13. ¤b3 ¦f8!? 14.
h3 ¤h6?! (14 ... ¤ge7! 15. £g4
£d5 16. ¦e1 ¦f5!? ∆ ¦hf8→) 15.
¥xh6 gxh6 16. ¦ae1! ¦hg8 17.
¦e3 ¥f4?! (17 ... a6 18. ¦fe1 ¦g6
19. £d7 ¦f7! ∆ 20. £xf7 ¦xg2+ 21.
¢xg2 £xf7∞) 18. ¤c5! ¤d8?? (18
... ¥xe3 19. ¤d7+ ¢a8 20. ¤xf8
¥xf2+ 21. ¦xf2 ¦xf8 22. d5 ¦e8 23.
£d7 ¤b4 24. ¦d2) 19. ¤a6+!
(19. ¤d7+? ¢a8 20. ¤b6+ cxb6 21.
£c8+ ¥b8–+; 19. £d7 ¦f7 20. £b5
£xh3–+) 19 ... bxa6 20. ¦b3+ ¤b7
21. ¤e5!!+- (21. £c6? ¦xg2+! 22.
¢xg2 ¦g8+ 23. ¤g5 ¦xg5+! 24.
¢h1 ¦b5 25. ¦e1 ¤d) 21 ... £e8
(21 ... ¥xe5 22. £c6) 22. £xa6! (22.
£xa6! £c8 23. ¤c6+ ∆ £a7#) 22 ...
¢c8 23. £xb7+ ¢d8 24. £b8+ ¢e7
25. £xc7+ ¢f6 26. ¦c3 ¥xe5 27.
dxe5+ ¢g5 28. £xa7 1–0; Gyula
Feher-Emmanuel Bricard; Torneo
abierto de París (Francia), abril de
1995.
Las restantes alternativas no
están vinculadas directamente
con nuestro estudio y pueden ser
consultadas en libros clásicos de
aperturas.
➪ 4. exd5
Una especie de pequeño «duelo»
se produjo entre Keres y Gideon
Stahlberg, durante la estancia
de ambos en Buenos Aires, con
motivo de la Olimpiada de 1939.
En dos de esas partidas se continuó
con 4. ¤gf3 y ahora derivaron
con:
A) 4 ... cxd4 5. exd5 £xd5 6.
¥c4 £c5 7. 0–0 ¤f6 8. £e2 ¤c6 9.
¤b3 £b6 10. ¦d1 ¥c5 11. a4 a5
12. ¤xc5 £xc5 13. b3 ¤d5 14. ¥a3
¤db4 15. ¥b2 0–0 16. ¤xd4 ¤xd4
17. ¦xd4 £f5 18. ¦g4 g6 19. ¦c1
¥d7 20. ¦e4 ¥c6 21. ¦xe6 £g5
1/2–1/2 en 41 jugadas; Keres-
Stahlberg; Círculo de ajedrez de
Buenos Aires, 1939.
B) 4 ... c4 5. g3 ¤c6 6. ¥g2
¥b4 7. 0–0 ¤ge7 8. c3 ¥a5 9. ¤e5
0–0 10. ¤xc6 bxc6 11. f4 ¦b8 12.
£c2 c5 13. dxc5 £c7 14. b4 cxb3
15. axb3 £xc5+ 16. ¢h1 £xc3 17.
£xc3 ¥xc3 18. ¦xa7 ¦b7 19.
¦xb7 ¥xb7 20. exd5 ¥xd5 21.
¥a3 ¥xd2 22. ¥xe7 ¦e8 23.
¥xd5 ¦xe7 24. ¥c4 g6 25. ¦d1
¥b4 26. ¢g2 ¦c7 27. ¢f3 ¢f8 28.
¢e4 ¢e7 29. ¦a1 ¦d7 30. h4 h5
1/2–1/2; Keres-Stahlberg; 10ª ronda
de la Olimpiada de Buenos
Aires, septiembre de 1939.
Otra alternativa en la cuarta
jugada es 4. dxc5 ¥xc5 5. ¥d3 ¤c6
6. ¤gf3 ¤f6 7. £e2 e5 8. ¥b5 0–0
9. 0–0 ¥g4 10. ¥xc6 bxc6 11. exd5
¦e8 12. dxc6 e4 13. £c4 £b6 14.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 65
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
65
¤b3 ¥xf2+ 15. ¦xf2 exf3 16. gxf3
¦e1+ 17. ¢g2 ¥h3+ 18. ¢g3 ¦g1+
19. ¢xh3 £xf2 20. £f4 £g2+ 21.
¢h4 h6 22. £g3?? £xg3+ 0–1;
Massimiliano Romi-Keres; 2ª ronda
de la Olimpiada de Múnich, 16
de agosto de 1936. Posiblemente
una de las partidas más antiguas
de Keres en la Variante Tarrasch.
➪ 4 ... exd5
Para 4 ... £xd5, véase el comentario
del juego Akopián-Dréiev,
dado en la partida anterior.
➪ 5. ¤gf3 ¤c6
Botvínnik prefirió 5 ... a6 y el
juego siguió con 6. dxc5 ¥xc5 7.
¤b3 ¥a7 8. ¥g5 ¤f6 9. ¤fd4 0–0
10. ¥e2 £d6 11. 0–0 ¤e4 12. ¥e3
¤c6 13. ¤xc6 ¥xe3 14. fxe3 bxc6
15. ¥d3 ¤f6 16. £e1 ¤g4 17. £h4
f5 18. ¦f4 ¤e5 19. £g3 ¦a7 20.
¦af1 ¦af7 21. ¤d4 ¤xd3 22. cxd3
c5 23. ¤f3 0–1 en 72 jugadas; Keres-Botvínnik;
XVIII Campeonato
del mundo, La Haya/Moscú, 20
de abril de 1948.
➪ 6. ¥b5 £e7+
En otro de los encuentros mencionados
Stahlberg jugó 6 ... c4 7.
0–0 ¥d6 8. b3 cxb3 9. axb3 ¤ge7
10. ¦e1 0–0 11. ¤f1 ¥g4 12. c3 £c7
13. ¥a3 ¦fd8 14. ¥d3 ¥xa3 15.
¦xa3 £f4 16. ¥e2 ¤g6 17. ¤e3
¥e6 18. g3 £d6 19. ¦a2 h6 20. ¥d3
¥h3 21. ¤d2 ¤ce7 22. f4 ¥d7 23.
¤f3 b5 24. ¤e5 ¤xe5 25. fxe5 1–0
en 56 jugadas; Keres-Stahlberg; 1ª
ronda de la Olimpiada de Buenos
Aires, 24 de agosto de 1939.
En cuanto a la partida contra
Capablanca, acabó del siguiente
modo:
➪ 7. ¥e2 cxd4 8. 0–0 £c7 9.
¤b3 ¥d6 10. ¤bxd4 a6 11. b3
¤ge7 12. ¥b2 0–0 13. ¤xc6 bxc6
14. c4 ¥e6 15. £c2 dxc4 16. ¥xc4
¥xc4 17. £xc4 ¦fb8 18. h3 ¦b5 19.
¦ac1 ¦c8 20. ¦fd1 ¤g6 21. ¤d4
¦b6 22. ¤e6 £b8 23. ¤g5 ¦b7 24.
£g4 ¥f4 25. ¦c4 ¦b5 26. ¤xf7
¦e8 27. g3 £c8 28. ¦xf4 £xg4 29.
¦xg4 ¢xf7 30. ¦d7+ ¦e7 31.
¦xe7+ ¢xe7 32. ¥xg7 ¦a5 33. a4
¦c5 34. ¦b4 ¢e6 35. ¢g2 h5 36.
¦c4 ¦xc4 37. bxc4 ¢d6 38. f4 Y las
negras abandonaron.
En la actualidad esta línea de
juego goza del interés de muchos
grandes maestros, razón de más
para buscar en sus partidas la esencia
estratégica que fundamenta las
alternativas más novedosas.
Bajo este criterio, son importantes
las partidas de ajedrecistas
como Guéller, Bronstein, Korchnói,
Vlastimil Jansa y Kárpov, que
la han jugado durante años; pero
también Jun Xie, Adams, Anand,
Ivanchuk y Zapata, entre muchos
otros, que son las nuevas figuras
que actualmente la tienen incluida
en su repertorio.
Variante Steinitz
Ya antes comentábamos que
sólo de forma ocasional jugó Keres,
con negras, la defensa Francesa,
sobre todo si se trataba de si-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 66
66
LOS APORTES DE PAUL KERES
tuaciones especiales, como la que
comentamos a continuación.
Spielmann había publicado extensos
análisis en los que demostraba
que luego de las jugadas 1. e4
e6 2. d4 d5 3. ¤c3 ¤f6 4. e5 ¤fd7 5.
f4 las blancas obtenían una sólida
posición. Según narra Keres, por
esta época él solía contestar siempre
a 1. e4 con 1 ... e5, pero teniendo
en cuenta los estudios mencionados,
decidió utilizar la defensa
Francesa contra Spielmann, alegando
motivos psicológicos.
Keres había estado revisando
esos estudios y había encontrado
dónde poner la trampa precisa a
su propio autor.
A continuación la interesante
partida.
Rudolf Spielmann-Paul Keres
7ª ronda del Torneo de
Noordwijk aan Zee, Países Bajos,
junio de 1938
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 5 ... c5
a b c d e f g h
Jugada que Keres denomina
Variante Pirc, y que era el punto
culminante de la teoría en ese
momento, dado que aparecía como
el antídoto contra los estudios
de Spielmann.
➪ 6. dxc5
La respuesta esperada por Keres.
Es interesante el comentario
que hizo al respecto:
«Yo deseaba ensayar el comportamiento
de Spielmann después
de los análisis indicados. La
jugada del texto es lógica. El Gran
Maestro Boleslawsky ensayó 6.
¤f3 ¤c6 7. ¥e3, pero en la partida
Boleslawsky-Guimard (1954) –nótese
que Keres está haciendo referencia
a una partida que se jugó
muchos años después de la textual–
el negro consiguió mejor juego
después de 7 ... cd 8. ¤xd4 ¥c5
9. ¥b5 0-0!»
Teniendo en cuenta que la
partida con Spielmann se desarrolla
en 1938, no se entiende qué
relación tiene el hecho con la partida
de Boleslavsky jugada 16
años después.
En la actualidad la variante 6.
¤f3 ¤c6 7. ¥e3 se continúa jugando
con relativa regularidad,
como se muestra en los ejemplos
siguientes:
A) 7 ... cxd4. Una continuación
que habitualmente utiliza Gurevich.
Algunas de sus partidas han
seguido el siguiente desarrollo: 8.
¤xd4 ¥c5 9. £d2 (en vez de la antigua
9. ¥b5 0-0!) 9 ... 0–0 10. 0–0–0
a6 11. h4 (aquí Nunn, considerado
un especialista en la Variante Stei-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 67
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
67
nitz, introdujo 11. ¤ce2 £c7 12. h4,
que merece atención) 11 ... ¤xd4
12. ¥xd4 b5 y ahora:
a 1 ) 13. ¤e2 a5 14. £e3 £c7 15.
¥xc5 ¤xc5 16. ¤d4 b4 17. g4
¥a6?! (17 ... a4!?) 18. f5 ¤e4 19.
fxe6 £xe5 20. exf7+ ¦xf7 21. ¥g2!
¦c8 22. ¦he1 1/2–1/2 en 56 jugadas,
Gata Kamsky-Mijaíl Gurévich;
Belgrado, noviembre de 1991.
a 2 ) 13. ¦h3 ¥b7 14. ¦g3 (14.
g4 b4 15. ¤e2 a5 16. g5 ¥a6 17. h5
¦c8 18. ¢b1 £b6 19. g6 h6 20.
¦e3 ¥xe2 21. ¦xe2 a4 22. ¥h3 b3
23. cxb3 axb3 24. a3 fxg6 25. hxg6
¥xd4 26. £xd4 ¦c5 27. £a4 ¦d8
28. ¦e3 ¦c4 29. £xb3 £c6 30. ¦c3
¤f8 31. £xc4 dxc4 32. ¦xd8 £e4+
33. ¢a2 £xg6 34. ¦xc4; 1–0;
Gruendfeld-Gurévich; 3ª ronda
del Torneo de Haifa (Israel), enero
de 1995) 14 ... b4 15. ¤a4 ¥xd4
16. £xd4 £a5 17. b3 ¥c6 18. ¤b2
¤c5 19. ¥d3 ¦fd8 20. f5 exf5 21.
¥xf5 ¤e4 22. ¥xe4 dxe4 23. ¤c4
¦xd4 24. ¤xa5 ¦xd1+ 25. ¢xd1.
0–1 en 44 jugadas; Dutreeuw-Gurévich;
Torneo abierto de Bruselas,
abril de 1995.
B) 7 ... £b6. Una de las continuaciones
más populares, estudiada
por Karpov en su libro sobre
aperturas semiabiertas. Las
blancas optan por expulsar la dama
y entonces 8. ¤a4 £a5+ 9. c3
con las siguientes posibilidades:
b 1 ) 9 ... c4 10. b4 £c7 11. ¥e2
¥e7
b 1a ) 12. g4! (superior a 12. 0-0
0-0, como la partida Murray
Chandler-Rafael Vaganián; San
Petersburgo, mayo de 1987, cita-
da por Karpov.) 12. .b5 13. ¤c5 a5
14. a3 0–0 15. 0–0 axb4 16. axb4
¦xa1 17. £xa1 ¤xc5 18. dxc5 f6
19. exf6 ¥xf6 20. g5! ¥d8 21. £c1
£b8 22. £d2 ¥c7 23. ¤d4 ¤xd4
24. £xd4 ¥b7 25. £d2! d4 26.
cxd4 £a8 27. ¥g4 ¥d5 28. £e1!
£a2 29. ¦f2 £b3. 1/2–1/2 en 70
jugadas; Kamsky-Baréiev; 5ª ronda
del Torneo de Madrid (España),
mayo de 1994.
b 1b ) 12. a3 f5 13. ¦g1 ¤f8 14.
g4 fxg4 15. ¦xg4 g6 16. ¥f2 b6 17.
¤b2 ¥d7 18. a4 a6 19. £b1 £b7
20. ¤d1 b5 21. axb5 axb5 22. ¤e3
¦xa1 23. £xa1 ¥d8 24. ¢d2 ¤e7
25. ¥h4 ¤f5 26. ¥xd8 ¢xd8 27.
¦g1. 1–0 en 57 jugadas; Short-Lev
Psajis; 8ª ronda de la Olimpiada
de Moscú, noviembre de 1994.
b 2 ) 9 ... b6 10. ¥d2 c4 11. b4
£a6 12. a3 b5 13. ¤c5 £b6 14.
¥e2 a5 15. 0–0 ¤xc5 16. bxc5
£b7 17. ¦b1 ¥d7 18. ¦b2 ¥e7
19. £b1 ¦b8 20. ¥d1 h5 21. ¥c2
g6 22. ¥xg6 fxg6 23. £xg6+ ¢d8
24. f5 ¢c7 25. f6 ¥f8 26. ¤g5 £a6
27. ¤h7. 1–0 en 40 jugadas; Erik
Van den Doel-Henk Vedder; 11ª
ronda del II Torneo abierto en
memoria de Donner, Ámsterdam,
agosto de 1995.
b 3 ) 9 ... cxd4 10. b4 ¤xb4 11.
cxb4 ¥xb4+ 12. ¥d2 ¥xd2+ 13.
¤xd2 g5 14. ¦b1 gxf4 15. ¥b5
¦b8 16. ¤c5 £c3 17. ¤d3 a6 18.
¦c1 £a3 19. £b3! £a5 20. ¥xd7+
¥xd7 21. ¤xf4 ¦g8 22. £d3 ¦g5
23. 0–0 ¦f5 24. ¤b3 £b6 25. ¦f2
¥b5 26. £g3 ¦d8 27. ¤h5 ¦xf2
28. £xf2 ¥c4 29. ¤f6+ ¢f8 30.
¤xd4 ¥xa2 31. ¤d7+ 1–0; Short-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 68
68
LOS APORTES DE PAUL KERES
Timman; Ámsterdam, mayo de
1994.
Antes de continuar, conviene
incluir un ejemplo del legendario
Sultan Jan, en el que luego de 6.
¤f3 ¤c6 7. ¤e2, tuvo que vérselas
en serio con Tartakower, en
Semmering (Austria), 1931, que
introdujo maniobras tácticas tras
7 ... cxd4 8. ¤exd4 ¤xd4 9. £xd4
¥c5 10. £d3 £b6 11. ¥e2 f6 12.
£b3 ¥f2+ 13. ¢d1 0-0 14. £xb6
¥xb6 15. ¥d3 ¤c5, aunque la
partida concluyó con victoria del
blanco, en un complicado final de
torres. 1–0 en 87 jugadas; Mir Sultan
Jan-Tartakower; 5ª ronda del
duelo, Semmering, 1931.
Regresando a la partida Spielmann
- Keres, se continuó con:
➪ 6 ... ¤c6
Desde tiempos de Lasker se
ha dicho que no conviene a las
negras apurarse por tomar el peón
con 6 ... ¥xc5. Quizás algunos
ejemplos sirvan para llamar la
atención sobre el asunto.
Lo habitual es seguir con 7.
£g4 0–0 8. ¥d3
(8. ¤f3 f5 9. £h3 £e8 10. ¥d3
¤c6 11. ¤b5 £g6 12. c3 ¤b6 13.
b4 ¥e7 14. ¦g1 £g4 15. £xg4 fxg4
16. ¤fd4 ¤xd4 17. ¤xd4 ¥d7 18.
¥e2 h5 19. h3 gxh3 20. gxh3 ¦ac8
21. ¥d2 ¤a4 22. ¦c1 a5 23. bxa5
¥a3 24. ¦b1 ¤xc3 25. ¥xc3 ¦xc3
26. ¦xb7; 1–0 en 39 jugadas; Capablanca-Brackett;
encuentro Columbia-Harvard,
Nueva York, 20
de diciembre de 1906). 8 ... f5 9.
£h3 ¤c6 (9 ... ¥xg1 10. ¦xg1 ¤c5
11. ¥d2 ¤c6 12. ¤b5 £b6 13.
0–0–0 ¥d7 14. ¤d6 ¤a4 15. ¥b5
¤d4 16. ¥e3 ¤e2+ 17. ¥xe2
£xb2+ 18. ¢d2 £b4+ 19. ¢c1
¤c3 20. ¦de1 ¤xa2+ 21. ¢d1
¤c3+ 22. ¢c1 d4 23. ¥f2 ¦fc8 24.
¥d3 ¤a2+ 25. ¢d1 ¤c3+ 26. ¢c1
¦c5 27. £h4 ¦a5 28. ¢d2 h6 29. g4
fxg4 30. ¦xg4 ¢h8 31. £xh6+ 1–0;
Fischer-Pal Benko; 22ª ronda del
Torneo de Candidatos de Curazao,
14 de junio de 1962). 10. g4
£e7 11. gxf5 ¤b4 12. ¤f3 exf5 13.
a3 ¤xd3+ 14. cxd3 ¤f6 15. £g2 d4
16. ¤e2 ¤h5 17. ¦g1 a5 18. £h3
£e8 19. ¦g5 h6 20. ¦xh5 £g6 21.
¥d2 ¥d7 22. ¢f2 ¥e8 23. ¦h4
¥e7 24. ¦g1 ¥xh4+ 25. £xh4 £a6
26. ¤fxd4 ¢h7 27. ¥c3 £xd3 28.
¤e6 ¦g8 29. ¤g5+ ¢g6 30. e6 h5
31. ¤f7+ 1–0; Emmanuel Lasker-
Isidor Gunsberg; 11ª ronda del
Torneo de Hastings, 19 de agosto
de 1895.
➪ 7. a3
Una jugada débil que no encaja
en el estilo de Spielmann. Aquí
se ha recomendado 7. ¤f3, como
en la partida Korchnói-Stahlberg;
8ª ronda del Torneo de Bucarest
(Rumanía), 1954, que continuó
con 7 ... ¥xc5 8. ¥d3 a6 9. £e2
¤d4 10. ¤xd4 ¥xd4 11. ¥e3
¥xe3 12. £xe3 £b6 13. £xb6
¤xb6 14. ¤e2 ¥d7 15. ¤d4 ¤c8
16. ¢d2 ¤e7 17. c3 ¤c6 y las
blancas conservan una ligera ventaja,
que lentamente las condujo
hacia la victoria.
➪ 7 ... ¥xc5
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 69
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
69
No resulta mejor 7 ... ¤xc5 8.
b4 ¤d7 9. ¥d3 a5 10. b5 como en
una memorable partida de Pillsbury
contra Lasker, en la que luego
de 10 ... ¤cb8 11. ¤f3 ¤c5 12.
¥e3 ¤bd7 las negras han dedicado
varias jugadas a «pasear» sus
caballos por el flanco dama, en
tanto que Pillsbury lo dispone todo
para que su genio creativo se
ocupe de hacer el resto: 13. 00 g6
14. ¤e2 ¥e7 15. £e1 ¤b6 16.
¤fd4 ¥d7 17. £f2 ¤ba4 18. ¦ab1
h5 19. b6!? ¤xd3 20. cxd3 ¥xa3
21. f5! iniciando un fuerte ataque
que obliga al sacrificio de la dama
negra: 21 ... gxf5 22. ¤f4! h4 23.
¦a1 ¥e7 24. ¦xa4! ¥xa4 25.
¤dxe6!! fxe6 26. ¤xe6, etc. 1–0
en 50 jugadas; Harry Nelson Pillsbury-Emmanuel
Lasker; 9ª ronda
del Torneo de Núremberg, 29 de
julio de 1896.
➪ 8. £g4
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Hasta aquí todo ha marchado
por los senderos conocidos, con
supuesta ventaja estratégica blanca,
pero Keres ha valorado muy
bien la posición y se ha percatado
de que, mejorando las condiciones
para la defensa, el juego negro
puede resultar superior; todo lo
que hace falta es una sencilla jugada
defensiva, y esa es la que ha encontrado,
en su mesa de trabajo, el
genio laborioso de Paul Keres...
➪ 8 ... g6!
Según Keres esto era nuevo,
dado que lo habitual era 8 ... 0–0
9. ¤f3 ¤d4 10. ¥d3 f5 11. £h3 a6
seguido de ...b5, con buen juego
para el negro, pero deja posibilidades
en el flanco rey, que se evitan
con la movida del texto. Por
ejemplo: 8 ... 0–09.¥d3 f5 10. £h3
h6 11. g4 ¤d4 12. ¤ge2 £h4+ 13.
£xh4 ¤f3+ 14. ¢f1 ¤xh4 15. gxf5
¤xf5 16. ¥xf5 ¦xf5 17. ¤a4 ¥e7
18. ¤d4 ¦f7 19. ¢e2 ¤f8 20. ¦g1
b6 21. b4 ¥d7 22. ¤c3 ¦c8 23.
¢d3 ¢h7 24. ¥d2 ¤g6 25. ¦xg6
¢xg6 26. f5+ ¦xf5 27. ¤xf5 ¢xf5
28. ¦f1+ ¢g6 29. ¥e3 ¦f8 30.
¦g1+ ¢h7 31. ¢d4 ¦c8 32. ¢d3
¥e8 33. ¢d2 ¥g6 34. ¦c1 d4 0–1
en 34 jugadas; Emil Schallopp-
Geza Maroczy; Núremberg, 1896.
➪ 9. ¤f3 a6 10. ¥d3 b5 11. b4
¥a7 12. h4 h5 13. £g3 £e7?
Una imprecisión que permite al
blanco tomar la iniciativa. Según
Keres, lo indicado era 13 ... ¤d4.
➪ 14. f5! ¥b8! 15. fxg6?
Keres opina que esta jugada
demuestra que Spielmann no estaba
preparado, pues desaprovecha
la posibilidad de iniciar un
fuerte ataque haciendo 15. ¥f4!.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 70
70
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 15 ... ¤dxe5!
Parando en seco el posible
ataque. Ahora las negras retoman
las acciones de forma definitiva.
➪ 16. gxf7+ £xf7 17. ¤g5 £f6
18. ¦f1 ¤g4 19. £f3 £xc3+ 20.
¢d1 £g7 21. £e2 ¦f8 22. ¦xf8+
¢xf8 23. ¤xe6+ ¥xe6 24. £xe6
¤f2+ 25. ¢e1 ¤xd3+ 26. cxd3 0–1
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 71
Defensa India de Rey
Si nos atenemos a las referencias
dadas por diferentes autores
que han tratado directa o indirectamente
la obra de Keres, podemos
afirmar que también en la
Defensa India de Rey introdujo
ideas importantes.
Sin embargo, cuando uno se
dispone a realizar su propia investigación,
descubre lo increíble: las
referencias son ciertas, algunas ratificadas
incluso por el propio Keres,
¡pero las partidas fundamentales
de la India de Rey no aparecen!
En otras ocasiones sucede
exactamente lo contrario: Keres
fue implacable jugando contra la
Winawer, en la Defensa Francesa;
sus partidas están ahí. Pero, salvo
su victoria contra Botvínnik, en
Moscú (1948), ¡nadie dice nada
sobre eso!
En resumen, de acuerdo con lo
calculado por sus biógrafos, Keres
jugó en toda su carrera unas 1800
partidas oficiales, de las cuales hemos
logrado acumular para este
trabajo cerca del 80%, lo que no
es una cifra despreciable. Y entonces
uno se pregunta: ¿Dónde están
las que jugó en la Variante clásica,
con 7. d5?; ¿por qué no encontramos
sus partidas con 3. ¥g5, que él
mismo asegura haber utilizado en
muchos encuentros?
Por el momento no podemos
hacer otra cosa que aceptar las referencias
que han llegado a nuestras
manos, tomarlas como ciertas,
y limitar el estudio a aquellas posiciones
sobre las que es posible establecer
aportes importantes.
Sistema clásico
Variante 7. dxe5
Durante muchos años, después
de 1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7 4.
e4 d6 5. ¤f3 0–0 6. ¥e2 e5, las
blancas optaban por jugar con más
frecuencia 7. 0–0, 7. d5 o incluso 7.
¥e3, pero rara vez la continuación
7. dxe5 dxe5 8. £xd8 ¦xd8, porque
se consideraba que la posición no
aporta ventaja a las blancas.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 72
72
LOS APORTES DE PAUL KERES
Esta afirmación aparece en diversos
libros, indicándose que no
es bueno 9. ¤xe5, porque sería
contestado con 9 ... ¤xe4 10. ¤xe4
¥xe5 11. 0–0 ¤c6 12. ¦e1 ¥g7 13.
a3 ¥f5 con posición preferible para
el negro (Cherta); ó también 12
... ¢g7 13. a3 ¥f5 (0–1 en 45 jugadas;
Luis Augusto Sánchez-Guéler;
12ª ronda del Torneo interzonal
de Saltsjobaden [Suecia],
1952). En cuanto a 9. ¤d5, el negro
dispone simplemente de 9 ...
¤xd5 10. cxd5 c6; o incluso 9 ...
¦d7!? 10. ¤xf6 ¥xf6 11. c5 ¤c6
como Ivkov-Tal; 1ª ronda, Bled, 3
de septiembre de 1961. Sin embargo,
se afirma que este panorama
cambió cuando Keres introdujo
–o propuso– la jugada
➪ 9. ¥g5!
Según Carlos Alberto Palacio,
la idea parte de unos análisis de
Borís Rytov, que fueron «exhumados»
por Keres, y hace referencia
a la partida Rytov Gufeld,
Riga 1969, que continuó con
9 ... ¤bd7 10. 0–0–0 ¦f8! 11. ¤e1
c6 12. ¤c2 ¤c5 13. f3 a5 14. b3
¦e8 15. ¦d2 indicando que las
blancas están escasamente mejor.
Y aunque se sigue afirmando
que ni siquiera con 9. ¥g5 logran
las blancas ventaja sustancial, lo
cierto es que en la actualidad la
variante 7. dxe5 se juega más que
nunca.
Tampoco está claro que la respuesta
9. ¤d5 sea tan débil como
se afirma, y esto podemos ejemplificarlo
con la siguiente partida, en
la que ambas partes realizan maniobras
que colindan con la composición
de problemas: 10 ... ¦d7
(o la antigua jugada 10 ... ¤xd5 10.
cxd5 c6 11. ¥g5 ¦e8 12. ¥c4 cxd5
13. ¥xd5 ¤a6 14. 0-0-0 ¤c7 15.
¥b3 ¥e6 16. ¥xe6 ¤xe6 17. ¥e3
¤d4 y el negro mantiene mejores
posibilidades, aunque a la larga
perdieron la partida. 1–0 en 48 jugadas;
Bjorn Ahlander-Nikolaj
Borge; 5ª ronda del Torneo de Hillerood
[Dinamarca], 1995) 10.
¤xe5 ¤xd5 11. ¤xd7 ¤b4 12.
¤xb8 ¤c2+ 13. ¢d1 ¤xa1 14. ¥f4
¥xb2 15. ¥xc7 a5 16. ¢d2 a4 17.
f4!! a3! 18. ¥e5! ¢f8! (18 ... ¥xe5
19. fxe5 ¦xb8 20. ¦xa1 ¥d7 21.
¢e3! ¥c6 22. ¥d3 ¦e8 23. ¢f4±)
19. ¥xb2 axb2 20. ¢c3 ¦xa2 21.
¦b1 ¢e8! 22. ¦xb2 ¦a8 23. ¦d2!
¥e6? 24. ¢b2 b5 25. ¤c6 bxc4 26.
¤d4 ¤b3 27. ¤xe6 fxe6 28. ¦d1!±
1/2–1/2 en 41 jugadas; Slavisa Peric-Olivier
Renet; San Martín (Pequeñas
Antillas), 1993.
Retornando a la variante 9.
¥g5, el desarrollo actual de la teoría
ofrece las siguientes alternativas:
A) 9 ... ¦e8. Jugada por Fischer
contra Rudolf Teschner, en
1962. El juego puede seguir ahora
con 10. ¤d5 ¤xd5 11. cxd5 c6 12.
¥c4 cxd5 13. ¥xd5 ¤d7 (13 ...
¤c6 14. ¢e2 ¤b4 15. ¥c4 ¥g4 16.
¦hc1 ¤c6 17. ¢f1 ¥xf3 18. gxf3
¤d4 19. ¢g2 h6 20. ¥e3 g5 21.
¥d5 ¦e7 22. ¦c5 ¦d8 23. ¦ac1
¦ed7 24. ¦c8 ¦xc8 25. ¦xc8+ ¢h7
26. a4 ¤e2 27. b4 ¤f4+ 28. ¢f1 b6
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 73
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
73
29. ¦a8 ¤xd5 30. exd5 f5 31. a5
1–0 en 52 jugadas; Ivkov-Zsuzsa
Polgar; 7ª ronda del Torneo OH-
RA B, Ámsterdam, 1985) 14. ¦c1
(14. ¤d2 ¤c5 15. 0-0-0 ¤e6 16.
¥e3 ¤f4 17. ¥xf4 exf4 18. f3! ¥e6
19. ¤b3 ¦e7 20. ¦d2 ¦c8+ 21.
¢b1 ¢f8 22. ¥xe6 fxe6 23. ¦c1
¦xc1+ 24. ¢xc1 M; 1/2–1/2 en 30
jugadas; Niaz Murshed-Alexéi
Kruzmin; 4ª ronda del Torneo
abierto de Duhá [Qatar], 1992).
14... h6 15. ¥e3 ¤f6 16. ¥b3
¤xe4 17. ¦c7 ¥e6 18. ¥xe6
¦xe6 19. ¦xb7 ¦a6 20. a3 ¤d6
21. ¦b4 ¦c6 22. 0–0 f5 23. g3 g5
24. ¦d1 a5 25. ¦a4 ¤c4 26. ¦c1
¤xb2 27. ¦xc6 ¤xa4 1/2–1/2 en
41 jugadas; Teschner-Fischer; 1ª
ronda del Torneo interzonal de
Estocolmo, 27 de enero de 1962.
B) 9 ... c6 10. ¤xe5 ¦e8 11.
0–0–0 ¤a6 12. ¦d6 ¥e6. (Otras
posibilidades frecuentes son 12 ...
¤h5; 12 ... ¤xe4 y 12 ... ¦xe5) 13.
f4! h6! (Superior a 13 ... ¤c5). 14.
¥xf6 ¥xf6 15. ¦hd1 (según Korchnói,
era preferible 15. ¤f3!? ¥xc3
[15 ... g5? 16. f5! ¥xc3 17. fxe6 ¥g7
18. exf7+ ¢xf7 19. ¦f1 ¢g8 20.
e5±] 16. bxc3 ¤c5 17. ¤d2). 15 ...
¥xe5 16. fxe5 ¦ac8 17. ¢d2 ¦e7
18. ¢e3 ¦ce8 19. ¦d8 ¢f8! 20. h4
¤c5! y el juego terminó en tablas
en 27 jugadas. Korchói–Gari Kaspárov;
9ª ronda, Tilburgo (Países
Bajos), octubre de 1991.
C) 9 ... ¦f8 10. ¤xe5! ¤xe4
11. ¤xe4 ¥xe5 12. 0-0-0 ¤d7 (12
... ¤a6 13. f4 ¥g7 14. ¤f6+ ¢h8
15. h4!±; 12 ... ¥f5!? 13. ¤f6+
¢g7 14. ¤d5M; Mijaíl Gólubev)
13. ¦he1 ¦e8!? 14. ¥f3 ¢g7 15.
c5! ¦b8 16. ¥e32M. Yuri Korsunski-Gólubev;
Novi Sad (Serbia
y Montenegro), 1990 1 .
D) 9 ... ¤bd7 10. 0-0-0 ¦f8 11.
¤e1 ¤c5 12. f3 (una variación de
la idea de Rytov, comentada por
Palacio). 12 ... ¤e6 13. ¥e3 c6 14.
¤d3 ¤d7 15. ¦he1 ¦e8 16. b4 ¥f8
17. a3 a5 18. c5 ¦b8 19. ¤a4 axb4
20. axb4 ¦a8 21. ¤ab2 ¦a3 22.
¢b1 b5 23. cxb6 ¥a6 24. b7 ¦b8
25. ¦c1 ¦xb7 26. ¦xc6 ¥xd3+ 27.
¥xd3 ¥xb4 28. ¦e2 ¤d4 29. ¥xd4
exd4 30. ¦a6 ¤c5 31. ¦xa3 ¥xa3
0–1; Michael Bilek-Varl Juhnke;
Liga alemana 1980/81, Alemania,
octubre de 1980.
Variante 7. d5
1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7
4. e4 d6 5. ¤f3 0–0 6. ¥e2 e5 7. d5.
Son muchas las derivaciones
que surgen a partir de la jugada 7.
d5, desarrollada inicialmente con
el propósito de impedir la Variante
Yugoslava (7 ... ¤c6), tan popular
en los años sesenta.
Por otra parte, se sabe que 7. d5
tiene el inconveniente de permitir
1. Ninguno de estos dos jugadores ucranianos jugó la Olimpiada de Novi Sad en 1990 porque, en
ese año, todavía Ucrania formaba parte de la URSS. Salvo Kaspárov, que se medían en Lyon, jugaron
por el equipo soviético Ivanchuk, Guélfand, Beliavski, Yusúpov, Yudasin, Baréiev. No se
sabe de más torneos disputados en Novi Sad durante el año 1990 (Nota de la Editorial
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 74
74
LOS APORTES DE PAUL KERES
el rápido avance ...f5, y por tanto,
las blancas deben estar preparadas
para contrarrestar los efectos que
se producirán en el flanco de rey.
Pero no siempre las negras se
lanzan a esa aventura, y prefieren
optar por la tranquila continuación
7 ... ¤bd7, sin preocuparse demasiado
por la molesta jugada 8. ¥g5,
conocida como «clavada de Petrosián»,
que las obliga a responder
de inmediato con 8 ... h6, ante la
amenaza del plan £d2, seguido de
(¥h6 y un posterior enroque a
conveniencia, con todo dispuesto
para el ataque en el flanco rey.
Hasta aquí esto ha sido jugado
en innumerables partidas, continuándose
con
9. ¥h4 g5 10. ¥g3 ¤h5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Aquí las negras no están obligadas
a «cazar» el alfil, pero como
regla es la opción a tomar, y
es en particular la situación a la
que queríamos llegar.
En esta posición las blancas han
respondido comúnmente con 11. 0-
0, pero el juego negro se activa luego
de 11 ... ¤f4 12. ¤d2 f5, y esto ha
motivado que las blancas busquen
otras alternativas compensatorias.
Ésa era la situación en 1963,
cuando Keres, jugando contra
Matanovic, introdujo un plan totalmente
nuevo al efectuar una
jugada que se ha convertido en
una de las más utilizadas en nuestros
días:
➪ 11. h4 (D)
Un movimiento realmente
asombroso –y hasta evidente–
que deja claro que el caballo de
h5 está realmente mal ubicado;
además, el avance del peón negro
a g4 resulta casi obligado, con lo
cual se desmantela toda la estrategia
convencional de consolidación
del caballo en f4.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
No obstante esto, ya desde los
primeros momentos las negras
probaron con trasladar de inmediato
el caballo a f4, y realmente
no puede decirse que el resultado
sea malo, sólo que parece que la
jugada no ha sido suficientemente
estudiada. Un ejemplo interesante
se dio en la partida Hans
Guenther Kestler-Hans Ree; 4ª
ronda del Campeonato de Europa
por equipos, Hansburgo, 1965,
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 75
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
75
que continuó con 11 ... ¤f4 12.
hxg5 hxg5 13. 0-0 (no 13. ¥f1 f5
14. ¤d2 ¤c5 15. £c2 c6 16. f3
cxd5 17. cxd5 fxe4 18. ¤dxe4
¤xe4 19. fxe4 a6 20. ¥f2 g4 y el
juego negro es preferible; 1/2–1/2
en 41 jugadas; Ivo Nei-Leonid
Stein; XXXI Campeonato de la
URSS) 13 ... ¦e8 14. ¤h2 ¤xe2+
15. £xe2 ¤f8!? 16. f3 ¤g6 17.
£d2 ¥f8 18. ¥f2 ¢g7 estableciéndose
un equilibrio que terminó
en empate tras los cambios
que siguieron con 19. ¥e3 ¥e7
20. g3 ¦h8 21. ¤g4 ¥xg4 22. fxg4
£d7 23. £e2 ¤f4 24. ¥xf4 gxf4
25. ¢g2 fxg3 26. ¦h1 ¦h2+ 27.
¦xh2 gxh2 28. ¦h1 ¦h8 29. ¦xh2
¦xh2+ 30. ¢xh2 ¥g5 31. ¢g2
¥f4 32. £f3 £d8 33. ¤e2 1/2-1/2
En la partida original el juego
continuó con 11 ... g4 y después de
12. ¤d2 ¤xg3 13. fxg3 h5 14. 0–0
¥h6 se alcanzó la situación que
muestra el diagrama siguiente.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Esta posición fue ampliamente
analizada en el artículo “¿Estructuralismo?”,
publicado por
Óscar Cuesta en la revista cubana
Jaque Mate, Nº 6 de 1970, en el
cual se expusieron conclusiones
que explican el propósito de las
ideas que condujeron a Keres a
pensar en la jugada 11. h4!?, basadas
fundamentalmente en la intención
de provocar una situación
de bloqueo que dificulte el
avance del peón negro a f5.
Keres continuó con 15. ¥d3
¤f6 16. £e2 ¤e8 17. ¦f2 ¤g7?
Aquí Pachmann recomienda 17 ...
a5 ó 17 ... c6, pero esto tampoco
fue suficiente en la partida Sulkin-
Vooremaa, A/ USSR, 1968, en la
que las blancas quedaron muy
bien luego de 17 ... a5 18. ¤f1 f6 19.
¤e3 ¤g7 20. ¦af1 obteniendo un
armónico desarrollo que les condujo
al triunfo luego de 20 ... c6 21.
c5 dxc5 22. ¤c4 ¤e8 23. dxc6 bxc6
24. ¤xe5! con ventaja decisiva. 24
... ¢g7 25. ¢h2 £d4 26. ¤xc6 £e3
27. £c2 c4 28. ¥xc4 £c5 29. ¥d5
f5 30. £d3 £e3 31. £d4+ ¢h7 32.
¤d1 £xd4 33. ¤xd4 ¦b8 34. ¤xf5
¥xf5 35. ¦xf5 1-0)
Por último, en la partida temática
se jugó 18. ¦af1 f6 19. ¢h2 ¥d7
20. b4 y las blancas están mejor.
1–0 en 43 jugadas; Keres-Matanovic;
10ª ronda del Torneo a la memoria
de Alekhine, Moscú, 1963.
Hasta aquí el origen de la historia.
Comenzó entonces una lucha
teórica entre blancas y negras,
que perdura hasta nuestros días...
En el artículo mencionado,
Cuesta aclara que los análisis posteriores
demostraron que contra
la jugada 12. ¤d2 podía jugarse
de inmediato 12 ... f5!, lo cual resuelve
muchos problemas luego
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 76
76
LOS APORTES DE PAUL KERES
de 13. exf5 ¤df6 ya que no se
puede seguir con 14. ¥xg4 por
14... ¤xg3 15. fxg3 ¤xg4 16. £xg4
¥xf5 17. £e2 e4! con ventaja.
Quizás uno de los ejemplos
más ilustrativos de esta continuación
sea el de la partida Yuri Baláshov-Vladímir
Tukmákov; Campeonato
de la URSS por equipos,
Moscú, 1966, en la que luego de
12. ¤d2 f5 13. exf5 ¤df6 el blanco
optó por 14. ¤f1 ¥xf5 15. ¤e3
£d7 16. 0-0 ¤f4 para tratar de tomar
la iniciativa con 17. c5!? dxc5
18. £b3 ¢h8 19. ¦ad1; pero el negro
jugó sin inmutarse 19 ... ¤e4
20. ¥b5 £f7 21. ¤xf5 £xf5 22.
¥d7 £xd7 23. ¤xe4 b6, y conservó
el peón., que en definitiva determinó
en el desenlace posterior
de la partida.
Fue precisamente Keres quien
revitalizó la idea inicial, cuando
en una partida contra Edgar
Walther en la fase preliminar de
la Olimpiada de Tel Aviv (Israel)
de 1964, mejoró la variante haciendo,
contra 11 ... g4, la sencilla
➪ 12. ¤h2!
Ahora no es posible continuar
con 12 ... f5?! por 13. exf5 ¤df6 14.
¥xg4! con evidente ventaja.
Un nuevo intento de activar el
juego negro se da en la partida
Enver Bukic-Gligoric; Budva
(Serbia y Montenegro), 1967, en
la que el gran maestro Sverozar
Gligoric –doce veces campeón
yugoslavo– se decide por sacrificar
el peón haciendo, luego de 12.
¤h2 f5 13. exf5, la jugada 13 ...
¤c5. Sin embargo, con 14. ¤xg4
¤xg3 15. fxg3 ¥xf5 16. 0-0 e4 17.
£d2 ¥xg4 18. ¥xg4 £e7 19.
¦xf8+ ¦xf8 20. ¦e1 £e5 21. ¢h2
¦f6 22. £e2 ¦g6 23. ¦f1 ¥f6 24.
¦f5 £e7 25. ¥h5 ¦g7 26. ¢h3
¥xc3 27. bxc3 ¢h7 28. £e3 ¤d7
29. £f4 e3 30. ¥e2 las blancas lograron
parar las principales amenazas,
ganando la partida en la jugada
quincuagésimo quinta.
Pero todo no esta dicho; una
prueba de que existen posibilidades
ocultas en la posición es la siguiente
partida, jugada hace sólo
unos meses, es decir, casi 30 años
después.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Patrik Lyrberg-Dirk Poldant
5ª ronda del Torneo abierto de
Ginebra, Suiza, 1995
1. d4 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7
4. e4 d6 5. ¤f3 0-0 6. ¥e2 e5 7. d5
¤bd7 8. ¥g5 h6 9. ¥h4 g5 10.
¥g3 ¤h5 11. h4 g4 12. ¤h2 continuando
con:
➪ 12 ... f5 13. exf5 ¤c5 14. ¥xg4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 77
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
77
Una idea, posiblemente cuestionable,
que conduce hacia complicaciones
que hacen de la partida
un ejemplo notable.
➪ 14 ... ¤xg3 15. fxg3 ¥xf5 16.
0-0
En una partida, también de
1995 –lo que demuestra que la línea
sigue viva a pesar del tiempo–
Ivkov intentó evitar la maniobra
negra que sigue haciendo
16. ¥xf5 ¦xf5 17. £g4 £d7 18.
¤e4 ¦af8 19. 0-0-0 £a4 20. ¤xc5
dxc5 21. ¦hf1 h5 22. £e2 ¥h6+
23. ¢b1 ¦f2 0–1 en 31 jugadas;
Ívkov-Zigurds Lanka; Hotel Martínez,
6ª ronda, Cannes (Francia),
julio de 1995.
➪ 16 ... ¥d3 17. ¥e2 e4 18.
¥xd3 exd3 19. £g4 ¢h8 20. ¤f3
En otra de las partidas recientes,
el blanco decidió simplificar, y
quedó con peón de más luego de
20. ¦xf8+ £xf8 21. ¦f1 £e7 22.
¤f3 ¦f8 23. ¦e1 £d7 24. £xd7
¤xd7 25. ¦e3 ¤b6 26. ¦xd3 y las
blancas no tuvieron problemas para
ganar la partida. 1–0 en 41 jugadas;
Lyberg-Eric Brondum; 4ª ronda
del Torneo abierto de Copenhague
(Dinamarca), junio de 1995.
➪ 20 ... c6 21. ¦ae1 £b6 22.
¦e7 ¥f6 23. ¤g5?!...
La posición es tremendamente
complicada, para tener que resolver
todos los problemas contra
reloj. Aquí al menos había tablas
con 23. £g6 ¥xe7 24. £xh6+ ¢g8
25. £g6+; pero evidentemente las
blancas aspiraban a ganar.
➪ 23 ... ¤e4+ 24. c5.
Con el propósito de obligar a
que la dama ocupe la casilla c5,
para preparar el golpe que sigue,
pero todo esto no son más que
fuegos artificiales que pronto empezarán
a extinguirse.
➪ 24 ... £xc5+ 25. ¢h2 ¤xg5
26. ¦xf6
En realidad las blancas no tienen
jugadas. Si 26. ¦xb7 ¥xc3 27.
¦xf8+ ¦xf8 28. bxc3 ¤f7 y para
poder seguir hace falta otro caballo
en el tablero...
➪ 26 ... ¦xf6 27. ¤e4 £e3 28.
£d7 £xe4! 29. hxg5
En caso de 29. ¦xe4 ¤xe4 30.
£xb7 ¦g8 31. dxc6 d2-+
➪ 29 ... £f5 30. gxf6 £xd7 31.
¦xd7 d2 32. dxc6 d1£ 33. c7
£h5+
Y el blanco abandona.
Volvamos a la posición luego
de la jugada 11. h4.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Era de suponer que las negras
también probaran suerte con 11 ...
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78
LOS APORTES DE PAUL KERES
¤xg3 12. fxg3 gxh4 13. ¤xh4 y
ahora 13 ... £g5. Aquí es de interés
la partida Baláshov-Jonathan Penrose;
3ª ronda del Torneo de Hastings
66/67, diciembre de 1966. En
ella se continuó con 14. ¥g4 [14.
¤f5 ¤f6 15. g4 ¥xf5 16. exf5 e4 17.
0-0 ¦fe8] 14 ... ¤c5 15. ¥xc8
£xg3+ 16. ¢f1 ¦axc8 17. ¤f5
£f4+ 18. £f3 ¢h7 19. ¢e2 ¦h8 20.
¦h4 £xf3+ 21. gxf3 ¦cg8, pero esto
fue fatal: 22. ¦ah1 ¦a8 23. ¤d1
¤d7 24. ¤de3 ¢g8 25. ¦g1 ¦h7
26. ¦hg4; y el negro abandonó.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Posición después de 12 ¤h2
Quizás todos estos antecedentes
llevaron a que el negro buscara
mejorar aceptando la posición
de bloqueo que se produce con
(Posición después de 12. h2)
➪ 12 ... ¤xg3 13. fxg3 h5
Esto ya se jugaba allá por
1968, como una de las alternativas
más importantes. Inicialmente
se pensó que era posible romper
el bloqueo con el sacrificio directo
del alfil; pero esto resulta
poco claro, dado que todo parece
indicar que el negro puede dete-
ner el ataque, aunque no sin problemas.
Por ejemplo:
➪ 13 ... h5 14. 0-0 ¥h6 15.
¥xg4?! hxg4 16. ¤xg4 ¥g7 17.
£f3
Pero ahora respondió con 17 ...
f5?! cuando lo indicado era 17 ...
¤b6! 18. ¤e3 ¥h63 sin mayores
problemas. El curso de la partida
fue 18. exf5 ¤c5 19. ¤e3 e4 20.
¤xe4 ¤xe4 21. £xe4 £f6 22. ¦ad1
¥d7 23. ¦f2 ¦ae8 24. £d3 £e5 25.
¦f3 £xb2 26. g4 y la avalancha de
peones resultó imparable. 26 ...
¥a4 27. ¦d2 £c1+ 28. ¢h2 £e1
29. g3 ¦e7 30. g5 ¥e5 31. f6 ¦h7
32. ¤g2 £c1 33. g6 ¦h5 34. ¦df2
£a1 35. ¤f4 ¥xf4 36. ¦xf4 ¥d7
37. £f3 ¦h6 38. h5 £e5 39. ¦h4 a5
40. ¢g2 a4 41. a3 1–0; Anthony
Heyns-Slim Buaziz; Olimpiada de
Lugano (Suiza), 17 de octubre de
1968.
Durante muchos años esto
quedó «archivado», pero una vez
más Ivkov se ocupó de revitalizar
el sacrificio, al mejorar la variante
contra Gufeld, haciendo
➪ 17. ¤e3...
Que obviamente es superior a
17. £f3. Aquí el negro respondió
con 17 ... c6 18. ¤f5 ¤f6 19. g4
cxd5? que según Gufeld es inferior
a 19 ... ¥d7 20. g5 ¤h7 con posición
incierta. Entonces Ivkov
consolidó la posición con 20. g5!M
¤xe4 21. ¤xd5 ¥xf5 22. ¦xf5 ¦c8
23. £e2! ¤g3 24. £g4 ¦xc4 [24
... ¤xf5 25. ¤f6+!! ¢h8 29. £xf5,
con ventaja decisiva] 25. £xg3
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 79
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
79
¦d4 26. ¤f6+ ¢h8 27. ¦af1 £b6
28. ¤d7! ¦g4+ 29. ¤xb6 ¦xg3 30.
¤d7 ¦c8 Pero ahora Ivkov omitió
la jugada ganadora 31. ¢h2!, teniendo
que conformarse con las
tablas luego de 31. ¦xf7?! ¦g4! 32.
¤f6 ¦xh4 33. ¦xb7 a5= 34. g3 ¦b4
35. ¦a7 ¦xb2 36. ¦f2 ¦xf2 37.
¢xf2 ¥xf6 38. gxf6 ¦f8 39. ¦xa5
¦xf6+ 40. ¢e3 ¢g7 41. a4 ¢g6 42.
¢e4 ¦f1! 43. ¦d5 ¦e1+ 44. ¢f3
¢f5 45. ¦xd6 ¦f1+ 46. ¢g2 ¦a1
47. ¦a6 ¦a2+ 1/2–1/2 1/2–1/2; Ivkov-Eduard
Gufeld; Belgrado, diciembre
de 1988.
Si retornamos una vez más a
los años sesenta y posteriores, podremos
explicar que Vlasimil Hort
–un conocedor de esta variante–
optó por preparar primero el
avance, antes que lanzarse a un
ataque estilo «kamikaze». Movió
contra Jamosevic: 15. ¥d3 ¤c5 16.
¥c2 (16. £e2 c6 17. ¢h1 a5 18.
¦f2 ¢g7 19. ¦d1 ¥f4 20. gxf4 g3
21. ¤f3 exf4 22. ¦ff1 ¥g4 con ataque.
0–1 en 40 jugadas; Klaus Bischoff-Michael
Wilder; Campeonato
del Mundo por equipos, Mendoza
[Argentina], agosto de 1985)
16 ... a5 17. £e2 f6 18. ¦f2 c6 19.
¦d1 a4 20. ¤f1 y el dominio de las
casillas centrales será muy fuerte
después de que el caballo blanco
ocupe la casilla e3. La partida continuó
con 20 ... .¢g7 21. ¤e3 £b6
22. dxc6 bxc6 23. ¦xd6 ¤b3 24.
axb3 ¥xe3 25. ¤xa4 ¦xa4 26.
bxa4 f5 27. exf5 ¥xf5 28. ¢h2
¥xf2 29. £xe5+ ¢g8 30. ¥xf5 1–0;
Hort-Janosevic; 8ª ronda del Torneo
de Wijk aan Zee, 1970.
Nuestra historia continúa ahora
en la posición que habíamos
alcanzado después de la jugada
14. 0-0, pero consideraremos la
novedad que se introduce en la
partida que sigue.
Vladímir Krámnik-Gari
Kaspárov
1ª ronda del Torneo de Linares
(España), 9 de mayo de 1994
1. ¤f3 ¤f6 2. c4 g6 3. ¤c3 ¥g7
4. e4 d6 5. d4 0-0 6. ¥e2 e5 7. d5
¤bd7 8. ¥g5 h6 9. ¥h4 g5 10.
¥g3 ¤h5 11. h4 g4 12. ¤h2 ¤xg3
13. fxg3 h5 14. 0-0
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Ya hemos visto que las negras
habían investigado fundamentalmente
la línea 14 ... ¥h6 y sus
ramificaciones. Existen, por supuesto,
otras posibilidades menos
estudiadas, como por ejemplo, 14
... a5 15. ¦f5 ¤f6 16. ¦f2 ¥h6 17.
¤f1 ¤d7 18. ¥d3 ¤c5 19. £e2
¤xd3 20. £xd3 £e7 21. ¤e3
¥xe3 22. £xe3 f5?! 23. ¦af1! que
proporciona al blanco ventaja decisiva,
con sencillo pero intere-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 80
80
LOS APORTES DE PAUL KERES
sante desenlace final: 23 ... f4 24.
gxf4 £xh4 25. g3 £e7 26. fxe5
¦xf2 27. £xf2 dxe5 28. d6 cxd6
29. ¤d5 £g7 30. ¤f6+ ¢h8 31.
¤e8 1–0; Yusúpov-Aron Antunes
Correa; Campeonato del Mundo
por equipos, Mendoza, agosto de
1985.
Resulta curioso, sin embargo,
que en una posición tan revisada,
nadie antes que Kasparov haya
decidido introducir la jugada
➪ 14 ... f5!?
A primera vista se aprecia que
las negras están posibilitando la
apertura de líneas tras el sacrificio
indirecto de un peón.
➪ 15. exf5
Después de la partida los comentaristas
propusieron la jugada
15. ¦xf5!?, que evidentemente
reduce la fuerza de la continuación
que sigue.
➪ 15 ... ¤c5 16. b4
Otra sugerencia en esta posición
es 16. ¥d3, que evita la fuerza
de la próxima jugada del negro.
➪ 16 ... e4! 17. ¦c1 ¤d3 18.
¥xd3 exd3 19. f6!
Es la única manera de frenar
la creciente iniciativa del negro.
➪ 19 ... ¦xf6 20. £xd3 £f8 21.
¤b5!? ¥f5 22. ¦xf5 ¦xf5 23.
¤xc7 ¦c8 24. ¤e6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
La posición es complicada. El
resto del encuentro fue como sigue:
24. ... £f6 25. ¤f1 (25. c5!?) 25
... ¦e5 26. ¦d1!? £f5! 27. £xf5
¦xf5 28. c5 ¥f8 29. ¤e3 ¦f6 30.
¤c4!? dxc5 31. b5 ¥h6? 32. ¦e1±
¦e8 33. ¦e5 (33. ¢h2!? ¥f8 [33 ...
¦e7 34. d6!] 34. ¦e5 ¦h6 35.
¦g5+) 33 ... ¦e7 34. ¦xh5 ¦ef7 35.
¢h2 ¥c1 36. ¦e5 (36. ¤e5 ¦f5!)
36 ... ¦f1 37. ¦e4 ¦d1 38. ¦xg4+
¢h7? (38 ... ¢h8 39. ¦e4 ¦xd5 40.
¤e5! ¦f6 41. ¤f3±, ∆ g4-g5) 39.
¤e5 ¦e7 (39 ... ¦ff1 40. ¦g7++-)
40. ¤f8+ y las negras abandonan.
Hubiera seguido 40... ¢h6 41.
¦g6+ ¢h5 42. g4+ ¢xh4 43. g3#.
En resumen, la teoría —como
siempre— tendrá que decir la última
palabra; pero aunque las páginas
de este libro envejezcan, y
los Informadores se llenen de novedosas
variantes en la Defensa
India de Rey, Keres permanecerá
en la esencia de cada nueva jugada,
en tanto que los humanos no
perdamos ese placer que nos hace
admirar y disfrutar el sentido
de la paternidad.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 81
Defensa Nimzoindia
También en la Defensa Nimzoindia
fue Keres un activo jugador
con blancas y negras, incluso
dentro de una misma variante; de
manera que hay momentos en
que el investigador queda como
confundido, perdiendo el hilo de
su trabajo, dentro de esa madeja
de variantes que van y vienen, sin
saber ya si está «con Keres o contra
Keres».
Pero la situación se hace más
compleja en este caso, por dos razones
muy especiales: en primer
lugar, por la misma naturaleza de
esta defensa, en la cual las transposiciones
son numerosas, de tal
forma que cuando el comentarista
se encuentra estructurando un
árbol de una variante determinada,
de buenas a primeras descubre
un conjunto de partidas que
ya han sido agrupadas en un árbol
diferente; y en segundo lugar,
por la singular manera de Keres
en el tratamiento del planteo –aspecto
que ya comentábamos en
las páginas iniciales de este texto–
y que hace que muchas de sus
partidas transiten por un proceso
de posiciones irregulares, sumamente
flexibles, en las que Keres
disponía a su antojo diferentes alternativas,
según la conducta de
su opositor.
Sistema Keres
Un ejemplo típico de esta manera
de «hacer» la apertura se da
con las jugadas 1. d4 e6 2. c4
¥b4+, sistema utilizado por Keres
hasta contra campeones mundiales,
en general con muy buenos
resultados.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Según explica Keres, el propósito
estratégico radica en que permite
a las negras, en dependencia
de la segunda o tercera jugada del
blanco, elegir entre la Defensa
Nimzoindia (3. ¤c3), la Defensa
Holandesa (3 ... f5), la Defensa Bogoljubow
(2. ¥d2), el Gambito de
dama (2 ... d5), la Defensa Francesa
(2. e4); y otras posibilidades, con
la ventaja de que muchos de estos
sistemas el negro los alcanza casi
siempre en situación favorable.
Una segunda ventaja radica
en que el opositor no puede dis-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 82
82
LOS APORTES DE PAUL KERES
poner de una definición inmediata
del sistema de juego, quedando
la posibilidad de continuar por
sistemas irregulares, donde el jugador
no preparado se siente necesariamente
en desventaja psicológica
y estratégica.
En realidad los antecedentes
de esta «apertura» los encontramos
en partidas de los años veinte.
Lovenfish la empleó contra
Rubinstein, en Moscú 1925 (1. c4
e6 2. d4 ¥b4+ 3. ¥d2 ¥xd2+ 4.
£xd2 f5 5. ¤c3 ¤f6 6. g3 0-0 7.
¥g2) y Botvinnik contra Alexánder
Budo, en Leningrado 1932 :
(1. d4 e6 2. c4 ¥b4+ 3. ¥d2
¥xd2+ 4. £xd2 ¤f6 5. ¤c3 d6 6.
e4 £e7 7. ¤ge2 e5 8. f3 0-0 9. g3).
Una respuesta natural de las
blancas en la posición de estudio
es la que se presenta en la siguiente
partida.
Gideon Stahlberg-Paul Keres
Torneo de Bad Nauheim
(Alemania), 9ª ronda, 1936
➪ 3. ¤c3
Sin embargo, aquí se considera
preferible hacer 3. ¤d2, pues con
la textual el negro puede optar por
una Holandesa con una buena estructura
tras 3. ¥xc3+ bxc3 4. f5.
Con frecuencia las blancas
prefieren responder 3. ¥d2, contra
lo cual Keres respondía siempre
con 3 ... £e7, que él consideraba
como satisfactoria para las
negras. Dos de sus partidas tuvieron
el siguiente desarrollo:
A) 4. ¤f3 ¤f6 5. g3 ¥xd2+ 6.
¤bxd2 d6 7. ¥g2 e5 8. £b3 0–0 9.
0–0 ¦e8 10. e3 ¤bd7 11. ¦ac1 c6
12. c5 dxc5 13. dxe5 ¤xe5 14. ¤xe5
£xe5 15. £a3 £e7 16. ¤b3 b6 17.
¥xc6 ¥b7 18. ¥xb7 £xb7 19. £a4
¦ad8 20. ¦fd1 ¤e4 21. ¤d2 ¤g5
0–1; Stahlberg-Keres; 6ª partida del
duelo, Gotemburgo, 1938.
B) 4. ¤c3 f5 5. ¤f3 ¤f6 6.
£b3 b5 7. e3 ¥b7 8. ¥e2 0–0 9.
0–0 ¥xc3 10. ¥xc3 ¤e4 11. d5
¤a6 12. ¦ad1 d6 13. dxe6 ¤ac5
14. £c2 ¤xe6 15. b4 a5 16. a3 f4
17. ¦d3 axb4 18. axb4 ¤4g5 19.
exf4 ¤xf4 20. ¦e3 ¤xe2+ 21.
£xe2 ¤xf3+ 22. gxf3 £g5+ 23.
¢h1 ¦xf3 24. ¦xf3 £g4 0–1 Laurine-Keres/Tallin
1937.
➪ 3 ... c5
La posición todavía admite variaciones,
pues aunque va camino
de una Nimzoindia, el caballo aún
se mantiene en g8, lo que permite
pasar a la Holandesa con 3 ... f5.
Así jugó Keres contra Euwe, en
AVRO, y el encuentro siguió con 4.
£b3 £e7 5. a3 ¥xc3+ 6. £xc3 ¤f6
7. g3 d6 8. ¤f3 b6 9. ¥g2 ¥b7 10.
0–0 ¤bd7 11. b4 0–0 12. ¥b2 ¦ac8
13. ¦fd1 c5 14. dxc5 bxc5 15. £d3
¤b6 16. b5 ¦fd8 17. a4 d5 18. cxd5
¦xd5 19. £c2 ¦xd1+ 20. £xd1 ¤c4
21. ¥c1 y acordaron el empate en
40 jugadas. Euwe-Keres; Torneo
AVRO, Países Bajos, 1938.
➪ 4. e3
En el mismo torneo Alekhine
respondió 4. dxc5 ¥xc3+ 5. bxc3
£a5 6. ¤f3 ¤f6 7. e3 0-0 8. ¤d4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 83
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
83
¤e4 9. ¥b2 ¤xc5 10. ¤b3 £c7
11. ¤xc5 £xc5 12. £b3 d6 13.
¦d1 ¦d8 14. ¥a3 £e5 15. c5 d5
16. c4 ¤c6 con posición complicada.
1/2–1/2 en 55 jugadas; Alekhine-Keres;
5ª ronda del Torneo de
Bad Nauheim, 1936.
➪ 4 ... ¤f6 5. a3
Aquí se recomienda 5. ¤ge2
cxd4 6. exd4. Así jugaron Capablanca
y Keres, en AVRO. La partida
continuó con 6 ... 0–0 7. a3
¥e7 8. ¤f4 d5 9. cxd5 ¤xd5 10.
¤fxd5 exd5 11. £b3 ¤c6 12. ¥e3
¥f6 13. ¦d1 ¥g4 14. ¥e2 ¥xe2
15. ¢xe2 ¦e8 16. ¢f1 ¤e7 17. g3
£d7 18. ¢g2 ¦ad8 19. £b5 ¤f5
20. £xd7 ¦xd7 21. ¦d3 h6 22. h4
¦c8 1/2–1/2 en 42 jugadas; Capablanca-Keres;Torneo
AVRO, Países
Bajos, 1938.
➪ 5 ... ¥xc3+ 6. bxc3
Y después de 6 jugadas la partida
desemboca en posiciones normales
de la variante Saemisch,
continuando con
➪ 6 ... 0–0 7. ¥d3 d5 8. cxd5
exd5 9. ¤e2 b6 10. 0–0 ¥a6 11.
¥c2 ¤c6 12. ¦e1 ¦e8 13. f3 ¦c8
14. dxc5 bxc5 15. ¤g3 d4 16. exd4
cxd4 17. ¦xe8+ £xe8 18. cxd4
¤xd4 19. ¥a4 £e5 20. ¦b1 ¤d5
21. ¥b2 ¤c3 22. ¥xc3 ¦xc3 23.
¢h1 h5 24. ¥d7 ¦d3 25. £a4 ¥b7
26. ¤e4 ¥xe4 27. fxe4 ¤f3! Y las
blancas abandonaron.
En la actualidad el sistema de
Keres se emplea con mucha frecuencia,
incluidos los jugadores
de la elite mundial. Sirván de
ejemplo las siguientes partidas:
1. d4 e6 2. c4 ¥b4+ con alternativas
como:
A) 3. ¤d2 f5
a 1 ) 4. e3 ¤f6 5. ¤gf3 0-0 6.
¥d3 b6 7. £c2 ¥b7 8. 0-0 a5 9. a3
¥xd2 10. ¤xd2 a4 11. f3 c5 12. b3
axb3 13. ¤xb3 £e7 14. ¥b2 ¤c6
15. ¦ae1 d6 16. ¤d2 ¦ae8 17. d5
¤e5 18. dxe6 ¤xd3 19. £xd3
£xe6 20. ¥xf6 ¦xf6 21. e4 ¦a8
22. exf5 £xf5 0–1 en 54 jugadas;
Aron Kaptsan-Bent Larsen; 1ª
ronda del Torneo abierto de
North Bay (Canadá), 1995.
a 2 ) 4. g3 ¤f6 5. ¥g2 0-0 6.
¤gf3 d6 7. 0-0 ¥xd2 8. £xd2 £e7
9. b3 e5 10. dxe5 dxe5 11. ¥b2 ¤c6
12. ¦ad1 a5 13. £c1 ¦e8 14. ¤e1
a4 15. ¥xc6 bxc6 16. ¤d3 axb3 17.
axb3 e4 18. ¤e5 ¥b7 19. ¥c3 h6
20. £f4 ¦a3 21. £xf5 ¦xb3 1–0 en
56 jugadas; Pía Cramling-Smíslov;
8ª ronda del Torneo mujeres contra
veteranos, Praga, 1995.
B) 3 ... c5 4. dxc5 ¤f6 5. ¤gf3
¥xc5 6. ¤b3 ¥e7 7. ¥f4 d6 8.
£c2 ¤c6 9. ¦d1 d5 10. a3 ¥d7 11.
e4 dxe4 12. ¤fd2 a5 13. ¤xe4 a4
14. ¤xf6+ ¥xf6 15. ¤c5 ¤d4 16.
¦xd4 ¥xd4 17. ¤xb7 £b6 18.
¤d6+ ¢e7 19. ¤e4 £xb2 20.
¥d6+ ¢e8 21. £xb2 ¥xb2 Tchikadze,
V-Eingorn, V/Berlín Summer
op (02) 1995/0-1 (57).
C) 3. ¥d2 a5 4. ¤f3 d5 5. ¤c3
¤f6 6. ¥g5 h6 7. ¥xf6 £xf6 8. e3 0-
0 9. £c2 c5 10. cxd5 exd5 11. a3
¥xc3+ 12. bxc3 c4 13. £b2 ¦a6 14.
£b5 £d6 15. ¥e2 ¦b6 16. £xa5
¦b2 17. ¤e5 ¤d7 18. ¥f3 ¤xe5 19.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 84
84
LOS APORTES DE PAUL KERES
dxe5 £xe5 20. 0-0 ¥e6 1/2–1/2 en
57 jugadas; Eric Lobron-Nigel
Short; 9ª y última ronda del Torneo
de Dortmund, 1995.
D) 3. ¤c3 ¤e7!? (algo imposible
de hacer en una Nimzoindia
normal) 4. £c2 0-0 5. e3 c5 6. ¥d3
h6 7. a3 ¥xc3+ 8. £xc3 cxd4 9.
exd4 d5 10. c5 b6 11. ¤f3 bxc5 12.
dxc5 f6 13. b4 e5 14. ¥c2 ¥f5 15.
¥b3 ¢h8 16. 0-0 d4 17. £b2
¤bc6 18. b5 e4 19. ¤h4 ¤e5 20.
¤xf5 ¤xf5 21. £e2 d3 22. £xe4
¤d4 0–1 en 52 jugadas; Borís
Guélfand-Ulf Andersson; 1ª partida
del duelo, Suecia, 1995.
Sistema 4. ¤f3
Muchas veces ocurre que cierta
novedad se produce en circunstancias
locales, y aún cuando
la información trasciende al plano
internacional, termina por pasar
inadvertida.
Tal es el caso de la posición que
se alcanza luego de las jugadas:
1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.
¤c3 ¥b7 5. £c2 ¥b4 6. ¥g5 h6 7.
¥h4 g5 8. ¥g3 ¤e4 9. e3 ¥xc3+
10. bxc3 d6 11. ¥d3 f5
8
7
6
5
4
3
2
Según explica Keres, buscó
llegar hasta esta posición en su
partida contra Taimánov, Campeonato
de la URSS de 1955, a
sabiendas de que en una partida
anterior, Gligoric-Mark Taimánov,
Torneo de candidatos, Zurich,
1953, se continuó con 12.
0–0 ¤d7 13. ¤d2 ¤df6 14. ¤xe4
¥xe4 15. ¥xe4 ¤xe4 16. f3
¤xg3 17. hxg3 £d7 18. a4 a5 19.
c5 bxc5 20. dxc5 0–0 21. ¦fd1
£c6 22. cxd6 cxd6 23. g4 ¦ac8
24. gxf5 ¦xf5 25. e4 ¦f7 26. ¦d3
g4 27. fxg4 £xe4 28. £d2 £xg4
29. ¦e1 ¦g7 30. ¦xd6 ¦xc3 31.
¦dxe6 ¦g3 32. ¦1e2 ¦xg2+; y se
acordó el empate.
Aquí agrega Keres textualmente:
«Yo también había llegado a
esta posición en la partida Keres
-Rozdesvesky, Campeonato
de Estonia 1953, y entonces hallé
la fuerte continuación que
hace conmover la variante del
negro, ya que destruye el centro
y elimina el caballo de e4».
➪ 12. d5!
No hay duda de que Keres
jugó «al gato y el ratón» con
Taimanov, convencido de que
éste continuaría por el mismo
camino; y tenía razón, salvo en
un detalle....
¿Qué ocurrió cinco años atrás?
Estamos en 1950, en Hungría,
y se juega en el Campeonato nacional
la siguiente partida.
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 85
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
85
Gyorgy Szilagyi-Gedeon
Barcza
VI Campeonato de Hungría,
Budapest, 1950
1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.
¤c3 ¥b7 5. £c2 ¥b4 6. ¥g5 h6 7.
¥h4 g5 8. ¥g3 ¤e4 Llegándose
por transposición a la variante
principal. El juego continúa con
9. e3 ¥xc3+ 10. bxc3 d6 11. ¥d3
f5 y nos encontramos en el mismo
punto de las partidas de referencia.
El hecho en sí ya resulta extraordinario,
pues en 1950 no era
normal este orden de jugadas, pero
lo más asombroso es que, en
esta posición, las blancas continuaron
con:
12. d5!...
¡Adiós novedad! ¡El mismo
perro... y con el mismo collar!
➪ 12 ... exd5 13. cxd5 ¥xd5 14.
¤d4! £f6
En la partida supuestamente
original, Rozdestvenski jugó 14 ...
¤d7 15. f3 ¤xg3 16. hxg3 £f6 17.
¥xf5 0–0–0, llegándose a la posición
de la partida Keres Taimánov.
En ambos casos las blancas
hicieron 18. £a4!, que lleva a la
siguiente bifurcación:
A) 18 ... £e5 19. ¢f2 a5 20. g4
¦he8 21. ¦ae1 ¥b7 22. ¦xh6 £c5
23. ¦h7 c6 24. ¤e6 £xc3 25.
¤xd8 ¦xd8 26. £d4 £xd4 27.
exd4 c5 28. ¦ee7 ¥c6 29. d5 ¥b5
30. ¢e3 1–0; Keres-Rozdestvenski;
Campeonato de Estonia, Tartu,
1953.
B) 18 ... a5 (Según Keres esto
es lo mejor) 19. ¢f2 h5 20.
¦ab1?! (Keres recomendó 20. e4
¥b7 21. ¤e6! amenazando, además,
£c4.) 20 ... h4 21. e4 ¥b7
22. gxh4 gxh4 23. ¤e6 ¤e5 24.
£d4 ¦dg8 25. ¤xc7+ ¢b8 26.
£xb6 ¤d3+ 27. ¢f1 ¤b4 28.
¦xb4 axb4 29. ¤b5 1–0; Keres-
Taimánov; XXII Campeonato de
la URSS, Moscú, 1955.
El desarrollo posterior del encuentro
fue no menos interesante.
Lo transcribimos con las notas de
un comentarista anónimo:
15. ¤xf5 ¤c5 16. ¥b5+ ¤bd7
17. f3 (17. 00? ¥e4) 17 ... 0–0–0
18. 0–0 h5 19. ¦ad1 ¥e6 (19 ...
¥b7? 20. ¦xd6! cxd6 21. ¤xd6
¢b8 22. ¤e4+,-) 20. ¤d4 h4 21.
¥e1 a6 22. ¥e2 ¥d5 23. c4 ¥b7
24. ¥c3 £f7 25. ¤f5 ¦hf8 (25 ...
¦he8? 26. ¦xd6!) 26. ¤h6 £e7
27. ¤g4 ¢b8! 28. ¦de1 (28. h3!)
28 ... h3! 29. g3 (29. gxh3 ¤e5 30.
¤xe5 dxe5 31. ¥b4 ¥c8!) 29 ...
¤e5 30. ¤xe5 dxe5 31. ¥b4 (31.
e4 ¤e6! 32. ¥xe5? £c5+, –+) 31
... e4! 32. f4 (32. fxe4 ¦fe8!) 32 ...
gxf4 33. exf4 (33. ¦xf4 ¦xf4 34.
exf4 a5! 35. ¥a3 ¦d4 36. ¥b2
£d6!) 33 ... £d6 34. ¥g4 ¦h8! 35.
¦d1 (35. £f2!) 35 ... £c6 36.
¦xd8+ ¦xd8 37. ¥xh3 ¤d3! 38.
¥e1 (38. ¥c3 £c5+ 39. ¢h1 e3+
40. ¥g2 ¤f2!+ 41. ¦xf2 exf2 42.
£e2 £e3!!; y, en esta variante, si
41. ¢g1 ¤h3!!) 38 ... £c5+ 39.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 86
86
LOS APORTES DE PAUL KERES
¢h1 e3+ 40. ¥g2 ¤xe1 41. ¦xe1
¦d2 y las blancas abandonan.
Hasta aquí los detalles generales
de la anécdota. Keres supuso
haber encontrado una importante
novedad, cuando lo cierto es que
la jugada ya tenía algunos años de
existencia.
Mas la historia no termina aquí.
Como antes recordamos, Keres dijo:
«la fuerte continuación hace
conmover la variante del negro», y
pudiera pensarse que, después de
conocerse estos encuentros, la variante
de juego hubiera desaparecido
de la práctica magistral. Pero
como demuestran los siguientes
ejemplos, la realidad es otra.
Si seguimos el desarrollo de la
siguiente partida, jugada ¡25 años
después!, podremos observar que
la variante no está tan muerta como
se suponía. En ella las negras
encuentran vías que merecen la
mayor atención, pues no está dicha
la última pañabra.
Florin Gheorghiu-Jonathan
Speelmann
Torneo ‘Phillips Dreco’, 7ª
ronda, Londres (Inglaterra), abril
de 1980
1. d4 ¤f6 2. c4 e6 3. ¤f3 b6 4.
¤c3 ¥b4 5. ¥g5 h6 6. ¥h4 ¥b7
7. e3 g5 8. ¥g3 ¤e4 9. £c2 f5 10.
¥d3 ¥xc3+ 11. bxc3 d6 12. d5
Después de la jugada 12. d5
Keres indicó que el cambio 12 ...
exd5 era prácticamente obligado,
y así han transcurrido la mayoría
3
de los encuentros, incluso los de
los últimos años.
Pero es interesante el desarrollo
de la partida Hort-Robert Bellin;
14ª ronda del Torneo de Hastings
1975/1976, 13 de enero de
1976, en la que se jugó 12 ... ¤d7
13. ¥xe4 fxe4 14. £xe4 £f6 15.
0–0 0–0–0 16. £xe6 £xe6 17.
dxe6 ¤c5 18. ¤d4 ¦de8 19. f3
¥a6 20. ¤b5 ¦xe6 21. e4 ¢b8 22.
¦ab1 g4 23. ¦fe1 gxf3 24. gxf3 h5
25. h4 ¦f8 26. ¦e3 ¥b7 27. ¢h2
¦g6 28. ¦g1 ¦fg8 29. ¤d4 ¤d7
30. ¦ee1 alcanzándose el empate
en la jugada nº 41.
Si, en definitiva, las negras
aceptan el regalo se sigue con
➪ 13. cxd5 ¥xd5 14. ¤d4 £f6
15. f3
Y ahora las negras prefirieron
continuar con
➪ 15 ... ¤c5
Con lo que se apartan de la
idea inicial, de la que vamos a ver
otro ejemplo: 15 ... ¤xg3 16. hxg3
¤d7 17. ¥xf5 0–0–0 (superior a 17
... ¤c5 18. 0–0–0 a6 19. e4 ¥f7 20.
f4 ¢f8 21. e5! dxe5 22. fxe5 £xe5
23. ¦hf1 ¢g7 24. ¦de1 £d6 25.
¥e4; 1–0; Spasski-Juan Carlos
González; 13ª ronda del Torneo a
la memoria de Capablanca, La
Habana [Cuba], 1962). 18. £a4 a5
19. ¢f2 ¥b7 20. g4 £e7 21. ¤c6
£g7 22. ¤xd8 ¦xd8 23. £d4 £f8
24. ¦h3 ¢b8 25. ¦ah1 £f7 26. a4
¤e5 27. ¦xh6 £a2+ 28. ¢g3 £e2
29. ¦h8 ¦xh8 30. ¦xh8+ ¢a7 31.
¥e4 ¤xf3 32. £d3 ¤g1 33. ¢h2
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 87
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
87
¤f3+ 34. ¢g3 ¤g1 y tablas. Tal-
Vagarián, XLII Campeonato de la
URSS, San Petersburgo, 1974.
➪ 16. ¥xf5 ¤bd7 17. ¤b5
0–0–0 18. ¤xa7+
O 18. ¦d1 ¥e6 19. ¥e4 ¢b8
20. ¦xd6 ¤e5 21. ¦xd8+ ¦xd8 22.
0–0 ¥d7 23. ¤d4 ¥a4 24. ¥xe5
1–0; Zoltan Ribli-Yassar Seirawan;
Olimpiada de La Valetta
(República de Malta), 1980.
➪ 18 ... ¢b7 19. ¤b5 ¦de8 20.
0–0 ¥c4 21. ¥xd7 ¤xd7 22. £a4
¥xb5 23. £xb5 ¤c5 24. e4 £xc3
25. ¦ac1 £a3 26. ¦fd1 ¦a8 27.
¦c2 g4 28. e5 dxe5 29. fxg4 ¦hd8
30. ¦dc1
bién la otra cara de la moneda: un
Paul Keres que, sin dejar de ser
«Eterno», fue además humano.
Un Paul Keres que no pudo contar
en su tiempo con la maravillosa
ayuda de la informática, con
sus gigantescas bases de datos —
soporte sobre el que descansa la
información utilizada en este libro—
y sus maravillosas redes
mundiales de comunicaciones,
por las que hoy se tiene conocimiento,
de modo casi inmediato,
de todo lo que ocurre tanto en los
grandes acontecimientos internacionales,
como en los simples torneos
locales.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
31 ... ¦d2! 31. ¦xc5 £e3+ 32.
¢h1 £xc5 33. £xc5 bxc5 34. h4
¦axa2 y las blancas están totalmente
perdidas. 35. ¢h2 ¦xg2+
36. ¢h3 ¦gc2 37. ¦xc2 ¦xc2 38.
h5 Las blancas abandonaron.
Pensamos que haber traído a
estas páginas la rectificación histórica
sobre el origen de esta variante,
nos ha permitido ver tam-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 88
Apertura de los tres caballos
Variante Steinitz
El gran maestro estonio tenía
su propia manera de tratar esta
apertura, y después de las jugadas
1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¤c3 solía
continuar con
➪ 3 ... g6 !
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Aunque se la conoce por variante
Steinitz, es sin lugar a dudas
Paul Keres quien la populariza
y divulga ampliamente en sus
libros; pero son sobre todo los
formidables resultados que con
ella obtuvo lo que hicieron que
muchos ajedrecistas la incluyeran
en su repertorio.
En cuanto a las restantes alternativas,
Keres las consideraba
inferiores. Aportó análisis interesantes,
en los que el negro intenta
llegar a posiciones similares a las
que se producen en otras defensas
abiertas.
Por ejemplo, contra 3 ... f5, una
mezcla entre la variante Schliemann
de la Española y el gambito
Letón, Keres propuso 4. d4! fxe4
5. ¤xe5 ¤f6 6. ¥c4, y el blanco
está mejor.
Hay una partida muy conocida
que tuvo el siguiente desenlace: 6
... d5? 7. ¤xd5! ¤xd5 8. £h5+ g6 9.
¤xg6 hxg6 (en caso de 9 ... ¤f6 10.
¥f7+!; 1–0; Aysin-Michalovic;
Moscú, 1965) 10. £xg6+ y estamos
metidos en una posición análoga a
la que se alcanza en una conocida
variante del gambito Letón, pero
con algunas variaciones fatales para
el negro. El juego siguió con 10
... ¢d7 11. ¥xd5 £e8 12. ¥f7 £e7
13. ¥g5 ¤e5 14. £f5+ 1–0; Gyula
Breyer-Zoltan Balla; 3ª ronda del
Torneo de Piestany, 1912. Sobre esto
volveremos con posterioridad,
cuando tratemos sobre los estudios
que Keres hizo sobre el endemoniado
gambito.
Otra posibilidad que analiza
Keres es la respuesta 3 ... ¥b4,
contra la que sugirió 4. ¤d5 ¤f6
(4 ... ¥a5 5. c3!) 5. ¤xb4 ¤xb4 6.
¤xe5 £e7 7. d4 d6 8. a3 dxe5 9.
axb4 exd4 10. £xd4 £xe4+ 11.
£xe4+ ¤xe4 12. ¥c4, con ligera
ventaja para el blanco.
En la variante principal, las
blancas disponen de las siguientes
posibilidades.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 89
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
89
➪ 4. d4
Ésta es la respuesta habitual,
pero también se juegan otras . Por
ejemplo:
A) 4. ¤d5 ¥g7 5. c3 ¤ce7 6.
¤e3 ¤f6 7. d3 d6 8. g3 b6 9. £a4+
¥d7 10. £c2. Con igualdad o el
blanco ligeramente mejor. 1–0 en
42 jugadas; Bojan Kurajica-Beliavski;
Torneo de Novi Sad, 1979.
B) 4. ¥c4, la vieja jugada de
Blacburne. 4 ... ¥g7 5. d3 h6 6. h4
d6 7. ¥e3 a6 8. a3 ¥g4 9. ¤e2 ¥xf3
10. gxf3 ¥f6 11. h5 g5 12. c3 £d7
13. ¤g3 ¤ge7 14. £b3 0–0 15. £c2
¤a5 16. ¥a2 c5 17. ¦g1 ¢h8 18.
£d2 ¤ac6 19. ¤f1 £h3 20. 0–0–0
£xh5 21. ¤h2 ¥g7 1–0 en 32 jugadas;
Joseph Henry Blackburne-
Philipp Heitner; 1ª ronda del Torneo
de Viena (Austria), 1873.
C) 4. ¥b5, jugada que no parece
ofrecer perspectivas, como
demuestra Capablanca en la partida:
4 ... ¥g7 5. 0–0 ¤ge7 6. d3
0–0 7. ¥c4 ¤a5 8. ¥b3 ¤xb3 9.
axb3 d5 10. h3 d4 11. ¤e2 f5 12.
exf5 ¤xf5 13. ¤g3 £d5 14. ¤e4
¤d6 15. £e2 b6 16. ¤h2 ¤xe4 17.
£xe4 £xe4 18. dxe4 a5 19. b4
¥a6 20. ¦e1 axb4 21. f3 c5 22.
¥d2 ¥b5 23. ¤g4 h5 24. ¤f2 ¢f7
25. ¤d3 b3 0–1; Valentín Marín y
Llovet-Capablanca; 4ª ronda del
Torneo de Barcelona, 28 de septiembre
de 1929.
➪ 4 ... exd4
Éste pudiera considerarse como
el punto clave de la variante.
A partir de aquí las blancas deben
decidir cuál camino tomar,
pero si no se está convencido,
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
siempre queda la alternativa de
Kurosawa: tirar a suerte la elección
de nuestro destino, cuando
estemos ante la bifurcación de un
camino... (película El Bravo).
➪ 5. ¤d5
Es lamentable que Akira Kurosawa
no hubiese rodado El Bravo
II; seguramente la escena inicial
de la película habría sido la
misma, pero al llegar al entronque
de caminos el azar habría llevado
al actor –Toshiro Mifune–
por el segundo destino.
En nuestro caso, la alternativa
de elección es 5. ¤xd4, con la
continuación 5 ... ¥g7 6. ¥e3 y
ahora se pueden considerar las siguientes
posibilidades:
A) 6 ... d6 7. £d2 ¤f6, una de
las variantes de mayor actualidad.
Ahora se puede seguir con:
a 1 ) 8. ¥b5 ¥d7 9. ¥xc6 bxc6
10. ¥h6 0–0 11. ¥xg7 ¢xg7 12. 0–0
¦e8 13. ¦ae1 c5 14. ¤b3 a5 15. e5
dxe5 16. ¤xc5 ¥f5 17. £xd8
¦axd8 18. ¦e2 ¤d5 19. ¤xd5 ¦xd5
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 90
90
LOS APORTES DE PAUL KERES
20. ¤e4 ¦ed8 21. b3 f6 22. f3 ¦d4
23. ¦fe1 ¥xe4 24. ¦xe4 ¢f7 0–1 en
49 jugadas; Vladímir Karasiov-
Guéler; 11ª ronda del XXXIX
Campeonato de la URSS, San Petersburgo,
1 de octubre de 1971.
a 2 ) 8. 0–0–0 ¤g4 9. ¤xc6 bxc6
10. ¥d4 ¥xd4 11. £xd4 £f6 12. f3
£xd4 13. ¦xd4 ¤e3 14. ¤d1
¤xd1 15. ¢xd1 ¢e7 16. g3 ¥e6
17. ¥a6 ¦hb8 18. b3 c5 19. ¦a4
¢d7 20. ¢d2 ¢c6 21. ¢c3 ¢b6
22. ¦b1 ¥d7 23. ¦a3 ¥e6 24. ¦a4
¥d7 25. ¦a3 ¥b5 26. ¥xb5 ¢xb5
0–1 en 51 jugadas; Juan Manuel
Bellón López-Kárpov; 11ª ronda
del Torneo de Las Palmas de
Gran Canaria; 1977.
A1) En una partida reciente se
jugó 7 ... ¤ge7 continuándose con
8. 0–0–0 0–0 9. h4 h5 10. f3 ¤xd4
11. ¥xd4 ¥xd4 12. £xd4 ¤c6 13.
£d2 ¥e6 14. ¥e2 ¢g7 15. g4 ¦h8
16. g5 f6 17. f4 fxg5 18. hxg5 £d7
19. ¦df1 ¦af8 20. ¤b5 a6 21. ¤d4
¤xd4 22. £xd4+ ¢g8 23. f5 ¥f7
24. fxg6 1–0; Jefferson Pelikian-
Haroldo dos Santos; Sao Sebastiao
do Paraíso (Brasil), 1995.
B) 6 ... ¤f6 y ahora se han
practicado diversas alternativas:
b 1 ) 7. ¥c4 0–0 8. 0–0 (8.
¤xc6 bxc6 9. e5 ¤e8 10. e6 fxe6
11. ¥xe6+ ¢h8 12. 0–0 ¤d6 13.
¥h3 £h4 14. ¥c5 ¦f7 15. £g4
£xg4 16. ¥xg4 ¤c4 17. ¦fe1 ¥a6
18. ¥e2 d6 19. ¥xc4 ¥xc4 20. ¥e3
c5 21. ¦ed1 ¦b8 22. ¦ab1 ¥e6 23.
¤a4 ¥xa2 24. ¦a1 ¥e6 25. ¥d2
¥f5 0–1 en 36 jugadas;Aleksander
Prameshuber-Keres; Olimpiada
de Múnich, 1958) 8 ... ¦e8 9. ¦e1
d6 10. f3 a6 con igualdad. (1/2–1/2
en 30 jugadas; Hort-Keres; 15ª
ronda del Torneo a la memoria de
Alekhine, Moscú, 1963).
b 2 ) 7.f3¤e7! 8. ¥c4 d5 9. exd5
¤fxd5 10. ¤xd5 ¤xd5 con juego
parejo. 1/2–1/2 en 36 jugadas; Zukerdot-Steinitz;
21ª ronda del Torneo
de Viena, 1882.
b 3 ) 7. g3 0–0 8. ¥g2 d6 9. h3
¤e5! 1–0 en 22 jugadas; Vladímir
Savon-Ree; 6ª ronda del Torneo
de Sujumi (Georgia), 1972.
b 4 ) 7. ¥e2 0–0 es posible seguir
con:
b 4a ) 8. £d2 ¦e8 9. f3 d5! 10.
¤xc6 bxc6 11. exd5 ¤xd5! y el
negro tiene mejor desarrollo, ha
creado múltiples amenazas. 11 ...
¤xd5 12. ¤xd5 cxd5 13. c3 c5 14.
0–0 d4 15. ¥f2 £a5 16. ¦fc1 ¥f5
17. ¥c4 ¦ad8 18. £g5 dxc3 19.
bxc3 ¥xc3 20. ¦xc3 £xc3 21. ¦c1
£b2 22. ¥e1 h6 0–1; Héctor Rossetto-Keres;
11ª ronda del torneo
de Mar del Plata, 1957.
b 4b )8. 0–0 ¦e8 9. ¤xc6 bxc6
10. ¥f3 ¥b7 11. £d2 d6 con juego
parejo, como en las partidas Vladímir
Baguírov-Keres; Campeonato
por equipos, Moscú, 1963 y Spasski-Larsen;
semifinal del Torneo de
Candidatos, 5ª partida, Malmo
(Suecia), 1968. Esta última continuó
con 12. ¥h6 ¥xh6 13. £xh6
¦e5 14. ¦ae1 c5 15. ¦e3 £e7 16.
¦fe1 ¦e8 17. h4 £e6 18. £f4 ¢g7
19. b3 h6 20. £g3 £d7 21. £f4
¦8e7 22. ¤d5 ¥xd5 23. exd5 g5
24. hxg5 hxg5 25. £g3 £f5 26. c4
¦xe3 27. fxe3 ¦e5 y la ventaja negra
fue decisiva.
b 5 ) 7. ¤xc6! Keres y otros autores
la consideran como la mejor
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 91
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
91
continuación, porque elimina el
poderoso caballo, que se hace
fuerte en la mayoría de las variantes
vistas, y desarticula la cadena
de peones negros en el flanco
dama. 7 ... bxc6 8. e5 ¤g8 9.
¥d4 £e7 10. £e2 f6M 11. exf6
£xe2+ 12. ¥xe2 ¤xf6 13. ¥f3
0–0 14. 0–0–0± Spassky, Theimann,
Leningrado, 1970.
La línea principal que hemos
estado siguiendo en esta subvariante
B) se corresponde con el
curso de la partida Amador Rodríguez
Cuesta-Darcy Lima; 1ª
ronda del Torneo a la memoria de
Capablanca, Matanzas, 1992:
En la que luego de 7. £d2 0–0
8. 0–0–0 las negras introducen la
novedad: 8 ... ¤g4!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
¥xd4 11. £xd4 £f6 y las blancas
encuentran un sutil sacrificio de
peón 12. h3! £xd4 13. ¦xd4 ¤xf2
14. ¦g1 que amenazaganar la pieza
con ¦d2. El resto no es menos
interesante: 14 ... f5 15. exf5 ¦xf5
16. g4 ¦f8 17. ¥g2! y continúan las
amenazas contra el acorralado
corcel, el negro está forzado a jugar
17 ... ¦b8 18. ¦e1! y el blanco, a
cambio de un peón, ha logrado activar
todas sus piezas, aunque algunas
inexactitudes le impidieron
consolidar esta ventaja posteriormente.
La continuación es ilustrativa,
y la acompañamos con las notas
del gran maestro cubano.
18 ... c5 19. ¦d2 ¥b7 20. ¥xb7
¦xb7 21. ¦xd7± ¤xh3 22. ¤e4
¦f7 23. ¦d8+? (23. ¦xf7! ¢xf7 24.
¦h1 ¦b4 25. ¦xh3 ¦xe4 26.
¦xh7+ ¢f6 27. ¦xc7+-) 23 ... ¢g7
24. ¤xc5 ¦b4! 25. ¤e6+ ¢f6 26.
¦e8 … ¦f1 26 ... ¤f4! 27. ¦f1 (27.
a3!? ¦c4 28. ¦f1 g5 29. b3 ¦e4 30.
¤xg5 ¦xe8 31. ¤xf7 ¦e4) 27 ... g5
28. ¦e1?! ¤xe6 29. ¦8xe6+ 1/2-1/2
Retornemos ahora a la posición
donde se produjo la bifurcación,
tras la jugada quinta de las
blancas.
Diagrama de análisis
Lo conocido aquí era 8 ... d6,
pero ahora las blancas deben decidir
qué hacen con el alfil.
El desenlace siguiente es interesante;
el blanco se decide correctamente
por 9. ¤xc6 pues no es
bueno 9. ¥g5 f6 10. ¥f4 por 10 ...
f5!?, según análisis de Amador. El
juego siguió con 9 ... bxc6 10. ¥d4
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 92
92
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 5 ... ¥g7
Aquí no es bueno 5 ... d6?! por
la réplica 6. ¤xd4, que amenaza
¤b5.
➪ 6. ¥g5 ¤ce7!
Y no 6 ... ¤ge7?? 7. ¤xd4
¥xd4 8. £xd4! ¤xd4 9. ¤f6+ y
ahora 9 ... ¢f8 10. ¥h6+ y mate.
➪ 7. ¤xd4
Después de otras jugadas, el
negro obtiene un buen juego. Por
ejemplo:
A) 7. e5 h6 8. ¥xe7 (8. ¥h4 g5
9. ¤xe7 £xe7 10. ¥g3; 1/2–1/2 en
63 jugadas; Samuel Rosenthal-
Steinitz; Londres, 1883) 8 ... ¤xe7
9. £xd4 ¤xd5 10. £xd5 c6 11.
£d6 ¥f8 12. £d4 £b6 13. 0–0–0M
(1–0 en 44 jugadas;Alekhine-Efim
Bogoljubow; 7ª ronda del Torneo
de Dresde (Alemania), 1936. Pero
es mejor 9. ... 0–0 10. 0-0-0 ¤xd5
11. £xd5 d6!= 1–0 en 25 jugadas;
Moshe Czerniak-Vladímir Sokólov;
Belgrado, 1962.
B) 7. ¤xe7 ¤xe7 8. ¥c4 h6 9.
¥h4 0–0 10. 0–0 d5 11. exd5 g5 12.
¥g3 ¤xd5 con igualdad, según
Keres. Así fue su partida contra
Vladímir Simagin en el XXII
Campeonato de la URSS disputado
en Moscú en el año 1955,
que siguió con 12 ... ¤xd5 13. ¥e5
c5 14. ¦e1 ¤b6 15. ¥d3 ¥e6 16.
¥xg7 ¢xg7 17. ¤e5 £f6 18. £e2
¦fe8 19. ¥b5 ¥c4 20. ¥xc4 ¤xc4
21. £xc4 ¦xe5 22. £b5 £b6 23.
a4 ¦ae8 24. ¦xe5 ¦xe5 25. £xb6
axb6 26. ¢f1 ¢f6 27. c4 ¦e4 28.
¦a3 ¢e7 29. ¦b3 ¦e6 y las negras
ganaron jugadas después.
➪ 7 ... c6 8. ¤c3 h6 9. ¥f4!
Aquí se considera que después
de 9. ¥h4 £b6 10. ¤b3 el
negro iguala fácilmente con 10 ...
d5 11. exd5 £b4. Pero en la partida
Bisguier-Keres de la undécima
ronda del Torneo interzonal
de Gotemburgo del año 1955, el
negro se decidió por 10 ... a5 11.
a4 .d5 12. ¥d3 ¤f6 13. 0–0 dxe4
14. ¤xe4 ¤xe4 15. ¥xe4 g5 16.
¥g3 0–0 17. ¤d2 ¥e6 18. ¥d6
¦fe8 19. ¥a3 ¦ad8 20. ¥d3 £c7
21. ¦e1 ¤d5 22. ¤e4 ¤b4 23.
¤c5 ¤xd3 24. ¤xe6 ¦xe6 25.
cxd3 ¦xe1+ 26. £xe1 £f4 y las
negras ganaron en la jugada cuadragésima.
Otra continuación muy citada
es 9. ¥e3 ¤f6 10. ¥c4 0–0 11. e5
y ahora Keres respondió 11 ...
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 93
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
93
¤e8 12. £d2 d5 13. exd6 ¤xd6
14. ¥b3 ¤ef5 15. ¤xf5 ¤xf5 16.
0–0–0 £xd2+ 17. ¥xd2 ¤d4 18.
¥e3 ¤xb3+ 19. axb3 ¥f5 20.
¥d4 ¦fd8 21. ¥xg7 ¢xg7 22.
¦xd8 ¦xd8 23. ¦e1 ¦d4 24. g3 h5
25. ¦e7 ¥d7 26. ¦e4 ¦d6 y el
juego culminó en empate 14 jugadas
más tarde. Tarre-Keres;
Parnu, 1971.
➪ 9 ... d5 10. £d2 ¤f6
En sus comentarios Keres indica
que aquí 10 ... dxe4 11. 0–0–0
deja compensación al blanco, que
alcanza una importante ventaja
de desarrollo a cambio del peón
sacrificado.
➪ 11. 0–0–0 ¤xe4 12. ¤xe4
dxe4 13. ¥c4 ¥f5 14. ¤b3 £xd2+
15. ¢xd2
Y tanto Pachmann como Keres
consideran que la posición está
equilibrada. Heinz Lehmann-
Keres; encuentro RFA-URSS, 2ª
ronda, Hamburgo, 1960.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 94
Gambito de Rey
Fueron numerosas las partidas ➪ 13. ¤b5 c6 14. ¤c7?
Más exacto es 12 ... c5! 13. Un momento crítico de la partida.
Ambos contendientes co-
¤b5 (13. dxc6?! ¤xc6) 13 ...
¤d7 14. ¤c7 ¦b8 15. d6= ∞
que jugó Keres con el Gambito
de Rey, casi siempre con blancas;
pero también obtuvo algunos éxitos
importantes con negras. Fue
muy conocido uno de sus tres
triunfos contra Robert Byrne, en
el duelo entre la URSS y EE. UU.
Cede la iniciativa. Lo indicado
era 14. dxc6! con las siguientes
posibilidades:
A) 14 ... ¤xe5 15. dxe5∞ (15.
cxb7 ∞¥xb7 16. dxe5 ¦ac8 17.
¤d6 ¦c5) 15 ... bxc6 16. ¤c7 ¦b8
17. e6 ¦b4!
de Moscú en 1955. La partida dio B) 14 ... bxc6 15. ¤xc6.
la vuelta al mundo y merece ser
➪ 14 ... cxd5! 15. ¤xa8 dxc4
recordada una vez más.
16. ¥d2
Si 16. ¤c7? ¤xe5 17. dxe5
Robert Byrne-Paul Keres
¦d8; tampoco convence 16.
URSS-EE. UU., 1ª ronda, Moscú,
¤xg4? ¥xd4+ 17. ¤f2 ¤e5!.
1955
➪ 16 ... ¤xe5 17. dxe5 ¥f5 18.
➪ 1. e4 e5 2. f4 exf4 3. ¤f3 g5
4. h4 g4 5. ¤e5 ¤f6 6. ¥c4 d5 7.
exd5 ¥g7 8. d4 ¤h5 9. 0–0 £xh4
10. £e1! £xe1 11. ¦xe1 0–0 12.
¤c3!
La partida comienza a ponerse
¤c7 ¥xc2?
Jugada precipitada. Más eficaz
era 18 ... ¦d8! 19. ¥c3 ¥xc2.
➪ 19. ¦ac1 ¥d3 20. ¤d5!
8
interesante, como se refleja en
7
los comentarios del propio Keres,
6
que incluiremos resumidos en el
texto que sigue.
Ahora no era bueno 12. c3?!
por 12 ... ¦e8 13. ¤a3 ¤d7 14.
5
4
3
¤d3 ¦xe1+ 15. ¤xe1 ¤b6 16.
2
¥b3 ¥f5 17. ¤b5 ¦e8=
1
➪ 12 ... ¤d7
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 95
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
95
mienzan a estar apurados por el
tiempo, y esto se refleja en la jugada
que sigue.
20 ... b5?
La jugada que pudo costar al
negro la partida. Según las notas
de Keres era necesario 20 ... ¦d8!
21. ¤xf4 ¤xf4 22. ¥xf4 ¦d5 y el
negro alcanza, al menos, la igualdad.
➪ 21. ¥xf4! ¦d8! 22. ¤e7+
¢f8 23. ¥g5 ¦e8 24. ¤c6 ¤g3!?
O mejor 24 ... a5! 25. ¤xa5
¥xe5.
➪ 25. ¦cd1 ¦e6 26. ¤xa7?!
Otra imprecisión como consecuencia
del apuro de tiempo.
Aquí había que hacer 26. ¤b4!
¤e2+ 27. ¢f1! ¤f4+!? (27 ...
¤g3+!? 28. ¢g1 ¥g6 29. ¤c6
¤f5; 27 ... ¤c3+? 28. ¦xd3!) 28.
¢g1 a5 29. ¥xf4 axb4 30. ¥d2
¥xe5 31. ¥xb4+ ¢g8 32. ¥c3
¥xc3 33. bxc3 ¦a63.
➪ 26 ... ¥xe5 27. ¤xb5 ¤e2+
28. ¦xe2! ¥xe2 29. ¦d8+ ¦e8 30.
¦xe8+ ¢xe8 31. ¢f2 ¥d3 32. ¤c3
¢d7?!
Mejor era 32 ... h5! 33. ¢e3 f5
34. ¥f4? ¥xf4+ 35. ¢xf4 h4–+. Sigue
un largo y complicado final
que transcribimos con algunas
notas.
➪ 33. ¢e3 ¥h2 34. ¥f4 ¥g1+
35. ¢d2 h5 36. g3 ¥f2 37. ¤d1
¥d4 38. ¤c3 ¢c6? (38 ... f6! ∆
...h5-h4) 39. b4 ¥f6 40. b5+?
(40. a4! h4 41. gxh4 ¥xh4 42. a5
g3 43. b5) 40 ... ¢b7 41. a4 ¥d8
42. ¤d5 ¥e4 43. ¤c3 ¥f3 44.
¢e3 ¥b6+ 45. ¢d2 f6! (45 ...
¥a5 46. ¥e5!) 46. ¥d6 ¥a5 47.
¥f4 ¥e4! 48. ¥d6 ¥d3 49. ¥f4
¥b4! 50. ¥e3 h4! 51. gxh4 g3 52.
h5 g2 53. h6 f5 54. ¥f2 (54. h7?
f4!–+) 54 ... f4 55. ¥g1 ¥a5 56.
¥h2 ¥b6?! (56 ... f3! 57. ¢e3
¥xc3 58. ¢xf3 ¥d2 59. ¢xg2
c3–+) 57. h7 ¥xh7 58. ¢e2 g1£
59. ¥xg1 ¥xg1 60. ¤d5 ¥d4 61.
¤xf4 c3 62. ¤d3 ¥xd3+ 63.
¢xd3 ¢b6 64. ¢c2 ¢a5 65. ¢b3
¥e5 66. ¢c2 ¢xa4, y las blancas
abandonaron.
Variante Keres
Jugando con blancas, Keres
optaba generalmente por la Variante
3. ¤f3, con la que obtuvo
buenos resultados; pero en sus
primeros años, cuando se desempeñaba
como activo ajedrecista
postal, empleó en diversas oportunidades
una movida que conduce
a posiciones extremadamente
complejas, en las que aún
hoy quedan muchas cosas por
aclarar.
Luego de los movimientos iniciales
1. e4 e5 2. f4 exf4 las blancas
disponen de una alternativa
que despertó el interés de los
ajedrecistas postales en los años
30, y consecuentemente el desdén
de la mayoría de los autores
que tratan esta apertura.
Nos referimos a la polémica jugada
➪ 3. ¤c3
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96
LOS APORTES DE PAUL KERES
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Conocida con diferentes nombres,
su origen se remonta al siglo
XIX, aunque en definitiva se reconoce
a Keres como el ajedrecista
contemporáneo que le dio nueva
vida, como resultado de las diversas
partidas por correspondencia
en que la empleó, y por el tratamiento
que de ella hizo en su libro
sobre el Gambito de Rey.
No puede decirse, sin embargo,
que Keres la considerara como
una continuación normal, y
de hecho sólo la utilizó, que sepamos,
en partidas postales. Es cierto
que la mayoría de los autores
le dan poco crédito, pero aún así
uno no puede menos que preguntarse:
¿cómo desdeñar a priori un
sistema que ha sido empleado —
incluso con éxito— por jugadores
como Bronstein, Spasski, Averbaj
y el propio Keres?
Es cierto que desde la misma
apertura las blancas exponen su
rey sobremanera, pero esto —como
en el trapecio— deja de ser
determinante si antes se comprueba
que la red esta bien colocada.
En lo que a nuestros propósitos
interesa, pensamos que resulta
oportuno incluir un resumen
de los conocimientos actuales sobre
esta opción de juego, con lo
cual rendimos homenaje al joven
Paul Keres, en su faceta de ajedrecista
postal.
A partir de la posición del último
diagrama las negras contestan
obviamente con:
➪ 3 ... £h4+
Ninguna ventaja aporta seguir
pasivamente con 3 ... c6 4. ¤f3 d5
5. d4 dxe4 6. ¤xe4 ¤f6 7. £e2
¤xe4 8. £xe4+ £e7 9. £xe7+
¥xe7 10. ¥xf4, con mejor juego
para las blancas. 1–0 en 43 jugadas;
Bronstein-Anatoli Bijovski;
XXXIII Campeonato de la
URSS, Reval, 1965.
No obstante, nada hay absoluto
en ajedrez. El siguiente ejemplo,
bastante reciente, demuestra
cuánta energía puede existir en
aperturas como esta. Después de
3 ... d6 las blancas optaron por 4.
¥c4 respondiendo el negro con 4
... ¥e6 5. ¥xe6 fxe6 6. d4 £h4+ 7.
¢f1 ¤d7 8. ¤f3 £f6 9. ¤b5 ¢d8
10. ¢f2 g5 y la posición se torna
bien complicada; bastarán una pocas
jugadas y ambos reyes estarán
en medio de una danza de fuego
que merece ser transcrita hasta el
final: 11. ¦e1 g4 12. e5 £h6 13.
¤d2 g3+ 14. hxg3 fxg3+ 15. ¢xg3
¤e7 16. ¢f2 ¦g8 17. exd6 £g5 18.
dxc7+ ¢c8 19. ¤e4 £xg2+ 20.
¢e3 £h3+ 21. ¢e2 £h5+ 22. ¢d2
¦g2+ 23. ¢c3 ¤d5+ 24. ¢b3 ¦g4
25. c3 ¤xc7 26. ¤xc7 ¢xc7 27.
£e2 b5 28. ¥f4+ ¢b7 29. ¥d2
£d5+ 30. ¢c2 h5 31. ¤f2 ¦g2 32.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 97
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
97
¦g1 ¦e8 33. ¦xg2 £xg2 34. £xh5
£xf2 35. £xe8 £f5+ 36. ¢b3
£d5+ 37. ¢c2 £e4+ 38. ¢d1
£f3+ 39. ¢e1 £h1+ 40. ¢e2
£e4+ 41. ¥e3 £c2+ 42. ¥d2
£e4+ 43. ¥e3 £c2+ 44. ¢f1
£d3+ 45. ¢f2 £f5+ 46. ¢e1 ¢c7
47. d5 ¤e5 48. £a8 ¤c4 49.
£xa7+ ¢c8 50. £a8+ ¢c7 51.
£c6+ ¢d8 52. dxe6 ¤e5 53. ¥b6+
¢e7 54. ¥c5+ 1–0; Hakan Windfridsson-Bjorn
Thorfinnsson; VIII
Abierto Monarch Assurance, 8ª
ronda, Port Erin, Isla de Man (Islas
Británicas), 1999.
➪ 4. ¢e2 d5!
Esto es considerado como lo
único que realmente permite al
negro mantener la iniciativa. Pero
también se han jugado las siguientes
alternativas:
A) 4 ... d6 5. ¤f3 ¥g4 6. ¤d5
(6. d4 ¤c6 7. ¥xf4 f5 8. £d2 ¤f6
9. exf5 0–0–0 10. g3 £h5 1/2–1/2
en 30 jugadas; Yuri Averbaj-Petar
Trifunovic; Yugoslavia contra la
URSS, Rijeka (Croacia), 1963; según
Keres, una posición impensada
en el gambito de Steinitz.) 6 ...
¥xf3+ (6 ... ¤a6 7. ¤xf4 f5 8. d3
0–0–0 y según Keres, las negras
están mejor.) 7. gxf3 ¢d8 8. d3 g5
9. ¥d2 ¥g7 10. ¥e1 £h5 11. h4±
1–0 en 22 jugadas; Keres-Werner
Eberhard Kunerth; partida jugada
por correspondencia, 1935.
B) 4 ... £e7!? Un plan interesante
que encontramos en una reciente
partida de Bacrot, que
quedó mejor después de 5. d4
¤f6 6. e5 d6 7. ¤f3 dxe5 8. dxe5
g5! 0–1 en 28 jugadas; Christian
Bauer-Etienne Bracot; III Chess
Masters, 3ª ronda, Enghien-les-
Bains (Francia), 1999.
C) 4 ... ¥b4 5. ¤d5 ¥d6 6.
¤f3 £g4 7. d4 c6 8. ¤c3 ¤e7 9.
¢f2 0–0 10. e5 ¥c7 11. g3 d5 12.
exd6 ¥xd6 13. ¤e4 fxg3+ 14.
hxg3 ¤f5 15. ¥f4 ¥xf4 16. gxf4
£xf4 17. £d3 ¤a6 18. c3 c5 19.
¦e1 cxd4 20. ¥h3 ¤c5 21. ¤xc5
£g3+ 22. ¢e2 1–0 en 62 jugadas;
Keres-Menke; partida jugada por
correspondencia, 1932.
➪ 5. ¤xd5 ¥g4+ 6. ¤f3
Alcanzándose un punto culminante
de la variante. A partir de
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
aquí las negras disponen de tres
movimientos muy bien estudiados,
que son los siguientes:
Variante 6 ... ¤a6
Una respuesta natural, pero
que no aporta ventajas a las negras.
➪ 7. d4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 98
98
LOS APORTES DE PAUL KERES
Keres cita aquí la partida Mason
Rosenthal, París 1878, indicando
que continuó con 7. ¤xf4
¥xf3+ (7 ... ¤f6 8. d3 0–0–0 9.
¥d2 g5) 8. ¢xf3 ¤f6 9. ¥c4 0–0–0
10. d4 con ventaja.
Sin embargo, nosotros sólo conocíamos
una partida de James
Mason –al que también se atribuye
la paternidad de este sistema–
contra Rosenthal, en la que se hizo
7. d4 y se continuó con:
➪ 7 ... ¤f6 8. ¤xf6+ £xf6 9.
c3
O también 9. ¢f2 0–0–0 10. e5
y el blanco está mejor. Willemson-Eckel;
partida jugada por correspondencia,
1931.
El resto de la partida fue como
sigue.
➪ 9 ... 0–0–0 10. ¢f2 ¤c5 11.
£c2 ¥xf3 12. gxf3 ¤e6 13. ¥h3
¢b8 14. ¥xe6 fxe6 15. b4 e5 16.
d5 h5 17. ¥d2 g5 18. ¦ag1 g4 19.
£d3 ¦g8 20. ¥e1 c6 21. c4 cxd5
22. exd5 ¥xb4 23. ¥xb4 £b6+ 24.
c5 £xb4 25. ¦c1 ¦xd5 26. £c3
¦d2+ 27. ¢e1 £xc3 28. ¦xc3
¦xa2 0–1; Mason-Rosenthal; 3ª
ronda del Torneo de París, 1878.
Variante 6 ... ¤c6
Ahora la práctica nos aporta
las siguientes continuaciones:
A) 7. ¤xc7+ ¢d8 (7 ... ¢d7?!
8. ¤xa8 ¤e5 9. d4 ¤xf3 10. gxf3
¥xf3+ 11. ¢xf3 £h5+ 12. ¢f2
£xd1 13. ¥b5+, etc) 8. ¤xa8 ¤e5
(8 ... ¤d4+!? 9. ¢d3 £f6 10. c3
£a6+ 11. c4 ¥c5 12. b4 ¤f6 13.
bxc5 ¤xe4 14. £e1 ¦e8 15. £xe4
¦xe4 16. ¢xe4 ¤xf3 17. gxf3 y según
Keres las blancas tienen posibilidades
de rechazar el ataque adversario.
Jago-Littlewood; partida
jugada por correspondencia, 1964-
65) 9. h3 (9. £e1! 9 ... ¤xf3 10.
£xh4+ ¤xh4+ 11. ¢e1 las blancas
pierden el caballo que está en a8,
pero tienen cierta compensación,
ya que sus peones centrales son
muy fuertes. (Pachmann) 9 ... ¥h5
(9 ... ¥xf3+ 10. gxf3 £g3 11. d3
£xf3+ 12. ¢e1 £xh1 13. ¥xf4
¤f3+ Kuindchi-Gusev, Moscú
1970. 14. ¢e2! ¥c5 15. c3 ¤f6 16.
£a4 con juego complicado) 10.
d4! (10. ¦g1? £g3 11. £e1 ¤xf3
12. gxf3 £xf3 y ¡mate!, las negras
tienen ventaja; 0–1 en 52 jugadas;
Keres-Kunerth, partida por correspondencia,
1935. La información
llega a nosotros a través de las bases
de datos, pero Keres, aunque
hace referencia parcialmente a la
variante, no hace mención a esta
partida, en la que supuestamente
recibe mate. Si lo omitió intencionalmente,
bienvenido sea, pues
nos deja conocer que el maestro,
como todo humano, también tenía
su poquito de vanidad) 10 ... ¤xf3
11. gxf3 ¥xf3+ 12. ¢xf3 £h5+ 13.
¢g2 £xd1 14. ¥d3 £h5 15. ¥xf4
Y según Keres, las blancas no
están peor. Jago-Thomas, Corr
1966. La Pequeña Enciclopedia de
Aperturas, editada por Estrín, incluye
la misma partida, pero con
fecha de 1954.
B) 7. c3 0–0–0 8. £e1 £xe1+
9. ¢xe1 f5 10. ¤g5 fxe4 11. ¤xf4
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
99
¥d6 12. d4 exd3 13. ¤f7 ¤f6!.
Análisis de Estrín.
C) 7. d4 0–0–0 y ahora:
c 1 ) 8. c3 ¥d6 (8 ... f5 9. £d3
¤f6 10. ¤xf6 gxf6 11. ¥xf4 fxe4
12. £xe4 ¥h6 , las negras tienen
ventaja; 0–1 en 52 jugadas; Keres-
Kunerth; partida jugada por correspondencia,
1935) 9. ¢d3 £h6
10. ¢c2 Las blancas están bien.
Keres-Menke; partida jugada por
correspondencia, 1936.
c 2 ) 8. ¢d3 £h5 (8 ... f5 9. £e2
[Aquí Keres propone 9. c4] 9 ...
fxe4+ 10. £xe4 ¥xf3 11. £xf3
¦xd5; 1–0; Frank Arthur Crowl-
Cecil John Seddon Purdy; partida
jugada por correspondencia,
1936). 9. c4 g5 10. ¥e2 f5 11. e5
¤ge7 12. h3 £g6 13. ¤xe7+ ¥xe7
14. d5 ¥xf3 15. gxf3 ¤xe5+ 16.
¢c2 ¦he8 17. ¥d2 c6 18. £g1 b6
19. ¥c3 cxd5 20. cxd5 ¦xd5 21.
¦d1 ¦c5 22. ¢b1 ¤c6 23. ¦h2 ¢c7
24. ¥a6 y aún con dos peones de
menos, y el rey no menos expuesto,
las blancas lograron ganar 22
jugadas después. George Brunton
Fraser-J. Birks; partida jugada por
correspondencia, 1896.
Variante 6 ... ¥d6
Considerada por la mayoría
de los autores como lo más indicado.
Ahora se suele continuar
con 7. d4, con las siguientes variantes:
A) 7 ... ¤c6 8. c3! (8. e5
0–0–0! 9. ¥xf4 [9. exd6 ¦xd6 10.
c4 ¤f6 con fuerte ataque.] 9 ...
¤ge7 10. c4 1–0 en 31 jugadas;
Spasski-Furman; semifinales del
XVI Campeonato de la URSS, Reval,
1959). 8 ... 0–0–0 9. ¢d3 £h6
10. ¢c2 ¥e6 11. g3 £g6 (hasta
aquí hemos seguido la partida
Vesmina Shikova-Gertrude
Baumstark; Pernik [Bulgaria],
1972 que ganó Baumstark en 27
jugadas). 12. ¥d3! f5 13. ¤h4!
£f7 14. ¤xf4, Eugeni Svéshnikov.
B) 7 ... ¤e7 8. ¤xf4! ¥xf3+ 9.
¢xf3 f5 10. exf5 (10. e5?! £g4+
11. ¢f2) 10 ... ¤xf5 11. ¥c4 ¤c6
12. £e1+±, Soloriov-Varechki,
Moscú, 1979.
C) 7 ... ¤f6 8. ¤xf6+ gxf6 (8
... £xf6 9. e5 £e6 10. ¢f2 ¥e7 11.
¥xf4 g5 12. ¥e3 f6 13. ¥e2 ¤d7
14. d5 £g8 15. e6 ¤c5 16. ¥b5+
¢f8 17. £d4 y la posición del
blanco es excelente; 1–0 en 30 jugadas;
Wheeler-Fraser; partida jugada
por correspondencia, 1896)
9. c3 (9. ¢d3 £h5 10. ¥e2 ¤a6
11. c3 0–0–0 12. ¢c2 ¦he8 13. h3±;
1–0 en 25 jugadas; Dan Hansson-
Johnny Ivarsson; Estocolmo,
1975) 9... ¥xf3+. Esnaola da mejor
juego para el blanco. 1–0 en 33
jugadas; Bronstein-Alatortsev;
XIV Campeonato de la URSS,
Moscú, 1945.
En resumen, la variante 3. ¤c3
se ha continuado empleando y decenas
de partidas de fecha reciente
pueden encontrarse en cualquier
base de datos contemporánea.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 100
Gambito Letón
A la hora de valorar la obra de
Paul Keres no podemos limitarnos
exclusivamente a sus aportes directos
sobre el tablero, sino que es
importante reflejar de alguna manera
sus estudios teóricos, trasmitidos
a través de su obra escrita.
Tal es el caso del controvertido
Gambito Letón.
Durante muchos años el endemoniado
gambito ha sido practicado
fundamentalmente en el
ajedrez por correspondencia, de
manera que más del 90% del millar
de partidas conocidas, han sido
desarrolladas dentro de esta
modalidad de juego.
Por tanto, era de suponer que
Keres hubiese empleado esta defensa
con relativa frecuencia, pero
ocurre que, hasta el momento, sólo
hemos logrado encontrar una partida
jugada por él en sus años de
ajedrecista postal, aunque estamos
seguros de que tienen que haber
sido publicadas otras, ocultas hoy
entre los papeles del tiempo.
Veamos cómo ganó Keres en
esa memorable partida.
B. Miller-Paul Keres
Partida jugada por
correspondencia, 1934
1. e4 e5 2. ¤f3 f5 3. ¥c4 fxe4 4.
¤xe5 £g5 5. d4 £xg2 6. £h5+ g6
7. ¥f7+ ¢d8 8. ¥xg6 £xh1+ 9.
¢e2 £xc1 10. ¤f7+ ¢e8 11.
£e5+ ¥e7 12. ¤c3 £xc2+ 13.
¢e1 hxg6 14. ¤xh8 £xb2 0-1.
Pero lo más importante no está
precisamente en los resultados
que Keres haya podido obtener,
ni la introducción de novedades
sobre el tablero. De hecho, el desarrollo
de la anterior partida dista
mucho de los conocimientos
teóricos actuales.
Nos interesa en este caso destacar
los aportes que realizó Keres a
través de sus libros, dejando extensos
estudios que sirvieron de pauta
a otros investigadores, y sobre todo
a muchos ajedrecistas postales que
siguen el desarrollo del Gambito
Letón en todo el mundo.
Si lo valoramos desde el estado
actual de la teoría, muchas de sus
notas han sido mejoradas de una u
otra manera, como consecuencia
natural del interés despertado por
la obra en sí misma; es esta evolución
del desarrollo del gambito,
sobre todo en la práctica de torneos,
la que deseamos presentar en
las páginas que siguen.
Variante Keres
Después de las jugadas 1. e4 e5
2. ¤f3 f5!? se alcanza la posición
básica del gambito, y corresponde
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 101
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
101
a las blancas la decisión de cómo
enfrentar el reto que han recibido.
A partir de aquí éstas disponen
de diversas alternativas, en su
mayoría ampliamente estudiadas,
y todas, de alguna manera, tratadas
por Keres. Nos referimos a las
continuaciones: 3. ¤xe5; 3. ¤c3;
3. exf5; 3. d4 y 3. ¥c4.
Pero fue precisamente esta última,
inicialmente conocida como
variante antigua, en la que mayor
trascendencia alcanzaron sus escritos,
dado que en ellos Keres
presenta continuaciones que dan
por ventajoso el juego blanco, y
sienten la muerte indirecta de la
variante.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Fue después de la publicación
de estos estudios que esta línea
comenzó a ser conocida con su
nombre, y muchos anunciaron la
desaparición definitiva del Gambito
Letón, pero transcurridos
tres decenios, hoy se dice exactamente
todo lo contrario: la jugada
3. ¥c4 no es suficiente para frenar
las complicadas maniobras
del juego negro.
En las líneas que siguen resumiremos
los aspectos más importantes
de la experiencia acumulada
a partir de los estudios de Keres,
tratando, dentro de lo posible,
de incluir ejemplos de competiciones
recientes, con el propósito
de demostrar que en este gambito
–y contra la opinión de muchos
que lo menosprecian– aún queda
mucha tela que cortar.
Comenzaremos por transcribir
lo esencial de lo planteado
por Keres en los trabajos de referencia.
La continuación fundamental
es la siguiente.
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 f5 3. ¥c4
fxe4
Esta parece una respuesta
prácticamente forzada, pero en
cierto momento se tomó muy en
serio la continuación 3 ... b5!?,conocida
como Variante Strautins.
Como llamado a la reflexión incluimos
un par de ejemplos favorables
al negro:
A) 4. ¥xb5 fxe4 5. ¤xe5 £g5
6. d4 £xg2 7. £h5+ g6 8. ¤xg6
£xh1+ 9. ¥f1 hxg6 10. £xh8 ¢f7
11. ¥f4 d6 12. ¤d2 ¥g4 13. a4
¥h5! 14. ¥g5 ¥g7 15. £h7 ¤d7
16. c3 ¤df6 17. ¥xf6 ¤xf6 18. ¦c1
0–1; Rudolf Schwibbe-Pablo
Atars; Torneo por correspondencia
a la memoria de Karl Behting,
1971.
B) 4. ¥xg8 ¦xg8 5. £e2 £e7
6. £xb5 ¤c6 7. £d5 fxe4 8. ¤xe5
£xe5 9. £xg8 ¤b4 10. ¢d1? £f5
11. ¤a3 d5 12. ¤b5 £xf2 13.
¤xc7+ ¢e7 14. ¤xd5+ ¤xd5 15.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 102
102
LOS APORTES DE PAUL KERES
h3 ¥g4+! 16. hxg4 ¤e3+! 17. dxe3
¦d8+ 0–1; L. Siegers-Carlos Amilibia;
Torneo por correspondencia a
la memoria de Karl Behting, 1971.
➪ 4. ¤xe5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
La posición alcanzada es el
punto de definición más importante
para el futuro mismo de la
variante. En tiempos de Keres las
negras jugaban casi exclusivamente
4 ... £g5 5. d4 £xg2 6.
£h5+ g6 7. ¥f7+ ¢d8 8. ¥xg6
£xh1+ 9. ¢e2 llegándose al punto
donde la decisión de las negras
define el curso –y también el resultado–
de la partida.
En sus análisis Keres daba como
variante principal la continuación
9 ... £xc1 10. ¤f7+ ¢e8 11.
¤xh8+ hxg6 12. £xg6+ ¢d8 13.
¤f7+ ¢e7 14. ¤c3! £xc2+ 15.
¢e1 d6 16. ¤d5+ ¢d7 17. £xg8
£xb2 18. ¦d1, y declaraba el juego
favorable a las blancas.
Pero también incluyó la continuación
9 ... c6 que da mayores posibilidades
al negro, aunque después
de 10. ¤c3 ¤f6 11. £h4! se
afirma que el juego blanco es supe-
rior, dado que nada se logra con
11. ¥g5 £xa1 12. ¥xf6+ ¢c7 13.
¤f7 ¥b4! 14. £xh7 (14. £e5+ d6
15. £e7+ ¤d7 16. ¥xh8 ¥xc3 17.
£d8+ ¢b8 18. bxc3 £xc3 y el rey
negro se escapa; 14. ¥xh8 hxg6 15.
£g5! b6 16. ¤xe4 ¥a6+ 17. ¢f3
£h1+ el cambio de damas es inevitable
gana el negro.) 14 ... ¥xc3 15.
bxc3 ¦f8 y las negras mantienen la
ventaja material. 0–1 en 27 jugadas;
David Neil Levy-Ferdinand
Strobel;Ybbs (Austria), 1968.
En esta última variante, luego
de 11. £h4!, Keres sigue con la
referencia 11 ... ¥e7 12. ¥g5!
£xa1 13. ¥xf6 ¥xf6 14. £xf6+
¢c7 15. ¤c4 b6 16. £e5+ d6 17.
¤b5+! ¢b7 18. ¤cxd6+ y mate
en la próxima. 1–0; Ojar Purins-
Imants Eglitis; Torneo por correspondencia
a la memoria de Karl
Behting, 1971.
En una partida relativamente
reciente se optó por 11 ... ¦g8 12.
¥g5 £xa1 13. ¥xf6+ ¥e7 (13 ...
¢c7 14. ¥d8+ ¢d6 15. £f6#) 14.
¥xe7+ ¢c7 15. £f4 b6 (15 ... ¢b6
16. ¤c4+ ¢a6 17. £c7! b6 18. ¥c5
d5 19. ¤xb6 ¥b7 [19 ... axb6 20.
£xb6#] 20. ¤xa8 con ventaja decisiva.)
16. ¤c4+ ¢b7 17. ¤d6+
¢a6 18. ¥xe4 £xb2 19. ¥d3+ b5
20. ¤cxb5 cxb5 21. ¥xb5+ £xb5+
22. ¤xb5 ¢xb5 23. £e5+ ¢a6 24.
c4 d5 25. £xd5 ¥d7 26. £xg8 1–0;
Eugen Flueras-Anton Sperdea;
partida jugada por correspondencia,
Rumanía, 1991.
Las negras por su parte han
tratado de evitar esta continuación
haciendo en la décima jugada
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 103
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
103
10 ... e3, pero esto tampoco parece
resultar favorable, como se puede
apreciar en las siguientes notas.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
11. ¥xe3
No parece mejor 11. ¤f7+
¢c7 con las siguientes alternativas:
A) 12. ¥xe3 £xa1 13. ¥f4+?
(13. £g5) 13 ... d6 14. £g5 ¥g4+
15. £xg4 hxg6 16. ¤xh8 ¤d7 17.
£xg6 ¤gf6 18. ¢d2 ¦e8 0–1; Gereld
Stokes Benner-Leonids Breibergs;
partida jugada por correspondencia,
EE. UU., 1965.
B) 12. ¥e4 £g1 13. £h4
£xf2+ 14. £xf2 exf2 15. ¥f4+ d6
16. ¤xh8 ¤f6 17. ¤f7 ¥g4+ 18.
¢xf2 ¤bd7 19. ¦g1 ¦e8 20. ¥xh7
¥h5 21. ¤g5 ¤g4+ 22. ¢g3 ¥g7
23. ¥xd6+ ¢xd6 24. ¤ce4+ ¢c7
25. c3 ¤df6 26. ¤xf6 ¤xf6 27.
¥f5 ¥h6 0–1; F. Borsdorff-Larry
Alberts; Torneo por correspondencia
a la memoria de Karl Behting,
1967.
C) 12. £h4 ¥e7 13. £g3+ d6
14. ¥e4 ¥g4+ 15. £xg4 ¤f6 16.
£e6 ¤xe4 17. £xe7+ ¤d7 18.
£xe4 £xh2 19. ¤xh8 £xf2+ 20.
¢d3 £f1+ 21. ¢xe3 ¦xh8 22. b3
¦f8 23. ¢d2 d5 24. ¤xd5+ cxd5
25. £xd5 b5 26. ¢c3 £e2 27. ¥a3
¦f3+ 28. ¢b2 ¦f6 29. ¦g1 ¦c6 30.
¥c5 a5 31. ¦g7 £e6 32. £xe6
¦xe6 33. ¦xh7 1–0; Viliams Strelis-Alberts;
Torneo por correspondencia
a la memoria de Karl
Behting, 1970.
11 ... £xa1 12. £g5+ ¢c7 13.
¤f7 ¥e7
Una lluvia de piezas cayó sobre
el rey negro luego de 13 ... b5
14. ¤xb5+ cxb5 15. ¥f4+ ¢b6 16.
£d8+, y no pudo rechazar la invitación
a un paseo por el flanco
dama: 16 ... ¢b7 17. £c7+ ¢a6 18.
£xc8+ ¢a5 19. ¥c7+ ¢a4 20. b3+
¢a3 21. £xf8+ ¢xa2; pero el Letón
es como una especie de caverna
desconocida, en la que nada
queda definido hasta el último
segundo: 22. ¥e4 ¤f6 23. £xh8
¤xe4 24. ¥xb8 £b2 25. £e5
£xc2+ 26. ¢f3 d5 27. b4 £xf2+
28. ¢g4 £xf7 29. h4 £g8+ 30.
¢h3 ¦xb8 31. £h2+ ¢b3 0–1;
Erik Lundin-Viktors Pupols; EE.
UU., 1966.
14. ¥f4+
En este tipo de combate «cuerpo
a cuerpo» no siempre funcionan
jugadas como 14. d5, porque
el negro, como si se tratara de un
resorte comprimido, siempre tiene
sus piezas dispuestas para el contraataque:
14 ... d6 (14 ... ¥xg5? 15.
d6#) 15. £g3 hxg6 16. ¥c5 ¥f5 17.
¤xd6 ¢d7 18. £e5 ¤a6 19. ¤ce4
¥g4+ 20. ¢d2 £d1+ 21. ¢e3
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 104
104
LOS APORTES DE PAUL KERES
£e2+ 22. ¢f4 ¦f8+ 23. ¢g3 £f3#
0–1; J. Whittemore-Dreibergs; partida
jugada por correspondencia,
EE. UU., 1961.
14 ... ¢b6 15. ¤a4+ ¢a6 16.
¥d3+ b5 17. ¤c5+
Aquí se jugó hace muchos
años 17. £e5! ¤f6 18. c4! d5 19.
cxb5+ cxb5 20. £xe7! ¥g4+! (Si
20 ... ¦e8 hay mate luego de 21.
¤c5+) 21. f3 ¥xf3+ 22. ¢f2!!
¤g4+ 23. ¢xf3 £d1+ 24. ¥e2
¤xh2+ 25. ¢g2! ¦g8+ 26. ¢h3! (Si
26. ¢xh2 hay mate en 4 jugadas)
26 ... £xd4 27. ¤c5+ 1–0; José Antonio
Copie-Fernando Alba; Torneo
por correspondencia a la memoria
de Karl Behting, 1971.
17 ... ¢b6 18. ¤d6 ¤a6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
19. ¤c4+!! bxc4 20. ¤a4+ ¢b7
21. £b5+! cxb5 22. ¥e4+ 1–0;
Heinrich Repp-Paschitta; partida
jugada por correspondencia, Alemania,
1991.
Todo lo anterior ha sido en relación
a la variante 4 ... £g5,pero
ya en esa época se empezaba a
conocer la continuación de Svedenborg:
➪ 4 ... d5!?
Sobre la que Keres se limita a
comentar de pasada, incluyendo la
continuación 5. £h5+ g6 6. ¤xg6...
seguían los análisis de Keres con 6.
¤f6 7. £e5+ ¥e7 8. ¥b5+ c6 9.
¤xe7 £xe7 10. £xe7+ ¢xe7 11.
¥e2 ¦g8 12. g3, con ventaja blanca,
aunque en sus análisis Gunderam
afirma que con 12 ... c5, seguido
de ... ¤c6 y ... ¥h3, las negras
tienen compensación por el peón.
Sin embargo, prácticamente
nada comenta Keres respecto de
la jugada:
➪ 6 ... hxg6 !?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
A partir de este momento las
blancas se encuentran ante otra
bifurcación de especial trascendencia,
por cuanto existen discrepancias
sobre si deben aceptar el
regalo y tomar la torre, o hacerse
de varios peones tomando el peón
de g6 a cambio de la pieza.
Lo extraordinario —y contradictorio—
de la posición es que,
ante los ojos de los no familiariza-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 105
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
105
dos con estos esquemas «fantasmagóricos»,
todo parece indicar
que las negras se encuentran en
una situación desastrosa: el enroque
destruido, con el rey «corriendo»
por el centro del tablero,
el flanco dama intacto, desventaja
material, etc.
Pero si atendemos a las estadísticas
de más de 50 partidas jugadas
en los últimos 20 años, ocurre
exactamente lo contrario: son
las blancas las que terminan por
estar perdidas en las próximas 15
ó 20 jugadas.
Para ilustrar esta afirmación
–que por supuesto, no es definitiva–
comentaremos por separado
ambas alternativas.
Variante 7. £xh8
En este caso las negras especulan
con la posición aislada de la
dama, a cambio buscan obtener
un rápido desarrollo de sus piezas,
aunque a costa de quedar con el
enroque destrozado, y calidad y
peón de menos. Realmente casi
nada...
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Recuerdo que en cierta ocasión
alcancé esta posición, con negras,
en un torneo local de ajedrez, y todos
los participantes pasaban por
mi mesa para enterarse de lo que
sucedía. Me levanté unos minutos
para enriquecer mi ego, disfrutando
de aquella momentánea popularidad;
en tanto, mi opositor “se
comía” los minutos de su reloj.
De inmediato algunos de los
presentes vinieron a preguntarme
cómo era posible que hubiese llegado,
tan rápido, «a una situación
tan desesperada», y me limité a
responder con aire autosuficiente:
«ésa es una posición teórica...
las blancas están perdidas». Por
supuesto, nadie lo podía creer, pero
una hora después mi contrario
abandonaba, entre confundido y
perplejo, y este humilde autor recibía
una lluvia de elogios, como
si hubiese ganado el campeonato
mundial.
➪ 7 ... ¢f7 8. £d4
También se ha probado sin
éxito la retirada 8. ¥e2. Un ejemplo
puede ilustrar las posibilidades
de ambas partes luego de 8 ...
¥g7 9. £h7 ¤c6 10. ¤c3 ¥e6 11.
b3 ¤d4 12. 0–0 £d6 13. £h4 ¤e7
14. ¥g4 ¤ef5 15. ¥xf5 ¤xf5 16.
£g5 ¦h8 17. h3 ¤d4 18. £g3 ¥e5
19. f4 exf3 20. ¦xf3+ ¢g7 21. £f2
¤xf3+ 22. £xf3 ¦f8 23. £e2
¥d4+ 0–1; A. Padula-Walther; V
Final mundial del Gambito Letón
por correspondencia, 1975.
➪ 8 ... ¥e6
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 106
106
LOS APORTES DE PAUL KERES
Aquí existe la recomendación
8 ... ¤f6!?, pero no conocemos
experiencias prácticas en torneos.
➪ 9. ¥b3
En muchas partidas se ha probado
sin suerte 9. ¥e2. Así jugaba
Paul Svedenborg, padre de la variante,
y ahora 9 ... ¤c6 10. £e3
¥h6 11. f4 (11. £g3 ¤ge7 12. ¥g4
¤f5 13. ¥xf5 gxf5 14. f4 d4 15. b3
¤b4 16. ¤a3 £f6 17. ¥b2 ¦g8 18.
£f2 e3; 0–1; L. Korsmaa-Ernst
Grobe; Torneo por correspondencia
a la memoria de Karl Behting,
1971] 11 ... d4 12. £f2 ¤f6 13. h3
(13. c3 d3 14. ¥d1 £d5!? 15. h3
¦h8 16. b4 ¥f8 17. ¦g1 ¥e7! 18.
¥b3 £h5 19. g4?! £xh3 20. ¦g3
¤xg4! 21. ¦xh3 ¦xh3 22. ¥xe6+
¢xe6 23. £g2 ¥h4+ 24. ¢f1 ¦f3+
25. ¢g1 ¦xf4 26. ¤a3 ¤ce5 27.
¥b2 ¤f3+ 28. ¢f1 e3!; 0–1; Gerardo
Pérez-Francisco Acosta Ruiz;
partida jugada por correspondencia,
Cuba, 1975 (13 ... d3 14. cxd3
exd3 15. ¥f3 ¤d4 16. ¤a3 ¥f8 17.
f5 gxf5 18. b4 ¥xb4 19. 0–0 ¤xf3+
20. gxf3 £f8 0–1; Keijo Blomberg-
Paul Svedenborg; Noruega, 1972.
Pero la más moderna recomendación
es hacer 9. ¥xd5!, como en
la partida J. A. Clayton-G. Chandler;
partida jugada por correspondencia,
Escocia, 1991/1992, que
continuó con 9 ... £xd5 (9 ...
¥xd5? 10. c4) 10. £xd5 ¥xd5 11.
¤c3 ¥c6 12. f3! ¤f6 13. ¤xe4
¤xe4 14. fxe4 ¥xe4 15. 0–0+ ¢g7
16. d3 ¥c5+ (16 ... ¥c6 17. ¥h6+
¢xh6 18. ¦xf8+-) 17. ¢h1 ¥c6 18.
¥f4 ¤d7 19. ¥xc7 ¦c8 20. ¥g3
¥d4 21. c3 ¥e5 22. ¦ae1 ¥xg3 23.
¦e7+ ¢h6 24. hxg3 ¤c5 25. d4
¤e4 26. ¢h2 ¦h8 27. ¦f4 ¢g5+ 28.
¦h4 ¦xh4+ 29. gxh4+ ¢xh4 30. c4
¤f6 31. ¦c7 ¤g4+ 32. ¢g1 ¥e4 33.
¦e7 1–0.
➪ 9 ... c5
En otras partidas las negras
han optado por 9 ... ¤c6 10. £e3
¥h6 11. f4 con alternativas como
las siguientes:
A) 11 ... ¤f6 12. c3 ¤e7 13. d3
¤f5 14. £e2 exd3 15. £xd3 £e7
16. 0–0 £c5+ 17. ¢h1 ¤e4 18. £f3
¤eg3+ 19. hxg3 ¦h8 20. ¦f2 (20.
£f2 ¥xf4+ 21. ¢g1 ¤xg3 22. £xc5
¦h1+ 23. ¢f2 ¦xf1#) 20 ... ¥xf4+
21. ¢g1 ¥xc1 22. a4 ¥e3 23. ¢f1
¦h1+ 24. ¢e2 ¥xf2 25. £xf2
£xf2+ 26. ¢xf2 ¤d6 27. ¥c2 ¥f5
28. ¥xf5 gxf5 29. ¢e2 ¤e4 0–1; E.
Robins-Ernst Grobe; Torneo de la
ICCF (International Correspondence
Chess Federation), 1971.
B) 11 ... ¤ge7 12. 0–0 ¥g7 13. c3
¤f5 14. £e2 £h4 15. £b5 ¤cd4!!
0–1; M. Gemignani-N. Hammar;
Torneo por correspondencia a la
memoria de Karl Behting, 1973.
➪ 10. £e3 c4
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 107
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
107
➪ 11. ¥xc4!
En caso de 11. ¥a4 seguiría
11 ... £c7! 12. f4 ¥c5 13. £e2 a6
14. c3 ¤f6 15. ¥d1 ¤c6 16. £f1
d4 17. d3 exd3 18. ¥f3 ¦e8 19.
¤d2 dxc3 20. bxc3 £a5 21. ¥b2
¥g4+ 22. ¢d1 £a4+ 23. ¤b3 ¤a5
24. ¢c1 cxb3 25. ¥d1 bxa2!! 26.
¥xa4 ¥e3# 0–1; Mario Fiorito-
John Elburg; Campeonato holandés
por correspondencia, 1985.
Como línea principal hemos
estado siguiendo el curso de la
partida Vladímir Kozlov-Thomas
Svendsen; Torneo por correspondencia
a la memoria de Pablo
Atars, 1990, que concluyó en tablas
luego de 11 ... dxc4 12. ¤c3
¥h6 13. £xe4 ¤c6 (13 ... ¤f6!? 14.
£xb7+ ¤bd7) 14. d3 ¤f6 15. £h4
¤d4! 16. 0–0 ¤f5 17. £h3 ¥g7 18.
£f3 £d7 19. ¥e3 cxd3 20. ¦ad1
¤xe3 21. £xe3 ¦h8! 22. ¦xd3 £c7
23. £g3 £xg3 24. ¦xg3 ¦d8 25.
¦d1 ¦xd1+ 26. ¤xd1 ¤e4 27. ¦d3
¤c5 28. ¦f3+ ¢e7 29. ¤e3?! ¥xb2
30. c4 ¥d4 31. ¤d5+ ¥xd5 32.
cxd5 ¤e4 33. ¦f4 ¤c3 34. ¢f1
¥f6! 35. d6+ ¢e6 36. ¦g4 g5 37. a4
¢xd6 38. ¢e1 a6 (38 ... ¢c5!?) 39.
f4 gxf4 40. ¦xf4 ¥e5 41. ¦h4 b5
42. axb5 axb5 (42 ... a5!?) 43. ¢d2
¤d5 44. g4 b4 45. ¢c2 ¥f6 46. ¦h6
¢e7 47. ¢b3 ¤e3 48. ¢xb4.
Variante 7. £xg6+
A todas luces resulta realmente
increíble que después de esta
jugada las negras no estén irremediablemente
perdidas.
A cambio de una pieza, las blancas
dejan al negro sin peones en el
flanco rey, y con la probabilidad de
capturar alguno que otro adicional;
pero resulta que las estadísticas inclinan
la balanza de resultados a favor
del segundo jugador.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Al parecer, la cuestión radica
en que, entretenidas en la recolección
de peones, las blancas no
sólo no han desarrollado sus piezas,
sino que resulta que ahora
son sus propios peones los que le
dificultan un rápido avance hacia
el desprotegido rey contrario.
De cierta manera, este total
desprecio por los peones parece
beneficiar a las negras, que disponen
ahora de todo el tablero para
mover rápidamente sus piezas,
comandadas personalmente por
el Rey, en medio de la batalla, recordando
la clásica imagen cinematográfica
de los ataques de
pieles rojas, en las películas del
Oeste; o quizás y con más razón
una de aquellas terribles «cargas
al machete», que inauguró el general
Máximo Gómez, el pasado
siglo, en la manigua cubana.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 108
108
LOS APORTES DE PAUL KERES
De parte de quién está la razón
lo dirán los estudios de los
próximos años. Por el momento
nos limitaremos a presentar algunos
ejemplos, que seguramente
resultarán asombrosos e impensables
para los ajedrecistas de almas
tranquilas.
➪ 7 ... ¢d7
Aunque se ha practicado 7 ...
¢e7?! después de 8. d4! las negras
suelen quedar en una situación
muy comprometida. Por ejemplo:
8 ... £d6 (8 ... ¤d7 9. ¥xd5 £e8
10. £xe4+ ¢d8 11. £xe8+ ¢xe8
12. 0–0 ¥d6 13. ¦e1+ ¢f8 14. g3
¤df6 15. ¥g2 c6 16. ¤d2 ¥f5 17.
¤c4 ¥c7 18. c3 ¤e7 19. ¥g5; y las
negras abandonaron; Bet-Manrique;
Preliminares del III Latinoamericano,
1973) 9. ¥g5+ ¢d7 (9 ...
¤f6 10. ¥xd5 ¦h6 11. £f7+ ¢d8
12. ¤c3 £e7 13. 0–0–0 £xf7 14.
¥xf7 ¦h7 15. ¥xf6+ ¥e7 16.
¥xe7+ ; y las negras abandonaron;
De Pieto-F. Lugo; Preliminares,
Gambito Letón, 1973) 10. £f5+
¢c6 11. £xc8 dxc4 12. ¤c3 ¤e7
13. d5+! ¢b6 14. ¥e3+ ¢a6 15.
£g4 £g6 16. £e2 b5 17. a4 £xg2
18. axb5+ ¢b7 19. 0–0–0 ¦xh2 20.
¦hg1 £h3 21. d6! ¤f5 22. £xc4
¤xd6 23. ¦xd6 ¥xd6 24. £d5+ c6
25. ¦g7+ ¥c7 26. bxc6+ ¤xc6 27.
£b5+ ¢c8 28. £xc6 ; y las negras
abandonaron; Bet-Lajos; Por equipos,
Gambito Letón, 1972/1973.
Aún así un último ejemplo pudiera
servir para alertar sobre las
complejidades ocultas de que disponen
las negras : 7 ... ¢e7?! 8.
d4! dxc4 9. ¥g5+ ¢d7 10. ¥xd8
¢xd8 11. ¤c3 a5 12. 0-0-0 ¦a6 13.
£xe4 ¤f6 14. £e2 ¥h6+ 15. ¢b1
¦c6 16. ¦he1 ¦e8 17. £f1 ¦xe1
18. ¦xe1 ¥e6 19. f4 ¤bd7 20. h3
b5!? 21. g4!?, con juego complicado,
al final vencieron las negras.
Elburg-Ido Oren; partida jugada
por correspondencia, 1990.
➪ 8. ¥xd5
No hay muchas experiencias
con 8. £f5+ ¢c6 (8 ... ¢e8 9.
£e5+ ¤e7 10. £xh8 dxc4, las
blancas están mejor) 9. ¥xd5+
£xd5 Y ahora hay dos posibilidades
para el blanco: 10. £xf8 ¤e7
ó 10. £xc8 ¤d7. En ambos casos
con posición complicada.
➪ 8 ... ¤f6 9. ¥xe4
La otra alternativa frecuente
es 9. ¤c3 a lo que el negro debe
responder con 9 ... £e7. Todo parece
indicar que la dama debe
ocupar esta posición cuanto antes,
para preparar adicionalmente
la comunicación de las torres, entre
otras ventajas.
Personalmente pensaba que
también era posible adelantar el
desarrollo, a cuenta de la incómoda
posición de la dama blanca,
haciendo 9 ... ¤c6 10. d3 ¤e5 11.
£f5+ ¢d6 12. ¤xe4+ ¤xe4 13.
£xe4 ¦h4 14. f4 ¤g4 15. g3, pero
lo cierto es que el blanco no se
encuentra en peor situación que
en otras variantes que veremos.
Por esto, buscando complicar
la posición en una partida que jugaba
por correspondencia, inten-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 109
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
109
té desarrollar, a partir de aquí, un
peligroso ataque, y me decidí por
15 ... ¥g7!? 16. ¥c4 £h8!? 17.
gxh4 £xh4+ 18. ¢d2 c6 (necesario
para sostener la casilla d5) 19.
£g2 ¥d4!? 20. c3 ¥e3+ 21. ¢c2
b5!, es la única manera de intentar
continuar con el ataque; pero
luego de 22. ¥xb5 cxb5 las blancas
tocan «con la punta de un dedo»
el castillo de naipes sobre el
que descansa la posición 23. h3!!
El juego se paraliza porque las
negras no pueden defender al
mismo tiempo tantas piezas atacadas.
Ante esta situación, no me
quedó otra alternativa que intentar
«un asalto a la bayoneta»: 23
... ¥b7 24. £xb7 £f2+ 25. ¢b3 a5
26. £xa8 ¥b6, y si no fuese porque
las negras están perdidas, a
estas últimas jugadas habría que
agregarles un signo de admiración.
Las blancas respondieron 27
... £f8+ y en definitiva decidí
abandonar, pues luego de 28. a4
el rey blanco está a salvo. 1–0;
Humberto Fariñas Seijas-Francisco
Acosta Ruiz; Torneo por correspondencia
a la memoria de
Lascuraín, Cuba, 1995/1996.
Retornando a la subvariante,
luego de 9. ¤c3 £e7 las blancas
disponen de los siguientes caminos:
A) 10. 0–0 ¤c6 11. ¥xe4 ¤e5
12. £g3 ¦g8 13. £f4? (13. £e3)
13 ... ¢d8 14. d4 ¤eg4 15. ¦e1
£g7 16. g3 ¥d6 17. £d2 (17. £f3
¤xh2! 18. ¢xh2 ¤g4+ ∆ …¤f2)
17 ... ¤xh2!! 0–1; Druke-Kjell-
Eric Krantz; partida por correspondencia,
1990.
B) 10. ¥xe4?! ¦g8 11. £f5+
¢d8 12. £f3 ¤c6 13. 0–0 ¤d4 14.
£d3 £d6 15. b3 ¤g4 16. f4 ¥d7
17. ¥b2 £b6 18. ¢h1 ¤xh2! 19.
¢xh2 ¥c5 20. f5 ¥d6+ 21. g3
¦xg3 22. £xg3 ¥xg3+ 23. ¢xg3
£d6+ 24. ¢g2?! ¤xf5! 25. ¥xf5
¥xf5 26. d3 ¢d7 27. ¦f2 ¦g8+ 28.
¢f1 ¥h3+ 29. ¢e2 £e5+ 30. ¢d2
£g5+ 31. ¢e2 ¥g4+ 0–1; Ulrich
Nyffeler-John Elburg; Torneo de
la ICCF, 1988.
C) 10. d3 exd3+ 11. ¥e3
d2+!? (11 ... ¥h6) 12. ¢xd2 con
las siguientes posibilidades:
C 1 ) 12 ... £d6 13. £d3 (13.
£f7+ ¥e7 14. ¦ad1 ; Alejandro
Melchor Muñoz-Hauward; partida
jugada por correspondencia,
1989/1990) 13 ... ¤c6 14. ¥g5 Sture
Valentin Nyman-Svendsen;
partida jugada por correspondencia,
1990/1991.
C 2 ) 12 ... ¤xd5 13. ¤xd5 £d6
14. £d3 Sture Valentin Nyman-
Larsen 1 ; partida jugada por correspondencia,
1988.
C 3 ) 12 ... £e5 13. ¦ad1 ¤xd5
14. ¤xd5.
C 4 ) 12 ... c6!? 13. ¥b3 ¢c7 14.
¥f4+ ¢b6 15. a4! a5 16. ¥e3+ ¢c7
17. ¦ae1 £d8+ 18. ¢c1 b6 19. ¦d1
¤bd7 20. g4! ¢b7 21. g5 (21. h4!
Karl Nyman) 21 ... ¤g4 22. ¥d4
¦xh2 23. ¦hg1 ¤xf2 24. ¦d2 ¤g4
25. ¦xh2 ¤xh2 26. £h5 £c7 0–1
en 36 jugadas; Karl Nyman-Fritz
Borrman;Torneo de la ICCF, 1991.
Lo anterior han sido sólo algunos
ejemplos para ilustrar hasta
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 110
110
LOS APORTES DE PAUL KERES
qué punto existen posibilidades
ocultas en estas posiciones sui géneris,
razón de más para que sólo
se atrevan por estos caminos los
tenaces ajedrecistas postales.
➪ 9 ... £e7
En caso de 9 ... ¤xe4 se puede
seguir con 10. £f5+ (10. £xe4 ¥d6
11. £f5+ ¢c6 12. £f3+ ¢b6 13. d3
¤c6 14. ¥e3+ ¢a6 15. ¤c3 ¥d7
16. h3 b6 17. b4 ¥e5 18. d4 ¤xd4
19. ¥xd4 ¥xd4 20. £d3+ ¢b7 21.
£xd4 ¦e8+ 22. ¢f1 £e7 23. f3 ¥c6
24. ¢f2 ¦ad8 25. £f4 ¦f8 26. £e3
£h4+ 27. ¢f1 £c4+ 1–0; Gerhard
Niemand-Pablo Atars; Torneo de
la ICCF, 1971/1972) 10 ... ¢e8 11.
£xe4+ ¥e7 y por la mala posición
del rey negro, el blanco tiene ventaja.
➪ 10. d3 ¦g8 11. £f5+ ¢d8 12.
£f3 ¤c6 13. c3
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Hemos seguido la línea de la
partida Niemand-Walker; V final
mundial del Gambito Letón,
1972/1974.
El juego continuó con:
➪ 13 ... ¤e5 14. £e3 ¤xe4 15.
dxe4 ¦xg2 con posición ganadora.
Existen, naturalmente, muchas
otras variantes interesantes dentro
del Gambito Letón, que no es
nuestro propósito abordar en este
trabajo. De hecho los estudios
de Keres incluyeron las variantes
más importantes, y de alguna manera
muchas de esas ideas se
mantienen vigentes.
Es el caso específico de la Variante
3. ¤xe5, que es considerada
por muchos como la continuación
más favorable para las blancas, sobre
todo si las negras optan por la
clásica 3 ... £f6, en la que el blanco
se desempeña dentro de caminos
estratégicos menos azarosos.
Pero también el negro puede
decidirse por 3 ... ¤c6!?, y entonces
pueden aparecer muchas sorpresas
en cada casilla del tablero,
sobre todo si el blanco acepta la
provocación con 4. £h5+?!, y entra
en complicaciones que bien
pudiera evitar si se conformase
con mantener el peón y respondiera
sencillamente 4. ¤xc6!, que
aunque ha sido criticada por algunos
autores, no está claro que las
negras obtengan suficiente compensación
por el peón sacrificado,
ni existen suficientes experiencias
de torneos en los últimos años, como
para poder inclinar las opiniones
hacia uno u otro bando.
Pero el Letón es como un pozo
rico y profundo, en el que
siempre encontramos agua fresca.
Por eso los nuevos tiempos reviven
la continuación 3. ¤xe5
£e7, con ejemplos como los siguientes:
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 111
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
111
A) 4. £h5+ g6 5. ¤xg6
£xe4+ 6. ¢d1 ¤f6 7. £h4 ¤g4 8.
d3 hxg6 9. £xh8 ¤xf2+ 10. ¢d2
£e7 11. ¦g1 ¢f7 12. d4 ¥g7 13.
¥c4+ d5 14. ¥xd5+ ¥e6 15.
¥xe6+ £xe6 16. £h4 ¤c6 17. c3
¦d8 18. £xf2 ¤xd4 19. cxd4
¥xd4 20. £f3 ¥xb2+ 21. ¢c2
¥xa1 22. £b3 ¦d5 23. ¤c3 ¥xc3
24. ¢xc3 ¢e8 25. ¥d2 £c6+ 26.
¢b2 ¦xd2+ 27. ¢a1 £f6+ 28.
¢b1 £b6 29. ¦e1+ ¢d7 Christian
Dammer-Petr Zvara; 7ª ronda del
Torneo abierto de Oberwart
(Austria), julio de 1992.
B) 4. d4 ¤f6 5. ¥c4 fxe4 6.
¥f7+ ¢d8 7. ¥b3 d5 8. ¥g5 c6 9.
0-0 ¤bd7 10. f4 exf3 11. ¤xf3 h6
12. ¦e1 £f7 13. ¥h4 ¥d6 14. ¤e5
¤xe5 15. dxe5 ¥c5+ 16. ¢h1 g5
17. exf6 gxh4 18. c4 h3 19. cxd5
hxg2+ 20. ¢xg2 £g6+ 21. ¢h1
¥g4 Bogdan Podlesnik-Georg
Mohr; Liubliana, 1989.
En resumen, una y otra vez el
misterioso gambito ha caído y ha
vuelto a levantarse porque, en definitiva,
existe en su esencia un dinamismo
que conduce a posiciones
en las que las leyes clásicas
del ajedrez comienzan a resultar
contradictorias, cual si quisiéramos
aplicar las Leyes de Newton
dentro del marco de la Física
Cuántica.
Para concluir, quizás resulte
acertado mencionar aquí la apreciación
que sobre este gambito
nos dio cierta vez el gran maestro
Silvino García Martínez, cuando
consultado sobre la conveniencia
o no de la utilización de este tipo
de planteos afirmó que: «hay aperturas
mucho peores que el Gambito
Letón, en las que las negras se
pasan sufriendo todo el tiempo, y
sin embargo se juegan todos los
días sin ser tan criticadas».
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 112
Defensa de los dos caballos
No era muy buena la decisión
de permitir a Keres que plantease
la Defensa de los dos caballos,
pues sus resultados con ella fueron
normalmente buenos.
Pero además, también sobre
esta defensa realizó Keres detallados
análisis, que hoy forman
parte de la bibliografía clásica.
Por nuestra parte, nos limitaremos
a presentar un resumen que
permita extraer detalles esenciales
de la obra de Keres, tomamos como
motivo una de sus partidas.
Marcos Luchis-Paul Keres
Círculo de ajedrez de Buenos
Aires, Argentina, 1939
➪ 1. e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3. ¥c4
¤f6 4. ¤g5
Se llega a la denominada Variante
clásica, que sigue manteniéndose
como la más practicada
hasta nuestros días.
Pero también jugó Keres contra
los restantes sistemas más populares.A
continuación incluimos
algunas de sus partidas más importantes:
Variante 4. d3
4 ... ¥c5 5. ¤c3 d6 6. h3 ¥e6 7.
¤d5 ¥xd5 8. exd5 ¤e7 9. d4 exd4
10. ¤xd4 ¤fxd5 11. ¥xd5 ¤xd5
12. ¤f5 c6 13. ¤xg7+ ¢d7 14. 0–0
¦g8 0–1 en 42 jugadas; Laszlo Kovacs-Keres;
6ª ronda del Torneo
de Budapest, 1970.
Variante 4. d4 exd4
A) 5. 0–0 ¥c5 6. e5 d5 7. ¥b5
¤e4 8. ¤xd4 0–0 9. ¤xc6 bxc6 10.
¥xc6 ¥a6 11. ¥xa8 ¥xf1 12. ¥e3
¥xe3 13. fxe3 ¥xg2 14. £g4 ¥h3
15. £xh3 £g5+ 16. ¢f1 ¦xa8 17.
c3 £xe5 18. £g2 ¦b8 19. ¤a3 ¦b6
20. ¢e1 ¦g6 0–1; Arnd Herrmann-Keres;
partida jugada por
correspondencia, 1936.
B) 5. ¤g5 d5 6. exd5 £e7+
7. ¥e2 ¤xd5 8. 0–0 h6 9. ¤f3
£f6 10. ¤bd2 ¥f5 11. ¤b3
0–0–0 12. ¤fxd4 ¤xd4 13. £xd4
£xd4 14. ¤xd4 ¥h7 15. c4 ¤b4
16. ¥e3 ¥e7 17. ¦ad1 ¥f6 18.
¤b5 a6 19. ¤c3 ¥d3 20. ¥xd3
¤xd3 21. ¥c1 ¦he8 22. ¤d5
¤xc1 23. ¦xc1 ¥xb2 0–1 en 42
jugadas; Sokolski-Keres; XVII
Campeonato de la URSS, Moscú,
1949.
C) 5. e5 d5 6. ¥b5 ¤e4 7.
¤xd4 ¥d7 8. ¥xc6 bxc6 9. 0–0
¥c5 10. f3 ¤g5 11. ¥e3 0–0 12. f4
¤e4 13. ¤d2 f6 14. ¤xe4 dxe4 15.
£e2 ¥g4 16. £f2 £d5 17. ¤xc6
¥a3 18. exf6 ¦xf6 19. ¤e5 £xe5
20. fxe5 ¦xf2 21. ¥xf2 ¥xb2 22.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 113
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
113
¦ae1 ¥f5 1/2–1/2 en 75 jugadas;
Svéshnikov-Keres; XLI Campeonato
de la URSS, Moscú, 1973.
➪ 4 ... d5
Es obligado hacer mención a
los análisis que Keres desarrolló
dentro de la Variante Wilkes-Barre,
que queda planteada cuando
el negro responde con 4 ... ¥c5
!?, que suele dar lugar a la secuencia
5. ¤xf7 ¥xf2+ 6. ¢f1!
(6. ¢xf2 ¤xe4+ 7. ¢g1! £h4 8.
g3 ¤xg3 9. hxg3 £xg3+ 10. ¢f1
¦f8 11. £h5 d6 12. ¤c3 ¥g4 13.
£h2 £f3+ 14. ¢g1 ¤d4 15. £f2
b5! 16. ¥d5 ¤e2+ 17. ¢f1 ¤g3+
18. ¢e1 £xf2+ 19. ¢xf2 ¤xh1+
20. ¥xh1 ¦xf7+ 21. ¢g3 0–0–0
22. ¢xg4 ¦df8 y opina Keres que
las negras tienen buen juego para
el contraataque) 6 ... £e7 7.
¤xh8 d5 8. exd5 ¤d4! 9. h3!
¥h4! (9 ... ¤g4 10. hxg4 ¥g3 11.
¢g1 £c5 12. ¦h3 ¥xg4 13. £f1
¤f5+ 14. ¢h1 ¥xh3 15. gxh3 ¥f4
16. £g1! £xc4 17. ¤c3; 9 ... £c5
10. ¢xf2! ¤e4+ 11. ¢e1 ¤xc2+
12. £xc2 £f2+ 13. ¢d1 £xg2 14.
¦f1 ¤f2+ 15. ¢e1, etc.) 10. c3
¤f5 11. d4 e4 12. ¥d2 e3! 13.
¥e1 ¥f2! con amenazas mortales.
0–1 en 15 jugadas; Babicky-
Sapundshijew; partida jugada
por correspondencia, 1964.
En realidad, los análisis son
sumamente extensos, y los interesados
en esta variante de juego
no pueden prescindir de consultarlos
en sus fuentes originales.
➪ 5. exd5 ¤a5 6. d3
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Las blancas se deciden por la
Variante Morphy, menos utilizada
que la tradicional 6. ¥b5+ c6
7. dxc6 bxc6, de la que Keres era
un profundo conocedor.
Son interesantes los siguientes
ejemplos:
A) 8. ¥e2 h6 9. ¤f3 e4 10.
¤e5 ¥d6:
a 1 ) 11. d4 exd3 12. ¤xd3 £c7
13. h3 0–0 14. ¤c3 ¦b8 15. 0–0 c5
16. ¥f3 ¦d8 17. £e2 ¦e8 18. £d1
¥e6 19. b3 c4 20. bxc4 ¤xc4 21.
¦b1 £a5 22. ¦xb8 ¥xb8 23. ¤e2
¦d8 24. ¥f4 ¥xf4 25. ¤exf4 ¥f5
1–0 en 56 jugadas; Bengt Ekenbergt-Keres;
Linkopig, 1944.
a 2 ) 11. f4 £c7 12. d4 0–0 13. c3
c5 14. ¤a3 a6 15. ¤c2 ¦d8 16. 0–0
¦b8 17. £e1 ¤c6 18. ¢h1 ¤e7 19.
¥c4 ¦f8 20. ¤e3 cxd4 21. cxd4
¤f5 22. ¤xf5 ¥xf5 23. ¥xa6 ¥e6
24. b3 ¤d7 25. ¥c4 ¥xe5 26. fxe5
¥xc4 27. bxc4 £xc4 28. ¥a3 ¦fe8
29. ¥d6 ¦b6 30. £f2 e3 31. £f5
¤f8 32. ¥c5 ¦b2 33. ¦ac1 £xa2
34. ¥xf8 ¦xf8 35. ¦c8 1/2–1/2; Suetin-Keres;
XVIII Campeonato de
la URSS, Moscú, 1950.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 114
114
LOS APORTES DE PAUL KERES
B) 8. ¥d3 8 ... ¤d5 9. ¤e4 f5
10. ¤g3 ¤f4 11. ¥f1 ¥c5 12. c3
¥b6 13. d4 ¤g6 14. ¥d3 0–0 15.
b4 ¤b7 16. ¥c4+ ¢h8 17. d5 ¤d6
18. ¥b3 f4 19. ¤f1 ¤e4 0–1; Vincenzo
Castaldi-Keres; Olimpiada
de Estocolmo, 6ª ronda, 1937.
➪ 6 ... h6 7. ¤f3 e4 8. £e2
¤xc4 9. dxc4 ¥c5 10. ¤fd2
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
El curso de la partida ha seguido
los senderos teóricos de entonces,
alcanzándose un punto de
conflicto. El problema radica en
que las blancas no desean hacer
ahora 10. c3, porque dificulta la
salida natural del caballo.
Así jugó Grob contra Keres en
Dresde el año 1936, y el juego continuó
con 10 ... b5! 11. b4 ¥e7 12.
¤fd2 ¥g4 13. f3 exf3 14. gxf3 ¥h5
15. cxb5 0–0 16. 0–0 ¦e8 17. £c4
¥d6 18. £h4 ¦e2 19. ¦f2 £e8 20.
¤e4 ¦e1+ 21. ¦f1 ¦xf1+ 22. ¢xf1
£xb5+ 23. ¢f2 ¤xe4+ 24. £xe4
¦e8 25. ¤a3 £.d7 26. £h4 £f5 27.
f4 ¦e2+ 28. ¢g1 £e4. 0–1.
➪ 10 ... 0–0 11. ¤b3 ¥g4 12.
£f1 ¥b4+
Una invitación para que el
blanco haga 13. c3; así jugó Salwe
contra Marshall, y el negro tuvo
buen juego luego de 13. c3 ¥e7 14.
h3 ¥h5 15. g4 ¥g6 16. ¥e3 ¤d7
17. ¤1d2 ¤e5 18. 0-0-0 b5 19. cxb5
¤d3+ 20. ¢b1 £xd5 21. ¢a1 £xb5
22. f4 a5 23. ¦b1 f5. La partida continuó
con 24. ¤d4 £a4 25. b3 £d7
26. gxf5 ¥xf5 27. £g2 c5 28. ¤xf5
£xf5 29. £xe4 ¥f6 30. £c4+ ¢h8
31. ¤e4 ¦ae8 32. ¤xf6 ¦xf6 33.
¥c1 ¦fe6 34. ¥a3 ¦e2 35. ¦hd1
¤e1 36. ¥xc5 ¤c2+ 37. ¢b2 ¤b4+
0–1; Georg Henryk Salwe-Frank
James Marshall;Viena, 1908.
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 13. ¤c3
a b c d e f g h
Aparentemente las blancas han
logrado su objetivo, pero ahora
Keres introduce una novedad que
transformó el futuro de la variante.
➪ 13 ... c6!
Según Keres, aquí se jugaba
13 ... b5 14. h3 ¥h5 15. g4 ¥g6,
etc., pero ahora lo que sigue es
forzado, ya que no es posible tomar
en c6, por el mate en d1.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 115
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
115
A partir de aquí el desenlace
de la partida fue breve y preciso.
➪ 14. h3 ¥h5 15. g4 ¥g6 16.
dxc6 bxc6 17. ¥d2 e3!
La partida está decidida, pero
como dice el refrán, «todo lo que
se vende siempre tiene alguien
que lo compre». Por eso no debe
sorprender que, casi 20 años después,
un «alma extraviada» intente
nuevamente revivir el juego
blanco, y se decida por 17. ¥e3.
Contra esto las negras encontraron
el plan perfecto para explotar
los problemas en el flanco dama,
jugando 17 ... a5! 18. £e2 a4 19.
¤d2 ¦e8 20. 0-0 a3! 21. ¤d1 axb2
22. ¤xb2 ¥c3 23. ¦fb1 ¤xg4! 24.
hxg4 £f6 25. a4 ¥xb2 26. ¦a2
¥e5 27. ¦f1 £h4 y las blancas no
tienen salida. El final llegó tras
28. f4 exf3 29. ¦xf3 £xg4+ 30.
¢f1 ¥g3 31. ¦a1 f5 32. £g2 ¥e5
33. ¦a3 ¥h5 34. £f2 £g6 35. ¦h3
f4 36. ¥b6 ¥b2 37. ¦ab3 ¥e2+
38. ¢e1 £xc2 0–1; Erik Gosta
Svensson-Vladimir Holecek; Torneo
por correspondencia a la memoria
de Eduard Dyckhoff, 1956.
Pero en la partida original Keres
ganó luego de:
➪ 18. fxe3 ¥xc3 19. bxc3 ¥xc2
20. ¤d4 ¤e4 21. h4 c5! 22. ¤f3
¤g3 23. £g2 ¤xh1 24. £xh1
¥e4. 0–1.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 116
Defensa Siciliana
Como se sabe, en toda buena
historia, los principales pormenores
de la trama han de quedar resueltos
en las páginas finales, y en
nuestro caso, es la Defensa Siciliana
el modelo perfecto para alcanzar
el clímax deseado en esta obra.
No ha sido casual la presentación
arbitraria de las aperturas
que han dado cuerpo a esta investigación
teórico-histórica, en la
que la tradicional clasificación de
las aperturas ha sido intencionalmente
desdeñada, para dar paso a
una estructura narrativa más flexible,
que hiciera posible comenzar
por la Apertura Ruy López, y
concluir con la Defensa Siciliana.
Por supuesto, aunque hemos
tratado de abarcar el mayor número
de aperturas posibles, resulta
inevitable limitar el entorno de
la investigación, no solo por razones
de espacio, sino fundamentalmente
por la imposibilidad de
acumular información suficiente
para poder tratar con propiedad
otras variantes de juego que estuvieron
entre sus favoritas, y en las
que también introdujo novedades
interesantes; tal es el caso de la
Apertura Escocesa, la Defensa
India de Dama, la Defensa
Gruenfeld y la Apertura Reti, por
sólo citar las que hemos dejado
conscientemente en el tintero.
Para un autor siempre es difícil
dejar pendiente asuntos que pudieran
resultar de interés, pero en
obras como ésta resulta hasta conveniente
poner en manos públicas
el material recopilado, porque
siempre hay tiempo de enriquecer
y actualizar el contenido, tanto
con el aporte de los propios lectores,
como con una más detallada
investigación con el decurso del
tiempo, de manera que si el interés
de los ajedrecistas demanda nuevas
ediciones de nuestra obra, éstas
siempre tendrán algún detalle
que las distinga de las anteriores.
Ya al comienzo de este trabajo
aclarábamos que fue Keres un ajedrecista
capaz de «enredar» a su
adversario en pequeñas transposiciones
en las aperturas, y esto hace
que su producción creativa quede
muchas veces a un nivel puramente
hipotético, en cuyo caso se hace
más difícil establecer el vínculo
preciso entre lo que se entiende
generalmente por novedad teórica,
y lo que no pasa de ser un
proyecto puramente estratégico.
Esta situación se da especialmente
en la Defensa Siciliana, en
la que sus más trascendentes
aportes alcanzaron notoriedad
como consecuencia de la práctica
sistemática que de sus ideas hicieron
otros.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 117
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
117
Como señaló Carlos Alberto
Palacio, Keres siempre fue un jugador
temible cuando se enfrentaba
a la Defensa Siciliana, incluyendo
en su repertorio desde sencillas
ideas de planteo, como su
variante 1. e4 c5 2. ¤e2, que –se
ha dicho– introdujo contra Bogoljubow,
en Salzburgo, 1943,
aunque en realidad así jugó contra
Capablanca, en Semmering
(Austria), 1937; o por la interesante
idea 1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3.
b4!?, de su partida contra Eliskases,
en Semmering, 1937, y que él
comenta ampliamente, con notas
muy propias de su estilo, en su
obra magistral El ajedrez como
yo lo juego.
Este amplio espectro de pensamiento
le permitió responder
con brillantez ante una receta
preparada por William Winter, en
la partida que sostuvieron en la
Olimpiada de Varsovia (Polonia),
en 1935, donde luego de 1. e4 c5
2. ¤f3, Winter empleó la variante
de Nimzowith 2 ... ¤f6; y luego de
3. e5 ¤d5 4. ¤c3 e6 5. ¤xd5 exd5
6. d4 d6 se llega a una posición
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
muy estudiada, en la que lo habitual
era continuar con 7. ¥b5+,
pero aquí Keres sorprende a Winter
con: 7. ¥g5! que, como aclara
el propio Keres, se le ocurrió «sobre
la marcha» —¡una vez más!—
y luego de 7 ... £a5+ 8. c3 cxd4 9.
¥d3! dxc3 10. 0-0! cxb2 11. ¦b1
dxe5? 12. ¤xe5 ¥d6 13. ¤xf7!
con ataque decisivo: 13 ... ¢xf7
14. £h5+ g6 15. ¥xg6+! hxg6 16.
£xh8 ¥f5 17. ¦fe1 ¥e4 18. ¦xe4!
dxe4 19. £f6+ y el negro abandonó
ante el mate inminente.
Sirva lo anterior como breve
introducción sobre la presencia de
Keres en la Defensa Siciliana.
Análogas circunstancias podemos
encontrar en las variantes Najdorf
y Scheveningen, pero eso lo dejaremos
para el momento oportuno.
Gambito Siciliano
diferido
Muchas veces ocurre que escuchamos
cierta melodía que nos
resulta muy conocida, y nos quedamos
sorprendemos al enterarnos
de que esa obra «también es
de Lecuona 2 ».
Eso exactamente nos sucede
cuando nos interesamos por el estudio
de cierto sistema de juego
–por ejemplo, la Variante del peón
envenenado, llamado por muchos
como Gambito de Gotemburgo–
y casi por casualidad nos
enteramos de que «¡eso también
fue una novedad de Paul Keres!».
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 118
118
LOS APORTES DE PAUL KERES
Una de esas novedades, preparada
como tantas otras con fines
esencialmente psicológicos, es
el denominado Gambito Siciliano
diferido, Gambito del Ala, o
Gambito Keres, según cada autor
le prefiera llamar. Al respecto es
histórica la siguiente partida.
8
7
6
5
4
3
2
1
Paul Keres-Erich Gottlieb
Eliskases
Semmering (Austria), 1937
➪ 1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. b4!?
a b c d e f g h
Se dice que esta posición se
presenta por primera vez en esta
partida, y que despertó de inmediato
un extraordinario interés,
que Keres relató en los siguientes
términos:
«Esta partida provocó una
gran controversia entre los comentaristas.
Mientras que los partidarios
del juego combinatorio se
entusiasmaban porque un juego
tan arriesgado pudiera llevarse a
cabo entre grandes maestros, los
detractores sostenían que el juego
blanco se basaba en un farol, y que
el negro pudo conseguir ventaja
clara en cualquier momento. Yo
creo que la verdad reside en el término
medio entre ambas opiniones.
Las jugadas negras fueron
muy criticadas, empezando por la
tercera, y se indicó que lo mejor
era 3 ... ¤f6. Yo me tomo la libertad
de afirmar que si la continuación
3 ... ¤f6 fuera la mejor continuación,
el gambito 3. b4 se jugaría
más a menudo en los torneos».
Sin embargo, lo que no se comprende
es por qué Keres no aclara
que esta jugada se presentó realmente,
por primera vez, en la partida
Keres-Israel Dyner, del Torneo
de Ostende (Bélgica), a comienzos
del mismo año, es decir en 1937.
También es necesario aclarar
que la jugada tiene antecedentes
en dos partidas de Keres de 1935,
en las que sus rivales no respondieron
con 3 ... d6.
En la primera de ellas, jugada
por correspondencia, se siguió
con 2 ... e6 3. b4 cxb4 4. d4 d5 5. e5
¤c6 6. a3 bxa3 7. c3 a6 8. ¤xa3
¥d7 9. ¥d3 f5 10. g4 g6 11. gxf5
exf5 12. £e2 ¥e6 13. ¤g5 £e7
14. ¤b5 1–0; Keres-A. Remmelgas;
partidas jugada por correspondencia,
1935.
En la otra, las negras hicieron 2
... a6 3. b4 cxb4 y ahora Keres viaja
hacia el romanticismo total y hace
4. a3 d5 5. exd5 £xd5 6. axb4 ¥g4
7. ¤c3 £h5 8. ¥e2 e6 9. 0–0 ¤f6
10. ¦a5 ¤d5 11. h3 ¥xf3 12. ¥xf3
¤xc3 13. dxc3 £g6 14. £d4 £f6 15.
£c4 ¤d7 16. ¥g5 £g6 17. ¥xb7
¦b8 18. ¥c6 ¥e7 19. ¥xd7+ ¢xd7
20. ¦d1+ ¢e8 21. £c7 1–0; Keres-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 119
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
119
Thorsten Gauffin; Helsinki, 1935.
Por tanto, se puede afirmar que
ya desde 1935 —sino antes— venía
Keres trabajando con esta idea,
con muy pequeñas modificaciones
entre un planteamiento y otro, en
dependencia de la segunda jugada
del negro, incluida la respuesta 2 ...
¤c6, sobre la que se publicaron los
siguientes análisis de Boleslavski :
3. b4 ¤xb4 (3 ... cxb4 4. a3!) 4. c3
¤c6 5. d4 cxd4 (5 ... d5 6. exd5
£xd5 7. ¥e2 que amenaza 8. c4) 6.
cxd4 d5! 7. exd5 £xd5 8. ¤c3 £a5
9. d5 (en las notas de Palacio se recomienda
9. ¥d2) 9 ... e6!, frena el
inconsistente avance blanco. Por
otra parte, la captura del caballo en
c3 sería fatal luego de 10. ¥d2.
➪ 3 ... cxb4 4. d4 ¤f6
Tratándose de un típico gambito
a lo Morphy, es lógico que en
nuestros tiempos este planteo no
resulte del agrado de muchos, y de
hecho rara vez se encuentra en
torneos magistrales. Aún así, es
natural que talentos como Bronstein
se hayan interesado por investigar
estas inquietas aguas.
En la partida David Bronstein-
Anatoli Levin; URSS, 1969, las negras
optaron por uno de los caminos
considerados como más seguros,
basado en el rápido fianchetto
4 ... g6 5. ¥c4 ¥g7 6. 0–0 e6 7. a3
bxa3 8. ¤xa3 a6 9. ¥f4 ¤c6 10. d5
¤e5 11. dxe6 ¥xe6 12. ¥xe6 fxe6
13. ¤g5 ¢e7 14. ¥xe5 dxe5 15.
£b1 ¤h6 16. £b3 £c8 17. ¤c4 b5
18. £b4+ ¢f6 19. ¤xe5. 1–0.
Esta misma continuación, pero
haciendo 5. ¥b5+ ¥d7 6. ¥c4
£c8 7. ¤bd2 ¥g7, se dio en la
partida Keres – Dyner antes
mencionada, que también tuvo
rápido desenlace con 8. 0–0 ¤f6
9. e5 dxe5 10. dxe5 ¤g4 11. £e2
0–0 12. h3 ¤h6 13. a3 ¤c6 14.
axb4 ¤xb4 15. ¦b1 ¤c6 16. ¥a3
¤f5 17. £e4 ¥e6 18. ¥xe6 £xe6
19. g4 ¤h6 20. ¦xb7 ¤xe5 21.
¦xe7 ¤xf3+ 22. £xf3 £f6 23.
£e2 ¦fd8 24. ¤e4 £c6 25. ¦e1
¥f8 26. £f3 ¥xe7 27. ¥xe7 ¦dc8
28. £f4 1–0; Keres-Dyner; Torneo
de Ostende, 1937.
➪ 5. ¥d3 d5
Keres critica esta jugada, considerando
que la apertura del
centro favorece al blanco. Desde
este punto de vista también es recomendable
continuar el desarrollo
con 5 ... e6 6, 0–0 ¥e7. Esta posición
se ha visto en algunas partidas.
Veamos dos ejemplos:
A) 7. ¤bd2 d5 8. e5 ¤fd7 9.
¤e1 ¤c6 10. £g4 0–0 11. ¤df3 f5
12. £h3 £e8 13. ¢h1 £g6 14. ¥e3
£g4 15. £xg4 fxg4 16. ¤g1 ¤b6
17. ¥e2 ¤c4 18. ¤d3 ¤xe3 19.
fxe3 ¥g5 20. ¦xf8+ ¢xf8 21. ¦f1+
¢e7 22. ¤f4 ¥d7 23. ¥xg4 ¥xf4
24. ¦xf4 ¥e8 0–1 en 45 jugadas;
Martyn John Corden-Gligoric;
Hastings, 1969.
B) 7. ¦e1 ¤c6 8. ¥b2 d5 9. e5
¤d7 10. a3 ¤b6 11. axb4 ¤xb4
12. ¥f1 ¥d7 13. c3 ¤c6 14. ¤bd2
0–0 15. ¥d3 a5 16. ¦e3 ¥e8 17. h4
g6 18. h5 a4 19. ¤h2 ¤a5 20. ¦h3
¤bc4 21. ¥c1 ¤xd2 22. £xd2 g5
23. ¥b1 1–0 en 36 jugadas; Svein
Johanssen-Heinz Gerhard Leh-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 120
120
LOS APORTES DE PAUL KERES
mann; 4ª ronda del Torneo Hoogovens
de Beverwijk (Países Bajos),
1965.
➪ 6. ¤bd2 dxe4
Típica de estas posiciones son
las mutuas maniobras de caballos,
totalmente contradictorias cuando
apenas se ha completado el desarrollo
del resto de las piezas. Un
ejemplo es la siguiente continuación:
6 ... e6 7. e5 ¤fd7 8. ¤f1 h6 9.
¤g3 ¤c6 10. ¤h5 ¤b6 11. £d2
¥d7 12. £f4 £e7 13. a3 ¤c4 14.
0–0 ¤xa3 15. c3 a5 16. ¥xa3 bxa3
17. ¦fb1 ¤b4 18. cxb4 axb4 19.
£d2 ¥a4 20. £e2 £d7 21. ¤d2
0–0–0 22. ¤b3 b6 23. ¤c1 ¢b8 24.
£d2 0–1 en 43 jugadas; John Littlewood-Rochlin;
partida jugada
por correspondencia, 1970.
➪ 7. ¤xe4 ¤bd7 8. ¤eg5 £c7
Aclara Keres que no le preocupó
si después de 8 ... h6 era correcto
el sacrificio 9. ¤xf7 ¢xf7 10.
¤e5+ ¤xe5 11. dxe5 porque siempre
pensó hacer 9. ¤e6 £b6 10.
¤xf8 seguido de 11. 0-0.
➪ 9. c4 h6 10. ¤h3 g5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Otra jugada de Eliskases que
fue duramente criticada, pero
considera Keres que en realidad
no es mala, solo que la posición
ya es ventajosa para las blancas.
➪ 11. ¤hg1!
Por quinta vez en once jugadas
se mueve este inquieto caballo, pero
las razones son evidentes.
➪ 11 ... ¥g7 12. ¤e2 e5 13.
¤g3. 0–0?!
Esta posición se alcanzó nueve
años después en la partida Antonio
Ángel Medina García-Arturo
Pomar Salamanca, Campeonato
de España, Santander, 1946, en la
que las negras mejoraron el juego
con 13 ... e4! 14. £e2 0–0 15. ¤xe4
¦e8 16. ¤xf6+ ¤xf6 17. ¥e3 ¤g4
18. h3 (18. 0–0 ¥xd4!) 18 ... ¤xe3
19. fxe3 £g3+ con ataque ganador.
➪ 14. 0–0 e4! 15. ¤xe4 ¤xe4
16. ¥xe4 £xc4 17. ¥d3 £d5 18.
¦e1 g4 19. ¤h4!
En caso de 19. ¤e5 ¤xe5 20.
dxe5 ¥e6 con mejor posición.
(Palacios).
➪ 19 ... ¤b6
Keres cita unos análisis de Nikolái
Rjumin, en relación con la
jugada 19 ... £xd4, y aclara que las
blancas no ganarían la calidad con
20. ¦b1 ¤c5 21. ¥e3 £xd3 22.
¥xc5 £xd1 23. ¦bxd1 ¥e6! con
buena posición, porque el blanco
puede seguir con 20. ¤f5! £xa1
21. £xg4 y ahora se discrepa sobre
si el negro debe jugar 21 ... ¤c5
(Euwe), o desclavar el alfil con 21
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 121
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
121
... ¢h8 (Rjumin), todo acompañado
de extensos y complicadísimos
análisis. Pero Keres se limita a indicar
que después de 21 ... ¢h1 el
blanco puede jugar 22. ¤xh6! y el
caballo no puede ser capturado
porque si 22 ... ¥xh6 23. £h4 ¢g8
(no 23. ... £f6 24. ¥b2!) 24. £xh6
£g7 25. £h4! con fuerte ataque.
➪ 20. ¦b1 ¥d7 21. ¦e4?!
Mejor era 21. ¦xb4.
➪ 21 ... ¦fe8 22. ¦f4 £d6 23.
¥d2 ¤d5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 24. ¦xg4! ¥xg4?
Según Keres había que hacer
24 ... ¤c3! 25. ¥xc3 bxc3 pero no
25 ... ¥xg4 26. £xg4 bxc3 27.
£xg7+!, etc.
➪ 25. £xg4 £f6 26. ¤f5 ¢f8
27. ¤xg7 £xg7 28. £h5 ¤f6 29.
£h4 h5 30. ¦xb4 ¦ac8 31. h3! ¦c7
32. ¦b5 ¦e6 33. ¦xh5! 1-0.
Variante Keres
Una de las ideas «sencillas»
introducidas por Keres, que ha te-
nido mayor aceptación, es su movimiento
1. e4 c5 2. ¤e2, contra la
Defensa Siciliana.
Y nadie mejor que el propio
autor para explicar los objetivos
estratégicos generales que se esconden
detrás de esta inofensiva
y hasta contradictoria jugada.
En su libro El ajedrez como yo
lo juego, hace Keres las siguientes
reflexiones:
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
«.Con esta rara jugada, que no
tiene habitualmente ninguna importancia
específica, yo había conseguido
bastantes buenos resultados
en partidas magistrales. No
pretende crear ningún nuevo sistema
de desarrollo, siendo en realidad
su objetivo mucho más modesto.
En efecto, las blancas pretenden
adoptar, después de 2 ... d6,
la continuación 3. g3, que no sería
aconsejable en este momento, por
2 ... d5; después de 2 ... d6, las negras
perderían un tiempo para realizar
... d6-d5. Empero, si las negras
optan por la continuación usual 2
... d6 3. g3 f6, las blancas pueden
prescindir de la jugada ¤c3, y pro-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 122
122
LOS APORTES DE PAUL KERES
siguen con 4. g2, eventualmente en
conexión con c3 y d4.También Capablanca
en su tiempo adoptó esta
idea en algunas de sus partidas».
Es cierto que en muchas partidas
este orden inicial de jugadas
no traen mayores consecuencias
que una simple transposición de
movidas, pero la práctica de torneos
muestra estadísticas interesantes
de cientos de partidas que
siguen cursos totalmente diferentes
de los que normalmente se producen
cuando las blancas realizan
en su cuarta jugada el lance d4.
Si vamos a los antecedentes de
la Variante de Keres, él mismo refiere
que también Capablanca la
empleó por esa época. Por nuestra
parte no hemos logrado encontrar
el punto concreto de origen, aunque
existe el encuentro Mathans
Seibold - Kurt Rattmann, jugado
por correspondencia en 1932.
Una de las partidas más antiguas
en la que Keres desarrolla totalmente
estas ideas es su encuentro
contra Foltys, en Salzburgo,
1943. Se trata de una corta pero
interesante partida, que tomaremos
para conducir algunas notas
de interés sobre el desarrollo de la
variante. Los textos entrecomillados
se corresponden con los comentarios
de Keres, tomados del
libro de referencia.
Paul Keres-Jan Foltys
Salzburgo (Austria), 1943
➪ 1. e4 c5 2. ¤e2 ¤f6
En la práctica de torneos se ha
visto también la continuación 2 ...
¤c6 3. ¤bc3 g6 4. g3 ¥g7 5. ¥g2
e6 6. d3 ¤ge7 7. ¤f4, estructura
estratégica típica de este sistema,
en ella la blancas se esfuerzan por
alcanzar el control de la casilla d5,
como en Keres-Paul Renter; Riga,
1945, que continuó con 7 ... 0–0 8.
h4 h6 9. ¥e3 ¤d4 10. £d2 y las
blancas mantienen ligera ventaja.
Pero la respuesta más popular
sigue siendo la alternativa 2 ... d6,
que conduce a las siguientes ramificaciones:
A) 3. g3 Una respuesta que
se corresponde con el plan general
delineado por Keres. Ahora
las negras pueden optar, entre
otras, por las siguientes variantes:
a 1 ) 3 ... g6 4. ¥g2 ¥g7
a 1a ) 5. 0–0 ¤c6 (otra posibilidad
es 5 ... e5, para intentar frenar
el típico avance central de las
blancas, que continuaron con 6. f4
¤e7 7. d3 0–0 8. fxe5 dxe5 9. ¥e3
b6 10. £d2 ¤bc6 11. ¤bc3 ¥e6
12. b3 £d7 13. ¦f2 ¤d4 14. ¦af1 f6
15. ¥h6 b5 16. ¥xg7 ¢xg7 17. ¢h1
¦ad8 18. a4 a6 19. axb5 axb5; 0–1
en 35 jugadas; Sidney Norman
Bernstein-Beshevsky; Nueva
York, 1956) 6. c3 e5! 7. d3 ¤ge7 8.
a3 0–0 9. b4 b6 10. f4 exf4! 11. gxf4
d5! 12. e5 ¥g4 13. h3 ¥xe2 14.
£xe2 f6 15. b5 ¤a5 16. ¤d2 fxe5
17. fxe5 ¦xf1+ 18. ¤xf1 ¤b3 19.
¦b1 ¤xc1 20. ¦xc1 £c7! 21. ¦e1
¦d8 22. ¤h2 d4 23. cxd4 cxd4 24.
¤f3? ¥h6! con posición superior
para el negro. 1/2–1/2 en 77 juga-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 123
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
123
das; Keres-Fischer; 14ª ronda del
Torneo de Candidatos, Curazao,
24 de mayo de 1962.
a 1b )5.c3¤f6 6. d4 0–0 7. 0–0
£c7 8. ¤a3 ¤c6 9. h3 ¦d8 10. ¥e3
e5 11. d5 ¤b8 12. b4 ¤bd7 13.
£b3 b6 14. ¤c4 ¤e8 15. g4 ¥b7
16. ¤g3 ¦dc8 17. ¦fc1 £d8 18. a4
¥f6 19. a5 b5 20. ¤d2 a6 21. ¤f3
con posición en la que las blancas
tienen mejores posibilidades, a
cuenta del bloqueo central. 1–0 en
41 jugadas; Keres-Herman Pilnik;
3ª ronda del Torneo de Candidatos,
Ámsterdam, 1956.
a 2 ) 3 ... ¤c6 4. ¥g2 g6 5. c3
¥g7 6. d4 e5 (6 ... cxd4 7. cxd4
£b6 8. ¤bc3 ¤xd4 9. ¤d5!, inicia
una interesante maniobra táctica
de muy complicadas ramificaciones:
9 ... £c5 10. ¤xd4 ¥xd4 11.
¤c7+ ¢d8 12. ¤xa8 ¥xf2+ 13.
¢f1 ¥e6 14. b3 ¥d4 15. ¥a3
£b5+ 16. £e2 £a5 17. ¦d1 ¥e5
18. ¥b2 ¥d7 19. ¦d5 £a6 20.
£xa6 bxa6 21. ¥xe5 dxe5 22. ¢e2
¤f6 23. ¦d2 ¢c8 24. ¦c1+ ¢b7
25. ¦c7+ ¢xa8 26. ¦dxd7 ¤xd7
27. ¦xd7 ¦c8 28. ¢d2 ¦c6 29.
¦xe7 ¦f6 30. ¢e3 ¦c6 31. ¦xf7;
1–0; Leonid Shamkovich-Nick
Faulks; 5ª ronda del Torneo B de
Bermuda (Islas Bermudas), 1995)
7. dxc5 dxc5 8. 0–0 ¥e6 9. ¥e3
£xd1 10. ¦xd1 b6 11. ¤a3 ¦d8
12. ¤b5 y resulta claro que el
blanco domina la mayor parte del
tablero. Las jugadas que siguen
así lo ratifican. 12 ... ¥c4 13. ¤c7+
¢e7 14. ¤d5+ ¢e6 15. ¦d2 ¤ge7
16. ¤c7+ ¢f6 17. ¦ad1 ¦xd2 18.
¦xd2 ¦d8 19. ¦xd8 ¤xd8 20.
¤e8+ 1–0; Capablanca-George
Shorrock Wheatcroft; 1ª ronda
del Torneo de Margate, 1939.
a 3 ) 3 ... b5 4. ¥g2 ¥b7 5. d4
cxd4 6. ¤xd4 a6 7. 0–0 ¤f6 8. ¦e1
£c7 9. a4 bxa4 10. ¦xa4 ¤bd7 11.
¥d2 ¤c5 12. ¦c4 e5 13. ¤f5 y ya la
posición del blanco es muy superior.
13 ... £d7 14. ¥h3 ¤e6 15.
¥a5 g6 16. ¤e3 ¦c8 17. ¤c3 ¦xc4
18. ¤xc4 £c6 19. b3 ¤c5?? 20.
¤xe5 1–0; Keres-Kotov; Parnu,
1947.
a 4 ) 3 ... d5! Jugada que Keres
consideró una pérdida de tiempo,
como consecuencia del anterior
movimiento ...d6, pero Lombardy
propone la continuación 4. ¥g2
dxe4 con dos posibilidades: 5.
¤bc3 ¤f6=; 5 ... f5 6. d3 exd3 7.
cxd3 ¤f6 8. 0-0 ; ó 5. ¥xe4 ¤f6 6.
¥g2 ¤c6 7. 0-0 e6 con igualdad.
B) 3. ¤f4 ¤f6 4. ¤c3 ¤c6 5.
¥c4 a6 6. a4 e6 7. d3 ¥e7 8. ¥d2
¦b8 9. 0–0 0–0 10. ¢h1 ¥d7 11.
¦g1 ¤d4 12. a5 ¥c6 13. ¤ce2
¤xe2 14. ¤xe2 d5 15. exd5 exd5
16. ¥b3 ¤g4 17. ¦f1 ¥d6 18. ¥f4
¥xf4 19. ¤xf4 £h4 20. ¤h3 ¦be8
1–0 en 57 jugadas; Bernstein-Donald
Byrne; Nueva York, 1956.
C) 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. f3
¤c6 6. c4 g6 7. ¤c3 ¥g7 8. ¥e3
0–0 9. £d2 1/2–1/2 en 56 jugadas;
Keres-Capablanca; 7ª ronda del
Torneo de Semmerine, 17 de octubre
de 1937.
➪ 3. ¤bc3 ¤c6
«La práctica ha sancionado
que el avance inmediato 3 ... d5
no es muy recomendable por 4.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 124
124
LOS APORTES DE PAUL KERES
exd5 ¤xd5 5. ¤xd5 £xd5 6. d4
cxd4 7. £xd4! con ligera ventaja.
En cuanto a 6 ... e5, se ha jugado
muy poco y cualquier juicio resulta
temerario».
Sobre ambas indicaciones de
Keres incluimos las siguientes referencias
jugadas en torneos:
A) 7. £xd4 £xd4 8. ¤xd4 a6
9. ¥e3 ¥d7 10. 0–0–0 ¤c6 11.
¤b3 e6 12. ¤c5 0–0–0 13. ¥e2
¥e8 14. c3 ¥e7 15. ¥f3 ¦xd1+ 16.
¦xd1 ¤d8 17. g3 ¥c6 18. ¥e2 e5
19. ¥g4+ ¢b8 20. ¤d7+ ¥xd7 21.
¦xd7 ¦e8 22. ¥b6 ¤c6 23. ¥c7+
¢a8 24. ¢c2 f6 Keres perdió por
tiempo en la jugada nº 38. Keres-
Kotov; Torneo a la memoria de
Chigorin, Moscú, 1947.
B) 6 ... e5 7. ¤c3!? £xd4 8.
¥b5+ ¥d7 9. £e2 ¤c6 10. 0–0
0–0–0 11. ¦d1 £g4 12. ¥xc6 £xe2
13. ¥xb7+ ¢xb7 14. ¤xe2 ¥e7 15.
¥e3 ¥f5 con igualdad. 1/2–1/2;
Keres-Miroslav Filip; Olimpiada
de Helsinki de 1952.
Otra posibilidad en la tercera
jugada es 3 ... e6 4. d4 d5 5. exd5
¤xd5 6. ¤xd5 £xd5 7. ¥e3 ¤d7
8. ¤c3 £d6 9. d5 exd5 10. £xd5
£xd5 11. ¤xd5 Se alcanza una
posición muy familiar para Keres,
que sabía muy bien como conducir
ahora el juego para concretar
la mínima ventaja lograda. 11 ...
¥d6 12. 0–0–0 a6 13. ¤b6 ¤xb6
14. ¦xd6 ¤d7 15. ¥e2 ¢e7 16.
¦hd1 b6 17. ¥g4 ¦a7 18. ¦c6 ¦e8
19. ¥g5+ f6 20. ¦e1+ ¢f7 21.
¦xe8 ¢xe8 22. ¦xc8+ 1–0; Keres-
Paul Felix Schmidt; Salzburgo,
1943.
Pero sigue siendo 3 ... d6 la
respuesta de elección en la mayoría
de las partidas que alcanzan
esta posición. Aquí las variantes
más importantes siguen con 4. g3
¤c6. Ó 4 ... g6 5. ¥g2 ¥g7 6. 0–0
¤c6 7. d4 cxd4 8. ¤xd4 ¥d7 9.
¤de2 0–0 10. h3 ¦c8 11. ¤f4. Es
interesante ver cómo Keres maniobra
de manera tal que sus piezas
no abandonen en ningún momento
el control de la casilla d5.
1/2–1/2 en 36 jugadas; Keres-
Korchnói; XXII Campeonato de
la URSS, Moscú, 1955; y tras 4. g3
¤c6 5. ¥g2 g6 sigue:
A) 6. d3 ¥g7 7. ¥e3 0–0 8. h3
(8. £c1 e6 9. ¥g5 £a5 10. 0–0
¦b8 11. ¥h6 b5 12. ¥xg7 ¢xg7
13. f4 £b6 14. ¤d1 c4+ 15. ¢h1
¥b7 16. £d2 d5 17. e5 ¤g8 18. d4
f5 19. exf6+ ¤xf6 20. c3 ¤e7 21.
¤e3 ¤f5 22. ¤g1 a5 23. a3 h5 24.
¥f3 ¦h8 25. ¦fe1 ¦be8; 1/2–1/2
en 60 jugadas; Capablanca-Armando
Bucelo y J. Bucelo, M.
Montesinos, M. Fernández-Ros y
R. Fernández; La Habana, 27 de
marzo de 1936) 8 ... ¤e8 9. £d2
¤d4 10. ¤d1 ¦b8 11. ¤f4 ¤c7 12.
c3 e5 13. ¤e2 ¤xe2 14. £xe2 b6
15. 0–0 d5 y por fin el negro logra
su objetivo de adelantar el peón a
d5. 16. c4 dxe4 17. dxe4 f5 y las
negras quedaron mejor, pero el
juego concluyó en empate 34 jugadas
más tarde; Keres-Miguel
Najdorf; 15ª ronda del Torneo de
Candidatos de Zúrich, 1953.
B) 6. d4 cxd4 7. ¤xd4 ¤xd4
8. £xd4 ¥g7 9. 0–0 0–0 10. £d3
¥e6 11. ¥d2 £c7 12. b3 a6 13.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 125
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
125
¦ac1 ¦fd8 14. ¤d5 ¤xd5 15. exd5
¥f5 16. ¥e4 ¥xe4 17. £xe4 ¥b2
18. ¦ce1 ¥f6 19. c4 ¦ac8 20. ¦c1
£d7 21. ¥a5M. 1/2–1/2 en 39 jugadas;
Keres-Gligoric; 13ª ronda
del Torneo de Candidatos de Zúrich,
1953.
➪ 4. g3 d5
En una partida reciente las negras
prefirieron hacer 4 ... g6 5.
¥g2 ¥g7 6. 0–0 0–0 7. ¤d5 e6 8.
¤xf6+ ¥xf6 9. f4 d5 10. d3 dxe4 11.
dxe4 £b6 12. c3 c4+ 13. ¢h1 ¦d8
14. £a4 £c5 15. e5 ¥e7 16. ¦f3 b5
17. £c2 ¥b7 18. ¥e3 y se convino
el empate. Aljosa Grosar-Milukas
Manik; 5ª ronda del Torneo por
equipos Copa Mitropa 1 , 1995.
➪ 5. exd5 ¤xd5
«Más problemas crea al blanco
5 ... ¤d4. Si 6. ¤xd4 cxd4 7.
¤b5 e5 con peligrosa iniciativa
negra. O si 6. ¥g2 ¥g4 7. 0–0
¤xd5 con buen juego».
➪ 6. ¥g2 ¤xc3
Antes comentábamos que la
partida Seibold – Rattmann era
una de las más antiguas que conocíamos
sobre la Variante de Keres;
su desenlace fue el siguiente: 6
... ¥e6 7. 0–0 g6 8. ¤e4 £b6 9.
¤g5 ¤c7 10. ¤xe6 ¤xe6 11. d3
¥g7 12. c3 ¦d8 13. £c2 0–0. Resulta
claro que las blancas están
teniendo problemas para completar
su desarrollo. Lo que sigue es
muy instructivo. 14. ¥e3 £a6 15.
¦fd1 ¦d7 16. ¥h3 ¤e5! 17. ¤f4
g5!? 18. ¤xe6 ¤f3+! 19. ¢h1 fxe6
20. ¥g2 £c6. Las blancas se encuentran
atadas, y ninguna de sus
piezas sobrepasa la tercera línea;
en tal situación, el desenlace final
se encuentra en camino. 21. £e2
g4! 22. ¥xc5 ¦d5! 23. ¥e3 ¦h5 24.
¥xf3 gxf3+- 0–1 en 46 jugadas;
Matthans Seibold-Kurt Rattmann;
partida jugada por correspondencia,
1932.
➪ 7. bxc3!
«Más fuerte que 7. ¤xc3, que
cedería la importante casilla d4».
➪ 7 ... e6 8. 0–0 ¥e7 9. ¦b1 0–0
10. c4! £d7 11. ¥b2 b6?
«Es curioso que esta jugada de
apariencia natural sea en realidad
errónea. Había que prepararla
con 11 ... ¦d8 que hubiera sido
respondido con 12. ¤f4! y si 12 ...
£xd2 13. ¤d5! con ventaja. Por
ejemplo 13 ... £xd1 14. ¤xe7+
¤xe7 15. ¦fxd1 ¦e8 16. ¥a3. Las
negras tenían la desviación 12 ...
¤d4 13. ¦e1. Y por supuesto, podían
haber jugado 11 ... ¤d4 con
la respuesta 12. ¤f4».
➪ 12. d4! ¥b7
«Si 12 ... cxd4 13. ¤xd4 ¥b7
14. ¤xc6 ¥xc6 15. £xd7 y las negras
pierden la calidad».
➪ 13. d5! ¤a5 14. ¤f4 ¤xc4
1.Acrónimo de las palabras alemanas Mittel Europa (Europa central). La copa Mitropa la juegan
equipos de ajedrez de dicha región (nota de la Editorial).
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126
LOS APORTES DE PAUL KERES
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
«Se estaba amenazando 15.
£g4. No sirve 14 ... exd5 15. cxd5
con ventaja blanca. Mejor hubiera
sido 14 ... e5 15. ¥xe5 ¤xc4».
➪ 15. ¥xg7! ¢xg7 16. £g4+
¢h8
«Insuficiente era 16 ... ¢h6 17.
dxe6 £c7 (17 ... fxe6 18. ¥xb7
£xb7 19. £xe6+ y 20. £xc4. ) 18.
£h3+! ¢g7 19. ¤h5+ ¢h8 (19 ...
¢h6 20. ¤f6+ ¢g7 21. £xh7+
¢xf6 22. £h6+) 20. ¥xb7 £xb7 21.
£g4 seguido de 22. £xc4, y gana».
➪ 17. dxe6!
«Pero no 17. ¤h5 ¦g8 18. £xc4
exd5 y el negro se recupera».
➪ 17 ... ¦g8?
«El consabido error en posiciones
desesperadas. La variante prevista
por el blanco era 17 ... fxe6
18. ¤xe6 ¦g8 19. £xc4 ¥f6 20.
¦bd1 con ventaja considerable».
➪ 18. £xg8+
«Rinden las negras, porque
después de 18 ... ¢xg8 19. exd7
¥xg2 20. ¦fe1».
Variante Rauzer
En diferentes aperturas y defensas
fue Keres un jugador que
utilizó, en muchas de sus partidas,
la clavada de alfil en la casilla g5.
Es natural entonces que, dentro
de la Defensa Siciliana, optara regularmente
por variantes como la
Najdorf y Rauzer, en dependencia
de la decisión que tomaran las
negras.
Son muy instructivas las partidas
en las que empleó el sistema
Rauzer, la mayoría jugadas a partir
de los años cincuenta, cuando
el maestro se encontraba en su
época de consolidación técnica, y
clasificado entre los primeros jugadores
del mundo.
Pero nos interesa comentar
ahora la cara opuesta de la moneda;
es decir, momentos de su quehacer
ajedrecístico en los que tuvo
que enfrentarse a sorpresas
preparadas por sus opositores, y
que naturalmente fueron muchas.
Un ejemplo que tuvo especial
trascendencia fue la refutación inmediata
que introdujo en la partida
que sigue, y que hoy se considera
como típica cuando se aborda el
estudio de la Variante Rauzer.
Paul Keres-Laszlo Szabo
Enfrentamiento Hungría-URSS,
3ª ronda, Budapest, 1955
1. e4 c5 2. ¤f3 ¤c6 3. d4 cxd4
4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. ¥g5 e6
7. £d2 ¥e7 8. 0–0–0 0–0 9. f4
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
127
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
La lucha se encauza por caminos
ampliamente conocidos. Aquí
se solía responder con 9 ... e5 ó 9 ...
h6. Contra la primera, Keres recomienda
hacer 10. ¤f5, considerando
que esto ofrece una mejor posición
a las blancas, sin entrar en detalles
de variantes. Así jugó Gueller
contra Kotov, pero la partida
tomó un curso diferente cuando
este último respondió con 9 ... e5
10. ¤xc6 bxc6 11. fxe5 dxe5 12.
£xd8 ¦xd8 13. ¦xd8+ ¥xd8 14.
¥c4 ¥e7 15. h3 ¥d7 16. ¦d1 ¥e8
17. a3 ¢f8 18. ¥e3 ¤h5 19. ¤e2
¤f6 20. ¤c3 ¤h5 21. ¤e2 ¤f6 22.
¤c3 1/2–1/2; Kotov-Guéler; 5ª ronda
del Torneo de Candidatos, Zúrich,
1953.
Pero no hay dudas de que Keres
tiene razón. Una clara ventaja
obtuvieron las blancas luego de 9
... e5 10. ¤f5 ¥xf5 11. exf5 £a5
12. ¢b1 ¦ad8 13. ¥c4! h6 14.
¥xf6 ¥xf6 15. ¤d5 £xd2 16.
¤xf6+ gxf6 17. ¦xd2 exf4 18. ¦f1
¦fe8 19. a3 ¦e5 20. ¦xf4 ¢f8 21.
¥d5 con final favorable al blanco,
que ganó en 40 jugadas. Tal-Ricardo
Calvo Mínguez; Olimpiada
de La Habana, 1966.
En cuanto a 9 ... h6, Keres ofrece
la continuación 10. ¥h4 ¤xd4
11. £xd4 £a5 12. e5 dxe5 13.
£xe5 £xe5 14. fxe5 ¤d5 con
igualdad. Sin embargo, resulta curioso
que su colega Guéler, jugando
precisamente contra Szabo –en
la misma variante pero con los colores
invertidos– no aplicara esta
receta y continuara con 10 ... ¤xe4
11. ¥xe7 ¤xd2 12. ¥xd8 ¤xf1 13.
¤xc6 bxc6 14. ¥e7 ¦e8 15. ¦hxf1
¦xe7 16. ¦xd6 ¥b7 17. ¦e1 c5 18.
g3 ¦c8 19. b3 ¢f8 20. ¢b2 ¢e8 21.
¤b5 ¥c6 22. c4 a6 Szabo-Guéler;
9ª ronda del Torneo de Candidatos,
Ámsterdam, 1956.
En la actualidad sigue siendo
casi obligada la respuesta 9 ... h6
10. ¤h4, pero las negras han incursionado
en ideas como:
A) 10 ... £b6!? (Alexander
Fishbein) 11. ¥f2 £c7 12. ¥e2
e5!?N 13. ¤f5 ¥xf5 14. exf5 d5! 15.
fxe5 £xe5 16. ¥g3 £xf5 17. ¤xd5
¤e4! 18. ¤xe7+ ¤xe7 19. £d7?!
£g5+ 20. ¢b1 ¤f5! 21. ¥c7 ¤e3
22. ¦de1 ¦ac8! 23. ¥f3? ¦xc7! 24.
£xc7 ¤d2+ 25. ¢c1 ¤ec4!–+ 26.
¦d1 ¤b3+, con mate inevitable.
0–1; Ziatdinov-Gurévich; 3ª ronda
del Torneo de Berna, 1995.
B) 10 ... £c7 11. ¤db5 £a5 12.
£e1! ¦d8 13. a3! ¦d7 14.
¥xf6 ¥xf6 (14 ... gxf6 15. £h4±)
15. ¤xd6 ¥xc3 16. £xc3 £xc3 17.
bxc3± e5 18. f5 ¢f8 19. ¥e2! ¦c7
20. h4!+-. 1–0 en 42 jugadas; Leonid
Yudasin-Gurévich; 2ª ronda
del Torneo de Beersheva (Israel),
1993.
Pero ahora estamos en 1955, y
todo cuanto hemos comentado
Cap 2 017-157 20/9/17 12:02 Página 128
128
LOS APORTES DE PAUL KERES
son esencialmente conclusiones y
experiencias posteriores, que no
estaban en la mente del gran maestro
húngaro cuando jugó la novedosa
movida:
➪ 9 ... a6?!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
La innovación preparada por
Szabo, y que Keres destrozó con
una sola jugada.
En realidad esta posición ya se
había dado meses antes, en la partida
Andrija Fuderer-Herbert Heinicke;
Russelsheim (Alemania),
1954, se continuó con 10. ¥xf6
¥xf6 11. ¤xc6 bxc6 12. £xd6?!
£b6! 13. £d2 ¦b8 14. b3 £a5 15.
¢b2 ¦d8 16. ¥d3 ¥d4! 17. ¥c4 c5
con posición excelente a cambio
del peón sacrificado.
Sin embargo, Keres terminó
con la variante haciendo
➪ 10. e5!
Después de esto las debilidades
estratégicas del juego negro
salen a la luz en pocas jugadas.
➪ 10 ... dxe5 11. ¤xc6 bxc6 12.
fxe5
Según Keres, no era bueno 12.
£xd8 ¦xd8 13. ¦xd8+ ¥xd8 14.
fxe5 pues con 14 ... h6 el negro no
pierde la pieza y queda con buena
posición.
➪ 12 ... ¤d7
En caso de intentar aflojar la
tensión con 12 ... £xd2+ 13. ¦xd2
¤d5, se sigue con 14. ¥xe7 ¤xe7
15. ¥d3 y el blanco está mejor.
➪ 13. h4!
Más fuerte que 13. ¥xe7 £xe7
14. £e3 que también era bueno.
(Keres).
➪ 13 ... ¦b8 14. £e3 ¦e8 15.
¦h3 £a5
Tampoco resuelve 15 ... £b6
16. £xb6 ¦xb6 17. ¥xe7 ¦xe7 18.
¦hd3±
➪ 16. ¥xe7 ¦xe7 17. ¦g3 ¦e8
Opina Keres que es posible que
contra la amenaza 18. £g5 no exista
respuesta satisfactoria. Por ejemplo,
contra 17 ... £b6 sigue igualmente
18. £g5. Otra posibilidad es
17 ... ¢f8 18. ¦e1 h6 19. £e4 £b4
20. £h7! con ventaja blanca.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 129
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
129
➪ 18. ¦xd7!
La jugada decisiva, que elimina
toda posibilidad de defensa al
negro.
➪ 18 ... ¥xd7 19. ¥d3
Con idea de 20. £g5 h6 21. h5
➪ 19 ... h6
En caso de 19 ... £b4 sigue 20.
£g5! £xb2+ 21. ¢d2 g6 22. h5+-
➪ 20. £f4!
Pero nunca hacer 20. £xh6
£xe5 21. £h7+ ¢f8 22. £h8+
¢e7.
20 ... ¢f8 21. ¦xg7 ¢xg7 22.
£f6+ ¢f8 23. ¥g6
Y las negras decidieron abandonar.
Sistema Najdorf
Variante Argentina
Ya comentábamos en páginas
anteriores que era obligada y
prolífica la presencia de Keres en
la Variante Najdorf, con la que
tantos éxitos importantes obtuvo
en toda su carrera.
También hemos comentado, a
lo largo de toda esta obra, cómo
surgieron muchas de las ideas
trascendentales que introdujo
Paul Keres, casi siempre creadas
durante el desarrollo de la propia
partida, tal como si al innegable
genio ajedrecístico de Keres, se
sumara, en ciertos momentos, su
naturaleza de «ser predestinado»,
dejando en su paso por la vida
una obra ajedrecística universal.
Así ocurrió también en los días
del memorable Torneo Interzonal
de Gotemburgo, de 1955. En aquel
acontecimiento, trascendente por
diversas razones hasta nuestros días,
la Variante Najdorf sirvió de
marco para dos novedades extraordinarias,
y en ambas tuvo participación
directa Paul Keres: la Variante
Argentina o de Gotemburgo;
y la Variante del Peón Envenenado,
también conocida como
Gambito de Gotemburgo.
En relación con la primera,
narra Keres que luego de las jugadas
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4
4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6
se alcanza la posición en la que
introdujo el movimiento:
➪ 7. f4 ...
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Jugada que hoy pudiera parecer
natural, pero que en una competencia
de tal naturaleza provocó
una trascendencia extraordinaria.
Sólo en el transcurso de algunas
rondas la variante se había
utilizado en varios encuentros, incluyendo
las partidas Keres –
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 130
130
LOS APORTES DE PAUL KERES
Panno y Keres – Fuderer, sobre
las que trataremos en breve.
Como nos ha ocurrido con
otras variantes, la jugada tiene
antecedentes en la partida Keres
– Olavi Katajisto, de la Olimpiada
de Amsterdam de 1954. Por tanto,
una vez más comprobamos que
Keres estudiaba las posiciones de
forma general, buscando en ella
una concepción estratégica global,
y entonces introducía estas
ideas en partidas oficiales, antes
de emplearlas en partidas importantes
de grandes competiciones
internacionales.
En la partida de referencia las
negras respondieron 7 ... ¤bd7 8.
¥c4 ¤b6 9. ¥b3 ¥e7 10. £f3 £c7
11. 0–0–0 0–0 12. g4 y estamos en
presencia de una posición que se
presentó, con pequeñas variaciones,
en muchas partidas de los
años posteriores. El juego siguió
con 12 ... ¤c4 13. ¥xc4 £xc4 14.
h4 ¦e8 15. h5 ¥d7 16. h6 g6 17. e5
¤d5 18. ¥xe7 ¤xc3 19. bxc3 ¦xe7
20. exd6 ¦ee8 21. g5 £xa2 22.
£e3 £a1+ 23. ¢d2 £a5 24. £e5
£xe5 25. fxe5 ¦ec8 26. ¦he1 ¥c6
27. c4 ¢f8 28. ¦b1 ¦a7 29. ¦f1
¢e8 30. ¦f4 ¥g2 31. d7+ ¢xd7 32.
¦xf7+ ¢e8 33. ¦xh7 ¦xc4 34. ¢d3
y las negras abaldonaron.
Pero en la ronda decimocuarta
del Interzonal de Gotemburgo se
produjo una irrepetible coincidencia
que ha sido narrada una y otra
vez por diferentes autores: por circunstancias
del destino, el emparejamiento
en esa ronda resultó tal
que permitió que se produjera un
informal duelo URSS-Argentina,
con los encuentros Keres – Najdorf,
Guéler – Panno y Spassk –
Pilnik; y para el especial acontecimiento,
los argentinos decidieron
preparar una novedad, con motivo
de la popularidad alcanzada por la
variante de Keres (7. f4) durante el
desarrollo del torneo. Tan así fue
que, aunque parezca increíble, las
tres partidas tomaron el curso previsto,
los argentinos respondieron
con:
➪ 7 ... ¥e7
En el mismo torneo varias
partidas continuaron aquí con 7
... £c7, pero los latinos tenían
otros planes.
➪ 8. £f3 h6
Con la experiencia acumulada
en esta variante, muchos prefieren
continuar aquí con 8 ... ¤bd7 9.
0–0–0 h6 10. ¥h4 £a5.Así se jugó
recientemente en la partida Neil
McDonald-Daniel Gormally; 7ª
ronda del Torneo abierto de Hastings,
1995, que tuvo el siguiente
desarrollo: 11. ¥e1 £c7 12. g4 g5
13. h4 gxf4 14. ¥h3 b5 15. g5 ¤e5
16. £xf4 hxg5 17. hxg5 ¤h7 18.
¥g2 ¥b7 19. ¢b1 0–0–0 20. g6
¥g5 21. £g3 ¤xg6 22. ¦xh7 ¦xh7
23. £xg5 ¤e5 24. ¤d5 1–0.
➪ 9. ¥h4 g5?!
Esta era la sorpresa preparada
por el «equipo» argentino; y aunque
se ha dicho que la jugada es
mala, lo cierto es que ha motivado
innumerables análisis, y aún
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 131
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
131
años después se continuaba jugando
en competencias oficiales.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 10. fxg5 ¤fd7
En sus notas Keres indica que
esta retirada propicia el desenlace
que sigue, era preferible jugar 10
... hxg5 11. ¥xg5 ¤bd7, para asegurarse
al menos la casilla e5.
Así jugó Koch en dos partidas
del II. Campeonato mundial por
correspondencia, pero no pudo
evitar las derrotas:
A) 12. 0-0-0 ¤e5 13. £f4 b5
14. ¤f3 ¤g6 15. £e3 ¤g4 16. £d2
¥xg5 17. ¤xg5 b4 18. ¤b1 ¦a7 19.
¤h3 £b6 20. £xd6 £e3+ 21. £d2
¦c7 22. ¤f2 £xd2+ 23. ¦xd2 ¦xh2
24. ¦xh2 ¤xh2 25. ¥e2 ¥b7 26. g3
¤e5 27. ¦d4 a5 28. ¤d2 ¢e7 29.
¤d3 ¥a6 30. ¤xe5 ¥xe2 31. ¤b3
a4 32. ¤d2 ¢f6 33. ¤d7+ ¢g5 34.
e5 a3 35. ¤f6 b3 36. ¤fe4+ ¢f5 37.
axb3 ¢xe5 38. ¦a4 f5 39. bxa3
¤g4 40. ¢b2 ¤e3 41. ¤c3 ¥d1 42.
¦h4 ¥g4 43. ¦h1 ¢f6 44. a4 ¦d7
45. ¦h2 e5 46. a5 f4 47. gxf4 exf4
48. a6 1–0; Lucins Endzelins-Berthold
Koch; II Campeonato mundial
por correspondencia, 1959.
B) 12. ¥e2 ¤e5 13. £f4 b5
14. 0-0 ¤fd7 15. ¥xe7 £xe7 16. a3
¥b7 17. ¤f3 ¤xf3+ 18. ¦xf3 ¤e5
19. ¦g3 0-0-0 20. ¦d1 ¥c6 21. a4
£a7+ 22. £e3 £xe3+ 23. ¦xe3 b4
24. ¥xa6+ ¢c7 25. ¤a2 ¦xh2 26.
¢xh2 ¤g4+ 27. ¢g1 ¤xe3 28.
¦d2 ¦b8 29. b3 f5 30. exf5 exf5 31.
¢f2 f4 32. ¦d4 ¤g4+ 33. ¢g1 ¤e3
34. ¦xf4 ¦g8 35. ¢f2 ¤xc2 36.
¥f1 ¦b8 37. ¥d3 ¦g8 38. g4 ¦h8
39. ¥xc2 ¦h2+ 40. ¢e1 ¦xc2 41.
¤xb4 1–0; Ake Lundqvist-Koch;
II Campeonato mundial por correspondencia,
1959.
➪ 11. ¤xe6 !
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
La jugada bomba que paralizó
a los argentinos.
Después de estas «tres» partidas,
infinidad de estudios se realizaron
sobre la validez del sacrificio
del «equipo soviético», sobre
todo en Yugoslavia, donde esta variante
se estuvo jugando con bastante
frecuencia en torneos importantes
durante los años sesenta.
Si nos guiamos por las estadísticas,
y por el desarrollo de las propias
partidas, todo indica que las
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 132
132
LOS APORTES DE PAUL KERES
negras tienen las de perder. Pero
resulta interesante que, en muchas
ocasiones, las blancas evitan el sacrificio
y tratan de imponerse por
otros medios; incluso hasta el propio
Pilnik, uno de los protagonistas
del «duelo», pero jugando la
misma posición con blancas, prefirió
retirar el alfil, para evitar ser
sorprendido una vez más, aunque
ahora fuese ¡con los colores cambiados!
La partida en cuestión siguió
con 11. ¥g3 hxg5 12. 0-0-0
£c7 13. ¥b5 ¤c6 14. ¦hf1 ¤xd4
15. ¥xd7+ ¥xd7 16. £xf7+ ¢d8
17. £g7 ¤e2+ 18. ¤xe2 ¦e8 19.
¦f7 b5 20. ¦xe7 ¦xe7 21. £xg5
£c5 22. £xc5 dxc5 23. ¥h4 ¢e8
24. ¥xe7 ¢xe7 25. ¤f4 ¥c6 26. e5
¦g8 27. ¦d6 ¥xg2 28. ¦xe6+ ¢d7
29. ¦d6+ ¢c8 30. ¦g6 ¦xg6 31.
¤xg6 ¥e4 32. ¤f4 ¢c7 33. c3 1–0;
Herman Pilnik-Walter Ader
Hansman; 1ª ronda del Torneo de
Santiago de Chile, 1959.
➪ 11 ... fxe6 12. £h5+ ¢f8 13.
¥b5!
Hasta aquí mantuvieron el mismo
curso las tres partidas mencionadas,
tomando las siguientes derivaciones:
A) 13 ... ¤e5 14. ¥g3 ¥xg5
15. 0–0+ ¢e7 16. ¥xe5 £b6+ 17.
¢h1 dxe5 18. £f7+ ¢d6 19.
¦ad1+ £d4 20. ¦xd4+ exd4 21.
e5+ ¢c5 22. £c7+ ¤c6 23. ¥xc6
1–0; Guéler-Óscar Panno; 14ª
ronda del Torneo Interzonal de
Gotemburgo, 1955.
B) 13 ... ¢g7 14. 0–0 ¤e5 15.
¥g3 ¤g6 16. gxh6+ ¦xh6 17.
¦f7+ ¢xf7 18. £xh6 axb5 19.
¦f1+ ¢e8 20. £xg6+ ¢d7 21. ¦f7
¤c6 22. ¤d5
b 1 ) 22 ... ¦xa2 23. h4 £h8 24.
¤xe7 ¤xe7 25. £g5 1–0; Keres-
Najdorf; 14ª ronda del Torneo Interzonal
de Gotemburgo, 1955.
b 1 ) 22. ¤d5 ¦xa2 23. h3 £h8
24. ¤xe7 ¤xe7 25. £g5 ¦a1+ 26.
¢h2 £d8 27. £xb5+ ¢c7 28.
£c5+ ¢b8 29. ¥xd6+ ¢a8 30.
¥xe7 ¦a5 31. £b4 1–0; Spasski-
Pilnik; 14ª ronda del Torneo Interzonal
de Gotemburgo, 1955).
De todas las investigaciones
posteriores, fueron las partidas de
Fischer las que le dieron una dinámica
salvadora al juego negro.
De esa época es la jugada:
➪ 13 ... ¦h7
Así jugó contra Gligoric en
Portoroz, 1958, donde el yugoslavo
no encontró el mejor camino y
jugó 14. £g6 ¦f7 15. £xh6+ ¢g8
16. £g6+ ¦g7 17. £xe6+ ¢h8 18.
¥xd7 ¤xd7 19. 0-0-0 ¤e5 y el
juego se torna de muy difícil pronóstico.
En definitiva la partida
concluyó en tablas luego de 20.
£d5 ¥g4 21. ¦df1 ¥xg5+ 22.
¥xg5 £xg5+ 23. ¢b1 £e7 24.
£d2 ¥e6 25. g3 ¦d8 26. ¦f4 £g5
27. £f2 ¢g8 28. ¦d1 ¦f7 29. b3
£e7 30. £d4 ¤g6 31. ¦xf7 £xf7
32. £e3 1/2–1/2; Gligoric-Fischer;
21ª ronda del Torneo Interzonal
de Portoroz (Eslovenia), 1958.
Hoy se acepta que la mejor repuesta
es
➪ 14. 0–0+
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 133
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
133
Los yugoslavos han investigado
aquí 13. ... ¤e5 14. ¥g3 ¦h7
15. ¥xe5 dxe5 16. ¦d1. Una continuación
puede ser 16 ... ¥d7 17.
g6 ¦g7 18. 0-0+ ¢g8 19. ¥c4 £c8
20. ¥b3 ¥e8 21. ¤d5 ¥c5+ 22.
¢h1 ¦xg6 23. ¦f6 ¦g7 24. £xh6
¤d7 25. ¤e7+ ¥xe7 26. ¥xe6+
¥f7 27. ¥xf7+ 1–0; Frantisek
Blatny-Dragoljub Minic; Sombor
(Serbia y Montenegro), 1966.
➪ 14 ... ¢g8 15. g6 ¦g7 16. ¦f7
¥xh4 17. £xh6
Varias partidas han continuado
con 17 ... ¦xf7 18. gxf7+ ¢xf7
19. ¦f1+ ¢f8. Son interesantes los
siguientes ejemplos:
A) 20. £h8+ ¢f7 21. £h7+
¢f8 22. ¦f1+ ¥f6 23. ¤d5 exd5 24.
£h8+ ¢e7 25. £h7+ ¢e6 26.
£h3+ ¢e7 27. £h7+ 1/2–1/2; Ciocaltea-Gheorghiu;
Rumanía, 1969.
B) 20 ¦f1+ ¥f6:
b 1 ) 21. e5 dxe5 22. ¤e4 £e7
23. £h8+ ¢f7 24. ¤g5+ ¢g6 25.
¥d3+ e4 26. ¥xe4+ ¢xg5 27. h4+
¢g4 28. £g8+ £g7 29. £xe6+
¢h5 30. £f5+ ¢h6 31. £f4+ ¥g5
32. hxg5+ £xg5 33. £h2+ £h5 34.
£d6+ ¢g7 35. £e7+ ¢g8 36. ¦f5
1–0; Vasili Nikolic-Zelico Nikolic;
Yugoslavia, 1972.
b 2 ) 21. ¥xd7 ¤xd7 22. e5 dxe5
23. ¤e4 £e7 24. £h8+ ¢f7 25. g4
£f8 26. £h5+ ¢e7 27. g5 £g7 28.
¢h1 b5 29. gxf6+ ¤xf6 30. ¦xf6
¥b7 31. £f3 ¦g8 32. £a3+ ¢d7
33. £d6+ ¢c8 34. £xe6+ ¢b8 35.
£xe5+ ¢a8 0–1; Milan Matulovic-
Dragoljub Ciric; 3ª ronda del Torneo
de Sarajevo, 1966.
➪ 17 ... £f6 18. ¦f1
Toda esta continuación ha sido
ampliamente estudiada. Aquí
también se propone 18. ¥xd7
¤xd7 19. ¦xf6 ¥xf6 20. ¦f1
¥d4+ 21. ¢h1 ¥xc3 22. bxc3
¤e5, como en la partida Ryszard
Skrobek-Ventzislav Inkiov;
12ª ronda del Torneo a la memoria
de Rubinstein, estación termal
de Polonicad Zdroj (Polonia),
1981. En la jugada nº 62 firmaron
las tablas.
➪ 18 ... axb5 19. e5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Hemos estado siguiendo el
curso de la partida Joaquín Carlos
Díaz-Darío Alzate; Bayano
(Cuba), 1984. Su desenlace final
es definitivo.
➪ 19 ... £xe5 20. £xh4 ¤c6 21.
¤e4 d5 22. ¤f6+ ¤xf6 23. ¦1xf6
¥d7 24. ¦xg7+ ¢xg7 25. ¦f7+
¢xg6 26. £h7+ ¢g5 27. h4+ 1–0.
Gambito de Gotemburgo
No hay dudas de que de todos
los acontecimientos teóricos sur-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 134
134
LOS APORTES DE PAUL KERES
gidos a raíz del Torneo Interzonal
de Gotemburgo, es el nacimiento
de la Variante del Peón Envenenado,
la que mayor trascendencia
ha tenido hasta nuestros días.
Se jugaba en la décimosegunda
ronda la partida Keres – Panno,
y luego de las jugadas 1. e4 c5
2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6
5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 alcanzamos
la posición, antes comentada,
que tanto interés despertó entre
los participantes de la competencia.
Y es este el momento en
que Panno realiza la jugada 7 ...
£b6!? prácticamente desconocida
hasta entonces, y le dio pie a
Keres para que respondiera con
el inesperado movimiento
➪ 8. £d2!? ...
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
¿Qué pensaría Panno en esos
precisos momentos? Si buscamos
el propósito de la jugada ...£b6,
habría que convenir que apunta a
dos objetivos inmediatos: por una
parte amenaza ganar un peón, y
adicionalmente dar jaque en e3,
con posibilidad de obligar al cambio
de damas, que conduce su-
puestamente a posiciones de relativo
equilibrio. Por tanto, la respuesta
esperada por Panno, era
obviamente 8. ¤b3.
Se ha dicho que 7 ... £b6 era
la novedad preparada por el gran
maestro argentino para este encuentro,
pero en realidad ya se
había jugado así, cuando menos,
en la partida Egon Joppen-David
Bronstein; Belgrado, 1954, que
continuó con 8. ¤b3 £e3+ 9. £e2
£xe2+ 10. ¥xe2 ¤bd7 11. a4 ¥e7
12. 0-0-0 h6 13. ¥h4 con igualdad
aunque Bronstein acabó imponiéndose.
Podemos entonces comprender
perfectamente que no estuviese en
los cálculos de Panno capturar el
peón de b2, sin un análisis previo,
porque muy bien pudiera estar
«envenenado», por ello se limitó a
continuar con 8 ... ¤c6, que es inferior
a 8 ... ¤bd7, y luego de 9. 0-0-0
£xd4 10. £xd4 ¤xd4 11. ¦xd4
¤d7 12. ¥e2 h6 13. ¥h4 g5 14.
fxg5 ¤e5! 15. ¤a4!, las blancas obtuvieron
una mínima ventaja que
se incrementó cuando Panno jugó
15 ... ¥e7? (según Keres era preferible
15 ... b5 16. ¤b6 ¦b8 17. ¤xc8
¦xc8 18. a4+-) y ahora 16. ¤b6 dejó
al negro en situación muy desfavorable.
El desenlace final fue 16 ...
¦b8 17. ¥g3 hxg5 18. ¦hd1 f6 19.
c4 0-0 20. ¦4d2 f5 21. c5 f4 22. cxd6
¥xd6 23. ¦xd6 fxg3 24. hxg3 ¦f7
25. ¢b1 ¦c7 26. ¦d8+ ¢g7 27. ¦c1
¤c6 28. e5 ¢g6 29. ¥d3+ ¢f7 30.
¦h8 ¢e7 31. ¥g6 1-0.
Hoy, transcurridos cuarenta
años, podemos considerar con to-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 135
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
135
da justicia que la decisión de Panno
fue –y sigue siendo– la más
sensata, al margen de cualquier
resultado. En definitiva, nada
obliga a las negras a tener que
aceptar el regalo, y en la actualidad
se disponen de diferentes vías
para continuar la partida, sin
tener que entrar en las terribles
complicaciones a que conduce la
aceptación del peón.
Un resumen del árbol principal
de continuaciones del gambito
rehusado se muestra en la TA-
BLA I. Tanto la información de
esta tabla, como la de las cuatro
restantes, se ha obtenido como
resultado del procesamiento de
más de 1.000 partidas, jugadas entre
1955 y 1995, de manera que la
mayoría de las opciones o alternativas
del árbol de variantes indican
que no menos de 4 partidas
han alcanzado esa posición en
competiciones oficiales.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 136
136
LOS APORTES DE PAUL KERES
TABLA I
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8.
£d2!?
Sin plantear el Gambito 8. (d2)
8. a3
... ¤c6 9. ¤b3 ¥e7 10. £f3
8. £d3
... £xb2 9. ¦b1 £a3
8. f5
8. ¥xf6
... gxf6 9. ¥e2
... ... ... £xb2 10. ¤a4
... .... ... ¤c6 10. ¤b3 £e3
8. ¤b3
... ¤bd7
... ... 9. £e2 £c7
... ... 9. £f3
... ... ... £c7
... ... ... ... 10. 0–0–0
... ¤c6
... ¥e7
... ... 9. .£d4
... ... 9. £d2
... ... 9. £e2
... ... ... h6 10. ¥xf6 ¥xf6 11. 0–0–0 ¤d7 12. h4
... ... 9. ¥e2
... ... ... £e3 10. £d3 £xd3 11. cxd3 h6
... ... ... ¤bd7 10. £d3 £c7 11. ¥f3
... ... 9. £f3
... ... ... ¤bd7 10. 0–0–0 £c7
... ... ... ... ... ... 11. ¥d3
... ... ... ... ... ... ... b5
... ... ... ... ... ... ... ... 12. a3 ¥b7
... ... ... ... ... ... 11. ¢b1
... ... ... ... ... ... 11. ¥e2
... ... ... ... ... ... 11. £g3
... ... ... ... ... ... 11. f5
... ... ... ... ... ... 11. g4
... ... ... ... ... ... ... b5 12. ¥xf6
... ... ... ... ... ... 11. ¥h4
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
137
Lo referido respecto a la partida
Keres – Panno marca el origen
«oficial» del Gambito de Gotemburgo,
aunque sólo se hace efectivo
cuando, rondas después, la posición
se repite en el encuentro
que sigue a continuación.
Paul Keres-Andrija Fuderer
Torneo Interzonal de
Gotemburgo (Suecia), 16ª ronda,
1955
Obviamente Fuderer analizó
con detenimiento el encuentro
precedente, y llegó posiblemente
a la conclusión de que el sacrificio
pretendía cercar a la dama incursora;
pero como esta circunstancia
no se produce, seguramente
concluyó que el peón podía ser
capturado.
Es entonces cuando las negras
se deciden y responden con
➪ 8 ... £xb2!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Queda claro que la posición
ha sido bien estudiada, calculando
que la dama no corre peligro,
dado que no existe la posibilidad
de que, luego de 8. ¤b3, ésta resulte
atrapada.
Pero Keres ha visto más, y su
objetivo inmediato es un radical
ataque contra el rey. El desenlace
de esta partida es histórico, y lo
transcribimos con los comentarios
del vencedor:
➪ 9. ¦b1 £a3 10. e5 ¤fd7?
«Cuando se jugó esta partida
no existían análisis y ambos jugadores
debían resolver los problemas
frente al tablero; hoy se sabe
que esta jugada es un error, y que
es necesario 10 ... dxe5 11. fxe5».
➪ 11. f5! ¤xe5
«No hay nada mejor. Si 11 ...
dxe5 12. ¤xe6 fxe6 13. fxe6 O
también 12. fxe6! exd4 13. exf7+
¢xf7 14. ¥c4+ con gran ataque».
➪ 12. fxe6 fxe6 13. ¥e2! ¤bc6
14. ¤xc6 bxc6
«Terminada la partida, se indicó
como mejor 14 ... ¤xc6, pero
no se ve cómo el negro puede
mejorar su posición tras 15. 0–0».
➪ 15. ¤e4! d5 16. 0–0 £a4
«Con 15 ... d5 el negro se vio
obligado a debilitar su juego; si a
se añade la amenaza 17. ¥h5+
¤g6 (17 ... g6 18. ¤f6+) 18.
¥xg6+ hxg6 19. £f2!, llegamos a
la conclusión de que no hay defensa
satisfactoria».
➪ 17. ¥h5+ ¢d7 18. ¦xf8!
Rinden.
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138
LOS APORTES DE PAUL KERES
Hasta aquí no hemos hecho
más que repetir lo que distintos
autores han relatado en relación
con el surgimiento de la variante,
pero existe un eslabón perdido en
esta historia, y es la partida Rashit
Nezhmetdinov – Vitali Serguéievich
Shcherbakov, que supuestamente
se jugó en Riga, en 1954, es
decir meses antes del Torneo de
Gotemburgo, y que tuvo el siguiente
desarrollo: 1. e4 c5 2. ¤f3
d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5. ¤c3
a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8. £d2
£xb2 9. ¤b3 ¤c6 10. ¥d3 d5 11.
¥xf6 gxf6 12. ¤a4 £a3 13. ¤b6
¤d4? 14. ¢f1? ¤xb3 15. cxb3 ¦b8
16. exd5 £b4! 17. £xb4 ¥xb4 18.
¦c1, y desconocemos su resultado.
Existe una segunda partida de
Shcherbakov, jugada en Moscú en
el mismo año de Gotemburgo –pero
no sabemos si antes o después
del torneo– en la que Eugeni Vasiukov
sigue el curso de la partida
Keres – Fuderer, con el siguiente
desarrollo: 7. f4 £b6 8. £d2 £xb2
9. ¦b1 £a3 10. e5 dxe5 11. fxe5
¤fd7, que es la continuación principal
seguida por la mayoría de las
partidas de los años subsiguientes.
El juego finalizó con 12. ¥e2 £c5
13. ¤e4 £xe5 14. ¥f3 ¤f6 15. ¤e2
¤bd7 16. ¤xf6+ ¤xf6 17. ¦xb7
¥xb7 18. ¥xb7 ¦a7 19. ¥c6+ ¤d7
20. ¥f4 £a1+ 21. ¤c1 e5 22. £e3
¥b4+ 23. ¢d1 £c3! 24. £xa7
£xc6 25. ¤d3 £xg2 26. ¦g1 £f3+
27. ¢c1 ¥a3+ 28. ¢d2 exf4 29.
¦e1+ ¢d8 30. £xa6 ¥c5 31. £a5+
¥b6 32. £g5+ f6 33. £xg7 ¥e3+.
Pero ¿qué fue primero... el huevo
o la gallina? Esperemos que
personas bien informadas ayuden
a dejar en claro esta parte de la historia.
Otra cuestión no resuelta hasta
el presente es la validez del sacrificio;
visto estadísticamente, la
balanza se inclina a favor de las
blancas, con un resultado del 40%
de victorias, 30% de derrotas y
otros tantos empates, de un total
de unas 1000 partidas. Pero estadísticas
análogas, y aún más desfavorables,
pudiéramos encontrar
para las negras en muchas otras
variantes de juego, y nadie se las
cuestiona hoy en día.
¿Qué pensaba Keres al respecto?
No lo sabemos, aunque suponemos
existen opiniones suyas
en favor o en contra de la variante
que él mismo popularizó. En
sus comentarios se limita a explicar
que las complicaciones pueden
ser evitadas empleando continuaciones
menos negociantes.
Pero contamos, en cambio, con
un dato muy interesante, que dice
más que muchas palabras: después
de Gotemburgo, Keres evitó repetir
el experimento; conocemos que
así jugó contra Tolush, dos años
después; pero prefirió 8. ¤b3 contra
Van den Berg, en la Olimpiada
de Munich de 1958.
Honor a quien honor merece
No sería justo ni tendría el debido
rigor un recuento del Gambito
Gotemburgo que cubriera
los hechos más importantes de su
evolución en los primeros años
sin hacer mención especial a dos
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
139
figuras que propiciaron su desarrollo,
y que aceptaron el reto en
numerosas partidas, y sentaron de
hecho la base teórica de la mayoría
de las variantes principales;
nos referimos concretamente a
los grandes maestros Bobby Fischer
y George P. Tringov.
Ambos, jugando con negras,
hicieron en muchas partidas la jugada
crítica 7 ... £b6, sin la cual la
apertura toma los cursos habituales
del Sistema Najdorf.
Tanto uno como el otro insistieron
una y otra vez en la captura del
famoso peón, hasta que, ¡cosas del
destino!, ambos tuvieron que enfrentarse
en un inolvidable certamen:
el IV Torneo Internacional a
la memoria Capablanca, celebrado
en La Habana en 1965.
Como se recordará, Fischer no
recibió la autorización de su gobierno
para viajar a Cuba, y los
organizadores del certamen resolvieron
el problema con una jugada
magistral: propusieron a Fischer
que jugara, desde los Estados
Unidos, utilizando el teletipo,
cosa que el norteamericano afortunadamente
aceptó.
Esto, por supuesto, significó un
extraordinario esfuerzo de su parte,
que todos le debemos agradecer,
pues jugando en condiciones
tan especiales cada sesión de cuatro
horas prácticamente se duplicaba,
y esta sobrecarga no solo le
afectó físicamente, sino que le perjudicó
en más de un encuentro,
pues sus rivales nunca se vieron bajo
la presión del tiempo, porque entre
jugada y jugada siempre transcurrían
varios minutos. Lo mismo
hubiera sido válido para Fischer,
pero sucede que en ninguna partida
se vio apurado de tiempo.
Fue a la altura de la quinta
ronda cuando se produjo el enfrentamiento
Tringov – Fischer; y
como si se tratara de saldar cuentas
pendientes, la partida no tardó
en tomar el curso de la Variante
Najdorf, hasta que en la séptima
jugada Fischer lanza la bofetada a
su opositor, haciendo la consabida
movida ...£b6!?
¿Cuál iba a ser la actitud del
gran maestro búlgaro?; ¿aceptaría
el reto, jugando contra el sistema
que él mismo ayudó a desarrollar?
Por suerte para todos, Tringov
no evadió el duelo teórico, y se
produjo una de las partidas más
trascendentales de toda la historia
del Gambito Gotemburgo.
Por su importancia, consideramos
oportuno incluirla en este relato,
con los comentarios que hicimos
para el libro memorial de ese
certamen, actualmente en preparación.
Gueorgui Tringov-Robert
Fischer
IV Torneo Internacional a la
memoria de Capablanca, 5ª
ronda, La Habana (Cuba), 1965
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7.
f4 £b6 8. £d2 £xb2 9. ¦b1
Durante el duelo Spasski-Fischer,
de Reikiavik en 1972, se revitalizó
la vieja continuación 9.
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140
LOS APORTES DE PAUL KERES
¤b3, que se tenía como inofensiva
para el negro. En la undécima
partida del campeonato del mundo
Fischer continuó con 9 ... £a3,
y luego de 10. ¥xf6 gxf6 11. ¥e2
h5 12. 0-0 ¤c6 13. ¢h1 ¥d7 14.
¤b1! £b4 15. £e3 d5? 16. exd5
¤e7 17. c4! con ventaja que resultó
decisiva para Spasski.
Pero en la partida Peleche –
Coéiev, jugada por correspondencia
en 1986, se llegó a esquemas similares
por transposición, siguió
10. ¥f6 gf 11. ¥e2 ¤c6 12. 0-0 h5
13. ¤b1 £b4 14. £e3 d5 15. exd5
¤e7 16. ¤c3 ¤f5 17. £d3 £b6+ 18.
¦f2 ¥d6 19. ¤e4 ¥xf4 20. ¤xf6+
¢f8! y la posición se sostiene.
➪ 9 ... £a3 10. e5
Cuando se jugó esta partida esta
era la continuación más aguda, y
centraba el debate teórico entre
blancas y negras. Aquí se dispone
también de las alternativas 10. f5 y
10. ¥xf6; éstas y otras variantes
puede consultarlas el lector en las
tablas que acompañan este trabajo,
y en las partidas de torneos recientes
que incluimos a continuación
de estos comentarios.
➪ 10 ... dxe5 11. fxe5 ¤fd7 12.
¥c4 ¥b4! 13. ¦b3 £a5
Antes de proseguir, creo conveniente
aclarar que tuve el privilegio
de ser participante indirecto
de los hechos que estamos narrando.
Aconteció que por esa
época, siendo muy joven, comencé
a trabajar en labores auxiliares
dentro de la organización de estos
grandiosos torneos, lo que me
permitía «compartir», en el salón
de juego, con los más afamados
ajedrecistas del mundo.
Era realmente extraordinario
poder dar la mano cada día a figuras
tan legendarias como Smislov,
Guéler, Ivkov y muchos otros
más, que entonces nos parecían
dioses —y lo eran—, convencido
además de encontrarme viviendo
momentos trascendentales para
la historia del ajedrez mundial.
Pero por si todo esto fuera poco,
recibí en esa ocasión la tarea de
servir como «enlace», para llevar y
traer las jugadas que se recibían y
enviaban entre la mesa en que se
desarrollaba, en cada ronda, la partida
de Fischer —¡pero sin Fischer!—,
y el pequeño lugar, oculto
tras las cortinas del escenario, en
que se encontraba el teletipo, en
comunicación directa con el Manhatan
Chess Club, de Nueva York.
Por eso, para los que tuvimos la
oportunidad de vivir, «en directo»,
el desarrollo de esta partida, resulta
muy grato rememorar estos
momentos; y es que no sólo se estaba
produciendo un hecho histórico,
sino que además, sabemos
hoy que estabamos en presencia
del nacimiento de una partida que
resultó ser trascendental para el
estudio posterior de esta variante.
➪ 14. 0-0 0-0
No hay que olvidar que estamos
ante un combate teórico, de
manera que la partida se desarrolla
en un terreno en el que cada
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
141
contendiente «tiene sembradas sus
minas». A partir de aquí cada cual
marcha según su propio mapa del
suelo que pisa, y cualquier error de
cálculo puede resultar fatal.
➪ 15. ¤xe6!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Esta jugada, que puso en estado
de delirio a miles de aficionados
en la sala de juego y en murales
aledaños, deja en claro la sorpresa
preparada por Tringov para
este encuentro.
A primera vista la situación
parece tornarse desesperada y
una lluvia de amenazas surgen
por doquier. Es también el momento
en que las jóvenes admiradoras
del estadounidense —que
en su mayoría asisten al torneo
sin saber nada de ajedrez— comienzan
a preguntarse cómo es
posible que digan que Fischer, su
ídolo, esté totalmente perdido.
Adelantándonos a los acontecimientos
diremos que, un año
después, también en La Habana,
el propio Tringov optó por la continuación
15. ¥f6!, ¤xf6 16. exf6
¦d8! 17. ¦xb4 £xb4 18. £g5 g6
19. ¦f4!? b6 20 ¦h4. Tringov-Palmasson,
Olimpiada de La Habana
1966.
En realidad la jugada 15. ¥f6
surge como consecuencia de las
investigaciones postludum de la
partida que estamos analizando.
Introducida con éxito en la partida
R.Byrne-Evans, Campto. EE. UU.
1966, fue refutada poco tiempo
después con la continuación 16 ...
¦d8! empleada por Palmasson en
la partida antes mencionada.
➪ 15 ... fxe6 16. ¥xe6+ ¢h8
17. ¦xf8+ ¥xf8 18. £f4
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Vale la pena describir aquí los
hechos tal como ocurrieron y nada
más apropiado que transcribir
nuestra propia vivencia de esta
historia, tomamos las palabras
que aparecen en el artículo que
publicamos en la revista cubana
Jaque Mate, de abril de 1974, hace
más de 30 años.
«Un acalorado murmullo recorrió
el amplio Salón de Embajadores
del Hotel Habana Libre,
lugar sede del evento, cuando el
GM Tringov hizo su jugada 18.
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142
LOS APORTES DE PAUL KERES
£f4. En todos los tableros murales
que reproducían la partida (y
eran por lo menos tres) una enorme
cantidad de público especulaba
sobre todo número de situaciones
posibles. Pero la conclusión
general era sólo una: ¡Fischer
estaba perdido!
»Por otra parte, en la sala de
juego, todos los maestros participantes
se acercaban cautelosos a
la mesa donde se escenificaba el
encuentro, y por el modo tan expresivo
de sus gestos no era difícil
comprender sus pensamientos:
evidentemente la situación del
GM norteamericano era desesperada.
Fue entonces cuando sucedió
lo insólito: el ‘télex’ acababa de
trasmitir una respuesta que estremecía
a todos los presentes. Fischer
contestaba...»
Detengamos un instante en
esta referencia y agreguemos algunos
elementos desconocidos de
esta historia. Quizás no tengan
ninguna importancia especial, pero
no dudo que el lector se interesará
también por compartir las
emociones particulares del autor.
Hagamos un pequeño salto y
retrocedamos un instante, sólo un
instante, y rememoremos lo sucedido
en el preciso momento en
que llega, desde New York, la esperada
respuesta con la segura
rendición de Fischer.
Allí, junto al viejo teletipo, tras
las cortinas del escenario, hay una
pequeña mesa, y sobre ella un tablero.
Es en este tablero, común y
corriente, en el que siempre se
mantiene la posición de la partida
que se está trasmitiendo, de manera
que pueda hacerse una revisión
inmediata de cada jugada recibida.
Por tanto, es ese sencillo tablero
el primero en enterarse de cada
respuesta que realiza el ídolo
norteamericano; y soy precisamente
yo, el que ahora relata esta
historia, la persona privilegiada
que tiene la primicia de las grandes
noticias en las partidas de este
inolvidable acontecimiento.
Por eso, cuando a mis manos
llega, vía ‘télex’, la extraordinaria
respuesta, y sobre aquel sencillo
tablero se hace evidente la magnitud
de la tormenta que está por
desatarse, comprendo que por un
instante exclusivo —y eso paga
todos los sin sabores de trabajo
tan modesto— soy la única persona
de la nación que conoce una
verdad que hará saltar de júbilo,
hasta el delirio, a los miles de ajedrecistas
que siguen la partida en
el inmenso recinto del torneo.
En resumen, todo no ha sido
más que una maravillosa trampa
preparada por Fischer, jugada
tras jugada, en indiscutibles horas
de laborioso estudio.
Lamentablemente, momentos
así sólo se viven una vez en la vida,
y no siempre estamos preparados
para reaccionar, plena y libremente,
ante la trascendencia
de un hecho único. Si fuese hoy,
quizás no me importaría entrar al
salón, mensaje en mano, gritando
a todo pecho:
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 143
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
143
¡¡Fischer está ganando!!
Pero ese día, en cambio, bajé
nervioso la pequeña escalera que
conducía del escenario a la mesa
de juego, y como de costumbre,
entregué el mensaje...
Instantes después, el Dr. José
Raúl Capablanca (hijo), en representación
del gran maestro norteamericano,
hace en el tablero de
La Habana la jugada:
➪ 18 ... ¤c6!!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Primero un silencio expectante,
y de pronto recorre el enorme y
majestuoso salón una tremenda
explosión de locura colectiva. La
mayoría de los presentes, simples
aficionados, no alcanzan a comprender
lo sucedido, pero interpretan
que algo extraordinario acaba
de ocurrir; gentes que nada saben
de ajedrez corren de un lado para
otro, y en los murales, como tromba
marina imparable, se produce
un alboroto extraordinario, en tanto
el Arbitro Internacional Alberto
García llama inútilmente al orden.
Tringov ha caído en una magistral
trampa, servida en bandeja
de plata. Con esta sorprendente
movida las negras no sólo frenan
las amenazas de mate en g8, sino
que preparan, además, una terrible
maniobra, que brota como
por arte de magia en una posición
en que la mayoría de las piezas
negras parecían estarse bloqueando
unas a otras. Pero la realidad
es totalmente diferente...
➪ 19. £f7 £c5+
La ganancia de tiempo salvadora.
➪ 20. ¢h1 ¤f6 21. ¥xc8
No servía 21. exf6 por 21 ...
¥xe6; ni 21. ¥xf6 por 21 ... ¥xe6
22. £xe6 gxf6 23. £x f6 Ag7.
➪ 21 ... ¤xe5 22. £e6 ¤eg4
¡Y las blancas abandonan!
Las amenazas de mate, a lo Philidor,
conllevan a pérdidas materiales
irreparables.
EL GAMBITO AYER Y HOY
Hasta aquí hemos relatado los
principales pormenores históricos
que tuvieron incidencia directa en
el desarrollo de la variante en los
diez años posteriores a su surgimiento.
Pero esta evolución no se ha
detenido en ningún momento, los
duelos Short - Kasparov son los
que han enriquecido el caudal teórico
del gambito en nuestros días.
Este sostenido incremento de
partidas oficiales nos imposibilita
de incluir aquí un estudio riguro-
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144
LOS APORTES DE PAUL KERES
so que incluya una visión general
de la actualidad teórica de la variante.
En tal caso estaríamos escribiendo
un libro dentro de otro.
Por esa razón, hemos optado
por resumir en tablas los árboles
principales de cada una de las variantes
básicas, incorporando
además algunas continuaciones
interesantes presentadas en partidas
de fecha reciente.
Por comodidad tomaremos
como árbol principal el desarrollo
de la siguiente partida.
Vasili Ivanchuk-Gari
Kaspárov
Torneo de Linares (España), 7ª
ronda, 1990
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7.
f4 £b6 8. £d2
En la TABLA I, vista en la
pág. 128 fueron resumidas las posibilidades
para el caso de que el
blanco no desee entrar en las
complicaciones del gambito.
Ya hemos explicado que tanto
las blancas, como las negras, pueden
optar, con buen juicio, por
otras variantes menos tempestuosas.
Es interesante el desenlace de
la siguiente partida, en la que las
blancas intercalan la toma en f6
antes de permitir la captura del
peón. El juego se desarrolló como
sigue: 8. ¥xf6 gxf6 9. ¥e2 £xb2
10. ¤a4 £a3 11. c3 ¤d7 12. 0–0
b5 y ahora respondieron con 13.
¥h5!?, iniciando un ataque que
en la práctica resultó fallido: 13 ...
bxa4 14. ¥xf7+! ¢e7 (en caso de
14 ... ¢xf7 15. £h5+ ¢g8 16.
£g4+ ¢f7 17. £xe6+ ¢g7 18.
¤f5+ ¢g6 19. ¦f3 y la posición
del negro es complicada) 15.
¤c6+?! (ahora ya no tiene sentido
entregar la segunda pieza; era
preferible 15. ¥xe6, que mantiene
las posibilidades de hacer progresar
el ataque) 15 ... ¢xf7 16.
£h5+ ¢g7 17. ¤d4 ¦g8 18.
¤xe6+ ¢h8 19. ¦f2 £xc3 20.
¦af1 ¤c5 21. ¦f3 £c2 22. ¤g5
fxg5 23. fxg5 ¤e6 24. ¦f7 ¤xg5
0–1; Jonny Hector-Helgi Olafsson;
10ª ronda del Torneo de Reikiavik,
1995.
También se ha jugado 8. a3
¤bd7 9. ¥e2 ¥e7 10. ¤b3 h6 11.
¥xf6 ¥xf6 12. £d2 ¤c5 13. 0–0–0
¤xb3+ 14. cxb3 ¥e7 15. ¢b1 ¥d7
16. ¢a2 ¥c6 17. ¥g4 0–0 18. f5
exf5 19. ¥xf5 ¦ad8 20. h4 ¦fe8
21. g4 ¥f8 22. g5 ¦e5 23. gxh6 g6
24. ¦hg1 d5 25. £f4 £c7 26. h5 d4
27. hxg6 fxg6 28. ¦xg6+ ¢h8 29.
¦dg1 ¥d6 30. £g5 1–0; Vladímir
Gueórguiev-Eugeni Pétkov Erménkov;
Campeonato de Bulgaria,
1995.
Aunque lo natural sigue siendo
evitar el conflicto con 8. ¤b3,dado
que la práctica ha demostrado
que el cambio de damas, luego de
...£e3, resulta favorable al blanco.
En la actualidad las negras prefieren
seguir con 8 ... ¤bd7 9. £f3
£c7 10. 0–0–0 b5 y logran mantenerse
en esquemas sicilianos normales.
Esta opción viene de la par-
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CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
145
tida Yvan Masserey-Loek Van
Wely; 4ª ronda del Torneo Horgen
B (Suiza), 1995, en la que las blancas
golpearon fuerte luego de 11.
a3 ¥b7 12. ¥d3 ¥e7 13. ¦he1 h6
14. £h3 0–0–0 15. ¥h4 g5 16. ¥f2
gxf4 17. ¥xb5!? axb5 18. ¤xb5
£c4 19. ¤a7+ ¢b8 20. ¤a5 £a6
21. £b3 ¤e5 22. ¦d4 £xa5 23.
¦a4 £c7 24. ¤b5 £c6 25. ¥a7+
¢c8 y la partida derivó en un rarísimo
final de rey y dama contra
rey, dama y alfil, que culminó en
tablas ¡en 128 jugadas!
➪ 8 ... £xb2 9. ¦b1 ...
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Ésta fue la jugada de elección
durante más de dos décadas, pero
a raíz de la famosa partida
Spassky – Fischer, antes mencionada,
se puso de moda la vieja jugada
9. ¤b3, que ha sido la más
empleada a partir de 1990, sobre
todo por su presencia en partidas
entre Short y Kaspárov.
Incluimos como ejemplo algunas
partidas de interés en el desarrollo
de la variante.
A) 9 ... ¤bd7 10. ¥xf6 gxf6
11. ¦b1 £a3 12. ¥e2 ¤c5 13. 0–0
b5 14. ¤xc5 £xc5+ 15. ¢h1 ¦a7
16. f5 ¦c7 17. ¤xb5 axb5 18.
¥xb5+ ¢e7 19. ¥d3 £e5 20. a4
h5 21. ¦b5 £d4 22. a5 ¥h6 23.
£e2 ¥a6 24. ¦b3 ¥xd3 25. ¦xd3
£e5 26. a6 d5 27. ¦a3 £xe4 28.
£b5 ¦g8 29. ¦g1 £xc2 30. a7
£xg2+ 31. ¦xg2 ¦c1+ 0–1; E.
Ronnenberg-Dale Maessel; 5ª
ronda del Torneo abierto de Las
Vegas (EE. UU.), 1995.
B) 9 ... £a3 10. ¥xf6 gxf6 y
ahora:
b 1 ) 11. ¥d3 ¤c6 12. 0–0 ¥g7
13. ¦f3 f5 14. ¦g3 ¥f6 15. exf5
£b4 16. ¥f1 d5 17. ¦e1 ¤e7 18.
fxe6 ¥xe6 19. f5 ¤xf5 20. ¤xd5
£xd2 21. ¤xf6+ ¢e7 22. ¤xd2
¤xg3 23. ¤d5+ ¢f8 24. ¤c7 ¤xf1
25. ¦xf1 ¢e7 26. ¤xa8 ¦xa8 27.
c4 ¦d8 28. ¦f2 ¦d4 0–1 en 44 jugadas;
Matulovic-Fischer; Torneo
de partidas relámpago de Merceg
Novi (Serbia y Montenegro),
1972.
b 2 ) 11. ¥e2
b 2a ) 11. ... ¤c6 13 ¢h1 ¥d7
(13. ... ¦c8 14. ¥h5 ¥g7 15. ¦f3
0–0 16. ¦d1 f5 17 exf5 exf5∞; 1–0
en 34 jugadas; Amador Rodríguez
Céspedes-Reynaldo Vera;
La Habana, 1978).
b 2a1 ) 14. £e3!? ¦c8 (14. ...
¤a5 15. ¤d5! exd5 16. exd5+ ¥e7
17. ¦fe1! ¤xb3 18. ¥d3→) 15.
¤b1 £a4 16. c4 ¤a5 17. £c3
¤xc4 18. £xf6 ¦h6 19. £d4 Td4
¦h7 20. f5→. 1/2–1/2 en 43 jugadas;
Tal-Robert Byrne; 13ª ronda
del Torneo Interzonal de San Petersburgo,
1973.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 146
146
LOS APORTES DE PAUL KERES
b 2a2 ) 14. ¤d1 ¦c8 15. ¤e3
£b4 16. c3 £xe4 17. ¥d3 £a4
18. ¤c4 ¦c7 (18. ... ¦d8) 19. ¤b6
£a3 20. ¦ae1? ¤e7 21. ¤c4 ¦xc4
(21. ... £a4 22. ¤xd6+ ¢d8 23.
¤xf7+) 22. ¥xc4 h4 23. ¥d3? f5
24. ¥e2 ¥g7 25. c4 h3 26. g3 d5.
0–1 en 40 jugadas; Short-Kaspárov;
4ª partida del Campeonato
del Mundo de la PCA, Londres,
14 de septiembre de 1993.
b 2b ) 11. ... h5 12. 0–0 ¤d7 13.
¢h1 h4 14. h3 ¥e7 15. ¦ad1 b6 16.
£e3 ¥b7 17. f5 ¦c8 18. fxe6 fxe6
19. ¥g4 £b2 20. ¦d3 f5 21. ¦b1
£xb1+ 22. ¤xb1 fxg4 23. hxg4 h3
24. ¦c3 hxg2+ 25. ¢xg2 ¦g8 26.
¦xc8+ ¥xc8 27. Rf1 ¦xg4 28.
¤1d2 e5 29. £c3 ¥b7 30. ¢c7.
1/2–1/2; Short-Kaspárov; 9ª ronda
del Torneo a la memoria de Mijaíl
Tal, Riga, 1995.
TABLA II
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6
5. ¤c3 a6 6. ¥g5 e6 7. f4 £b6 8. £d2
(Con 9. ¤b3)
8 ... ¤c6 9. 0–0–0
8 ... £xb2 9. ¤b3
.......... 9 ... ....... ¤bd7
.......... 9 ... ..... £a3
.......................- 10. ¥xf6 gxf6
............................. gxf6 11. ¥e2
.................................. 11. ¥e2 ¤c6 12. 0–0
.......................................... 12. 0–0 ¥d7
........................................................ 13. ¢h1 ¦c8
..................................................... ...... 13. £e3
..................................................... ...... 13. ¥h5
..................................................... ...... 13. ¦f3
..................................................... ...... 13. f5
..................................................... ...... 13. ¤b1
.......... 9 ... ....... ¤c6
............ 9 ... ....... ¤c6 10. ¥xf6 gxf6 11. ¤a.4 £a3 12. ¤b6 ¦b8
13. ¤c4 £a4
...................................................................£a4 14. a3 b5
.......................................................................14. ¢f2
................................... 11. ¥d3
................................... 11. ¥e2
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 147
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
147
En la partida que nos ocupa
las blancas continuaron con la
respuesta tradicional
➪ 9 ... £a3
(Diagrama)
Con esta jugada se alcanza la
posición crítica de la variante. A
partir de aquí la ramificación de
alternativas incluye tres continuaciones
fundamentales: 10. f5, 10.
e5 y 10. ¥xf6.
En cierta manera ya hemos resumido
antes estas continuaciones,
de acuerdo con su época de
esplendor. En la actualidad goza
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
de especial preferencia la primera
de éstas, como veremos en las páginas
que siguen.
TABLA III
8. £d2 £xb2
(Con 10. ¥xf6 y otras)
9. ¦b1 £a3 10. ¥xf6 gxf6 11. ¥e2
.................... ...... 11. ¥e2 ¤c6 12. ¤xc6 bxc6 13. 0–0
.................... .............................. 13. 0-0 ¥e7
.................... .... 11 ... .... ¥g7
.................... .... 11 ... .... ¥g7 12. f5
.................... .... 11. f5
............ 10. ¥e2
............ ...... ¤c6
............ ...... ¤bd7
............ ...... ¤bd7 11. 0–0 £c5 12. ¢h1 ¥e7
............ ................... ......... ¥e7 13. f5 e5
............ ................... ............... e5 14. ¤e6 fxe6 15. fxe6
............ 10 ... ..... ¥e7
............ 10. ¦b3
............ 10. ¥d3
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148
LOS APORTES DE PAUL KERES
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 10. f5 a 1 ) ¤c6 14. ¤xc6 ¥xc3 15.
£e3 bxc6 16. ¦b3 £c5 17. £xc5
dxc5 18. ¦xc3 fxe4 19. ¦xc5 ¥d7
20. ¦e5 f5 21. g4 ¦g8 22. ¢f2 fxg4
23. ¦xe4 h5 24. ¢g3 ¢e7 25. ¦e5
h4+ 26. ¢xh4 ¦h8+ 27. ¦h5 ¦xh5+
28. ¢xh5 ¦h8+ 29. ¢xg4 ¦xh2 30.
¦d2 a5 31. ¢g3 ¦h1 32. ¥c4 ¦e1
33. ¦e2 ¦xe2 34. ¥xe2 1/2–1/2;
Parma-Fischer; 7ª ronda del IV
Torneo Internacional a la memoria
a b c d e f g h
Así jugó Ivanchuk contra Kasparov
en la partida que estamos
desarrollando.
Las restantes alternativas han
tenido muy poca evolución. Los siguientes
ejemplos permiten ilustrar
las ideas fundamentales de cada
línea.
Variante 10. ¥xf6
Una continuación tranquila,
pero que deja a las blancas cierta
compensación posicional, tras la
ruptura de la cadena de peones
negras en el flanco rey.
Ahora resulta obligada la jugada
10 ... gxf6 y las blancas suelen
contestar con
➪ 11. ¥e2
Una especie de duelo informal
sostuvieron Bruno Parma y Fischer
en relación con esta alternativa,
pues la jugaron prácticamente
cada vez que se sentaron tablero
de por medio.
Veamos estos y otros encuentros
interesantes:
A) 11 ... ¥g7 12. 0–0 f5 13.
¦fd1
de Capablanca, La Habana, 1965.
Nota:Se jugó dos rondas después
de la partida Tringov – Fischer.
a 2 ) 13 ... 0–0 14. exf5 exf5 15.
¤d5 ¤c6 16. ¤xc6 bxc6 17. ¤e7+
¢h8 18. ¤xc8 ¦fxc8 19. £d3 £c5+
20. ¢h1 ¦e8 21. £c4 £xc4 22.
¥xc4 ¦e4 23. ¥xf7 ¦f8 24. ¥h5
¦xf4 25. ¦b6 ¥e5 26. ¦xa6 ¦h4 27.
¥f3 ¦xh2+ 28. ¢g1 c5 29. ¦a8
¦xa8 30. ¥xa8 ¦h4 31. ¥c6 0–1 en
57 jugadas; Parma-Fischer; 1ª ronda
del Torneo Ravinj/Zagreb (Croacia),
12 de abril de 1970.
B) 11 ... ¤c6 y entonces:
b 1 ) 12. ¤xc6 bxc6 13. 0–0 ¥e7
14. ¢h1 £a5.
b 1a ) 15 £d3 d5 16. exd5 exd5
17. ¥h5 d4 18. ¥f3 0–0 19. £xd4
¥f5 20. ¥e4 ¦ad8 21. £b6 £xb6
22. ¦xb6 ¥xe4 23. ¤xe4 ¦d4 24.
¤g3 ¦fd8 25. ¦xc6 ¦a4 26. h4 ¦xa2
27. ¤f5 ¥f8 28. ¦f3 a5 29. ¦g3+
¢h8 0–1 en 41 jugadas; Julio Becerra
Rivero-Héctor Leyva Paneque;
4ª ronda del Torneo a la memoria
de Adelquis Remón, Cuba, 1995.
b 1b ) 15. f5 h5 16. ¥f3! e5 17.
£d3 £c7 18. ¦b3 ¦b8 19. ¦xb8
£xb8 20. £c4 £c7 21. ¦b1 ¥d8
22. ¤a4 h4 23. h3 ¦g8 24. ¦b3
¦g7 25. ¤b6 ¥b7 26. a4 £e7 27.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 149
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
149
£b4! d5 28. £e1 £c5 29. ¤xd5
cxd5 30. ¦xb7 dxe4 31. £xe4 £c3
32. £xh4 ¦g8 33. £e4 £a1+ 34.
¢h2 £c3 35. £c6+ £xc6 36.
¥xc6+ ¢f8 37. ¥d5 1–0; Dragoljub
Velimirovic-Víktor Gamríkov;
Vrsac (Serbia y Montenegro),
1985.
b 2 ) 12. ¤b3 ¥g7 13. f5 0–0 14.
0–0 ¤e5 15. ¤d4 b5 16. ¢h1 ¥d7
17. ¥h5 ¦ac8 18. ¦b3 £c5 19.
¤ce2 ¤c4 20. £c1 e5 21. ¦g3
¢h8 22. ¦xg7 ¢xg7 23. ¦f3 ¦g8
24. ¦g3+ ¢f8 25. £h6+ ¢e7 26.
£xh7 exd4 27. £xf7+ ¢d8 28.
¦xg8+ 1/2–1/2 en 39 jugadas; Parma-Fischer;
5ª ronda del Torneo
de Bled, 9 de septiembre de 1961.
Variante 10. e5
Desde un principio se popularizó,
dado que conduce a posiciones
en las que las blancas disponen
de fuertes posibilidades de
ataque que normalmente culminan
con sacrificios espectaculares.
Lo normal es continuar con
10. e5 dxe5 11. fxe5 ¤fd7 12. ¥c4
y ahora:
A) 12 ... ¥b4 13. ¦b3 £a5 14.
0–0 0–0 15. ¥f6!:
a 1 ) 15 ... ¤xf6 16. exf6 ¦d8! 17.
¦xb4 £xb4 18. £g5 g6 19. Tf4
Txd4 20. Dh6. 0–1; Robert Byrne-
Bernard Zuckerman; 5ª ronda del
TABLA IV
8. £d2 £xb2
(Con 10. e5)
9. ¦b1 £a3 10. e5 dxe5 11. fxe5
.................. ..... 11. fxe5 ¤fd7
.................. ....... ...... 12. ¥c4 £a5
.................. ....... ...... 12 ... .... £c5
.................... ........ ....... 12 ... .... £c5 13. ¥xe6 fxe6
14. ¤xe6 £xe5+ 15. £e3
.................. ....... ...... 12 ... .... ¤xe5
.................. ....... ...... 12 ... .... ¥b4
.................. ....... ...... 12 ... .... ¥b4 13. ¦b3 £a5
.................. ....... .......................... £a5 14. 0–0 0–0 ➪ (T 1 )
➪ (T 1 ) 15. ¥f6 ¤xf6 16. exf6 ¦d8 17. ¦xb4 £xb4 18. £g5 g6 19. ¤e4
.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7
.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7 13. ¥xe6
.................. ...... ......... 12 ... .... ¥e7 13. ¦b3 £c5
14. ¤d5 ¥xg5 ➪ (T 2 )
➪ (T 2 ) 15. £xg5 g6 16. ¦e3
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 150
150
LOS APORTES DE PAUL KERES
Campeonato de los EE. UU., Nueva
York, 1966/1967. O también 20.
c3. 0–1 en 38 jugadas; Rogelio Ortega-Milko
Gueórguiev Bobótsov;
15ª ronda del Torneo a la memoria
de Chigorin, Sochi (Rusia), 1966.
a 2 ) 15 ... gxf6? 16. £h6 £xe5
17. ¤f5!! exf5 18. ¤e4 ¥d2 19.
¤xd2 £d4+ 20. ¢h1 ¤e5 21.
¦g3+. Las blancas ganaron en 36.
Robert Byrne-Larry Melvin
Evans; 11ª ronda del Campeonato
de los EE. UU., Nueva York, 1965.
B) 12 ... £a5 13. ¤xe6 fxe6
14. ¥xe6 £xe5+ 15. £e3 £xe3+
16. ¥xe3 ¤c6 17. ¤d5 ¥d6 18.
0–0 ¤f6 19. ¤xf6+ gxf6 20. ¦xf6
¢e7 21. ¥xc8 ¢xf6 22. ¥xb7 ¤e5
23. ¥xa8 ¦xa8 24. ¦b7 ¦c8 25.
¦a7 ¦c6 26. ¥d4 ¢f5 27. c3 ¦xc3
28. ¦xa6 ¦c1+ 29. ¢f2 ¤g4+ 30.
¢e2 ¥xh2 0–1 en 45 jugadas;
Guy Mazzoni-Fischer; 3ª ronda
del Torneo de Monte Carlo, Mónaco,
26 de mayo de 1967.
C) 12 ... ¥e7 13. ¦b3 £c5 14.
¤d5! Jugada atribuida al cubano
Rogelio Ortega, pero Palacios
rectifica que ya era conocida de
un artículo de Spasski y Tolusch,
publicado en Schachmati, en
TABLA V
1957. También fue analizada por
Euwe y Leonard William Barden.
14 ... ¥xg5 (14 ... exd5 15. ¤f5!
con fuerte ataque.) 15. £xg5 g6!
(15 ... exd5 16. e6! £xd4 17. exf7+
¢f8 18. £d8+ ¢xf7 19. ¦f1+ ¤f6
20. ¥xd5+ ¢g6 21. ¥f7+!):
a) 16. ¦e3 exd5? (16 ... 0–0 17.
¤e7+ ¢h8 18. ¤xe6 fxe6 19.
¤xg6+ y ganan.) 17. e6!;
b) 16. ¦f1? 16 ... exd5! 17. e6
(esto, sin ¦e3, es insuficiente). 17
... £xd4!µ –+ Ortega, R-Ivkov,
B/La Habana 1963.
Variante 10. f5
Aunque no conduce a posiciones
tan complicadas como en 10.
e5, se considera que las blancas
logran compensación estratégica
a cambio del peón sacrificado.
En la partida de la línea principal
se continuó con:
➪ 10 ... ¤c6 11. fxe6 fxe6 12.
¤xc6 bxc6 13. ¥e2
Otra posibilidad bastante
practicada es 13. e5, con las siguientes
derivaciones:
(ver después de las tablas que
siguen).
8. £d2 £xb2
(Con 10. f5)
9. ¦b1 £a3 10. f5 ¤c6
................... 11. ¤xc6 bxc6
................... 11. fxe6 fxe6 12. ¤xc6 bxc6 13. ¥e2
............... .......................... 13. ¥e2 ¥e7
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 151
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
151
............ ................................... ¥e7 14. ¦b3 £a5
............ ....................................... 14. 0–0
............ ....................................... 14. 0–0 ➪ (T 1 )
➪ (T 1 ) 14. 0–0 0–0 15. ¦b3 £c5+ 16. ¥e3 £e5
............................... £e5 17. ¥f4
................................... 17. ¥f4 £c5+
.......................................... 13. ¥xf6 gxf6
.......................................... 13. e5
.......................................... 13 ... .. ¤d5
.......................................... 13 ... ... ¤d5 14. ¤xd5 cxd5 ➪ (T 2 )
➪ (T 2 ) 15. ¥e2 dxe5 16. 0–0
............ 16. 0–0 ¦a7 17. c4 £c5+ 18. ¢h1
.......................................... 13 ... ... dxe5 14. ¥xf6 gxf6 ➪ (T 3 )
➪ (T 3 ) 15. ¤e4
15. ¤e4 £xa2 16. ¦d1 ¥e7
............... 16 ... .... ¥e7 17. ¥e2 0–0 18. 0–0
....... ¥e7 16. ¥e2
............. 16. ¥e2 h5 17. ¦b3 £a4 ➪ (T 3a )
➪ (T 3a ) ........ 17 ... ... £a4 18. c4 f5
............................. 19. 0–0
............................. 19. 0–0 fxe4 20. ¢h1
....................................... 20. ¢h1 c5
............................. 19. ¤d6+
............................. 19. ¤d6+ ¥xd6 20. £xd6
.......................................... 20. £xd6
£a5+ 21. ¢f2
............................. 19. ¤g3
............................. 19. ¤g3 h4 20. ¤h5
................... 18. ¤xf6+ ¥xf6 19. c4
............................... 19 ... ¦a7 20. 0–0 ¦d7 ➪ (T 3b )
➪ (T 3a )
20 ... ....¦d7 21. £e3 £xa2 22. ¦xf6 £a1+
20 ... ....¦f7
20 ... ... ¦f7 21. ¦b8
20 ... ... ¥e7
20 ... ... ¥e7 21. ¦b8 ¦c7
(Continuación)
............................... 19 ... ¥h4+ 20. g3 ¥e7 ➪ (T 3c )
➪ (T 3b ) 21. 0–0
21. 0–0 ¦a7 22. ¦b8 ¦c7
..................¦c7 23. £d3 ¥c5+ 24. ¢h1 ¢e7
21 ... ....h4
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 152
152
LOS APORTES DE PAUL KERES
A) 13 ... dxe5 14. ¥xf6 gxf6
15. ¤e4 £e7!? 16. ¥e2 h5
a 1 ) 17. £c3 ¥d7 18. ¦b7 f5 19.
¤g3 £c5 20. ¥xh5+ ¢d8–+.
a 2 ) 17. ¤xf6+!? £xf6 18. ¦f1
£h4+ 19. g3 £d4–+ John Nunn.
a 3 ) 17. 0–0 f5!? 18. £d1 (18.
¤g3 £c5+ 19. ¢h1 ¥h6 20. ¥xh5+
¢e7, John Nunn) 18 ... £d8!! (18
... £h4?? 19. ¥xh5+ ¦xh5 20.
£xh5+ £xh5 21. ¤f6+) 19. ¥xh5+
¢e7 20. ¤f2 £xd1 21. ¥xd1 e4–+.
a 4 ) 17. £d1 ¥g7 18. ¥xh5+
¢f8 19. 0–0 f5 20. ¦b3 ¢g8!? 21.
¦d3 a5 22. ¦d8+ ¢h7 23. ¥f7 £h4
24. ¦d3 ¥h6 25. ¤d6 ¦f8 26.
£e2!? ¥a6 27. £xe5 ¥xd3 28.
cxd3 ¦ad8! 29. ¥xe6 ¥g7! 30.
¥xf5+ ¢h8 31. ¦f4? £xh2+! 32.
¢xh2 ¥xe5 0–1; Van Houten-Nagel;
partida jugada por correspondencia,
1988.
B) 13 ... ¤d5 14. ¤xd5 cxd5 15.
¥e2 dxe5 16. 0–0 ¥c5+ 17. ¢h1
¦f8 18. c4 ¦xf1+ 19. ¦xf1 ¥b7 20.
¥g4 dxc4 21. ¥xe6 £d3 22. £e1
¥e4 23. ¥g4 ¦b8 24. ¥d1 ¢d7 25.
¦f7+ ¢e6 0–1; Fischer-Guéler; 11ª
ronda del Torneo de Monte Carlo,
4 de abril de 1967.
➪ 13 ... ¥e7 14. 0–0 0–0 15.
¦b3 15 ... £c5+ 16. ¥e3 £e5 17.
¥f4 £c5+
No parece superior 17 ...
¤xe4, para entrar en un intercambio
de piezas, ya que luego de
18. ¤xe4 £xe4 19. ¥xd6 ¦xf1+
20. ¢xf1 ¥f6 21. ¥a3 a5 22. £d6
c5 23. ¥d3 £d5 24. ¥xc5 £xd6
25. ¥xd6 las blancas quedaron
con un final favorable: 25 ... ¥a6
26. c4 ¢f7 27. ¢e2 ¥e7 28. ¥xe7
¢xe7 29. ¦b6 ¦a7 30. ¢e3 h6 31.
g3 ¢f6 32. ¢d4 g5 33. ¥e4 h5 34.
c5 a4 35. c6 a3 36. ¦xa6 1–0; Jan
Timman-Zoltan Ribli; Torneo
OHRA, Ámsterdam, 1986.
➪ 18. ¢h1
Es de consideración la alternativa
18. ¦f2 d5 19. ¥f3 £a7! 20. e5
¤d7 21. ¥e3 y ahora, en la partida
Joachim Petzold-Peter Leisebein;
partida jugada por correspondencia,
1987, se siguió con 21 ... ¥c5
22. ¤xd5!?, que explota la posición
sobrecargada del caballo de
d7, pero el desenlace no es claro:
22 ... cxd5 23. ¥xd5 ¥xe3 (naturalmente,
si 23 ... exd5 24. £xd5+
seguido de 25. ¥xc4, pues el caballo
está atado a la defensa de la torre
en f8). 24. ¥xe6+ ¢h8 25. ¦xe3
£c5 26. c4 ¦b8 ganando el tiempo
exacto que permite al negro quitarse
las piezas blancas de encima.
27. h3 ¦xf2 28. ¢xf2 ¤f8 29. ¥d5
¥e6 30. ¢g3 ¦d8 31. ¦d3 ¤g6.
0–1.
➪ 18 ... ¤g4 19. h3 e5 20. ¤a4
£a7 21. ¥c4+ ¢h8 22. hxg4 exf4
23. ¤b6!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 153
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
153
También se juega 23. ¦f4 con
resultados equivalentes.
➪ 23 ... d5!
En este punto estaba la teoría
en 1995. Lo conocido era 23 ...
¦b8 24. ¦xf4 ¥d7! 25. ¤xd7
£xd7 26. ¦f5!, como en la partida
Kevin Spraggett-Andréi Sokólov;
5ª partida del duelo de Candidatos,
1988, que continuó con no
muy buen tino luego de 26 ...
¦xb3?! 27. cxb3 £d8?! 28. ¥xa6
g6 29. ¦f3 ¥f6 30. £f2 ¢g7 31.
¥c4 £e7 32. £e3 c5? 33. £f4+-,y
el blanco tiene una posición muy
favorable, que se materializó tras
otros tantos errores adicionales,
que comenzaron por 33 ... g5? 34.
£f5 ¥e5? 35. £xf8+! £xf8 36.
¦xf8 ¢xf8 37. a4 ¥c3 38. ¢g1
¢e7 39. ¢f2 y las blancas todavía
tuvieron que luchar otras cuarenta
jugadas para obligar a la rendición
del contrario.
El resto de la partida principal
se adentra por camino nuevos; y
aunque en nuestros propósitos las
novedades pasan a un segundo
plano, incluimos el resto del encuentro
incorporando algunas notas
originales de los contendientes.
➪ 24. exd5 cxd5 25. ¥xd5
En caso de 25. £xd5 ¥b7 26.
£h5 ¦ad8.
➪ 25 ... ¦b8 26. ¤xc8 ¦bxc8
27. ¦h3! £b6
Se da como interesante la posibilidad
27 ... h6!? 28. ¦xf4 ¥g5
29. ¦xf8+ ¦xf8 30. £xg5 ¦f1+ 31.
¢h2 £g1+ 32. ¢g3 £f2+, etc.
➪ 28. ¦e1 ¥g5 29. ¦e6 £d8!
30. c4?!
Los análisis demostraron que
había que hacer 30. ¦d6 £xd6 31.
¦xh7+ ¢xh7 32. ¥e4+ £g6 33.
¥xg6+ ¢xg6 34. £d3+ ¢h6 35.
£h3+ ¢g6 36. £d3+=. Aunque
también era posible 30. £d3 ¥h4
(30 ... h6 31. ¦xa6M) 31. ¥e4 (31.
¦e5? £f6) 31 ... £xd3 32. ¥xd3
g5 33. ¦e7 ¦fe8 34. ¦xh7+ ¢g8
35. ¦3xh4 gxh4 36. ¦xh4 con juego
parejo.
➪ 30 ... ¦b8! 31. £d3 ¥h4
32. ¥e4 £g5!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Y las negras asumen la iniciativa.
La partida continuó, con altibajos,
muchas jugadas más, pero
las negras lograron sacar la mejor
parte luego de:
➪ 33. ¥xh7?! ...
Era necesario 33. £d1 que
daba más posibilidades de defensa
al blanco.
➪ 33 ... ¦fd8
Aquí Kaspárov afloja la tensión;
muy fuerte hubiera sido 33
... f3!.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 154
154
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 34. £c2 f3 35. ¦xf3
Peor sería tomar de peón pues
35. gxf3 ¦d2 y el negro tiene ventaja
definitiva.
➪ 35 ... ¦d2 36. £e4 ¦d1+ 37.
¢h2 ¦e1?
Otra imprecisión sin mayores
consecuencias. Con 37 ... £c1! 38.
¦e8+ ¦xe8 39. £xe8+ ¢xh7 el
juego estaría decidido.
➪ 38. £f5 ¦xe6 39. £xe6
¢xh7 40. £e4+ g6
Fatal sería 40 ... ¢g8? por 41.
¦f5!+-.
➪ 41. ¦h3?...
La posición es sumamente
complicada y eso hace posible
que las blancas conserven aún
posibilidades de contrajuego.
Aquí se indicó como necesario
hacer 41. ¦f7+ ¢h6 42. £d4
¦g8 43. g3! £d8 44. ¦d7 £b8 45.
£d2+ ¥g5 46. £g2 y las blancas
logran estabilizar la situación.
➪ 41 ... ¢g7 42. £d4+ ¢g8 43.
£e4 £f6!–+
Y tras este golpe Ivanchuk
abandonó. Si 44. ¦f3 £d6+ 45.
¢h3 ¢g7!! 46. c5 (46. ¢xh4
g5+!–+) 46 ... ¦h8!–+
¿Qué ocurrirá con la Variante
del peón envenenado en los próximos
años?. ¿Se continuará jugando
como hasta hoy, o tenderá
a desaparecer de la práctica de
torneos? Pudiera parecer injustificado
hacer un pronóstico desfavorable,
pero pensamos que este sistema
esta llegando a un punto crítico,
por la sencilla razón de que
cada día se va haciendo más patente
que ambas partes pueden evitarse
muchos problemas, si se toman
la vida con un sentido más
«razonable».
A fin de cuentas, esa parece ser
la tendencia mundial actual en la
solución de muchos asuntos; y el
ajedrez refleja tanto o más que
otras manifestaciones culturales la
naturaleza del comportamiento
humano. Una humanidad sin conflictos
es la mayor aspiración de
millones de personas en todo el
mundo cuando nos encontramos
en el umbral del nuevo milenio.
Quizás muchos discrepen de
tal forma de pensamiento, alegando
que no se corresponde con el
sentimiento de lucha que debe
prevalecer en el ajedrez, pero recordemos
que el fin del Romantisismo
no condujo, en modo alguno,
a la destrucción de la belleza
ajedrecística, hoy más perfecta y
no menos fascinante que en los
tiempos de La Inmortal.
El Ataque Keres
Aunque ya en el prefacio comentamos
brevemente las razones
que motivan la estructura de
esta obra, es probable que algunos
lectores se estén preguntando
con qué criterios ha sido concebida
su estructura.
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 155
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
155
¿Por qué se comienza con la
Apertura Ruy López, y se culmina
con la Defensa Siciliana, sin
seguir ninguna de las clasificaciones
establecidas?
De una u otra manera estas
razones han sido mencionadas en
diferentes partes del texto, pero
hay algo que no hemos dicho hasta
ahora, y es que, tal como vemos
la obra de Keres, es en estos extremos
en los que se encuentran
sus aportes más importantes, no
tanto por lo que él personalmente
hizo o dijo, sino por lo que cada
hecho en sí mismo significó en la
práctica del ajedrez mundial.
Desde ese punto de vista,
nuestra visión primaria de la estructura
de este libro consideraba
que, siendo El Ataque Keres su
más trascendente innovación en
la teoría de las aperturas, merecía
llevar un tratamiento especial
dentro del contexto general de la
obra, incluyendo la mayor información
estructural y práctica de
esta popular opción de juego.
Partiendo de estas consideraciones,
resulta conveniente concluir
este capítulo con una introducción
histórica del ataque que
lleva su nombre, y dejamos abiertas
las puertas para dedicar el resto
de la obra a un estudio más completo
de sus principales alternativas,
uno de los subsistemas más
importantes de la Variante Scheveningen
de la Defensa Siciliana.
Su origen, narrado con todo detalle
por el propio Keres, se remonta
al Torneo de Salzburgo de 1943.
Ya comentábamos al inicio de
esta semblanza la habilidad que
tenía el gran maestro estonio para
improvisar «ideas sencillas», en
el transcurso de muchas partidas,
pero el ejemplo que demuestra
plenamente la grandeza de Keres
para producir "en directo" ideas
trascendentales, hay que buscarlo
indiscutiblemente en el desarrollo
de la siguiente partida.
Paul Keres-Efim Bogoljubow
Torneo de Salzburgo (Austria),
junio de 1943
➪ 1. e4 c5 2. ¤e2
Sobre los fundamentos de esta
jugada, también popularizada por
Keres, ya hemos hablado en páginas
anteriores.
➪ 2 ... e6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4
¤f6 5. ¤c3 d6
Tras este orden de jugadas, la
partida llega por transposición a
la posición típica de la Variante
Scheveningen, donde lo habitual
era continuar ahora con 6. ¥e2 ,
6. f4 o incluso 6. g3.
Pero Keres introduce aquí la
jugada que revolucionó todo el
esquema clásico de tratamiento
de la variante, lo que dio lugar a
una de las variantes de ataque
más populares contra la Defensa
Siciliana.
Después de pensar durante algunos
minutos la factibilidad de
un movimiento al que el universo
ajedrecístico a dedicado décadas,
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 156
156
LOS APORTES DE PAUL KERES
Paul Keres realizó sobre el tablero
la sencilla jugada:
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 6. g4!?
a b c d e f g h
Respecto a este movimiento,
Carlos Alberto Palacio Toscano
incluye la siguiente nota en su libro
La Defensa Siciliana:
«Jugada emprendedora que
recuerda una de las partidas del
enfrentamiento Alekhine-Euwe,
1935. Aunque parece ir contra todos
los principios, este movimiento
de ataque es posible, e incluso
difícil de hacer frente. Algunos
maestros han optado por otro orden
de jugadas para evitar el ataque:
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4
4. ¤xd4 ¤c6 5. ¤c3 e6. O si 5.
¤b5, puede transformarse en el
sistema Paulsen».
Nadie mejor que el propio autor
para describir los acontecimientos
relacionados con esta
histórica partida. En su libro El
ajedrez como yo lo juego, narra
claramente lo siguiente
«Esta interesante idea se me
ocurrió durante la partida. En la
presente posición se ha jugado
frecuentemente 6. g3, seguido de
¥g2, para más tarde iniciar un
ataque en el flanco rey por medio
de f4, g5, etc.
»Pero yo me hice la siguiente
pregunta: ¿no sería posible ahorrar
un tiempo, y empezar directamente
con g4?
»A fin de valorar exactamente
la movida 6. g4 debía tomarse en
cuenta, ante todo, las posibles
contestaciones del adversario, o
sea, 6 ... e5; 6 ... d5 y 6 ... h5.
»Dado que 6 ... h5 no tendría
sentido por 7. g5, y que 6 ... d5 7.
exd5 ¤xd5 8. ¥b5+ ¥d7 9. ¤xd5
exd5 10. £e2+, dejaría a las blancas
con posición muy cómoda, la
única réplica que podía considerarse
seriamente es 6 ... e5.
»Llegué al convencimiento de
que, sin previo análisis casero, mi
adversario no se arriesgaría a efectuar
este avance de dudoso aspecto,
porque después de 7. ¥b5+
¥d7 las blancas conquistan la
fuerte casilla f5 para su caballo. En
realidad, luego de 8. ¥xd7 £xd7
9. ¤f5 la situación de las negras se
vuelve crítica. Si 9 ... h4 las blancas
no están obligadas a seguir atropellando
con 10. g5 ¤xe4 11. ¤xg7+
¥xg7 12. ¤xe4 d5, etc. (O´Kelly –
Christoffel, Groninga 1946), sino
que tienen a su disposición algo
más efectivo: 10. ¥b5! Si ahora 10
... ¤xg4, entonces 11. h3, y en el
peor de los casos las blancas recuperan
por lo menos su peón, con
excelente posición».
Los cálculos de Keres resultaron
correctos porque Bogol-
Cap 2 017-157 20/9/17 12:03 Página 157
CONTRIBUCIÓN A LA TEORÍA DE LAS APERTURAS
157
jubow intentó evitar las complicaciones,
continuó con 6 ... ¤c6, pero
quedó mal luego de 7. g5 ¤xd4
8. £xd4 ¤d7 9. ¥e3 a6 10. ¥e2
£c7 11. f4 b6 12. f5 ¤e5 13. fxe6
fxe6 14. a4 ¥e7 15. h4 £c5 16.
£d2 £c7 17. ¦f1 ¥b7 18. ¥d4!
El resto de la partida tiene más
valor en lo histórico que en lo teórico,
pues muy pronto las negras
buscaron opciones de defensa
más efectivas. El juego finalizó
con el siguiente desenlace: 18 ...
¦f8 19. 0-0-0 ¦xf1 20. ¦xf1 ¥d8
21. £f4 ¤g6 22. £g4 £e7 23.
£h5 e5 24. ¥e3 ¥c7 25. £xh7
¤f4 26. ¥xf4 exf4 27. ¥h5+ ¢d7
28. ¥g4+ ¢c6 29. £f5 b5 30.
£d5+ ¢b6 31. £d4+ ¢c6 32.
¤d5 y las negras abandonaron.1-
0.
Hoy, transcurridos más de 50
años, el Ataque Keres se mantiene
con plena vigencia, formando
parte del repertorio básico de
aperturas de cientos de miles de
ajedrecistas.
Por tanto, nada mejor que rendir
homenaje a su creador, dedicando
las páginas que siguen a resumir
las principales variantes de
esta importante línea de juego.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 159
Parte
ANTOLOGÍA
DE UN ATAQUE
MAGISTRAL
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 160
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 161
Si abrimos el Informador más
reciente, una enciclopedia
de aperturas o cualquier revista
de actualidad, es muy probable
que encontremos una o más
partidas del Ataque Keres, con
continuas referencias a novedades
teóricas, y sobre todo una madeja
de variantes que las más de las veces
resultan prácticamente imposibles
de descifrar, lo que hace extremadamente
difícil resumir tal
cúmulo de información, a menos
que demos prioridad a los valores
estratégicos básicos de las diferentes
derivaciones.
Hacemos esta salvedad porque
debe quedar claro que, en el
contexto de este libro, un resumen
teórico de este sistema de
juego debe mantenerse dentro de
los límites de una exposición general,
sin dejar por ello de ejemplificar
en aquellos puntos en los
que la cotidianidad convierte las
veredas en caminos, y éstos a su
vez en grandes avenidas por los
que ha de marchar la teoría de
hoy, y muy probablemente las novedades
de mañana.
Como sabemos, la posición
básica de la variante se alcanza
luego de las jugadas 1. e4 c5 2.
¤f3 d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5.
¤c3 e6 6. g4!? como muestra el
diagrama siguiente.
También ocurre que en muchas
partidas las blancas demoran
la jugada «g4», con la intercalación
movimientos como 6. ¥e3, 6.
h3 y otros, con lo que la posición
puede llegar a coincidir por transposición
con alguna de las variantes
generales del Ataque Keres,
pero no tendremos en consideración
estas variaciones, nos limitamos
a describir las continuaciones
principales.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
A partir de la posición del diagrama
las negras tienen a su disposición
las siguientes alternativas,
siendo la primera y la última
las más importantes :
A) 6 ... h6 (Variante Stolz).
B) 6 ... a6 (Variante Petrosian).
C) 6 ... ¥e7 (Variante Yugoslava).
D) 6 ... e5 (Variante Schwarz).
E) 6 ... d5?! (Variante Reshevsky).
F) 6 ... ¤c6 (Variante Matanovic).
Debemos aclarar que no hemos
partido de ninguna consideración
especial a la hora de establecer
las denominaciones anteriores.
Sencillamente hemos tomado
en cuenta los nombre a
quienes Palacio atribuye la paternidad
directa o indirecta de cada
una de estas variantes de juego.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 162
162
LOS APORTES DE PAUL KERES
En las páginas que siguen dedicaremos
especial atención a las
derivaciones que se producen a
partir de la Variante Stolz, dado
que la práctica tiende a ratificarla
como la variante principal de todo
el sistema.
En cuanto al resto de las variantes,
serán vistas en un plano
más general, a partir de partidas
básicas que incluyan referencias
de actualidad.
A) Variante Stolz
(6 ... h6)
Aunque Boleslavski afirmó
que esta jugada debilitaba el enroque
negro, ante la creencia de
que el ataque blanco era muy
fuerte en ese flanco, lo cierto es
Variante Stolz 6 ... h6
que hoy se considera como la mejor
forma de tratar la posición.
Durante muchos años fue Vladímir
Tukmákov uno de los jugadores
que la empleó con mayor
éxito, por lo que a veces la variante
toma su nombre.
Como ocurre en la mayoría de
las restantes opciones de juego del
Ataque Keres, las blancas disponen
de múltiples alternativas que
se entrecruzan, unas con otras, generando
complicadísimos árboles
de variantes donde las partidas
pueden clasificarse siguiendo ramas
paralelas.
En el siguiente esquema presentamos
un resumen del árbol
general de continuaciones de esta
variante; en esquemas subsiguientes
ampliaremos cada una de sus
ramas, de acuerdo con la tendencia
histórica de aplicación de cada
una de las subvariantes.
8 ... .¤c6 9. £d2
A1) Sub variante 7. g5 hxg5 8. ¥xg5 {8 ... a6 {9. ¥g2
8 ...¥e7 9. h4
8 ... £b6 9. ¤b3
7 ... a6
A2) Subvariante 7. A4) Subvariante 7. ¦g1 h4{
{
7 ... a6
7 ... ¤c6
7 ... ¥e7
7 ... e5
7 ... ¥c6
7 ... h5
7 ... g5
7 ... ¥ e7
7 ... a6
A3) Subvariante 7. ¥g2{
{
8. h3
7 ... ¤c6 8. h4
7 ... e5
8. ¤b3
8.¥xc6
Otras variantes que también se emplean, aunque con menos frecuencia, son:
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 163
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
163
A5) Subvariante 7. ¥e3 A6) Subvariante 7. ¥e2 A7) Subvariante 7. h3
Cuando se estudia con detenimiento
este árbol de posibles continuaciones,
sale al descubierto un
detalle singular: no podemos afirmar
que existan, en el Ataque Keres,
variantes clásicas más o menos
definidas, sino posiciones típicas,
resultado de toda una mezcla de
transposiciones posibles, que hacen
sumamente difícil establecer
una clasificación de asistente, con
exclusión de las restantes.
Teniendo en cuenta esta singularidad
del sistema, hemos decidido
construir en algunos casos
lo que pudiéramos denominar como
«variantes típicas», que no
son más que la integración de las
variantes fundamentales, tendientes
a una posición final mejor
o peor caracterizada, a partir de
la cual se encaminan un conjunto
numeroso de partidas.
Bajo este criterio comenzaremos
por una de las variantes más
desarrolladas en los últimos años.
A1) Subvariante 7. g5
Después de esta jugada, lo natural
es la secuencia forzada
➪ 7 ... hg 8. ¥xg5
Se presenta una situación a
partir de la cual el esquema de
transposiciones puede resumirse
en las siguientes líneas fundamentales.
Si comparamos las tres posiciones
resultantes, comprobaremos
que existe una estrecha relación
de esquemas entre unas y
otras, y por tanto, resulta más importante
una valoración estratégica
de las situaciones a las que
puedan derivar cada uno de estos
caminos, que entrar en precisiones
eminentemente tácticas, originadas
a partir de las más diversas
alternativas.
Partiendo de este criterio podemos
resumir que:
Esquema general de la variante 7. g5
7. g5
hxg5
8. ¥xg5
¥e7 .............¤ c6 .................. a6
9. £d2a6 9. h4a6 9. £d2¥d7
10. 0-0-0 £c7 10. £d2 £b6 10. 0-0-0 ¤c6
11. f4 ¥d7 11.¤b3 ¥d 11. h4 £c7
12. ¥g2 ¤c6 12. 0-0-0 £c7 12. ¥e7 0-0-0
13. h4 0-0-0 13. ¥e2 ¥e7 13. f4 ¥e7
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 164
164
LOS APORTES DE PAUL KERES
– Aunque las blancas dominan
mayor espacio, la posición de
las negras no presenta debilidades
que puedan ser explotadas
a corto plazo, ni se aprecian
dificultades en su defensa.
– La mejor estructura de peones
de las negras podría resultar
una ventaja significativa si la
partida deriva hacia un final de
torres y piezas menores.
– Aunque las blancas dominan la
columna de dama, las negras
pueden obtener contrajuego en
el flanco de dama, con dominio
sobre la casilla c4, y control adicional
en la columna h.
A continuación se ejemplifican
las derivaciones mencionadas, tomemos
como opciones principales
partidas importantes de fechas recientes.
Derivación 8 ... ¤c6
Esta opción la estudiaremos
siguiendo el curso de la siguiente
partida.
Joan Ehlvest-Uwe Boensch
Torneo de Tarrasa (España), 6ª
ronda, mayo de 1991
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.
g5 hxg5 8. ¥xg5 ¤c6 9. £d2
Esta es la variante principal,
aunque también se juegan alternativas
como:
A) 9. ¥g2 ¥d7 10. ¤b3 a6 (O
10 ... ¥e7 11. f4 ¤h5 12. £d2 f6 13.
¥h4 ¤xf4 14. £xf4 g5 15. ¥xg5
fxg5 16. £g3 £b6 17. 0–0–0 0–0–0
18. ¥f1 ¦df8 19. ¥e2 £f2 20.
¦dg1 a6 21. h3 ¤e5 22. ¢d1 ¦h4
23. £xf2 ¦xf2 24. ¦g3 ¦f8 25. ¤d4
d5 26. ¥g4 ¤xg4 27. ¦xg4 dxe4 28.
¦xh4 gxh4 29. ¤xe4 ¦f4 30. ¦e1
e5 31. ¤b3 ¥xh3; 0–1; John Van
Baarle-Víktor Korchói; Campeonato
de los Países Bajos, Leenwarden,
1977) 11. £e2 £c7 12. 0–0–0
0–0–0 13. h4 ¢b8 14. h5 ¥e7 15. f4
y ahora las negras iniciaron una
interesante maniobra con 15 ...
¤g8!? 16. ¤d4 ¥f6! 17. ¤f3
¤ge7, y lograron ubicar sus piezas,
perfectamente centralizadas. El
juego siguió con 18. ¥xf6 gxf6 19.
£d2 ¦h6! 20. £xd6 £xd6 21.
¦xd6 ¢c7 22. e5 ¦dh8 23. ¦hd1
¥c8 24. ¤e4 fxe5 25. ¤xe5 ¤xe5
26. fxe5 ¤c6 recuperando el peón,
con posición favorable.
B) 9. ¤b3 Una variante preferida
por Lobron, un jugador que
opta con bastante frecuencia por
el Ataque Keres. 9 ... ¥e7 10. £f3
a6 11. h4 ¥d7 12. £g2 £c7 13. f4
0–0–0 14. 0–0–0 d5. Entra en un
intercambio de piezas que disminuye
la tensión central, pero que
conduce a posiciones donde el
blanco mantiene una ligera ventaja.
15. exd5 ¤xd5 16. ¤xd5 exd5
17. ¥xe7 £xf4+ 18. ¢b1 ¤xe7 19.
£xg7 ¤f5 20. £c3+ £c7 21. £b4
¤e3± 1/2–1/2 en 73 jugadas; Eric
Lobron-Andras Adorjan; 2ª ronda
del Torneo de Dortmund, 1984.
C) 9. h4, que no es más que
una transposición que conduce
muchas veces a alguna de las restantes
variantes ya mencionadas.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 165
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
165
9 ... a6 10. £d2 £b6 11. ¤b3 ¥d7
12. 0–0–0 y ahora se dispone de:
c 1 ) 12 ... £c7 13. ¥e2 b5 (13 ...
0–0–0) 14. ¦he1! ¥e7 y ahora el
blanco introdujo la mejora 15. ¢b1
b4 16. ¤d5!? exd5 17. exd5 ¤a5
18. ¤d4! ∞ = ¢d8 19. £f4! ¢c8 Pero
luego de 20. ¥f3?! ¥d8 21. b3?
(21. h5!∞) 21 ... ¦a7 22. ¦e3 £c5
23. c4 ¦c7! el negro quedó con mejor
posición. El juego siguió con
24. ¦d2 ¤b7 25. ¤c6 ¦xc6 26.
dxc6 ¥xc6 27. ¥xc6 £xc6 28. ¦d1
a5 29. f3 ¦e8 30. ¦ed3 ¦e6 31. £d2
¥e7 32. £g2 g6 33. £f2 ¤c5 34.
¦d4 a4 0–1; Yehudá Gruenfeld-
Vladímir Akopián; 7ª ronda del
Torneo de Haifa, 1995.
c 2 ) 12 ... 0–0–0 13. f4 ¢b8 14.
¥e2 ¦c8 15. ¢b1 ¤h5 16. f5 ¤g3
17. fxe6 ¥xe6 18. ¦hg1 ¤xe2 19.
£xe2 ¤e5 20. ¤d5 ¥xd5 21. exd5
£c7 22. ¦d4 ¥e7 23. ¦b4 ¥xg5 24.
hxg5 ¢a8 25. a4 ¦h3 y como sucede
con frecuencia en el Ataque
Keres si las negras logran librarse
de las complicaciones, mantienen
una mejor estructura de peones, y
obligan a las blancas a evitar cambios
que conduzcan a un final técnicamente
perdido. 26. ¦e4 ¦ch8
27. a5 ¦h2 28. ¦g2 ¦h1+ 29. ¢a2
£d7 30. ¤d2 ¦8h4 31. ¤f3 ¤xf3
32. £xf3 ¦1h3 33. £e2 £a4+! 0–1;
Jonathan Tisdall-Judit Polgar; Torneo
abierto de Reikiavik, 1988.
➪ 9 ... £b6
También es frecuente 9 ... a6
10. 0–0–0 ¥d7 11. f4 £c7 12. f5
¤e5 13. h4 0–0–0 14. ¥h3 ¦e8 15.
£f2 ¢b8 16. ¢b1 ¥c8 17. ¦hg1
¤h5 18. a4 g6 19. f6 ¥d7! 20. ¤b3
¥h6! 21. ¥f1 ¦c8 22. ¥e2 ¥xg5
23. hxg5 ¥xa4!? Entra en una
complicada combinación, pero al
Árbol general de la variante 6 ... h6 7. g5
7. g5 hxg5 8. ¥xg5
8 ... .. £b6
8 ... .. a6
8 ... ¤c6
9. £d2
9. £d2
9. £d2 a6 10. 0-0-0
---- -- 10. 0-0-0 ¥d7
11. ¢b1
11. ¥g2
11. f4
11. f4 £c7
11. h4
11. h4 £c7 12. ¥e2 0-0-0 13. f4 ¥e7
14. h5 ¢b8
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 166
166
LOS APORTES DE PAUL KERES
9. --- £b6 10. ¤b3
---- --- 10. ¤b3 a6
---- --- ------ a6 11. 0-0-0
---- --- ------ -- 11. 0-0-0 £c7
--- ------ -- -------- £c7 12. f4
--- ------ -- -------- ¥d7
12. ¥g2
12. f3
12. f4
12. ¥e3
12. ¥e3 £c7 13. f4
12. ¥f4
12. h4
12 ... ¦c8
12 ... £c7
12 ... £c7 13. ¥e2
¥e7 14. h5 0-0-0
15. £f4
12 ... ¤e5
12 ... 0-0-0
12 ... ¥e7
12 ... ¥e7 13. ¥e2
--- --- ------ ¤e5 11. £e2
9. ¤b3
9. ¥g2
9. h4
parecer con insuficientes medios
de apoyo, situación que aprovechan
las blancas para simplificar
la posición y rechazar el ataque.
24. ¤xa4 £xc2+ 25. ¢a2 ¦c4 26.
¦d4 ¤d3 27. ¦xc4 £xc4 28. £d4
¤b4+ 29. ¢b1 £c2+ 30. ¢a1
£xb3 31. £xd6+ ¢a8 32. ¤c3
¦c8 33. ¥d1 ¤c2+ 34. ¥xc2 £xc2
35. ¦d1 e5 36. ¦d5! ¤f4 37. ¦c5 y
las negras están perdidas, pues no
tienen modo de evitar el desastre
final, y evitar además la pérdida
de la dama. 37 ... ¦xc5 38. £f8+!
¢a7 39. £xc5+ ¢a8 40. £c8+
1–0; Yasser Seirawan-Víktor Korchói;
5ª ronda del Torneo de Las
Palmas de Gran Canaria, 1981.
➪ 10. ¤b3 a6
Un poco de más actividad da al
negro la continuación 10 ... ¤e5
11. £e2 ¥d7 12. ¥e3 £c7 13. f4
¤eg4 14. ¥d2 ¦c8 15. h3 ¤h6 16.
£e3, pero ahora las negras hicieron
un poco prematuramente 16 ...
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 167
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
167
d5?! cuando tal vez era preferible
jugar 16 ... a6. En la textual el blanco
logra golpear en el centro, y se
lleva la mejor parte luego de 17.
exd5 ¤f5 18. £xa7 ¤g3 19. dxe6
fxe6 20. ¦g1 ¤xf1 21. ¦xf1 ¦xh3
22. £g1 ¢f7 23. £g2 ¦h5 24. ¦g1
¢g8 25. 0–0–0 ¤d5 26. ¢b1 ¥e8
27. £e4 ¥f7 28. ¤xd5 exd5 29.
£d3 con juego complicado. La
partida prosiguió con 29 ... £c4 30.
¥c3 £xf4 31. ¦df1, y las blancas
ganaron luego de 31. ¦df1 £e4 32.
£d2 ¦e8 33. ¤c5 £c4 34. £f2 d4
35. b3 £d5 36. ¥xd4 ¥xc5 37.
¥xc5 ¦e4 38. ¥a3 ¢h7 39. ¥b2
¥g6 40. £g3 £e6 41. ¦f6 1–0; Jaan
Ehlvest-Andréi Sokólov; Clermont-Ferrand
(Francia), 1989.
➪ 11. 0–0–0 £c7
Aquí también se juega 11 ...
¥d7 12. ¥g2 ¤e5 13. f4 ¤c4 pero
no es menos cierto que más temprano
que tarde las negras tendrán
que quitar la dama de c6, para
poder realizar el indispensable
avance ...b5, esencial en cualquier
posición de la defensa Siciliana.
➪ 12. f4
O también 12. h4 ¥e7 13. ¥e2
b5 14. a3 ¥b7 15. f4 0–0–0 16. ¥f3
llega por una vía u otra a posiciones
típicas del sistema. Aquí es
interesante la continuación 16 ...
g6 17. £f2 ¢b8 18. f5 ¤e5 19. fxe6
fxe6 20. ¤d4 ¥c8 21. ¥g2 ¦df8 22.
£e1 ¤fg4 23. ¥xe7 £xe7 24. £g3
¥d7 25. ¤f3 ¤xf3 26. ¥xf3 ¤e5
27. ¥e2 ¥c6, y la posición del negro
parece segura, pero las blancas
encontraron como activar rápidamente
sus piezas y ganaron luego
de 28. £e3 ¢b7 29. ¦d4! ¦xh4?!
30. ¦hd1! ¤f7 31. a4! e5 32. ¦b4!!
d5 33. exd5 ¦xb4 34. dxc6+ ¢xc6
35. ¤d5 £c5 36. ¤xb4+ £xb4 37.
¥f3+ e4 38. ¥xe4+ 1–0; Jozsef Palkovi-Marek
Hawelko; 3ª ronda del
Torneo de Naleczow (Polonia),
1988.
➪ 12 ... ¥d7
No ofreció ninguna ventaja el
desarrollo del alfil por b7 en la
partida Yuri Razuváiev-Kim Steven
Commons, Lublin (Polonia),
1978, donde el blanco quedó mejor
luego de 12 ... b5 13. ¥g2 ¥b7
14. £e3 b4 15. ¤a4 ¤d7 16. e5 d5
17. f5 £xe5 18. £f2 £xf5 19.
£xf5 exf5 20. ¦he1+ ¤ce5 21.
¤a5 ¦b8 22. ¤xb7 ¦xb7 23. ¦xd5
¦c7 24. ¦exe5+ 1–0.
➪ 13. ¢b1
Previene los trastornos que típicamente
le ocasiona al blanco la
ubicación del rey en la columna
semiabierta. La alternativa más jugada
es 13. ¥g2 0–0–0 14. h4 ¥e7
15. ¥f3 ¢b8 16. h5 ¥c8 17. ¤d4
¥d7 18. ¤b3 ¥e8 19. ¥h4 d5 y
después de varias maniobras no
muy claras, las negras logran forzar
en el centro. 20. exd5 ¤xd5 21.
¤xd5 exd5 22. ¥xe7 £xe7 23. £f2
¦h6 24. ¦hg1 £c7 25. ¦xg7 £xf4+
26. £d2 £xd2+ 27. ¦xd2 ¤e5 28.
¦xd5 ¦xd5 29. ¥xd5 ¥c6 30. ¥xf7
¤xf7 31. ¦xf7 ¦xh5 1/2–1/2 en 57
jugadas; Timman-Spasski; Tilburgo,
1980.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 168
168
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 13 ... ¥e7 14. h4 0–0–0 15.
¥g2 ¢b8 16. ¥f3 ¥c8
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 17. ¤d4
A esta altura se encuentra el
estado de la teoría actual.Aquí se
consideraba más fuerte 17. h4,
hasta que fue introducida la jugada
17. £e2!?, como también ocurre
en otras variantes del sistema.
Las negras pueden seguir con 17
... ¤g8 18. ¥xe7 ¤gxe7 19. h5 g6
20. £d2 gxh5 21. ¦xh5 ¦xh5 22.
¥xh5 f5!= 23. exf5 ¤xf5 24. ¥g4
¤ce7 25. ¤d4 ¤xd4 26. £xd4
¦g8 27. ¥e2! con objetivo de eliminar
el alfil hacia d3, para preparar
el avance f5. No obstante, la
posición se mantiene equilibrada.
La partida concluyó en tablas en
40 jugadas: 27 ... d5 28. ¥d3 ¤c6
29. £f6 £g7 30. £xg7 ¦xg7 31. f5
exf5 32. ¤xd5 ¤e7 33. ¤xe7
¦xe7, y según Andersson la posición
es ligeramente favorable al
negro. El empate se produjo luego
de 34. ¦f1 ¢c7 35. ¢c1 ¦f7 36.
¢d2 f4 37. ¢c3! ¥d7 38. ¥e4
¥c6 39. ¥xc6 ¢xc6 40. ¢d4
1/2–1/2; Miguel Illescas Córdoba-
Ulf Andersson; Bilbao (España),
1987.
➪ 17 ... ¤xd4 18. £xd4 £c5
19. £d2 d5 20. exd5 exd5 21. £g2
d4 22. ¤e2 £b6 23. ¦d3 ¥e6
Y la posición es complicada.
Las negras intentaron ganar espacio
con:
➪ 24. f5 ¥c4 25. ¦dd1 d3 26.
¤c3 dxc2+ 27. £xc2 ¦xd1+ 28.
¦xd1 ¦d8 29. ¥f4+ ¢a8
Pero las blancas lograron obtener
ventaja luego de:
➪ 30. b3 ¥b5 31. ¦xd8+ £xd8
32. ¤xb5 axb5 33. £c3! ¤e8 34.
b4 ¤d6 35. £a3+ ¢b8 36. £d3!
Con ventaja decisiva:
➪ 36 ... f6 37. £xb5 £c7 38.
£d5 £b6 39. £c5 £d8 40. a4 ¢a8
41. a5 1-0.
Derivación 8 ... a6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Jugada que se ajusta a la lógica
natural de esta defensa, y que
en ocasiones conduce a transposiciones
de la variante principal.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 169
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
169
Tomando este curso las blancas
optan fundamentalmente por las
alternativas 9. £d2 y 9. ¥g2, que
veremos en la partida que sigue.
Maxim Sorokin-Raimundo
García
Buenos Aires (Argentina), 1995
1. e4 c5 2. ¤f3 e6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4 h6 7. g5
hxg5 8. ¥xg5 a6 9. ¥g2
Consideraremos esta como línea
fundamental. En cuanto a 9.
£d2 puede seguirse con:
A) 9 ... ¥e7 10. ¥g2 £c7 (10
... ¤c6 11. ¤xc6 bxc6 12. e5 ¤d5
13. ¥xe7 £xe7 14. exd6 £xd6 15.
0–0–0 ¦b8 16. ¤e4 £f4 17. c4
£xd2+ 18. ¦xd2 ¤f4 19. ¥f3 ¢e7
20. ¤c5 y el blanco domina más
espacio, aunque el negro logró
equilibrar y se convino el empate
en pocas jugadas; el desarrollo fue
como sigue: 20 ... ¤g6 21. b3 ¤e5
22. ¥g2 ¤d7 23. ¤a4 ¤b6 24. ¤c3
c5; 1/2–1/2; Ciocaltea-Bukic; Bucarest,
1971) 11. 0–0–0 ¥d7 12. f4
¤c6 13. e5!? se inicia una larga
combinación que no dio todos los
frutos esperados. 13 ... dxe5 14.
¤xc6 ¥xc6 15. ¥xc6+ bxc6 16.
fxe5 £xe5 17. ¥xf6 ¥xf6 18.
£d7+ ¢f8 19. £xc6 ¦b8. Tras los
cambios, las debilidades típicas del
«Keres» han salido a la luz, y las
blancas deberán atender al mismo
tiempo más de un problema, con
consecuencias inevitables. 20. ¤a4
¦h4 21. ¦he1 £f4+ 22. ¢b1 ¢g8
23. c4 ¦xh2 24. b3 £f2 0–1; Ulrich
Jahr-Karlheinz Bachmann; Bundesliga
80/81, 1980.
B) 9 ... b5 Obviamente la continuación
más agresiva. 10. ¥g2
¥b7 Aquí resulta tentadora la posibilidad
de dar a la posición un
tratamiento «a lo Polugaevsky», y
hacer 10 ... ¦a7, reservando el movimiento
...¥b7 para mejor ocasión,
sin olvidar que se mantiene
latente el avance ...b4. 11. 0–0–0
¤bd7 12. h4. Con la alternativa 12.
f4 £c7 13. e5 dxe5 14. fxe5 b4 15.
¤xe6 fxe6 16. exf6 gxf6 17. ¤e4
¥xe4 18. ¥xe4 0–0–0 19. £e2 ¤c5
20. ¦xd8+ £xd8 21. ¥e3 £a5 22.
¥xc5 ¥xc5 23. ¢b1 £b6 24. h4 a5
25. h5 ¥d4 26. ¦d1 ¦d8 27. h6 f5
28. ¥g2 ¥f6 29. £c4+ ¢b8 30.
¦xd8+ ¥xd8 1/2–1/2; Ricardo Calvo
Mínguez-Óscar Panno; 1ª ronda
del Torneo de Las Palmas de
Gran Canaria, 1973 12 ... £a5 13.
¦he1 ¤c5 14. a3 ¤fd7. Todo parece
estar en orden, pero en realidad
la posición negra tiene numerosas
grietas que salen a la luz luego de
15. ¤f5! exf5? Esto es débil. Era
preferible 15 ... f6. 16. exf5+ ¤e5
17. ¥xb7 También servía directamente
17. ¦xe5. 17 ... f6 18. ¦xe5+
dxe5 19. ¥c6+ 1–0; Jozef Franzen-
Ivan Hansner; Trnava (Eslovaquia),
1985.
Retornemos a la variante principa:
la partida continuo con:
➪ 9 ... £b6
Estamos ante otra posición de
alternativas; las principales posibilidades
son:
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 170
170
LOS APORTES DE PAUL KERES
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
A) 9 ... ¥d7 10. £e2 £c7 11.
0–0–0 ¥e7 y ahora las blancas
optan entre:
a 1 ) 12. h4 ¤c6 13. f4 0–0–0 14.
f5 ¢b8 15. fxe6 fxe6 16. ¥h3 (16.
¦hf1 Gufeld.) 16 ... ¤h5 17.
¥xe7 ¤xe7 18. £d2 e5 19. ¤de2
¥c6 20. £g5 d5 21. exd5 ¤xd5 22.
¥g2 ¤xc3 23. ¤xc3 ¦xd1+ 24.
¦xd1 ¥xg2 25. £xg2 ¤f6 26. ¦g1
¦xh4 1/2–1/2; Efim Guéler-Víktor
Korchnói; 6ª partida de los
Cuartos de final del Torneo de
Candidatos, 1971.
a 2 ) 12. f4 ¤c6 13. ¢b1 0–0–0
14. ¤b3 ¢b8 15. ¥f3 ¤g8 16. £f2
¥xg5 17. fxg5 ¤e5 18. h4 f6 19.
¥e2 fxg5 20. hxg5 ¤e7 21. a3
¤7g6 22. ¤d4 £b6 23. £e3 ¦xh1
24. ¦xh1 ¦h8 25. ¦d1 ¦c8 26. £d2
¦d8 27. ¤b3 Jolmov, R - Jansa,V /
Budapest 1970 / 1/2–1/2 (47).
B) 9 ... £c7 10. £d2 ¤bd7 11.
f4 ¦b8 12. 0–0–0 ¤h7 13. ¥h4 ¤b6
14. ¦he1!± con la amenaza 15.
¤d5. Savon – Bikov; URSS 1962.
C) 9 ... ¤bd7 10. £e2 £c7 11.
0–0–0±, Velimirovic.
➪ 10. ¤b3 £c7 11. £e2 ¤c6
12. 0–0–0 ¥d7 13. h4 0–0–0 14. h5
Considerando que el caballo
de f6 suele ser una pieza clave para
las negras, se puede pensar en
14. ¥xf6 gxf6 15. ¢b1 que es una
posición muy semejante a otras
que antes hemos presentado.
➪ 14 ... ¥e7 15. f4 ¦h7 16.
¢b1 ¦dh8 17. ¥f3 ¤e8 18. ¥xe7
¤xe7 19. e5 d5 20. £f2! g6?!
Las negras no han visto el peligro
y continúan con su plan en
el flanco rey. Quizás hubiese resultado
mejor 20 ... ¥c6.
➪ 21. hxg6 ¤xg6 22. ¦xh7
¦xh7
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 23. ¥xd5! ¦h4 24. £a7!...
Esto decide la partida. Por
tanto, el error que sigue ya no tiene
la menor importancia.
➪ 24 ... ¦xf4
La única posibilidad de resistir,
a la espera de acontecimientos
era 24 ... ¢d8 25. ¥xb7 ¦xf4 26.
¤c5 ¤f8 27. ¤3e4 y no se ve cómo
va a poder el negro defender
la posición por mucho tiempo.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 171
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
171
➪ 25. £a8+
Y las negras abandonan.
Derivación 8 ... ¥e7
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Ésta es la subvariante menos
importante, y apenas se ha jugado
en los últimos años.
De hecho, lo que se presentan
son transposiciones hacia las diferentes
alternativas ya comentadas.Veamos
al menos un ejemplo.
Thorsten Cmiel-Jiry
Lechtynsky
Budapest (Hungría), 1987
1. e4 c5 2. ¤f3 e6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4!? h6 7.
g5 hxg5 8. ¥xg5 ¥e7 9. £d2 a6
O también 9 ... ¤c6 10. 0–0–0
a6 11. f4 ¥d7 12. ¥g2 (12. ¤f3
¤h5!?) 12 ... ¤h5!? (también 12 ...
£c7) 13. ¥xe7 £xe7 14. ¤de2
¤a7! 15. a4 (15. £xd6 £xd6 16.
¦xd6 ¤b5 con posición indefinida)
15 ... ¤c8? (15 ... ¥c6! 16.
£xd6 £xd6 17. ¦xd6 ¢e7,
Kengis) 16. ¥f3!± 1–0 en 26 juga-
das; Edvins Kengis-Víktor Kupréichik;
Daugavpils (Letonia), 1989.
➪ 10. 0–0–0 £c7 11. f4 ¥d7
12. ¥g2 ¤c6 13. h4
Puede jugarse 13. e5 dxe5 14.
fxe5 £xe5 (mejor que 14 ... ¤xe5
15. ¥f4 ¤h5 16. ¥xe5 £xe5 17.
¤f5! con ataque.) 15. ¤xc6 ¥xc6
16. ¥xc6+ bxc6 17. ¥xf6 ¥xf6 18.
£d7+ ¢f8 19. £xc6 ¦b8 y las negras
tienen contrajuego.
➪ 13 ... 0–0–0 14. ¥f3 ¤xd4
15. £xd4 ¥c6 16. h5 e5 17. £a7!
£b8
No es buena 17 ... exf4? por
18. ¥xf6 ¥xf6 19. ¥g4+ con amplia
ventaja.
➪ 18. £f2
Aquí Lechtynsky recomendó
18. £e3!
➪ 18 ... £c7 19. fxe5 dxe5 20.
¥e3 ¦xd1+ 21. ¦xd1 ¢b8! 22.
¥b6 £c8 23. £g3 £e6! 24. ¥a5?!
Aquí era evidentemente superior
24. £xg7 ¦g8 25. £h6. Ahora
las negras responderán con energía.
➪ 24 ... ¤xh5 25. ¥xh5 £h6+!
26. ¢b1 £xh5 27. £xg7 ¥xe4!
Alcanzando ventaja que pudo
ser decisiva, pero ahora se siguió
con
➪ 28. a3 ¥c6 29. ¦f1 ¥c5?!
Los análisis demostraron que
era preferible 29 ... ¥d6 30. £xf7
£xf7 31. ¦xf7 ¦e8!.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 172
172
LOS APORTES DE PAUL KERES
➪ 30. ¦xf7 £h1+
Otra inexactitud. Lo indicado
era 30 ... ¦e8! 31. ¦xb7+ ¥xb7 32.
£c7+ ¢a8 33. £xc5 £h1+ 34.
¢a2 £c6, Lechtynsky.
➪ 31. ¢a2 ¥d5+ 32. ¤xd5
£xd5+ 33. b3 ¦h2 34. ¦xb7+!
¢a8!
Una respuesta inesperada. No
servía 34 ... £xb7 35. £xe5+ ¢a8
36. £xh2 con ventaja.
Resueltos los problemas, la
posición se equilibra tras
➪ 35. ¦b8+!= ¢xb8 36. £c7+
¢a8 37. £c8+ ¢a7 38. £c7+ ¢a8
y se convino el empate.
A2) Subvariante 7. h4
Una continuación que intenta
preparar el avance de la cadena
de peones en el menor plazo posible.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Pero en la práctica se ha visto
que el blanco tendrá también que
atender el contraataque central de
las negras, que por lo regular optan
por enrocarse en sentido contrario.
Las alternativas más frecuentes
son ahora 7 ... ¥e7, 7 ... ¤c6 y
Árbol general de la variante 6 ... h6 7. h4
6 ... h6 7. h4
7 ... ¥e7
7 ... ¤c6
8. ¥e3
8. ¥e3 ¤c6
8. £f3
8. £f3 h5 9. gxh5 ¤xh5 10. ¥g5 ¤c6
8. ¥b5+
8. ¥g2
8. ¥g2 ¤c6 9. g5 hxg5 10. hxg5 ¦xh1+ 11.
¥xh1
8. g5
8. ¦g1
8. ¦g1 d5
...... d5 9. exd5 ¤xd5
8. ¦h3
8. ¥e3
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 173
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
173
8. g5
8. ¦g1
8. ¦g1 d5
9. ¤xc6
9. exd5
9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5 £xd5 11. ¥g2
£e5+ 12. ¥e3
9. ¥b5
9. ¥b5 ¥d7 10. exd5 ¤xd5
11. ¤xd5 exd5
...................................... exd5 12. ¥e3
...... h5
...... h5 9. g5 ¤g4 10. ¥e2
10 ... d5
10 ... d5
11. ¤xc6 bxc6
12. ¥xg4
10 ... g6
10 ... g6
11. ¤xc6 bxc6
.................... bxc6 12. b3
.................... 10. ¥e2 £b6 11. ¥xg4
................................... 11. ¥xg4 hxg4
......... 9. gxh5
......... 9. gxh5 ¤xh5
.................¤xh5 10. ¥g5
.......................... 10. ¥g5 ¤f6
.................................. ¤f6 11. £d2
...................................... 11. £d2 £b6
...................................... 11. ¥e2
11 ... a6
11 ... a6 12. £d2
........ 12. £d2 £b6 13. ¤b3 ¥d7 14. h5 ¤xh5 15.
¦h1
11 ... ¥d7
11 ... £b6
11 ... ¥e7
.......................................11. ¦g3 a6
7 ... .a6
8. g5.
8. ¦g1
8. ¦g1 £a5 9. ¤b3 £c7 10. g5 hxg5 11. hxg5 ¤fd7
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 174
174
LOS APORTES DE PAUL KERES
7 ... a6 que trataremos por separado.
Derivación 7 ... ¥e7
Una verdadera red de caminos
quedan a disposición de las blancas
en este momento. En la partida que
sigue se da un repaso general de las
continuaciones más importantes.
Vasili Ivanchuk-Jan Timman
6ª partida del enfrentamiento,
Hilversum (Países Bajos), 1991)
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4 h6 7. h4
¥e7 8. ¦g1
Esta parece ser la jugada que
ofrece mejores posibilidades. Las
otras continuaciones de elección
son:
A) 8. ¥g2 y ahora:
a 1 ) 8 ... a6. Considerada como
dudosa, pero no se ha demostrado
que ofrezca malos resultados. 9. g5
hxg5 10. hxg5 ¦xh1+ 11. ¥xh1 ¤h7
(11 ... ¤fd7? 12. g6) 12. £h5 ¤f8
13. ¥e3 g6 14. £h6 ¤c6 15. 0–0–0±
¤e5 16. ¤f3! 1–0 en 33 jugadas;
William Watson-Vaidyanathan Ravikumar;
1ª ronda del Torneo abierto
Lloyds Bank, Londres, 1987.
a 2 ) 8 ... ¤c6 Una continuación
que se ajusta mejor al espíritu
del Sistema Scheveningen.
Ahora es habitual la secuencia 9.
g5 hxg5 1. 0. hxg5 ¦xh1+ 11.
¥xh1 ¤h7 12. f4 ¤xd4 13. £xd4
e5 14. fxe5, y las negras deberán
decidir con cuál pieza tomarán el
peón «suicida».
Una lucha terrible se produjo
en la partida Lobron – Spraggett,
en la que las negras optaron por
14 ... ¥xg5 15. ¥xg5 £xg5 16.
exd6!?, que permitió que las negras
invitaron al rey a un arriesgado
paseo por sus predios del flanco
dama: 16 ... £h4+ 17. ¢d2 £f4+
18. ¢d3 £g3+ 19. ¢c4!? Rechaza
toda posibilidad de repetición de
jugadas, pero se mete en la boca
del lobo. 19 ... ¥e6+ 20. ¢b4 ¦c8!
21. ¦g1 ¦c4+ 22. ¢b5 £h2 23.
d7+! ¢d8 24. £xa7 £e5+ 25. ¤d5.
Alcanza una posición que recuerda
la clásica escena del duelo de
los protagonistas al filo del abismo.
25 ... ¥xd5 26. exd5 £e2 27.
£b6+ ¢xd7 28. ¥f3 ¦c5+ 29. ¢b4
£d2+ 30. ¢a4 £d4+ 31. b4 £xg1
32. bxc5 £d4+ 33. ¢b3. Entrega el
alfil a cambio del avance del peón,
pero más seguro era 33. £b4 y si
33 ... £xb4+ 34. ¢xb4 y no se ve
cómo van a poder las negras salvar
la partida. El final que sigue es
sumamente ilustrativo. 33 ... £e3+
34. c3 £xf3 35. £xb7+ ¢d8 36.
£a8+ ¢d7 37. £b7+ ¢d8 38.
£b8+ ¢e7 39. £d6+ ¢e8 40.
£e5+ ¢d8 41. £b8+ ¢e7 42.
£c7+ ¢f6 43. £d6+ ¢g5 44. £e5+
¢g6 45. c6 ¤f6 46. c7 £d1+ 47.
¢b2 £g4 48. a4 £d7 49. d6 ¤e8
50. £b5 £xb5+ 51. axb5 ¤xd6 52.
c4 ¤xc4+ 53. ¢c3 ¤d6 54. b6 ¢f6
55. b7 ¤b5+ 56. ¢c4 ¤xc7 57.
b8£ ¤e6 58. ¢d5 1–0; Erik Lobron-Kevin
Spraggett; 7ª ronda
del Torneo de Dortmund, 1984.
La otra posibilidad es 14 ...
¤xg5 y ahora, luego de 15. ¥e3
¤e6 16. £d5 ¥g5!? 17. ¥f2?! Esto
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 175
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
175
entrega una diagonal que combina
con la posición de la dama negra.
En última instancia era preferible
17. ¥xg5 £xg5 18. £b5+ ¢f8 19.
exd6 £g3+ 20. ¢d2 sin mayores
problemas. Siguió: 17 ... dxe5 18.
£xe5 £d2+ 19. ¢f1 £xc2 20. ¤d5
¥d7 21. ¢g1 ¥c1! 22. ¥f3 ¥xb2
23. £d6 ¥f6 24. ¢g2 £c6 25. £a3
£a4 26. £d6 £c6 27. £a3 ¤f4+
28. ¢h1 ¤e6 29. ¢g2 1/2–1/2; Erik
Van den Doel-Mijaíl Rytshagov; 9ª
ronda del Torneo a la memoria de
Donner, Ámsterdam, 1995.
B) 8. ¥e3 ¤c6 9. ¦g1 h5 10.
gxh5 ¤xh5 11. ¥e2 g6 12. £d2 a6
(12 ... ¥xh4? 13. ¤db5 ¥e7 14.
0–0–0) 13. 0–0–0 ¥d7 14. f4! y
ahora se ha jugado:
b 1 ) 14 ... ¥xh4 15. ¤xc6 ¥xc6
16. f5! ¤g3 17. fxe6 fxe6 18. ¥c4
e5 (18 ... £e7!?) 19. ¤d5! ¦c8 (19
... ¤xe4 20. £d3!) 20. ¢b1! ¥xd5
21. £xd5 £f6 22. ¥b3! (con la
doble amenaza de 23. £xb7 y 23.
¦xg3) 22 ... ¦c7 23. ¥b6! ¢d7 24.
£d3! Y las negras no pueden evitar
la penetración inmediata de la
dama. El final no se hizo esperar:
24 ... ¤h5 25. ¥a4+ ¢c8 26. £h3+
¢b8 27. ¥xc7+ ¢xc7 28. £d7+
¢b8 29. ¦xd6+- £f2 30. ¦gd1
£e2 31. ¦b6 1–0; Aleksander
Snapik-Wlodzimierz Schmidt; 11ª
ronda del Campeonato de Polonia,
Cetniewo, 1991.
b 2 ) 14 ... ¤f6! 15. ¤f3 (15. f5?!
gxf5 16. exf5 e5!) 15 ... £a5 (15 ...
£c7!? 16. e5 dxe5 17. fxe5 ¤d5!
18. ¤xd5 exd5 19. £xd5 ¤b4, Serguéi
Shípov) 16. e5! dxe5 17. fxe5
¤d5 En caso de 17 ... ¤xe5 18.
¤xe5 £xe5 19. ¥d4 y las negras
no tardarán en verse en complicaciones
mayores. 18. ¤xd5 £xd2+
19. ¥xd2? (análisis posteriores
dieron como preferible 19. ¦xd2
exd5 20. ¦xd5 ¤b4 21. ¦d2 ¤xa2+
22. ¢b1 ¤b4 23. ¥c4M) 19 ... exd5
20. ¥g5 ¥xg5+ (20 ... ¥e6!?) 21.
¦xg5 ¤e7 1/2–1/2; Viatzslaw Rasik-Serguéi
Shípov; 6ª ronda del
Torneo abierto de Capelle la
Grande (Francia), 1994.
C) 8. £f3 h5 9. gxh5 ¤xh5 (en
caso de 9 ... ¤c6 se puede responder
con 10. ¥b5 ¥d7 11. ¥xc6
bxc6 12. e5! que deja a las blancas
con una peligrosa iniciativa, la partida
siguió con 12 ... ¤d5 13. exd6
¥xd6 14. ¥g5! £b6 15. 0–0–0 ¥e5
16. ¤xd5 cxd5 17. c3 ¦b8 18. ¦d2
£c7 19. ¦e1 f6 20. ¦xe5! fxe5 21.
h6! ¥c8 22. hxg7 ¦g8 23. ¤c6!
¦b6 24. ¥h6! £f7 25. £xf7+ ¢xf7
26. ¤xe5+ ¢f6 27. f4 ¦b7 28. ¦g2
¢f5 29. h5 a5 30. ¢c2 ¢e4 31.
¦e2+ ¢f5 32. ¢d3 ¦bxg7 33.
¥xg7 ¦xg7 34. ¢d4 ¦h7 35. ¤g6
¢f6 36. ¦e5 a4 37. ¦g5 ¦b7 38.
¤e5 ¦xb2 39. h6 ¦d2+ 40. ¢e3
¦h2 41. ¤g4+; 1–0; Liubomir Liuboievic-Jan
Timman; 4ª ronda del
Torneo de Bugoino [Bosnia-Herzegovina],
1986). 10. ¥g5! ¤c6 11.
¤xc6!? bxc6 12. 0–0–0 ¥xg5+?!
(12 ... ¦b8∞) 13. hxg5 £xg5+ 14.
¢b1 ¢e7 (14 ... £e5 15. ¥e2 g6 16.
£e3! ∆ f4±) 15. ¥e2! g6 16. ¦xd6!
¢xd6 17. £xf7!+- a5 18. ¦d1+
¢e5 (18 ... ¢c5 19. ¤a4+ ¢b4 20.
¦d4#) 19. ¥xh5! ¦xh5 20. f4+!
£xf4 21. £g7+ 1–0; Henryk Sobura-Artur
Pieniazek; Polonia, 1988.
➪ 8 ... d5 9. ¥f4
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176
LOS APORTES DE PAUL KERES
También se juega la continuación
forzada 9. exd5 ¤xd5 10.
¤xd5 £xd5 11. ¥e3 con dos continuaciones
principales:
A) 11 ... a6 12. g5 (también
12. ¥g2) 12 ... hxg5 13. hxg5 e5 14.
¤b3 £xd1+ 15. ¦xd1 ¥f5 16.
¥g2 ¤c6 17. c3 ¦d8 18. ¦xd8+
¢xd8 19. ¥d5 ¥g6 20. ¤d2M.
1/2–1/2 en 23 jugadas; Liubomir
Liuboievic-Gyula Sax; Campeonato
del mundo por equipos, Lucerna
(Suiza), 1989.
B) 11 ... ¤c6 12. ¥g2 £a5+
13. £d2 £xd2+ 14. ¢xd2 ¤e5 15.
¥f1 ¥xh4 16. ¦d1 a6 17. f4 ¤g6
18. ¢c1 e5 19. fxe5 ¤xe5 20. ¤f5
¥g5 21. ¤xg7+ ¢f8 22. ¥xg5 hxg5
23. ¤f5 ¥xf5 24. gxf5 g4 25. f6 ¦h6
26. ¦d6 ¦e8 27. ¥g2 ¤c4 28. ¦d4
¤e3 29. ¦d6 ¤c4 30. ¦d4 ¤e3 31.
¦d6 ¤c4 32. ¦d4 1/2–1/2; Alexánder
Beliavski-Jan Timman; 3ª ronda
del Torneo de Candidatos,
Montpellier (Francia), 1985.
➪ 9 ... ¥b4!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Una novedad que mejora la
secuencia 9 ... ¤xe4 10. ¤xe4
dxe4 11. ¤b5 como en la partida
Liubomir Liuboievic-Gyula Sax;
9ª ronda del Torneo de Niksic
(Serbia y Montenegro), 1983.
La partida continuó con 11 ...
£xd1+ 12. ¦xd1 ¤a6 13. ¤d6+
¥xd6 14. ¥xd6 ¥d7 15. ¦g3 ¦c8
16. ¦b3 ¥c6 17. ¦a3 f5 18. gxf5
exf5 19. ¦a5 ¢f7 20. ¦xf5+ ¢g6
21. ¦a5 ¥d7 22. ¥xa6 bxa6 23.
¦xa6 y las blancas impusieron su
ventaja sin problemas, las negras
se rindieron en la jugada 42ª.
➪ 10. ¤db5 ¤c6
No se puede tomar en e4 por
11. £d4 con ventaja. Pero era interesante
10 ... 0–0!? 11. g5 ¤xe4 12.
gxh6 £f6! con juego complicado.
➪ 11. ¤c7+ ¢f8 12. ¤xa8
Pudiera valorarse 12. exd5
¤xd5 13. ¤xa8 ¤xf4, y es muy difícil
predecir un resultado.
➪ 12 ... ¤xe4 13. a3
En caso de 13. ¥d2 ¤xd2 14.
£xd2 ¥d7 15. a3 ¥e7 y la posición
es catalogada como indefinida.
➪ 13 ... £xh4 14. ¥g3 ¥xc3+
Malo sería 14 ... ¤xg3? por 15.
axb4 y las blancas están mejor..
➪ 15. bxc3 £f6 16. £d3 ¤xc3
17. ¥g2 ¥d7 18. ¤c7 ¢e7 19.
¢d2 d4?!
Esta jugada tiene el inconveniente
de que ahora el peón se
encuentra indefenso, motivando
la jugada que sigue.
➪ 20. f4!± ¦c8 21. ¤b5 ¤a5
22. ¤xd4 ¦c4 23. ¥f2!
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
177
No servía 23. ¤e2? ¤xe2 24.
¢xe2 por 24 ... ¥b5! y el negro
está mejor.
➪ 23 ... £xf4+ 24. ¥e3 £h2
25. ¦ae1?!
Había que impedir la jugada
...¤d5. Contra esto se propuso 25.
¦af1, que amenaza 26. ¦f2. Pero
también era de considerar 25.
¤b3 ¤e4+ 26. ¢c1!? ¦c3 27.
£xe4 ¤xb3+ 28. ¢b2 ¦xe3 29.
£xe3 ¤xa1 30. ¢xa1 etc.
➪ 25 ... ¤d5! 26. ¢c1 ¦c3 27.
£d2 ¤c4
Y la dama tendrá que ser entregada
sin compensación estratégica.
El resto fue una colección
de calamidades: 28. ¥xd5 ¤xd2
29. ¥xd2 £c7! 30. ¥xc3? [30.
¢b2 ¦c5 31. ¥b3∞] 30 ... £xc3
31. ¤b3 ¥a4–+ 32. ¦e4? ¥xb3
33. ¥xb3 £a1+ 0-1.
Derivación 7 ... ¤c6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Una jugada natural de desarrollo
que no presenta diferencias
substanciales respecto a las restantes
alternativas.
Para analizar las diversas alternativas
tomemos el curso de la
siguiente partida.
Eran Liss-Serguéi Shípov
Torneo abierto de Groninga
(Países Bajos, 10ª ronda, 1994)
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.
h4 ¤c6 8. ¦g1 h5
Otra posibilidad vista en algunas
partidas es la ruptura 8 ... d5
pero todo parece indicar que las
negras no están preparadas lo suficiente,
y en consecuencia, luego de
9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5 £xd5 11.
¥g2 las negras deben decidir qué
hacen con su dama. Aquí son de
consideración dos posibilidades:
A) 11 ... £e5+ 12. ¥e3 ¤b4 13.
£e2 ¤d5 14. ¥xd5 £xd5 15.
£b5+ ¥d7 16. £xd5 exd5 17.
0–0–0 h5 18. g5 0–0–0 19. ¥f4 ¦e8
20. ¦g3 ¥b4 21. ¦b3 ¥e1!? 22.
¥e3 ¦xe3!? Un sacrificio negociante,
consecuencia de la jugada
anterior. 23. ¦xe3 (también era posible
23. fxe3 ¥xh4 24. ¦c3+ ¢d8
25. ¤f3 seguido de ¦xd5, y no se
ve compensación suficiente por la
calidad) 23 ... ¥xf2 24. ¦e5?! (era
necesario ganar un tiempo con 24.
¦c3+ ¢d8 25. ¤f3 y el negro no ha
podido controlar la casilla f3 con
su alfil) 24 ... ¥g4 25. ¦d3 ¥xh4 26.
¦xd5 f6 27. gxf6 ¥xf6. Y el negro
ha obtenido una posición insospechada
a cambio de la calidad sacrificada.
La partida concluyó con 28.
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LOS APORTES DE PAUL KERES
¤f5 h4 29. ¤e3 ¥f3 30. ¦c5+ ¢b8
31. ¤f5 ¥g5+ 32. ¢b1 h3 33. ¤g3
h2 34. a4 ¥f4 0–1; Mircea Pavlov –
Michail-Viorel Ghinda; 7ª ronda
del Campeonato de Rumanía, Timisoara,
1985.
B) 11 ... £a5+ 12. ¥d2 £e5+
13. ¥e3 ¥d7 14. ¤xc6 ¥xc6 15.
¥xc6+ bxc6 16. £d4 £a5+ 17. c3
c5 18. £e4 ¦c8 19. 0–0–0 ¥e7 20.
g5! y las blancas obtienen una
apreciable ventaja estratégica. 20
... hxg5 21. ¥xg5 ¥xg5+ 22. ¦xg5
£xa2 23. ¦xg7 ¦f8 24. h5 c4 25.
¦d6! £a1+ 26. ¢c2 £a4+ 27. ¢b1
¦c7 28. ¦xe6+ fxe6 29. £a8+ 1–0;
Alexánder Beliavski – Mihail-Viorel
Ghinda; 1ª ronda del Torneo de
Bucarest, 1980.
También es posible 8 ... a6, aunque
admite la respuesta 9. g5!?
hxg5 10. hxg5 ¤h5 11. g6. La agresividad
del blanco en algunas de
estas variantes no siempre va
acompañada de suficientes fuerzas
capaces de mantener el ataque.
Una valoración más estratégica sugiere
explotar la débil situación
combinada del caballo de h5 y la
torre de h8. Esto es posible con 11.
¤xc6 bxc6 12. ¦h1 g6 13. ¥e2 ¥g7
14. ¥xh5 gxh5 15. ¦xh5 ¦xh5 16.
£xh5 y el negro debe buscar compensación
mediante la ruptura
...d5, antes o después de tomar el
caballo. 11 ... ¤f6 12. gxf7+ ¢xf7
13. ¤xc6 bxc6 14. e5 ¤d5 15. £f3+
¢g8 16. exd6 £xd6 17. ¤e4 £h2
18. ¦g3 ¦a7 19. ¥d2 £h5 20. £g2
£e5 21. 0–0–0 ¦b7 22. c3 £b8, con
juego complicado. La partida acabó
luego de 23. b3 ¤f4 24. £f3 ¦f7
25. ¤g5 ¦f5 26. ¥c4 ¤d5 27. £g2
£b6 28. f4 e5?? 29. ¥xd5+ cxd5
30. £xd5+ 1–0; Mathhias Wahls-
Patrick Crettaz; 1ª ronda del Torneo
de Berna, 1995.
Una tercera posibilidad es 8 ...
¤d7 9. g5 hxg5 10. ¥xg5 £b6 11.
¤b3 a6 12. h5 £c7 13. £e2 b5 14.
0–0–0 b4?!, que conduce a una
complicada posición, en la que las
maniobras tácticas favorecen al
blanco luego de 15. ¤d5 £a7 16.
¦g3 a5 17. £b5! exd5 18. £xc6 f6
19. ¥e3 £b7 20. £a4 dxe4 21.
¥b5! ¦xh5 22. ¥c6 £a6 23. ¥xe4!
¦e5 24. ¥xa8 £xa8 25. ¥f4 ¦f5
26. ¦e3+ ¢f7 27. ¥g3 g6 28. ¤d4
¦h5 29. ¤b5 ¤e5 30. ¥xe5 dxe5
31. ¤c7 1–0; Vitali Tseshkovski-O.
Zarubin; Sochi, 1981.
➪ 9. gxh5
Muchas partidas optan por expulsar
al caballo con 9. g5 ¤g4 10.
¥e2 que supone la ganancia del
peón, que las negras sacrifican a
cambio de activar su desarrollo.
Dos posibilidades se tienen en
cuenta a partir de este momento:
A) 10 ... d5:
a 1 ) 11. ¥xg4! (otras son 11.
¤c6 y 11. dxe5) 11 ... hxg4 12. g6 f6
13. exd5!? exd5 14. ¥e3 ¥b4 15.
£e2 ¥xc3+ 16. bxc3 £e7 (16 ...
¤e5 17. 0–0–0 fxd5) 17. £b5!?
£d7 (17 ... £d6 18. 0–0–0 ¥d7 19.
¤b3±) 18. 0–0–0 ¤xd4 19. £xd7+
¥xd7 20. ¦xd4 ¦xh4 21. ¦xd5
¥c6 (21 ... ¥e6 22. ¦a5 a6 23.
¦e1M) 22. ¦d4. Fuerza el avance
del peón, que se debilita a sí mismo,
y deja al blanco con clara ventaja
por la fuerte actividad de sus
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
179
piezas. 22 ... f5 23. ¦c4! y ahora era
interesante 23 ... ¦h5!? 24. ¦e1
0–0–0 25. ¥xa7 ¦g5 26. ¥b6
¦d5!? (26 ... ¦h8 27. ¦d4±) 27.
¦e7 ¦xg6 28. a4! ∆ a5M; pero las
negras optaron por 23 ... ¦h3?! 24.
¦c5!± 0–0–0 25. ¦xf5 ¦h1 26.
¦xh1 ¥xh1 27. ¦f4 g3 28. fxg3 a6
29. ¥d4! ¦d7 30. ¦f8+ ¢c7 31.
¥xg7!, y aún con la presencia de
alfiles de distinto color, la partida
está técnicamente decidida. No
obstante esto, las negras lucharon
inútilmente hasta el último minuto.
31 ... ¦d8 32. ¥e5+ ¢d7 33. g7
¥d5 34. ¥f6 ¦e8 35. a4 ¥c4 36.
a5+- ¦e1+ 37. ¢b2 ¦e8 38. ¢a3
¥e6 39. ¢b4 ¦c8 40. ¦xc8 ¢xc8
41. ¢c5 ¢d7 42. ¢b6 ¢c8 43. c4
¥f7 44. c5 ¥e6 45. c6 bxc6 46.
¢xc6 ¥f7 47. ¢d6 1–0; Alexander
Bangiev-Boris Kopelevich; partida
jugada por correspondencia, 1988.
a 2 ) 11. ¤xc6 bxc6 12. ¥xg4
hxg4 13. £xg4 d4 14. ¤e2 e5 15.
£g3 ¥d6 16. f4 ¥a6 17. fxe5 ¥b4+
18. ¥d2 ¥xd2+ 19. ¢xd2 £a5+ 20.
¢d1 0–0–0 21. ¤f4 £xe5 22. £g4+
¢b8 23. a4 d3 24. c3 d2 25. g6 ¥c4
26. ¤g2 f5 27. £f4 £xf4 28. ¤xf4
¦xh4 29. ¤g2 ¥b3+ 30. ¢e2
¦xe4+ 0–1; Aleksander Snapik-
Andras Adorján; 8ª ronda del Torneo
de Dortmund, 1984.
B) 10 ... £b6 11. ¥xg4 hxg4
12. ¤xc6 bxc6 13. £xg4 e5 (13 ... g6
14. £g3 d5 15. ¥d2 £xb2 16. ¦b1
£a3 17. ¦b3 £c5 18. exd5 ¥d6 19.
¤e4 ¥xg3 20. ¤xc5 ¥c7 21. dxc6
¦xh4 22. ¦b4 ¦xb4 23. ¥xb4 ¦b8
24. ¦g4 ¦b6 25. ¦h4! ¥e5 26. ¤d3
¥g7 27. ¦h7 1–0; Alexánder Kopílov-Reinhardas
Barstatis, partida
jugada por correspondencia, 1984)
14. £g3 ¥e6 15. b3 d5!? Un segundo
sacrificio de peón que inicia
una profunda maniobra táctica
que obligará al blanco a responder
cada movimiento con suma precisión.
16. ¥d2 ¥a3 17. £xe5. Sin
dudas la mejor manera de contra
atacar: se gana un peón, se amenaza
otro, se defiende el caballo, y
por si fuera poco, se centra la dama
clavando un alfil. 17 ... 0–0–0 18. g6.
Las blancas tenían mucho caminos,
pero éste parece ser el mejor,
aunque permite al negro la apertura
de la columna d. 18 ... dxe4 19.
¦d1. Esto parece demasiado pasivo,
pero no había mucho donde escoger.
Tomar peones produciría la
apertura de columnas, y trasladar
el alfil a e3 permite la clavada del
caballo en b4, y la amenaza ...¥b2.
19 ... ¥c5! 20. gxf7 ¥xf2+ 21. ¢e2
¦xd2+! 22. ¦xd2 ¥g4+. No es posible
librarse del problema del peón
con 22 ... ¥xf7? 23. £f5+ ¢b8
24. £xf2 ¥h5+ 25. ¢e1 e3 26.
£f4+ ¢a8 27. ¦d3 y no hay cómo
proseguir el ataque. 23. ¢f1 ¥xg1
24. £e8+ ¢b7 25. £e7+ ¢a6 26.
£a3+ ¢b7 27. f8£¦xf8+ 28. £xf8
¥h3+ 29. ¢e1 e3 30. £xg7+ £c7.
No se puede evitar el cambio con
30 ... ¢a6 por 31. ¦d4 31. £xc7+
¢xc7 32. ¦d4 c5 33. ¦c4 ¢d6 34.
¤e4+ ¢e5 35. ¤xc5 ¥g2 36. ¤d3+
¢f5 37. ¦f4+ ¢e6 38. ¦g4 1–0;
Short-Gurévich; 12ª ronda del Torneo
de Hastings 83/84, 1984.
➪ 9 ... ¤xh5 10. ¥g5 ¤f6 11.
£d2 £b6 12. ¤b3 a6
Otro plan es 12 ... ¥d7 13.
0–0–0 ¤e5 y ahora el blanco probó
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 180
180
LOS APORTES DE PAUL KERES
con 14. ¥e2!? £xf2 15. ¤d4 ¤c6
16. ¤db5 0–0–0 17. ¥e3 £xh4 18.
¤xa7+ ¤xa7 19. ¥xa7 ¥c6 20.
¤b5 ¤xe4 21. £a5 ¢d7 22. ¤d4
d5! 23. ¢b1 ¦a8! 24. ¤xc6 bxc6 25.
£b6 ¤d6, y el negro logra librarse
del ataque con mejor posición. 26.
£e3 £a4 27. ¥d4 ¤f5 28. £f2
£xa2+ 29. ¢c1 £a1+ 30. ¢d2
¥b4+ 0–1; Stefan Kindermann –
Mihail-Viorel Ghinda; Campeonato
del Mundo por equipos, 1985.
➪ 13. 0–0–0
Contra 13. ¥e2 se introdujo 13
... £c7 aunque también se ha jugado
13 ... ¥d7. 14. h5 (14. 0–0–0
¥d7 15. h5 ¤xh5 16. ¦h1 g6 17.
¥xh5 gxh5 18. ¤d4 ¤e5 19. ¤f5?!
¤f3! 20. £f4 ¤xg5 21. £xg5 £c5!
22. ¦he1 ¥h6; 0–1; Thomas Paehtz-Wlodzimierz
Schmidt; 7ª
ronda del Torneo de Trnava, 1986)
14 ... ¤xh5 15. ¦h1 g6 16. ¥xh5
gxh5 17. £e2 b5 18. ¦xh5 ¦xh5
19. £xh5 ¥b7 20. 0–0–0 b4 21.
¤e2 ¦c8! 22. ¦d2 ¤e5 23. ¤g3!
a5 (23 ... ¤c4 24. ¦e2) 24. ¤d4 a4
25. f4± £c4!? 26. ¢b1! ¤d7. Aquí
las blancas disponían de 27. f5! e5
28. ¤e6 ¥xe4 29. £h8!! ¥xc2+
30. ¢a1 (∆ ¤g7#) 30 ... f6 (30 ...
fxe6 31. £h5#) 31. ¤xf8 ¤xf8 (31
... ¥xf5 32. ¤g6+ ¢f7 33. £h7++-)
32. £xf6 £f7 33. £xd6+-; pero
respondieron 27. £f3? y ahora 27
... ¥g7 28. £d1 a3!M 29. e5!?
axb2 30. ¤b3 ¥d5? (30 ... ¤b6!)
31. ¤f5! ¥f8 32. ¤e3± £a6 33.
¤xd5 exd5 34. ¦xd5 ¤b6 35. ¦a5
£c4 36. f5!, con ataque. 36 ... d5
37. e6!+- fxe6 38. fxe6 ¥e7 39.
¦a7! ¢d8 1–0; Amador Rodríguez
Céspedes-Rudy Clemens
Douven; 3ª ronda del Torneo OH-
RA B, Ámsterdam, 1987.
8
7
6
5
4
3
2
1
➪ 13 ... ¥d7
a b c d e f g h
Ambas partes tienen dispuestas
todas sus fuerzas, y estamos en
un punto del que parten diversas
continuaciones.
➪ 14. ¥g2 ...
Las alternativas más conocidas
son:
A) 14. £e2 £c7 15. ¦g3 b5
(15 ... 0–0–0 no resultó bueno por
16. ¦gd3 ¥e7 17. f3 ¢b8 18. £f2
¥c8 19. ¢b1 ¤e5 20. ¦3d2 ¤g8
21. a3 ¤g6?; una pieza que hubiera
resultado muy útil en la defensa,
ante las amenazas que se están fraguando;
22. ¥e3!, iniciando un
fuerte ataque contra el rey, que las
negras no alcanzan a valorar en toda
su magnitud: 22 ... ¥xh4 23.
£g1 £e7 24. ¥a7+ ¢a8 25. ¤a4!
£g5 26. £b6 ¤f6 27. ¤a5 ¦d7 28.
¥b8!, la jugada decisiva: 28 ...
¢xb8 29. ¤c6+ ¢a8 30. £a7#; 1–0;
Eric Lobron-Hans Ree; 2ª ronda
del Torneo de Hoogovens, Wijk
ann Zee, 1985) 16. ¥g2 ¦c8! 17. f4
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 181
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
181
b4 18. e5!? bxc3 19. ¦xc3 d5! 20.
exf6 gxf6 21. ¦xd5 fxg5 22. ¦xd7!?
£xd7 23. £xa6 ¥d6!! 24. ¥xc6
¥xf4+ 25. ¢b1 ¦xc6 26. £xc6
£xc6 27. ¦xc6. ¦xh4–+, y se considera
que la ventaja de las negras es
definitiva. El juego siguió con 28.
a4 ¢d7 29. ¦a6 ¥e3 30. ¦a8 g4 31.
¦g8 f5 32. a5 f4 33. a6 f3 34. ¤d2 f2
35. ¢a2 ¦h1 0–1; Claude Pare-
Carlos Alberto Rinaldi; partida jugada
por correspondencia, 1989.
B) 14. ¦g2, una de las novedades
más recientes. Se siguió con
14 ... £c7 15. f4 ¤h7 16. f5 ¤xg5
17. hxg5 g6 18. ¦g3 0–0–0 19. fxe6
fxe6 20. ¤d5! exd5 21. exd5 ¥g7
22. dxc6 ¥xc6 23. ¤d4 ¥xd4 24.
£xd4 £a5 25. a3 £e5 1/2–1/2; Jan
Timman-Liubomir Liuboievic; 11ª
ronda del Torneo de Linares (España),
1991.
C) 14. ¦g3!? £c7 15. ¥g2
¥e7 16. f4 0–0–0 17. £f2 Desarrollo
típico de Kárpov: las blancas
han maniobrado buscando la mejor
coordinación de sus piezas antes
de iniciar ningún plan ofensivo.
17 ... ¢b8 18. f5 ¤e5 19. ¥h3 ¤c4
20. ¤d2 ¤xd2 21. ¦xd2 ¦c8 22.
fxe6 ¥xe6 23. ¥xe6 fxe6 24. £g1
£a5 25. £d4 £c5 26. £d3 £c4 27.
£e3. Kárpov evita, en esta primera
partida del duelo de 1984, dar alguna
posibilidad al negro en un final
sin damas. 27 ... ¢a8 28. a3 £c6 29.
e5 dxe5 30. £xe5 ¦hd8 31. ¦gd3
¦xd3 32. ¦xd3 £h1+ 33. ¤d1 £g2
34. ¦d2 £c6 35. ¦e2 ¥d6 36. £c3
£d7 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Gari
Kaspárov; XXXI Campeonato del
Mundo, 1ª partida, 10 de septiembre
de 1984.
➪ 14 ... £c7 15. f4 ¤h7 16.
£e2 ¤xg5 17. hxg5 0–0–0 18. ¦d3
¢b8 19. ¦gd1 ¥e7 20. ¢b1 ¥e8
21. a3 g6 22. £e3 ¤a5 23. e5 d5
24. ¥xd5
Esto provoca una cadena de
cambios que proporciona al negro
dos alfiles a cambio de una de
sus torres.
➪ 24 ... exd5 25. ¤xd5 ¦xd5
26. ¦xd5 ¤xb3 27. £xb3 ¦h2 28.
¦5d3 £c8 29. e6 fxe6 30. ¦e3
¥d7.
Y las negras tienen mejores
posibilidades. Ganaron 19 jugadas
más tarde.
Derivación 7 ... a6
Una jugada siempre necesaria
en muchas posiciones de la defensa
Siciliana.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Thomas Luther-Uwe Boensch
Torneo de Altensleig
(Alemania), 1ª ronda, julio de
1991
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.
h4 a6
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 182
182
LOS APORTES DE PAUL KERES
Otras posibilidades menos frecuentes
son:
A) 7 ... e5 8. ¥b5+ ¥d7 9.
¥xd7+ £xd7 10. ¤f5 ¤c6 11. h5.
Una novedad que cambia el sentido
del plan natural 11. ¦g1. 11 ...
0–0–0 12. f3 g6 13. ¤g3?! (lo indicado
era 13. hxg6! fxg6 14. ¤xh6!
¥xh6 15. ¦xh6 ¦xh6 16. ¥xh6 ¦h8
17. g5 ¤g8 18. £d3 ¤xh6 19. gxh6
¦xh6 20. 0–0–0 ¤d4, con posición
complicada; Jólmov-Macieja) 13 ...
¥g7 14. ¥e3 ¢b8 15. ¤d5 ¤xd5
16. £xd5 ¤d4! 17. ¥xd4 exd4∞.
1/2–1/2 en 50 jugadas; Bartlomiej
Macieja-Dominik Pedzich; Campeonato
de Polonia, 8ª ronda, 1992.
b) 7 ... h5 8. gxh5 ¤xh5 9. ¥g5
¤f6 10. £d2 a6 11. 0–0–0 ¤bd7 12.
f4 £c7 13. ¥g2 ¥e7 14. ¢b1
¤b6?! 15. e5!, y las negras se ven
ante la dramática disyuntiva “Shakespereana”:
tomar o no tomar el
peón sacrificado. 15 ... dxe5 16. fxe5
£xe5 17. ¦he1 £c5 18. ¤b3 £c7
19. ¥f4 £d8 20. £f2 ¤bd7 21. ¥f3
£b6 22. £g3 e5, y las negras terminan
por tener que devolver el peón
para intentar evadir el cerco
enemigo. Pero a estas alturas es como
poner una simple «curita», en
una sangrante herida mortal. 23.
¥xe5 ¤xe5 24. ¦xe5 ¥e6 25. ¤c5!
¥xc5 26. ¤a4 £a5 27. £xg7 ¢e7
28. ¦xe6+! ¢xe6 29. ¤xc5+ ¢e7
30. c3 1–0; Guenadi Zaichik-Uwe
Boensch; Berlín, 1989.
➪ 8. ¦g1
Como en posiciones análogas,
también se juegan aquí 8. ¥g2 y 8.
g5. En esta última, es interesante la
secuencia 8. g5 hxg5 9. ¥xg5 £b6
10. ¤b3 £c7 11. £e2!? b5 12.
0–0–0 b4 introducida por Suba, en
1992. Ahora es forzado seguir con
13. ¤b1 (13. ¤d5? exd5 14. exd5+
¥e7 15. ¦e1 ¢f8) 13 ... ¤bd7 14.
¤1d2 ¥b7 15. ¥g2 ¦c8 16. ¢b1
£xc2+ 17. ¢a1 ¤c5!, y las negras
están mejor. 1/2–1/2; Vitali Golod-
Mihail Suba; Rumanía, 1992.
➪ 8 ... £a5
La salida de la dama sin completar
el desarrollo no es del
agrado de muchos. Aquí también
se sigue con:
A) 8 ... g6 9. g5 hxg5 10. ¥xg5
(nada hay contra 10. hxg5 ¤fd7)
10 ... ¥e7 11. £d2 y ahora 11 ... b5
12. ¥g2 e5 13. ¤b3 ¥e6 14. 0–0–0
¤bd7 15. f4 ¦c8 16. fxe5?! (aquí se
ha sugerido 16. ¦gf1) 16 ... dxe5
(en caso de 16 ... ¤xe5 17. ¤d4±)
17. ¢b1 b4 18. ¤d5 ¤xd5 19. exd5
¥f5 20. ¦c1 ¥xg5 21. hxg5 £b6
que prepara ...¦c2 y permite mejorar
la movilidad de las piezas negras.
22. ¦ge1 ¦h2 23. ¦e2 a5 24.
¥e4 ¦xe2 25. £xe2 a4, y aunque
finalmente las negras perdieron, su
posición es interesante. 1–0 en 40
jugadas; Tibor Tolnai-Stefan Kindermann;
9ª ronda del Torneo
abierto de Dortmund, 1987
B) 8 ... d5. Todo parece indicar
que es una ruptura prematura, como
se demuestra en los siguientes
ejemplos. 9. exd5 ¤xd5 10. ¤xd5
£xd5 11. ¥e3. (a esta posición se
llegó por transposición en la partida
Kárpov-Kindermann; Torneo
abierto de Viena, 1986; pero se continuó
con 11. ¥g2 £c4 12. c3 ¥e7
13. g5 ¤d7 14. £e2 £xe2+ 15.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 183
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
183
¢xe2, se llega a un medio juego sin
damas, que pronto derivará en un
final ventajoso para las blancas: 15
... ¤b6 16. ¥f3 hxg5 17. hxg5 ¦h4
18. ¦h1 ¦xh1 19. ¥xh1 e5 20. ¤c2
¥g4+ 21. ¥f3 ¥xf3+ 22. ¢xf3
0–0–0 23. ¢e4 ¤d7 24. ¥e3 ¤c5+
25. ¢xe5 ¤d3+ 26. ¢e4 ¤xb2 27.
f4, y la posición central del rey definirá
a la larga la partida: 27 ... ¤c4
28. ¦h1 g6 29. ¦h7 ¤d6+ 30. ¢f3
¢d7 31. ¥d4 ¢e6 32. ¥e5 ¤f5 33.
¤d4+ ¤xd4+ 34. cxd4 b5 35. ¢e4
b4 36. ¦h2 ¢d7 37. d5 ¥c5 38. ¦h7
¦f8 39. f5 gxf5+ 40. ¢xf5 ¢e8 41.
¦h6, 1–0) 11 ... ¥e7 12. £d2!? Idea
interesante que prepara el sacrificio
del peón de torre, a cambio de
un rápido desarrollo con predominio
central. 12 ... ¥xh4?! La partida
demostró que tomar el peón es
muy peligroso. Una alternativa de
consideración era 12 ... e5. 13. ¥g2
(también se recomienda 13. 0–0–0)
13 ... £d6 14. 0–0–0 ¤d7 15. ¦h1!
Obliga a la pérdida de nuevos
tiempos, y prepara el avance g5,
con recuperación del peón sacrificado.
15 ... ¥e7 (considerando el
resultado, era posible seguir con 15
... ¥f6 16. g5 ¥xd4 17. ¥xd4 e5 18.
£e3 £e6 19. gxh6!? ¦xh6 20. ¦xh6
gxh6 21. ¥c3 £xa2, pero aún así el
blanco conserva la ventaja estratégica
obtenida) 16. g5 ¤b6 17. gxh6
gxh6 18. ¦xh6 ¦xh6 19. ¥xh6 ¤c4
20. £c3 e5 21. ¤f5 £b6 22. £xc4
¥xf5 23. £a4+; 1–0; Thomas Luther-Lothar
Vogt; 5ª ronda del Torneo
de Altensteig, 1995.
➪ 9. ¤b3 £c7 10. g5 hxg5 11.
hxg5 ¤fd7 12. ¥e3
En caso de 12. g6 se ha jugado
12 ... ¤e5 13. gxf7+ £xf7 14. ¥e2
¤bc6 15. ¥e3 ¦h3 16. £d2 ¤f3+
17. ¥xf3 £xf3 18. ¤d4 ¤e5! Así
jugó Boensch contra Timman, en
Novi Sad, 1990, y se dio paso a una
dura lucha estratégica luego de 19.
¥f4 £h5 20. £e2 ¥d7 21. 0–0–0
¦c8 22. ¢b1 £xe2 23. ¤cxe2 ¦c7
24. b3?! Era necesario forzar el
cambio de torres con 24. ¦h1, para
aliviar la tensión del final. 24 ...
¤f7 25. ¥e3 e5 26. ¤f5 ¥xf5 27.
exf5 ¦f3!3 y las negras tienen mejores
posibilidades. El encuentro
concluyó en tablas después de 28.
¤g3 ¤h6 29. ¥xh6 gxh6 30. ¦d2
¦c6 31. ¦h1 ¦f4 32. ¦h5 ¦c3 33.
¢c1 ¦cf3 34. ¦h2 ¢d7 35. ¢d1
¢c6 36. ¢e2 d5 37. ¦d3 e4?! (37 ...
¦xd3 38. cxd3 ¢b5) 38. ¦xf3
¦xf3 39. c4!= dxc4 40. bxc4 ¦a3 41.
¤xe4 ¦xa2+ 42. ¢d3 ¦a3+ 43.
¢e2 b5 44. cxb5+ axb5 45. ¦h1
¦a8 46. ¦c1+ ¢d5 47. ¤f6+ ¢e5
48. ¤d7+ 1/2–1/2; Jan Timman-
Uwe Boensch; 8ª ronda de la
Olimpiada de Novi Sad, 1990.
➪ 12 ... g6 13. f4 ¤c6 14. £d2
b5 15. 0–0–0 ¥b7 16. ¢b1 b4 17.
¤a4 0–0–0 18. ¥d3 ¥g7
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 184
184
LOS APORTES DE PAUL KERES
Con posición equivalente. A
partir de aquí ambos contendientes
desarrollaron un juego
activo, con interesantes maniobras
tácticas, las blancas se llevaron
la mejor parte.
➪ 19. £e2 a5 20. £f2 ¢b8 21.
¤b6 ¤c5 22. ¤xc5 dxc5 23. ¥xc5
¥d4 24. ¥xd4 ¤xd4 25. ¤c4
¥xe4 26. ¥xe4 £xc4 27. ¦d2
¦d6 28. ¦gd1 ¦hd8 29. ¥h1 ¢c7
30. £g2 ¤c6 31. ¦d3 £xf4 32.
¦f1 £e5 33. ¦xf7+ ¢b8 34. £g1
¤d4 35. c3 bxc3 36. ¦b7+ ¢c8
37. ¦xc3+ ¤c6 38. ¦xc6+ ¦xc6
39. ¥xc6 £f5+ 40. ¢a1 £c2 41.
¦b8+
Y las negras abandonaron.
A3) Subvariante 7. ¥g2
Otra de las respuestas típicas a
disposición de las blancas en la
variante principal 6 ... h6.
Las negras responden habitualmente
con las respuestas 7 ...
¤c6 ó 7 ... a6, y una vez más estamos
envueltos en el mismo esquema,
ya visto en otras variantes.
6 ... h6
7. ¥g2
7 ... . ¤c6
7 ... . a6
Variante 6 ... h6 7. ¥ g2
8. h3
8 ... a6
8 ... ¤xd4
8 ... ¥d7
8 ... ¥d7 9. ¥e3
8 ... £c7
8 ... ¥e7
8. g5
8. h3
8. h4
8 ... ¤c6
8 ... ¤c6 9. g5 hxg5 con 10. hxg5 ¦xh1+ 11.
¥xh1 ¤d7 12. f4
8 ... g6
8 ... g6 9. g5 hxg5 con 10. ¥xg5 ¥e7 11. £d2
e5 12. ¤de2
8 ... h5
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 185
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
185
Nos limitaremos al estudio de la
primera de las variaciones mencionadas.
Algunos ejemplos servirán
para ilustrar las ideas principales.
Derivación 7 ... ¤c6
Tomaremos como referencia
la siguiente partida.
8
7
6
5
varias amenazas. Con 15 ... £e7 se
evitaban muchos problemas. 16.
¤c5 ¤f4 17. ¦g1. Probablemente
la mejor respuesta (si 17. ¥xf4
£a5+; y si h17. ¥f1 fxg4! y el negro
está bien) 17 ... ¤d3+ 18. ¤xd3
£xd3 19. ¥xc6 ¦ad8? Las negras
pasan por alto la brillante jugada
que sigue.Aquí se recomendó 19 ...
¥xc4! 20. bxc4 ¦ab8 21. ¥b5 ¦b7!
con juego complicado; pero resulta
que con 22. ¦g3 las blancas ganan
un tiempo importante, que les permite
consolidar su posición.
4
3
2
1
a b c d e f g h
8
7
6
5
4
Víktor Kupréichik-Serguéi
Shípov
Torneo abierto de Passau
(Alemania), 1993
1. e4 c5 2. ¤f3 d6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 e6 6. g4!? h6 7.
¥g2 dxe5
En la práctica de torneos se da
preferencia a la continuación
➪ 8. h3
Otras posibilidades son:
A) 8. ¤xc6!? bxc6 9. e5 ¤d5
10. exd6 ¥xd6 11. ¤e4, pero el negro
dispone de la continuación 11
... ¥a6! 12. b3 ¥e5! 13. ¥d2!
¥xa1 (13 ... ¤f4!?) 14. £xa1 0–0
15. c4 f5?! Una jugada sin sentido;
el caballo se moverá a c5 y creará
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
20. ¥xh6!!+- ¦d4 21. gxf5
¦xf5 22. ¦xg7+ ¢h8 23. ¦g3
¦e5+ 24. ¥e3 ¢h7 25. ¥f3! ¦xc4
_ 26. bxc4 £xc4 27. £xe5. Y las
negras muy bien podían abandonar,
pero decidieron dar un par
de jaques antes de la despedida.
27 ... £f1+ 28. ¢d2 £d3+ 29. ¢c1
1–0; Dimitar Donchev-Eugeni
Pétkov Erménkov; Campeonato
de Bulgaria, 1988.
B) 8. ¤b3 ¥e7 9. f4 d5 10. e5
¤d7 11. 0–0. Jugada un tanto fuera
de lo común en los esquemas del
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 186
186
LOS APORTES DE PAUL KERES
Ataque Keres, dado que lo convencional
es preparar con tiempo
el enroque largo; aunque, para ser
exactos, es la continuación 7. ¥g2
la que mejor se presta para enrocar
en esta dirección. 11 ... a6 12.
¤e2 £c7 13. ¤g3 ¤c5 14. c3 ¤xb3
15. axb3 0–0 16. ¤h5 ¥d7 17. ¥e3
¦fd8 18. £e1 ¤a5?! Cuando los
pronósticos son de tormenta, ¿qué
lógica tiene salir a la caza de centavillos
abandonados al pie de las alcantarillas?
19. f5! ¤xb3 20. f6!
¥c5 21. fxg7 £xe5 22. ¥xc5 £xe1
23. ¦axe1 ¤xc5 24. ¦f6 ¤e4 25.
¥xe4 dxe4 26. ¦xh6. Y la posición
del negro es desesperada, pero lo
será aún más... 26 ... f5 27. gxf5 exf5
28. ¦d1! ¢f7 (se amenazaba 29
¦xd7) 29. ¦hd6 ¢e7 30. ¢f2 ¥e6
31. ¦xd8 ¦xd8 32. ¦xd8 ¢xd8 33.
¤f6 ¢e7 34. g8£¥xg8 35. ¤xg8+
¢f7 36. ¤h6+ ¢g6 37. ¤xf5 ¢xf5
38. ¢e3 a5 39. c4 a4 40. c5 1–0; Olivier
Renet-Andréi Sokólov; Clermont-Ferrand,
1989.
➪ 8 ... a6
La alternativa más importante
es 8 ... ¥d7, que conduce a las siguientes
ramificaciones:
A) 9. ¥e3 a6 y ahora:
a 1 ) 10. f4 £c7 11. £f3 ¤xd4
12. ¥xd4 e5 13. ¥e3 ¥c6 14. 0–0–0
¦c8 15. £f2 b5?! (estos avances
son siempre muy peligrosos cuando
no se ha completado el desarrollo;
lo natural era 15 ... ¥e7 16.
¦hf1 0–0 17. g5 hxg5 18. fxg5 ¤d7
y aunque las blancas mantienen
una peligrosa iniciativa, las negras
pueden encontrar posibilidades de
contrajuego) 16. ¤d5 ¥xd5 17.
exd5 exf4? Abrir esta columna es
suicidio. 18. ¥b6! El tiempo necesario
para que la dama blanca se
pueda liberar de la defensa de las
amenazas de mate sobre el rey. 18
... £b7 19. ¥d4 ¥e7 20. h4! ¤xg4
21. £xf4 £c7 22. ¥e4 ¤e5 23.
¥xe5 dxe5 24. £g4 ¦d8 (en caso
de 24. 0-0 una continuación pudiera
ser 25. ¦dg1 ¥f6 26. £f5 ganando
cuando menos el alfil) 25.
£xg7 ¦f8 26. £xh6 £d6 27. £h7
¢d7 28. h5?! (jugada típica que invariablemente
se hace cuando se
siente el triunfo al alcance de la
mano, y es entones cuando se escapa
la perdiz; era necesario mantener
aún el control de la casilla
g5, con 28. ¦df1 ¦h8 29. £f5+!
¢c7 30. h5, con ventaja decisiva)
28 ... ¥g5+ 29. ¢b1 ¢c7 30. ¦h3!
¢b8 31. £f5 ¥f4 32. ¦c3 £e6 33.
£xe6 fxe6 34. d6 ¦c8 35. ¥c6! ¦f7
36. a4!, y las negras se encuentran
prácticamente sin opciones. 36 ...
bxa4 (tampoco se conseguía mucho
con 36 ... e4 37. axb5 axb5 38.
d7, etc.) 37. ¦c4!+- a5 38. d7 ¦d8
39. ¥xa4 ¥e3 40. ¦d3 ¥b6 41.
¦c6 ¢a7 42. ¦b3 ¦f1+ 43. ¢a2
¦f4 44. c4 1–0; Peter Svídler-Vladímir
Akopián; 5ª ronda del Torneo
de Rostov del Don (Rusia),
1993.
a 2 ) 10. £e2 ¦c8 11. f4 £a5 12.
¤b3 £c7 13. 0–0 ¥e7 14. £f2 0–0
15. ¥b6 £b8 16. a4 ¥e8 17. a5
¤d7 18. ¥e3 ¥d8 19. ¦fd1 b5 20.
axb6 ¤xb6. Se alcanza una curiosa
posición, en la que las negras tie-
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
187
nen sus piezas dispuestas como si
se prestaran a dar la bienvenida a
una «comitiva presidencial». Pero
mucho cuidado, que las apariencias
engañan... 21. ¥f1 ¤b4 22. e5
¤6d5 23. ¥a7 £b7 24. ¥d4 dxe5
25. fxe5 f5! La jugada que abre el
camino para la penetración de las
piezas negras. 26. ¤c5. Un movimiento
que invita a la dama negra
para que se mueva exactamente a
la casilla donde tenía planeado ir...
26 ... £e7 27. ¤xd5 ¤xd5 28.
¥xa6 ¦c6 29. g5. Devuelve el peón
para evitar males mayores. 29
... ¥b6! 30. ¤b3 £xg5+ 31. ¢h2
¤e3! 32. ¥xb6 ¦xb6 33. ¦g1
¤g4+ 34. ¦xg4 fxg4 35. £xb6
£f4+ 36. ¢g1 £g3+ 37. ¢h1 £f3+
38. ¢g1 ¥c6 39. £xc6.Y llegado el
momento, no queda más remedio
que hacerse el haraquiri. 39 ...
£xc6 40. hxg4 £xc2 0–1; Milan
Matulovic-Gyula Sax; 6ª ronda del
Torneo de Vrbas (Bosnia-Herzegovina),
1977.
B) 9. 0–0 ¥e7 10. ¥e3 a6 11.
f4 £c7 y el blanco dispone ahora
de:
b 1 ) 12. £d2 ¦c8 13. ¤b3 ¤a5
14. ¤xa5 £xa5 15. a3 ¥c6 16. £f2
£c7 17. ¥b6 £b8 18. ¦ad1 0–0.Se
alcanza una posición, de características
similares a otras antes estudiadas,
en la que el blanco bloquea
temporalmente el avance ...b5 para
luego retirar el alfil a d4 y organizar
el sacrificio típico del caballo
en d5. 19. £g3 ¤d7 20. ¥d4 b5 21.
h4 a5 22. g5 hxg5 23. hxg5 b4 24.
¤d5!? exd5 25. exd5 ¥b5 26. ¦f2.
Y aunque la pieza no recibe una
compensación inmediata, el dispositivo
de ataque se encuentra listo
para un rápido desplazamiento hacia
el flanco rey enemigo. 26 ...
¦c4. Las negras no encuentran
mejor solución que eliminar la pareja
de alfiles, que apuntan contra
su enroque, pero era de consideración
organizar la defensa a partir
de ...¦fe8, que deja libre la casilla
f8 para el caballo o el alfil, y defiende
de paso a este último, expuesto
a un golpe doble en caso de
que la dama blanca se mueva a e3.
27. ¥e4 ¦xd4 28. ¦xd4 £a7 29.
£h3 f5 30. g6 ¤f6 31. ¥xf5 ¥e8
32. ¥e6+ ¥f7 33. gxf7+ ¦xf7 34.
¦c4 1–0; O. Castañeda-Alejandro
Acosta; 7ª ronda de la Copa Latina,
Santa Fe de Bogotá (Colombia),
1991.
b 2 ) 12. a4 ¦c8 13. ¤b3 ¤a5
14. ¤xa5 £xa5 15. £d2 ¦c4 16.
¦ad1 ¥c6?! Deja la torre en situación
comprometida. 17. £d3 ¦b4
18. b3 0–0 19. g5 hxg5 20. fxg5 ¤d7
21. ¤a2 ¦b6 22. h4 Las blancas no
tienen por qué apurarse en la captura,
dado que la presa no tiene
posibilidades de salvación. 22.
.¦c8 23. ¥d4! e5 24. £f3 ¦f8 25.
¥xb6 £xb6+ 26. ¢h1 ¤c5 27.
¤c3 ¤e6 28. ¤e2 g6 29. £f2 £c7
30. ¦d3 ¢g7 31. ¦f3 ¥d8 32. £e3
¥e8 33. c4 ¦h8 34. ¦h3 a5 35. ¦h2
£c6 36. ¤c3, y tras una serie de
complicadas maniobras, las blancas
lograron imponer su ventaja
material: 36 ... ¥b6 37. £f3 ¥d8
38. ¤d5 £c5 39. £g3 £d4 40. £f3
£c5 41. ¥h3 ¤d4 42. £g3 £a3 43.
£f2 ¦f8 44. ¤f6 ¥c6 45. h5 £xb3
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188
LOS APORTES DE PAUL KERES
46. hxg6 £xc4 47. £h4 1–0; Nigel
Short-Andréi Sokólov; Copa del
Mundo, Rótterdam (Países Bajos),
1989.
Otra posibilidad del negro en
la octava jugada es 8 ... ¥e7 y ahora
se hace 9. f4. Si lo valoramos según
los principios clásicos, es más
apropiado continuar el desarrollo
con 9. ¥e3 a6 10. £e2 £c7 11. 0–0
¥d7 y sólo entonces hacer 12. f4
Así se jugó en la partida Janos
Tompa-Valentin Stoic; Metz
(Francia), 1981, que continuó con
12 ... ¦c8 13. g5 hxg5 14. fxg5 ¤h7
15. ¤xc6 ¥xc6 16. £h5 g6 17. £g4
¤f8 18. ¥d4 ¦h7 19. a4 £a5 20. h4
¤d7 21. ¦ae1 ¤e5 22. £g3 £b4
23. ¦d1 ¥xa4 24. ¤xa4 £xa4 25.
¥xe5 dxe5 26. c3 £c2 27. ¦d3
£xb2 28. £xe5 £b6+ 29. ¢h1
¦xh4+ 30. ¦h3 ¦xh3+ 31. ¥xh3
£e3 32. £h8+ ¢d7 33. £d4+
£xd4 34. cxd4 ¢e8 35. d5 ¦c3 36.
¢g2 exd5 37. exd5 0–1. En otra
partida que seguimos se jugó 9...0-
0 10. ¥e3 ¤xd4 11. £xd4 e5 12.
£d2 ¥d7 13. 0–0–0 b5 14. ¢b1 b4
15. ¤d5 ¤xd5 16. exd5 exf4 17.
¥xf4 a5 18. ¥e4 ¦e8 19. ¥d3.
Aquí era preferible 19. £d3 dado
que el negro pierde la posibilidad
de hacer de inmediato ...¥g5, y
amenaza además con hacer 20.
h4!?, con posibilidades de un fuerte
ataque. 19 ... ¥g5 20. h4 ¥xf4
21. £xf4 £f6 22. £xf6 gxf6, y aunque
la posición del negro no es nada
cómoda, han logrado escapar
de problemas mayores. 1–0 en 48
jugadas; Roman Slobodjan-Javad
Mahenramzade; 12ª ronda del
Campeonato del Mundo juvenil,
Halle del Saale (Alemania), 1995.
➪ 9. ¤b3
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Una jugada contradictoria, porque
en no pocas partidas el caballo
ubicado en d4 resulta un fastidio,
que las negras tratan de eliminar;
pero aquí, en cambio, el Rocinante
se retira sin chistar. Otras continuaciones
de uso frecuente son:
A) 9. f4 ¥d7 10. ¤f3!? (o también
10. ¥e3 ¦c8∞) 10 ... b5 11. e5
Propicia un intercambio que resultará
beneficioso para el negro. Lo
recomendado es 11. a3! b4 con
juego complicado. 11 ... b4 12.
exf6 bxc3 13. fxg7 ¥xg7 14. b3
£b6! 15. £e2 (15. £xd6 0–0–0
∆… ¥e8) 15 ... ¤b4! 16. ¤e5
(16. a4!?) 16 ... dxe5 17. ¥xa8 0–0,
y como resultado de la operación
las blancas han quedado con casi
todas sus piezas incomunicadas en
la primera línea. ¿Quién puede
dudar entonces de que exista compensación
por el material sacrificado?
18. ¥f3 (18. ¥e4 f5) 18 ...
exf4 19. a4 ¤c6 20. a5 £d8 21. ¦a4
(21. ¥xf4 ¤d4 22. £g2 £f6–+) 21
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
189
... ¤d4 22. ¦xd4 ¥xd4 23. ¥xf4
¥b5 24. £e4 e5 25. ¥e3 £h4+ 26.
¢d1 ¦d8 27. ¢c1 f5!–+.Y las blancas
podrían abandonar ante la
pérdida de la pieza, pero continuaron
inútilmente la lucha muchas
jugadas más. 28. £xf5 ¥xe3+ 29.
¢b1 £e7 30. ¦e1 ¥d4 31. ¥e4
£f7 32. ¢a2 £xf5 33. ¥xf5 ¢g7
34. b4 ¢f6 35. ¢b3 h5 36. ¥e4
hxg4 37. hxg4 ¦h8 38. ¥d5 ¦h2 39.
¦c1 ¢e7 40. ¥c4 ¥xc4+ 41. ¢xc4
¢e6 42. ¢b3 e4 43. ¢c4 ¦d2 44. b5
axb5+ 45. ¢xb5 e3 0–1; Vladímir
Savon-Yuri Razuváiev; 1ª ronda
del Torneo abierto de las islas Baleares,
Palma de Mallorca (España),
organizado por la GMA
(Grand Master Association), diciembre
de 1989.
B) 9. 0–0 ¤xd4 10. £xd4 e5
11. £d3 ¥e6 12. f4 ¥e7 13. f5?!
Esto bloquea el flanco rey y limita
las posibilidades del blanco, que
quedará además con un alfil semi
inútil como consecuencia de esta
acción; y los efectos no se harán
esperar. 13 ... ¥d7 14. ¥e3 ¦c8 15.
¦ad1 £a5 16. ¥f3 b5 17. ¦f2.Como
consecuencia de su estrategia,
las blancas mueven sus piezas sin
ajustarse a un plan definido, en
tanto las negras se encuentran listas
para iniciar una maniobra
arriesgada, pero con muchas probabilidades
de éxito. 17 ... ¥c6! 18.
a3 ¥b7. Alcanza finalmente su
verdadera casilla de destino, donde
no interfiere la acción de la torre,
y presiona con fuerza el debilitado
peón, sobre el que ya pesan
todos los destinos. 19. h4 ¦xc3! La
culminación del plan emprendido
varias jugadas atrás. 20. bxc3 £a4
21. g5 ¤xe4 22. f6 gxf6 23. gxf6
¤xf2 24. ¥xf2 ¦g8+ 25. ¢f1 e4 26.
£e3 ¥xf6 27. ¦xd6 £c4+ 28. ¥e2
£xc3 29. £b6 £h3+ Adnan Kobas-Miso
Cebado; 6ª ronda del
Torneo de Zenica (Bosnia-Herzegovina),
1987.
➪ 9 ... g5!?
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Una manera diferente de tratar
la posición. Como hemos visto,
en estos esquemas las negras optan
por jugadas como ...¥e7 o
...£c7. Por ejemplo, en la partida
Short – Suba, Hastings, 1987, se
jugó 9 ... £c7 10. a4 b6 11. 0–0 ¦b8
12. £e2 ¥e7 13. f4 ¤d7 14. ¥e3
¤c5 15. ¤d4 ¥b7 16. ¤xc6 £xc6
17. ¥d4 f6 18. f5 e5 19. ¥e3 ¦c8,y
la posición no está desequilibrada,
pues no se ve que el blanco
pueda ampliar su espacio sin crearse
debilidades. Pero ahora el
juego siguió con 20. ¦fd1 ¥d8,
cuando era preferible 20 ... 0–0 21.
£c4+ ¢h8 22. b4 ¤d7 23. £xc6
¥xc6, y las blancas mantienen la
ventaja estratégica; pero materia-
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 190
190
LOS APORTES DE PAUL KERES
lizarla es asunto de pronóstico
más reservado. 21. ¦d2 ¦c7 22.
¦a3 g5 23. b4 ¤d7 24. ¥f1 ¦c8 25.
£d1 £c7 26. ¦xd6 ¥e7 27. ¦e6
¤f8 28. ¦xb6 ¤d7 29. ¦xb7 £xb7
30. ¤d5 a5 31. ¥b5 ¢f7 32. ¦d3
¦hd8 33. ¤xe7 ¢xe7 34. bxa5
£c7 35. ¦d5 ¤c5 36. £d2 ¦xd5
37. exd5 ¢d6 38. ¥c6 ¦b8 39.
¥xc5+ ¢xc5 40. £c3+ 1–0; Nigel
Short-Mihai Suba; 5ª ronda del
Torneo de Hastings 83/84, 1983.
➪ 10. f4 gxf4 11. ¥xf4 ¤e5
Permite una simplificación
que propicia un final favorable al
blanco. Era preferible 11 ... £c7!?
➪ 12. ¥xe5!? dxe5 13. £xd8+
¢xd8 14. 0–0–0+ ¤d7! 15. ¦d3
En caso de 15. ¦hf1 los analistas
indicaron que 15 ... ¢e8 conducía
a la igualdad.
➪ 15 ... b5 16. a4! b4 17. ¤d1
h5! 18. gxh5 ¦xh5
Aquí Shípov sugiere 18 ... a5!
que ofrece posibilidades de contraataque.
Por su interés, incluimos
el resto de la partida principal
con sus comentarios originales.
19. ¢b1 (19. ¤e3 ¥h6=) 19 ...
¢e8 (19 ... a5!?) 20. ¤e3 ¦a7 21.
¤g4 ¥e7 22. c3!M ¦h8 (22 ... f5!?
23. ¤e3 ¤f6 24. cxb4!M) 23.
¦hd1! (23. cxb4? ¥xb4 24. ¦c1
¢e7=) 23 ... a5 24. cxb4 axb4 (24
... ¥xb4? 25. ¤xe5!) 25. ¦c1 ¥a6
26. ¦dd1 ¥e2 27. ¦c8+ ¥d8 28.
¤f6+ ¢e7 29. ¦xd7+ ¦xd7 30.
¤xd7 ¢xd7 31. ¦c2 ¥h5 32. a5
¥g5? (32 ... ¦g8!M Michel Krasenkow)
33. ¦c4± ¥e3 34. ¥f1
(34. ¦xb4?? ¦g8 35. ¥f1 ¦g1–+)
34 ... f5?! 35. ¦xb4 f4 36. a6 f3 37.
¤a5 ¥d4 38. ¦b7+ ¢d6 39. ¤c4+
¢c6 40. b4 ¥g6 41. ¤xe5+! Y las
Variante 6 ... h6 7. ¦g1 y otras
A4) 7. ¦g1
7 ... a6
7 ... ¤c6
7 ... ¤c6 8. ¥e3
------ 8. ¥e3 a6
------ ----- a6 9. £e2
------ ----- -- 9. ¥e2
9 ... £a5
9 ... £c7
9 ... ¤d7
9 ... ¥e7
9 ... ¥e7 10. £d2
9 ... g5
7 ... ¥e7
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
191
7 ... ¥e7 8. ¥e3
8 ... ¤c6
8 ... ¤c6 9. £e2
------ 9. £f3
------ 8. ¥e3 a6
7 ... g5
A5) 7. ¥e3
A6) 7. h3
A7) 7. ¥e2
negras abandonaron. Notas Shípov.
A4) Subvariantes 7. ¦g1 y otras
Lo primero que sorprende en
relación con esta variante son las
estadísticas. Resulta curioso que,
sin ser la variante principal del
Ataque Keres, reporta a las blancas
más del 50% de victorias, y relativamente
pocas derrotas.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
A continuación incluimos la
tabla que resume el árbol principal
de variantes en relación con
esta opción de juego.
Un ejemplo ilustrativo es el
que sigue.
Zoltan Varga-John Paul
Wallace
Torneo de Budapest (Hungría),
1ª ronda, febrero de 1955
1. e4 c5 2. ¤f3 c6 3. d4 cxd4 4.
¤xd4 ¤f6 5. ¤c3 d6 6. g4 h6 7. ¦g1
➪ 7. ¦g1
Otras posibilidades menos
empleadas son:
A5) 7. ¥e3 a6 8. £f3 £c7 9.
£h3. Un plan atípico, basado en la
idea de explotar el avance g5, dado
que el peón de h6 se encuentra clavado.
9 ... ¦g8 10. £g3 ¤c6 11. f3
¥d7 12. h4 g5 13. hxg5 hxg5 14.
£h2. Maniobra para lograr la captura
del peón de g5, pero esto a
costa de tiempos importantes.
Lamentablemente la partida culmina
con un error desastroso, pero
de todas maneras la hemos incluido,
porque consideramos que el
desarrollo de la apertura contiene
ideas que pueden someterse a una
validación más completa por los
estudiosos de este sistema. 14 ...
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192
LOS APORTES DE PAUL KERES
¤e5 15. £d2 b5 16. ¥xg5 ¥e7 17.
¥e3 ¥c6 18. g5 ¤fd7 19. ¤xc6??
¤xf3+ 20. ¢f2 ¤xd2 0–1; Eliseo
González-Jean Hebert; 6ª ronda de
la Olimpiada de Lucerna, 1982.
A6) 7. h3. Considerada pasiva,
que no encaja en el espíritu general
de la variante. 7 ... ¤c6 8. ¥e3
a6 9. ¥c4. Otra jugada fuera de lo
común. Lo característico es hacer,
por ejemplo, 9. £e2 como en muchas
otras variantes: esta jugada
prepara el sacrificio ¤d5 ó ¤f5.
Pero las negras pueden continuar
con 9 ... ¤xd4 10. ¥xd4 e5 11. ¥e3
¥e6 12. f4 ¦c8 13. f5 ¥c4 como en
la partida Vladislav Nevednichy-
Konstantin Sakáiev; 4ª ronda de la
Olimpiada de Moscú, 1994, en la
que ahora las blancas jugaron sin
razón 14. £xc4?! ¦xc4 15. ¥xc4
£c7 16. ¥b3 d5 17. exd5 ¥b4 18.
0–0–0 ¥xc3 19. d6 £c6 20. bxc3
£xc3 y la dama negra dispone de
mucha movilidad, lo que deja al
blanco sin compensación suficiente.
9 ... ¤a5 10. ¥b3 b5 11. £e2
£c7 12. f3 ¤xb3 13. ¤xb3 b4 14.
¤a4 ¦b8 15. £f2 ¤d7 16. ¤d2?!
Un movimiento que no propone
nada concreto y abandona al peón
de c2 a su suerte. Nada impedía
hacer 16. 0–0–0, salvo que el blanco
no encontrase el destino de su
caballo de a4 y estuviese pensando
en la ruptura lateral a3. 16 ... a5.
Las negras no quieren comprometer
su desarrollo con capturas de
peones, ya que si 16 ... £xc2 17. b3
¥e7 18. 0–0 £c7 19. ¦ac1 £d8 y el
blanco tiene compensación estratégica.
17. 0–0 ¥a6! Gana el tiempo
necesario y obliga a tomar decisiones
respecto al peón, que en
cualquier momento podría ser
capturado. 18. c4. En caso de 18.
¦fc1 ¥b5 19. b3 ¥xa4 20. bxa4, la
posición del blanco comienza a ser
muy poco satisfactoria. 18 ... bxc3
19. ¦fc1 cxb2! 20. ¤xb2 £d8 21.
¤dc4 ¥e7 22. ¦d1 0–0 23. ¤xd6.
El blanco ha recuperado su peón,
pero le espera una sorpresa. 23 ...
¥h4! 24. £g2 £f6 25. ¤bc4 ¤e5
26. ¤xe5 £xe5 27. f4 £c3 28. £d2
£a3 29. ¦ab1 ¥e7 30. e5 f6 31.
¢h2 fxe5 32. fxe5 ¥h4 33. ¦dc1
¦xb1 34. ¦xb1 £a4 35. ¦b2 £c6
36. ¦b3 ¦f1 37. £g2 £xg2+ 38.
¢xg2 ¦a1, y la movilidad de las
piezas negras resulta sumamente
comprometedora. La posición es
complicada y el juego concluyó en
tablas luego de 39. ¦b2 ¥f1+ 40.
¢h2 ¥d3 41. ¥f2 ¥g5 42. ¢g3
¥c1 43. ¦b8+ ¢h7 44. ¦b7 ¦xa2
45. ¤e8 ¦a3 46. ¥c5 ¦c3 47.
¦xg7+ ¢h8 48. ¥e7 ¥g5 49. ¥xg5
hxg5 50. ¦e7 a4 51. ¢h2 a3 52.
¤d6 ¦c6 53. ¦e8+ ¢g7 54. ¦e7+
¢g8 55. ¦e8+ ¢g7 56. ¦e7+ ¢f8
57. ¦e8+ ¢g7 58. ¦e7+ 1/2–1/2;
Darryl Keith Johansen-José Luis
Vilela; Olimpiada de Lucerna,
1982.
A7) 7. ¥e2. Ubica el alfil en
una casilla que en muchas variantes
resulta necesaria para la dama.
7 ... ¤c6 8. ¤b3 a6 9. a4 d5 10. exd5
exd5 11. g5 hxg5 12. ¥xg5 d4 13.
¤e4 ¥b4+ 14. c3 dxc3 15. £xd8+
¤xd8 16. ¤xc3 ¤e4 17. ¥xd8
¤xc3 18. ¥a5 ¥xa5 19. ¤xa5
¤xe2 20. ¢xe2 ¦h4. Con final téc-
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 193
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
193
nicamente ganado por las negras.
El desarrollo posterior fue como
sigue: 21. ¦hc1 ¦b4 22. ¦c7 ¦xb2+
23. ¢e1 ¢f8 24. ¦a3 b6 25. ¦b3
¦xb3 26. ¤xb3 ¥g4 27. ¢d2 ¦d8+
28. ¢c3 ¦c8 29. ¦xc8+ ¥xc8 30.
¢b4 ¢e7 31. ¤d2 ¥d7 32. a5
bxa5+ 33. ¢xa5 ¥b5 34. ¢b4 ¢d6
35. ¤f3 ¢d5 36. ¢c3 a5 37. ¤d4
¥d7 38. ¤f3 f6 39. ¤d2 a4 40. ¤c4
¥b5 41. ¤d2 ¥d7 42. ¤f1 ¢e4 43.
¤g3+ ¢f3 44. ¤h5 ¢g4 45. ¤g3 f5
46. ¢b4 g6 0–1; Heikki Westerinen-Ulf
Andersson; Olimpiada de
la Valetta (República de Malta),
1980.
Para continuar regresemos a
la partida principal, después de la
séptima jugada.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 7 ... ¤c6
Otro enfoque es frenar la avalancha
de peones con 7 ... g5. Una
continuación típica puede ser 8.
¥e3 ¤c6 9. £e2 a6 10. 0–0–0 £c7
11. h4 ¦g8 12. hxg5 hxg5 13. ¤f3
£a5 14. £d2 ¤h7 15. ¢b1 ¥e7
16. ¦h1 ¤f8 17. ¦h5 f6 18. ¥e2
¥d7 19. ¤d4 £c7, y ahora, una
vez más, el sacrificio del caballo
con 20. ¤f5!? exf5 21. ¤d5 £b8
22. gxf5 b5 23. ¦h6 g4 24. ¦xf6!
£b7 25. ¤xe7 ¤xe7 26. ¦xd6
¥c6 27. f6 ¤eg6 28. £d4 ¢f7 29.
¥c4+! bxc4 30. £xc4+ ¢e8 31.
f7+ 1–0; Alexander Shabalov-I.
Lukianov, Campeonato por equipos,
San Petersburgo, 1989.
Pero la continuación más
practicada es 7 ... ¥e7. Aquí se
puede seguir con 8. ¥e3 ¤c6 (pero
también se juega 8 ... a6 9. ¥g2
g5 10. £e2 ¤bd7 11. h4 ¦g8 12.
hxg5 hxg5 13. 0–0–0 £c7 14.
¤f3!? ¤xg4 15. ¥xg5 ¦xg5 16.
¥h3 ¦c5 17. ¦xg4, y ahora el negro
intentó buscar contrajuego
con 17 ... ¦xc3?! 18. ¦g8+ ¥f8 19.
bxc3 ¤f6, y las blancas generosamente
devolvieron el regalo con
20. ¦xf8+ ¢xf8 21. £e3 £c5 22.
£f4 ¢e7 23. e5 dxe5 24. ¤xe5
que conduce a un final en el que
las negras muy poco pueden hacer
para evitar el desenlace: 24 ...
a5 25. £d2 ¥d7 26. £g5 £a3+ 27.
¢b1 ¦g8 28. ¦xd7+ ¢e8 29. ¦d8+
¢xd8 30. £xf6+ ¢c8 31. ¥xe6+!
¢b8 32. ¥g4 ¢a8 33. £xf7 ¦d8
34. ¥f3 ¦b8 35. £c7; 1–0; Yehudá
Gruenfeld-Kevin Spraggett; Toronto
[Canadá], 1984).
9. £e2. (un plan que ya antes
vimos es 9. £f3, que propicia el
traslado de la dama a la columna
h, aprovechándose de la posición
indefensa de la torre negra, en este
caso es posible proseguir con 9 ...
¤e5 10. £h3 h5, respuesta interesante
que provoca 11. f3 ¤h7 12.
0–0–0 hxg4 13. fxg4 a6 14. g5 ¤g6
15. £g3 ¤hf8 16. ¥c4 ¤e5 17. ¥b3
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 194
194
LOS APORTES DE PAUL KERES
¤fg6, culminando al fin la «danza
hípica», sin que se obtengan beneficios
concretos; el juego sigue con
18. ¦gf1 ¥d7 19. ¤f5! exf5 20. exf5
¤h4 21. f6 gxf6 22. gxf6 ¥f8 23.
¤d5 ¤f5 24. ¦xf5! ¥xf5 25. ¥b6
¥h6+ 26. ¢b1 £d7 27. ¤c7+ ¢f8
28. ¤xa8 ¥g4 29. ¦g1 ¥g5 30. ¥d4
¦h3, y las negras han logrado poco
a poco reorganizar sus fuerzas, pero
como veremos, las amenazas
contra su rey siguen siendo mortales:
31. £g2 ¥e3 32. ¤b6 £f5 33.
¥xe3 ¦xe3 34. £d2! £e4 35. a3!
ingeniosa celada que esconde, tras
un aparente error defensivo, la estocada
final: 35 ... ¦xb3 36. £h6+;
1–0; Vasilios Kotronias-Mihail-
Viorel Ghinda; Sofía [Bulgaria],
1986). 9 ... ¥d7 10. h4 ¤xd4 11.
¥xd4 e5 12. ¥e3 ¥c6. Obtiene
una posición que ofrece perspectivas
de contrajuego central. La partida
prosigue con 13. £d3 £a5 14.
0–0–0, y ahora Sax jugó contra
Karpov 14 ... ¤xe4!? 15. ¤xe4 d5
16. £b3! (que es superior a 16.
¤d2 £xa2 17. £b3 [17. £f5!?] 17
... £xb3 18. ¤xb3 d4 19. ¥d2
¥xh4, y las negras están mejor, 16
... dxe4 17. ¥c4 ¦f8) y ahora Kárpov
jugó 18. ¦d5! ¥xd5 19. ¥xd5
¦d8 20. ¥c4!, y aunque no se aprecie
a simple vista, la posición negra
sufre de amenazas directas que explotan
la restringida movilidad de
su rey. 20 ... ¥b4 21. c3 b5 22. ¥e2
¥d6 23. £d5! Resulta curioso que,
aun cuando se encuentran fuera de
la acción directa contra el rey, la
pareja de alfiles blancos sostienen
todo el trasfondo táctico de la posición.
23 ... ¢e7 24. ¥c5! ¥xc5 25.
£xe5+ ¢d7 26. £xc5. Y en resumen,
las negras cuentan con calidad
de más, pero con dos torres de
menos. El desenlace final es tratado
por Kárpov con singular precisión.
26 ... £c7 27. £f5+ ¢e7 28.
£xe4+ ¢d7 29. £f5+ ¢e7 30. ¦e1
¦d6 31. ¥c4+ ¢d8 32. ¥xb5 a6 33.
¥a4 g6 34. £f3! ¢c8 35. ¦e7!
¦d1+ 36. ¢xd1 £xe7 37. £a8+
¢c7 38. £a7+ ¢d6 39. £b6+ 1–0;
Anatoli Kárpov-Gyula Sax; Torneo
de Linares (España), 1983.
La tercera opción de las negras
es la natural 7 ... a6, con las
siguientes alternativas:
A) 8. ¥e3 b5 9. a3 ¥b7 10.
¥d3 ¤fd7 11. £e2 g5 12. h4 ¦g8
13. 0–0–0 ¤e5 14. ¢b1 ¤bd7 15.
hxg5 hxg5 16. ¤b3 ¦c8 17. ¦g3
¦h8?! (preferible es 17 ... ¤xd3).
18. £d2 ¥e7 19. ¥e2 ¦h2 20.
¦gg1. Era de consideración intentar
explotar la situación aislada
de la torre, haciendo 20. £e1,
con el plan £g1 y f3. Pero la del
texto también lo logra con buenos
resultados. 20 ... ¤f6 21. ¦h1
¤xe4?! (la entrada de la torre había
que evitarla con 21 ... ¦xh1
22. ¦xh1 ¤g6 23. f3 ¤d7 24. ¦h5
f6 y aunque las blancas tienen
ventaja, hay mejores posibilidades
de defensa) 22. ¤xe4 ¦xh1
23. ¦xh1 ¥xe4 24. ¦h8+ ¥f8 25.
¤d4 £f6.Aparentemente todo se
encuentra en orden, y el blanco
no presenta planes para su torre,
pero sin saberlo la dama negra
corre peligro de muerte. 26. ¦g8
¥h7 27. ¥xg5 1–0; Yehudá
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 195
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
195
Gruenfeld-Mihai Suba; 3ª ronda
del Torneo de Dortmund, 1983.
B) 8. a3. Movimiento inocuo,
que presupone el avance ...b5, pero
que tampoco lo impide. Más consecuente
es aceptar los hechos
consumados con 8 ¥e3 b5, como
en la variante anterior. 8. ... b5 9. h4
¥b7 10. £e2 g6 11. g5 hxg5 12.
¥xg5 ¤bd7 13. 0–0–0 ¦c8 14. £e3
£b6, y ahora la partida derivó hacia
una aguda lucha luego de 15.
¤d5! ¤xd5 16. exd5 ¥xd5 17. ¢b1
¥g7 18. ¥e2 b4! 19. a4 ¤c5 20. h5!
gxh5 21. ¤f5! ¥e5 22. ¤e7 b3!
Ambas partes se contraatacan con
violencia, y resulta difícil pronosticar
quién está mejor. 23. c3 ¥e4+
24. ¥d3 ¥xd3+ 25. ¦xd3 ¦b8 Esto
no parece razonable, dado que esta
columna, por el momento, no ofrece
perspectivas, merecía consideración
25 ... ¦c7 26. ¦d4! £b7 (26 ...
¥xd4 27. £xd4 e5 28. £h4 £b7 29.
¥f6, y la situación del rey negro es
bastante comprometida.) 27. ¦b4
£c7 28. f4 ¥g7 29. ¤d5 £c8 30.
¥h4 ¦xb4 31. cxb4 ¤xa4 32. ¤f6+
¥xf6 33. ¥xf6 £c2+ 34. ¢a1 e5 35.
¥xe5! ¦h6 36. ¥c3+ ¢d7 37.
£a7+ ¢c6 38. f5 ¢d5 39. £b7+
¢c4 40. £xa6+ ¢d5 41. £xa4 1–0;
Peter Enders-John Paul Wallace; 2ª
ronda del Torneo de Budapest,
1995.
➪ 8. ¥e3
Una lucha interesante se dio en
la partida Lothar Vogt-Uwe Boensch;
XXXI Campeonato de la
República Democrática Alemana,
5ª ronda, Salzwedel, 1982, en la
continuación 8. ¥e2 con 8 ... £a5
9. ¤b3 £c7 10. ¥e3 a6 11. h4 ¤d7
12. g5 hxg5 13. hxg5 g6 14. £d2 b5
15. 0–0–0 b4 16. ¤a4 ¥b7 17. ¢b1
¦c8 18. ¢a1. ¿Estará buscando refugio
antiaéreo? 18 ... ¦h4 19. f4
¦h2 20. ¦h1 ¦xh1 21. ¦xh1 ¤d8
22. ¥d3 ¥c6!? 23. £xb4 ¦b8 24.
£d4 e5 25. £c4 ¤e6 26. f5! gxf5
27. exf5 ¥xh1 28. fxe6 ¤c5 29.
¤axc5 dxc5 30. exf7+ £xf7 31.
£xa6 ¦a8 32. £b6 £a7 33. ¥b5+
¢f7 34. £f6+ ¢g8 35. ¥c4+ 1–0.
➪ 8 ... a6
La alternativa más fuerte es 8 ...
g5 9. h4 (o la más estratégica 9.
£d2 ¤e5 10. ¥e2 ¤g6 11. 0–0–0 a6
12. a3 ¥d7 13. ¢b1 £c7 14. ¤b3
¥e7, y tan sólo entonces iniciar el
avance 15. h4!? ¤xh4 16. f4 gxf4 17.
¥xf4 ¥c6 18. ¥xd6 ¥xd6 19. £xd6
£xd6 20. ¦xd6 ¢e7 21. ¦d4, con
posición equilibrada que terminó
en rápido empate: 21 ... ¤g6 22.
¤a5 ¤e5 23. g5 hxg5 24. ¦xg5
¤fd7; 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Borís
Spasski; 4ª ronda del Torneo de
Turín [Italia], 1982). 9 ... ¤d7 10.
hxg5 hxg5 11. £d2 ¤de5 12. 0–0–0
¦g8 13. ¥e2 ¤xd4 14. ¥xd4 ¤c6
15. ¥e3 a6 16. ¦h1. Inicia una maniobra
contra el peón de g5, que
produjo una lucha interesante luego
de 16 ... ¥d7 17. ¦h5 ¥e7 18.
¦dh1!? Abandona la columna central
para lograr la captura indirecta
del peón de d6. Lástima que el desenlace
no fuera el esperado: 18 ...
£a5 19. ¥xg5 ¦xg5 20. ¦h8+ ¥f8
21. £xd6 ¤e7 22. ¦xf8+ ¢xf8 23.
f4 ¦g8 24. £xd7 £b6 25. f5 ¦d8 26.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 196
196
LOS APORTES DE PAUL KERES
£a4 ¤c6 27. £a3+ ¢g7, y aunque
el blanco obtuvo dos peones por la
calidad, la falta de movilidad de sus
piezas no le permiten el remate necesario.
28. ¤d1 ¦h8 29. ¦f1 ¦h2
30. £c3+ £d4 31. £xd4+ ¤xd4, y
obviamente las negras han quedado
mejor. 32. ¥d3 ¦dh8 33. ¤f2
¦g2 34. e5 ¤f3 35. f6+ ¢f8 36. ¥e2
¤xe5 37. ¢d2 ¦h6 0–1; Ígor Zaitsev-Andréi
Sokólov; Moscú, 1983.
Continuando en la partida de
referencia tenemos:
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 9. £d2
Varias son las alternativas del
blanco en esta posición. Por ejemplo:
A) 9. £e2 ¤xd4 10. ¥xd4 e5
11. ¥e3 ¥e6 12. h4 g6 13. 0–0–0
¦c8 14. ¤d5 ¥xd5 15. exd5 £a5
16. £f3 ¥g7 17. g5 ¤h5 18. ¢b1
£b4 19. a3 £a4 20. ¦c1 ¤f4 21. c4
£d7! 22. ¢a2 £f5 23. ¦c3 hxg5 24.
hxg5 b5. Las negras han mantenido
cierta iniciativa que les ha permitido
ganar espacio, pero tras la
simplificación que sigue este dominio
desaparece y el blanco queda
con la posibilidad de penetrar decisivamente
en el flanco dama ene-
migo. 25. ¥d2 bxc4 26. ¥xc4 ¦h3
27. ¦g3 ¦xg3 28. £xg3 ¤h5 29.
£e3 e4 30. ¦c1 ¥e5 31. £b6 ¢f8
32. £xa6 ¦b8 33. ¥b4 ¢g7 34. ¦c2
e3 35. ¥d3 £xg5 36. £a7 ¦xb4 37.
axb4 1–0; Jozsef Horvath-Ígor
Stohl; 10ª ronda del Campeonato
de Europa juvenil, Groninga, 1983.
B) 9. h3 ¥d7 10. f4 £c7 11.
£d2 b5 12. ¥d3 ¤xd4 13. ¥xd4
¥c6 14. £e2.Y las blancas mantienen
la natural ventaja de espacio
de este tipo de posiciones. Hasta
qué punto esto es materializable o
no, cuando el negro se crea debilidades,
lo veremos en la secuencia
que sigue: 14 ... e5?! 15. ¤d5! ¤xd5
16. exd5 ¥xd5 17. fxe5 0–0–0 18.
0–0–0 £c6 19. ¦gf1 dxe5 20. ¥xe5.
Y las negras se encuentran expuestas
a un ataque mortal. 20 ... f6 21.
¥f5+ ¢b7 22. ¦xd5! ¦xd5 23. ¥e4
¥c5 24. ¦d1 ¢a7 25. ¥xd5 £e8
26. ¥e6 fxe5 27. £xe5 1–0; Vladímir
Savon-Roman Dzindzichasvili;
13ª ronda del XXXIX Campeonato
de la URSS, San Petersburgo,
3 de octubre de 1971.
➪ 9 ... ¤xd4 10. £xd4 e5 11.
£a4+ ¥d7 12. £b3 b5 13. f3 ¥e7
14. 0–0–0 ¥e6 15. ¤d5 ¥xd5 16.
exd5
Y la posición está equilibrada.
Aquí las negras contestaron con:
➪ 16 ... ¤d7 17. ¢b1 ¥g5 18.
¥f2 ¥h4 19. ¥e3 ¥g5 20. ¥f2
¥h4
Y cuando todo pudo concluir
en unas pacíficas tablas, el blanco
contestó con:
➪ 21. ¥g3 £b6?!
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 197
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
197
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
➪ 22. ¥xb5 axb5 23. ¥xh4
¤c5 24. ¥f2 £a6 25. ¥xc5 dxc5
26. a3
Y las blancas ganaron el final
luego de:
➪ 26 ... b4 27. £e3 £d6 28. f4
f6 29. fxe5 fxe5 30. ¦ge1 bxa3 31.
£xe5+ £xe5 32. ¦xe5+ ¢d7 33.
d6! axb2 34. ¦e7+ ¢c6 35. ¦c7+
¢b6 36. ¦d3! ¦a4 37. ¦b3+ ¢a6
38. ¦c6+ ¢a7 39. ¦xc5 ¦d8 40.
¦c7+ ¢a6 41. ¦c6+ ¢a5 42. c4
¦b4 43. ¢xb2 ¦xb3+ 44. ¢xb3.
Las negras abandonaron.
Resumen general de subvariantes
Ante todo es necesario recordar
que, si bien en la Variante
Stolz dedicamos un esfuerzo extraordinario,
por tratarse de la subvariante
principal de todo el sistema,
no está en nuestros objetivos fundamentales
realizar un estudio
pormenorizado de todas las subvariantes
del Ataque Keres –libro
que en su momento quisiéramos
escribir– y por tanto limitaremos la
parte final de este trabajo a resumir
las cuestiones esenciales que
caracterizan al conjunto de varian-
tes –destacando los aspectos estratégicos
y las cuestiones estratégicas–
sin preocuparnos excesivamente
de las novedades y otros detalles
que el tiempo necesariamente
tiende a borrar.
No obstante esto, para conformar
el texto que sigue ha sido necesario
incluir como referencia
más de 50 partidas, casi todas completas
y relativamente recientes, lo
que permitirá tener una idea general
de las principales características
y posibilidades de estas variantes.
En resumen, realizaremos un
recorrido general de las restantes
derivaciones, en las cuales consideraremos
fundamentalmente las
subvariantes en las que se han producido
novedades interesantes en
tiempos más o menos recientes.
Para esto nos auxiliaremos adicionalmente
de esquemas que contienen
los árboles de variantes fundamentales,
de manera que puedan
servir como referencia para una visión
resumida de cada variante.
B) Variante
Petrosián (6 ... a6)
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 198
198
LOS APORTES DE PAUL KERES
Variante 6 ... a6
6 ... a6
7. ¥g2
7. g5
7 ... ¤g8
7 ... ¤fd7
8. ¥g2
8. ¥c4
8. ¥e3
8 ... b5
8 ... b5 9. a3
----- 9. a3 ¥b7
----- ---- ¥b7 10. £d2
----- ---- ¤b6
----- ---- ¤b6 10. h4
----- 9. ¥g2 ¥b7
8. ¦g1
8. h4
8 ... b5
8 ... b5 9. a3 ¥b7 10. ¥e3
----- ---- --- 10. ¥e3 ¤b6
8 ... ¤c6
8 ... ¥e7
8. a4
Otra de las continuaciones
que goza de mayor preferencia
para enfrentar el ataque blanco.
Las negras se disponen de inmediato
para lograr el control de la
casilla c4, sin preocuparse de las
claras intenciones del blanco en
el flanco rey.
El siguiente esquema muestra
el árbol fundamental de continuaciones
de esta variante.
La continuación fundamental
es:
➪ 7. g5, y ahora podemos encontrar:
A) 7 ... ¤g8. Un lance que no
convence a muchos, aunque no
pudiera afirmarse que el caballo
esté aquí peor ubicado que en d7,
donde temporalmente estorba el
desarrollo de otras piezas. 8. ¥g2
¤c6 9. ¥e3 ¥d7 10. h4 h6 11. f4
hxg5 12. hxg5 ¦xh1+ 13. ¥xh1
¤xd4 14. £xd4 ¤e7 15. £d2 £a5
16. 0–0–0 0–0–0 17. £f2! Saca a la
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 199
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
199
luz las principales debilidades de
la posición negra. 17 ... ¢c7. Las
negras piensan que tendrán tiempo
de sostener el peón de d6, pero
les espera una inmediata sorpresa.
18. ¦xd6! ¤c6. En caso de 18 ...
¢xd6 las blancas responderían 19.
¥b6!, con acompañamiento de
marcha fúnebre y salvas de artillería
para el monarca sitiado. 19. e5
b6 20. ¦d5! b5 21. ¥c5 ¥xc5 22.
¦xc5 ¦c8 23. £d2 £b6 24. £d6+
¢d8 25. g6! fxg6 26. ¤d5! exd5 27.
e6 £a7 28. exd7 £xd7 29. ¦xd5
1–0; Ole Jakobsen-Kristian Skold;
Torneo abierto de Estocolmo,
1971. Después de esta paliza la variante
7 ... ¤g8 desapareció de la
práctica oficial; con razón...
B) 7 ... ¤fd7. Ahora las blancas
deben decidir entre varias alternativas.
Veamos algunos ejemplos
más o menos recientes:
b 1 ) 8.¥g2 Empleada por Kárpov
en las dos partidas que siguen.
Jugando contra Judith ésta hizo 8
... g6, pero contra Hartmann, éste
utilizó un plan que merece atención;
en esa partida se jugó 8 ...
¤c6 9. a4 ¥e7 10. h4 h6 11. gxh6
g6!? que permitió a las negras activar
armónicamente sus piezas luego
de 12. ¤f3 ¤de5 13. ¤g5 f6 14.
¤h3 ¥f8 15. f4 ¤f7 16. ¥e3 £a5
17. £d2 ¤xh6 18. ¤f2 ¥d7 19. ¥f3
0–0–0, y se alcanzó una posición
equilibrada, en la que los peones
negros se esfuerzan por controlar
el conjunto de casillas de la quinta
fila. Lo cierto es que Kárpov no logró
mejorar su situación luego de
20. 0–0–0 ¥e8 21. h5 d5!? 22. exd5
¤f5 23. £e1 ¤b4 24. dxe6 ¦xd1+
25. ¥xd1 ¥c6 26. ¦g1 gxh5, las negras
obtuvieron un vigoroso peón
libre que fue decisivo en el desenlace
final de la partida: 27. ¢b1
¤xe3! 28. £xe3 ¥c5 29. £e1 £b6
30. ¦f1 f5! 31. ¤d3 ¤xd3 32. cxd3
¥g2.Y la posición de las blancas se
desintegra como asolada por una
tormenta. Pocas veces se encuentran
partidas en las que Kárpov se
vea superado de forma tan convincente.
El juego concluyó luego de
33. a5 £d6 34. ¦f2 ¥xf2 35. £xf2
¥c6 36. ¥b3 h4 37. £a7 h3 38. e7
h2 39. ¥e6+ £xe6 40. £a8+ ¢d7
41. £xh8 h1£+ 0–1; Anatoli Kárpov-Wolfram
Hartmann; 1ª ronda
del Torneo de Hannover (Alemania),
1983. 9. h4 ¤c6 10. h5 ¦g8 11.
hxg6 hxg6 12. f4 £b6 13. ¤b3 £c7
14. £f3 b5 15. e5 d5 16. ¥e3 b4 17.
¤e2 ¤b6 18. ¥f2 a5, y luego de
frenar los intentos de las blancas, la
posición comienza a resultar favorable
al segundo jugador. 19. ¤bd4
¥a6 20. ¤xc6 ¥xe2 21. £xe2
£xc6 22. ¦h3 ¥c5 23. b3 ¢e7 24.
¦c1 ¦h8 25. ¦d3 ¦ac8 26. ¥g3
¥d4!, y queda claro que son las
blancas quienes tienen que luchar
por encontrar un camino para lograr
el empate. 27. ¢f1 ¥b2 28.
¦cd1 ¤d7 29. ¥f2 £b5 30. ¦b1
¥c3 31. ¦f3 £c6 32. ¦h3 ¦xh3 33.
¥xh3 a4 34. ¥g4 a3 35. ¦d1 ¥b2
36. ¥e1 £c5 37. £a6 ¦c6 38. £a4
¦b6 39. ¥f2 d4 40. ¥f3 £xc2 41.
¥xd4 ¥xd4 42. ¦xd4 £c1+ 43.
¢e2 £c2+ 44. ¢f1 £c1+ 45. ¢e2
£c2+ 46. ¦d2. Todo parece indicar
que las últimas jugadas se hicieron
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200
LOS APORTES DE PAUL KERES
en la carrera por el control de
tiempo, y ahora las blancas intentan
prolongar la lucha. 46 ... £c7
47. £a5 £b8 48. ¦d4 ¦b5 49. £a6
¤xe5! 50. fxe5 £xe5+ 51. ¢d3
£f5+ 52. ¢e2 £e5+ 53. ¢d3 £f5+,
y las negras, conducidas por la extraordinaria
Judit, logran un meritorio
empate. 1/2–1/2; Anatoli Kárpov-Judit
Polgar; 7ª ronda del Torneo
de Buenos Aires, 1994.
b 2 ) 8. h4 b5 9. a3 ¤b6 10. h5
¥e7 11. ¦g1 g6 12. ¥e3 ¥b7 13.
£g4 ¤8d7 14. £h3 ¦f8 15. hxg6
hxg6 16. f4 e5 17. ¤b3 d5 ¿Sacrificio
o error? Las negras logran obtener
una relativa movilidad a
cambio de un peón, pero las blancas
obtienen más: 18. fxe5 ¤xe5
19. 0–0–0! ¦c8 20. ¥xb6 £xb6 21.
¤xd5 £e6 22. £g3 ¦h8 23. ¤d4
£d6 24. ¤xb5 £b8 25. ¤xe7
¦xc2+ 26. ¢xc2 ¥xe4+ 27. ¢c1
axb5 28. ¤c6 1–0; Ernst Thomas-
Danny Barash; 1ª ronda del Torneo
de Gausdal (Noruega), 1991.
b 3 ) 8. ¥e3 8 ... ¤c6 9. ¦g1
£c7 10. £h5 g6 11. £e2 ¥g7 12.
0–0–0 0–0 13. f4 ¦e8 14. ¥g2 ¤a5
15. ¢b1 ¦b8 16. f5 ¥e5 17. ¥h3
¤b6 18. f6 ¤d7. Esta «marcha
atrás» no resulta nada recomendable,
dado que el peón de e6 se
encuentra «en la mirilla» de las
piezas blancas. Más sentido parece
tener la jugada 18 ... ¤bc4, que
no compromete en nada la posición
negra. 19. £f2 ¤c4. Parece
como si las negras estuviesen al
margen de lo que ocurre en el tablero,
pero han visto más de lo
que aparentan. 20. ¤xe6 ¤a3+!,y
las blancas están perdidas: 21.
bxa3 £xc3 22. ¤d4 ¤c5 23. ¥xc8
¦bxc8 24. ¥c1 ¦c6 0–1; Aleksandar
Wohl-Fernie Donguines; 7ª
ronda del Torneo de Genting
Highlands (Malasia), 1995.
C) Variante
Yugoslava (6 ... ¥e7)
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Considerada como dudosa por
su carácter pasivo. Lo normal es
Variantes 6 ... ¥ e7 , 6 ... e5 y 6 ... d5?!
6 ... ¥e7
6 ... e5
7. g5 ¤fd7 8. ¦g1
8. h4
7. ¤f5
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
201
6 ... d5
7. ¥b5+ ¥d7 8. ¥xd7+ £xd7 9. ¤f5 h5
10. ¥g5
10. gxh5
10. f3
7. exd5
7. ¥b5+
que ahora las blancas intenten
asumir cuanto antes la iniciativa.
➪ 7. g5 ¤fd7
Ahora las blancas suelen continuar
con:
A) 8. h4 0–0. También se sugiere
8 ... ¤c6 9. ¥e3 a3 para llegar
a posiciones que ya hemos
visto en otras partidas. 9. ¥e3
¤b6!? Una idea nueva. Lo clásico
es buscar el desarrollo con
...¤c6. Pero la variante del texto
aporta una sugerencia digna de
consideración. 10. £e2 (10. a3!?)
10 ... d5 11. 0–0–0!? (11. exd5
¤xd5=) 11 ... e5?! Respecto a esta
posición se ha indicado que lo
correcto es hacer de inmediato
11 ... ¥b4!, que obliga a definir la
situación del caballo. Si ahora 12.
¤db5 a6 13. a3 axb5 14. £xb5
¥xc3 15. ¥xb6 la posición se
considera como indefinida, pero
tras la bruma, puede apreciarse
que se aproxima un cambio de
damas que dejará a las blancas
con un final incierto. 12. ¤f3 ¥g4
13. exd5! ¥b4 14. ¤e4 £c8 15.
¥g2 ¦d8 16. £b5! ¤a6 17. a3
¥f8 18. d6!±, Y la posición alcanzada
por este camino sí resulta
obviamente ventajosa para las
blancas, como veremos en las
próximas jugadas. 18 ... ¤c4 19.
¤xe5!! ¤xe3 20. fxe3 ¥xd1 21.
¦xd1 £e6 22. g6!+- hxg6 23. ¤g5
1–0; Igor Glek-Karsten Volke; 8ª
ronda del Torneo abierto de Cuxhaven
(Alemania), 1993.
B) 8. ¦g1 a6 9. ¥e3 b5 10. a3
¥b7. Todo esto resulta natural,
pero si observamos muchas partidas,
llegamos a la conclusión de
que este alfil es más útil en la defensa
de la casilla e6. 11. f4 0-0 12.
£h5 g6 13. £h4 ¤c6 14. 0-0-0
¦e8 15. f5! Jugada que tiene como
premisa la deficiencia señalada
en el comentario anterior. 15
... ¥f8 16. fxe6 fxe6 17. ¥h3
¤xd4 18. ¥xd4 £e7 19. ¦gf1 e5
20. ¥e3 ¦ad8 21. ¤d5 ¥xd5 22.
exd5 h5 23. ¥e6+ ¢g7 24. £e4
¦c8 25. b3 ¦c7 26. ¦d2 ¤c5 27.
¥xc5 ¦xc5 28. ¦f7+ 1–0 Ciocaltea,
V-Padevsky, N Smederevska
Palanka, 1971.
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202
LOS APORTES DE PAUL KERES
D) Variante
Schwarz 6 ... e5
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Considerada por Keres como
dudosa, ya que luego de:
A) 7. ¥b5+ ¥d7 8. ¥xd7+
£xd7 9. ¤f5 «la situación de las
negras se vuelve crítica» (Keres).
Pero tal opinión no ha sido tomada
como concluyente, y la variante
aparece de cuando en
cuando, sobre todo con la continuación
9 ... h5 con las siguientes
alternativas:
a 1 ) 10. gxh5. De paso recordaremos
que el propio Keres
alertaba de que no era conveniente
el avance inmediato 10. g5,
por el contragolpe 10 ... ¤xe4 11.
¤xg7+ ¥xg7 18. ¤xe4 d5 3 (Alberic
O'Kelly de Galway-Martin
Christoffel; 1ª ronda del Torneo
Stannton, Groninga, 1946). 10 ...
¤xh5 11. ¥h6!? Jugada que produce
el efecto de los fuegos artificiales,
lo que no quita que se pueda
continuar jugando la natural
11. ¤d5. 11 ... ¤c6 (en caso de 11
... g6 12. ¥xf8 gxf5 13. ¥xd6 ¤c6
14. ¥c5±) 12. £xh5 g6 13. £g5
gxf5 14. ¥xf8 ¢xf8 15. 0–0–0 ¤d4
16. ¦hg1 £e6 17. ¦xd4 exd4 18.
£g7+ ¢e7 19. ¤d5+ ¢d7 20.
£xd4 y las negras están en una situación
muy comprometida. Algunas
variantes dan fe de ello:
a 1a ) 20 ... ¦hc8 21. £b4! ¦ab8
22. £a4+ ¦c6 23. £xa7 £h6+ 24.
¢b1 £h8 25. ¤b4! ¦c7 26. e5!
¦a8 (26 ... b6 27. e6+! fxe6 28.
£xb8 £xb8 29. ¦g7+ ¢c8 30.
¦g8+ ¢b7 31. ¦xb8+ ¢xb8 32.
¤a6++-) 27. e6+! ¢xe6 (27 ...
fxe6 28. £xa8 £xa8 29. ¦g7++-)
28. £b6!+- ¦c5 29. ¤d3 £d4 30.
£xb7! ¦h8 31. ¤xc5+ 1–0; Leonid
Shmuter-Alexánder Obújov;
Rusia, 1993.
a 1b ) 20 ... b5 21. exf5 £e5 22.
£d3 ¢c6 23. ¦d1 ¦ae8 24. a4 a6
25. f4 £e4 26. £c3+ £c4 27. £a5
¢b7 28. £b6+ ¢c8 29. £xa6+
¢b8 30. £xd6+ ¢b7 31. £b6+
¢c8 32. £a7 1–0; Oleg Kornéiev-
Mihai Suba; 4ª ronda del Torneo
abierto A Ibercaja, Zaragoza
(España), 1995.
a 2 ) 10. ¥g5!? Considerada
por Keres como la mejor respuesta.
10 ... ¤h7 11. ¥d2 (11. ¥h4
hxg4 12. ¤d5 ¤c6 13. £xg4 g6 14.
¤fe3 £xg4 15. ¤xg4 ¢d7 16.
¤ge3 ¦c8 17. c3 ¥e7 18. ¥xe7
¤xe7 19. ¢e2 ¤g5 20. f3 ¦h3, y el
negro tiene un final superior; 0–1
en 57 jugadas; Hugo Spangenberg-Óscar
Roberto Panno; 9ª
ronda del Torneo abierto Periódico
Clarín, Buenos Aires, 1995) 11
... hxg4 12. £xg4 g6 13. ¤e3 £xg4
14. ¤xg4 ¤c6 15. 0–0–0 0–0–0 16.
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ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
203
h4 f5 17. ¤h6 ¥xh6 18. ¥xh6 fxe4
19. ¦hg1 ¦hg8 20. ¤xe4 ¤d4 21.
¢b1 d5 22. ¤c3 ¤f3 23. ¦h1 ¤f6
24. ¥g5 ¤xg5 25. hxg5 d4 26. gxf6
dxc3 27. bxc3 1/2–1/2; Liubomir
Liuboievic-Judit Polgar; 4ª ronda
del Torneo de Buenos Aires,
1994.
B) 7. ¤f5 h5 para continuar
con:
b 1 ) 8. ¥b5+ ¤c6 9. ¥g5!
hxg4 10. ¤d5 ¥xf5 11. ¥xf6 gxf6
12. exf5 a6! 13. ¥e2 ¥g7?! (13 ...
¥h6! 14. ¥xg4 £a5+ para preparar
... 0–0–0, Melik Hachian) 14.
¥xg4 ¤e7 15. ¤xe7 ¢xe7 16.
£d5!M. Stambulin-Hachián; Armenia,
1992.
b 2 ) 8. ¥g5 hxg4 9. ¤e3 ¥e6
10. £d2 ¤c6 11. 0–0–0 ¤d4 12.
¥xf6 gxf6 13. ¤b5 £b6 14.
¤xd4 exd4 15. £xd4 £xd4 16.
¦xd4 ¥h6 17. ¦xd6 g3 18. h3
gxf2 19. ¢d2 ¦g8 20. ¦h2 ¦g3
0–1; Ígor Zaitsev-Borís Persits;
partida jugada por correspondencia,
1967.
b 3 ) 8. g5 ¤xe4. Entra en una
variante parecida a la de la partida
de O'Kelly antes mencionada, pero
sin el cambio de alfiles en d7. 9.
¤xg7+ ¥xg7 10. ¤xe4 d5 11. ¤g3
¤c6 12. ¤xh5 ¦xh5 13. £xh5 ¤d4
14. £h7 ¢f8 15. ¥d2 ¤f3+ 16.
¢d1 ¤xd2 17. ¢xd2 £xg5+ 18.
¢e1 ¥f5 19. ¦g1 £xg1 20. £xf5 e4
21. £h3 e3 22. fxe3 ¦e8 23. ¢d2 d4
24. e4 £g5+ 25. ¢d1 ¦xe4 26. a4
¥h6 27. £g2 £a5 28. c3 dxc3 29.
b3 ¦d4+ 0–1; César Santacruz-
Hernán Salazar; Asunción (Paraguay),
1988.
E) Variante
Reshevsky (6 ... d5?!)
Ya desde los tiempos de la
partida Keres- Bogoljubow se conocía
que esto es inferior. Pero
así jugó Reshevsky contra Fischer,
y perdió... Por tanto, nada
mejor para dejar constancia del
hecho, que atribuirla su nombre a
la variante; he aquí la partida:
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
7. exd5 ¤xd5 8. ¥b5+ ¥d7 9.
¤xd5 exd5 10. £e2+ £e7 11. ¥e3
g6 12. ¥xd7+ ¤xd7 13. ¤b5 ¤e5
14. 0–0–0 ¥g7 15. ¦xd5 0–0 16.
¦hd1 a6 17. ¤d6 £h4 18. f3 b5 19.
¥d4 ¤c4 20. ¥xg7 ¢xg7 21. ¤xc4
bxc4 22. £xc4 £xh2 23. ¦d7, y la
posición del blanco sugiere que el
negro debe ir pensando en la rendición,
pero, acaso por la conocida
rivalidad existente entonces entre
ambos contendientes, la partida
duró aún muchas jugadas: 23 ...
¦ac8 24. ¦xf7+ ¦xf7 25. £xc8
£f4+ 26. ¢b1 £xf3 27. ¦c1 g5 28.
b3 £e2 29. £c3+ ¢g6 30. £h3 h6
31. ¦h1 ¦h7 32. a3 ¦h8 33. a4 ¦h7
34. ¦h2 £e1+ 35. ¢a2 £e4 36.
£h5+ ¢g7 37. ¦d2 £e7 38. £h3
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LOS APORTES DE PAUL KERES
¢g8 39. £f3 ¦f7 40. £a8+ ¢g7 41.
£xa6 £e4 42. £e2 £f4 43. ¦d5
1–0; Robert James Fischer-Aamuel
Herman Resevsky; 10ª ronda del
Campeonato de los EE. UU. 66/67,
Nueva York, diciembre de 1966.
Y para concluir este resumen
general, comentaremos la segunda
de las variantes más importantes
a disposición de las negras
contra el Ataque Keres.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
F) Variante Matanovic
(6 ... ¤c6)
Para dar una visión más integral
de todas las posibilidades tomaremos
como modelo la siguiente
partida.
Joseph Gallagher-Víctor
Manuel Vehí Bach
Torneo abierto de Biel (Suiza), 7ª
ronda, 1995
➪ 1. e4 c5 2. ¤f3 e6
Si se desea jugar el sistema
Scheveningen, esta transposición
permite evitar variantes –hoy
muy populares– en las que el
blanco opta por el movimiento
directo 3. ¥b5.
Aprovecharemos la digresión
para incluir algunas continuaciones
que llegan, a posiciones del
Ataque Keres, luego de las jugadas
2 ... d6 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6
5. ¤c3 a6 6. ¥e3 e6 7. g4.
Y ahora podemos considerar
las alternativas:
A) 7 ... b5 8. g5 ¤fd7 9. a3 con
las subvariantes:
a 1 ) 9 ... ¥b7 10. h4 ¥e7 11.
£g4 ¤c6 12. 0–0–0!? Una idea que
merece atención. Lo natural es 12.
f4. 12 ... ¤ce5 13. £g2 (se ha sugerido
también el plan 13. £h3!? para
preparar el avance f4-f5, etc.) 13
... ¦c8 ¦c3 14. f4 ¤c4 15. ¥xc4
¦xc4 16. f5 ¤c5 17. g6 hxg6 18.
fxe6! (18. fxg6? f5) 18 ... ¦xc3!.
Y aunque las negras se encuentran
sobre una cuerda floja en el centro
del tablero, sus posibilidades no
son nada despreciables. El juego siguió
con 19. exf7+ ¢xf7 20. bxc3
£a5! 21. h5 (nada se resolvía con
21. ¦hf1+ por 21 ... ¥f6, que pone
en juego el alfil 21 ... ¦xh5? Esto
abre el juego precisamente por
donde hacía falta cerrarlo. Lo indicado
era 21 ... g5! y las negras alcanzan
una sólida ventaja estratégica.
22. ¦xh5 £xa3+ 23. ¢b1 ¤a4
24. ¦f1+ ¥f6 25. ¦xf6+! Y la «cuerda
floja» termina por romperse,
con la salvedad de que las negras
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 205
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
205
no tienen red de protección... 25 ...
¢g8 (tampoco había escape con 25
... ¢e7 por 26. £xg7+ y mate a la
siguiente.) 26. ¦h8+! 1–0; Petar
Popovich-Krum Gueórguiev; 7ª
ronda de la Olimpiada de Salónica
(Grecia), 1988.
a 2 ) 9 ... ¤b6 10. f4 ¤8d7 11.
¥g2 ¤c4. Una novedad «tardía».
Resulta curioso que esta jugada no
se hubiese utilizado antes de esta
partida, cuando encaja como lo
más convencional para este tipo de
posiciones. La alternativa conocida
era 11 ... e5. 12. ¥c1. En otras variantes
esta respuesta se realiza
cuando la dama se ha desarrollado
por e2 y la torre ya se encuentra en
d1. Por eso resulta contradictorio
que esta jugada no conduzca ahora
a un verdadero desastre; cosas del
ajedrez... 12 ... £c7 13. 0–0 ¥b7?!
Sólo serán necesarias dos jugadas
más para que quede claro por qué
este alfil era indispensable en la
defensa de la casilla e6. Era preferible
jugar 13 ... .¤7b6. 14. f5 e5 15.
¤e6! fxe6 16. £h5+ ¢d8 17. fxe6
¤c5 18. ¤d5 ¥xd5 19. exd5 g6 20.
£e2 (20. £h4!?) 20 ... ¥e7? Las
negras desaprovechan la única posibilidad
que tenían de lograr algún
contrajuego mediante 20 ... e4!?,
aunque las blancas tenían a su disposición
la respuesta 21. a4! ¤xa4
22. b3 y se mantiene latente la toma
del peón en e4. 21. b3± ¤b6 22.
¥e3 ¢c8 23. ¦f7 ¢b7 24. £f2 ¢a7
25. a4!+-, y la situación del monarca
negro se torna crítica. 25 ... b4
26. c3 a5 27. cxb4 axb4 28. ¦c1 ¢b8
29. £e1 ¦a7 30. £xb4 ¦b7 31. £a3
£d8 32. a5 ¥xg5 33. ¥xg5 £xg5
34. axb6 1–0; Víktor Bologán-Andréi
Lukin; 5ª ronda del Torneo
abierto de San Petersburgo, 1995.
B) 7 ... ¥e7 8. g5 ¤fd7 9. h4
¤c6 10. ¦g1 £c7. O 10 ... ¤a5 con
el propósito de trabajar la casilla
c4 desde varias direcciones. 11.
£d2 £c7 12. 0–0–0 g6 13. f4 b5 14.
f5 ¤e5 15. £f2 ¤ac4 16. ¥xc4
¤xc4 17. ¦gf1 0–0 18. f6?! Un plan
que no se justifica dado que el alfil
negro no se encuentra “fianchettado”.
Como resultado de este bloqueo
las blancas quedan sin posibilidades
de contraatacar, momento
en que todas las piezas negras se
les vienen encima. 18 ... ¥d8 19. h5
b4 20. ¤ce2 e5 21. ¤b3 ¥g4 22.
hxg6 fxg6 23. ¢b1 ¦c8 24. ¦c1 a5
25. c3 £b7 26. ¤g3 a4. Moraleja:
cuando un gran maestro, de la talla
de Petrosián, se deja poner la soga
al cuello, no trate de quitarle el
banco de sustentación, porque lo
más probable es que la soga se parta
y el gigante le caiga encima... 27.
¤a1 ¥e6 28. cxb4 £xb4 29. b3
axb3 30. ¤xb3 ¦a8 0–1; Shimon
Kagan-Tigrán Petrosián; 15ª ronda
del Torneo interzonal de Río de Janeiro
(Brasil), 1979. 11. h5 ¤f8?!
Este caballo no jugará más en las
13 jugadas que restan de esta partida.
Solo se justifica tal maniobra si
las negras pretenden escapar rápidamente
hacia el flanco opuesto,
pero esos no son sus propósitos.
Menos artificial parece 11 ... ¤xd4
y si 12. ¥xd4 f6 con juego complicado.
12. £d2 ¥d7 13. 0–0–0 ¤e5
14. f4 ¤c4 15. ¥xc4 £xc4 16. f5 b5
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 206
206
LOS APORTES DE PAUL KERES
17. ¢b1 g6 18. £h2 e5. 19. hxg6
fxg6
8
7
6
5
4
3
2
1
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
20. ¤d5! Inicia una complicada
combinación que explota la incompetente
seguridad del rey negro: 20
... exd4 21. ¥xd4 ¦g8 22. ¥f6! ¥d8
23. £xd6 £c6 24. £e5+ 1–0; Csaba
Horvath-Hartmuth Beck; 2ª ronda
del Torneo de Budapest, 1994.
Retornemos a la posición después
de la segunda jugada del negro.
➪ 3. d4 cxd4 4. ¤xd4 ¤f6 5.
¤c3 d6 6. g4
Se llega por transposición al
sistema Keres.
➪ 6 ... ¤c6
a b c d e f g h
Jugada por Bogoljubow en la
partida madre contra Keres, y supuestamente
refutada por Fischer,
según referencias que veremos
posteriormente.
➪ 7. g5 ¤d7 8. h4
Nos encontramos en un punto
de definiciones en la variante.
Ante todo, es interesante transcribir
la nota que introduce Palacio
en relación con la variante 6 ...
¤c6, y que tiene mucho que ver
con la posición en que nos encontramos.
Según Palacio, en la edición
de su libro de 1973:
«Esta variante, caldeada por
Matanovic y otros muchos maestros
rusos, era muy usada hasta
hace poco porque fue refutada
por Fischer. Con resultado adverso
la adoptó Medina contra Unzicker,
en el Internacional de Hastings,
1969/70».
Estos criterios surgen de la
continuación 8. ¤db5, introducida
por Fischer, sobre la que veremos
algunos ejemplos:
A) 8. ¤db5 ¤b6. El criterio se
sustentaba fundamentalmente en
la continuación 8 ... ¤de5 9. f4 ¤g6
10. h4, se afirmaba «que el juego de
las negras ya está destruido». La
otra opción considerada era 8 ...
¤c5 9. ¥f4 e5 10. ¤d5! ¤e6 11.
¥e3, «y las negras están atadas sin
remedio». Ambas referencias según
análisis de Winter, citados por
Wormald en More Chess Questions
Answered. 9. ¥f4 ¤e5 (en los
comentarios de la época esta jugada
fue acompañada con un signo
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 207
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
207
de admiración; otra posibilidad
más antigua es 9 ... e5 10. ¥e3 ¥e7
11. h4 0–0 12. £d2 ¥e6 13. ¤d5
¤c8 14. 0–0–0, y en este punto se
afirmaba que las blancas mantenían
una ligera ventaja; mas el juego
continuó con 14 ... £d7 15. ¥e2
¥d8 16. ¦hg1 ¢h8 17. h5 a6 18.
¤bc3 b5 19. g6 b4! 20. ¤b1 ¥xd5
21. exd5 ¤d4 22. gxh7 ¥f6 23. ¥g5
¥xg5 24. ¦xg5 ¤e7 25. ¦dg1
¦ac8! 26. ¥d1 b3! 27. ¦xg7 bxa2
28. c4 £f5!; 0–1; Serguéi Krasnov-
Mijaíl Yúdovich hijo; Spartakiada
de Moscú, 1967). 10. £h5 ¤g6.
(una complicada partida se produjo
tras 10 ... ¥d7 11. ¥xe5 dxe5 12.
g6 a6 13. gxf7+ ¢e7 14. ¤a3 £c7
15. 0–0–0 g6 16. £h4+ ¢xf7 17.
¤c4 ¤xc4 18. ¥xc4 ¥e7 19. £g4
¦ad8 20. ¥b3 ¥c8 21. h4 h5 22.
£g3 ¦xd1+ 23. ¦xd1 ¥f6, y las negras
han logrado equilibrar, pero el
juego acabó con 24. ¤e2 ¥g7 25.
¢b1 ¥h6 26. ¦g1 ¦g8 27. £f3+
¢e7 28. a3 ¦f8 29. £g3 ¦f6 30.
¤c1 ¥f4 31. £g2 £a5 32. ¤d3
£d2 33. £h3 ¢f7 34. ¤xf4 ¦xf4
35. ¢a2 £xf2 36. £c3! £xg1 37.
£c7+ ¢g8 38. £xc8+ ¦f8 39.
£xe6+; 1–0; Jan Plachetja-Vlastimil
Hort; 4ª ronda del Campeonato
de Checoslovaquia, Luhacovice
[República Checa], 1973). 11. ¥e3
a6 12. ¤d4, con las siguientes ramificaciones
principales:
a 1 ) 12 ... d5 (la alternativa es
12 ... ¥d7) 13. 0–0–0 ¥b4 14. ¤de2
¤c4 15. ¥d4 0–0 16. f4 (16. exd5?!
e5 17. ¥e3 £a5→) 16 ... e5 (16 ...
£a5!?) 17. fxe5 £a5 18. ¢b1 dxe4
19. ¤xe4 ¥e6, y con tantas piezas
encima uno se pregunta: ¿de dónde
salió la afirmación de la supuesta
«refutación» de Fischer...? 20.
¤c1 ¤cxe5 21. ¦g1 ¦fd8 22. a3?
(22. ¤b3) 22 ... ¥xa3! 23. bxa3
¦xd4 24. ¦xd4 £b6+ 25. ¤b3 (25.
¦b4 .£xg1 26. £e2) 25 ... ¥xb3 26.
£d1 ¥d5+! 27. ¢c1 ¥xe4–+ 28.
¦g3 ¥f3. Y la ventaja del negro ya
resulta definitiva. 29. £d2 ¦e8 30.
¥h3 ¥c6 31. ¦b4 £c7 32. ¦e3 a5
33. ¦bb3 ¦d8 34. £e1 ¤c4 35. £g3
¤ge5→ 36. ¦e1 £d6 37. ¥f1 £d4
38. ¥xc4 ¤xc4 39. ¦c3 ¥f3! 40.
£xf3 £d2+ 41. ¢b1 £xe1+ 42.
¢a2 ¤d2 43. £xb7 £e6+ 44. ¢a1
£e5 45. £c7 £e1+ 0–1; Boris Nevednichy-Andréi
Lunkin; Pavlodar
(Kazajistán), 1987.
La otra posibilidad viene de la
partida Fischer – Bukic, que siguió
con:
a 2 ) 12 ... ¤e5 13. ¦d1 g6 14.
£e2 ¥d7 15. h4 h6 16. ¥g2 hxg5
17. ¥xg5 ¥e7 18. f4 ¤c6 19. ¥xe7
£xe7 20. £f2 ¤c8 21. ¤f3 £d8 22.
b3 £a5 23. £e3 ¤8a7 24. 0–0
£c5?! Fuerza un cambio de damas
que conduce a la pérdida de un peón.
25. £xc5 dxc5 26. ¤a4 ¤d4 27.
¤xc5 ¤xf3+ 28. ¦xf3 ¥c6 29. ¦h3
¦c8 30. c4 ¢e7 31. ¢f2 b5 32. ¥f1
bxc4 33. bxc4 a5 34. e5 ¦b8 35. ¦d2
¦b4 36. ¥e2 ¤c8 37. ¤b3 a4 38.
¤d4 ¥e8 39. a3 ¦b1 40. ¥d3 ¦a1
41. ¥e4.Y las blancas ganaron trece
jugadas después. Robert James
Fischer-Enver Bunkic; 9ª ronda del
Torneo de Skopie (Macedonia),
1967.
Otra alternativa en la octava
jugada es:
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 208
208
LOS APORTES DE PAUL KERES
B) 8. ¥e3 ¥e7.
También es interesante el plan
8 ... ¤b6 9. a4 ¤a5 10. ¤db5 a6 11.
£d4 axb5 12. £xb6 £xb6 13.
¥xb6 ¤c4 14. ¥xc4 bxc4 15. ¤b5
¢d7 16. a5 h6 17. 0–0–0 hxg5 18.
¤xd6 ¥xd6 19. e5 ¢e7 20. ¦xd6, y
aunque las blancas han salido del
intercambio con una posición que
amenaza ser victoriosa, la partida
terminó en empate en 40 jugadas.
Eduardo Arancibia-Jorge Sánchez
Almeyra; 6ª ronda del Torneo de
Santiago de Chile, 1995.
9. ¦g1. Ahora las negras disponen
de varias alternativas:
b 1 ) 9 ... 0–0:
b 1a ) 10. ¦g3. Una jugada que
encontramos algunas veces entre
centenares de partidas del Ataque
Keres recopiladas, pero sin
embargo, hemos observado que
resulta efectiva, porque conduce
a posiciones en las que el negro
se mantiene bajo la tensión de
amenazas potenciales que limitan
sus posibilidades ofensivas. Por
ejemplo:
b 1a1 ) 10 ... a6 11. £e2. Esto resultó
nuevo. Antes se había jugado
11. £h5 ¦e8 12. 0–0–0. 11 ...
¤xd4?! 12. ¥xd4 ¦e8? Debilita
peligrosamente la casilla f7, sobre
la que lloverán las amenazas en solo
un instante. 13. £h5!± ¤f8 14.
0–0–0 b5 15. ¦dd3! b4 16. ¦df3 e5
17. £xf7+ ¢h8 18. ¥b6! ¥xg5+
19. ¢b1 £e7 20. ¤d5 £xf7 21.
¦xf7 ¤e6 22. ¥c4 h6 23. ¦d3 1–0
en 43 jugadas; Liubomir Liuboievic-Johann
Hjartarson; Copa del
Mundo, Barcelona, 1989.
b 1a2 ) 10 ... d5 11. exd5 exd5
12. £d2 ¥b4 13. a3 £a5 14. 0–0–0
¥xc3 15. £xc3 £xc3 16. bxc3
¤b6 17. ¤b5 ¥e6 18. ¤c7 ¦ac8
19. ¥xb6 axb6 20. ¤xd5 ¦a8 21.
c4 ¦a5 22. h4 ¦d8 23. ¤xb6
¦xd1+ 24. ¢xd1 ¦f5 25. ¢e1 ¦f4
26. h5 ¦h4 27. ¥g2! Amenaza con
dejar libre el peón de torre, cosa
que las negras no pueden impedir.
27 ... ¦xh5 28. ¥xc6 bxc6 29.
a4 ¦h1+ 30. ¢d2 ¦b1 31. ¦b3
¦a1 32. ¢c3 ¦a2 33. ¦b1 ¥f5 34.
¦c1 ¦a3+ 35. ¢b2 ¦f3 36. a5 c5
37. a6 1–0; Jan Timman-Hans
Ree; Países Bajos, 1985.
b 1b ) 10. £h5 g6 11. £h6 ¤de5
12. 0–0–0 f6 13. gxf6 ¥xf6 14.
¤xc6 bxc6 15. ¥e2 ¤f7 16.
¦xg6+!:
b 1b1 ) 16 ... hxg6 17. £xg6+
¢h8 (17 ... ¥g7 18. ¦g1) 18. £h5+
¢g7 19. ¦g1+.
b 1b2 ) 16 ... ¢h8 17. £h5 ¦g8
18. ¦xg8+ £xg8 19. f4 £g6 20. ¦g1
£xh5 21. ¥xh5 ¤h6 22. f5 ¥g7 23.
f6 ¥f8 24. ¥e8! ¥b7 25. f7 1–0; Edvins
Kengis-Krishnamoorthy Murugan;
1ª ronda del Torneo internacional
de Gausdal, 1991.
B2) 9 ... ¤b6 10. £d2 0–0 11.
f4 ¤xd4 12. ¥xd4 e5 13. ¥e3 d5
14. fxe5 ¥b4 15. 0–0–0 ¥e6 16.
¦g3 ¤a4 17. ¥d4 ¥xc3 18. ¥xc3
¤xc3 19. ¦xc3 dxe4 20. £f4 £b6
21. £xe4 ¦ac8 22. ¦xc8 ¦xc8 23.
¢b1 g6 24. ¥d3. Se alcanza una
posición aparentemente tranquila,
en la que las blancas mantienen el
peón de ventaja. Pero todo esto se
transformó en sólo unas pocas jugadas.
24 ... ¦d8 25. a3 ¦d4 26. £e3
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 209
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
209
¦g4 27. £xb6 axb6 28. b4 ¢f8 29.
¥e2 ¦xg5 30. ¥f3 ¦xe5 31. ¦d6 b5
32. ¥xb7 ¢e7 33. ¦d4 g5 34. ¥c6
f5 35. a4 bxa4 36. ¥xa4 ¦d5 37.
c3?! Si había que cambiar las torres,
entonces era preferible tomar,
teniendo en cuenta que había que
mantener los peones unidos. 37 ...
¦xd4 38. cxd4 ¥d5 39. ¢c1 h5 40.
¢d2 h4 41. ¥d1 g4 42. ¢e3 g3 43.
h3 f4+! 0–1; Victor Palciauskas-
Erik Bang; partida jugada por correspondencia,
1987.
b 3 ) 9 ... a6. Nuevamente disponen
las blancas de las alternativas
de desarrollo ya vistas en posiciones
análogas. Algunas continuaciones
son:
b 3a ) 10. h4 0–0 11. h5 ¤de5 12.
¤xc6 ¤xc6 13. f4 b5 14. £f3 ¥b7
15. ¥d3 ¤b4 16. f5 exf5 17. £xf5
¤xd3+ 18. cxd3 £c8 y ahora Kaspárov
jugó 19. h6! y siguió una lucha
estratégica luego de 19 ... ¦e8
20. hxg7 £xf5 21. exf5 ¥xg5 22.
¦xg5 ¦xe3+ 23. ¢d2 ¦f3 24. ¤e4
¥xe4 25. dxe4 ¦e8 26. ¦c1 d5 27.
e5! Entra en un hermoso final en
el que las jugadas, aunque simples
y forzadas, no le restan belleza a la
combinación ganadora. 27 ... h6 28.
¦h5 ¦xe5 29. f6 ¦f2+ 30. ¢d3
¦f3+ 31. ¢d4 ¦e4+ 32. ¢xd5 ¦e8
33. ¦xh6 ¦f5+ 34. ¢d4 ¦f4+ 35.
¢c5 ¦e5+ 36. ¢b6 ¦e6+ 37. ¦c6
1–0; Gari Kaspárov-Lev Polugáievski;
Spartakiada, URSS, 1979.
b 3b ) 10. £d2 ¤de5 11. 0–0–0
0–0 12. ¦g3. De nuevo la jugada
de referencia, que como veremos,
en esta partida resulta decisiva.
12 ... ¤xd4 13. £xd4 b5 14. f4 ¤c6
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
15. £d2 b4 16. ¤a4 ¦b8 17. £f2
g6 18. ¦h3 e5 19. f5! (D)
El inicio de una larga combinación,
en la que las blancas harán
derroche de habilidad en el
cálculo de variantes. 19 ... ¥xg5
20. ¥c4! ¢g7 21. ¦g1 f6 22. ¦hg3
¤e7 23. ¦xg5! fxg5 24. ¥xg5
¥xf5 25. exf5 ¦xf5 26. £h4 ¦b7
27. ¥e6 £e8. La torre no tiene
escape. Si 27 ... ¦f3 28. ¥d5 gana
de inmediato. 28. ¥h6+ ¢h8 29.
¥xf5 ¤xf5 30. £f6+ ¤g7 31.
¤b6! Invita a una inmediata rendición.
31 ... ¦f7 32. ¥xg7+ ¢g8
33. £xd6 ¢xg7 34. ¤c4 £b5 35.
£xe5+ 1–0; Jeroen Nijboer-Friso
Vanheste; 4ª ronda del Torneo
abierto de Groninga, 1990.
b 3c ) 10. ¦g3 £c7 11. £e2 ¤c5
12. ¤xc6 £xc6. Es difícil definir
qué opción de recaptura es realmente
la mejor; en última instancia
decide el gusto estratégico del jugador.
13. ¥g2 b5 14. 0–0–0 (14. e5
d5) 14 ... ¦b8? (14 ... ¥b7 15. e5
d5=) 15. ¥d4!± ¢f8 16. £h5 ¢g8
17. ¥f6! ¥f8 18. e5 d5 19. ¤e2 b4
20. ¤d4 £c7 21. f4 ¤e4 22. ¥xe4
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 210
210
LOS APORTES DE PAUL KERES
dxe4 23. £e2 ¥c5? Nuevamente,
era necesario hacer 23 ... ¥b7 y si
24. f5 ¥d5, y se mejoran las posibilidades
de defensa. (D)
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
Con frecuencia los comentaristas
deportivos afirman que detrás
del error casi siempre viene
la carrera (el hit, el gol, etc.). Por
tanto, para no ser menos que
otros, podemos parodiar que, en
ajedrez, detrás del error casi
siempre viene el sacrificio... 24.
¤c6! £xc6 25. ¦d8+ ¥f8 26. ¥e7
h6 27. ¦xf8+ ¢h7 28. ¦xf7 1–0;
Friso Nijboer-Loek Van Wely; 6ª
ronda del Torneo abierto Hoogovens,
Wijk aan Zee, 1995.
➪ 8 ... ¥e7 9. ¥e3 ...
Esta jugada se puede alternar
con la continuación 9. ¤b3 a6 10.
¥e3 b5 11. a3 0–0 12. f4 ¤b6 13.
£f3 ¦b8 14. ¤d4. Pero ahora la
única explicación que tiene haber
retirado antes el caballo es que, en
el cambio que sigue, las negras no
podrán retomar con el peón que
antes estaba en b7. 14 ... £c7 15.
¤xc6 £xc6 16. ¥d4 ¤c4 17. b3!?
¤xa3. Quizás sea poco honorable
eliminar el caballo después de ubicarlo
en c4, pero la captura del peón
proporciona al blanco el dominio
absoluto de la columna que las
negras le acaban de regalar. 18.
¦xa3 b4 19. ¦a4 bxc3 20. ¥d3 ¦e8
21. 0–0 ¥f8 22. ¦fa1 e5. La disposición
de las piezas blancas es indiscutiblemente
superior, y eso obliga
al negro a tomar decisiones que
curan un mal, pero generan otros
peores. Después de esta jugada las
blancas dominarán adicionalmente
la columna f. 23. fxe5 dxe5 24.
¦f1! Saca a la luz el clásico problema
de las dos debilidades, que las
negras no podrán sostener por mucho
tiempo. 24 ... ¥e6 25. ¦xa6
£c8 26. ¥e3 ¥c5 27. ¥xc5 £xc5+
28. £f2 £xf2+ 29. ¢xf2! ¦a8 30.
¦fa1 ¦xa6 31. ¦xa6 ¦c8 32. ¢e3
h6 33. b4 hxg5 34. hxg5 ¦b8 35. b5
¥d7 36. ¦a3 ¦b7 37. ¦b3 ¢h7 38.
b6 ¦b8 39. b7 ¥a4 40. ¦b4 ¥c6 41.
¥a6 1–0; Nathanael Situru-Gregori
Cantell; 11ª ronda del Torneo de
Canberra (Australia), 1995. No
existe defensa contra la amenaza
¦b6, que garantiza la ganancia del
peón de c3.
➪ 9 ... 0–0
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 211
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
211
Un punto de importantes ramificaciones.
La principal respuesta
aquí es:
➪ 10. £h5 ...
Otras posibilidades son:
A) 10. £e2 ¤xd4 (nada hay
contra 10 ... a6 11. ¥g2 ¤xd4 12.
¥xd4 b5 13. e5 d5 14. a3, y ahora
las negras emprendieron la maniobra
14 ... ¤b8 15. f4 ¤c6 16.
¥f2 £a5 17. 0–0 b4 18. axb4
£xb4 19. £d2, pero ahora hicieron
19 ... ¤a5? 20. ¦a4 ¤c4 21.
£d4 £xb2 22. ¦xc4 dxc4 23.
¥xa8 £xc2 24. ¥e4 £b3 25. ¦b1
1–0; Devaki Prasad-Roberto Rivello;
8ª ronda del Torneo abierto
Lloyds Bank, Londres, 1987). 11.
¥xd4 a6 y ahora, por ejemplo:
a 1 ) 12. f4 b5 13. a3 ¦b8 14. h5?!
Pero ya esto se convierte en un ataque
a la bayoneta, que culmina con
la destrucción de la cadena de peones
blancos en el flanco rey. 14 ... e5
15. ¥e3 exf4 16. ¥xf4 ¥xg5!? 17.
¥xd6 ¥h4+ 18. ¦xh4 £xh4+ 19.
£f2 £xh5 20. ¥xf8 ¢xf8, y las negras
han quedado con peón de ventaja,
dos peones pasados y mejores
posibilidades; ¡pero perdieron!: 21.
¦d1! La jugada precisa, que toca
los puntos claves de la posición negra.
21 ... £g5 22. ¦d5 £h6?! Visto
con la óptica de un jugador de dominó,
esto es equivalente a «pasarse
con fichas». Aquí era necesario
seguir con 22 ... £c1+ 23. ¤d1 ¦b7
y si ahora 24. ¥h3 £h6 25. ¦c5
£xh3 26. ¦xc8+ ¢e7 y las negras
conservan su ventaja, en una posición
ligeramente más segura. 23.
£g3 ¦b7 24. ¥h3 £c6 25. £h4!
Demuestra que la posición de las
blancas tenía potencialmente muchas
más posibilidades de lo que
aparentemente se suponía. 25 ...
£b6 26. £xh7 £g1+ 27. ¢d2 ¦c7
28. £h8+ ¢e7 29. £h4+ f6 30. £f4!
¤e5 Las negras podían intentar resistir
con 30 ... ¦c6 y eventualmente
...£b6. 31. ¦xe5+ fxe5 32. ¤d5+
¢d6 33. £f8+ ¢c6 34. ¥xc8 £d4+
35. ¢e2 £xe4+ 36. ¤e3 £d4 37.
¥e6 £d6 38. £a8+ 1–0; Janos Rigo-Romuald
Mainka; 7ª ronda del
Torneo de Dortmund C, 1991.
a 2 ) 12. 0–0–0 b5 13. ¥h3. Interesantes
maniobras tácticas se produjeron
en la partida Gary Quillan-Graeme
Buckley; Campeonato
de Gran Bretaña, Swansea (País
de Gales), 1987, luego de 13. ¦d3!?
b4 14. ¤d1 ¥b7 15. f4 £a5 16. ¢b1
e5 17. ¥h3 f5 Pero ahora las blancas
iniciaron una complicada operación
de penetración, sin medir
los gastos, comenzando por 18.
¤f2?! exd4 19. exf5 ¥xh1 20. £xe7
¤c5 21. f6 Un viejo refrán dice que
«el que reparte y reparte, se queda
con la mejor parte», pero todas las
reglas tienen casi siempre sus excepciones...
21 ... ¦f7 22. £e2 ¤xd3
23. ¤xd3 ¥d5, y al salir de nuevo
el sol, las negras descubren que en
su patio han quedado, «gratis», torre
y calidad de ventaja, aunque todavía
las blancas darán algunos ladridos
más; pero también hay otro
refrán que dice: que «perro que ladra,
no muerde»: 24. f5 gxf6 25. g6
¦c7 26. gxh7+ ¢h8 27. ¤f4 £xa2+
28. ¢c1 £a1+ 29. ¢d2 ¦xc2+ 30.
¢xc2 ¦c8+ y todo terminó. 0–1.
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 212
212
LOS APORTES DE PAUL KERES
La segunda alternativa de consideración
es 13. £h5 b4 14. ¤e2
£a5 15. ¢b1 e5 16. ¥e3 ¤c5 17.
£f3. Con esta retirada las blancas
reconocen que no han obtenido
ningún beneficio estratégico. 17 ...
¥e6 18. ¤c1 ¦ac8 19. ¥h3 £c7 20.
¦d2 £b7 21. ¥xc5 ¦xc5 22. ¥xe6
fxe6 23. £g4 £c8 24. ¤d3 ¦c4 25.
¦e1 ¦d4 26. ¦de2 a5 27. ¦e3
1/2–1/2; Hans Joachim Vatter-
Klans Bischoff; Bundesliga 94/95,
Alemania, 1995.
Regresamos a las jugadas iniciales
de la variante a 2 , se continuó
con 13 ... b4. (pero no 13 ... £a5 14.
g6! hxg6 15. h5 b4 16. hxg6 bxc3 17.
¥f5!! fxg6 18. ¥xe6+ ¦f7 19. £c4!
¤e5 20. ¥xf7+ ¤xf7 21. ¦h8+
¢xh8 22. £xf7; 1–0; Zbynek Hracek-Vlastimil
Babula; 2ª ronda del
Torneo de Odorheiu Secuiesc,
1995). 14. ¤a4 £a5 15. b3 ¤c5 16.
¤xc5 dxc5 17. ¥b2 £xa2 18. f4 a5
19. f5 ¥a6 20. £h2 c4 21. bxc4 b3
22. £e5! f6 23. £xe6+ ¦f7 24. g6
¥a3 25. gxf7+ ¢f8 26. ¥xa3+!
£xa3+ 27. ¢d2 bxc2 28. ¢xc2
£a4+ 29. ¢d2 ¥xc4 30. £d6+
¢xf7 31. ¦c1 ¢e8 32. ¦xc4 1–0;
Zdenco Jusic-Flavio Guido; 9ª ronda
del Torneo abierto de Cannes,
1995.
B) 10. £d2, con las siguientes
ramificaciones:
b 1 ) 10 ... ¤de5 11. 0–0–0 (11.
¥e2 ¤a5 12. 0–0–0 ¥d7 13. f4
¤ac4 14. ¥xc4 ¤xc4 15. £e2 ¦c8
16. ¢b1 £b6 17. b3 £a5 18. ¦d3
¤xe3 19. £xe3 ¦c5; 0–1 en 35
jugadas; Oleg Nikolenko-Tomasz
Markowski; 10ª ronda del Campeonato
de Polonia por equipos,
Lubniewice, 1994) 11 ... ¤g4 12.
¤xc6 bxc6 13. ¥f4 ¦b8.Y a partir
de aquí las negras inician una serie
de jugadas que, poco a poco,
van obligando al blanco a un juego
puramente defensivo. 14. b3
£a5 15. ¢b1 £b4 16. f3 ¤e5 17.
¥e2 f5 18. ¥e3 c5 19. f4 ¤c4.Y el
tema de la clavada predominará
en el resto de la partida. 20. ¥xc4
£xc4 21. exf5 ¦xf5 22. ¦he1 £b4
23. £d3 c4 24. £d4 ¦c5 25. ¤e4
cxb3! 26. axb3 ¦c4! 27. £xa7 ¦b7
28. ¥d2 ¦xa7 29. ¥xb4 ¦xb4 30.
¤xd6 ¥xd6 31. ¦xd6 ¦xf4 32. c4
¦c7 33. h5 ¢f7 34. ¦d8 ¦f5 35.
¦g1 e5 36. ¦h8 ¦f3 37. ¢b2 ¥f5
38. ¦a1 ¦b7 39. ¦a3 ¦f2+ 40. ¢c1
¦c2+ 41. ¢d1 ¦d7+ 42. ¢e1 ¥g4
0–1; Joseph Gallagher-Ketevan
Arakhamia-Grant; 4ª ronda del
Torneo ‘Biel Mixed’, Biel, 1991.
b 2 ) 10 ... a6 11. 0–0–0 ¤xd4
12. £xd4 b5. Ahora lo normal es
continuar con jugadas como 13.
¦g1, 13. f4, etc. Pero en una partida
reciente las blancas probaron
con 13. ¢b1, que en definitiva es
un movimiento que muchas veces
hay que hacer, más temprano que
tarde. Veamos algunos ejemplos:
b 21 ) 13. ¦g1 ¦b8 (nada favorece
al negro seguir con 13 ... £a5
14. h5 b4 15. h6!; 1–0 en 42 jugadas;
Ferdinand Hellers-Ludving
Sandstrom; Malmo, 1988) 14. h5
b4 15. ¤a4! £a5 16. b3 ¥b7 17.
¢b1 ¦bc8 18. f3 ¦fd8 19. ¥h3
¤e5 20. ¦g3 ¤c4?! Esto conduce
al bloqueo temporal de la columna,
lo que favorece el rápido avan-
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 213
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
213
ce del blanco en el flanco rey. Era
preferible hacer primero 20 ...
g6!?. El juego siguió con 21. bxc4
£xa4 22. h6 ¥f8
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
23. g6! Inicia el golpe final. 23
... hxg6 24. ¦xg6! e5 25. £d2 fxg6
26. ¥e6+ ¢h7 27. ¦h1 £e8 28.
£h2 1–0; Tomas Wedberg-Ludving
Sandstrom; Malmo, 1988.
b 22 ) 13. ¢b1 ¦e8 14. ¦g1 ¥f8,y
ahora las blancas iniciaron un
avance incontenible con 15. h5
¥b7?! Una jugada que recuerda a
«Nerón tocando el arpa y Roma
ardiendo». En tales circunstancias
era necesario disponerse de inmediato
para la defensa, con jugadas
como 15 ... ¤e5 o incluso 15 ... e5
16. £d5 ¦b8 17. g6 £e7 18. ¥g5
£e6 y de una forma u otra las negras
se mantienen luchando por
sostener la posición. 16. g6! fxg6?
Todavía había esperanzas de encontrar
alguna salida con 16 ...
£f6, pero ahora el ataque será decisivo.
17. hxg6 h6 18. ¥xh6! gxh6
19. g7 ¥e7 20. ¥h3 ¥g5 21. £xd6
£b6 22. f4 £xd6 23. ¦xd6 ¥xf4 24.
¦xd7 ¥c8 25. ¥xe6+ 1–0; Peter
Kenneth Wells-Romuald Mainka;
7ª ronda del Torneo abierto de Bad
Woerishofen (Alemania), 1995.
C) 10. f4 Aquí las negras han
continuado con:
c 1 ) 10 ... a6 11. £f3 ¦e8 12.
0–0–0 ¥f8 13. g6!? fxg6, pero el
blanco responde con 14. ¤xe6!,
que sustituye la anterior 14. ¥c4.
El negro no tiene nada mejor que
aceptar la pieza con 14 ... ¦xe6
(14 ... £a5 15. ¤xf8 ¦xf8 16.
¦xd6+-) 15. ¥c4 ¤de. (si 15 ...
¤b6 se sigue con 16. ¥xb6 £xb6
17. f5, con ventaja decisiva) 16.
fxe5 ¤xe5 17. ¥xe6+ ¥xe6 18.
£g2 ¥g4 19. ¦df1 ¥e7 20. £g3
£d7 21. ¤d5 ¦e8 22. ¢b1 ¥d8
23. ¦f4 h6 24. ¥d4 ¥e6 25. ¥c3
g5?! Las negras no quieren perder
la pareja de alfiles, pero no
quedaba mejor solución que cortar
por lo sano y eliminar el caballo.
26. hxg5 ¥xg5.
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Diagrama de análisis
27. ¦xh6!! ¡Dos torres a disposición
del mismo alfil! 27 ... ¥xh6
(en caso de 27 ... ¥xf4 28. ¤f6+!
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 214
214
LOS APORTES DE PAUL KERES
¢f7 29. £xf4+-; o si 27 ... gxh6 28.
¤f6+ ¢h8 29. ¤xd7 etc.) 28. ¤f6+
¢h8 29. ¤xd7 ¥xf4 30. £xf4
¥xd7 31. ¥b4 ¦e6 32. b3! El peón
no puede ser tomado con 32.
¥xd6?? por 32 ... ¦f6. 32 ... ¦f6 33.
£g3 ∆ ¥d6 33 ... ¦g6 34. £h4+
¢g8 35. £e7! ¦e6 36. £d8+ ¢f7
37. £c7 ¢e7 38. £xb7 g5 39. £d5!
Que amenaza ganar el peón con
¥xd6. Ahora el negro esta obligado
a mover el bloqueador. 39 ...
¤f7 40. e5! g4 Naturalmente, si 40
... ¤xe5 41. ¥xd6+ ¦xd6 42.
£xe5+ y, además, la amenaza £g5.
41. exd6+ ¤xd6 42. ¢b2 g3 43.
£g5+ ¢e8 44. £xg3 1–0; Jozef
Franzen-Stefan Brzozka; partida
jugada por correspondencia, 1991.
c 2 ) Pero recientemente se introdujo
el plan 10 ... d5 11. exd5
exd5 12. £d2 ¤b6 13. 0–0–0 ¥g4
14. ¦e1 £d7, que proporciona a
las negras una posición aceptable.
Nada concreto lograron las blancas
con 15. f5 ¦fe8 16. ¦g1 ¥h5 17.
¥b5 ¥f8 18. f6 ¤c4 19. ¥xc4 dxc4
20. fxg7 ¥xg7 21. ¤db5, y tras el
cambio de damas las piezas negras
se movieron mucho mejor: 21 ...
£xd2+ 22. ¥xd2 ¥g6 23. ¤d5
¦xe1+ 24. ¦xe1 ¦d8 25. ¤f6+.Trata
de limitar la acción de los alfiles,
pero esto condujo a un final muy
interesante, en el que las negras ganaron
luego de 25 ... ¥xf6 26. gxf6
h5 27. ¤a3?! Saca del juego al caballo,
cuando era incluso preferible
buscar el empate con 27. ¦e7!?
ya que si 27 ... ¤xe7 (27 ... c3 28.
¥xc3 ¤xe7 29. fxe7 ¦e8 30. ¥f6
¥f5 31. ¤d6 ¥d7 32. ¤xe8 ¥xe8,
con análogo resultado.) 28. fxe7
¦e8 29. ¥g5 ¢g7 30. ¤d6 f6 31.
¤xe8+ ¥xe8 32. ¥e3 y el final debe
ser tablas. 27 ... ¦d4 28. ¥h6 Da
por sentado que el rey quedará
atrapado, pero en análogas circunstancias
se encuentra el monarca
blanco; todo depende de quién
tenga más cerca su caballo, y eso
ya quedó definido en la jugada número
veintisiete. 28 ... ¦xh4 29.
¥g7 ¢h7 30. ¦e8 ¥f5 31. ¤b5 Retorna
a la casilla que nunca debió
abandonar. 31 ... ¦h2 32. ¤d6 ¤d4,
y las negras, con un sólo movimiento,
han decidido la partida: 33.
¦h8+ ¢g6 34. ¦h6+ ¢g5 35.
¤xf7+ ¢f4 36. ¤e5 ¦xc2+ 37. ¢d1
¢e3. Ésta era la pieza que le faltaba
al negro para ganar, ¡y resulta
que la trajeron las blancas! 38. f7
¦d2+ 39. ¢e1 ¦e2+ 40. ¢f1 ¦f2+
0–1; Iliá Smirin-Tomasz Markowski;
11ª ronda a la memoria de Rubinstein,
Estación termal de Polanica
Zdroj, 1995.
➪ 10 ... a6
De cierta manera el movimiento
10. £h5 es una provocación para
que el negro responda con 10 ...
g6 En una partida reciente se continuó
aquí con 11. £e2 e5 12. ¤b3
¤b6 13. 0–0–0 ¥e6 14. ¤d5 y las
blancas están mejor, pues tomar el
caballo conduce a la pérdida de un
peón. 14 ... ¥xd5 15. exd5 ¤b4 Resignándose
a la pérdida pero,
¿dónde poner el caballo? 16. £b5!
¤a6 17. ¤a5 £c7 18. ¤xb7 ¦fc8
19. ¦d2 £xb7 20. £xa6 £c7 21.
£a5 ¦ab8 22. ¥a6 ¦d8 23. h5 ¥f8
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 215
ANTOLOGÍA DE UN ATAQUE MAGISTRAL
215
24. hxg6 hxg6 25. £b4 ¥g7 26.
£h4 ¤d7 27. ¥c4 ¦b4 28. £h7+
¢f8 29. ¥b3 a5 30. c3 ¤c5 31. ¥c2
¦b7 32. f4 exf4 33. ¥d4 ¥xd4 34.
¦xd4 1–0; Alexander Ivanov-Mario
Frank; 2ª ronda del Torneo
abierto del Mundo, Filadelfia (EE.
UU.), 1995.
➪ 11. 0–0–0 ¤xd4
En otras partidas se ha jugado
el plan 11 ... ¦e8 12. f4 ¥f8 con
las siguientes posibilidades:
A) 13. ¥d3!± g6 14. £f3
¤xd4?! (14 ... ¥g7 15. ¤de2±) 15.
¥xd4 e5 16. ¥e3 exf4 17. ¥xf4?!
(17. £xf4!±) 17 ... ¤e5 18. £g3
¥g7 19. ¥e2 ¥e6 20. h5 (20.
¢b1!? que amenaza ¤d5M) 20 ...
¦c8 21. hxg6 hxg6 22. ¦h4 £a5.
Con juego complicado. El blanco
insistió en sus propósitos haciendo
23. ¦dh1, y el negro respondió
tranquilamente con 23 ... ¦xc3! 24.
bxc3? (24. £xc3 £xc3 25. bxc3
¥xa2=) 24 ... ¦c8 25. c4! ¤xc4 26.
£h2 £a3+ 27. ¢d1 £b2! (27 ...
£c3?? 28. ¦h8+) 28. ¥d3 ¢f8! 29.
¦h7 Una jugada que permite que
las negras ganen tiempo en consolidar
su ataque. Quizás fuese necesario
el cambio en d6. 29 ... ¥g4+
30. ¢e1 ¤e5! 31. ¥xe5 ¥xe5 32.
£h6+ (32. ¦xf7+ ¢e8!! 33. £h7
£c1+ 34. ¢f2 ¦xc2+) 32 ... ¢e8 33.
¢f2 ¦xc2+! 0–1; Claude Landenbergue-Elmar
Maguerrámov; 6ª
ronda del Torneo abierto de Bad
Woerishofen, 1993.
B) 13. ¥c4 ¤xd4 14. ¥xd4
Aunque todavía apenas si estamos
en el medio juego, algunas
partidas que hemos estudiado
muestran que las blancas logran
ampliar poco a poco sus posibilidades;
por ejemplo:
b 1 ) 14 ... £c7 15. ¥b3 ¤c5 16.
£e2 b5 17. g6! ¤xb3+ (17 ... fxg6
18. h5 ¥b7 19. hxg6 h6; y ahora el
negro puede contraatacar con
...b4) 18. axb3 fxg6 19. h5 ¥d7 20.
hxg6 h6 21. ¦dg1 ¦e7 22. f5! b4
23. ¦xh6!! gxh6 24. f6! bxc3 25.
f7+ ¦xf7 26. gxf7+ ¢xf7 27. £f3+
1–0; Devaki Prasad-Sharad Tilak;
India, 1990.
b 2 ) 14 ... b5 15. ¥b3 ¥b7 16. f5
b4 17. g6 fxg6 18. fxg6 h6 19. ¤b1
¦c8 20. ¦hf1 ¥xe4 21. ¦de1 d5 22.
¤d2 ¥xc2 23. ¥xc2 e5 24. ¥g1
£a5 25. ¢b1 ¦xc2 26. ¢xc2 £xa2
27. £f5 ¤f6 28. ¦a1 1–0; R. Pérez-
Rogelio Foyo; 7ª ronda del Torneo
abierto ISLA (Instituto Latinoamericano
de Ajedrez), Cuba, 1993.
➪ 12. ¥xd4 b5 13. e5!
8
7
6
5
4
3
2
1
a b c d e f g h
Esto es novedad de 1995, pero
también se puede seguir con 13.
¥d3, y entonces no es bueno 13 ...
b4? por 14. ¤d5! exd5 15. ¥xg7!
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 216
216
LOS APORTES DE PAUL KERES
£e8 16. ¥f6 1–0; Emil Szalanczy-
Víktor Gauríkov; 9ª ronda del
Torneo a la memoria de Barcza,
Debrecen (Hungría), 1988.
➪ 13 ... d5?!
Y la partida, en materia de teoría,
se encuentra ya en tierra de
nadie, siguió una lucha sin cuartel,
que otorga al encuentro un
atractivo especial.
➪ 14. ¥d3 g6 15. £g4 ¥c5
Si 15 ... ¤c5 16. ¥xc5 ¥xc5 17.
h5 ¥xf2 18. hxg6 fxg6 19. ¦xh7!
¥e3+ 20. ¢b1 £xg5 21. £h3 con
ventaja decisiva.
➪ 16. h5! ¥xd4 17. £xd4
£xg5+ 18. f4 £e7 19. hxg6 fxg6
20. f5! ...
Y no 20. ¤xd5?! £f7 y las negras
se reponen.
➪ 20 ... gxf5 21. ¤xd5! exd5
Ahora ya no era lo mismo,
pues si 21 ... £f7 22. ¥xf5!
➪ 22. ¦dg1+! ¢h8 23. e6+ ¤f6
Tampoco salvan del desastre:
23 ... ¦f6 24. ¥xf5 ¤f8 25. ¦h6; ó
23 ... £f6 24. ¥xf5!!
➪ 24. ¥xf5 ¦a7
En caso de 24 ... ¥xe6 25.
¥xh7 £xh7 26. ¦xh7+ ¢xh7 27.
£h4+#; 24 ... ¦g8 25. £xf6!
➪ 25. ¥xh7! £xh7
Y a semejanza de lo que ocurre
en los grandes estadios, cuando
el público inicia la retirada de
las graderías en los minutos finales
de un partido ya decidido, estamos
llegando a la conclusión de
este encuentro, y con él al sencillo
homenaje que hemos querido
brindar a la especial naturaleza
que fue el gran maestro Paul Keres.
Sabemos que el tema no ha sido
agotado, pues a cada instante
encontramos nuevas referencias,
por el momento imposibles de incorporar;
pero llegamos al final
de esta primera versión con la satisfacción
que deja la tarea cumplida.
➪ 26. £xa7! Y las negras abandonan.
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LA CAMPAÑA COMPLETA DE PAUL KERES
N° Año Competición Clas. J G P T Pts
1 1929 Parnu 2º 18 13 4 1 13, 5
2 Parnu-Viliandi (Raud) - 2 0 1 1 0, 5
3 1930 Tallín 1º 9 7 0 2 8
4 Parnu-Villandi (Lenke) - 2 2 0 0 2
5 1932 Tartu 1º 9 9 0 0 9
6 Parnu-Monsiakiule (Peet) - 2 2 0 0 2
7 1933 Parnu 1º 12 11 0 1 11, 5
8 Tallín 3º-4º 7 5 2 0 5
9 1934 Rakvere 2º 9 6 1 2 7
10 1935 Tallín 2º 8 5 2 1 6, 5
11 Tartu 1º 24 22 0 2 23
12 Olimpiada de Varsovia (1 er tab.) 19 11 5 3 12, 5
13 Helsinki 2º 8 6 1 1 6, 5
14 Keres-Friedemann 3º 2 1 0 2
15 Keres-Kibberman 4º 3 1 0 3
16 1936 Tallin 1º 10 8 0 2 9
17 Parnu (Cto. por equipos) - 3 1 1 1 1, 5
18 Bad Nauheim 1º-2º 9 4 0 5 6, 5
19 Dresde 8º-9º 9 2 4 3 3, 5
20 Zandvoort 3º-4º 11 5 3 3 6,5
21 Olimpiada de Múnich (1 er tab.) 20 12 1 7 15,5
22 Keres-P. Schmidt 7º 3 3 1 3,5
23 1937 Margate-Easter 1º-2º 9 6 0 3 7, 5
24 Estonia – Lituania (Mikenas) 2 1 0 1 1, 5
25 Ostende 1º-3º 9 5 2 2 6,
26 Praga 1º 11 9 0 2 10,
27 Viena 1º 6 4 1 1 4, 5
28 Kemeri 4º-5º 17 8 2 7 11, 5
29 Parnu 2º-4º 7 3 1 3 4, 5
30 Olimpiada de Estocolmo (1 er tab.) 15 9 2 4 11
31 Semmering 1º 14 6 2 6 9
32 1938 Hastings 2º-3º 9 4 0 5 6, 5
33 Noordwijk aan Zee 2º 9 4 0 5 6,5
34 AVRO 1º-2º 14 3 0 11 8, 5
35 Tallin (Torneo por equipos) 6 4 0 2 5
36 Estonia-Lituania (Petrov) 2 0 1 1 0,5
37 Tartu (Estudiantil) 3 2 1 0 2
38 Keres-Stahlberg 8º 2 2 4 4
Cap 3 159-221 20/9/17 12:04 Página 218
218
LOS APORTES DE PAUL KERES
N° Año Competición Clas. J G P T Pts
39 1939 Leningrado - Moscú 12º-13º 17 3 4 10 8,
40 Margate 1º 9 6 0 3 7,5
41 Estonia - Lituania (Petrov) 2 2 0 0 2
42 Estonia - Lituania (Mikenas) 2 0 0 2 1
43 Olimp. de Buenos Aires (1 er tab.) 19 9 4 6 12
44 Buenos Aires 1º-2º 11 7 1 3 8, 5
45 Keres-Euwe 14º 6 5 3 7,5
46 1940 Moscú (Cto. de la URSS) 4º 19 9 4 6 12
47 Estonia-Lituania (Mikenas) - 2 0 0 2 1
48 Tallín (Cto. por equipos) - 4 4 0 0 4
49 Tartu (Estudiantil) - 5 5 0 0 5
50 Tallin (Provincia) - 1 0 0 1 0, 5
51 Tallin-Nemme (Arulaid) - 1 1 0 0 1,
52 1941 Leningrado - Moscú 2º 20 6 4 10 11
53 1942 Tallin 1º 15 15 0 0 15
54 Salzburgo 2º 10 4 2 4 6
55 Munich 2º 11 6 2 3 7, 5
56 1943 Tallin 1º 11 6 1 4 8
57 Praga 2º 19 11 1 7 14,5
58 Poznan 1º 5 5 0 0 5
59 Salzburgo 1º-2º 10 5 0 5 7,5
60 Madrid 1º 14 12 0 2 13
61 1944 Lindkoping 2º 7 4 2 1 4, 5
62 Keres-Ekstrom 6º 4 0 2 5
63 1945 Riga 1º 11 10 0 1 10,5
64 Tallin 1º 15 11 0 4 13
65 Match Interclubs (Solmanis) 2 2 0 0 2
66 Tallin-Riga (Koblentz) 2 2 0 0 2
67 Match Interclubs (Beylin) 2 1 0 1 1,5
68 1946 Tiflis 1º 19 17 0 2 18
69 URSS - Inglaterra (Klein) 2 1 0 1 1,5
70 URSS - USA (Fine) 2 1 0 1 1, 5
71 1947 Leningrado 1º 19 10 1 8 14
72 Parnu 1º 13 7 1 5 9,5
73 Moscú 6º-7º 15 6 3 6 9
74 Estonia - Letonia (Koblenz) 2 2 0 0 2
75 Match Club contra Riga 2 2 0 0 2
76 URSS - Inglaterra (Alexander) 2 1 0 1 1, 5
77 1948 La Haya - Moscú (Cto. Mundo) 3º-4º 20 8 7 5 10,5
78 Moscú (Cto. de la URSS) 6º-9º 18 5 4 9 9,5
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CAMPAÑA COMPLETA
219
N° Año Competición Clas. J G P T Pts
79 1949 Moscú (Cto. de la URSS) 8º 19 7 4 8 11
80 1950 Budapest (Candidatos) 4º 18 3 2 13 9,5
81 Szozawno Droj 1º 19 11 1 7 14, 5
82 Moscú (Cto. de la URSS) 1º 17 8 2 7 11, 5
83 1951 Moscú (Cto. de la URSS) 1º 17 9 2 6 12
84 Kiev (Torneo por equipos) 3 1 0 2 2
85 1952 Olimp. de Helsinki (1 er tab.) 12 3 2 7 6, 5
86 Moscú (Cto. de la URSS) 10º-11º 19 5 5 9 9, 5
87 1953 Tartu 1º 19 17 0 2 18
88 Zúrich (Candidatos) 2º-4º 28 8 4 16 16
89 1954 Olimp. de Amsterdam (4º tab.) - 14 13 0 1 13, 5
90 Estonia - Letonia (Tal) - 2 1 0 1 1,5
91 URSS - Argentina (Bolbochán) - 4 1 1 2 2
92 URSS - Francia (Tartakower) - 2 2 0 2 2
93 URSS - EE. UU. (Pavey y Kevitz) - 4 3 1 0 3
94 URSS - Suecia (Stolz) - 2 2 0 0 2
95 1955 Hastings 1º-2º 9 6 1 2 7
96 Moscú 7º-8º 19 7 4 8 11
97 Parnu 1º 10 9 0 1 9,5
98 Gotemburgo (Interzonal) 2º 20 9 2 9 13, 5
99 URSS - Hungría (3 er tab.) - 7 3 0 4 5
100 1956 Olimp. de Moscú (3 er tab.) - 12 7 0 5 9, 5
101 Moscú 7º-8º 15 4 2 9 8, 5
102 Ámsterdam (Candidatos) 2º 18 3 1 14 10
103 URSS - Yugoslavia - 7 2 1 4 4
104 URSS - USA (R. Byrne) - 4 3 0 1 3, 5
105 Keres-Unzicker 8º 4 0 4 6
106 1957 Moscú (Cto. de la URSS) 2º-3º 21 8 2 11 13, 5
107 Mar del Plata 1º 17 13 0 4 15
108 Santiago de Chile 1º 7 5 0 2 6
109 Viena (Cto. de Europa) - 5 1 0 4 3
110 URSS - Yugoslavia - 7 2 1 4 4
111 Estonia - Hungría (Barcza) - 2 0 2 0 0
112 1958 Hastings 1º 9 7 1 1 7, 5
113 Olimp. de Múnich (3 er tab.) - 12 7 0 5 9,5
114 URSS - Yugoslavia (Gligoric) - 7 1 0 6 4
115 1959 Tiflis 7º-8º 19 5 3 11 10, 5
116 Zúrich 3º-4º 15 7 1 7 10, 5
117 Bled - Belgrado (Candidatos) 2º 28 15 6 7 18, 5
118 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 0 0 2 1
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LOS APORTES DE PAUL KERES
N° Año Competición Clas. J G P T Pts
119 Moscú (Campeonato) - 8 5 0 3 6,5
120 Estonia - Letonia (Tal) - 2 0 0 2 1
121 1960 Estocolmo 3º 9 6 1 2 7
122 Parnu 1º 15 9 0 6 12
123 Olimp. de Leipzig (4ª tab.) - 13 8 0 5 10, 5
124 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 1 1 0 1
125 URSS - Túnez/Italia - 3 3 0 0 3
126 URSS - Alemania Federal - 7 4 0 3 5, 5
127 Moscú (Campeonato) - 2 1 0 1 1,5
128 1961 Zurich 1º 11 7 0 4 9
129 Oberhausen (Campto Europa) - 8 4 0 4 6
130 Bled 3º-4º 19 7 1 11 12,5
131 Baku (Campto URSS) 8º-11º20 4 2 14 11,
132 1961 URSS - Yugoslavia - 5 1 1 3 2, 5
133 Riga (Campeonato) - 2 0 0 2 1
134 1962 Curazao (Candidatos) 2º-3º 27 9 2 16 17
135 Olimp. de Varna (4ª tab.) - 13 6 0 7 9, 5
136 URSS - Holanda - 2 0 0 2 1
137 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 1 0 1 1, 5
138 Moscú (Cto. por equipos) - 5 2 0 3 3, 5
139 Keres-Guéler 8º 2 1 5 4,5
140 1963 Los Ángeles (Cop. Piatigorsky) 1º-2º 14 6 3 5 8, 5
141 Moscú 6º-7º 15 5 3 7 8, 5
142 Estonia - Finlandia (Ojanen) - 2 2 0 0 2
143 Moscú (Campeonato) - 8 4 1 3 5, 5
144 1964 Bewerwijk 1º-2º 15 8 0 7 11, 5
145 Buenos Aires 1º-2º 17 9 1 7 12, 5
146 Olimp. de Tel Aviv (4º tab.) - 12 9 1 2 12, 5
147 Estonia - Finlandia - 2 1 0 1 1, 5
148 Tallin - 2 1 0 1 1, 5
149 Hastings 1º 9 7 0 2 8
150 Marianske - Lazne 1º-2º 15 7 0 8 11
151 1965 Keres-Spasski 10º 2 4 4 4
152 Cto. URSS por equipos 7º 3 0 4 5
153 1966 Tallin (Cto. de la URSS) 6º 19 4 1 14 11
154 1967 Estocolmo 1º 9 7 0 2 8,
155 Moscú 9º-12º17 2 2 13 8, 5
156 Winnipeg 3º-4º 9 2 0 7 5, 5
157 1968 Bamberg 1º 15 9 0 6 12
158 Keres-Suiza (entrenamiento) 18º 15 0 3 16,5
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CAMPAÑA COMPLETA
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N° Año Competición Clas. J G P T Pts
159 Estonia - Finlandia (Westerinen) 2º 0 0 2 1
160 1969 Wijk aan Zee 3º-4º 15 6 1 8 10
161 Tallin 2º-3º 13 5 0 8 9
162 Bad Luchacovice 2º 15 7 1 7 10, 5
163 Estonia - Finlandia (Westerinen) 2º 1 0 1 1,5
164 Estonia - Bulgaria 2º 0 0 2 1
165 1970 Budapest 1º 15 5 0 10 10
166 URSS - Resto del mundo (Ivkov) - 4 2 0 2 3
167 Kapfenberg (Cto. Europa) - 5 5 0 0 5
168 Estonia - Bulgaria (Bobótsov) 2º 0 0 2 1
169 1971 Tallin 1º-2º 15 8 0 7 11, 5
155 I.B.M. Ámsterdam 2º-4º 15 4 1 10 9
156 Parnu (75º Aniv. del Club) - 13 7 5 1 9, 5
156 URSS - Yugoslavia 4º 1 0 3 2,5
157 1972 Sarajevo 3º-5º 15 4 0 11 9, 5
158 San Antonio 5º 15 6 2 7 9, 5
158 México 3º 3 0 0 3
159 1973 Tallin 3º-6º 15 6 3 6 9
160 Dortmund 6º-8º 15 3 1 11 8, 5
161 Cto. URSS por equipos - 4 2 0 2 3
162 Interzonal Petrópolis (Invitado) 12º-13º17 3 4 10 8
163 Moscú (Cto. de la URSS) 9º-12º 17 1 2 14 8
164 1975 Tallín (Campeonato) 1º 15 6 0 9 10, 5
165 Vancouver (Canadá) 1º 10, 5