NWAGS-julio_agosto2023
Son posibles las ciudades felices, con espacios verdes, proyectos innovadores, sostenibles y una experiencia turística corresponsable. Se deben construir urbes Inteligentes y rediseñar las ciudades a favor del bienestar. ¿Sabes si tu perro te quiere de verdad? La ciencia responde a esta interrogante humana. #Ciudadesinteligentes #Aguascalientes #perros
Son posibles las ciudades felices, con espacios verdes, proyectos innovadores, sostenibles y una experiencia turística corresponsable. Se deben construir urbes Inteligentes y rediseñar las ciudades a favor del bienestar.
¿Sabes si tu perro te quiere de verdad? La ciencia responde a esta interrogante humana.
#Ciudadesinteligentes #Aguascalientes #perros
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Horizontes
¿MI PERRO ME QUIERE?
“Cuando alguien
me pregunta ‘¿en
qué está pensando
mi perro?’, me
parece que lo que
en realidad quiere
saber es ‘¿mi
perro me quiere
de verdad?’. La
respuesta es ‘claro
que sí’”.
en situaciones de temor, estrés o ansiedad,
y regulan las respuestas conductuales
y hormonales ante posibles
amenazas y estresores ambientales.
Por último, la científica describió
una sexta red que interviene en el
procesamiento de estímulos olfativos
y visuales, la cual, históricamente,
se ha vinculado con animales que
cumplen funciones policiales y militares,
como los bóxer y los dóberman.
“El reto, ahora, es averiguar cómo
piensan los perros y cómo perciben
el mundo, porque han evolucionado
para hacernos creer que son como
nosotros”, prosigue la científica. “Han
evolucionado para imitar la psicología
humana. Mas eso no significa, necesariamente,
que sus cerebros funcionen
así. Lo que debemos hacer es quitarnos
las ‘lentes de color humano’ para
entender qué ocurre en sus cerebros. Y
eso es muy difícil para nosotros”.
¿Entonces mi perro
me quiere de verdad?
GREGORY BERNS NO SE CONFORMÓ
con los hallazgos científicos en cuanto
a la manera como los perros entienden
el lenguaje, interpretan las
intenciones humanas o emiten juicios
de carácter acertados. Por ello,
el neurocientífico siguió buscando
la respuesta a la “gran interrogante”
que planteara Newton: cada vez que
su amado pug lo miraba con aquellos
enormes ojos de cachorrito, ¿lo que
manifestaba era amor de verdad?
Debido a que Newton ya había
“cruzado al otro lado del arcoíris”, Berns
volcó toda su atención en su sucesora:
Callie, a la que adiestró para que
permaneciera tendida e inmóvil en
el interior de una máquina de resonancia
magnética, que Berns vigilaba
atentamente cada vez que ofrecía alimento
o elogios a su mascota, a fin de
EN EL SENTIDO de las manecillas:
cachorro de pinscher miniatura. Un
criollo (raza mixta) y un pit bull.
QUE SE HAGA LA LUZ. Las palabras
de elogio encienden los centros de
recompensa del cerebro de un perro.
identificar el momento en que se activaban
las áreas de recompensa del
cerebro de Callie.
Y los hallazgos del neurocientífico
fueron inequívocos: las palabras
cariñosas activaban los centros de
recompensa de la terrier con la
misma intensidad que las galletas
para perro, lo cual demostraba
que Callie —y, por extensión, Newton—
lo amaba tanto o más que a
un delicioso bocadillo.
“Cuando alguien me pregunta ‘¿en
qué está pensando mi perro?’, me
parece que lo que en realidad quiere
saber es ‘¿mi perro me quiere de verdad?’”,
reflexiona Berns. “Y la respuesta
es ‘claro que sí’.
Ese afecto es sorprendentemente
similar al que las personas experimentamos
en una relación. [Nuestros
perros] forjan vínculos sociales
muy estrechos con nosotros, y eso les
resulta intensamente gratificador”.
En resumidas cuentas, la ciencia no
ha hecho más que confirmar lo que
siempre hemos sabido.
PUBLICADO EN COOPERACIÓN CON NEWSWEEK
PUBLISHED IN COOPERATION WITH NEWSWEEK
FOTOS: SENSORSPOT / GETTY
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