Revista influenSER Febrero 2024

ES UN TEMA DE EDUCACIÓN
Por Yari Ruiz
Si reflexionamos de manera rápida o general lo que ocurre en
nuestra comunidad, isla, país y mundo, sabemos que hay un
sinnúmero de conflictos con diferentes niveles de gravedad. Y
cuando analizamos cualquiera de ellos, vamos a llegar a la
raíz de que es la falta de educación que hubo en algún punto.
Más bien debería decir que es un tema de falta de
educación, pero seré más optimista. La educación o adquirir
conocimiento o igualmente impartirlo, es decir educar a otros,
es la base para evitar cualquier conflicto, ya sea prevenirlo por
educar o enseñar de antemano sobre un tema, un
comportamiento, o para corregir a alguien que ha hecho algo
que se considera impropio o incorrecto, ya sea por
desconocimiento, curiosidad, inmadurez, entre otros, que
hacen que ocurra un evento que no debe volver a ocurrir.
Podemos comenzar desde el hogar con los padres con
hijos pequeños o de cualquier edad en las cuales se van
experimentado situaciones que requieren de compartir
información, consejos, experiencias o de las que uno
aprende por sí mismo que permiten servir de ejemplo para
otros, y en este caso aprender de los errores de sí mismo.
Podemos educarnos de manera autónoma, haciéndonos
responsables de buscar información, nutrir la sabiduría, ser
autodidactas para conocer sobre un tema que
desconocemos, o del que nos puede ayudar en alguna
situación particular. En definitiva, este conocimiento
adquirido nos puede ayudar en el aspecto que se desea de
manera personal o profesional.
Y dando entrada a la parte profesional, de igual manera no
solo el hogar, la escuela o la universidad son lugares únicos
para educar o impartir conocimiento, sino que el espacio
laboral también se convierte en uno que debe instruir y
educar a sus empleados para ser eficientes y prevenir o
evitar conflictos. Los trabajos deben brindar a sus
empleados, supervisores, gerenciales y ejecutivos,
orientaciones, adiestramientos, consejería, capacitaciones y
en los procesos de reclutamiento compartir información y
educar sobre los procesos de la empresa, su cultura, su
misión, visión, metas, etc. Y en el departamento o rol
específico a cumplir, ofrecer el tiempo necesario para que
el empleado conozca procesos más específicos de su
posición, conozca lo que hará con mayor rapidez, de
manera eficiente para que el empleado pueda fungir su
función de manera independiente más rápido. Las
empresas, sin importar el tamaño de estas, deben tomar esa
responsabilidad para evitar el tiempo que el nuevo empleado
está perdido, o no entiende. Pero es esencial que sea
impartido por un compañero o supervisor designado o
dispuesto, que tenga habilidades de comunicación y de
educar o enseñar a otros.
La falta de tiempo dedicado para estas tareas de
bienvenida a un nuevo integrante se convierte en pérdida
de tiempo, frustración, miedo, nerviosismo, confusión,
falta de confianza, etc., en ese nuevo empleado. Además,
abre paso para cometer errores a cualquier nivel y a corto,
mediano o largo plazo, posibles conflictos y
comportamientos incorrectos por desconocimiento. De
igual manera, mantener un constante proceso de educación
para que los errores no sean resultado de falta de supervisión
o por iniciativa. Es por esto por lo que es necesario educar a
todos los niveles y roles.
Es importante destacar que hay otros componentes
fundamentales para ser eficientes en nuestro ambiente
laboral como lo es la comunicación, y cómo las destrezas,
habilidades, capacidades, fortalezas y comportamientos de
cada empleado influyen en su desempeño.
Así mismo ocurre en la sociedad. Si reflexionamos de
manera rápida o general lo que ocurre en nuestra
comunidad, isla, país y mundo, sabemos que hay un
sinnúmero de conflictos con diferentes niveles de
gravedad. Y cuando analizamos cualquiera de ellos,
vamos a llegar a la raíz de que es la falta de educación que
hubo en algún punto. En cualquier lugar, hogares,
escuelas, lugares públicos, trabajos, iglesias, etc.