Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
10 cm<br />
5 cm<br />
4 cm<br />
Lecturas de domingo<br />
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>28</strong> DE ABRIL DE <strong>2024</strong><br />
La República<br />
7<br />
3,5 cm<br />
3 cm<br />
Patente de corso<br />
ARTURO PÉREZ REVERTE<br />
MADRID, ESPAÑA<br />
TOMADO DE ZENDA LIBROS<br />
Usted tal vez lo<br />
ignora; pero en<br />
algún lugar, en<br />
alguna oficina<br />
ministerial, en<br />
alguna covachuela estatal,<br />
en algún departamento creado<br />
para hacernos la puñeta,<br />
hay agazapado un hijo de puta<br />
dispuesto a amargarnos un<br />
poquito más la vida. Es posible<br />
—o casi seguro— que en<br />
este momento no esté operativo<br />
porque, funcionario del<br />
Estado como es, ha ido a tomar<br />
café, salió a sus cosas o<br />
se toma el día libre, delegando<br />
su curro en una cadena de<br />
respuestas telefónicas que<br />
funciona en bucle: si quiere<br />
hablar con alguien marque<br />
uno o diga dos, en este momento<br />
nuestras líneas están<br />
ocupadas, deje un mensaje<br />
y nos pondremos en contacto,<br />
etcétera. Y luego, cuando<br />
vuelva del aperitivo o de hacer<br />
la compra, el funcionario<br />
o funcionaria, sin escuchar<br />
siquiera el mensaje que usted<br />
dejó, dará al botón de borrar<br />
mientras considera a dónde<br />
va a ir con su novio, con su<br />
familia o con la madre que<br />
lo parió durante el enésimo<br />
puente del año.<br />
Mi último contacto —telemático,<br />
naturalmente— con<br />
ese individuo o individua fue<br />
hace quince días. Y dejen que<br />
lo cuente aquí porque ilustra<br />
los modos y maneras. Había<br />
yo comprado por Amazon, a<br />
un librero de Estados Unidos,<br />
un libro que me interesa mucho:<br />
un catálogo de plumas<br />
estilográficas antiguas cuyo<br />
precio era 191,96 euros. Y al<br />
cabo de un mes de paciente<br />
espera, recibo un burofax de<br />
Correos poniendo en mi conocimiento<br />
que hay un paquete<br />
a mi nombre retenido<br />
en la aduana y que debo resolver<br />
telemática y urgentemente<br />
determinados trámites<br />
burocráticos, pues de no<br />
hacerlo en el plazo de cinco<br />
días, la administración<br />
de Aduanas e Impuestos Especiales<br />
podrá determinar la<br />
destrucción de su mercancía.<br />
Alarmado por el ultimátum,<br />
enciendo el ordenata —mi<br />
teléfono, he contado alguna<br />
vez, es un viejo Nokia— y me<br />
pongo a cumplimentar. O a<br />
intentarlo.<br />
Leer (Aduanas mediante)<br />
perjudica la salud<br />
Un libro ya pagado por Amazon, con una factura suplementaria de Aduanas en la que<br />
me endiñan 130,<strong>04</strong> euros de derechos de importación, más IVA—¡un simple libro para<br />
leer!— me sale por un huevo de la cara.<br />
DE LO QUE ME<br />
OFRECEN, LO<br />
QUE MÁS SE<br />
PARECE A LIBRO ES<br />
DOCUMENTO, ASÍ<br />
QUE HAGO CLIC<br />
EN ESO. DESPUÉS<br />
LO ENVÍO TODO Y<br />
SALE UN MENSAJE<br />
DICIÉNDOME<br />
QUE LOS DATOS<br />
QUE APORTO SON<br />
INEXACTOS.<br />
No descubro a ustedes nada<br />
nuevo. Yo, que soy analfabeto<br />
digital, paso una mañana<br />
y parte de la tarde dedicado al<br />
cochino menester de moverme<br />
por el proceloso mundo<br />
de www.correosaduanas.es y<br />
sus alrededores: fotocopia del<br />
DNI, justificante de compra,<br />
factura, aviso de llegada firmado<br />
y cumplimentado. Todo<br />
eso, rellenando innumerables<br />
casillas y escaneando documentos:<br />
datos del importador,<br />
tipo de envío, descripción detallada<br />
del contenido… Un libro,<br />
indico una y otra vez. Se<br />
trata de un simple libro. Y al<br />
terminar —fecha, firma, NIF—<br />
, cuando creo haber salido vivo<br />
del laberinto del Minotauro,<br />
recibo una comunicación de<br />
Correos diciendo que lo he trajinado<br />
de cojón de pato, enhorabuena;<br />
pero que ahora debo,<br />
con el impreso resultante, meterme<br />
en otra página de Aduanas<br />
y hacerlo todo de nuevo,<br />
aunque con fascinantes detalles<br />
suplementarios: envoltorio<br />
reciclable, normativa sobre residuos<br />
y suelos contaminados,<br />
traslado por matrimonio, herencia,<br />
tatuajes (¿?), etcétera.<br />
Así que, bueno. Resignado a<br />
mi esquiva suerte, diciéndome<br />
qué es la vida, por perdida ya<br />
la di, como el pirata de Espron-<br />
ceda, me meto en la nueva<br />
página y cumplimento cuanto<br />
puedo y me dejan. Parece<br />
que la cosa marcha, pero de<br />
pronto llego a un lugar donde<br />
exigen especificar el tipo<br />
de mercancía que importo;<br />
y para eso —por mi comodidad,<br />
naturalmente— sale<br />
un menú predeterminado.<br />
Busco en él la palabra libro,<br />
pero no aparece. El azar me<br />
pone delante un número de<br />
atención al cliente y lo marco.<br />
Piii, piii, piii. Todas nuestras<br />
líneas están ocupadas.<br />
Marco otra vez, diez minutos<br />
de espera. Al fin obtengo<br />
respuesta: si quiere hablar<br />
con éste diga hola, si<br />
quiere hablar con aquél diga<br />
me cisco en vuestros muertos<br />
más frescos. Elijo la segunda<br />
opción y vuelvo a la<br />
página. De lo que me ofrecen,<br />
lo que más se parece a<br />
libro es documento, así que<br />
hago clic en eso. Después lo<br />
envío todo y sale un mensaje<br />
diciéndome que los datos<br />
que aporto son inexactos. En<br />
ese momento, a pique ya de<br />
la hemorragia cerebral, apago<br />
el ordenador, telefoneo<br />
a un amigo y le digo entre<br />
dos blasfemias que indignarían<br />
a mi madre —una sobre<br />
el copón de Bullas y otra sobre<br />
las bragas de la Virgen—<br />
que me busque un agente de<br />
Aduanas. ¿Para un libro?, se<br />
extraña. Sí, respondo. Para<br />
un puto libro.<br />
Llegó ayer, al fin. Delante<br />
lo tengo. Un libro ya pagado<br />
por Amazon, con una factura<br />
suplementaria de Aduanas<br />
en la que me endiñan 130,<strong>04</strong><br />
euros de derechos de importación,<br />
más IVA. Con lo que<br />
el asunto —¡un simple libro<br />
para leer!— me sale por un<br />
huevo de la cara: 324 mortadelos<br />
de vellón. Así que lo<br />
tengo claro: el próximo que<br />
compre en el extranjero lo<br />
encargaré a un comerciante<br />
chino, a un narco de Barbate<br />
o a un traficante de armas<br />
eslavo. Para traer cosas de<br />
fuera, a ésos nadie les exige<br />
una puñetera mierda.