Zona Dostres Enero 2013

Fue en el año 1996 cuando se disputó
el partido que está considerado
como el más importante de la
historia del baloncesto universitario
y una de las mayores sorpresas deportivas
de todos los tiempos. En
ese partido estaba en juego el título
de la NCAA, cuyos finalistas eran
la Universidad de Kentucky y la de
Western Texas. El equipo de Kentucky
poseía todos los mimbres de
un equipo campeón, liderados en la
pista por el entonces joven, Pat Riley,
y en el banquillo por el histórico
técnico Adolph Rupp, que entre
otras cosas, había sido nombrado
esa temporada como “entrenador
del siglo” y todavía ostenta el récord
de porcentaje de victorias en la
NCAA, con un 82,2%. Su rival no era
más que un equipo modesto de estudiantes
de Texas, que habían tenido
que sobreponerse a todo tipo de
factores externos para poder estar
en la final. Cuando hablamos de factores
externos, podríamos pensar
que al tratarse de una Universidad
con escaso presupuesto, los problemas
se referían a sus instalaciones
para entrenar o a la dificultad para
realizar los viajes, sin olvidar el poco
nombre con el que contaban sus jugadores
y entrenador. Sin embargo,
sin dejar de ser ciertos estos aspec-
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NBA
Don Haskins: Su legado
tos, el principal inconveniente al que
tuvo que sobreponerse este equipo,
fue el tener que combatir la ira y el
odio con el que les recibían en todas
las canchas, incluso en las de sus aficionados,
solamente por el motivo
de contar con una plantilla en la que
formaban parte siete jugadores de
color.
En Estados Unidos, tras la muerte
del presidente Kennedy en el año
1963, el vicepresidente Johnson
asumió los poderes presidenciales y
consiguió la aprobación de las leyes
sobre igualdad de derechos civiles.
En 1964, fue elegido presidente. Se
produjeron diversos enfrentamientos
políticos y sociales en el país, que
originaron movimientos extremistas
y provocaron el asesinato de Malcom
X en 1965 y Martín Luther King
en 1968. Además, en los equipos
de baloncesto del sur como Texas,
continuaba existiendo una gran discriminación
racial, hasta el punto de
que se aplicaba una regla no escrita
de sólo haber un jugador afroamericano
por equipo, siendo convocado
de manera puntual. En ese contexto
de la sociedad estadounidense, es
cuando llega Don Haskins al banquillo
de Texas Western. Fue en el año
1961 y en su haber no poseía más
continúa
| Por Juanjo Segura
que una discreta carrera como jugador
y un título de campeón dirigiendo
a un equipo femenino del instituto
Hesley. El técnico, junto a su
esposa Mary y sus tres hijos pequeños,
se instaló en un piso asequible
de la residencia de estudiantes con
un único objetivo: convertir aquel
equipo de una Universidad con tan
pocos recursos, en un equipo campeón
de la NCAA. Para ello, pasó sus
primeros cuatro años al frente de los
Miners, (con ese nombre se conocía
al equipo de Texas) formando a un
equipo que practicaba un baloncesto
duro y con una defensa asfixiante.
Sus métodos estrictos permitieron
que Eddie Mullins, director de deportes
de El Paso, le calificara con el
apodo de “El Oso”.
En el año 1965 y con la familia Haskins
plenamente asentada en El
Paso, el entrenador decide que hay
que fichar para formar una plantilla
con aspiraciones a conquistar el
título. Al carecer de presupuesto,
decide incorporar a jugadores de la
calle que gozaban de unas condiciones
inmejorables para jugar y todos
ellos tenían una característica en común:
eran de raza negra. A nadie del
entorno de la Universidad le agradó
la idea, ni siquiera a los propios ju-