Reynaldo - Naxos Music Library

en música Au Clair de lune (CD 3 - pp. de 20 a 30) nos presenta once escenarios
sentimentales, ilustrados contemporáneamente con textos y disegnos de Louis Montégut -
primo de Alphonse Daudet - y con la música espontánea y descriptiva de Hahn. En Portraits
de peintres (CD 4 - pp. de 1 a 4), Reynaldo se inspira en los poemas de su amigo Marcel
Proust para pintar musicalmente el universo figurado de Cuyp, Potter, Van Dyck y Watteau. La
primera audición de estas piezas, destinadas a acompañar la recitación de los versos de Proust,
tuvo lugar en la casa de Madeleine Lemaire el 20 de mayo de 1895. En cada cuadro el
compositor devuelve con elegancia su encanto: el paisaje holandés de Cuyp, donde se alternan
los horizontes difuminados y el elemento terreno, se ejecuta con un ritmo «un poco pesado,
como la grupa de los caballos flamencos»; bajo los «cielos completamente grises» de Potter,
el rumiar triste y melancólico de las vacas bátavas; la elegancia, el límpido refinamiento de
los retratos de Van Dyck; la gracia y la iridiscencia de las galantes fiestas observadas por
Watteau. Y tras Daudet y Proust, he aquí que aparece otra figura del círculo de amigos íntimos
de Reynaldo Hahn: Sarah Bernhardt, Grande Sarah 2 ! Para ella, Reynaldo escribió mucha
música de escena, de la que esta colección propone dos ejemplos: las transcripciones para
piano de la Pavane d’Angelo (CD 3 - p. 33), destinada al drama de Víctor Hugo y al arreglo
del pequeño fragmento Avant l’hommage des poètes (CD 3 - p. 32), compuesta
expresamente para la festividad que, en 1914, se reconoció en ocasión de la concesión de la
Légion d’honneur a la actriz.
A pesar de que la música pura no constituye su campo predilecto, Reynaldo Hahn ha
compuesto algunas obras para piano solo de gran importancia. Thème varié sur le nom
de Haydn (CD 4 - p. 19), formó parte de un «Hommage à Haydn» en el cual había presentes
también obras de Debussy, Dukas, D’Indy, Ravel y Widor. Y por esta contribución completa de
brío, Reynaldo Hahn elige el alma del pastiche, al cual está particularmente unido. Sin
embargo, sin ningún soporte literario ni ninguna fuente de inspiración sentimental, la
Sonatine (CD 4 - pp. de 16 a 18), de 1907, se desplega en una ligereza, una vitalidad muy
neo-rococò, que se concede de vez en cuando un lenguaje relativamente más moderno. El
Allegro moderato inicial seduce por su genuina envergadura, la armonía límpida veteada de