You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Que los niños no quieren que juegue con ellos.
—¿Porqué?
—Porque dicen que las niñas no pueden jugar al fútbol.
—Sí, pueden, porque yo he jugado —observó mamá Bhaer.
—Ya sé que puedo jugar, porque otras veces he jugado con mi hermano,
pero ahora no quiere que juegue porque los demás niños se ríen de él —dijo
Daisy, enojada.
—Tu hermano tiene razón. Con él solo no hay inconveniente en que
juegues, pero es violento cuando intervienen diez o doce chicos. Yo te
inventaré algo que te distraiga.
—Estoy cansada de jugar sola —advirtió tristemente Daisy.
—Jugaré contigo un rato, aun cuando estoy atareada arreglándolo todo
para ir a la ciudad. Te llevaré conmigo, verás a la abuelita y, si quieres, te
quedarás con ella.
—Me agradará verla y ver a Josy, pero si me lo permites, volveré contigo;
Medio-Brooke me extrañaría, y, además, estoy contentísima viviendo a tu
lado.
—¿No sabes acomodarte a vivir lejos de tu hermano?...
—No, querida tía; como somos gemelos, nos queremos muchísimo —
afirmó Daisy, con cierto orgullo.
—Bueno, ¿en qué vas a entretenerte mientras acabo de colocar esta ropa
blanca en el armario?...
—No sé; estoy harta de muñecas; desearía un juguete nuevo.
—Ahora veo que no te has asomado por la cocina a ver lo que Asia prepara
para el almuerzo.
—Me asomaré y lo veré, si es que Asia no está de mal humor — murmuró
Daisy alejándose lentamente en dirección a los fogones, donde la negra
cocinera era reina absoluta.
Cinco minutos después regresó Daisy contentísima, empuñando un trozo
de masa y con una mancha de harina en la nariz.
—Tía, vamos a amasar y a hacer bollos y empanadas. Asia está satisfecha
y lo permite, ¿vamos allá?...
—Sí, hijita; ve enhorabuena, y quédate allí cuanto gustes.
Daisy se marchó precipitadamente y su tía se quedó pensando y tratando