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Práctica vinícola o sea Procedimientos ciertos y seguros para la ...

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PRÁCTICA<br />

VÍNICO<br />

PROCELMEITOS CIERTOS í SEGUROS<br />

LA<br />

CURACIÓN DE SUS DEFECTOS Y ENFERMEDADES<br />

POR<br />

DON ISIDORO GARCÍA FLORES<br />

ABOGADO Y COSECHERO DE VINOS.<br />

"No te guíe Ta-rutina; oye <strong>la</strong> ciencia<br />

Sin desviarte jamás de <strong>la</strong> experiencia."<br />

TOLEDO<br />

I M P R E N T A . O B<br />

1887<br />

LARA


ES PROPIEDAD


A LOS<br />

VINICULTORES<br />

El presente tratado, escrito sucintamente en forma de Memoria, <strong>para</strong> su<br />

•presentación en <strong>la</strong> Exposición nacional <strong>viníco<strong>la</strong></strong> celebrada en Madrid en el<br />

año de 1877, mereció <strong>la</strong> honra de haberse visto premiada por él Jurado de <strong>la</strong><br />

misma. Corregida y aumentada notablemente con los nuevos datos que nos<br />

ha suministrado una práctica constante en <strong>la</strong> fabricación de los vinos, <strong>la</strong> ofrecemos<br />

á nuestros vinicultores, sin otra pretcnsión que <strong>la</strong> de estimu<strong>la</strong>rles al<br />

mejoramiento de un producto que constituye en el día <strong>la</strong> más valiosa riqueza<br />

de España, y que podrá competir ventajosamente con <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s naciones más<br />

ade<strong>la</strong>ntadas,,tan luego como adquiera mayor grado de perfección.<br />

La predilección que tenemos á <strong>la</strong> industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong> y á los que á <strong>la</strong> misma<br />

se dedican, hace que les ofrezca este modesto trabajo el más humilde de todos<br />

jísitíúw garfia ^\m$


INTRODUCCIÓN<br />

El extraordinario impulso que se lia dado en los últimos años al cul.<br />

tivo de <strong>la</strong> vid, llevándole á comarcas en que jamás se conoció, ha hecho<br />

que este ramo de <strong>la</strong> producción agríco<strong>la</strong> constituya en el día <strong>la</strong> primera<br />

riqueza de nuestra nación, cuyo fértil suelo y apropiado clima se prestan<br />

admirablemente al desarrollo de tan importante arbusto. Pero <strong>la</strong>s grandes<br />

proporciones en que se está llevando á efecto <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación de viñedos, ha<br />

de influir necesaria é indefectiblemente en el precio de los caldos que en<br />

muy próxima época hayan de e<strong>la</strong>borarse, en términos de que sus rendimientos<br />

puedan llegar á ser tan cortos que acaso no indemnicen los gastos<br />

que requiere su esmerado cultivo, defraudando <strong>la</strong>s esperanzas del agricultor,<br />

que verá desaparecer un capital cuya adquisición le ha sido muy<br />

penosa, y con el que creyó poder contar en el porvenir <strong>para</strong> el sostenimiento<br />

de su familia; y el Estado á su vez ha de ser igualmente perjudicado<br />

en sus ingresos. Así que, <strong>para</strong> remediar esta que pudiéramos l<strong>la</strong>mar<br />

catástrofe, próxima, se hal<strong>la</strong>n interesados tanto el propietario como el Estado,<br />

debiendo contribuir cada cual en su esfera á evitar sufran los vinos<br />

tal depreciación que se venga desgraciadamente abajo todo lo que á tanta<br />

costa se ha edificado.<br />

Corresponde, pues, al propietario <strong>la</strong> elección de los terrenos más apropiados<br />

<strong>para</strong> el desarrollo de <strong>la</strong> vid; <strong>la</strong> variedad de ésta que más se acomode<br />

al suelo, al clima y á <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino más apreciado en el comercio;<br />

su esmerado cultivo <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de mayor cantidad y mejor calidad<br />

del fruto, y todo lo referente á <strong>la</strong> fabricación y conservación de los vinos,<br />

dirigiendo <strong>la</strong>s operaciones con tal inteligencia, que al presentarlos en el<br />

mercado no dejen nada que de<strong>sea</strong>r al gusto del más delicado consumidor-<br />

Mas <strong>para</strong> llevar á efecto estas operaciones debe el cosechero abandonar<br />

<strong>la</strong>s prácticas rutinarias de sus abuelos, que son por desgracia <strong>la</strong>s generalmente<br />

seguidas; y marchando con <strong>la</strong> ley del progreso, estudiar y conocer<br />

ios elementos que <strong>la</strong> ciencia enológica le suministra,


Debemos sin embargo convenir en que dichos procedimientos rutinarios<br />

reconocen como causa principal <strong>la</strong> de que el estudio de los principios<br />

científicos no les es dado conocer á <strong>la</strong> generalidad de los vinicultores, por<br />

cuanto no pueden ensayarlos ó llevarlos á <strong>la</strong> práctica á causa de carecer<br />

de otra c<strong>la</strong>se de conocimientos que <strong>para</strong> esto les serían necesarios. Así es,<br />

que <strong>la</strong> mayor parte de los tratados de reconocido mérito que se lian publicado<br />

por ilustrados enólogos, no han podido, ni pueden ser comprendidos<br />

por nuestros agricultores, á algunos de los cuales al hab<strong>la</strong>rles acerca de<br />

varios puutos concernientes á <strong>la</strong> mejor e<strong>la</strong>boración de los mostos, les he.<br />

moa oído dedir: «Ahí tengo un libro que hab<strong>la</strong> de ello, pero al empezar á leerle<br />

no le entendí y le arrinconé.»<br />

Y con efecto; quédese su estudio <strong>para</strong> los hombres científicos, que él<br />

les ha de llevar á conseguir el mayor perfeccionamiento en <strong>la</strong> fabricación<br />

de los mostos, prestando un seña<strong>la</strong>dísimo servicio á <strong>la</strong> riqueza pública;<br />

pero al querer comunicar los ade<strong>la</strong>ntos á los cosecheros, débese procurar,<br />

en cuanto les <strong>sea</strong> posible, hacer abstracción dé<strong>la</strong> ciencia, explicándolo todo<br />

en el terreno, <strong>para</strong> ellos comprensible, de <strong>la</strong> práctica.<br />

Al Estado por otra parte le corresponde completar <strong>la</strong> obra del vinicultor,<br />

poniendo á su alcance conocimientos útiles <strong>para</strong> llevar á efecto prácticamente<br />

<strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s, introduciendo hasta el seno de<br />

su hogar los progresos de <strong>la</strong> ciencia; y por último coronar los esfuerzos y<br />

fatigas del productor, coadyuvando á dar salida á sus caldos, an el interior,<br />

con <strong>la</strong> construcción de vías de comunicación que faciliten los transportes,<br />

y con <strong>la</strong> remoción de cuantas trabas se opongan al mayor consumo, y á <strong>la</strong><br />

libertad de comercio; y en el exterior, llevando á efecto tratados ventajosos<br />

con los paises en que, ó no se producen los vinos, ó en que éstos son escasos<br />

ó de inferior calidad, por más que <strong>para</strong> ello tenga que dejar de protejer<br />

á otras industrias nacionales, que vienen gozando de un privilegio,<br />

que se hace injusto desde el momento que recae en perjuicio de otras producciones<br />

de igual ó de mayor importancia.<br />

El Estado procura cumplir con estos deberes llevando al Municipio los<br />

conocimientos y ade<strong>la</strong>ntos agríco<strong>la</strong>s, valiéndose de publicaciones periodísticas;<br />

dando impulso á <strong>la</strong> construcción de carreteras y ferrocarriles, y celebrando<br />

tratados con <strong>la</strong>s naciones extranjeras. Ejemplo de esto tenemos en<br />

<strong>la</strong> Gaceta agríco<strong>la</strong> del Ministerio de Fomento, cuya subscripción se ha hecho<br />

obligatoria á los Ayuntamientos, en los muchos proyectos de carreteras y<br />

ferrocarriles aprobados diariamente por <strong>la</strong>s Cámaras, aun cuando luego sigan<br />

eternamente en estudio; y en el tratado franco-español que ha reportado<br />

en estos últimos años muchos beneficios á <strong>la</strong> industra <strong>viníco<strong>la</strong></strong>, y aún los<br />

reportaría mayores si á su descrédito no hubiera contribuido <strong>la</strong> ambición<br />

desmedida de algunos cosecheros, que han querido ganar de presente <strong>para</strong><br />

arruinarse en el porvenir; y más aún <strong>la</strong> de los. Comisionados franceses que


<strong>para</strong> su mayor lucro han buscado caldos de bajo precio sin tener en cuenta<br />

su calidad, confiados en sus drogas <strong>para</strong> mejorarlos aparentemente. De<br />

aquí también <strong>la</strong> necesidad de una nueva intervención por parte del Estado<br />

<strong>para</strong> dictar <strong>la</strong>s medidas oportunas, á fin de atajar tamaños abusos y reprimí]-<br />

y castigar con mano fuerte á los infractores.<br />

Y es tal <strong>la</strong> importancia que se reconoce á esta valiosa producción. que<br />

<strong>la</strong>s corporaciones de agricultura, en <strong>la</strong> previsión del estancamiento de sus<br />

productos pudiera ser causa de su decadencia próxima, tratan de contribuir<br />

á remediarlo, estudiando los medios de mejorar <strong>la</strong> producción de<br />

vinos españoles y aumentar <strong>la</strong> exportación , convocando congresos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s,<br />

y abriendo certámenes ó exposiciones nacionales ó regionales que<br />

estimulen á los vinicultores <strong>para</strong> el perfeccionamiento de sus productos;<br />

excitando á los Gobiernos <strong>para</strong> el arreglo de tratados de comercio é influyendo<br />

á <strong>la</strong> vez <strong>para</strong> que <strong>la</strong>s compañías de los caminos de hierro rebajen<br />

<strong>la</strong>s elevadas tarifas de transporte.<br />

Aquí nos vamos á permitir l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> atención de dichas corporaciones,<br />

que tan beneficiosa influencia ejercen cerca délos Gobiernos sobre algunas<br />

trabas que impiden el mayor desenvolvimiento de <strong>la</strong> riqueza <strong>viníco<strong>la</strong></strong> dentro<br />

del país, y cuya remoción se hace necesaria. Nos referimos al impuesto<br />

indirecto de consumos, remora permanente <strong>para</strong> el libre comercio interior<br />

de nuestros vinos, y causa primordial de <strong>la</strong> ruina del comercio de<br />

buena fó. Loable es ciertamente que tanto los Gobiernos como <strong>la</strong>s corporaciones<br />

de agricultura se ocupen con solícito afán de mejorar <strong>la</strong> producción<br />

de <strong>la</strong> vid, perfeccionar sus caldos, y aumentar <strong>la</strong> exportación buscando<br />

nuevos mercados extranjeros; pero también creemos de importancia<br />

suma <strong>la</strong> conveniencia de abrir los del interior, que con fundamento puede<br />

decirse se hal<strong>la</strong>n cerrados, por <strong>la</strong>s desproporcionadas y exageradas tarifas<br />

del impusto de consumos, que ahogan <strong>la</strong> industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong> en su origen.<br />

Para convencerse de esta verdad, basta considerar que un hectolitro de<br />

vino vale por término medio en el punto de su producción 18 pesetas, y el<br />

mismo hectolitro ha venido pagando por derechos de consumos, con el recargo<br />

autorizado del 100 por 100 <strong>para</strong> arbitrio municipal á su entrada en<br />

Madrid, 24 pesetas, lo que prueba que tan excesivo gravamen dificulta <strong>la</strong><br />

vida de esta industria. De aquí nacen entre otros punibles abusos <strong>la</strong> inmoralidad<br />

del contrabando, al que alienta y dá vida <strong>la</strong> ganancia que resulta de<br />

<strong>la</strong> introducción fraudulenta, y <strong>la</strong>s adulteraciones de esta bebida por <strong>la</strong> facilidad<br />

con que presta al fraude, adicionándo<strong>la</strong> agua y otras sustancia;), <strong>la</strong><br />

mayor parte nocivas á <strong>la</strong> salud; <strong>la</strong>s unas <strong>para</strong> dar<strong>la</strong> fuerza real ó aparente,<br />

y <strong>la</strong>s otras <strong>para</strong> prestar<strong>la</strong> un color artificial. Puede asimismo afirmarse que<br />

el vino que se expende al por menor en todos los puntos, y más principalmente<br />

en <strong>la</strong>s capitales, ha aumentado artificialmente una tercera parte de<br />

<strong>la</strong> que salió de <strong>la</strong> bodega del cosechero; <strong>la</strong> cual unida á <strong>la</strong> cantidad que se


introduce fraudulentamente, hace que si se han consumido eu <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción<br />

1.000 hectolitros de vino, solo ha recaudado <strong>la</strong> Administración por derechos<br />

de consumos una mitad ó <strong>sea</strong> 500 hectolitros, y el cosechero deja igualmente<br />

de expender una gran parte de su cosecha; ó <strong>sea</strong> todo lo que artificialmente<br />

se ha acrecentado, con más <strong>la</strong> cantidad que se deja de consumir<br />

por <strong>la</strong> mayor elevación de precios después de pagados los derechos de consumos-<br />

Así que convendría se estudiase el medio de sustituir este impuesto,<br />

ó al menos reformarle en el sentido de rebajar tan elevadas tarifas, á fin<br />

de que aumentando el consumo, no sufra perjuicio el Tesoro, y redunde en<br />

beneficio del cosechero, del consumidor, del comercio de buena fé, de <strong>la</strong><br />

moral y de <strong>la</strong> salud pública.<br />

Antes de terminar nos parece conveniente inculcar en el ánimo de los<br />

vinicultores el deber que tienen de re<strong>la</strong>cionarse entre sí, formando asociaciones<br />

regionales y locales con objeto de comunicarse mutuamente los descubrimientos<br />

ó ade<strong>la</strong>ntos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s que hicieren en virtud de los ensayos ó<br />

experimentos que practicaren en sus respectivas bodegas, desterrando <strong>la</strong><br />

preocupación tan generalizada de guardar aquéllos como un secreto, en <strong>la</strong><br />

errónea creencia de que expendiendo sus vinos á un precio más alto que<br />

los de sus convecinos, favorecen su interés propio, sin tener en cuenta que<br />

el crédito de todo el caldo de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción les ha de proporcionar mayores<br />

ventajas.<br />

Sentadas <strong>la</strong>s precedentes observaciones generales, pasamos á ocuparnos<br />

del objeto que nos proponemos en el presente tratado, el cual no es otro<br />

que el de esponer con <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad y brevedad posibles los medios <strong>ciertos</strong><br />

y <strong>seguros</strong> que en <strong>la</strong> fabricación de nuestros vinos venimos poniendo en<br />

práctica, después de ensayos repetidos, aconsejados por escritores respetables,<br />

desechando aquellos que no han correspondido á nuestro intento.<br />

Para ello hemos procurado desterrar en lo posible <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras técnicas,<br />

valiéndonos del lenguaje vulgar, y reduciendo á máximas de cortas<br />

dimensiones los principales preceptos enológicos que debe tener presentes<br />

el cosechero <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de buenos vinos.<br />

El orden que <strong>para</strong> su desarrollo hemos adoptado, es el de dividir esta<br />

materia en <strong>la</strong>s cuatro secciones siguientes:<br />

lA Operaciones preliminares á <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los vinos.<br />

2fi E<strong>la</strong>boración práctica de los mismos.<br />

3.a- Su conservación y mejoramiento.<br />

4fi Corrección de sus defectos y enfermedades.


SECCIÓN 1. a<br />

OPERACIONES PRELIMINARES A LA ELABORACIÓN DE LOS VINOS.<br />

I.<br />

De <strong>la</strong> vid. (1)<br />

su IMPORTANCIA: TERRENOS APROPIADOS PARA ESTE ARBUSTO.<br />

CLIMA, SITUACIÓN Y EXPOSICIÓN.<br />

Si <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación de <strong>la</strong> vid es de suma utilidad en los puntos<br />

en que su fruto <strong>sea</strong> precoz; según el dicho de Caton:<br />

Vinea estprima, si vino multo est, conforme también, á <strong>la</strong><br />

máxima vitíco<strong>la</strong>:<br />

Es <strong>la</strong> vid en sítelo apropiado<br />

Tesoro muy estimado;<br />

en los terrenos que no se presten ventajosamente <strong>para</strong> ninguno<br />

otro, y en que los productos de aquel<strong>la</strong> excedan á los<br />

gastos, su cultivo es una necesidad. Teniendo en cuenta <strong>la</strong><br />

primera razón, y precisando á ello <strong>la</strong> segunda, se ven muchos<br />

terrenos cubiertos de este arbusto, auxiliados además<br />

por el clima, por <strong>la</strong> situación, por <strong>la</strong> variedad del mismo más<br />

apropiada <strong>para</strong> su mejor vejetación y por el cultivo.<br />

La viña vejeta en todos los terrenos, pero <strong>la</strong> duración de<br />

su vida, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se y cantidad de su fruto son muy diferentes<br />

en cada uno de ellos. Las tierras sueltas y lijeras, hondas<br />

y porosas deben preferirse á <strong>la</strong>s tierras fuertes, por cuanto<br />

(1) Este artículo y algunos de los que siguen, han sido publicados con<br />

anterioridad por el autor en el periódico La Crónica de vinos y cereales.


10<br />

reúnen <strong>la</strong>s condiciones de fondo y permeabilidad que permiten<br />

extenderse <strong>la</strong>s raíces, penetrar el agua, sin retener<strong>la</strong><br />

con exceso, y meteorizarse con más facilidad; <strong>la</strong>s tierras de<br />

arcil<strong>la</strong> dura deben siempre proscribirse, pues en el<strong>la</strong> es tan<br />

corta <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> cepa, que llega á perderse antes de fructificar;<br />

lo mismo decimos de <strong>la</strong>s de arenas.<br />

Los terrenos húmedos y pantanosos tampoco son idóneos,<br />

por cuanto <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta que llega á criarse en ellos lo hace<br />

en mucho tiempo y con bastante trabajo, concluyendo por<br />

enfermar y perecer.<br />

Finalmente, <strong>la</strong> tierra en que se hubiere ya cultivado <strong>la</strong><br />

viña no se p<strong>la</strong>ntará nuevamente hasta que hayan trascurrido<br />

algunos años.<br />

El clima que requiere <strong>la</strong> vid es el temp<strong>la</strong>do, por necesitar<br />

de <strong>la</strong> influencia del calórico <strong>para</strong> el desarrollo en su fruto del<br />

principio azucarado, á cuyas espensas se forma el alcohol;<br />

así es que en el Norte ó terrenos fríos no puede adquirir un<br />

grado suficiente de madurez, y su jugo acuoso y agrio produce<br />

vino flojo y ácido.<br />

La situación de <strong>la</strong> viña influye igualmente en <strong>la</strong> cantidad<br />

y calidad de su fruto; <strong>la</strong>s situadas en l<strong>la</strong>no ó <strong>la</strong>dera de poca<br />

pendiente, son más precoces que <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntadas en cerros ó<br />

<strong>la</strong>deras de mucha inclinación; pero éstas sazonan antes y<br />

mejor el fruto, produciendo un jugo más denso y azucarado,<br />

por lo que dijeron ya los antiguos que Bacchus amat ediles.<br />

La exposición al Mediodía es más conveniente que <strong>la</strong> del<br />

Norte; en los valles se desarrol<strong>la</strong>n cepas más vigorosas y de<br />

fruto más abundante, pero retrasan y nunca completan su<br />

madurez, hallándose éste predispuesto á podrirse; el jugo<br />

que contiene es muy acuoso y de poco azúcar.<br />

Esto mismo sucede á <strong>la</strong>s viñas próximas á los ríos y arroyos,<br />

especialmente si se hal<strong>la</strong>n en <strong>la</strong> cuenca ó vega de ellos,<br />

pues el rocío y <strong>la</strong>s nieb<strong>la</strong>s tan frecuentes en dichos puntos<br />

les son sumamente perjudiciales; su fruto, si no se pudre por<br />

completo, es tan b<strong>la</strong>ndo, que si no se le asocia á otro que


11<br />

abunde en azúcar, el vino que resulta es muy inferior y no<br />

puede conservarse.<br />

Otras circunstancias tanto ó más esenciales que <strong>la</strong>s enumeradas,<br />

debe tener en cuenta el agricultor que pretenda establecer<br />

un p<strong>la</strong>ntío. Tales son: <strong>la</strong> elección de <strong>la</strong> vid que mejor<br />

se acomode al terreno cuya p<strong>la</strong>ntación se intente, por<br />

cuanto <strong>la</strong> misma variedad no cía en tocios ellos uvas en igual<br />

cantidad y de <strong>la</strong> misma calidad, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino que de el<strong>la</strong><br />

se trate e<strong>la</strong>borar, procurando <strong>sea</strong> el más apreciado por el comercio,<br />

y por lo mismo ele mejor salida.<br />

II.<br />

Variedades de <strong>la</strong> vid.<br />

Numerosas son <strong>la</strong>s variedades que de este arbusto se conocen,<br />

y cuya descripción se hal<strong>la</strong> en muchas obras de viticultura,<br />

siendo <strong>la</strong>s más importantes <strong>la</strong>s procedentes de <strong>la</strong> especie<br />

viti-vinífera ó vid común; su estudio es de <strong>la</strong> mayor<br />

utilidad <strong>para</strong> el agricultor, que necesita hacer una acertada<br />

elección ele el<strong>la</strong>s <strong>para</strong> acomadar<strong>la</strong>s al clima, al terreno y al<br />

objeto que se proponga, teniendo en cuenta <strong>la</strong>s notables diferencias<br />

que entre sus frutos existen, ya en cuanto á <strong>la</strong> época<br />

ele su madurez, como á su fertilidad, riqueza sacarina, intensidad<br />

ele color y otra porción de circunstancias de gran<br />

valor <strong>para</strong> que reúna los elementos necesarios á <strong>la</strong> más perfecta<br />

e<strong>la</strong>boración del vino con <strong>la</strong>s cualidades apetecidas por<br />

el comercio.<br />

Y como <strong>la</strong>s vicies que producen vinos de mejor calidad<br />

suelen ser <strong>la</strong>s menos fértiles, de aquí <strong>la</strong> conveniencia de asociar<br />

otras ele mayor rendimiento, cultivando dos, tres ó más<br />

variedades que maduren á <strong>la</strong> vez, con objeto de equilibrar<br />

los componentes del mosto. Las que en esta zona cultivamos<br />

los propietarios, ya por ser más apropiadas á nuestro suelo,<br />

y ya también porque c<strong>la</strong>n más pingües productos, son <strong>la</strong>s co-


12<br />

nocidas con los nombres de tinto propiamente dicho y tinto<br />

aragonés. La primera produce más cantidad de mosto y de<br />

más aroma y color que <strong>la</strong> aragonés, pero el producto de esta<br />

es generalmente más precoz, más rico en azúcar, y su cultivo<br />

se acomoda mejor á los diversos terrenos, produciendo <strong>la</strong><br />

mezc<strong>la</strong> de ambas mejores vinos, que e<strong>la</strong>borados independientemente<br />

los de cada variedad citada.<br />

Así venimos observando desde hace años que, reconocido<br />

el mosto de uva tinta y el de uva aragonés en el pesa-mosto,<br />

excede el de esta última en uno, dos y hasta tres grados al<br />

de <strong>la</strong> primera. Igualmente e<strong>la</strong>borado solo el mosto de uva<br />

tinta nos da vino más áspero, de más aroma y color, pero de<br />

difícil conservación. Si á <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de ambos se adiciona alguna<br />

aunque pequeña porción de uva b<strong>la</strong>nca (<strong>la</strong> airen ó jaén)<br />

el vino será aun de mejor calidad. En muchos puntos de Castil<strong>la</strong><br />

y más especialmente de lá Mancha donde <strong>la</strong> uva negra<br />

es muy tintórea, se mezc<strong>la</strong> esta con una cantidad triple y<br />

aun cuádruple de uva b<strong>la</strong>nca.<br />

Nosotros, teniendo presente el axioma de<br />

Racimo tinto y aragonés revuelto<br />

da al vino aroma, buquet y cubierto,<br />

hemos procurado reunir en nuestros diversos pagos de vid<br />

<strong>la</strong>s dos c<strong>la</strong>ses de tinto, si bien el propiamente tal en menor<br />

esca<strong>la</strong>, atendiendo á que son muy pocos los terrenos adecuados<br />

<strong>para</strong> su provechosa vejetación.<br />

En <strong>la</strong> elección de variedades, no debe el cosechero abandonar<br />

<strong>la</strong>s costumbres de su localidad, pero siguiendo <strong>la</strong> ley<br />

del progreso no ha de renunciar á <strong>la</strong> pretensión de aclimatar<br />

otras que considere le puedan dar buenos resultados, haciendo<br />

ensayos en pequeña esca<strong>la</strong>, pues del mismo modo que pudiera<br />

verse bur<strong>la</strong>dos sus cálculos, acaso logre introducir un<br />

gran ade<strong>la</strong>nto en su país.


13<br />

III.<br />

P<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid..<br />

La vid, en mayor esca<strong>la</strong> que <strong>la</strong>s demás p<strong>la</strong>ntas, es tan<br />

sumamente agradecida, que devuelve al propietario con creces<br />

colmadas los desembolsos que haga <strong>para</strong> atender á su<br />

p<strong>la</strong>ntación y esmerado cultivo. Tal es <strong>la</strong> influencia que éste<br />

ejerce en su desarrollo, producción y calidad del fruto, que<br />

no debe aquél economizar gasto alguno <strong>para</strong> <strong>la</strong>borear<strong>la</strong>, ó<br />

trabajar <strong>la</strong> tierra, pues cnanto mayores <strong>sea</strong>n los gastos más<br />

graneles y mejores serán también los rendimientos. Por eso<br />

dice con verdad el adagio:<br />

Cuida á <strong>la</strong> vid con esmero<br />

y dob<strong>la</strong>rás tu dinero.<br />

Elegido el terreno en que se ha de p<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> viña, se<br />

procede á su pre<strong>para</strong>ción, que tiene lugar dándole previamente<br />

dos ó más rejas de arado, á fin de que aquél quede<br />

mullido, meteorizado y despojado de ma<strong>la</strong>s hierbas. La época<br />

de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación tiene lugar desde Noviembre hasta Abril,<br />

aunque más generalmente en Febrero, verificando antes <strong>la</strong><br />

operación del marqtieo, ó <strong>sea</strong> el seña<strong>la</strong>miento del sitio que ha<br />

de ocupar cada cepa, en <strong>la</strong> forma conocida con el nombre de<br />

tresbolillo, y á distancia ele dos y medio á tres metros. Preferimos<br />

<strong>la</strong> forma ele tresbolillo á <strong>la</strong> de marco real, porque <strong>la</strong>s<br />

<strong>la</strong>bores con arado se pueden ciar en tres diversas direcciones,<br />

y porque p<strong>la</strong>ntadas á igual distancia caben en el mismo terreno<br />

marcado á tresbolillo mayor número ele cepas.<br />

Una vez seña<strong>la</strong>dos todos los sitios ó puntos que han de<br />

ocupar <strong>la</strong>s vides, se abre en cada uno de ellos con <strong>la</strong> azada ó<br />

azadón (de pa<strong>la</strong> pesada, estrecha y <strong>la</strong>rga), un hoyo de unos<br />

65 á 70 centímetros ele longitud, por otros tantos de profundidad<br />

y 20 de ancho. En segada se sienta en él un barbado,<br />

que es el me lio casi único que en esta localidad se usa, por


14<br />

abundar anualmente en sus huertas grandes p<strong>la</strong>nteles, y<br />

venderse á precios módicos, extrayéndose <strong>la</strong> mayor parte<br />

<strong>para</strong> los pueblos inmediatos. Esta forma de p<strong>la</strong>ntación tiene<br />

<strong>la</strong> doble ventaja de que es <strong>la</strong> más segura, pues son muy pocos<br />

los barbados que se pierden, y <strong>la</strong> de que ade<strong>la</strong>nta extraordinariamente<br />

el desarrollo y <strong>la</strong> fructificación de <strong>la</strong> cepa.<br />

En <strong>la</strong> superficie baja del hoyo se echa una capa de tierra<br />

<strong>la</strong>borable, l<strong>la</strong>mada cama, y bien acodado sobre el<strong>la</strong> el barbado,<br />

y sujeto con el pié izquierdo se cubre con tierra también<br />

<strong>la</strong>brada, se <strong>la</strong> pisa bien, y una vez relleno el hoyo, se le da<br />

una cava circu<strong>la</strong>r como de 80 centímetros de diámetro, dejando<br />

el barbado en el centro del círculo, y se<strong>para</strong>ndo cuidadosamente<br />

toda <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> hierba, especialmente <strong>la</strong> grama. La<br />

tierra que se extrajo del hoyo se extiende sobre <strong>la</strong> superficie:<br />

y antes del brote se <strong>la</strong> dan dos rejas de arado, á cuatro ó<br />

cinco surcos en cada almanta, ó <strong>sea</strong> entre liño y liño, y una<br />

remul<strong>la</strong>, que es una nueva cava circu<strong>la</strong>r y algo levantada de<br />

<strong>la</strong> superficie general, alrededor del barbado ó punto, en <strong>la</strong><br />

misma forma que se hizo cuando se p<strong>la</strong>ntó, cortando aquél 4<br />

<strong>la</strong> altura del enrase de <strong>la</strong> remul<strong>la</strong>. Posteriormente se <strong>la</strong> dan<br />

otras cuatro rejas ó vueltas de arado, y otras dos remul<strong>la</strong>s,<br />

una de el<strong>la</strong>s en fin de Junio ó primeros de Julio, conservando<br />

el suelo bien mullido y limpio de hierba.<br />

En el segundo año se reponen <strong>la</strong>s marras, ó <strong>sea</strong>n los barbados<br />

que no brotaron: se cortan los vastagos del primer<br />

año, excepto uno ó dos principales que se rebajan á <strong>la</strong> altura<br />

que han de tener <strong>para</strong> formar <strong>la</strong> cabeza de <strong>la</strong> cepa, que es<br />

lo que se l<strong>la</strong>ma armar<strong>la</strong>: se <strong>la</strong> limpia de <strong>la</strong>s raíces hasta <strong>la</strong> profundidad<br />

de unos 15 centímetros desde el enrase de <strong>la</strong> superficie,<br />

que es lo que se dice desbarbajar, y se <strong>la</strong> dan tres<br />

remul<strong>la</strong>s y cinco ó seis vueltas de arado.<br />

Al tiempo de armar <strong>la</strong> cepa se tiene especial cuidado de<br />

que <strong>la</strong> altura de <strong>la</strong> cabeza se acomode á <strong>la</strong> situación del terreno:<br />

así en los cerros ó sitios elevados se arma baja, en los<br />

sitios húmedos y en los valles se <strong>la</strong> dá más elevación,


15<br />

En el tercer año se practican <strong>la</strong>s mismas <strong>la</strong>bores y se forma<br />

<strong>la</strong> cabeza ele <strong>la</strong> cepa, dejándo<strong>la</strong> ya dos pulgares, y no olvidando<br />

quitar<strong>la</strong> los tallos que brotan del tronco.<br />

En el cuarto año se <strong>la</strong> poda y se <strong>la</strong> da una escava, dos<br />

remul<strong>la</strong>s y cuatro ó cinco rejas.<br />

En el quinto año y siguientes en que ya igua<strong>la</strong>n ó superan<br />

los productos á los gastos, queda reducida <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor á una<br />

escava que se verifica se<strong>para</strong>ndo <strong>la</strong> tierra clel rededor de <strong>la</strong><br />

cepa; dos rejas ele cinco ó seis surcos en cada almanta; una<br />

mul<strong>la</strong> en Mayo que tiene lugar arrimando tierra alrededor ele<br />

<strong>la</strong> cepa, y otras dos rejas de cuatro surcos.<br />

Veamos ahora los gastos que origina <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación y<br />

cuidados sucesivos de <strong>la</strong> vid en los cuatro primeros años,<br />

tomando como tipo un mil<strong>la</strong>r de cepas, al marco ele tres<br />

metros:<br />

PRIMEE<br />

AÑO.<br />

Pesetas.<br />

Dos rejas de pre<strong>para</strong>ción del terreno<br />

Marqueo clel mismo<br />

1.000 barbados á 3,50 pesetas cada<br />

ciento<br />

Abrir los hoyos á 2,50 id<br />

Cerrarlos á 2 pesetas id<br />

Tres remul<strong>la</strong>s á 12,50 id. cada una.<br />

Seis rejas ó vueltas de arado á<br />

6,25 cada una<br />

Vino <strong>para</strong> los peones y meriendas<br />

que se les da en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación..<br />

.Reponer <strong>la</strong>s marras<br />

Tres remul<strong>la</strong>s<br />

SEGUNDO<br />

Cinco rejas de arado , . ,. ,<br />

AÑO.<br />

15<br />

2,50 ,<br />

35 f<br />

2 5<br />

\ 197,50<br />

20 / '<br />

37,50<br />

37,50 1<br />

25 /<br />

37,50 J 73:75<br />

31.25 )


16<br />

TERCER<br />

AÑO.<br />

Como el anterior 73,75<br />

CUARTO<br />

AÑO.<br />

Dos remul<strong>la</strong>s<br />

Cuatro rejas.<br />

25<br />

25<br />

J 50<br />

Suma todo 395<br />

Y como se calcu<strong>la</strong> el valor del terreno en .. 150<br />

Resulta empleado un capital de pesetas . . . 545<br />

Correspondiendo, por lo tanto, á cada vid <strong>la</strong> cantidad<br />

de 0,55 pesetas próximamente.<br />

IV.<br />

Gastos y productos de <strong>la</strong>vina en estado<br />

de producción.<br />

Hemos dicho que en el quinto año de p<strong>la</strong>ntada <strong>la</strong> vid,<br />

sus rendimientos exceden á los gastos, desde cuya época se<br />

<strong>la</strong> dan anualmente <strong>la</strong>s mismas <strong>la</strong>bores. Desde el octavo año<br />

hasta los veinte se hal<strong>la</strong> en su mayor pujanza; después pierde<br />

su energía y su fruto decrece notablemente, pero el vino<br />

que de él se obtiene es de mejor calidad, por lo que conviene<br />

conservar<strong>la</strong> ínterin compense los gastos que ocasione. Su<br />

vida media se regu<strong>la</strong> de 50 á 60 años, sin embargo<br />

de que varía mucho según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de terreno y demás<br />

circunstancias de que ya nos ocupamos, pues algunas no llegan<br />

á veinticinco, mientras otras tenemos nosotros todavía<br />

en estado productivo, que cuentan más de 200 años.<br />

En esta época de explotación es en <strong>la</strong> que vamos á examinar<br />

los rendimientos que deja al propietario que entroja<br />

su fruto <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de vino en su bodega, valiéndo-


17<br />

nos de los estados anuales que con to <strong>la</strong> minuciosidad liemos<br />

llevado durante mi período de más de veinte anos.<br />

Por los expresados datos se demuestra que <strong>para</strong> cada 16<br />

litros ele vino se necesitan 24 kilogramos de uva, ó <strong>sea</strong>n 100<br />

kilogramos de uva lian dalo 67 litros de vino. Los especu<strong>la</strong>dores<br />

de uva calcu<strong>la</strong>n con <strong>la</strong> mayor exactitud, que vendidos<br />

los 16 litros de vino á 0 ! 50 pesetas más que hayan pagado<br />

los 21 kilogramos de uva, ya cubren todos los gastos, excepto<br />

los intereses que representan el capital ele <strong>la</strong> bodega y el<br />

empléalo en aquel fruto; lo que quiere decir que si compraron<br />

los 24 kilogramos á dos pesetas, necesitan <strong>para</strong> cubrir<br />

gastos vender los 16 litros á 2'50 pesetas.<br />

Para los gastos y productos ele <strong>la</strong> vid, hemos tomado como<br />

base los que en nuestras anotaciones arroja un quinquenio,<br />

comprendiendo en ellos los de <strong>la</strong>s vides ele diferentes<br />

edades, y <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntadas en terrenos fértiles y aquel<strong>la</strong>s que lo<br />

están en los que no lo son tanto. Según dichos datos, resulta<br />

que 12.000 \ide-) regu<strong>la</strong>res representan un capital de 10.000<br />

pesetas, dan un producto anual de 25.000 kilogramos ele uva,<br />

que hacen 16.666 litros próximamente, y vendido cada un<br />

litro á pesetas 0'12 ó <strong>sea</strong> á 12 pesetas hectolitro, componen (<br />

un producto lotal de pesetas 2.003 \<br />

GASTOS.<br />

Poda, 3'53 pesetas cada un mil<strong>la</strong>r de vides 42<br />

Escava, 3'50 id 42<br />

Mul<strong>la</strong>, 3'50 id 42<br />

Arada, 25 pesetas mil<strong>la</strong>r ele 4 rejas ó vueltas de arado. ' 300<br />

Contribución territorial 100<br />

Recolección de fruto y acarreo 250<br />

Nuevas p<strong>la</strong>ntaciones proporcionadas á <strong>la</strong>s que van<br />

cesando ' 75<br />

Gastos ele bodega, rebajado el va'or del orujo <strong>para</strong><br />

aguardiente 50<br />

Reposición de vasijas, utensilios, etc 50<br />

Imprevistos 49<br />

Suman todos los gastos 1.000


18<br />

Y como el producto total, según dejamos consignado, es<br />

de 2.000 pesetas, resulta un líquido de 1.000pesetas á favor<br />

del viticultor que e<strong>la</strong>bora su uva; lo que demuestra que, vendido<br />

el hectolitro á 12 pesetas, deja <strong>la</strong> vid un líquido igual<br />

á los gastos ocasionados.<br />

No se ha incluido en <strong>la</strong> precsdente liquidación el gasto<br />

de guardería clel fruto, porque el municipio ó los propietarios<br />

venden todos los años <strong>la</strong> hoja ele <strong>la</strong> vid <strong>para</strong> aprovechamiento<br />

del ganado <strong>la</strong>nar, y sus rendimientos se destinan<br />

<strong>para</strong> dicho objeto.<br />

Agregando ahora al valor de <strong>la</strong>s 12.000 vides, que elejamos<br />

sentado, es de 10.000 pesetas, el ele los locales ele fennentación<br />

y conservación, prensa, vasijas y demás útiles neessarios<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración clel vino, que por un cálculo aproximado<br />

podemos fijar en 5.000 pesetas <strong>para</strong> <strong>la</strong> cantidad ele uva<br />

que nos ha servido ele tipo, resulta ascender el capital á <strong>la</strong><br />

cantidad de 15.000 pesetas, y como el líquido <strong>para</strong> el cosechero<br />

<strong>sea</strong> de 1.000 pesetas, vendido el vino al precio que<br />

también hemos tomado como base, aparece un interés de 7<br />

por 100 próximamente.<br />

Si en vez de venderse el vino al bajo precio que hemos<br />

indicado, de dos pesetas <strong>la</strong> cántara (16 litros), se cotiza al<br />

que ha regido en los últimos años, resultará el interés crecido<br />

de un 28 ó 30 por 100.<br />

Los pr acede ates datos harán comprender al propietario<br />

<strong>la</strong> conveniencia de destinar al cultivo ele <strong>la</strong> vid los terrenos<br />

que <strong>la</strong> <strong>sea</strong>n apropiados, así como también <strong>la</strong> necesidad de<br />

disponer de una bodega <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar por sí mismo el vino<br />

de su cosecha.


19<br />

Bodega.<br />

La bodega es el edificio destinado <strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación y<br />

conservación del vino, y suele constar de tres piezas ó partes<br />

principales, á saber: <strong>la</strong>gar, que es el local en donde se<br />

descarga y pisa <strong>la</strong> uva <strong>para</strong> extraer el mosto, y que puede ó<br />

no constituir una pieza independiente del cocedero; bodega<br />

propiamente diclia ó cocedero, en <strong>la</strong> que se hal<strong>la</strong>n los recipientes<br />

de barro ó de madera ea que se ha de operar <strong>la</strong> fermentación;<br />

y cueva ó sótano, que es un local subterráneo, fresco y<br />

oscuro, que sirve <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación y perfeccionamiento<br />

del vino.<br />

A todo cosechero de uva le es indispensable disponer de<br />

una bodega <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar su vino, si no quiere entregarse en<br />

manos del acopiador ó traficante y recibir el precio de el<strong>la</strong> á<br />

voluntad de éste, con especialidad en años de mucha cosecha<br />

(por no exponerse á arrojar<strong>la</strong>), evitándose además disgustos<br />

y cuestiones desagradables que anualmente se repiten con<br />

este motivo. De esa manera conocerá también prácticamente<br />

<strong>la</strong>s utilidades que deja este comercio á los que á él se dedican,<br />

y tendrá en cuenta, cuando lo vea por sí mismo, el vino<br />

que se avería, <strong>la</strong> ruptura de tinajas y <strong>la</strong> zozobra y cuidados<br />

que se pasan <strong>para</strong> <strong>la</strong> venta de lo demás que se hal<strong>la</strong> en rega<strong>la</strong>res<br />

condiciones. Así, pues,<br />

Una buena bodega ó cocedero<br />

es indispensable al cosechero.<br />

La construcción de <strong>la</strong> bodega, propiamente dicha, ó cocedero<br />

(pues de <strong>la</strong> cueva nos hemos de ocupar en otro sitio),<br />

varía según el material que en cada pueblo se emplee y el


20<br />

capital con que cuente el cosechero, siendo su magnitud mayor<br />

ó menor en atención á <strong>la</strong> cantidad que se coseche. La<br />

puerta de entrada, colocada en el centro, será lo bastante<br />

ancha <strong>para</strong> dar cabida á los vasos que en el<strong>la</strong> se acomoden,<br />

y <strong>la</strong>s ventanas se hal<strong>la</strong>rán colocadas al Mediodía <strong>para</strong> que<br />

goce de una buena temperatura y se logre el calor que el<br />

mosto exige <strong>para</strong> fermentar; mas si el vino te ha de conservar<br />

en el<strong>la</strong> después de terminada <strong>la</strong> fermentación, podrá<br />

tener otras al Norte, abriéndose aquél<strong>la</strong>s ó éstas, según convenga.<br />

Dentro del mismo local se hal<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s vasijas destinadas á<br />

<strong>la</strong> fermentación y también el <strong>la</strong>gar, que sirve <strong>para</strong> verificar<br />

<strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa, colocar <strong>la</strong> prensa y demás útiles. Generalmente<br />

es un lugar se<strong>para</strong>do, dentro ó fuera de <strong>la</strong> bodega,<br />

de forma rectangu<strong>la</strong>r y ais<strong>la</strong>do del resto de aquel<strong>la</strong> por un<br />

tabique de <strong>la</strong>drillo, guarnecido de yeso, de un metro de altura,<br />

con ventana grande á <strong>la</strong> parte exterior del edificio, á fin<br />

de descargar <strong>la</strong> uva cómodamente, bien embaldosado el piso<br />

é inclinado suavemente á <strong>la</strong> parte del tabique, per el que se<br />

da salida al mosto, que se recoge en uno ó dos recipientes<br />

l<strong>la</strong>mados pocilios, desde los cuales se tras<strong>la</strong>da en cubos de<br />

hierro, cántaros ó cangilones á les vasos de fermentación.<br />

Hemos visto en el día. que algunos, aunque pocos cosecheros,<br />

hacen uso <strong>para</strong> este objeto de una bomba aspirante-impelente,<br />

con tubería de goma ó de lona, que haciendo <strong>la</strong> absorción<br />

en el depósito del mosto ó pocilio, lo conduce á cada uno de<br />

los vasos de fermentación.<br />

En algunos puntos en que el terreno lo permite, ó en que<br />

<strong>la</strong>s bodegas se han construido algo profundas, porque en<br />

el<strong>la</strong>s se ha ele conservar el vino, se hal<strong>la</strong> colocado el <strong>la</strong>gar en<br />

uno de sus extremos y á una altura sobre el pavimento de<br />

cuatro ó más metros: en el punto do salida del mosto se adapta<br />

una canal ó tubo que marcha á lo <strong>la</strong>rgo fie <strong>la</strong>s paredes ele<br />

<strong>la</strong> bodega, y sobre el nivel ele <strong>la</strong> boca de <strong>la</strong>s vasijas, <strong>la</strong>s díales<br />

lo van recibiendo sucesivamente.


•¿í<br />

E\i el pueblo en que escribimos, el <strong>la</strong>gar le constituye<br />

todo el piso de <strong>la</strong> bodega, el cual se hal<strong>la</strong> bien embaldosado<br />

sobre una mezc<strong>la</strong> de cal, si bien se va poniendo en práctica<br />

una cubierta de cal hidráulica, ó de cemento romano, toscamente<br />

lábra<strong>la</strong> su superficie con el fin de que sus desigualdades<br />

ó asperezas contribuyan á verificar mejor <strong>la</strong> operación<br />

de <strong>la</strong> pisa.<br />

A lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s paredes, sobre una pequeña repisa de<br />

fábrica, y todo alrededor de el<strong>la</strong>s, se hal<strong>la</strong>n colocados los vasos<br />

de fermentación, que generalmente son tinajas, bien sujetas<br />

con madera, ó con fábrica, perfectamente so<strong>la</strong>do su pavimento,<br />

con vertiente á los ángulos dalos dos extremos, en<br />

los cuales se colocan los recipientes, de cabida de 30 á 40<br />

hectolitros, que sirven <strong>para</strong> recoger el mosto durante <strong>la</strong> pisa,<br />

y <strong>para</strong> el caso de salirse ó romperse alguna vasija, como suele<br />

ocurrir con bastante frecuencia. Esta nueva forma aprovecha<br />

más el sitio y economiza el tiempo, por <strong>la</strong> mayor amplitud<br />

y desahogo <strong>para</strong> verificar todas <strong>la</strong>s operaciones, y por <strong>la</strong><br />

mayor proximidad á los vasos que se hayan de Henar; pero<br />

tiene el inconveniente de que si repentinamente se rompe<br />

alguno de éstos, pudiera peligrar <strong>la</strong> vida de los operarios.<br />

La capacidad de <strong>la</strong> bodega ha de ser proporcionada á <strong>la</strong><br />

cantidad de vino que en el<strong>la</strong> se haya de e<strong>la</strong>borar, procurando<br />

que los vasos <strong>sea</strong>n los bastantes <strong>para</strong> contenerlo, y algunos<br />

más de reserva <strong>para</strong> cuantas eventualidades pudieran sobrevenir,<br />

como por ejemplo, <strong>la</strong> de cosecharse más de lo acostumbrado<br />

en anos normales, <strong>la</strong> ruptura de alguno de ellos, y otras<br />

muchas causas imprevistas.<br />

Recordamos con este motivo lo ocurrido en el año de<br />

1881, en que <strong>la</strong> cosecha de uva excedió á <strong>la</strong>s esperanzas de<br />

los propietarios; ea tales términos, que no contando ya con<br />

vasijas <strong>para</strong> guardar<strong>la</strong>, no obstante haber llenado también<br />

<strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s cuevas y <strong>la</strong>s de aceite que había desocupadas, <strong>la</strong><br />

veían podrirse en <strong>la</strong>s viñas, á causa de <strong>la</strong>s abundantes lluvias,<br />

que á <strong>la</strong> vez sobrevinieron, no siendo al que esto esori-


22<br />

be á quien menos uva se le perdió. Ha de tener amplitud bastante<br />

también <strong>para</strong> llevar á efecto con el mayor desahogo<br />

todas <strong>la</strong>s operaciones, <strong>para</strong> colocar todos los útiles, y poder<br />

guardar en todo un orden constante.<br />

A lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s paredes, y á su mayor altura, ó en el<br />

punto que se crea más conveniente, se podrá tener una repisa<br />

ó grada ele manera <strong>para</strong> <strong>la</strong> colocación de botel<strong>la</strong>s de vino<br />

de <strong>la</strong>s diferentes cosechas.<br />

También creemos de utilidad <strong>la</strong> estampación en <strong>la</strong>s mismas<br />

paredes de máximas <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s escritas en gruesos caracteres<br />

<strong>para</strong> instrucción de los operarios, en cuya forma se<br />

hal<strong>la</strong> dispuesta nuestra bodega. Igualmente se tendrá un sitio<br />

determinado, cerrado si es posible, formando estantería<br />

<strong>para</strong> guardar los útiles de pequeña magnitud, como son<br />

<strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s, sifones, cubos, corchos, etc., y <strong>la</strong>s materias ó<br />

reactivos que tengan aplicación <strong>para</strong> <strong>la</strong> vinicultura, como son<br />

<strong>la</strong> creta, el ácido tártrico, tánico, etc.<br />

VI.<br />

Limpieza de <strong>la</strong> bodega.<br />

La limpieza influye extraordinariamente en <strong>la</strong> calidad<br />

del vino, y por lo mismo se esmerará el cosechero en que <strong>la</strong><br />

bodega y el <strong>la</strong>gar so hallen con el mayor aseo, barriendo sus<br />

paredes y luciéndo<strong>la</strong>s con cal ó yeso, fregando el piso, los<br />

utensilios y el interior ele <strong>la</strong>s vasijas repetidas veces antes<br />

de dar principio y después de terminadas todas <strong>la</strong>s operaciones:<br />

se cuidará de que no permanezca en el local cantidad<br />

grande ni pequeña de vinagre ni de vino averiado, focos de<br />

inmundicia, etc., que puedan enjendrar <strong>la</strong>s fermentaciones<br />

acéticas, pútridas, ó de otra c<strong>la</strong>se, como lo recomienda el precepto


'23<br />

En todo limpieza esmerada<br />

se lial<strong>la</strong> muy recomendada.<br />

En este panto liemos visto mucho abandono en algunos<br />

cosecheros, los cuales destinan sus bodegas <strong>para</strong> guardar los<br />

aperos de <strong>la</strong>bor, tener gallinas, palomas y aun caballerías.<br />

¡Luego se queja i emargamente de que el vino se les averie<br />

tocios los años, cuando tanto le menosprecian!<br />

Para llevar el cuidado de <strong>la</strong> limpieza, dirección de operarios<br />

durante <strong>la</strong> pisa, así como todo el que requiere <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración,<br />

trasiego y demás operaciones, se tiene un hombre<br />

fiel, inteligente y <strong>la</strong>borioso, á quien nosotros l<strong>la</strong>mamos bodeguero,<br />

y cuya acertada elección es por consiguiente de <strong>la</strong><br />

mayor importancia, pues tal confianza se ha de depositar en<br />

él, que nos dice el adagio:<br />

No escondas <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve al bodeguero<br />

si de<strong>sea</strong>s del vino hacer dinero.<br />

VIL<br />

A<strong>para</strong>tos y útiles d.e bodega.<br />

Para llevar a efecto prácticamente <strong>la</strong>s operaciones de<br />

<strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración ele vinos, le son al cosechero de imprescindible<br />

necesidad <strong>ciertos</strong> instrumentos, que ha de tener continuamente<br />

en su bodega, por ser de uso diario, y de los cuales<br />

vamos á dar una sucinta re<strong>la</strong>ción, indicando además<br />

los precios á que se venden en el comercio. Prescindimos de<br />

todos aquellos instrumentos físicos, que si bien son de reconocida<br />

utilidad, quédase su adquisición y su manojo <strong>para</strong><br />

los hombres científicos, que son los encargados de hacer y<br />

dar á conocer á los cosecheros los descubrimientos con que<br />

merced á sus grandes conocimientos, asiduos trabajos y continuos<br />

experimentos enriquecen <strong>la</strong> enología, que el vinicultor<br />

se encargará de llevarlos al terreno de <strong>la</strong> práctica, tan<br />

luego como haya reconocido su utilidad,


24<br />

Teniendo en cuenta que hab<strong>la</strong>mos únicamente como cosecheros<br />

prácticos, y que solo nos dirigimos á nuestros compañeros,<br />

profanos también á <strong>la</strong> ciencia, no debe causar extrañeza<br />

que eliminemos en todas <strong>la</strong>s operaciones de e<strong>la</strong>boración<br />

de los vinos, el lujo de conocimientos químicos, que<br />

muchos despliegan en sus obras, y que solo sirven <strong>para</strong> cansar,<br />

confundir y desalentar á los que no comprenden su tecnicismo.<br />

Quédense, por lo tanto, <strong>ciertos</strong> a<strong>para</strong>tos y procedimientos<br />

en el gabinete del químico, y traigamos á <strong>la</strong> bodega<br />

los propios é indispensables <strong>para</strong> <strong>la</strong>s manipu<strong>la</strong>ciones que<br />

lleva consigo <strong>la</strong> más acertada e<strong>la</strong>boración de vinos, arreg<strong>la</strong>da<br />

á los descubrimientos de <strong>la</strong> ciencia. Estos útiles indispensables<br />

al cosechero son los siguientes:<br />

Termómetro.—Es el instrumento destinado <strong>para</strong> medir <strong>la</strong><br />

temperatura y apreciar sus variaciones: se funda en <strong>la</strong> propiedad<br />

que tienen los cuerpos de di<strong>la</strong>tarse por el calor y<br />

contraerse por el frío. Se compone de un tubo capi<strong>la</strong>r de vidrio<br />

ó cristal con un depósito esférico ó cilindrico de <strong>la</strong> misma<br />

materia, el cual y parte del tubo están llenos de mercurio<br />

ó de alcohol, con un graduador ó esca<strong>la</strong>, en una reg<strong>la</strong><br />

<strong>para</strong>le<strong>la</strong>. Los termómetros más usados son el de Eeamur y<br />

el Centígrado, en los cuales se han tomado dos puntos fijos,<br />

el de punto de partida ó base á <strong>la</strong> temperatura del hielo fundente,<br />

y como límite el del agua hirviendo: el de Eeamur<br />

divide el espacio entre ambos puntos en 80 partes ó grados,<br />

y el centígrado en 100. Su precio varía desde cuatro pesetas<br />

en ade<strong>la</strong>nte.<br />

Areómetros.—Son a<strong>para</strong>tos flotantes en los líquidos, que<br />

sirven, unos <strong>para</strong> averiguar <strong>la</strong> densidad de los líquidos (densímetros)<br />

y otros <strong>para</strong> conocer <strong>la</strong> concentración y pureza de<br />

los mismos (alcohómetros). Consisten en un tubo de cristal<br />

que lleva en <strong>la</strong> parte inferior una esfera sop<strong>la</strong>da, de <strong>la</strong> que<br />

sale un apéndice esférico <strong>la</strong>strado con mercurio: en el tubo ó<br />

varil<strong>la</strong> de cristal llevan una esca<strong>la</strong> graduada, que es <strong>la</strong> que<br />

determina <strong>la</strong> densidad ó pureza de los líquidos. Los princi-


25<br />

pales usados por los cosecheros son el l<strong>la</strong>mado glucómetro ó<br />

pesamostos, que determina <strong>la</strong> cantidad de azúcar que contiene<br />

el mosto, y el alcohó metro de Cartier <strong>para</strong> los aguardientes.<br />

Para tener seguridad en estos instrumentos, pues hemos<br />

visto ea ellos diferencias muy notables, conviene <strong>sea</strong>n comprobados<br />

previamente con otros <strong>seguros</strong> ó exactos; aun cuando<br />

generalmente son de vidrio, los hay también de meta],<br />

los cuales son bastante más caros, pues mientras aquellos<br />

tienen un precio de dos á tres pesetas, los últimos se venden<br />

á 20 y más pesetas.<br />

A<strong>la</strong>mbique Salieron.—Es un pequeño a<strong>para</strong>to desti<strong>la</strong>torio<br />

que sirve <strong>para</strong> determinar el alcohol que existe en los vinos.<br />

Es de utilidad suma al cosechero <strong>para</strong> apreciar <strong>la</strong> calidad,<br />

graduación y riquera alcohólica de sus vinos, y si son susceptibles<br />

de conservarlos sin exposición de que se alteren,<br />

así como <strong>para</strong> m dorarles, si lo necesitaren. Se compone de<br />

una lám<strong>para</strong> aUmentai<strong>la</strong> con espíritu de vino, un recipiente<br />

de cristal ó de metal <strong>para</strong> el vino, un serpentín, refrigerante<br />

y otras pi.jzas, cuyo manejo se explica en <strong>la</strong> instrucción que<br />

le acompaña. Su coste es de 45'50 3 r 60 pesetas.<br />

Vinómetro (licómetro de Músculus y Valsón).—Es un pequeño<br />

a<strong>para</strong>to destinado también <strong>para</strong> conocer los grados<br />

de alcohol que contiene el vino, y reconoce por base <strong>la</strong> capi<strong>la</strong>ridad<br />

de un líquido más ó meaos espirituoso: se usa en defecto<br />

del a<strong>la</strong>mbique Salieron; verifica el examen con más<br />

prontitud, pero no da resultados ea los vinos dulces ó embocados.<br />

Consiste en un pequeño tubo capi<strong>la</strong>r, cuya extremidad<br />

inferior se coloca en <strong>la</strong> superficie del vino, se hace una<br />

aspiración, que se repite hasta dos ó tres veces en el extremo<br />

superior, merced á <strong>la</strong> cual el vino se eleva en el tubo<br />

graduado, y <strong>la</strong> altura en que se estaciona marca <strong>la</strong> cantidad<br />

de alcohol que contiene. Su precio es de 20 pesetas.<br />

Sifón (vulgarmente bomba).—Es un tubo encorvado destinado<br />

al trasiego de los líquidos: puede ser construido de<br />

hoja de <strong>la</strong>ta, de cobre y también un tubo de goma; es indis-


26<br />

pensable <strong>para</strong> vaciar todo el vino de <strong>la</strong>s vasijas, introduciéndole<br />

por el canillero, <strong>para</strong> desocupar el ele los toneles y <strong>para</strong><br />

otros muchos usos. Su precio es ele pesetas 2'50, de hoja ele<br />

<strong>la</strong>ta, cinco de cobre, y el tubo de goma cada un metro, según<br />

el diámetro, ele clos, cuatro, seis y más pesetas.<br />

Pipeta ó cata-vinos.—Es un tubo por lo general de hoja de<br />

<strong>la</strong>ta, cuya longitud y diámetro varía, con un pequeño orificio<br />

á cada uno de los extremos. Introducido en el líquido se<br />

eleva éste por su orificio inferior hasta ponerse al mismo nivel<br />

del exterior, se tapa con el dedo el orificio superior, y<br />

retirado permanece el líquido dentro, vertiéndose tan luego<br />

como se se<strong>para</strong> el dedo. Es de reconocida utilidad <strong>para</strong> probar<br />

el vino de los toneles, <strong>para</strong> extraerlo de <strong>la</strong>s capas inferiores<br />

de <strong>la</strong>s vasijas y <strong>para</strong> otros muchos usos. Su precio 1'50<br />

pesetas.<br />

Prensa.—Tiene por objeto exprimir <strong>la</strong> parte sólida del<br />

racimo, <strong>para</strong> extraer ele él tocio el líquido posible: es un a<strong>para</strong>to<br />

tan importante en toda bodega, que no le es posible<br />

prescindir de él al cosechero. Las hay de diversos sistemas:<br />

<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada viga se conoce desde los más remotos tiempos, y se<br />

hal<strong>la</strong> por lo mismo en todas <strong>la</strong>s bodegas antiguas: es de mucho<br />

efecto, pero muy costosa, y ocupa mucho espacio, por lo que<br />

en el día va cayendo en desuso, en términos de no colocarse<br />

e.i ninguna bodega ele nueva construcción, generalizándose<br />

en cambio <strong>la</strong>s prensas del sistema moderno, que reúnen <strong>la</strong>s<br />

cualidades de solidez, presión igual y gradual, poco coste,<br />

ocupar poco espacio, comodidad <strong>para</strong> <strong>la</strong> carga y descarga, y<br />

susceptibles de ser tras<strong>la</strong>dadas con facilidad de un punto á<br />

otro. Las hay de diversos sistemas y ele diferentes precios,<br />

según <strong>la</strong> presión mayor ó menor que ejercen, pero que todas<br />

dan un buen resultado.<br />

Nosotros hemos dispuesto <strong>para</strong> nuestras bodegas una<br />

prensa de husillo independiente, el cual colocamos sobre un<br />

patrón enchufado en una pesada piedra, y al cual se sujeta<br />

con una fuerte chaveta ele hierro, De este modo colocados


27<br />

diversos patrones en distintas bodegas, paeden ser tras<strong>la</strong>dados<br />

á el<strong>la</strong>s todos los componentes de <strong>la</strong> prensa con facilidad<br />

suma. Las \ia,y también colocadas sobre cuatro ruedas<br />

<strong>para</strong> su cómoda tras<strong>la</strong>ción de un punto á otro.<br />

Zaranda.—Es el instrumento usado <strong>para</strong> se<strong>para</strong>r el escobajo<br />

ó raspa del orujo ó casca. Se compone de un marco de<br />

tab<strong>la</strong> rectangu<strong>la</strong>r, que tiene metro y medio á dos metros de<br />

longitud por 0'60 á O'SO de <strong>la</strong>titud, y 0'25 de altura, y en<br />

cuyo centro lleva un enrejado de a<strong>la</strong>mbre ó de tabletas estrechas,<br />

bien enrasadas por arriba, dejando cada agujero un espacio<br />

de dos á tres centímetros. Se suele fijar sobre cuatro<br />

pies, tomando <strong>la</strong> forma de una mesa, ó bien colgada y apoyada<br />

en un punto conveniente del <strong>la</strong>gar, y á <strong>la</strong> altura del<br />

pecho de un hombre. Su precio es de 15 á 20 pesetas.<br />

Encorchador de botel<strong>la</strong>s.—Instrumento <strong>para</strong> tapar ó encorchar<br />

<strong>la</strong>s botel<strong>la</strong>s con fasilidad, comodidad y ligereza. Su<br />

precio es ele 21 y 50 pese'as, según su c<strong>la</strong>se, y <strong>la</strong> encorchadora<br />

á golpe seis pesetas.<br />

Saca-corchos.—Es un pequeño instrumento de hierro delgado,<br />

ó de a<strong>la</strong>mbre, en forma de hélice, <strong>para</strong> sacar con facilidad<br />

y prontitud los corchos ó tapones de botel<strong>la</strong>s y de toneles.<br />

El precio de los más sencillos es de 0'50 á 2 pesetas, y<br />

los ele pa<strong>la</strong>nca de 4 y 5 pesetas.<br />

Azufrador.—Es un a<strong>la</strong>mbre grueso que termina en un pequeño<br />

gancho ó círculo en su parte inferior <strong>para</strong> colocar <strong>la</strong><br />

mecha de azufre, y otro gancho mayor <strong>para</strong> fijarle en <strong>la</strong><br />

boca de <strong>la</strong> vasija que se trata de azufrar. Suele también consistir<br />

en una especie de vaso de barro ó metal agujereado, en<br />

el que se coloca <strong>la</strong> mecha y pande de un a<strong>la</strong>mbre. Se usa<br />

<strong>para</strong> el azufrado ele <strong>la</strong>s vasijas. Precio O'SO.<br />

Corchos.—Son los tapones que se hacen de <strong>la</strong> corteza exterior<br />

del a^ornoque, <strong>para</strong> botel<strong>la</strong>s, toneles y tinajas, aplicándose<br />

al canillero de éstas. Su precio es de 0'50 á una peseta<br />

el 100 <strong>para</strong> botel<strong>la</strong>s, y de 3 á 4 pesetas <strong>para</strong> tinajas.<br />

Canil<strong>la</strong>s.—Son<br />

tubos de madera como de 20 á 30 centí-


2S<br />

metros de <strong>la</strong>rgos, y se emplean <strong>para</strong> trasegar el vino de <strong>la</strong>s<br />

vasijas que le contienen, aplicándole al orificio l<strong>la</strong>mado canillero;<br />

los hay de bronca con l<strong>la</strong>ve, l<strong>la</strong>mados grifos. El precio<br />

de <strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s y grifos de malera es de 0'50 á 2 pesetas,<br />

y de 3 pssetas en ade<strong>la</strong>nte los do bronce, según su diámetro.<br />

Cubo.—Es <strong>la</strong> vasija circu<strong>la</strong>r más ancha por <strong>la</strong> boca que<br />

por el suelo, con un asa de hierro. Los que se emplean en <strong>la</strong><br />

bodega son generalmente de chapa de hierro, de cabida de<br />

8 á 10 litros, y sirven <strong>para</strong> trasegar vino, mosto, orujo y<br />

otros usos. Su precio de 3 á 5 pesetas, según el número de <strong>la</strong><br />

chapa.<br />

Cangilones y cántaras.—Son <strong>la</strong>s vasijas de barro que se<br />

usan <strong>para</strong> trasegar y contener el vino, y que en el día son<br />

reemp<strong>la</strong>zados por los cubos. Su precio 0'40 á 0'50 ele peseta.<br />

Tinillos ó barreños.—Son vasijas de barro, de madera ó de<br />

hierro galvanizado, estrechas por su base y anchas por arriba,<br />

de cabida de 60 litros á un hectolitro, que sirven <strong>para</strong><br />

contener el vino que sale por <strong>la</strong> canil<strong>la</strong> de <strong>la</strong>s tinajas ó cubas.<br />

Su precio es ele 6 pesetas en ade<strong>la</strong>nte los ele barro, y ele<br />

15 en ade<strong>la</strong>nte también los ele hierro, según su cabida.<br />

Mecedor y baja-casca.—Son una vara <strong>la</strong>rga con una paleta<br />

triangu<strong>la</strong>r de unos 25 centímetros, colocada perpendicu<strong>la</strong>rmente<br />

al extremo inferior de aquel<strong>la</strong>, y se emplean <strong>para</strong><br />

remover <strong>la</strong> casca con el mosto durante <strong>la</strong> fermentación. Precio<br />

0'50 de peseta.<br />

Co<strong>la</strong>dor de mimbre.—Sirve <strong>para</strong> extraer los granos secos y<br />

broza que sobrenada en el mosto, después de colocado en <strong>la</strong>s<br />

vasijas, y antes ele dar principio á <strong>la</strong> fermentación. Precio 25<br />

céntimos ele peseta.<br />

Cedacillo.—Se compone de un aro redondo del diámetro<br />

de unos 25 centímetros, y de una te<strong>la</strong> por lo regu<strong>la</strong>r ele cerda,<br />

que se emplea <strong>para</strong> quitar <strong>la</strong> nata que el vi no cría en <strong>la</strong> superficie,<br />

y <strong>para</strong> otros usos. Precio una peseta.<br />

Asada.—Instrumento bien conocido que se emplea en <strong>la</strong>s<br />

bodegas <strong>para</strong> exfee.ider <strong>la</strong> uva, deshacer el pie ele <strong>la</strong> prensa y


20<br />

otros nlncaos usos: suele también afectar <strong>la</strong> forma de peine<br />

con cuatro ó más clientes ó púas. Precio 4- á 6 pesetas.<br />

Pa<strong>la</strong>s.—Se usan <strong>para</strong> recoger <strong>la</strong> uva pisada, echar<strong>la</strong> en <strong>la</strong><br />

zaranda, en <strong>la</strong> prensa, etc. Precio una peseta.<br />

Escalera.—Se emplea <strong>para</strong> subir al empotrado de tinajas,<br />

á <strong>la</strong>s vasijas de madera, y más pequeña <strong>para</strong> entrar y salir<br />

en <strong>la</strong>s mismas. Precio 5 á 10 pesetas.<br />

Mazo.—Instrumento de madera, que sirve <strong>para</strong> apretar<br />

los corchos, poner <strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s, grifos, etc. Precio 0,50 pesetas.<br />

Tapadores.—Son generalmente de madera y sirven <strong>para</strong><br />

cubrir <strong>la</strong> boca ele <strong>la</strong> vasijas que contienen el vino. Precio 3<br />

á 5 pesetas.<br />

Esponja.—Es ti til <strong>para</strong> apurar el agua de <strong>la</strong>s vasijas, después<br />

ele fregadas. Precio una peseta.<br />

Vaso de cristal, taza de p<strong>la</strong>ta.—Indispensables <strong>para</strong> el examen<br />

y ca<strong>la</strong> del vino. Precio ele <strong>la</strong> taza, 30 á 40 pesetas.<br />

Enilmdos.—Son ele suma necesidad <strong>para</strong> toneles, botel<strong>la</strong>s,<br />

etc., ya <strong>sea</strong>n de cobre ó de hierro ú hoja de <strong>la</strong>ta. Su precio<br />

varía según su materia y su tamaño.<br />

Pesos y medidas.—No debe faltar al cosechero una báscu<strong>la</strong><br />

ó romana, y toda c<strong>la</strong>se ele medidas <strong>para</strong> líquidos, por<br />

cuanto tienen en <strong>la</strong> bodega un uso diario.<br />

A<strong>la</strong>mbique <strong>para</strong> aguardiente.-— Este a<strong>para</strong>to, dé<strong>la</strong> capacidad<br />

que se desee, es de todo punto indispensable <strong>para</strong> el<br />

cosechero que entroja su uva en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, ya <strong>para</strong><br />

extraer aguardiente del orujo, ó de los vinos que se les averíe,<br />

y ya <strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación del espíritu de vino limpio con<br />

que pueda encabezarlos caldos sin comprometer su calidad;<br />

pues no debe abrigar completa confianza en el que se expende<br />

en el comercio, por cuanto pudiera proceder ele vinos<br />

averiados,


VIII.<br />

Vasos <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar el vino.<br />

Las vasijas que se emplean <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los vinos<br />

varían mucho en <strong>la</strong>s diversas provincias de España, usándose<br />

en alguna de el<strong>la</strong>s los l<strong>la</strong>mados <strong>la</strong>gos, charcas ó cisternas,<br />

construidas de manipostería; en otras lo son de madera, conocidas<br />

con los nombres de cubas ó conos, según <strong>la</strong> forma que<br />

afecten; y en Castil<strong>la</strong> <strong>la</strong>s empleamos generalmente de barro<br />

cocido, que llevan el nombre de tinajas.<br />

Los <strong>la</strong>gos, conocidos desde <strong>la</strong> más remota antigüedad,<br />

son grandes depósitos construidos de manipostería, generalmente<br />

debajo y al enrase del piso del local, ó elevados sobre<br />

el mismo, y revestidos interiormente de cal hidráulica ó de<br />

cemento romano, y también de baldosa fina. Los cerrados se<br />

hal<strong>la</strong>n cubiertos en su mayor extensión con bóveda ó con tablones,<br />

y los abiertos se les cubre con un fuerte y espeso<br />

enrejado ele madera, sobre el cual se pisa <strong>la</strong> uva y cae el<br />

mosto al recipiente. Su capacidad es variable de 50, 100 y<br />

más hectolitros. En ellos se entroja <strong>la</strong> uva <strong>para</strong> que tenga<br />

efecto <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, y terminada ésta, se<br />

trasiega el caldo á vasijas más pequeñas. Estos depósitos<br />

proporcionan una economía sobre los demás vasos vinarios,<br />

y podrán ser convenientes en años abundantes de uva, ó en<br />

los puntos en que ésta se cosecha en grande esca<strong>la</strong>.<br />

Vasos ele madera.—Los vasos di madera, construidos ele<br />

encina, roble, castaño, etc., y cuyas due<strong>la</strong>s se carbonizan<br />

por <strong>la</strong> parte interior, á fin de evitar el gusto que pudieran<br />

comunicar al vino, toman los nombres de cubas, conos, pipas,<br />

botas, barricas, toneles y barriles, según su forma y su<br />

capacidad. Las que más generalmente se usan <strong>para</strong> <strong>la</strong> fermentación<br />

afectan <strong>la</strong> forma de un cono truncado, es decir,<br />

anchas en su base y más estrechas en <strong>la</strong> parte superior, de


31<br />

cabida de 30, 50, y 100 y más hectolitros, y cercadas de<br />

fuertes aros de hierro, que obligan a<strong>la</strong>s due<strong>la</strong>s ápermanecer<br />

unidas. Las destinadas á <strong>la</strong> conservación del vino ó <strong>sea</strong>n <strong>la</strong>s<br />

pipas ó toneles son de cabida de uno hasta 20 hectolitros,<br />

colocadas en posición horizontal.<br />

Vasos de barro ó tinajas.—En <strong>la</strong> región central de España<br />

usamos preferentemente <strong>la</strong> tinaja, ya porque de antiguo<br />

así <strong>la</strong> hemos hal<strong>la</strong>do en nuestras bodegas, ya también<br />

porque ofrecen más comodidad <strong>para</strong> su limpieza y menos<br />

cuidado <strong>para</strong> su conservación, pues <strong>la</strong>s de madera se desarman<br />

con facilidad si no se <strong>la</strong>s tiene siempre llenas, y son<br />

más costosas, exigiendo su re<strong>para</strong>ción artistas especiales<br />

que no hay en todas <strong>la</strong>s localidades. Por lo mismo conceptuamos<br />

más ventajosas <strong>la</strong>s vasijas de barro <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración<br />

de vinos, si bien <strong>para</strong> su conservación pueden<br />

destinarse <strong>la</strong>s de madera, sobre todo, si el vino se ha de conservar<br />

más de mi año, que es lo que nosotros venimos<br />

poniendo en práctica desde hace tiempo con los mejores resultados.<br />

La mejor c<strong>la</strong>se de tinajas que conocemos es <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />

fábricas de Colmenar de Oreja, construidas con esmero, de<br />

barro bien cocido y fino, bañadas interiormente de pez, de<br />

poco grueso, lijeras y durables y de diversa capacidad. Las<br />

que nosotros usamos tienen una cabida de 30 á 40 hectolitros,<br />

y son <strong>la</strong>s más generalizadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> fermentación, pues <strong>la</strong>s<br />

destinadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación del vino son más pequeñas,<br />

ó <strong>sea</strong> de 8 á 23 hectolitros. A <strong>la</strong> altura de 60 á 80 centímetros<br />

se <strong>la</strong>s abre con un ta<strong>la</strong>dro un orificio, l<strong>la</strong>mado canillero,<br />

<strong>para</strong> dar salida al vino en <strong>la</strong> época del trasiego. Existen<br />

otras varias fábricas en diversos puntos, entre el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> ele Ta<strong>la</strong>vera<br />

de <strong>la</strong> Reina, que aun cuando más gruesas son ele menos<br />

consistencia. El precio de ca^a una arroba de cabida es<br />

en Colmenar al pie del horno 0 ! 50 á 0'60 pesetas, y en Ta<strong>la</strong>vera<br />

el de 0'10 á 0 ! 50. Unas y otras se dan colocadas en <strong>la</strong>s<br />

b) legas por cíe .uta y riesgo ele los fabricantes durante un


32<br />

afro, aumentando al precio anterior el de transporte, y se<br />

abonan en dos p<strong>la</strong>zos.<br />

Vasoá de vidrio ó boteras.— Otras de <strong>la</strong>s vasijas usadas comunmente<br />

<strong>para</strong> contener vinos en pequeñas cantidades, son<br />

los frascos y <strong>la</strong>s botel<strong>la</strong>s, fabricadas de vidrio y de capacidad<br />

variable, hasta 60 litros los primeros y un litro <strong>la</strong>s últimas.<br />

Sirven más comunmente <strong>para</strong> contener y expedir al<br />

comercio los vinos delicados ó generosos, y también los<br />

frascos <strong>para</strong> exponerlos á sufrir los rayos del sol, y acelerar<br />

su perfeccionamiento. Su poca porosidad hace que el vino<br />

se halle privado de comunicación con el aire atmosférico, y<br />

por lo mismo que mejore sus cualidades.<br />

Bien limpios con repetidas aguas, ó con una disolución<br />

de sal sosa, si se hal<strong>la</strong>n manchadas sus paredes, s¿ <strong>la</strong>s deja<br />

escurrir y secar, procediendo luego á llenar<strong>la</strong>s. Para facilitar<br />

es a operación, así como <strong>para</strong> encorchar<strong>la</strong>s herméticamente,-y<br />

<strong>la</strong>crar<strong>la</strong>s ó cubrir<strong>la</strong>s con cápsu<strong>la</strong>s, se emplean di­<br />

1<br />

versos a<strong>para</strong>tos, particu<strong>la</strong>rmente en los grandes establecimientos.<br />

IX.<br />

Limpieza de toda c<strong>la</strong>se do vasijas destinadas á<br />

©<strong>la</strong>borar ó contener vino.<br />

La limpieza de los vasos que hayan de contener el vino<br />

ha de ser esmerada, pues de el<strong>la</strong> depende muchas veces <strong>la</strong><br />

buena ó ma<strong>la</strong> calidad de este caldo, y su mejor ó peor conservación,<br />

como nos lo recomienda el adagio que referente á<br />

este punto ya queda citado.<br />

Al efecto, antes de dar principio á <strong>la</strong> vendimia, y á <strong>la</strong><br />

vez de limpiar <strong>la</strong> bodega, se les dará un primer <strong>la</strong>vado con<br />

agua caliente y estropajo, y otros dos ó más con ag>ia fría.<br />

Pero si en ellos se hubiere notado algún mal gusto, ú olor<br />

extraño, el primer <strong>la</strong>vado se hace con agua de sal caliente ó


33<br />

con agua de cal, azufrándolos después. Al tiempo de llenarlos<br />

es indispensable <strong>la</strong>varlos nuevamente, porque pudiera ocurrir,<br />

como ocurre con frecuencia, que el agua que escurrió de<br />

<strong>la</strong>s paredes al fondo de <strong>la</strong>s vasijas en el primer <strong>la</strong>vado se hubiere<br />

corrompido, lo que daría al vino un gusto repugnante á<br />

moho. Después ele este último <strong>la</strong>vado no se practicará <strong>la</strong> operación<br />

del azuframiento <strong>para</strong> no impedir ó entorpecer <strong>la</strong> fermentación.<br />

De igual manera se procederá en su limpieza luego<br />

que se hubieren desocupado, con el fin de impedir su avinagramiento.<br />

Los mismos <strong>la</strong>vados se han ele practicar con <strong>la</strong>s vasijas<br />

de madera, si bien es conveniente cuando se note algún mal<br />

olor ó sabor, poner<strong>la</strong>s una cantidad de cal viva, y adicionando<br />

otra de agua caliente, revolverlo con frecuencia por espacio<br />

de veinticuatro ó más horas. También se <strong>la</strong>s puede impregnar<br />

interiormente ele espíritu de vino, y después de escurrido<br />

ó de que quede en el<strong>la</strong>s muy corta cantidad, inf<strong>la</strong>marlo<br />

con <strong>la</strong>s debidas precauciones. Acerca ele este punto no<br />

debe olvidar el cosechero que<br />

De vasija sucia ó sin fregar<br />

vino mohoso es ele esperar.<br />

X.<br />

Do <strong>la</strong> vendimia. '<br />

i<br />

1<br />

Vendimia es <strong>la</strong> operación que tiene por objeto se<strong>para</strong>r lá<br />

uva de <strong>la</strong> cepa, ó <strong>sea</strong> recolectar<strong>la</strong>. Los momentos de llevar<strong>la</strong><br />

á efecto son de tal importancia <strong>para</strong> el agricultor, que nada<br />

habría ade<strong>la</strong>ntado éste en los trabajos y gastos hechos durante<br />

todo un año, si descuidase el momento crítico de ver<br />

colmadas sus esperanzas y remunerados sus afanes, pues de<br />

este acto depende <strong>la</strong> mejor ó peor calidad del producto que<br />

ha de cosechar, e<strong>la</strong>borar y después vender con más ó menos<br />

estimación. Asi' que no se oculta á ningún cosechero <strong>la</strong> ne-


34<br />

cesidad que tiene de presenciar todas <strong>la</strong>s operaciones de vendimia<br />

y cerciorarse por sí mismo del estado y madurez de <strong>la</strong><br />

uva, como lo prueba <strong>la</strong> costumbre que todos tienen de tras<strong>la</strong>darse<br />

en dicha época á sus respectivas bodegas, si residen<br />

en otro distinto punto. Se ha reconocido siempre tal importancia<br />

á <strong>la</strong> recolección de este fruto, que en <strong>la</strong> antigüedad se<br />

daba principio con fiestas y regocijos públicos, cirya costumbre<br />

se conserva todavía en muchos pueblos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s. En<br />

Grrecia se celebraban grandes fiestas en honor al Dios Baco,<br />

interviniendo infinidad ele ceremonias y cánticos ó himnos<br />

coreados, que dieron ocasión <strong>para</strong> inventar <strong>la</strong> tragedia.<br />

Al aproximarse <strong>la</strong> madurez de <strong>la</strong> uva se observa generalmente<br />

tal impaciencia entre los propietarios, con especialidad<br />

los que <strong>la</strong> venden á los traficantes ó acopiadores, que les<br />

lleva á dar principio á <strong>la</strong> vendimia antes de tiempo, y arrastran<br />

á sus convecinos á que hagan lo mismo, con detrimento<br />

de <strong>la</strong> calidad del fruto. Este abuso se procura remediar en<br />

muchos pueblos regu<strong>la</strong>rizando por medio ele bandos ú ordenanzas<br />

municipales, <strong>la</strong> época ele <strong>la</strong> recolección, en lo epue<br />

obran cuerdamente siempre que dejen á salvo el derecho de<br />

prosperidad.<br />

XI.<br />

Época de <strong>la</strong> vendimia.<br />

El tiempo más apto <strong>para</strong> <strong>la</strong> vendimia es el ele <strong>la</strong> madurez<br />

de <strong>la</strong> uva, es decir, cuando ésta se hal<strong>la</strong> bien sazonada, porque<br />

entonces sus jugos se encuentran pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong> obtener<br />

vinos de buena calidad, como lo dice el adagio:<br />

Vendimia en seco, y uva en sazón<br />

es <strong>para</strong> el vino <strong>la</strong> gran condición.<br />

Por reg<strong>la</strong> general no se hal<strong>la</strong> <strong>la</strong> uva bien sazonada hasta<br />

los primeros días de Octubre, aunque no puede fijarse esta<br />

época, como invariable, porque <strong>la</strong>s condiciones del suelo, el


35<br />

clima, <strong>la</strong> posición, <strong>la</strong> sequía y <strong>la</strong> abundancia ó escasez del<br />

fruto anticipan ó retrasan <strong>la</strong> madurez. Aun cuando esta es<br />

bien conocida <strong>para</strong> el agricultor, será conveniente proceder<br />

al examen de <strong>la</strong> uva por medio de pesamostos, que es el mejor<br />

regu<strong>la</strong>dor del momento de cortar<strong>la</strong>, ade<strong>la</strong>ntándole ó atrasándole<br />

según su riqueza sacarina, y teniendo en cuenta <strong>la</strong><br />

c<strong>la</strong>se de vino que se haya de e<strong>la</strong>borar. Mas como quiera que<br />

por <strong>la</strong>s antedichas circunstancias se observe que <strong>la</strong> uva no<br />

se sazona con igualdad en <strong>la</strong>s cepas del mismo término, ni<br />

en <strong>la</strong> misma viña, ni aun en <strong>la</strong> misma vid, de aquí <strong>la</strong> conveniencia<br />

de hacer <strong>la</strong> vendimia en dos veces <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención<br />

de un mismo tipo de vino.<br />

Tampoco puede tomarse siempre <strong>la</strong> madurez como norma<br />

fija <strong>para</strong> cortar <strong>la</strong> uva, por cuanto <strong>la</strong>s circunstancias atmosféricas<br />

que pueden sobrevenir, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino que se<br />

quiera e<strong>la</strong>borar, suelen hacer imposible <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong> conocida<br />

máxima<br />

Cortarás <strong>la</strong> uva sazonada,<br />

qae no esté ni agraz ni pasada.<br />

Así, si se de<strong>sea</strong> obtener vinos sabrosos ó dulces, se deja completar<br />

<strong>la</strong> madurez <strong>para</strong> que perdiendo parte del agua y de los<br />

ácidos que entran en <strong>la</strong> composición del mosto, se presente<br />

éste más denso y dulce, lo que ha de dificultar <strong>la</strong> fermentacióni<br />

Mas <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar vino áspero ó seco y de color intenso<br />

y bril<strong>la</strong>nte, no es necesaria madurez tan completa, porque<br />

<strong>para</strong> ello se requiere que <strong>la</strong> uva conserve al cortar<strong>la</strong> los ácidos<br />

que <strong>la</strong> son propios. Durante algunos años hemos venido<br />

retrasando <strong>la</strong> recolección de nuestra uva, hasta que ésta adquiría<br />

un grado de madurez mayor del necesario, creyendo<br />

era el medio más conveniente <strong>para</strong> obtener mejores vinos,<br />

pues entonces ignorábamos el axioma:<br />

De uva que madura demasiado<br />

sale vino pardo y embocado.<br />

De cuya c<strong>la</strong>se era justamente el vino que nos resultaba,<br />

por más que luego se convirtiese en seco con <strong>la</strong> provocación


36<br />

de nuevas fermentaciones. Ofrece además el peligro de que<br />

si en tal estado de madurez sobrevienen lluvias ó fríos pierde<br />

<strong>la</strong> uva sus ácidos y su azúcar, y el vino obtenido es insípido<br />

y de un color tan pardo, que concluye por volverse<br />

amateriado, como sucedió en nuestra bodega en el año de<br />

1881 con parte de <strong>la</strong> cosecha, además de haber tenido que<br />

dejar en <strong>la</strong>s viñas bastante uva podrida.<br />

Cuando el año es extremadamente seco, los calores suspenden<br />

<strong>la</strong> vejetación de <strong>la</strong> vid. y <strong>la</strong> uva se presenta dura,<br />

pasada, seca y á <strong>la</strong> vez agria, de jugo poco fluido, y cuyo<br />

vino se pierde muy luego con facilidad. En este caso es conveniente<br />

esperar á que llueva <strong>para</strong> que <strong>la</strong> vid absorba todos<br />

los jugos, pues inmediatamente después de haber llovido se<br />

observa que <strong>la</strong> uva aumenta de volumen y adquiere jugosidad,<br />

presentándose con <strong>la</strong>s condiciones necesarias <strong>para</strong> obtener<br />

buen vino.<br />

Si en los días en que se ha de dar principio á <strong>la</strong> recolección<br />

sobrevienen lluvias continuadas, es indispensable acelerar<br />

<strong>la</strong> vendimia, porque <strong>la</strong>s uvas, en vez de completar su<br />

madurez, se ponen muy b<strong>la</strong>ndas y se pudren, lo que verifican<br />

momentáneamente con los rocíos que luego siguen. En<br />

este caso se empieza por <strong>la</strong>s vides que ocupan una posición<br />

baja ó inmediata á ríos y arroyos, terminando con <strong>la</strong>s situadas<br />

en cerros ó <strong>la</strong>deras, ó <strong>sea</strong> á <strong>la</strong> inversa de lo que se debe<br />

practicar en circunstancias atmosféricas normales.<br />

La posición de <strong>la</strong> viña influye igualmente en <strong>la</strong> madurez<br />

del fruto, sucediendo que <strong>la</strong>s cultivadas en sitios bajos y húmedos,<br />

que por otra parte son <strong>la</strong>s más robustas y productivas,<br />

no llegan á madurarle por completo, por lo que se ha de<br />

procurar mezc<strong>la</strong>rle con otra uva bien sazonada, procedente<br />

de vil<strong>la</strong> vieja ó de <strong>la</strong> situada en cerro ó <strong>la</strong>dera, cuyo mosto<br />

es más denso y dulce, lo cual dará el resultado que nos dice<br />

el antiguo adagio<br />

«Con una pasa y un agrag<br />

«vino tendrás.


37<br />

La uva sazonada y jugosa por alguna lluvia, con anterioridad<br />

á su madurez, se presenta con <strong>la</strong>s mejores cualidades<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de un buen vino.<br />

XII.<br />

Acto de vendimiar,<br />

Al dar principio á <strong>la</strong> vendimia no repare el propietario<br />

en tener el número suficiente de trabajadores proporcional<br />

á <strong>la</strong>s caballerías ó carros que lo hayan de transportar al <strong>la</strong>gar<br />

y á <strong>la</strong> mayor ó menor distancia á que <strong>la</strong>s vinas se hallen de<br />

este punto, pues como es consiguiente, no pudiendo hacer igual<br />

número de viajes de fincas distantes como de <strong>la</strong>s más próximas,<br />

ha de ser mayor ó menor el número que de aquellos deban<br />

emplearse. Por <strong>la</strong> misma razón se ha de tener en cuenta<br />

<strong>la</strong> abundancia ó escasez del fruto, procurando distribuirlos á<br />

<strong>la</strong> vez en <strong>la</strong>s viñas próximas y en <strong>la</strong>s distantes del <strong>la</strong>gar, con<br />

lo cual se consigue también <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> ele uva de distintos terrenos.<br />

Habiendo número suficiente de vendimiadores <strong>para</strong><br />

cortar con holgura <strong>la</strong> uva que en el día se lleve al <strong>la</strong>gar,<br />

<strong>la</strong> recolección de el<strong>la</strong> se puede hacer con menos precipitación<br />

y con más precauciones, recogiéndo<strong>la</strong> mejor y examinándo<strong>la</strong><br />

<strong>para</strong> desechar <strong>la</strong> verde y <strong>la</strong> podrida, y los porteadores tendrán<br />

cortada <strong>la</strong> uva necesaria que hayan ele transportar.<br />

Tampoco debe cortarse más uva que <strong>la</strong> que se haya de portear<br />

en el mismo clía, ni acumu<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> bodega más que <strong>la</strong> necesaria,<br />

como dice <strong>la</strong> máxima:<br />

En portear uva no haya prisa<br />

si se ha de hacer buena <strong>la</strong> pisa.<br />

Al dar principio á <strong>la</strong> operación, se colocan los trabajadores<br />

pareados en líneas (si se hal<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s viñas p<strong>la</strong>ntadas á<br />

marco real ó á tresbolillo), marchando hasta el extremo


38<br />

opuesto, y poniendo los racimos que vayan cortando, con navaja<br />

ó tigera, en <strong>la</strong>s vasijas que al efecto conduzcan. Estas<br />

son espuertas ó canastos de mimbre, si el tiempo está seco,<br />

y cubetas bajas de madera ligera, <strong>para</strong> poder<strong>la</strong>s tras<strong>la</strong>dar cómodamente<br />

de una vid á otra entre dos vendimiadores, si el<br />

tiempo es lluvioso, húmedo ó <strong>la</strong> uva está jugosa. Una vez<br />

llenas, se vierten en <strong>la</strong>s vasijas que hayan de servir <strong>para</strong> el<br />

transporte, y nunca se amontona en el suelo como se hace en<br />

muchos puntos.<br />

Es una costumbre admitida en casi todos los pueblos en<br />

que se cosecha uva en alguna esca<strong>la</strong>, dar principio á <strong>la</strong> vendimia<br />

muy de madrugada y terminar<strong>la</strong> también temprano.<br />

Aun cuando no estamos conformes con el<strong>la</strong>, nos vemos precisados<br />

á admitir<strong>la</strong> en el pueblo de nuestra residencia. En<br />

tiempo húmedo ó lluvioso, es perjudicial, y procuraremos remediar<strong>la</strong><br />

con el amontonamiento en el <strong>la</strong>gar, <strong>para</strong> que se desarrolle<br />

en el<strong>la</strong> el calor que <strong>la</strong> falta, según nos lo enseña el<br />

adagio<br />

Uva con rocío vendimiada<br />

quede en el <strong>la</strong>gar amontonada.<br />

Ya hemos consignado <strong>la</strong> conveniencia de se<strong>para</strong>r, ó mejor,<br />

dejar en <strong>la</strong>s viñas <strong>la</strong> uva podrida, <strong>para</strong> lo cual los vendimiadores<br />

reconocerán detenidamente cada uno de los racimos<br />

antes de entrarle en <strong>la</strong> vasija, quitando los granos que<br />

se hallen en ese caso; pues su presencia es perjudicialísima,<br />

influyendo notablemente en el color del vino, al cual hace<br />

desaparecer su viveza, tornándole pardo, además de darle<br />

un sabor á moho que repugna. Por eso dice otra máxima<br />

Desecha <strong>la</strong> uva verde y <strong>la</strong> podrida<br />

si de<strong>sea</strong>s obtener buena bebida.<br />

De igual manera se debe conducir, pisar y poner á fermentar<br />

se<strong>para</strong>damente <strong>la</strong> uva que presente alguna señal de<br />

descomposición <strong>para</strong> no exponerse á perder el resto de <strong>la</strong> cosecha<br />

de buena calidad. Recordamos con este motivo lo<br />

ocurrido en <strong>la</strong> de 1881, que fué abundante; el invierno y pri-


39<br />

mavera fueron lluviosos, sin que faltasen tampoco <strong>la</strong>s aguas<br />

en el mes de Septiembre, y <strong>la</strong> uva se presentaba en <strong>la</strong>s mejores<br />

condiciones <strong>para</strong> proceder á su recolección en los primeros<br />

días de Octubre, en que se dio principio. Pero 4 los pocos días<br />

de vendimia sobrevinieron abundantes lluvias; á éstas siguieron<br />

algunos días de rocío, y <strong>la</strong> uva presentó síntomas de<br />

su descomposición, por lo que <strong>la</strong> pusimos á fermentar en vasijas<br />

se<strong>para</strong>das, <strong>para</strong> venderlo en los primeros meses. El vino<br />

obtenido fué de pocos ácidos, sin aroma y de color pardo;<br />

que fué avanzando hasta convertirse á los pocos meses en<br />

amateriado.<br />

El mismo procedimiento debo seguirse con <strong>la</strong> uva extra!"<br />

da de finca en que hubiese caído algún pedrisco; <strong>la</strong> cual, además<br />

de vendimiarse <strong>la</strong> última, se pondrá á fermentar en vasija<br />

se<strong>para</strong>da, pues su producto es de inferior calidad y no<br />

puede conservarse, ni conviene mezc<strong>la</strong>rlo con otro, porque<br />

<strong>la</strong> experiencia nos ha demostrado que el resultante de ambos<br />

se pierde. Por eso se aconseja cuerdamente que<br />

Uva de vid apedreada<br />

póngase en vasija se<strong>para</strong>da.<br />

Para lograr que el vino reúna <strong>la</strong>s mejores cualidades, es<br />

necesario examinar <strong>la</strong> uva de <strong>la</strong>s distintas fincas y mezc<strong>la</strong>r<strong>la</strong><br />

en <strong>la</strong> proporción que convenga, teniendo en cuenta que <strong>la</strong><br />

escasa en azúcar, dará un vino débil, flojo y expuesto 4 perderse<br />

en el estío, porque el alcohol se forma de <strong>la</strong> descomposición<br />

del azúcar; <strong>la</strong> uva acuosa y poco acida dá un vino de<br />

poco aroma, de color pardo y predispuesto 4 averiarse: de <strong>la</strong><br />

uva que contenga exceso de azúcar, se obtendrá un vino dulce,<br />

denso é impropio <strong>para</strong> el consumo.<br />

Por esta razón se ha de procurar mezc<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s diversas c<strong>la</strong>ses<br />

de uva, y <strong>la</strong>s procedentes de distinto terreno, 4 fin de<br />

compensar <strong>la</strong> acuosidad de <strong>la</strong>s unas con <strong>la</strong> densidad de <strong>la</strong>s<br />

otras, cuyos elementos se armonizan de ese modo <strong>para</strong> obtener<br />

mejores vinos, De <strong>la</strong> misma manera, y por igual causai


40<br />

se obrará con. <strong>la</strong> uva procedente de vidueños nuevos y de los<br />

de más edad, por lo que el propietario no debe olvidar el<br />

consejo<br />

Mezc<strong>la</strong> en el <strong>la</strong>gar uva distinta<br />

de diversa vid, y aragonés y tinta.<br />

XIII.<br />

Acarreo ó conducción de <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar.<br />

Recogida <strong>la</strong> uva por los vendimiadores en <strong>la</strong>s espuertas,<br />

canastos de mimbre ó cubetas bajas, segtín los casos, se vierte<br />

en otras vasijas destinadas <strong>para</strong> el transporte al <strong>la</strong>gar por<br />

medio de carros ó caballerías, que con <strong>la</strong> oportuna ante<strong>la</strong>ción<br />

se habrán distribuido en puntos convenientes de <strong>la</strong>s viñas-<br />

Estas vasijas son <strong>la</strong>s conocidas con los nombres de cestos,<br />

cubetos, seras y banastas. Los cestos construidos de mimbre,<br />

bien liados <strong>para</strong> su mayor sugeción, de forma cilindrica, de<br />

cabida de 100 á 140 kilogramos de uva, y cuyo coste suele<br />

ser de tres pesetas próximamente cada uno, se emplean <strong>para</strong><br />

el transporte en carros, especialmente en tiempo seco y<br />

en que <strong>la</strong> uva no esté muy jugosa, pues si es lluvioso ó húmedo,<br />

se estropea <strong>la</strong> uva y se derrama una cantidad considerable<br />

de mosto, por lo que en semejantes circunstancias<br />

deben proscribirse. Otro tanto decimos de <strong>la</strong>s seras de espar.<br />

to, y más particu<strong>la</strong>rmente de los serones que aun usan en<br />

algunos puntos, y que <strong>para</strong> llevarlos tienen <strong>la</strong> detestable costumbre<br />

de amontonar <strong>la</strong> uva en <strong>la</strong> tierra. La banasta, que es<br />

<strong>la</strong> vasija generalmente adoptada <strong>para</strong> verificar el transporte<br />

en caballerías, es más ligera y se maneja con más facilidad,<br />

sin estropearse en el<strong>la</strong> <strong>la</strong> uva, por lo que se <strong>la</strong> debe dar <strong>la</strong><br />

preferencia; su cabida suele ser de 50 á 60 kilogramos de uvaí<br />

y el coste de cada un par de banastas, suele ser de tres<br />

á cinco pesetas.<br />

Los cubetos construidos ele madera ligera, son de reconocí-


41<br />

cía utilidad en tiempo lluvioso <strong>para</strong> evitar el derrame del mosto.<br />

Se emplean siempre <strong>para</strong> el transporte en carros, y <strong>para</strong><br />

caballerías se les dá <strong>la</strong> forma p<strong>la</strong>na á <strong>la</strong> parte que cae hacia<br />

el aparejo; el mosto que evitan se derrame, importa un capital<br />

respetable, proporcional á <strong>la</strong> cosecha, que en año lluvioso<br />

bien puede asegurarse economiza el importe del gasto de<br />

acarreo, particu<strong>la</strong>rmente si <strong>la</strong>s fincas se hal<strong>la</strong>n á bastante<br />

distancia del <strong>la</strong>gar. Su cabida suele ser de 80 á 120 kilogramos<br />

de uva; su forma, cilindrica, ó cónica, y su coste de<br />

nueve á diez pesetas cada uno.<br />

XIV.<br />

oí o 111 o n a 111 i e 111 o do <strong>la</strong> uva.<br />

En algunos puntos y con especialidad en los frios y en<br />

que <strong>la</strong> uva no ha llegado á su completa madurez, luego que<br />

se <strong>la</strong> ha puesto en el <strong>la</strong>gar, queda en él amontonada por espacio<br />

de uno, dos ó más días, con el fin de aumentar su azúcar<br />

y su color, y desarrol<strong>la</strong>r además en el<strong>la</strong> el color que <strong>la</strong> falta<br />

<strong>para</strong> disponer<strong>la</strong> mejor á una buena fermentación.<br />

Esta práctica es también muy útil entre nosotros cuando<br />

<strong>la</strong> vendimia tiene lugar en tiempo frío, porque entonces <strong>la</strong><br />

uva tarda mucho en dar principio á <strong>la</strong> fermentación, y tanto<br />

es así, que hemos conocido algún año en que después de encerrada<br />

en <strong>la</strong>s tinajas, permaneció en el<strong>la</strong>s, sin dar señales<br />

de descomposición alguna, por espacio de 10 ó más días.<br />

Desde aquel<strong>la</strong> fecha dispusimos nosotros <strong>la</strong> bodega en forma<br />

adecuada <strong>para</strong> conseguir el amontonamiento, sin perturbar<br />

ni interrumpir <strong>la</strong>s operaciones de <strong>la</strong> pisa, <strong>para</strong> lo cual dividimos<br />

el piso de el<strong>la</strong> en dos <strong>la</strong>gares, el uno á <strong>la</strong> derecha y el<br />

otro a<strong>la</strong> izquierda de <strong>la</strong> entrada, pisando un día en el uno,<br />

y descargando en tanto en el otro <strong>la</strong> uva que se acarrea, <strong>para</strong><br />

pisar<strong>la</strong> en el día inmediato, y así sucesivamente. Con este<br />

procedimiento se consigue además el mayor desahogo y co-


42<br />

modidad <strong>para</strong> llevar á cabo todas <strong>la</strong>s operaciones. En los<br />

arios en que <strong>la</strong> uva se recoge madura, y bajo una buena temperatura,<br />

no es necesario el amontonamiento ele el<strong>la</strong>.<br />

XV.<br />

Pisa de <strong>la</strong> uva.<br />

Conducida <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar, se procede á se<strong>para</strong>r los racimos<br />

verdes, los podridos, <strong>la</strong>s hojas, vastagos de vid y demás<br />

residuos vegetales, que tanto pueden perjudicar al buen resultado<br />

que nos proponemos obtener: téngase en ello especial<br />

cuidado, destinando <strong>para</strong> este trabajo á uno de los operarios,<br />

pues en hacer con esmero esta operación, depende en<br />

gran parte <strong>la</strong> obtención de un buen caldo, como nos lo dice<br />

el adagio ya citado y que nos parece conveniente volver á<br />

repetir<br />

Desecha <strong>la</strong> uva verde y <strong>la</strong> podrida<br />

si de<strong>sea</strong>s obtener buena bebida.<br />

Pre<strong>para</strong>da así <strong>la</strong> uva y hecho el amontonamiento, si se<br />

creyó este conveniente, se da principio á <strong>la</strong> pisa de <strong>la</strong> misma, ó<br />

<strong>sea</strong> despachurrar<strong>la</strong>, <strong>para</strong> pre<strong>para</strong>r<strong>la</strong> á sufrir una rápida, uniforme<br />

y simultánea fermentación, que no podría conseguirse<br />

de otra manera. Merced á el<strong>la</strong> se mezc<strong>la</strong> <strong>la</strong> parte líquida ó<br />

mosto, con el orujo ó parte sólida fermentable, disolviendo<br />

todos sus principios, y poniéndole en contacto con el aire,<br />

cuyo oxígeno favorece <strong>la</strong> fermentación, por lo que nos dice<br />

otro axioma<br />

Pisa <strong>la</strong> uva tenazmente<br />

si de<strong>sea</strong>s vino excelente.<br />

De dos maneras puede hacerse <strong>la</strong> operación de despachurrar<br />

<strong>la</strong> uva, con máquina ó con los pies.<br />

La invencien de una máquina pisadora que reuniese <strong>la</strong>s<br />

condiciones de solidez en su construcción, brevedad en el<br />

tiempo invertido, economía en <strong>la</strong> operación y todas <strong>la</strong>s de-


48<br />

Biás circustaiieias necesarias <strong>para</strong> obtener una buena pisa;<br />

sería indudablemente un gran ade<strong>la</strong>nto que el propietario<br />

quisiera ver realizado, ya porque desaparecería <strong>la</strong> poca limpieza<br />

de esta operación al verificar<strong>la</strong> con los pies, como también<br />

porque economizaría el número de trabajadores que<br />

tanto esca<strong>sea</strong>n en <strong>la</strong> época de vendimia, y que le proporciona<br />

además no pocos disgustos en estos días en que siendo<br />

el vino su principal alimento , no se les puede esca<strong>sea</strong>r.<br />

Así que al ver anunciadas con tanta pompa <strong>la</strong>s modernas<br />

máquinas pisadoras, creímos—y con nosotros todos los cosecheros<br />

deseosos de adoptar los inventos ventajosos en <strong>la</strong><br />

práctica—que habían de dar el resultado apetecido. Pero enlos<br />

diversos ensayos que con <strong>la</strong>s dichas máquinas se han hecho,<br />

no se han hal<strong>la</strong>do <strong>la</strong>s tan decantadas ventajas que se suponían<br />

de economía y perfeccionamiento en <strong>la</strong> operación, por<br />

cuanto los hombres que se requieren <strong>para</strong> echar <strong>la</strong> uva en <strong>la</strong><br />

tolva, manejar<strong>la</strong> y verificar <strong>la</strong>s demás operaciones, son los<br />

bastantes <strong>para</strong> hacer<strong>la</strong> con los pies en igual tiempo, con <strong>la</strong><br />

misma uniformidad, y si cabe, con mayor perfección, una<br />

vez que el cosechero <strong>la</strong> dirija con su presencia, pues de lo<br />

contrario no lo podrá conseguir; pues los trabajadores, no<br />

comprendiendo sus propios intereses, y cuidándose menos de<br />

los de su amo, procuran despachar<strong>la</strong> pronto y mal. Lo cierto<br />

es que <strong>la</strong>s expresadas máquinas no se generalizan, y los<br />

cosecheros que se anticiparon á comprar<strong>la</strong>s, han tenido que<br />

recurrir nuevamente al antiquísimo medio de pisar<strong>la</strong>s con<br />

los pies, algunos de ellos (y esto lo hemos presenciado) en<br />

el mismo día ele empezar á funcionar. Por este motivo hemos<br />

dejado de incluir<strong>la</strong>s en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción que hicimos de los<br />

útiles necesarios en toda bodega.<br />

La pisa con los pies, se hace con calzado de esparto ó cáñamo,<br />

ó con los pies desnudos, debiendo preferirse lo primero,<br />

ya por el ahorro de tiempo, ya porque deja <strong>la</strong> uva<br />

más estrujada, ya por <strong>la</strong> comodidad del operario y ya también<br />

por <strong>la</strong> limpieza,


44<br />

Esta operación se efectúa por partes ó tandas proporcionadas<br />

al número de pisadores: con im azadón de dientes ó<br />

sin ellos se extienden del montón, se despolvorea yeso en<br />

corta cantidad, y se despachurra <strong>la</strong> uva hasta que no queda<br />

ninguna intacta; y recogiéndo<strong>la</strong> entonces con una pa<strong>la</strong> de<br />

madera que llevan los operarios en <strong>la</strong> mano derecha, se va poniendo<br />

en <strong>la</strong> zaranda <strong>para</strong> descobajar<strong>la</strong>.<br />

Es de suma importancia, como ya hemos dicho y queremos<br />

volver á repetir, ejecutar una pisa completa y uniforme<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> buena e<strong>la</strong>boración del vino de mesa que se apetece<br />

<strong>para</strong> el consumo, pues contribuye á <strong>la</strong> rápida y simultánea<br />

fermentación de toda <strong>la</strong> masa, toma el mosto más tanino<br />

que le presta el rozamiento con <strong>la</strong> raspa, consiguéndose más<br />

fácilmente <strong>la</strong> pérdida del azúcar, y con el auxilio del yeso,<br />

<strong>la</strong> mayor coloración y bril<strong>la</strong>ntez del vino. Así nos lo enseña<br />

<strong>la</strong> máxima<br />

De los pies del pisador<br />

sale del vino él color.<br />

Por lo cual es muy conveniente, que una vez recogida <strong>la</strong><br />

uva pisada, se repita otra vez <strong>la</strong> operación hasta dejar<strong>la</strong> triturada<br />

en cuanto <strong>sea</strong> posible, antes de echar<strong>la</strong> en <strong>la</strong> zaranda,<br />

pues el orujo después de se<strong>para</strong>do del escobajo se pisa con<br />

mayor dificultad.<br />

XVI.<br />

Dosco 1): i ¡ n


45<br />

que ejerce dicho residuo leñoso ó escobajo en los vinos de<br />

que tratamos.<br />

Diversas han sido <strong>la</strong>s opiniones de los viticultores acerca<br />

de <strong>la</strong>s ventajas que puede tener el escobajado, creyendo muchos,<br />

y nosotros también lo hemos creído, hasta que <strong>la</strong> experiencia<br />

nos ha demostrado lo contrario, que el escobaj o ó<br />

raspa debe se<strong>para</strong>rse por completo, sin calcu<strong>la</strong>r que esto depende<br />

del estado en que se halle <strong>la</strong> uva, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino<br />

que se trate de e<strong>la</strong>borar.<br />

El ácido tánico ó tanino que se encuentra en pequeña<br />

cantidad en el zumo de <strong>la</strong> uva, que abunda en <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>, y<br />

mayormente en el escobajo, desempeña un papel muy importante<br />

en el vino, al que comunica su astringencia. Los<br />

caldos que le contienen en <strong>la</strong> debida proporción, se acornó"<br />

dan mejor en el día al gusto de los consumidores, se conservan<br />

más fácilmente y adquieren un color más bril<strong>la</strong>nte, ase"<br />

gurando al cosechero <strong>la</strong> venta de ellos. Así que el escobajo de<br />

suyo áspero, conviene ponerle al mosto que retenga mucha<br />

glucosa, yá porque por sí mismo le comunica sus cualidades<br />

astringentes, yá también porque es un auxiliar poderoso de<br />

<strong>la</strong> fermentación.<br />

Con <strong>la</strong> aspereza que le caracteriza, corrige <strong>la</strong> insipidez de<br />

los vinos flojos, escasos de alcohol, por lo que también es<br />

conveniente unirle á los mostos de pocos grados, los cuales<br />

se hal<strong>la</strong>n predispuestos á agriarse ó perderse con facilidad,<br />

pues como acabamos de decir, contribuye á su mejor conservación<br />

y viveza de color. Estos efectos saludables los hemos<br />

tocado nosotros prácticamente, aconsejados por un <strong>la</strong>brador<br />

y cosechero de uva en pequeña esca<strong>la</strong>, vecino nuestro, que lo<br />

viene poniendo en su cosecha desde hace bastantes años, en,<br />

que efecto de una continuada sequía, <strong>la</strong> uva abundaba en<br />

principios azucarados, habiendo conseguido un vino seco y<br />

venderlo con mayor estimación que <strong>la</strong> mayoría de los cose^><br />

cheros, á quienes nos resultó dulce, Desde aquel<strong>la</strong> fecha, no,<br />

olvidarnos el adagio


46<br />

Dá el escobajo tanino<br />

y el suprimir todo, hace mal vino.<br />

Las uvas jugosas y <strong>la</strong>s incompletamente maduras, no<br />

necesitan <strong>la</strong> adición de <strong>la</strong> raspa, aun cuando en general nunca<br />

debe suprimirse por completo, al menos, que los vinos<br />

que se hayan de e<strong>la</strong>borar <strong>sea</strong>n dulces, en cuyo caso se se<strong>para</strong>rá<br />

con esmero.<br />

El gusto que el escobajo pueda dar al vino, si se echó en<br />

mayor cantidad de <strong>la</strong> necesaria, y que los vinateros l<strong>la</strong>man<br />

sabor á verde ó gusto al -palo, va desapareciendo tan luego<br />

como aquél se trasiega, y en todo caso se consigue por medio<br />

de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación.<br />

La cantidad de raspa que puede adicionarse, debe osci<strong>la</strong>r<br />

entre una tercera á una sexta parte, segtin el estado de madurez<br />

de <strong>la</strong> uva.<br />

Los efectos, pues, que <strong>la</strong> adicción del escobajo produce,<br />

son:<br />

1.° Comunicar al vino sus cualidades astringentes, disminuyendo<br />

su dulce. 2.° Activar <strong>la</strong> fermentación que tan<br />

conveniente es <strong>para</strong> <strong>la</strong> descomposición del azúcar. 3.° Corregir<br />

su flojedad, dándole fortaleza. 4.° Contribuir á su mayor<br />

coloración y mejor c<strong>la</strong>rificación. 5.° Hacerle más permanente,<br />

conservándole <strong>la</strong>rgo tiempo sin alterarse. Cuyas cualidades<br />

se hal<strong>la</strong>n recopi<strong>la</strong>das en <strong>la</strong> máxima <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />

La raspa al vino dá astringencia<br />

color, brillo y permanencia,.<br />

Debe sin embargo tenerse en cuenta, que si <strong>la</strong> fermentación<br />

se hace en vasijas abiertas, como lo hacemos <strong>la</strong> mayor<br />

parte de los cosecheros, puede el escobajo contribuir á <strong>la</strong><br />

acetificación del vino, si se deja sobre <strong>la</strong> superficie; cuyo inconveniente<br />

se evita removiendo ó hundiendo diariamente<br />

el copete ó sombrero que se forma en <strong>la</strong> parte superior de<br />

<strong>la</strong> vasija.<br />

Las dos operaciones de pisa y de escobajado se practican<br />

á <strong>la</strong> vez, pues mientras unos operarios verifican <strong>la</strong> primera y


47<br />

lo van echando con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong> de madera en <strong>la</strong> zaranda,—cuyo<br />

a<strong>para</strong>to dejamos descrito en su lugar correspondiente,—otro<br />

lo va frotando de uno á otro <strong>la</strong>do con dos tablitas semicircu<strong>la</strong>res,<br />

que lleva en ambas manos. Un solo hombre, reemp<strong>la</strong>zándose<br />

de vez en cuando, con este a<strong>para</strong>to, en <strong>la</strong> forma<br />

indicada, puede clescobajar en un día de trabajo ó <strong>sea</strong>n 14 horas,<br />

10.000 ó más kilogramos de uva.<br />

El escobajo se<strong>para</strong>do en dicha forma, se va arrojando á<br />

un sitio cerca de <strong>la</strong> prensa <strong>para</strong> verificar el prensado y <strong>la</strong><br />

casca se lleva con cubos á los vasos de fermentación.<br />

XVII.<br />

Del<br />

prensado,<br />

Pisada <strong>la</strong> uva se suele en algunos puntos someter á <strong>la</strong><br />

prensa inmediatamente; pero nosotros que <strong>la</strong> echamos toda<br />

con el mosto en <strong>la</strong> tinaja, lo verificamos en <strong>la</strong> época del trasiego,<br />

y ahora solo se practica esta operación con el escobajo<br />

que ha se<strong>para</strong>do <strong>la</strong> zaranda: sería, sin embargo, muy conveniente<br />

prensar también el orujo antes de mezc<strong>la</strong>rle con<br />

el mosto, por cuanto al esprimirle quedaría completamente<br />

deshecha <strong>la</strong> uva que hubiere salido ilesa de <strong>la</strong> pisa, y entraría<br />

en <strong>la</strong> vasija mejor dispuesta <strong>para</strong> una fermentación uniforme.<br />

Una vez que se haya reunido cantidad bastante de escobajo,<br />

se lleva á <strong>la</strong> prensa <strong>para</strong> obtener todo el mosto que<br />

aún retiene, y el de <strong>la</strong>s uvas que al mismo han quedado adheridas,<br />

rociándolo con agua, á fin de que lo deje mejor <strong>la</strong>vado,<br />

y tome el gusto áspero que produce el tanino, tan útil<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor fermentación, y <strong>para</strong> <strong>la</strong> duración de los vinos.<br />

Póngase especial cuidado en que el escobajo <strong>sea</strong> sometido<br />

á <strong>la</strong> prensa en el mismo día, pues á <strong>la</strong>s 24 ó más horas suele<br />

dar principio á agriarse, y entonces sería muy perjudicial


48<br />

adicionar á <strong>la</strong>s vasijas el líquido esprimido, debiéndose <strong>la</strong>var<br />

bien el <strong>la</strong>gar antes de repetir <strong>la</strong> operación.<br />

El escobajo prensado se utiliza <strong>para</strong> hacer vinagre, <strong>para</strong><br />

alimento del ganado de cerda, y también después de seco,<br />

<strong>para</strong> combustible.<br />

XYIII.<br />

Oasoa ó madre.<br />

La parte sólida dé<strong>la</strong> uva bien pisada, compuesta de los<br />

hollejos, pepitas y escobajo que ha pasado por <strong>la</strong> zaranda en<br />

más ó menos cantidad, es lo que se l<strong>la</strong>ma casca ó madre.<br />

Toda ó parte de el<strong>la</strong>, prensada ó sin prensar, puede mezc<strong>la</strong>rse<br />

con el mosto en <strong>la</strong> vasija de fermentación, según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se<br />

de vino que se trate de e<strong>la</strong>borar, debiendo <strong>para</strong> ello tenerse<br />

en cuenta, que, además de influir en <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación,<br />

el hollejo proporciona <strong>la</strong> materia colorante, el<br />

escobajo su bril<strong>la</strong>ntez y astringencia, y <strong>la</strong>s pepitas, tanino y<br />

un aceite esencial, contribuyendo todas de este modo á dar<br />

el color, el sabor, y el aroma al vino, que fermentado en<br />

esta forma se l<strong>la</strong>ma de maceración.<br />

La importancia que en el día se dá en los mercados nacionales,<br />

y más aún en los extranjeros, á <strong>la</strong> intensidad del<br />

color, hace que el cosechero, <strong>para</strong> no tener que recurrir después<br />

á colores artificiales, siempre imperfectos y reprobados,<br />

mezcle toda <strong>la</strong> parte sólida de <strong>la</strong> uva con el mosto, así que<br />

según va pasando por <strong>la</strong> zaranda, ó después de prensada; si<br />

esta operación tuvo también lugar, <strong>la</strong> va vaciando con cubos<br />

en los vasos vinarios, mezclándose en ellos con el mosto<br />

<strong>para</strong> permanecer así todo el tiempo de <strong>la</strong> fermentación,


49<br />

XIX.<br />

Mosto.<br />

Según se practica <strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa, liemos dicho<br />

que el jugo ó zumo esprimido de <strong>la</strong>s uvas, l<strong>la</strong>mado mosto,<br />

se va deslizando por <strong>la</strong> pequeña pendiente del <strong>la</strong>gar, depositándose<br />

en los recipientes ó pocilios colocados en los extremos<br />

del mismo. De ellos, si no marchó directamente por medio<br />

de tubería se saca con cubos, ó valiéndose de <strong>la</strong> bomba<br />

aspirante impelente de trasiego, y se vierte en los vasos<br />

de fermentación, á <strong>la</strong> vez que <strong>la</strong> casca, procurando queden<br />

llenos en el menor tiempo posible, <strong>para</strong> no dar lugar á que,<br />

habiéndose desarrol<strong>la</strong>do <strong>la</strong> fermentación, se interrumpa <strong>la</strong><br />

marcha uniforme por <strong>la</strong>s adiciones sucesivas que <strong>la</strong> harían<br />

imperfecta.<br />

Las tinajas no deben llenarse por completo, ha de quedar<br />

siempre en el<strong>la</strong>s un vacío de una séptima ú octava parte,<br />

pues al fermentar el mosto con <strong>la</strong> madre ó casca, aumenta de<br />

volumen y se vierte el líquido; ese vacío contribuye.también<br />

á anticipar <strong>la</strong> fermentación.


SECCIÓN 2. a<br />

ELABORACIÓN PRÁCTICA DE LOS VINOS<br />

C<strong>la</strong>sificación, de los vinos.<br />

La variedad de vid que se cultive, el terreno y clima en<br />

que se produce, el método adoptado <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración y<br />

otros accidentes naturales ó artificiales, influyen directamente<br />

en el zumo de <strong>la</strong> uva, <strong>para</strong> que, al convertirse en vino, le<br />

hagan sufrir infinidad de modificaciones, que dan por resultado<br />

diferencias muy notables en sus cualidades. De aquí <strong>la</strong>s<br />

distintas c<strong>la</strong>ses de vinos que se conocen, de <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong>s<br />

más principales son <strong>la</strong>s que se expresan en el siguiente<br />

cuadro:<br />

Vinos<br />

/ \ /Secos ó<br />

í Tintos r e P a s t o ) á s P e r o s -<br />

1 ""/ ó de mesa j Ácidos ó lj^ n o g<br />

; y ( acídulos)<br />

De maceración.<br />

1 (T-, , í-n , (Moscatel Má<strong>la</strong>ga,<br />

i lile postrel Dulces... ^ .„ ,<br />

/TU A • 1 (Uarinena, etc.<br />

&<br />

f-B<strong>la</strong>ncos.. 1 o genero-< - '<br />

! / sos / Rancios.<br />

Vinos tintos son los e<strong>la</strong>borados con uva tintórea, y presentan<br />

un color rojo oscuro más ó menos intenso.<br />

B<strong>la</strong>ncos son los que proceden de uva b<strong>la</strong>nca, y también<br />

los e<strong>la</strong>borados con mosto solo.<br />

De pasto, ele mesa ó comunes, de sabor más ó menos astringente<br />

ó ácido, usados por <strong>la</strong> generalidad de los consumidores<br />

en <strong>la</strong>s comidas, como tónicos é higiénicos,


52<br />

Secos ó ásperos, que no contienen azúcar sin descomponer,<br />

y abundan en ácidos tártrico y tánico, que les comunica un<br />

sabor estíptico.<br />

Ácidos ó acídulos, cuyo sabor es debido á un exceso ele ácidos<br />

tártrico y málico.<br />

De postre ó generoso, ricos en azitcar ó en alcohol, y de<br />

agradable bouquet, obtenidos con uvas de variedades determinadas,<br />

ó por medio del añejamiento, y que no se beben<br />

más que en pequeñas cantidades.<br />

Dulces, cuyo sabor es debido á <strong>la</strong> mayor ó menor cantidad<br />

de azúcar que no se ha desdob<strong>la</strong>do por <strong>la</strong> fermentación.<br />

Si conservan poco azúcar, se les l<strong>la</strong>ma embocados.<br />

Rancios, que son ricos en alcohol y en éteres, más ó menos<br />

aromáticos, y se obtienen por el transcurso de los años.<br />

De macer ación, que procedentes de uvas b<strong>la</strong>ncas ó tintas,<br />

ó de <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de ambas, se obtienen por <strong>la</strong> fermentación<br />

prolongada de sus mostos, con <strong>la</strong>s partes sólidas de <strong>la</strong> uva,<br />

da mucho color y bastante fuerza alcohólica.<br />

Finos ó de baja fermentación, que fermentan ais<strong>la</strong>dos del<br />

escobajo y del hollejo, ó con una pequeña cantidad de este<br />

último.<br />

De <strong>la</strong>s precedentes c<strong>la</strong>ses de vino que se conocen como<br />

más principales, merece preferentemente nuestra atención <strong>la</strong><br />

que recibe el nombre de vinos tintos de pasto, secos ó ásperos,<br />

por haberse hecho su consumo en el día casi universal,<br />

y e<strong>la</strong>borarse por lo mismo en grandes cantidades, por<br />

cuya razón vamos á ocuparnos en <strong>la</strong> presente sección, del<br />

procedimiento que, teniendo en cuenta los preceptos enológicos,<br />

venimos poniendo en práctica con resultados muy satisfactorios,


53<br />

II.<br />

Oondíoiones del mosto.<br />

SU<br />

ANÁLISIS.<br />

Con el fin de asegurar el mejor resultado del vino, es necesario<br />

en primer lugar, examinar <strong>la</strong>s condiciones del mosto<br />

antes de que dé principio su fermentación, <strong>para</strong> poder de esa<br />

manera apreciar <strong>la</strong> influencia que cada uno de los elementos<br />

que le forman desempeña en ese fenómeno, que le lia de convertir<br />

en vino. Las personas científicas que lian practicado<br />

reiterados análisis químicos del mosto, nos lian dado á conocer<br />

los cuerpos ó elementos que entran en su composición,<br />

así como <strong>la</strong> proporción normal aproximada en que se encuentran,<br />

cuyo resumen es el siguiente:<br />

Agua 80 \<br />

Glucosa ó azúcar de uva<br />

19 I<br />

Sales vegetales y minerales ~) >100<br />

Pectina, mucí<strong>la</strong>go y otras sustancias... > 1 \<br />

Ácidos tártrico, tánico, málico, cítrico. . ) '}<br />

Pero como <strong>la</strong>s variedades de <strong>la</strong> vid, su situación, el clima,<br />

<strong>la</strong> calidad del terreno, el grado de madurez, el cultivo y<br />

<strong>la</strong>s influencias atmosféricas, establecen diferencias en esa<br />

proporción de elementos, conteniendo diversa cantidad de<br />

azúcar y de ácidos, lo cual se observa, no sólo en <strong>la</strong>s diferentes<br />

zonas, sino también en el mismo término y aun en <strong>la</strong><br />

misma viña, y que explica <strong>la</strong> diversidad de vinos; de aquí<br />

<strong>la</strong> necesidad del conocimiento ele esos componentes, y de su<br />

corrección, á fin de poner el mosto en condiciones apropiadas<br />

<strong>para</strong> su mejor e<strong>la</strong>boración. Esto es de innegable importancia,<br />

si se tiene en cuenta que después de los muclios gastos<br />

y sacrificios empleados por el viticultor durante todo un<br />

año <strong>para</strong> obtener un producto en el que estriba su principal,<br />

ó acaso su única riqueza, pudiera ocurrir que aquél no llega-


54<br />

<strong>sea</strong> reunir <strong>la</strong>s condiciones que el comercio exige , viéndose<br />

privado de darle salida, ó precisado á malvenderle. Por lo<br />

mismo, <strong>la</strong> corrección del mosto es una necesidad que debe<br />

practicar el cosechero, siempre que convenga <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de<br />

vino que pretenda e<strong>la</strong>borar, pero sin recurrir á sustancias<br />

extrañas, y previo el examen ó reconocimiento del mismo,<br />

con el fin de reconocer si los principios ó elementos que le<br />

constituyen guardan <strong>la</strong> debida re<strong>la</strong>ción, ó si por el contrario,<br />

se encuentran en exceso ó en defecto, en cuyo caso procede<br />

aumentarlos ó disminuirlos.<br />

La desproporción de esos componentes del mosto, puede<br />

obedecer á alguna de <strong>la</strong>s causas siguientes: 1. a Exceso de<br />

azúcar.—2. a Falta de el<strong>la</strong>.—3. a Exceso de ácidos. De cuyos<br />

tres casos nos vamos á ocupar se<strong>para</strong>damente.<br />

EXCESO DE GLUCOSA Ó AZÚCAE DE UVA.<br />

Cuando <strong>la</strong> uva ha llegado á su completa madurez, ó ha<br />

excedido de el<strong>la</strong>, aumenta <strong>la</strong> cantidad de glucosa ó azúcar<br />

contenida en <strong>la</strong> misma, y su jugo demasiado denso ó dulce<br />

ha de dificultar necesariamente <strong>la</strong> fermentación y dar un<br />

producto igualmente dulce como lo dice el proverbio<br />

De mosto de muchos grados<br />

seden vinos embocados.<br />

Y como quiera que éstos <strong>sea</strong>n en el día poco apreciados<br />

en el comercio, y más propensos á alterarse, de aquí <strong>la</strong> necesidad<br />

de que el cosechero trate de corregirlos antes de <strong>la</strong><br />

fermentación.<br />

Para apreciar <strong>la</strong> proporción en que el azúcar se encuentra,<br />

se hace uso del instrumento l<strong>la</strong>mado glucómetro ó pesárnoste,<br />

bastante generalizado en el día entre los cosecheros, y que<br />

nos suministra datos <strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se ele vino que ha de<br />

resultar del mosto después de haber fermentado; pues si éste<br />

contiene mucho azúcar, y es corta <strong>la</strong> cantidad de fermento,<br />

no se descompone toda con <strong>la</strong> fermentación, y el vino será<br />

dulce, Marcando el mosto 15 ó más grados, es de esperar una


•55<br />

fermentación perezosa ó lenta é incompleta, y el producto<br />

más ó menos dulce; no así de 13 y 14 grados, que es el término<br />

medio á que debe aquél bai<strong>la</strong>rse, por cuanto el vino<br />

que de él se obtenga lia de reunir <strong>la</strong>s mejores cualidades <strong>para</strong><br />

el consumo y <strong>para</strong> su mejor conservación; de menos grados<br />

fermenta con rapidez y el vino sale flojo.<br />

Para graduar el mosto se lia de hacer antes de haberse<br />

adicionado yeso, colándole á través de un lienzo, y rebajando<br />

un grado por cada 12 que marque, por <strong>la</strong>s materias extrañas<br />

al azúcar que aquél contiene en suspensión, y que<br />

aumenta su densidad. Los encargados de nuestras bodegas<br />

adquieren tal práctica en el conocimiento del azúcar que el<br />

mosto contiene, que al mojarse con éste <strong>la</strong>s manos, calcu<strong>la</strong>n<br />

los grados que marca, por lo más ó menos que éstas se ligan<br />

á los instrumentos que manejan, equivocándose raras veces,<br />

y nunca en medio grado.<br />

Ahora bien, <strong>para</strong> remediar <strong>la</strong> desproporción en que se<br />

encuentre el azúcar, <strong>la</strong> cual nos marcará el pesamosto, se<br />

recurre á los medios siguientes:<br />

1.° Mezc<strong>la</strong> de mostos acuosos con otros más azucarados.—<br />

Para conseguirlo se mezc<strong>la</strong> en el <strong>la</strong>gar <strong>la</strong> uva jugosa, b<strong>la</strong>nda<br />

y menos madura, procedente de sitios húmedos y de vides<br />

nuevas ó de poda tardía, cuyo mosto es más lijero, con <strong>la</strong><br />

recolectada en terrenos más fuertes, cálidos, altos y de vides<br />

viejas ó de poda temprana, que c<strong>la</strong>n mosto más azucarado.<br />

De este modo se consigue también que el caldo de una bodega<br />

guarde <strong>la</strong> misma proporción, siendo tocio de igual c<strong>la</strong>se.<br />

2.° Adición de agua.—Este es el medio más seguro y ventajoso<br />

<strong>para</strong> rebajar el exceso de azúcar contenido en el mosto,<br />

haciéndole más fluido, cuando <strong>la</strong> abundancia de aquel<br />

principio haga temer que el vino salga dulce. Al efecto, conocidos<br />

los grados que tiene, se le añade agua pura hasta<br />

rebajarlos á los que se desee, advirtiendo que no debe quedar<br />

á menos de 13 á 14 grados. Este agua que se adiciona<br />

dilúe el principio sacarino, convirfcióndole más fácilmente


56<br />

en. alcohol y ácido carbónico, por <strong>la</strong> extraordinaria actividad<br />

que presta á <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, dando como<br />

resultado un vino seco y bueno <strong>para</strong> el consumo, con un<br />

aumento en <strong>la</strong> cantidad del producto.<br />

En años secos y en los que <strong>la</strong> uva se recolecta muy madura,<br />

es indispensable valerse ele este medio <strong>para</strong> no obtener<br />

un vino dulce, como nos lo recomienda el adagio<br />

Agua y raspa en <strong>la</strong> uva pasada;<br />

en <strong>la</strong> que esté en sazón no se eche nada.<br />

¡Y oja<strong>la</strong> le hubiéramos conocido muchos años antes, porque<br />

nos hubiera evitado pérdidas ele grandísima consideración!<br />

Recordamos con este motivo lo ocurrido con nuestros<br />

vinos en el año de 1863. La uva se entrojó en su mayor<br />

grado de madurez, tanto, que por <strong>la</strong> pisa no se desprendían<br />

los granos de sus racimos, ni el mosto de <strong>la</strong>s uvas, teniendo<br />

que volver <strong>la</strong>s diversas tandas ele éstas á uso de parva de<br />

mies, y aun así quedaba <strong>la</strong> mayor parte en el escobajo, el<br />

cual se se<strong>para</strong>ba por completo, sin dejar uno, con zaranda<br />

espesa, por creerle también entonces perjudicial al vino.<br />

Era el año primero en que nos poníamos al frente de nuestra<br />

bodega. El bodeguero, antiguo ya en <strong>la</strong> casa, nos advirtió<br />

que jamás se echaba agua ni en el prensado del escobajo,<br />

ni aun <strong>para</strong> <strong>la</strong>var el <strong>la</strong>gar; lo que mereció nuestra aprobación.<br />

El resultado obtenido, según los datos que aparecen en<br />

nuestro registro <strong>viníco<strong>la</strong></strong>, fué el siguiente:<br />

Se pesaron 6.500 arrobas de uva, cuyo precio fué el de<br />

seis reales y un cuartillo, importando <strong>la</strong> cantidad de 40.625<br />

reales. El vino obtenido fué en número ele 2.450 cántaras<br />

(16 litros), resultando <strong>para</strong> cada una ele éstas, más ele dos<br />

arrobas, 16 libras de uva. Su c<strong>la</strong>se, como necesariamente<br />

tenía que suceder, fué completamente dulce, vendiéndose<br />

con mucha dificultad á los precios de nueve á once reales<br />

cántara, por lo que resultó una pérdida de 14.000 reales. El<br />

yino áspero se vendió á 13 y 14 reales, que con el au-


57<br />

mentó consiguiente de <strong>la</strong> cantidad de cántaras, por <strong>la</strong> adición<br />

del agua, resultó haber obtenido ganancia el acopiador ó traficante.<br />

La adición de agua ha de tener lugar única y exclusivamente<br />

en el mosto muy denso, y antes de <strong>la</strong> fermentación<br />

tumultuosa, procurando no excederse en <strong>la</strong> cantidad que se<br />

ponga, puesto que más vale quedarse cortos, una vez que<br />

hemos de tener en <strong>la</strong> mano otro procedimiento seguro y eficaz<br />

<strong>para</strong> volverlo áspero.<br />

Ya hecho el vino y sólo por el afán de lucro, no se debe<br />

poner en él cantidad alguna de agua, porque esto constituiría<br />

un fraude punible en perjuicio de <strong>la</strong> calidad de aquél y del<br />

crédito del cosechero. Por eso le dice otro axioma<br />

No eche agua al vino el cosechero<br />

si de<strong>sea</strong> crédito y dinero.<br />

3.° Adición de raspa ó escobajo.—El ácido tánico ó tanino<br />

le contiene en gran cantidad el escobajo, y comunica alvino<br />

su astringencia. De aquí <strong>la</strong> conveniencia de unirle al mosto<br />

que retenga mucha materia azucarada, ya porque por sí mismo<br />

le presta su aspereza, ya también porque se le reconoce<br />

como un auxiliar de <strong>la</strong> fermentación. Así debe tenerse presente<br />

que<br />

Da el escobajo tanino<br />

y el suprimir todo hace mal vino;<br />

como dejamos consignado al ocuparnos del descobajado.<br />

4.° Adición de ácido tártrico.—Las uvas bien maduras contienen<br />

en. pequeña cantidad el ácido tártrico, por haberse<br />

éste convertido en azúcar, dando por resultado un mosto muy<br />

denso, abundante en materia azucarada, siendo de temer que<br />

el vino, además de mantenerse dulce é insípido, adquiera un<br />

color opaco y pardo. Así, que <strong>para</strong> evitar estos defectos, se<br />

hace preciso no dejar que <strong>la</strong> uva madure demasiado, á fin de<br />

que conserve en <strong>la</strong> debida proporción los ácidos que <strong>la</strong> son<br />

propios. Pero si no se hubiere recolectado en esas condiciones,<br />

y su madurez fuere excesiva, será conveniente <strong>la</strong> adición de


•58<br />

ácidos, especialmente el tártrico, que actúa sobre <strong>la</strong> materia<br />

colorante azul del liollejo, haciéndole rojo, bril<strong>la</strong>nte y permanente.<br />

5.° Remoción y aireo del mosto.—Esta operación contribuye<br />

eficazmente <strong>para</strong> <strong>la</strong> descomposición de <strong>la</strong> glucosa ele uva,<br />

y de el<strong>la</strong> nos hemos de ocupar detenidamente al tratar de <strong>la</strong><br />

acción del oxígeno del aire en <strong>la</strong> fermentación.<br />

III.<br />

Falta de azúcar.<br />

Sncede algunas veces, y con especialidad en años lluviosos<br />

y en uvas poco maduras, y en <strong>la</strong>s procedentes de sitio,<br />

bajos y húmedos ó de regadío, que el mosto es muy acuosos,<br />

escaso de materia azucarada, y el vino que de él resulta es<br />

flojo, débil y predispuesto á alterarse. Esta desproporción<br />

entre el azúcar y el agua debe remediarse, elevando los grados<br />

glucométricos del mosto, hasta que alcance lo menos 12<br />

grados, <strong>para</strong> lo que aconsejan los enólogos los siguientes procedimientos<br />

:<br />

1.° Amontonamiento de <strong>la</strong> uva.—Hemos dicho lo conveniente<br />

que es esta operación bajo los diferentes aspectos en que<br />

<strong>la</strong> consideramos en su lugar oportuno, siendo uno de sus resultados<br />

<strong>la</strong> pérdida de <strong>la</strong> acuosidad de <strong>la</strong> uva y el mayor desarrollo<br />

de su azúcar. Mas <strong>para</strong> este objeto, en vez de permanecer<br />

24 horas en el <strong>la</strong>gar, se tendrá tres ó cuatro días, si le<br />

fuere fácil al cosechero. En <strong>la</strong>s provincias del Norte ó en países<br />

fríos es costumbre tener<strong>la</strong> amontonada hasta diez ó más<br />

días.<br />

2.° Asoleo.—-La exposición de <strong>la</strong> uva al sol, después de<br />

cortada, es muy útil <strong>para</strong> aumentar su azúcar, pero además<br />

de ser un medio dispendioso, no puede hacerse en tiempo de<br />

lluvias, <strong>la</strong>s cuales y los fríos, son generalmente <strong>la</strong> causa de<br />

su acuosidad y aun de su putrefacción, por lo que se usa úni-


59<br />

camente <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de vinos generosos, con preferencia<br />

al arropado.<br />

3.° Adición de azúcar.—Este medio que proponen y recomiendan<br />

los enólogos <strong>para</strong> <strong>la</strong> conversión del azúcar en alcohol<br />

y en ácido carbónico, por más que <strong>sea</strong> el más conveniente,<br />

no puede usarse en vinos cuyo precio no remunera<br />

los gastos que origina, y por lo mismo le elejamos <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />

ciencia, concretándonos nosotros á ciarle á conocer.<br />

4.° Adición del arrope.—El mosto cocido hasta reducirle á<br />

dos tercios ó una mitad próximamente, es el medio más sencillo<br />

y menos dispendioso <strong>para</strong> dar al caldo el azúcar que le<br />

falte. Adicionado al mosto aumenta su densidad, sostiene <strong>la</strong><br />

fermentación y evita se altere fácilmente. En muchos pueblos<br />

se hace de él bastante uso <strong>para</strong> conservar los vinos, con<br />

especialidad los b<strong>la</strong>ncos, que es lo que l<strong>la</strong>man arropado; nosotros<br />

no le hemos usado, sino cuando se estimaban los vinos<br />

dulces, con el fin de hacerlos más apreciados.<br />

B.° Adición de alcohol.—Es indudable que este líquido, producto<br />

que dá <strong>la</strong> glucosa ó azúcar de uva por <strong>la</strong> fermentación,<br />

y que se obtiene por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción, tiene importancia<br />

suma <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación de los vinos, prestándoles los<br />

grados necesarios <strong>para</strong> evitar su alteración. Adicionado al<br />

vino, aviva también su color, según veremos más ade<strong>la</strong>nte,<br />

debiendo utilizarse en corta cantidad y que <strong>sea</strong> de buena calidad,<br />

procurando no proceda de vino averiado, ni del l<strong>la</strong>mado<br />

de industria. Echado en <strong>la</strong> fermentación, ó <strong>sea</strong> antes de<br />

que ésta termine por completo, no hay inconveniente en que<br />

<strong>sea</strong> de orujo, ni que marque más ó menos grados. Debe tenerse<br />

en cuenta que un exceso de ello precipita el fermento, y<br />

por lo mismo <strong>para</strong>liza <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación. En su<br />

lugar correspondiente nos hemos de ocupar de este producto<br />

con <strong>la</strong> debida extensión.


60<br />

IV.<br />

Exceso de ácidos.<br />

Para que el mosto fermente con regu<strong>la</strong>ridad y produzca<br />

buen vino, necesita contener cierta cantidad ele ácidos tártrico,<br />

tánico, ruanco, cítrico, los cuales en proporciones convenientes<br />

contribuyen extraordinariamente á su conservación,<br />

prestándole aroma, bril<strong>la</strong>ntez y aspereza, ejerciendo<br />

además una influencia favorable en <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación.<br />

Pero si tan beneficiosa es su intervención siempre<br />

que se contenga en sus justos límites, el exceso de ellos le<br />

comunica un sabor demasiado acerbo é ingrato, que le hace<br />

desmerecer <strong>para</strong> el consumo, por lo que se hace precisa su<br />

corrección.<br />

Sustancias empleadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> corrección de <strong>la</strong> acidez del<br />

mosto.—Para neutralizar <strong>la</strong> excesiva acidez clel mosto, recomienda<br />

Chaptal el carbonato de cal pulverizado, ó <strong>sea</strong> el<br />

mármol, con preferencia á cualquier otra sustancia, echado<br />

poco á poco en el mosto, removiéndolo á <strong>la</strong> vez. Se usa también<br />

<strong>la</strong> cal en pequeña cantidad, por cuanto ataca el color,<br />

<strong>la</strong> creta ó tierra b<strong>la</strong>nca, que también obscurece y aun vuelve<br />

pardo el color rojo; el agua azucarada y el sulfato de cal ó<br />

yeso, que por ser el más generalizado nos vamos á ocupar de<br />

él con algún detenimiento.<br />

ENYESADO DE LOS<br />

MOSTOS.<br />

La adición clel yeso ó sulfato de potasa al mosto, es conocida<br />

en los países <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s cíesele <strong>la</strong> más remota antigüedad,<br />

viniéndose empleando constantemente al pisar <strong>la</strong> uva,<br />

sobre cuyas tandas se despolvorea, según ya digimos. Esta<br />

práctica, seguida constantemente por los vinicultores, sin<br />

ciarse cuenta de sus efectos, obedece según algunos enólogos


61<br />

á una costumbre rutinaria, mientras otros <strong>la</strong> creen de tal<br />

utilidad, que suponen no se puede prescindir de el<strong>la</strong>, sin detrimento<br />

de <strong>la</strong>s buenas propiedades del caldo. El yeso, según<br />

éstos, absorbe una cantidad del agua que <strong>la</strong> uva retiene; precipita<br />

los ácidos excesivos y contribuye á <strong>la</strong> mejor conservación<br />

y mayor coloración y transparencia del vino, por el ácido<br />

sulfúrico que contiene. Creen otros, conformes también<br />

con esta práctica, que eleva el grado acidimétrico del mosto,<br />

extrayendo del orujo <strong>la</strong> mitad del ácido tártrico, que en otro<br />

caso quedaría en estado de tártaro, lo cual es causa de <strong>la</strong> mayor<br />

coloración y viveza que adquiere. Este efecto se observa<br />

en el momento de pisar <strong>la</strong> uva sobre que se haya puesto, por<br />

cuanto, si de un mismo montón de el<strong>la</strong> se extienden y pisan<br />

á <strong>la</strong> vez dos tandas, una con yeso pulverizado y otra sin él,<br />

se nota <strong>la</strong> diferencia de su color, presentándose el mosto de<br />

<strong>la</strong> primera mucho más encendido.<br />

Ilustrados enólogos aconsejan á los cosecheros que abandonen<br />

esta práctica, por más que <strong>sea</strong> tan antigua, por cuanto<br />

<strong>la</strong>s ventajas que con el<strong>la</strong> se buscan no se necesitan, por contener<br />

el mosto ácidos libres y <strong>la</strong> sal ácido bitartrato de potasa,<br />

y en todo caso, es más conveniente añadirle dicha sal<br />

y ácido tártrico, que son <strong>la</strong>s sustancias propias del vino.<br />

El empleo del j^eso se hace teniendo en cuenta <strong>la</strong> ma3 r or<br />

ó menor madurez de <strong>la</strong>s uvas, y su mayor ó menor acuosidad.<br />

Nosotros, por más que no le conceptuemos de una necesidad<br />

imprescindible, le empleamos en cantidad de cuatro á<br />

seis kilogramos próximamente por cada 1.000 de uva, según<br />

el estado de ésta, y en ningún caso prescindimos de él.<br />

Pero el conocimiento de los efectos del j^eso, ofrece en el<br />

día sumo interés <strong>para</strong><strong>la</strong> higiene y <strong>para</strong> el comercio de vinos,<br />

por cuanto se han suscitado opiniones diversas entre repu-><br />

tados enólogos acerca del empleo de esta sustancia, recha-»<br />

zándole muchos como inútil y perjudicial á <strong>la</strong> salud, mien-?<br />

tras otros, y también algunas corporaciones científicas,


62<br />

sostienen que nada hay que autorice á creer que pueda producir<br />

daño á <strong>la</strong> salud. Nosotros tenemos observado que los<br />

vinos excesivamente enyesados son pesados é indigestos, y<br />

producen dolores de cabeza, como sucede con el de algunas<br />

localidades, y cuyos efectos son atribuidos por los mismos<br />

cosecheros á <strong>la</strong> expresada causa. Oigamos sobre este punto <strong>la</strong><br />

opinión del ilustrado profesor de farmacia Sr. Puerta, en <strong>la</strong><br />

sesión del 16 de Febrero de ete año en el Congreso. «Dentro y<br />

fuera de España, algunos han considerado los vinos enyesados<br />

como más ó menos perjudiciales á <strong>la</strong> salud, pero nadie los<br />

ha considerado como tóxicos; lo más que se cree de ellos es<br />

que el sulfato de potasa puede producir los efectos de un<br />

lijero purgante, ó de un diurético, y que esto no puede con.<br />

siderarse como un inconveniente grave, una vez que el sulfato<br />

de potasa reemp<strong>la</strong>za á otra sal que hay en el vino y que<br />

tiene propiedades análogas, aunque no <strong>sea</strong>n iguales.»<br />

Su empleo, pues, en <strong>la</strong> cantidad que hemos dicho, lo hacemos<br />

nosotros, no ofrece inconveniente alguno, ni <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />

salud, ni <strong>para</strong> <strong>la</strong> admisión de dichos vinos en <strong>la</strong> vecina República,<br />

cuyo Gobierno, por disposición del Ministro de Justicia<br />

de 1880, prohibió <strong>la</strong> entrada en su territorio de aquellos<br />

que contengan más de dos gramos ele sulfato de potasa por<br />

litro.<br />

V.<br />

Agentes que motivan y desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong><br />

fermentación.<br />

Dejamos consignado en <strong>la</strong> precedente sección, que el<br />

mosto y orujo de <strong>la</strong> uva, se deposita en los recipientes con<br />

el fin de que en ellos se opere el fenómeno de <strong>la</strong> fermentación<br />

alcohólica, que ha de dar por resultado <strong>la</strong> conversión de sus<br />

componentes en alcohol y ácido carbónico, ó <strong>sea</strong> en vino.<br />

Mas <strong>para</strong> dirigir<strong>la</strong> con acierto, le es indispensable al cose-


63<br />

cliero conocer y apreciar el papel que en el<strong>la</strong> desempeñan los<br />

elementos que <strong>la</strong> motivan, y <strong>la</strong>s causas que contribuyen á<br />

su desarrollo.<br />

Además del agua y del azúcar—de los cuales y de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />

en que se lian de hal<strong>la</strong>r, nos hemos ocupado anteriormente—se<br />

encuentra en el zumo de <strong>la</strong> uva un tercer elemento<br />

ó base ele <strong>la</strong> fermentación, conocido con el nombre de<br />

fermento, que pasamos á dar á conocer, dejando <strong>para</strong> más<br />

ade<strong>la</strong>nte el examen de <strong>la</strong>s causas que contribuyen á su desarrollo,<br />

cuales son el aire y una temperatura adecuada.<br />

DEL<br />

FERMENTO.<br />

En unión íntima con el agua y aziícar existe en el mosto<br />

cierta cantidad ele fermento ó levadura, sustancia azoada y<br />

albuminosa que imprime movimiento, vida y energía á los<br />

elementos ele aquél, descomponiéndolos y transformándolos<br />

completamente. Las personas científicas estudian y discuten<br />

<strong>la</strong>rga y acaloradamente acerca del origen, naturaleza y<br />

modo ele obrar ele este misterioso agente, admitiendo unos<br />

<strong>la</strong> teoría de los infusorios ó animales vivientes, mycoderma,<br />

que en circunstancias apropiadas se desarrol<strong>la</strong>n, consumen<br />

el azúcar, lo digieren y lo transforman en alcohol y en ácido<br />

carbónico, dejando de existir cuando desaparece el azúcar,<br />

que ya no pueden consumir; y sosteniendo otros <strong>la</strong> de vegetales<br />

microscópicos ó glóbulos que pueden existir en <strong>la</strong> masa<br />

del fermento ó en el aire. Disputas son éstas ajenas á nuestro<br />

propósito experimental, y dejando á los sabios <strong>la</strong> investigación<br />

y discusión tranqui<strong>la</strong> de tan incomprensible agente,<br />

consignemos aquí únicamente <strong>la</strong> conveniencia de que<br />

esta sustancia guarde <strong>la</strong> debida proporción con el principio<br />

azucarado, pues si existe en exceso, <strong>la</strong> fermentación se hace<br />

con gran rapidez, concluye el azúcar por completo, y obrando<br />

sobre otros principios del vino, provocan fermentaciones<br />

distintas ele <strong>la</strong> alcohólica, que concluyen con alterar ó ave-


64<br />

riar el caldo. Y si por el contrario, existe en pequeña cantidad<br />

con re<strong>la</strong>ción al azúcar, ésta no se descompone, sino que<br />

se reconcentra en el líquido, y produce una fermentación<br />

muy lenta, que dá por resultado un vino dulce.<br />

De aquí <strong>la</strong> necesidad ele que los mostos reúnan los componentes<br />

en <strong>la</strong> proporción debie<strong>la</strong>, <strong>para</strong> que no se sobreponga<br />

ninguno de ellos, en lo que nos lia ele prestar un gran<br />

servicio el uso del pesamosto, pues según el resultado que<br />

éste señale, así procederemos á <strong>la</strong> adición del que se halle<br />

escaso, ya rebajando <strong>la</strong> materia azucarada, ó ya aumentándo<strong>la</strong><br />

por los medios indicados; ya poniendo tocio el escobajo<br />

ó raspa, ó ya suprimiéndole en su mayor parte.<br />

VI<br />

De <strong>la</strong> fermentación alcohólica.<br />

Colocado el mosto en <strong>la</strong>s vasijas, y hecha <strong>la</strong> conveniente<br />

corrección de sus elementos, si <strong>la</strong> hubiere necesitado, se opera<br />

en el mismo una reacción química que le transforma por<br />

completo y le convierte en vino. Al misterioso fenómeno que<br />

efectúa esta metamorfosis se le dá el nombre de fermentación<br />

alcohólica, de <strong>la</strong> cual depende <strong>la</strong> obtención ele vinos ele cualidades<br />

distintas, y en el<strong>la</strong> también tienen generalmente su<br />

origen, los vicios y defectos de que aquellos pudieran adolecer<br />

después, por lo que se debe procurar disponer<strong>la</strong> y dirigir<strong>la</strong><br />

con <strong>la</strong>s precauciones convenientes, á fin ele que termine<br />

de una manera acabada, y dé por resultado un buen vino,<br />

como nos lo dice el precepto<br />

Dirige <strong>la</strong> fermentación con tino<br />

si de<strong>sea</strong>s obtener buen vino.<br />

Varias son <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses de fermentación que se conocen, y<br />

á <strong>la</strong>s que se dan los nombres de alcoliólica ó vinosa, que desdob<strong>la</strong><br />

el azúcar en alcohol y en ácido carbónico, ó <strong>sea</strong> en<br />

vino; sacarina, que produce el azúcar; acética, que dá origen al


65<br />

vinagre, láctica, pútrida, etc., ele <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong> primera, ó <strong>sea</strong><br />

<strong>la</strong> alcohólica, es <strong>la</strong> que vamos á examinar en este lugar.<br />

La fermentación alcohólica se distingue en tumultuosa,<br />

que tiene lugar en los primeros momentos; lenta, que continúa<br />

después de aquel<strong>la</strong> con menos intensidad; y anormal ó<br />

extemporánea, que se verifica generalmente en el vino dulce<br />

después de trasegado.<br />

Las vasijas pueden estar dispuestas <strong>para</strong> que <strong>la</strong> fermentación<br />

tenga <strong>la</strong>gar tapada ó abierta. Los enólogos discuten<br />

acerca de <strong>la</strong>s ventajas ó inconvenientes que pueda tener cada<br />

una de el<strong>la</strong>s, prefiriéndose por muchos <strong>la</strong> primera, por cuanto<br />

en el<strong>la</strong>, dicen, se reconcentra todo el alcohol y el ácido<br />

carbónico, y no se predispone el vino á averiarse por <strong>la</strong> acción<br />

del oxígeno del aire. Nosotros nos hemos de ocupar únicamente<br />

de <strong>la</strong> que se lleva á efecto en vasijas abiertas, que<br />

es <strong>la</strong> generalmente aceptada, y que merece nuestra preferencia,<br />

por convenir mejor á <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vinos que e<strong>la</strong>boramos,<br />

<strong>para</strong> que tengan aceptación en el comercio, pues los pequeños<br />

ensayos que hemos hecho de <strong>la</strong> tapada, no nos han dado<br />

resultados satisfactorios, porque además de <strong>la</strong> lentitud con<br />

que se verifica, y que es <strong>la</strong> causa de que el vino no-complete<br />

su madurez en mucho tiempo, carece del color subido que dicho<br />

caldo toma en vasija abierta por <strong>la</strong> acción del oxígeno.<br />

A <strong>la</strong>s 24 horas de colocado el mosto con <strong>la</strong>s materias sólidas<br />

de <strong>la</strong> uva que le hayan acompañado, en <strong>la</strong>s vasijas de<br />

fermentación, si aquél reúne <strong>la</strong>s condiciones apropiadas, y le<br />

son favorables <strong>la</strong>s atmosféricas, dan principio á elevarse á<br />

<strong>la</strong> superficie unas burbujas que parten de <strong>la</strong> masa fermentante,<br />

adquiriendo toda el<strong>la</strong> un movimiento de abajo hacia<br />

arriba, que <strong>la</strong> hace aumentar de volumen, en términos de<br />

derramarse el mosto, sino se hubiere cuidado de dejar bastante<br />

vacío. Este movimiento es ocasionado á <strong>la</strong> vez que por<br />

<strong>la</strong> di<strong>la</strong>tación que el calórico produce, por el empuje que á <strong>la</strong><br />

masa llevan esas burbujas llenas de ácido carbónico, al elevarse<br />

á <strong>la</strong> superficie, en <strong>la</strong> cual revientan y desprenden ese<br />

5


66<br />

gas, produciéndose un ruido como el que forma el agua<br />

hirviendo, lo que ha hecho que 4 este fenómeno se le l<strong>la</strong>me<br />

también cocción. La parte sólida ó casca, efecto de ese empuje,<br />

se acumu<strong>la</strong> en <strong>la</strong> superficie, formando una costra ó<br />

capa de bastante dureza, l<strong>la</strong>mada sombrero ó masa fermentante.<br />

Al propio tiempo, se produce un aumento de temperatura<br />

mayor ó menor, según <strong>la</strong> intensidad de <strong>la</strong> fermentación,<br />

disminuyendo á medida que el azúcar se convierte en alcohol<br />

y en ácido carbónico, cuyo gas se desprende en gran cantidad.<br />

Esta fermentación, l<strong>la</strong>mada tumultuosa por su extraordinaria<br />

energía, suele durar de ocho á 20 días, según <strong>la</strong>s con.<br />

diciones en que se verifique; pero el mosto aún conserva algo<br />

del principio azucarado, que luego se desdob<strong>la</strong> por <strong>la</strong><br />

fermentación <strong>la</strong>tente, insensible ó lenta que después continúa<br />

hasta que se descomponen por completo todos los elementos<br />

de aquél, y se convierte en vino, precipitándose <strong>la</strong><br />

casca al fondo de <strong>la</strong> vasija, y adquiriendo aquél un color<br />

limpio y transparente con todas <strong>la</strong>s buenas propiedades <strong>para</strong><br />

beberse. Así nos dice <strong>la</strong> máxima<br />

Fermentación bien concluida<br />

produce buena bebida.<br />

VIL<br />

E>el gas ácido carbónico.<br />

SU COMPOSICIÓN Y PRECAUCIONES QUE DEBEN OBSERVARSE.<br />

Durante <strong>la</strong> fermentación alcohólica tiene lugar, según<br />

queda dicho, un desprendimiento de gas ácido carbónico,<br />

reteniendo el vino parte de él, y pasando á <strong>la</strong> atmósfera en<br />

mayor cantidad, pudiendo producir efectos funestos a<strong>la</strong>s personas,<br />

por lo que conviene dar del mismo una lijera idea.<br />

Este ácido es una combinación del oxigeno con el carbono,<br />

gaseoso á <strong>la</strong> temperatura y presión media de <strong>la</strong> atmósfera,


67<br />

y se hal<strong>la</strong> mezc<strong>la</strong>do con el aire atmosférico: lo exha<strong>la</strong>n los<br />

volcanes, se desprende expontáneamente en algunos terrenos<br />

y se produce en <strong>la</strong> combustión ordinaria, en <strong>la</strong> respiración<br />

y en <strong>la</strong>s fermentaciones. Es incoloro, de sabor lijeramente<br />

ácido, de olor picante é irrespirable, por lo que asfixia<br />

á los animales y á <strong>la</strong>s personas, siendo frecuentes los casos<br />

en que en algunas bodegas hay que <strong>la</strong>mentar <strong>la</strong> muerte de<br />

algún operario. Es más pesado que el aire, y por lo mismo<br />

se dirige siempre á ocupar <strong>la</strong> parte inferior ele <strong>la</strong> atmósfera.<br />

Durante <strong>la</strong> fermentación tumultuosa se desprende en<br />

graneles proporciones, y es cuando se necesitan todas <strong>la</strong>s<br />

precauciones por parte de los operarios <strong>para</strong> evitar funestos<br />

resultados. Por lo tanto, se ha de procurar que el local en<br />

donde aquel<strong>la</strong> tenga lugar goce de venti<strong>la</strong>ción, teniendo alguna<br />

correspondencia <strong>para</strong> que el ácido carbónico <strong>sea</strong> sustituido<br />

por el oxígeno del aire: llévese una luz, y si ésta se<br />

apaga ó <strong>la</strong>nguidece vuélvase atrás, pues es prueba de que se<br />

hal<strong>la</strong> <strong>la</strong> bodega impregnada en dicho gas. Los obreros, al<br />

hacer <strong>la</strong> inmersión de <strong>la</strong> casca ó sombrero con el mecedor,<br />

deben tener <strong>la</strong> cabeza levantada, pues al dar principio á <strong>la</strong><br />

operación, se desprende tal cantidad de este ácido' que pudiera<br />

causar instantáneamente <strong>la</strong> muerte.<br />

En <strong>la</strong>s cuevas no debe introducirse el mosto, sino después<br />

de haber terminado <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, porque <strong>la</strong><br />

corriente de aire que en el<strong>la</strong>s puede establecerse, es más dificultosa.<br />

No hace muchas años que en el pueblo en que escribimos,<br />

puso un cosechero á fermentar en su reducida y poco<br />

venti<strong>la</strong>da cueva, dos tinajas ele mosto con tocia <strong>la</strong> casca, y al<br />

tiempo de hundir ésta, se desprendió tal cantidad de ácido<br />

corbónico, que le privó de <strong>la</strong> vida instantáneamente, quedando<br />

también en grave estado un sirviente que le acompañaba.<br />

Nosotros, desde algunos años, aprovechamos <strong>la</strong>s tinajas de <strong>la</strong><br />

cueva, que ya se hal<strong>la</strong>n desocupadas, <strong>para</strong> entrojar en el<strong>la</strong>s<br />

<strong>la</strong> uva que no podemos acomodar en <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> bodega'; mas<br />

<strong>para</strong> ello, desocupamos <strong>la</strong>s^de este local que] ya lian sufrido


68<br />

<strong>la</strong> fermentación tumultuosa por espacio de ocho ó más días<br />

y de este modo continúa luego en <strong>la</strong> cueva <strong>la</strong> insensible, sin<br />

ofrecer peligro alguno.<br />

El ácido carbónico que disuelto retiene el vino , desempeña<br />

entre otros el importante papel de impedir <strong>la</strong> absorción<br />

del oxígeno del aire, que tan funestas alteraciones le acarrea.<br />

El vino que carece de esto gas, es insípido y repugnante, y<br />

le l<strong>la</strong>mamos vino desvanecido.<br />

VIII<br />

Agentes exteriores que influyen en el desarrollo<br />

de <strong>la</strong> fermentación.<br />

Hemos consignado anteriormente, que además délos tres<br />

elementos ó bases de <strong>la</strong> fermentación alcohólica, agua, azúcar<br />

y fermento, que se hal<strong>la</strong>n en el zumo de <strong>la</strong> uva, intervienen<br />

otros agentes exteriores que <strong>la</strong> desarrol<strong>la</strong>n, activan y ponen<br />

en movimiento. Estos son el calor y el aire atmosférico.<br />

ACCIÓN DEL CALOS<br />

Para que el fermento se desarrolle y obre sobre los demás<br />

elementos del mosto, es necesario una temperatura conveniente,<br />

sin <strong>la</strong> cual no se produce ó desenvuelve <strong>la</strong> fermentación.<br />

Por lo mismo es indispensable que el aire exterior ele<br />

<strong>la</strong> bodega se halle á una temperatura ele 16° á 30° centígrados,<br />

porque en grado más inferior <strong>la</strong> vicia del fermento<br />

se amortigua, <strong>para</strong>lizándose <strong>la</strong> cocción y ciando por resultado<br />

un vino dulce, pues el aziícar y el fermento se reconcentran<br />

sin haber conseguido el desdob<strong>la</strong>miento ele aquel<strong>la</strong><br />

en alcohol y en ácido carbónico. La casca en este caso, no<br />

llega á precipitarse por completo al fondo de <strong>la</strong> vasija, y el<br />

caldo se hal<strong>la</strong> predispuesto á continuar <strong>la</strong> fermentación en<br />

época más propicia.<br />

El termómetro colocado en <strong>la</strong> bodega, nos indicará <strong>la</strong> tem-


69<br />

peratura, y nos servirá de guía <strong>para</strong> elevar<strong>la</strong>, caso necesario'<br />

á fin de establecer una buena fermentación. En otoños fríos,<br />

se observa que ésta no se manifiesta hasta después de transcurridos<br />

algunos días, haciéndolo luego con irregu<strong>la</strong>ridad<br />

siendo así, que auxiliada por una temperatura conducente, se<br />

establece á <strong>la</strong>s 24 horas.<br />

Referente á este punto hal<strong>la</strong>mos en nuestro registro ele<br />

bodega, que en el año de 1873, verificada <strong>la</strong> vendimia en<br />

tiempo frío, tardó el mosto, en <strong>la</strong>s primeras vasijas que se<br />

llenaron, más ele 10 días en dar principio á <strong>la</strong> fermentación,<br />

y luego se llevó ésta á efecto tan incompletamente, que los<br />

vinos fueron embocados y de poco aguante.<br />

La temperatura debe ser constante <strong>para</strong> que <strong>la</strong> fermentación<br />

no se interrumpa, porque una vez suspendida ó <strong>para</strong>lizada,<br />

el resultado obtenido será desfavorable, como también<br />

nos ha sucedido algunos años, entre ellos el de 1875 (y lo<br />

mismo el actual) en que los fríos se anticiparon, <strong>la</strong>s cascas<br />

no cayeron al fondo, y los vinos fueron embocados hasta los<br />

meses del estío, en que se produjo <strong>la</strong> fermentación anormal.<br />

Por eso encarga el precepto <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />

Conserva <strong>la</strong> temperatura igual<br />

y <strong>la</strong> fermentación será normal.<br />

Para remediar dichos defectos, se recurre á los siguientes<br />

medios.—1.° Se practicará con <strong>la</strong> uva <strong>la</strong> operación del amontonamiento.—2.°<br />

Se tendrán cerradas <strong>la</strong>s ventanas de <strong>la</strong> bodega<br />

que caen al Norte.—3.° No se esca<strong>sea</strong>rá el escobajo.—<br />

4.° El agua que se haya ele adicionar al mosto, cuando <strong>la</strong><br />

cantidad de azúcar que contenga así lo exija, será caliente.—<br />

5.° Se calentará el local con caloríferos ó en otra forma hasta<br />

lograr <strong>la</strong> temperatura conveniente, <strong>para</strong> lo cual debe el cosechero<br />

que lo <strong>sea</strong> en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, tener pre<strong>para</strong>da ó dispuesta<br />

alguna estufa en su bodega.—6.° Se adicionará al<br />

mosto otro en fermentación, que se pre<strong>para</strong>rá en sitio caliente.—7.°<br />

Se remueven, airean y mezc<strong>la</strong>n los diferentes<br />

mosto s


70<br />

ACCIÓN DEL AIRE.<br />

El oxígeno clel aire, favorece extraordinariamente <strong>la</strong> fermentación,<br />

pues su contacto descompone los elementos del<br />

mosto, activa el fermento, desarrol<strong>la</strong> los éteres peculiares del<br />

vino, y precipita <strong>la</strong>s materias albuminosas. Sin su presencia<br />

se observa que el mosto no se altera en mucho tiempo, y <strong>la</strong><br />

fermentación recorre sus períodos con mucha dificultad y en<br />

un espacio <strong>la</strong>rgo de tiempo, como sucede con el e<strong>la</strong>borado en<br />

vasijas cerradas. No en balde dice el adagio:<br />

En el mosto es conveniente<br />

remoción y aire caliente.<br />

Para conseguir una comunicación directa entre el caldo<br />

y el aire atmosférico, se practica <strong>la</strong> operación ele hundir ó<br />

remover <strong>la</strong>s cascas con el instrumento ya descrito, l<strong>la</strong>mado<br />

mecedor y taja-cascas. Removiendo con él <strong>la</strong> casca de arriba á<br />

abajo, se consigue el hundimiento del sombrero, el aireo del<br />

mosto, mayor desprendimiento de ácido carbónico, y que el<br />

vino quede hecho en menos tiempo. Por este medio se logra<br />

imprimir movimiento y actividad á <strong>la</strong> masa fermentable; <strong>la</strong><br />

cocción se hace igual en todos los puntos; el vino adquiere<br />

más color y aspereza, y se evita que se agrie <strong>la</strong> capa superior<br />

con <strong>la</strong> presencia continuada del aire. Así pues,<br />

Procura tener <strong>la</strong> casca sumergida<br />

<strong>para</strong> evitar se avinagre <strong>la</strong> bebida.<br />

Por lo mismo debe practicarse tres ó más veces en cada<br />

uno de los primeros 15 días, dos hasta los 30, y después hasta<br />

que el vino quede hecho, es suficiente una.<br />

La importancia de esta operación puede conocerse dejándole<br />

de hacer en alguna vasija, cuyo mosto se halle en<br />

condiciones iguales al ele otras que se airean en <strong>la</strong> forma indicada,<br />

y se verá <strong>la</strong> lentitud de aquel<strong>la</strong> en recorrer todos<br />

los períodos de fermentación y su c<strong>la</strong>se de vino que será más


71<br />

ó menos dulcs y de color menos subido, permaneciendo <strong>la</strong>s<br />

cascas en <strong>la</strong> superficie; mientris <strong>la</strong>s otras recorren elidios<br />

períodos en menos tiempo, y el vino será áspero y de color<br />

más vivo, hundiéndose el sombrero al fondo.<br />

Debido á esta importante operación, se observa que <strong>la</strong><br />

fermentación es muy activa en <strong>la</strong> capa superior de <strong>la</strong> vasija;<br />

y más débil en <strong>la</strong> inferior, acusando el mosto de <strong>la</strong> última<br />

más grados glucométricos; y que sacado el de esta parte y<br />

vertiéndole en <strong>la</strong> cabeza de <strong>la</strong> misma, al poco tiempo pierde<br />

el dulce, convirtiéndose en vino seco, como liemos visto y<br />

practicado en ocasiones diversas. Así se observa también que<br />

al practicar el relleno con <strong>la</strong> casca y mosto de otra vasija,<br />

adquiere <strong>la</strong> fermentación más actividad, y por <strong>la</strong> misma<br />

causa los vasos de boca anclia influyen <strong>para</strong> <strong>la</strong> mayor rapidez<br />

de aquel<strong>la</strong> y <strong>la</strong> conversión del mosto en vino.<br />

Aconsejan entendidos enólogos que á cierta altura del<br />

interior de <strong>la</strong> vasija se coloque un enrejado de madera ó<br />

doble fondo agujereado, con el finele que <strong>la</strong> masa sólida permanezca<br />

continuamente dentro del líquido y le preste más<br />

color, evitando se agrie el sombrero por <strong>la</strong> presencia permanente<br />

del oxígeno del aire. Esta innovación no <strong>la</strong>- llevamos<br />

á <strong>la</strong> práctica, porque se opone á <strong>la</strong> máxima anteriormente<br />

citada sobre <strong>la</strong> conveniencia y aireo del mosto <strong>para</strong> activar<br />

<strong>la</strong> fermentación.<br />

IX,<br />

Cuidados que se requieren después de <strong>la</strong><br />

fermentación tumultuosa.<br />

Según va terminando <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, <strong>la</strong><br />

casca empieza á descender en el líquido, efecto del menor<br />

desprendimiento del ácido carbónico que <strong>la</strong> empujaba, y<br />

deja un vacío en <strong>la</strong> parte superior de <strong>la</strong> vasija, que conviene


72<br />

Henar con mosto y casca, cuya operación l<strong>la</strong>mamos rellenar.<br />

El primer relleno tiene lugar generalmente á los 15 ó 20<br />

días de hal<strong>la</strong>rse en fermentación, y es el momento oportuno<br />

<strong>para</strong> corregir el mosto, si de su examen con el glucómetro<br />

aparece <strong>la</strong> necesidad de hacerlo. Algunos cosecheros se valen<br />

también <strong>para</strong> este caso, de un p<strong>la</strong>to b<strong>la</strong>nco, en el que vierten<br />

una pequeña cantidad del líquido, y,ba<strong>la</strong>nceándole pau<strong>la</strong>tinamente<br />

de uno á otro <strong>la</strong>clo, conocen su mayor ó menor<br />

densidad, según se desprende con más ó menos prontitud de<br />

<strong>la</strong>s paredes de aquél.<br />

Para estos momentos debe tener todo cosechero dispuestas<br />

en su bodega dos c<strong>la</strong>ses ele caldo, que podemos l<strong>la</strong>mar<br />

vino <strong>para</strong> correcciones, uno cargado excesivamente de tanino,<br />

y otro abundante en aziícar.<br />

^ Si por <strong>la</strong> lentitud ele <strong>la</strong> fermentación, por <strong>la</strong> dureza del<br />

sombrero, y por los grados que señale el pesamostos, se<br />

viene en conocimiento de que el vino pueda resultar dulce,<br />

se rellenará con el producto pre<strong>para</strong>do de antemano en una<br />

vasija, cargado de orujo, escobajo y agua, removiéndolo y<br />

aireando sin cesar, con lo que se conseguirá activar <strong>la</strong> fermentación,<br />

diluir el mosto y prestarle astringencia.<br />

Mas, si por el contrario, <strong>la</strong> actividad de <strong>la</strong> fermentación,<br />

b<strong>la</strong>ndura de <strong>la</strong> casca y examen del mosto, hacen presumir<br />

que aquel<strong>la</strong> ha de terminar pronto, y que éste se convierta<br />

en vino de pocos grados, entonces se rellena con el caldo de<br />

otra vasija, que también se habrá pre<strong>para</strong>do con uva muy<br />

azucarae<strong>la</strong>, sin agua y sin escobajo. De esta manera se consigue<br />

retardar y sostener <strong>la</strong> fermentación por el mayor consumo<br />

del azúcar, y prestar alcohol, y en su consecuencia,<br />

fuerza al vino.<br />

El segundo relleno se practica á los 20 ó más días de haberse<br />

efectuado el primero, y entonces procede otro minucioso<br />

examen del mosto <strong>para</strong> su corrección definitiva.<br />

Si por los grados que marque el pesamostos se comprende<br />

que el vino haya de resultar dulce ó embocado, y ya no se


tuviere del caldo <strong>para</strong> correcciones, se rellena con el contenido<br />

de <strong>la</strong> vasija que marque cero, y no habiéndolo de esta<br />

c<strong>la</strong>se, se le pone hasta un 4 ó 5 por 100 de agua caliente y<br />

algo de ácido tártrico —10 gramos próximamente por hectolitro—<br />

se eleva <strong>la</strong> temperatura, y se remueve <strong>para</strong> que actúe<br />

también el oxígeno del aire.<br />

Pero si <strong>la</strong> fermentación tumultuosa hubiere sido muy rápida,<br />

y <strong>la</strong> <strong>la</strong>tente estuviere <strong>para</strong> terminar, presentándose el<br />

vino áspero y de pocos grados alcohólicos, se le adiciona azrícar<br />

ó mosto cocido — si no hubiere vino dulce—y también<br />

alcohol, con el fin de prolongar aquél<strong>la</strong> y prestar al líquido<br />

los grados necesarios <strong>para</strong> su conservación.<br />

A <strong>la</strong> vez de practicar este relleno — que como el anterior<br />

se verifica sin haber hundido antes <strong>la</strong> casca ó copete de f<br />

<strong>la</strong>s vasijas, <strong>para</strong> evitar que al ascender de nuevo se derrarnjif<br />

el líquido—si se notan ácidos excesivos, se pone tierra de<br />

Venecia y sal común, en cantidad de un kilogramo de aquel<strong>la</strong>,<br />

y medio de ésta por cada diez hectolitros de cabida de<br />

<strong>la</strong> vasija, removiendo bien toda <strong>la</strong> masa. Con este relleno y<br />

los demás que se hagan necesarios, se consigue <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong>,<br />

venteo, remoción y enturbiamiento que activan y. sostienen<br />

<strong>la</strong> fermentación.<br />

Mientras <strong>la</strong> capa superior ó sombrero permanece duro, se<br />

continúa meciendo ó removiendo <strong>la</strong>s veces que haga necesarias<br />

su grado de dureza, como lo dice <strong>la</strong> máxima<br />

Si <strong>la</strong> casca al fondo no ha caído<br />

en el<strong>la</strong> sin cesar siga el mecido.<br />

Al terminar diariamente esta operación, se <strong>la</strong>vará el vacío<br />

que queda por el hundimiento de <strong>la</strong> casca, y del mismo<br />

modo después que toda el<strong>la</strong> se hubiere precipitado al fondo,<br />

que es cuando el pesamosto marca cero y el vino queda hecho.<br />

Ya en este estado, téngase mucho cuidado de se<strong>para</strong>r el<br />

líquido del contacto del aire, que entonces le es muy nocivo,<br />

formando con él el aldehido, y después el ácido acético,<br />

que dá principio por <strong>la</strong> capa superior, atufándose <strong>la</strong>s paredes


74<br />

del recipiente. La vigi<strong>la</strong>ncia y el aseo clel vino se recomiendan<br />

eficazmente por el adagio<br />

A vinos bien fermentados<br />

perfeccionan los cuidados.<br />

X.<br />

Componentes del vino.<br />

Luego que el mosto lia recorrido todos los períodos de <strong>la</strong><br />

fermentación, su azúcar se lia convertido en alcoliol y en<br />

ácido carbónico, <strong>la</strong>s cascas se lian precipitado al fondo de <strong>la</strong><br />

vasija, y el líquido presenta un color tinto y transparente,<br />

un sabor agradable más ó menos astringente, y de efectos<br />

tónicos y nutrióos, dándosele ya entonces el nombre de vino,<br />

y del que dice el adagio<br />

Es el vino seco ó astringente<br />

tónico y reconstituyente.<br />

•En <strong>la</strong> composición de este líquido entran á formar parte<br />

diversos productos que el análisis químico nos dá á conocer,<br />

los cuales unos proceden de <strong>la</strong> vid, y otros son producidos<br />

por <strong>la</strong> fermentación, enumerándose entre ellos, además del<br />

agua, que lo forma en gran proporción, el alcohol, éteres<br />

ácidos-, sales y principios colorantes. Nos vamos á ocupar ligeramente<br />

de cada uno de ellos, porque su conocimiento es<br />

indispensable <strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor conservación de los vinos, y <strong>para</strong><br />

prevenir y corregir sus defectos y enfermedades.<br />

Alcoliol.—Es un líquido transparente, incoloro, volátil,<br />

inf<strong>la</strong>mable, de sabor acre picante, más ligero que el agua, y<br />

se obtiene del vino por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción: este producto<br />

es <strong>la</strong> base clel vino, entrando en él en cantidad variable,<br />

siendo más abundante cuanto mayor haya sido <strong>la</strong> glucosa ó<br />

materia azucarada clel mosto. Es el que en primer término<br />

contribuye a <strong>la</strong> conservación de aquél, debiéndose procurar


75<br />

por lo mismo su mayor desarrollo durante <strong>la</strong> fermentación,<br />

t eniéndose en cuenta que su formación es debida al mayor<br />

consumo de <strong>la</strong> glucosa. El vino pobre de alcohol, ó de pocos<br />

grados, fácilmente se altera y se pierde; por lo que á todo<br />

cosechero le es preciso saber <strong>la</strong> proporción en que se hal<strong>la</strong><br />

<strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r si le puede conservar así, ó le precisa <strong>para</strong> ello<br />

recurrir á su adición. Esto lo conoce por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción<br />

de una determinada cantidad de vino en un a<strong>la</strong>mbique,<br />

ó a<strong>para</strong>to pequeño que en el día se vá generalizando<br />

<strong>para</strong> este solo objeto, l<strong>la</strong>mado de Salieron; ó en el ebullióscopo<br />

de Malligad, los cuales se recomiendan también á los<br />

fabricantes de aguardientes que hayan de comprar vino, y<br />

quieran saber el valor de ellos por el alcohol que contengan.<br />

La riqueza alcohólica de los vinos ordinarios es muy variable,<br />

siendo <strong>la</strong> más general de 11 á 14 por 100, según los<br />

análisis hechos en <strong>la</strong> Exposición Nacional Viníco<strong>la</strong> de 1877.<br />

Éteres.-—Son resultado de <strong>la</strong> acción .clel alcohol sobre los<br />

ácidos, que por el transcurso del tiempo van obrando sobre<br />

los vinos, prestándoles sus cualidades, y constituyendo el<br />

aroma que aumenta su buen sabor.<br />

Ácidos.—Los principales ácidos contenidos en eLvino, son:<br />

1.° El tártrico, de sabor ácido subido, que activa <strong>la</strong> fermentación<br />

y ataca enérgicamente <strong>la</strong> materia azul del vino, dándo<strong>la</strong><br />

un color encendido y bril<strong>la</strong>nte; pero como quiera que<br />

ataca los óxidos metálicos, debe tenerlo en cuenta todo cosechero<br />

<strong>para</strong> no hacer permanecer el vino .por mucho tiempo,<br />

en instrumentos ó vasijas de cobre, plomo ó cinc, que le hacen<br />

nocivo, y por lo mismo debe desterrarse su uso.— 2.° El<br />

tánico, que comunica ai vino un sabor astringente y áspero,<br />

muy apreciado en el día por los consumidores, y cuyo principio<br />

es más abundante en el e<strong>la</strong>borado con <strong>la</strong> raspa, sirviendo<br />

además su presencia <strong>para</strong> preservar á aquél de muchas<br />

enfermedades.—3.° El carbónico, que desprendiéndose en gran<br />

cantidad durante <strong>la</strong> fermentación, queda mucha parte de él,<br />

disuelta en el vino, comunicándole un gusto picante, muy


76<br />

marcado en el que sufre una segunda fermentación, ó <strong>sea</strong> <strong>la</strong><br />

anormal. Cuanto menor <strong>sea</strong> <strong>la</strong> cantidad que de este ácido retenga<br />

el líquido, tanta mayor será su insipidez, como s e<br />

observa al evaporarse: impide que el oxígeno del aire obre<br />

sobre el vino y lo averie.<br />

Entran también en <strong>la</strong> composición clel vino, aunque en<br />

menor esca<strong>la</strong>, los ácidos cítrico, málico y otros, pero <strong>la</strong> desproporción<br />

en que todos ellos pudieran bai<strong>la</strong>rse, influye en<br />

los vinos <strong>para</strong> que se desarrollen otros ácidos, como el aldehido<br />

y acético, que tan perjudiciales le son, y de los que<br />

nos ocuparemos en <strong>la</strong> última parte.<br />

Sales.—Las sales que contienen los vinos, unas son vejetales,<br />

procedentes dé<strong>la</strong> misma p<strong>la</strong>nta, y otras son minerales<br />

que se encuentran en ellos en pequeña cantidad, siendo<br />

<strong>la</strong> principal entre <strong>la</strong>s primeras el tártaro, ó tartrato ácido de<br />

potasa, que presenta un sabor ácido, y les da un gusto especial.<br />

Esta sal es insoluble en el alcohol, pero en el agua se<br />

disuelve fácilmente, por lo que los vinos acuosos le contienen<br />

en mayor cantidad. De el<strong>la</strong> se.obtiene el crémor tártaro,<br />

y el ácido tártrico, que tantas y tan útiles aplicaciones<br />

tiene, especialmente en medicina.<br />

Principios ó materias colorantes.—De <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> ú hollejo de<br />

<strong>la</strong> uva procede el principio colorante de los vinos, influyendo<br />

en su mayor desarrollo el oxígeno clel aire y <strong>la</strong> cantidad<br />

de <strong>la</strong>s materias que le producen. Así que, poniendo todo el<br />

orujo con el mosto, el vino tiene luego un color más negro y<br />

encendido, formando el que l<strong>la</strong>mamos chocho de granada, lo<br />

que no sucede si ponemos el líquido solo, pues entonces da<br />

por resultado el color que entendemos por ojo de gallo ó<br />

c<strong>la</strong>rete.<br />

La pelícu<strong>la</strong> contiene una materia colorante azul en su<br />

estado natural, que se enrojece en contacto con los ácidos,<br />

y otra rosacea, soluble en los ácidos, conocidas una y otra<br />

con los nombres de purpurina y rosita, <strong>la</strong>s cuales, si bien son<br />

poco solubles en el mosto, lo son mucho en el alcohol, y


77<br />

prestan al vino bril<strong>la</strong>ntez más ó menos intensa. Dicha materia<br />

se forma cuando <strong>la</strong> uva está en su punto de madurez<br />

pues <strong>la</strong> falta de ésta disminuye el color, así como también<br />

el exceso de el<strong>la</strong>, que marchita <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>. Y como hemos<br />

sentado que en ésta es en <strong>la</strong> que reside el color, de aquí <strong>la</strong><br />

conveniencia de una buena pisa, según aconsejamos en su<br />

lugar oportuno. Las materias colorantes se precipitan en el<br />

fondo y paredes de <strong>la</strong>s vasijas, y <strong>la</strong>s pierden enteramente<br />

los vinos añejos y los expuestos al sol por uno ó más años.<br />

XI.<br />

Faor-icación de vinos o<strong>la</strong>neos.<br />

El vino b<strong>la</strong>nco propiamente dicho, se obtiene de <strong>la</strong> uva<br />

de este mismo color, particu<strong>la</strong>rmente de <strong>la</strong>s conocidas con los<br />

nombres de Jaén y Lairen, y su consumo ha decrecido tanto<br />

en los últimos años, como aumento ha recibido el de los vinos<br />

tintos, por lo que, en los puntos donde se cultiva dicha<br />

variedad de vid, se destina su fruto, mezc<strong>la</strong>do con el tinto<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de vinos secos de color, cuyo sabor franco,<br />

agradable y aromático les hace muy apreciados.<br />

Su fabricación difiere muy poco de <strong>la</strong> de los tintos; <strong>la</strong><br />

vendimia tiene lugar cuando <strong>la</strong> uva se hal<strong>la</strong> bien sazonada,<br />

separándose con cuidado <strong>la</strong>s verdes y <strong>la</strong>s podridas; se pisa<br />

inmediatamente que llega al <strong>la</strong>gar, si se de<strong>sea</strong> que tenga un<br />

color c<strong>la</strong>ro y transparente, ó se tiene <strong>la</strong> uva amontonada algún<br />

tiempo, si se quiere qtie tenga más color. Las partes sólidas<br />

de aquél<strong>la</strong>, se someten á <strong>la</strong> prensa, y el mosto que escurre<br />

se pone con el obtenido de <strong>la</strong> pisa, <strong>para</strong> que fermentando<br />

juntos, se evite el ahi<strong>la</strong>miento del vino, cuyo vicio<br />

contraen con más facilidad los e<strong>la</strong>borados con solo el mosto<br />

virgen.<br />

Los vasos de madera son los que generalmente se usan<br />

<strong>para</strong> contener los vinos de esta c<strong>la</strong>se, y son los más conven


78<br />

nientes siempre que al mosto no se le adicione casca ó madre;<br />

esta se pone en el caso de que se desee un color más subido,<br />

ó que se pretenda efectúe <strong>la</strong> fermetación con más rapidez,<br />

pudiéndose entonces, y mientras este fenómeno tiene<br />

lugar, utilizar <strong>la</strong>s vasijas de barro, trasegándolo á los toneles<br />

después que aquel haya terminado.<br />

La c<strong>la</strong>rificación, trasiego y demás operaciones, se practican<br />

con <strong>la</strong>s mismas sustancias y en forma igual á <strong>la</strong>s de los<br />

vinos tintos; si bien <strong>para</strong> su mejor conservación se le suele<br />

adicionar alguna cantidad ele alcohol.<br />

Aun cuando el vino b<strong>la</strong>nco se e<strong>la</strong>bora con uva de este<br />

color, se puede obtener también con <strong>la</strong> de cualquiera otra<br />

variedad, por más que <strong>sea</strong> de mucho tinte, se<strong>para</strong>ndo el mosto<br />

de <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>, que es en donde, segiin ya eligimos, existe<br />

el principio colorante, y poniendo sólo aquel en <strong>la</strong> vasija de<br />

fermentación.<br />

XII.<br />

jF'aTbrioaoión de vinos de postre ó generosos,<br />

VINOS<br />

DULCES.<br />

Hasta aquí nos hemos ocupado de <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los<br />

vinos l<strong>la</strong>mados de mesa ó de pasto, secos ó ásperos y 'también<br />

comunes, por ser ele los que se hace mayor consumo.<br />

Ahora, aunque lijeramente, vamos á dar una idea ele los de<br />

postre ó generosos, que se subdivid.en en dulces y rancios,<br />

dando principio por <strong>la</strong> fabricación de los primeros.<br />

La uva más apropiada <strong>para</strong> obtener vino tinto dulce<br />

es <strong>la</strong> conocida con el nombre de garnacha, procedente de<br />

viña vieja, en terreno expuesto al Mediodía, y completamente<br />

madura y arrugada, por ser <strong>la</strong> más abundante en-materia<br />

azucarada. La vendimia tendrá lugar en tiempo seco,<br />

que no haya precedido lluvia ni rocío, cortada <strong>la</strong> uva ya en-


79<br />

trado el día; y si se quiere mayor grado de azúcar, se <strong>la</strong> deja<br />

cortada al pie de <strong>la</strong> cepa, expuesta al sol por algunos días,<br />

que es lo que se l<strong>la</strong>ma asoleo. Una vez en el <strong>la</strong>gar, se <strong>la</strong> pisa<br />

por tandas ó tongadas, descobajancló<strong>la</strong> por completo, y se<strong>para</strong>ndo<br />

<strong>la</strong> poco madura ó colorada. Echando el mosto con<br />

<strong>la</strong> casca en el recipiente, se airea lo menos posible, teniendo<br />

cuidado de hundir suavemente <strong>la</strong> capa superior <strong>para</strong> que no<br />

se agrie, ó poniendo sobre el<strong>la</strong> una capa de yeso, <strong>para</strong> evitar<br />

el mismo contratiempo. Ya hemos visto que <strong>la</strong> fermentación<br />

es tanto más lenta, cuanta mayor cantidad de azúcar<br />

contenga el mosto.<br />

Puede Cambien adicionarse algo de mosto cocido ó arrope<br />

y alguna cantidad de alcohol. El vino obtenido será muy<br />

dulce, y si se ha mecido ó removido durante <strong>la</strong> fermentación,<br />

será más ó menos embocado ó sabroso, ó <strong>sea</strong> con menos dulce.<br />

Es conveniente e<strong>la</strong>borar alguna vasija de esta c<strong>la</strong>se de<br />

vino, ya <strong>para</strong> venderlo ó conservarlo en toneles muchos<br />

años, cuyo transcurso los mejora notablemente, ya <strong>para</strong><br />

mezc<strong>la</strong>rlo con lo excesivamente ácido y de pocos grados, ó<br />

ya también <strong>para</strong> exponerlo al sol en vasijas de vidrio y conseguir<br />

un vino generoso de mucho mérito. Respecto á <strong>la</strong>s<br />

propiedades higiénicas de esta c<strong>la</strong>se de vino, dice el adagio:<br />

El vino dulce es agradable<br />

pero poco saludable.<br />

VINOS<br />

RANCIOS.<br />

Los vinos de esta c<strong>la</strong>se se obtienen por su envejecimiento,<br />

ó <strong>sea</strong> por el transcurso de muchos años, que produce en ellos<br />

el desarrollo ele su gusto, aroma y fragancia, que son <strong>la</strong>s<br />

propiedades que les caracterizan y les asimi<strong>la</strong>n y aun confunden<br />

con los renombrados de Jerez. En los repetidos ensayos<br />

que desde hace muchos años venimos haciendo con<br />

nuestros vinos de pasto , hemos adquirido el convencimiento<br />

ele que todos los de <strong>la</strong> región central, tintos ó b<strong>la</strong>ncos


80<br />

que alcancen 14 á 15 grados de alcohol, reúnen condiciones<br />

<strong>para</strong> su aflojamiento, llegando á perder los primeros su principio<br />

colorante, que les hace aparecer con <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad, brillo<br />

y transparencia que presentan los procedentes de uva b<strong>la</strong>nca.<br />

Para disponerlos, se eligen en <strong>la</strong> época del primer trasiego,<br />

los más sobresalientes ele <strong>la</strong> bodega, secos ó dulces, si bien<br />

nosotros preferimos los últimos, ó se pre<strong>para</strong>n ele antemano<br />

al tiempo de verificar <strong>la</strong> pisa; se les pone en vasos pequeños<br />

de madera—toneles ó pipas—y se les coloca en un lugar<br />

que reúna buenas condiciones <strong>para</strong> que <strong>la</strong> acción del calórico,<br />

obrando sobre ellos, active el desarrollo de sus cualidades.<br />

En ellos se operan nuevas y sucesivas transformaciones,<br />

que c<strong>la</strong>n por resultado <strong>la</strong> formación ele numerosos éteres, de<br />

que depende en primer término el aroma y gusto que les son<br />

característicos; el aumento considerable del alcohol, por el<br />

desdob<strong>la</strong>miento clel azúcar que aun retienen, y <strong>la</strong> evaporación<br />

ele <strong>la</strong> parte acuosa; <strong>la</strong> disminución clel azúcar, <strong>la</strong> transformación<br />

clel tanino y demás principios astringentes, que haciéndose<br />

insoluoles, arrastran al fondo y paredes de <strong>la</strong> vasija,<br />

el tártaro y <strong>la</strong> materia colorante, cuyos efectos haremos notar<br />

al ocuparnos más ade<strong>la</strong>nte ele <strong>la</strong> influencia que el calor y<br />

el transcurso del tiempo ejercen en los vinos bien e<strong>la</strong>borados.<br />

Hemos consignado, al hab<strong>la</strong>r de los vinos b<strong>la</strong>ncos, que éstos<br />

se e<strong>la</strong>boran también con uva de color, poniendo el mosto á<br />

fermentar sin el orujo, los cuales pudieran fabricarse desde<br />

luego <strong>para</strong> destinarlos á su aflejamiento. De esta manera se<br />

consigue abreviar su fabricación, pues poniéndolos sobre<br />

el sedimento ó soleras de otros ya viejos, y no teniendo que<br />

esperar á que los decolore el transcurso de algunos años, se<br />

pueden destinar antes <strong>para</strong> el consumo. Es de notar, sin embargo,<br />

que los vinos ricos en tanino son los que se conservan<br />

mejor y desarrol<strong>la</strong>n más cantidad ele éteres, por lo que convendrá<br />

hacerles fermentar con algo de escobajo.<br />

Como <strong>la</strong> porosidad de <strong>la</strong> madera permite una evaporación<br />

continua del líquido, ó <strong>sea</strong> del agua de vejetación que aun


81<br />

retiene, produce en <strong>la</strong>s vasijas un vacío que pudiera ser perjudicial,<br />

por lo que precisa practicar los correspondientes<br />

rellenos ó cabeceos, así como también cuando se extraiga de<br />

ellos alguna cantidad. Para llevar á efecto debidamente esta<br />

operación, se saca vino de unos toneles <strong>para</strong> llenar otros,<br />

siguiendo el orden de antigüedad, ó <strong>sea</strong> al más viejo se le<br />

adiciona el del que le siga en edad, y así sucesivamente,<br />

<strong>para</strong> lo cual se tendrán todos numerados, ó seña<strong>la</strong>dos con el<br />

año de <strong>la</strong> cosecha de que proceden. Luego que <strong>la</strong> permanencia<br />

en los toneles durante el transcurso de algunos años—<br />

cuyo número no es posible fijar de un modo absoluto—fia<br />

perfeccionado estos vinos, se los trasiega y pone en vasijas<br />

más pequeñas de vidrio, ó <strong>sea</strong> en frascos y en botel<strong>la</strong>s. Pero<br />

si al practicar el embotel<strong>la</strong>miento, ó al exponerlos á <strong>la</strong> venta,<br />

no presentaren el brillo y transparencia que les son propios»<br />

se procederá á su filtración con preferencia á los ac<strong>la</strong>ros.<br />

Cuando se desocupe alguna vasija, ya <strong>para</strong> vender el líquido,<br />

ó ya <strong>para</strong> trasegarse á otra, se dejará en el<strong>la</strong> el sedimento<br />

ó soleras, con el fin ele acelerar el añejamiento del<br />

vino nuevo que se ponga en <strong>la</strong> misma.<br />

A los vinos rancios se les puede dar el mismo gusto y<br />

suavidad que caracteriza á los renombrados de Má<strong>la</strong>ga, en<br />

términos de no poderlos distinguir el más inteligente y experimentado<br />

catador, adicionándoles arrope ó mosto cocido,<br />

l<strong>la</strong>mado también catabres. Este pre<strong>para</strong>do, se obtiene concentrando<br />

el mosto por medio de <strong>la</strong> ebullición basta disminuirlo<br />

un tercio ele su volumen primitivo: se adiciona luego J /8<br />

próximamente de alcohol, y se conserva en vasijas cerradas<br />

<strong>para</strong> ponerlo en el vino en <strong>la</strong> cantidad proporcional al dulce<br />

que se le quiera dar.<br />

Los vinos rancios estimu<strong>la</strong>n y aceleran <strong>la</strong>s funciones digestivas,<br />

por cuya razón los propina <strong>la</strong> medicina á los ancianos<br />

y convalecientes, conforme con el adagio<br />

Da salud el vino añejo<br />

á <strong>la</strong> mujer, al débil y al viejo.


82<br />

XIII<br />

Procedimiento <strong>para</strong> volver - seco el vino que<br />

ha salido dulce.<br />

Ocurre con frecuencia que ya por <strong>la</strong> excesiva madurez de<br />

<strong>la</strong> uva, y el descuido ó falta de tacto en equilibrar los componentes<br />

del mosto en <strong>la</strong>s proporciones debidas, ya porque<br />

los fríos se anticiparon á <strong>la</strong> época ele <strong>la</strong> fermentación, y no<br />

se haya remediado, elevando <strong>la</strong> temperatura del local <strong>para</strong><br />

que aquel<strong>la</strong> no se suspenda, ó ya por no haberse practicado en<br />

<strong>la</strong> forma conveniente, <strong>la</strong>s operaciones que en su lugar hemos<br />

expuesto, como también por haberse equivocado el cosechero<br />

en sus cálculos; ocurre, repetimos, que e<strong>la</strong>zricar no se descompone<br />

por completo, <strong>la</strong> casca no se precipita al fondo ele<br />

<strong>la</strong> vasija, y el vino se presenta llegada <strong>la</strong> época clel trasiego<br />

con un sabor dulce, impropio <strong>para</strong> el consumo, y por lo mismo<br />

de difícil salida.<br />

De los varios procedimientos que se aconsejan <strong>para</strong> remediar<br />

éste, que bien podemos l<strong>la</strong>mar defecto de los vinos, el de<br />

más <strong>seguros</strong> resultados que nosotros venimos poniendo en<br />

práctica, es el que vamos á dar á conocer. Consiste en dejar<br />

el vino sobre <strong>la</strong> madre, se eleva <strong>la</strong> temperatura de <strong>la</strong> bodega, ó<br />

mejor, se espera hasta los meses ele Mayo y Junio, se saca el<br />

contenido de una vasija con el fin de airearlo y removerlo,<br />

se lo vuelca en otra y se adiciona agua caliente en cantidad<br />

de una décima parte próximamente, se <strong>la</strong> pone—aun cuando<br />

no suele ser necesaria — alguna cantidad ele ácido tártrico<br />

disuelto en agua; se <strong>la</strong> remueve ó mece con frecuencia, y<br />

al poco tiempo aparece <strong>la</strong>.fermentación tumultuosa. Ya en<br />

este estado se vuelca todo el contenido de <strong>la</strong>s demás vasijas<br />

en otras vacías, se <strong>la</strong>s adiciona orujo y mosto ele <strong>la</strong>s que ya<br />

se hal<strong>la</strong>n en fermentación, y algo ele agua caliente ó hirviendo,<br />

y en todo ello se producirá <strong>la</strong> ebullición de<strong>sea</strong>da, convirtiéndose<br />

en seco ó áspero á los pocos días. En el año de


83<br />

1879, Hicimos permanecer en <strong>la</strong> madre todo el vino de nuestra<br />

bodega hasta el mes ele Junio, por hal<strong>la</strong>rse completamente<br />

dulce; y entrado este mes, recurrimos al medio expuesto;<br />

aunque sin hacer uso del ácido tártrico, consiguiendo<br />

ponerlo seco en término de 10 á 15 días, y venderlo con<br />

estimación. El vino de <strong>la</strong> mayoría de los cosecheros, ya trasegado<br />

á <strong>la</strong>s cuevas, se hal<strong>la</strong>ba en el mismo estado, y prestándoles<br />

mosto y orujo en fermentación, consiguieron todos<br />

el mismo resultado.<br />

XIV.<br />

Procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> cantidad de<br />

vino.<br />

El procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> producción de los<br />

vinos, inventado por Petiot, se puede practicar únicamente<br />

en los países en que se cosecha poca uva, pues en aquéllos,<br />

como en el nuestro, en que con tanta abundancia se produce<br />

este fruto, no reporta ventaja alguna al cosechero, siendo<br />

por otra parte una verdadera falsificación del vino de uva<br />

que redunda en perjuicio clel productor, por lo que nosotros<br />

le proscribimos aun en los años en que <strong>la</strong> cosecha <strong>sea</strong> escasa.<br />

Consiste en reemp<strong>la</strong>zar el vino extraído de <strong>la</strong> casca ó<br />

madre con una cantidad igual de agua, adicionando tanto<br />

azúcar como <strong>sea</strong> necesario <strong>para</strong> provocar una nueva fermentación,<br />

mediante <strong>la</strong> cual esta sustancia se convierte en alcohol,<br />

tomando del hollejo <strong>la</strong> materia colorante y demás principios<br />

que aún retiene. Esta misma operación se repite dos y<br />

más veces en igual forma, adicionando una materia colorante<br />

inofensiva,—oenolina—si no resultare con bastante color.<br />

Por más que ilustrados enólogos prodiguen los mayores<br />

elogios en el terreno científico á este procedimiento, y á su<br />

inventor, nosotros como productores le condenamos en el de<br />

<strong>la</strong> práctica,


SECCIÓN 3. a<br />

CONSERVACIÓN DE LOS<br />

VINOS.<br />

I.<br />

Agentes exteriores que actúan en los vinos.<br />

Hecho ya el vino con <strong>la</strong>s condiciones apetecidas por el<br />

consumidor, conviene conocer los mejores medios de conservarle,<br />

evitando <strong>la</strong> acción de todas <strong>la</strong>s causas que puedan<br />

influir desfavorablemente en sus propiedades. Para ello es<br />

preciso tener una idea previa de los agentes que en mayor ó<br />

menor esca<strong>la</strong> actúan sobre ellos, ya <strong>para</strong> perfeccionarlos, ya<br />

<strong>para</strong> descomponerlos. Se cuentan, entre otros, como agentes<br />

principales el calor, el frío, <strong>la</strong> humedad, <strong>la</strong> luz, el oxígeno del<br />

aire, los movimientos, y el transcihrso de tiempo, de los cuales<br />

nos vamos á ocupar.<br />

Del calor.—Ya hemos hab<strong>la</strong>do de <strong>la</strong> influencia favorable<br />

que este agente ejerce en <strong>la</strong> fermentación del mosto; pero<br />

convertido en vino le hace cambiar sus propiedades, por lo<br />

que procuramos evitar su influencia, poniéndolo en los sitios<br />

más frescos posibles, especialmente los destinados al<br />

consumo inmediato. Así vemos, que vinos bien e<strong>la</strong>borados se<br />

enturbian frecuentemente cuando se les somete á una temperatura<br />

de más de 15 grados, promoviéndose en ellos nuevas<br />

y lentas fermentaciones, que impiden en tal estado presentarlos<br />

<strong>para</strong> su venta. La cueva que nosotros tenemos <strong>para</strong><br />

conservarlos durante los calores del estío, seña<strong>la</strong> constantemente<br />

una temperatura de 9 y 10 grados, excepto uno de sus<br />

departamentos, el más superficial, que <strong>la</strong> marca de 13 á 16<br />

grados, y en el cual hemos colocado los vinos que nos han


86<br />

parecido reunir mejores condiciones de conservación. Llegado<br />

el mes de Agosto, todos los años, si aún no liemos dado<br />

salida á los últimos, se produce en su color, hasta entonces<br />

transparente, un pequeño enturbiamiento ó velo, como aquí<br />

se dice, que sólo logramos hacerle desaparecer, recurriendo<br />

á su c<strong>la</strong>rificación artificial, mientras que lo demás permanece<br />

inalterable. Tenga, pues, presente el cosechero que<br />

Obra en el vino el calor<br />

altéremelo su color.<br />

Sin embargo, los vinos que se destinan <strong>para</strong> su añejamiento,<br />

pueden llevarse á su mayor grado de perfección,<br />

exponiéndolos á una elevada temperatura en vasijas herméticamente<br />

cerradas, como se vé con los que se colocan<br />

á sufrir los rayos del sol. De aquí que aconsejen los enólogos<br />

el sistema de calefacción de los vinos, ya <strong>para</strong> activar<br />

<strong>la</strong> perfección que habían de adquirir por el transcurso del<br />

tiempo, como <strong>para</strong> hacerlos viajar á <strong>la</strong>rgas distancias, sin<br />

temor de que se descompongan, por cuanto dicho calentamiento<br />

mata los gérmenes ó mycodermas á que se atribuyen<br />

<strong>la</strong>s causas de sus alteraciones.<br />

Del frío.—Una baja temperatura durante <strong>la</strong> fermentación<br />

de los vinos, influye en ellos desfavorablemente; pero luego<br />

que están hechos, les es muy conveniente, por cuanto precipita<br />

todas <strong>la</strong>s impurezas que retienen en suspensión, volviéndolos<br />

más limpios, bril<strong>la</strong>ntes, gratos y sanos, evitándoles<br />

además alteraciones perjudiciales. Por eso debe elegirse<br />

un tiempo frío y seco <strong>para</strong> verificar su trasiego, y locales<br />

frescos <strong>para</strong> conservarlos en el estío. Así se dice que<br />

Si el frío perjudica, al mosto<br />

conviene al vino en Agosto.<br />

De <strong>la</strong> humedad.—El vapor acuoso influye desfavorablemente<br />

en los vinos, enturbiándoles y quebrantando su fuerza<br />

alcohólica. Obra instantáneamente en ellos, en términos<br />

de que si al tiempo de verificar su trasiego en completo estado,<br />

de transparencia, <strong>la</strong> atmósfera se carga de humedad, se


87<br />

tornan turbios, obligando al cosechero á suspender <strong>la</strong> operación<br />

hasta que los días aparezcan c<strong>la</strong>ros y el tiempo seco.<br />

Así vemos que á nuestros bodegueros les sirven los vinos de<br />

barómetro, durante el tiempo que se hal<strong>la</strong>n sobre <strong>la</strong> madre.<br />

Téngase esto en cuenta <strong>para</strong> evitar su conservación en locales<br />

húmedos.<br />

De <strong>la</strong> luz.— Este agente, si bien activa el perfeccionamiento<br />

de los vinos, como observamos con los expuestos al<br />

sol, altera en cambio su color, en términos de perder completamente<br />

el tinto que antes tenían, y adquirir un hermoso<br />

amarillo c<strong>la</strong>ro. Pero si <strong>la</strong>s vasijas no se hal<strong>la</strong>n herméticamente<br />

cerradas, ó el vino es de pocos grados alcohólicos, se altera<br />

con facilidad, transformándose parte de su alcohol en ácido<br />

acético. Será por lo mismo conveniente, si no se trata de<br />

envejecerlo, evitar <strong>la</strong> influencia de este agente, colocando el<br />

vino en cuevas profundas y oscuras, y cuyos recipientes se<br />

hallen bien tapados. .<br />

Del oxígeno del aire.—Hemos reconocido su favorable influencia<br />

durante <strong>la</strong> fermentación de los mostos, pero convertidos<br />

ya en vino, su presencia constante es perjuclicialísima.<br />

Dicha influencia es <strong>la</strong> causa primordial ele <strong>la</strong> acetificación de<br />

aquél, y de otras alteraciones, pues obrando sobre el alcohol,<br />

éste le absorbe <strong>para</strong> transformarle primero en aldehido, y<br />

después en ácido acético ó vinagre. De aquí el axioma<br />

El aire en el vino liecho<br />

010 le hace buen provecho.<br />

Del movimiento.-—-El movimiento ó transporte de los vinos<br />

influye notablemente en sus cualidades, acelerando <strong>la</strong>s más<br />

de <strong>la</strong>s veces su perfeccionamiento, y alterándo<strong>la</strong>s desfavorablemente<br />

en otras ocasiones, según <strong>la</strong> dirección ó puntos á<br />

que se los dirija. En los vinos que aun conservan algo de<br />

azúcar, se opera por el movimiento una nueva fermentación,<br />

con desprendimiento ele gas ácido carbónico. Muchas veces<br />

nos ha ocurrido con los vinos que hemos transportado á Madrid,<br />

con especialidad durante los meses del estío, quehabién-


88<br />

dolos cargado en buen estado, al tiempo de vaciar <strong>la</strong>s corambres,<br />

se lian presentado turbios y en fermentación, por lo<br />

que les hemos tenido que dejar en reposo, y proceder á su<br />

c<strong>la</strong>rificación.<br />

Obsérvase igualmente, que conducidos nuestros vinos<br />

hacia el Norte, mejoran notablemente, sucediendo lo contrario<br />

si se les hace viajar hacia el Mediodía. Nos cuentan frecuentemente<br />

los arrieros, que al portear aquellos á <strong>la</strong>s provincias<br />

de Avi<strong>la</strong>, Segovia y otras situadas hacia el Norte,<br />

después de pasar <strong>la</strong> sierra de Gruac<strong>la</strong>rrama, han hal<strong>la</strong>do completamente<br />

curados los vinos averiados que conducían.<br />

Es también muy conveniente conservarlos en sitios que<br />

se hallen libres de todo sacudimiento, porque influye en ellos<br />

desfavorablemente, como hemos tenido ocasión ele observar<br />

en nuestros establecimientos de venta en Madrid, situados<br />

unos en calles por donde diariamente transitan carros y coches,<br />

y otros por donde pasan muy pocas personas y ningún<br />

carruaje, siendo siempre más apreciados los vinos procedentes<br />

de los últimos.<br />

Del transcurso del tiempo.—Es indudable que los vinos mejoran<br />

notablemente por el transcurso de cierto número de<br />

años, si bien van depositando su materia colorante hasta<br />

perder<strong>la</strong> por completo. Conservados cuidadosamente en vasijas<br />

bien tapadas, desarrol<strong>la</strong> en el<strong>la</strong>s sus buenas cualidades<br />

pues aumentan sus grados alcohólicos, disminuye su azúcar,<br />

su tártaro y su tanino, y produce los éteres, por lo que se<br />

hacen más nutritivos, agradables, aromáticos y sanos; cuyos<br />

efectos conocen muy bien los profesores ele <strong>la</strong> ciencia<br />

médica al propinárselos á sus enfermos convalecientes.<br />

Los vinos dulces efectúan una serie de reacciones químicas<br />

que hacen desaparecer su azúcar y los convierte en secos<br />

y astringentes, con un aumento muy considerable ele alcohol,<br />

por lo que deben preferirse <strong>para</strong> su afiejamiento.


89<br />

II<br />

Trasiego de los vinos.<br />

OPERACIONES<br />

PRELIMINARES.<br />

Tan luego como el mosto se ha convertido en vino, lo que<br />

tiene lugar cuando <strong>la</strong> fermentación ha recorrido todos sus<br />

períodos de una manera acabada, procede se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s<br />

heces ó masa fermentante, depositándole en otras vasijas<br />

que le hayan de conservar hasta su venta. Pero antes de dar<br />

principio á esta operación, conocida con el nombre de trasiego,<br />

conviene que <strong>la</strong> precedan otras de reconocida importancia,<br />

<strong>para</strong> asegurar y aun mejorar <strong>la</strong>s cualidades del caldo,<br />

evitando al cosechero los disgustos y pérdidas de consideración<br />

que pudiera ocasionarle <strong>la</strong> omisión de <strong>la</strong>s mismas, por<br />

efecto de su imprevisión ó negligencia. Pues si todas <strong>la</strong>s ope_<br />

raciones de <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración ha debido sancionar<strong>la</strong>s con su presencia,<br />

no debe prescindir de el<strong>la</strong> al efectuar <strong>la</strong> del trasiego,<br />

constituyéndose en centine<strong>la</strong> permanente de sus -operarios,<br />

porque no debe ignorar que<br />

Al vino mejora notablemente<br />

<strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia de un amo diligente.<br />

Estas operaciones pre<strong>para</strong>torias son referentes á <strong>la</strong> limpieza,<br />

al azufrado y al rocdnocimiento y degustación del<br />

vino.<br />

Limpieza.—Aun cuando damos por supuesto que el local<br />

destinado á <strong>la</strong> fabricación del vino ha permanecido a<strong>sea</strong>do<br />

con el mayor esmero, ahora debe limpiarse y aun fregarse<br />

nuevamente su pavimento, así como los pocilios y recipientes<br />

colocados en el subsuelo del mismo, á fin de aprovechar el<br />

líquido que pudiera derramarse.<br />

Los tinillos ó barreños, tapadores, tuberías, cubos y demás<br />

utensilios, se fregarán repetidas veces, de igual modo


90<br />

que <strong>la</strong>s vasijas destinadas á contener el vino trasegado, y á<br />

<strong>la</strong>s cuales se dará los <strong>la</strong>vados en <strong>la</strong> forma que digimos al hab<strong>la</strong>r<br />

de <strong>la</strong> limpieza de <strong>la</strong> bodega.<br />

Si desde luego se hubiere de colocar el vino en <strong>la</strong> cueva,<br />

se limpiará también este local con el mayor esmero, barriendo<br />

sus paredes con escobas fuertes, y azufrándole con mechas<br />

ó pajue<strong>la</strong>s colocadas y encendidas á <strong>la</strong> vez en diversos<br />

puntos del mismo. Se reconocerán minuciosamente los maderos<br />

que sujeten <strong>la</strong>s vasijas <strong>para</strong> convencerse de su seguridad,<br />

fregándose en <strong>la</strong> forma ya indicada todos los utensilios y recipientes<br />

que dicho local contenga.<br />

Del azufrado.—Procede luego practicar en <strong>la</strong>s vasijas<br />

que han de conservar el vino <strong>la</strong> importantísima operación<br />

del azufrado. Esta se ejecuta con mechas impregnadas en<br />

azufre ó pajue<strong>la</strong>s puestas en un a<strong>la</strong>mbre terminado por su<br />

parte inferior en un gancho, se <strong>la</strong>s enciende é introduce en <strong>la</strong>s<br />

vasijas, cubriendo <strong>la</strong> boca con una te<strong>la</strong> ó manta, con el fin<br />

de retener el gas sulfuroso que resulta de <strong>la</strong> combustión del<br />

azufre. También se usa <strong>para</strong> este objeto el l<strong>la</strong>mado azufrador,<br />

dentro del cual se quema el azufre en grano ó en polvo.<br />

Esta operación, conocida y practicada de muy antiguo<br />

en <strong>la</strong>s bodegas, es de una importancia incuestionable <strong>para</strong><br />

<strong>la</strong> conservación délos vinos, pues dicho gas sulfuroso se adhiere<br />

á <strong>la</strong>s paredes interiores de los recipientes, destruyelos<br />

parásitos y resabios perjudiciales que pudieran retener, desaloja<br />

el aire atmosférico, é impide, retarda y <strong>para</strong>liza <strong>la</strong> fermentación<br />

anormal, así como <strong>la</strong>s demás fermentaciones que<br />

originan <strong>la</strong>s enfermedades de los vinos. Por esta razón no se<br />

cansan de repetir los enólogos<br />

Vasija limpia y bien fregada<br />

deberá ser azufrada..<br />

La boca de <strong>la</strong> vasija permanecerá cubierta por <strong>la</strong> manta,<br />

no so<strong>la</strong>mente durante <strong>la</strong> combustión del azufre, sino durante<br />

el tiempo que se emplea en llenar<strong>la</strong>, pasando el vino á través<br />

de <strong>la</strong> misma <strong>para</strong> que reteniendo mejor el ácido sulfuroso


91<br />

dentro de aquel<strong>la</strong>, se impregne de él el líquido. Y aun cuando<br />

parece que ataca en el acto el principio colorante del vino<br />

tornándole turbio, al cabo de algunos días lo vuelve á adquirir<br />

más intenso y bril<strong>la</strong>nte.<br />

Sin embargo, no se debe abusar de este gas, produciéndole<br />

en proporciones excesivas, porque comunica al vino un<br />

sabor repugnante, que conserva por espacio de <strong>la</strong>rgo tiempo<br />

y hace necesario muchas veces operar en él <strong>para</strong> que desaparezca.<br />

Las pajue<strong>la</strong>s ó mechas se pre<strong>para</strong>n poniendo el azufre en<br />

una vasija de barro, se <strong>la</strong> coloca sobre ascuas, y una vez derretido,<br />

se van pasando por el líquido tiras de lienzo que se<br />

impregnan de él, y éste se solidifica al enfriarse.<br />

EECONOCIMIENTO, CATA Ó DEGUSTACIÓN DEL VINO.<br />

Debe igualmente el cosechero examinar por sí mismo el<br />

vino de cada una de <strong>la</strong>s vasijas, enterándose con el mayor<br />

detenimiento del estado de limpieza y bril<strong>la</strong>ntez del mismo,<br />

de su mayor ó menor coloración, de su aroma ó bouquet, de<br />

su astringencia ó suavidad, y de su fuerza alcohólica, como<br />

se lo recomienda el precepto<br />

Observe en el vino el buen catador<br />

su gusto y aroma, su fuerza y color.<br />

Para apreciar y distinguir esta y otras cualidades, nos<br />

servimos de <strong>la</strong> vista, del olfato y del pa<strong>la</strong>dar ó gusto; y <strong>para</strong><br />

averiguar con exactitud sus grados alcohólicos, nos valemos<br />

también del a<strong>la</strong>mbique de Salieron, ó del ebullióscopo de Ma-<br />

Uigand. Con este reconocimiento escrupuloso del vino, conseguirá<br />

el cosechero hacer <strong>la</strong>s mezc<strong>la</strong>s convenientes <strong>para</strong> mejorarle,<br />

ponerle al gusto del consumidor y dejarlo todo de<br />

igual c<strong>la</strong>se.<br />

La vista sirve <strong>para</strong> apreciar el color, que puede ser<br />

más ó menos intenso, limpio y bril<strong>la</strong>nte, valiéndonos <strong>para</strong><br />

eüo de buenos vasos ó copas de cristal fino, á cuyo través y


02<br />

de <strong>la</strong> luz natural ó artificial se examina el vino; y también<br />

de tazas de p<strong>la</strong>ta, en cuyo fondo se distingue perfectamente<br />

su transparencia.<br />

El olfato distingue los olores extraños al vino, y los que<br />

le son propios, como el aroma, ó bouquet y los éteres; <strong>para</strong><br />

lo cual se agita en el vaso y se lleva rápidamente á <strong>la</strong> nariz.<br />

El pa<strong>la</strong>dar ó gusto, aprecia <strong>la</strong> calidad del vino, si es áspero<br />

ó dulce, si denso ó fluido, si fuerte ó flojo; y distingue<br />

perfectamente los ácidos que le dominan, tánico, tártrico<br />

aldehido y acético, así como también los sabores que no le<br />

<strong>sea</strong>n propios.<br />

El ácido aldehido, precursor del vinagre, se percibe en <strong>la</strong><br />

<strong>la</strong>ringe, á <strong>la</strong> que se adhiere ó agarra sin desprenderse ó desaparecer<br />

por algunos instantes, produciendo una impresión<br />

tanto más fuerte cuanto más se aproxime al ácido acético.<br />

El ácido tánico ó tanino, impresiona á <strong>la</strong> bóveda del pa<strong>la</strong>dar,<br />

causando aspereza en toda <strong>la</strong> boca, y especialmente en<br />

<strong>la</strong> lengua.<br />

El ácido tártrico se percibe marcadamente en <strong>la</strong>s encías<br />

y dentadura, causando dentera.<br />

Fuerza alcohólica.—Al ocuparnos del alcohol como componente<br />

del vino, expusimos <strong>la</strong> necesidad que tiene el cosechero<br />

de saber <strong>la</strong> proporción en que aquél se hal<strong>la</strong>, <strong>para</strong> saber<br />

si se puede conservar fácilmente, ó si necesita <strong>para</strong> con.<br />

seguirlo, recurrir á una adición conveniente. Aun cuando<br />

puede apreciarse, y se aprecia con alguna aproximación, <strong>la</strong><br />

cantidad de alcohol que contiene valiéndose del pa<strong>la</strong>dar, se<br />

marca con más exactitud por medio del a<strong>la</strong>mbique Salieron;<br />

del ebullióscopo Malligand, y del licómetro de Musculus y<br />

Yalson. El primero se funda en <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción de los líquidos<br />

fermentados, <strong>para</strong> obtener agua y alcohol; el segundo en <strong>la</strong><br />

diferencia de temperatura á que hierven los diversos líquidos,<br />

y el último, más sencillo, pero menos exacto, está basado en<br />

<strong>la</strong> capi<strong>la</strong>ridad de un líquido más ó menos cargado de alcohol,<br />

pomo á todos estos a<strong>para</strong>tos acompaña una instrucción acer»


93<br />

ca del modo de practicar <strong>la</strong>s correspondientes operaciones,<br />

nos excusa su descripción en este lugar.<br />

El cosechero debe, pues, al practicar el trasiego, averiguar<br />

con exactitud <strong>la</strong> graduación de sus vinos, teniendo en<br />

cuenta que hasta 12 grados se sostienen difícilmente sin alterarse,<br />

y que de 14 grados en ade<strong>la</strong>nte se conservan bien.<br />

Practicado con escrupulosidad el reconocimiento de todo<br />

el vino de <strong>la</strong> bodega, procederá el cosechero á <strong>la</strong> operación<br />

del trasiego, haciendo <strong>la</strong>s mezc<strong>la</strong>s convenientes, á fin de que<br />

todo ello reúna <strong>la</strong>s condiciones apetecidas por el comercio.<br />

III.<br />

Época en que debo hacerse el primer<br />

trasiego.<br />

La operación de se<strong>para</strong>r el vino de <strong>la</strong>s heces, posos ó sedimento,<br />

es de una importancia tal, que no puede prescindirse<br />

de el<strong>la</strong> si se quiere preservarle de sensibles alteraciones,<br />

debiendo practicarse repetidas veces y en distintas épocas,<br />

<strong>para</strong> mejorar, además, sus cualidades extrínsecas, como recomienda<br />

<strong>la</strong> máxima <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />

Dan los trasiegos al vino<br />

limpidez y color fino.<br />

Así, pues, l<strong>la</strong>mamos primer trasiego (suelta ó corrida del<br />

vino, como algunos dicen) á <strong>la</strong> operación de tras<strong>la</strong>dar éste<br />

de unas vasijas á otras, á fin de se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s heces, casca<br />

ó madre, y preservarle de ulteriores alteraciones. Este trasiego<br />

que se hace de los vasos de fermentación á otros en los<br />

que por el reposo ha de depositar todas <strong>la</strong>s impurezas que<br />

aun conserve en suspensión, suele tener lugar, <strong>para</strong> los vinos<br />

de maceración que nosotros e<strong>la</strong>boramos, en todo el mes de<br />

Marzo, por cuanto ya en esta época <strong>la</strong> casca se ha precipita^<br />

do al fondo del recipiente, el ácido carbónico ha cesado de


94<br />

desprenderse, el calórico lia desaparecido, y en una pa<strong>la</strong>bra<br />

en que el mosto ya se bizo vino, presentando un color transparente<br />

y más ó menos vivo é intenso, según <strong>la</strong>s condiciones<br />

que concurrieron á su e<strong>la</strong>boración. Mas si <strong>la</strong>s cascas aún<br />

se conservan en suspensión, es prueba de que el vino aún<br />

no ha completado su madurez, y aparece más ó menos dulce,<br />

según <strong>la</strong> cantidad de glucosa que aún retiene sin descomponer.<br />

En este caso puede verificarse el trasiego, si se de<strong>sea</strong><br />

conservarlo en ese estado, ó si se quiere mezc<strong>la</strong>rlo con el que<br />

salga de <strong>la</strong> prensa, ó con otro muy áspero <strong>para</strong> que resulte<br />

un vino seco, con algo, aunque poco de pa<strong>la</strong>-dar, nombre que<br />

se da á <strong>la</strong> suavidad ó menor astringencia. Pero si se pretende<br />

convertirlo en vino áspero ó seco, déjese aún sobre <strong>la</strong><br />

madre <strong>para</strong> no privarle del fermento que contiene, hasta<br />

<strong>la</strong> época en que haya de operarse sobre él por los medios fáciles,<br />

económicos, rápidos y <strong>seguros</strong>, que aconseja <strong>la</strong> euología,<br />

y que ya dimos á conocer en su lugar correspondiente.<br />

Hemos expuesto que <strong>la</strong> operación del trasiego se verifica<br />

generalmente en Marzo, porque suele ya estar hecho, sentado<br />

y c<strong>la</strong>ro todo el vino de <strong>la</strong> bodega, pudiéndose efectuar<br />

aquél sin interrupción alguna, y por lo mismo con más regu<strong>la</strong>ridad<br />

y economía, así como porque se aproxima <strong>la</strong> época<br />

de colocarlo en sitio más fresco; pero <strong>la</strong> mejor oportunidad<br />

<strong>para</strong> el trasiego es tan luego como el líquido seña<strong>la</strong> cero<br />

en el pesamosto, que es cuando <strong>la</strong> casca se precipita al fondo<br />

y aquél presenta un color transparente. Muchos cosecheros<br />

juzgan, sin embargo, conveniente su continuación en<br />

contacto con <strong>la</strong> madre por un espacio mayor de tiempo <strong>para</strong><br />

que gane en fortaleza y mejore en sus propiedades. No creemos<br />

se hal<strong>la</strong>n en lo cierto los que así piensan, pues transformado<br />

todo el azúcar en alcohol y ácido carbónico, ya no desempeña<br />

ningún papel <strong>la</strong> casca ó madre, por haber terminado<br />

su misión bienhechora, y queda como un cuerpo extraño,<br />

no sólo inútil, sino perjudicial, por cuanto <strong>la</strong>s heces alteradas<br />

por 1a elevación de temperatura, ó por otras variaciones


95<br />

atmosféricas, le enturbian y predisponen á nuevas fermentaciones,<br />

y tal vez á averiarse.<br />

Nosotros, siguiendo <strong>la</strong> máxima de que<br />

El vino ya sentado<br />

deberá ser trasegado,<br />

verificamos esta operación tan luego como <strong>la</strong> casca se precipita<br />

al fondo, habiendo observado que mejora notablemente<br />

sus propiedades, por lo que le conservamos <strong>para</strong> <strong>la</strong> venta de<br />

última hora.<br />

Aconsejan muchos enólogos que el líquido se separe dé<strong>la</strong><br />

parte sólida á los tres, cinco, ó quince días de hal<strong>la</strong>rse en <strong>la</strong><br />

vasija de fermentación; pero en este caso tiene otro objeto el<br />

trasiego, cual es el de tras<strong>la</strong>dar el mosto á otras vasija <strong>para</strong><br />

que en el<strong>la</strong>s se efectúe <strong>la</strong> fermentación lenta, mediante <strong>la</strong><br />

cual se descomponga el azúcar que aún retiene. Nosotros en<br />

algunos años de cosecha abundante, y con el fin de aprovechar<br />

<strong>la</strong>s vasijas que tenemos en <strong>la</strong>s cuevas, en <strong>la</strong>s que como<br />

ya dijimos, no se debe verificar <strong>la</strong> fermentación tumultuosa<br />

á causa del desarrollo del gas ácido carbónico, que impide <strong>la</strong><br />

entrada en dichos locales, hemos se<strong>para</strong>do el líquido á los<br />

ocho ó quince días <strong>para</strong> colocarlo en aquel<strong>la</strong>s, y llenar nuevamente<br />

<strong>la</strong>s desocupadas en <strong>la</strong> bodega, habiéndonos dado<br />

resultados muy lisonjeros. Sin embargo, insistimos en <strong>la</strong><br />

conveniencia del contacto del mosto con <strong>la</strong> casca, hasta el<br />

término que hemos seña<strong>la</strong>do, con especialidad cuando se pretenda<br />

obtener vino de color intenso, y se adicionó poco ó<br />

nada de escobajo.<br />

El vino que presente algún resabio ó gusto extraño, debe<br />

desaparecer de <strong>la</strong> madre inmediatamente que se note, ya<br />

<strong>para</strong> que le pierda por el trasiego, ó ya también <strong>para</strong> proceder<br />

á operar sobre él por los medios conducentes. En este<br />

caso se encuentra el gusto á moho que se nota alguna vez<br />

en el vino de vasijas que ó no se fregaron bien ó en <strong>la</strong>s que<br />

se entrojó uva picada ó en putrefacción, el cual se corrige en.<br />

los primeros momentos de gustarlo,


96<br />

Respecto al estado atmosférico, durante el cual se verifique<br />

el trasiego, ningún cosechero ignora que deben elegirse<br />

los días c<strong>la</strong>ros, secos y que reine el viento Norte, porque contribuyen<br />

á <strong>la</strong> completa precipitación ele <strong>la</strong>s heces y demás<br />

impurezas, y por lo mismo á su mejor c<strong>la</strong>rificación. El tiempo<br />

lluvioso ó húmedo, le es por el contrario, muy perjudicial,<br />

según ya demostramos al tratar de <strong>la</strong> influencia del vapor<br />

acuoso. Es, pues, un principio <strong>viníco<strong>la</strong></strong> el de que<br />

En día fresco, c<strong>la</strong>ro y sereno<br />

se hace el trasiego pronto y bueno.<br />

MODO DE EFECTUAR EL TRASIEGO.<br />

Para dar principio al trasiego, se aplica una canil<strong>la</strong> de<br />

madera, cuyo extremo destinado á enchufar en el orificio de<br />

<strong>la</strong> tinaja, se halle rodeado de estopa, apretándo<strong>la</strong> con mucho<br />

cuidado, <strong>para</strong> no <strong>la</strong>stimar <strong>la</strong> vasija, con un mazo de madera,<br />

hasta que haya ajustado cumplidamente. Por el orificio de <strong>la</strong><br />

canil<strong>la</strong> se introducen diversas porciones de esparto crudo,<br />

<strong>para</strong> impedir que arrastre el líquido impureza alguna, y tapándo<strong>la</strong><br />

por un corto espacio de tiempo, se <strong>la</strong> deja luego correr<br />

en un tinillo ó barreno, hasta que en el vaso de cristal<br />

presente un color transparente. Entonces se se<strong>para</strong> el turbio<br />

que haya salido, y se vierte, no en <strong>la</strong> misma vasija, como<br />

hacen algunos, sino en <strong>la</strong> madre de otra, ó mejor en <strong>la</strong> que<br />

se destine <strong>para</strong> contener y ac<strong>la</strong>rar el vino de prensa.<br />

Mientras el vino se halle corriendo, téngase mucho cuidado<br />

de examinar con frecuencia su color en <strong>la</strong> taza ó vas o<br />

á través de <strong>la</strong> luz natural, ó mejor de <strong>la</strong> artificial, <strong>para</strong> tapar<br />

<strong>la</strong> canil<strong>la</strong> si sale algo turbio ó empañado; hasta que por<br />

el reposo vuelva á adquirir su transparencia.<br />

Es tan indispensable <strong>la</strong> cualidad de limpidez y finura en<br />

los vinos, que no puede prescinclirse de el<strong>la</strong>, porque siendo<br />

<strong>la</strong> primera que observa el traficante ó catador, no pasa<br />

á reconocer <strong>la</strong>s propiedades intrínsecas que puedan tener, si


97<br />

no le agració su transparencia. Por esto se dice con mucha<br />

verdad que<br />

Quien no ac<strong>la</strong>ra bien su vino<br />

comete un gran desatino.<br />

Sucede con frecuencia, que el vino de algunas vasijas no<br />

corre tan c<strong>la</strong>rificado como fuera de de<strong>sea</strong>r, y entonces es<br />

conveniente verterlo con cuidado en <strong>la</strong> madre de otra que lo<br />

dé limpio y transparente, procurando permanezca siempre<br />

llena <strong>para</strong> no remover el líquido en el<strong>la</strong> contenido.<br />

Debe correrse á <strong>la</strong> vez el vino de varias vasijas, vertiendo<br />

todo ello mezc<strong>la</strong>do en otras de <strong>la</strong> misma bodega, ó de <strong>la</strong><br />

cueva — si se lleva á esta directamente—que se hallen ya<br />

dispuesta <strong>para</strong> recibirlo en <strong>la</strong> forma que se ha expuesto,<br />

pues esta mezc<strong>la</strong>, l<strong>la</strong>mada por los franceses coupage, bonifica<br />

los vinos, procurando envolver los más suaves con los<br />

más astringentes, los más débiles con los de mayor fuerza<br />

alcohólica, y los de menos color con los que le tengan más<br />

intenso. Que esta operación, dirigida con inteligencia, mejora<br />

extraordinariamente los vinos, nos lo dice <strong>la</strong> máxima<br />

Si <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de uva es conveniente<br />

<strong>la</strong> de vino distinto es excelente.<br />

En dichas vasijas permanece por espacio de algunos días,<br />

mientras se reposa y afina el color, y da espera á c<strong>la</strong>rificarse<br />

el vino de prensa, el cual se mezc<strong>la</strong> después con lo<br />

demás al tiempo de verificar el segundo trasiego <strong>para</strong> bajarlo<br />

á <strong>la</strong> cueva, si á el<strong>la</strong> no se hubiere llevado desde luego.<br />

VINO DE PRENSA.<br />

Trasegado todo el liquido que ha corrido espontáneamente<br />

por <strong>la</strong> canil<strong>la</strong>, y al que se dá el nombre de vino de yema,<br />

ó virgen, se saca de <strong>la</strong> vasija <strong>la</strong> casca ó madre, <strong>para</strong> extraer<br />

de el<strong>la</strong> todo el jugo que aún retiene, valiéndose <strong>para</strong><br />

ello dé<strong>la</strong> prensa moderna de husillo de hierro, ó de <strong>la</strong> antigua<br />

viga.<br />

7


08<br />

El vino que corre de <strong>la</strong> prensa l<strong>la</strong>mado estrujón y también<br />

cuartón, se saca del pocilio ó recipiente en que se ha recogido,<br />

se vierte en otra vasija, cuya madre se ha hecho<br />

permanecer en el<strong>la</strong>; y después de llena, se deja en reposo<br />

por espacio de algunos días, corriéndolo cuando se halle<br />

c<strong>la</strong>ro.<br />

Nosotros, sin embargo, seguimos un procedimiento más<br />

rápido, aun cuando no le creemos el más conveniente. Colocamos<br />

á <strong>la</strong> boca de <strong>la</strong> tinaja, que no cesa de correr, una vasija<br />

de mimbre espeso, ó de esparto (canasto ó espuerta), y<br />

y sobre el<strong>la</strong> vertemos el vino según sale de <strong>la</strong> prensa, procurando<br />

que <strong>la</strong> primera permanezca siempre casi llena, y de<br />

este modo conseguimos que salga limpio, y se vaya mezc<strong>la</strong>ndo<br />

con lo de yema que corre á <strong>la</strong> vez. Pero si no saliere con<br />

<strong>la</strong> transparencia apetecida, se filtra igualmente por otra, que<br />

es más económico que dejarlo muchos días en reposo, pues se<br />

consigue hacer todas <strong>la</strong>s operaciones con simultaneidad.<br />

Este es también el momento oportuno—sino se hizo sobre<br />

<strong>la</strong> madre — de encabezar el vino ó adicionarle alcohol, si no<br />

acusase <strong>la</strong> fuerza suficiente <strong>para</strong> su buena conservación, por<br />

<strong>la</strong>s razones siguientes: 1. a Porque se puede emplear el espíritu<br />

de 35 grados, extraído directamente del orujo, que es el<br />

más barato, vertiéndole en <strong>la</strong> madre á <strong>la</strong> vez que el vino, sin<br />

temor de que le comunique el gusto tan desagradable que en<br />

otro caso le daría. 2. a Porque como se ha de mezc<strong>la</strong>r este vino<br />

en <strong>la</strong> debida proporción con todo lo demás, queda el alcohol<br />

distribuido también con igualdad. 3. a Porque contribuye extraordinariamente<br />

á <strong>la</strong> más rájüda c<strong>la</strong>rificación del dicho vino<br />

de prensa, evitándole una nueva fermentación que muchas<br />

veces se presenta. Euera de este momento, ó del en que el vino<br />

se hal<strong>la</strong> aun sobre <strong>la</strong> madre, se empleará única y exclusivamente<br />

el alcohol extraído del vino, y de ningún modo el de<br />

orujo, ni tampoco el l<strong>la</strong>mado de industria.<br />

Tiénese especial cuidado en elegir <strong>para</strong> filtrar el estrujón,<br />

<strong>la</strong> madre de una vasija, cuyo vino <strong>sea</strong> suave ó sabroso, por


99<br />

el exceso de tánico que aquél contiene, prestando de ese modo<br />

el uno al otro el principio de que cada cual carece.<br />

En cuanto á <strong>la</strong> conveniencia de adicionar este vino al de<br />

yema ó virgen, hay diversas opiniones, siendo <strong>la</strong> más admitida<br />

<strong>la</strong> de mezc<strong>la</strong>rlo en <strong>la</strong> proporción en que se encuentra,<br />

que es <strong>la</strong> práctica seguida por nosotros, y <strong>la</strong> que aconsejamos<br />

como más provechosa, porque se neutralizan sus respectivas<br />

cualidades.<br />

El vino de <strong>la</strong> última madre, ó <strong>sea</strong> de <strong>la</strong> última vasija,<br />

ya no se puede ac<strong>la</strong>rar en otra de <strong>la</strong> manera que se hizo en<br />

<strong>la</strong>s demás; y se lleva á efecto poniendo en ello una pequeña<br />

cantidad de orujo, ya prensado, ó por medio de una sustancia<br />

c<strong>la</strong>rificadora, empleándose por su inferior calidad <strong>para</strong><strong>la</strong><br />

extracción de alcohol, aunque generalmente se destina <strong>para</strong><br />

bebida de nuestros trabajadores, á quienes después de contribuir<br />

con su sudor en el campo y en <strong>la</strong> bodega <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención<br />

de este nutritivo líquido, se le recompensa con los desperdicios<br />

del mismo.<br />

IV.<br />

Diferentes aplicaciones del orujo prensado.<br />

La casca-madre ti orujo, después de haber sufrido <strong>la</strong> última<br />

presión, tiene infinidad de aplicaciones útiles, alguna<br />

de <strong>la</strong>s cuales creemos conveniente indicar ligeramente en<br />

este sitio, <strong>para</strong> no desviarnos del método que nos hemos trazado,<br />

cual es, el de ciar á conocer todas <strong>la</strong>s operaciones de<br />

vinificación por el orden mismo con que se suceden en <strong>la</strong><br />

práctica.<br />

Aguardiente de orujo.—La principal y más productiva<br />

aplicación, es <strong>la</strong> de extraer de dicha sustancia aguardiente ó<br />

alcohol por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción. Diversos son los a<strong>para</strong>tos<br />

que se emplean <strong>para</strong> conseguirlo, de los cuales, el más generalizado<br />

por su sencillez y baratura, pero también el más im-


100<br />

perfecto, es el a<strong>la</strong>mbique, conocido en muchos pueblos con el<br />

nombre de culebrina, por <strong>la</strong> forma de rosca que afecta su refrigerante.<br />

En <strong>la</strong> ol<strong>la</strong> ó caldera, se pone <strong>la</strong> casca con una adición<br />

de agua proporcionada, y por medio de fuego directo, se hace<br />

<strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción, resultando un aguardiente, que en su conjunto<br />

no excede de 16 á 18 grados Cartier; por lo que se le desti<strong>la</strong><br />

nuevamente á fuego lento, que es lo que se l<strong>la</strong>ma rectificarlo<br />

ó re finarlo, consiguiéndose de este modo un aguardiente de<br />

25 grados, que bien anisado, aunque de inferior calidad, se<br />

ha venido vendiendo con alguna estimación, hasta los últimos<br />

años, en que le han hecho desmerecer los aguardientes<br />

l<strong>la</strong>mados de industria.<br />

Su fabricación en los a<strong>para</strong>tos desti<strong>la</strong>torios á fuego indirecto<br />

y á vapor los hace más puros y suaves.<br />

Alcohol de orujo <strong>para</strong> encabezar vinos.—Con el fin de evitar<br />

<strong>la</strong> impureza y sabor desagradable de los aguardientes obtenidos<br />

por <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción del orujo á fuego directo, y que puedan<br />

además emplearse con buen éxito <strong>para</strong> el encabezamiento<br />

ó alcoholización del vino, se ha ideado el procedimiento<br />

de su maceración en agua. Al efecto, el orujo prensado se<br />

vuelve á los recipientes, se le pone agua caliente hasta cubrirle,<br />

y después de algunos días en que se habrá producido<br />

alguna fermentación, mayormente si aún conserva materia<br />

azucarada, se le 'prensa, y el líquido extraído se lleva al<br />

a<strong>la</strong>mbique <strong>para</strong> su desti<strong>la</strong>ción.<br />

Vinagre de orujo.—Se aplica igualmente el orujo <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />

fabricación del vinagre, dejándolo expuesto en vasijas á una<br />

buena temperatura y al aire libre, á fin de que se oxide: luego<br />

que se produce en él <strong>la</strong> fermentación acética, se le adiciona<br />

agua en cantidad conveniente, y algunos días después queda<br />

hecho el vinagre.<br />

Extracción de <strong>la</strong> materia colorante del orujo.—Varios son los<br />

métodos que se emplean <strong>para</strong> <strong>la</strong> extracción de <strong>la</strong> oenolina ó<br />

materia colorante, fundados casi tocios en <strong>la</strong> solubilidad ele<br />

éstos en el alcohol; pero entre ellos, los menos dispendio-


101<br />

sos <strong>para</strong> el cosechero, son los dos que vamos á expresar.<br />

Consiste uno en se<strong>para</strong>r por medio de zarandas espesas<br />

los hollejos ó pelícu<strong>la</strong>s; se trituran bien, añadiendo una disolución<br />

de ácido tártrico; se <strong>la</strong>s pone en maceración en<br />

alcohol por algunos días, y luego se prensan.<br />

El otro medio se efectúa poniendo el orujo á hervir con<br />

vino y también con agua en el a<strong>la</strong>mbique; después de frío<br />

se prensa <strong>para</strong> se<strong>para</strong>r el caldo, éste se vuelve á hervir, y<br />

así se va reduciendo al menor volumen posible.<br />

Extracción del tanino, del crémor tártaro y del ácido tártrico<br />

contenidos en él orujo.—Después de haber se<strong>para</strong>do del orujo<br />

por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción el alcohol que contenía, se aprovecha<br />

aquél <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de. <strong>la</strong>s sustancias que se expresan<br />

en este epígrafe, por medio de procedimientos que<br />

por ser algo dispendiosos <strong>para</strong> el cosechero, no los exponemos<br />

en este liTgar.<br />

Vino de orujo.—Como quiera que en los orujos quedan<br />

siempre, aunque en cantidades re<strong>la</strong>tivamente pequeñas, <strong>la</strong>s<br />

sustancias que entran en <strong>la</strong> composición del vino, de aquí<br />

que todavía puedan aprovecharse <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar nuevamente<br />

otro ele inferior calidad, adicionando agua azucarada <strong>para</strong><br />

aumentar su fuerza alcohólica, mediante <strong>la</strong> fermentación<br />

que en el mismo se produce, de cuyo procedimiento ensayado<br />

por Petiot nos hemos ya ocupado en <strong>la</strong> precedente sección.<br />

Aceite de orujo.—Las pepitas ó granu<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> uva contienen<br />

un aceite, que extraído por procedimientos poco costosos,<br />

sirve como combustible y comestible, así como también<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación del jabón.<br />

Alimento de orujo.—La pepita ó granu<strong>la</strong> del orujo, se<strong>para</strong>da<br />

á través de una criba, se emplea <strong>para</strong> alimento de <strong>la</strong>s<br />

aves ele corral, y también durante el invierno, mezc<strong>la</strong>da con<br />

cebada ó avena, <strong>para</strong> los ganados destinados á <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor.<br />

Combustible de orujo.—El orujo, después de haber servido<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> extracción de todas <strong>la</strong>s sustancias que contiene, se<br />

emplea como combustible en <strong>la</strong>s cocinas de los cosecheros;


102<br />

y dándole <strong>la</strong> forma de <strong>la</strong>drillos, se destina <strong>para</strong> <strong>la</strong> combustión<br />

en <strong>la</strong> rectificación del aguardiente.<br />

Ceniza de orujo.—Después ele haberse utilizado el orujo<br />

<strong>para</strong> combustible, se aprovecha su ceniza caliente <strong>para</strong> quitar<br />

al vino su acidez, y <strong>para</strong> cortar <strong>la</strong> fermentación y decolorar<br />

el mosto.<br />

Abono de orujo.—Es el orujo uno de los abonos que más<br />

ventajosamente se pueden emplear <strong>para</strong> <strong>la</strong> vid, poniendo<br />

una porción de él en una escava algo profunda que se haga<br />

al pie de aquel<strong>la</strong>.<br />

Y.<br />

Segundo trasiego, ó <strong>sea</strong> tras<strong>la</strong>ción del vino<br />

á <strong>la</strong> cueva.<br />

Se<strong>para</strong>do todo el vino de <strong>la</strong> madre, y ya en reposo por espacio<br />

de algunos días, durante los cuales se ha completado su<br />

c<strong>la</strong>rificación, procede entonces su venta, ó su conservación<br />

<strong>para</strong> expenderlo en época más lejana.<br />

Pero si el que contenga alguna de <strong>la</strong>s vasijas no presentare<br />

<strong>la</strong> limpidez que se apetece, debe afinarse artificialmente<br />

su color antes del segundo trasiego por medio del ac<strong>la</strong>ro.<br />

Conseguido por este medio, ó por el reposo, <strong>la</strong> más completa<br />

limpieza del vino, se hace indispensable se<strong>para</strong>rle nuevamente<br />

de <strong>la</strong>s impurezas y sustancias que ha depositado en el<br />

fondo, porque pudieran alterarse y tornarle turbio ó colorado;<br />

produciendo en él nuevas y dañosas fermentaciones.<br />

Este trasiego tiene además el objeto de poner el vino en<br />

los vasos en que definitivamente ha de permanecer hasta su<br />

venta. Dichos vasos pueden ser de madera, l<strong>la</strong>mados pipas ó<br />

toneles, ó tinajas colocadas en un lugar subterráneo, fresco<br />

y obscuro, denominado cueva. Este último medio de conservación<br />

es el generalmente seguido por los cosecheros de<br />

Castil<strong>la</strong>, y en concepto nuestro el más útil y conveniente,<br />

siempre que los vinos se hayan de expender durante el pri-


103<br />

mer año, y no se trate de guardarlos por cierto número de<br />

ellos. De este modo se consigue preservarlos de <strong>la</strong> luz y del<br />

calor, durante los meses de verano, pues dichos agentes<br />

ejercen una influencia desfavorable en <strong>la</strong>s propiedades del<br />

vino ya hecho, enturbiándole y promoviendo <strong>la</strong> fermentación<br />

anormal ó extemporánea. De aquí <strong>la</strong> máxima<br />

Guarda tu vino en estío<br />

en local obscuro y frío.<br />

Sin embargo, poniendo en vasijas herméticamente cerradas<br />

los que se destinan <strong>para</strong> su afiejamiento, ya hemos visto<br />

anteriormente que pueden llevarse á su mayor grado de<br />

perfección, si bien con pérdida de su color, exponiéndolos á<br />

una elevada temperatura.<br />

La construcción de <strong>la</strong>s cuevas es subterránea, generalmente<br />

debajo de <strong>la</strong> bodega ó del cuerpo de <strong>la</strong> casa, formadas<br />

de fábrica de cal y <strong>la</strong>drillo, ó más generalmente sin el<strong>la</strong>, según<br />

lo permita <strong>la</strong> consistencia del terreno, en forma de bóveda,<br />

con huecos en sus costados, l<strong>la</strong>mados silos <strong>para</strong><strong>la</strong> colocación<br />

de <strong>la</strong>s tinajas.<br />

Deben ser frescas y secas, sin que excedan de 11° centígrados,<br />

que permitan conservar los vinos y. aun mejorarlos<br />

durante los calores del estío, que es <strong>la</strong> época en que<br />

suele haber más demanda de ellos en los principales puntos<br />

de producción. En sus extremos se abren tragaluces-, ó respiraderos<br />

pequeños <strong>para</strong> su venti<strong>la</strong>ción y frescura, por <strong>la</strong>s<br />

corrientes del aire que producen, procurando siempre que<br />

caigan al <strong>la</strong>do del Norte, y si es posible que vayan á fijarse<br />

en algún pozo de <strong>la</strong> casa.<br />

La entrada ó bajada lo será en pendiente suave, mejor<br />

que escalonada, <strong>para</strong> <strong>la</strong> comodidad de bajar y subir el vino,<br />

y también <strong>la</strong>s vasijas: en el subsuelo del punto de su mayor<br />

declive se colocará una tinaja <strong>para</strong> recibir el vino que pudiera<br />

derramarse, caso de ruptura de alguna otra de <strong>la</strong>s que<br />

le contienen, y el piso, <strong>para</strong> este caso, se procurará tenerle<br />

embaldosado, ó al menos bien limpio.


104<br />

Las tinajas, sujetas ó empotradas con madera ó en otra<br />

forma en los respectivos huecos ó silos, suelen ser de cabida<br />

de 8 á 16 hectolitros, bien empegadas y limpias con repetidas<br />

aguas antes de llenar<strong>la</strong>s, y después de vaciadas.<br />

En toda cueva se tendrán también tinajas más pequeñas,<br />

l<strong>la</strong>madas parril<strong>la</strong>s, de cabida ele uno á tres hectolitros, <strong>para</strong><br />

reunir los posos ó heces del vino que se va expendiendo, y<br />

ac<strong>la</strong>rarle en el<strong>la</strong>s artificialmente ó por el reposo. Igualmente<br />

sirven <strong>para</strong> contener el líquido de alguna tinaja que por haber<strong>la</strong><br />

empezado á vender y no haberse desocupado por completo,<br />

pudiera averiarse por el vacío que existe en el<strong>la</strong>.<br />

El trasiego á dichas vasijas puede efectuarse desde <strong>la</strong>s<br />

mismas tinajas de fermentación, como nosotros le practicamos,<br />

ó desde aquel<strong>la</strong>s en que se depositó el vino trasegado<br />

en <strong>la</strong> bodega. En uno ú otro caso se hace por medio de mangas<br />

de goma ó de lona, ó tuberías de hoja ele <strong>la</strong>ta, ó valiéndose<br />

de pellejos. Las primeras se utilizan en el caso de hal<strong>la</strong>rse<br />

<strong>la</strong> cueva próxima á <strong>la</strong> bodega ó cocedero, y con declive<br />

bastante par a. dirigirlo de unos recipientes á los otros, ajustándose<br />

los tubos ó los embudos á <strong>la</strong> canil<strong>la</strong> del ele fermentación<br />

y terminando en el de conservación, ó bien se eleva<br />

con <strong>la</strong> bomba moderna de trasiego.<br />

Cuando el desnivel del terreno no lo permite, y <strong>la</strong> distancia<br />

es corta, se acostumbra á trasegarlo á brazo, valiéndose<br />

de cubos, ó ele cántaras, cuyo medio es el menos adecuado,<br />

porque se derrama bastante vino, y se emplea más<br />

tiempo en <strong>la</strong> operación.<br />

Los pellejos ó corambres se usan cuando los locales de fermentación<br />

y de conservación se hal<strong>la</strong>n á bastante distancia,<br />

llenándo<strong>la</strong>s al pie del mismo barreño ó tinillo en que el<br />

virio se corre, y los cargan á su espalda los trabajadores,<br />

<strong>para</strong> conducirlos y desocuparlos directamente en <strong>la</strong> tinaja.<br />

Sea cualquiera el medio que se utilice, debe procurarse<br />

airear el vino lo menos posible, por <strong>la</strong> perniciosa influencia<br />

que ejerce el oxígeno sobre los vinos hechos, según ya ex-


i 05<br />

pusimos en otro lugar. Debe también tenerse esto en cuenta<br />

<strong>para</strong> privarle de su contacto y evitar el vacío en <strong>la</strong>s vasijas,<br />

<strong>la</strong>s cuales se lian de conservar bien cerradas, con buenos tapadores,<br />

y tener<strong>la</strong>s siempre llenas, como dice el adagio,<br />

porque<br />

Vasija que no esté bien llena,<br />

hará vinagre <strong>la</strong> bebida buena.<br />

Algunos acostumbran á cubrir con aceite <strong>la</strong> superficie del<br />

líquido, con el fin de impedir el acceso del aire y <strong>la</strong> formación<br />

en el mismo de los mycodermos.<br />

VI.<br />

Cuidados que requiere el vino <strong>para</strong> su<br />

conservación.<br />

Llenas ya <strong>la</strong>s vasijas de <strong>la</strong> cueva, fregadas exteriormente,<br />

y bien limpio y regado el piso, se azufra aquel<strong>la</strong> con pajue<strong>la</strong>s,<br />

colocadas y encendidas en diversos puntos de el<strong>la</strong>, con/''<br />

el fin de desalojar el aire atmosférico que ha estado en cornil<br />

nicaciin continua con el vino durante el trasiego,- y depurar<br />

todos los miasmas perjudiciales adheridos á <strong>la</strong>s paredes. '•<br />

Cerrada <strong>la</strong> puerta del local, permanece el vino hasta su<br />

venta en un completo reposo y oscuridad, que solo ha de interrumpir<br />

el bodeguero <strong>para</strong> vigi<strong>la</strong>r su marcha. Este ha de<br />

procurar observar con frecuencia su color, gusto y olor, re- \<br />

llenando con buen vino <strong>la</strong>s vasijas en que note algún peque- '<br />

lio vacío; fregar <strong>la</strong>s tapas, bocas y todo el exterior, y quitar<br />

con un cedacillo <strong>la</strong> nata que en <strong>la</strong> superficie del líquido suele<br />

criarse; terminando siempre con el azufrado de todo el local<br />

que también contribuye á desalojar del mismo todos los insectos,<br />

mariposas, <strong>la</strong>rvas, etc.<br />

Si en estas frecuentes revisiones notase algún pequeño<br />

enturbiamiento en el color del vino ó algún movimiento en<br />

<strong>la</strong> superficie, ó algún olor ó gusto extraño, póngalo inniQ'


106<br />

diatamonte en conocimiento de su principal, <strong>para</strong> proceder<br />

sin di<strong>la</strong>ción alguna á <strong>la</strong> corrección del mal, antes de que<br />

éste haga mayores progresos.<br />

Cuando el vino se haya ele conservar más allá de los meses<br />

del estío, ya por que al cosechero así le conviniese, ó ya<br />

también por esca<strong>sea</strong>r su demanda, se practicará otro trasiego<br />

á los tres meses después ele su estancia en <strong>la</strong> cueva, <strong>para</strong><br />

se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s heces que se hubieren formado y que pudieran<br />

producir fermentaciones poco favorables, por lo que no<br />

se debe prescindir del azufrado ni ele <strong>la</strong>s demás operaciones<br />

que tuvieron lugar en los anteriores trasiegos.<br />

Póngase á cada tinaja su número de orden, que es como<br />

si dijéramos su nombre, <strong>para</strong> entenderse por él con el bodeguero,<br />

sin necesidad de otras señas, y estámpese en el<strong>la</strong>s su<br />

cabida, <strong>para</strong> tener<strong>la</strong> en cuenta al tiempo de su venta, pues<br />

no pocas veces padecen equivocaciones los encargados de <strong>la</strong><br />

medida al contar <strong>la</strong>s cántaras, con perjuicio de los intereses<br />

del cosechero ó de los del comprador. Por eso dicen estos con<br />

fundamento:<br />

Al contar los medidores<br />

suelen padecer errores.<br />

Siempre que se empiece á vender el vino ele una vasija, y<br />

no se desocupe por completo, como muchas veces ocurre, se<br />

azufra el vacío, después de <strong>la</strong>vado con cuidado, á fin de desalojar<br />

el aire atmosférico, que tan nocivo es en tales ocasiones;<br />

y si hubiere ele transcurrir algún tiempo, se lo tras<strong>la</strong>da á<br />

vasijas más pequeñas, que es lo que decimos emparril<strong>la</strong>rlo.<br />

Para cuando llegue el caso ele <strong>la</strong> venta, nos hemos de permitir<br />

dará los cosecheros el siguiente consejo, hijo de nuestra<br />

propia experiencia, y que nosotros no hemos seguido con<br />

grave detrimento de nuestros intereses<br />

Tara dormir descuidado<br />

no vendas vino fiado.


107<br />

VIL<br />

C<strong>la</strong>rificación de los vinos.<br />

La c<strong>la</strong>rificación de los vinos, tiene por objeto devolverles<br />

su natural transparencia, depurándolos de <strong>la</strong>s materias que<br />

los enturbian, lo que se obtiene naturalmente por medio del<br />

reposo y de repetidos trasiegos. Pero sucede muchas veces<br />

que no obstante haberse hecho estos con el mayor esmero, el<br />

vino se torna turbio ó colorado, debido á causas distintas,<br />

que pudieran alterar sus demás cualidades. En este caso conviene<br />

se<strong>para</strong>r de él todas <strong>la</strong>s impurezas y sustancias que<br />

lleva en suspensión, dejándole con sus principios naturales<br />

y buenas propiedades, lo que se consigue artificialmente por<br />

medio del ac<strong>la</strong>ro ó de <strong>la</strong> filtración.<br />

ACLAROS.<br />

Diversas son <strong>la</strong>s sustancias c<strong>la</strong>rificadoras que se conocen,<br />

contándose entre el<strong>la</strong>s como más principales, <strong>la</strong> albúmina ó<br />

c<strong>la</strong>ra de huevo, <strong>la</strong> tierra arcillosa, <strong>la</strong> co<strong>la</strong> de pescado, <strong>la</strong> sangre,<br />

<strong>la</strong> c<strong>la</strong>ricina y polvos de Jullien, <strong>la</strong> leche, <strong>la</strong> ge<strong>la</strong>tina y <strong>la</strong><br />

arena fina ó silice.<br />

Albúmina ó c<strong>la</strong>ra de huevo.—Colocamos esta sustancia á <strong>la</strong><br />

cabeza de todas, porque es <strong>la</strong> que merece nuestra preferencia<br />

por su manera más pronta y rápida de obrar, por reducir á<br />

menor volumen <strong>la</strong>s heces, posos ó desperdicios del vino, y por<br />

su baratura, pues bastan tres docenas de huevos <strong>para</strong> cada 15<br />

hectolitros, cuyo coste es de 2'50 á 3 pesetas, y restando de<br />

él el valor de <strong>la</strong>s yemas, que se aplican por nuestras mujeres<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> cocina, queda reducido el gasto <strong>para</strong> dicha cantidad<br />

de vino, á menos de 1'50 pesetas. Que esta es <strong>la</strong> sustancia<br />

c<strong>la</strong>rificadora que ofrece mayores ventajas, nos lo dice el<br />

adagio


108<br />

Para tu vino adarar,<br />

solo él lluevo has de emplear.<br />

La operación se practica, poniendo en ana vasija <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ras<br />

suficientes <strong>para</strong> el vino en que se haya ele operar—dos<br />

ó tres por cada hectolitro—se adiciona algo de sal común,<br />

con el fin de favorecer <strong>la</strong> solubilidad de <strong>la</strong> albúmina, y hacer<strong>la</strong><br />

más pesada <strong>para</strong> su rápida precipitación, se lo bate<br />

bien, añadiendo dos ó más litros de vino, vuelve á batirse,<br />

y se echa pausadamente en <strong>la</strong> vasija, agitando á <strong>la</strong> vez el<br />

liquido contenido en ésta, y siempre á una mano, por espacio<br />

de algunos minutos, con un palo ó caña, dividida su<br />

extremidad en cuatro partes.<br />

Tierra arcillosa.—De <strong>la</strong>s varias c<strong>la</strong>ses que de esta tierra se<br />

emplean, <strong>la</strong> que produce mejores resultados es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada de<br />

Lebrija, y sigue en orden á <strong>la</strong> albúmina, por cuanto arrastra<br />

también con prontitud tocias <strong>la</strong>s impurezas del vino, y es<br />

igualmente económica, si bien deja más desperdicios de aquél<br />

en el fondo.<br />

Para usar<strong>la</strong>, se pone en un barreño <strong>la</strong> cantidad de medio<br />

kilogramo, próximamente, por cada hectolitro ele vino que se<br />

trate de ac<strong>la</strong>rar; se <strong>la</strong> añade el doble de su peso de agua <strong>para</strong><br />

desleiría, vertiendo á <strong>la</strong>s doce ó más horas el agua sobrante;<br />

en seguida se <strong>la</strong> adiciona vino, removiéndo<strong>la</strong> ó amasándo<strong>la</strong><br />

bien hasta conseguir forme una masa algo c<strong>la</strong>ra; se echa<br />

lentamente en <strong>la</strong> vasija, y se remueve el contenido en ésta<br />

de igual manera que se hace con <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ras de huevo.<br />

Co<strong>la</strong> de pescado.—Es también muy recomendada esta sustancia<br />

por sus buenos resultados. Hecha pequeños pedazos<br />

se <strong>la</strong> pone en agua temp<strong>la</strong>da por algunas horas: luego que se<br />

ha reb<strong>la</strong>ndecido, se <strong>la</strong> amasa hasta conseguir una pasta<br />

b<strong>la</strong>nda, <strong>la</strong> cual, desleída bien en vino, se emplea como <strong>la</strong>s<br />

precedentes.<br />

Sangre.—-Esta sustancia, que por su económico precio pudiera<br />

competir con <strong>la</strong>s precedentes, resulta excesivamente'<br />

cara por los muchos desperdicios ele vino que deja, y es me-


109<br />

nos conveniente porque le decolora. Nosotros, que <strong>la</strong> hemos<br />

empleado alguna vez, aconsejamos á los cosecheros que tínicamente<br />

<strong>la</strong> usen en defecto de los c<strong>la</strong>rificadores anteriores.<br />

C<strong>la</strong>ricina.—Este agente c<strong>la</strong>rificador, se vende en el comercio<br />

al precio de cuatro pesetas cada paquete de 16 papeles,<br />

poniéndose uno de estos por cada 130 litros de vino. La manera<br />

de usarle, así como los polvos de Jnllien, se expresa en<br />

sus respectivas etiquetas.<br />

La je<strong>la</strong>tina, <strong>la</strong> leche, <strong>la</strong> arena fina y otras sustancias que<br />

se recomiendan <strong>para</strong> el mismo objeto, son de uso muy limitado<br />

, pues solo se emplean cuando se carece de <strong>la</strong>s ya mencionadas.<br />

Manera de obrar los ociaros.— La c<strong>la</strong>ra de huevo, <strong>la</strong> tierra<br />

y demás c<strong>la</strong>rificantes, obran en el vino mecánicamente, pues<br />

formando en todo él una especie de red muy tupida, al descender<br />

al fondo de <strong>la</strong> vasija, arras Ira consigo todas <strong>la</strong>s heces,<br />

fermento y demás impurezas que contiene el líquido, despojándole<br />

también de parte de su tanino y de una cantidad insignificante<br />

de materia colorante.<br />

Conseguida <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación del líquido y en reposo por espacio<br />

de algunos días, se trasiega á otras vasijas, á fin de<br />

evitar que se altere <strong>la</strong> materia c<strong>la</strong>rificadora, y se torne nuevamente<br />

turbia, como lo establece el precepto <strong>viníco<strong>la</strong></strong>:<br />

El vino c<strong>la</strong>rificado<br />

deberá ser trasegado.<br />

FILTBACIÓN.<br />

La filtración de los vinos se usa generalmente <strong>para</strong> los<br />

turbios más densos que se depositan en el fondo de <strong>la</strong>s vasijas,<br />

y también <strong>para</strong> afinar los vinos en cantidades pequeñas.<br />

Los hay de diversas formas y ele tamaños distintos, pero que<br />

en concepto nuestro, no pueden sustituir ele ningún modo á<br />

los ac<strong>la</strong>ros, por más que algunas Revistas <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s los recomienden<br />

y pretendan hacerlos aparecer como el non plus úU


110<br />

tra <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación, deteniéndose en describir los que se<br />

emplean <strong>para</strong> grandes cantidades de vino. Nosotros los juzgamos<br />

útiles exclusivamente <strong>para</strong> los dos casos mencionados,<br />

sirviéndonos de los antiguos y sencillos que se conocen con<br />

los nombres de mangas y filtros de papel.<br />

VIH.<br />

Aloolxolizaoión ó encabezamiento del vino.<br />

La alcoholización ó encabezamiento, es una operación<br />

que tiene por objeto adicionar alcohol al vino <strong>para</strong> aumentar<br />

sus grados ó fuerza alcohólica. A los vinos flojos ó débiles<br />

y á los ácidos les es necesaria <strong>para</strong> conservarse en buen estado,<br />

por cuanto el<strong>la</strong> les proporciona el principio ele que carecen;<br />

y á los que se hal<strong>la</strong>n en regu<strong>la</strong>r estado les mejora notablemente,<br />

contribuyendo á abril<strong>la</strong>ntar su color, y prevenir<br />

sucesivas fermentaciones. De aqui <strong>la</strong> conocida máxima<br />

Alcohol en el vino flojo<br />

le da fuerza y color rojo.<br />

Pero en medio de <strong>la</strong>s ventajas que ofrece <strong>la</strong> adición de<br />

alcohol, tiene también el inconveniente de que suele constituir<br />

uno de los fraudes que más pueden perjudicar al cosechero<br />

y al consumidor, porque permite al vinatero añadir al<br />

vino una cantidad de agua. Además, si.bien se cree que el<br />

vino encabezado no es perjudicial á <strong>la</strong> salud, observamos sin<br />

embargo, que puesto en más cantidad de <strong>la</strong> necesaria, embriaga<br />

con facilidad, y causa dolores de cabeza. Por lo mismo,<br />

el cosechero debe ser muy parco en <strong>la</strong> adición de alcohol á<br />

los vinos que no necesiten corrección, pues generalmente<br />

son nuestros caldos bastante espirituosos <strong>para</strong> evitar el abuso<br />

de el<strong>la</strong>; y lo mejor y más barato, es hacerlo en los mostos<br />

cuando se haya adquirido el convencimiento de que pueda<br />

serles necesario, ó en los vinos de prensa en <strong>la</strong> forma y modo<br />

que expusimos en sus correspondientes lugares, Pero cuando


111<br />

entonces no se hizo, se suele poner en el vino al tiempo de<br />

su trasiego á <strong>la</strong> cueva, en cantidad de medio litro de alcohol<br />

por cada uno á dos hectolitros de vino, procurando verterlo<br />

en el fondo y centro de <strong>la</strong> vasija.<br />

Si durante el tiempo que permanezca en <strong>la</strong> cueva se creyere<br />

oportuno proceder á nuevas adiciones, se hará uso de<br />

un cañón de hoja de <strong>la</strong>ta, cuya parte superior se adapta un<br />

embudo, se echa el alcohol, y sobre él una cantidad de vino<br />

bastante <strong>para</strong> hacerle descender al fondo.<br />

El alcohol que en todo caso se haya de adicionar, deberá<br />

ser el extraído de vino que no esté averiado, porque es el<br />

único, el legítimo, el verdadero espíritu de vino. Los alcoholes<br />

l<strong>la</strong>mados de industria, que se obtienen de patata, de re-,<br />

mo<strong>la</strong>cha y de otras raíces procedentes de Alemania, deben<br />

rechazarse por los cosecheros, entre otras poderosas razones,<br />

por <strong>la</strong>s siguientes: 1. a Porque son generalmente impuros, y<br />

como tales muy nocivos á <strong>la</strong> salud: 2. a Porque su baratura<br />

ha acrecentado <strong>la</strong> falsificación de nuestros vinos, y contribuido<br />

al descrédito de nuestra producción: 3. a Porque no<br />

pueden sustituir al alcohol extraído del vino, por carecer de<br />

los éteres, aromas y demás cualidades que á estele son peculiares;<br />

y 4. a Porque son <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> ruina de nuestra industria<br />

de desti<strong>la</strong>ción alcohólica, <strong>para</strong> <strong>la</strong> cual se han venido destinando<br />

muchos vinos. Tenga en cuenta, sobre todo, el cosechero,<br />

que dichos tóxicos alcoholes son extranjeros, y no<br />

debe conspirar contra sus propios intereses, yendo á comprar<br />

un género nocivo á <strong>la</strong> casa ajena, teniéndole bueno, y sin<br />

salida en <strong>la</strong> suya propia. Por lo mismo, y <strong>para</strong> <strong>la</strong> seguridad<br />

de su procedencia, á todo cosechero le es conveniente tener<br />

un a<strong>la</strong>mbique, con el fin de verificar <strong>la</strong> destinación en su<br />

misma bodega,


SECCIÓN 4. a<br />

DEFECTOS Y ENFERMEDADES DE LOS VINOS.<br />

I.<br />

Necesidad de prevenir<strong>la</strong>s.<br />

El vino constituye en el día <strong>la</strong> principal riqueza de España,<br />

por lo que el cosechero debe esmerarse en <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración<br />

de este producto, poniendo en práctica todos los principios<br />

que <strong>la</strong> ciencia le suministra, á fin de prevenir <strong>la</strong>s alteraciones<br />

que en ellos pudieran presentarse, evitándole<br />

tener que recurrir más tarde á su curación, <strong>la</strong> cual si <strong>la</strong> consigue,<br />

ha de ser de una manera incompleta. Así que en vez<br />

de poner empeño en conocer los tratados que se ocupan de<br />

<strong>la</strong>s recetas ó medicamentos que se hayan de aplicar al vino<br />

alterado, debe buscar y estudiar aquellos otros que'tratan de<br />

<strong>la</strong> higiene del mismo, ó <strong>sea</strong> de <strong>la</strong> manera de prevenir esas<br />

alteraciones. Pero desgraciadamente no sucede así; los cosecheros<br />

suelen buscar con avidez, y pagar con mejor gusto <strong>la</strong>s<br />

inciertas recetas que les venden <strong>para</strong> curar aquel<strong>la</strong>s, que los<br />

consejos de <strong>la</strong> ciencia <strong>para</strong> evitar<strong>la</strong>s. Apropósito de esto, hemos<br />

visto anunciado pomposamente un pequeño cuaderno<br />

que se intitu<strong>la</strong>: Tratado completo <strong>para</strong> fabricar ó mejorar los<br />

vinos, aguardientes y espíritus de industria, cuyo autor no queremos<br />

nombrar, pero que se expende á 25 pesetas, sirviendo<br />

solo <strong>para</strong> embaucar á los incautos. Para muestra de su mérito,<br />

basta hacer constar que en cada una de sus mal redactadas<br />

recetas, aconseja ó preceptúa «que se ponga en práctica<br />

en luna menguante ó vieja y no en martes.»<br />

En lugar y pues, de emplear su dinero en <strong>la</strong> compra de se-<br />

8


114<br />

mejantes patrañas, escritas tan solo <strong>para</strong> estafarle, debe el<br />

cosechero gastarlo en <strong>la</strong> adquisición de aquel<strong>la</strong>s obras científicas<br />

que le han de comunicar los conocimientos indispensables<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> más acertada e<strong>la</strong>boración de sus vinos, pues <strong>la</strong><br />

mayor parte de <strong>la</strong>s veces, proceden <strong>la</strong>s enfermedades y defectos<br />

ele éstos de su ma<strong>la</strong> fabricación, y del descuido y negligencia<br />

en su conservación, pucliendo asegurarse que si se<br />

practican con el mayor esmero <strong>la</strong>s operaciones proscriptas<br />

por <strong>la</strong> Enología, se evitarán dichas alteraciones, haciéndose<br />

por lo tanto inútil el empleo de drogas <strong>para</strong> remediar<strong>la</strong>s, <strong>la</strong>s<br />

cuales son únicamente paliativos que jamás logran una completa<br />

curación, por lo que<br />

Evita en el vino drogas y recetas,<br />

e<strong>la</strong>bóralo bien y tendrás pesetas.<br />

Sobrevienen, sin embargo, muchas veces, accidentes imprevistos,<br />

antes ó durante <strong>la</strong> vendimia, ó ya mientras <strong>la</strong> fermentación<br />

se efectúa, que obran desfavorablemente en los<br />

vinos y los altera. El cosechero entonces, no pudo ó no acertó<br />

á prevenir el mal, y al verse perjudicado notablemente en sus<br />

intereses, pretende con razón acudir apresuradamente á corregir<br />

los defectos ó enfermedades que empieza á observar<br />

en sus vinos, con el fin de darlos pronta salida. De aquí <strong>la</strong><br />

necesidad en que también se encuentra de conocer los procedimientos<br />

que con mejor ventaja se emplean <strong>para</strong> combatir<br />

cada uno de dichos vicios ó alteraciones.<br />

Estas pueden proceder de alguna fermentación distinta<br />

de <strong>la</strong> alcohólica, que propende á <strong>la</strong> destrucción del vino, y<br />

entonces son propiamente enfermedades, ó proceden de otra<br />

causa diferente, que no destruye sus cualidades intrínsecas,<br />

y <strong>la</strong>s denominamos defectos.<br />

La teoría admitida en el día acerca de <strong>la</strong>s enfermedades<br />

de los vinos, es <strong>la</strong> clel célebre Pasteur, el cual ha demostrado<br />

químicamente que proceden de <strong>la</strong>s modificaciones ó fermentos<br />

sucesivos que desarrol<strong>la</strong>n seres ó vejetaciones parásitas,<br />

<strong>la</strong>s cuales descomponen y transforman completamente los


115<br />

principios del vino, haciéndole impropio <strong>para</strong> el consumo.<br />

Conviene saber que dichas vejetaciones parásitas proceden<br />

del aire atmosférico, que <strong>la</strong>s tiene en suspensión, y se adhieren<br />

á <strong>la</strong>s paredes ele los locales, á <strong>la</strong>s de los recipientes, y á<br />

los utensilios y vasijas que han contenido vino, por lo que<br />

se debe procurar tenerlos siempre limpios de toda impureza.<br />

Antes de tener que recurrir á los medios curativos de dichas<br />

alteraciones, es conveniente anticiparse á prevenir<strong>la</strong>s,<br />

destruyendo los gérmenes que <strong>la</strong>s producen <strong>para</strong> evitar su<br />

desarrollo, por los medios higiénicos que aconsejan respetables<br />

enólogos.<br />

Estos medios, además de los repetidos trasiegos, del azufrado,<br />

de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación y clel encabezamiento, de que ya<br />

hemos hab<strong>la</strong>do, son:<br />

1.° La calefacción de los vinos.<br />

2.° Adición de ácido salicílico, ó oenosalicílico.<br />

3.° Adición del conservador de Martín Pagis.<br />

II.<br />

Medios higiénicos.<br />

CALEFACCIÓN DE LOS VINOS.<br />

Con este procedimiento inventado por el célebre químico<br />

y enólogo ya citado Mr. Pasteur, se obtienen excelentes resultados,<br />

ya <strong>para</strong> prevenir <strong>la</strong>s enfermedades, ó ya <strong>para</strong> curar<strong>la</strong>s<br />

en su origen.<br />

Consiste en someter el vino durante algunos instantes á<br />

una temperatura de 60° á 70°, con el fin de destruir los gérmenes<br />

de los parásitos, impidiendo su posterior desarrollo.<br />

Muchos son los a<strong>para</strong>tos inventados <strong>para</strong> ello, aplicando los<br />

unos á pequeñas, y otros á grandes cantidades; pero renunciamos<br />

á su descripción, tanto por <strong>la</strong> variedad de los mismos,<br />

como por creer este medio de_ escasa aplicación práctica,


116<br />

pues el cosechero ha de recurrir á él so<strong>la</strong>mente en casos extremos,<br />

ó cuando haya de hacer viajar su vino á <strong>la</strong>rgas distancias.<br />

ADICIÓN DEL ÁCIDO SALICÌLICO Ó OENOSALICÍLICO.<br />

Este antiséptico, descubierto hace pocos años, viene dando<br />

excelentes resultados <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación ele <strong>la</strong>s bebidas<br />

y sustancias alimenticias; y aplicado al vino, impide y detiene<br />

toda fermentación, evitándole sensibles alteraciones.<br />

Hasta el día, no hemos tenido ocasión de emplearle en los<br />

caldos de nuestras bodegas, porque estos no necesitan adición<br />

de ninguna sustancia <strong>para</strong> conservarse en buen estado,<br />

pero vemos que le recomiendan entendidos enólogos, los<br />

cuales le vienen usando con felices resultados. Mas como<br />

quiera que el ácido salicilico produzca alguna decoloración<br />

en el vino, se aconseja usar el oenosalicílico, que no influye<br />

en el color, y posee <strong>la</strong>s mismas propiedades antipútridas.<br />

Para usar esta sustancia, se pone de ocho á diez gramos<br />

de el<strong>la</strong> por cada hectolitro de vino, se mezc<strong>la</strong> con un poco<br />

de este líquido, y bien removido uno y otro, se forma una<br />

pasta: se adiciona más vino, y se vierte en <strong>la</strong> vasija, agitándolo<br />

como en los ac<strong>la</strong>ros. También puede disolverse en<br />

alcohol, y después ponerlo al vino.<br />

Es cuestionable si el ácido salicilico es ó no perjudicial á <strong>la</strong><br />

salud, opinando muchos porque no lo es, empleado en pequeñas<br />

proporciones; pero <strong>la</strong> Academia de Medicina de París,<br />

invitada á resolver esta cuestión por los ministros de Agricultura<br />

y Comercio, informó en 28 de Diciembre del año anterior<br />

de 1886, que <strong>la</strong> adición de esta sustancia en los alimentos<br />

sólidos y líquidos, no puede ser autorizada ni aun á dosis muy pequeñas.<br />

En vista de este y otros informes de ilustradas corporaciones<br />

científicas, lejos nosotros de recomendar el uso de


117<br />

este antiséptico, juzgamos, por el contrario, que debe proscribirse<br />

como nocivo á <strong>la</strong> salud.<br />

CONSERVADOS, DE MARTÍN PAG-IS.<br />

Desde hace algunos años se viene recomendando por *<br />

muchos vinicultores, en sustitución al ácido salicílico, y <strong>para</strong><br />

preservar también á los vinos de toda alteración, mejorándolos<br />

notablemente, el l<strong>la</strong>mado Conservador ó polvos de Martín<br />

Pagis. Tampoco nosotros le hemos usado hasta el día,<br />

pero algunos escritores, entre ellos el ilustrado Sr. Hidalgo<br />

Tab<strong>la</strong>da, hacen del mismo tales elogios, que no podemos<br />

prescindir de recomendarle á los cosecheros.<br />

Sirve este antiséptico <strong>para</strong> dar firmeza y estabilidad á<br />

los vinos, manteniéndoles sanos y libres de toda alteración<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor c<strong>la</strong>rificación de los mismos, mezclándole con <strong>la</strong><br />

sustancia c<strong>la</strong>rificadora, <strong>para</strong> abril<strong>la</strong>ntar su color, y <strong>para</strong> corregir<br />

algunos de sus defectos.<br />

La manera de usar estos polvos, ya esté el vino sobre <strong>la</strong><br />

madre—que es <strong>la</strong> época más oportuna de usarlos—ya se halle<br />

trasegado, es ponerlos en un poco de vino á razón 'de 18 gramos<br />

por hectolitro, se los remueve bien á una mano, se añade<br />

más vino, y se lo vuelve á remover, y así se va añadiendo<br />

otra ó más veces: luego se vierte en <strong>la</strong> vasija, y se agita<br />

todo el caldo por algunos minutos, dejándolo después en<br />

reposo.<br />

Se vende en frascos de <strong>la</strong>ta de un kilogramo de peso, al<br />

precio de 55 rs., y sirve <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación de 50 hectolitros<br />

de vino.


118<br />

III.<br />

Remedios <strong>para</strong> <strong>la</strong> curación de <strong>la</strong>s enfermedades<br />

y defectos de los vixios.<br />

Cuando no se ha hecho uso de los medios higiénicos <strong>para</strong><br />

prevenir <strong>la</strong>s alteraciones de los vinos, ó cuando aquellos no<br />

dieron el resultado apetecido, ó cuando por otras causas imprevistas<br />

se inicia en el caldo alguna señal de descomposición<br />

en sus propiedades intrínsecas ó en <strong>la</strong>s extrínsecas, se<br />

ha de recurrir por el cosechero á detener el desarrollo del<br />

mal, ó á hacerle desaparecer, empleando los remedios aconsejados<br />

por <strong>la</strong> ciencia y comprobados por <strong>la</strong> experiencia, y<br />

de los que nos vamos á ocupar.<br />

VINOS DEMASIADO ÁCIDOS: SU CURACIÓN.<br />

Terminada ó próxima á terminar <strong>la</strong> fermentación del mosto,<br />

puede ocurrir que el vino presente un exceso de ácidos de<br />

los que le son propios—el ácido tártrico ó el tánico—que le<br />

comunican un gusto acerbo, l<strong>la</strong>mado en muchos puntos sabor<br />

á verde, y que ordinariamente es originado por <strong>la</strong> falta de<br />

madurez de <strong>la</strong> uva, ó por haber permanecido mucho tiempo<br />

en contacto con el escabajo.' Aun cuando estos vinos no se<br />

hallen predispuestos á averiarse, y con el trascurso del tiempo<br />

vaya desapareciendo en ellos su acerbidad y aspereza,<br />

sucede que al presentarlos á <strong>la</strong> venta en semejante estado,<br />

suelen ser rechazados por los compradores, haciéndose preciso<br />

disminuir este defecto. Para conseguirlo, suele ser basiante<br />

muchas veces el empleo de <strong>la</strong> sal común y el ac<strong>la</strong>ro,<br />

cuando su aspereza no es exagerada: en otro caso se adiciona<br />

<strong>la</strong> creta, <strong>la</strong> tierra de Venecia, ú otras de <strong>la</strong>s sustancias que<br />

se usan <strong>para</strong> curar el agrio, si bien poniéndo<strong>la</strong>s en dosis más<br />

pequeñas,


119<br />

VINO AGRIO Ó PICADO: SU CURACIÓN.<br />

La acción constante del oxígeno del aire sobre el alcohol,<br />

forma un ácido precursor del acético ó vinagre, l<strong>la</strong>mado<br />

aldehido, cuya presencia en el vino dejamos dicho en otro<br />

lugar, que se distingue por atacar á <strong>la</strong> <strong>la</strong>ringe, á <strong>la</strong> cual se<br />

adhiere ó agarra por un corto espacio de tiempo. En este estado<br />

es muy fácil su corrección; pero cuando ya se ha empezado<br />

á formar el ácido acético, entonces los remedios deberán<br />

ser más enérgicos. Así, pues, pasamos á exponer éstos<br />

por el orden de preferencia en que deben emplearse.<br />

l.° Tierra de Venecia.—Esta sustancia, que se vende pre<strong>para</strong>da<br />

en el comercio, obra instantáneamente sobre los ácidos,<br />

y se emplea en cantidad de 200 á 300 gramos por cada<br />

hectolitro de vino picado: se despolvorea en <strong>la</strong> superficie del<br />

líquido hasta que promueva una nueva fermentación, y si á<br />

<strong>la</strong>s 24 horas no hubiere desaparecido el agrio, se le pondrá<br />

mayor cantidad de tierra; pero si se hal<strong>la</strong>re ya en buen estado,<br />

se lo trasiega á otra vasija bien azufrada, adicionando<br />

medio litro de alcohol, y una materia colorante inofesiva, si<br />

hubiere perdido algo de color, practicando luego el ac<strong>la</strong>ro correspondiente<br />

y un segundo trasiego.<br />

2.° Creta ó tierra b<strong>la</strong>nca.—Esta sustancia que abunda en<br />

Colmenar de Oreja, en San Martín de <strong>la</strong> Vega y en otros<br />

muchos puntos, se pone bien pulverizada, al vino picado en<br />

cantidad de medio kilogramo próximamente, segiín el estado<br />

de aquél, por cada hectolitro del mismo, adicionando una<br />

pequeña cantidad de bicarbonato de magnesia. A <strong>la</strong>s 24 horas<br />

se trasiega y se practican <strong>la</strong>s demás operaciones fijadas<br />

en el caso anterior.<br />

3.° Carbonato de potasa (sal sosa).—Se emplea en polvo,<br />

en cantidad de medio kilogramo por cada uno á dos hectolitros<br />

de vino, practicando <strong>la</strong>s demás operaciones de <strong>la</strong> misma<br />

maaera que con <strong>la</strong>s sustancias precedentes,


120<br />

4.° Ceniza de orujo ó de sarmiento.—Hace desaparecer <strong>la</strong><br />

acidez incipiente, usándo<strong>la</strong> de igual modo que <strong>la</strong>s demás<br />

sustancias pero decolora mucho al vino.<br />

De <strong>la</strong>s sustancias enumeradas y de otras muchas que se<br />

recomiendan <strong>para</strong> obtener el mismo resultado, <strong>la</strong>s dos primeras<br />

son <strong>la</strong>s que reconocemos como más eficaces, debiendo<br />

hacerse uso de <strong>la</strong>s demás enumeradas tan sólo en el caso único<br />

de no poder disponer de aquel<strong>la</strong>s.<br />

Una vez que <strong>la</strong> enfermedad haya desaparecido, debe procurar<br />

el cosechero dar pronta salida al vino, porque si aquel<strong>la</strong><br />

volviera á reaparecer, sería ya muy difícil su corrección.<br />

COLOR PARDO Ó AMAPOLADO DE LOS VINOS'. SU CORRECCIÓN.<br />

Cuando durante <strong>la</strong> vendimia sobrevienen aguas abundantes,<br />

que producen <strong>la</strong> descomposición de <strong>la</strong> uva ya sazonada,<br />

cuando <strong>la</strong> fermentación ha sido incompleta, ó han mediado<br />

otras causas, sucede que el color natural del vino empieza á<br />

descomponerse, tornándose pardo y turbio, y apareciendo<br />

insípido. Este defecto se nota tan luego como se le se<strong>para</strong><br />

de <strong>la</strong> madre, ó cuando llegan los calores del estío, y conviene<br />

hacerle desaparecer. Para ello, se trasiega el vino á una<br />

vasija bien azufrada, se <strong>la</strong> adiciona alguna cantidad de alcohol,<br />

y 15 ó 20 gramos de ácido tártrico, disuelto en agua,<br />

por cada hectolitro de vino: se le pone una materia colorante<br />

(oenolina), y ácido salicílico ó polvos de Martín Pagis, y<br />

se lo c<strong>la</strong>rifica.<br />

VINOS QUE SE CIERRAN Ó ENTURBIAN DESPUÉS DE EXTRAÍDOS<br />

DE LA MADRE.<br />

Como quiera que reconozcan <strong>la</strong>s mismas causas que aquellos<br />

de que nos acabamos de ocupar, el remedio que se les<br />

aplique ha de ser también el mismo, advirtiendo que en uno


121<br />

y en otro caso suele ser suficiente <strong>para</strong> curarlo, <strong>la</strong> adición del<br />

ácido tártrico.<br />

SABOR AMARGO: SU CURACIÓN.<br />

El sabor amargo de los vinos se presenta más generalmente<br />

en los añejos, y reconoce por origen <strong>la</strong> descomposición<br />

del tanino, si bien muchos vinicultores le atribuyen á<br />

otras distintas causas.<br />

Para corregir los vinos de esta c<strong>la</strong>se, se les aplica ácido<br />

tártrico en cantidad variable, según el amargo que presenten<br />

más ó menos pronunciado, y disuelto siempre en agua,<br />

luego se le alcoholiza y c<strong>la</strong>rifica, procediendo á trasegarlo á<br />

otra vasija bien azufrada.<br />

Se aconseja también mezc<strong>la</strong>rlo con otro vino embocado,<br />

ó adicionar mosto cocido.<br />

SABOR_Á ESCOBAJO: SU CURACIÓN.<br />

El gusto ó sabor á escobajo, l<strong>la</strong>mado por los vinateros<br />

sabor al palo, procede del exceso de tanino que aquél comunica<br />

al vino, cuando se ha puesto en bastante cantidad y permanece<br />

mucho tiempo sobre <strong>la</strong> madre. Hemos demostrado<br />

lo útil y aun necesario que es el ácido tánico <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación<br />

y conservación del vino, cuyo gusto disminuye con<br />

el transcurso del tiempo; pero que cuando le contiene en<br />

abundancia es desagradable, y conviene disminuirle ó hacerle<br />

desaparecer, especialmente si se quiere vender en lo 3<br />

primeros meses. Si dicho sabor se presenta muy pronunciado<br />

antes de haberse se<strong>para</strong>do el caldo de <strong>la</strong> madre, se le pondrá<br />

<strong>la</strong> tierra de Venecia ó <strong>la</strong> creta en proporción de 100 ó más<br />

gramos por cada hectolitro de vino, trasegándolo á otra vasija<br />

y procediendo á su c<strong>la</strong>rificación.<br />

Si no se hal<strong>la</strong>re sobre <strong>la</strong> madre, suele ser bastante <strong>para</strong><br />

disminuir <strong>la</strong> demasiada astringencia un buen ac<strong>la</strong>ro, con <strong>la</strong>.


122<br />

adición de sal común en mayor cantidad que <strong>la</strong> usada ordinariamente,<br />

y el trasiego á otra vasija. Téngase en cuenta<br />

que los repetidos trasiegos y los ac<strong>la</strong>ros precipitan el tanino<br />

y hacen desaparecer <strong>la</strong> aspereza.<br />

SABOR Á MOHO: SU CURACIÓN.<br />

Este gusto procede generalmente de <strong>la</strong>s vasijas mal conservadas,<br />

que no se fregaron bien antes de llenar<strong>la</strong>s de vino,<br />

y también de <strong>la</strong>s uvas que se entrojaron en estado de putrefacción.<br />

Si este defecto se nota en los vinos que se hal<strong>la</strong>n sobre<br />

<strong>la</strong> madre, se les pondrá <strong>la</strong> creta en <strong>la</strong>s proporciones ya fijadas,<br />

con <strong>la</strong> adición de sal común, y á <strong>la</strong>s 24 horas se le trasiega<br />

á vasijas bien azufradas, aireándolos todo lo posible, y<br />

se ac<strong>la</strong>ran, añadiéndoles 15 gramos de ácido tártrico por<br />

cada hectolitro de vino.<br />

Si á pesar de haber efectuado este procedimiento, no hubiere<br />

desaparecido el gusto á moho, ó el vino no se hal<strong>la</strong>re<br />

sobre <strong>la</strong> madre, se le trasiega á otra vasija bien limpia y<br />

azufrada, en <strong>la</strong> que se habrá puesto medio litro ó más de<br />

aceite de oliva por cada hectolitro de vino: se va corriendo<br />

ó vertiendo luego por <strong>la</strong> espita ó canil<strong>la</strong>, y se le vuelve á <strong>la</strong><br />

tinaja por <strong>la</strong> boca, con el fin de airearlo y mezc<strong>la</strong>rlo bien con<br />

el aceite. A los pocos días se recoge éste con un cedacillo espeso,<br />

y se practica un ac<strong>la</strong>ro.<br />

SABOR DE AZUERE: SU CURACIÓN.<br />

Cuando se ha azufrado el vino con exceso, adquiere éste<br />

un gusto desagradable, que en ese. estado le hace de difícil<br />

salida, por lo que procede su curación. Para conseguirlo se le<br />

mezc<strong>la</strong> cal apagada y pulverizada, ó bien disuelta en agua,<br />

en <strong>la</strong> cantidad que determinen ensayos previos, revolviéndolo<br />

bien. Si con tal motivo, el color del vino oscurece ó se


123<br />

torna pardo, se adiciona ácido tártrico disuelto en agua, y<br />

una materia colorante—oenolina—con lo que se restablece<br />

aquél c<strong>la</strong>ro y bril<strong>la</strong>nte.<br />

AHILAMIENTO DE LOS VINOS: SU CURACIÓN.<br />

La falta de tanino en los vinos, ya porque <strong>la</strong>s uvas se<br />

entrojaron marchitas, ya por no haber adicionado escobajo,<br />

es <strong>la</strong> causa de esta enfermedad, muy común en los b<strong>la</strong>ncos.<br />

Así que, <strong>para</strong> precaver este mal, se ha de poner algo de<br />

escobajo al mosto; y <strong>para</strong> corregiide se le adiciona tanino.<br />

Al efecto se usa <strong>la</strong> corteza de granado, el fruto del serval, el<br />

ácido tártrico ó crémor tártaro en polvo, y más especialmente<br />

<strong>la</strong>s pepitas ele uva maceradas en aguardiente.<br />

FERMENTACIÓN<br />

ANORMAL.<br />

Acontece muchas veces, que después de permanecer el<br />

vino algunos meses completamente c<strong>la</strong>ro en <strong>la</strong>s vasijas de<br />

conservación, adquiere cierto movimiento interior, se enturbia<br />

y clá principio á una nueva fermentación l<strong>la</strong>mada<br />

anormal ó extemporánea, que al cabo de uno ó dos meses termina<br />

generalmente por volverlo seco, si aún conservaba<br />

algo de azúcar, y en algunos, aunque raros casos, por convertirlo<br />

en vinagre. Esta fermentación es producida por el<br />

azúcar que aún retiene el vino,—por más que no le distinga<br />

el pa<strong>la</strong>dar;—por no habérsele depurado completamente<br />

de <strong>la</strong>s heces, y por el aumento del calor en el local y. <strong>la</strong> acción<br />

del aire que c<strong>la</strong>n vida y movimiento al fermento, pues<br />

casi siempre tiene lugar en los meses del estío.<br />

Expresada fermentación presenta tres fases ó períodos<br />

consecutivos, mediando de uno á otro el intervalo de algunos<br />

días, y se distinguen por los caracteres siguientes:—1.° La<br />

aparición en <strong>la</strong> superficie del líquido de unas pompas ó burbujas,<br />

que van formando un cordoncillo alrededor de <strong>la</strong> va-


124<br />

sija, conservando su color natural.—2.° Enturbiamiento é<br />

insipidez del vino.—3.° Movimiento en toda <strong>la</strong> masa del líquido,<br />

con desprendimiento de ácido carbónico, y producción<br />

de un ruido que se percibe al aproximarse á <strong>la</strong> vasija, notándose<br />

un sabor algo picante, y un olor propio del fermento.<br />

En ocasiones no presenta más síntoma que el enturbiamiento,<br />

por cuanto <strong>la</strong> fermentación no puede desenvolverse;<br />

y en ese estado permanece mucho tiempo, terminando alguna<br />

vez por degenerar en una fermentación pútrida.<br />

Medios curativos.—En el primer período, ó <strong>sea</strong> en el que<br />

se presentan <strong>la</strong>s pompas en <strong>la</strong> superficie, y el color del vino<br />

permanece aún c<strong>la</strong>ro, bastará trasegarlo á otra vasija bien<br />

azufrada, <strong>para</strong> se<strong>para</strong>rlo de <strong>la</strong>s heces que en su parte inferior<br />

se han formado, adicionándole medio litro de alcohol por<br />

cada un hectolitro de vino.<br />

En el segundo, período, ó <strong>sea</strong> en el que se ha presentado<br />

el enturbiamiento, se le trasiega á otra vasija bien azufrada,<br />

se adiciona medio litro de alcohol por cada un hectolitro de<br />

vino, poniéndole además ácido tártrico en corta dosis, y se<br />

le c<strong>la</strong>rifica. Luego que ha adquirido su transparencia, se le<br />

trasiega por última vez, y así se conserva por <strong>la</strong>rgo tiempo,<br />

si no se de<strong>sea</strong> su venta.<br />

En el tercer período, se sigue el mismo procedimiento que<br />

en el anterior, aun cuando será lo más conveniente dejar que<br />

<strong>la</strong> fermentación recorra todos sus períodos, y aún favorecer<strong>la</strong>,<br />

<strong>para</strong> que <strong>la</strong> madurez del vino <strong>sea</strong> completa, y quede seco y<br />

en buen estado, c<strong>la</strong>rificándole artificialmente, si por sí mismo<br />

no lo verificase, y trasegándole después.


IV.<br />

O o 1 o i • a o I ó 11 d.e los vinos.<br />

COLORACIÓN<br />

NATURAL.<br />

La intensidad del color de los vinos, tiene en el día una<br />

importancia suma, por cuanto los consumidores y los negociantes,<br />

<strong>la</strong> consideran como uno de los elementos que gradúan<br />

<strong>la</strong> riqueza del vino, viéndose constantemente, que <strong>para</strong><br />

el comercio de exportación, se buscan y pagan á mejor precio<br />

los caldos de más color, por más que sus cualidades intrínsecas<br />

desmerezcan de aquellos que le presenten más<br />

bajo. De aquí, <strong>la</strong> necesidad que tiene el cosechero de estudiar<br />

los medios <strong>para</strong> dar á sus vinos el color más intenso posible.<br />

Esta coloración se realiza, ó por medios naturales, ó artitificialmente,<br />

empleando sustancias tintóreas, minerales ó<br />

vegetales.<br />

El vinicultor debe evitar tener que recurrir á <strong>la</strong> coloración<br />

artificial de sus vinos, una vez que tiene en su mano<br />

poderles dar en tiempo oportuno el color natural intenso que<br />

necesitan, extrayéndole de <strong>la</strong> misma uva. Para ello le conviene<br />

recordar <strong>la</strong>s causas que influyen en el desarrollo del<br />

color, <strong>la</strong>s cuales dejamos expuestas en distintos puntos de<br />

este tratado.<br />

Sabemos que <strong>la</strong> materia colorante de los vinos tintos, reside<br />

exclusivamente en <strong>la</strong> parte interior dé<strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> de <strong>la</strong> uva,<br />

y es más ó menos intenso según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vid que se cultive.<br />

Esto supuesto, se ha de procurar en primer término, poseer<br />

<strong>la</strong> variedad más tintórea que se preste al terreno y al clima,<br />

y después de amontonada <strong>la</strong> uva en el <strong>la</strong>gar, pisar<strong>la</strong> una y<br />

otra vez hasta dejar, en cuanto <strong>sea</strong> posible, triturado el hollejo.<br />

Hecha con esmero esta operación, se pone <strong>la</strong> misma pelícu<strong>la</strong>,<br />

ó <strong>sea</strong> el orujo en el vaso de fermentación, <strong>para</strong> que, en


126<br />

contacto con el mosto, <strong>sea</strong> más eficaz <strong>la</strong> disolución ele <strong>la</strong> materia<br />

colorante, á <strong>la</strong> cual favorece el alcohol que se desarrol<strong>la</strong>,<br />

pues éste tiene <strong>la</strong> propiedad ele disolver dicha materia.<br />

El escobajo, según dejamos manifestado al tratar del despalil<strong>la</strong>do,,<br />

contribuye también á <strong>la</strong> mayor coloración del vino,<br />

dándole bril<strong>la</strong>ntez, por lo que se procurará poner siempre alguna<br />

cantidad del mismo en <strong>la</strong>s vasijas de fermentación.<br />

La mayor ó menor madurez de <strong>la</strong> uva es también una de<br />

<strong>la</strong>s circuntancias que debe tenerse en cuenta, pues el exceso<br />

de el<strong>la</strong> influye desventajosamente en el color, tornándole<br />

bajo ó apagado: lo contrario sucede si aquel<strong>la</strong> conserva bastantes<br />

ácidos, los cuales contribuyen á su mayor bril<strong>la</strong>ntez.<br />

Los racimos podridos influyen en detrimento del color,<br />

pues bastan muy pocos de ellos en una vasija <strong>para</strong> que aquél<br />

se presente pardo y aun amateriado.<br />

La remoción y aireo del mosto y casca durante el período<br />

de <strong>la</strong> fermentación, en <strong>la</strong> forma que manifestamos en su lugar<br />

correspondiente, contribuye eficazmente á <strong>la</strong> mayor coloración.<br />

Por último, los vinos faltos de color, se mezc<strong>la</strong>n con los<br />

de color más subido, cuando en <strong>la</strong> misma bodega resultan de<br />

ambas c<strong>la</strong>ses.<br />

Tenga presente el vinicultor estas causas naturales que<br />

influyen en el color del vino, ponga en práctica <strong>la</strong>s operaciones<br />

precedentes, y abrigue <strong>la</strong> seguridad de que no ha de<br />

necesitar recurrir á los medios artificiales, de que nos vamos<br />

á ocupar,<br />

COLORACIÓN ARTIFICIAL DEL VINO.<br />

La coloración artificial de los vinos, es sin duda alguna<br />

el principal medio de falsificación de <strong>la</strong> importante industria<br />

<strong>viníco<strong>la</strong></strong>, y el que más perjudica á los cosecheros y expendedores<br />

de buena fó, que ven triplicar artificialmente <strong>la</strong> cantidad<br />

de caldos naturales, que á precios bajos salieron de sus


127<br />

bodegas, por especu<strong>la</strong>dores ambiciosos y sin conciencia. Por<br />

eso, á ninguno como al productor interesa más directamente<br />

evitar <strong>la</strong> adulteración del vino, pues además de su buen<br />

nombre, compromete el crédito de sus caldos, y el de todos<br />

los de <strong>la</strong> localidad, exponiéndose además á ser perseguido<br />

criminalmente, si dicha adulteración tiene lugar con alguna<br />

de <strong>la</strong>s sustancias nocivas que <strong>para</strong> ello suelen emplearse.<br />

Puede sin embargo ocurrir, y ocurre frecuentemente,<br />

que algunos vinos de muy buenas cualidades intrínsecas,<br />

se vean despreciados por los vinateros á causa de no tener el<br />

color cerrado ó cubierto, que <strong>para</strong> ulteriores ñnes ellos buscan;<br />

y el cosechero que no cuenta con otros recursos <strong>para</strong><br />

atender á sus urgentes necesidades, ¿ha de permanecer impasible<br />

ante su inmediata ruina? ¿ó ha de procurar, por el<br />

contrario, prestar á aquellos el color que necesitan, por más<br />

que lo haga artificialmente, siempre que <strong>la</strong>s sustancias empleadas<br />

<strong>sea</strong>n inofensivas á <strong>la</strong> salud? El cosechero debió preveer<br />

este mal y evitarle á su debido tiempo, pero ya que no<br />

lo hizo, ó que sus cálculos le salieron fallidos, no le creemos<br />

tan virtuoso, ó mejor, tan poco cuidadoso de sus intereses,<br />

que consienta en su ruina y <strong>la</strong> de su familia, teniendo en su<br />

mano <strong>la</strong> manera de evitarlo. Esta razón nos lleva á dar una<br />

ligera idea de <strong>la</strong>s sustancias vegetales y minerales que <strong>para</strong><br />

este objeto, y con mejor ó peor éxito, suelen emplearse. Estas<br />

son:<br />

1. a Yeso.—Despolvoreado en <strong>la</strong> uva al tiempo de practicar<br />

<strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa.<br />

2. a Acido tártrico.—Actúa sobre <strong>la</strong> materia azul del vino<br />

tinto, dándole bril<strong>la</strong>ntez y permanencia en el color: se pone<br />

disuelto en agua temp<strong>la</strong>da, bien al tiempo de verificar <strong>la</strong><br />

pisa ó cl-urante <strong>la</strong> fermentación, en <strong>la</strong> proporción de 12 á<br />

16 gramos por cada un hectolitro de cabida de <strong>la</strong> vasija.<br />

3. a Materia colorante del vino.—Extraída de éste ó del<br />

orujo por medio de <strong>la</strong> ebullición, en <strong>la</strong> forma que se dijo al<br />

hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong>s diferentes aplicaciones de aquél.


128<br />

4. a Oenolina artificial.—Disuelta en agua caliente, se pone<br />

en el vino, removiéndo<strong>la</strong> bien con un agitador.<br />

Fuera de estas sustancias, no debe el cosechero emplear<br />

ninguna otra, por cuanto el<strong>la</strong>s le han de dar el resultado<br />

apetecido.<br />

Las demás que suelen usarse, se ponen al vino disueltas<br />

en alcohol, ó bien haciéndo<strong>la</strong>s hervir con agua. Por más que<br />

proscribamos en absoluto <strong>la</strong> mayor parte de el<strong>la</strong>s, vamos á<br />

enumerar <strong>la</strong>s más principales.—Estas son:<br />

Campeche.<br />

Yezgo.<br />

Saúco.<br />

Amapo<strong>la</strong>.<br />

Moras.<br />

Remo<strong>la</strong>cha.<br />

urchil<strong>la</strong>.<br />

Añil.<br />

Cochinil<strong>la</strong>.<br />

Tornasol.<br />

Y <strong>la</strong> Fuchsina, tan usada en el día como perjudicial á <strong>la</strong><br />

salud, por <strong>la</strong> parte de arsénico que contiene.<br />

Otras muchas sustancias ó específicos, se vienen anunciando<br />

pomposamente, y que se remiten á los cosecheros desde<br />

París, ó desde otros puntos dé<strong>la</strong> vecina República, encomiándose<br />

su enérgico poder colorante: todos ellos deben desecharse<br />

por los productores, como los mayores enemigos de <strong>la</strong><br />

producción y del crédito <strong>viníco<strong>la</strong></strong>. Pongan particu<strong>la</strong>r empeño<br />

en ejecutar con <strong>la</strong> mayor perfección los procedimientos <strong>para</strong><br />

una buena e<strong>la</strong>boración de sus vinos, y conseguirán el grado<br />

de color que deseen, sin exponerse á comprometer <strong>la</strong> bondad<br />

y calidad de los mismos, ni sus intereses, ni su crédito, ni <strong>la</strong><br />

salud de los consumidores.<br />

Y.<br />

Imitación de los vinos.<br />

La mayor parte de los tratados de vinicultura, se ocupan<br />

en su última parte de <strong>la</strong> fabricación de los l<strong>la</strong>mados vinos de<br />

imitación, estableciendo reg<strong>la</strong>s y dando á conocer recetas <strong>para</strong>


129<br />

imitar los vinos más renombrados. Nosotros creemos que se<br />

debe inculcar en el ánimo de los cosecheros <strong>la</strong> conveniencia<br />

y aún <strong>la</strong> necesidad de mejorar sus caldos, llevándolos al grado<br />

mayor posible de perfección, y admitimos también que se<br />

les impulse á ensayar <strong>la</strong> fabricación de vinos especiales de<br />

otras comarcas ó naciones, que gocen gran aceptación, dándoles<br />

á conocer <strong>la</strong>s variedades de <strong>la</strong> vid que rinden dichos vinos,<br />

el método de cultivo y el procedimiento <strong>para</strong> su e<strong>la</strong>boración.<br />

Este es el medio natural y noble de imitar los vinos, que<br />

nosotros no solo ap<strong>la</strong>udimos y aconsejamos, sino que también<br />

le venimos poniendo en práctica'frecuentemente, habiéndonos<br />

dado unas veces resultados muy satisfactorios, y desvaneciendo<br />

<strong>la</strong>s más de el<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s ilusiones que nos habíamos<br />

formado, sin que por eso hayamos desistido de nuestros continuados<br />

ensayos. ¿Por qué no ha de pretender el cosechero<br />

imitar los vinos de Jerez, de Má<strong>la</strong>ga, de Burdeos, de Oporto, y<br />

otros que tan extraordinaria aceptación tienen en todos los<br />

mercados del mundo, una vez que <strong>para</strong> ello se valga de procedimientos<br />

naturales? Comprendemos que no se podrá aspirar /<br />

á <strong>la</strong> identidad, porque á ello se oponen <strong>la</strong> variedad de terre- !<br />

nos, <strong>la</strong> diversidad de clima, y otra porción de circunstancias<br />

que no están en <strong>la</strong> mano del hombre corregir; pero también<br />

creemos que en muchos casos se podrá conseguir <strong>la</strong> imitación,<br />

el parecido, <strong>la</strong> semejanza, e<strong>la</strong>borando vinos de mucha estimación,<br />

por más que carezcan del mérito y valor de aquellos<br />

que sirvieron de modelo.<br />

Pero de fabricarlos por los procedimientos naturales, basados<br />

exclusivamente en los principios ó componentes de <strong>la</strong><br />

uva, á tratar de asemejarlos artificialmente, valiéndose de<br />

sustancias extrañas á <strong>la</strong>s obtenidas de <strong>la</strong> vid, usando los ingredientes<br />

ó drogas que se consignan en <strong>la</strong>s recetas de algunos<br />

tratados de vinificación, existe una gran distancia: lo<br />

primero es una aspiración natural, digna y elevada del cosechero<br />

en armonía con <strong>la</strong> ley del progreso, que buscando<br />

el perfeccionamiento de sus caldos, pretende colocarlos á <strong>la</strong><br />

10


130<br />

altura de los más estimados: en lo segundo se ven únicamente<br />

deseos bajos, pretensiones mezquinas, de medro ó de<br />

vanidad, valiéndose del engaño, de <strong>la</strong> falsificación, de <strong>la</strong> estafa,<br />

en fin. Por esta razón, separándonos del camino de muchos<br />

autores de vinicultura, cuyo nombre, por otra parte)<br />

nos merece el mayor respeto, renunciamos á dar á conocer en<br />

este tratado, los ingredientes ó drogas que ellos enumeran<br />

<strong>para</strong> <strong>la</strong> imitación de distintos vinos nacionales y extranjeros,<br />

pues como cosecheros somos enemigos de toda sofisticación,<br />

y tenemos dec<strong>la</strong>rada guerra á los falsificadores, porque ellos,<br />

además de desprestigiar el buen nombre de los vinos, perjudican<br />

en gran manera los intereses vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s. Es de<br />

tal transcendencia <strong>la</strong> falsificación de los vinos <strong>para</strong> el porvenir<br />

de <strong>la</strong> viticultura, que no podemos renunciar á ocuparnos<br />

de el<strong>la</strong> en capítulo se<strong>para</strong>do.<br />

VI.<br />

Falsificación de los vinos.<br />

De todas <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>gas que vienen atacando á <strong>la</strong> vid, no conocemos<br />

ninguna más terrible que <strong>la</strong> adulteración de sus<br />

productos con sustancias extrañas al fruto de aquel precioso<br />

arbusto, por cuanto el<strong>la</strong> ataca extraordinariamente al crédito<br />

de nuestros vinos, á los intereses del productor y del<br />

comerciante de buena fé, y á los del consumidor, influyendo<br />

también en <strong>la</strong> salud, que es lo más precioso del hombre.<br />

De todos los productos conocidos, líquidos y sólidos, no<br />

existe ninguno más susceptible de adulteración que el vino,<br />

lo cual, unido al alza de precios que ha tenido en los últimos<br />

años, efecto del mayor consumo y de <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s cosechas,<br />

particu<strong>la</strong>rmente en Francia, han influido poderosamente<br />

<strong>para</strong> que el comerciante de ma<strong>la</strong> fé haya pensado y llevado


131<br />

á <strong>la</strong> práctica el aumento artificial de diclio producto, valiéndose<br />

de sustancias más ó menos nocivas á <strong>la</strong> salud, pero<br />

todas el<strong>la</strong>s extrañas al fruto de <strong>la</strong> vid.<br />

Semejante abuso lia tomado tan exajeradas proporciones,<br />

que precisa cortarle de raíz, en lo que se bai<strong>la</strong>n igualmente<br />

interesados el productor, el comerciante, el consumidor y<br />

también el Estado, por lo que se refiere á <strong>la</strong> salud ele los ciudadanos,<br />

y á los intereses del Tesoro público, y de los particu<strong>la</strong>res<br />

que le están confiados.<br />

Unámonos todos y dec<strong>la</strong>remos guerra encarnizada sin<br />

tregua ni cuartel á los sofisticaclores, combatiéndoles en<br />

todos los terrenos y con toda c<strong>la</strong>se de armas, porque ellos<br />

son los que en primer término contribuyen á <strong>la</strong> ruina de<br />

nuestra industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong>. La producción de vinos comunes<br />

naturales ha aumentado extraordinariamente y seguirá aumentando<br />

todos los años, por <strong>la</strong>s grandes p<strong>la</strong>ntaciones de<br />

viñedos que vienen haciéndose en todas <strong>la</strong>s comarcas, en<br />

términos de exceder en muchos millones de hectolitros al<br />

consumo interior; por cuya causa nuestra agricultura necesita<br />

<strong>para</strong> vivir exportar sus productos excedentes, y adquirirá su<br />

desarrollo tan luego como se haya dado el golpe de muerte<br />

á los especu<strong>la</strong>dores sin conciencia, que con sus perniciosas<br />

manipu<strong>la</strong>ciones quitan al cosechero <strong>la</strong> venta de una cantidad<br />

de vino natural igual, por lo menos, 4 <strong>la</strong> aumentada artificialmente<br />

por ellos.<br />

En algunos tratados sobre e<strong>la</strong>boración de vinos, se enumeran<br />

infinidad de recetas <strong>para</strong> mejorar, conservar y aumentar<br />

<strong>la</strong> fuerza, el color y <strong>la</strong> cantidad de aquellos, con sustancias<br />

extrañas á <strong>la</strong> vid, recomendándo<strong>la</strong>s como específicos<br />

infalibles y maravillosos, con lo que coadyuvan á <strong>la</strong> propagación<br />

de <strong>la</strong>s adulteraciones.<br />

No es esta ciertamente <strong>la</strong> misión del vinicultor que trate<br />

de difundir entre sus compañeros los conocimientos enológicos,<br />

sino <strong>la</strong> de trazarles <strong>la</strong>s mejores prácticas <strong>para</strong> una,<br />

smerada e<strong>la</strong>boración de vinos con el jugo propio de <strong>la</strong> uva<br />

e


132<br />

y mejorarlos ó corregirlos con los elementos ó sustancias del<br />

mismo, ó valiéndose de los agentes naturales que obran sobre<br />

el caldo; y <strong>la</strong> de anatematizar y perseguir hasta estirpar<br />

de raíz todo lo que ataque más ó menos directamente á los<br />

intereses y al crédito de tan valiosa producción.<br />

Es verdad, que algunos comerciantes pretenden aparecer<br />

como escritores, con el lucrativo fin de vender á buen precio<br />

su mercancía; anuncian pomposamente sus obras y sus específicos<br />

ó elixires, como ellos los l<strong>la</strong>man, con el doble objeto<br />

comercial de expender miles de ejemp<strong>la</strong>res de aquel<strong>la</strong>s, y<br />

otros tantos de los polvos, líquidos, ó mejor pócimas, por<br />

ellos confeccionadas, teniendo buen cuidado de citar en tocias<br />

y cada una de sus páginas, el punto de su expendición.<br />

Si su fin fuera <strong>la</strong> enseñanza, y no el medro ó lucro personal<br />

¿ocultarían al cosechero el nombre propio de <strong>la</strong> sustancia ó<br />

sustancias que entran en <strong>la</strong> composición de esas pre<strong>para</strong>ciones<br />

ó específicos?<br />

No les envidiamos <strong>la</strong> ganancia, pero sí nos compadecemos<br />

de los intereses del cosechero, que empieza por dejarse<br />

estafar algunas pesetas, y concluye por descuidar <strong>la</strong> buena<br />

e<strong>la</strong>boración de sus vinos, exponiéndose á infinitas contingencias,<br />

siendo <strong>la</strong> más sensible el descrédito de sus<br />

caldos.<br />

Y tan extraordinario es, por desgracia, el abuso que se<br />

viene haciendo en <strong>la</strong> falsificación de los vinos, que diariamente<br />

se están decomisando en <strong>la</strong>s aduanas y puertos de <strong>la</strong><br />

república francesa, vinos españoles, compuestos de agua,<br />

alcohol, poco mosto y una materia colorante, dec<strong>la</strong>rados nocivos<br />

á <strong>la</strong> salud. Pero si los vinos proceden de España, los<br />

falsificadores son generalmente comisionistas franceses, que<br />

compran aquellos ó <strong>la</strong> uva á nuestros productores, y los manipu<strong>la</strong>n<br />

y arreg<strong>la</strong>n con sus drogas <strong>para</strong> enviarlos á Francia,<br />

postergando en su consecuencia el buen nombre ele nuestros<br />

caldos á su comercio lucrativo.<br />

Nada tiene de extraño que los industriosos<br />

franceses m


133<br />

Para hacer constar ordenadamente todos los dichos dadediquen<br />

á este comercio ilícito con nuestros vinos, en perjuicio<br />

del viticultor español y de los consumidores de su nación;<br />

pero lo que no tiene explicación es que los mismos cosecheros<br />

los adulteren en sus bodegas, comprometiendo su crédito<br />

é intereses propios y los de sus convecinos. Y por más<br />

que nos <strong>sea</strong> triste confesarlo, es lo cierto que este fraude se<br />

comete también por algunos, aunque pocos cosecheros, ó<br />

más bien acop<strong>la</strong>dores ó compradores de uva, que al fin y al<br />

cabo no son productores, á quienes debe aplicárseles sin<br />

piedad un fuerte correctivo á que les hacen acreedores su<br />

insensatez y ambición desmedida.<br />

¡El cielo quiera que <strong>la</strong>s medidas que en el día se estudian<br />

por nuestro Gobierno sobre este transcendental asunto, den<br />

el resultado que todos anhe<strong>la</strong>mos, de que renazca <strong>la</strong> confianza<br />

en <strong>la</strong> bondad de nuestros vinos en todos los mercados nacionales<br />

y extranjeros!<br />

VIL<br />

Oontaoilldad. vi ti-<strong>viníco<strong>la</strong></strong>.<br />

Es de <strong>la</strong> mayor importancia <strong>para</strong> el cosechero de vinos,<br />

que lo <strong>sea</strong> en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, llevar un registro minucioso de<br />

todas <strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s, <strong>para</strong> por su medio<br />

saber <strong>la</strong>s fincas y c<strong>la</strong>ses de vid que le son más lucrativas,<br />

ya por sus rendimientos, como por <strong>la</strong> calidad de su fruto; <strong>la</strong><br />

forma y época de cultivo más ventajosas, <strong>la</strong> cantidad de uva<br />

entrojada, <strong>la</strong> del vino e<strong>la</strong>borado, y su calidad, <strong>la</strong>s circunstancias<br />

que concurren en su e<strong>la</strong>boración, <strong>la</strong>s reformas ó mejoras,<br />

que en ésta ó en el cultivo de <strong>la</strong> vid pueden establecerse, y<br />

finalmente <strong>la</strong> ganancia ó <strong>la</strong> pérdida que obtiene, ya como<br />

productor, ya como vinicultor.


134<br />

tos, necesita llevar dos libros de registro, uno <strong>para</strong> <strong>la</strong>s operaciones<br />

rurales ó vitíco<strong>la</strong>s, y otro <strong>para</strong> <strong>la</strong>s de bodega ó<br />

<strong>viníco<strong>la</strong></strong>s.<br />

El libro de Registro vitíco<strong>la</strong>, lia de contener por orden alfa,<br />

bético y en páginas diferentes, el nombre de cada finca, su<br />

extensión ó número de vides, su c<strong>la</strong>se, año de su p<strong>la</strong>ntación,<br />

y su valor ó precio en venta. En <strong>la</strong> página<br />

correspondiente<br />

á cada una de <strong>la</strong>s fincas, y en <strong>la</strong> columna de gastos, se escribirá<br />

por orden de fecnas, y con se<strong>para</strong>ción ue años, los que<br />

origine su p<strong>la</strong>ntación y culdvo, contribución, recolección y<br />

demás gastos extraordinarios ó imprevistos, sin omitir <strong>la</strong>s<br />

circunstancias atmosféricas que puedan influir en <strong>la</strong> producción,<br />

como el nielo, granizo, etc.; y en <strong>la</strong> columna cié ingresos,<br />

se consignará-el.=feiipó.r te del fruto obtenido, al precio<br />

de cotización ai [de.-.¿leí <strong>la</strong>gar.<br />

En el livro de Ueyiskr:0',mfítco<strong>la</strong>, ó de bodega, m liará igualmente<br />

constar <strong>la</strong> cantidad" de uva entrojada y su total importe,<br />

día en que se dé principio á <strong>la</strong> pisa, y el en que se<br />

llenó cada una de <strong>la</strong>s vasijas, c<strong>la</strong>se de uva que en elias se<br />

puso, ó finca de donde procede, grados del mosto, corrección<br />

que en este se hubiere hecho, día en que dio principio <strong>la</strong> fermentación,<br />

grados del mosto en <strong>la</strong>s distintas épocas en que<br />

se practique su reconocimiento, temperatura constante del<br />

local, época del trasiego, c<strong>la</strong>se de vino obtenido, su graduación<br />

alcohólica, fecha de su venta, precio á que se expendej<br />

punto de consumo á donde se exporte, y todos los gastos que<br />

origine su e<strong>la</strong>boración.<br />

Para <strong>la</strong> mayor comodidad y exactitud, conviene llevar<br />

como auxiliar un tercer libro, l<strong>la</strong>mado Diario, ó <strong>sea</strong> una Agenda<br />

de <strong>la</strong>s que en el día se usan <strong>para</strong> objetos análogos, en <strong>la</strong><br />

que se hará constar todos los ingresos y gastos del día, y<br />

<strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s que quedan descriptas;<br />

todo lo cual se trans<strong>la</strong>dará á los respectivos libros, luego<br />

que se practique el resumen mensual.<br />

Excusamos encarecer al cosechero <strong>la</strong> utilidad práctica de


135<br />

llevar <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong> expresada forma, pues el trabajo<br />

ó tiempo que en ello emplee, le ha de ser remunerado con<br />

creces colmadas. Nosotros, que hace muchos años lo venimos<br />

practicando, nos hemos convencido de su importancia, pues<br />

<strong>la</strong> enseñanza que nos ha dado, ha contribuido en gran manera<br />

á que llevemos <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid á <strong>la</strong><br />

altura á que nos ha permitido nuestra humilde fortuna.


ÍNDICE<br />

i. LOS VINICULTOEES.<br />

INTRODUCCIÓN.<br />

SECCIÓN 1. a<br />

OPERACIONES PRELIMINARES Á LA ELABORACIÓN DE LOS VISOS.<br />

I —De <strong>la</strong> vid 9<br />

II.... — Variedades de <strong>la</strong> vid 11<br />

III....—P<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid 13<br />

IV —Gastos y productos de <strong>la</strong> viña en estado de producción 16<br />

V —Bodega 19<br />

VI.... —Limpieza de <strong>la</strong> bodega 22<br />

VII. .. —A<strong>para</strong>tos y útiles de bodega 23<br />

VIII.. — Vasos <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar el vino 30<br />

IX....—Limpieza de toda c<strong>la</strong>se de vasijas destinadas á e<strong>la</strong>borar<br />

ó contener vino 32<br />

X —De <strong>la</strong> vendimia 33<br />

XI....—Época de <strong>la</strong> vendimia 34<br />

XII. .. —Acto de vendimiar 37<br />

XIII..—Acarreo ó conducción de <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar 40<br />

XIV..—Amontonamiento de <strong>la</strong> uva 41<br />

XV. . .—Pisa de <strong>la</strong> uva 42<br />

X VI... —Descobajado 44<br />

XVII. .—Delprensado 47<br />

XVIII.—Casca ó madre 48<br />

XIX..— Mosto 49<br />

SECCIÓN 2. a<br />

ELABORACIÓN PRÁCTICA DE LOS VINOS.<br />

I —C<strong>la</strong>sificación de los vinos 51<br />

II —Condiciones del mosto.Su análisis 53<br />

Exceso de glucosa ó azúcar de uva 54<br />

III... .—Falta de azúcar 58


PágS.<br />

IV.... —Exceso de ácidos 60<br />

Enyesado de los mostos<br />

id.<br />

Y —Agentes que motivan y desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong> fermentación 62<br />

Del femiento 63<br />

VI.... —De <strong>la</strong> fermentación alcohólica 64<br />

Vil...—Del gas ácido carbónico.—Su composición y precauciones<br />

que deben observarse , 66<br />

VIII..—Agentes exteriores que influyen en el desarrollo de <strong>la</strong> fermentación<br />

68<br />

Acción del calor<br />

id.<br />

Acción del aire 70<br />

IX. ... — Cuidados que se requieren después de <strong>la</strong> fermentación tumultuosa<br />

71<br />

X — Componentes del vino 74<br />

XI....—Fabricación de vinos b<strong>la</strong>ncos 77<br />

Xil..—Fabricación de vinos de postre ó generosos.— Vinos dulces.. 78<br />

Vinos rancios 79<br />

XIII.. —<strong>Procedimientos</strong> <strong>para</strong> volver seco el vino que ha salido dulce.. 82<br />

XIV...—Procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> cantidad de vino 83<br />

SECCIÓN 3. a<br />

CONSERVACIÓN DE LOS VINOS.<br />

I —Agentes exteriores que actúan en los vinos 85<br />

II —Trasiego de los vinos.—Operaciones preliminares 89<br />

Reconocimiento, cata ó degustación del vino 91<br />

III....—Época en que debe hacerse el primer trasiego 93<br />

Modo de efectuar el trasiego 96<br />

Vino de prensa 97<br />

IV. ...—Diferentes aplicaciones del orujo prensado 99<br />

V —Segundo trasiego, ó <strong>sea</strong> tras<strong>la</strong>ción del vino á <strong>la</strong> cueva 102<br />

VI. ... — Cuidados que requiere el vido <strong>para</strong> su conservación 105<br />

VII...—C<strong>la</strong>rificación de los vinos 107<br />

Ac<strong>la</strong>ros<br />

id.<br />

Filtración 109<br />

VIII..—Alcoholización ó encabezamiento'del vino 110<br />

SECCIÓN<br />

4. a<br />

DEFECTOS Y ENFERMEDADES DE LOS TINOS.<br />

I —Necesidad de prevenir<strong>la</strong>s i . . . . . . 113


PàgS.<br />

II —Medios higiénicos.—Calefacción de los vinos 115<br />

Adición del ácido salicilico ó oenosalicílico 116<br />

Conservador de Martín Pagis 117<br />

III. ... —Remedios <strong>para</strong> <strong>la</strong> curación de <strong>la</strong>s enfermedades y defectos<br />

de los vinos 118<br />

Vinos demasiado ácidos : su curación<br />

id.<br />

Vino agrio ó picado : su curación 119<br />

Color pardo ó amapo<strong>la</strong>do de los vinos : su corrección 120<br />

Vinos que se cierran ó enturbian después de extraídos de<br />

<strong>la</strong> madre<br />

id.<br />

Sabor amargo : su curación 121<br />

Sabor á escobajo: su curación<br />

Id.<br />

Sabor á moho: su curación 122<br />

Sabor de azufre : su curación<br />

id.<br />

Ahi<strong>la</strong>miento de los vinos: su curación 123<br />

Fermentación anormal<br />

id.<br />

IV.... —Coloración de los vinos.—Coloración natural 125<br />

Coloración artificial del vino 126<br />

V —Imitación de los vinos 128<br />

VI....—Falsificación de los vinos 130<br />

VII... — Contabilidad viti-vinico<strong>la</strong> 133


PAG. LÍNEA. DICE. LÉASE.<br />

6 10 dedir decir<br />

6 15 débese , deben<br />

7 7 del de que el<br />

7 S7 que presta que se presta<br />

10 4 en el<strong>la</strong> en el<strong>la</strong>s<br />

12 14 (<strong>la</strong> airen (<strong>la</strong>iren<br />

12 21 buquet bouquet<br />

31 21 prosperidad propiedad<br />

45' 4 esiobajado descobajado<br />

46 34 escobajado descobajado<br />

58 11 sitio, sitios,<br />

58 12 acuosos. acuoso,<br />

91 23 esta estas<br />

94 5 el vino aún el vino<br />

95 13 vasija vasijas<br />

97 13 dispuesta dispuestas

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