Práctica vinícola o sea Procedimientos ciertos y seguros para la ...
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PRÁCTICA<br />
VÍNICO<br />
PROCELMEITOS CIERTOS í SEGUROS<br />
LA<br />
CURACIÓN DE SUS DEFECTOS Y ENFERMEDADES<br />
POR<br />
DON ISIDORO GARCÍA FLORES<br />
ABOGADO Y COSECHERO DE VINOS.<br />
"No te guíe Ta-rutina; oye <strong>la</strong> ciencia<br />
Sin desviarte jamás de <strong>la</strong> experiencia."<br />
TOLEDO<br />
I M P R E N T A . O B<br />
1887<br />
LARA
ES PROPIEDAD
A LOS<br />
VINICULTORES<br />
El presente tratado, escrito sucintamente en forma de Memoria, <strong>para</strong> su<br />
•presentación en <strong>la</strong> Exposición nacional <strong>viníco<strong>la</strong></strong> celebrada en Madrid en el<br />
año de 1877, mereció <strong>la</strong> honra de haberse visto premiada por él Jurado de <strong>la</strong><br />
misma. Corregida y aumentada notablemente con los nuevos datos que nos<br />
ha suministrado una práctica constante en <strong>la</strong> fabricación de los vinos, <strong>la</strong> ofrecemos<br />
á nuestros vinicultores, sin otra pretcnsión que <strong>la</strong> de estimu<strong>la</strong>rles al<br />
mejoramiento de un producto que constituye en el día <strong>la</strong> más valiosa riqueza<br />
de España, y que podrá competir ventajosamente con <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s naciones más<br />
ade<strong>la</strong>ntadas,,tan luego como adquiera mayor grado de perfección.<br />
La predilección que tenemos á <strong>la</strong> industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong> y á los que á <strong>la</strong> misma<br />
se dedican, hace que les ofrezca este modesto trabajo el más humilde de todos<br />
jísitíúw garfia ^\m$
INTRODUCCIÓN<br />
El extraordinario impulso que se lia dado en los últimos años al cul.<br />
tivo de <strong>la</strong> vid, llevándole á comarcas en que jamás se conoció, ha hecho<br />
que este ramo de <strong>la</strong> producción agríco<strong>la</strong> constituya en el día <strong>la</strong> primera<br />
riqueza de nuestra nación, cuyo fértil suelo y apropiado clima se prestan<br />
admirablemente al desarrollo de tan importante arbusto. Pero <strong>la</strong>s grandes<br />
proporciones en que se está llevando á efecto <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación de viñedos, ha<br />
de influir necesaria é indefectiblemente en el precio de los caldos que en<br />
muy próxima época hayan de e<strong>la</strong>borarse, en términos de que sus rendimientos<br />
puedan llegar á ser tan cortos que acaso no indemnicen los gastos<br />
que requiere su esmerado cultivo, defraudando <strong>la</strong>s esperanzas del agricultor,<br />
que verá desaparecer un capital cuya adquisición le ha sido muy<br />
penosa, y con el que creyó poder contar en el porvenir <strong>para</strong> el sostenimiento<br />
de su familia; y el Estado á su vez ha de ser igualmente perjudicado<br />
en sus ingresos. Así que, <strong>para</strong> remediar esta que pudiéramos l<strong>la</strong>mar<br />
catástrofe, próxima, se hal<strong>la</strong>n interesados tanto el propietario como el Estado,<br />
debiendo contribuir cada cual en su esfera á evitar sufran los vinos<br />
tal depreciación que se venga desgraciadamente abajo todo lo que á tanta<br />
costa se ha edificado.<br />
Corresponde, pues, al propietario <strong>la</strong> elección de los terrenos más apropiados<br />
<strong>para</strong> el desarrollo de <strong>la</strong> vid; <strong>la</strong> variedad de ésta que más se acomode<br />
al suelo, al clima y á <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino más apreciado en el comercio;<br />
su esmerado cultivo <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de mayor cantidad y mejor calidad<br />
del fruto, y todo lo referente á <strong>la</strong> fabricación y conservación de los vinos,<br />
dirigiendo <strong>la</strong>s operaciones con tal inteligencia, que al presentarlos en el<br />
mercado no dejen nada que de<strong>sea</strong>r al gusto del más delicado consumidor-<br />
Mas <strong>para</strong> llevar á efecto estas operaciones debe el cosechero abandonar<br />
<strong>la</strong>s prácticas rutinarias de sus abuelos, que son por desgracia <strong>la</strong>s generalmente<br />
seguidas; y marchando con <strong>la</strong> ley del progreso, estudiar y conocer<br />
ios elementos que <strong>la</strong> ciencia enológica le suministra,
Debemos sin embargo convenir en que dichos procedimientos rutinarios<br />
reconocen como causa principal <strong>la</strong> de que el estudio de los principios<br />
científicos no les es dado conocer á <strong>la</strong> generalidad de los vinicultores, por<br />
cuanto no pueden ensayarlos ó llevarlos á <strong>la</strong> práctica á causa de carecer<br />
de otra c<strong>la</strong>se de conocimientos que <strong>para</strong> esto les serían necesarios. Así es,<br />
que <strong>la</strong> mayor parte de los tratados de reconocido mérito que se lian publicado<br />
por ilustrados enólogos, no han podido, ni pueden ser comprendidos<br />
por nuestros agricultores, á algunos de los cuales al hab<strong>la</strong>rles acerca de<br />
varios puutos concernientes á <strong>la</strong> mejor e<strong>la</strong>boración de los mostos, les he.<br />
moa oído dedir: «Ahí tengo un libro que hab<strong>la</strong> de ello, pero al empezar á leerle<br />
no le entendí y le arrinconé.»<br />
Y con efecto; quédese su estudio <strong>para</strong> los hombres científicos, que él<br />
les ha de llevar á conseguir el mayor perfeccionamiento en <strong>la</strong> fabricación<br />
de los mostos, prestando un seña<strong>la</strong>dísimo servicio á <strong>la</strong> riqueza pública;<br />
pero al querer comunicar los ade<strong>la</strong>ntos á los cosecheros, débese procurar,<br />
en cuanto les <strong>sea</strong> posible, hacer abstracción dé<strong>la</strong> ciencia, explicándolo todo<br />
en el terreno, <strong>para</strong> ellos comprensible, de <strong>la</strong> práctica.<br />
Al Estado por otra parte le corresponde completar <strong>la</strong> obra del vinicultor,<br />
poniendo á su alcance conocimientos útiles <strong>para</strong> llevar á efecto prácticamente<br />
<strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s, introduciendo hasta el seno de<br />
su hogar los progresos de <strong>la</strong> ciencia; y por último coronar los esfuerzos y<br />
fatigas del productor, coadyuvando á dar salida á sus caldos, an el interior,<br />
con <strong>la</strong> construcción de vías de comunicación que faciliten los transportes,<br />
y con <strong>la</strong> remoción de cuantas trabas se opongan al mayor consumo, y á <strong>la</strong><br />
libertad de comercio; y en el exterior, llevando á efecto tratados ventajosos<br />
con los paises en que, ó no se producen los vinos, ó en que éstos son escasos<br />
ó de inferior calidad, por más que <strong>para</strong> ello tenga que dejar de protejer<br />
á otras industrias nacionales, que vienen gozando de un privilegio,<br />
que se hace injusto desde el momento que recae en perjuicio de otras producciones<br />
de igual ó de mayor importancia.<br />
El Estado procura cumplir con estos deberes llevando al Municipio los<br />
conocimientos y ade<strong>la</strong>ntos agríco<strong>la</strong>s, valiéndose de publicaciones periodísticas;<br />
dando impulso á <strong>la</strong> construcción de carreteras y ferrocarriles, y celebrando<br />
tratados con <strong>la</strong>s naciones extranjeras. Ejemplo de esto tenemos en<br />
<strong>la</strong> Gaceta agríco<strong>la</strong> del Ministerio de Fomento, cuya subscripción se ha hecho<br />
obligatoria á los Ayuntamientos, en los muchos proyectos de carreteras y<br />
ferrocarriles aprobados diariamente por <strong>la</strong>s Cámaras, aun cuando luego sigan<br />
eternamente en estudio; y en el tratado franco-español que ha reportado<br />
en estos últimos años muchos beneficios á <strong>la</strong> industra <strong>viníco<strong>la</strong></strong>, y aún los<br />
reportaría mayores si á su descrédito no hubiera contribuido <strong>la</strong> ambición<br />
desmedida de algunos cosecheros, que han querido ganar de presente <strong>para</strong><br />
arruinarse en el porvenir; y más aún <strong>la</strong> de los. Comisionados franceses que
<strong>para</strong> su mayor lucro han buscado caldos de bajo precio sin tener en cuenta<br />
su calidad, confiados en sus drogas <strong>para</strong> mejorarlos aparentemente. De<br />
aquí también <strong>la</strong> necesidad de una nueva intervención por parte del Estado<br />
<strong>para</strong> dictar <strong>la</strong>s medidas oportunas, á fin de atajar tamaños abusos y reprimí]-<br />
y castigar con mano fuerte á los infractores.<br />
Y es tal <strong>la</strong> importancia que se reconoce á esta valiosa producción. que<br />
<strong>la</strong>s corporaciones de agricultura, en <strong>la</strong> previsión del estancamiento de sus<br />
productos pudiera ser causa de su decadencia próxima, tratan de contribuir<br />
á remediarlo, estudiando los medios de mejorar <strong>la</strong> producción de<br />
vinos españoles y aumentar <strong>la</strong> exportación , convocando congresos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s,<br />
y abriendo certámenes ó exposiciones nacionales ó regionales que<br />
estimulen á los vinicultores <strong>para</strong> el perfeccionamiento de sus productos;<br />
excitando á los Gobiernos <strong>para</strong> el arreglo de tratados de comercio é influyendo<br />
á <strong>la</strong> vez <strong>para</strong> que <strong>la</strong>s compañías de los caminos de hierro rebajen<br />
<strong>la</strong>s elevadas tarifas de transporte.<br />
Aquí nos vamos á permitir l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> atención de dichas corporaciones,<br />
que tan beneficiosa influencia ejercen cerca délos Gobiernos sobre algunas<br />
trabas que impiden el mayor desenvolvimiento de <strong>la</strong> riqueza <strong>viníco<strong>la</strong></strong> dentro<br />
del país, y cuya remoción se hace necesaria. Nos referimos al impuesto<br />
indirecto de consumos, remora permanente <strong>para</strong> el libre comercio interior<br />
de nuestros vinos, y causa primordial de <strong>la</strong> ruina del comercio de<br />
buena fó. Loable es ciertamente que tanto los Gobiernos como <strong>la</strong>s corporaciones<br />
de agricultura se ocupen con solícito afán de mejorar <strong>la</strong> producción<br />
de <strong>la</strong> vid, perfeccionar sus caldos, y aumentar <strong>la</strong> exportación buscando<br />
nuevos mercados extranjeros; pero también creemos de importancia<br />
suma <strong>la</strong> conveniencia de abrir los del interior, que con fundamento puede<br />
decirse se hal<strong>la</strong>n cerrados, por <strong>la</strong>s desproporcionadas y exageradas tarifas<br />
del impusto de consumos, que ahogan <strong>la</strong> industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong> en su origen.<br />
Para convencerse de esta verdad, basta considerar que un hectolitro de<br />
vino vale por término medio en el punto de su producción 18 pesetas, y el<br />
mismo hectolitro ha venido pagando por derechos de consumos, con el recargo<br />
autorizado del 100 por 100 <strong>para</strong> arbitrio municipal á su entrada en<br />
Madrid, 24 pesetas, lo que prueba que tan excesivo gravamen dificulta <strong>la</strong><br />
vida de esta industria. De aquí nacen entre otros punibles abusos <strong>la</strong> inmoralidad<br />
del contrabando, al que alienta y dá vida <strong>la</strong> ganancia que resulta de<br />
<strong>la</strong> introducción fraudulenta, y <strong>la</strong>s adulteraciones de esta bebida por <strong>la</strong> facilidad<br />
con que presta al fraude, adicionándo<strong>la</strong> agua y otras sustancia;), <strong>la</strong><br />
mayor parte nocivas á <strong>la</strong> salud; <strong>la</strong>s unas <strong>para</strong> dar<strong>la</strong> fuerza real ó aparente,<br />
y <strong>la</strong>s otras <strong>para</strong> prestar<strong>la</strong> un color artificial. Puede asimismo afirmarse que<br />
el vino que se expende al por menor en todos los puntos, y más principalmente<br />
en <strong>la</strong>s capitales, ha aumentado artificialmente una tercera parte de<br />
<strong>la</strong> que salió de <strong>la</strong> bodega del cosechero; <strong>la</strong> cual unida á <strong>la</strong> cantidad que se
introduce fraudulentamente, hace que si se han consumido eu <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción<br />
1.000 hectolitros de vino, solo ha recaudado <strong>la</strong> Administración por derechos<br />
de consumos una mitad ó <strong>sea</strong> 500 hectolitros, y el cosechero deja igualmente<br />
de expender una gran parte de su cosecha; ó <strong>sea</strong> todo lo que artificialmente<br />
se ha acrecentado, con más <strong>la</strong> cantidad que se deja de consumir<br />
por <strong>la</strong> mayor elevación de precios después de pagados los derechos de consumos-<br />
Así que convendría se estudiase el medio de sustituir este impuesto,<br />
ó al menos reformarle en el sentido de rebajar tan elevadas tarifas, á fin<br />
de que aumentando el consumo, no sufra perjuicio el Tesoro, y redunde en<br />
beneficio del cosechero, del consumidor, del comercio de buena fé, de <strong>la</strong><br />
moral y de <strong>la</strong> salud pública.<br />
Antes de terminar nos parece conveniente inculcar en el ánimo de los<br />
vinicultores el deber que tienen de re<strong>la</strong>cionarse entre sí, formando asociaciones<br />
regionales y locales con objeto de comunicarse mutuamente los descubrimientos<br />
ó ade<strong>la</strong>ntos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s que hicieren en virtud de los ensayos ó<br />
experimentos que practicaren en sus respectivas bodegas, desterrando <strong>la</strong><br />
preocupación tan generalizada de guardar aquéllos como un secreto, en <strong>la</strong><br />
errónea creencia de que expendiendo sus vinos á un precio más alto que<br />
los de sus convecinos, favorecen su interés propio, sin tener en cuenta que<br />
el crédito de todo el caldo de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción les ha de proporcionar mayores<br />
ventajas.<br />
Sentadas <strong>la</strong>s precedentes observaciones generales, pasamos á ocuparnos<br />
del objeto que nos proponemos en el presente tratado, el cual no es otro<br />
que el de esponer con <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad y brevedad posibles los medios <strong>ciertos</strong><br />
y <strong>seguros</strong> que en <strong>la</strong> fabricación de nuestros vinos venimos poniendo en<br />
práctica, después de ensayos repetidos, aconsejados por escritores respetables,<br />
desechando aquellos que no han correspondido á nuestro intento.<br />
Para ello hemos procurado desterrar en lo posible <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras técnicas,<br />
valiéndonos del lenguaje vulgar, y reduciendo á máximas de cortas<br />
dimensiones los principales preceptos enológicos que debe tener presentes<br />
el cosechero <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de buenos vinos.<br />
El orden que <strong>para</strong> su desarrollo hemos adoptado, es el de dividir esta<br />
materia en <strong>la</strong>s cuatro secciones siguientes:<br />
lA Operaciones preliminares á <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los vinos.<br />
2fi E<strong>la</strong>boración práctica de los mismos.<br />
3.a- Su conservación y mejoramiento.<br />
4fi Corrección de sus defectos y enfermedades.
SECCIÓN 1. a<br />
OPERACIONES PRELIMINARES A LA ELABORACIÓN DE LOS VINOS.<br />
I.<br />
De <strong>la</strong> vid. (1)<br />
su IMPORTANCIA: TERRENOS APROPIADOS PARA ESTE ARBUSTO.<br />
CLIMA, SITUACIÓN Y EXPOSICIÓN.<br />
Si <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación de <strong>la</strong> vid es de suma utilidad en los puntos<br />
en que su fruto <strong>sea</strong> precoz; según el dicho de Caton:<br />
Vinea estprima, si vino multo est, conforme también, á <strong>la</strong><br />
máxima vitíco<strong>la</strong>:<br />
Es <strong>la</strong> vid en sítelo apropiado<br />
Tesoro muy estimado;<br />
en los terrenos que no se presten ventajosamente <strong>para</strong> ninguno<br />
otro, y en que los productos de aquel<strong>la</strong> excedan á los<br />
gastos, su cultivo es una necesidad. Teniendo en cuenta <strong>la</strong><br />
primera razón, y precisando á ello <strong>la</strong> segunda, se ven muchos<br />
terrenos cubiertos de este arbusto, auxiliados además<br />
por el clima, por <strong>la</strong> situación, por <strong>la</strong> variedad del mismo más<br />
apropiada <strong>para</strong> su mejor vejetación y por el cultivo.<br />
La viña vejeta en todos los terrenos, pero <strong>la</strong> duración de<br />
su vida, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se y cantidad de su fruto son muy diferentes<br />
en cada uno de ellos. Las tierras sueltas y lijeras, hondas<br />
y porosas deben preferirse á <strong>la</strong>s tierras fuertes, por cuanto<br />
(1) Este artículo y algunos de los que siguen, han sido publicados con<br />
anterioridad por el autor en el periódico La Crónica de vinos y cereales.
10<br />
reúnen <strong>la</strong>s condiciones de fondo y permeabilidad que permiten<br />
extenderse <strong>la</strong>s raíces, penetrar el agua, sin retener<strong>la</strong><br />
con exceso, y meteorizarse con más facilidad; <strong>la</strong>s tierras de<br />
arcil<strong>la</strong> dura deben siempre proscribirse, pues en el<strong>la</strong> es tan<br />
corta <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> cepa, que llega á perderse antes de fructificar;<br />
lo mismo decimos de <strong>la</strong>s de arenas.<br />
Los terrenos húmedos y pantanosos tampoco son idóneos,<br />
por cuanto <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta que llega á criarse en ellos lo hace<br />
en mucho tiempo y con bastante trabajo, concluyendo por<br />
enfermar y perecer.<br />
Finalmente, <strong>la</strong> tierra en que se hubiere ya cultivado <strong>la</strong><br />
viña no se p<strong>la</strong>ntará nuevamente hasta que hayan trascurrido<br />
algunos años.<br />
El clima que requiere <strong>la</strong> vid es el temp<strong>la</strong>do, por necesitar<br />
de <strong>la</strong> influencia del calórico <strong>para</strong> el desarrollo en su fruto del<br />
principio azucarado, á cuyas espensas se forma el alcohol;<br />
así es que en el Norte ó terrenos fríos no puede adquirir un<br />
grado suficiente de madurez, y su jugo acuoso y agrio produce<br />
vino flojo y ácido.<br />
La situación de <strong>la</strong> viña influye igualmente en <strong>la</strong> cantidad<br />
y calidad de su fruto; <strong>la</strong>s situadas en l<strong>la</strong>no ó <strong>la</strong>dera de poca<br />
pendiente, son más precoces que <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntadas en cerros ó<br />
<strong>la</strong>deras de mucha inclinación; pero éstas sazonan antes y<br />
mejor el fruto, produciendo un jugo más denso y azucarado,<br />
por lo que dijeron ya los antiguos que Bacchus amat ediles.<br />
La exposición al Mediodía es más conveniente que <strong>la</strong> del<br />
Norte; en los valles se desarrol<strong>la</strong>n cepas más vigorosas y de<br />
fruto más abundante, pero retrasan y nunca completan su<br />
madurez, hallándose éste predispuesto á podrirse; el jugo<br />
que contiene es muy acuoso y de poco azúcar.<br />
Esto mismo sucede á <strong>la</strong>s viñas próximas á los ríos y arroyos,<br />
especialmente si se hal<strong>la</strong>n en <strong>la</strong> cuenca ó vega de ellos,<br />
pues el rocío y <strong>la</strong>s nieb<strong>la</strong>s tan frecuentes en dichos puntos<br />
les son sumamente perjudiciales; su fruto, si no se pudre por<br />
completo, es tan b<strong>la</strong>ndo, que si no se le asocia á otro que
11<br />
abunde en azúcar, el vino que resulta es muy inferior y no<br />
puede conservarse.<br />
Otras circunstancias tanto ó más esenciales que <strong>la</strong>s enumeradas,<br />
debe tener en cuenta el agricultor que pretenda establecer<br />
un p<strong>la</strong>ntío. Tales son: <strong>la</strong> elección de <strong>la</strong> vid que mejor<br />
se acomode al terreno cuya p<strong>la</strong>ntación se intente, por<br />
cuanto <strong>la</strong> misma variedad no cía en tocios ellos uvas en igual<br />
cantidad y de <strong>la</strong> misma calidad, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino que de el<strong>la</strong><br />
se trate e<strong>la</strong>borar, procurando <strong>sea</strong> el más apreciado por el comercio,<br />
y por lo mismo ele mejor salida.<br />
II.<br />
Variedades de <strong>la</strong> vid.<br />
Numerosas son <strong>la</strong>s variedades que de este arbusto se conocen,<br />
y cuya descripción se hal<strong>la</strong> en muchas obras de viticultura,<br />
siendo <strong>la</strong>s más importantes <strong>la</strong>s procedentes de <strong>la</strong> especie<br />
viti-vinífera ó vid común; su estudio es de <strong>la</strong> mayor<br />
utilidad <strong>para</strong> el agricultor, que necesita hacer una acertada<br />
elección ele el<strong>la</strong>s <strong>para</strong> acomadar<strong>la</strong>s al clima, al terreno y al<br />
objeto que se proponga, teniendo en cuenta <strong>la</strong>s notables diferencias<br />
que entre sus frutos existen, ya en cuanto á <strong>la</strong> época<br />
ele su madurez, como á su fertilidad, riqueza sacarina, intensidad<br />
ele color y otra porción de circunstancias de gran<br />
valor <strong>para</strong> que reúna los elementos necesarios á <strong>la</strong> más perfecta<br />
e<strong>la</strong>boración del vino con <strong>la</strong>s cualidades apetecidas por<br />
el comercio.<br />
Y como <strong>la</strong>s vicies que producen vinos de mejor calidad<br />
suelen ser <strong>la</strong>s menos fértiles, de aquí <strong>la</strong> conveniencia de asociar<br />
otras ele mayor rendimiento, cultivando dos, tres ó más<br />
variedades que maduren á <strong>la</strong> vez, con objeto de equilibrar<br />
los componentes del mosto. Las que en esta zona cultivamos<br />
los propietarios, ya por ser más apropiadas á nuestro suelo,<br />
y ya también porque c<strong>la</strong>n más pingües productos, son <strong>la</strong>s co-
12<br />
nocidas con los nombres de tinto propiamente dicho y tinto<br />
aragonés. La primera produce más cantidad de mosto y de<br />
más aroma y color que <strong>la</strong> aragonés, pero el producto de esta<br />
es generalmente más precoz, más rico en azúcar, y su cultivo<br />
se acomoda mejor á los diversos terrenos, produciendo <strong>la</strong><br />
mezc<strong>la</strong> de ambas mejores vinos, que e<strong>la</strong>borados independientemente<br />
los de cada variedad citada.<br />
Así venimos observando desde hace años que, reconocido<br />
el mosto de uva tinta y el de uva aragonés en el pesa-mosto,<br />
excede el de esta última en uno, dos y hasta tres grados al<br />
de <strong>la</strong> primera. Igualmente e<strong>la</strong>borado solo el mosto de uva<br />
tinta nos da vino más áspero, de más aroma y color, pero de<br />
difícil conservación. Si á <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de ambos se adiciona alguna<br />
aunque pequeña porción de uva b<strong>la</strong>nca (<strong>la</strong> airen ó jaén)<br />
el vino será aun de mejor calidad. En muchos puntos de Castil<strong>la</strong><br />
y más especialmente de lá Mancha donde <strong>la</strong> uva negra<br />
es muy tintórea, se mezc<strong>la</strong> esta con una cantidad triple y<br />
aun cuádruple de uva b<strong>la</strong>nca.<br />
Nosotros, teniendo presente el axioma de<br />
Racimo tinto y aragonés revuelto<br />
da al vino aroma, buquet y cubierto,<br />
hemos procurado reunir en nuestros diversos pagos de vid<br />
<strong>la</strong>s dos c<strong>la</strong>ses de tinto, si bien el propiamente tal en menor<br />
esca<strong>la</strong>, atendiendo á que son muy pocos los terrenos adecuados<br />
<strong>para</strong> su provechosa vejetación.<br />
En <strong>la</strong> elección de variedades, no debe el cosechero abandonar<br />
<strong>la</strong>s costumbres de su localidad, pero siguiendo <strong>la</strong> ley<br />
del progreso no ha de renunciar á <strong>la</strong> pretensión de aclimatar<br />
otras que considere le puedan dar buenos resultados, haciendo<br />
ensayos en pequeña esca<strong>la</strong>, pues del mismo modo que pudiera<br />
verse bur<strong>la</strong>dos sus cálculos, acaso logre introducir un<br />
gran ade<strong>la</strong>nto en su país.
13<br />
III.<br />
P<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid..<br />
La vid, en mayor esca<strong>la</strong> que <strong>la</strong>s demás p<strong>la</strong>ntas, es tan<br />
sumamente agradecida, que devuelve al propietario con creces<br />
colmadas los desembolsos que haga <strong>para</strong> atender á su<br />
p<strong>la</strong>ntación y esmerado cultivo. Tal es <strong>la</strong> influencia que éste<br />
ejerce en su desarrollo, producción y calidad del fruto, que<br />
no debe aquél economizar gasto alguno <strong>para</strong> <strong>la</strong>borear<strong>la</strong>, ó<br />
trabajar <strong>la</strong> tierra, pues cnanto mayores <strong>sea</strong>n los gastos más<br />
graneles y mejores serán también los rendimientos. Por eso<br />
dice con verdad el adagio:<br />
Cuida á <strong>la</strong> vid con esmero<br />
y dob<strong>la</strong>rás tu dinero.<br />
Elegido el terreno en que se ha de p<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> viña, se<br />
procede á su pre<strong>para</strong>ción, que tiene lugar dándole previamente<br />
dos ó más rejas de arado, á fin de que aquél quede<br />
mullido, meteorizado y despojado de ma<strong>la</strong>s hierbas. La época<br />
de <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación tiene lugar desde Noviembre hasta Abril,<br />
aunque más generalmente en Febrero, verificando antes <strong>la</strong><br />
operación del marqtieo, ó <strong>sea</strong> el seña<strong>la</strong>miento del sitio que ha<br />
de ocupar cada cepa, en <strong>la</strong> forma conocida con el nombre de<br />
tresbolillo, y á distancia ele dos y medio á tres metros. Preferimos<br />
<strong>la</strong> forma ele tresbolillo á <strong>la</strong> de marco real, porque <strong>la</strong>s<br />
<strong>la</strong>bores con arado se pueden ciar en tres diversas direcciones,<br />
y porque p<strong>la</strong>ntadas á igual distancia caben en el mismo terreno<br />
marcado á tresbolillo mayor número ele cepas.<br />
Una vez seña<strong>la</strong>dos todos los sitios ó puntos que han de<br />
ocupar <strong>la</strong>s vides, se abre en cada uno de ellos con <strong>la</strong> azada ó<br />
azadón (de pa<strong>la</strong> pesada, estrecha y <strong>la</strong>rga), un hoyo de unos<br />
65 á 70 centímetros ele longitud, por otros tantos de profundidad<br />
y 20 de ancho. En segada se sienta en él un barbado,<br />
que es el me lio casi único que en esta localidad se usa, por
14<br />
abundar anualmente en sus huertas grandes p<strong>la</strong>nteles, y<br />
venderse á precios módicos, extrayéndose <strong>la</strong> mayor parte<br />
<strong>para</strong> los pueblos inmediatos. Esta forma de p<strong>la</strong>ntación tiene<br />
<strong>la</strong> doble ventaja de que es <strong>la</strong> más segura, pues son muy pocos<br />
los barbados que se pierden, y <strong>la</strong> de que ade<strong>la</strong>nta extraordinariamente<br />
el desarrollo y <strong>la</strong> fructificación de <strong>la</strong> cepa.<br />
En <strong>la</strong> superficie baja del hoyo se echa una capa de tierra<br />
<strong>la</strong>borable, l<strong>la</strong>mada cama, y bien acodado sobre el<strong>la</strong> el barbado,<br />
y sujeto con el pié izquierdo se cubre con tierra también<br />
<strong>la</strong>brada, se <strong>la</strong> pisa bien, y una vez relleno el hoyo, se le da<br />
una cava circu<strong>la</strong>r como de 80 centímetros de diámetro, dejando<br />
el barbado en el centro del círculo, y se<strong>para</strong>ndo cuidadosamente<br />
toda <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> hierba, especialmente <strong>la</strong> grama. La<br />
tierra que se extrajo del hoyo se extiende sobre <strong>la</strong> superficie:<br />
y antes del brote se <strong>la</strong> dan dos rejas de arado, á cuatro ó<br />
cinco surcos en cada almanta, ó <strong>sea</strong> entre liño y liño, y una<br />
remul<strong>la</strong>, que es una nueva cava circu<strong>la</strong>r y algo levantada de<br />
<strong>la</strong> superficie general, alrededor del barbado ó punto, en <strong>la</strong><br />
misma forma que se hizo cuando se p<strong>la</strong>ntó, cortando aquél 4<br />
<strong>la</strong> altura del enrase de <strong>la</strong> remul<strong>la</strong>. Posteriormente se <strong>la</strong> dan<br />
otras cuatro rejas ó vueltas de arado, y otras dos remul<strong>la</strong>s,<br />
una de el<strong>la</strong>s en fin de Junio ó primeros de Julio, conservando<br />
el suelo bien mullido y limpio de hierba.<br />
En el segundo año se reponen <strong>la</strong>s marras, ó <strong>sea</strong>n los barbados<br />
que no brotaron: se cortan los vastagos del primer<br />
año, excepto uno ó dos principales que se rebajan á <strong>la</strong> altura<br />
que han de tener <strong>para</strong> formar <strong>la</strong> cabeza de <strong>la</strong> cepa, que es<br />
lo que se l<strong>la</strong>ma armar<strong>la</strong>: se <strong>la</strong> limpia de <strong>la</strong>s raíces hasta <strong>la</strong> profundidad<br />
de unos 15 centímetros desde el enrase de <strong>la</strong> superficie,<br />
que es lo que se dice desbarbajar, y se <strong>la</strong> dan tres<br />
remul<strong>la</strong>s y cinco ó seis vueltas de arado.<br />
Al tiempo de armar <strong>la</strong> cepa se tiene especial cuidado de<br />
que <strong>la</strong> altura de <strong>la</strong> cabeza se acomode á <strong>la</strong> situación del terreno:<br />
así en los cerros ó sitios elevados se arma baja, en los<br />
sitios húmedos y en los valles se <strong>la</strong> dá más elevación,
15<br />
En el tercer año se practican <strong>la</strong>s mismas <strong>la</strong>bores y se forma<br />
<strong>la</strong> cabeza ele <strong>la</strong> cepa, dejándo<strong>la</strong> ya dos pulgares, y no olvidando<br />
quitar<strong>la</strong> los tallos que brotan del tronco.<br />
En el cuarto año se <strong>la</strong> poda y se <strong>la</strong> da una escava, dos<br />
remul<strong>la</strong>s y cuatro ó cinco rejas.<br />
En el quinto año y siguientes en que ya igua<strong>la</strong>n ó superan<br />
los productos á los gastos, queda reducida <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor á una<br />
escava que se verifica se<strong>para</strong>ndo <strong>la</strong> tierra clel rededor de <strong>la</strong><br />
cepa; dos rejas ele cinco ó seis surcos en cada almanta; una<br />
mul<strong>la</strong> en Mayo que tiene lugar arrimando tierra alrededor ele<br />
<strong>la</strong> cepa, y otras dos rejas de cuatro surcos.<br />
Veamos ahora los gastos que origina <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación y<br />
cuidados sucesivos de <strong>la</strong> vid en los cuatro primeros años,<br />
tomando como tipo un mil<strong>la</strong>r de cepas, al marco ele tres<br />
metros:<br />
PRIMEE<br />
AÑO.<br />
Pesetas.<br />
Dos rejas de pre<strong>para</strong>ción del terreno<br />
Marqueo clel mismo<br />
1.000 barbados á 3,50 pesetas cada<br />
ciento<br />
Abrir los hoyos á 2,50 id<br />
Cerrarlos á 2 pesetas id<br />
Tres remul<strong>la</strong>s á 12,50 id. cada una.<br />
Seis rejas ó vueltas de arado á<br />
6,25 cada una<br />
Vino <strong>para</strong> los peones y meriendas<br />
que se les da en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación..<br />
.Reponer <strong>la</strong>s marras<br />
Tres remul<strong>la</strong>s<br />
SEGUNDO<br />
Cinco rejas de arado , . ,. ,<br />
AÑO.<br />
15<br />
2,50 ,<br />
35 f<br />
2 5<br />
\ 197,50<br />
20 / '<br />
37,50<br />
37,50 1<br />
25 /<br />
37,50 J 73:75<br />
31.25 )
16<br />
TERCER<br />
AÑO.<br />
Como el anterior 73,75<br />
CUARTO<br />
AÑO.<br />
Dos remul<strong>la</strong>s<br />
Cuatro rejas.<br />
25<br />
25<br />
J 50<br />
Suma todo 395<br />
Y como se calcu<strong>la</strong> el valor del terreno en .. 150<br />
Resulta empleado un capital de pesetas . . . 545<br />
Correspondiendo, por lo tanto, á cada vid <strong>la</strong> cantidad<br />
de 0,55 pesetas próximamente.<br />
IV.<br />
Gastos y productos de <strong>la</strong>vina en estado<br />
de producción.<br />
Hemos dicho que en el quinto año de p<strong>la</strong>ntada <strong>la</strong> vid,<br />
sus rendimientos exceden á los gastos, desde cuya época se<br />
<strong>la</strong> dan anualmente <strong>la</strong>s mismas <strong>la</strong>bores. Desde el octavo año<br />
hasta los veinte se hal<strong>la</strong> en su mayor pujanza; después pierde<br />
su energía y su fruto decrece notablemente, pero el vino<br />
que de él se obtiene es de mejor calidad, por lo que conviene<br />
conservar<strong>la</strong> ínterin compense los gastos que ocasione. Su<br />
vida media se regu<strong>la</strong> de 50 á 60 años, sin embargo<br />
de que varía mucho según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de terreno y demás<br />
circunstancias de que ya nos ocupamos, pues algunas no llegan<br />
á veinticinco, mientras otras tenemos nosotros todavía<br />
en estado productivo, que cuentan más de 200 años.<br />
En esta época de explotación es en <strong>la</strong> que vamos á examinar<br />
los rendimientos que deja al propietario que entroja<br />
su fruto <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de vino en su bodega, valiéndo-
17<br />
nos de los estados anuales que con to <strong>la</strong> minuciosidad liemos<br />
llevado durante mi período de más de veinte anos.<br />
Por los expresados datos se demuestra que <strong>para</strong> cada 16<br />
litros ele vino se necesitan 24 kilogramos de uva, ó <strong>sea</strong>n 100<br />
kilogramos de uva lian dalo 67 litros de vino. Los especu<strong>la</strong>dores<br />
de uva calcu<strong>la</strong>n con <strong>la</strong> mayor exactitud, que vendidos<br />
los 16 litros de vino á 0 ! 50 pesetas más que hayan pagado<br />
los 21 kilogramos de uva, ya cubren todos los gastos, excepto<br />
los intereses que representan el capital ele <strong>la</strong> bodega y el<br />
empléalo en aquel fruto; lo que quiere decir que si compraron<br />
los 24 kilogramos á dos pesetas, necesitan <strong>para</strong> cubrir<br />
gastos vender los 16 litros á 2'50 pesetas.<br />
Para los gastos y productos ele <strong>la</strong> vid, hemos tomado como<br />
base los que en nuestras anotaciones arroja un quinquenio,<br />
comprendiendo en ellos los de <strong>la</strong>s vides ele diferentes<br />
edades, y <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntadas en terrenos fértiles y aquel<strong>la</strong>s que lo<br />
están en los que no lo son tanto. Según dichos datos, resulta<br />
que 12.000 \ide-) regu<strong>la</strong>res representan un capital de 10.000<br />
pesetas, dan un producto anual de 25.000 kilogramos ele uva,<br />
que hacen 16.666 litros próximamente, y vendido cada un<br />
litro á pesetas 0'12 ó <strong>sea</strong> á 12 pesetas hectolitro, componen (<br />
un producto lotal de pesetas 2.003 \<br />
GASTOS.<br />
Poda, 3'53 pesetas cada un mil<strong>la</strong>r de vides 42<br />
Escava, 3'50 id 42<br />
Mul<strong>la</strong>, 3'50 id 42<br />
Arada, 25 pesetas mil<strong>la</strong>r ele 4 rejas ó vueltas de arado. ' 300<br />
Contribución territorial 100<br />
Recolección de fruto y acarreo 250<br />
Nuevas p<strong>la</strong>ntaciones proporcionadas á <strong>la</strong>s que van<br />
cesando ' 75<br />
Gastos ele bodega, rebajado el va'or del orujo <strong>para</strong><br />
aguardiente 50<br />
Reposición de vasijas, utensilios, etc 50<br />
Imprevistos 49<br />
Suman todos los gastos 1.000
18<br />
Y como el producto total, según dejamos consignado, es<br />
de 2.000 pesetas, resulta un líquido de 1.000pesetas á favor<br />
del viticultor que e<strong>la</strong>bora su uva; lo que demuestra que, vendido<br />
el hectolitro á 12 pesetas, deja <strong>la</strong> vid un líquido igual<br />
á los gastos ocasionados.<br />
No se ha incluido en <strong>la</strong> precsdente liquidación el gasto<br />
de guardería clel fruto, porque el municipio ó los propietarios<br />
venden todos los años <strong>la</strong> hoja ele <strong>la</strong> vid <strong>para</strong> aprovechamiento<br />
del ganado <strong>la</strong>nar, y sus rendimientos se destinan<br />
<strong>para</strong> dicho objeto.<br />
Agregando ahora al valor de <strong>la</strong>s 12.000 vides, que elejamos<br />
sentado, es de 10.000 pesetas, el ele los locales ele fennentación<br />
y conservación, prensa, vasijas y demás útiles neessarios<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración clel vino, que por un cálculo aproximado<br />
podemos fijar en 5.000 pesetas <strong>para</strong> <strong>la</strong> cantidad ele uva<br />
que nos ha servido ele tipo, resulta ascender el capital á <strong>la</strong><br />
cantidad de 15.000 pesetas, y como el líquido <strong>para</strong> el cosechero<br />
<strong>sea</strong> de 1.000 pesetas, vendido el vino al precio que<br />
también hemos tomado como base, aparece un interés de 7<br />
por 100 próximamente.<br />
Si en vez de venderse el vino al bajo precio que hemos<br />
indicado, de dos pesetas <strong>la</strong> cántara (16 litros), se cotiza al<br />
que ha regido en los últimos años, resultará el interés crecido<br />
de un 28 ó 30 por 100.<br />
Los pr acede ates datos harán comprender al propietario<br />
<strong>la</strong> conveniencia de destinar al cultivo ele <strong>la</strong> vid los terrenos<br />
que <strong>la</strong> <strong>sea</strong>n apropiados, así como también <strong>la</strong> necesidad de<br />
disponer de una bodega <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar por sí mismo el vino<br />
de su cosecha.
19<br />
Bodega.<br />
La bodega es el edificio destinado <strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación y<br />
conservación del vino, y suele constar de tres piezas ó partes<br />
principales, á saber: <strong>la</strong>gar, que es el local en donde se<br />
descarga y pisa <strong>la</strong> uva <strong>para</strong> extraer el mosto, y que puede ó<br />
no constituir una pieza independiente del cocedero; bodega<br />
propiamente diclia ó cocedero, en <strong>la</strong> que se hal<strong>la</strong>n los recipientes<br />
de barro ó de madera ea que se ha de operar <strong>la</strong> fermentación;<br />
y cueva ó sótano, que es un local subterráneo, fresco y<br />
oscuro, que sirve <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación y perfeccionamiento<br />
del vino.<br />
A todo cosechero de uva le es indispensable disponer de<br />
una bodega <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar su vino, si no quiere entregarse en<br />
manos del acopiador ó traficante y recibir el precio de el<strong>la</strong> á<br />
voluntad de éste, con especialidad en años de mucha cosecha<br />
(por no exponerse á arrojar<strong>la</strong>), evitándose además disgustos<br />
y cuestiones desagradables que anualmente se repiten con<br />
este motivo. De esa manera conocerá también prácticamente<br />
<strong>la</strong>s utilidades que deja este comercio á los que á él se dedican,<br />
y tendrá en cuenta, cuando lo vea por sí mismo, el vino<br />
que se avería, <strong>la</strong> ruptura de tinajas y <strong>la</strong> zozobra y cuidados<br />
que se pasan <strong>para</strong> <strong>la</strong> venta de lo demás que se hal<strong>la</strong> en rega<strong>la</strong>res<br />
condiciones. Así, pues,<br />
Una buena bodega ó cocedero<br />
es indispensable al cosechero.<br />
La construcción de <strong>la</strong> bodega, propiamente dicha, ó cocedero<br />
(pues de <strong>la</strong> cueva nos hemos de ocupar en otro sitio),<br />
varía según el material que en cada pueblo se emplee y el
20<br />
capital con que cuente el cosechero, siendo su magnitud mayor<br />
ó menor en atención á <strong>la</strong> cantidad que se coseche. La<br />
puerta de entrada, colocada en el centro, será lo bastante<br />
ancha <strong>para</strong> dar cabida á los vasos que en el<strong>la</strong> se acomoden,<br />
y <strong>la</strong>s ventanas se hal<strong>la</strong>rán colocadas al Mediodía <strong>para</strong> que<br />
goce de una buena temperatura y se logre el calor que el<br />
mosto exige <strong>para</strong> fermentar; mas si el vino te ha de conservar<br />
en el<strong>la</strong> después de terminada <strong>la</strong> fermentación, podrá<br />
tener otras al Norte, abriéndose aquél<strong>la</strong>s ó éstas, según convenga.<br />
Dentro del mismo local se hal<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s vasijas destinadas á<br />
<strong>la</strong> fermentación y también el <strong>la</strong>gar, que sirve <strong>para</strong> verificar<br />
<strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa, colocar <strong>la</strong> prensa y demás útiles. Generalmente<br />
es un lugar se<strong>para</strong>do, dentro ó fuera de <strong>la</strong> bodega,<br />
de forma rectangu<strong>la</strong>r y ais<strong>la</strong>do del resto de aquel<strong>la</strong> por un<br />
tabique de <strong>la</strong>drillo, guarnecido de yeso, de un metro de altura,<br />
con ventana grande á <strong>la</strong> parte exterior del edificio, á fin<br />
de descargar <strong>la</strong> uva cómodamente, bien embaldosado el piso<br />
é inclinado suavemente á <strong>la</strong> parte del tabique, per el que se<br />
da salida al mosto, que se recoge en uno ó dos recipientes<br />
l<strong>la</strong>mados pocilios, desde los cuales se tras<strong>la</strong>da en cubos de<br />
hierro, cántaros ó cangilones á les vasos de fermentación.<br />
Hemos visto en el día. que algunos, aunque pocos cosecheros,<br />
hacen uso <strong>para</strong> este objeto de una bomba aspirante-impelente,<br />
con tubería de goma ó de lona, que haciendo <strong>la</strong> absorción<br />
en el depósito del mosto ó pocilio, lo conduce á cada uno de<br />
los vasos de fermentación.<br />
En algunos puntos en que el terreno lo permite, ó en que<br />
<strong>la</strong>s bodegas se han construido algo profundas, porque en<br />
el<strong>la</strong>s se ha ele conservar el vino, se hal<strong>la</strong> colocado el <strong>la</strong>gar en<br />
uno de sus extremos y á una altura sobre el pavimento de<br />
cuatro ó más metros: en el punto do salida del mosto se adapta<br />
una canal ó tubo que marcha á lo <strong>la</strong>rgo fie <strong>la</strong>s paredes ele<br />
<strong>la</strong> bodega, y sobre el nivel ele <strong>la</strong> boca de <strong>la</strong>s vasijas, <strong>la</strong>s díales<br />
lo van recibiendo sucesivamente.
•¿í<br />
E\i el pueblo en que escribimos, el <strong>la</strong>gar le constituye<br />
todo el piso de <strong>la</strong> bodega, el cual se hal<strong>la</strong> bien embaldosado<br />
sobre una mezc<strong>la</strong> de cal, si bien se va poniendo en práctica<br />
una cubierta de cal hidráulica, ó de cemento romano, toscamente<br />
lábra<strong>la</strong> su superficie con el fin de que sus desigualdades<br />
ó asperezas contribuyan á verificar mejor <strong>la</strong> operación<br />
de <strong>la</strong> pisa.<br />
A lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s paredes, sobre una pequeña repisa de<br />
fábrica, y todo alrededor de el<strong>la</strong>s, se hal<strong>la</strong>n colocados los vasos<br />
de fermentación, que generalmente son tinajas, bien sujetas<br />
con madera, ó con fábrica, perfectamente so<strong>la</strong>do su pavimento,<br />
con vertiente á los ángulos dalos dos extremos, en<br />
los cuales se colocan los recipientes, de cabida de 30 á 40<br />
hectolitros, que sirven <strong>para</strong> recoger el mosto durante <strong>la</strong> pisa,<br />
y <strong>para</strong> el caso de salirse ó romperse alguna vasija, como suele<br />
ocurrir con bastante frecuencia. Esta nueva forma aprovecha<br />
más el sitio y economiza el tiempo, por <strong>la</strong> mayor amplitud<br />
y desahogo <strong>para</strong> verificar todas <strong>la</strong>s operaciones, y por <strong>la</strong><br />
mayor proximidad á los vasos que se hayan de Henar; pero<br />
tiene el inconveniente de que si repentinamente se rompe<br />
alguno de éstos, pudiera peligrar <strong>la</strong> vida de los operarios.<br />
La capacidad de <strong>la</strong> bodega ha de ser proporcionada á <strong>la</strong><br />
cantidad de vino que en el<strong>la</strong> se haya de e<strong>la</strong>borar, procurando<br />
que los vasos <strong>sea</strong>n los bastantes <strong>para</strong> contenerlo, y algunos<br />
más de reserva <strong>para</strong> cuantas eventualidades pudieran sobrevenir,<br />
como por ejemplo, <strong>la</strong> de cosecharse más de lo acostumbrado<br />
en anos normales, <strong>la</strong> ruptura de alguno de ellos, y otras<br />
muchas causas imprevistas.<br />
Recordamos con este motivo lo ocurrido en el año de<br />
1881, en que <strong>la</strong> cosecha de uva excedió á <strong>la</strong>s esperanzas de<br />
los propietarios; ea tales términos, que no contando ya con<br />
vasijas <strong>para</strong> guardar<strong>la</strong>, no obstante haber llenado también<br />
<strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s cuevas y <strong>la</strong>s de aceite que había desocupadas, <strong>la</strong><br />
veían podrirse en <strong>la</strong>s viñas, á causa de <strong>la</strong>s abundantes lluvias,<br />
que á <strong>la</strong> vez sobrevinieron, no siendo al que esto esori-
22<br />
be á quien menos uva se le perdió. Ha de tener amplitud bastante<br />
también <strong>para</strong> llevar á efecto con el mayor desahogo<br />
todas <strong>la</strong>s operaciones, <strong>para</strong> colocar todos los útiles, y poder<br />
guardar en todo un orden constante.<br />
A lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s paredes, y á su mayor altura, ó en el<br />
punto que se crea más conveniente, se podrá tener una repisa<br />
ó grada ele manera <strong>para</strong> <strong>la</strong> colocación de botel<strong>la</strong>s de vino<br />
de <strong>la</strong>s diferentes cosechas.<br />
También creemos de utilidad <strong>la</strong> estampación en <strong>la</strong>s mismas<br />
paredes de máximas <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s escritas en gruesos caracteres<br />
<strong>para</strong> instrucción de los operarios, en cuya forma se<br />
hal<strong>la</strong> dispuesta nuestra bodega. Igualmente se tendrá un sitio<br />
determinado, cerrado si es posible, formando estantería<br />
<strong>para</strong> guardar los útiles de pequeña magnitud, como son<br />
<strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s, sifones, cubos, corchos, etc., y <strong>la</strong>s materias ó<br />
reactivos que tengan aplicación <strong>para</strong> <strong>la</strong> vinicultura, como son<br />
<strong>la</strong> creta, el ácido tártrico, tánico, etc.<br />
VI.<br />
Limpieza de <strong>la</strong> bodega.<br />
La limpieza influye extraordinariamente en <strong>la</strong> calidad<br />
del vino, y por lo mismo se esmerará el cosechero en que <strong>la</strong><br />
bodega y el <strong>la</strong>gar so hallen con el mayor aseo, barriendo sus<br />
paredes y luciéndo<strong>la</strong>s con cal ó yeso, fregando el piso, los<br />
utensilios y el interior ele <strong>la</strong>s vasijas repetidas veces antes<br />
de dar principio y después de terminadas todas <strong>la</strong>s operaciones:<br />
se cuidará de que no permanezca en el local cantidad<br />
grande ni pequeña de vinagre ni de vino averiado, focos de<br />
inmundicia, etc., que puedan enjendrar <strong>la</strong>s fermentaciones<br />
acéticas, pútridas, ó de otra c<strong>la</strong>se, como lo recomienda el precepto
'23<br />
En todo limpieza esmerada<br />
se lial<strong>la</strong> muy recomendada.<br />
En este panto liemos visto mucho abandono en algunos<br />
cosecheros, los cuales destinan sus bodegas <strong>para</strong> guardar los<br />
aperos de <strong>la</strong>bor, tener gallinas, palomas y aun caballerías.<br />
¡Luego se queja i emargamente de que el vino se les averie<br />
tocios los años, cuando tanto le menosprecian!<br />
Para llevar el cuidado de <strong>la</strong> limpieza, dirección de operarios<br />
durante <strong>la</strong> pisa, así como todo el que requiere <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración,<br />
trasiego y demás operaciones, se tiene un hombre<br />
fiel, inteligente y <strong>la</strong>borioso, á quien nosotros l<strong>la</strong>mamos bodeguero,<br />
y cuya acertada elección es por consiguiente de <strong>la</strong><br />
mayor importancia, pues tal confianza se ha de depositar en<br />
él, que nos dice el adagio:<br />
No escondas <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve al bodeguero<br />
si de<strong>sea</strong>s del vino hacer dinero.<br />
VIL<br />
A<strong>para</strong>tos y útiles d.e bodega.<br />
Para llevar a efecto prácticamente <strong>la</strong>s operaciones de<br />
<strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración ele vinos, le son al cosechero de imprescindible<br />
necesidad <strong>ciertos</strong> instrumentos, que ha de tener continuamente<br />
en su bodega, por ser de uso diario, y de los cuales<br />
vamos á dar una sucinta re<strong>la</strong>ción, indicando además<br />
los precios á que se venden en el comercio. Prescindimos de<br />
todos aquellos instrumentos físicos, que si bien son de reconocida<br />
utilidad, quédase su adquisición y su manojo <strong>para</strong><br />
los hombres científicos, que son los encargados de hacer y<br />
dar á conocer á los cosecheros los descubrimientos con que<br />
merced á sus grandes conocimientos, asiduos trabajos y continuos<br />
experimentos enriquecen <strong>la</strong> enología, que el vinicultor<br />
se encargará de llevarlos al terreno de <strong>la</strong> práctica, tan<br />
luego como haya reconocido su utilidad,
24<br />
Teniendo en cuenta que hab<strong>la</strong>mos únicamente como cosecheros<br />
prácticos, y que solo nos dirigimos á nuestros compañeros,<br />
profanos también á <strong>la</strong> ciencia, no debe causar extrañeza<br />
que eliminemos en todas <strong>la</strong>s operaciones de e<strong>la</strong>boración<br />
de los vinos, el lujo de conocimientos químicos, que<br />
muchos despliegan en sus obras, y que solo sirven <strong>para</strong> cansar,<br />
confundir y desalentar á los que no comprenden su tecnicismo.<br />
Quédense, por lo tanto, <strong>ciertos</strong> a<strong>para</strong>tos y procedimientos<br />
en el gabinete del químico, y traigamos á <strong>la</strong> bodega<br />
los propios é indispensables <strong>para</strong> <strong>la</strong>s manipu<strong>la</strong>ciones que<br />
lleva consigo <strong>la</strong> más acertada e<strong>la</strong>boración de vinos, arreg<strong>la</strong>da<br />
á los descubrimientos de <strong>la</strong> ciencia. Estos útiles indispensables<br />
al cosechero son los siguientes:<br />
Termómetro.—Es el instrumento destinado <strong>para</strong> medir <strong>la</strong><br />
temperatura y apreciar sus variaciones: se funda en <strong>la</strong> propiedad<br />
que tienen los cuerpos de di<strong>la</strong>tarse por el calor y<br />
contraerse por el frío. Se compone de un tubo capi<strong>la</strong>r de vidrio<br />
ó cristal con un depósito esférico ó cilindrico de <strong>la</strong> misma<br />
materia, el cual y parte del tubo están llenos de mercurio<br />
ó de alcohol, con un graduador ó esca<strong>la</strong>, en una reg<strong>la</strong><br />
<strong>para</strong>le<strong>la</strong>. Los termómetros más usados son el de Eeamur y<br />
el Centígrado, en los cuales se han tomado dos puntos fijos,<br />
el de punto de partida ó base á <strong>la</strong> temperatura del hielo fundente,<br />
y como límite el del agua hirviendo: el de Eeamur<br />
divide el espacio entre ambos puntos en 80 partes ó grados,<br />
y el centígrado en 100. Su precio varía desde cuatro pesetas<br />
en ade<strong>la</strong>nte.<br />
Areómetros.—Son a<strong>para</strong>tos flotantes en los líquidos, que<br />
sirven, unos <strong>para</strong> averiguar <strong>la</strong> densidad de los líquidos (densímetros)<br />
y otros <strong>para</strong> conocer <strong>la</strong> concentración y pureza de<br />
los mismos (alcohómetros). Consisten en un tubo de cristal<br />
que lleva en <strong>la</strong> parte inferior una esfera sop<strong>la</strong>da, de <strong>la</strong> que<br />
sale un apéndice esférico <strong>la</strong>strado con mercurio: en el tubo ó<br />
varil<strong>la</strong> de cristal llevan una esca<strong>la</strong> graduada, que es <strong>la</strong> que<br />
determina <strong>la</strong> densidad ó pureza de los líquidos. Los princi-
25<br />
pales usados por los cosecheros son el l<strong>la</strong>mado glucómetro ó<br />
pesamostos, que determina <strong>la</strong> cantidad de azúcar que contiene<br />
el mosto, y el alcohó metro de Cartier <strong>para</strong> los aguardientes.<br />
Para tener seguridad en estos instrumentos, pues hemos<br />
visto ea ellos diferencias muy notables, conviene <strong>sea</strong>n comprobados<br />
previamente con otros <strong>seguros</strong> ó exactos; aun cuando<br />
generalmente son de vidrio, los hay también de meta],<br />
los cuales son bastante más caros, pues mientras aquellos<br />
tienen un precio de dos á tres pesetas, los últimos se venden<br />
á 20 y más pesetas.<br />
A<strong>la</strong>mbique Salieron.—Es un pequeño a<strong>para</strong>to desti<strong>la</strong>torio<br />
que sirve <strong>para</strong> determinar el alcohol que existe en los vinos.<br />
Es de utilidad suma al cosechero <strong>para</strong> apreciar <strong>la</strong> calidad,<br />
graduación y riquera alcohólica de sus vinos, y si son susceptibles<br />
de conservarlos sin exposición de que se alteren,<br />
así como <strong>para</strong> m dorarles, si lo necesitaren. Se compone de<br />
una lám<strong>para</strong> aUmentai<strong>la</strong> con espíritu de vino, un recipiente<br />
de cristal ó de metal <strong>para</strong> el vino, un serpentín, refrigerante<br />
y otras pi.jzas, cuyo manejo se explica en <strong>la</strong> instrucción que<br />
le acompaña. Su coste es de 45'50 3 r 60 pesetas.<br />
Vinómetro (licómetro de Músculus y Valsón).—Es un pequeño<br />
a<strong>para</strong>to destinado también <strong>para</strong> conocer los grados<br />
de alcohol que contiene el vino, y reconoce por base <strong>la</strong> capi<strong>la</strong>ridad<br />
de un líquido más ó meaos espirituoso: se usa en defecto<br />
del a<strong>la</strong>mbique Salieron; verifica el examen con más<br />
prontitud, pero no da resultados ea los vinos dulces ó embocados.<br />
Consiste en un pequeño tubo capi<strong>la</strong>r, cuya extremidad<br />
inferior se coloca en <strong>la</strong> superficie del vino, se hace una<br />
aspiración, que se repite hasta dos ó tres veces en el extremo<br />
superior, merced á <strong>la</strong> cual el vino se eleva en el tubo<br />
graduado, y <strong>la</strong> altura en que se estaciona marca <strong>la</strong> cantidad<br />
de alcohol que contiene. Su precio es de 20 pesetas.<br />
Sifón (vulgarmente bomba).—Es un tubo encorvado destinado<br />
al trasiego de los líquidos: puede ser construido de<br />
hoja de <strong>la</strong>ta, de cobre y también un tubo de goma; es indis-
26<br />
pensable <strong>para</strong> vaciar todo el vino de <strong>la</strong>s vasijas, introduciéndole<br />
por el canillero, <strong>para</strong> desocupar el ele los toneles y <strong>para</strong><br />
otros muchos usos. Su precio es ele pesetas 2'50, de hoja ele<br />
<strong>la</strong>ta, cinco de cobre, y el tubo de goma cada un metro, según<br />
el diámetro, ele clos, cuatro, seis y más pesetas.<br />
Pipeta ó cata-vinos.—Es un tubo por lo general de hoja de<br />
<strong>la</strong>ta, cuya longitud y diámetro varía, con un pequeño orificio<br />
á cada uno de los extremos. Introducido en el líquido se<br />
eleva éste por su orificio inferior hasta ponerse al mismo nivel<br />
del exterior, se tapa con el dedo el orificio superior, y<br />
retirado permanece el líquido dentro, vertiéndose tan luego<br />
como se se<strong>para</strong> el dedo. Es de reconocida utilidad <strong>para</strong> probar<br />
el vino de los toneles, <strong>para</strong> extraerlo de <strong>la</strong>s capas inferiores<br />
de <strong>la</strong>s vasijas y <strong>para</strong> otros muchos usos. Su precio 1'50<br />
pesetas.<br />
Prensa.—Tiene por objeto exprimir <strong>la</strong> parte sólida del<br />
racimo, <strong>para</strong> extraer ele él tocio el líquido posible: es un a<strong>para</strong>to<br />
tan importante en toda bodega, que no le es posible<br />
prescindir de él al cosechero. Las hay de diversos sistemas:<br />
<strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada viga se conoce desde los más remotos tiempos, y se<br />
hal<strong>la</strong> por lo mismo en todas <strong>la</strong>s bodegas antiguas: es de mucho<br />
efecto, pero muy costosa, y ocupa mucho espacio, por lo que<br />
en el día va cayendo en desuso, en términos de no colocarse<br />
e.i ninguna bodega ele nueva construcción, generalizándose<br />
en cambio <strong>la</strong>s prensas del sistema moderno, que reúnen <strong>la</strong>s<br />
cualidades de solidez, presión igual y gradual, poco coste,<br />
ocupar poco espacio, comodidad <strong>para</strong> <strong>la</strong> carga y descarga, y<br />
susceptibles de ser tras<strong>la</strong>dadas con facilidad de un punto á<br />
otro. Las hay de diversos sistemas y ele diferentes precios,<br />
según <strong>la</strong> presión mayor ó menor que ejercen, pero que todas<br />
dan un buen resultado.<br />
Nosotros hemos dispuesto <strong>para</strong> nuestras bodegas una<br />
prensa de husillo independiente, el cual colocamos sobre un<br />
patrón enchufado en una pesada piedra, y al cual se sujeta<br />
con una fuerte chaveta ele hierro, De este modo colocados
27<br />
diversos patrones en distintas bodegas, paeden ser tras<strong>la</strong>dados<br />
á el<strong>la</strong>s todos los componentes de <strong>la</strong> prensa con facilidad<br />
suma. Las \ia,y también colocadas sobre cuatro ruedas<br />
<strong>para</strong> su cómoda tras<strong>la</strong>ción de un punto á otro.<br />
Zaranda.—Es el instrumento usado <strong>para</strong> se<strong>para</strong>r el escobajo<br />
ó raspa del orujo ó casca. Se compone de un marco de<br />
tab<strong>la</strong> rectangu<strong>la</strong>r, que tiene metro y medio á dos metros de<br />
longitud por 0'60 á O'SO de <strong>la</strong>titud, y 0'25 de altura, y en<br />
cuyo centro lleva un enrejado de a<strong>la</strong>mbre ó de tabletas estrechas,<br />
bien enrasadas por arriba, dejando cada agujero un espacio<br />
de dos á tres centímetros. Se suele fijar sobre cuatro<br />
pies, tomando <strong>la</strong> forma de una mesa, ó bien colgada y apoyada<br />
en un punto conveniente del <strong>la</strong>gar, y á <strong>la</strong> altura del<br />
pecho de un hombre. Su precio es de 15 á 20 pesetas.<br />
Encorchador de botel<strong>la</strong>s.—Instrumento <strong>para</strong> tapar ó encorchar<br />
<strong>la</strong>s botel<strong>la</strong>s con fasilidad, comodidad y ligereza. Su<br />
precio es ele 21 y 50 pese'as, según su c<strong>la</strong>se, y <strong>la</strong> encorchadora<br />
á golpe seis pesetas.<br />
Saca-corchos.—Es un pequeño instrumento de hierro delgado,<br />
ó de a<strong>la</strong>mbre, en forma de hélice, <strong>para</strong> sacar con facilidad<br />
y prontitud los corchos ó tapones de botel<strong>la</strong>s y de toneles.<br />
El precio de los más sencillos es de 0'50 á 2 pesetas, y<br />
los ele pa<strong>la</strong>nca de 4 y 5 pesetas.<br />
Azufrador.—Es un a<strong>la</strong>mbre grueso que termina en un pequeño<br />
gancho ó círculo en su parte inferior <strong>para</strong> colocar <strong>la</strong><br />
mecha de azufre, y otro gancho mayor <strong>para</strong> fijarle en <strong>la</strong><br />
boca de <strong>la</strong> vasija que se trata de azufrar. Suele también consistir<br />
en una especie de vaso de barro ó metal agujereado, en<br />
el que se coloca <strong>la</strong> mecha y pande de un a<strong>la</strong>mbre. Se usa<br />
<strong>para</strong> el azufrado ele <strong>la</strong>s vasijas. Precio O'SO.<br />
Corchos.—Son los tapones que se hacen de <strong>la</strong> corteza exterior<br />
del a^ornoque, <strong>para</strong> botel<strong>la</strong>s, toneles y tinajas, aplicándose<br />
al canillero de éstas. Su precio es de 0'50 á una peseta<br />
el 100 <strong>para</strong> botel<strong>la</strong>s, y de 3 á 4 pesetas <strong>para</strong> tinajas.<br />
Canil<strong>la</strong>s.—Son<br />
tubos de madera como de 20 á 30 centí-
2S<br />
metros de <strong>la</strong>rgos, y se emplean <strong>para</strong> trasegar el vino de <strong>la</strong>s<br />
vasijas que le contienen, aplicándole al orificio l<strong>la</strong>mado canillero;<br />
los hay de bronca con l<strong>la</strong>ve, l<strong>la</strong>mados grifos. El precio<br />
de <strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s y grifos de malera es de 0'50 á 2 pesetas,<br />
y de 3 pssetas en ade<strong>la</strong>nte los do bronce, según su diámetro.<br />
Cubo.—Es <strong>la</strong> vasija circu<strong>la</strong>r más ancha por <strong>la</strong> boca que<br />
por el suelo, con un asa de hierro. Los que se emplean en <strong>la</strong><br />
bodega son generalmente de chapa de hierro, de cabida de<br />
8 á 10 litros, y sirven <strong>para</strong> trasegar vino, mosto, orujo y<br />
otros usos. Su precio de 3 á 5 pesetas, según el número de <strong>la</strong><br />
chapa.<br />
Cangilones y cántaras.—Son <strong>la</strong>s vasijas de barro que se<br />
usan <strong>para</strong> trasegar y contener el vino, y que en el día son<br />
reemp<strong>la</strong>zados por los cubos. Su precio 0'40 á 0'50 ele peseta.<br />
Tinillos ó barreños.—Son vasijas de barro, de madera ó de<br />
hierro galvanizado, estrechas por su base y anchas por arriba,<br />
de cabida de 60 litros á un hectolitro, que sirven <strong>para</strong><br />
contener el vino que sale por <strong>la</strong> canil<strong>la</strong> de <strong>la</strong>s tinajas ó cubas.<br />
Su precio es ele 6 pesetas en ade<strong>la</strong>nte los ele barro, y ele<br />
15 en ade<strong>la</strong>nte también los ele hierro, según su cabida.<br />
Mecedor y baja-casca.—Son una vara <strong>la</strong>rga con una paleta<br />
triangu<strong>la</strong>r de unos 25 centímetros, colocada perpendicu<strong>la</strong>rmente<br />
al extremo inferior de aquel<strong>la</strong>, y se emplean <strong>para</strong><br />
remover <strong>la</strong> casca con el mosto durante <strong>la</strong> fermentación. Precio<br />
0'50 de peseta.<br />
Co<strong>la</strong>dor de mimbre.—Sirve <strong>para</strong> extraer los granos secos y<br />
broza que sobrenada en el mosto, después de colocado en <strong>la</strong>s<br />
vasijas, y antes ele dar principio á <strong>la</strong> fermentación. Precio 25<br />
céntimos ele peseta.<br />
Cedacillo.—Se compone de un aro redondo del diámetro<br />
de unos 25 centímetros, y de una te<strong>la</strong> por lo regu<strong>la</strong>r ele cerda,<br />
que se emplea <strong>para</strong> quitar <strong>la</strong> nata que el vi no cría en <strong>la</strong> superficie,<br />
y <strong>para</strong> otros usos. Precio una peseta.<br />
Asada.—Instrumento bien conocido que se emplea en <strong>la</strong>s<br />
bodegas <strong>para</strong> exfee.ider <strong>la</strong> uva, deshacer el pie ele <strong>la</strong> prensa y
20<br />
otros nlncaos usos: suele también afectar <strong>la</strong> forma de peine<br />
con cuatro ó más clientes ó púas. Precio 4- á 6 pesetas.<br />
Pa<strong>la</strong>s.—Se usan <strong>para</strong> recoger <strong>la</strong> uva pisada, echar<strong>la</strong> en <strong>la</strong><br />
zaranda, en <strong>la</strong> prensa, etc. Precio una peseta.<br />
Escalera.—Se emplea <strong>para</strong> subir al empotrado de tinajas,<br />
á <strong>la</strong>s vasijas de madera, y más pequeña <strong>para</strong> entrar y salir<br />
en <strong>la</strong>s mismas. Precio 5 á 10 pesetas.<br />
Mazo.—Instrumento de madera, que sirve <strong>para</strong> apretar<br />
los corchos, poner <strong>la</strong>s canil<strong>la</strong>s, grifos, etc. Precio 0,50 pesetas.<br />
Tapadores.—Son generalmente de madera y sirven <strong>para</strong><br />
cubrir <strong>la</strong> boca ele <strong>la</strong> vasijas que contienen el vino. Precio 3<br />
á 5 pesetas.<br />
Esponja.—Es ti til <strong>para</strong> apurar el agua de <strong>la</strong>s vasijas, después<br />
ele fregadas. Precio una peseta.<br />
Vaso de cristal, taza de p<strong>la</strong>ta.—Indispensables <strong>para</strong> el examen<br />
y ca<strong>la</strong> del vino. Precio ele <strong>la</strong> taza, 30 á 40 pesetas.<br />
Enilmdos.—Son ele suma necesidad <strong>para</strong> toneles, botel<strong>la</strong>s,<br />
etc., ya <strong>sea</strong>n de cobre ó de hierro ú hoja de <strong>la</strong>ta. Su precio<br />
varía según su materia y su tamaño.<br />
Pesos y medidas.—No debe faltar al cosechero una báscu<strong>la</strong><br />
ó romana, y toda c<strong>la</strong>se ele medidas <strong>para</strong> líquidos, por<br />
cuanto tienen en <strong>la</strong> bodega un uso diario.<br />
A<strong>la</strong>mbique <strong>para</strong> aguardiente.-— Este a<strong>para</strong>to, dé<strong>la</strong> capacidad<br />
que se desee, es de todo punto indispensable <strong>para</strong> el<br />
cosechero que entroja su uva en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, ya <strong>para</strong><br />
extraer aguardiente del orujo, ó de los vinos que se les averíe,<br />
y ya <strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación del espíritu de vino limpio con<br />
que pueda encabezarlos caldos sin comprometer su calidad;<br />
pues no debe abrigar completa confianza en el que se expende<br />
en el comercio, por cuanto pudiera proceder ele vinos<br />
averiados,
VIII.<br />
Vasos <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar el vino.<br />
Las vasijas que se emplean <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los vinos<br />
varían mucho en <strong>la</strong>s diversas provincias de España, usándose<br />
en alguna de el<strong>la</strong>s los l<strong>la</strong>mados <strong>la</strong>gos, charcas ó cisternas,<br />
construidas de manipostería; en otras lo son de madera, conocidas<br />
con los nombres de cubas ó conos, según <strong>la</strong> forma que<br />
afecten; y en Castil<strong>la</strong> <strong>la</strong>s empleamos generalmente de barro<br />
cocido, que llevan el nombre de tinajas.<br />
Los <strong>la</strong>gos, conocidos desde <strong>la</strong> más remota antigüedad,<br />
son grandes depósitos construidos de manipostería, generalmente<br />
debajo y al enrase del piso del local, ó elevados sobre<br />
el mismo, y revestidos interiormente de cal hidráulica ó de<br />
cemento romano, y también de baldosa fina. Los cerrados se<br />
hal<strong>la</strong>n cubiertos en su mayor extensión con bóveda ó con tablones,<br />
y los abiertos se les cubre con un fuerte y espeso<br />
enrejado ele madera, sobre el cual se pisa <strong>la</strong> uva y cae el<br />
mosto al recipiente. Su capacidad es variable de 50, 100 y<br />
más hectolitros. En ellos se entroja <strong>la</strong> uva <strong>para</strong> que tenga<br />
efecto <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, y terminada ésta, se<br />
trasiega el caldo á vasijas más pequeñas. Estos depósitos<br />
proporcionan una economía sobre los demás vasos vinarios,<br />
y podrán ser convenientes en años abundantes de uva, ó en<br />
los puntos en que ésta se cosecha en grande esca<strong>la</strong>.<br />
Vasos ele madera.—Los vasos di madera, construidos ele<br />
encina, roble, castaño, etc., y cuyas due<strong>la</strong>s se carbonizan<br />
por <strong>la</strong> parte interior, á fin de evitar el gusto que pudieran<br />
comunicar al vino, toman los nombres de cubas, conos, pipas,<br />
botas, barricas, toneles y barriles, según su forma y su<br />
capacidad. Las que más generalmente se usan <strong>para</strong> <strong>la</strong> fermentación<br />
afectan <strong>la</strong> forma de un cono truncado, es decir,<br />
anchas en su base y más estrechas en <strong>la</strong> parte superior, de
31<br />
cabida de 30, 50, y 100 y más hectolitros, y cercadas de<br />
fuertes aros de hierro, que obligan a<strong>la</strong>s due<strong>la</strong>s ápermanecer<br />
unidas. Las destinadas á <strong>la</strong> conservación del vino ó <strong>sea</strong>n <strong>la</strong>s<br />
pipas ó toneles son de cabida de uno hasta 20 hectolitros,<br />
colocadas en posición horizontal.<br />
Vasos de barro ó tinajas.—En <strong>la</strong> región central de España<br />
usamos preferentemente <strong>la</strong> tinaja, ya porque de antiguo<br />
así <strong>la</strong> hemos hal<strong>la</strong>do en nuestras bodegas, ya también<br />
porque ofrecen más comodidad <strong>para</strong> su limpieza y menos<br />
cuidado <strong>para</strong> su conservación, pues <strong>la</strong>s de madera se desarman<br />
con facilidad si no se <strong>la</strong>s tiene siempre llenas, y son<br />
más costosas, exigiendo su re<strong>para</strong>ción artistas especiales<br />
que no hay en todas <strong>la</strong>s localidades. Por lo mismo conceptuamos<br />
más ventajosas <strong>la</strong>s vasijas de barro <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración<br />
de vinos, si bien <strong>para</strong> su conservación pueden<br />
destinarse <strong>la</strong>s de madera, sobre todo, si el vino se ha de conservar<br />
más de mi año, que es lo que nosotros venimos<br />
poniendo en práctica desde hace tiempo con los mejores resultados.<br />
La mejor c<strong>la</strong>se de tinajas que conocemos es <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />
fábricas de Colmenar de Oreja, construidas con esmero, de<br />
barro bien cocido y fino, bañadas interiormente de pez, de<br />
poco grueso, lijeras y durables y de diversa capacidad. Las<br />
que nosotros usamos tienen una cabida de 30 á 40 hectolitros,<br />
y son <strong>la</strong>s más generalizadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> fermentación, pues <strong>la</strong>s<br />
destinadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación del vino son más pequeñas,<br />
ó <strong>sea</strong> de 8 á 23 hectolitros. A <strong>la</strong> altura de 60 á 80 centímetros<br />
se <strong>la</strong>s abre con un ta<strong>la</strong>dro un orificio, l<strong>la</strong>mado canillero,<br />
<strong>para</strong> dar salida al vino en <strong>la</strong> época del trasiego. Existen<br />
otras varias fábricas en diversos puntos, entre el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> ele Ta<strong>la</strong>vera<br />
de <strong>la</strong> Reina, que aun cuando más gruesas son ele menos<br />
consistencia. El precio de ca^a una arroba de cabida es<br />
en Colmenar al pie del horno 0 ! 50 á 0'60 pesetas, y en Ta<strong>la</strong>vera<br />
el de 0'10 á 0 ! 50. Unas y otras se dan colocadas en <strong>la</strong>s<br />
b) legas por cíe .uta y riesgo ele los fabricantes durante un
32<br />
afro, aumentando al precio anterior el de transporte, y se<br />
abonan en dos p<strong>la</strong>zos.<br />
Vasoá de vidrio ó boteras.— Otras de <strong>la</strong>s vasijas usadas comunmente<br />
<strong>para</strong> contener vinos en pequeñas cantidades, son<br />
los frascos y <strong>la</strong>s botel<strong>la</strong>s, fabricadas de vidrio y de capacidad<br />
variable, hasta 60 litros los primeros y un litro <strong>la</strong>s últimas.<br />
Sirven más comunmente <strong>para</strong> contener y expedir al<br />
comercio los vinos delicados ó generosos, y también los<br />
frascos <strong>para</strong> exponerlos á sufrir los rayos del sol, y acelerar<br />
su perfeccionamiento. Su poca porosidad hace que el vino<br />
se halle privado de comunicación con el aire atmosférico, y<br />
por lo mismo que mejore sus cualidades.<br />
Bien limpios con repetidas aguas, ó con una disolución<br />
de sal sosa, si se hal<strong>la</strong>n manchadas sus paredes, s¿ <strong>la</strong>s deja<br />
escurrir y secar, procediendo luego á llenar<strong>la</strong>s. Para facilitar<br />
es a operación, así como <strong>para</strong> encorchar<strong>la</strong>s herméticamente,-y<br />
<strong>la</strong>crar<strong>la</strong>s ó cubrir<strong>la</strong>s con cápsu<strong>la</strong>s, se emplean di<br />
1<br />
versos a<strong>para</strong>tos, particu<strong>la</strong>rmente en los grandes establecimientos.<br />
IX.<br />
Limpieza de toda c<strong>la</strong>se do vasijas destinadas á<br />
©<strong>la</strong>borar ó contener vino.<br />
La limpieza de los vasos que hayan de contener el vino<br />
ha de ser esmerada, pues de el<strong>la</strong> depende muchas veces <strong>la</strong><br />
buena ó ma<strong>la</strong> calidad de este caldo, y su mejor ó peor conservación,<br />
como nos lo recomienda el adagio que referente á<br />
este punto ya queda citado.<br />
Al efecto, antes de dar principio á <strong>la</strong> vendimia, y á <strong>la</strong><br />
vez de limpiar <strong>la</strong> bodega, se les dará un primer <strong>la</strong>vado con<br />
agua caliente y estropajo, y otros dos ó más con ag>ia fría.<br />
Pero si en ellos se hubiere notado algún mal gusto, ú olor<br />
extraño, el primer <strong>la</strong>vado se hace con agua de sal caliente ó
33<br />
con agua de cal, azufrándolos después. Al tiempo de llenarlos<br />
es indispensable <strong>la</strong>varlos nuevamente, porque pudiera ocurrir,<br />
como ocurre con frecuencia, que el agua que escurrió de<br />
<strong>la</strong>s paredes al fondo de <strong>la</strong>s vasijas en el primer <strong>la</strong>vado se hubiere<br />
corrompido, lo que daría al vino un gusto repugnante á<br />
moho. Después ele este último <strong>la</strong>vado no se practicará <strong>la</strong> operación<br />
del azuframiento <strong>para</strong> no impedir ó entorpecer <strong>la</strong> fermentación.<br />
De igual manera se procederá en su limpieza luego<br />
que se hubieren desocupado, con el fin de impedir su avinagramiento.<br />
Los mismos <strong>la</strong>vados se han ele practicar con <strong>la</strong>s vasijas<br />
de madera, si bien es conveniente cuando se note algún mal<br />
olor ó sabor, poner<strong>la</strong>s una cantidad de cal viva, y adicionando<br />
otra de agua caliente, revolverlo con frecuencia por espacio<br />
de veinticuatro ó más horas. También se <strong>la</strong>s puede impregnar<br />
interiormente ele espíritu de vino, y después de escurrido<br />
ó de que quede en el<strong>la</strong>s muy corta cantidad, inf<strong>la</strong>marlo<br />
con <strong>la</strong>s debidas precauciones. Acerca ele este punto no<br />
debe olvidar el cosechero que<br />
De vasija sucia ó sin fregar<br />
vino mohoso es ele esperar.<br />
X.<br />
Do <strong>la</strong> vendimia. '<br />
i<br />
1<br />
Vendimia es <strong>la</strong> operación que tiene por objeto se<strong>para</strong>r lá<br />
uva de <strong>la</strong> cepa, ó <strong>sea</strong> recolectar<strong>la</strong>. Los momentos de llevar<strong>la</strong><br />
á efecto son de tal importancia <strong>para</strong> el agricultor, que nada<br />
habría ade<strong>la</strong>ntado éste en los trabajos y gastos hechos durante<br />
todo un año, si descuidase el momento crítico de ver<br />
colmadas sus esperanzas y remunerados sus afanes, pues de<br />
este acto depende <strong>la</strong> mejor ó peor calidad del producto que<br />
ha de cosechar, e<strong>la</strong>borar y después vender con más ó menos<br />
estimación. Asi' que no se oculta á ningún cosechero <strong>la</strong> ne-
34<br />
cesidad que tiene de presenciar todas <strong>la</strong>s operaciones de vendimia<br />
y cerciorarse por sí mismo del estado y madurez de <strong>la</strong><br />
uva, como lo prueba <strong>la</strong> costumbre que todos tienen de tras<strong>la</strong>darse<br />
en dicha época á sus respectivas bodegas, si residen<br />
en otro distinto punto. Se ha reconocido siempre tal importancia<br />
á <strong>la</strong> recolección de este fruto, que en <strong>la</strong> antigüedad se<br />
daba principio con fiestas y regocijos públicos, cirya costumbre<br />
se conserva todavía en muchos pueblos <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s. En<br />
Grrecia se celebraban grandes fiestas en honor al Dios Baco,<br />
interviniendo infinidad ele ceremonias y cánticos ó himnos<br />
coreados, que dieron ocasión <strong>para</strong> inventar <strong>la</strong> tragedia.<br />
Al aproximarse <strong>la</strong> madurez de <strong>la</strong> uva se observa generalmente<br />
tal impaciencia entre los propietarios, con especialidad<br />
los que <strong>la</strong> venden á los traficantes ó acopiadores, que les<br />
lleva á dar principio á <strong>la</strong> vendimia antes de tiempo, y arrastran<br />
á sus convecinos á que hagan lo mismo, con detrimento<br />
de <strong>la</strong> calidad del fruto. Este abuso se procura remediar en<br />
muchos pueblos regu<strong>la</strong>rizando por medio ele bandos ú ordenanzas<br />
municipales, <strong>la</strong> época ele <strong>la</strong> recolección, en lo epue<br />
obran cuerdamente siempre que dejen á salvo el derecho de<br />
prosperidad.<br />
XI.<br />
Época de <strong>la</strong> vendimia.<br />
El tiempo más apto <strong>para</strong> <strong>la</strong> vendimia es el ele <strong>la</strong> madurez<br />
de <strong>la</strong> uva, es decir, cuando ésta se hal<strong>la</strong> bien sazonada, porque<br />
entonces sus jugos se encuentran pre<strong>para</strong>dos <strong>para</strong> obtener<br />
vinos de buena calidad, como lo dice el adagio:<br />
Vendimia en seco, y uva en sazón<br />
es <strong>para</strong> el vino <strong>la</strong> gran condición.<br />
Por reg<strong>la</strong> general no se hal<strong>la</strong> <strong>la</strong> uva bien sazonada hasta<br />
los primeros días de Octubre, aunque no puede fijarse esta<br />
época, como invariable, porque <strong>la</strong>s condiciones del suelo, el
35<br />
clima, <strong>la</strong> posición, <strong>la</strong> sequía y <strong>la</strong> abundancia ó escasez del<br />
fruto anticipan ó retrasan <strong>la</strong> madurez. Aun cuando esta es<br />
bien conocida <strong>para</strong> el agricultor, será conveniente proceder<br />
al examen de <strong>la</strong> uva por medio de pesamostos, que es el mejor<br />
regu<strong>la</strong>dor del momento de cortar<strong>la</strong>, ade<strong>la</strong>ntándole ó atrasándole<br />
según su riqueza sacarina, y teniendo en cuenta <strong>la</strong><br />
c<strong>la</strong>se de vino que se haya de e<strong>la</strong>borar. Mas como quiera que<br />
por <strong>la</strong>s antedichas circunstancias se observe que <strong>la</strong> uva no<br />
se sazona con igualdad en <strong>la</strong>s cepas del mismo término, ni<br />
en <strong>la</strong> misma viña, ni aun en <strong>la</strong> misma vid, de aquí <strong>la</strong> conveniencia<br />
de hacer <strong>la</strong> vendimia en dos veces <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención<br />
de un mismo tipo de vino.<br />
Tampoco puede tomarse siempre <strong>la</strong> madurez como norma<br />
fija <strong>para</strong> cortar <strong>la</strong> uva, por cuanto <strong>la</strong>s circunstancias atmosféricas<br />
que pueden sobrevenir, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino que se<br />
quiera e<strong>la</strong>borar, suelen hacer imposible <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong> conocida<br />
máxima<br />
Cortarás <strong>la</strong> uva sazonada,<br />
qae no esté ni agraz ni pasada.<br />
Así, si se de<strong>sea</strong> obtener vinos sabrosos ó dulces, se deja completar<br />
<strong>la</strong> madurez <strong>para</strong> que perdiendo parte del agua y de los<br />
ácidos que entran en <strong>la</strong> composición del mosto, se presente<br />
éste más denso y dulce, lo que ha de dificultar <strong>la</strong> fermentacióni<br />
Mas <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar vino áspero ó seco y de color intenso<br />
y bril<strong>la</strong>nte, no es necesaria madurez tan completa, porque<br />
<strong>para</strong> ello se requiere que <strong>la</strong> uva conserve al cortar<strong>la</strong> los ácidos<br />
que <strong>la</strong> son propios. Durante algunos años hemos venido<br />
retrasando <strong>la</strong> recolección de nuestra uva, hasta que ésta adquiría<br />
un grado de madurez mayor del necesario, creyendo<br />
era el medio más conveniente <strong>para</strong> obtener mejores vinos,<br />
pues entonces ignorábamos el axioma:<br />
De uva que madura demasiado<br />
sale vino pardo y embocado.<br />
De cuya c<strong>la</strong>se era justamente el vino que nos resultaba,<br />
por más que luego se convirtiese en seco con <strong>la</strong> provocación
36<br />
de nuevas fermentaciones. Ofrece además el peligro de que<br />
si en tal estado de madurez sobrevienen lluvias ó fríos pierde<br />
<strong>la</strong> uva sus ácidos y su azúcar, y el vino obtenido es insípido<br />
y de un color tan pardo, que concluye por volverse<br />
amateriado, como sucedió en nuestra bodega en el año de<br />
1881 con parte de <strong>la</strong> cosecha, además de haber tenido que<br />
dejar en <strong>la</strong>s viñas bastante uva podrida.<br />
Cuando el año es extremadamente seco, los calores suspenden<br />
<strong>la</strong> vejetación de <strong>la</strong> vid. y <strong>la</strong> uva se presenta dura,<br />
pasada, seca y á <strong>la</strong> vez agria, de jugo poco fluido, y cuyo<br />
vino se pierde muy luego con facilidad. En este caso es conveniente<br />
esperar á que llueva <strong>para</strong> que <strong>la</strong> vid absorba todos<br />
los jugos, pues inmediatamente después de haber llovido se<br />
observa que <strong>la</strong> uva aumenta de volumen y adquiere jugosidad,<br />
presentándose con <strong>la</strong>s condiciones necesarias <strong>para</strong> obtener<br />
buen vino.<br />
Si en los días en que se ha de dar principio á <strong>la</strong> recolección<br />
sobrevienen lluvias continuadas, es indispensable acelerar<br />
<strong>la</strong> vendimia, porque <strong>la</strong>s uvas, en vez de completar su<br />
madurez, se ponen muy b<strong>la</strong>ndas y se pudren, lo que verifican<br />
momentáneamente con los rocíos que luego siguen. En<br />
este caso se empieza por <strong>la</strong>s vides que ocupan una posición<br />
baja ó inmediata á ríos y arroyos, terminando con <strong>la</strong>s situadas<br />
en cerros ó <strong>la</strong>deras, ó <strong>sea</strong> á <strong>la</strong> inversa de lo que se debe<br />
practicar en circunstancias atmosféricas normales.<br />
La posición de <strong>la</strong> viña influye igualmente en <strong>la</strong> madurez<br />
del fruto, sucediendo que <strong>la</strong>s cultivadas en sitios bajos y húmedos,<br />
que por otra parte son <strong>la</strong>s más robustas y productivas,<br />
no llegan á madurarle por completo, por lo que se ha de<br />
procurar mezc<strong>la</strong>rle con otra uva bien sazonada, procedente<br />
de vil<strong>la</strong> vieja ó de <strong>la</strong> situada en cerro ó <strong>la</strong>dera, cuyo mosto<br />
es más denso y dulce, lo cual dará el resultado que nos dice<br />
el antiguo adagio<br />
«Con una pasa y un agrag<br />
«vino tendrás.
37<br />
La uva sazonada y jugosa por alguna lluvia, con anterioridad<br />
á su madurez, se presenta con <strong>la</strong>s mejores cualidades<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de un buen vino.<br />
XII.<br />
Acto de vendimiar,<br />
Al dar principio á <strong>la</strong> vendimia no repare el propietario<br />
en tener el número suficiente de trabajadores proporcional<br />
á <strong>la</strong>s caballerías ó carros que lo hayan de transportar al <strong>la</strong>gar<br />
y á <strong>la</strong> mayor ó menor distancia á que <strong>la</strong>s vinas se hallen de<br />
este punto, pues como es consiguiente, no pudiendo hacer igual<br />
número de viajes de fincas distantes como de <strong>la</strong>s más próximas,<br />
ha de ser mayor ó menor el número que de aquellos deban<br />
emplearse. Por <strong>la</strong> misma razón se ha de tener en cuenta<br />
<strong>la</strong> abundancia ó escasez del fruto, procurando distribuirlos á<br />
<strong>la</strong> vez en <strong>la</strong>s viñas próximas y en <strong>la</strong>s distantes del <strong>la</strong>gar, con<br />
lo cual se consigue también <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> ele uva de distintos terrenos.<br />
Habiendo número suficiente de vendimiadores <strong>para</strong><br />
cortar con holgura <strong>la</strong> uva que en el día se lleve al <strong>la</strong>gar,<br />
<strong>la</strong> recolección de el<strong>la</strong> se puede hacer con menos precipitación<br />
y con más precauciones, recogiéndo<strong>la</strong> mejor y examinándo<strong>la</strong><br />
<strong>para</strong> desechar <strong>la</strong> verde y <strong>la</strong> podrida, y los porteadores tendrán<br />
cortada <strong>la</strong> uva necesaria que hayan ele transportar.<br />
Tampoco debe cortarse más uva que <strong>la</strong> que se haya de portear<br />
en el mismo clía, ni acumu<strong>la</strong>r en <strong>la</strong> bodega más que <strong>la</strong> necesaria,<br />
como dice <strong>la</strong> máxima:<br />
En portear uva no haya prisa<br />
si se ha de hacer buena <strong>la</strong> pisa.<br />
Al dar principio á <strong>la</strong> operación, se colocan los trabajadores<br />
pareados en líneas (si se hal<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s viñas p<strong>la</strong>ntadas á<br />
marco real ó á tresbolillo), marchando hasta el extremo
38<br />
opuesto, y poniendo los racimos que vayan cortando, con navaja<br />
ó tigera, en <strong>la</strong>s vasijas que al efecto conduzcan. Estas<br />
son espuertas ó canastos de mimbre, si el tiempo está seco,<br />
y cubetas bajas de madera ligera, <strong>para</strong> poder<strong>la</strong>s tras<strong>la</strong>dar cómodamente<br />
de una vid á otra entre dos vendimiadores, si el<br />
tiempo es lluvioso, húmedo ó <strong>la</strong> uva está jugosa. Una vez<br />
llenas, se vierten en <strong>la</strong>s vasijas que hayan de servir <strong>para</strong> el<br />
transporte, y nunca se amontona en el suelo como se hace en<br />
muchos puntos.<br />
Es una costumbre admitida en casi todos los pueblos en<br />
que se cosecha uva en alguna esca<strong>la</strong>, dar principio á <strong>la</strong> vendimia<br />
muy de madrugada y terminar<strong>la</strong> también temprano.<br />
Aun cuando no estamos conformes con el<strong>la</strong>, nos vemos precisados<br />
á admitir<strong>la</strong> en el pueblo de nuestra residencia. En<br />
tiempo húmedo ó lluvioso, es perjudicial, y procuraremos remediar<strong>la</strong><br />
con el amontonamiento en el <strong>la</strong>gar, <strong>para</strong> que se desarrolle<br />
en el<strong>la</strong> el calor que <strong>la</strong> falta, según nos lo enseña el<br />
adagio<br />
Uva con rocío vendimiada<br />
quede en el <strong>la</strong>gar amontonada.<br />
Ya hemos consignado <strong>la</strong> conveniencia de se<strong>para</strong>r, ó mejor,<br />
dejar en <strong>la</strong>s viñas <strong>la</strong> uva podrida, <strong>para</strong> lo cual los vendimiadores<br />
reconocerán detenidamente cada uno de los racimos<br />
antes de entrarle en <strong>la</strong> vasija, quitando los granos que<br />
se hallen en ese caso; pues su presencia es perjudicialísima,<br />
influyendo notablemente en el color del vino, al cual hace<br />
desaparecer su viveza, tornándole pardo, además de darle<br />
un sabor á moho que repugna. Por eso dice otra máxima<br />
Desecha <strong>la</strong> uva verde y <strong>la</strong> podrida<br />
si de<strong>sea</strong>s obtener buena bebida.<br />
De igual manera se debe conducir, pisar y poner á fermentar<br />
se<strong>para</strong>damente <strong>la</strong> uva que presente alguna señal de<br />
descomposición <strong>para</strong> no exponerse á perder el resto de <strong>la</strong> cosecha<br />
de buena calidad. Recordamos con este motivo lo<br />
ocurrido en <strong>la</strong> de 1881, que fué abundante; el invierno y pri-
39<br />
mavera fueron lluviosos, sin que faltasen tampoco <strong>la</strong>s aguas<br />
en el mes de Septiembre, y <strong>la</strong> uva se presentaba en <strong>la</strong>s mejores<br />
condiciones <strong>para</strong> proceder á su recolección en los primeros<br />
días de Octubre, en que se dio principio. Pero 4 los pocos días<br />
de vendimia sobrevinieron abundantes lluvias; á éstas siguieron<br />
algunos días de rocío, y <strong>la</strong> uva presentó síntomas de<br />
su descomposición, por lo que <strong>la</strong> pusimos á fermentar en vasijas<br />
se<strong>para</strong>das, <strong>para</strong> venderlo en los primeros meses. El vino<br />
obtenido fué de pocos ácidos, sin aroma y de color pardo;<br />
que fué avanzando hasta convertirse á los pocos meses en<br />
amateriado.<br />
El mismo procedimiento debo seguirse con <strong>la</strong> uva extra!"<br />
da de finca en que hubiese caído algún pedrisco; <strong>la</strong> cual, además<br />
de vendimiarse <strong>la</strong> última, se pondrá á fermentar en vasija<br />
se<strong>para</strong>da, pues su producto es de inferior calidad y no<br />
puede conservarse, ni conviene mezc<strong>la</strong>rlo con otro, porque<br />
<strong>la</strong> experiencia nos ha demostrado que el resultante de ambos<br />
se pierde. Por eso se aconseja cuerdamente que<br />
Uva de vid apedreada<br />
póngase en vasija se<strong>para</strong>da.<br />
Para lograr que el vino reúna <strong>la</strong>s mejores cualidades, es<br />
necesario examinar <strong>la</strong> uva de <strong>la</strong>s distintas fincas y mezc<strong>la</strong>r<strong>la</strong><br />
en <strong>la</strong> proporción que convenga, teniendo en cuenta que <strong>la</strong><br />
escasa en azúcar, dará un vino débil, flojo y expuesto 4 perderse<br />
en el estío, porque el alcohol se forma de <strong>la</strong> descomposición<br />
del azúcar; <strong>la</strong> uva acuosa y poco acida dá un vino de<br />
poco aroma, de color pardo y predispuesto 4 averiarse: de <strong>la</strong><br />
uva que contenga exceso de azúcar, se obtendrá un vino dulce,<br />
denso é impropio <strong>para</strong> el consumo.<br />
Por esta razón se ha de procurar mezc<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s diversas c<strong>la</strong>ses<br />
de uva, y <strong>la</strong>s procedentes de distinto terreno, 4 fin de<br />
compensar <strong>la</strong> acuosidad de <strong>la</strong>s unas con <strong>la</strong> densidad de <strong>la</strong>s<br />
otras, cuyos elementos se armonizan de ese modo <strong>para</strong> obtener<br />
mejores vinos, De <strong>la</strong> misma manera, y por igual causai
40<br />
se obrará con. <strong>la</strong> uva procedente de vidueños nuevos y de los<br />
de más edad, por lo que el propietario no debe olvidar el<br />
consejo<br />
Mezc<strong>la</strong> en el <strong>la</strong>gar uva distinta<br />
de diversa vid, y aragonés y tinta.<br />
XIII.<br />
Acarreo ó conducción de <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar.<br />
Recogida <strong>la</strong> uva por los vendimiadores en <strong>la</strong>s espuertas,<br />
canastos de mimbre ó cubetas bajas, segtín los casos, se vierte<br />
en otras vasijas destinadas <strong>para</strong> el transporte al <strong>la</strong>gar por<br />
medio de carros ó caballerías, que con <strong>la</strong> oportuna ante<strong>la</strong>ción<br />
se habrán distribuido en puntos convenientes de <strong>la</strong>s viñas-<br />
Estas vasijas son <strong>la</strong>s conocidas con los nombres de cestos,<br />
cubetos, seras y banastas. Los cestos construidos de mimbre,<br />
bien liados <strong>para</strong> su mayor sugeción, de forma cilindrica, de<br />
cabida de 100 á 140 kilogramos de uva, y cuyo coste suele<br />
ser de tres pesetas próximamente cada uno, se emplean <strong>para</strong><br />
el transporte en carros, especialmente en tiempo seco y<br />
en que <strong>la</strong> uva no esté muy jugosa, pues si es lluvioso ó húmedo,<br />
se estropea <strong>la</strong> uva y se derrama una cantidad considerable<br />
de mosto, por lo que en semejantes circunstancias<br />
deben proscribirse. Otro tanto decimos de <strong>la</strong>s seras de espar.<br />
to, y más particu<strong>la</strong>rmente de los serones que aun usan en<br />
algunos puntos, y que <strong>para</strong> llevarlos tienen <strong>la</strong> detestable costumbre<br />
de amontonar <strong>la</strong> uva en <strong>la</strong> tierra. La banasta, que es<br />
<strong>la</strong> vasija generalmente adoptada <strong>para</strong> verificar el transporte<br />
en caballerías, es más ligera y se maneja con más facilidad,<br />
sin estropearse en el<strong>la</strong> <strong>la</strong> uva, por lo que se <strong>la</strong> debe dar <strong>la</strong><br />
preferencia; su cabida suele ser de 50 á 60 kilogramos de uvaí<br />
y el coste de cada un par de banastas, suele ser de tres<br />
á cinco pesetas.<br />
Los cubetos construidos ele madera ligera, son de reconocí-
41<br />
cía utilidad en tiempo lluvioso <strong>para</strong> evitar el derrame del mosto.<br />
Se emplean siempre <strong>para</strong> el transporte en carros, y <strong>para</strong><br />
caballerías se les dá <strong>la</strong> forma p<strong>la</strong>na á <strong>la</strong> parte que cae hacia<br />
el aparejo; el mosto que evitan se derrame, importa un capital<br />
respetable, proporcional á <strong>la</strong> cosecha, que en año lluvioso<br />
bien puede asegurarse economiza el importe del gasto de<br />
acarreo, particu<strong>la</strong>rmente si <strong>la</strong>s fincas se hal<strong>la</strong>n á bastante<br />
distancia del <strong>la</strong>gar. Su cabida suele ser de 80 á 120 kilogramos<br />
de uva; su forma, cilindrica, ó cónica, y su coste de<br />
nueve á diez pesetas cada uno.<br />
XIV.<br />
oí o 111 o n a 111 i e 111 o do <strong>la</strong> uva.<br />
En algunos puntos y con especialidad en los frios y en<br />
que <strong>la</strong> uva no ha llegado á su completa madurez, luego que<br />
se <strong>la</strong> ha puesto en el <strong>la</strong>gar, queda en él amontonada por espacio<br />
de uno, dos ó más días, con el fin de aumentar su azúcar<br />
y su color, y desarrol<strong>la</strong>r además en el<strong>la</strong> el color que <strong>la</strong> falta<br />
<strong>para</strong> disponer<strong>la</strong> mejor á una buena fermentación.<br />
Esta práctica es también muy útil entre nosotros cuando<br />
<strong>la</strong> vendimia tiene lugar en tiempo frío, porque entonces <strong>la</strong><br />
uva tarda mucho en dar principio á <strong>la</strong> fermentación, y tanto<br />
es así, que hemos conocido algún año en que después de encerrada<br />
en <strong>la</strong>s tinajas, permaneció en el<strong>la</strong>s, sin dar señales<br />
de descomposición alguna, por espacio de 10 ó más días.<br />
Desde aquel<strong>la</strong> fecha dispusimos nosotros <strong>la</strong> bodega en forma<br />
adecuada <strong>para</strong> conseguir el amontonamiento, sin perturbar<br />
ni interrumpir <strong>la</strong>s operaciones de <strong>la</strong> pisa, <strong>para</strong> lo cual dividimos<br />
el piso de el<strong>la</strong> en dos <strong>la</strong>gares, el uno á <strong>la</strong> derecha y el<br />
otro a<strong>la</strong> izquierda de <strong>la</strong> entrada, pisando un día en el uno,<br />
y descargando en tanto en el otro <strong>la</strong> uva que se acarrea, <strong>para</strong><br />
pisar<strong>la</strong> en el día inmediato, y así sucesivamente. Con este<br />
procedimiento se consigue además el mayor desahogo y co-
42<br />
modidad <strong>para</strong> llevar á cabo todas <strong>la</strong>s operaciones. En los<br />
arios en que <strong>la</strong> uva se recoge madura, y bajo una buena temperatura,<br />
no es necesario el amontonamiento ele el<strong>la</strong>.<br />
XV.<br />
Pisa de <strong>la</strong> uva.<br />
Conducida <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar, se procede á se<strong>para</strong>r los racimos<br />
verdes, los podridos, <strong>la</strong>s hojas, vastagos de vid y demás<br />
residuos vegetales, que tanto pueden perjudicar al buen resultado<br />
que nos proponemos obtener: téngase en ello especial<br />
cuidado, destinando <strong>para</strong> este trabajo á uno de los operarios,<br />
pues en hacer con esmero esta operación, depende en<br />
gran parte <strong>la</strong> obtención de un buen caldo, como nos lo dice<br />
el adagio ya citado y que nos parece conveniente volver á<br />
repetir<br />
Desecha <strong>la</strong> uva verde y <strong>la</strong> podrida<br />
si de<strong>sea</strong>s obtener buena bebida.<br />
Pre<strong>para</strong>da así <strong>la</strong> uva y hecho el amontonamiento, si se<br />
creyó este conveniente, se da principio á <strong>la</strong> pisa de <strong>la</strong> misma, ó<br />
<strong>sea</strong> despachurrar<strong>la</strong>, <strong>para</strong> pre<strong>para</strong>r<strong>la</strong> á sufrir una rápida, uniforme<br />
y simultánea fermentación, que no podría conseguirse<br />
de otra manera. Merced á el<strong>la</strong> se mezc<strong>la</strong> <strong>la</strong> parte líquida ó<br />
mosto, con el orujo ó parte sólida fermentable, disolviendo<br />
todos sus principios, y poniéndole en contacto con el aire,<br />
cuyo oxígeno favorece <strong>la</strong> fermentación, por lo que nos dice<br />
otro axioma<br />
Pisa <strong>la</strong> uva tenazmente<br />
si de<strong>sea</strong>s vino excelente.<br />
De dos maneras puede hacerse <strong>la</strong> operación de despachurrar<br />
<strong>la</strong> uva, con máquina ó con los pies.<br />
La invencien de una máquina pisadora que reuniese <strong>la</strong>s<br />
condiciones de solidez en su construcción, brevedad en el<br />
tiempo invertido, economía en <strong>la</strong> operación y todas <strong>la</strong>s de-
48<br />
Biás circustaiieias necesarias <strong>para</strong> obtener una buena pisa;<br />
sería indudablemente un gran ade<strong>la</strong>nto que el propietario<br />
quisiera ver realizado, ya porque desaparecería <strong>la</strong> poca limpieza<br />
de esta operación al verificar<strong>la</strong> con los pies, como también<br />
porque economizaría el número de trabajadores que<br />
tanto esca<strong>sea</strong>n en <strong>la</strong> época de vendimia, y que le proporciona<br />
además no pocos disgustos en estos días en que siendo<br />
el vino su principal alimento , no se les puede esca<strong>sea</strong>r.<br />
Así que al ver anunciadas con tanta pompa <strong>la</strong>s modernas<br />
máquinas pisadoras, creímos—y con nosotros todos los cosecheros<br />
deseosos de adoptar los inventos ventajosos en <strong>la</strong><br />
práctica—que habían de dar el resultado apetecido. Pero enlos<br />
diversos ensayos que con <strong>la</strong>s dichas máquinas se han hecho,<br />
no se han hal<strong>la</strong>do <strong>la</strong>s tan decantadas ventajas que se suponían<br />
de economía y perfeccionamiento en <strong>la</strong> operación, por<br />
cuanto los hombres que se requieren <strong>para</strong> echar <strong>la</strong> uva en <strong>la</strong><br />
tolva, manejar<strong>la</strong> y verificar <strong>la</strong>s demás operaciones, son los<br />
bastantes <strong>para</strong> hacer<strong>la</strong> con los pies en igual tiempo, con <strong>la</strong><br />
misma uniformidad, y si cabe, con mayor perfección, una<br />
vez que el cosechero <strong>la</strong> dirija con su presencia, pues de lo<br />
contrario no lo podrá conseguir; pues los trabajadores, no<br />
comprendiendo sus propios intereses, y cuidándose menos de<br />
los de su amo, procuran despachar<strong>la</strong> pronto y mal. Lo cierto<br />
es que <strong>la</strong>s expresadas máquinas no se generalizan, y los<br />
cosecheros que se anticiparon á comprar<strong>la</strong>s, han tenido que<br />
recurrir nuevamente al antiquísimo medio de pisar<strong>la</strong>s con<br />
los pies, algunos de ellos (y esto lo hemos presenciado) en<br />
el mismo día ele empezar á funcionar. Por este motivo hemos<br />
dejado de incluir<strong>la</strong>s en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción que hicimos de los<br />
útiles necesarios en toda bodega.<br />
La pisa con los pies, se hace con calzado de esparto ó cáñamo,<br />
ó con los pies desnudos, debiendo preferirse lo primero,<br />
ya por el ahorro de tiempo, ya porque deja <strong>la</strong> uva<br />
más estrujada, ya por <strong>la</strong> comodidad del operario y ya también<br />
por <strong>la</strong> limpieza,
44<br />
Esta operación se efectúa por partes ó tandas proporcionadas<br />
al número de pisadores: con im azadón de dientes ó<br />
sin ellos se extienden del montón, se despolvorea yeso en<br />
corta cantidad, y se despachurra <strong>la</strong> uva hasta que no queda<br />
ninguna intacta; y recogiéndo<strong>la</strong> entonces con una pa<strong>la</strong> de<br />
madera que llevan los operarios en <strong>la</strong> mano derecha, se va poniendo<br />
en <strong>la</strong> zaranda <strong>para</strong> descobajar<strong>la</strong>.<br />
Es de suma importancia, como ya hemos dicho y queremos<br />
volver á repetir, ejecutar una pisa completa y uniforme<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> buena e<strong>la</strong>boración del vino de mesa que se apetece<br />
<strong>para</strong> el consumo, pues contribuye á <strong>la</strong> rápida y simultánea<br />
fermentación de toda <strong>la</strong> masa, toma el mosto más tanino<br />
que le presta el rozamiento con <strong>la</strong> raspa, consiguéndose más<br />
fácilmente <strong>la</strong> pérdida del azúcar, y con el auxilio del yeso,<br />
<strong>la</strong> mayor coloración y bril<strong>la</strong>ntez del vino. Así nos lo enseña<br />
<strong>la</strong> máxima<br />
De los pies del pisador<br />
sale del vino él color.<br />
Por lo cual es muy conveniente, que una vez recogida <strong>la</strong><br />
uva pisada, se repita otra vez <strong>la</strong> operación hasta dejar<strong>la</strong> triturada<br />
en cuanto <strong>sea</strong> posible, antes de echar<strong>la</strong> en <strong>la</strong> zaranda,<br />
pues el orujo después de se<strong>para</strong>do del escobajo se pisa con<br />
mayor dificultad.<br />
XVI.<br />
Dosco 1): i ¡ n
45<br />
que ejerce dicho residuo leñoso ó escobajo en los vinos de<br />
que tratamos.<br />
Diversas han sido <strong>la</strong>s opiniones de los viticultores acerca<br />
de <strong>la</strong>s ventajas que puede tener el escobajado, creyendo muchos,<br />
y nosotros también lo hemos creído, hasta que <strong>la</strong> experiencia<br />
nos ha demostrado lo contrario, que el escobaj o ó<br />
raspa debe se<strong>para</strong>rse por completo, sin calcu<strong>la</strong>r que esto depende<br />
del estado en que se halle <strong>la</strong> uva, y <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vino<br />
que se trate de e<strong>la</strong>borar.<br />
El ácido tánico ó tanino que se encuentra en pequeña<br />
cantidad en el zumo de <strong>la</strong> uva, que abunda en <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>, y<br />
mayormente en el escobajo, desempeña un papel muy importante<br />
en el vino, al que comunica su astringencia. Los<br />
caldos que le contienen en <strong>la</strong> debida proporción, se acornó"<br />
dan mejor en el día al gusto de los consumidores, se conservan<br />
más fácilmente y adquieren un color más bril<strong>la</strong>nte, ase"<br />
gurando al cosechero <strong>la</strong> venta de ellos. Así que el escobajo de<br />
suyo áspero, conviene ponerle al mosto que retenga mucha<br />
glucosa, yá porque por sí mismo le comunica sus cualidades<br />
astringentes, yá también porque es un auxiliar poderoso de<br />
<strong>la</strong> fermentación.<br />
Con <strong>la</strong> aspereza que le caracteriza, corrige <strong>la</strong> insipidez de<br />
los vinos flojos, escasos de alcohol, por lo que también es<br />
conveniente unirle á los mostos de pocos grados, los cuales<br />
se hal<strong>la</strong>n predispuestos á agriarse ó perderse con facilidad,<br />
pues como acabamos de decir, contribuye á su mejor conservación<br />
y viveza de color. Estos efectos saludables los hemos<br />
tocado nosotros prácticamente, aconsejados por un <strong>la</strong>brador<br />
y cosechero de uva en pequeña esca<strong>la</strong>, vecino nuestro, que lo<br />
viene poniendo en su cosecha desde hace bastantes años, en,<br />
que efecto de una continuada sequía, <strong>la</strong> uva abundaba en<br />
principios azucarados, habiendo conseguido un vino seco y<br />
venderlo con mayor estimación que <strong>la</strong> mayoría de los cose^><br />
cheros, á quienes nos resultó dulce, Desde aquel<strong>la</strong> fecha, no,<br />
olvidarnos el adagio
46<br />
Dá el escobajo tanino<br />
y el suprimir todo, hace mal vino.<br />
Las uvas jugosas y <strong>la</strong>s incompletamente maduras, no<br />
necesitan <strong>la</strong> adición de <strong>la</strong> raspa, aun cuando en general nunca<br />
debe suprimirse por completo, al menos, que los vinos<br />
que se hayan de e<strong>la</strong>borar <strong>sea</strong>n dulces, en cuyo caso se se<strong>para</strong>rá<br />
con esmero.<br />
El gusto que el escobajo pueda dar al vino, si se echó en<br />
mayor cantidad de <strong>la</strong> necesaria, y que los vinateros l<strong>la</strong>man<br />
sabor á verde ó gusto al -palo, va desapareciendo tan luego<br />
como aquél se trasiega, y en todo caso se consigue por medio<br />
de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación.<br />
La cantidad de raspa que puede adicionarse, debe osci<strong>la</strong>r<br />
entre una tercera á una sexta parte, segtin el estado de madurez<br />
de <strong>la</strong> uva.<br />
Los efectos, pues, que <strong>la</strong> adicción del escobajo produce,<br />
son:<br />
1.° Comunicar al vino sus cualidades astringentes, disminuyendo<br />
su dulce. 2.° Activar <strong>la</strong> fermentación que tan<br />
conveniente es <strong>para</strong> <strong>la</strong> descomposición del azúcar. 3.° Corregir<br />
su flojedad, dándole fortaleza. 4.° Contribuir á su mayor<br />
coloración y mejor c<strong>la</strong>rificación. 5.° Hacerle más permanente,<br />
conservándole <strong>la</strong>rgo tiempo sin alterarse. Cuyas cualidades<br />
se hal<strong>la</strong>n recopi<strong>la</strong>das en <strong>la</strong> máxima <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />
La raspa al vino dá astringencia<br />
color, brillo y permanencia,.<br />
Debe sin embargo tenerse en cuenta, que si <strong>la</strong> fermentación<br />
se hace en vasijas abiertas, como lo hacemos <strong>la</strong> mayor<br />
parte de los cosecheros, puede el escobajo contribuir á <strong>la</strong><br />
acetificación del vino, si se deja sobre <strong>la</strong> superficie; cuyo inconveniente<br />
se evita removiendo ó hundiendo diariamente<br />
el copete ó sombrero que se forma en <strong>la</strong> parte superior de<br />
<strong>la</strong> vasija.<br />
Las dos operaciones de pisa y de escobajado se practican<br />
á <strong>la</strong> vez, pues mientras unos operarios verifican <strong>la</strong> primera y
47<br />
lo van echando con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong> de madera en <strong>la</strong> zaranda,—cuyo<br />
a<strong>para</strong>to dejamos descrito en su lugar correspondiente,—otro<br />
lo va frotando de uno á otro <strong>la</strong>do con dos tablitas semicircu<strong>la</strong>res,<br />
que lleva en ambas manos. Un solo hombre, reemp<strong>la</strong>zándose<br />
de vez en cuando, con este a<strong>para</strong>to, en <strong>la</strong> forma<br />
indicada, puede clescobajar en un día de trabajo ó <strong>sea</strong>n 14 horas,<br />
10.000 ó más kilogramos de uva.<br />
El escobajo se<strong>para</strong>do en dicha forma, se va arrojando á<br />
un sitio cerca de <strong>la</strong> prensa <strong>para</strong> verificar el prensado y <strong>la</strong><br />
casca se lleva con cubos á los vasos de fermentación.<br />
XVII.<br />
Del<br />
prensado,<br />
Pisada <strong>la</strong> uva se suele en algunos puntos someter á <strong>la</strong><br />
prensa inmediatamente; pero nosotros que <strong>la</strong> echamos toda<br />
con el mosto en <strong>la</strong> tinaja, lo verificamos en <strong>la</strong> época del trasiego,<br />
y ahora solo se practica esta operación con el escobajo<br />
que ha se<strong>para</strong>do <strong>la</strong> zaranda: sería, sin embargo, muy conveniente<br />
prensar también el orujo antes de mezc<strong>la</strong>rle con<br />
el mosto, por cuanto al esprimirle quedaría completamente<br />
deshecha <strong>la</strong> uva que hubiere salido ilesa de <strong>la</strong> pisa, y entraría<br />
en <strong>la</strong> vasija mejor dispuesta <strong>para</strong> una fermentación uniforme.<br />
Una vez que se haya reunido cantidad bastante de escobajo,<br />
se lleva á <strong>la</strong> prensa <strong>para</strong> obtener todo el mosto que<br />
aún retiene, y el de <strong>la</strong>s uvas que al mismo han quedado adheridas,<br />
rociándolo con agua, á fin de que lo deje mejor <strong>la</strong>vado,<br />
y tome el gusto áspero que produce el tanino, tan útil<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor fermentación, y <strong>para</strong> <strong>la</strong> duración de los vinos.<br />
Póngase especial cuidado en que el escobajo <strong>sea</strong> sometido<br />
á <strong>la</strong> prensa en el mismo día, pues á <strong>la</strong>s 24 ó más horas suele<br />
dar principio á agriarse, y entonces sería muy perjudicial
48<br />
adicionar á <strong>la</strong>s vasijas el líquido esprimido, debiéndose <strong>la</strong>var<br />
bien el <strong>la</strong>gar antes de repetir <strong>la</strong> operación.<br />
El escobajo prensado se utiliza <strong>para</strong> hacer vinagre, <strong>para</strong><br />
alimento del ganado de cerda, y también después de seco,<br />
<strong>para</strong> combustible.<br />
XYIII.<br />
Oasoa ó madre.<br />
La parte sólida dé<strong>la</strong> uva bien pisada, compuesta de los<br />
hollejos, pepitas y escobajo que ha pasado por <strong>la</strong> zaranda en<br />
más ó menos cantidad, es lo que se l<strong>la</strong>ma casca ó madre.<br />
Toda ó parte de el<strong>la</strong>, prensada ó sin prensar, puede mezc<strong>la</strong>rse<br />
con el mosto en <strong>la</strong> vasija de fermentación, según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se<br />
de vino que se trate de e<strong>la</strong>borar, debiendo <strong>para</strong> ello tenerse<br />
en cuenta, que, además de influir en <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación,<br />
el hollejo proporciona <strong>la</strong> materia colorante, el<br />
escobajo su bril<strong>la</strong>ntez y astringencia, y <strong>la</strong>s pepitas, tanino y<br />
un aceite esencial, contribuyendo todas de este modo á dar<br />
el color, el sabor, y el aroma al vino, que fermentado en<br />
esta forma se l<strong>la</strong>ma de maceración.<br />
La importancia que en el día se dá en los mercados nacionales,<br />
y más aún en los extranjeros, á <strong>la</strong> intensidad del<br />
color, hace que el cosechero, <strong>para</strong> no tener que recurrir después<br />
á colores artificiales, siempre imperfectos y reprobados,<br />
mezcle toda <strong>la</strong> parte sólida de <strong>la</strong> uva con el mosto, así que<br />
según va pasando por <strong>la</strong> zaranda, ó después de prensada; si<br />
esta operación tuvo también lugar, <strong>la</strong> va vaciando con cubos<br />
en los vasos vinarios, mezclándose en ellos con el mosto<br />
<strong>para</strong> permanecer así todo el tiempo de <strong>la</strong> fermentación,
49<br />
XIX.<br />
Mosto.<br />
Según se practica <strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa, liemos dicho<br />
que el jugo ó zumo esprimido de <strong>la</strong>s uvas, l<strong>la</strong>mado mosto,<br />
se va deslizando por <strong>la</strong> pequeña pendiente del <strong>la</strong>gar, depositándose<br />
en los recipientes ó pocilios colocados en los extremos<br />
del mismo. De ellos, si no marchó directamente por medio<br />
de tubería se saca con cubos, ó valiéndose de <strong>la</strong> bomba<br />
aspirante impelente de trasiego, y se vierte en los vasos<br />
de fermentación, á <strong>la</strong> vez que <strong>la</strong> casca, procurando queden<br />
llenos en el menor tiempo posible, <strong>para</strong> no dar lugar á que,<br />
habiéndose desarrol<strong>la</strong>do <strong>la</strong> fermentación, se interrumpa <strong>la</strong><br />
marcha uniforme por <strong>la</strong>s adiciones sucesivas que <strong>la</strong> harían<br />
imperfecta.<br />
Las tinajas no deben llenarse por completo, ha de quedar<br />
siempre en el<strong>la</strong>s un vacío de una séptima ú octava parte,<br />
pues al fermentar el mosto con <strong>la</strong> madre ó casca, aumenta de<br />
volumen y se vierte el líquido; ese vacío contribuye.también<br />
á anticipar <strong>la</strong> fermentación.
SECCIÓN 2. a<br />
ELABORACIÓN PRÁCTICA DE LOS VINOS<br />
C<strong>la</strong>sificación, de los vinos.<br />
La variedad de vid que se cultive, el terreno y clima en<br />
que se produce, el método adoptado <strong>para</strong> <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración y<br />
otros accidentes naturales ó artificiales, influyen directamente<br />
en el zumo de <strong>la</strong> uva, <strong>para</strong> que, al convertirse en vino, le<br />
hagan sufrir infinidad de modificaciones, que dan por resultado<br />
diferencias muy notables en sus cualidades. De aquí <strong>la</strong>s<br />
distintas c<strong>la</strong>ses de vinos que se conocen, de <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong>s<br />
más principales son <strong>la</strong>s que se expresan en el siguiente<br />
cuadro:<br />
Vinos<br />
/ \ /Secos ó<br />
í Tintos r e P a s t o ) á s P e r o s -<br />
1 ""/ ó de mesa j Ácidos ó lj^ n o g<br />
; y ( acídulos)<br />
De maceración.<br />
1 (T-, , í-n , (Moscatel Má<strong>la</strong>ga,<br />
i lile postrel Dulces... ^ .„ ,<br />
/TU A • 1 (Uarinena, etc.<br />
&<br />
f-B<strong>la</strong>ncos.. 1 o genero-< - '<br />
! / sos / Rancios.<br />
Vinos tintos son los e<strong>la</strong>borados con uva tintórea, y presentan<br />
un color rojo oscuro más ó menos intenso.<br />
B<strong>la</strong>ncos son los que proceden de uva b<strong>la</strong>nca, y también<br />
los e<strong>la</strong>borados con mosto solo.<br />
De pasto, ele mesa ó comunes, de sabor más ó menos astringente<br />
ó ácido, usados por <strong>la</strong> generalidad de los consumidores<br />
en <strong>la</strong>s comidas, como tónicos é higiénicos,
52<br />
Secos ó ásperos, que no contienen azúcar sin descomponer,<br />
y abundan en ácidos tártrico y tánico, que les comunica un<br />
sabor estíptico.<br />
Ácidos ó acídulos, cuyo sabor es debido á un exceso ele ácidos<br />
tártrico y málico.<br />
De postre ó generoso, ricos en azitcar ó en alcohol, y de<br />
agradable bouquet, obtenidos con uvas de variedades determinadas,<br />
ó por medio del añejamiento, y que no se beben<br />
más que en pequeñas cantidades.<br />
Dulces, cuyo sabor es debido á <strong>la</strong> mayor ó menor cantidad<br />
de azúcar que no se ha desdob<strong>la</strong>do por <strong>la</strong> fermentación.<br />
Si conservan poco azúcar, se les l<strong>la</strong>ma embocados.<br />
Rancios, que son ricos en alcohol y en éteres, más ó menos<br />
aromáticos, y se obtienen por el transcurso de los años.<br />
De macer ación, que procedentes de uvas b<strong>la</strong>ncas ó tintas,<br />
ó de <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de ambas, se obtienen por <strong>la</strong> fermentación<br />
prolongada de sus mostos, con <strong>la</strong>s partes sólidas de <strong>la</strong> uva,<br />
da mucho color y bastante fuerza alcohólica.<br />
Finos ó de baja fermentación, que fermentan ais<strong>la</strong>dos del<br />
escobajo y del hollejo, ó con una pequeña cantidad de este<br />
último.<br />
De <strong>la</strong>s precedentes c<strong>la</strong>ses de vino que se conocen como<br />
más principales, merece preferentemente nuestra atención <strong>la</strong><br />
que recibe el nombre de vinos tintos de pasto, secos ó ásperos,<br />
por haberse hecho su consumo en el día casi universal,<br />
y e<strong>la</strong>borarse por lo mismo en grandes cantidades, por<br />
cuya razón vamos á ocuparnos en <strong>la</strong> presente sección, del<br />
procedimiento que, teniendo en cuenta los preceptos enológicos,<br />
venimos poniendo en práctica con resultados muy satisfactorios,
53<br />
II.<br />
Oondíoiones del mosto.<br />
SU<br />
ANÁLISIS.<br />
Con el fin de asegurar el mejor resultado del vino, es necesario<br />
en primer lugar, examinar <strong>la</strong>s condiciones del mosto<br />
antes de que dé principio su fermentación, <strong>para</strong> poder de esa<br />
manera apreciar <strong>la</strong> influencia que cada uno de los elementos<br />
que le forman desempeña en ese fenómeno, que le lia de convertir<br />
en vino. Las personas científicas que lian practicado<br />
reiterados análisis químicos del mosto, nos lian dado á conocer<br />
los cuerpos ó elementos que entran en su composición,<br />
así como <strong>la</strong> proporción normal aproximada en que se encuentran,<br />
cuyo resumen es el siguiente:<br />
Agua 80 \<br />
Glucosa ó azúcar de uva<br />
19 I<br />
Sales vegetales y minerales ~) >100<br />
Pectina, mucí<strong>la</strong>go y otras sustancias... > 1 \<br />
Ácidos tártrico, tánico, málico, cítrico. . ) '}<br />
Pero como <strong>la</strong>s variedades de <strong>la</strong> vid, su situación, el clima,<br />
<strong>la</strong> calidad del terreno, el grado de madurez, el cultivo y<br />
<strong>la</strong>s influencias atmosféricas, establecen diferencias en esa<br />
proporción de elementos, conteniendo diversa cantidad de<br />
azúcar y de ácidos, lo cual se observa, no sólo en <strong>la</strong>s diferentes<br />
zonas, sino también en el mismo término y aun en <strong>la</strong><br />
misma viña, y que explica <strong>la</strong> diversidad de vinos; de aquí<br />
<strong>la</strong> necesidad del conocimiento ele esos componentes, y de su<br />
corrección, á fin de poner el mosto en condiciones apropiadas<br />
<strong>para</strong> su mejor e<strong>la</strong>boración. Esto es de innegable importancia,<br />
si se tiene en cuenta que después de los muclios gastos<br />
y sacrificios empleados por el viticultor durante todo un<br />
año <strong>para</strong> obtener un producto en el que estriba su principal,<br />
ó acaso su única riqueza, pudiera ocurrir que aquél no llega-
54<br />
<strong>sea</strong> reunir <strong>la</strong>s condiciones que el comercio exige , viéndose<br />
privado de darle salida, ó precisado á malvenderle. Por lo<br />
mismo, <strong>la</strong> corrección del mosto es una necesidad que debe<br />
practicar el cosechero, siempre que convenga <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de<br />
vino que pretenda e<strong>la</strong>borar, pero sin recurrir á sustancias<br />
extrañas, y previo el examen ó reconocimiento del mismo,<br />
con el fin de reconocer si los principios ó elementos que le<br />
constituyen guardan <strong>la</strong> debida re<strong>la</strong>ción, ó si por el contrario,<br />
se encuentran en exceso ó en defecto, en cuyo caso procede<br />
aumentarlos ó disminuirlos.<br />
La desproporción de esos componentes del mosto, puede<br />
obedecer á alguna de <strong>la</strong>s causas siguientes: 1. a Exceso de<br />
azúcar.—2. a Falta de el<strong>la</strong>.—3. a Exceso de ácidos. De cuyos<br />
tres casos nos vamos á ocupar se<strong>para</strong>damente.<br />
EXCESO DE GLUCOSA Ó AZÚCAE DE UVA.<br />
Cuando <strong>la</strong> uva ha llegado á su completa madurez, ó ha<br />
excedido de el<strong>la</strong>, aumenta <strong>la</strong> cantidad de glucosa ó azúcar<br />
contenida en <strong>la</strong> misma, y su jugo demasiado denso ó dulce<br />
ha de dificultar necesariamente <strong>la</strong> fermentación y dar un<br />
producto igualmente dulce como lo dice el proverbio<br />
De mosto de muchos grados<br />
seden vinos embocados.<br />
Y como quiera que éstos <strong>sea</strong>n en el día poco apreciados<br />
en el comercio, y más propensos á alterarse, de aquí <strong>la</strong> necesidad<br />
de que el cosechero trate de corregirlos antes de <strong>la</strong><br />
fermentación.<br />
Para apreciar <strong>la</strong> proporción en que el azúcar se encuentra,<br />
se hace uso del instrumento l<strong>la</strong>mado glucómetro ó pesárnoste,<br />
bastante generalizado en el día entre los cosecheros, y que<br />
nos suministra datos <strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se ele vino que ha de<br />
resultar del mosto después de haber fermentado; pues si éste<br />
contiene mucho azúcar, y es corta <strong>la</strong> cantidad de fermento,<br />
no se descompone toda con <strong>la</strong> fermentación, y el vino será<br />
dulce, Marcando el mosto 15 ó más grados, es de esperar una
•55<br />
fermentación perezosa ó lenta é incompleta, y el producto<br />
más ó menos dulce; no así de 13 y 14 grados, que es el término<br />
medio á que debe aquél bai<strong>la</strong>rse, por cuanto el vino<br />
que de él se obtenga lia de reunir <strong>la</strong>s mejores cualidades <strong>para</strong><br />
el consumo y <strong>para</strong> su mejor conservación; de menos grados<br />
fermenta con rapidez y el vino sale flojo.<br />
Para graduar el mosto se lia de hacer antes de haberse<br />
adicionado yeso, colándole á través de un lienzo, y rebajando<br />
un grado por cada 12 que marque, por <strong>la</strong>s materias extrañas<br />
al azúcar que aquél contiene en suspensión, y que<br />
aumenta su densidad. Los encargados de nuestras bodegas<br />
adquieren tal práctica en el conocimiento del azúcar que el<br />
mosto contiene, que al mojarse con éste <strong>la</strong>s manos, calcu<strong>la</strong>n<br />
los grados que marca, por lo más ó menos que éstas se ligan<br />
á los instrumentos que manejan, equivocándose raras veces,<br />
y nunca en medio grado.<br />
Ahora bien, <strong>para</strong> remediar <strong>la</strong> desproporción en que se<br />
encuentre el azúcar, <strong>la</strong> cual nos marcará el pesamosto, se<br />
recurre á los medios siguientes:<br />
1.° Mezc<strong>la</strong> de mostos acuosos con otros más azucarados.—<br />
Para conseguirlo se mezc<strong>la</strong> en el <strong>la</strong>gar <strong>la</strong> uva jugosa, b<strong>la</strong>nda<br />
y menos madura, procedente de sitios húmedos y de vides<br />
nuevas ó de poda tardía, cuyo mosto es más lijero, con <strong>la</strong><br />
recolectada en terrenos más fuertes, cálidos, altos y de vides<br />
viejas ó de poda temprana, que c<strong>la</strong>n mosto más azucarado.<br />
De este modo se consigue también que el caldo de una bodega<br />
guarde <strong>la</strong> misma proporción, siendo tocio de igual c<strong>la</strong>se.<br />
2.° Adición de agua.—Este es el medio más seguro y ventajoso<br />
<strong>para</strong> rebajar el exceso de azúcar contenido en el mosto,<br />
haciéndole más fluido, cuando <strong>la</strong> abundancia de aquel<br />
principio haga temer que el vino salga dulce. Al efecto, conocidos<br />
los grados que tiene, se le añade agua pura hasta<br />
rebajarlos á los que se desee, advirtiendo que no debe quedar<br />
á menos de 13 á 14 grados. Este agua que se adiciona<br />
dilúe el principio sacarino, convirfcióndole más fácilmente
56<br />
en. alcohol y ácido carbónico, por <strong>la</strong> extraordinaria actividad<br />
que presta á <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, dando como<br />
resultado un vino seco y bueno <strong>para</strong> el consumo, con un<br />
aumento en <strong>la</strong> cantidad del producto.<br />
En años secos y en los que <strong>la</strong> uva se recolecta muy madura,<br />
es indispensable valerse ele este medio <strong>para</strong> no obtener<br />
un vino dulce, como nos lo recomienda el adagio<br />
Agua y raspa en <strong>la</strong> uva pasada;<br />
en <strong>la</strong> que esté en sazón no se eche nada.<br />
¡Y oja<strong>la</strong> le hubiéramos conocido muchos años antes, porque<br />
nos hubiera evitado pérdidas ele grandísima consideración!<br />
Recordamos con este motivo lo ocurrido con nuestros<br />
vinos en el año de 1863. La uva se entrojó en su mayor<br />
grado de madurez, tanto, que por <strong>la</strong> pisa no se desprendían<br />
los granos de sus racimos, ni el mosto de <strong>la</strong>s uvas, teniendo<br />
que volver <strong>la</strong>s diversas tandas ele éstas á uso de parva de<br />
mies, y aun así quedaba <strong>la</strong> mayor parte en el escobajo, el<br />
cual se se<strong>para</strong>ba por completo, sin dejar uno, con zaranda<br />
espesa, por creerle también entonces perjudicial al vino.<br />
Era el año primero en que nos poníamos al frente de nuestra<br />
bodega. El bodeguero, antiguo ya en <strong>la</strong> casa, nos advirtió<br />
que jamás se echaba agua ni en el prensado del escobajo,<br />
ni aun <strong>para</strong> <strong>la</strong>var el <strong>la</strong>gar; lo que mereció nuestra aprobación.<br />
El resultado obtenido, según los datos que aparecen en<br />
nuestro registro <strong>viníco<strong>la</strong></strong>, fué el siguiente:<br />
Se pesaron 6.500 arrobas de uva, cuyo precio fué el de<br />
seis reales y un cuartillo, importando <strong>la</strong> cantidad de 40.625<br />
reales. El vino obtenido fué en número ele 2.450 cántaras<br />
(16 litros), resultando <strong>para</strong> cada una ele éstas, más ele dos<br />
arrobas, 16 libras de uva. Su c<strong>la</strong>se, como necesariamente<br />
tenía que suceder, fué completamente dulce, vendiéndose<br />
con mucha dificultad á los precios de nueve á once reales<br />
cántara, por lo que resultó una pérdida de 14.000 reales. El<br />
yino áspero se vendió á 13 y 14 reales, que con el au-
57<br />
mentó consiguiente de <strong>la</strong> cantidad de cántaras, por <strong>la</strong> adición<br />
del agua, resultó haber obtenido ganancia el acopiador ó traficante.<br />
La adición de agua ha de tener lugar única y exclusivamente<br />
en el mosto muy denso, y antes de <strong>la</strong> fermentación<br />
tumultuosa, procurando no excederse en <strong>la</strong> cantidad que se<br />
ponga, puesto que más vale quedarse cortos, una vez que<br />
hemos de tener en <strong>la</strong> mano otro procedimiento seguro y eficaz<br />
<strong>para</strong> volverlo áspero.<br />
Ya hecho el vino y sólo por el afán de lucro, no se debe<br />
poner en él cantidad alguna de agua, porque esto constituiría<br />
un fraude punible en perjuicio de <strong>la</strong> calidad de aquél y del<br />
crédito del cosechero. Por eso le dice otro axioma<br />
No eche agua al vino el cosechero<br />
si de<strong>sea</strong> crédito y dinero.<br />
3.° Adición de raspa ó escobajo.—El ácido tánico ó tanino<br />
le contiene en gran cantidad el escobajo, y comunica alvino<br />
su astringencia. De aquí <strong>la</strong> conveniencia de unirle al mosto<br />
que retenga mucha materia azucarada, ya porque por sí mismo<br />
le presta su aspereza, ya también porque se le reconoce<br />
como un auxiliar de <strong>la</strong> fermentación. Así debe tenerse presente<br />
que<br />
Da el escobajo tanino<br />
y el suprimir todo hace mal vino;<br />
como dejamos consignado al ocuparnos del descobajado.<br />
4.° Adición de ácido tártrico.—Las uvas bien maduras contienen<br />
en. pequeña cantidad el ácido tártrico, por haberse<br />
éste convertido en azúcar, dando por resultado un mosto muy<br />
denso, abundante en materia azucarada, siendo de temer que<br />
el vino, además de mantenerse dulce é insípido, adquiera un<br />
color opaco y pardo. Así, que <strong>para</strong> evitar estos defectos, se<br />
hace preciso no dejar que <strong>la</strong> uva madure demasiado, á fin de<br />
que conserve en <strong>la</strong> debida proporción los ácidos que <strong>la</strong> son<br />
propios. Pero si no se hubiere recolectado en esas condiciones,<br />
y su madurez fuere excesiva, será conveniente <strong>la</strong> adición de
•58<br />
ácidos, especialmente el tártrico, que actúa sobre <strong>la</strong> materia<br />
colorante azul del liollejo, haciéndole rojo, bril<strong>la</strong>nte y permanente.<br />
5.° Remoción y aireo del mosto.—Esta operación contribuye<br />
eficazmente <strong>para</strong> <strong>la</strong> descomposición de <strong>la</strong> glucosa ele uva,<br />
y de el<strong>la</strong> nos hemos de ocupar detenidamente al tratar de <strong>la</strong><br />
acción del oxígeno del aire en <strong>la</strong> fermentación.<br />
III.<br />
Falta de azúcar.<br />
Sncede algunas veces, y con especialidad en años lluviosos<br />
y en uvas poco maduras, y en <strong>la</strong>s procedentes de sitio,<br />
bajos y húmedos ó de regadío, que el mosto es muy acuosos,<br />
escaso de materia azucarada, y el vino que de él resulta es<br />
flojo, débil y predispuesto á alterarse. Esta desproporción<br />
entre el azúcar y el agua debe remediarse, elevando los grados<br />
glucométricos del mosto, hasta que alcance lo menos 12<br />
grados, <strong>para</strong> lo que aconsejan los enólogos los siguientes procedimientos<br />
:<br />
1.° Amontonamiento de <strong>la</strong> uva.—Hemos dicho lo conveniente<br />
que es esta operación bajo los diferentes aspectos en que<br />
<strong>la</strong> consideramos en su lugar oportuno, siendo uno de sus resultados<br />
<strong>la</strong> pérdida de <strong>la</strong> acuosidad de <strong>la</strong> uva y el mayor desarrollo<br />
de su azúcar. Mas <strong>para</strong> este objeto, en vez de permanecer<br />
24 horas en el <strong>la</strong>gar, se tendrá tres ó cuatro días, si le<br />
fuere fácil al cosechero. En <strong>la</strong>s provincias del Norte ó en países<br />
fríos es costumbre tener<strong>la</strong> amontonada hasta diez ó más<br />
días.<br />
2.° Asoleo.—-La exposición de <strong>la</strong> uva al sol, después de<br />
cortada, es muy útil <strong>para</strong> aumentar su azúcar, pero además<br />
de ser un medio dispendioso, no puede hacerse en tiempo de<br />
lluvias, <strong>la</strong>s cuales y los fríos, son generalmente <strong>la</strong> causa de<br />
su acuosidad y aun de su putrefacción, por lo que se usa úni-
59<br />
camente <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de vinos generosos, con preferencia<br />
al arropado.<br />
3.° Adición de azúcar.—Este medio que proponen y recomiendan<br />
los enólogos <strong>para</strong> <strong>la</strong> conversión del azúcar en alcohol<br />
y en ácido carbónico, por más que <strong>sea</strong> el más conveniente,<br />
no puede usarse en vinos cuyo precio no remunera<br />
los gastos que origina, y por lo mismo le elejamos <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
ciencia, concretándonos nosotros á ciarle á conocer.<br />
4.° Adición del arrope.—El mosto cocido hasta reducirle á<br />
dos tercios ó una mitad próximamente, es el medio más sencillo<br />
y menos dispendioso <strong>para</strong> dar al caldo el azúcar que le<br />
falte. Adicionado al mosto aumenta su densidad, sostiene <strong>la</strong><br />
fermentación y evita se altere fácilmente. En muchos pueblos<br />
se hace de él bastante uso <strong>para</strong> conservar los vinos, con<br />
especialidad los b<strong>la</strong>ncos, que es lo que l<strong>la</strong>man arropado; nosotros<br />
no le hemos usado, sino cuando se estimaban los vinos<br />
dulces, con el fin de hacerlos más apreciados.<br />
B.° Adición de alcohol.—Es indudable que este líquido, producto<br />
que dá <strong>la</strong> glucosa ó azúcar de uva por <strong>la</strong> fermentación,<br />
y que se obtiene por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción, tiene importancia<br />
suma <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación de los vinos, prestándoles los<br />
grados necesarios <strong>para</strong> evitar su alteración. Adicionado al<br />
vino, aviva también su color, según veremos más ade<strong>la</strong>nte,<br />
debiendo utilizarse en corta cantidad y que <strong>sea</strong> de buena calidad,<br />
procurando no proceda de vino averiado, ni del l<strong>la</strong>mado<br />
de industria. Echado en <strong>la</strong> fermentación, ó <strong>sea</strong> antes de<br />
que ésta termine por completo, no hay inconveniente en que<br />
<strong>sea</strong> de orujo, ni que marque más ó menos grados. Debe tenerse<br />
en cuenta que un exceso de ello precipita el fermento, y<br />
por lo mismo <strong>para</strong>liza <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación. En su<br />
lugar correspondiente nos hemos de ocupar de este producto<br />
con <strong>la</strong> debida extensión.
60<br />
IV.<br />
Exceso de ácidos.<br />
Para que el mosto fermente con regu<strong>la</strong>ridad y produzca<br />
buen vino, necesita contener cierta cantidad ele ácidos tártrico,<br />
tánico, ruanco, cítrico, los cuales en proporciones convenientes<br />
contribuyen extraordinariamente á su conservación,<br />
prestándole aroma, bril<strong>la</strong>ntez y aspereza, ejerciendo<br />
además una influencia favorable en <strong>la</strong> marcha de <strong>la</strong> fermentación.<br />
Pero si tan beneficiosa es su intervención siempre<br />
que se contenga en sus justos límites, el exceso de ellos le<br />
comunica un sabor demasiado acerbo é ingrato, que le hace<br />
desmerecer <strong>para</strong> el consumo, por lo que se hace precisa su<br />
corrección.<br />
Sustancias empleadas <strong>para</strong> <strong>la</strong> corrección de <strong>la</strong> acidez del<br />
mosto.—Para neutralizar <strong>la</strong> excesiva acidez clel mosto, recomienda<br />
Chaptal el carbonato de cal pulverizado, ó <strong>sea</strong> el<br />
mármol, con preferencia á cualquier otra sustancia, echado<br />
poco á poco en el mosto, removiéndolo á <strong>la</strong> vez. Se usa también<br />
<strong>la</strong> cal en pequeña cantidad, por cuanto ataca el color,<br />
<strong>la</strong> creta ó tierra b<strong>la</strong>nca, que también obscurece y aun vuelve<br />
pardo el color rojo; el agua azucarada y el sulfato de cal ó<br />
yeso, que por ser el más generalizado nos vamos á ocupar de<br />
él con algún detenimiento.<br />
ENYESADO DE LOS<br />
MOSTOS.<br />
La adición clel yeso ó sulfato de potasa al mosto, es conocida<br />
en los países <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s cíesele <strong>la</strong> más remota antigüedad,<br />
viniéndose empleando constantemente al pisar <strong>la</strong> uva,<br />
sobre cuyas tandas se despolvorea, según ya digimos. Esta<br />
práctica, seguida constantemente por los vinicultores, sin<br />
ciarse cuenta de sus efectos, obedece según algunos enólogos
61<br />
á una costumbre rutinaria, mientras otros <strong>la</strong> creen de tal<br />
utilidad, que suponen no se puede prescindir de el<strong>la</strong>, sin detrimento<br />
de <strong>la</strong>s buenas propiedades del caldo. El yeso, según<br />
éstos, absorbe una cantidad del agua que <strong>la</strong> uva retiene; precipita<br />
los ácidos excesivos y contribuye á <strong>la</strong> mejor conservación<br />
y mayor coloración y transparencia del vino, por el ácido<br />
sulfúrico que contiene. Creen otros, conformes también<br />
con esta práctica, que eleva el grado acidimétrico del mosto,<br />
extrayendo del orujo <strong>la</strong> mitad del ácido tártrico, que en otro<br />
caso quedaría en estado de tártaro, lo cual es causa de <strong>la</strong> mayor<br />
coloración y viveza que adquiere. Este efecto se observa<br />
en el momento de pisar <strong>la</strong> uva sobre que se haya puesto, por<br />
cuanto, si de un mismo montón de el<strong>la</strong> se extienden y pisan<br />
á <strong>la</strong> vez dos tandas, una con yeso pulverizado y otra sin él,<br />
se nota <strong>la</strong> diferencia de su color, presentándose el mosto de<br />
<strong>la</strong> primera mucho más encendido.<br />
Ilustrados enólogos aconsejan á los cosecheros que abandonen<br />
esta práctica, por más que <strong>sea</strong> tan antigua, por cuanto<br />
<strong>la</strong>s ventajas que con el<strong>la</strong> se buscan no se necesitan, por contener<br />
el mosto ácidos libres y <strong>la</strong> sal ácido bitartrato de potasa,<br />
y en todo caso, es más conveniente añadirle dicha sal<br />
y ácido tártrico, que son <strong>la</strong>s sustancias propias del vino.<br />
El empleo del j^eso se hace teniendo en cuenta <strong>la</strong> ma3 r or<br />
ó menor madurez de <strong>la</strong>s uvas, y su mayor ó menor acuosidad.<br />
Nosotros, por más que no le conceptuemos de una necesidad<br />
imprescindible, le empleamos en cantidad de cuatro á<br />
seis kilogramos próximamente por cada 1.000 de uva, según<br />
el estado de ésta, y en ningún caso prescindimos de él.<br />
Pero el conocimiento de los efectos del j^eso, ofrece en el<br />
día sumo interés <strong>para</strong><strong>la</strong> higiene y <strong>para</strong> el comercio de vinos,<br />
por cuanto se han suscitado opiniones diversas entre repu-><br />
tados enólogos acerca del empleo de esta sustancia, recha-»<br />
zándole muchos como inútil y perjudicial á <strong>la</strong> salud, mien-?<br />
tras otros, y también algunas corporaciones científicas,
62<br />
sostienen que nada hay que autorice á creer que pueda producir<br />
daño á <strong>la</strong> salud. Nosotros tenemos observado que los<br />
vinos excesivamente enyesados son pesados é indigestos, y<br />
producen dolores de cabeza, como sucede con el de algunas<br />
localidades, y cuyos efectos son atribuidos por los mismos<br />
cosecheros á <strong>la</strong> expresada causa. Oigamos sobre este punto <strong>la</strong><br />
opinión del ilustrado profesor de farmacia Sr. Puerta, en <strong>la</strong><br />
sesión del 16 de Febrero de ete año en el Congreso. «Dentro y<br />
fuera de España, algunos han considerado los vinos enyesados<br />
como más ó menos perjudiciales á <strong>la</strong> salud, pero nadie los<br />
ha considerado como tóxicos; lo más que se cree de ellos es<br />
que el sulfato de potasa puede producir los efectos de un<br />
lijero purgante, ó de un diurético, y que esto no puede con.<br />
siderarse como un inconveniente grave, una vez que el sulfato<br />
de potasa reemp<strong>la</strong>za á otra sal que hay en el vino y que<br />
tiene propiedades análogas, aunque no <strong>sea</strong>n iguales.»<br />
Su empleo, pues, en <strong>la</strong> cantidad que hemos dicho, lo hacemos<br />
nosotros, no ofrece inconveniente alguno, ni <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
salud, ni <strong>para</strong> <strong>la</strong> admisión de dichos vinos en <strong>la</strong> vecina República,<br />
cuyo Gobierno, por disposición del Ministro de Justicia<br />
de 1880, prohibió <strong>la</strong> entrada en su territorio de aquellos<br />
que contengan más de dos gramos ele sulfato de potasa por<br />
litro.<br />
V.<br />
Agentes que motivan y desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong><br />
fermentación.<br />
Dejamos consignado en <strong>la</strong> precedente sección, que el<br />
mosto y orujo de <strong>la</strong> uva, se deposita en los recipientes con<br />
el fin de que en ellos se opere el fenómeno de <strong>la</strong> fermentación<br />
alcohólica, que ha de dar por resultado <strong>la</strong> conversión de sus<br />
componentes en alcohol y ácido carbónico, ó <strong>sea</strong> en vino.<br />
Mas <strong>para</strong> dirigir<strong>la</strong> con acierto, le es indispensable al cose-
63<br />
cliero conocer y apreciar el papel que en el<strong>la</strong> desempeñan los<br />
elementos que <strong>la</strong> motivan, y <strong>la</strong>s causas que contribuyen á<br />
su desarrollo.<br />
Además del agua y del azúcar—de los cuales y de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />
en que se lian de hal<strong>la</strong>r, nos hemos ocupado anteriormente—se<br />
encuentra en el zumo de <strong>la</strong> uva un tercer elemento<br />
ó base ele <strong>la</strong> fermentación, conocido con el nombre de<br />
fermento, que pasamos á dar á conocer, dejando <strong>para</strong> más<br />
ade<strong>la</strong>nte el examen de <strong>la</strong>s causas que contribuyen á su desarrollo,<br />
cuales son el aire y una temperatura adecuada.<br />
DEL<br />
FERMENTO.<br />
En unión íntima con el agua y aziícar existe en el mosto<br />
cierta cantidad ele fermento ó levadura, sustancia azoada y<br />
albuminosa que imprime movimiento, vida y energía á los<br />
elementos ele aquél, descomponiéndolos y transformándolos<br />
completamente. Las personas científicas estudian y discuten<br />
<strong>la</strong>rga y acaloradamente acerca del origen, naturaleza y<br />
modo ele obrar ele este misterioso agente, admitiendo unos<br />
<strong>la</strong> teoría de los infusorios ó animales vivientes, mycoderma,<br />
que en circunstancias apropiadas se desarrol<strong>la</strong>n, consumen<br />
el azúcar, lo digieren y lo transforman en alcohol y en ácido<br />
carbónico, dejando de existir cuando desaparece el azúcar,<br />
que ya no pueden consumir; y sosteniendo otros <strong>la</strong> de vegetales<br />
microscópicos ó glóbulos que pueden existir en <strong>la</strong> masa<br />
del fermento ó en el aire. Disputas son éstas ajenas á nuestro<br />
propósito experimental, y dejando á los sabios <strong>la</strong> investigación<br />
y discusión tranqui<strong>la</strong> de tan incomprensible agente,<br />
consignemos aquí únicamente <strong>la</strong> conveniencia de que<br />
esta sustancia guarde <strong>la</strong> debida proporción con el principio<br />
azucarado, pues si existe en exceso, <strong>la</strong> fermentación se hace<br />
con gran rapidez, concluye el azúcar por completo, y obrando<br />
sobre otros principios del vino, provocan fermentaciones<br />
distintas ele <strong>la</strong> alcohólica, que concluyen con alterar ó ave-
64<br />
riar el caldo. Y si por el contrario, existe en pequeña cantidad<br />
con re<strong>la</strong>ción al azúcar, ésta no se descompone, sino que<br />
se reconcentra en el líquido, y produce una fermentación<br />
muy lenta, que dá por resultado un vino dulce.<br />
De aquí <strong>la</strong> necesidad ele que los mostos reúnan los componentes<br />
en <strong>la</strong> proporción debie<strong>la</strong>, <strong>para</strong> que no se sobreponga<br />
ninguno de ellos, en lo que nos lia ele prestar un gran<br />
servicio el uso del pesamosto, pues según el resultado que<br />
éste señale, así procederemos á <strong>la</strong> adición del que se halle<br />
escaso, ya rebajando <strong>la</strong> materia azucarada, ó ya aumentándo<strong>la</strong><br />
por los medios indicados; ya poniendo tocio el escobajo<br />
ó raspa, ó ya suprimiéndole en su mayor parte.<br />
VI<br />
De <strong>la</strong> fermentación alcohólica.<br />
Colocado el mosto en <strong>la</strong>s vasijas, y hecha <strong>la</strong> conveniente<br />
corrección de sus elementos, si <strong>la</strong> hubiere necesitado, se opera<br />
en el mismo una reacción química que le transforma por<br />
completo y le convierte en vino. Al misterioso fenómeno que<br />
efectúa esta metamorfosis se le dá el nombre de fermentación<br />
alcohólica, de <strong>la</strong> cual depende <strong>la</strong> obtención ele vinos ele cualidades<br />
distintas, y en el<strong>la</strong> también tienen generalmente su<br />
origen, los vicios y defectos de que aquellos pudieran adolecer<br />
después, por lo que se debe procurar disponer<strong>la</strong> y dirigir<strong>la</strong><br />
con <strong>la</strong>s precauciones convenientes, á fin ele que termine<br />
de una manera acabada, y dé por resultado un buen vino,<br />
como nos lo dice el precepto<br />
Dirige <strong>la</strong> fermentación con tino<br />
si de<strong>sea</strong>s obtener buen vino.<br />
Varias son <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses de fermentación que se conocen, y<br />
á <strong>la</strong>s que se dan los nombres de alcoliólica ó vinosa, que desdob<strong>la</strong><br />
el azúcar en alcohol y en ácido carbónico, ó <strong>sea</strong> en<br />
vino; sacarina, que produce el azúcar; acética, que dá origen al
65<br />
vinagre, láctica, pútrida, etc., ele <strong>la</strong>s cuales <strong>la</strong> primera, ó <strong>sea</strong><br />
<strong>la</strong> alcohólica, es <strong>la</strong> que vamos á examinar en este lugar.<br />
La fermentación alcohólica se distingue en tumultuosa,<br />
que tiene lugar en los primeros momentos; lenta, que continúa<br />
después de aquel<strong>la</strong> con menos intensidad; y anormal ó<br />
extemporánea, que se verifica generalmente en el vino dulce<br />
después de trasegado.<br />
Las vasijas pueden estar dispuestas <strong>para</strong> que <strong>la</strong> fermentación<br />
tenga <strong>la</strong>gar tapada ó abierta. Los enólogos discuten<br />
acerca de <strong>la</strong>s ventajas ó inconvenientes que pueda tener cada<br />
una de el<strong>la</strong>s, prefiriéndose por muchos <strong>la</strong> primera, por cuanto<br />
en el<strong>la</strong>, dicen, se reconcentra todo el alcohol y el ácido<br />
carbónico, y no se predispone el vino á averiarse por <strong>la</strong> acción<br />
del oxígeno del aire. Nosotros nos hemos de ocupar únicamente<br />
de <strong>la</strong> que se lleva á efecto en vasijas abiertas, que<br />
es <strong>la</strong> generalmente aceptada, y que merece nuestra preferencia,<br />
por convenir mejor á <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vinos que e<strong>la</strong>boramos,<br />
<strong>para</strong> que tengan aceptación en el comercio, pues los pequeños<br />
ensayos que hemos hecho de <strong>la</strong> tapada, no nos han dado<br />
resultados satisfactorios, porque además de <strong>la</strong> lentitud con<br />
que se verifica, y que es <strong>la</strong> causa de que el vino no-complete<br />
su madurez en mucho tiempo, carece del color subido que dicho<br />
caldo toma en vasija abierta por <strong>la</strong> acción del oxígeno.<br />
A <strong>la</strong>s 24 horas de colocado el mosto con <strong>la</strong>s materias sólidas<br />
de <strong>la</strong> uva que le hayan acompañado, en <strong>la</strong>s vasijas de<br />
fermentación, si aquél reúne <strong>la</strong>s condiciones apropiadas, y le<br />
son favorables <strong>la</strong>s atmosféricas, dan principio á elevarse á<br />
<strong>la</strong> superficie unas burbujas que parten de <strong>la</strong> masa fermentante,<br />
adquiriendo toda el<strong>la</strong> un movimiento de abajo hacia<br />
arriba, que <strong>la</strong> hace aumentar de volumen, en términos de<br />
derramarse el mosto, sino se hubiere cuidado de dejar bastante<br />
vacío. Este movimiento es ocasionado á <strong>la</strong> vez que por<br />
<strong>la</strong> di<strong>la</strong>tación que el calórico produce, por el empuje que á <strong>la</strong><br />
masa llevan esas burbujas llenas de ácido carbónico, al elevarse<br />
á <strong>la</strong> superficie, en <strong>la</strong> cual revientan y desprenden ese<br />
5
66<br />
gas, produciéndose un ruido como el que forma el agua<br />
hirviendo, lo que ha hecho que 4 este fenómeno se le l<strong>la</strong>me<br />
también cocción. La parte sólida ó casca, efecto de ese empuje,<br />
se acumu<strong>la</strong> en <strong>la</strong> superficie, formando una costra ó<br />
capa de bastante dureza, l<strong>la</strong>mada sombrero ó masa fermentante.<br />
Al propio tiempo, se produce un aumento de temperatura<br />
mayor ó menor, según <strong>la</strong> intensidad de <strong>la</strong> fermentación,<br />
disminuyendo á medida que el azúcar se convierte en alcohol<br />
y en ácido carbónico, cuyo gas se desprende en gran cantidad.<br />
Esta fermentación, l<strong>la</strong>mada tumultuosa por su extraordinaria<br />
energía, suele durar de ocho á 20 días, según <strong>la</strong>s con.<br />
diciones en que se verifique; pero el mosto aún conserva algo<br />
del principio azucarado, que luego se desdob<strong>la</strong> por <strong>la</strong><br />
fermentación <strong>la</strong>tente, insensible ó lenta que después continúa<br />
hasta que se descomponen por completo todos los elementos<br />
de aquél, y se convierte en vino, precipitándose <strong>la</strong><br />
casca al fondo de <strong>la</strong> vasija, y adquiriendo aquél un color<br />
limpio y transparente con todas <strong>la</strong>s buenas propiedades <strong>para</strong><br />
beberse. Así nos dice <strong>la</strong> máxima<br />
Fermentación bien concluida<br />
produce buena bebida.<br />
VIL<br />
E>el gas ácido carbónico.<br />
SU COMPOSICIÓN Y PRECAUCIONES QUE DEBEN OBSERVARSE.<br />
Durante <strong>la</strong> fermentación alcohólica tiene lugar, según<br />
queda dicho, un desprendimiento de gas ácido carbónico,<br />
reteniendo el vino parte de él, y pasando á <strong>la</strong> atmósfera en<br />
mayor cantidad, pudiendo producir efectos funestos a<strong>la</strong>s personas,<br />
por lo que conviene dar del mismo una lijera idea.<br />
Este ácido es una combinación del oxigeno con el carbono,<br />
gaseoso á <strong>la</strong> temperatura y presión media de <strong>la</strong> atmósfera,
67<br />
y se hal<strong>la</strong> mezc<strong>la</strong>do con el aire atmosférico: lo exha<strong>la</strong>n los<br />
volcanes, se desprende expontáneamente en algunos terrenos<br />
y se produce en <strong>la</strong> combustión ordinaria, en <strong>la</strong> respiración<br />
y en <strong>la</strong>s fermentaciones. Es incoloro, de sabor lijeramente<br />
ácido, de olor picante é irrespirable, por lo que asfixia<br />
á los animales y á <strong>la</strong>s personas, siendo frecuentes los casos<br />
en que en algunas bodegas hay que <strong>la</strong>mentar <strong>la</strong> muerte de<br />
algún operario. Es más pesado que el aire, y por lo mismo<br />
se dirige siempre á ocupar <strong>la</strong> parte inferior ele <strong>la</strong> atmósfera.<br />
Durante <strong>la</strong> fermentación tumultuosa se desprende en<br />
graneles proporciones, y es cuando se necesitan todas <strong>la</strong>s<br />
precauciones por parte de los operarios <strong>para</strong> evitar funestos<br />
resultados. Por lo tanto, se ha de procurar que el local en<br />
donde aquel<strong>la</strong> tenga lugar goce de venti<strong>la</strong>ción, teniendo alguna<br />
correspondencia <strong>para</strong> que el ácido carbónico <strong>sea</strong> sustituido<br />
por el oxígeno del aire: llévese una luz, y si ésta se<br />
apaga ó <strong>la</strong>nguidece vuélvase atrás, pues es prueba de que se<br />
hal<strong>la</strong> <strong>la</strong> bodega impregnada en dicho gas. Los obreros, al<br />
hacer <strong>la</strong> inmersión de <strong>la</strong> casca ó sombrero con el mecedor,<br />
deben tener <strong>la</strong> cabeza levantada, pues al dar principio á <strong>la</strong><br />
operación, se desprende tal cantidad de este ácido' que pudiera<br />
causar instantáneamente <strong>la</strong> muerte.<br />
En <strong>la</strong>s cuevas no debe introducirse el mosto, sino después<br />
de haber terminado <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, porque <strong>la</strong><br />
corriente de aire que en el<strong>la</strong>s puede establecerse, es más dificultosa.<br />
No hace muchas años que en el pueblo en que escribimos,<br />
puso un cosechero á fermentar en su reducida y poco<br />
venti<strong>la</strong>da cueva, dos tinajas ele mosto con tocia <strong>la</strong> casca, y al<br />
tiempo de hundir ésta, se desprendió tal cantidad de ácido<br />
corbónico, que le privó de <strong>la</strong> vida instantáneamente, quedando<br />
también en grave estado un sirviente que le acompañaba.<br />
Nosotros, desde algunos años, aprovechamos <strong>la</strong>s tinajas de <strong>la</strong><br />
cueva, que ya se hal<strong>la</strong>n desocupadas, <strong>para</strong> entrojar en el<strong>la</strong>s<br />
<strong>la</strong> uva que no podemos acomodar en <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> bodega'; mas<br />
<strong>para</strong> ello, desocupamos <strong>la</strong>s^de este local que] ya lian sufrido
68<br />
<strong>la</strong> fermentación tumultuosa por espacio de ocho ó más días<br />
y de este modo continúa luego en <strong>la</strong> cueva <strong>la</strong> insensible, sin<br />
ofrecer peligro alguno.<br />
El ácido carbónico que disuelto retiene el vino , desempeña<br />
entre otros el importante papel de impedir <strong>la</strong> absorción<br />
del oxígeno del aire, que tan funestas alteraciones le acarrea.<br />
El vino que carece de esto gas, es insípido y repugnante, y<br />
le l<strong>la</strong>mamos vino desvanecido.<br />
VIII<br />
Agentes exteriores que influyen en el desarrollo<br />
de <strong>la</strong> fermentación.<br />
Hemos consignado anteriormente, que además délos tres<br />
elementos ó bases de <strong>la</strong> fermentación alcohólica, agua, azúcar<br />
y fermento, que se hal<strong>la</strong>n en el zumo de <strong>la</strong> uva, intervienen<br />
otros agentes exteriores que <strong>la</strong> desarrol<strong>la</strong>n, activan y ponen<br />
en movimiento. Estos son el calor y el aire atmosférico.<br />
ACCIÓN DEL CALOS<br />
Para que el fermento se desarrolle y obre sobre los demás<br />
elementos del mosto, es necesario una temperatura conveniente,<br />
sin <strong>la</strong> cual no se produce ó desenvuelve <strong>la</strong> fermentación.<br />
Por lo mismo es indispensable que el aire exterior ele<br />
<strong>la</strong> bodega se halle á una temperatura ele 16° á 30° centígrados,<br />
porque en grado más inferior <strong>la</strong> vicia del fermento<br />
se amortigua, <strong>para</strong>lizándose <strong>la</strong> cocción y ciando por resultado<br />
un vino dulce, pues el aziícar y el fermento se reconcentran<br />
sin haber conseguido el desdob<strong>la</strong>miento ele aquel<strong>la</strong><br />
en alcohol y en ácido carbónico. La casca en este caso, no<br />
llega á precipitarse por completo al fondo de <strong>la</strong> vasija, y el<br />
caldo se hal<strong>la</strong> predispuesto á continuar <strong>la</strong> fermentación en<br />
época más propicia.<br />
El termómetro colocado en <strong>la</strong> bodega, nos indicará <strong>la</strong> tem-
69<br />
peratura, y nos servirá de guía <strong>para</strong> elevar<strong>la</strong>, caso necesario'<br />
á fin de establecer una buena fermentación. En otoños fríos,<br />
se observa que ésta no se manifiesta hasta después de transcurridos<br />
algunos días, haciéndolo luego con irregu<strong>la</strong>ridad<br />
siendo así, que auxiliada por una temperatura conducente, se<br />
establece á <strong>la</strong>s 24 horas.<br />
Referente á este punto hal<strong>la</strong>mos en nuestro registro ele<br />
bodega, que en el año de 1873, verificada <strong>la</strong> vendimia en<br />
tiempo frío, tardó el mosto, en <strong>la</strong>s primeras vasijas que se<br />
llenaron, más ele 10 días en dar principio á <strong>la</strong> fermentación,<br />
y luego se llevó ésta á efecto tan incompletamente, que los<br />
vinos fueron embocados y de poco aguante.<br />
La temperatura debe ser constante <strong>para</strong> que <strong>la</strong> fermentación<br />
no se interrumpa, porque una vez suspendida ó <strong>para</strong>lizada,<br />
el resultado obtenido será desfavorable, como también<br />
nos ha sucedido algunos años, entre ellos el de 1875 (y lo<br />
mismo el actual) en que los fríos se anticiparon, <strong>la</strong>s cascas<br />
no cayeron al fondo, y los vinos fueron embocados hasta los<br />
meses del estío, en que se produjo <strong>la</strong> fermentación anormal.<br />
Por eso encarga el precepto <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />
Conserva <strong>la</strong> temperatura igual<br />
y <strong>la</strong> fermentación será normal.<br />
Para remediar dichos defectos, se recurre á los siguientes<br />
medios.—1.° Se practicará con <strong>la</strong> uva <strong>la</strong> operación del amontonamiento.—2.°<br />
Se tendrán cerradas <strong>la</strong>s ventanas de <strong>la</strong> bodega<br />
que caen al Norte.—3.° No se esca<strong>sea</strong>rá el escobajo.—<br />
4.° El agua que se haya ele adicionar al mosto, cuando <strong>la</strong><br />
cantidad de azúcar que contenga así lo exija, será caliente.—<br />
5.° Se calentará el local con caloríferos ó en otra forma hasta<br />
lograr <strong>la</strong> temperatura conveniente, <strong>para</strong> lo cual debe el cosechero<br />
que lo <strong>sea</strong> en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, tener pre<strong>para</strong>da ó dispuesta<br />
alguna estufa en su bodega.—6.° Se adicionará al<br />
mosto otro en fermentación, que se pre<strong>para</strong>rá en sitio caliente.—7.°<br />
Se remueven, airean y mezc<strong>la</strong>n los diferentes<br />
mosto s
70<br />
ACCIÓN DEL AIRE.<br />
El oxígeno clel aire, favorece extraordinariamente <strong>la</strong> fermentación,<br />
pues su contacto descompone los elementos del<br />
mosto, activa el fermento, desarrol<strong>la</strong> los éteres peculiares del<br />
vino, y precipita <strong>la</strong>s materias albuminosas. Sin su presencia<br />
se observa que el mosto no se altera en mucho tiempo, y <strong>la</strong><br />
fermentación recorre sus períodos con mucha dificultad y en<br />
un espacio <strong>la</strong>rgo de tiempo, como sucede con el e<strong>la</strong>borado en<br />
vasijas cerradas. No en balde dice el adagio:<br />
En el mosto es conveniente<br />
remoción y aire caliente.<br />
Para conseguir una comunicación directa entre el caldo<br />
y el aire atmosférico, se practica <strong>la</strong> operación ele hundir ó<br />
remover <strong>la</strong>s cascas con el instrumento ya descrito, l<strong>la</strong>mado<br />
mecedor y taja-cascas. Removiendo con él <strong>la</strong> casca de arriba á<br />
abajo, se consigue el hundimiento del sombrero, el aireo del<br />
mosto, mayor desprendimiento de ácido carbónico, y que el<br />
vino quede hecho en menos tiempo. Por este medio se logra<br />
imprimir movimiento y actividad á <strong>la</strong> masa fermentable; <strong>la</strong><br />
cocción se hace igual en todos los puntos; el vino adquiere<br />
más color y aspereza, y se evita que se agrie <strong>la</strong> capa superior<br />
con <strong>la</strong> presencia continuada del aire. Así pues,<br />
Procura tener <strong>la</strong> casca sumergida<br />
<strong>para</strong> evitar se avinagre <strong>la</strong> bebida.<br />
Por lo mismo debe practicarse tres ó más veces en cada<br />
uno de los primeros 15 días, dos hasta los 30, y después hasta<br />
que el vino quede hecho, es suficiente una.<br />
La importancia de esta operación puede conocerse dejándole<br />
de hacer en alguna vasija, cuyo mosto se halle en<br />
condiciones iguales al ele otras que se airean en <strong>la</strong> forma indicada,<br />
y se verá <strong>la</strong> lentitud de aquel<strong>la</strong> en recorrer todos<br />
los períodos de fermentación y su c<strong>la</strong>se de vino que será más
71<br />
ó menos dulcs y de color menos subido, permaneciendo <strong>la</strong>s<br />
cascas en <strong>la</strong> superficie; mientris <strong>la</strong>s otras recorren elidios<br />
períodos en menos tiempo, y el vino será áspero y de color<br />
más vivo, hundiéndose el sombrero al fondo.<br />
Debido á esta importante operación, se observa que <strong>la</strong><br />
fermentación es muy activa en <strong>la</strong> capa superior de <strong>la</strong> vasija;<br />
y más débil en <strong>la</strong> inferior, acusando el mosto de <strong>la</strong> última<br />
más grados glucométricos; y que sacado el de esta parte y<br />
vertiéndole en <strong>la</strong> cabeza de <strong>la</strong> misma, al poco tiempo pierde<br />
el dulce, convirtiéndose en vino seco, como liemos visto y<br />
practicado en ocasiones diversas. Así se observa también que<br />
al practicar el relleno con <strong>la</strong> casca y mosto de otra vasija,<br />
adquiere <strong>la</strong> fermentación más actividad, y por <strong>la</strong> misma<br />
causa los vasos de boca anclia influyen <strong>para</strong> <strong>la</strong> mayor rapidez<br />
de aquel<strong>la</strong> y <strong>la</strong> conversión del mosto en vino.<br />
Aconsejan entendidos enólogos que á cierta altura del<br />
interior de <strong>la</strong> vasija se coloque un enrejado de madera ó<br />
doble fondo agujereado, con el finele que <strong>la</strong> masa sólida permanezca<br />
continuamente dentro del líquido y le preste más<br />
color, evitando se agrie el sombrero por <strong>la</strong> presencia permanente<br />
del oxígeno del aire. Esta innovación no <strong>la</strong>- llevamos<br />
á <strong>la</strong> práctica, porque se opone á <strong>la</strong> máxima anteriormente<br />
citada sobre <strong>la</strong> conveniencia y aireo del mosto <strong>para</strong> activar<br />
<strong>la</strong> fermentación.<br />
IX,<br />
Cuidados que se requieren después de <strong>la</strong><br />
fermentación tumultuosa.<br />
Según va terminando <strong>la</strong> fermentación tumultuosa, <strong>la</strong><br />
casca empieza á descender en el líquido, efecto del menor<br />
desprendimiento del ácido carbónico que <strong>la</strong> empujaba, y<br />
deja un vacío en <strong>la</strong> parte superior de <strong>la</strong> vasija, que conviene
72<br />
Henar con mosto y casca, cuya operación l<strong>la</strong>mamos rellenar.<br />
El primer relleno tiene lugar generalmente á los 15 ó 20<br />
días de hal<strong>la</strong>rse en fermentación, y es el momento oportuno<br />
<strong>para</strong> corregir el mosto, si de su examen con el glucómetro<br />
aparece <strong>la</strong> necesidad de hacerlo. Algunos cosecheros se valen<br />
también <strong>para</strong> este caso, de un p<strong>la</strong>to b<strong>la</strong>nco, en el que vierten<br />
una pequeña cantidad del líquido, y,ba<strong>la</strong>nceándole pau<strong>la</strong>tinamente<br />
de uno á otro <strong>la</strong>clo, conocen su mayor ó menor<br />
densidad, según se desprende con más ó menos prontitud de<br />
<strong>la</strong>s paredes de aquél.<br />
Para estos momentos debe tener todo cosechero dispuestas<br />
en su bodega dos c<strong>la</strong>ses ele caldo, que podemos l<strong>la</strong>mar<br />
vino <strong>para</strong> correcciones, uno cargado excesivamente de tanino,<br />
y otro abundante en aziícar.<br />
^ Si por <strong>la</strong> lentitud ele <strong>la</strong> fermentación, por <strong>la</strong> dureza del<br />
sombrero, y por los grados que señale el pesamostos, se<br />
viene en conocimiento de que el vino pueda resultar dulce,<br />
se rellenará con el producto pre<strong>para</strong>do de antemano en una<br />
vasija, cargado de orujo, escobajo y agua, removiéndolo y<br />
aireando sin cesar, con lo que se conseguirá activar <strong>la</strong> fermentación,<br />
diluir el mosto y prestarle astringencia.<br />
Mas, si por el contrario, <strong>la</strong> actividad de <strong>la</strong> fermentación,<br />
b<strong>la</strong>ndura de <strong>la</strong> casca y examen del mosto, hacen presumir<br />
que aquel<strong>la</strong> ha de terminar pronto, y que éste se convierta<br />
en vino de pocos grados, entonces se rellena con el caldo de<br />
otra vasija, que también se habrá pre<strong>para</strong>do con uva muy<br />
azucarae<strong>la</strong>, sin agua y sin escobajo. De esta manera se consigue<br />
retardar y sostener <strong>la</strong> fermentación por el mayor consumo<br />
del azúcar, y prestar alcohol, y en su consecuencia,<br />
fuerza al vino.<br />
El segundo relleno se practica á los 20 ó más días de haberse<br />
efectuado el primero, y entonces procede otro minucioso<br />
examen del mosto <strong>para</strong> su corrección definitiva.<br />
Si por los grados que marque el pesamostos se comprende<br />
que el vino haya de resultar dulce ó embocado, y ya no se
tuviere del caldo <strong>para</strong> correcciones, se rellena con el contenido<br />
de <strong>la</strong> vasija que marque cero, y no habiéndolo de esta<br />
c<strong>la</strong>se, se le pone hasta un 4 ó 5 por 100 de agua caliente y<br />
algo de ácido tártrico —10 gramos próximamente por hectolitro—<br />
se eleva <strong>la</strong> temperatura, y se remueve <strong>para</strong> que actúe<br />
también el oxígeno del aire.<br />
Pero si <strong>la</strong> fermentación tumultuosa hubiere sido muy rápida,<br />
y <strong>la</strong> <strong>la</strong>tente estuviere <strong>para</strong> terminar, presentándose el<br />
vino áspero y de pocos grados alcohólicos, se le adiciona azrícar<br />
ó mosto cocido — si no hubiere vino dulce—y también<br />
alcohol, con el fin de prolongar aquél<strong>la</strong> y prestar al líquido<br />
los grados necesarios <strong>para</strong> su conservación.<br />
A <strong>la</strong> vez de practicar este relleno — que como el anterior<br />
se verifica sin haber hundido antes <strong>la</strong> casca ó copete de f<br />
<strong>la</strong>s vasijas, <strong>para</strong> evitar que al ascender de nuevo se derrarnjif<br />
el líquido—si se notan ácidos excesivos, se pone tierra de<br />
Venecia y sal común, en cantidad de un kilogramo de aquel<strong>la</strong>,<br />
y medio de ésta por cada diez hectolitros de cabida de<br />
<strong>la</strong> vasija, removiendo bien toda <strong>la</strong> masa. Con este relleno y<br />
los demás que se hagan necesarios, se consigue <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong>,<br />
venteo, remoción y enturbiamiento que activan y. sostienen<br />
<strong>la</strong> fermentación.<br />
Mientras <strong>la</strong> capa superior ó sombrero permanece duro, se<br />
continúa meciendo ó removiendo <strong>la</strong>s veces que haga necesarias<br />
su grado de dureza, como lo dice <strong>la</strong> máxima<br />
Si <strong>la</strong> casca al fondo no ha caído<br />
en el<strong>la</strong> sin cesar siga el mecido.<br />
Al terminar diariamente esta operación, se <strong>la</strong>vará el vacío<br />
que queda por el hundimiento de <strong>la</strong> casca, y del mismo<br />
modo después que toda el<strong>la</strong> se hubiere precipitado al fondo,<br />
que es cuando el pesamosto marca cero y el vino queda hecho.<br />
Ya en este estado, téngase mucho cuidado de se<strong>para</strong>r el<br />
líquido del contacto del aire, que entonces le es muy nocivo,<br />
formando con él el aldehido, y después el ácido acético,<br />
que dá principio por <strong>la</strong> capa superior, atufándose <strong>la</strong>s paredes
74<br />
del recipiente. La vigi<strong>la</strong>ncia y el aseo clel vino se recomiendan<br />
eficazmente por el adagio<br />
A vinos bien fermentados<br />
perfeccionan los cuidados.<br />
X.<br />
Componentes del vino.<br />
Luego que el mosto lia recorrido todos los períodos de <strong>la</strong><br />
fermentación, su azúcar se lia convertido en alcoliol y en<br />
ácido carbónico, <strong>la</strong>s cascas se lian precipitado al fondo de <strong>la</strong><br />
vasija, y el líquido presenta un color tinto y transparente,<br />
un sabor agradable más ó menos astringente, y de efectos<br />
tónicos y nutrióos, dándosele ya entonces el nombre de vino,<br />
y del que dice el adagio<br />
Es el vino seco ó astringente<br />
tónico y reconstituyente.<br />
•En <strong>la</strong> composición de este líquido entran á formar parte<br />
diversos productos que el análisis químico nos dá á conocer,<br />
los cuales unos proceden de <strong>la</strong> vid, y otros son producidos<br />
por <strong>la</strong> fermentación, enumerándose entre ellos, además del<br />
agua, que lo forma en gran proporción, el alcohol, éteres<br />
ácidos-, sales y principios colorantes. Nos vamos á ocupar ligeramente<br />
de cada uno de ellos, porque su conocimiento es<br />
indispensable <strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor conservación de los vinos, y <strong>para</strong><br />
prevenir y corregir sus defectos y enfermedades.<br />
Alcoliol.—Es un líquido transparente, incoloro, volátil,<br />
inf<strong>la</strong>mable, de sabor acre picante, más ligero que el agua, y<br />
se obtiene del vino por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción: este producto<br />
es <strong>la</strong> base clel vino, entrando en él en cantidad variable,<br />
siendo más abundante cuanto mayor haya sido <strong>la</strong> glucosa ó<br />
materia azucarada clel mosto. Es el que en primer término<br />
contribuye a <strong>la</strong> conservación de aquél, debiéndose procurar
75<br />
por lo mismo su mayor desarrollo durante <strong>la</strong> fermentación,<br />
t eniéndose en cuenta que su formación es debida al mayor<br />
consumo de <strong>la</strong> glucosa. El vino pobre de alcohol, ó de pocos<br />
grados, fácilmente se altera y se pierde; por lo que á todo<br />
cosechero le es preciso saber <strong>la</strong> proporción en que se hal<strong>la</strong><br />
<strong>para</strong> calcu<strong>la</strong>r si le puede conservar así, ó le precisa <strong>para</strong> ello<br />
recurrir á su adición. Esto lo conoce por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción<br />
de una determinada cantidad de vino en un a<strong>la</strong>mbique,<br />
ó a<strong>para</strong>to pequeño que en el día se vá generalizando<br />
<strong>para</strong> este solo objeto, l<strong>la</strong>mado de Salieron; ó en el ebullióscopo<br />
de Malligad, los cuales se recomiendan también á los<br />
fabricantes de aguardientes que hayan de comprar vino, y<br />
quieran saber el valor de ellos por el alcohol que contengan.<br />
La riqueza alcohólica de los vinos ordinarios es muy variable,<br />
siendo <strong>la</strong> más general de 11 á 14 por 100, según los<br />
análisis hechos en <strong>la</strong> Exposición Nacional Viníco<strong>la</strong> de 1877.<br />
Éteres.-—Son resultado de <strong>la</strong> acción .clel alcohol sobre los<br />
ácidos, que por el transcurso del tiempo van obrando sobre<br />
los vinos, prestándoles sus cualidades, y constituyendo el<br />
aroma que aumenta su buen sabor.<br />
Ácidos.—Los principales ácidos contenidos en eLvino, son:<br />
1.° El tártrico, de sabor ácido subido, que activa <strong>la</strong> fermentación<br />
y ataca enérgicamente <strong>la</strong> materia azul del vino, dándo<strong>la</strong><br />
un color encendido y bril<strong>la</strong>nte; pero como quiera que<br />
ataca los óxidos metálicos, debe tenerlo en cuenta todo cosechero<br />
<strong>para</strong> no hacer permanecer el vino .por mucho tiempo,<br />
en instrumentos ó vasijas de cobre, plomo ó cinc, que le hacen<br />
nocivo, y por lo mismo debe desterrarse su uso.— 2.° El<br />
tánico, que comunica ai vino un sabor astringente y áspero,<br />
muy apreciado en el día por los consumidores, y cuyo principio<br />
es más abundante en el e<strong>la</strong>borado con <strong>la</strong> raspa, sirviendo<br />
además su presencia <strong>para</strong> preservar á aquél de muchas<br />
enfermedades.—3.° El carbónico, que desprendiéndose en gran<br />
cantidad durante <strong>la</strong> fermentación, queda mucha parte de él,<br />
disuelta en el vino, comunicándole un gusto picante, muy
76<br />
marcado en el que sufre una segunda fermentación, ó <strong>sea</strong> <strong>la</strong><br />
anormal. Cuanto menor <strong>sea</strong> <strong>la</strong> cantidad que de este ácido retenga<br />
el líquido, tanta mayor será su insipidez, como s e<br />
observa al evaporarse: impide que el oxígeno del aire obre<br />
sobre el vino y lo averie.<br />
Entran también en <strong>la</strong> composición clel vino, aunque en<br />
menor esca<strong>la</strong>, los ácidos cítrico, málico y otros, pero <strong>la</strong> desproporción<br />
en que todos ellos pudieran bai<strong>la</strong>rse, influye en<br />
los vinos <strong>para</strong> que se desarrollen otros ácidos, como el aldehido<br />
y acético, que tan perjudiciales le son, y de los que<br />
nos ocuparemos en <strong>la</strong> última parte.<br />
Sales.—Las sales que contienen los vinos, unas son vejetales,<br />
procedentes dé<strong>la</strong> misma p<strong>la</strong>nta, y otras son minerales<br />
que se encuentran en ellos en pequeña cantidad, siendo<br />
<strong>la</strong> principal entre <strong>la</strong>s primeras el tártaro, ó tartrato ácido de<br />
potasa, que presenta un sabor ácido, y les da un gusto especial.<br />
Esta sal es insoluble en el alcohol, pero en el agua se<br />
disuelve fácilmente, por lo que los vinos acuosos le contienen<br />
en mayor cantidad. De el<strong>la</strong> se.obtiene el crémor tártaro,<br />
y el ácido tártrico, que tantas y tan útiles aplicaciones<br />
tiene, especialmente en medicina.<br />
Principios ó materias colorantes.—De <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> ú hollejo de<br />
<strong>la</strong> uva procede el principio colorante de los vinos, influyendo<br />
en su mayor desarrollo el oxígeno clel aire y <strong>la</strong> cantidad<br />
de <strong>la</strong>s materias que le producen. Así que, poniendo todo el<br />
orujo con el mosto, el vino tiene luego un color más negro y<br />
encendido, formando el que l<strong>la</strong>mamos chocho de granada, lo<br />
que no sucede si ponemos el líquido solo, pues entonces da<br />
por resultado el color que entendemos por ojo de gallo ó<br />
c<strong>la</strong>rete.<br />
La pelícu<strong>la</strong> contiene una materia colorante azul en su<br />
estado natural, que se enrojece en contacto con los ácidos,<br />
y otra rosacea, soluble en los ácidos, conocidas una y otra<br />
con los nombres de purpurina y rosita, <strong>la</strong>s cuales, si bien son<br />
poco solubles en el mosto, lo son mucho en el alcohol, y
77<br />
prestan al vino bril<strong>la</strong>ntez más ó menos intensa. Dicha materia<br />
se forma cuando <strong>la</strong> uva está en su punto de madurez<br />
pues <strong>la</strong> falta de ésta disminuye el color, así como también<br />
el exceso de el<strong>la</strong>, que marchita <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>. Y como hemos<br />
sentado que en ésta es en <strong>la</strong> que reside el color, de aquí <strong>la</strong><br />
conveniencia de una buena pisa, según aconsejamos en su<br />
lugar oportuno. Las materias colorantes se precipitan en el<br />
fondo y paredes de <strong>la</strong>s vasijas, y <strong>la</strong>s pierden enteramente<br />
los vinos añejos y los expuestos al sol por uno ó más años.<br />
XI.<br />
Faor-icación de vinos o<strong>la</strong>neos.<br />
El vino b<strong>la</strong>nco propiamente dicho, se obtiene de <strong>la</strong> uva<br />
de este mismo color, particu<strong>la</strong>rmente de <strong>la</strong>s conocidas con los<br />
nombres de Jaén y Lairen, y su consumo ha decrecido tanto<br />
en los últimos años, como aumento ha recibido el de los vinos<br />
tintos, por lo que, en los puntos donde se cultiva dicha<br />
variedad de vid, se destina su fruto, mezc<strong>la</strong>do con el tinto<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de vinos secos de color, cuyo sabor franco,<br />
agradable y aromático les hace muy apreciados.<br />
Su fabricación difiere muy poco de <strong>la</strong> de los tintos; <strong>la</strong><br />
vendimia tiene lugar cuando <strong>la</strong> uva se hal<strong>la</strong> bien sazonada,<br />
separándose con cuidado <strong>la</strong>s verdes y <strong>la</strong>s podridas; se pisa<br />
inmediatamente que llega al <strong>la</strong>gar, si se de<strong>sea</strong> que tenga un<br />
color c<strong>la</strong>ro y transparente, ó se tiene <strong>la</strong> uva amontonada algún<br />
tiempo, si se quiere qtie tenga más color. Las partes sólidas<br />
de aquél<strong>la</strong>, se someten á <strong>la</strong> prensa, y el mosto que escurre<br />
se pone con el obtenido de <strong>la</strong> pisa, <strong>para</strong> que fermentando<br />
juntos, se evite el ahi<strong>la</strong>miento del vino, cuyo vicio<br />
contraen con más facilidad los e<strong>la</strong>borados con solo el mosto<br />
virgen.<br />
Los vasos de madera son los que generalmente se usan<br />
<strong>para</strong> contener los vinos de esta c<strong>la</strong>se, y son los más conven
78<br />
nientes siempre que al mosto no se le adicione casca ó madre;<br />
esta se pone en el caso de que se desee un color más subido,<br />
ó que se pretenda efectúe <strong>la</strong> fermetación con más rapidez,<br />
pudiéndose entonces, y mientras este fenómeno tiene<br />
lugar, utilizar <strong>la</strong>s vasijas de barro, trasegándolo á los toneles<br />
después que aquel haya terminado.<br />
La c<strong>la</strong>rificación, trasiego y demás operaciones, se practican<br />
con <strong>la</strong>s mismas sustancias y en forma igual á <strong>la</strong>s de los<br />
vinos tintos; si bien <strong>para</strong> su mejor conservación se le suele<br />
adicionar alguna cantidad ele alcohol.<br />
Aun cuando el vino b<strong>la</strong>nco se e<strong>la</strong>bora con uva de este<br />
color, se puede obtener también con <strong>la</strong> de cualquiera otra<br />
variedad, por más que <strong>sea</strong> de mucho tinte, se<strong>para</strong>ndo el mosto<br />
de <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>, que es en donde, segiin ya eligimos, existe<br />
el principio colorante, y poniendo sólo aquel en <strong>la</strong> vasija de<br />
fermentación.<br />
XII.<br />
jF'aTbrioaoión de vinos de postre ó generosos,<br />
VINOS<br />
DULCES.<br />
Hasta aquí nos hemos ocupado de <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de los<br />
vinos l<strong>la</strong>mados de mesa ó de pasto, secos ó ásperos y 'también<br />
comunes, por ser ele los que se hace mayor consumo.<br />
Ahora, aunque lijeramente, vamos á dar una idea ele los de<br />
postre ó generosos, que se subdivid.en en dulces y rancios,<br />
dando principio por <strong>la</strong> fabricación de los primeros.<br />
La uva más apropiada <strong>para</strong> obtener vino tinto dulce<br />
es <strong>la</strong> conocida con el nombre de garnacha, procedente de<br />
viña vieja, en terreno expuesto al Mediodía, y completamente<br />
madura y arrugada, por ser <strong>la</strong> más abundante en-materia<br />
azucarada. La vendimia tendrá lugar en tiempo seco,<br />
que no haya precedido lluvia ni rocío, cortada <strong>la</strong> uva ya en-
79<br />
trado el día; y si se quiere mayor grado de azúcar, se <strong>la</strong> deja<br />
cortada al pie de <strong>la</strong> cepa, expuesta al sol por algunos días,<br />
que es lo que se l<strong>la</strong>ma asoleo. Una vez en el <strong>la</strong>gar, se <strong>la</strong> pisa<br />
por tandas ó tongadas, descobajancló<strong>la</strong> por completo, y se<strong>para</strong>ndo<br />
<strong>la</strong> poco madura ó colorada. Echando el mosto con<br />
<strong>la</strong> casca en el recipiente, se airea lo menos posible, teniendo<br />
cuidado de hundir suavemente <strong>la</strong> capa superior <strong>para</strong> que no<br />
se agrie, ó poniendo sobre el<strong>la</strong> una capa de yeso, <strong>para</strong> evitar<br />
el mismo contratiempo. Ya hemos visto que <strong>la</strong> fermentación<br />
es tanto más lenta, cuanta mayor cantidad de azúcar<br />
contenga el mosto.<br />
Puede Cambien adicionarse algo de mosto cocido ó arrope<br />
y alguna cantidad de alcohol. El vino obtenido será muy<br />
dulce, y si se ha mecido ó removido durante <strong>la</strong> fermentación,<br />
será más ó menos embocado ó sabroso, ó <strong>sea</strong> con menos dulce.<br />
Es conveniente e<strong>la</strong>borar alguna vasija de esta c<strong>la</strong>se de<br />
vino, ya <strong>para</strong> venderlo ó conservarlo en toneles muchos<br />
años, cuyo transcurso los mejora notablemente, ya <strong>para</strong><br />
mezc<strong>la</strong>rlo con lo excesivamente ácido y de pocos grados, ó<br />
ya también <strong>para</strong> exponerlo al sol en vasijas de vidrio y conseguir<br />
un vino generoso de mucho mérito. Respecto á <strong>la</strong>s<br />
propiedades higiénicas de esta c<strong>la</strong>se de vino, dice el adagio:<br />
El vino dulce es agradable<br />
pero poco saludable.<br />
VINOS<br />
RANCIOS.<br />
Los vinos de esta c<strong>la</strong>se se obtienen por su envejecimiento,<br />
ó <strong>sea</strong> por el transcurso de muchos años, que produce en ellos<br />
el desarrollo ele su gusto, aroma y fragancia, que son <strong>la</strong>s<br />
propiedades que les caracterizan y les asimi<strong>la</strong>n y aun confunden<br />
con los renombrados de Jerez. En los repetidos ensayos<br />
que desde hace muchos años venimos haciendo con<br />
nuestros vinos de pasto , hemos adquirido el convencimiento<br />
ele que todos los de <strong>la</strong> región central, tintos ó b<strong>la</strong>ncos
80<br />
que alcancen 14 á 15 grados de alcohol, reúnen condiciones<br />
<strong>para</strong> su aflojamiento, llegando á perder los primeros su principio<br />
colorante, que les hace aparecer con <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad, brillo<br />
y transparencia que presentan los procedentes de uva b<strong>la</strong>nca.<br />
Para disponerlos, se eligen en <strong>la</strong> época del primer trasiego,<br />
los más sobresalientes ele <strong>la</strong> bodega, secos ó dulces, si bien<br />
nosotros preferimos los últimos, ó se pre<strong>para</strong>n ele antemano<br />
al tiempo de verificar <strong>la</strong> pisa; se les pone en vasos pequeños<br />
de madera—toneles ó pipas—y se les coloca en un lugar<br />
que reúna buenas condiciones <strong>para</strong> que <strong>la</strong> acción del calórico,<br />
obrando sobre ellos, active el desarrollo de sus cualidades.<br />
En ellos se operan nuevas y sucesivas transformaciones,<br />
que c<strong>la</strong>n por resultado <strong>la</strong> formación ele numerosos éteres, de<br />
que depende en primer término el aroma y gusto que les son<br />
característicos; el aumento considerable del alcohol, por el<br />
desdob<strong>la</strong>miento clel azúcar que aun retienen, y <strong>la</strong> evaporación<br />
ele <strong>la</strong> parte acuosa; <strong>la</strong> disminución clel azúcar, <strong>la</strong> transformación<br />
clel tanino y demás principios astringentes, que haciéndose<br />
insoluoles, arrastran al fondo y paredes de <strong>la</strong> vasija,<br />
el tártaro y <strong>la</strong> materia colorante, cuyos efectos haremos notar<br />
al ocuparnos más ade<strong>la</strong>nte ele <strong>la</strong> influencia que el calor y<br />
el transcurso del tiempo ejercen en los vinos bien e<strong>la</strong>borados.<br />
Hemos consignado, al hab<strong>la</strong>r de los vinos b<strong>la</strong>ncos, que éstos<br />
se e<strong>la</strong>boran también con uva de color, poniendo el mosto á<br />
fermentar sin el orujo, los cuales pudieran fabricarse desde<br />
luego <strong>para</strong> destinarlos á su aflejamiento. De esta manera se<br />
consigue abreviar su fabricación, pues poniéndolos sobre<br />
el sedimento ó soleras de otros ya viejos, y no teniendo que<br />
esperar á que los decolore el transcurso de algunos años, se<br />
pueden destinar antes <strong>para</strong> el consumo. Es de notar, sin embargo,<br />
que los vinos ricos en tanino son los que se conservan<br />
mejor y desarrol<strong>la</strong>n más cantidad ele éteres, por lo que convendrá<br />
hacerles fermentar con algo de escobajo.<br />
Como <strong>la</strong> porosidad de <strong>la</strong> madera permite una evaporación<br />
continua del líquido, ó <strong>sea</strong> del agua de vejetación que aun
81<br />
retiene, produce en <strong>la</strong>s vasijas un vacío que pudiera ser perjudicial,<br />
por lo que precisa practicar los correspondientes<br />
rellenos ó cabeceos, así como también cuando se extraiga de<br />
ellos alguna cantidad. Para llevar á efecto debidamente esta<br />
operación, se saca vino de unos toneles <strong>para</strong> llenar otros,<br />
siguiendo el orden de antigüedad, ó <strong>sea</strong> al más viejo se le<br />
adiciona el del que le siga en edad, y así sucesivamente,<br />
<strong>para</strong> lo cual se tendrán todos numerados, ó seña<strong>la</strong>dos con el<br />
año de <strong>la</strong> cosecha de que proceden. Luego que <strong>la</strong> permanencia<br />
en los toneles durante el transcurso de algunos años—<br />
cuyo número no es posible fijar de un modo absoluto—fia<br />
perfeccionado estos vinos, se los trasiega y pone en vasijas<br />
más pequeñas de vidrio, ó <strong>sea</strong> en frascos y en botel<strong>la</strong>s. Pero<br />
si al practicar el embotel<strong>la</strong>miento, ó al exponerlos á <strong>la</strong> venta,<br />
no presentaren el brillo y transparencia que les son propios»<br />
se procederá á su filtración con preferencia á los ac<strong>la</strong>ros.<br />
Cuando se desocupe alguna vasija, ya <strong>para</strong> vender el líquido,<br />
ó ya <strong>para</strong> trasegarse á otra, se dejará en el<strong>la</strong> el sedimento<br />
ó soleras, con el fin ele acelerar el añejamiento del<br />
vino nuevo que se ponga en <strong>la</strong> misma.<br />
A los vinos rancios se les puede dar el mismo gusto y<br />
suavidad que caracteriza á los renombrados de Má<strong>la</strong>ga, en<br />
términos de no poderlos distinguir el más inteligente y experimentado<br />
catador, adicionándoles arrope ó mosto cocido,<br />
l<strong>la</strong>mado también catabres. Este pre<strong>para</strong>do, se obtiene concentrando<br />
el mosto por medio de <strong>la</strong> ebullición basta disminuirlo<br />
un tercio ele su volumen primitivo: se adiciona luego J /8<br />
próximamente de alcohol, y se conserva en vasijas cerradas<br />
<strong>para</strong> ponerlo en el vino en <strong>la</strong> cantidad proporcional al dulce<br />
que se le quiera dar.<br />
Los vinos rancios estimu<strong>la</strong>n y aceleran <strong>la</strong>s funciones digestivas,<br />
por cuya razón los propina <strong>la</strong> medicina á los ancianos<br />
y convalecientes, conforme con el adagio<br />
Da salud el vino añejo<br />
á <strong>la</strong> mujer, al débil y al viejo.
82<br />
XIII<br />
Procedimiento <strong>para</strong> volver - seco el vino que<br />
ha salido dulce.<br />
Ocurre con frecuencia que ya por <strong>la</strong> excesiva madurez de<br />
<strong>la</strong> uva, y el descuido ó falta de tacto en equilibrar los componentes<br />
del mosto en <strong>la</strong>s proporciones debidas, ya porque<br />
los fríos se anticiparon á <strong>la</strong> época ele <strong>la</strong> fermentación, y no<br />
se haya remediado, elevando <strong>la</strong> temperatura del local <strong>para</strong><br />
que aquel<strong>la</strong> no se suspenda, ó ya por no haberse practicado en<br />
<strong>la</strong> forma conveniente, <strong>la</strong>s operaciones que en su lugar hemos<br />
expuesto, como también por haberse equivocado el cosechero<br />
en sus cálculos; ocurre, repetimos, que e<strong>la</strong>zricar no se descompone<br />
por completo, <strong>la</strong> casca no se precipita al fondo ele<br />
<strong>la</strong> vasija, y el vino se presenta llegada <strong>la</strong> época clel trasiego<br />
con un sabor dulce, impropio <strong>para</strong> el consumo, y por lo mismo<br />
de difícil salida.<br />
De los varios procedimientos que se aconsejan <strong>para</strong> remediar<br />
éste, que bien podemos l<strong>la</strong>mar defecto de los vinos, el de<br />
más <strong>seguros</strong> resultados que nosotros venimos poniendo en<br />
práctica, es el que vamos á dar á conocer. Consiste en dejar<br />
el vino sobre <strong>la</strong> madre, se eleva <strong>la</strong> temperatura de <strong>la</strong> bodega, ó<br />
mejor, se espera hasta los meses ele Mayo y Junio, se saca el<br />
contenido de una vasija con el fin de airearlo y removerlo,<br />
se lo vuelca en otra y se adiciona agua caliente en cantidad<br />
de una décima parte próximamente, se <strong>la</strong> pone—aun cuando<br />
no suele ser necesaria — alguna cantidad ele ácido tártrico<br />
disuelto en agua; se <strong>la</strong> remueve ó mece con frecuencia, y<br />
al poco tiempo aparece <strong>la</strong>.fermentación tumultuosa. Ya en<br />
este estado se vuelca todo el contenido de <strong>la</strong>s demás vasijas<br />
en otras vacías, se <strong>la</strong>s adiciona orujo y mosto ele <strong>la</strong>s que ya<br />
se hal<strong>la</strong>n en fermentación, y algo ele agua caliente ó hirviendo,<br />
y en todo ello se producirá <strong>la</strong> ebullición de<strong>sea</strong>da, convirtiéndose<br />
en seco ó áspero á los pocos días. En el año de
83<br />
1879, Hicimos permanecer en <strong>la</strong> madre todo el vino de nuestra<br />
bodega hasta el mes ele Junio, por hal<strong>la</strong>rse completamente<br />
dulce; y entrado este mes, recurrimos al medio expuesto;<br />
aunque sin hacer uso del ácido tártrico, consiguiendo<br />
ponerlo seco en término de 10 á 15 días, y venderlo con<br />
estimación. El vino de <strong>la</strong> mayoría de los cosecheros, ya trasegado<br />
á <strong>la</strong>s cuevas, se hal<strong>la</strong>ba en el mismo estado, y prestándoles<br />
mosto y orujo en fermentación, consiguieron todos<br />
el mismo resultado.<br />
XIV.<br />
Procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> cantidad de<br />
vino.<br />
El procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> producción de los<br />
vinos, inventado por Petiot, se puede practicar únicamente<br />
en los países en que se cosecha poca uva, pues en aquéllos,<br />
como en el nuestro, en que con tanta abundancia se produce<br />
este fruto, no reporta ventaja alguna al cosechero, siendo<br />
por otra parte una verdadera falsificación del vino de uva<br />
que redunda en perjuicio clel productor, por lo que nosotros<br />
le proscribimos aun en los años en que <strong>la</strong> cosecha <strong>sea</strong> escasa.<br />
Consiste en reemp<strong>la</strong>zar el vino extraído de <strong>la</strong> casca ó<br />
madre con una cantidad igual de agua, adicionando tanto<br />
azúcar como <strong>sea</strong> necesario <strong>para</strong> provocar una nueva fermentación,<br />
mediante <strong>la</strong> cual esta sustancia se convierte en alcohol,<br />
tomando del hollejo <strong>la</strong> materia colorante y demás principios<br />
que aún retiene. Esta misma operación se repite dos y<br />
más veces en igual forma, adicionando una materia colorante<br />
inofensiva,—oenolina—si no resultare con bastante color.<br />
Por más que ilustrados enólogos prodiguen los mayores<br />
elogios en el terreno científico á este procedimiento, y á su<br />
inventor, nosotros como productores le condenamos en el de<br />
<strong>la</strong> práctica,
SECCIÓN 3. a<br />
CONSERVACIÓN DE LOS<br />
VINOS.<br />
I.<br />
Agentes exteriores que actúan en los vinos.<br />
Hecho ya el vino con <strong>la</strong>s condiciones apetecidas por el<br />
consumidor, conviene conocer los mejores medios de conservarle,<br />
evitando <strong>la</strong> acción de todas <strong>la</strong>s causas que puedan<br />
influir desfavorablemente en sus propiedades. Para ello es<br />
preciso tener una idea previa de los agentes que en mayor ó<br />
menor esca<strong>la</strong> actúan sobre ellos, ya <strong>para</strong> perfeccionarlos, ya<br />
<strong>para</strong> descomponerlos. Se cuentan, entre otros, como agentes<br />
principales el calor, el frío, <strong>la</strong> humedad, <strong>la</strong> luz, el oxígeno del<br />
aire, los movimientos, y el transcihrso de tiempo, de los cuales<br />
nos vamos á ocupar.<br />
Del calor.—Ya hemos hab<strong>la</strong>do de <strong>la</strong> influencia favorable<br />
que este agente ejerce en <strong>la</strong> fermentación del mosto; pero<br />
convertido en vino le hace cambiar sus propiedades, por lo<br />
que procuramos evitar su influencia, poniéndolo en los sitios<br />
más frescos posibles, especialmente los destinados al<br />
consumo inmediato. Así vemos, que vinos bien e<strong>la</strong>borados se<br />
enturbian frecuentemente cuando se les somete á una temperatura<br />
de más de 15 grados, promoviéndose en ellos nuevas<br />
y lentas fermentaciones, que impiden en tal estado presentarlos<br />
<strong>para</strong> su venta. La cueva que nosotros tenemos <strong>para</strong><br />
conservarlos durante los calores del estío, seña<strong>la</strong> constantemente<br />
una temperatura de 9 y 10 grados, excepto uno de sus<br />
departamentos, el más superficial, que <strong>la</strong> marca de 13 á 16<br />
grados, y en el cual hemos colocado los vinos que nos han
86<br />
parecido reunir mejores condiciones de conservación. Llegado<br />
el mes de Agosto, todos los años, si aún no liemos dado<br />
salida á los últimos, se produce en su color, hasta entonces<br />
transparente, un pequeño enturbiamiento ó velo, como aquí<br />
se dice, que sólo logramos hacerle desaparecer, recurriendo<br />
á su c<strong>la</strong>rificación artificial, mientras que lo demás permanece<br />
inalterable. Tenga, pues, presente el cosechero que<br />
Obra en el vino el calor<br />
altéremelo su color.<br />
Sin embargo, los vinos que se destinan <strong>para</strong> su añejamiento,<br />
pueden llevarse á su mayor grado de perfección,<br />
exponiéndolos á una elevada temperatura en vasijas herméticamente<br />
cerradas, como se vé con los que se colocan<br />
á sufrir los rayos del sol. De aquí que aconsejen los enólogos<br />
el sistema de calefacción de los vinos, ya <strong>para</strong> activar<br />
<strong>la</strong> perfección que habían de adquirir por el transcurso del<br />
tiempo, como <strong>para</strong> hacerlos viajar á <strong>la</strong>rgas distancias, sin<br />
temor de que se descompongan, por cuanto dicho calentamiento<br />
mata los gérmenes ó mycodermas á que se atribuyen<br />
<strong>la</strong>s causas de sus alteraciones.<br />
Del frío.—Una baja temperatura durante <strong>la</strong> fermentación<br />
de los vinos, influye en ellos desfavorablemente; pero luego<br />
que están hechos, les es muy conveniente, por cuanto precipita<br />
todas <strong>la</strong>s impurezas que retienen en suspensión, volviéndolos<br />
más limpios, bril<strong>la</strong>ntes, gratos y sanos, evitándoles<br />
además alteraciones perjudiciales. Por eso debe elegirse<br />
un tiempo frío y seco <strong>para</strong> verificar su trasiego, y locales<br />
frescos <strong>para</strong> conservarlos en el estío. Así se dice que<br />
Si el frío perjudica, al mosto<br />
conviene al vino en Agosto.<br />
De <strong>la</strong> humedad.—El vapor acuoso influye desfavorablemente<br />
en los vinos, enturbiándoles y quebrantando su fuerza<br />
alcohólica. Obra instantáneamente en ellos, en términos<br />
de que si al tiempo de verificar su trasiego en completo estado,<br />
de transparencia, <strong>la</strong> atmósfera se carga de humedad, se
87<br />
tornan turbios, obligando al cosechero á suspender <strong>la</strong> operación<br />
hasta que los días aparezcan c<strong>la</strong>ros y el tiempo seco.<br />
Así vemos que á nuestros bodegueros les sirven los vinos de<br />
barómetro, durante el tiempo que se hal<strong>la</strong>n sobre <strong>la</strong> madre.<br />
Téngase esto en cuenta <strong>para</strong> evitar su conservación en locales<br />
húmedos.<br />
De <strong>la</strong> luz.— Este agente, si bien activa el perfeccionamiento<br />
de los vinos, como observamos con los expuestos al<br />
sol, altera en cambio su color, en términos de perder completamente<br />
el tinto que antes tenían, y adquirir un hermoso<br />
amarillo c<strong>la</strong>ro. Pero si <strong>la</strong>s vasijas no se hal<strong>la</strong>n herméticamente<br />
cerradas, ó el vino es de pocos grados alcohólicos, se altera<br />
con facilidad, transformándose parte de su alcohol en ácido<br />
acético. Será por lo mismo conveniente, si no se trata de<br />
envejecerlo, evitar <strong>la</strong> influencia de este agente, colocando el<br />
vino en cuevas profundas y oscuras, y cuyos recipientes se<br />
hallen bien tapados. .<br />
Del oxígeno del aire.—Hemos reconocido su favorable influencia<br />
durante <strong>la</strong> fermentación de los mostos, pero convertidos<br />
ya en vino, su presencia constante es perjuclicialísima.<br />
Dicha influencia es <strong>la</strong> causa primordial ele <strong>la</strong> acetificación de<br />
aquél, y de otras alteraciones, pues obrando sobre el alcohol,<br />
éste le absorbe <strong>para</strong> transformarle primero en aldehido, y<br />
después en ácido acético ó vinagre. De aquí el axioma<br />
El aire en el vino liecho<br />
010 le hace buen provecho.<br />
Del movimiento.-—-El movimiento ó transporte de los vinos<br />
influye notablemente en sus cualidades, acelerando <strong>la</strong>s más<br />
de <strong>la</strong>s veces su perfeccionamiento, y alterándo<strong>la</strong>s desfavorablemente<br />
en otras ocasiones, según <strong>la</strong> dirección ó puntos á<br />
que se los dirija. En los vinos que aun conservan algo de<br />
azúcar, se opera por el movimiento una nueva fermentación,<br />
con desprendimiento ele gas ácido carbónico. Muchas veces<br />
nos ha ocurrido con los vinos que hemos transportado á Madrid,<br />
con especialidad durante los meses del estío, quehabién-
88<br />
dolos cargado en buen estado, al tiempo de vaciar <strong>la</strong>s corambres,<br />
se lian presentado turbios y en fermentación, por lo<br />
que les hemos tenido que dejar en reposo, y proceder á su<br />
c<strong>la</strong>rificación.<br />
Obsérvase igualmente, que conducidos nuestros vinos<br />
hacia el Norte, mejoran notablemente, sucediendo lo contrario<br />
si se les hace viajar hacia el Mediodía. Nos cuentan frecuentemente<br />
los arrieros, que al portear aquellos á <strong>la</strong>s provincias<br />
de Avi<strong>la</strong>, Segovia y otras situadas hacia el Norte,<br />
después de pasar <strong>la</strong> sierra de Gruac<strong>la</strong>rrama, han hal<strong>la</strong>do completamente<br />
curados los vinos averiados que conducían.<br />
Es también muy conveniente conservarlos en sitios que<br />
se hallen libres de todo sacudimiento, porque influye en ellos<br />
desfavorablemente, como hemos tenido ocasión ele observar<br />
en nuestros establecimientos de venta en Madrid, situados<br />
unos en calles por donde diariamente transitan carros y coches,<br />
y otros por donde pasan muy pocas personas y ningún<br />
carruaje, siendo siempre más apreciados los vinos procedentes<br />
de los últimos.<br />
Del transcurso del tiempo.—Es indudable que los vinos mejoran<br />
notablemente por el transcurso de cierto número de<br />
años, si bien van depositando su materia colorante hasta<br />
perder<strong>la</strong> por completo. Conservados cuidadosamente en vasijas<br />
bien tapadas, desarrol<strong>la</strong> en el<strong>la</strong>s sus buenas cualidades<br />
pues aumentan sus grados alcohólicos, disminuye su azúcar,<br />
su tártaro y su tanino, y produce los éteres, por lo que se<br />
hacen más nutritivos, agradables, aromáticos y sanos; cuyos<br />
efectos conocen muy bien los profesores ele <strong>la</strong> ciencia<br />
médica al propinárselos á sus enfermos convalecientes.<br />
Los vinos dulces efectúan una serie de reacciones químicas<br />
que hacen desaparecer su azúcar y los convierte en secos<br />
y astringentes, con un aumento muy considerable ele alcohol,<br />
por lo que deben preferirse <strong>para</strong> su afiejamiento.
89<br />
II<br />
Trasiego de los vinos.<br />
OPERACIONES<br />
PRELIMINARES.<br />
Tan luego como el mosto se ha convertido en vino, lo que<br />
tiene lugar cuando <strong>la</strong> fermentación ha recorrido todos sus<br />
períodos de una manera acabada, procede se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s<br />
heces ó masa fermentante, depositándole en otras vasijas<br />
que le hayan de conservar hasta su venta. Pero antes de dar<br />
principio á esta operación, conocida con el nombre de trasiego,<br />
conviene que <strong>la</strong> precedan otras de reconocida importancia,<br />
<strong>para</strong> asegurar y aun mejorar <strong>la</strong>s cualidades del caldo,<br />
evitando al cosechero los disgustos y pérdidas de consideración<br />
que pudiera ocasionarle <strong>la</strong> omisión de <strong>la</strong>s mismas, por<br />
efecto de su imprevisión ó negligencia. Pues si todas <strong>la</strong>s ope_<br />
raciones de <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración ha debido sancionar<strong>la</strong>s con su presencia,<br />
no debe prescindir de el<strong>la</strong> al efectuar <strong>la</strong> del trasiego,<br />
constituyéndose en centine<strong>la</strong> permanente de sus -operarios,<br />
porque no debe ignorar que<br />
Al vino mejora notablemente<br />
<strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia de un amo diligente.<br />
Estas operaciones pre<strong>para</strong>torias son referentes á <strong>la</strong> limpieza,<br />
al azufrado y al rocdnocimiento y degustación del<br />
vino.<br />
Limpieza.—Aun cuando damos por supuesto que el local<br />
destinado á <strong>la</strong> fabricación del vino ha permanecido a<strong>sea</strong>do<br />
con el mayor esmero, ahora debe limpiarse y aun fregarse<br />
nuevamente su pavimento, así como los pocilios y recipientes<br />
colocados en el subsuelo del mismo, á fin de aprovechar el<br />
líquido que pudiera derramarse.<br />
Los tinillos ó barreños, tapadores, tuberías, cubos y demás<br />
utensilios, se fregarán repetidas veces, de igual modo
90<br />
que <strong>la</strong>s vasijas destinadas á contener el vino trasegado, y á<br />
<strong>la</strong>s cuales se dará los <strong>la</strong>vados en <strong>la</strong> forma que digimos al hab<strong>la</strong>r<br />
de <strong>la</strong> limpieza de <strong>la</strong> bodega.<br />
Si desde luego se hubiere de colocar el vino en <strong>la</strong> cueva,<br />
se limpiará también este local con el mayor esmero, barriendo<br />
sus paredes con escobas fuertes, y azufrándole con mechas<br />
ó pajue<strong>la</strong>s colocadas y encendidas á <strong>la</strong> vez en diversos<br />
puntos del mismo. Se reconocerán minuciosamente los maderos<br />
que sujeten <strong>la</strong>s vasijas <strong>para</strong> convencerse de su seguridad,<br />
fregándose en <strong>la</strong> forma ya indicada todos los utensilios y recipientes<br />
que dicho local contenga.<br />
Del azufrado.—Procede luego practicar en <strong>la</strong>s vasijas<br />
que han de conservar el vino <strong>la</strong> importantísima operación<br />
del azufrado. Esta se ejecuta con mechas impregnadas en<br />
azufre ó pajue<strong>la</strong>s puestas en un a<strong>la</strong>mbre terminado por su<br />
parte inferior en un gancho, se <strong>la</strong>s enciende é introduce en <strong>la</strong>s<br />
vasijas, cubriendo <strong>la</strong> boca con una te<strong>la</strong> ó manta, con el fin<br />
de retener el gas sulfuroso que resulta de <strong>la</strong> combustión del<br />
azufre. También se usa <strong>para</strong> este objeto el l<strong>la</strong>mado azufrador,<br />
dentro del cual se quema el azufre en grano ó en polvo.<br />
Esta operación, conocida y practicada de muy antiguo<br />
en <strong>la</strong>s bodegas, es de una importancia incuestionable <strong>para</strong><br />
<strong>la</strong> conservación délos vinos, pues dicho gas sulfuroso se adhiere<br />
á <strong>la</strong>s paredes interiores de los recipientes, destruyelos<br />
parásitos y resabios perjudiciales que pudieran retener, desaloja<br />
el aire atmosférico, é impide, retarda y <strong>para</strong>liza <strong>la</strong> fermentación<br />
anormal, así como <strong>la</strong>s demás fermentaciones que<br />
originan <strong>la</strong>s enfermedades de los vinos. Por esta razón no se<br />
cansan de repetir los enólogos<br />
Vasija limpia y bien fregada<br />
deberá ser azufrada..<br />
La boca de <strong>la</strong> vasija permanecerá cubierta por <strong>la</strong> manta,<br />
no so<strong>la</strong>mente durante <strong>la</strong> combustión del azufre, sino durante<br />
el tiempo que se emplea en llenar<strong>la</strong>, pasando el vino á través<br />
de <strong>la</strong> misma <strong>para</strong> que reteniendo mejor el ácido sulfuroso
91<br />
dentro de aquel<strong>la</strong>, se impregne de él el líquido. Y aun cuando<br />
parece que ataca en el acto el principio colorante del vino<br />
tornándole turbio, al cabo de algunos días lo vuelve á adquirir<br />
más intenso y bril<strong>la</strong>nte.<br />
Sin embargo, no se debe abusar de este gas, produciéndole<br />
en proporciones excesivas, porque comunica al vino un<br />
sabor repugnante, que conserva por espacio de <strong>la</strong>rgo tiempo<br />
y hace necesario muchas veces operar en él <strong>para</strong> que desaparezca.<br />
Las pajue<strong>la</strong>s ó mechas se pre<strong>para</strong>n poniendo el azufre en<br />
una vasija de barro, se <strong>la</strong> coloca sobre ascuas, y una vez derretido,<br />
se van pasando por el líquido tiras de lienzo que se<br />
impregnan de él, y éste se solidifica al enfriarse.<br />
EECONOCIMIENTO, CATA Ó DEGUSTACIÓN DEL VINO.<br />
Debe igualmente el cosechero examinar por sí mismo el<br />
vino de cada una de <strong>la</strong>s vasijas, enterándose con el mayor<br />
detenimiento del estado de limpieza y bril<strong>la</strong>ntez del mismo,<br />
de su mayor ó menor coloración, de su aroma ó bouquet, de<br />
su astringencia ó suavidad, y de su fuerza alcohólica, como<br />
se lo recomienda el precepto<br />
Observe en el vino el buen catador<br />
su gusto y aroma, su fuerza y color.<br />
Para apreciar y distinguir esta y otras cualidades, nos<br />
servimos de <strong>la</strong> vista, del olfato y del pa<strong>la</strong>dar ó gusto; y <strong>para</strong><br />
averiguar con exactitud sus grados alcohólicos, nos valemos<br />
también del a<strong>la</strong>mbique de Salieron, ó del ebullióscopo de Ma-<br />
Uigand. Con este reconocimiento escrupuloso del vino, conseguirá<br />
el cosechero hacer <strong>la</strong>s mezc<strong>la</strong>s convenientes <strong>para</strong> mejorarle,<br />
ponerle al gusto del consumidor y dejarlo todo de<br />
igual c<strong>la</strong>se.<br />
La vista sirve <strong>para</strong> apreciar el color, que puede ser<br />
más ó menos intenso, limpio y bril<strong>la</strong>nte, valiéndonos <strong>para</strong><br />
eüo de buenos vasos ó copas de cristal fino, á cuyo través y
02<br />
de <strong>la</strong> luz natural ó artificial se examina el vino; y también<br />
de tazas de p<strong>la</strong>ta, en cuyo fondo se distingue perfectamente<br />
su transparencia.<br />
El olfato distingue los olores extraños al vino, y los que<br />
le son propios, como el aroma, ó bouquet y los éteres; <strong>para</strong><br />
lo cual se agita en el vaso y se lleva rápidamente á <strong>la</strong> nariz.<br />
El pa<strong>la</strong>dar ó gusto, aprecia <strong>la</strong> calidad del vino, si es áspero<br />
ó dulce, si denso ó fluido, si fuerte ó flojo; y distingue<br />
perfectamente los ácidos que le dominan, tánico, tártrico<br />
aldehido y acético, así como también los sabores que no le<br />
<strong>sea</strong>n propios.<br />
El ácido aldehido, precursor del vinagre, se percibe en <strong>la</strong><br />
<strong>la</strong>ringe, á <strong>la</strong> que se adhiere ó agarra sin desprenderse ó desaparecer<br />
por algunos instantes, produciendo una impresión<br />
tanto más fuerte cuanto más se aproxime al ácido acético.<br />
El ácido tánico ó tanino, impresiona á <strong>la</strong> bóveda del pa<strong>la</strong>dar,<br />
causando aspereza en toda <strong>la</strong> boca, y especialmente en<br />
<strong>la</strong> lengua.<br />
El ácido tártrico se percibe marcadamente en <strong>la</strong>s encías<br />
y dentadura, causando dentera.<br />
Fuerza alcohólica.—Al ocuparnos del alcohol como componente<br />
del vino, expusimos <strong>la</strong> necesidad que tiene el cosechero<br />
de saber <strong>la</strong> proporción en que aquél se hal<strong>la</strong>, <strong>para</strong> saber<br />
si se puede conservar fácilmente, ó si necesita <strong>para</strong> con.<br />
seguirlo, recurrir á una adición conveniente. Aun cuando<br />
puede apreciarse, y se aprecia con alguna aproximación, <strong>la</strong><br />
cantidad de alcohol que contiene valiéndose del pa<strong>la</strong>dar, se<br />
marca con más exactitud por medio del a<strong>la</strong>mbique Salieron;<br />
del ebullióscopo Malligand, y del licómetro de Musculus y<br />
Yalson. El primero se funda en <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción de los líquidos<br />
fermentados, <strong>para</strong> obtener agua y alcohol; el segundo en <strong>la</strong><br />
diferencia de temperatura á que hierven los diversos líquidos,<br />
y el último, más sencillo, pero menos exacto, está basado en<br />
<strong>la</strong> capi<strong>la</strong>ridad de un líquido más ó menos cargado de alcohol,<br />
pomo á todos estos a<strong>para</strong>tos acompaña una instrucción acer»
93<br />
ca del modo de practicar <strong>la</strong>s correspondientes operaciones,<br />
nos excusa su descripción en este lugar.<br />
El cosechero debe, pues, al practicar el trasiego, averiguar<br />
con exactitud <strong>la</strong> graduación de sus vinos, teniendo en<br />
cuenta que hasta 12 grados se sostienen difícilmente sin alterarse,<br />
y que de 14 grados en ade<strong>la</strong>nte se conservan bien.<br />
Practicado con escrupulosidad el reconocimiento de todo<br />
el vino de <strong>la</strong> bodega, procederá el cosechero á <strong>la</strong> operación<br />
del trasiego, haciendo <strong>la</strong>s mezc<strong>la</strong>s convenientes, á fin de que<br />
todo ello reúna <strong>la</strong>s condiciones apetecidas por el comercio.<br />
III.<br />
Época en que debo hacerse el primer<br />
trasiego.<br />
La operación de se<strong>para</strong>r el vino de <strong>la</strong>s heces, posos ó sedimento,<br />
es de una importancia tal, que no puede prescindirse<br />
de el<strong>la</strong> si se quiere preservarle de sensibles alteraciones,<br />
debiendo practicarse repetidas veces y en distintas épocas,<br />
<strong>para</strong> mejorar, además, sus cualidades extrínsecas, como recomienda<br />
<strong>la</strong> máxima <strong>viníco<strong>la</strong></strong><br />
Dan los trasiegos al vino<br />
limpidez y color fino.<br />
Así, pues, l<strong>la</strong>mamos primer trasiego (suelta ó corrida del<br />
vino, como algunos dicen) á <strong>la</strong> operación de tras<strong>la</strong>dar éste<br />
de unas vasijas á otras, á fin de se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s heces, casca<br />
ó madre, y preservarle de ulteriores alteraciones. Este trasiego<br />
que se hace de los vasos de fermentación á otros en los<br />
que por el reposo ha de depositar todas <strong>la</strong>s impurezas que<br />
aun conserve en suspensión, suele tener lugar, <strong>para</strong> los vinos<br />
de maceración que nosotros e<strong>la</strong>boramos, en todo el mes de<br />
Marzo, por cuanto ya en esta época <strong>la</strong> casca se ha precipita^<br />
do al fondo del recipiente, el ácido carbónico ha cesado de
94<br />
desprenderse, el calórico lia desaparecido, y en una pa<strong>la</strong>bra<br />
en que el mosto ya se bizo vino, presentando un color transparente<br />
y más ó menos vivo é intenso, según <strong>la</strong>s condiciones<br />
que concurrieron á su e<strong>la</strong>boración. Mas si <strong>la</strong>s cascas aún<br />
se conservan en suspensión, es prueba de que el vino aún<br />
no ha completado su madurez, y aparece más ó menos dulce,<br />
según <strong>la</strong> cantidad de glucosa que aún retiene sin descomponer.<br />
En este caso puede verificarse el trasiego, si se de<strong>sea</strong><br />
conservarlo en ese estado, ó si se quiere mezc<strong>la</strong>rlo con el que<br />
salga de <strong>la</strong> prensa, ó con otro muy áspero <strong>para</strong> que resulte<br />
un vino seco, con algo, aunque poco de pa<strong>la</strong>-dar, nombre que<br />
se da á <strong>la</strong> suavidad ó menor astringencia. Pero si se pretende<br />
convertirlo en vino áspero ó seco, déjese aún sobre <strong>la</strong><br />
madre <strong>para</strong> no privarle del fermento que contiene, hasta<br />
<strong>la</strong> época en que haya de operarse sobre él por los medios fáciles,<br />
económicos, rápidos y <strong>seguros</strong>, que aconseja <strong>la</strong> euología,<br />
y que ya dimos á conocer en su lugar correspondiente.<br />
Hemos expuesto que <strong>la</strong> operación del trasiego se verifica<br />
generalmente en Marzo, porque suele ya estar hecho, sentado<br />
y c<strong>la</strong>ro todo el vino de <strong>la</strong> bodega, pudiéndose efectuar<br />
aquél sin interrupción alguna, y por lo mismo con más regu<strong>la</strong>ridad<br />
y economía, así como porque se aproxima <strong>la</strong> época<br />
de colocarlo en sitio más fresco; pero <strong>la</strong> mejor oportunidad<br />
<strong>para</strong> el trasiego es tan luego como el líquido seña<strong>la</strong> cero<br />
en el pesamosto, que es cuando <strong>la</strong> casca se precipita al fondo<br />
y aquél presenta un color transparente. Muchos cosecheros<br />
juzgan, sin embargo, conveniente su continuación en<br />
contacto con <strong>la</strong> madre por un espacio mayor de tiempo <strong>para</strong><br />
que gane en fortaleza y mejore en sus propiedades. No creemos<br />
se hal<strong>la</strong>n en lo cierto los que así piensan, pues transformado<br />
todo el azúcar en alcohol y ácido carbónico, ya no desempeña<br />
ningún papel <strong>la</strong> casca ó madre, por haber terminado<br />
su misión bienhechora, y queda como un cuerpo extraño,<br />
no sólo inútil, sino perjudicial, por cuanto <strong>la</strong>s heces alteradas<br />
por 1a elevación de temperatura, ó por otras variaciones
95<br />
atmosféricas, le enturbian y predisponen á nuevas fermentaciones,<br />
y tal vez á averiarse.<br />
Nosotros, siguiendo <strong>la</strong> máxima de que<br />
El vino ya sentado<br />
deberá ser trasegado,<br />
verificamos esta operación tan luego como <strong>la</strong> casca se precipita<br />
al fondo, habiendo observado que mejora notablemente<br />
sus propiedades, por lo que le conservamos <strong>para</strong> <strong>la</strong> venta de<br />
última hora.<br />
Aconsejan muchos enólogos que el líquido se separe dé<strong>la</strong><br />
parte sólida á los tres, cinco, ó quince días de hal<strong>la</strong>rse en <strong>la</strong><br />
vasija de fermentación; pero en este caso tiene otro objeto el<br />
trasiego, cual es el de tras<strong>la</strong>dar el mosto á otras vasija <strong>para</strong><br />
que en el<strong>la</strong>s se efectúe <strong>la</strong> fermentación lenta, mediante <strong>la</strong><br />
cual se descomponga el azúcar que aún retiene. Nosotros en<br />
algunos años de cosecha abundante, y con el fin de aprovechar<br />
<strong>la</strong>s vasijas que tenemos en <strong>la</strong>s cuevas, en <strong>la</strong>s que como<br />
ya dijimos, no se debe verificar <strong>la</strong> fermentación tumultuosa<br />
á causa del desarrollo del gas ácido carbónico, que impide <strong>la</strong><br />
entrada en dichos locales, hemos se<strong>para</strong>do el líquido á los<br />
ocho ó quince días <strong>para</strong> colocarlo en aquel<strong>la</strong>s, y llenar nuevamente<br />
<strong>la</strong>s desocupadas en <strong>la</strong> bodega, habiéndonos dado<br />
resultados muy lisonjeros. Sin embargo, insistimos en <strong>la</strong><br />
conveniencia del contacto del mosto con <strong>la</strong> casca, hasta el<br />
término que hemos seña<strong>la</strong>do, con especialidad cuando se pretenda<br />
obtener vino de color intenso, y se adicionó poco ó<br />
nada de escobajo.<br />
El vino que presente algún resabio ó gusto extraño, debe<br />
desaparecer de <strong>la</strong> madre inmediatamente que se note, ya<br />
<strong>para</strong> que le pierda por el trasiego, ó ya también <strong>para</strong> proceder<br />
á operar sobre él por los medios conducentes. En este<br />
caso se encuentra el gusto á moho que se nota alguna vez<br />
en el vino de vasijas que ó no se fregaron bien ó en <strong>la</strong>s que<br />
se entrojó uva picada ó en putrefacción, el cual se corrige en.<br />
los primeros momentos de gustarlo,
96<br />
Respecto al estado atmosférico, durante el cual se verifique<br />
el trasiego, ningún cosechero ignora que deben elegirse<br />
los días c<strong>la</strong>ros, secos y que reine el viento Norte, porque contribuyen<br />
á <strong>la</strong> completa precipitación ele <strong>la</strong>s heces y demás<br />
impurezas, y por lo mismo á su mejor c<strong>la</strong>rificación. El tiempo<br />
lluvioso ó húmedo, le es por el contrario, muy perjudicial,<br />
según ya demostramos al tratar de <strong>la</strong> influencia del vapor<br />
acuoso. Es, pues, un principio <strong>viníco<strong>la</strong></strong> el de que<br />
En día fresco, c<strong>la</strong>ro y sereno<br />
se hace el trasiego pronto y bueno.<br />
MODO DE EFECTUAR EL TRASIEGO.<br />
Para dar principio al trasiego, se aplica una canil<strong>la</strong> de<br />
madera, cuyo extremo destinado á enchufar en el orificio de<br />
<strong>la</strong> tinaja, se halle rodeado de estopa, apretándo<strong>la</strong> con mucho<br />
cuidado, <strong>para</strong> no <strong>la</strong>stimar <strong>la</strong> vasija, con un mazo de madera,<br />
hasta que haya ajustado cumplidamente. Por el orificio de <strong>la</strong><br />
canil<strong>la</strong> se introducen diversas porciones de esparto crudo,<br />
<strong>para</strong> impedir que arrastre el líquido impureza alguna, y tapándo<strong>la</strong><br />
por un corto espacio de tiempo, se <strong>la</strong> deja luego correr<br />
en un tinillo ó barreno, hasta que en el vaso de cristal<br />
presente un color transparente. Entonces se se<strong>para</strong> el turbio<br />
que haya salido, y se vierte, no en <strong>la</strong> misma vasija, como<br />
hacen algunos, sino en <strong>la</strong> madre de otra, ó mejor en <strong>la</strong> que<br />
se destine <strong>para</strong> contener y ac<strong>la</strong>rar el vino de prensa.<br />
Mientras el vino se halle corriendo, téngase mucho cuidado<br />
de examinar con frecuencia su color en <strong>la</strong> taza ó vas o<br />
á través de <strong>la</strong> luz natural, ó mejor de <strong>la</strong> artificial, <strong>para</strong> tapar<br />
<strong>la</strong> canil<strong>la</strong> si sale algo turbio ó empañado; hasta que por<br />
el reposo vuelva á adquirir su transparencia.<br />
Es tan indispensable <strong>la</strong> cualidad de limpidez y finura en<br />
los vinos, que no puede prescinclirse de el<strong>la</strong>, porque siendo<br />
<strong>la</strong> primera que observa el traficante ó catador, no pasa<br />
á reconocer <strong>la</strong>s propiedades intrínsecas que puedan tener, si
97<br />
no le agració su transparencia. Por esto se dice con mucha<br />
verdad que<br />
Quien no ac<strong>la</strong>ra bien su vino<br />
comete un gran desatino.<br />
Sucede con frecuencia, que el vino de algunas vasijas no<br />
corre tan c<strong>la</strong>rificado como fuera de de<strong>sea</strong>r, y entonces es<br />
conveniente verterlo con cuidado en <strong>la</strong> madre de otra que lo<br />
dé limpio y transparente, procurando permanezca siempre<br />
llena <strong>para</strong> no remover el líquido en el<strong>la</strong> contenido.<br />
Debe correrse á <strong>la</strong> vez el vino de varias vasijas, vertiendo<br />
todo ello mezc<strong>la</strong>do en otras de <strong>la</strong> misma bodega, ó de <strong>la</strong><br />
cueva — si se lleva á esta directamente—que se hallen ya<br />
dispuesta <strong>para</strong> recibirlo en <strong>la</strong> forma que se ha expuesto,<br />
pues esta mezc<strong>la</strong>, l<strong>la</strong>mada por los franceses coupage, bonifica<br />
los vinos, procurando envolver los más suaves con los<br />
más astringentes, los más débiles con los de mayor fuerza<br />
alcohólica, y los de menos color con los que le tengan más<br />
intenso. Que esta operación, dirigida con inteligencia, mejora<br />
extraordinariamente los vinos, nos lo dice <strong>la</strong> máxima<br />
Si <strong>la</strong> mezc<strong>la</strong> de uva es conveniente<br />
<strong>la</strong> de vino distinto es excelente.<br />
En dichas vasijas permanece por espacio de algunos días,<br />
mientras se reposa y afina el color, y da espera á c<strong>la</strong>rificarse<br />
el vino de prensa, el cual se mezc<strong>la</strong> después con lo<br />
demás al tiempo de verificar el segundo trasiego <strong>para</strong> bajarlo<br />
á <strong>la</strong> cueva, si á el<strong>la</strong> no se hubiere llevado desde luego.<br />
VINO DE PRENSA.<br />
Trasegado todo el liquido que ha corrido espontáneamente<br />
por <strong>la</strong> canil<strong>la</strong>, y al que se dá el nombre de vino de yema,<br />
ó virgen, se saca de <strong>la</strong> vasija <strong>la</strong> casca ó madre, <strong>para</strong> extraer<br />
de el<strong>la</strong> todo el jugo que aún retiene, valiéndose <strong>para</strong><br />
ello dé<strong>la</strong> prensa moderna de husillo de hierro, ó de <strong>la</strong> antigua<br />
viga.<br />
7
08<br />
El vino que corre de <strong>la</strong> prensa l<strong>la</strong>mado estrujón y también<br />
cuartón, se saca del pocilio ó recipiente en que se ha recogido,<br />
se vierte en otra vasija, cuya madre se ha hecho<br />
permanecer en el<strong>la</strong>; y después de llena, se deja en reposo<br />
por espacio de algunos días, corriéndolo cuando se halle<br />
c<strong>la</strong>ro.<br />
Nosotros, sin embargo, seguimos un procedimiento más<br />
rápido, aun cuando no le creemos el más conveniente. Colocamos<br />
á <strong>la</strong> boca de <strong>la</strong> tinaja, que no cesa de correr, una vasija<br />
de mimbre espeso, ó de esparto (canasto ó espuerta), y<br />
y sobre el<strong>la</strong> vertemos el vino según sale de <strong>la</strong> prensa, procurando<br />
que <strong>la</strong> primera permanezca siempre casi llena, y de<br />
este modo conseguimos que salga limpio, y se vaya mezc<strong>la</strong>ndo<br />
con lo de yema que corre á <strong>la</strong> vez. Pero si no saliere con<br />
<strong>la</strong> transparencia apetecida, se filtra igualmente por otra, que<br />
es más económico que dejarlo muchos días en reposo, pues se<br />
consigue hacer todas <strong>la</strong>s operaciones con simultaneidad.<br />
Este es también el momento oportuno—sino se hizo sobre<br />
<strong>la</strong> madre — de encabezar el vino ó adicionarle alcohol, si no<br />
acusase <strong>la</strong> fuerza suficiente <strong>para</strong> su buena conservación, por<br />
<strong>la</strong>s razones siguientes: 1. a Porque se puede emplear el espíritu<br />
de 35 grados, extraído directamente del orujo, que es el<br />
más barato, vertiéndole en <strong>la</strong> madre á <strong>la</strong> vez que el vino, sin<br />
temor de que le comunique el gusto tan desagradable que en<br />
otro caso le daría. 2. a Porque como se ha de mezc<strong>la</strong>r este vino<br />
en <strong>la</strong> debida proporción con todo lo demás, queda el alcohol<br />
distribuido también con igualdad. 3. a Porque contribuye extraordinariamente<br />
á <strong>la</strong> más rájüda c<strong>la</strong>rificación del dicho vino<br />
de prensa, evitándole una nueva fermentación que muchas<br />
veces se presenta. Euera de este momento, ó del en que el vino<br />
se hal<strong>la</strong> aun sobre <strong>la</strong> madre, se empleará única y exclusivamente<br />
el alcohol extraído del vino, y de ningún modo el de<br />
orujo, ni tampoco el l<strong>la</strong>mado de industria.<br />
Tiénese especial cuidado en elegir <strong>para</strong> filtrar el estrujón,<br />
<strong>la</strong> madre de una vasija, cuyo vino <strong>sea</strong> suave ó sabroso, por
99<br />
el exceso de tánico que aquél contiene, prestando de ese modo<br />
el uno al otro el principio de que cada cual carece.<br />
En cuanto á <strong>la</strong> conveniencia de adicionar este vino al de<br />
yema ó virgen, hay diversas opiniones, siendo <strong>la</strong> más admitida<br />
<strong>la</strong> de mezc<strong>la</strong>rlo en <strong>la</strong> proporción en que se encuentra,<br />
que es <strong>la</strong> práctica seguida por nosotros, y <strong>la</strong> que aconsejamos<br />
como más provechosa, porque se neutralizan sus respectivas<br />
cualidades.<br />
El vino de <strong>la</strong> última madre, ó <strong>sea</strong> de <strong>la</strong> última vasija,<br />
ya no se puede ac<strong>la</strong>rar en otra de <strong>la</strong> manera que se hizo en<br />
<strong>la</strong>s demás; y se lleva á efecto poniendo en ello una pequeña<br />
cantidad de orujo, ya prensado, ó por medio de una sustancia<br />
c<strong>la</strong>rificadora, empleándose por su inferior calidad <strong>para</strong><strong>la</strong><br />
extracción de alcohol, aunque generalmente se destina <strong>para</strong><br />
bebida de nuestros trabajadores, á quienes después de contribuir<br />
con su sudor en el campo y en <strong>la</strong> bodega <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención<br />
de este nutritivo líquido, se le recompensa con los desperdicios<br />
del mismo.<br />
IV.<br />
Diferentes aplicaciones del orujo prensado.<br />
La casca-madre ti orujo, después de haber sufrido <strong>la</strong> última<br />
presión, tiene infinidad de aplicaciones útiles, alguna<br />
de <strong>la</strong>s cuales creemos conveniente indicar ligeramente en<br />
este sitio, <strong>para</strong> no desviarnos del método que nos hemos trazado,<br />
cual es, el de ciar á conocer todas <strong>la</strong>s operaciones de<br />
vinificación por el orden mismo con que se suceden en <strong>la</strong><br />
práctica.<br />
Aguardiente de orujo.—La principal y más productiva<br />
aplicación, es <strong>la</strong> de extraer de dicha sustancia aguardiente ó<br />
alcohol por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción. Diversos son los a<strong>para</strong>tos<br />
que se emplean <strong>para</strong> conseguirlo, de los cuales, el más generalizado<br />
por su sencillez y baratura, pero también el más im-
100<br />
perfecto, es el a<strong>la</strong>mbique, conocido en muchos pueblos con el<br />
nombre de culebrina, por <strong>la</strong> forma de rosca que afecta su refrigerante.<br />
En <strong>la</strong> ol<strong>la</strong> ó caldera, se pone <strong>la</strong> casca con una adición<br />
de agua proporcionada, y por medio de fuego directo, se hace<br />
<strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción, resultando un aguardiente, que en su conjunto<br />
no excede de 16 á 18 grados Cartier; por lo que se le desti<strong>la</strong><br />
nuevamente á fuego lento, que es lo que se l<strong>la</strong>ma rectificarlo<br />
ó re finarlo, consiguiéndose de este modo un aguardiente de<br />
25 grados, que bien anisado, aunque de inferior calidad, se<br />
ha venido vendiendo con alguna estimación, hasta los últimos<br />
años, en que le han hecho desmerecer los aguardientes<br />
l<strong>la</strong>mados de industria.<br />
Su fabricación en los a<strong>para</strong>tos desti<strong>la</strong>torios á fuego indirecto<br />
y á vapor los hace más puros y suaves.<br />
Alcohol de orujo <strong>para</strong> encabezar vinos.—Con el fin de evitar<br />
<strong>la</strong> impureza y sabor desagradable de los aguardientes obtenidos<br />
por <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción del orujo á fuego directo, y que puedan<br />
además emplearse con buen éxito <strong>para</strong> el encabezamiento<br />
ó alcoholización del vino, se ha ideado el procedimiento<br />
de su maceración en agua. Al efecto, el orujo prensado se<br />
vuelve á los recipientes, se le pone agua caliente hasta cubrirle,<br />
y después de algunos días en que se habrá producido<br />
alguna fermentación, mayormente si aún conserva materia<br />
azucarada, se le 'prensa, y el líquido extraído se lleva al<br />
a<strong>la</strong>mbique <strong>para</strong> su desti<strong>la</strong>ción.<br />
Vinagre de orujo.—Se aplica igualmente el orujo <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />
fabricación del vinagre, dejándolo expuesto en vasijas á una<br />
buena temperatura y al aire libre, á fin de que se oxide: luego<br />
que se produce en él <strong>la</strong> fermentación acética, se le adiciona<br />
agua en cantidad conveniente, y algunos días después queda<br />
hecho el vinagre.<br />
Extracción de <strong>la</strong> materia colorante del orujo.—Varios son los<br />
métodos que se emplean <strong>para</strong> <strong>la</strong> extracción de <strong>la</strong> oenolina ó<br />
materia colorante, fundados casi tocios en <strong>la</strong> solubilidad ele<br />
éstos en el alcohol; pero entre ellos, los menos dispendio-
101<br />
sos <strong>para</strong> el cosechero, son los dos que vamos á expresar.<br />
Consiste uno en se<strong>para</strong>r por medio de zarandas espesas<br />
los hollejos ó pelícu<strong>la</strong>s; se trituran bien, añadiendo una disolución<br />
de ácido tártrico; se <strong>la</strong>s pone en maceración en<br />
alcohol por algunos días, y luego se prensan.<br />
El otro medio se efectúa poniendo el orujo á hervir con<br />
vino y también con agua en el a<strong>la</strong>mbique; después de frío<br />
se prensa <strong>para</strong> se<strong>para</strong>r el caldo, éste se vuelve á hervir, y<br />
así se va reduciendo al menor volumen posible.<br />
Extracción del tanino, del crémor tártaro y del ácido tártrico<br />
contenidos en él orujo.—Después de haber se<strong>para</strong>do del orujo<br />
por medio de <strong>la</strong> desti<strong>la</strong>ción el alcohol que contenía, se aprovecha<br />
aquél <strong>para</strong> <strong>la</strong> obtención de. <strong>la</strong>s sustancias que se expresan<br />
en este epígrafe, por medio de procedimientos que<br />
por ser algo dispendiosos <strong>para</strong> el cosechero, no los exponemos<br />
en este liTgar.<br />
Vino de orujo.—Como quiera que en los orujos quedan<br />
siempre, aunque en cantidades re<strong>la</strong>tivamente pequeñas, <strong>la</strong>s<br />
sustancias que entran en <strong>la</strong> composición del vino, de aquí<br />
que todavía puedan aprovecharse <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar nuevamente<br />
otro ele inferior calidad, adicionando agua azucarada <strong>para</strong><br />
aumentar su fuerza alcohólica, mediante <strong>la</strong> fermentación<br />
que en el mismo se produce, de cuyo procedimiento ensayado<br />
por Petiot nos hemos ya ocupado en <strong>la</strong> precedente sección.<br />
Aceite de orujo.—Las pepitas ó granu<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> uva contienen<br />
un aceite, que extraído por procedimientos poco costosos,<br />
sirve como combustible y comestible, así como también<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> fabricación del jabón.<br />
Alimento de orujo.—La pepita ó granu<strong>la</strong> del orujo, se<strong>para</strong>da<br />
á través de una criba, se emplea <strong>para</strong> alimento de <strong>la</strong>s<br />
aves ele corral, y también durante el invierno, mezc<strong>la</strong>da con<br />
cebada ó avena, <strong>para</strong> los ganados destinados á <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor.<br />
Combustible de orujo.—El orujo, después de haber servido<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> extracción de todas <strong>la</strong>s sustancias que contiene, se<br />
emplea como combustible en <strong>la</strong>s cocinas de los cosecheros;
102<br />
y dándole <strong>la</strong> forma de <strong>la</strong>drillos, se destina <strong>para</strong> <strong>la</strong> combustión<br />
en <strong>la</strong> rectificación del aguardiente.<br />
Ceniza de orujo.—Después ele haberse utilizado el orujo<br />
<strong>para</strong> combustible, se aprovecha su ceniza caliente <strong>para</strong> quitar<br />
al vino su acidez, y <strong>para</strong> cortar <strong>la</strong> fermentación y decolorar<br />
el mosto.<br />
Abono de orujo.—Es el orujo uno de los abonos que más<br />
ventajosamente se pueden emplear <strong>para</strong> <strong>la</strong> vid, poniendo<br />
una porción de él en una escava algo profunda que se haga<br />
al pie de aquel<strong>la</strong>.<br />
Y.<br />
Segundo trasiego, ó <strong>sea</strong> tras<strong>la</strong>ción del vino<br />
á <strong>la</strong> cueva.<br />
Se<strong>para</strong>do todo el vino de <strong>la</strong> madre, y ya en reposo por espacio<br />
de algunos días, durante los cuales se ha completado su<br />
c<strong>la</strong>rificación, procede entonces su venta, ó su conservación<br />
<strong>para</strong> expenderlo en época más lejana.<br />
Pero si el que contenga alguna de <strong>la</strong>s vasijas no presentare<br />
<strong>la</strong> limpidez que se apetece, debe afinarse artificialmente<br />
su color antes del segundo trasiego por medio del ac<strong>la</strong>ro.<br />
Conseguido por este medio, ó por el reposo, <strong>la</strong> más completa<br />
limpieza del vino, se hace indispensable se<strong>para</strong>rle nuevamente<br />
de <strong>la</strong>s impurezas y sustancias que ha depositado en el<br />
fondo, porque pudieran alterarse y tornarle turbio ó colorado;<br />
produciendo en él nuevas y dañosas fermentaciones.<br />
Este trasiego tiene además el objeto de poner el vino en<br />
los vasos en que definitivamente ha de permanecer hasta su<br />
venta. Dichos vasos pueden ser de madera, l<strong>la</strong>mados pipas ó<br />
toneles, ó tinajas colocadas en un lugar subterráneo, fresco<br />
y obscuro, denominado cueva. Este último medio de conservación<br />
es el generalmente seguido por los cosecheros de<br />
Castil<strong>la</strong>, y en concepto nuestro el más útil y conveniente,<br />
siempre que los vinos se hayan de expender durante el pri-
103<br />
mer año, y no se trate de guardarlos por cierto número de<br />
ellos. De este modo se consigue preservarlos de <strong>la</strong> luz y del<br />
calor, durante los meses de verano, pues dichos agentes<br />
ejercen una influencia desfavorable en <strong>la</strong>s propiedades del<br />
vino ya hecho, enturbiándole y promoviendo <strong>la</strong> fermentación<br />
anormal ó extemporánea. De aquí <strong>la</strong> máxima<br />
Guarda tu vino en estío<br />
en local obscuro y frío.<br />
Sin embargo, poniendo en vasijas herméticamente cerradas<br />
los que se destinan <strong>para</strong> su afiejamiento, ya hemos visto<br />
anteriormente que pueden llevarse á su mayor grado de<br />
perfección, si bien con pérdida de su color, exponiéndolos á<br />
una elevada temperatura.<br />
La construcción de <strong>la</strong>s cuevas es subterránea, generalmente<br />
debajo de <strong>la</strong> bodega ó del cuerpo de <strong>la</strong> casa, formadas<br />
de fábrica de cal y <strong>la</strong>drillo, ó más generalmente sin el<strong>la</strong>, según<br />
lo permita <strong>la</strong> consistencia del terreno, en forma de bóveda,<br />
con huecos en sus costados, l<strong>la</strong>mados silos <strong>para</strong><strong>la</strong> colocación<br />
de <strong>la</strong>s tinajas.<br />
Deben ser frescas y secas, sin que excedan de 11° centígrados,<br />
que permitan conservar los vinos y. aun mejorarlos<br />
durante los calores del estío, que es <strong>la</strong> época en que<br />
suele haber más demanda de ellos en los principales puntos<br />
de producción. En sus extremos se abren tragaluces-, ó respiraderos<br />
pequeños <strong>para</strong> su venti<strong>la</strong>ción y frescura, por <strong>la</strong>s<br />
corrientes del aire que producen, procurando siempre que<br />
caigan al <strong>la</strong>do del Norte, y si es posible que vayan á fijarse<br />
en algún pozo de <strong>la</strong> casa.<br />
La entrada ó bajada lo será en pendiente suave, mejor<br />
que escalonada, <strong>para</strong> <strong>la</strong> comodidad de bajar y subir el vino,<br />
y también <strong>la</strong>s vasijas: en el subsuelo del punto de su mayor<br />
declive se colocará una tinaja <strong>para</strong> recibir el vino que pudiera<br />
derramarse, caso de ruptura de alguna otra de <strong>la</strong>s que<br />
le contienen, y el piso, <strong>para</strong> este caso, se procurará tenerle<br />
embaldosado, ó al menos bien limpio.
104<br />
Las tinajas, sujetas ó empotradas con madera ó en otra<br />
forma en los respectivos huecos ó silos, suelen ser de cabida<br />
de 8 á 16 hectolitros, bien empegadas y limpias con repetidas<br />
aguas antes de llenar<strong>la</strong>s, y después de vaciadas.<br />
En toda cueva se tendrán también tinajas más pequeñas,<br />
l<strong>la</strong>madas parril<strong>la</strong>s, de cabida ele uno á tres hectolitros, <strong>para</strong><br />
reunir los posos ó heces del vino que se va expendiendo, y<br />
ac<strong>la</strong>rarle en el<strong>la</strong>s artificialmente ó por el reposo. Igualmente<br />
sirven <strong>para</strong> contener el líquido de alguna tinaja que por haber<strong>la</strong><br />
empezado á vender y no haberse desocupado por completo,<br />
pudiera averiarse por el vacío que existe en el<strong>la</strong>.<br />
El trasiego á dichas vasijas puede efectuarse desde <strong>la</strong>s<br />
mismas tinajas de fermentación, como nosotros le practicamos,<br />
ó desde aquel<strong>la</strong>s en que se depositó el vino trasegado<br />
en <strong>la</strong> bodega. En uno ú otro caso se hace por medio de mangas<br />
de goma ó de lona, ó tuberías de hoja ele <strong>la</strong>ta, ó valiéndose<br />
de pellejos. Las primeras se utilizan en el caso de hal<strong>la</strong>rse<br />
<strong>la</strong> cueva próxima á <strong>la</strong> bodega ó cocedero, y con declive<br />
bastante par a. dirigirlo de unos recipientes á los otros, ajustándose<br />
los tubos ó los embudos á <strong>la</strong> canil<strong>la</strong> del ele fermentación<br />
y terminando en el de conservación, ó bien se eleva<br />
con <strong>la</strong> bomba moderna de trasiego.<br />
Cuando el desnivel del terreno no lo permite, y <strong>la</strong> distancia<br />
es corta, se acostumbra á trasegarlo á brazo, valiéndose<br />
de cubos, ó ele cántaras, cuyo medio es el menos adecuado,<br />
porque se derrama bastante vino, y se emplea más<br />
tiempo en <strong>la</strong> operación.<br />
Los pellejos ó corambres se usan cuando los locales de fermentación<br />
y de conservación se hal<strong>la</strong>n á bastante distancia,<br />
llenándo<strong>la</strong>s al pie del mismo barreño ó tinillo en que el<br />
virio se corre, y los cargan á su espalda los trabajadores,<br />
<strong>para</strong> conducirlos y desocuparlos directamente en <strong>la</strong> tinaja.<br />
Sea cualquiera el medio que se utilice, debe procurarse<br />
airear el vino lo menos posible, por <strong>la</strong> perniciosa influencia<br />
que ejerce el oxígeno sobre los vinos hechos, según ya ex-
i 05<br />
pusimos en otro lugar. Debe también tenerse esto en cuenta<br />
<strong>para</strong> privarle de su contacto y evitar el vacío en <strong>la</strong>s vasijas,<br />
<strong>la</strong>s cuales se lian de conservar bien cerradas, con buenos tapadores,<br />
y tener<strong>la</strong>s siempre llenas, como dice el adagio,<br />
porque<br />
Vasija que no esté bien llena,<br />
hará vinagre <strong>la</strong> bebida buena.<br />
Algunos acostumbran á cubrir con aceite <strong>la</strong> superficie del<br />
líquido, con el fin de impedir el acceso del aire y <strong>la</strong> formación<br />
en el mismo de los mycodermos.<br />
VI.<br />
Cuidados que requiere el vino <strong>para</strong> su<br />
conservación.<br />
Llenas ya <strong>la</strong>s vasijas de <strong>la</strong> cueva, fregadas exteriormente,<br />
y bien limpio y regado el piso, se azufra aquel<strong>la</strong> con pajue<strong>la</strong>s,<br />
colocadas y encendidas en diversos puntos de el<strong>la</strong>, con/''<br />
el fin de desalojar el aire atmosférico que ha estado en cornil<br />
nicaciin continua con el vino durante el trasiego,- y depurar<br />
todos los miasmas perjudiciales adheridos á <strong>la</strong>s paredes. '•<br />
Cerrada <strong>la</strong> puerta del local, permanece el vino hasta su<br />
venta en un completo reposo y oscuridad, que solo ha de interrumpir<br />
el bodeguero <strong>para</strong> vigi<strong>la</strong>r su marcha. Este ha de<br />
procurar observar con frecuencia su color, gusto y olor, re- \<br />
llenando con buen vino <strong>la</strong>s vasijas en que note algún peque- '<br />
lio vacío; fregar <strong>la</strong>s tapas, bocas y todo el exterior, y quitar<br />
con un cedacillo <strong>la</strong> nata que en <strong>la</strong> superficie del líquido suele<br />
criarse; terminando siempre con el azufrado de todo el local<br />
que también contribuye á desalojar del mismo todos los insectos,<br />
mariposas, <strong>la</strong>rvas, etc.<br />
Si en estas frecuentes revisiones notase algún pequeño<br />
enturbiamiento en el color del vino ó algún movimiento en<br />
<strong>la</strong> superficie, ó algún olor ó gusto extraño, póngalo inniQ'
106<br />
diatamonte en conocimiento de su principal, <strong>para</strong> proceder<br />
sin di<strong>la</strong>ción alguna á <strong>la</strong> corrección del mal, antes de que<br />
éste haga mayores progresos.<br />
Cuando el vino se haya ele conservar más allá de los meses<br />
del estío, ya por que al cosechero así le conviniese, ó ya<br />
también por esca<strong>sea</strong>r su demanda, se practicará otro trasiego<br />
á los tres meses después ele su estancia en <strong>la</strong> cueva, <strong>para</strong><br />
se<strong>para</strong>rle de <strong>la</strong>s heces que se hubieren formado y que pudieran<br />
producir fermentaciones poco favorables, por lo que no<br />
se debe prescindir del azufrado ni ele <strong>la</strong>s demás operaciones<br />
que tuvieron lugar en los anteriores trasiegos.<br />
Póngase á cada tinaja su número de orden, que es como<br />
si dijéramos su nombre, <strong>para</strong> entenderse por él con el bodeguero,<br />
sin necesidad de otras señas, y estámpese en el<strong>la</strong>s su<br />
cabida, <strong>para</strong> tener<strong>la</strong> en cuenta al tiempo de su venta, pues<br />
no pocas veces padecen equivocaciones los encargados de <strong>la</strong><br />
medida al contar <strong>la</strong>s cántaras, con perjuicio de los intereses<br />
del cosechero ó de los del comprador. Por eso dicen estos con<br />
fundamento:<br />
Al contar los medidores<br />
suelen padecer errores.<br />
Siempre que se empiece á vender el vino ele una vasija, y<br />
no se desocupe por completo, como muchas veces ocurre, se<br />
azufra el vacío, después de <strong>la</strong>vado con cuidado, á fin de desalojar<br />
el aire atmosférico, que tan nocivo es en tales ocasiones;<br />
y si hubiere ele transcurrir algún tiempo, se lo tras<strong>la</strong>da á<br />
vasijas más pequeñas, que es lo que decimos emparril<strong>la</strong>rlo.<br />
Para cuando llegue el caso ele <strong>la</strong> venta, nos hemos de permitir<br />
dará los cosecheros el siguiente consejo, hijo de nuestra<br />
propia experiencia, y que nosotros no hemos seguido con<br />
grave detrimento de nuestros intereses<br />
Tara dormir descuidado<br />
no vendas vino fiado.
107<br />
VIL<br />
C<strong>la</strong>rificación de los vinos.<br />
La c<strong>la</strong>rificación de los vinos, tiene por objeto devolverles<br />
su natural transparencia, depurándolos de <strong>la</strong>s materias que<br />
los enturbian, lo que se obtiene naturalmente por medio del<br />
reposo y de repetidos trasiegos. Pero sucede muchas veces<br />
que no obstante haberse hecho estos con el mayor esmero, el<br />
vino se torna turbio ó colorado, debido á causas distintas,<br />
que pudieran alterar sus demás cualidades. En este caso conviene<br />
se<strong>para</strong>r de él todas <strong>la</strong>s impurezas y sustancias que<br />
lleva en suspensión, dejándole con sus principios naturales<br />
y buenas propiedades, lo que se consigue artificialmente por<br />
medio del ac<strong>la</strong>ro ó de <strong>la</strong> filtración.<br />
ACLAROS.<br />
Diversas son <strong>la</strong>s sustancias c<strong>la</strong>rificadoras que se conocen,<br />
contándose entre el<strong>la</strong>s como más principales, <strong>la</strong> albúmina ó<br />
c<strong>la</strong>ra de huevo, <strong>la</strong> tierra arcillosa, <strong>la</strong> co<strong>la</strong> de pescado, <strong>la</strong> sangre,<br />
<strong>la</strong> c<strong>la</strong>ricina y polvos de Jullien, <strong>la</strong> leche, <strong>la</strong> ge<strong>la</strong>tina y <strong>la</strong><br />
arena fina ó silice.<br />
Albúmina ó c<strong>la</strong>ra de huevo.—Colocamos esta sustancia á <strong>la</strong><br />
cabeza de todas, porque es <strong>la</strong> que merece nuestra preferencia<br />
por su manera más pronta y rápida de obrar, por reducir á<br />
menor volumen <strong>la</strong>s heces, posos ó desperdicios del vino, y por<br />
su baratura, pues bastan tres docenas de huevos <strong>para</strong> cada 15<br />
hectolitros, cuyo coste es de 2'50 á 3 pesetas, y restando de<br />
él el valor de <strong>la</strong>s yemas, que se aplican por nuestras mujeres<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> cocina, queda reducido el gasto <strong>para</strong> dicha cantidad<br />
de vino, á menos de 1'50 pesetas. Que esta es <strong>la</strong> sustancia<br />
c<strong>la</strong>rificadora que ofrece mayores ventajas, nos lo dice el<br />
adagio
108<br />
Para tu vino adarar,<br />
solo él lluevo has de emplear.<br />
La operación se practica, poniendo en ana vasija <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ras<br />
suficientes <strong>para</strong> el vino en que se haya ele operar—dos<br />
ó tres por cada hectolitro—se adiciona algo de sal común,<br />
con el fin de favorecer <strong>la</strong> solubilidad de <strong>la</strong> albúmina, y hacer<strong>la</strong><br />
más pesada <strong>para</strong> su rápida precipitación, se lo bate<br />
bien, añadiendo dos ó más litros de vino, vuelve á batirse,<br />
y se echa pausadamente en <strong>la</strong> vasija, agitando á <strong>la</strong> vez el<br />
liquido contenido en ésta, y siempre á una mano, por espacio<br />
de algunos minutos, con un palo ó caña, dividida su<br />
extremidad en cuatro partes.<br />
Tierra arcillosa.—De <strong>la</strong>s varias c<strong>la</strong>ses que de esta tierra se<br />
emplean, <strong>la</strong> que produce mejores resultados es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada de<br />
Lebrija, y sigue en orden á <strong>la</strong> albúmina, por cuanto arrastra<br />
también con prontitud tocias <strong>la</strong>s impurezas del vino, y es<br />
igualmente económica, si bien deja más desperdicios de aquél<br />
en el fondo.<br />
Para usar<strong>la</strong>, se pone en un barreño <strong>la</strong> cantidad de medio<br />
kilogramo, próximamente, por cada hectolitro ele vino que se<br />
trate de ac<strong>la</strong>rar; se <strong>la</strong> añade el doble de su peso de agua <strong>para</strong><br />
desleiría, vertiendo á <strong>la</strong>s doce ó más horas el agua sobrante;<br />
en seguida se <strong>la</strong> adiciona vino, removiéndo<strong>la</strong> ó amasándo<strong>la</strong><br />
bien hasta conseguir forme una masa algo c<strong>la</strong>ra; se echa<br />
lentamente en <strong>la</strong> vasija, y se remueve el contenido en ésta<br />
de igual manera que se hace con <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ras de huevo.<br />
Co<strong>la</strong> de pescado.—Es también muy recomendada esta sustancia<br />
por sus buenos resultados. Hecha pequeños pedazos<br />
se <strong>la</strong> pone en agua temp<strong>la</strong>da por algunas horas: luego que se<br />
ha reb<strong>la</strong>ndecido, se <strong>la</strong> amasa hasta conseguir una pasta<br />
b<strong>la</strong>nda, <strong>la</strong> cual, desleída bien en vino, se emplea como <strong>la</strong>s<br />
precedentes.<br />
Sangre.—-Esta sustancia, que por su económico precio pudiera<br />
competir con <strong>la</strong>s precedentes, resulta excesivamente'<br />
cara por los muchos desperdicios ele vino que deja, y es me-
109<br />
nos conveniente porque le decolora. Nosotros, que <strong>la</strong> hemos<br />
empleado alguna vez, aconsejamos á los cosecheros que tínicamente<br />
<strong>la</strong> usen en defecto de los c<strong>la</strong>rificadores anteriores.<br />
C<strong>la</strong>ricina.—Este agente c<strong>la</strong>rificador, se vende en el comercio<br />
al precio de cuatro pesetas cada paquete de 16 papeles,<br />
poniéndose uno de estos por cada 130 litros de vino. La manera<br />
de usarle, así como los polvos de Jnllien, se expresa en<br />
sus respectivas etiquetas.<br />
La je<strong>la</strong>tina, <strong>la</strong> leche, <strong>la</strong> arena fina y otras sustancias que<br />
se recomiendan <strong>para</strong> el mismo objeto, son de uso muy limitado<br />
, pues solo se emplean cuando se carece de <strong>la</strong>s ya mencionadas.<br />
Manera de obrar los ociaros.— La c<strong>la</strong>ra de huevo, <strong>la</strong> tierra<br />
y demás c<strong>la</strong>rificantes, obran en el vino mecánicamente, pues<br />
formando en todo él una especie de red muy tupida, al descender<br />
al fondo de <strong>la</strong> vasija, arras Ira consigo todas <strong>la</strong>s heces,<br />
fermento y demás impurezas que contiene el líquido, despojándole<br />
también de parte de su tanino y de una cantidad insignificante<br />
de materia colorante.<br />
Conseguida <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación del líquido y en reposo por espacio<br />
de algunos días, se trasiega á otras vasijas, á fin de<br />
evitar que se altere <strong>la</strong> materia c<strong>la</strong>rificadora, y se torne nuevamente<br />
turbia, como lo establece el precepto <strong>viníco<strong>la</strong></strong>:<br />
El vino c<strong>la</strong>rificado<br />
deberá ser trasegado.<br />
FILTBACIÓN.<br />
La filtración de los vinos se usa generalmente <strong>para</strong> los<br />
turbios más densos que se depositan en el fondo de <strong>la</strong>s vasijas,<br />
y también <strong>para</strong> afinar los vinos en cantidades pequeñas.<br />
Los hay de diversas formas y ele tamaños distintos, pero que<br />
en concepto nuestro, no pueden sustituir ele ningún modo á<br />
los ac<strong>la</strong>ros, por más que algunas Revistas <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s los recomienden<br />
y pretendan hacerlos aparecer como el non plus úU
110<br />
tra <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación, deteniéndose en describir los que se<br />
emplean <strong>para</strong> grandes cantidades de vino. Nosotros los juzgamos<br />
útiles exclusivamente <strong>para</strong> los dos casos mencionados,<br />
sirviéndonos de los antiguos y sencillos que se conocen con<br />
los nombres de mangas y filtros de papel.<br />
VIH.<br />
Aloolxolizaoión ó encabezamiento del vino.<br />
La alcoholización ó encabezamiento, es una operación<br />
que tiene por objeto adicionar alcohol al vino <strong>para</strong> aumentar<br />
sus grados ó fuerza alcohólica. A los vinos flojos ó débiles<br />
y á los ácidos les es necesaria <strong>para</strong> conservarse en buen estado,<br />
por cuanto el<strong>la</strong> les proporciona el principio ele que carecen;<br />
y á los que se hal<strong>la</strong>n en regu<strong>la</strong>r estado les mejora notablemente,<br />
contribuyendo á abril<strong>la</strong>ntar su color, y prevenir<br />
sucesivas fermentaciones. De aqui <strong>la</strong> conocida máxima<br />
Alcohol en el vino flojo<br />
le da fuerza y color rojo.<br />
Pero en medio de <strong>la</strong>s ventajas que ofrece <strong>la</strong> adición de<br />
alcohol, tiene también el inconveniente de que suele constituir<br />
uno de los fraudes que más pueden perjudicar al cosechero<br />
y al consumidor, porque permite al vinatero añadir al<br />
vino una cantidad de agua. Además, si.bien se cree que el<br />
vino encabezado no es perjudicial á <strong>la</strong> salud, observamos sin<br />
embargo, que puesto en más cantidad de <strong>la</strong> necesaria, embriaga<br />
con facilidad, y causa dolores de cabeza. Por lo mismo,<br />
el cosechero debe ser muy parco en <strong>la</strong> adición de alcohol á<br />
los vinos que no necesiten corrección, pues generalmente<br />
son nuestros caldos bastante espirituosos <strong>para</strong> evitar el abuso<br />
de el<strong>la</strong>; y lo mejor y más barato, es hacerlo en los mostos<br />
cuando se haya adquirido el convencimiento de que pueda<br />
serles necesario, ó en los vinos de prensa en <strong>la</strong> forma y modo<br />
que expusimos en sus correspondientes lugares, Pero cuando
111<br />
entonces no se hizo, se suele poner en el vino al tiempo de<br />
su trasiego á <strong>la</strong> cueva, en cantidad de medio litro de alcohol<br />
por cada uno á dos hectolitros de vino, procurando verterlo<br />
en el fondo y centro de <strong>la</strong> vasija.<br />
Si durante el tiempo que permanezca en <strong>la</strong> cueva se creyere<br />
oportuno proceder á nuevas adiciones, se hará uso de<br />
un cañón de hoja de <strong>la</strong>ta, cuya parte superior se adapta un<br />
embudo, se echa el alcohol, y sobre él una cantidad de vino<br />
bastante <strong>para</strong> hacerle descender al fondo.<br />
El alcohol que en todo caso se haya de adicionar, deberá<br />
ser el extraído de vino que no esté averiado, porque es el<br />
único, el legítimo, el verdadero espíritu de vino. Los alcoholes<br />
l<strong>la</strong>mados de industria, que se obtienen de patata, de re-,<br />
mo<strong>la</strong>cha y de otras raíces procedentes de Alemania, deben<br />
rechazarse por los cosecheros, entre otras poderosas razones,<br />
por <strong>la</strong>s siguientes: 1. a Porque son generalmente impuros, y<br />
como tales muy nocivos á <strong>la</strong> salud: 2. a Porque su baratura<br />
ha acrecentado <strong>la</strong> falsificación de nuestros vinos, y contribuido<br />
al descrédito de nuestra producción: 3. a Porque no<br />
pueden sustituir al alcohol extraído del vino, por carecer de<br />
los éteres, aromas y demás cualidades que á estele son peculiares;<br />
y 4. a Porque son <strong>la</strong> causa de <strong>la</strong> ruina de nuestra industria<br />
de desti<strong>la</strong>ción alcohólica, <strong>para</strong> <strong>la</strong> cual se han venido destinando<br />
muchos vinos. Tenga en cuenta, sobre todo, el cosechero,<br />
que dichos tóxicos alcoholes son extranjeros, y no<br />
debe conspirar contra sus propios intereses, yendo á comprar<br />
un género nocivo á <strong>la</strong> casa ajena, teniéndole bueno, y sin<br />
salida en <strong>la</strong> suya propia. Por lo mismo, y <strong>para</strong> <strong>la</strong> seguridad<br />
de su procedencia, á todo cosechero le es conveniente tener<br />
un a<strong>la</strong>mbique, con el fin de verificar <strong>la</strong> destinación en su<br />
misma bodega,
SECCIÓN 4. a<br />
DEFECTOS Y ENFERMEDADES DE LOS VINOS.<br />
I.<br />
Necesidad de prevenir<strong>la</strong>s.<br />
El vino constituye en el día <strong>la</strong> principal riqueza de España,<br />
por lo que el cosechero debe esmerarse en <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración<br />
de este producto, poniendo en práctica todos los principios<br />
que <strong>la</strong> ciencia le suministra, á fin de prevenir <strong>la</strong>s alteraciones<br />
que en ellos pudieran presentarse, evitándole<br />
tener que recurrir más tarde á su curación, <strong>la</strong> cual si <strong>la</strong> consigue,<br />
ha de ser de una manera incompleta. Así que en vez<br />
de poner empeño en conocer los tratados que se ocupan de<br />
<strong>la</strong>s recetas ó medicamentos que se hayan de aplicar al vino<br />
alterado, debe buscar y estudiar aquellos otros que'tratan de<br />
<strong>la</strong> higiene del mismo, ó <strong>sea</strong> de <strong>la</strong> manera de prevenir esas<br />
alteraciones. Pero desgraciadamente no sucede así; los cosecheros<br />
suelen buscar con avidez, y pagar con mejor gusto <strong>la</strong>s<br />
inciertas recetas que les venden <strong>para</strong> curar aquel<strong>la</strong>s, que los<br />
consejos de <strong>la</strong> ciencia <strong>para</strong> evitar<strong>la</strong>s. Apropósito de esto, hemos<br />
visto anunciado pomposamente un pequeño cuaderno<br />
que se intitu<strong>la</strong>: Tratado completo <strong>para</strong> fabricar ó mejorar los<br />
vinos, aguardientes y espíritus de industria, cuyo autor no queremos<br />
nombrar, pero que se expende á 25 pesetas, sirviendo<br />
solo <strong>para</strong> embaucar á los incautos. Para muestra de su mérito,<br />
basta hacer constar que en cada una de sus mal redactadas<br />
recetas, aconseja ó preceptúa «que se ponga en práctica<br />
en luna menguante ó vieja y no en martes.»<br />
En lugar y pues, de emplear su dinero en <strong>la</strong> compra de se-<br />
8
114<br />
mejantes patrañas, escritas tan solo <strong>para</strong> estafarle, debe el<br />
cosechero gastarlo en <strong>la</strong> adquisición de aquel<strong>la</strong>s obras científicas<br />
que le han de comunicar los conocimientos indispensables<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> más acertada e<strong>la</strong>boración de sus vinos, pues <strong>la</strong><br />
mayor parte de <strong>la</strong>s veces, proceden <strong>la</strong>s enfermedades y defectos<br />
ele éstos de su ma<strong>la</strong> fabricación, y del descuido y negligencia<br />
en su conservación, pucliendo asegurarse que si se<br />
practican con el mayor esmero <strong>la</strong>s operaciones proscriptas<br />
por <strong>la</strong> Enología, se evitarán dichas alteraciones, haciéndose<br />
por lo tanto inútil el empleo de drogas <strong>para</strong> remediar<strong>la</strong>s, <strong>la</strong>s<br />
cuales son únicamente paliativos que jamás logran una completa<br />
curación, por lo que<br />
Evita en el vino drogas y recetas,<br />
e<strong>la</strong>bóralo bien y tendrás pesetas.<br />
Sobrevienen, sin embargo, muchas veces, accidentes imprevistos,<br />
antes ó durante <strong>la</strong> vendimia, ó ya mientras <strong>la</strong> fermentación<br />
se efectúa, que obran desfavorablemente en los<br />
vinos y los altera. El cosechero entonces, no pudo ó no acertó<br />
á prevenir el mal, y al verse perjudicado notablemente en sus<br />
intereses, pretende con razón acudir apresuradamente á corregir<br />
los defectos ó enfermedades que empieza á observar<br />
en sus vinos, con el fin de darlos pronta salida. De aquí <strong>la</strong><br />
necesidad en que también se encuentra de conocer los procedimientos<br />
que con mejor ventaja se emplean <strong>para</strong> combatir<br />
cada uno de dichos vicios ó alteraciones.<br />
Estas pueden proceder de alguna fermentación distinta<br />
de <strong>la</strong> alcohólica, que propende á <strong>la</strong> destrucción del vino, y<br />
entonces son propiamente enfermedades, ó proceden de otra<br />
causa diferente, que no destruye sus cualidades intrínsecas,<br />
y <strong>la</strong>s denominamos defectos.<br />
La teoría admitida en el día acerca de <strong>la</strong>s enfermedades<br />
de los vinos, es <strong>la</strong> clel célebre Pasteur, el cual ha demostrado<br />
químicamente que proceden de <strong>la</strong>s modificaciones ó fermentos<br />
sucesivos que desarrol<strong>la</strong>n seres ó vejetaciones parásitas,<br />
<strong>la</strong>s cuales descomponen y transforman completamente los
115<br />
principios del vino, haciéndole impropio <strong>para</strong> el consumo.<br />
Conviene saber que dichas vejetaciones parásitas proceden<br />
del aire atmosférico, que <strong>la</strong>s tiene en suspensión, y se adhieren<br />
á <strong>la</strong>s paredes ele los locales, á <strong>la</strong>s de los recipientes, y á<br />
los utensilios y vasijas que han contenido vino, por lo que<br />
se debe procurar tenerlos siempre limpios de toda impureza.<br />
Antes de tener que recurrir á los medios curativos de dichas<br />
alteraciones, es conveniente anticiparse á prevenir<strong>la</strong>s,<br />
destruyendo los gérmenes que <strong>la</strong>s producen <strong>para</strong> evitar su<br />
desarrollo, por los medios higiénicos que aconsejan respetables<br />
enólogos.<br />
Estos medios, además de los repetidos trasiegos, del azufrado,<br />
de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación y clel encabezamiento, de que ya<br />
hemos hab<strong>la</strong>do, son:<br />
1.° La calefacción de los vinos.<br />
2.° Adición de ácido salicílico, ó oenosalicílico.<br />
3.° Adición del conservador de Martín Pagis.<br />
II.<br />
Medios higiénicos.<br />
CALEFACCIÓN DE LOS VINOS.<br />
Con este procedimiento inventado por el célebre químico<br />
y enólogo ya citado Mr. Pasteur, se obtienen excelentes resultados,<br />
ya <strong>para</strong> prevenir <strong>la</strong>s enfermedades, ó ya <strong>para</strong> curar<strong>la</strong>s<br />
en su origen.<br />
Consiste en someter el vino durante algunos instantes á<br />
una temperatura de 60° á 70°, con el fin de destruir los gérmenes<br />
de los parásitos, impidiendo su posterior desarrollo.<br />
Muchos son los a<strong>para</strong>tos inventados <strong>para</strong> ello, aplicando los<br />
unos á pequeñas, y otros á grandes cantidades; pero renunciamos<br />
á su descripción, tanto por <strong>la</strong> variedad de los mismos,<br />
como por creer este medio de_ escasa aplicación práctica,
116<br />
pues el cosechero ha de recurrir á él so<strong>la</strong>mente en casos extremos,<br />
ó cuando haya de hacer viajar su vino á <strong>la</strong>rgas distancias.<br />
ADICIÓN DEL ÁCIDO SALICÌLICO Ó OENOSALICÍLICO.<br />
Este antiséptico, descubierto hace pocos años, viene dando<br />
excelentes resultados <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación ele <strong>la</strong>s bebidas<br />
y sustancias alimenticias; y aplicado al vino, impide y detiene<br />
toda fermentación, evitándole sensibles alteraciones.<br />
Hasta el día, no hemos tenido ocasión de emplearle en los<br />
caldos de nuestras bodegas, porque estos no necesitan adición<br />
de ninguna sustancia <strong>para</strong> conservarse en buen estado,<br />
pero vemos que le recomiendan entendidos enólogos, los<br />
cuales le vienen usando con felices resultados. Mas como<br />
quiera que el ácido salicilico produzca alguna decoloración<br />
en el vino, se aconseja usar el oenosalicílico, que no influye<br />
en el color, y posee <strong>la</strong>s mismas propiedades antipútridas.<br />
Para usar esta sustancia, se pone de ocho á diez gramos<br />
de el<strong>la</strong> por cada hectolitro de vino, se mezc<strong>la</strong> con un poco<br />
de este líquido, y bien removido uno y otro, se forma una<br />
pasta: se adiciona más vino, y se vierte en <strong>la</strong> vasija, agitándolo<br />
como en los ac<strong>la</strong>ros. También puede disolverse en<br />
alcohol, y después ponerlo al vino.<br />
Es cuestionable si el ácido salicilico es ó no perjudicial á <strong>la</strong><br />
salud, opinando muchos porque no lo es, empleado en pequeñas<br />
proporciones; pero <strong>la</strong> Academia de Medicina de París,<br />
invitada á resolver esta cuestión por los ministros de Agricultura<br />
y Comercio, informó en 28 de Diciembre del año anterior<br />
de 1886, que <strong>la</strong> adición de esta sustancia en los alimentos<br />
sólidos y líquidos, no puede ser autorizada ni aun á dosis muy pequeñas.<br />
En vista de este y otros informes de ilustradas corporaciones<br />
científicas, lejos nosotros de recomendar el uso de
117<br />
este antiséptico, juzgamos, por el contrario, que debe proscribirse<br />
como nocivo á <strong>la</strong> salud.<br />
CONSERVADOS, DE MARTÍN PAG-IS.<br />
Desde hace algunos años se viene recomendando por *<br />
muchos vinicultores, en sustitución al ácido salicílico, y <strong>para</strong><br />
preservar también á los vinos de toda alteración, mejorándolos<br />
notablemente, el l<strong>la</strong>mado Conservador ó polvos de Martín<br />
Pagis. Tampoco nosotros le hemos usado hasta el día,<br />
pero algunos escritores, entre ellos el ilustrado Sr. Hidalgo<br />
Tab<strong>la</strong>da, hacen del mismo tales elogios, que no podemos<br />
prescindir de recomendarle á los cosecheros.<br />
Sirve este antiséptico <strong>para</strong> dar firmeza y estabilidad á<br />
los vinos, manteniéndoles sanos y libres de toda alteración<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> mejor c<strong>la</strong>rificación de los mismos, mezclándole con <strong>la</strong><br />
sustancia c<strong>la</strong>rificadora, <strong>para</strong> abril<strong>la</strong>ntar su color, y <strong>para</strong> corregir<br />
algunos de sus defectos.<br />
La manera de usar estos polvos, ya esté el vino sobre <strong>la</strong><br />
madre—que es <strong>la</strong> época más oportuna de usarlos—ya se halle<br />
trasegado, es ponerlos en un poco de vino á razón 'de 18 gramos<br />
por hectolitro, se los remueve bien á una mano, se añade<br />
más vino, y se lo vuelve á remover, y así se va añadiendo<br />
otra ó más veces: luego se vierte en <strong>la</strong> vasija, y se agita<br />
todo el caldo por algunos minutos, dejándolo después en<br />
reposo.<br />
Se vende en frascos de <strong>la</strong>ta de un kilogramo de peso, al<br />
precio de 55 rs., y sirve <strong>para</strong> <strong>la</strong> conservación de 50 hectolitros<br />
de vino.
118<br />
III.<br />
Remedios <strong>para</strong> <strong>la</strong> curación de <strong>la</strong>s enfermedades<br />
y defectos de los vixios.<br />
Cuando no se ha hecho uso de los medios higiénicos <strong>para</strong><br />
prevenir <strong>la</strong>s alteraciones de los vinos, ó cuando aquellos no<br />
dieron el resultado apetecido, ó cuando por otras causas imprevistas<br />
se inicia en el caldo alguna señal de descomposición<br />
en sus propiedades intrínsecas ó en <strong>la</strong>s extrínsecas, se<br />
ha de recurrir por el cosechero á detener el desarrollo del<br />
mal, ó á hacerle desaparecer, empleando los remedios aconsejados<br />
por <strong>la</strong> ciencia y comprobados por <strong>la</strong> experiencia, y<br />
de los que nos vamos á ocupar.<br />
VINOS DEMASIADO ÁCIDOS: SU CURACIÓN.<br />
Terminada ó próxima á terminar <strong>la</strong> fermentación del mosto,<br />
puede ocurrir que el vino presente un exceso de ácidos de<br />
los que le son propios—el ácido tártrico ó el tánico—que le<br />
comunican un gusto acerbo, l<strong>la</strong>mado en muchos puntos sabor<br />
á verde, y que ordinariamente es originado por <strong>la</strong> falta de<br />
madurez de <strong>la</strong> uva, ó por haber permanecido mucho tiempo<br />
en contacto con el escabajo.' Aun cuando estos vinos no se<br />
hallen predispuestos á averiarse, y con el trascurso del tiempo<br />
vaya desapareciendo en ellos su acerbidad y aspereza,<br />
sucede que al presentarlos á <strong>la</strong> venta en semejante estado,<br />
suelen ser rechazados por los compradores, haciéndose preciso<br />
disminuir este defecto. Para conseguirlo, suele ser basiante<br />
muchas veces el empleo de <strong>la</strong> sal común y el ac<strong>la</strong>ro,<br />
cuando su aspereza no es exagerada: en otro caso se adiciona<br />
<strong>la</strong> creta, <strong>la</strong> tierra de Venecia, ú otras de <strong>la</strong>s sustancias que<br />
se usan <strong>para</strong> curar el agrio, si bien poniéndo<strong>la</strong>s en dosis más<br />
pequeñas,
119<br />
VINO AGRIO Ó PICADO: SU CURACIÓN.<br />
La acción constante del oxígeno del aire sobre el alcohol,<br />
forma un ácido precursor del acético ó vinagre, l<strong>la</strong>mado<br />
aldehido, cuya presencia en el vino dejamos dicho en otro<br />
lugar, que se distingue por atacar á <strong>la</strong> <strong>la</strong>ringe, á <strong>la</strong> cual se<br />
adhiere ó agarra por un corto espacio de tiempo. En este estado<br />
es muy fácil su corrección; pero cuando ya se ha empezado<br />
á formar el ácido acético, entonces los remedios deberán<br />
ser más enérgicos. Así, pues, pasamos á exponer éstos<br />
por el orden de preferencia en que deben emplearse.<br />
l.° Tierra de Venecia.—Esta sustancia, que se vende pre<strong>para</strong>da<br />
en el comercio, obra instantáneamente sobre los ácidos,<br />
y se emplea en cantidad de 200 á 300 gramos por cada<br />
hectolitro de vino picado: se despolvorea en <strong>la</strong> superficie del<br />
líquido hasta que promueva una nueva fermentación, y si á<br />
<strong>la</strong>s 24 horas no hubiere desaparecido el agrio, se le pondrá<br />
mayor cantidad de tierra; pero si se hal<strong>la</strong>re ya en buen estado,<br />
se lo trasiega á otra vasija bien azufrada, adicionando<br />
medio litro de alcohol, y una materia colorante inofesiva, si<br />
hubiere perdido algo de color, practicando luego el ac<strong>la</strong>ro correspondiente<br />
y un segundo trasiego.<br />
2.° Creta ó tierra b<strong>la</strong>nca.—Esta sustancia que abunda en<br />
Colmenar de Oreja, en San Martín de <strong>la</strong> Vega y en otros<br />
muchos puntos, se pone bien pulverizada, al vino picado en<br />
cantidad de medio kilogramo próximamente, segiín el estado<br />
de aquél, por cada hectolitro del mismo, adicionando una<br />
pequeña cantidad de bicarbonato de magnesia. A <strong>la</strong>s 24 horas<br />
se trasiega y se practican <strong>la</strong>s demás operaciones fijadas<br />
en el caso anterior.<br />
3.° Carbonato de potasa (sal sosa).—Se emplea en polvo,<br />
en cantidad de medio kilogramo por cada uno á dos hectolitros<br />
de vino, practicando <strong>la</strong>s demás operaciones de <strong>la</strong> misma<br />
maaera que con <strong>la</strong>s sustancias precedentes,
120<br />
4.° Ceniza de orujo ó de sarmiento.—Hace desaparecer <strong>la</strong><br />
acidez incipiente, usándo<strong>la</strong> de igual modo que <strong>la</strong>s demás<br />
sustancias pero decolora mucho al vino.<br />
De <strong>la</strong>s sustancias enumeradas y de otras muchas que se<br />
recomiendan <strong>para</strong> obtener el mismo resultado, <strong>la</strong>s dos primeras<br />
son <strong>la</strong>s que reconocemos como más eficaces, debiendo<br />
hacerse uso de <strong>la</strong>s demás enumeradas tan sólo en el caso único<br />
de no poder disponer de aquel<strong>la</strong>s.<br />
Una vez que <strong>la</strong> enfermedad haya desaparecido, debe procurar<br />
el cosechero dar pronta salida al vino, porque si aquel<strong>la</strong><br />
volviera á reaparecer, sería ya muy difícil su corrección.<br />
COLOR PARDO Ó AMAPOLADO DE LOS VINOS'. SU CORRECCIÓN.<br />
Cuando durante <strong>la</strong> vendimia sobrevienen aguas abundantes,<br />
que producen <strong>la</strong> descomposición de <strong>la</strong> uva ya sazonada,<br />
cuando <strong>la</strong> fermentación ha sido incompleta, ó han mediado<br />
otras causas, sucede que el color natural del vino empieza á<br />
descomponerse, tornándose pardo y turbio, y apareciendo<br />
insípido. Este defecto se nota tan luego como se le se<strong>para</strong><br />
de <strong>la</strong> madre, ó cuando llegan los calores del estío, y conviene<br />
hacerle desaparecer. Para ello, se trasiega el vino á una<br />
vasija bien azufrada, se <strong>la</strong> adiciona alguna cantidad de alcohol,<br />
y 15 ó 20 gramos de ácido tártrico, disuelto en agua,<br />
por cada hectolitro de vino: se le pone una materia colorante<br />
(oenolina), y ácido salicílico ó polvos de Martín Pagis, y<br />
se lo c<strong>la</strong>rifica.<br />
VINOS QUE SE CIERRAN Ó ENTURBIAN DESPUÉS DE EXTRAÍDOS<br />
DE LA MADRE.<br />
Como quiera que reconozcan <strong>la</strong>s mismas causas que aquellos<br />
de que nos acabamos de ocupar, el remedio que se les<br />
aplique ha de ser también el mismo, advirtiendo que en uno
121<br />
y en otro caso suele ser suficiente <strong>para</strong> curarlo, <strong>la</strong> adición del<br />
ácido tártrico.<br />
SABOR AMARGO: SU CURACIÓN.<br />
El sabor amargo de los vinos se presenta más generalmente<br />
en los añejos, y reconoce por origen <strong>la</strong> descomposición<br />
del tanino, si bien muchos vinicultores le atribuyen á<br />
otras distintas causas.<br />
Para corregir los vinos de esta c<strong>la</strong>se, se les aplica ácido<br />
tártrico en cantidad variable, según el amargo que presenten<br />
más ó menos pronunciado, y disuelto siempre en agua,<br />
luego se le alcoholiza y c<strong>la</strong>rifica, procediendo á trasegarlo á<br />
otra vasija bien azufrada.<br />
Se aconseja también mezc<strong>la</strong>rlo con otro vino embocado,<br />
ó adicionar mosto cocido.<br />
SABOR_Á ESCOBAJO: SU CURACIÓN.<br />
El gusto ó sabor á escobajo, l<strong>la</strong>mado por los vinateros<br />
sabor al palo, procede del exceso de tanino que aquél comunica<br />
al vino, cuando se ha puesto en bastante cantidad y permanece<br />
mucho tiempo sobre <strong>la</strong> madre. Hemos demostrado<br />
lo útil y aun necesario que es el ácido tánico <strong>para</strong> <strong>la</strong> c<strong>la</strong>rificación<br />
y conservación del vino, cuyo gusto disminuye con<br />
el transcurso del tiempo; pero que cuando le contiene en<br />
abundancia es desagradable, y conviene disminuirle ó hacerle<br />
desaparecer, especialmente si se quiere vender en lo 3<br />
primeros meses. Si dicho sabor se presenta muy pronunciado<br />
antes de haberse se<strong>para</strong>do el caldo de <strong>la</strong> madre, se le pondrá<br />
<strong>la</strong> tierra de Venecia ó <strong>la</strong> creta en proporción de 100 ó más<br />
gramos por cada hectolitro de vino, trasegándolo á otra vasija<br />
y procediendo á su c<strong>la</strong>rificación.<br />
Si no se hal<strong>la</strong>re sobre <strong>la</strong> madre, suele ser bastante <strong>para</strong><br />
disminuir <strong>la</strong> demasiada astringencia un buen ac<strong>la</strong>ro, con <strong>la</strong>.
122<br />
adición de sal común en mayor cantidad que <strong>la</strong> usada ordinariamente,<br />
y el trasiego á otra vasija. Téngase en cuenta<br />
que los repetidos trasiegos y los ac<strong>la</strong>ros precipitan el tanino<br />
y hacen desaparecer <strong>la</strong> aspereza.<br />
SABOR Á MOHO: SU CURACIÓN.<br />
Este gusto procede generalmente de <strong>la</strong>s vasijas mal conservadas,<br />
que no se fregaron bien antes de llenar<strong>la</strong>s de vino,<br />
y también de <strong>la</strong>s uvas que se entrojaron en estado de putrefacción.<br />
Si este defecto se nota en los vinos que se hal<strong>la</strong>n sobre<br />
<strong>la</strong> madre, se les pondrá <strong>la</strong> creta en <strong>la</strong>s proporciones ya fijadas,<br />
con <strong>la</strong> adición de sal común, y á <strong>la</strong>s 24 horas se le trasiega<br />
á vasijas bien azufradas, aireándolos todo lo posible, y<br />
se ac<strong>la</strong>ran, añadiéndoles 15 gramos de ácido tártrico por<br />
cada hectolitro de vino.<br />
Si á pesar de haber efectuado este procedimiento, no hubiere<br />
desaparecido el gusto á moho, ó el vino no se hal<strong>la</strong>re<br />
sobre <strong>la</strong> madre, se le trasiega á otra vasija bien limpia y<br />
azufrada, en <strong>la</strong> que se habrá puesto medio litro ó más de<br />
aceite de oliva por cada hectolitro de vino: se va corriendo<br />
ó vertiendo luego por <strong>la</strong> espita ó canil<strong>la</strong>, y se le vuelve á <strong>la</strong><br />
tinaja por <strong>la</strong> boca, con el fin de airearlo y mezc<strong>la</strong>rlo bien con<br />
el aceite. A los pocos días se recoge éste con un cedacillo espeso,<br />
y se practica un ac<strong>la</strong>ro.<br />
SABOR DE AZUERE: SU CURACIÓN.<br />
Cuando se ha azufrado el vino con exceso, adquiere éste<br />
un gusto desagradable, que en ese. estado le hace de difícil<br />
salida, por lo que procede su curación. Para conseguirlo se le<br />
mezc<strong>la</strong> cal apagada y pulverizada, ó bien disuelta en agua,<br />
en <strong>la</strong> cantidad que determinen ensayos previos, revolviéndolo<br />
bien. Si con tal motivo, el color del vino oscurece ó se
123<br />
torna pardo, se adiciona ácido tártrico disuelto en agua, y<br />
una materia colorante—oenolina—con lo que se restablece<br />
aquél c<strong>la</strong>ro y bril<strong>la</strong>nte.<br />
AHILAMIENTO DE LOS VINOS: SU CURACIÓN.<br />
La falta de tanino en los vinos, ya porque <strong>la</strong>s uvas se<br />
entrojaron marchitas, ya por no haber adicionado escobajo,<br />
es <strong>la</strong> causa de esta enfermedad, muy común en los b<strong>la</strong>ncos.<br />
Así que, <strong>para</strong> precaver este mal, se ha de poner algo de<br />
escobajo al mosto; y <strong>para</strong> corregiide se le adiciona tanino.<br />
Al efecto se usa <strong>la</strong> corteza de granado, el fruto del serval, el<br />
ácido tártrico ó crémor tártaro en polvo, y más especialmente<br />
<strong>la</strong>s pepitas ele uva maceradas en aguardiente.<br />
FERMENTACIÓN<br />
ANORMAL.<br />
Acontece muchas veces, que después de permanecer el<br />
vino algunos meses completamente c<strong>la</strong>ro en <strong>la</strong>s vasijas de<br />
conservación, adquiere cierto movimiento interior, se enturbia<br />
y clá principio á una nueva fermentación l<strong>la</strong>mada<br />
anormal ó extemporánea, que al cabo de uno ó dos meses termina<br />
generalmente por volverlo seco, si aún conservaba<br />
algo de azúcar, y en algunos, aunque raros casos, por convertirlo<br />
en vinagre. Esta fermentación es producida por el<br />
azúcar que aún retiene el vino,—por más que no le distinga<br />
el pa<strong>la</strong>dar;—por no habérsele depurado completamente<br />
de <strong>la</strong>s heces, y por el aumento del calor en el local y. <strong>la</strong> acción<br />
del aire que c<strong>la</strong>n vida y movimiento al fermento, pues<br />
casi siempre tiene lugar en los meses del estío.<br />
Expresada fermentación presenta tres fases ó períodos<br />
consecutivos, mediando de uno á otro el intervalo de algunos<br />
días, y se distinguen por los caracteres siguientes:—1.° La<br />
aparición en <strong>la</strong> superficie del líquido de unas pompas ó burbujas,<br />
que van formando un cordoncillo alrededor de <strong>la</strong> va-
124<br />
sija, conservando su color natural.—2.° Enturbiamiento é<br />
insipidez del vino.—3.° Movimiento en toda <strong>la</strong> masa del líquido,<br />
con desprendimiento de ácido carbónico, y producción<br />
de un ruido que se percibe al aproximarse á <strong>la</strong> vasija, notándose<br />
un sabor algo picante, y un olor propio del fermento.<br />
En ocasiones no presenta más síntoma que el enturbiamiento,<br />
por cuanto <strong>la</strong> fermentación no puede desenvolverse;<br />
y en ese estado permanece mucho tiempo, terminando alguna<br />
vez por degenerar en una fermentación pútrida.<br />
Medios curativos.—En el primer período, ó <strong>sea</strong> en el que<br />
se presentan <strong>la</strong>s pompas en <strong>la</strong> superficie, y el color del vino<br />
permanece aún c<strong>la</strong>ro, bastará trasegarlo á otra vasija bien<br />
azufrada, <strong>para</strong> se<strong>para</strong>rlo de <strong>la</strong>s heces que en su parte inferior<br />
se han formado, adicionándole medio litro de alcohol por<br />
cada un hectolitro de vino.<br />
En el segundo, período, ó <strong>sea</strong> en el que se ha presentado<br />
el enturbiamiento, se le trasiega á otra vasija bien azufrada,<br />
se adiciona medio litro de alcohol por cada un hectolitro de<br />
vino, poniéndole además ácido tártrico en corta dosis, y se<br />
le c<strong>la</strong>rifica. Luego que ha adquirido su transparencia, se le<br />
trasiega por última vez, y así se conserva por <strong>la</strong>rgo tiempo,<br />
si no se de<strong>sea</strong> su venta.<br />
En el tercer período, se sigue el mismo procedimiento que<br />
en el anterior, aun cuando será lo más conveniente dejar que<br />
<strong>la</strong> fermentación recorra todos sus períodos, y aún favorecer<strong>la</strong>,<br />
<strong>para</strong> que <strong>la</strong> madurez del vino <strong>sea</strong> completa, y quede seco y<br />
en buen estado, c<strong>la</strong>rificándole artificialmente, si por sí mismo<br />
no lo verificase, y trasegándole después.
IV.<br />
O o 1 o i • a o I ó 11 d.e los vinos.<br />
COLORACIÓN<br />
NATURAL.<br />
La intensidad del color de los vinos, tiene en el día una<br />
importancia suma, por cuanto los consumidores y los negociantes,<br />
<strong>la</strong> consideran como uno de los elementos que gradúan<br />
<strong>la</strong> riqueza del vino, viéndose constantemente, que <strong>para</strong><br />
el comercio de exportación, se buscan y pagan á mejor precio<br />
los caldos de más color, por más que sus cualidades intrínsecas<br />
desmerezcan de aquellos que le presenten más<br />
bajo. De aquí, <strong>la</strong> necesidad que tiene el cosechero de estudiar<br />
los medios <strong>para</strong> dar á sus vinos el color más intenso posible.<br />
Esta coloración se realiza, ó por medios naturales, ó artitificialmente,<br />
empleando sustancias tintóreas, minerales ó<br />
vegetales.<br />
El vinicultor debe evitar tener que recurrir á <strong>la</strong> coloración<br />
artificial de sus vinos, una vez que tiene en su mano<br />
poderles dar en tiempo oportuno el color natural intenso que<br />
necesitan, extrayéndole de <strong>la</strong> misma uva. Para ello le conviene<br />
recordar <strong>la</strong>s causas que influyen en el desarrollo del<br />
color, <strong>la</strong>s cuales dejamos expuestas en distintos puntos de<br />
este tratado.<br />
Sabemos que <strong>la</strong> materia colorante de los vinos tintos, reside<br />
exclusivamente en <strong>la</strong> parte interior dé<strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> de <strong>la</strong> uva,<br />
y es más ó menos intenso según <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de vid que se cultive.<br />
Esto supuesto, se ha de procurar en primer término, poseer<br />
<strong>la</strong> variedad más tintórea que se preste al terreno y al clima,<br />
y después de amontonada <strong>la</strong> uva en el <strong>la</strong>gar, pisar<strong>la</strong> una y<br />
otra vez hasta dejar, en cuanto <strong>sea</strong> posible, triturado el hollejo.<br />
Hecha con esmero esta operación, se pone <strong>la</strong> misma pelícu<strong>la</strong>,<br />
ó <strong>sea</strong> el orujo en el vaso de fermentación, <strong>para</strong> que, en
126<br />
contacto con el mosto, <strong>sea</strong> más eficaz <strong>la</strong> disolución ele <strong>la</strong> materia<br />
colorante, á <strong>la</strong> cual favorece el alcohol que se desarrol<strong>la</strong>,<br />
pues éste tiene <strong>la</strong> propiedad ele disolver dicha materia.<br />
El escobajo, según dejamos manifestado al tratar del despalil<strong>la</strong>do,,<br />
contribuye también á <strong>la</strong> mayor coloración del vino,<br />
dándole bril<strong>la</strong>ntez, por lo que se procurará poner siempre alguna<br />
cantidad del mismo en <strong>la</strong>s vasijas de fermentación.<br />
La mayor ó menor madurez de <strong>la</strong> uva es también una de<br />
<strong>la</strong>s circuntancias que debe tenerse en cuenta, pues el exceso<br />
de el<strong>la</strong> influye desventajosamente en el color, tornándole<br />
bajo ó apagado: lo contrario sucede si aquel<strong>la</strong> conserva bastantes<br />
ácidos, los cuales contribuyen á su mayor bril<strong>la</strong>ntez.<br />
Los racimos podridos influyen en detrimento del color,<br />
pues bastan muy pocos de ellos en una vasija <strong>para</strong> que aquél<br />
se presente pardo y aun amateriado.<br />
La remoción y aireo del mosto y casca durante el período<br />
de <strong>la</strong> fermentación, en <strong>la</strong> forma que manifestamos en su lugar<br />
correspondiente, contribuye eficazmente á <strong>la</strong> mayor coloración.<br />
Por último, los vinos faltos de color, se mezc<strong>la</strong>n con los<br />
de color más subido, cuando en <strong>la</strong> misma bodega resultan de<br />
ambas c<strong>la</strong>ses.<br />
Tenga presente el vinicultor estas causas naturales que<br />
influyen en el color del vino, ponga en práctica <strong>la</strong>s operaciones<br />
precedentes, y abrigue <strong>la</strong> seguridad de que no ha de<br />
necesitar recurrir á los medios artificiales, de que nos vamos<br />
á ocupar,<br />
COLORACIÓN ARTIFICIAL DEL VINO.<br />
La coloración artificial de los vinos, es sin duda alguna<br />
el principal medio de falsificación de <strong>la</strong> importante industria<br />
<strong>viníco<strong>la</strong></strong>, y el que más perjudica á los cosecheros y expendedores<br />
de buena fó, que ven triplicar artificialmente <strong>la</strong> cantidad<br />
de caldos naturales, que á precios bajos salieron de sus
127<br />
bodegas, por especu<strong>la</strong>dores ambiciosos y sin conciencia. Por<br />
eso, á ninguno como al productor interesa más directamente<br />
evitar <strong>la</strong> adulteración del vino, pues además de su buen<br />
nombre, compromete el crédito de sus caldos, y el de todos<br />
los de <strong>la</strong> localidad, exponiéndose además á ser perseguido<br />
criminalmente, si dicha adulteración tiene lugar con alguna<br />
de <strong>la</strong>s sustancias nocivas que <strong>para</strong> ello suelen emplearse.<br />
Puede sin embargo ocurrir, y ocurre frecuentemente,<br />
que algunos vinos de muy buenas cualidades intrínsecas,<br />
se vean despreciados por los vinateros á causa de no tener el<br />
color cerrado ó cubierto, que <strong>para</strong> ulteriores ñnes ellos buscan;<br />
y el cosechero que no cuenta con otros recursos <strong>para</strong><br />
atender á sus urgentes necesidades, ¿ha de permanecer impasible<br />
ante su inmediata ruina? ¿ó ha de procurar, por el<br />
contrario, prestar á aquellos el color que necesitan, por más<br />
que lo haga artificialmente, siempre que <strong>la</strong>s sustancias empleadas<br />
<strong>sea</strong>n inofensivas á <strong>la</strong> salud? El cosechero debió preveer<br />
este mal y evitarle á su debido tiempo, pero ya que no<br />
lo hizo, ó que sus cálculos le salieron fallidos, no le creemos<br />
tan virtuoso, ó mejor, tan poco cuidadoso de sus intereses,<br />
que consienta en su ruina y <strong>la</strong> de su familia, teniendo en su<br />
mano <strong>la</strong> manera de evitarlo. Esta razón nos lleva á dar una<br />
ligera idea de <strong>la</strong>s sustancias vegetales y minerales que <strong>para</strong><br />
este objeto, y con mejor ó peor éxito, suelen emplearse. Estas<br />
son:<br />
1. a Yeso.—Despolvoreado en <strong>la</strong> uva al tiempo de practicar<br />
<strong>la</strong> operación de <strong>la</strong> pisa.<br />
2. a Acido tártrico.—Actúa sobre <strong>la</strong> materia azul del vino<br />
tinto, dándole bril<strong>la</strong>ntez y permanencia en el color: se pone<br />
disuelto en agua temp<strong>la</strong>da, bien al tiempo de verificar <strong>la</strong><br />
pisa ó cl-urante <strong>la</strong> fermentación, en <strong>la</strong> proporción de 12 á<br />
16 gramos por cada un hectolitro de cabida de <strong>la</strong> vasija.<br />
3. a Materia colorante del vino.—Extraída de éste ó del<br />
orujo por medio de <strong>la</strong> ebullición, en <strong>la</strong> forma que se dijo al<br />
hab<strong>la</strong>r de <strong>la</strong>s diferentes aplicaciones de aquél.
128<br />
4. a Oenolina artificial.—Disuelta en agua caliente, se pone<br />
en el vino, removiéndo<strong>la</strong> bien con un agitador.<br />
Fuera de estas sustancias, no debe el cosechero emplear<br />
ninguna otra, por cuanto el<strong>la</strong>s le han de dar el resultado<br />
apetecido.<br />
Las demás que suelen usarse, se ponen al vino disueltas<br />
en alcohol, ó bien haciéndo<strong>la</strong>s hervir con agua. Por más que<br />
proscribamos en absoluto <strong>la</strong> mayor parte de el<strong>la</strong>s, vamos á<br />
enumerar <strong>la</strong>s más principales.—Estas son:<br />
Campeche.<br />
Yezgo.<br />
Saúco.<br />
Amapo<strong>la</strong>.<br />
Moras.<br />
Remo<strong>la</strong>cha.<br />
urchil<strong>la</strong>.<br />
Añil.<br />
Cochinil<strong>la</strong>.<br />
Tornasol.<br />
Y <strong>la</strong> Fuchsina, tan usada en el día como perjudicial á <strong>la</strong><br />
salud, por <strong>la</strong> parte de arsénico que contiene.<br />
Otras muchas sustancias ó específicos, se vienen anunciando<br />
pomposamente, y que se remiten á los cosecheros desde<br />
París, ó desde otros puntos dé<strong>la</strong> vecina República, encomiándose<br />
su enérgico poder colorante: todos ellos deben desecharse<br />
por los productores, como los mayores enemigos de <strong>la</strong><br />
producción y del crédito <strong>viníco<strong>la</strong></strong>. Pongan particu<strong>la</strong>r empeño<br />
en ejecutar con <strong>la</strong> mayor perfección los procedimientos <strong>para</strong><br />
una buena e<strong>la</strong>boración de sus vinos, y conseguirán el grado<br />
de color que deseen, sin exponerse á comprometer <strong>la</strong> bondad<br />
y calidad de los mismos, ni sus intereses, ni su crédito, ni <strong>la</strong><br />
salud de los consumidores.<br />
Y.<br />
Imitación de los vinos.<br />
La mayor parte de los tratados de vinicultura, se ocupan<br />
en su última parte de <strong>la</strong> fabricación de los l<strong>la</strong>mados vinos de<br />
imitación, estableciendo reg<strong>la</strong>s y dando á conocer recetas <strong>para</strong>
129<br />
imitar los vinos más renombrados. Nosotros creemos que se<br />
debe inculcar en el ánimo de los cosecheros <strong>la</strong> conveniencia<br />
y aún <strong>la</strong> necesidad de mejorar sus caldos, llevándolos al grado<br />
mayor posible de perfección, y admitimos también que se<br />
les impulse á ensayar <strong>la</strong> fabricación de vinos especiales de<br />
otras comarcas ó naciones, que gocen gran aceptación, dándoles<br />
á conocer <strong>la</strong>s variedades de <strong>la</strong> vid que rinden dichos vinos,<br />
el método de cultivo y el procedimiento <strong>para</strong> su e<strong>la</strong>boración.<br />
Este es el medio natural y noble de imitar los vinos, que<br />
nosotros no solo ap<strong>la</strong>udimos y aconsejamos, sino que también<br />
le venimos poniendo en práctica'frecuentemente, habiéndonos<br />
dado unas veces resultados muy satisfactorios, y desvaneciendo<br />
<strong>la</strong>s más de el<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s ilusiones que nos habíamos<br />
formado, sin que por eso hayamos desistido de nuestros continuados<br />
ensayos. ¿Por qué no ha de pretender el cosechero<br />
imitar los vinos de Jerez, de Má<strong>la</strong>ga, de Burdeos, de Oporto, y<br />
otros que tan extraordinaria aceptación tienen en todos los<br />
mercados del mundo, una vez que <strong>para</strong> ello se valga de procedimientos<br />
naturales? Comprendemos que no se podrá aspirar /<br />
á <strong>la</strong> identidad, porque á ello se oponen <strong>la</strong> variedad de terre- !<br />
nos, <strong>la</strong> diversidad de clima, y otra porción de circunstancias<br />
que no están en <strong>la</strong> mano del hombre corregir; pero también<br />
creemos que en muchos casos se podrá conseguir <strong>la</strong> imitación,<br />
el parecido, <strong>la</strong> semejanza, e<strong>la</strong>borando vinos de mucha estimación,<br />
por más que carezcan del mérito y valor de aquellos<br />
que sirvieron de modelo.<br />
Pero de fabricarlos por los procedimientos naturales, basados<br />
exclusivamente en los principios ó componentes de <strong>la</strong><br />
uva, á tratar de asemejarlos artificialmente, valiéndose de<br />
sustancias extrañas á <strong>la</strong>s obtenidas de <strong>la</strong> vid, usando los ingredientes<br />
ó drogas que se consignan en <strong>la</strong>s recetas de algunos<br />
tratados de vinificación, existe una gran distancia: lo<br />
primero es una aspiración natural, digna y elevada del cosechero<br />
en armonía con <strong>la</strong> ley del progreso, que buscando<br />
el perfeccionamiento de sus caldos, pretende colocarlos á <strong>la</strong><br />
10
130<br />
altura de los más estimados: en lo segundo se ven únicamente<br />
deseos bajos, pretensiones mezquinas, de medro ó de<br />
vanidad, valiéndose del engaño, de <strong>la</strong> falsificación, de <strong>la</strong> estafa,<br />
en fin. Por esta razón, separándonos del camino de muchos<br />
autores de vinicultura, cuyo nombre, por otra parte)<br />
nos merece el mayor respeto, renunciamos á dar á conocer en<br />
este tratado, los ingredientes ó drogas que ellos enumeran<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> imitación de distintos vinos nacionales y extranjeros,<br />
pues como cosecheros somos enemigos de toda sofisticación,<br />
y tenemos dec<strong>la</strong>rada guerra á los falsificadores, porque ellos,<br />
además de desprestigiar el buen nombre de los vinos, perjudican<br />
en gran manera los intereses vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s. Es de<br />
tal transcendencia <strong>la</strong> falsificación de los vinos <strong>para</strong> el porvenir<br />
de <strong>la</strong> viticultura, que no podemos renunciar á ocuparnos<br />
de el<strong>la</strong> en capítulo se<strong>para</strong>do.<br />
VI.<br />
Falsificación de los vinos.<br />
De todas <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>gas que vienen atacando á <strong>la</strong> vid, no conocemos<br />
ninguna más terrible que <strong>la</strong> adulteración de sus<br />
productos con sustancias extrañas al fruto de aquel precioso<br />
arbusto, por cuanto el<strong>la</strong> ataca extraordinariamente al crédito<br />
de nuestros vinos, á los intereses del productor y del<br />
comerciante de buena fé, y á los del consumidor, influyendo<br />
también en <strong>la</strong> salud, que es lo más precioso del hombre.<br />
De todos los productos conocidos, líquidos y sólidos, no<br />
existe ninguno más susceptible de adulteración que el vino,<br />
lo cual, unido al alza de precios que ha tenido en los últimos<br />
años, efecto del mayor consumo y de <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s cosechas,<br />
particu<strong>la</strong>rmente en Francia, han influido poderosamente<br />
<strong>para</strong> que el comerciante de ma<strong>la</strong> fé haya pensado y llevado
131<br />
á <strong>la</strong> práctica el aumento artificial de diclio producto, valiéndose<br />
de sustancias más ó menos nocivas á <strong>la</strong> salud, pero<br />
todas el<strong>la</strong>s extrañas al fruto de <strong>la</strong> vid.<br />
Semejante abuso lia tomado tan exajeradas proporciones,<br />
que precisa cortarle de raíz, en lo que se bai<strong>la</strong>n igualmente<br />
interesados el productor, el comerciante, el consumidor y<br />
también el Estado, por lo que se refiere á <strong>la</strong> salud ele los ciudadanos,<br />
y á los intereses del Tesoro público, y de los particu<strong>la</strong>res<br />
que le están confiados.<br />
Unámonos todos y dec<strong>la</strong>remos guerra encarnizada sin<br />
tregua ni cuartel á los sofisticaclores, combatiéndoles en<br />
todos los terrenos y con toda c<strong>la</strong>se de armas, porque ellos<br />
son los que en primer término contribuyen á <strong>la</strong> ruina de<br />
nuestra industria <strong>viníco<strong>la</strong></strong>. La producción de vinos comunes<br />
naturales ha aumentado extraordinariamente y seguirá aumentando<br />
todos los años, por <strong>la</strong>s grandes p<strong>la</strong>ntaciones de<br />
viñedos que vienen haciéndose en todas <strong>la</strong>s comarcas, en<br />
términos de exceder en muchos millones de hectolitros al<br />
consumo interior; por cuya causa nuestra agricultura necesita<br />
<strong>para</strong> vivir exportar sus productos excedentes, y adquirirá su<br />
desarrollo tan luego como se haya dado el golpe de muerte<br />
á los especu<strong>la</strong>dores sin conciencia, que con sus perniciosas<br />
manipu<strong>la</strong>ciones quitan al cosechero <strong>la</strong> venta de una cantidad<br />
de vino natural igual, por lo menos, 4 <strong>la</strong> aumentada artificialmente<br />
por ellos.<br />
En algunos tratados sobre e<strong>la</strong>boración de vinos, se enumeran<br />
infinidad de recetas <strong>para</strong> mejorar, conservar y aumentar<br />
<strong>la</strong> fuerza, el color y <strong>la</strong> cantidad de aquellos, con sustancias<br />
extrañas á <strong>la</strong> vid, recomendándo<strong>la</strong>s como específicos<br />
infalibles y maravillosos, con lo que coadyuvan á <strong>la</strong> propagación<br />
de <strong>la</strong>s adulteraciones.<br />
No es esta ciertamente <strong>la</strong> misión del vinicultor que trate<br />
de difundir entre sus compañeros los conocimientos enológicos,<br />
sino <strong>la</strong> de trazarles <strong>la</strong>s mejores prácticas <strong>para</strong> una,<br />
smerada e<strong>la</strong>boración de vinos con el jugo propio de <strong>la</strong> uva<br />
e
132<br />
y mejorarlos ó corregirlos con los elementos ó sustancias del<br />
mismo, ó valiéndose de los agentes naturales que obran sobre<br />
el caldo; y <strong>la</strong> de anatematizar y perseguir hasta estirpar<br />
de raíz todo lo que ataque más ó menos directamente á los<br />
intereses y al crédito de tan valiosa producción.<br />
Es verdad, que algunos comerciantes pretenden aparecer<br />
como escritores, con el lucrativo fin de vender á buen precio<br />
su mercancía; anuncian pomposamente sus obras y sus específicos<br />
ó elixires, como ellos los l<strong>la</strong>man, con el doble objeto<br />
comercial de expender miles de ejemp<strong>la</strong>res de aquel<strong>la</strong>s, y<br />
otros tantos de los polvos, líquidos, ó mejor pócimas, por<br />
ellos confeccionadas, teniendo buen cuidado de citar en tocias<br />
y cada una de sus páginas, el punto de su expendición.<br />
Si su fin fuera <strong>la</strong> enseñanza, y no el medro ó lucro personal<br />
¿ocultarían al cosechero el nombre propio de <strong>la</strong> sustancia ó<br />
sustancias que entran en <strong>la</strong> composición de esas pre<strong>para</strong>ciones<br />
ó específicos?<br />
No les envidiamos <strong>la</strong> ganancia, pero sí nos compadecemos<br />
de los intereses del cosechero, que empieza por dejarse<br />
estafar algunas pesetas, y concluye por descuidar <strong>la</strong> buena<br />
e<strong>la</strong>boración de sus vinos, exponiéndose á infinitas contingencias,<br />
siendo <strong>la</strong> más sensible el descrédito de sus<br />
caldos.<br />
Y tan extraordinario es, por desgracia, el abuso que se<br />
viene haciendo en <strong>la</strong> falsificación de los vinos, que diariamente<br />
se están decomisando en <strong>la</strong>s aduanas y puertos de <strong>la</strong><br />
república francesa, vinos españoles, compuestos de agua,<br />
alcohol, poco mosto y una materia colorante, dec<strong>la</strong>rados nocivos<br />
á <strong>la</strong> salud. Pero si los vinos proceden de España, los<br />
falsificadores son generalmente comisionistas franceses, que<br />
compran aquellos ó <strong>la</strong> uva á nuestros productores, y los manipu<strong>la</strong>n<br />
y arreg<strong>la</strong>n con sus drogas <strong>para</strong> enviarlos á Francia,<br />
postergando en su consecuencia el buen nombre ele nuestros<br />
caldos á su comercio lucrativo.<br />
Nada tiene de extraño que los industriosos<br />
franceses m
133<br />
Para hacer constar ordenadamente todos los dichos dadediquen<br />
á este comercio ilícito con nuestros vinos, en perjuicio<br />
del viticultor español y de los consumidores de su nación;<br />
pero lo que no tiene explicación es que los mismos cosecheros<br />
los adulteren en sus bodegas, comprometiendo su crédito<br />
é intereses propios y los de sus convecinos. Y por más<br />
que nos <strong>sea</strong> triste confesarlo, es lo cierto que este fraude se<br />
comete también por algunos, aunque pocos cosecheros, ó<br />
más bien acop<strong>la</strong>dores ó compradores de uva, que al fin y al<br />
cabo no son productores, á quienes debe aplicárseles sin<br />
piedad un fuerte correctivo á que les hacen acreedores su<br />
insensatez y ambición desmedida.<br />
¡El cielo quiera que <strong>la</strong>s medidas que en el día se estudian<br />
por nuestro Gobierno sobre este transcendental asunto, den<br />
el resultado que todos anhe<strong>la</strong>mos, de que renazca <strong>la</strong> confianza<br />
en <strong>la</strong> bondad de nuestros vinos en todos los mercados nacionales<br />
y extranjeros!<br />
VIL<br />
Oontaoilldad. vi ti-<strong>viníco<strong>la</strong></strong>.<br />
Es de <strong>la</strong> mayor importancia <strong>para</strong> el cosechero de vinos,<br />
que lo <strong>sea</strong> en regu<strong>la</strong>r esca<strong>la</strong>, llevar un registro minucioso de<br />
todas <strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s, <strong>para</strong> por su medio<br />
saber <strong>la</strong>s fincas y c<strong>la</strong>ses de vid que le son más lucrativas,<br />
ya por sus rendimientos, como por <strong>la</strong> calidad de su fruto; <strong>la</strong><br />
forma y época de cultivo más ventajosas, <strong>la</strong> cantidad de uva<br />
entrojada, <strong>la</strong> del vino e<strong>la</strong>borado, y su calidad, <strong>la</strong>s circunstancias<br />
que concurren en su e<strong>la</strong>boración, <strong>la</strong>s reformas ó mejoras,<br />
que en ésta ó en el cultivo de <strong>la</strong> vid pueden establecerse, y<br />
finalmente <strong>la</strong> ganancia ó <strong>la</strong> pérdida que obtiene, ya como<br />
productor, ya como vinicultor.
134<br />
tos, necesita llevar dos libros de registro, uno <strong>para</strong> <strong>la</strong>s operaciones<br />
rurales ó vitíco<strong>la</strong>s, y otro <strong>para</strong> <strong>la</strong>s de bodega ó<br />
<strong>viníco<strong>la</strong></strong>s.<br />
El libro de Registro vitíco<strong>la</strong>, lia de contener por orden alfa,<br />
bético y en páginas diferentes, el nombre de cada finca, su<br />
extensión ó número de vides, su c<strong>la</strong>se, año de su p<strong>la</strong>ntación,<br />
y su valor ó precio en venta. En <strong>la</strong> página<br />
correspondiente<br />
á cada una de <strong>la</strong>s fincas, y en <strong>la</strong> columna de gastos, se escribirá<br />
por orden de fecnas, y con se<strong>para</strong>ción ue años, los que<br />
origine su p<strong>la</strong>ntación y culdvo, contribución, recolección y<br />
demás gastos extraordinarios ó imprevistos, sin omitir <strong>la</strong>s<br />
circunstancias atmosféricas que puedan influir en <strong>la</strong> producción,<br />
como el nielo, granizo, etc.; y en <strong>la</strong> columna cié ingresos,<br />
se consignará-el.=feiipó.r te del fruto obtenido, al precio<br />
de cotización ai [de.-.¿leí <strong>la</strong>gar.<br />
En el livro de Ueyiskr:0',mfítco<strong>la</strong>, ó de bodega, m liará igualmente<br />
constar <strong>la</strong> cantidad" de uva entrojada y su total importe,<br />
día en que se dé principio á <strong>la</strong> pisa, y el en que se<br />
llenó cada una de <strong>la</strong>s vasijas, c<strong>la</strong>se de uva que en elias se<br />
puso, ó finca de donde procede, grados del mosto, corrección<br />
que en este se hubiere hecho, día en que dio principio <strong>la</strong> fermentación,<br />
grados del mosto en <strong>la</strong>s distintas épocas en que<br />
se practique su reconocimiento, temperatura constante del<br />
local, época del trasiego, c<strong>la</strong>se de vino obtenido, su graduación<br />
alcohólica, fecha de su venta, precio á que se expendej<br />
punto de consumo á donde se exporte, y todos los gastos que<br />
origine su e<strong>la</strong>boración.<br />
Para <strong>la</strong> mayor comodidad y exactitud, conviene llevar<br />
como auxiliar un tercer libro, l<strong>la</strong>mado Diario, ó <strong>sea</strong> una Agenda<br />
de <strong>la</strong>s que en el día se usan <strong>para</strong> objetos análogos, en <strong>la</strong><br />
que se hará constar todos los ingresos y gastos del día, y<br />
<strong>la</strong>s operaciones vitíco<strong>la</strong>s y <strong>viníco<strong>la</strong></strong>s que quedan descriptas;<br />
todo lo cual se trans<strong>la</strong>dará á los respectivos libros, luego<br />
que se practique el resumen mensual.<br />
Excusamos encarecer al cosechero <strong>la</strong> utilidad práctica de
135<br />
llevar <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong> expresada forma, pues el trabajo<br />
ó tiempo que en ello emplee, le ha de ser remunerado con<br />
creces colmadas. Nosotros, que hace muchos años lo venimos<br />
practicando, nos hemos convencido de su importancia, pues<br />
<strong>la</strong> enseñanza que nos ha dado, ha contribuido en gran manera<br />
á que llevemos <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid á <strong>la</strong><br />
altura á que nos ha permitido nuestra humilde fortuna.
ÍNDICE<br />
i. LOS VINICULTOEES.<br />
INTRODUCCIÓN.<br />
SECCIÓN 1. a<br />
OPERACIONES PRELIMINARES Á LA ELABORACIÓN DE LOS VISOS.<br />
I —De <strong>la</strong> vid 9<br />
II.... — Variedades de <strong>la</strong> vid 11<br />
III....—P<strong>la</strong>ntación y cultivo de <strong>la</strong> vid 13<br />
IV —Gastos y productos de <strong>la</strong> viña en estado de producción 16<br />
V —Bodega 19<br />
VI.... —Limpieza de <strong>la</strong> bodega 22<br />
VII. .. —A<strong>para</strong>tos y útiles de bodega 23<br />
VIII.. — Vasos <strong>para</strong> e<strong>la</strong>borar el vino 30<br />
IX....—Limpieza de toda c<strong>la</strong>se de vasijas destinadas á e<strong>la</strong>borar<br />
ó contener vino 32<br />
X —De <strong>la</strong> vendimia 33<br />
XI....—Época de <strong>la</strong> vendimia 34<br />
XII. .. —Acto de vendimiar 37<br />
XIII..—Acarreo ó conducción de <strong>la</strong> uva al <strong>la</strong>gar 40<br />
XIV..—Amontonamiento de <strong>la</strong> uva 41<br />
XV. . .—Pisa de <strong>la</strong> uva 42<br />
X VI... —Descobajado 44<br />
XVII. .—Delprensado 47<br />
XVIII.—Casca ó madre 48<br />
XIX..— Mosto 49<br />
SECCIÓN 2. a<br />
ELABORACIÓN PRÁCTICA DE LOS VINOS.<br />
I —C<strong>la</strong>sificación de los vinos 51<br />
II —Condiciones del mosto.Su análisis 53<br />
Exceso de glucosa ó azúcar de uva 54<br />
III... .—Falta de azúcar 58
PágS.<br />
IV.... —Exceso de ácidos 60<br />
Enyesado de los mostos<br />
id.<br />
Y —Agentes que motivan y desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong> fermentación 62<br />
Del femiento 63<br />
VI.... —De <strong>la</strong> fermentación alcohólica 64<br />
Vil...—Del gas ácido carbónico.—Su composición y precauciones<br />
que deben observarse , 66<br />
VIII..—Agentes exteriores que influyen en el desarrollo de <strong>la</strong> fermentación<br />
68<br />
Acción del calor<br />
id.<br />
Acción del aire 70<br />
IX. ... — Cuidados que se requieren después de <strong>la</strong> fermentación tumultuosa<br />
71<br />
X — Componentes del vino 74<br />
XI....—Fabricación de vinos b<strong>la</strong>ncos 77<br />
Xil..—Fabricación de vinos de postre ó generosos.— Vinos dulces.. 78<br />
Vinos rancios 79<br />
XIII.. —<strong>Procedimientos</strong> <strong>para</strong> volver seco el vino que ha salido dulce.. 82<br />
XIV...—Procedimiento <strong>para</strong> aumentar <strong>la</strong> cantidad de vino 83<br />
SECCIÓN 3. a<br />
CONSERVACIÓN DE LOS VINOS.<br />
I —Agentes exteriores que actúan en los vinos 85<br />
II —Trasiego de los vinos.—Operaciones preliminares 89<br />
Reconocimiento, cata ó degustación del vino 91<br />
III....—Época en que debe hacerse el primer trasiego 93<br />
Modo de efectuar el trasiego 96<br />
Vino de prensa 97<br />
IV. ...—Diferentes aplicaciones del orujo prensado 99<br />
V —Segundo trasiego, ó <strong>sea</strong> tras<strong>la</strong>ción del vino á <strong>la</strong> cueva 102<br />
VI. ... — Cuidados que requiere el vido <strong>para</strong> su conservación 105<br />
VII...—C<strong>la</strong>rificación de los vinos 107<br />
Ac<strong>la</strong>ros<br />
id.<br />
Filtración 109<br />
VIII..—Alcoholización ó encabezamiento'del vino 110<br />
SECCIÓN<br />
4. a<br />
DEFECTOS Y ENFERMEDADES DE LOS TINOS.<br />
I —Necesidad de prevenir<strong>la</strong>s i . . . . . . 113
PàgS.<br />
II —Medios higiénicos.—Calefacción de los vinos 115<br />
Adición del ácido salicilico ó oenosalicílico 116<br />
Conservador de Martín Pagis 117<br />
III. ... —Remedios <strong>para</strong> <strong>la</strong> curación de <strong>la</strong>s enfermedades y defectos<br />
de los vinos 118<br />
Vinos demasiado ácidos : su curación<br />
id.<br />
Vino agrio ó picado : su curación 119<br />
Color pardo ó amapo<strong>la</strong>do de los vinos : su corrección 120<br />
Vinos que se cierran ó enturbian después de extraídos de<br />
<strong>la</strong> madre<br />
id.<br />
Sabor amargo : su curación 121<br />
Sabor á escobajo: su curación<br />
Id.<br />
Sabor á moho: su curación 122<br />
Sabor de azufre : su curación<br />
id.<br />
Ahi<strong>la</strong>miento de los vinos: su curación 123<br />
Fermentación anormal<br />
id.<br />
IV.... —Coloración de los vinos.—Coloración natural 125<br />
Coloración artificial del vino 126<br />
V —Imitación de los vinos 128<br />
VI....—Falsificación de los vinos 130<br />
VII... — Contabilidad viti-vinico<strong>la</strong> 133
PAG. LÍNEA. DICE. LÉASE.<br />
6 10 dedir decir<br />
6 15 débese , deben<br />
7 7 del de que el<br />
7 S7 que presta que se presta<br />
10 4 en el<strong>la</strong> en el<strong>la</strong>s<br />
12 14 (<strong>la</strong> airen (<strong>la</strong>iren<br />
12 21 buquet bouquet<br />
31 21 prosperidad propiedad<br />
45' 4 esiobajado descobajado<br />
46 34 escobajado descobajado<br />
58 11 sitio, sitios,<br />
58 12 acuosos. acuoso,<br />
91 23 esta estas<br />
94 5 el vino aún el vino<br />
95 13 vasija vasijas<br />
97 13 dispuesta dispuestas