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y necesario uso en las nuevas liturgias cristianas. Ahora bien, estamos hablando<br />
de extensiones modestas, que en ningún caso llegarían a igualar<br />
a las del periodo anterior.<br />
La irrupción de la cultura musulmana en la comarca tampoco afectó,<br />
en absoluto, a la viticultura. La ya para entonces milenaria y domesticada<br />
planta, continuó su expansión y especialización. Pues sabido es que,<br />
nuestros antepasados mahometanos hicieron un uso moderado de su<br />
fruto, consumiéndolo en sazón, o en pasas; en Farmacia o en su afamada<br />
gastronomía. Aquí los testimonios de las fuentes escritas y de la Arqueología<br />
son irrebatibles.<br />
Efectuada la Reconquista, Utiel en 1219 y Requena en 1238, ambas<br />
poblaciones ya bajo la égida cristiana y foco de atracción para numerosas<br />
familias castellanas y aragonesas, se acogen al famoso Fuero de Cuenca<br />
(confeccionado hacia el año de 1189). En dicho texto legislativo hay varias<br />
disposiciones para proteger el cultivo de los preciados viñedos ya<br />
pre-existentes a los días de la expresada y definitiva ocupación cristiana<br />
y obviamente, para salvaguardar las nuevas plantaciones que inmediatamente,<br />
y ya sin ningún género de tenues ataduras dogmáticas, habían de<br />
tener lugar.<br />
No obstante, insisto en la particularidad de lo modesto, en cuanto a<br />
su extensión, de aquellos viñedos. Y, además, anotar la grave exposición<br />
a que se encontraban, por lo desmesurado de las cabañas ganaderas de<br />
ambas villas. Con la particularidad de que, este cultivo en aquellas y posteriores<br />
épocas, fue, generalmente, practicado por las clases menos favorecidas,<br />
ansiosas de mejorar su posición social por medio del instrumento<br />
sagrado del trabajo. De ahí nacieron los contratos de “plantación a medias”<br />
(tema sumamente interesante) con los grandes terratenientes. Y la<br />
ocupación de tierras del municipio o de la corona, transgresión esta última<br />
atenuada y consentida, (como luego veremos) por ser las tierras colonizadas<br />
de mediana o de ínfima calidad, pero que, gracias al tenaz<br />
laboreo de nuestros sufridos antepasados, fueron convertidas en auténticos<br />
jardines. Un hecho éste notorio y que se ha venido practicado hasta<br />
en nuestros mismos días.<br />
En relación con el referido Fuero de Cuenca, el intitulado Capítulo<br />
IV “De la custodia de las viñas”, recoge 17 apartados y de los cuales, si os<br />
parece, vamos a transcribir alguno de ellos, por ejemplo:<br />
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