General - Calendario de fiestas y actividades - Puigcerdà

Son muy numerosas y continuadas las
noticias, no sólo de fechorías acometidas
en toda la comarca, sino incluso de
asaltos a castillos. Durante esta época,
la Vila se vería inmersa en una delicada
situación económica derivada de los
hechos relatados. Los enormes dispendios
realizados para mantener el sistema
defensivo, los continuos alojamientos
de tropas, el mantenimiento de una
red de espionaje y la general situación
de desconfianza no contribuyeron en
demasía a la estabilización. Pero, aun
así, fue entonces cuando Puigcerdà
acuñó moneda propia. En el siglo XVIII,
y ya en plena recuperación, todavía tendría
que sufrir los ataques de las tropas
francesas y, además, otra agresión gravísima
desde el punto de vista institucional,
que afectó a todo el Principado:
la instauración de la monarquía borbónica
y, con ella, la imposición de la
administración castellana de los corregimientos,
así como la pérdida de toda
clase de privilegios y capacidad de decisión
propia, Por otro lado, las malas
relaciones con Francia culminarían con
la ocupación de 1812-1814, fechas en
las que Puigcerdà se convertiría en la
capital del efímero "departamento del
Segre", división administrativa impuesta
por Napoleón Bonaparte.
Durante el resto del siglo XIX, la población
vivió el cambio de la mentalidad
política de la época y se halló involucrada
en las guerras civiles españolas
entre liberales y carlistas. Puigcerdà, en
el bando liberal, sufrió el primer sitio
carlista en 1837, saliendo victoriosa, al
igual que en los posteriores de 1873 y
1874. Fue entonces cuando su gesta
hizo que muchas ciudades españolas
bautizaran con el nombre de Puigcerdà
alguna de sus calles y el mismo
Gobierno diera el nombre de la Vila a un
buque de guerra del tipo Monitor. Poco
antes de finalizar la última guerra carlista,
hicieron presencia en la población
los primeros barceloneses con carácter
de veraneantes, que ¡rían construyendo
sus "quintas" o casastorre en la zona
periférica al recinto amurallado. Fueron
los pioneros del importante fenómeno
que tuvo lugar a partir de los años 80
del s. XIX, cuando Puigcerdà adquirió
una nueva faceta en relación a su futuro
económico: el turismo. Esta afluencia
de veraneantes fue notable no sólo
por el volumen de visitantes, sino también
por su calidad humana, al tratarse
de un turismo compuesto, básicamente,
por industriales, políticos y figuras
del mundo cultural. Sería en este marco
cuando florecerían el Casino Cereta, el
Círcol Agrícola Mercantil, la Festa de
l'Estany, los Jocs Florals y la prensa
local, entre otras muchas cosas, coincidiendo
todo ello con el desmantelamiento
de las murallas y el ensanche
de la población, preferentemente hacia
la zona del lago. Consecuencia de esta
reanimación social y económica, la
cultura adquirió una relevancia paralela,
como lo prueban de las frecuentes
visitas y tertulias de Mn. Jacint
Verdaguer, Narcís Oller, Santiago
Rusiñol, Emmanuel Brousse, M. Alart,
Isaac Albéniz y Enric Granados, entre
otros muchos. Esta dinámica continuaría
hasta el inicio de la Guerra Civil española
de 1936-1939, que paralizaría el
ritmo de una villa la cual tuvo que contemplar
el asesinato de muchos conciudadanos,
así como un proceso de
colectivización, que dejaron a la población
en un precario estado moral. Al
acabar este período, la dinámica cultural
anterior desaparece y las dificultades
económicas del país en general
unidas a las nuevas directrices políticas
y culturales ahogan toda posible iniciativa.
Paulatinamente se iría recuperando
un turismo que, a partir de entonces,
no solamente sería de verano, sino
también invernal merced al
esquí, al propio tiempo que
Puigcerdà iniciaba su singladura
en el hockey sobre
hielo (1956), convirtiéndose
en el núcleo urbano
pionero en el Estado
español en la práctica del
mismo. Es a partir de este
momento cuando la Vila
iría absorbiendo un gran
volumen de inmigración proveniente
de otras provincias
españolas, en especial del sur, a la
vez que el turismo francés se hacía
cada vez más importante aprovechando
las ventajas del cambio de moneda,
por lo menos hasta inicios de los 80. La
democracia supuso un importante
paso para la recuperación cultural, a la
cual se añadiría la económica, sobretodo
muy estimulada en diversos
momentos por la construcción, al reclamar
el turismo nuevas residencias
vacacionales, aparte de las relevantes
obras de infraestructura llevadas a cabo
por las administraciones. Hoy en día,
Puigcerdà es una población que basa
su riqueza en los servicios, el turismo
y las industrias vinculadas a la construcción,
manteniendo su capitalidad
sobre toda la comarca de administración
española y agrupando el 50% de
su población.
Moneda de cobre de Puigcerdà, 1576