General - Calendario de fiestas y actividades - Puigcerdà

Sin hacerle caso, el padre cogió su
escopeta para hacer frente a aquella
bestia, la cual, después de un fuerte
rugido, desapareció entre la espesura
del bosque.
Al llegar a la ciudad, después de
reñir y encerrar en casa a su hijo,
salió para contárselo a los amigos y
al veguer, el cual decidió hacer una
batida por donde se había avistado
al monstruo. Mientras, el chico no
cesaba de explicar a su madre que
aquel extraño ser no era malo.
Finalmente, el grupo que había salido
a buscarlo lo pudo capturar vivo,
no sin gran esfuerzo.
El niño, al enterarse, lloró desconsoladamente.
Al día siguiente, al exhibirlo
enjaulado y encadenado en la
plaza Mayor, al chaval le faltó tiempo
para escaparse de casa e ir a verlo.
Se escurrió por entre la multitud y
se plantó," con un movimiento ágil,
en el centro del círculo que describía
la gente, a una distancia pruden-
cial de la fiera. Todo el mundo gritó
atemorizado, pero nadie se atrevió a
acercarse. La bestia dejó de rugir y le
extendió una mano. Instintivamente,
muchos otros muchachos también
se acercaron. El monstruo comprendió
aquel afecto inocente de los chicos
y cuando el padre de uno de ellos
quiso retirarlo de su lado, la fiera le
propinó un rugido amenazador, pues
notaba una evidente falta de afecto.
Durante días la Vila y la Cerdanya
entera no hicieron más que hablar
del monstruo, de manera que casi
todos los habitantes de la comarca
llegaron hasta Puigcerdà para verlo.
Las autoridades decidieron enviarlo
a la Corte, pero los muchachos se
alegraron mucho cuando supieron
que "Setcaps" había podido escaparse
durante el viaje. En su interior
sabían que volverían a encontrarlo,
que jugarían con él y harían bromas
ahuyentando a los duros de corazón,
a los verdaderos monstruos.
Sant Jaume de Rigolisa