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Eduardo Juárez<br />
El conocimiento perseguido: Robando el secreto...<br />
los secretos de la familia Barovier. Una vez lo hubo conseguido, abandonó el taller de los Barovier<br />
para intentar fundar el suyo propio.<br />
El procedimiento seguido por Ballarin para penetrar los secretos del conocimiento de los Barovier<br />
denotaba lo que ya era una evidencia: el absoluto secreto de las recetas compositivas y su<br />
aplicación, y, sobre todo, la encriptación en mayor o menor grado de estas fórmulas en los libri di<br />
fornace.<br />
Después de hacerse con los secretos de Angelo Barovier, Giorgio Ballarin, a pesar de la presión a<br />
que fue sometido, continuó con su vida. Tuvo un hijo natural, Francesco Ballarin, cuyo nombre<br />
aparecía por primera vez en la documentación en 1498. Más adelante se casó con una tal<br />
Margherita Bortolusio, apellido relacionado con el vidrio, especialmente el altarés, en la forma<br />
Bertolucio o Bertoluzzi y de origen sefardí, según Samuel Kurinsky. Con esta Marguerita tuvo tres<br />
hijos, siendo los más reconocidos de ellos Francesco y Giorgio, del mismo nombre que el abuelo.<br />
Durante un tiempo, ambos hermanos trabajaron en el taller de los Cattani bajo la insignia de la<br />
Sirena, siendo Francesco el más reconocido por la enorme calidad de sus esmaltes, comparados<br />
por todos sus coetáneos con los famosos Barovier.<br />
La consecuencia de esta maestría en la composición y las técnicas ganada de un modo u otro por<br />
los Ballarin fue su conversión en objetivo del robo de información reservada al mismo nivel que los<br />
Barovier.<br />
A la ya referida trifulca entre el abuelo Giorgio Ballarin y uno de sus operarios, llamado Domenego<br />
Vizenza, en 1483 cuando producía vidrio calcedonio, cabe destacar la denuncia hecha por éste en<br />
1487 de un robo en su taller. La denuncia ante la Cancillería listaba lo que le había sido<br />
sustraído 19 :<br />
Quidam cráteres Gallici cum pedibus<br />
Quidam ciati cum duobus capitibus auratis de latemo<br />
Quidam paternostri a mola<br />
Quidam scripture<br />
Casella una cupressi cum chirographis et paternostris quibusdam<br />
Calamare unum vitreum, ex parte dimidia blamvum ex et altera album<br />
El asalto al taller de Ballarin tenía como objeto, sin duda, la captura de los libri di fornace donde se<br />
consignaban las fórmulas que, a su vez, Giorgio había sustraído a los Barovier años atrás. Su<br />
propia denuncia ante la Cancillería, magistratura unida a la protección de la información de la<br />
República veneciana y especialmente a la relacionada con el secreto, mostraban qué estaba<br />
denunciando Giorgio Ballarin, qué había sido robado.<br />
Sin embargo, más allá de las competencias personales y familiares, lo que sí quedaba claro era<br />
que aquellos talleres que conseguían formular un procedimiento de exclusiva calidad, se<br />
convertían de manera inmediata en objeto de presión por parte del este flujo ilegal de información<br />
entre los talleres venecianos.<br />
La presión a la que eran sometidos los Barovier por sus invenciones de técnicas de esmalte y las<br />
composiciones del cristallo y el vidrio calcedonio de Angelo Barovier y las técnicas de vidrio no<br />
soplado inventadas por su hija en 1487 también fue experimentada por los Ballarin.<br />
Conseguida las técnicas de los esmaltes y el cristallo con el robo llevado a cabo por Giorgio, en<br />
1493 lograron el privilegio de la Signoria de producir en exclusiva el vidrio de color rosechiero, el<br />
famoso rojo transparente, llevado al taller Ballarin por aquel vidriero de la Lorena llamado Roberto,<br />
hijo de Giovanni da Tissano 20 .<br />
19 Zecchin, 1987II: 60.<br />
20 Gaspareto, 1958: 159.<br />
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