Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
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y también escucharon el <strong>de</strong>bate.<br />
–¡Esos dos en verdad son unos <strong>la</strong>me botas <strong>de</strong> los yanquis! –<br />
exc<strong>la</strong>mó el ciego más joven, con el afán <strong>de</strong> que lo escuchara <strong>la</strong><br />
pareja que huía, y el otro apretó con firmeza el bastón, lo levantó<br />
como si fuera un fusil y agregó:<br />
–¿Acaso no saben que esta exposición es tan, pero tan importante,<br />
que antes se presentó en Estados Unidos y en México?<br />
–¡Allá ellos si no quieren ver! –sentenció el <strong>la</strong>zarillo y los ciegos<br />
batieron palmas, entretanto <strong>la</strong> huidiza pareja aceleró el paso,<br />
con rumbo <strong>de</strong>sconocido.<br />
Al concluir <strong>la</strong> siguiente c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> enero, <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> Justo Anselmo<br />
adquirió un tono muy grave, cuando nos habló <strong>de</strong>l sabotaje al vapor<br />
La Coubre, en el Puerto <strong>de</strong> La Habana, el 4 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1960:<br />
–Ese día estalló en el Puerto <strong>de</strong> La Habana el barco La Coubre,<br />
que traía granadas y municiones compradas por Cuba en Bélgica<br />
–dijo y nunca antes habíamos visto su mirada tan triste y a <strong>la</strong><br />
vez iracunda–. El criminal atentado <strong>de</strong> <strong>la</strong> CIA ocasionó más <strong>de</strong><br />
cien muertos y doscientos heridos. Setenta y dos horas <strong>de</strong>spués,<br />
en <strong>la</strong> <strong>de</strong>spedida a los fallecidos, Fi<strong>de</strong>l enarboló por primera vez<br />
nuestra emblemática disyuntiva: Patria o Muerte.<br />
–Entonces, ¿esa fue como una <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> los<br />
yanquis? –preguntó un alumno.<br />
–El brutal crimen significó <strong>la</strong> señal <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> que Estados<br />
Unidos haría todo para intentar <strong>de</strong>struir a <strong>la</strong> Revolución. Nosotros<br />
no teníamos otra opción que respon<strong>de</strong>r a los gringos golpe<br />
contra golpe y llevar <strong>la</strong> Revolución hasta sus últimas consecuencias:<br />
solo así podíamos <strong>de</strong>rrotar a tan po<strong>de</strong>roso enemigo, encarar<br />
su fuerza para tomar más energía y avanzar hasta don<strong>de</strong> fuera<br />
necesario –aseveró con firmeza el profesor Mármol y terminó<br />
así su quinta disertación.<br />
La explosión <strong>de</strong>l buque La Coubre no <strong>la</strong> olvidaré nunca. Yo estaba<br />
en mi nueva casa, ubicada también en El Cerro, a una cuadra <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> Vía B<strong>la</strong>nca, que en su senda hacia el Este recorre en paralelo<br />
un trayecto <strong>de</strong>l traspatio <strong>de</strong> los muelles <strong>de</strong>l Puerto habanero. Era<br />
un día invernal, apacible. Conmigo se encontraba mi inseparable<br />
amigo Teddy, estudiando en <strong>la</strong> mesa <strong>de</strong>l comedor <strong>la</strong>s fragosas<br />
páginas <strong>de</strong> un <strong>libro</strong> <strong>de</strong> contabilidad. Minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tres<br />
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