Entre el miedo y la esperanza - Txalaparta.com

I am Cuba
Mijail Kalatozov
DVD
Buenas noticias para los
amantes la buena
cinematografía: I am Cuba.
Éste increíble documental
rodado en Cuba entre 1963-
1964 y prohibido en los cines
americanos durante la guerra
fría, cayó en el olvido hasta
que, treinta años más tarde,
Francis Ford Coppola y Martin
Scorsese lo descubrieron. Fue
tanta la fascinación que creó
en ellos, que decidieron unir
esfuerzos para su distribución.
Dirigida por el ruso Mijail
Kalatozov y con un equipo
formado principalmente por
técnicos rusos y cubanos, en
ella se narran, con una
increíble estética
cinematográfica, cuatro
historias ambientadas en el
comienzo de la
revolución cubana.
María, como otras
muchas mujeres
cubanas, se gana la
vida
prostituyéndose
ante turistas
americanos; Un
campesino pierde
su casa y su
cosecha de caña de
azúcar al vender el
propietario las
tierras a una
sociedad
americana; En La
Habana, un grupo
de estudiantes
universitarios lucha
contra el régimen
de Batista y en
Sierra Maestra,
Mario abandona a
su familia para
unirse a los revolucionarios.
Pero las vidas de nuestros
protagonistas no tienen nada
de particular en la Cuba
prerrevolucionaria; María no es
la única prostituta de La
Habana, Pedro no es el único
campesino que pierde su
casa, Enrique no es el único
estudiante crítico con el
régimen ni Mario el único
hombre que se suma a Fidel.
Por eso mismo, porque estas
cuatro historias, estas cuatro
realidades no son hechos
aislados, Kalatozov quiso
denunciarlo y reflejar, con clara
intención propagandística, la
evolución socio-política de la
isla, del régimen de Batista a
la revolución de Fidel Castro.
Una vez estrenado, el
documental fue retirado y
olvidado durante tres décadas.
Aunque la propaganda política
tiene gran peso durante todo
el documental, el director ruso
.29
hitzak&ideiak
quiso ir más allá en I am
Cuba, centrándose no sólo en
la función propagandística,
sino también dándole a la
cinta gran importancia
estética. El impacto visual, la
gran expresividad fotográfica y
musical, las virguerías que el
director realiza con la cámara
(más de uno quisiera hoy en
día poder realizarlas), logran
una obra de altísimo valor
estético, valor que hoy día
nuestra retina agradece, pero
por aquel entonces sufrió no
sólo el ya esperado rechazo
yanqui, sino también, el no tan
esperado rechazo ruso y
cubano.
Ahora, tras cuarenta años de
su realización y gracias a los
maestros Coppola y Scorsese,
tenemos la suerte de poder
ver y disfrutar este documental
al que merece la pena dedicar
un par de horas.
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