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MATRIMONIO Y DIVORCIO, Una Perspectiva Bíblica

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Pureza de la intimidad sexual<br />

"Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban." Aquí vemos la inocencia que tiene la<br />

desnudez y la intimidad dentro del matrimonio. El cuerpo humano, masculino y femenino, es parte de la creación<br />

de Dios. La relación sexual, el embarazo y el alumbramiento, son procesos normales, que si bien son privados,<br />

no son deshonrosos ni causa de vergüenza. Dios quiere que esta pureza e inocencia en asuntos íntimos sean<br />

mantenidos dentro de la relación de pareja: "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla."<br />

(Hebreos 13:4).<br />

El libro del Cantar de los Cantares está lleno de descripciones íntimas y de declaraciones que celebran el gozo<br />

mutuo que los esposos encuentran entre sí. El escritor de Proverbios exalta la relación íntima entre esposos: "Sea<br />

bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias<br />

te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre." (Proverbios 5:15-20).<br />

Procreación de hijos<br />

"Dios les dijo [a Adán y Eva, el primer matrimonio]: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla."<br />

Uno de los propósitos de Dios en el matrimonio es el de procrear hijos. El plan divino es que toda criatura traída<br />

a este mundo llegue al seno de un hogar establecido por padre y madre unidos en matrimonio. Incalculables<br />

sufrimientos y heridas sicológicas han padecido, y siguen padeciendo, millones de niños porque sus padres<br />

desobedecieron este claro mandato.<br />

¡Que lo tomen como advertencia los que aún están solteros! De este verso también se desprende que Dios no<br />

quiere matrimonios "hedonistas" que intencionalmente se abstienen de tener hijos para poder vivir una vida<br />

placentera y egoísta. El propósito normal de Dios para todo matrimonio es que tengan hijos; aunque, en su<br />

sabiduría, a veces niega este privilegio a algunas parejas.<br />

Lo anterior no descarta la posibilidad de una planificación familiar usando métodos que no sean abortivos ni que<br />

atenten contra la integridad física o la dignidad de la pareja. La pareja casada debe buscar la voluntad del Señor<br />

para ellos en este asunto. No se debe tener temor de traer hijos al mundo, desconfiando así de la provisión de<br />

Dios; pero tampoco se debe seguir teniendo hijos si es evidente para la pareja, que ya tienen sus manos llenas<br />

con los "talentos" que el Señor les ha dado. Se trata de criar los hijos bien y para el Señor, y en cuanto al número<br />

que hayan de tener, sólo la pareja misma tiene la facultad de saber de parte de Dios cuál es su voluntad<br />

específica para ellos en este asunto.<br />

Y de todas maneras, a pesar de los planes humanos, Dios se reserva el derecho de dar "bendiciones inesperadas",<br />

aun a aquellos que no lo habían pensado. En tal caso, agradezcámoslas a Dios, y confiemos el futuro en sus<br />

manos. Pero, ¡tengamos cuidado de no juzgar a una pareja por tener demasiados o no suficientes hijos! "He aquí,<br />

herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en manos del valiente, así son<br />

los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos." (Salmo 127:3-5).<br />

¡El matrimonio es algo excelente!<br />

"Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera." Toda la creación de Dios,<br />

incluyendo al hombre como ser masculino y a la mujer como ser femenino, y también la institución del<br />

matrimonio, es calificada por Él como buena en gran manera. ¡Gocémonos juntamente con nuestro Dios, y<br />

adoremos al Señor por su grandeza como creador, y su bondad para con nosotros al habernos hecho a su imagen!<br />

Seamos hombres o mujeres, solteros o casados, ¡alabémosle con una vida obediente a su designio perfecto en la<br />

creación! No dañemos la imagen de Cristo en nuestra vida apartándonos de su plan perfecto. <strong>Una</strong>mos nuestro<br />

cántico al del rey David, cuando exclama maravillado ante la creación y lo que Dios ha hecho por el hombre:<br />

"¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!" (Salmo 8:1,9).<br />

<strong>MATRIMONIO</strong> Y <strong>DIVORCIO</strong>, <strong>Una</strong> <strong>Perspectiva</strong> <strong>Bíblica</strong> – Andrés P. Nunn pg.10

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