MATRIMONIO Y DIVORCIO, Una Perspectiva Bíblica
MATRIMONIO Y DIVORCIO, Una Perspectiva Bíblica
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APÉNDICES<br />
AL LIBRO<br />
1. RESUMEN DE LAS PRINCIPALES<br />
INTERPRETACIONES SOBRE EL <strong>DIVORCIO</strong><br />
Esta sección es un poco técnica, y aun aquí, resumo enormemente los argumentos detallados de cada posición. A<br />
quien encuentre esta sección un poco pesada, le sugiero leer sólo "la interpretación de Erasmo" que es la que me<br />
parece más acertada. Pero creo que el estudiante de la Palabra hace bien en conocer estas interpretaciones para<br />
poder así dialogar inteligentemente con quienes tengan convicciones diferentes a las suyas. Pude contar nueve<br />
interpretaciones esencialmente diferentes, algunas con muy poco apoyo hoy día. Pero las principales<br />
interpretaciones cristianas sobre el tema del divorcio se pueden resumir así:<br />
La práctica de la Iglesia de los primeros siglos<br />
La gran mayoría de los "padres de la Iglesia", tanto griegos como latinos, prohibían el nuevo matrimonio<br />
después del divorcio, sea cual fuere la razón del divorcio. Si la separación o el divorcio eran inevitables,<br />
entonces ambas partes debían permanecer sin casarse, o reconciliarse.<br />
Hemos visto que el pronunciamiento de Jesús tiene cuatro cláusulas: (1) Cualquiera que repudia a su mujer, (2)<br />
salvo por causa de fornicación, (3) y se casa con otra, (4) comete adulterio. Esta interpretación sólo permite que<br />
la "cláusula de excepción" (2) califique la cláusula anterior (1), pero sin incluir la posterior (3). Así, bajo ciertas<br />
circunstancias como la fornicación, y posiblemente la deserción del cónyuge, una persona podría divorciarse del<br />
cónyuge infiel. Pero no podría volverse a casar. Si el cónyuge se arrepentía, entonces debía buscarse una<br />
reconciliación; pero si no se daba esa posibilidad, el creyente debía quedarse solo. Se autorizaba, pues, la<br />
separación formal pero no el nuevo matrimonio.<br />
Esta es esencialmente la posición de la Iglesia Católica hoy día, que es, por lo tanto, consistente con la Iglesia de<br />
los primeros siglos. El divorcio con nuevo matrimonio es absolutamente prohibido. Sólo en algunos casos se<br />
permite la anulación del primer matrimonio, pero para ello es necesario comprobar que el primer matrimonio era<br />
inválido, o no fue consumado.<br />
En contra de esta interpretación, se ha argumentado que la explicación no tiene sentido gramatical. La posición<br />
de la cláusula de excepción no altera el significado de la oración compuesta. Tratar de forzar el texto a que<br />
permita la primera, mas no la tercera cláusula, es violentar la lógica del lenguaje. (Como ejemplo compárese<br />
con: [1] Quien golpea intencionalmente a otra persona, [2] salvo en defensa propia, [3] y mata a esa persona, [4]<br />
comete asesinato. La excepción [2] claramente califica ambas cláusulas [1] y [3].)<br />
En cuanto a la deserción o abandono por parte de un cónyuge inconverso, véase el análisis de 1 Corintios 7.<br />
Finalmente, aunque no debemos desechar con ligereza la tradición de la Iglesia de los primeros siglos, también<br />
debemos recordar que hay otras áreas en las que ellos tomaron una posición que ahora no es aceptada. Tertuliano<br />
(siglo II D.C.) y San Jerónimo (siglo IV D.C.) exaltaron la virginidad y despreciaron el matrimonio como algo<br />
contaminado. Orígenes (siglo III D.C.) se hizo castrar en obediencia a Mateo 19:12. Todas estas interpretaciones<br />
han sido correctamente descartadas. De igual manera, sobre el tema del divorcio, debemos examinar la tradición<br />
de la Iglesia a la luz de las Escrituras y no al contrario.<br />
<strong>MATRIMONIO</strong> Y <strong>DIVORCIO</strong>, <strong>Una</strong> <strong>Perspectiva</strong> <strong>Bíblica</strong> – Andrés P. Nunn pg.42