Ingresos capitalistas, gastos aristocráticos. Algunas reflexiones ...
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X Congreso Internacional de la AEHE<br />
8, 9 y 10 de Septiembre 2011<br />
Universidad Pablo de Olavide<br />
Carmona (Sevilla)<br />
TÍTULO: “<strong>Ingresos</strong> <strong>capitalistas</strong>, <strong>gastos</strong> <strong>aristocráticos</strong>.<br />
<strong>Algunas</strong> <strong>reflexiones</strong> iniciales en torno el patrimonio<br />
nobiliario y su gestión en la España Moderna: el ejemplo<br />
de los condes de Luque.”<br />
SESIÓN: "Elites, grupos y redes en la historia económica"<br />
AUTOR/ES: RAÚL MOLINA RECIO<br />
INSTITUCIÓN ACADÉMICA: UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
Introducción 1 .<br />
La historia del condado de Luque en la Edad Moderna es bastante compleja, pues,<br />
de hecho, abarca a tres familias diferentes que acaban fusionándose en los siglos de la<br />
Modernidad. Este hecho familiar concreto es el que explica que el título de conde de<br />
Luque pase de una familia a otra en estos siglos y que, por tanto, hablar de sus titulares<br />
sea hablar tanto de los Venegas (los primeros señores de la localidad de origen<br />
medieval), de los Lisón granadinos (posesores del mayorazgo de Algarinejo) como de<br />
los Fernández de Córdoba (en concreto, de una rama bastarda de los alféreces mayores<br />
de Granada, a su vez, derivada de la Casa de Cabra). Estas tres familias, como veremos,<br />
acabarán por emparentar entre sí y, al quedar sin descendencia masculina, sus títulos y<br />
propiedades se irán concentrando en un único primogénito varón, heredero y<br />
descendiente de todas ellas. Por ello, para hablar con propiedad de los condes de Luque<br />
debiéramos seguir la trayectoria de sus titulares y no la de una familia en concreto. Así<br />
lo han hecho dos monografías 2 , ambas colectivas, sobre la historia de esta localidad, las<br />
cuales profundizan de una manera diacrónica en la evolución de Luque en diversos<br />
momentos históricos, reseñando al llegar a la Edad Media y, sobre todo, a la Moderna<br />
no tanto a las familias como a los personajes posesores del señorío y, más tarde, del<br />
título.<br />
Sin embargo, esto es sólo una forma de mirar el problema, pues el estudio de los<br />
posesores del condado, se puede hacer desde la óptica de cualquiera de estas tres<br />
familias, de manera que podamos percibir el sentido de las estrategias familiares que<br />
llevan a cabo, tema al que se presta la historia de los señores de Luque de un modo<br />
paradigmático. Buena muestra de ello es el trabajo de Enrique Soria sobre los<br />
Algarinejo granadinos 3 , quienes ejemplifican a la perfección los diferentes mecanismos<br />
que esta familia esgrime para ascender socialmente de un modo vertiginoso a lo largo<br />
1 Este trabajo se inscribe en el marco del "Grupo de Estudios de Historia Económica" de la Universidad de<br />
Extremadura, financiado por la Junta de Extremadura (SEJ012), del Proyecto de Excelencia «En los orígenes<br />
de la Andalucía multicultural. Integración y rechazo de los moriscos (reinos de Córdoba y Sevilla. Siglos XVI<br />
y XVII)», financiado por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía (HUM<br />
02681), del Proyecto de Excelencia Realidades conflictivas: Sociedad, política, economía e ideología en<br />
Andalucía y América en el contexto de la España del Barroco (Referencia P07-HUM-02835), financiado por<br />
la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, de la Junta de Andalucía y del Proyecto de Investigación<br />
"Los últimos moriscos. Pervivencias de la población de origen islámico en la Andalucía de los siglos XVII y<br />
XVIII" (HAR2009-07267), financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología.<br />
2 ARJONA CASTRO, A. y ESTRADA CARRILLO, V., Historia de la villa de Luque, Córdoba, 1978 y<br />
VV.AA., Luque. Estudios históricos, Córdoba, 1991.<br />
3 SORIA MESA, E., “El señorío de Algarinejo”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y<br />
su reino, 6 (1992), 2ª época, pp. 319-334.<br />
2
de varias generaciones desde la simple hidalguía a la Grandeza de España, pasando por<br />
la anexión del condado de Luque.<br />
Por mi parte, lo que trato de hacer en este trabajo es utilizar esta metodología de<br />
análisis para acercarme al estudio de una de las ramas bastardas de los Fernández de<br />
Córdoba que más éxito social llega a tener en la Edad Moderna, quienes gracias a una<br />
política matrimonial perfectamente urdida acaban por anexionarse a los mencionados<br />
Algarinejo, a los propios condes de Luque, marqueses de Valenzuela (Venegas por la<br />
parte del condado y Fernández de Córdoba, por la parte del marquesado), llegando a ser<br />
Grandes de España en el segundo cuarto del siglo XIX y sólo gracias al casamiento de<br />
la heredera de la Casa con el marqués de Peñaflor.<br />
Por tanto, esta historia parte desde los inicios del Seiscientos, cuando surge la<br />
rama bastarda de los Alféreces Mayores de Granada, y tiene su núcleo central en el<br />
siglo XVIII cuando estos Córdoba suceden en el condado de Luque y cuando, por<br />
consiguiente, dirigen y controlan la localidad centro de esta investigación. Una<br />
perspectiva de análisis que se justifica en sí misma por la riqueza de la documentación<br />
histórica del condado en esta etapa, ya que permite análisis socio-familiares,<br />
económicos, del señorío, de las redes sociales y de la organización política local del<br />
Antiguo Régimen, que no sólo son interesantes desde el punto de vista local, sino que se<br />
constituyen en auténticos modelos para la comprensión de la historia castellana de la<br />
época 4 .<br />
El grupo nos permite analizar con cierto detenimiento la economía y la gestión del<br />
patrimonio nobiliario son paradigmáticos por lo que toca a Luque en el siglo XVIII,<br />
pues la documentación que se ha conservado de esta Casa en esta centuria y en la<br />
siguiente en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional (Toledo) es<br />
verdaderamente espectacular. De tal manera que permite analizar con todo lujo de<br />
detalle la estructura de la propiedad nobiliaria, su formación, la gestión que de ella se<br />
hace... y, lo que es más importante, apuntar nuevas hipótesis sobre los comportamientos<br />
económicos de la nobleza en la España Moderna.<br />
4 Resaltar, además, que si he escogido partir de esta Casa de los Fernández de Córdoba para el estudio del<br />
Luque Moderno es precisamente porque la documentación que tenía recogida e inédita sobre la misma es<br />
abultadísima, ya que este linaje al completo fue objeto de mi Tesis Doctoral (La nobleza en la España<br />
Moderna: los Fernández de Córdoba. Familia, poder, riqueza y cultura).<br />
3
<strong>Algunas</strong> notas acerca de la historiografía sobre el estamento<br />
nobiliario.<br />
Lo primero que salta a la vista respecto de los estudios sobre el estamento nobiliario<br />
es la escasez de trabajos existente, un mal endémico de la historiografía modernista en<br />
nuestro país que requiere de una urgente solución. Esta afirmación puede parecer un poco<br />
descabellada si echamos un vistazo a la importante bibliografía que el estudio de las élites<br />
ha generado en los últimos años. Sin embargo, lo cierto es que identificar élites y nobleza<br />
no es ni mucho menos admisible, pues las primeras engloban no sólo a los grupos<br />
estrictamente nobiliarios, sino también a todos aquellos grupos sociales que, siendo los de<br />
más alto rango en sus áreas de influencia, no dejan de ser meros grupos en ascenso social,<br />
muchos de los cuales ni siquiera han alcanzado el ansiado estatus nobiliario. De hecho, es<br />
de estos grupos, sobre todo de las llamadas élites rurales, de los que comenzamos a contar<br />
con un conjunto de estudios bastante importante, no tanto en monografías, cuanto en<br />
artículos, capítulos de libros... No ocurre lo mismo con lo que todos entendemos por<br />
nobleza tradicional (los Grandes de España, la aristocracia, los titulados o incluso la<br />
nobleza señorial), donde las monografías son verdaderamente escasas en nuestro país y se<br />
pueden contar con los dedos de la mano. Así, la mayor parte de los linajes españoles están<br />
completamente por explorar y ni siquiera están bien sistematizados desde un punto de vista<br />
genealógico, cuando las fuentes son excepcionales en este sentido. Este panorama empeora,<br />
como vamos a ver en las siguientes páginas, si lo comparamos con los trabajos existentes<br />
en los países de nuestro entorno, donde muchas de las cuestiones que son a día hoy un reto<br />
para nuestra historiografía son asuntos ya clásicos. Y eso a pesar de la importancia que este<br />
grupo social merece, pues sólo por citar el ejemplo de Luque, sus señores (como en toda<br />
España) fueron quienes determinaron los derroteros de la vida del pueblo y su evolución<br />
histórica durante siglos en tanto que posesores del poder político y jurisdiccional.<br />
En este sentido, conviene empezar por la pionera Las clases privilegiadas en el<br />
Antiguo Régimen de don Antonio Domínguez Ortiz 5 , auténtico acicate para las futuras<br />
investigaciones sobre la nobleza, aún vigente a pesar de llevar más de treinta años<br />
escrita, lo que no es de extrañar viniendo de tan preclara pluma. Junto a esta<br />
importantísima obra y comenzando por los trabajos referidos a la Edad Media hemos de<br />
5 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen, Madrid, 1973, resumen de<br />
la más voluminosa La sociedad española en el siglo XVII. I El estamento nobiliario, Madrid, 1963. Sobre<br />
la trascendencia del libro como revitalizador de los estudios acerca de la nobleza véase COLÁS<br />
LATORRE, G. y SERRANO MARTÍN, E., “La nobleza en España en la Edad Moderna: líneas de<br />
estudio a partir de La sociedad española del siglo XVII de don Antonio Domínguez Ortiz”, Manuscrits, 14<br />
(1996), pp. 15-37.<br />
4
eseñar el de Marie Claude Gerbet, excelente estudio sobre la nobleza extremeña a<br />
finales de este periodo, al que han seguido otros como los de Quintanilla Raso, Sánchez<br />
Saus, López Benito, Cabrera Sánchez, Franco Silva, Ladero Quesada, Moxó, Montero<br />
Tejada y Sánchez Prieto 6 , referidos unas veces a linajes concretos o más comúnmente a<br />
ámbitos locales y regionales, así como a aspectos puntuales.<br />
La lista de monografías sobre la nobleza española en la Edad Moderna ha de<br />
comenzar por dos excelentes trabajos, también de bastante relevancia en tanto que<br />
inspiradores de la corriente de estudio posterior acerca del estamento. Me refiero a las<br />
magníficas monografías de Santiago Aragón Mateos y de Ignacio Atienza sobre la<br />
nobleza extremeña y la Casa de Osuna respectivamente 7 . A ellas han seguido las<br />
aportaciones de Soria Mesa, Estepa Giménez, Christian Windler, David García Hernán,<br />
Valencia Rodríguez, Montaner y Morey Tous para la nobleza mallorquina, Paula<br />
Alfonso, Catalá Sanz, Baz Vicente y la mía propia 8 . Destacar, además, dos<br />
6 GERBET, M.C., La noblesse dans le Royaume de Castille. Étude sur ses structures sociales en<br />
Estrémadure de 1454 a 1516, París, 1979; Les noblesses espagnoles au Moyen Âge: Xie-Xve siécle, París,<br />
1994; QUINTANILLA RASO, M.C., Nobleza y señoríos en el Reino de Córdoba: la Casa de Aguilar<br />
(siglos XIV y XV), Córdoba, 1979; Nobleza y caballería en la Edad Media, Madrid, 1996; “Historiografía<br />
de una élite de poder: la nobleza castellana bajomedieval”, Hispania, L/2, 175 (1990), pp. 719-736;<br />
SÁNCHEZ SAUS, R., Caballería y linaje en la Sevilla medieval, Cádiz, 1989; LÓPEZ BENITO, C.I.,<br />
Bandos nobiliarios en Salamanca al iniciarse la Edad Moderna, Salamanca, 1983; La nobleza<br />
salmantina ante la vida y la muerte (1476-1535), Salamanca, 1991; CABRERA SÁNCHEZ, M.,<br />
Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad Media, Córdoba, 1998; FRANCO SILVA,<br />
A., La fortuna y el poder: estudio sobre las bases económicas de la aristocracia castellana, Cádiz, 1996;<br />
LADERO QUESADA, M.Á., Los señores de Andalucía: investigaciones sobre nobles y señoríos en los<br />
siglos XIII a XV, Cádiz, 1998; MOXÓ Y ORTIZ DE VILLAJOS, S. de, Feudalismo, señorío y nobleza en<br />
la Castilla medieval, Madrid, 2000, “La nobleza castellana en el siglo XIV”, Anuario de Estudios<br />
Medievales, VII (1970-1971), pp. 493-511, “La nobleza castellano-leonesa en la Edad Media.<br />
Problemática que suscita su estudio en el marco de una historia social”, Hispania, 114 (1970), pp. 5-68;<br />
MONTERO TEJADA, R. Mª, Nobleza y sociedad en Castilla: el linaje Manrique (siglos XV-XVI),<br />
Madrid, 1996; SÁNCHEZ PRIETO, A.B., La Casa de Mendoza hasta el Tercer duque del Infantado<br />
(1350-1531). El ejercicio y alcance del poder señorial en la Castilla bajomedieval, Madrid, 2001; ver,<br />
además, SUÁREZ FERNÁNDEZ, L., Nobleza y Monarquía. Puntos de vista sobre la historia castellana<br />
del siglo XV, Valladolid, 1975.<br />
7 ARAGÓN MATEOS, S.: La nobleza extremeña en el siglo XVIII, Mérida, 1990; ver también su último<br />
trabajo El señor ausente: el señorío nobiliario en la España del Setecientos: la administración del<br />
ducado de Feria en el siglo XVIII, Lleida, 2000; ATIENZA HERNÁNDEZ, I.: Aristocracia, poder y<br />
riqueza en la España Moderna. La Casa de Osuna, siglos XV-XIX, Madrid, 1987.<br />
8 SORIA MESA, E., El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias de una élite de poder<br />
(Córdoba, ss. XVI-XIX), Córdoba, 2001; ESTEPA GIMÉNEZ, J., El marquesado de Priego en la<br />
disolución del régimen señorial andaluz, Córdoba, 1987; WINDLER, CH., Élites locales, señores,<br />
reformistas. Redes clientelares y Monarquía hacia finales del Antiguo Régimen, Sevilla, 1997; GARCÍA<br />
HERNÁN, D., Aristocracia y señorío en la España de Felipe II. La Casa de Arcos, Granada, 1999; Los<br />
grandes de España en la época de Felipe II: los duques de Arcos, Madrid, 1993; La aristocracia en la<br />
encrucijada. La alta nobleza y la Monarquía de Felipe II, Córdoba, 2000; VALENCIA RODRÍGUEZ,<br />
J.M., Señores de la tierra. Patrimonio y rentas de la Casa de Feria (Siglos XVI y XVII), Mérida, 2000;<br />
MONTANER, P. de, El brazo noble mallorquín durante los siglos XVI y XVII: su estructura y sus bases<br />
económicas, Barcelona, 1985; MOREY TOUS, A., Noblesa i desvinculació a Mallorca als segles XVIII i<br />
XIX: les repercussions de la legislació desvinculadora sobre els patrimonis nobiliaris, Palma de<br />
Mallorca, 1999; ALFONSO SANTORIO, P., La nobleza titulada malagueña en la crisis de 1741,<br />
5
ecopilaciones de textos sobre el estamento bastante útiles para ser usadas como<br />
reflexión, así como para ilustrar varios aspectos esenciales del grupo, como son las del<br />
mencionado García Hernán y la de Aldolfo Carrasco 9 , así como una breve y poco útil<br />
recopilación de trabajos provenientes de un ciclo de conferencias 10 o el recentísimo y<br />
muy interesante trabajo de Luis Salas Almela sobre los Medina Sidonia, que viene a<br />
llenar un hueco fundamental como es el que se refiere a los estudios de la nobleza<br />
andaluza, una de las más prolijas de toda España y también una de las más faltas de<br />
estudios 11 . A ellas añadir, el también reciente trabajo sobre la nobleza asturiana editado<br />
por María Ángeles Faya Díaz y Lidia Anes Fernández 12 .<br />
Destacar, además, los dos últimos trabajos monográficos acerca de la nobleza de<br />
Yun Casalilla y Enrique Soria, ambos de una altísima valía y que han venido a llenar un<br />
hueco importante de nuestra historiografía, al tiempo que han abierto nuevas líneas de<br />
investigación que deberán transitar los futuros trabajos sobre el estamento 13 . Ambas<br />
merecen por sí mismas un comentario aparte. En el primero de los casos, Bartolomé<br />
Yun se centra en los aspectos relativos a la Historia Económica nobiliaria en una<br />
recopilación de artículos y capítulos de libros anteriores, más uno inédito añadido ex<br />
profeso, donde se pueden seguir las principales líneas de investigación que el autor<br />
plantea, líneas que, por otra parte, no agota, sino que deja abiertas para los futuros<br />
historiadores económicos de la nobleza. Se trazan, así, las cuestiones más relevantes en<br />
torno a la gestión del patrimonio nobiliario, su estructura, el endeudamiento y la crisis<br />
de la nobleza y, en general, todos aquellos aspectos fundamentales para acercarse con<br />
seriedad y rigor al mundo económico nobiliario.<br />
Por su parte, Enrique Soria plantea un ambicioso proyecto de análisis de la toda<br />
la nobleza española en la Edad Moderna, siguiendo así los pasos y actualizando la<br />
Málaga, 1997; CATALÁ SANZ, J.A., Rentas y patrimonios de la nobleza valenciana en el siglo XVIII,<br />
Madrid, 1995; BAZ VICENTE, M.J., Señorío y propiedad foral de la alta nobleza en Galicia, siglos XVI-<br />
XX: la Casa de Alba, Madrid, 1996; MOLINA RECIO, R., Los señores de la Casa del Bailío. Análisis de<br />
una élite local castellana (Córdoba, siglos XV-XIX), Córdoba, 2002.<br />
9 GARCÍA HERNÁN, D., La nobleza en la España moderna, Madrid, 1992; ver también de este autor<br />
una reciente síntesis en SANZ CUESTA, M., RUBIO LINIERS, M.C. y GARCÍA HERNÁN, D., La<br />
nobleza en España, Madrid, 2001; CARRASCO MARTÍNEZ, A., Sangre, honor y privilegio. La<br />
nobleza española bajo los Austrias, Barcelona, 2000.<br />
10 VV.AA., Nobleza y sociedad en la España moderna, vol. II, Oviedo, 1996.<br />
11 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia: el poder de la aristocracia, 1580-1670, Madrid, 2008.<br />
12 FAYA DÍAZ, M.A. y ANES FERNÁNDEZ, L., Nobleza y poder en la Asturias del Antiguo Régimen,<br />
Oviedo, 2007. Destacar también la edición de otro muy reciente de FAYA DÍAZ, M.A. y MARTÍNEZ-<br />
RADÍO, E., Nobleza y ejército en la Asturias de la Edad Moderna, Oviedo, 2008.<br />
13 YUN CASALILLA, B., La gestión del poder. Corona y economías aristocráticas en Castilla (siglos<br />
XVI-XVIII), Madrid, 2002; SORIA MESA, E., La nobleza española en la Edad Moderna. Cambio y<br />
continuidad, Madrid, 2007.<br />
6
visión general que planteara en su día don Antonio Domínguez Ortiz, aunque poniendo<br />
el acento en aquellos aspectos que centran las preocupaciones del autor en los últimos<br />
años. Así, junto a <strong>reflexiones</strong> sobre el matrimonio nobiliario y las estrategias familiares<br />
del grupo, se profundiza en otros puntos de vista como el ascenso social o el<br />
absolutamente novedoso tema de los orígenes sociales de la nobleza española. Un libro<br />
altamente recomendable, no tanto por la profundidad con la que aborda cada cuestión<br />
(como el propio autor indica, no es la obra definitiva de la nobleza española), sino por la<br />
visión tan sugerente, tan sintética de los aspectos fundamentales del estamento y de las<br />
futuras líneas de trabajo que abre. Salvo eso, nada más. Sólo aportaciones parciales en<br />
diversos artículos, que superan los límites de este trabajo.<br />
Los estudios sobre la nobleza en el marco europeo.<br />
A pesar de que, de esta manera, parece que el panorama historiográfico español<br />
comienza a despegar, por lo menos, por lo que se refiere al estudio de las oligarquías y<br />
no tanto por lo que respecta al estudio monográfico de la nobleza, hemos de constatar el<br />
retraso respecto al marco europeo, fundamentalmente por lo que respecta al estamento<br />
nobiliario, una realidad que tanto en Francia como en Inglaterra cuenta ya con una<br />
producción verdaderamente amplia y que, como acabo de reseñar, ha sido el acicate de<br />
nuestra propia historiografía. Tras estos países, tanto Italia como Portugal están<br />
haciendo acopio en los últimos años de una muy importante producción historiográfica<br />
de los privilegiados, no tanto por la cantidad como por la calidad de los estudios que<br />
han aparecido en la actualidad. Como parece lógico, un repaso exhaustivo de esta<br />
literatura sería harto extenso, además de poco relevante, pues lo que aquí nos interesa es<br />
el caso español y su influencia foránea. De manera que he optado por realizar una breve<br />
comparativa entre estos países, no tanto por lo que respecta a la producción en sí misma<br />
como por la influencia de estos trabajos en nuestro país, así como por la renovación<br />
metodológica que nos han aportado.<br />
Sin duda, el paradigma de los estudios sobre la nobleza es el ámbito anglosajón,<br />
el cual ha sido un continuo referente de nuestra historiografía, sobre todo por lo que<br />
respecta a su más egregia figura, Lawrence Stone, personaje esencial que ha suscitado<br />
los más acalorados y destacados debates sobre el mundo nobiliario inglés, así como ha<br />
abierto las más importantes líneas de trabajo sobre el tema, aún vigentes hoy, y que<br />
todos seguimos más o menos en nuestros trabajos 14 . Desde su obra pionera, The crisis of<br />
14 Véase sobre el papel del historiador en la historiografía europea MUÑOZ LÓPEZ, P., “La Historia de la<br />
Familia en la reciente bibliografía europea”, Historia Social, 21 (1995), pp. 145-155.<br />
7
the aristocracy 15 , el historiador inglés estableció una serie de parámetros de estudio para<br />
la nobleza que se han constituido en el armazón metodológico de los más importantes<br />
trabajos sobre el tema. En este sentido, en esta obra presenta un esquema analítico<br />
global de estos grupos sociales, estudiando su jerarquía, su sentido en el seno de la<br />
sociedad inglesa, así como planteándose la propia estructura social, el mundo de los<br />
honores del que fue tan apetente toda la nobleza europea, el mundo del poder y, más<br />
concretamente, el ambiente cortesano anglosajón y sus caracteres, la economía<br />
nobiliaria, su gestión y las áreas de inversión nobiliar, o las estructuras familiares del<br />
grupo.<br />
Pero la aportación del historiador británico no sólo se redujo al esquema<br />
analítico, sino que fue aún mayor, ya que acuñó una serie de conceptos historiográficos<br />
que han tenido una gran acogida, por lo menos en nuestro país. Me refiero a cuestiones<br />
como la “inflación de los honores”, la propia “crisis de la aristocracia”, el “gasto<br />
consuntivo” o “gasto suntuario”, la “crisis de confianza”… 16 , los cuales han sido<br />
aplicados al caso español con cierto éxito. La verdad es que, al menos, a nivel<br />
comparativo han sido muy útiles en tanto que nos han ayudado, en primer lugar, a poner<br />
la mirada sobre estos problemas y, en segundo lugar, a definir estas realidades con más<br />
precisión y dentro de un universo conceptual de carácter europeo que todos entendemos.<br />
Al calor de la obra del autor que vengo comentando surgieron también en el<br />
ámbito anglosajón una serie de trabajos que vinieron a criticar o ahondar en el problema<br />
de la aristocracia inglesa, así como en la supuesta crisis que propuso Stone. En este<br />
sentido, hay que reseñar en primer lugar la serie de artículos en la revista Economic<br />
History Review 17 debatiendo las tesis de Stone sobre el recuento de manors y los<br />
métodos estadísticos del profesor. Una auténtica discusión enormemente constructiva,<br />
un verdadero debate historiográfico necesario, del que podría haber tomado buena nota<br />
nuestra historiografía, donde este tipo de discusiones son prácticamente impensables. A<br />
éste han seguido, durante veinte años, una serie de monografías sobre las diversas clases<br />
nobiliarias en Inglaterra entre las que destacan las de Mingay, Ashton, Beckett, Cannon,<br />
Bush, Habakkuk, Cannadine, Coward y los esforzados intentos de síntesis acerca de la<br />
15 STONE, L., The crisis of the aristocracy, 1558-1641, Oxford, 1965.<br />
16 La influencia del historiador puede verse en los mejores trabajos de nuestra historiografía acerca de la<br />
nobleza. En este sentido, ver SORIA MESA, E., El cambio inmóvil…; ATIENZA HERNÁDEZ, I.,<br />
Aristocracia, poder…, y los artículos de YUN CASALILLA, B., “La crisis de la Aristocracia en España e<br />
Inglaterra. Una visión comparativa”, en VV.AA.: Las crisis en la Historia, Salamanca, 1995, pp. 77-99;<br />
JAGO, Ch., “The Crisis of the aristocracy in 17 th Century Castile”, Past and Present, 48 (1979), pp. 60-90.<br />
17 Dossier “Stone and Anti-Stone”, Economic History Review, 2nd. Ser., 1-4 (1972).<br />
8
nobleza europea de Goodwin (en la década de los cincuenta), Scott y Dewald o la<br />
reciente de Anne J. Duggan 18 .<br />
Junto a esta serie de trabajos, más conocidos y convertidos ya en clásicos de los<br />
estudios nobiliarios en la historiografía europea, es preciso reseñar otros que han ido<br />
apareciendo bajo su magisterio, bien sobre aspectos parciales como las cuestiones de<br />
género, la familia, la movilidad social, la economía…, así como un conjunto de<br />
artículos que nos dan la pista de la envergadura de la historiografía anglosajona, gracias<br />
a la cual contamos con un corpus de enormes posibilidades comparativas 19 .<br />
Por su parte, la historiografía francesa ha mostrado también una enorme<br />
sensibilidad hacia el tema nobiliario, al tiempo que la mayor presencia de hispanistas<br />
franceses que han trabajado sobre las cuestiones familiares y las oligarquías hispanas,<br />
hace que la cercanía entre los trabajos galos y los de nuestro país sea bastante acusada,<br />
de ahí las continuas colaboraciones en este sentido a las que he aludido en las páginas<br />
precedentes. Pero si nos centramos en el territorio francés hemos de reseñar la presencia<br />
de un importante número de trabajos, destacando entre ellos los de Labatut sobre los<br />
duques y pares de Francia, los de Jonathan Dewald sobre la aristocracia francesa y los<br />
miembros de una nobleza provincial formada por los miembros del parlamento de<br />
18 MINGAY, G.E., English Landed Society in the Eighteenth Century, London, 1963, y The Gentry. The Rise<br />
and Fall of a Ruling Class, London, 1976; ASHTON, R., The City and the Court, 1603-1643, Londres, 1979;<br />
BECKETT, J.V., The aristocracy in England. 1660-1914, Oxford, 1986; “English Landownership in the<br />
Later 17 th and 18 th Centuries: The Debate and the Problems”, Economic History Review, 3 (1977), pp. 567-<br />
581; CANNON, J., Aristocratic Century. The peerage of 18 th Century England, Cambridge, 1984; “The<br />
Isthmus Repaired: The Resurgence of the English Aristocracy, 1660-1760”, Proceedings of the British<br />
Academy, LXVIII (1982), pp. 431-453; BUSH M.L., Noble Privilege, Manchester, 1983; The English<br />
Aristocracy. A comparative synthesis, Manchester, 1984; HABAKKUK, J., Marriage, debt and the states<br />
system: English landownership, 1650-1950, Oxford, 1994; “The Rise and Fall of English Landed Society II y<br />
III”, Transactions of the Royal Historical Society, 30-31 (1980-1981), pp. 199-221 y 195-217;<br />
CANNADINE, D., The decline and fall of the British Aristocracy, London, 1996; “Aristocratic Indebtedness<br />
in the 19 th Century: The Case Re-opened”, Economic History Review, 3 (1977), 624-650; Aspects of<br />
Aristocracy, Londres, 1994; Lords and Landlords, the aristocracy and the towns, 1774-1967, Leicester, 1980;<br />
COWARD B., Social Change and Continuity in Early Modern England, 1550-1750, New York, 1988;<br />
GOODWIN, A. (ed.), The European nobility in the 18 th Century. Studies of the nobilities of the major<br />
European states in the Pre-Reform Era, Londres, 1953; SCOTT, H.M. (ed.), The European Nobilities in the<br />
Seventeenth and Eighteenth Centuries, 2 vols., London 1995; DEWALD, J., The European Nobility, 1400-<br />
1800, Cambridge, 1996; DUGGAN, A.J., Nobles and nobility in medieval Europe: concepts, origins,<br />
transformations, Woodbridge, 2002.<br />
19 RAPP D., “Social mobility in the Eighteenth Century: the Whitbreads of Bedfordshire, 1720-1815”,<br />
Economic History Review, 3 (1974), pp. 380-394; WARD, J. (editor), Women of the English nobility and<br />
gentry, 1066-1500, Manchester, 1995; JUPP. P.J., “The Landed Elite and Political Authority in Britain, ca.<br />
1760-1850”, Journal of British Studies, 29 (1990), pp. 53-79; BAUGH, D.A. (ed.), Aristocratic Government<br />
and Society in the Eighteenth Century England, Nueva York, 1975; ROGERS, N., “Aristocratic clientage,<br />
trade and independency: popular politics in pre-radical Westminster”, Past and Present, 61 (1973), pp. 70-<br />
106; ROEBUCK, P., Yorkshire Baronets, 1640-1760. Families, states and fortunes , Oxford, 1980;<br />
EVERITT, A., “Social mobility in England, 1500-1700”, Past and Present, 33 (1966), pp. 16-73; POWIS, J.,<br />
Aristocracy, Oxford, 1984.<br />
9
Rouen, el de Bourquin sobre Champagne, el de Caron sobre la relación entre la nobleza<br />
y la Corona francesa, el de Duma sobre los Bourbon-Penthiévre, el de Marraud acerca<br />
de la nobleza parisina, el de Bitton sobre la crisis de la nobleza francesa o el de Forster<br />
acerca de la nobleza de Toulouse en el siglo XVIII, el de Hudemann-Simon sobre el<br />
estamento de Luxemburgo 20 .<br />
Asimismo, tanto el ámbito italiano como el portugués se están mostrando cada<br />
vez más interesados por el estudio de la nobleza. En el primero de los casos<br />
comenzamos a encontrar ya una importante presencia de monografías sobre muy<br />
diversos aspectos del mundo nobiliario, tanto por lo que se refiere al entorno cortesano,<br />
a las estructuras familiares, las redes clientelares y el patronazgo, como a los aspectos<br />
culturales del grupo tales como la mentalidad nobiliaria, mecenazgo… En este sentido,<br />
conviene citar las obras de Antonietta Visceglia, Ago, Bertelli, Delille, Zanetti, Donati,<br />
Ferraro y Davis 21 , así como un trabajo colectivo acerca de los aspectos de vida cotidiana<br />
en su relación con el mundo familiar de la Europa moderna 22 .<br />
Por último, en el caso portugués sobresale una figura de enorme peso, cuyos<br />
trabajos están arrojando por fin luz sobre el estamento noble de este país, tan cercano al<br />
nuestro, no sólo por proximidad geográfica, sino sobre todo por la similitud de<br />
caracteres entre ambos grupos. Me refiero a Nuno G. Monteiro, gracias a cuyos trabajos<br />
20 LABATUT, J.-P., Les Ducs et pairs de France, París, 1972, y Les noblesses europeènes de la fin du XV<br />
siècle à la fin du XVIII, París, 1978; DEWALD, J., Aristocratic experience and the origins of the modern<br />
culture: France, 1570-1715, Berkley, 1993; The formation of a Provincial Nobility. The Magistrates of the<br />
Parlement of Rouen, 1499-1610, New Jersey, 1980; BOURQUIN, L., Noblesse seconde et pouvoir en<br />
Champagne aux XVIe et XVIIe siécles, París, 1994; CARON, M.-T., Noblesse et pouvoir royal en France,<br />
XIIIe-XVIe siécle, París, 1994; DUMA, J., Les Bourbon-Penthièvre (1678-1793): une nebuleuse<br />
aristocratique au XVIIIe siécle, París, 1995; MARRAUD, M., La noblesse de Paris au XVIIIe siécle, París,<br />
2000; BITTON, D., The French Nobility in Crisis, 1560-1640, Stanford, 1969; FORSTER, R., The nobility<br />
of Toulouse in the 18 th Century. A Social and Economic Study, Baltimore, 1960; HUDEMANN-SIMON, C.:<br />
La noblesse luxembourgeoise au XVIII e siécle, París, 1980.<br />
21 VISCEGLIA, M.A., Il bisogno di eternitá. I comportamenti aristocratici a Napoli in Etá Moderna,<br />
Nápoles, 1988; “Un groupe social ambigú. Organisation, stratégies et representations de la noblesse<br />
napolitaine, XVI e -XVIII e siècles”, Annales ESC, 4 (1993), pp. 819-851; VISCEGLIA, A. (dir.), Signori,<br />
patrizi, cavalieri in Italia centro-meridionale nell’Etá moderna, Roma, 1992; AGO, R., Carriere e clientele<br />
nella Roma Barocca, Roma, 1990; BERTELLI, S. (ed.), Le Corti Italiane del Rinascimento, Milán, 1985;<br />
DELILLE, G., Famille et propieté dans le Royaume de Naples (XVe-XIXe siécle), Roma, 1985; ZANETTI,<br />
D.E., La demografía del patriziato milanese nei secoli XVII, XVIII, XIX, Pavía, 1972; DONATI, C., L’idea di<br />
nobilità in Italia, secoli XIV-XVIII, Roma, 1995; FERRARO, J.M., Family and Public life in Brescia, 1580-<br />
1650. The foundations of Power in the Venetian State, Cambridge, 1993; DAVIS, J.C., The Decline of the<br />
Venetian Nobility as a ruling class, Baltimore, 1962.<br />
22 VV.AA., La famiglia e la vita quotidiana in Europa dal ‘400 al ‘600: fonti e problemi. Atti del convegno<br />
internazionale, Milano 1-4 diciembre 1983, Roma, 1986.<br />
10
es posible comenzar a comparar ambas realidades, las cuales hasta el momento se nos<br />
presentan con una espectacular similitud 23 .<br />
Fuentes.<br />
La investigación que aquí se presenta está basada en dos fuentes principales: las<br />
literarias o genealógicas y las propiamente archivísticas. Las primeras han sido<br />
fundamentales a la hora de estudiar la familia y sus estrategias familiares, pero también<br />
las vicisitudes por las que pasó el señorío de Luque (fechas de fundación o concesión,<br />
traspasos de una Casa nobiliaria a otra, datos sobre su independencia, etc., etc.). De<br />
todas ellas la más destacada ha sido la de Fernández de Bethencourt 24 , cuatro tomos<br />
sobre el linaje de los Fernández de Córdoba, de un valor incalculable para el propósito<br />
de este trabajo. Pero a ella habría que añadir otras como las del Abad de Rute o la de<br />
Porras Benito, esta última de gran valía también para la reconstrucción del régimen<br />
señorial en el reino de Córdoba 25 .<br />
Por su parte, las fuentes de carácter archivístico han sido de gran utilidad para los<br />
datos de carácter económico. En este sentido, éstas proceden de dos conjuntos<br />
documentales principales: por un lado, del Archivo Histórico Provincial de Córdoba, del<br />
que se han vaciado los catastros de las villas de esta Casa en el reino homónimo: Zuheros,<br />
Valenzuela y Luque. Por otro, del Archivo Histórico Nacional en Madrid y la Sección<br />
Nobleza de éste en Toledo. En ésta última el volumen de documentación sobre la Casa de<br />
Luque es inmenso (más de mil cajas) y esto debe constituirse en un incentivo para la<br />
elaboración de un trabajo definitivo sobre la localidad y sus señores, al menos, en la Edad<br />
Moderna, aunque el fondo contemporáneo es igualmente espectacular. Ambos conjuntos<br />
documentales han permitido reconstruir la composición del patrimonio gracias a los<br />
informes de los contadores y todo un sin fin de datos económicos, así como otros aspectos<br />
tales como los referentes a las redes clientelares señoriales. Del fondo madrileño destacar<br />
una documentación poco usada que tiene un valor incalculable para conocer las rentas<br />
señoriales, la estructura de éstas, pero también sus deudas, permitiendo establecer un<br />
23<br />
MONTEIRO, N.G.F., O crepusculo dos grandes: a casa e o património da aristocracia em Portugal<br />
(1750-1832), Lisboa, 1998; “Casa, reproduçao social e celibato: a aristocracia portuguesa nos séculos XVII e<br />
XVIII”, Hispania, 185 (1993), 907-903; “Casa e Linhagem: o Vocabulario Aristocrático em Portugal nos<br />
Séculos XVII e XVIII”, Penélope, 12 (1993).<br />
24<br />
FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, F., Historia genealógica y heráldica de la Monarquía española,<br />
tomos VI a IX, Madrid, 1905.<br />
25<br />
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, F., ABAD DE RUTE: Historia de la Casa de Córdoba, publicada en<br />
el Boletín de la Real Academia de Córdoba, Córdoba, desde el año 1954 en adelante; PORRAS BENITO,<br />
V., Glosas a la Casa de Córdoba, Córdoba, 1991.<br />
11
análisis de ingresos y <strong>gastos</strong> en las haciendas nobles y, por tanto, de los niveles de<br />
endeudamiento nobiliarios 26 .<br />
Me refiero a las llamadas viudedades, conservadas en la Sección Consejos. Muy<br />
sintéticamente, se trata de peticiones realizadas por los nobles a la Corona para pagar con<br />
las rentas del mayorazgo una pensión de viudedad a sus mujeres, tal y como estaba<br />
establecido en las capitulaciones matrimoniales, previas a todo casamiento. Como, en<br />
principio, ninguno de los bienes de dichos mayorazgos podía venderse no se podía<br />
imponer ninguna clase de hipoteca que pudiese llevar, en situaciones de impago, al<br />
embargo de dichos bienes. Así, la Corona era quien dictaminaba la renta de cada viudedad<br />
de acuerdo a la liquidez de cada mayorazgo o conjunto de éstos, es decir, a los ingresos<br />
que generase, pero también a los <strong>gastos</strong> que tuviese (personal de la Casa, deudas en forma<br />
de censos, mantenimiento de la hacienda...). De suerte que al declarar unos y otros<br />
podemos conocer la liquidez y el endeudamiento de las haciendas nobles (ya que más del<br />
90% de los bienes nobiliarios formaban parte de algún vínculo), así como el patrimonio de<br />
las mismas, pues, en ocasiones, se detallan con exactitud cada mayorazgo y sus posesiones,<br />
así como la renta que genera cada año o cada quinquenio. Fuente que, como puede<br />
deducirse, va a ser fundamental para la futura Historia Económica de la nobleza, tal y<br />
como espero mostrar en las siguientes páginas.<br />
<strong>Ingresos</strong> <strong>capitalistas</strong>, <strong>gastos</strong> <strong>aristocráticos</strong>. El patrimonio<br />
nobiliario.<br />
La documentación referente a la Historia Económica del condado de Luque a lo<br />
largo del siglo XVIII (aunque también antes) es magnífica y permite acercarse al<br />
complejo mundo de la economía nobiliaria en toda su profundidad. Tanto es así que,<br />
gracias a ella, algunos mitos historiográficos como la irracionalidad de la gestión<br />
patrimonial, el endeudamiento y la supuesta crisis de las haciendas nobles, el gasto<br />
consuntivo o la no participación de la nobleza en el sector comercial de la economía,<br />
entre otros muchos temas, quedan en entredicho. Por ello, me propongo en estas páginas,<br />
siquiera de forma somera, plantear las líneas directrices de una aproximación a la<br />
Historia Económica de la nobleza española partiendo de la documentación de esta Casa.<br />
26 Un análisis de esta fuente desde el punto de vista metodológico puede seguirse en el trabajo de SORIA<br />
MESA, E., “Señorío y poderes locales en la Andalucía del siglo XVIII. Nuevas perspectivas”, en<br />
GONZÁLEZ DE MOLINA, M. (Ed.), La Historia de Andalucía a debate. II. El campo andaluz. Una<br />
revisión historiográfica, Granada, 2002, pp. 27-43.<br />
12
La estructura del patrimonio noble: el peso de lo señorial.<br />
Quizás el aspecto más clásico de los acercamientos económicos a la nobleza de<br />
buena parte de la historiografía, aunque no por ello eludible, sea el de la estructura de la<br />
propiedad y la procedencia de las rentas de la nobleza. En este sentido, he incluido al<br />
final de este trabajo un conjunto de materiales para ilustrar a la perfección esta cuestión,<br />
no sólo en el caso de Luque, sino también de todos aquellos señoríos que se incluían en<br />
el patrimonio de los condes, a los que he podido tener acceso. La razón es muy simple:<br />
si queremos conocer con exactitud el potencial económico de cualquier Casa nobiliaria<br />
no podemos circunscribir nuestra investigación a la localidad más cercana a nuestro<br />
intereses y fijarnos tan sólo en el Catastro de Ensenada, sino que debemos revisar, al<br />
menos, el conjunto de propiedades y rentas que ésta tuvo en todos sus señoríos. Yo me<br />
he centrado únicamente en las villas de Luque, Zuheros y Valenzuela, siguiendo los<br />
datos que aportaba para mediados del Setecientos el Catastro de Ensenada. Ahora bien,<br />
para tener una visión completa del potencial económico de la Casa a lo largo de esa<br />
centuria he completado este enfoque parcial con las viudedades, documentación donde<br />
se contemplan las rentas globales de la misma. De este modo, podemos analizar los<br />
ingresos, los <strong>gastos</strong> (y con ellos el endeudamiento), así como la renta líquida, al tiempo<br />
que podemos entrar en el detalle concreto de cada propiedad y de su estructura en cada<br />
señorío (que difiere, como veremos). Así, las tablas I a III del final de este trabajo nos<br />
muestran la estructura de la propiedad y la procedencia de las rentas de acuerdo al<br />
Catastro de Ensenada en las tres villas principales del condado de Luque en el reino de<br />
Córdoba.<br />
Pues bien, la primera conclusión que se puede extraer es acerca de la estructura<br />
de la renta nobiliaria. En las tres villas estudiadas la mayor parte de la renta procede de<br />
las propiedades agropecuarias (explotadas en régimen de arrendamiento, pero también<br />
de comercialización de excedentes): en más de un 95% en el caso de Zuheros y<br />
Valenzuela y tres cuartas partes en el caso de Luque. Por detrás, sólo en el caso de esta<br />
última localidad, las rentas enajenadas a la Corona, esto es, los impuestos (alcabalas,<br />
sobre todo), las cuales llegan a aportar el 17% de la renta. Este pequeño aspecto nos<br />
permite reflexionar, como lo he hecho en algún otro trabajo 27 , sobre la búsqueda de<br />
27 MOLINA RECIO, R., “Nobleza y poder señorial. Los señoríos andaluces de los Fernández de Córdoba en<br />
la Edad Moderna: territorio, población y economía”, en ANDÚJAR CASTILLO, F. y DÍAZ LÓPEZ, J.P.<br />
(Coords.), Los señoríos en la Andalucía Moderna. El Marquesado de los Vélez, Almería, 2007, 795-815 y<br />
MOLINA RECIO, R., “El señorío de Lucena y los Fernández de Córdoba: formación y evolución en la Edad<br />
13
dinamismo económico por parte de los señores de vasallos en aquellas localidades<br />
donde gozaban de la percepción de impuestos. Dinamismo que se manifestó en políticas<br />
señoriales concretas como la atracción poblacional, pero también medidas de fomento<br />
de la actividad económica. Por detrás de esta clase de propiedades y rentas irían los<br />
inmuebles en las villas de señorío, los cuales no superan el 5% en Luque, y la posesión<br />
de algún censo, que no supone más del 2%.<br />
¿Es esta estructura de la propiedad y de la renta la norma en Castilla y en el<br />
reino de Córdoba? Lo cierto, es que ésta contrasta notablemente con algunos de los<br />
casos castellanos más conocidos. Me refiero, por ejemplo, a los que señala Yun<br />
Casalilla 28 para los Pimentel, donde hay un absoluto predominio de las rentas<br />
enajenadas como fuente de ingresos. Es el caso de los Medina de Ríoseco, cuyas rentas<br />
enajenadas alcanzan un 83%, frente a los derechos señoriales que ocupan un 1% y las<br />
tierras un 16%. Lo mismo ocurre con los Pimentel, condes de Benavente, cuyas rentas<br />
en 1706 procedían en un 70% de las rentas enajenadas. Por su parte, los señores<br />
granadinos extrajeron la mayor parte de sus fuentes de riqueza de los diezmos, frente a<br />
las alcabalas y a la tierra, cuya proporción es todavía menor, tal y como explica Soria<br />
Mesa 29 . Estos datos difieren notablemente del ejemplo que nos presentan los Fernández<br />
de Córdoba en el reino homónimo. Si en Castilla y en Granada la tierra y, en general,<br />
las rentas derivadas de su posesión no son ni mucho trascendentes no ocurre lo mismo<br />
con los señoríos del linaje al que acabarían por pertenecer los condes de Luque, donde<br />
la norma es que la principal fuente de riqueza provenga precisamente de ésta. Las<br />
razones se encuentran en una dinámica histórica muy concreta y en una sobresaliente<br />
política económica de los Córdoba. Dicha dinámica tiene su raíz en la reconquista<br />
cristiana y en la activa participación en ella del linaje, gracias a lo cual recibirían<br />
importantes cantidades de tierras, constituyendo éstas lo más granado del patrimonio<br />
que después vincularían. Eso, unido a una política de compras continuada desde al<br />
menos la Baja Edad Media, hizo que el grueso de la propiedad lo constituyese la tierra,<br />
de ahí la alta presencia de esta clase de renta 30 . Pese a todo, tal y como hemos visto, no<br />
Moderna”, en PALMA ROBLES, L.F. (Coord.), Jornadas de Historia de Lucena, Lucena (Córdoba), 2007,<br />
pp. 267-310.<br />
28<br />
YUN CASALILLA, B., “Aristocracia, señorío y crecimiento económico en Castilla. <strong>Algunas</strong> <strong>reflexiones</strong> a<br />
partir de los Pimentel y los Enríquez (siglos XVI y XVII)”, pp. 43-71.<br />
29<br />
SORIA MESA, E., Señores y oligarcas: los señoríos del Reino de Granada en la Edad Moderna, Granada,<br />
1997.<br />
30<br />
Esta misma conclusión se puede extraer del estudio no sólo de la aristocracia y las grandes Casas<br />
andaluzas, sino también de otras de mucha menor entidad, donde la estructura de la renta es similar, tal y<br />
14
hay que desdeñar el peso de las rentas enajenadas, las cuales en casi todos los lugares<br />
bien poblados ocuparon un lugar importante en la estructura de la renta nobiliaria.<br />
Por supuesto, que hay excepciones a esta norma. Y es precisamente Lucena<br />
(Córdoba) y, en general, el estado de Comares, donde éstas se perciben con mayor<br />
intensidad. Lucena presenta unas rentas compuestas en su mayoría por derechos<br />
señoriales propios y enajenados, al tiempo que por rentas eclesiásticas (diezmos). Así,<br />
casi el 84% de las mismas proceden de toda suerte de impuestos sobre la población.<br />
Tampoco es desdeñable que en Espejo en las mismas fechas esta clase de rentas<br />
ocupasen casi una quinta parte y en Comares casi una cuarta. Un siglo más tarde la<br />
estructura de la renta se ha modificado, pero el peso de los derechos señoriales es más<br />
que destacado (casi un tercio de la renta en Lucena) 31 .<br />
No son casos aislados, tal y como puede deducirse del trabajo de Estepa<br />
Giménez sobre el marquesado de Priego 32 , donde a mediados del siglo XVIII en el<br />
Catastro de Ensenada los derechos fiscales y señoriales superan incluso a la renta de la<br />
tierra, tal y como puede verse en las siguientes cifras:<br />
- Fincas urbanas: 164.598 rs. (13% de la renta)<br />
- Renta de la tierra: 511.467 rs. (40,3%)<br />
- Derechos fiscales y señoriales: 578.471 rs. (45.7%)<br />
- Intereses de censos: 12.003 rs. (1%)<br />
Todo esto debe hacernos reflexionar sobre una cuestión bastante importante. Me<br />
refiero a que es precisamente en las villas donde hay mayor población donde los<br />
beneficios de haber enajenado las rentas a la Corona o a la Iglesia se muestran más<br />
consistentes 33 . Parece claro que a mayor población mayores impuestos y más renta. No<br />
es de extrañar, pues, que los señores ejercieran una política de atracción poblacional, lo<br />
que aclara, por otra parte, algunas cosas más sobre la gestión del patrimonio nobiliario,<br />
considerada hasta ahora falta de toda lógica y de toda dirección, cuando a poco que<br />
profundizamos en ella se muestra más coherente y eficaz.<br />
como demostré en mi libro sobre una rama menor de los Córdoba, los Bailío, MOLINA RECIO, R., Los<br />
señores de la Casa del Bailío…<br />
31 MOLINA RECIO, R., “Nobleza y poder señorial... y “El señorío de Lucena y los Fernández de Córdoba...<br />
32 ESTEPA GIMÉNEZ, J., El marquesado de Priego...<br />
33 La propia Iglesia, consciente de lo abultado de las rentas en las más importantes villas de los Córdoba, no<br />
dejaría de pleitear porque las cesiones que habían hecho a los conquistadores de estas poblaciones volviesen a<br />
su poder. Prueba de ello son los numerosos y extensos pleitos que mantuvieron justamente por las<br />
prerrogativas del marquesado de Priego y de Lucena para cobrar diezmos y nombrar cargos eclesiásticos.<br />
Véase, en este sentido, AGA, Medinaceli, 1018; AGA, Medinaceli, 1019, 97; AGA, Comares, 289, 368-389<br />
y AGA, Medinaceli, 1169, 506-529.<br />
15
<strong>Ingresos</strong> y <strong>gastos</strong>. El rendimiento de cada señorío.<br />
Al margen de la estructura de la propiedad, esta documentación nos permite<br />
saber con bastante exactitud las rentas globales percibidas, las deudas sobre éstas y, por<br />
tanto, el nivel de endeudamiento de las haciendas señoriales en cada señorío y, más<br />
generalmente, de la Casa al completo. Veamos cada uno de estos aspectos. Como se<br />
puede apreciar en las tablas I a III es Valenzuela la villa de mayor rentabilidad del<br />
estado con 131.888 rs. anuales, seguida de Luque con 87.443 rs. y de Zuheros con<br />
84.580 rs. Estas cifras, así aisladas, no dicen mucho, aunque al compararlas con las del<br />
resto de señoríos del linaje nos permiten afirmar que las tres tuvieron una rentabilidad<br />
intermedia, de acuerdo al tamaño de estas poblaciones. Por encima, encontraremos a las<br />
grandes villas, cabezas de los estados de las ramas capitales de los Fernández de<br />
Córdoba como Montemayor que, a mediados del Setecientos, renta anualmente 419.024<br />
rs. o Lucena 786.424 rs.<br />
Por lo que se refiere a las rentas globales de la Casa de Luque-Algarinejo<br />
contamos con un documento de principios del siglo XIX, una petición de viudedad,<br />
donde se calculan unas rentas líquidas anuales de 447.712 rs. 34 , lo que quiere decir que<br />
en el conjunto de los Fernández de Córdoba Luque ocupa, de nuevo, una posición<br />
intermedia.<br />
Por su parte, Valle Porras ha analizado las rentas del ducado de Baena y de<br />
Sessa según las informaciones del Catastro de Ensenada, aportándonos algún dato más<br />
para comprender el poder económico de otra de las Casas capitales del linaje 35 . Pues<br />
bien, según éste la renta en reales de vellón de este estado se situaría en 595.342 rs.<br />
(54.122 ds.), lo que es verdaderamente espectacular, aunque todavía a distancia de la de<br />
Lucena. Así, cada una de las villas que componían dicho Estado aportaban lo siguiente:<br />
§ Baena: 205.699 rs. (18.699 ds.)<br />
§ Cabra: 241.870 rs. (21.988 ds.)<br />
§ Doña Mencía: 59.677 rs. (5.425 ds.)<br />
§ Iznájar: 52.439 rs. (4.767 ds.)<br />
§ Rute: 35.655 rs. (3.241 ds.)<br />
Muy interesante también es la relación de las rentas que producían las<br />
propiedades de algunas de las Casas de los Fernández de Córdoba, en concreto, las de la<br />
Casa de Baena en 1719 y las de la Casa de Priego en 1728, las cuales proceden de un<br />
34 Fuente: AHN, Consejos, leg. 13452, 10.<br />
35 VALLE PORRAS, J.M., “Grietas en la fortaleza. Rentas y propiedades de los duques de Sessa según el<br />
Catastro de Ensenada”, Ámbitos, 10 (2003), pp. 55-66.<br />
16
trabajo de Enrique Soria 36 . De esta manera, la primera de ellas obtenía las siguientes<br />
rentas de sus Estados:<br />
§ Baena y Albendín: 204.689 rs. (18.608 ds.)<br />
§ Cabra: 157.878 rs. (14.352 ds.)<br />
§ Doña Mencía: 51.191 rs. (4.653 ds.)<br />
§ Iznájar: 52.919 rs. (4.810 ds.)<br />
§ Rute: 33.989 rs. (3.089 ds.)<br />
Mientras que la Casa de Priego alcanzaba las siguientes:<br />
§ Marquesado de Comares: 756.156 rs. (68.741 ds.)<br />
§ Marquesado de Priego: 1.104.983 rs. (100.453 ds.)<br />
§ Condado del Puerto de Santa María: 634.939 rs. (57.721 ds.)<br />
§ Ducado de Alcalá: 460.554 rs. (41.868 ds.)<br />
Como puede apreciarse, el nivel de riqueza es espectacular y la producción<br />
económica de los Estados señoriales no es precisamente desdeñable, lo que nos habla de<br />
la importancia de los Fernández de Córdoba en el contexto señorial andaluz.<br />
Una última información del volumen del poder económico del linaje a fines del<br />
Antiguo Régimen es la que puede seguirse en el excelente trabajo de Jesús Estepa 37 para<br />
el caso de la rama primogénita del linaje, los marqueses de Priego. Pese a todo, parece<br />
que los miembros del linaje ejercieron una política continuada de compras que se<br />
mantuvo hasta el siglo XIX, reinvirtiendo, al parecer, el capital. No obstante, conviene<br />
incidir en que el grueso de la propiedad que se mantuvo hasta el siglo XIX proviene de<br />
la Baja Edad Media. Todo ello, más la política de compras llevada a cabo condujo a que<br />
en pueblos como Cañete de las Torres el volumen de las tierras propiedad de la Casa de<br />
Aguilar fuese superior al 80%. Asimismo, el análisis de Estepa Giménez es ilustrativo<br />
de las rentas que llegaron a obtener los marqueses de Priego. En este sentido, el autor<br />
precisa que en 1752 la renta de esta Casa era de 1.266.540 rs. anuales, cifra que cuadra<br />
muy bien con la que aportaba Enrique Soria merced al uso de las viudedades para<br />
principios de siglo.<br />
Más interesante incluso que las rentas generales de la Casa de Luque es quizás<br />
su nivel de endeudamiento, pues algunas afirmaciones de la historiografía a este<br />
respecto no cuadran con los datos objetivos del archivo, precisamente, porque están<br />
basadas más en elucubraciones, en ideas preconcebidas de la nobleza, que en el trabajo<br />
puramente documental. En este sentido, las cargas o deudas sobre las propiedades de<br />
36 SORIA MESA, E., “Señorío y poderes locales en la Andalucía del siglo XVIII. Nuevas perspectivas”, en<br />
GONZÁLEZ DE MOLINA, M. (Ed.), La Historia de Andalucía a debate. II. El campo andaluz. Una<br />
revisión historiográfica, Granada, 2002, pp. 27-43.<br />
37 ESTEPA GIMÉNEZ, J., El marquesado de Priego...<br />
17
cada uno de los señoríos son mínimas, como he destacado en otros trabajos 38 : entre el<br />
2,4% y el 17%. Si sumamos las cargas y las rentas de los tres señoríos, que acabaron en<br />
manos de la misma persona, la imagen es similar, pues las cargas suponen el 9% de la<br />
renta total de los tres señoríos. Un nivel de endeudamiento muy exiguo. Pensemos que<br />
hace algunos años (hoy en día es mayor y llega alarmantemente hasta el 100%) el<br />
porcentaje de endeudamiento de cualquier familia española supera el 73% de sus<br />
ingresos según el Banco de España, lo cual nos permite valorar que este nivel de<br />
endeudamiento no es, ni mucho menos, excesivo y, por supuesto, no conduce a una<br />
crisis nobiliaria ineludible, como está escrito en muchas páginas de nuestra<br />
historiografía. Si se produce esa crisis es por otras causas que a día de hoy<br />
desconocemos.<br />
El volumen de las deudas de la Casa de Luque no es, en absoluto, excepcional y<br />
puede encontrarse en proporciones similares en otras ramas de los Fernández de<br />
Córdoba o incluso entre los mismos Luque en fechas anteriores. Así, éstos tenían a<br />
principios del XVIII, cuando aún no eran Córdoba, un 7,7% de endeudamiento 39 .<br />
Quienes sí estaban más endeudados eran sus primos, los marqueses de Priego, que<br />
alcanzaban un 59% de sus rentas (reduciendo la deuda al enlazar con los Medinaceli<br />
hasta el 46,3% 40 ). Lo mismo podemos decir de los marqueses de Aytona, que tenían un<br />
51,5% de sus rentas hipotecadas 41 . Sin embargo, en 1745 don Juan Luis Fernández de<br />
Córdoba Godoy y Ronquillo, una línea de mucha menos entidad jerárquica, tan sólo<br />
presenta una deuda del 2,6% 42 . Los Belmonte, condes de Priego, una familia de rango<br />
medio, presentaban un saldo de endeudamiento del 17,96% en la segunda mitad del<br />
siglo XVIII 43 , mientras que a esa altura la condesa de Baños, doña María Teresa<br />
Fernández de Córdoba, ni siquiera tiene deudas, tal y como se declara en la petición de<br />
su viudedad 44 . Don Gonzalo Toboso Fernández de Córdoba, de rango medio-bajo en la<br />
jerarquía nobiliaria, tiene tan sólo un 10,1% de hipoteca en esas fechas 45 . Y así<br />
podríamos seguir hasta aburrir al lector. Lo cierto, es que de este puñado de datos<br />
podemos sacar una conclusión importante: mientras que el modo de vida de la<br />
aristocracia lleva a las Casas que se encuadran en este estrato de la nobleza a<br />
38 “Nobleza y poder señorial... y “El señorío de Lucena y los Fernández de Córdoba...<br />
39 AHN, Consejos, leg. 13391.<br />
40 AHN, Consejos, leg. 13393.<br />
41 AHN, Consejos, leg. 13393.<br />
42 AHN, Consejos, leg. 13394.<br />
43 AHN, Consejos, leg. 13402.<br />
44 AHN, Consejos, leg. 13404.<br />
45 AHN, Consejos, leg. 13404.<br />
18
endeudarse en bastante medida (más de la mitad de sus ingresos), la nobleza media e<br />
inferior (a la altura del XVIII familias tituladas y también señores de vasallos<br />
adinerados) presentan unos niveles de deuda muy pequeños y completamente<br />
sostenibles (menos de la quinta parte de sus ingresos). El estado tan salubre de sus<br />
haciendas, seguramente, facilitó su perpetuación en el tiempo al acabar el Antiguo<br />
Régimen en el caciquismo y, en general, en la élite política del país, pero esto está aún<br />
por corroborarse.<br />
¿Crisis, endeudamiento? El balance económico de la hacienda nobiliaria.<br />
A la vista de estos datos uno no puede más que hacerse una pregunta: ¿de dónde<br />
procede esa imagen historiográfica de la crisis nobiliaria y del endeudamiento de este<br />
grupo social? Sin duda, de las generalizaciones y de la falta de trabajo en el archivo,<br />
pues, si bien, es cierto que la aristocracia tuvo siempre un tren de vida muy elevado, que<br />
les llevaba continuamente hacia una falta de liquidez, no así el resto de la nobleza<br />
española, tal y como reflejan los datos anteriores. Al menos, a falta de concluir una<br />
investigación que llevo en curso sobre la Historia Económica de la nobleza, que espero<br />
se materialice en una monografía, ésta es la hipótesis de partida: mientras la aristocracia<br />
tuvo niveles de endeudamiento altos (pero no abusivos), la nobleza media y baja solió<br />
mantener sus haciendas bien saneadas con un bajo volumen de deuda e hipoteca.<br />
Pese a todo, a día de hoy, son más las preguntas sin respuesta que las<br />
afirmaciones a ciencia cierta que podamos hacer sobre esta importante cuestión.<br />
Pensemos que, entre otras cosas, el estudio de la economía nobiliaria tiene notables<br />
consecuencias sobre la economía nacional y sobre los orígenes de los problemas<br />
económicos españoles, en tanto que el tema en cuestión atañe a las fortunas más<br />
importantes del país, a quienes contaban con los mayores capitales con los que haber<br />
transformado la economía española. Así, cuanto mayor sea el endeudamiento de estas<br />
fortunas y, sobre todo, el uso que se le dé (al dispendio o a la inversión en las novedades<br />
empresariales y económicas que se difundían en el siglo XVIII: la agricultura<br />
capitalizada, las explotaciones agrarias adaptables a la demanda o convertible<br />
husbandry, que veremos más abajo) tiene implicaciones muy notables en los derroteros<br />
de la Historia Económica de España. Y el problema principal es que nos movemos entre<br />
estereotipos que poco o nada tienen que ver con la investigación histórica de base<br />
documental profunda. Así, lo que la historiografía tradicional ha mantenido es que esos<br />
capitales se dirigieron a la compra de tierras, origen, por tanto, del latifundismo del<br />
19
Ochocientos español, para vivir, así, de una economía puramente rentista. Y, además,<br />
estos capitales se dilapidaron en un gasto suntuario y sinsentido, que siempre mantuvo a<br />
la nobleza endeudada hasta las cejas. Ya hemos visto, por lo pronto, gracias a los datos<br />
que proporciona el archivo, que la mayor parte de la nobleza ni siquiera tenía la quinta<br />
parte de su patrimonio hipotecado, al tiempo que la aristocracia tenía adeudada poco<br />
más de la mitad de sus rentas (cifra que hoy en día no consideraríamos descabellada,<br />
pues como dije más arriba lo normal es dedicar tres cuartas partes de los ingresos al<br />
pago de las deudas familiares).<br />
Si esto es así, entonces debemos de responder a una serie de cuestiones<br />
importantes. La primera es el abultadísimo número de peticiones a la Corona de los<br />
nobles castellanos para hipotecar sus mayorazgos. Tanto en el Archivo Histórico<br />
Nacional como en Simancas el número de estas solicitudes en multitud de secciones es<br />
más que evidente y eso ha llevado a muchos historiadores, con razón, a inferir el<br />
endeudamiento nobiliario. Pese a ello, debemos argumentar que quizás esta actitud no<br />
se deba tanto a la falta de liquidez cuanto a la propia estructura del patrimonio nobiliario,<br />
el cual estaba casi íntegramente vinculado. Esto implicaba que la mayor parte de las<br />
rentas procedían de bienes incluidos en mayorazgos y, por consiguiente, no hipotecables<br />
ni vendibles, de acuerdo al espíritu de éstos. Lo que quedaba como bienes libres (sin<br />
vincular) era muy poco, de modo que cuando se querían asumir nuevas inversiones,<br />
compras o <strong>gastos</strong> de cualquier tipo las rentas que generaban éstos no eran suficientes<br />
para establecer sobre ellos la hipoteca, con lo que se tenía que recurrir a estas<br />
solicitudes al rey. Si, por término medio y como poco, un 90% de los bienes de la<br />
nobleza estaban “amayorazgados” era inevitable hipotecar estos vínculos, lo que no<br />
significa ni crisis económica, ni exceso de deudas.<br />
Por otro lado, hay tres cuestiones más que pueden hacernos pensar en una falta<br />
de salubridad en las haciendas nobles y que han sido usadas por la historiografía para<br />
argumentar el mal estado de éstas. Me refiero a los concursos de acreedores, a los<br />
secuestros de las rentas y a lo continuos impagos. Los primeros nos dejan ver cómo ante<br />
la prolongada falta de pago de los censos por parte de los nobles, sus prestamistas se<br />
reúnen en un pleito para solicitar una resolución judicial sobre el pago de las deudas,<br />
que incluso puede llegar al secuestro de la Casa 46 , esto es, a la administración de las<br />
rentas por parte de un administrador judicial, dejando para el noble unos alimentos y<br />
46 El ejemplo más conocido es el de la Casa de Osuna. Ver ATIENZA HERNÁNDEZ, I.: Aristocracia, poder<br />
y riqueza...<br />
20
usando el resto de ganancias para cubrir el débito. No obstante, esta clase de pleitos que<br />
llegan hasta los tribunales superiores como es la Chancillería de Granada no son tan<br />
abundantes como, a priori, se pueda pensar, al menos, de acuerdo a las pesquisas que he<br />
realizado sobre esta cuestión en dicho archivo. Por su parte, los secuestros de las Casas<br />
nobiliarias son otro cantar, ya que esta documentación está por explorar y debe<br />
conservarse en el alguna sección del Archivo Histórico Nacional y, por supuesto, sobre<br />
el tema no sabemos prácticamente nada.<br />
La cuestión del recurrente impago de las deudas por parte de los nobles debe<br />
cuantificarse, pues no se entiende con la liquidez que hemos encontrado en la mayor<br />
parte de sus haciendas. Lo cierto, es que hay muchas perspectivas de estudio de la<br />
economía del estamento que requieren de una urgente atención. Quizás la única forma<br />
de acercarse a ella con rigor sea a través del estudio de las contabilidades de las Casas,<br />
analizando no sólo los ingresos, sino también el gasto para determinar la naturaleza de<br />
éste y su cuantía. La documentación a este respecto es abundantísima y muy rica,<br />
aunque aburrida de trabajar, lo que quizás explique que prácticamente no se haya tocado<br />
por los historiadores modernistas 47 .<br />
En cualquier caso, de acuerdo al actual estado de la investigación, lo que<br />
podemos afirmar es que ni la supuesta crisis ni el endeudamiento excesivo están<br />
presentes en buena parte de la nobleza española, salvo quizás en casos aislados de la<br />
aristocracia como los Osuna. De hecho, en nuestro ejemplo, los condes de Luque<br />
presentan un rentas saneadas, así como un escaso nivel de endeudamiento.<br />
<strong>Algunas</strong> notas en torno a la gestión económica nobiliaria.<br />
La documentación económica del condado de Luque permite, por último,<br />
reflexionar sobre otro punto de gran interés sobre el que se han escrito también<br />
demasiadas afirmaciones basadas en ideas preconcebidas acerca de la nobleza. Me<br />
refiero al modo en que los nobles españoles gestionaron sus patrimonios. Gestión que se<br />
ha calificado con adjetivos como irracional, falta de criterio e indirecta, precisamente,<br />
porque se pueden contar con los dedos de la mano los trabajos que se han enfrentado a<br />
la compleja documentación administrativa de las Casas nobiliarias. De nuevo, la<br />
documentación de Luque es excepcional en este punto y permite conocer con todo lujo<br />
47 Sobre la contabilidad nobiliaria, así como sobre la naturaleza del gasto del estamento espero publicar,<br />
en breve, un artículo que nos aclare esta destacada cuestión. Véase también MATTHEWS, D.,<br />
ANDERSON, M. y EDWARDS, J.R., "The rise of the professional accountant in British management",<br />
Economic History Review, L, 3 (1997), pp. 407-429.<br />
21
de detalle los modos de gestión del patrimonio nobiliario, las directrices generales de<br />
esta gestión, los elementos empleados en ella...<br />
Como es lógico, y con buen tino, la historiografía clásica de Historia Económica<br />
ha comparado los modos y medios de gestión patrimoniales británicos con los del resto<br />
del continente. La razón es muy simple: determinar por qué se produce la revolución<br />
agrícola en Inglaterra y los Países Bajos y por qué la Revolución Industrial tiene lugar<br />
en este área, mientras que en la Europa mediterránea es mucho más tardía. Muy<br />
sintéticamente, por ser de sobra conocidas, las principales innovaciones que se<br />
introducen en ambos países desde el siglo XVII (y en los Países Bajos antes) son las<br />
siguientes 48 :<br />
1. La agricultura deja de servir únicamente al autoabastecimiento y la pura<br />
supervivencia para destinarse a la comercialización y, por consiguiente, se<br />
transforma en una agricultura capitalista basada en empresas agrarias que<br />
producen para atender una demanda en el mercado.<br />
2. Además, en este ámbito puede hablarse ya de agricultura capitalista en el sentido<br />
de que estas explotaciones agrarias son cada vez más intensivas en capital, se<br />
invierte más dinero en ellas para aumentar la productividad (aumento de la<br />
inversión productiva), al tiempo que son dependientes en mayor medida de la<br />
llegada de insumos de otros sectores económicos (abonos, herramientas más<br />
eficaces, animales de tiro...) para generar su producción.<br />
3. La propiedad y la explotación comunal característica de la Europa del Norte se<br />
sustituye por la propiedad privada. Los campos se cierran para reafirmar este<br />
derecho de propiedad, formando los llamados closed fields.<br />
4. Aparecen nuevos métodos contables y de gestión que pretenden programar a<br />
largo plazo la explotación y la diversificación de las inversiones y los productos.<br />
Con esta nueva contabilidad aplicada a la agricultura lo que se busca es la<br />
reducción de la incertidumbre, la optimización de las fincas y la adaptabilidad en<br />
la compra de insumos para producir aquello que más demanda tenía en el<br />
48 Sobre el tema harto conocido son interesantes las aportaciones de ALLEN, R.C., "Campos, explotaciones y<br />
sistemas de innovación en la agricultura preindustrial inglesa", Información Comercial Española, 812 (2004),<br />
pp. 189-197; KRIEDTE, P., Feudalismo tardío y capital mercantil. Líneas maestras de la historia económica<br />
europea desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII, Barcelona, 1982; ROBLEDO HERNÁNDEZ, R.<br />
"Los arrendamientos castellanos antes y después de la crisis de fines del siglo XIX", en GARRABOU, R. y<br />
SANZ, J. (eds.), Historia agraria de la España Contemporánea. 2: Expansión y crisis (1850-1900),<br />
Barcelona, 1985, pp. 360-411; THOMPSON, F.M.L. (ed.), Landowners, capitalists and entrepeneurs: essays<br />
for Sir John Habakkuk, Oxford, 1994; WALLERSTEIN, I., El moderno sistema mundial. 1. La agricultura<br />
capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, Madrid, 1979.<br />
22
mercado internacional (bien carne, cereales..., de modo que ya ganadería y<br />
agricultura no están enfrentadas, sino que son complementarias: cuando hay más<br />
demanda de trigo se reduce la superficie dedicada a la ganadería y ésta se dedica,<br />
fundamentalmente, al abonado para aumentar la productividad de la tierra<br />
dedicada a ese trigo) 49 . Es lo que se denomina el convertible husbandry.<br />
5. Por supuesto, a nivel de las explotaciones se imponen sistemas de cultivo<br />
intensivos y, por tanto, se elimina el barbecho, desarrollando una rotación<br />
continua de los cultivos. Además, se planteaba una planificación de estas<br />
rotaciones de los cultivos de hasta 12 años, lo que superaba el hecho de tener<br />
que estar sometido a las imposiciones del ciclo natural. Las explotaciones<br />
agrarias se convierten en “fábricas al aire libre”, tal y como se denominan por la<br />
historiografía en tanto que, gracias al abonado, al uso masivo de fertilizantes y la<br />
perfecta conexión con otras explotaciones que proveen de éstos a los campos,<br />
hasta las tierras de baja calidad se pueden cultivar de manera intensiva, todo el<br />
año y sin barbecho.<br />
6. Conforme las oportunidades de mercado se hacen mayores se tiende hacia la<br />
especialización de las explotaciones agrarias en aquellos productos que tienen<br />
más demanda y, por ende, se venden a precios mayores.<br />
7. Las tierras se explotan en régimen de arrendamiento, pero los arrendatarios<br />
pasan de simples granjeros a convertirse en auténticos empresarios agrícolas que<br />
llevan a efecto todas las innovaciones que hemos explicado en los puntos<br />
precedentes.<br />
Si he descrito esta serie de caracteres es precisamente para comparar cuáles de<br />
los aspectos de esta agricultura (la más avanzada de Europa) y de su gestión podemos<br />
encontrar ya en las grandes propiedades nobiliarias castellanas, muchas de las cuales ni<br />
siquiera se ha reconocido que estaban presentes en ellas. Además, también podremos<br />
comparar cuáles fueron sus carencias, que evidentemente existieron en comparación con<br />
el Norte de Europa. Comencemos revisando cada una de las características que se han<br />
atribuido a esta administración del patrimonio nobiliario.<br />
49 Estos nuevos métodos de gestión aplicarían después en las primeras empresas relacionadas con la<br />
industrialización, como la minería del carbón y otras industrias, de ahí la importancia que tuvieron como<br />
primeras experiencias de los nuevos métodos gestores <strong>capitalistas</strong>. Véase POLLARD, S., La génesis de la<br />
dirección de empresa moderna. Estudio sobre la revolución industrial en Gran Bretaña, Madrid, 1987.<br />
23
Una de las opiniones más generalizada atribuye a la gestión de los bienes de la<br />
nobleza una primera característica: su carácter indirecto, lo que evidentemente revierte<br />
en la eficacia de la gestión y en la maximización de beneficios. Sin embargo, como<br />
hemos visto más arriba, también los nobles ingleses explotaron sus tierras de un modo<br />
indirecto, en régimen de arrendamiento. De hecho, fueron sus arrendatarios los artífices<br />
de la Revolución Agrícola inglesa y no ellos, pero eso no quiere decir que la gestión del<br />
patrimonio fuese completamente ineficaz y que no buscase uno de los principios<br />
empresariales básicos, como es el del máximo beneficio. Además, el régimen de<br />
arrendamiento no excluye completamente que la gestión sea directa. No descubro nada<br />
si señalo que la totalidad de las propiedades de los Luque (cortijos, huertas, casas...) se<br />
explotaba bajo esta forma: el arrendamiento. Ahora bien, que las tierras no se exploten<br />
directamente no implica que nada quedase por gestionar. De hecho, la explotación de la<br />
tierra es el único punto de la gestión patrimonial que se deja a otros. Todo lo demás lo<br />
gestiona directamente el señor, ayudado de una pléyade de administradores en cada una<br />
de las localidades donde éste tiene propiedades 50 . Precisamente, la correspondencia<br />
administrativa entre el conde de Luque y su personal es enormemente ilustrativa de los<br />
modos de gestión nobiliarios. Lo primero que salta a la vista es el volumen de trabajo de<br />
éste, así como que cualquier decisión que hay que tomar, por nimia que sea, es tomada<br />
directamente por él. Para ello, el señor cuenta con un abultadísimo personal<br />
administrativo, en el que no voy a entrar, ya que ha sido analizado muy bien por<br />
Windler para la Casa de Priego 51 y puede extrapolarse perfectamente a la organización<br />
administrativa de la Casa de Luque, como también a las del resto de Casas de los<br />
Fernández de Córdoba de cierta entidad. Cada uno de esos administradores y contadores<br />
remite cada asunto en forma de carta al señor para que éste disponga lo que estime<br />
oportuno. Imaginemos cuando, como es el caso de los Luque, se tienen multitud de<br />
villas y localidades donde hay propiedades de sus mayorazgos. Entonces la<br />
correspondencia es diaria y exige un volumen de trabajo enorme, tal y como he podido<br />
comprobar en la correspondencia de la Casa, donde hay cientos y cientos de cartas por<br />
cada año sólo con los administradores. Muestra inequívoca de que la gestión es mucho<br />
más directa de lo que habíamos pensado hasta ahora y de que el volumen de trabajo<br />
50 Sobre este tema realicé una conferencia, que espero publicar en los próximos meses en la Universidad de<br />
Évora, dentro del Seminário Permente del CIDEHUS, As Nobrezas no Sul da Europa Modelos, Práticas,<br />
Estruturas e Sistemas de Representação Séculos XV-XVIII, titulada "Redes sociales y económicas en la<br />
España Moderna: los servidores domésticos de la aristocracia andaluza en la Edad Moderna. Teoría y<br />
práctica".<br />
51 WINDLER, CH., Élites locales, señores, reformistas...<br />
24
diario de los nobles es muy alto. Quizás entre la aristocracia, donde existen contadores<br />
generales y administraciones generales de cada estado, los nobles no están al tanto de<br />
cada aspecto concreto, pero seguro que conocen las líneas generales de lo que acontece<br />
en cada una de las localidades en las que tienen intereses económicos.<br />
Un ejemplo de lo que digo, puede seguirse en estas dos cartas entre el conde de<br />
Luque y su administrador de fines del siglo XVIII:<br />
“Córdoba, 29 de julio de 1790.<br />
Mi más venerado dueño:<br />
Veo que ha escrito a V.S. don Manuel Torralba en solicitud de arrendar<br />
el cortijo del Redondo, sobre cuyo particular debo informar a V.S. que en el<br />
teatro del mundo se pudiera presentar otro labrador más fatal y perjudicial, pues<br />
son unas puras tramoyas todos sus tratos. Hace cerca de tres años que se<br />
presentó en mi casa (yo no le había tratado), me interesó para que le buscase un<br />
sujeto que le anticipase una porción de dinero a cuenta de aceite. Lo hice y se<br />
quedó con aceite y dinero. Se le puso pleito muy reñido, declinó fuero porque es<br />
miliciano y, finalmente, no puedo yo explicar las tramoyas que han acaecido y<br />
las justas recomendaciones que a mí me ha hecho el sujeto, pero el don Manuel<br />
no me ha vuelto a ver. El cortijo se compone de 90 fanegas de tercio. Éstas se<br />
hacen 7 partes, las 4 son de la obra pía y las 3 del Convento de trinitarios<br />
calzados y siempre guardamos la buena armonía de buscar lo mejor y más<br />
seguro, y así nunca el convento lo admitirían, antecedidos los informes que<br />
tomarían de su conducta y manejo. Si V.S. quiere responderle le puede prevenir<br />
que acuda al convento y al administrador de la obra pía a entablar su pretensión<br />
[…]<br />
Andrés de Baena y Hermoso”<br />
“Córdoba, 10 de enero de 1790.<br />
Mi más venerado dueño:<br />
Don Juan de Escamilla Maestre, arrendador del cortijo del Pozo del<br />
Villar, me escribe la carta que incluyó a V.S. solicitando baja en el precio de pan<br />
y mrs. en que tiene el cortijo, cuyo arrendamiento cumple en fin de diciembre<br />
del presente año y su última cosecha en el siguiente.<br />
Soy de dictamen que V.S. me responda negándose absolutamente a la<br />
baja, mediante a que tengo a la vista otro labrador que me dará lo mismo y a éste<br />
se le hará la escritura.<br />
Resuélvame V.S. la carta de Escamilla con la orden de arrendar el cortijo<br />
bajo de los mismos precios en que está[…]<br />
Andrés de Baena y Hermoso”.<br />
Como puede apreciarse, hasta del más mínimo asunto se está informado y<br />
requiere del dictamen del señor, mostrando una gestión muy directa de sus intereses.<br />
Esta gestión usa de una serie de elementos novedosos y bastante perfeccionados que<br />
permiten la máxima eficacia de la misma, al menos, para el época en la que estamos.<br />
Estos elementos de la gestión son: el personal, la contabilidad, los libros de cuentas y<br />
25
los reparos a las cuentas. Del primero de ellos ya he hablado, pero conviene destacar su<br />
enorme cuantía, su extensión geográfica por todos los lugares donde hay intereses<br />
nobiliarios (cada villa, cada ciudad donde radican los bienes o rentas de un mayorazgo,<br />
pero también donde se producen los numerosísimos pleitos sobre los intereses<br />
económicos o familiares de la Casa). Así, nos encontraremos, en el caso de los Luque<br />
(aunque esto requiere de una elaboración mayor que espero hacer en otros trabajos):<br />
administradores generales, administradores de rentas, contadores, agentes (sobre todo,<br />
para las cuestiones judiciales) y toda clase de personal subalterno. Además, dicho<br />
personal se encontraba perfectamente jerarquizado y organizado, dependiendo en sus<br />
decisiones de los escalafones superiores de la jerarquía administrativa de la Casa y, en<br />
última instancia, como hemos visto, de la opinión del señor. De tal manera que esta<br />
complejidad administrativa, al margen de cuestiones clientelares, como las que han<br />
ocupado a Ch. Windler 52 , nos debe de hacer pensar en dos cosas: primero, que esta<br />
organización sigue un esquema muy similar a la del Consejo de Hacienda de la<br />
Monarquía, pues, en general, la organización de las Casas nobiliarias, sobre todo, las de<br />
la aristocracia, copió la forma organizativa de la corte, así como el sistema polisinodial<br />
de la Corona española, tema sobre el que se ha escrito poco, pero del que encontramos<br />
un buen ejemplo en la Tesis Doctoral de Luis Salas Almela sobre los Medina Sidonia 53 .<br />
Al margen de ese excurso, lo que conviene resaltar es que esta organización tan dilatada,<br />
tan jerárquica y perfectamente organizada para la gestión económica de la Casa<br />
nobiliaria tiene ya unos tintes de gran empresa agraria, que no puede soslayarse. Una<br />
empresa que tenía en la cúspide a un único propietario, el señor, y como centro sus<br />
intereses económicos. Una empresa muy extendida geográficamente y bastante<br />
diversificada, aunque no especializada 54 .<br />
El segundo de los elementos empleados en la gestión de este patrimonio fue la<br />
contabilidad por partida doble, es decir, aquella que contempla el debe y el haber, que<br />
registra los ingresos y los <strong>gastos</strong> de cada una de las partidas de la hacienda noble. Una<br />
52 Ibíd.<br />
53 SALAS ALMELA, L., Medina Sidonia: el poder de la aristocracia. 1580-1670, Madrid, 2008.<br />
54 No cabe la menor duda de que muchos de estos rasgos son los que después encontrará Chandler en la<br />
empresa industrial del capitalismo norteamericano, aunque esto requiere de un análisis más profundo del que<br />
podemos apuntar en estas páginas: CHANDLER, A.D., Jr., Strategy and Structure. Chapters of the History of<br />
the Industrial Enterprise, Cambridge, 1962; La mano visible. La revolución en la dirección de la empresa<br />
norteamericana, Madrid, 1987; "Managerial Entreprise and the Entrepreneurial Fucntion", en KLEP, P. y E.<br />
van CAUWENBERGHE (eds.), Entrepreneurship and the Transformation of the Economy (10 th -20 th<br />
Centuries). Essays in Honour of Herman Van der Wee, Lovaina, 1994, pp. 541-552; Escala y diversificación.<br />
La dinámica del capitalismo industrial, Zaragoza, 1996.<br />
26
contabilidad bien desarrollada y bastante exhaustiva y el único método contable que<br />
existía en Europa durante la Edad Moderna. Esa contabilidad se expresaba, como poco,<br />
en dos tipos de documentos: los libros de cuentas de cada uno de los administradores o<br />
contadores de la Casa en cada villa y los “libros de reparos a las cuentas dadas”, que<br />
estaban en posesión de los administradores generales y que eran el medio de<br />
fiscalización de toda la actividad de este personal. El procedimiento era el siguiente:<br />
cada contador o administrador enviaba las cuentas del año a la contaduría general y ésta<br />
las revisaba, analizando lo que se estimaba debían rentar las posesiones, comparándolas<br />
con las de otros años y, sobre todo, analizando las incongruencias y los defectos de<br />
forma que pudiese haber en estas cuentas. El objetivo era claro, y después<br />
profundizaremos en él: la obtención del máximo beneficio posible, de la renta más alta<br />
posible, criterio y actitud económica claramente capitalista.<br />
Los ejemplos de esta exhaustividad y de estos reparos son bastante abundantes<br />
en el caso de Luque. Veamos algunos detalles de uno de éstos en 1788 55 :<br />
“Copia de los reparos puestos por esta contaduría del Muy Ilustre Señor marqués<br />
de Algarinejo, Cardeñosa y Valenzuela, conde de Luque, mi señor, a las cuentas<br />
dadas por don Domingo Navarro Benítez [administrador de las rentas del<br />
marqués en Estepona, Marbella y Benahavís], respectivas al año pasado de 788”.<br />
“Habiéndose visto y reconocido por esta contaduría del M.I.Sr. marqués de<br />
Algarinejo, Cardeñosa y Valenzuela, conde de Luque y señor de las villas de<br />
Zuheros, Venahavís, despoblada de El Daidín […] las cuentas dadas por don<br />
Domingo Navarro Benítez, administrador de los mayorazgos, bienes y rentas<br />
que dicho M.I.S. goza y posee en la ciudad de Marbella, villas de Estepona y las<br />
referidas de Benahavís y la despoblada de El Daidín, correspondientes al año<br />
pasado de 1788. Y teniendo presentes las órdenes que para su manejo se le han<br />
dado por dicho M.I.S., los reparos, agravios y prevenciones que a ellas debe<br />
poner son como se sigue:<br />
ü [Al margen: “Sobre las cuentas de prorrata y que no debe<br />
comprehender ésta el valor de pinos y leñas carboneadas]<br />
Primeramente, se hace reparable que correspondiendo dicha cuenta a<br />
todo el año pasado de 788 y por consiguiente sus rentas hasta 7 de<br />
marzo a la testamentaría de la M.I.Sra. condesa de Luque, madre de<br />
V.S. (que en paz descanse) no haya puesto entre los recados de sus<br />
cuentas copia a la letra de la que debió dar a aquel juzgado, pues<br />
habiendo dicho administrador exigido la prorrata que insinúa al pie<br />
del cargo nº 79 de sus citadas cuentas se contenta sólo con decir que<br />
corresponden a la testamentaría 11.125 rs., 2 mrs. de vellón. Si dicha<br />
prorrata la dedujo el administrador únicamente de los 70772 rs., 20<br />
mrs. que importa el cargo de su cuenta, contiene los vicios siguientes:<br />
55 AHN, Sección Nobleza, Luque, caja 106.<br />
27
ü Primero, que de las rentas de trigo debía haberse<br />
dado a la parte de dicha testamentaría la que le<br />
correspondía desde agosto de 87 hasta 7 de marzo<br />
de 88, según los respectivos arrendamientos, desde<br />
el tiempo que empezasen a correr y contarse.<br />
ü Segundo, que según el día en que cumplen los<br />
censos (de que no hace expresión el don Domingo<br />
en sus cuentas, como debía) se ha de adjudicar la<br />
parte correspondiente a cada interesado; y a este<br />
respecto deben dividirse las demás rentas con<br />
concepto a él en que vencieron en el año<br />
antecedente […]<br />
Mediante lo cual, y que nada expresa de la razón en que estribó el prorrateo de<br />
los 11.125 rs. 2 mrs. deberán por ahora suspenderse los efectos de dicha cuenta<br />
hasta que presentándose el administrador con la citada de prorrata y documentos<br />
expresados en que debió consistir la división, se practiquen aquéllas y estas<br />
cuentas con la legitimidad que a ambas corresponde".<br />
Nótese la amplitud de los cargos, de las instituciones económicas de los Luque y<br />
la dispersión geográfica, tal y como hemos indicado más arriba. Es sólo un ejemplo,<br />
pero en él se puede apreciar lo exhaustivo de la gestión y la búsqueda de máxima<br />
rentabilidad posible. En el mismo documento (de 48 páginas pidiendo explicaciones al<br />
administrador) se ponen también reparos “Sobre no venir colocadas las partidas del<br />
cargo con la división de posesiones competente” y se le indican todas las “prevenciones”<br />
que debe seguir. Al principio del documento se habla también de otro de los elementos<br />
que se encuentran con frecuencia en la administración de las Casas señoriales: los libros<br />
de órdenes, donde se indica con total detenimiento cómo se han de gestionar y<br />
administrar todas las rentas, cómo se deben consignar en diferentes documentos y, en<br />
general, cómo se puede obtener el mayor aprovechamiento de las rentas señoriales. A<br />
pesar de la referencia en el inicio del documento, aún no he encontrado estas órdenes en<br />
el Archivo de Luque, pero puede servir como ejemplo un conjunto de ordenanzas que<br />
deja por escrito, incluso en un impreso, el marqués de Comares en 1618:<br />
“Hacienda. Instrucción y ordenanzas hechas por el señor don Enrique Folch de<br />
Cardona, olim de Aragón y Córdoba, duque de Cardona y Segorbe, marqués de<br />
Comares y de Pallás, conde de Ampurias y de Pradas, gran condestable de la<br />
Corona de Aragón y señor de las ciudades de Solsona y Lucena, de la forma y<br />
orden que se ha de tener en el gobierno y administración de los bienes y rentas<br />
de sus estados de Andalucía, y en su Consejo de Hacienda”<br />
Como puede verse, el marqués de Comares tiene un Consejo de Hacienda, a<br />
imitación del sistema polisinodial de la Monarquía Hispánica. Además, en el documento<br />
28
se detalla con bastante exhaustividad cómo se debe proceder. Baste como ejemplo la<br />
organización del libro de Hacienda que ordena el marqués:<br />
“Primeramente, que mi contador mayor […] tenga libro de pliegos agujereados<br />
con título de la razón de la hacienda de él, poniendo por cabeza un traslado<br />
autorizado de esta orden e instrucción, y en él las relaciones que se siguen.<br />
Esta ciudad de Lucena con todas sus rentas de pan, paja, mrs., gallinas,<br />
adahalas y los demás géneros y miembros de rentas que en ella y su término me<br />
pertenecen, con mucha distinción y claridad, así lo que fuere de mi mayorazgo<br />
como libre. Y si algunas cosas se acrecentaren de renta se pondrá en el dicho<br />
libro con la misma claridad.<br />
Ítem de los oficios que proveo en ella […] cada uno muy en particular.<br />
Ítem de los bienes muebles y semovientes, armas y pretrechos […]<br />
Ítem inventario de todos los papeles, libros, recaudos y escrituras que<br />
hubiere y se fueren haciendo tocantes a la dicha mi hacienda y rentas […] Y<br />
asimsimo se inventaríen en este libro todas las cartas de pago y otros cualesquier<br />
recaudos que entregaren los mayordomos, tesoreros y otros ministros y<br />
arrendadores de las pagas que hicieren y demás recaudos con que se descargaren.<br />
Ítem otra relación de las posesiones de este mi mayorazgo de Comares,<br />
de que gozan algunos criados míos, así por tiempo limitado como de por vida o<br />
en otra cualquier manera.<br />
Ítem otra relación de las licencias que se han dado por mí y mis<br />
predecesores a cualesquier personas para fabricar molinos de pan y aceite,<br />
mesones, hornos […]”<br />
El detalle del documento es tal que nos permite ver cómo en el caso de la Casa<br />
de Comares a los elementos de gestión señalados habría que añadir otra documentación<br />
como son: los libros de hacienda, libros de rentas ordinarias, de fieles de pan, de<br />
salarios extraordinarios, de censos, subsidio y escusado, libros de <strong>gastos</strong> de pleitos y<br />
extraordinarios, de dotes, libros de hacienda “que ha de tener el tesorero para la<br />
cobranza y pagas”... Se trata de una documentación administrativa muy precisa y<br />
avanzada, gracias a la cual, como ocurrirá más tarde en las grandes empresas la<br />
información llegaba sistematizada y resumida al señor y con ésta procedía en sus<br />
decisiones. Además, el documento realizado por el marqués de Comares detalla incluso<br />
lo siguiente:<br />
“Ítem que el contador mayor se halle presente al hacimiento de todas mis rentas,<br />
juntamente con los demás que fueren de mi Consejo de hacienda o la mayor<br />
parte de ellos y mi tesorero general, los cuales un mes antes de arrendarse se<br />
juntarán en el dicho mi consejo, asistiendo el escribano de rentas, el cual ha de<br />
tener allí la escritura y condiciones con que se suelen y acostumbran arrendar las<br />
tales rentas para que las vean y confieran, y conforme a ello resuelvan la forma<br />
en que será bien hacerlas, señalando día en que se hubieren de arrendar, y se<br />
asentará por el dicho escribano en un libro aparte para que esto ha de tener hecho<br />
para cada año […] para que pasado el dicho año los dichos acuerdos se pongan<br />
en mi archivo; y en reescribir posturas, pujas y conceder prometidos ha de ser<br />
29
con acuerdo de la mayor parte de los del dicho mi Consejo de Hacienda que se<br />
hallaren presentes; y los remates se hayan de hacer en la plaza pública de esta<br />
ciudad y no en otra parte alguna por ser conforme a la orden que Su Majestad<br />
tiene dada a sus contadores para el hacimiento de sus rentas.<br />
[…] Advirtiendo que de ninguna manera se han de sacar los servicios de contado<br />
que otras veces daban los dichos labradores, ni se han de arrendar por más<br />
tiempo de seis años si no fuere a pan, como las ubadas de esta ciudad, por el<br />
mayor precio que se pudiere […]”<br />
Se estipula, así, el número de años de los arrendamientos para evitar que la renta<br />
de éstos se fosilice y se busca la mayor rentabilidad posible, aunque las posesiones se<br />
entreguen en arrendamiento, buscando el mejor postor de éste y no a cualquiera que<br />
quisiese arrendar las tierras 56 .<br />
Todo esto nos debe hacer reflexionar sobre la naturaleza de la gestión económica<br />
nobiliaria. Lo primero que salta a la vista es la eficacia administrativa para la época, que<br />
pone en entredicho la irracionalidad o la dejadez de la gestión económica nobiliaria.<br />
Además, según las breves pruebas que he relatado (que analizaré de una forma mucho<br />
más extensa y para toda Castilla en la monografía que preparo) esta, llamémosle,<br />
protoempresa agraria capitalista o empresa nobiliaria muestra ya algunos de los<br />
principios empresariales característicos del capitalismo. Me refiero al principio de<br />
exclusión del despilfarro de Baumol 57 y a la búsqueda del máximo beneficio. El primero<br />
de ellos se manifiesta, muy sintéticamente, en las escrituras de arrendamiento o en las<br />
órdenes dadas por los señores a sus administradores para el buen gobierno de sus<br />
asuntos económicos. En ellas se percibe una clara actitud de evitar el aumento de los<br />
<strong>gastos</strong> por el deterioro de las propiedades, en la imposición de la forma de cultivar para<br />
obtener las mayores cosechas posibles (ya que la mayor parte de la renta se percibe en<br />
especie como un porcentaje de la cosecha obtenida, con lo que cuanto mayor es ésta<br />
mayores los beneficios), del cuidado de los árboles o de todo el mobiliario e<br />
instalaciones en sus fincas para que estén intactas para el siguiente arrendamiento, se<br />
escoge al mejor postor y, por consiguiente, no establecen un precio inicial, sino que se<br />
subasta, se escogen a los arrendadores con mejor fama de pagar...). Por supuesto, que<br />
esa actitud lleva como corolario la maximización de los beneficios. Los nobles no se<br />
contentaron, como hasta ahora pensábamos por la generalización de la explotación<br />
56 Véase para una etapa posterior CARMONA PIDAL, J., "Contratos agrarios, costes de transacción y riesgo<br />
en el cultivo de secano en Castilla, 1830-1936", Agricultura y Sociedad, 82 (1997), 115-152.<br />
57 BAUMOL, W.J., "Entrepreneurship in Economic Theory", American Economic Review, LVIII, 2 (1968),<br />
pp. 64-71; Mercados perfectos y virtud natural. La ética en los negocios y la mano invisible, Madrid, 1993.<br />
30
indirecta de las tierras, con vivir de las rentas, sino que trataron de obtener el máximo<br />
beneficio de sus propiedades gracias a una buena y exhaustiva gestión económica.<br />
Por otra parte, otro de los principios empresariales que en su día resaltó la<br />
Escuela austríaca con Kirzner 58 a la cabeza fue el del alertness o el hecho de estar alerta<br />
a las oportunidades de negocio, actitud que se manifiesta ya en la gestión de las<br />
haciendas nobiliarias. De hecho, hemos podido seguir en la correspondencia de los<br />
Luque y en la de otras Casas castellanas cómo los señores indicaron a sus<br />
administradores que estuvieran a la espera de la subida del precio del trigo, conservando<br />
en su pósitos particulares el trigo recogido hasta que la carestía incrementase su precio<br />
por el aumento de la demanda y el mantenimiento de la oferta cerealística. Además, en<br />
tanto que los nobles en sus señoríos o como regidores de las ciudades controlaban los<br />
pósitos de las diferentes villas aguantaban lo más posible la distribución del trigo entre<br />
la población para generar la subida de su precio. De modo que las oportunidades de<br />
negocio son buscadas e incluso propiciadas por los mismos nobles.<br />
Al margen de ello, como hemos referido, el hecho de buscar a los mejores postores y a<br />
los arrendadores de mejor fama en las distintas localidades nos permite ver otra de las<br />
actitudes empresariales ya típicas del capitalismo: la reducción del riesgo y la<br />
incertidumbre 59 , que según la teoría empresarial no es más que el intento de disminuir el<br />
riesgo de toda transacción económica mediante la obtención de una información previa<br />
de las partes involucradas en dicha transacción, de su reputación, de las condiciones del<br />
mercado... Pues bien, el hecho que se recurra a las clientelas en el señorío y al personal<br />
administrativo de la Casa para averiguar la reputación de los arrendadores y sus<br />
condiciones económicas, que se busquen a los mejores compradores de los productos<br />
que se comercializan... son rasgos inequívocos de que esta actitud empresarial está ya<br />
arraigada en la mentalidad gestora de estos nobles. Además, el hecho de fiscalizar<br />
profundamente la administración de todo el personal de la Casa es también signo de esta<br />
búsqueda del máximo beneficio posible, sobre todo, por lo que se refiere a los reparos<br />
hechos a las cuentas, que muestran a las claras esta mentalidad.<br />
Otro de los rasgos de esta proto-empresa nobiliaria que no se han destacado por<br />
la historiografía es la naturaleza de las rentas. Ya es un axioma clásico que la mayor<br />
parte de la renta noble procede del arrendamiento, lo que no está tan claro es la<br />
58 KIRZNER, I.M., Perception, Oportunity and Profit. Studies in the Theory of Entrepreneurship, Chicago,<br />
1979; "The Primacy of Entrepreneurial Discovery", en The Prime Mover of Progress. The Entrepreneur in<br />
Capitalism and Socialism, Londres; Creatividad, capitalismo y justicia distributiva, Madrid, 1995.<br />
59 Sobre esta cuestión es ineludible el trabajo de KNIGHT, F.H., Risk, Uncertainty and Profit, Boston, 1921.<br />
31
composición de esa renta, cosa que sólo puede inferirse del estudio de las escrituras de<br />
arrendamiento, por otra parte, muy poco usadas para este propósito. Pues bien, tanto en<br />
el caso de los Luque como, en general, en el reino de Córdoba la renta se percibía en<br />
metálico y, sobre todo, en especie (un porcentaje sobre cada uno de los productos de la<br />
cosecha: trigo, cebada, centeno, hortalizas, frutas, gallinas, cerdos...). Y esto requiere de<br />
cierta reflexión por nuestra parte, pues lo que no se ha puesto de relieve es que,<br />
precisamente, los nobles castellanos recibían estos frutos en tal cantidad que no podían<br />
emplearse para consumo propio, sino para la comercialización del excedente, lo que,<br />
por lo pronto, nos deja una visión muy diferente de la nobleza: ésta no sólo vive de sus<br />
rentas, sino, sobre todo, de la comercialización del excedente de sus explotaciones<br />
agrarias, que explotan otros por ella, pero siguiendo sus estrictas indicaciones. Así, nos<br />
encontramos con nobles que, aparte de rentistas, son comerciantes. A estas actividades<br />
habría que unir las financieras, pues como hemos visto en el Catastro de Zuheros los<br />
Luque fueron también prestamistas de los habitantes de sus señoríos.<br />
Una última dedicación económica en el caso de los Luque es la industrial, pues<br />
los Algarinejo poseyeron una fábrica de paños en su villa, que heredan en el siglo XVIII<br />
los primeros, tal y como muestra un documento del Setecientos, que he incluido en el<br />
apéndice de este trabajo. Se trata de la introducción de una nueva metodología de<br />
trabajo en la fábrica, siguiendo el modelo industrial de las fábricas reales, lo que nos<br />
permite ver cómo incluso los señores están introduciendo ciertas innovaciones<br />
tecnológicas para mejorar la productividad. En cualquier caso, lo que resulta<br />
sorprendente es la ingente cantidad de mano de obra empleada en estas instalaciones,<br />
así como su perfecta jerarquización y la organización del proceso productivo industrial,<br />
muy avanzado para una empresa industrial de un particular. Sin duda, el tema requiere<br />
de más investigación, tanto en la Sección Nobleza de Toledo como, seguramente, en el<br />
propio Algarinejo, aspecto al que me dedicaré en los próximos meses.<br />
Por tanto, estos datos nos permiten percibir, en primer lugar, una nobleza<br />
rentista, con empresas de base agraria, pero también (al mismo nivel que lo anterior)<br />
comerciante, en tanto que se dedica a la comercialización de sus excedentes agrarios y<br />
también una nobleza industrial (los Luque tienen fábricas de paños, otros nobles, los<br />
relacionados con el comercio de la lana, por ejemplo, tienen instalaciones de industria<br />
textil y otros, como los duques de Medinaceli, hasta de jabón 60 ). Todos estos elementos<br />
60 Véase una serie de documentos que encontré en Simancas sobre esta cuestión de gran interés como el que<br />
lleva por título “Resolución de S.M. de 25 de agosto de 1749 a instancias del duque de Medinaceli para la<br />
32
nos dejan ver una nobleza muy diferente a la que hasta ahora se nos había pintado y una<br />
empresa, la nobiliaria, que ante todo puede presumir de tener uno de los rasgos más<br />
modernos de toda organización empresarial: la diversificación, porque no sólo está<br />
constreñida a la tierra, sino también a la industria, al comercio y hasta las finanzas.<br />
Desde esta óptica resulta inadmisible seguir sosteniendo visiones del estamento<br />
que resalten la irracionalidad de su gestión económica o el descuido y desinterés en la<br />
misma. Más bien, todo lo contrario: sin duda, estamos ante una empresa precapitalista,<br />
en la que se pueden hallar muchos de los principios empresariales y de la actividad<br />
económica que estarán vigentes en la siguiente centuria.<br />
Las diferencias con el mundo anglosajón, donde se producirá la Revolución<br />
Agrícola con mayor intensidad que en España y, por supuesto, la Revolución<br />
Industrial 61 son la amplitud de las miras, pues la comercialización del excedente, a pesar<br />
de que no conocemos las líneas comerciales de los productos de los nobles castellanos<br />
(tema que requiere una urgente aproximación), nunca se dirigió hacia los mercados<br />
internacionales. Y la verdad es que la productividad del campo español tampoco pudo<br />
generar un excedente tan grande como para atender la demanda europea. Es un matiz,<br />
pero de gran calado. En cualquier caso, la agricultura nobiliaria es ya una agricultura<br />
comercial destinada a satisfacer la demanda local, al menos, y una agricultura capitalista<br />
en este sentido comercial.<br />
Por otra parte, al no explotar la tierra directamente (como tampoco lo hicieron<br />
los nobles ingleses) no pudo darse el llamado convertible husbandry, es decir, la<br />
adaptabilidad de la producción a la demanda del mercado. Tampoco hay integración<br />
entre las empresas que producen insumos y las explotaciones agrarias como en muchos<br />
lugares del campo británico y holandés. Pese a todo, en Castilla, tal y como puede<br />
seguirse en el Catastro de Ensenada de cualquier localidad, en las tierras de 1ª calidad se<br />
ha eliminado el barbecho y la explotación de la tierra es intensiva. El problema es que<br />
libertad de los derechos de extracción del jabón de sus fábricas en el reino de Sevilla, haciéndola por sí o sus<br />
arrendadores y para el aceite que comprase para ellas en la ribera de Sevilla”, A.G.S., Dirección General de<br />
Rentas, Rentas Provinciales, 1ª remesa, leg. 2092 2º . Además, ver HELGUERA, J., "Empresas y empresarios<br />
manufactureros en el siglo XVIII", en COMÍN, F. y MARTÍN ACEÑA, P. (eds.), La empresa en la Historia<br />
de España, Madrid, 1996, pp. 115-140; GARCÍA SANZ, A., "Mercaderes hacedores de paños de Segovia en<br />
la época de Carlos V: organización del proceso productivo y estructura del capital industrial", Hacienda<br />
Pública Española, 108-109 (1987), pp. 65-79; "Empresarios en la España del Antiguo Régimen: ganaderos<br />
transhumantes, exportadores de lana y fabricantes de paños", en COMÍN, F. y MARTÍN ACEÑA, P. (eds.),<br />
La empresa en la Historia de España, Madrid, 1996, pp. 93-114.<br />
61 Vid. BELFANTI, C.M., "The proto-industrial heritage: forms of rural proto-industry in Northern Italy in<br />
the Eighteenth and Nineteenth centuries", en OGLIVIE, S.C. y CERMAN, M. (eds.), European Proto-<br />
Industrialization, Cambridge, 1996, pp. 155-170; BERG, M., La era de las manufacturas, 1700-1820. Una<br />
nueva historia de la Revolución Industrial británica, Barcelona, 1987.<br />
33
esta característica sólo se da en esta clase de tierras, por otro lado, muy escasas. Estas<br />
explotaciones agrarias no son tan intensivas en capital precisamente porque se invierte<br />
muy poco en abonos y fertilizantes, lo que redunda en la baja productividad en relación<br />
a Inglaterra. Nos falta por investigar si, como en Inglaterra, los arrendatarios<br />
introdujeron estas innovaciones, aunque parece que no fue así.<br />
Ahora bien, en términos de afirmación de la propiedad privada, desde al menos<br />
el siglo XV, se dan privilegios de cerramiento y casi todas las propiedades están<br />
cerradas incluso mucho antes que en Gran Bretaña. En cualquier caso, donde sí hay<br />
ciertas similitudes con Inglaterra es en la extensión de los métodos contables para la<br />
exclusión del despilfarro, la maximización de beneficios y la optimización de la<br />
rentabilidad de las propiedades, aunque la planificación a largo plazo no parezca estar<br />
tan presente, al menos, por lo que conocemos hasta ahora. Son matices muy importantes,<br />
eso sí, que explican el porqué de los resultados en términos de productividad y<br />
comercialización internacional de la agricultura británica frente a la española. Sin<br />
embargo, las similitudes son mucho mayores de lo que hasta ahora pensábamos y, sobre<br />
todo, el juicio acerca de la economía y la gestión nobiliaria es lo que difiere<br />
notablemente de lo que se ha escrito hasta ahora.<br />
Tabla I. LA ESTRUCTURA DE LA RENTA NOBILIARIA: ZUHEROS. FUENTE:<br />
AHPCo, Libro 649, Catastro de Ensenada, Montemayor. ELABORACIÓN PROPIA<br />
Tipo de renta, valor y porcentaje de la<br />
renta global<br />
34<br />
Nombre de la villa y fecha de<br />
los datos<br />
Zuheros, 1751<br />
1.452 rs. / 1,7%<br />
Propiedad<br />
mesones…)<br />
urbana o inmueble (casas, tiendas,<br />
Propiedad agropecuaria (cortijos, molinos, batanes,<br />
tierras, heredades, huertas…)<br />
80.938 rs. / 95,7%<br />
Inversiones económicas (juros, censos…)<br />
Oficios públicos en propiedad<br />
2.000 rs. / 2,4 %<br />
Otras rentas: encomiendas, mercedes regias…<br />
conocidas<br />
Rentas señoriales<br />
propias<br />
190 rs.<br />
Rentas<br />
señoríos<br />
procedentes de los Rentas enajenadas<br />
Rentas<br />
eclesiásticas<br />
190 rs. / 0,2%<br />
Renta global de la villa 84.580 rs. = 7.689 ds.
Tabla II. LA ESTRUCTURA DE LA RENTA NOBILIARIA: VALENZUELA. FUENTE:<br />
AHPCo, Libro 596, Catastro de Ensenada, Valenzuela. ELABORACIÓN PROPIA<br />
Tipo de renta, valor y porcentaje de la<br />
renta global<br />
BIBLIOGRAFÍA.<br />
35<br />
Nombre de la villa y fecha de<br />
los datos<br />
Valenzuela, 1751<br />
1.810 rs. / 1,3%<br />
Propiedad<br />
mesones…)<br />
urbana o inmueble (casas, tiendas,<br />
Propiedad agropecuaria (cortijos, molinos, batanes,<br />
tierras, heredades, huertas…)<br />
Inversiones económicas (juros, censos…)<br />
Oficios públicos en propiedad<br />
126.171 rs. / 95,6%<br />
Otras rentas: encomiendas, mercedes regias…<br />
conocidas<br />
Rentas señoriales<br />
propias<br />
3.907 rs.<br />
Rentas<br />
señoríos<br />
procedentes de los Rentas enajenadas<br />
Rentas<br />
eclesiásticas<br />
3.907 rs. / 3%<br />
Renta global de la villa 131.888 rs. = 11.990 ds.<br />
Tabla III. LA ESTRUCTURA DE LA RENTA NOBILIARIA: LUQUE. FUENTE:<br />
AHPCo, Catastro de Ensenada, Libro 468, Luque. ELABORACIÓN PROPIA<br />
Tipo de renta, valor y porcentaje de la<br />
renta global<br />
Nombre de la villa y fecha<br />
de los datos<br />
Luque, 1751<br />
4.112 rs. / 5%<br />
Propiedad<br />
mesones…)<br />
urbana o inmueble (casas, tiendas,<br />
Propiedad agropecuaria (cortijos, molinos, batanes,<br />
tierras, heredades, huertas…)<br />
65.828 rs. / 75%<br />
Inversiones económicas (juros, censos…)<br />
Oficios públicos en propiedad<br />
Otras rentas: encomiendas, mercedes regias… conocidas<br />
18 rs./ 3%<br />
Rentas<br />
Rentas señoriales propias 2.609 rs.<br />
procedentes<br />
los señoríos<br />
de Rentas enajenadas<br />
Rentas eclesiásticas<br />
14.876 rs. 17.485 rs. /<br />
17%<br />
Renta global de la villa 87.443 rs. = 7.949 ds.
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