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economía&política - Cronista.com

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14<br />

TRIBUNA<br />

¿Competitividad<br />

cambiaria o crediticia?<br />

Guillermo<br />

Gallacher<br />

Economista de<br />

la Universidad<br />

del CEMA<br />

Muchos economistas -<br />

sean oficialistas, opositores<br />

o apartidaros -<br />

parecen coincidir en el diagnóstico<br />

que la economía argentina<br />

sufre una apreciación real.<br />

Somos más caros que antes y<br />

además nos encarecemos más<br />

que nuestros principales socios<br />

<strong>com</strong>erciales. La apreciación<br />

cambiaria significa menos<br />

“<strong>com</strong>petitividad”. La sabiduría<br />

convencional sobre este tema<br />

es intrínsecamente mercantilista:<br />

la apreciación perjudica la<br />

balanza <strong>com</strong>ercial y por lo tanto<br />

pone en jaque el crecimiento<br />

de una economía.<br />

Es cierto que existe una relación<br />

estadística entre el tipo de<br />

cambio real y el crecimiento<br />

económico. Es por ello que en la<br />

práctica los regímenes cambiarios<br />

del mundo buscan evitar<br />

apreciaciones grandes. Sin embargo,<br />

investigaciones empíricas<br />

recientes parecen indicar<br />

que el mecanismo por el cual<br />

actúa el tipo de cambio real no<br />

es la sustitución de importaciones<br />

o un boom de exportaciones<br />

sino el mayor ahorro y acumulación<br />

de capital. De esta<br />

manera, una depreciación real<br />

contribuye al crecimiento económico<br />

vía un cambio distributivo<br />

que traslada ingresos de los<br />

trabajadores hacia las firmas y<br />

productores agrícolas, aumentado<br />

las tasas de ahorro e inversión<br />

agregadas. La depreciación<br />

es regresiva pero induce al crecimiento<br />

en el corto plazo.<br />

A pesar de ello, el tipo de<br />

cambio real alto es efímero:<br />

eventualmente tiende a su valor<br />

de equilibrio. Es decir no es<br />

sostenible. Ignorar esto y apostar<br />

por el oxímoron de un tipo<br />

de cambio real “alto y estable”<br />

conduce a un estado de alta inflación<br />

y apreciación. A la inercia<br />

inflacionaria desencadenada<br />

por las devaluaciones cons-<br />

EL CRONISTA<br />

OPINIÓN<br />

Lunes<br />

1º de abril de 2013<br />

Cartas de lectores, <strong>com</strong>entarios, notas, sugerencias y fotos se reciben en cartas@cronista.<strong>com</strong> o www.cronista.<strong>com</strong>. Av. Paseo Colón 746 1° P, Buenos Aires. Teléfono: 4121-9300. Fax: 4121-9301<br />

EL CRONISTA<br />

<strong>com</strong>ercial<br />

Una publicación propiedad de<br />

El <strong>Cronista</strong> Comercial S.A.<br />

ISSN 03255212 Fundado en 1908<br />

tantes se le suma la emisión<br />

descontrolada del Banco Central,<br />

asegurando alta inflación a<br />

pesar del estancamiento.<br />

Esta 2<strong>com</strong>petitividad cambiaria”<br />

es particularmente popular.<br />

Al argumento mercantilista<br />

se le suman tanto el lobby<br />

industrial (que busca reducir<br />

costos internos) <strong>com</strong>o el lobby<br />

gubernamental (que busca recaudar<br />

mediante impuesto inflacionario).<br />

La única forma de crecer a<br />

largo plazo es mediante el aumento<br />

sistemático de la productividad.<br />

La mejor manera<br />

de aumentar la productividad<br />

es abaratando el costo de capital<br />

para los proyectos de inversión.<br />

Siguiendo esta lógica el<br />

objetivo de los hacedores de<br />

<strong>política</strong> económica debería ser<br />

el de maximizar la “<strong>com</strong>petitividad<br />

crediticia”. Lamentablemente<br />

somos muy poco <strong>com</strong>petitivos<br />

en esta área.<br />

Un indicador de esta <strong>com</strong>petitividad<br />

es el riesgo país (Embi+<br />

elaborado por JP Morgan).<br />

En Argentina es de 1180 puntos<br />

básicos, lo que nos convierte en<br />

el país menos <strong>com</strong>petitivo de la<br />

región, inclusive detrás de Venezuela<br />

y Ecuador (alrededor<br />

de 700 pb). Y muy por detrás de<br />

países <strong>com</strong>o Colombia y Perú<br />

(150 pb), hacia donde los capitales<br />

migran.<br />

El riesgo país no solo afecta<br />

las decisiones gubernamentales<br />

respecto a la emisión de<br />

deuda y bonos internacionales,<br />

afecta proyectos de inversión<br />

privados y de largo plazo. El flujo<br />

de inversión en infraestructura,<br />

por ejemplo, es especialmente<br />

sensible a los vaivenes<br />

de riesgo sistémico del mercado.<br />

Asimismo afecta a empresas<br />

estatales: por ejemplo, la<br />

actual decisión de YPF de colocar<br />

deuda para financiar sus<br />

planes.<br />

La Argentina no tiene <strong>com</strong>petitividad<br />

crediticia. Subestimar<br />

el impacto del riesgo país es resignar<br />

crecimiento potencial.<br />

Necesitamos depender de una<br />

<strong>com</strong>petitividad más sostenible<br />

y equitativa. La incertidumbre<br />

no es más que una enorme externalidad<br />

negativa que impide<br />

a la Argentina de despegar.<br />

La sensación que siento<br />

es que lo peor de una<br />

fuerte tormenta puede,<br />

quizás, haber pasado; pero<br />

que el sol ciertamente no brilla<br />

todavía, ni ha salido siquiera.<br />

Todo sigue, en rigor, bastante<br />

turbio.<br />

Me refiero al embatede los<br />

líderes de los autoritarios países<br />

“bolivarianos” de la región<br />

-encabezados ahora por<br />

quien claramente es quien,<br />

más odia a la libertad de prensa<br />

en la región: el presidente<br />

de Ecuador, Rafael Correacontra<br />

la Comisión Interamericana<br />

de Derechos Humanos<br />

y, muy en particular, contra su<br />

Relatoría Especial de Libertad<br />

de Expresión e Información.<br />

Ocurre que, tras un intenso<br />

debate y dos largos años de<br />

forcejeos, quienes querían realmente<br />

cortarle las alas al organismo<br />

y volverlo absolutamente<br />

incapaz de cumplir<br />

con su elevada misión constitutiva,<br />

pese a su inevitable<br />

descaro final, no lograron los<br />

votos necesarios para poder<br />

prevalecer en la reciente reunión<br />

de la OEA, celebrada en<br />

Washington. Tras casi doce innecesarias<br />

horas de debate retórico-se<br />

aprobó (a propuesta<br />

de la delegación argentina,<br />

que previamente había finalmente<br />

decidido no a<strong>com</strong>pañar<br />

-en esto- a los “bolivarianos”)<br />

“mantener (indefinidamente)<br />

abierto el tema” referido<br />

a las posibles “reformas”<br />

destinadas a debilitar al máximo<br />

al organismo.<br />

Para evitar así que Ecuador<br />

-y sus sumisos y alineados<br />

ad-láteres- cumplieran con<br />

su extorsión de retirarse del<br />

organismo, con la que amenazaban.<br />

Lo que ya ha hecho<br />

Venezuela. Ello dejaría claramente<br />

indefensos y desprotegidos<br />

a sus propios pueblos<br />

Director Periodístico e Institucional: Fernando Gonzalez<br />

Subdirector: Hernán de Goñi<br />

Jefe de Redacción: Walter Brown<br />

Editores: Juan Cerruti (Economía); Analía Argento (Política y Opinión); Horacio Riggi (Negocios);<br />

Laura García (Finanzas); María Oliva (Internacional y FT); Pablo Hecker (Espectáculos y<br />

SportBusiness); Reinaldo Toledo (Jefe de Diseño); Marcelo Conti (Coordinación)<br />

Presidente: Fabián Falco CRONISTA.COM<br />

Director General: Federico Erhart<br />

Editor Jefe: Jorge Sosa Editor: Leonardo Villafañe<br />

PUNTO DE VISTA<br />

Emilio J.<br />

Cárdenas<br />

Ex Embajador<br />

de la República<br />

Argentina ante<br />

las Naciones<br />

Unidas<br />

Respiro de<br />

corto plazo<br />

cuyas libertades esenciales<br />

están hoy en situación de altísimo<br />

riesgo.<br />

Pero se logró aprobar -por<br />

consenso- una resolución expresa<br />

que permite la continuidad<br />

de los aportes y de las<br />

contribuciones financieros<br />

externos, que hoy son absolutamente<br />

esenciales para que<br />

el organismo pueda cumplir<br />

con su imprescindible labor<br />

específica. Como consecuencia<br />

de todo esto, cabe advertir<br />

que no es imposible que los<br />

países que no tienen realmente<br />

convicción sobre la materia<br />

o que recelan del organismo<br />

(<strong>com</strong>o ocurre con la Argentina)<br />

tengan una suerte de “situación<br />

de privilegio”, desde<br />

que no es impensable que los<br />

funcionarios del organismo<br />

procuren ahora no “irritarlos”<br />

demasiado. No sea que -de<br />

pronto- “cambien de bando”.<br />

El generalmente precavido<br />

Secretario General de la OE-<br />

A, José Miguel Insulza, esta<br />

vez se definió bien y postuló<br />

la necesidad de defender “a<br />

toda costa” la autonomía del<br />

Sistema Interamericano de<br />

Derechos Humanos y dejar<br />

de lado los planteos que, pretendiendo<br />

estar destinados a<br />

“fortalecerla”, en verdad procuran<br />

transformarla en una<br />

institución absolutamente<br />

inútil.<br />

De esta manera, por ahora<br />

al menos, la Relatoría Especial<br />

de Libertad de Expresión<br />

e Información parece haber<br />

logrado sobrevivir. Aunque a<br />

duras penas.<br />

Se logró que pueda seguir<br />

recibiendo aportes financieros<br />

externos hasta que logre<br />

su “pleno financiamiento”<br />

desde el presupuesto de la<br />

OEA. Pero se agregó que “preferentemente”<br />

las contribuciones<br />

voluntarias de terceros<br />

no debieran tener “fines<br />

específicos”, lo que es una limitación.<br />

Nadie puede ignorar que si<br />

son los propios Estados<br />

Miembros los que con sus<br />

aportes cubren, con exclusividad,<br />

los gastos del organismo,<br />

con el solo expediente<br />

de demorar esas contribu-<br />

ciones ellos pueden tener<br />

una indebida influencia sobre<br />

el organismo.<br />

Desde las sombras habrá,<br />

en más, quienes sigan procurando<br />

debilitar, sino destruir,<br />

a la CIDH y a la Relatoría Especial<br />

para la Libertad de Expresión<br />

y de Información.<br />

En palabras del diplomático<br />

venezolano Edmundo González,<br />

porque “lo que se persigue<br />

es impedir que se produzcan<br />

resoluciones que condenen al<br />

gobierno por sus ataques a los<br />

periodistas y los medios de<br />

<strong>com</strong>unicación independientes;<br />

la persecución de dirigentes<br />

políticos; la manipulación<br />

de la justicia; la falta de independencia<br />

y autonomía de los<br />

poderes públicos y muchas<br />

otras amenazas a derechos<br />

fundamentales reconocidos<br />

por la Constitución y en los<br />

instrumentos internacionales,<br />

todo lo cual nos coloca a<br />

contrapelo de la historia y de<br />

nuestra tradición democrática”.<br />

Agregando: “Un gobierno<br />

(<strong>com</strong>o el venezolano) que ignora<br />

de manera contumaz las<br />

re<strong>com</strong>endaciones, fallos y<br />

sentencias de órganos <strong>com</strong>o<br />

la CIDH y la Corte Interamericana<br />

de Derechos Humanos;<br />

que se aparta de los principios<br />

básicos del respeto por los derechos<br />

humanos; que descarta<br />

las medidas cautelares ordenadas<br />

por los órganos de<br />

tutela internacional de los derechos<br />

humanos, se aleja de<br />

toda concepción del ejercicio<br />

democrático del poder. Actitudes<br />

<strong>com</strong>o ésta sólo las suelen<br />

tomar los gobiernos autoritarios,<br />

las dictaduras militares<br />

y aquellos que menosprecian<br />

el respeto y garantías por<br />

los derechos humanos”.<br />

Quienes creemos en la necesidad<br />

de proteger los derechos<br />

humanos y gozamos de<br />

nuestras libertades civiles y<br />

<strong>política</strong>s, debemos seguir<br />

atentos todo lo que suceda.<br />

De modo de evitar que quienes,<br />

autoritarios, previsiblemente<br />

seguirán empeñados<br />

(o emperrados) en desarticular<br />

a la CIDH y a su Relatoría<br />

Especial, no logren alcanzar<br />

su aberrante objetivo.<br />

Redacción y producción en Paseo Colón 740/6. (C1063ACU) Buenos Aires.<br />

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