José De Gregorio - Santiago Runners

José de Gregorio, hoy Presidente del Banco
Central, es un hombre sencillo y que gusta del
running. Viene saliendo de una lesión en la rodilla
que lo tuvo tres meses sin correr, pero tiene clara
su próxima meta: media maratón de Viña. Aunque
reconoce que es difícil combinar su trabajo con el
deporte, se muestra conciente del lugar que ocupa
el running en su vida y de cada uno de sus defectos
y virtudes como corredor.
Llevando su
propio ritmo
¿Cuándo partió su gusto por los deportes?
La verdad, es que no soy deportista desde niño. Tuve una infancia normal,
pero no hice mucho deporte en esa época. Me gustaba el fútbol pero no era
bueno. Siempre he evitado los deportes en equipo, porque no me gustaba la
idea de perjudicar a mis compañeros, hay una especie de conciencia social
en todo eso. Prefiero los deportes más solitarios, donde no hay posibilidad
de perjudicar a nadie.
Entonces, ¿en qué momento surge el gusto por el running?
Yo empecé a correr cuando estaba recién casado y terminando de estudiar
en Chile. En ese tiempo, René Cortázar y José Pablo Arellano siempre salían
a correr y ahí me entusiasmé. De todas formas, no corría mucho – 3 ó 4
kilómetros. Luego, me fui a estudiar a EEUU, me llevé cosas para empezar a
correr pero a la primera nevada, paré. Creo que todavía no tenía la afición.
Cuando estaba en cuarto año, en 1990, y ya
terminaba mi tesis, comencé nuevamente.
Recuerdo que en el año 1992, un amigo
me invitó a participar en carreras y nos
inscribimos en una de 5km. Ahí, le tomé
el gusto a la actividad y empecé a hacerlo
más seguido. Ya el año ’94 yo corría casi
todos los días, 8 ó 9 km, a la hora de
almuerzo.
¿Qué tiene este deporte que lo hace tan
atractivo?
Es bastante atractivo, porque es un deporte
solitario en la práctica pero de muchos
amigos. Siento que es una combinación
ideal. A veces, salgo a correr y pienso en
mil cosas que tengo pendientes, es un
deporte que otorga mucho tiempo para
pensar y, a la vez, entrega la oportunidad
de estar con los amigos. Un par de ellos
me invitaron a participar de Santiago
Runners, éramos vecinos y salíamos a
correr en las mañanas. De ahí en adelante,
el tema del running me empezó a gustar
mucho y corrí mi primera maratón en
Santiago el año ’96. Ese mismo año fui a
Nueva York por primera vez y me integré
al único grupo de runners que había en
esa época, Santiago Runners. Recuerdo
que nos juntábamos por las mañanas
en el mismo lugar que nos continuamos
reuniendo. Sencillamente, me hice bien
aficionado no sólo a la práctica misma
del deporte, sino también a lo que éste
permite. Por un lado, está la posibilidad de
compartir con los amigos, pero también
de correr un poco más rápido y pensar en
otros asuntos.
En tantos años corriendo ¿cómo se
maneja el tema de las lesiones?
La verdad, es que es bastante complicado
y no me había tocado hasta tres meses
atrás. Tuve una lesión en la rodilla que
me dejó un trimestre sin correr, que es
bastante si pienso que desde que llegué a
Chile, el año ’94, no había pasado mucho
más de una semana sin salir a correr. Es una
lata porque con el tiempo el running se va
haciendo parte de la rutina y un elemento
importante para sentirse bien. Es cierto
que uno puede hacer muchas otras cosas
como ir al gimnasio, pero no es lo mismo
que la experiencia de levantarse temprano
y salir a correr. Además, con los años uno
va adquiriendo un ritmo y mejorándolo
cada vez, pero con este tipo de lesiones
todo eso se pierde un poco y hay que
comenzar de nuevo.
¿Y el apoyo de la familia?
Es cierto que debe haber un apoyo
importante, sin embargo me atrevería
a decir que es menos perturbador que
otros deportes. Yo, por ejemplo, en
la semana corro por las mañanas muy
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