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prosigue en servicio, montado consecuentemente en el animal para continuar ambos,<br />
el curso de su viaje siempre adelante... Eso ocurriría, de forma natural, en la muerte o<br />
en la desencarnación. El cuerpo de carne, inutilizado, es restituido a la tierra, mientras<br />
que nuestro espíritu, enarbolando el envoltorio de materia sutil, que, además, le<br />
condiciona la existencia terrestre, pasa a vivir en otro plano, en el cual la vestimenta<br />
de materia más densa para nada más le sirve...<br />
Evelina rió, pero sin perder, con todo, el respeto que debía a su interlocutor, alegó:<br />
–¡Ingeniosa teoría!... Usted me habla de la muerte, ¿y qué me dice de ese trío<br />
durante el sueño?<br />
–Muy razonablemente, en el sueño físico, hay descanso para los tres elementos, descanso<br />
éste que varía de conductor a conductor, o mejor dicho, de espíritu a espíritu. Cuando<br />
dormimos, el vehículo pesado o cuerpo carnal reposa siempre, pero el comportamiento<br />
del espíritu difiere infinitamente. Por ejemplo, después de copioso manjar para el conductor<br />
y el caballo, es justo que se inmovilicen ambos en la inercia, tanto como el carro<br />
que llevan; sin embargo, si el cochero se caracteriza por hábitos de estudio y servicio,<br />
cuando el carro se detiene en el taller para reparaciones o reabastecimiento, vemos que<br />
utiliza al animal para excursiones educativas o para tareas ennoblecedoras. Otras veces,<br />
si el conductor es todavía profundamente inhábil o inexperto, demostrando recelo del<br />
viaje, siempre que el vehículo exija restauración, tenemos que se oculta en las inmediaciones<br />
del puesto de socorro, esperando que el carro se recupere, con el fin de retomarlo,<br />
a modo de armadura para su propia defensa.<br />
Evelina esbozó un gesto de incredulidad y ponderó:<br />
– Nada conozco del espiritualismo...<br />
–¿Es practicante de alguna religión en particular?<br />
–Sí, soy católica, sin fanatismo, pero francamente determinada a vivir según los<br />
preceptos de mi fe. Practico las instrucciones de los sacerdotes, creyendo en ellos.<br />
–Usted debe ser loada por eso. Toda convicción pura es respetable. Envidio su<br />
confianza perfecta.<br />
–Usted, ¿no es religioso?<br />
–Quisiera serlo. Soy un buscador de la verdad, franco tirador en el campo de las<br />
ideas...<br />
–¿Y lee espiritualismo por diversión?<br />
–¿Por diversión? ¡Oh! ¡no! Leo por necesidad ¿Evelina, usted olvidó? Estamos a<br />
las puertas de una operación que nos puede ser fatal... Nuestras maletas quizás estén<br />
ya preparadas para una ¡larga excursión!...<br />
–De la que nadie regresa.<br />
–¿Quién puede saberlo?<br />
–Entiendo –agregó la dama, sonriendo–, estudia espiritualismo, como el viajante<br />
que aspira a conocer el dinero, el idioma, las costumbres y las modas del país que intenta<br />
visitar. Informaciones resumidas, cursillos rápidos...<br />
–No lo niego. Tengo más tiempo a mi disposición y en ese tiempo hago hoy las investigaciones<br />
que puedo, en los dominios de todo lo que se relacione con las ciencias<br />
del alma, principalmente con aquello que se refiera a la sobre vivencia y a la comunicación<br />
con los Espíritus, supuestos habitantes de otras esferas.<br />
http://www.espiritismo.es 10<br />
F.E.E