Informe - Síndic de Greuges

afectado por la desnaturalización es el agrícola, ya que es el uso menos exigente en calidad
por lo que los tratamientos a que es sometida antes de ser consumida pueden ser obviados.
Por este motivo, se reserva el agua de mejor calidad para los usos urbano e industrial.
Desde el punto de vista agrícola, la contaminación del agua afecta de forma diferente en
función del tipo de contaminación que se trate: física, química o biológica.
Desde el punto de vista agrícola, la contaminación del agua afecta de forma diferente en
función del tipo de contaminación que se trate: física, química o biológica.
La contaminación biológica u orgánica, por su composición, tiene un efecto fertilizante y de
acondicionamiento físico del suelo de indudable trascendencia para el desarrollo de las
plantas, aportando una parte importante de los nutrientes principales, pudiendo satisfacer, al
menos parcialmente, las exigencias de los cultivos. Sin embargo, frente a esta cualidad
nutritiva, hay que destacar que la carga biológica que contienen (virus, bacterias, protozoos,
nemátodos, etc.) constituye un riesgo cierto para la salud humana, tanto para los
consumidores como para los trabajadores involucrados en las actividades agrícolas e
incluso para la población en su conjunto.
En cuanto a la contaminación física y química, produce un efecto negativo inmediato sobre
los cultivos. El contenido en sales disueltas del agua contaminada por desechos urbanos,
puede llegar a ser muy elevado. Para hacerse una idea, el consumo medio de sal pura de un
lavavajillas es del orden de 1 kg. por semana para una familia media; si tenemos en cuenta
que en el municipio de Murcia, con 350.000 habitantes, la familia media sea de 4 miembros
y un 25% de ellas tengan lavavajillas, el vertido de sal pura asciende a la cantidad de 22.000
kg. semanales, sólo en concepto de uso de lavavajillas y procedentes del municipio de
Murcia. Si sumamos las demás fuentes de contaminación doméstica, como
descalcificadoras, detergentes, etc., y todos los municipios que vierten directa o
indirectamente al Segura, el contenido de sal vertido aumenta considerablemente.
El consumo de agua salinizada para el riego, provoca un efecto negativo sobre la planta y
sobre el suelo. Al regar con agua salinizada, aumenta la concentración salina de la solución
del suelo, de forma que la planta no puede vencer la presión osmótica ejercida por el exceso
de sal, impidiendo que el agua y los nutrientes pasen del suelo al interior de la planta, lo que
provoca un estrés hídrico acusado en la misma. Por otro lado se va aportando al suelo una
cantidad de sales que no son eliminadas a no ser que se aplique con el riego, de forma
periódica, un exceso de agua destinada al lavado de las mismas. Si el lavado no se hace con
agua de buena calidad, el deterioro del suelo es casi irreversible, lo que ocasiona su
abandono por parte del agricultor.
El lamentable estado del río que ha quedado descrito ya era conocido por las
Administraciones competentes desde hace años. A modo de excusa, el Presidente de la
Confederación Hidrográfica del Segura manifestaba a la prensa diaria el 6 de abril de 1998:
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