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realidades, verdades y peligros - Unidos Contra la Apostasía

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Para Dios era tan c<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> influencia del pasado, como factor determinante de <strong>la</strong> conducta humana, que<br />

cuando saco a Israel de Egipto, decidió tenerlos peregrinando por el desierto 40 años, para exterminar a<br />

aquel<strong>la</strong> generación adulta que había sido viciada por el pecado de ido<strong>la</strong>tría;”El furor de Jehovah se<br />

encendió contra Israel, y los hizo andar errantes 40 años por el desierto, hasta que pasó toda aquel<strong>la</strong><br />

generación que había hecho lo malo ante los ojos de Jehovah.” (Nm 32:13) “Ninguno de estos hombres de<br />

esta ma<strong>la</strong> generación verá <strong>la</strong> buena tierra que juré dar a vuestros padres,” (Dt 1:35).En el A.T. no solo<br />

había que expiar el pecado del pueblo, sino que había que modificar su conducta y juzgar a cada cual por su<br />

falta, existiendo incluso una maldición de juicio a los que no se arrepintieran; “La corrupción no es suya;<br />

de sus hijos es <strong>la</strong> mancha, generación torcida y perversa.” (Dt 32:5).<br />

Juzgando ambas <strong>verdades</strong> “pecados generacionales” y “juicios generacionales”, podemos afirmar que no<br />

existe una herencia de pecados determinados de una vida a otra. Los hijos no heredan el pecado de sus<br />

padres. Cierto famoso expositor de ésta corriente afirmó en una conferencia que “hay hermanos que tienen<br />

que confesar, para sanidad y liberación, el hecho de que sus padres, que fueron creyentes, le robaron a Dios<br />

los diezmos”. ¿Y qué culpa tengo yo de <strong>la</strong>s poca vergüenza que mis padres hayan tenido? “De manera que<br />

cada uno de nosotros rendirá cuenta a Dios de sí mismo.” (Rm 14:12). Lo otro es que <strong>la</strong>s naciones pueden<br />

ser culpable de su pasado en re<strong>la</strong>ción a los errores históricos cometidos, pero yo no debo asumir <strong>la</strong> culpa<br />

como mía, aunque debo de orar para que los gobernantes reconozcan los errores históricos de <strong>la</strong> nación que<br />

representan (aunque ellos no son culpables tampoco), y modifiquen <strong>la</strong> conducta social del orgullo o afrenta<br />

histórica que llevan dentro de su entorno cultural. La Iglesia debe de orar por sus gobernantes, debe romper<br />

los prejuicios, orgullos y mentiras que haya formado aquel<strong>la</strong> sociedad en <strong>la</strong> cual nos ha tocado vivir.<br />

Debemos interceder por nuestra nación, y por otras, para que <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra prevalezca, pero no debemos creer<br />

que por nuestro propio esfuerzo podremos redimir a toda <strong>la</strong> nación. Sólo hay redención y remisión de<br />

pecados cuando cada hombre y mujer confiese a Jesús como el Señor de su vida. Entonces se acabarán los<br />

nacionalismos, los regionalismos, <strong>la</strong>s influencias históricas y culturales para formar entre toda tribu y<br />

lengua <strong>la</strong> gran familia universal, para afirmar que; “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde<br />

también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo” (Fil 3:20) (Ver Juan 8:31-36).<br />

No obstante existe un juicio divino sobre el pecado de <strong>la</strong>s naciones que se oponen a <strong>la</strong> verdad natural o<br />

reve<strong>la</strong>da del creador, como pasó con Sodoma, Gomorra, <strong>la</strong> extinguida URSS y <strong>la</strong> Alemania Nazis etc… y<br />

por esas naciones podemos interceder, principalmente si en el<strong>la</strong>s viven hombres justos. Recordemos a<br />

Abraham, intercediendo por el juicio proc<strong>la</strong>mado sobre Sodoma; “Volvió a decir Abraham: –Por favor, no<br />

se enoje mi Señor, si hablo sólo una vez más: Quizás se encuentren allí diez… Y respondió: –No <strong>la</strong><br />

destruiré en consideración a los diez.” (Gn 18:32). Si un pueblo o nación está bajo maldición o juicio,<br />

dependerá de los justos y de <strong>la</strong> oración el que <strong>la</strong> misericordia se extienda. La misericordia de Dios es<br />

grande pero jamás podrá anu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> justicia y <strong>la</strong> profecías, así que hay un tiempo especial para cada pueblo,<br />

nación o país, aunque a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga “toda <strong>la</strong> tierra será engañada por el anticristo”, ya para ese entonces <strong>la</strong><br />

iglesia habrá concluido su misión de “proc<strong>la</strong>mar el evangelio a toda criatura” y seremos arrebatados<br />

mientras se inicia en <strong>la</strong> tierra los tiempos de angustia y tribu<strong>la</strong>ción.<br />

El querer introducir estos conceptos erróneos, en <strong>la</strong> era de <strong>la</strong> Gracia, inducen a errores satánicos de<br />

confusión, distorsionando el concepto divino de justicia, amor y perdón, seccionando <strong>la</strong> completa obra<br />

Cristo en <strong>la</strong> Cruz del calvario, y haciendo vana <strong>la</strong> redención y consumación de <strong>la</strong> salvación personal del<br />

hombre.

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