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realidades, verdades y peligros - Unidos Contra la Apostasía

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Pero volviendo al hecho de <strong>la</strong> tentación. Jesús se enfrenta a ésta batal<strong>la</strong> directa contra el enemigo a<br />

través de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra. Arremetió contra <strong>la</strong> mentira, proc<strong>la</strong>mando <strong>la</strong> verdad: “Jesús le dijo: –Además está<br />

escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.” (Mt 4:7) Este pasaje además de que desmante<strong>la</strong> <strong>la</strong> mentira,<br />

ratifica <strong>la</strong> deidad de Jesús. Cuando llega el momento crucial de <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> entre Jesús y Satanás en el<br />

desierto, el enemigo le ofrece los reinos de éste siglo, los cuales habían sido usurpados y robados a Dios<br />

con <strong>la</strong> caída del hombre. El Señor arremete con <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra al ataque final, aquí no hubo grito, no hubo<br />

alboroto, ni reprensiones, no trató de atar al hombre fuerte, Jesús se limitó a tomar el argumento más<br />

poderoso para destruir <strong>la</strong>s artimañas del diablo, <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra, y <strong>la</strong> proc<strong>la</strong>mación de <strong>la</strong> soberanía de Dios sobre<br />

todas <strong>la</strong>s cosas; “Entonces Jesús le dijo: –Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a<br />

él solo servirás. Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles vinieron y le servían.” (Mt 4:10-11)<br />

Dándole con ésta cita de Deuteronomio 6:13. Esta fue una lucha espiritual a fondo, <strong>la</strong>s armas usadas por<br />

Jesús fueron <strong>la</strong> oración, el ayuno y el conocimiento de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra. Además del conocimiento de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra,<br />

existe un elemento extra en el cual debemos de apoyarnos, para probar los espíritus cuando nos salimos de<br />

<strong>la</strong> esfera de <strong>la</strong> mente, éste es el “don de discernimiento”(1 Co 12:10), obra del Espíritu Santo, y que nos<br />

ayuda a probar a los espíritus, que vestidos a veces de religiosidad pueden estar llenos de mentiras y<br />

abominaciones, “Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A éstos evita” (2 Tim. 3:5).<br />

Retomando el principio, necesitamos ser entrenados para ser soldados de Jesucristo y poder pelear <strong>la</strong><br />

batal<strong>la</strong> diaria de <strong>la</strong> vida cristiana. Existen dos áreas muy específica en nuestra naturaleza que debemos<br />

entrenar o capacitar para poder salir victoriosos, sin caer en extremos o extravagancias emocionales.<br />

1º El área de <strong>la</strong> capacidad o salud mental (emocional): Todos los seres humanos nos vemos sometidos a<br />

muchas tensiones emocionales que en algunos momentos pueden llevarnos a estados de ansiedad,<br />

depresión o angustia, de los cuales se aprovecha el enemigo para desestabilizarnos y tenernos atados. Es<br />

por ello que debemos ser formados en el área psíquica, para poder tener seguridad y estabilidad mental en<br />

los momentos difíciles de <strong>la</strong> vida, ya que el área que más ataca Satanás a los cristianos es en los<br />

pensamientos, debido a ello que se nos recomienda “traer todo pensamiento cautivo a los pies de Cristo“.(1<br />

Cor 10:5)<br />

Considerando nuestra vulnerabilidad mental, se necesita un trabajo emocional muy profundo para poder<br />

darle a los “nacidos de nuevos”, elementos de confianza en <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios para afrontar los “días<br />

malos” que sobrevendrán, y no forjar un evangelio de ofertas, ilusorio, en donde todo es bendición,<br />

prosperidad, victorias y salud. Si no sabemos enseñar a los nuevos convertidos <strong>la</strong>s dos caras de <strong>la</strong> moneda<br />

“los días buenos y malos, <strong>la</strong>s bendiciones y su precio, el gozo y <strong>la</strong> tristeza, <strong>la</strong> salud y <strong>la</strong> enfermedad, <strong>la</strong><br />

realidad del ataque diabólico como <strong>la</strong> victoria que ya hay en Cristo” estaremos deformándoles <strong>la</strong> realidad, y<br />

frustrándolo en <strong>la</strong> tormenta. Es importante enseñarles a luchar, a confiar, y a apoyarse en Dios con toda<br />

certeza, no dejando lugar a <strong>la</strong> duda. Para ello hay que nutrir <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> confianza en <strong>la</strong> soberanía de Dios.<br />

Necesitamos ceñirnos a <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra, analizar los KERYGMAS (proc<strong>la</strong>ma) y los DIDAKES (mandatos).<br />

Enseñar <strong>la</strong>s <strong>realidades</strong> de <strong>la</strong> oferta de Dios, sus promesas y bendiciones, así como sus condiciones y coste.<br />

Hacer nuestras ambas <strong>realidades</strong>, aún en los días malos, y no considerar por ello que “hay demonios por<br />

doquier”, pues <strong>la</strong> adversidad es <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> de Dios, y <strong>la</strong> seguridad en su soberanía es esencial, fué por ello<br />

que Pablo afirmó; “Sé vivir en <strong>la</strong> pobreza, y sé vivir en <strong>la</strong> abundancia. En todo lugar y en todas <strong>la</strong>s<br />

circunstancias, he aprendido el secreto de hacer frente tanto a <strong>la</strong> hartura como al hambre, tanto a <strong>la</strong><br />

abundancia como a <strong>la</strong> necesidad. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (Fl 4:12-13)<br />

2º El área de <strong>la</strong> capacidad física (o carne): Esto es importante para guardarnos del pecado, de los deseos y<br />

de <strong>la</strong>s pasiones que combaten contra el espíritu. Resistencia a <strong>la</strong> tentación, firmeza en cuando a <strong>la</strong> forma en<br />

que exteriorizamos nuestra carácter, el cual tenemos que someter al Espíritu, para no ser arrastrados a los<br />

tres grandes enemigos de <strong>la</strong> carne:<br />

1- Los deseos que nace de nuestra concupiscencia, que muchas veces nos lleva a los pecados<br />

sexuales.(Santg. 1:12-15).<br />

2- Las acciones impulsivas que nacen del carácter, y que nos pueden llevar a tomar decisiones bruscas<br />

y poco sabias:

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