realidades, verdades y peligros - Unidos Contra la Apostasía
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CAPITULO IX<br />
UNA LECCION MIENTRAS DORMIA<br />
Hay muchas formas por medio de <strong>la</strong>s cuales Dios puede hab<strong>la</strong>rnos o enseñarnos algo a nuestras vidas.<br />
Puede ser por circunstancias, por experiencias, por reve<strong>la</strong>ción o incluso por sueños, “Sucederá en los<br />
últimos días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas<br />
profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños,” (Hechos 2:17) y ésto<br />
último fue lo que me ocurrió.<br />
Me encontraba en Zaragoza asistiendo a una boda de un querido hijo espiritual el 18 de septiembre del<br />
1994. Después de un atareado día, me dispuse a dormir para salir temprano a Madrid. Esa noche pasé una<br />
de <strong>la</strong>s noches más inquietantes de los últimos tiempos. No sé si fue un sueño, o una reve<strong>la</strong>ción dentro del<br />
sueño, lo que sí sé es que pasé <strong>la</strong> mayor parte de <strong>la</strong> noche recibiendo unas c<strong>la</strong>ses profunda sobre <strong>la</strong> realidad<br />
satánica dentro del quehacer de <strong>la</strong> iglesia en los tiempos finales, y fue de una forma tan lúcida, que al<br />
despertarme a media noche, me acordaba perfectamente de todos los detalles, datos y referencias. Durante<br />
el sueño alguien me estaba enseñando a escribir un libro cuyo título era “psicosis de guerra”. En el mismo<br />
veía como <strong>la</strong> iglesia era manipu<strong>la</strong>da por extremismos radicales hacia determinadas posiciones en su lucha<br />
espiritual. Aquel maestro del sueño me ilustraba con preguntas y referencias bíblicas muchos aspectos<br />
re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> realidad existente en <strong>la</strong> iglesia de hoy, me mostraba el peligro de los extremos, y me<br />
explicaba y discutía conmigo lo que debería ser <strong>la</strong> verdad final sobre el quehacer, frente a <strong>la</strong>s huestes<br />
diabólicas. Sentía un gran temor, pues veía c<strong>la</strong>ramente como en los tiempos del fin el énfasis a <strong>la</strong>s<br />
“doctrinas de demonios” tomaría fuerza, no sólo en el mundo secu<strong>la</strong>r, sino aún dentro de <strong>la</strong> misma iglesia,<br />
en donde se iba a hab<strong>la</strong>r más del diablo y los demonios que del mismo Jesús; “Pero el Espíritu dice<br />
c<strong>la</strong>ramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de <strong>la</strong> fe, prestando atención a espíritus<br />
engañosos y a doctrinas de demonios” (1 Ti 4:1). Me mostró que debemos enfatizar en los últimos tiempos<br />
<strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> sinceridad e integridad, como único camino a <strong>la</strong> santidad, que debemos exaltar más a<br />
Jesús que a <strong>la</strong>s huestes del mal, <strong>la</strong>s cuales se adueñarán de todos los sistemas humanos, para crear <strong>la</strong>s<br />
condiciones del advenimiento del “anticristo”. Me dijo que muchos tratarán de hacernos creer que<br />
podríamos conquistar los sistemas humanos o los territorios satánicos, para establecer el reino perfecto que<br />
sería el producto de <strong>la</strong> conquista humana. Me hizo ver como no debíamos caer de forma incauta, en tal<br />
idea, pues <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra es c<strong>la</strong>ra respecto al futuro; “Ahora, con respecto a <strong>la</strong> venida de nuestro Señor<br />
Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no seáis movidos fácilmente de vuestro<br />
modo de pensar ni seáis a<strong>la</strong>rmados, ni por espíritu, ni por pa<strong>la</strong>bra, ni por carta como si fuera nuestra,<br />
como que ya hubiera llegado el día del Señor. Nadie os engañe de ninguna manera; porque esto no<br />
sucederá sin que venga primero <strong>la</strong> apostasía y se manifieste el hombre de iniquidad, el hijo de<br />
perdición.” (2 Ts 2:1-3) Me ratificó que muchos tratarán de apartar a <strong>la</strong> Iglesia de <strong>la</strong> verdad bíblica para<br />
arrastrar<strong>la</strong> a <strong>la</strong> realidad apóstata de los últimos tiempos, alentando <strong>la</strong> falsa verdad de que conquistaremos<br />
terrenos, barrios y ciudades para que establezcamos en ellos el “Reino de Dios” a través de el esfuerzo<br />
humano. Me reveló que cada año que pase más fuertes serán <strong>la</strong>s afluencias de demonios y potestades,<br />
contro<strong>la</strong>ndo aún a <strong>la</strong> misma Iglesia, he introduciendo en el<strong>la</strong> radicalismos y mezc<strong>la</strong>s sincréticas de<br />
corrientes esotéricas y de <strong>la</strong> “Nueva Era”, tan bien camuf<strong>la</strong>das, que ni aun los exégetas bíblicos y líderes<br />
espirituales se darán cuenta de ello. Que el enemigo tratará de promover psicosis demoníacas que<br />
amedrentarán a muchos, y que será tan sutil en su forma de trabajar, que engañará a muchos escogidos, “ Y<br />
no es de maravil<strong>la</strong>rse, porque Satanás mismo se disfraza como ángel de luz” (2 Cor 11:14). ¿ Y cómo<br />
evitar esto, pues si luchamos contra <strong>la</strong>s influencias del medio, seremos ap<strong>la</strong>stados y catalogados de<br />
contrarios al mover del Espíritu?. Entonces recibí <strong>la</strong> lección de <strong>la</strong> importancia que tiene el formar en los<br />
discípulos convicciones, más que alentar <strong>la</strong>s emociones. Me hizo ver el peligro que existe en el ape<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s<br />
emociones por medio de <strong>la</strong> histeria colectiva, y a <strong>la</strong>s bendiciones inducidas por medio de “manipu<strong>la</strong>ciones<br />
psicológicas”, ignorando <strong>la</strong> santidad y <strong>la</strong> capacitación cristiana para afrontar el sufrimiento, pues muchos<br />
cristianos llegarán a padecer una tremenda frustración debido a <strong>la</strong> deformación que existirá en sus vidas, al<br />
ser preparados solo para gozar, ser prosperados y obtener siempre victorias, libres de todo sufrimiento, he<br />
ignorando que “vendrán tiempos difíciles”[4] y que debemos ser capacitados para sufrir; “Porque, ¿qué de<br />
notable hay si, cuando cometéis pecado y sois abofeteados, lo soportáis? Pero si lo soportáis cuando