Revista ADITI Nº I-12 Sep.2004 - Juan Carlos Garcia
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<strong>Revista</strong> Metafísica <strong>ADITI</strong>. Año I. <strong>Nº</strong> <strong>12</strong> / Septiembre 2004 17<br />
“Yo “Yo Soy”<br />
Soy”<br />
Por Vicente Ferrer<br />
Tomado de su libro<br />
“El encuentro con la realidad”<br />
veces, cuando acabo de conocer<br />
a una persona, me quedo<br />
mirándola con curiosidad como<br />
si le estuviera preguntando en voz baja:<br />
«¿Quién eres?» Busco detrás de sus ojos<br />
para saber qué forma tiene su Ser y descifrar<br />
el misterio que lo oculta. Con la<br />
mirada le pregunto: «¿Qué rostro tiene<br />
tu Ser? ¿Quién eres?»<br />
En cada uno de nosotros se esconde<br />
un ser tan hermoso que, si pudiéramos<br />
verlo, probablemente nos enamoraríamos<br />
para siempre o quedaríamos en trance<br />
durante largo tiempo.<br />
De la misma manera que cuando<br />
Dios dice: «Yo soy el que Soy», nos está<br />
diciendo que Él es, cuando yo digo «Yo<br />
soy», estoy diciendo lo mismo: «yo soy<br />
el que soy», el Ser, la última palabra de<br />
la existencia.<br />
Así, cuando mi entendimiento observa<br />
a este hombre, lo primero que percibo<br />
es que posee un don interno que le<br />
permite decir: «Yo soy el que soy, hecho<br />
de una pieza.» Dios le ha dado el primer<br />
don del “yo”. El yo es la totalidad de la<br />
persona. Y el don del yo es tan inalienable<br />
que jamás puede dejar de ser “Yo” o<br />
“Tú”. Es un absoluto que no puede ser<br />
absorbido, ni disminuido, ni alterado.<br />
De hecho, cuando cualquiera de nosotros<br />
dice su nombre, dice «Yo soy...»; es<br />
lo único que puede decir. Tú eres el Ser.<br />
En realidad, el Hombre lo sabe todo<br />
pues la ley de la vida está escrita en su<br />
ser. No necesita estudiar mucho para<br />
saber cómo tiene que comportarse día a<br />
día, qué conducta debe seguir. Más adelante<br />
veremos que tiene en su ser todos<br />
los instrumentos adecuados para actuar<br />
en el mundo. Claro que, habrá algunos<br />
corazones que, como les pasa a algunos<br />
relojes, se han parado y necesitan pasar<br />
por el taller.<br />
A pesar de que los rostros que conozco<br />
son diferentes, a todos ellos les encuentro<br />
los mismos rasgos, y por este<br />
motivo existe la Humanidad. Todos somos.<br />
Existimos. Ésta es la verdad. Lo<br />
fundamental. Y somos seres existencialmente<br />
iguales, pero cada uno con su propia<br />
personalidad.<br />
Está claro que Dios ama a todos los<br />
seres humanos y ellos, hoy, mañana o<br />
pasado mañana, también le amarán. Y<br />
los seres humanos se amarán entre ellos<br />
y el amor no disminuirá bajo ninguna circunstancia.<br />
Un día que me encontraba en mi despacho<br />
de Anantapur me vinieron a ver<br />
tres voluntarias que trabajaban en el<br />
campus desde hacía unos meses. Pretendían<br />
que les resolviera algunas dudas en<br />
torno a la “vida del más allá”.<br />
Así que allí estaban las tres juntas,<br />
sentadas frente a mí, sin parar de hacerme<br />
preguntas. Me pareció que me ponían<br />
a prueba cuando una de ellas me<br />
espetó: «—Tú, ¿quién eres?»