Revista ADITI Nº I-12 Sep.2004 - Juan Carlos Garcia

Revista Metafísica ADITI. Año I. Nº 12 / Septiembre 2004 25
Mentalidad
oriental oriental versus versus occidental
occidental
eflexionando sobre las diferencias
entre la mente oriental y la occidental
nos encontramos que la visión
espiritual de ambas culturas se vive de
forma desigual.
Vamos a empezar pensando cuáles
son los pilares que forman nuestra educación,
cuáles son los objetivos fundamentales
en nuestras vidas. Parece que
lo conseguimos todo si tenemos trabajo,
familia, hijos, estudios, éxito profesional,
etc. Pero no es así. La religión
o lo espiritual es algo secundario,
casi optativo. Sin
embargo, para la mayoría de
los hindúes, por ejemplo,
toda su vida, desde que nacen,
está enfocada hacia
una idea, su unión con
Dios. En mayor o menor
medida, sus costumbres, su
quehacer diario, su mente y
sus sentimientos están dirigidos
por la creencia de que
detrás de toda acción, pensamiento
y palabra debe manifestarse
a Dios. Por tanto,
desde este punto de vista, no es
de extrañar que en la India haya tantos
Maestros, tantos discípulos y que en
cualquier sitio haya un ashram donde se
enseña la práctica de Dios. Lo viven de
una forma natural, espontánea en sus
Por Paqui Molina
vidas. Si a ellos se les planteara dejar a
sus familias (padre, madre o hermanos)
y seguir a su gurú porque es su camino,
casi no lo dudarían. ¿Qué haríamos nosotros
si nos pasara lo mismo? ¿Lo tendríamos
tan claro? Y casi más asombroso
para nosotros es saber, a través de
libros como “Autobiografía de un
Yogui” o “El Gurú”, que estos Maestros
en apariencia hasta pobres,
alcancen grandes estaturas espirituales,
hasta el punto de
que no necesitan de riquezas
materiales ya que muchos
son maestros de la energía
de Dios precipitando física
o mentalmente lo que quieran,
ya sea una carta, o una
enseñanza, o una idea a los
discípulos. Por supuesto hay
que partir de la base de que
al revés que a ellos, a nosotros
no nos enseñan a creer
que Dios es el mundo y todo
lo que contiene y sí a confiar
en la seguridad material
que nos rodea. Cuando oímos el sollozo
suplicante de nuestro corazón diciéndonos
que se siente sólo, que lo material no
lo llena, entonces llegamos al Conocimiento
de Dios y después se nos abre el