Revista FaltaEnvido – Año 2 – Num 4 – Junio 2011 - Kapiango
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NACIONALES Y POPULARES<br />
Por Pablo Heredia<br />
U<br />
nas cuantas medidas del gobierno<br />
nacional en los últimos<br />
meses otra vez han generado diversas<br />
acepciones de lo que<br />
usualmente se conoce como “nacionalismo”.<br />
Efectivamente, la ley de tierras, los<br />
treinta años de Malvinas y la movida internacional<br />
para su negociación, e YPF, impusieron<br />
en la agenda de la política la<br />
cuestión de la soberanía, particularmente<br />
vinculada a los recursos naturales como<br />
patrimonio “nacional”, es decir de todos los<br />
habitantes de la República Argentina. A<br />
partir de aquí surge una primera aproximación<br />
a la idea de Nación: una organización<br />
de sujetos que por diferentes motivos habitan<br />
el mismo suelo y han decidido ser soberanos,<br />
es decir, ser sujetos de derecho de<br />
autoridad y poder sobre el territorio que<br />
ocupan. Entonces, una Nación se define, en<br />
sí misma, con la conciencia de un pueblo<br />
soberano que habita un territorio que le<br />
pertenece. Una Nación nunca puede ser el<br />
mundo entero; los pueblos históricamente<br />
determinan los límites de su soberanía<br />
(cómo y hasta dónde gobernar), de acuerdo<br />
a legados comunes (a veces convencionales<br />
y otras impuestos por tradiciones activas)<br />
y/o pactos políticos que han<br />
el Pueblo crea la Nación<br />
establecido un estilo de convivencia articulado<br />
por un orden jurídico. En esta noción<br />
está implícita una concientización de los<br />
sujetos nacionales que actúan dentro de<br />
esa organización política que es la Nación.<br />
Por composición articulatoria, la Nación<br />
opera en relación a otras Naciones, lo que<br />
implica también que en su interior está<br />
presente la matriz de la diferencia (somos<br />
argentinos porque vivimos bajo esta soberana<br />
organización política y cultural asentada<br />
en este suelo y también porque no<br />
somos franceses, ni chinos). En esta diferencia<br />
las Naciones se relacionan, históricamente,<br />
con conflictos y solidaridades. El<br />
mayor conflicto surge cuando una de ellas<br />
mina y corroe la soberanía de la otra, directa<br />
(colonialismo), o indirectamente (neocolonialismo),<br />
provocando una<br />
dominación generalmente económica. El<br />
proceso de recuperación de la soberanía<br />
por parte de una nación suele denominarse<br />
“nacionalización” y el ejercicio de dominación<br />
por parte de otra, “imperialismo”.<br />
Aunque en la actualidad se hable poco de<br />
imperialismo, como en los años 70, los intereses<br />
“multinacionales” (que casi siempre<br />
obedecen a algunas Naciones) que<br />
explotan sin consideración alguna nuestros<br />
recursos, malversando y expoliando con<br />
ayuda de nativos (los famosos cipayos de<br />
Jauretche) siempre lo hacen en beneficio de<br />
privados o Estados extranjeros.<br />
Existen pueblos sin Nación, pero es imposible<br />
la Nación sin pueblo. El pueblo organiza<br />
su soberanía en una Nación;<br />
despojada de pueblo, la Nación es una excusa<br />
retórica de la oligarquía y entonces ya<br />
no hay Nación sino “nacionalismo”.<br />
En 1955, los nacionalistas católicos no soportaron<br />
la modernización (hoy diríamos<br />
“progresista”) de la ley de divorcio y de profilaxis<br />
(legalización de la prostitución), los<br />
atisbos de separar la iglesia del Estado y<br />
el fin de la enseñanza obligatoria de la religión<br />
en las escuelas, porque en síntesis<br />
la Nación era para iglesia la institución de<br />
una gendarmería moral comandada por<br />
ellos para controlar al Pueblo bajo su influjo.<br />
Los nacionalistas fascistas, siempre<br />
ligados a la oligarquía y a la iglesia, fueron<br />
los que abandonaron casi de entrada las<br />
filas del peronismo; al combatir la democracia,<br />
baluarte de la praxis popular, y postular<br />
que el Estado es la institución que<br />
funda la homogeneización de la sociedad<br />
en base a una unidad racista comandada<br />
por supuestos agentes “superiores” por