Revista FaltaEnvido – Año 2 – Num 4 – Junio 2011 - Kapiango

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Guido Guidi* “Acá hay dos proyectos que van a intentar confluir en las dos ciudades más importantes del país: Macri en Buenos Aires y el mestrismo en Córdoba. Éstos son los puertos de desembarco de lo que puede ser el proyecto neoliberal pensado como una estrategia de reconstitución del poder y de los monopolios en el marco nacional. Y estos tipos están tirando señales hacia el capital. La falta de legitimidad o de apoyo político que tiene el mestrismo en Córdoba lo va a suplir con el conglomerado económico de la ciudad. ¿Por qué lo hace Marchiaro? Porque España está en crisis y no le llega más guita. Trescientos mil euros por año manejaba en el (Centro Cultural) España- Córdoba, con la casa de la Municipalidad, con los sueldos pagados por la Municipalidad, y sin bajar nunca una moneda para los artistas. Ahora no tiene más esa guita. ¿Entonces qué hace? Él tiene la Fundación Ábaco, pero no se puede contratar desde la función pública a sí mismo porque él es titular de esa Fundación. Entonces crea una Fundación intermedia en donde acuerda con la corporación inmobiliaria. Así, va a haber un gran desvío de impuestos impagos hacia la Fundación: Roggio, Gama y Bugliotti, centralmente.” *Poeta y cantautor, miembro del colectivo Arte y Parte e integrante de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos. no es lo mismo que la creación de una Fundación llamada “Instituto”. Una Fundación es un tipo de persona jurídica establecida en los dominios del Derecho privado. Puede colaborar con la gestión pública, pero no puede reemplazarla. En términos estrictamente jurídicos, la Fundación Instituto Municipal de Cultura es ilegal al superponer la esfera privada a la pública, lo que desvirtúa las funciones intrínsecas del Estado Municipal. Y, cuando se religan los deberes del Estado (en este caso el de articular políticas culturales para toda la ciudadanía) en manos e intereses del capital privado, estamos, sin lugar a dudas, frente a una privatización. Sí, una privatización al mejor estilo de los ‘90, de ésas que padecimos con Menem, con Mestre padre, con Kammerath. Sí, una privatización, en pleno 2012, a contramarcha del país. Mestre lo hizo. Un dato: en la misma semana en la que el Concejo Deliberante de nuestra ciudad aprobaba la creación de la Fundación IMC, se presentó al Congreso de la Nación un Proyecto de Ley en Apoyo a la Cultura Comunitaria, Autogestiva e Independiente. En el caso de la Fundación, se trata de un Proyecto armado a puertas cerradas, entre dos o tres tecnócratas funcionales a las intenciones privatizadoras de Mestre (Pancho Marchiaro y Paula Beaulieu) que se introdujo silenciosamente al Concejo en el mes de febrero. Si un concejal del mismo bloque de la UCR (quien, el jueves 19 de abril, acabaría sumando su voto para aprobarlo a través de la mayoría automática con la que cuenta el radicalismo en el Concejo), no lo hubiese copiado para darlo a conocer a los empleados del área de cultura del municipio, y si éstos no hubieran alertado a los artistas y a la ciudadanía cordobesa en general, recién habría salido a la luz pública una vez aprobado. El Proyecto presentado al Congreso, muy por el contrario, fue redactado en un proceso participativo y federal de más de tres años de trabajo. Como podemos observar, la Argentina se encuentra frente a dos lógicas políticas separadas por el infranqueable abismo que existe entre la mala fe y la buena fe, entre una política direccionada para el exclusivo incremento de las ganancias de los ricos y poderosos y una política destinada al bien común. La empleada municipal María José Rojo nos informa acerca del rápido desmantelamiento del área cultural de la Municipalidad y de los desmanes llevados a cabo por la actual gestión (quita de funciones, archivos y mobiliario a los empleados, contratación de monotributistas para que realicen tareas ya asignadas a otros empleados, desinformación sobre los presupuestos que se manejan y sus destinos) así como también de las que serían las primeras concesiones de bienes inmuebles municipales a empresas privadas: desde La Voz del Interior en el Centro Cultural de Alta Córdoba hasta Pizza Zeta en el Manuel de Falla. A la vez, nos confirma que Sergio Torres, Secretario General de la Municipalidad, quiere instalar en el Centro Cultural General Paz un Instituto de Planeamiento que nada tiene que ver con el área de cultura. Mientras tanto, en lo que resulta el colmo del no dar la cara, Pancho Marchiaro desaparece hasta del Facebook. En la Municipalidad se dice que tiene carpeta médica por estrés, pero no está oficializado y continúan apareciendo papeles Grupo en Facebook: No a la privatización de la Cultura de la Ciudad de Córdoba http://www.lavoz.com.ar/files/Proyecto_Creacion_del_IMC.pdf http://www.unc.edu.ar/seccion/novedades/2012/abril/la-unc-manifesto-su-interes-de-participar-del-debatesobre-politicas-de-gestion-cultural http://musicosconvocados.blogspot.com.ar/ http://andresoliva.com.ar/2012/03/28/fundacion-instituto-municipal-de-cultura-un-proyecto-privatista/ http://www.lmcordoba.com.ar/nota.php?ni=89366 http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/mestrismo-aprobo-creacion-polemico-instituto-municipal-cultura http://www.cba24n.com.ar/content/tomaron-el-cabildo-en-rechazo-al-instituto-decultura?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook Diálogo entre manifestantes y Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación: http://www.facebook.com/photo.php?v=222108594555832 http://www.centrocultural.coop/blogs/contentio/2012/04/por-la-ley-de-apoyo-a-la-cultura-comunitaria-autogestiva-e-independiente/
que él firma desde algún lugar del limbo político local. Y, ante el brillo de su ausencia, su discurso bífido se traslada a la voz de sus adláteres. Tal es el caso de una nota firmada por José Playo (Subdirector de Gestión Cultural y Producción) para La Voz del Interior, una semana después de aprobada la expoliación del patrimonio público cordobés. En un “artículo de opinión” que acaba siendo un increíble monumento al cinismo, Cafferata arranca diciendo que “el proyecto del Instituto de Cultura es sólo la parte mínima de una propuesta mucho más grande”. Aquí nomás debemos poner freno y empezar a espantarnos, porque ya no podemos desconocer de qué se trata esa “propuesta mucho más grande”: es la que engloba a la privatización de la CRESE, de la TAMSE, de la cultura… Una “propuesta” que no propone, sino que impone, y que, con un horizonte abierto por la mayoría automática del bloque radical en el Concejo Deliberante y por los largos años que le restan a Mestre en el Palacio 6 de Julio, puede hundir al Estado municipal hasta profundidades aún insospechadas. Recordemos, sin ir más lejos, que la Fundación IMC está habilitada para disolverse súbitamente a través del voto de quienes hayan sido designados “a dedo” para integrar el Consejo Administrativo, obligando a la Municipalidad a pagar las deudas contraídas hasta ese momento. Para que esta avanzada neoliberal no alcance sus últimas consecuencias, debe abrirse paso la acción de un campo popular cordobés todavía fragmentado. Un campo popular que, sin embargo, ha comenzado a dar muestras de su voluntad de lucha. Si la CRESE se privatizó entre gallos y medianoche sin que nadie se movilizara, afortunadamente no sucedió lo mismo con la privatización de la cultura. Sin embargo, para que la lógica del “divide y reinarás” no se imponga, será necesario salvar distancias internas dentro de las multisectoriales en pos de identificar al enemigo común y aunar fuerzas. Así, quizás, al menos por una vez, la protesta se transforme en victoria y la resistencia en fuerza propositiva. Esta perspectiva es la que subyace en las palabras de Rojo cuando dice: “Estamos aprendiendo, a causa de este duro golpe, a democratizar la instancia de diálogo, a conocernos un poco más. Porque siempre se mantuvo por líneas separadas: músicos por un lado, artistas plásticos por otro, artesanos por otro, actores por otro. Esto nos ha dado el envión para que nos tengamos que sentar a charlar qué tipo de políticas culturales queremos para la ciudad. Este proyecto es tan fuerte desde lo ilegal y desde la barbaridad que ha hecho, que la respuesta debe pertenecer a la comunidad.” Y esto es, también, lo que nos deja la siguiente reflexión de Guidi: Tenemos que ejecutar lo que ya sabemos. Nosotros tenemos que reconstituir nuestras redes en las organizaciones a nivel de territorios. Hay un territorio que es el barrio y hay organizaciones que laburan en el barrio. Hay otros territorios, como puede ser el de la música, el de los escritores, de los plásticos… Esos territorios son simbólicos, tienen sus especificidades y atraviesan todos los otros territorios. Es necesario pensar en cómo nos damos una estrategia para ir ocupándolos no para que no quepe nadie más, sino para que se expresen, para que tengan fuerza, para que no nos hagan bosta, para que tengamos una generación de artistas que no se miren el pupo, que piense en la cultura y en el arte como patrimonio de todos.” Que así sea. Seudónimos y literales Nueva aclaración: José Playo se llama en realidad José Cafferata. Si ese “Playo” aparecía otrora junto al José como un simpático sustituto para un apellido de alcurnia en un joven escritor que la iba de oveja negra, cuando persiste yuxtapuesto a su cargo como funcionario municipal se resignifica como símbolo de todas las maniobras sibilinas propias del mestrismo: no llamar a las cosas por su nombre para ocultar los verdaderos intereses de clase. Nota bien pero bien al margen: mi apellido es Rogna, sí, Roña, y me la banco. Sabemos que no somos europeos, pero en cambio no sabemos bien lo que somos cuando nos decimos americanos, o latinoamericanos. Quizás sea muy probable que se trate de la cuestión de pensarnos sin las ataduras de lo que dicen los otros que deberíamos ser y nos hacen creer que es así para colonizarnos. Negarnos a esta imposición (que es un conocimiento) es un principio que nos puede ayudar a asumirnos “nosotros mismos” para liberarnos definitivamente. El filósofo y antropólogo argentino Rodolfo Kusch, en Córdoba se pronuncia cussshhh, dedicó toda su obra a formular un pensamiento americano alternativo al europeo-occidental colonizador (escapó de la dictadura viviendo en Maymará, Jujuy, murió en 1979). En el capítulo “La negación como existencia” de su libro La negación en el pensamiento popular, nos dejó estas consideraciones sobre el acto de filosofar: “Hacer filosofía es solo describir lo que nos pasa, pero desde el resentimiento mismo. Es quizás, lo que al fin de cuentas hicieron los europeos. También ellos supieron del resentimiento de no ser nada más que europeos, y debían instalar ahí algo que les era negado, precisamente su secreto estilo de vida, su secreta política para poder decir en grande lo que eran y adónde iban. El problema de la filosofía es el problema de la liberación. No es el búho que levanta vuelo al anochecer, porque ya ha visto todo lo que ocurre durante el día, sino que esconde también la sorpresa de la noche y la espera del amanecer. Filosofar es programar al cabo de la noche. Es plantearse la liberación que ocurrirá seguramente al día siguiente. Se trata de asumir entonces nuestra negación americana, esa que palpita en nuestras revoluciones, en nuestra incapacidad de hacer la gran industria, en nuestros fracasos para ser totalmente occidentales, en la miseria de los ranchos indígenas, en las caras hambrientas de los que no quieren entrar en el juego y siguen llamándose indios, hasta en el color pardo de la piel que simboliza la negación implícita frente a occidente, al de ser radicalmente americano.” “(Hay que) distinguir entre conocer y pensar. Se conoce la cosa, pero lo que es fundante es la posibilidad de que eso que se conoce entre en el saber. Conocer implica una apertura al mundo, y además tomar en cuenta lo que ese mundo me ofrece como dato claro y distinto. Pero esto no tiene sentido si no hay una posición previa de tipo emocional frente a ese dato, algo que lo totalice y que haga que entre a formar parte de mi horizonte existencial. Se conoce para vivir y no por el puro hecho de conocer. Lo que se conoce no pasa de ser sino un detalle ante el requerimiento de totalidad. Detrás del conocer está la totalidad del pensar que exige que lo que se conozca sea totalizante. Y esto no puede ser, si eso que se conoce, no abarca todo el sujeto.” Será cuestión de pensarnos, y no solo conocernos. Algunos han visto a los jóvenes filósofos de barrio Observatorio, muchachos que suelen anteponer la vida emocional ante cualquier razonamiento sistemático, que cada vez que se toman una cerveza en la esquina orinan en la calle dibujando con letra de imprenta: “Tenemos que pensarnos…” (los puntos suspensivos son nuestros, porque dicen que se les ocurren más cosas pero como las calles son en bajada las letras de las primeras palabras chorrean borrando el resto de la frase). lmordisquito cultural faltaenvido - junio -2012 21
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