139 - Revista Personae

PERSONAE
ESTILO DE VIDA
Sarcasmo citadino Los Premios Guinness del DF
Oscar Amérigo
¿Sabía usted que la ciudad de México
cuenta en la actualidad con 1 millón 850
mil topes? Sí, así es, no hay error: dije un
millón ochocientos cincuenta mil, es
decir, uno por cada 4.8 habitantes ó 9.7
si se considera toda el Área Metropolitana.
Por tal motivo en la próxima asamblea
legislativa se someterá a consideración
del pleno el cambio de nombre de la capital
mexicana.
La propuesta será de ponerle Topelandia
y solicitarle a Guinness haga un recuento
de los topes para que se nos entregue el
récord mundial.
Entre los planes del próximo “regente”
“jefe de gobierno” o “gobernador”, es la
creación de la Oficina General del Tope,
donde se llevará un riguroso control de
los topes de esta ciudad, además de proporcionar
asesoría a otras capitales del
país y del mundo.
El nacimiento del Tope Mexicano data de
los años 50 del siglo pasado, cuando el
entonces regente de mano de hierro Ernesto
P. Uruchurtu permitió la existencia
de unos fierros redondos (de ahí el apodo)
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que tenían la característica de terminarse
la mejor de las suspensiones de aquellos
tiempos.
Nuestro regente solicitó a las armadoras
automotrices que hicieron suspensiones
para nuestros flamantes topes, lo cual no
logró por lo que unos años después mandó
quitar todos los fierros redondos que
ya se habían multiplicado por doquier. Con
el tiempo, regresaron las medias bolas y
proliferaron los fabricantes de los mismos.
Tenían un defecto: de tanto pisarlos se
botaban y, por otro lado, a algunos jóvenes
de la época les dio por coleccionarlos.
Los inconformes, por las noches,
quitaban algunos para librarse en su paso
diario. Todavía quedan reminiscencias de
aquellos primeros topes de nuestra ciudad,
y todavía algún gobierno delegacional
pretende seguir usándolos.
Con el tiempo, se optó por levantar verdaderos
montes de asfalto o cemento. Hay
algunos tan altos que rompen los cárteres
de los autos con toda facilidad. Por ello,
los mexicanos acostumbramos, sobre
todo los de autos bajos, a tomarnos el
tope de lado.
Hoy, hemos logrado una multiplicidad de
topes de todo tipo, desde los originales
de fierro, los asfaltados, los banqueteros
(a la altura de banquetas), los camelloneros,
los de sumidero o vado, los dobles o
triples (uno cada 4 o 5 metros) y los últimos
en salir, los de carretera, renombrados
como reductores de velocidad.
Hay rutas impresionantes en topes. Un
sólo ejemplo: dirección Hospital Ángeles
de Interlomas. Desde la entrada a Tecamachalco
hasta el nosocomio se pasan 31
topes, ¡ah, pero oh sorpresa!, de regreso
son algo así como 46. Con razón las fincas
dela zona cada vez están más baratas.
En EU –o sea, en inglés— tope se dice
stop. Y ellos simplemente ponen un letrero
rojo y tienen más efectividad: el alto
es total, aunque no venga ni un alma. Es
más barato, nadie los quita ni colecciona,
no estropea cárteres, ni suspensiones.
Solo se requiere un poquito de educación…
vial.
El proceso para obtener un tope frente a
la puerta de su casa es bajo los siguientes
lineamientos:
1.Acudir a la autoridad competente (o sea
algún influyente en el área de corrupción)
y presentar escrito del riesgo que corre su
muchachote de 18 años.
2.Esperar 3 semanas a que NO le contesten.
3.Solicitar a la Junta de Vecinos su apoyo
para tan noble tarea, aclarando que
ya hay un tope 10 metros atrás y otro, 12
metros adelante, por tanto usted se merece
el suyo. Esperar otros 30 días y si no
se lo ponen, compre su concreto, hágalo,
mientras más alto mejor, para que rompa
los carter´s de los autos y ya no pasen
por ahí. Recuerde que si no le contestaron,
según las leyes mexicanas aplica la
afirmativa facto, es decir, que la no respuesta
es una autorización. De todos modos
no hay multa ni castigo.
Le advertimos que puede ser que lo tenga
que poner 2 o 3 veces (no a todos los
vecinos les gustan) hasta que se fastidien
y ya se lo dejen. Es tan escandaloso el
tema de los topes en la ciudad que hasta
se ponen en las glorietas como en el modernísimo
Santa fe. O bien, se ponen doble
y triples pegados y ahora la moda es
ponerlos hasta en las carreteras, aunque
usted no lo crea ¡en las propias curvas!
para que con lluviecita o una mojadita se
dé el patinón y pague la barda.
Segundo premio
La ciudad de México se merece otro
premio: es la única en hacer carriles de
circulación a la medida de los autos. Las
camionetas y camiones no cuentan. Todo
nació con el excesivo tráfico del viaducto
Miguel Alemán. Ingeniería de Tránsito
encontró la solución. Que a esos dos
carriles amplios y bien estructurados
les incrustara un tercero. Tomaron medidas
a los autos pequeños, medianos y
hasta los Grand Marquis. Una “estadísti-