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<strong>En</strong> <strong>tinieblas</strong> <strong>24</strong>/<strong>10</strong>/<strong>06</strong> <strong>13</strong>:40 <strong>Página</strong> 71<br />
El inconcebible advenimiento<br />
el mismo Dios sabemos, dicho por su boca, que Él enjugará<br />
todos los ojos. Son tan sumamente valiosas que<br />
no han de derramarse en vano.<br />
¡Ah, Señor, concédeme llorar en la vigilia y en el<br />
sueño, llorar siempre como tus profetas! Si mis lágrimas<br />
no son puras, truécalas en sangre, y si esa sangre<br />
está echada a perder, que se conviertan en arroyos de<br />
fuego; pero, sea como sea, concédeme el llanto, pues es<br />
el único modo de merecer las bendiciones, el secreto infalible<br />
para atraerse al Consolador. Hagamos cuenta<br />
de la muchedumbre inmensa de hombres que han llorado<br />
a lo largo de este siglo, llantos, no lo ignoro, muchas<br />
veces vanos. Ha habido lágrimas de orgullo y lágrimas<br />
de concupiscencia; hubo y habrá siempre lágrimas de<br />
Dolor que acogéis con amor. Su abundancia es como el<br />
Diluvio y vuestro Espíritu planea sobre esas aguas<br />
como antaño, cuando aún no habíais creado el mundo.<br />
Es claro, y así lo he dicho, que hay que esperar y esperar<br />
siempre. Sin embargo, la hora no puede tardar en<br />
llegar. Las existencias de esperanza se agotan por momentos.<br />
Los ciegos lo ven y hasta los brutos más redomados<br />
comienzan a experimentar la necesidad de una<br />
primavera. Es menester que todo perezca o que todo<br />
cambie. Asistimos al otoño del mundo. La verdura de<br />
las almas se agosta y cae el invierno con su cosecha de<br />
cataclismos. Pero el cambio necesario, universal, obra<br />
del Espíritu Santo, es de todo punto inconcebible. Nada<br />
en toda la historia simbólica puede darnos idea, y hasta<br />
las analogías más audaces hacen gala de su inanidad.<br />
«Lo nunca visto, lo nunca oído, lo nunca sentido por<br />
corazón humano.» He ahí todo cuanto sabemos, todo<br />
lo que nos proporciona la Revelación, y las escasas al-<br />
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