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[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

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<strong>TransFanfic</strong><br />

[<strong>NGE</strong>] <strong>Hijos</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>Dios</strong> <strong>Ancestral</strong>, <strong>Parte</strong> <strong>16</strong><br />

Los ojos <strong>de</strong> Toji, engran<strong>de</strong>cidos por el furor, recorrieron el terreno y divisaron<br />

<strong>un</strong> rastro <strong>de</strong> sangre dispersa. Desenvainó la espada y vociferó «¡A <strong>un</strong><br />

lao!». Los al<strong>de</strong>anos abrieron paso rápidamente al muchacho, que salió siguiendo<br />

el rastro hacia el bosque.<br />

Siguió las manchas <strong>de</strong> sangre, luego siguió huellas en la tierra húmeda,<br />

a<strong>un</strong>que las pisadas que la criatura <strong>de</strong>jaba parecían cambiar <strong>de</strong> forma. Según<br />

toda lógica, eso no tenía sentido, pero Toji había visto cosas más extrañas en<br />

las Tierras Oníricas. De pisadas, el rastro se redujo a ramas y matojos quebrados.<br />

Y entonces el rastro terminó.<br />

Por fin, Toji <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> correr. Miró airadamente en todas direcciones, con la<br />

espada todavía en alto, buscando al enemigo oculto.<br />

Nada aún.<br />

Suspiró, volvió a envainar la espada, luego se dispuso a andar <strong>de</strong> regreso<br />

a la al<strong>de</strong>a, con pies pesados.<br />

—Carajo, tenía que ser el bosque.<br />

Y justo al dar la media vuelta, se encontró mirando a quemarropa dos ojos<br />

rojos, fúlgidos. Estaban tan cerca que no pudo ver bien el cuerpo <strong>de</strong> la cosa,<br />

pero en la periferia <strong>de</strong> su visión logró percibir apéndices blancos, convulsos,<br />

alg<strong>un</strong>os insectoi<strong>de</strong>s, otros octopoi<strong>de</strong>s, y aún más <strong>de</strong> hechura totalmente<br />

extraterrena.<br />

—Puta madre.<br />

Desenvainó, pero el monstruo emitió <strong>un</strong> rugido colérico y le <strong>de</strong>rribó la espada<br />

<strong>de</strong> las manos. Desesperado, le dio <strong>un</strong> puñetazo a la criatura justo entre<br />

los ojos, lo cual, para admiración <strong>de</strong>l muchacho, f<strong>un</strong>cionó.<br />

La bestia se echó hacia atrás, bramando <strong>un</strong>a vez más al tiempo que varios<br />

apéndices le cubrían la cara en acción <strong>de</strong>fensiva. Toji se volvió para huir, pero<br />

sintió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> atrás el choque <strong>de</strong> <strong>un</strong>a extremidad <strong>de</strong>scom<strong>un</strong>al que lo hizo volar<br />

por el aire, rebotar contra <strong>un</strong>os árboles y estrellarse brutalmente contra el<br />

suelo. Al rodar <strong>de</strong> costado, sintió la armadura crujir y fracturarse, y sintió el<br />

cosquilleo <strong>de</strong>l aire en la espalda <strong>de</strong>snuda. Por entre el embotamiento <strong>de</strong> su<br />

mente, se preg<strong>un</strong>tó si el rey se iba a sulfurar porque la armadura prestada se<br />

hubiera estropeado.<br />

La cabeza le daba vueltas, y la vista empezó a oscurecérsele mientras oía<br />

a la criatura acercarse. Pugnó por levantarse, pero sintió <strong>un</strong> adormecimiento<br />

en la espalda. ¿Acaso había podido envenenarlo con aquel golpe? Así parecía.<br />

Lo último que vio antes <strong>de</strong> que la vista se le ennegreciera fueron dos ojos<br />

salvajes adosados a <strong>un</strong>a cabeza sin rasgos <strong>de</strong>finidos y <strong>un</strong> cuello larguísimo,<br />

que ondulaba por sobre el muchacho. La bestia mutaba <strong>de</strong> formas, se encogía,<br />

plegaba y contorsionaba, hasta que, <strong>un</strong>ida a aquel cuello viperino, hubo<br />

<strong>un</strong>a cabeza humana, virulenta, enloquecida.<br />

Una cara conocida, con ojos <strong>de</strong> <strong>un</strong> rojo inolvidable...<br />

„ Rod M. & John Biles<br />

„ Miguel García (traducción)<br />

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