09.05.2013 Views

[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>TransFanfic</strong><br />

Al cruzar la mirada con la niña, el muchacho vio algo moverse en esos ojos<br />

rojos. Sintió la mirada atraída hacia la <strong>de</strong> ella, como si hubiera adquirido visión<br />

con acercamiento. Al irse su atención hacia esos ojos, pudo ver que algo en<br />

ellos se movía, giraba, revolvía. Primero <strong>un</strong> círculo, luego otro, y otro más,<br />

cada <strong>un</strong>o <strong>un</strong>a capa, y en cada capa <strong>un</strong>a serie intrincada <strong>de</strong> símbolos y dibujos<br />

extraños, <strong>un</strong>a sucesión en apariencia interminable <strong>de</strong> círculos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

círculos, todos en la superficie <strong>de</strong> esos ojos.<br />

Y tras los símbolos, círculos, signos arcanos y pictogramas, el muchacho<br />

percibió algo vivo, enfurecido, que bramaba por ser liberado.<br />

En silencio y sin emoción alg<strong>un</strong>a, ella apartó la mirada y siguió al comandante<br />

Ikari por el pasillo, y Toji quedó preg<strong>un</strong>tándose si no estaría afectado<br />

por algún alucinógeno.<br />

~*~<br />

[<strong>NGE</strong>] <strong>Hijos</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>Dios</strong> <strong>Ancestral</strong>, <strong>Parte</strong> <strong>16</strong><br />

Los primeros rayos <strong>de</strong> sol se colaron por las ventanas altas <strong>de</strong>l condominio,<br />

bañando <strong>de</strong> tibieza a Maya, que <strong>de</strong>spertaba poco a poco.<br />

Soltó <strong>un</strong> quejido al diluirse las últimas briznas <strong>de</strong> sueño, <strong>de</strong>jándola atontada<br />

y dolorida. Quedarse dormida sentada en <strong>un</strong> banquillo <strong>de</strong> trabajo jamás<br />

era cosa cómoda, y el teclado tampoco constituía <strong>un</strong>a almohada muy confortable.<br />

Maya se sobó la cara, sintiendo las marcas <strong>de</strong>latoras <strong>de</strong> haber dormido<br />

encima <strong>de</strong> las teclas, y soltó quejido.<br />

Le sonaron chasquidos y crujidos en la espalda al <strong>de</strong>sperezarse, tratando<br />

<strong>de</strong> quitarse el agarrotamiento. Afuera, podía oír gorjeos matutinos, los asomos<br />

iniciales <strong>de</strong>l tráfico <strong>de</strong> hora p<strong>un</strong>ta, y las olas plácidas <strong>de</strong>l lago.<br />

—Mmm... sempai..., ¿cuándo me quedé dormida?<br />

El sofá don<strong>de</strong> Ritsuko había yacido estaba ahora vacío. Maya arrugó el<br />

entrecejo.<br />

—¿Sempai? ¿Dón<strong>de</strong> está?<br />

Se tomó <strong>un</strong> momento para restregarse los ojos en <strong>un</strong> intento <strong>de</strong> quitarse el<br />

sueño, luego miró curiosamente el entorno, llamando a su sempai. No había<br />

nadie en el baño, tampoco en el dormitorio, toda la casa estaba vacía y callada.<br />

Lo único fuera <strong>de</strong> lo normal era la puerta principal, que estaba <strong>un</strong> tanto<br />

entreabierta.<br />

¿Acaso Ritsuko se había marchado? ¿Adón<strong>de</strong> podía haberse ido? Maya<br />

se apresuró a salir, luego suspiró <strong>de</strong> alivio al ver que el auto <strong>de</strong> Ritsuko seguía<br />

allí.<br />

Y entonces... ¿dón<strong>de</strong> estaba?<br />

Un paseo por la playa parecía la única respuesta, <strong>de</strong> modo que cruzó la<br />

calle y miró hacia la orilla, don<strong>de</strong> vio <strong>un</strong>a figura solitaria, que, <strong>de</strong> espaldas a<br />

Maya, miraba hacia la expansión enorme <strong>de</strong>l lago.<br />

Des<strong>de</strong> lejos, pudo ver que Ritsuko se había <strong>de</strong>spojado por fin <strong>de</strong> sus chaquetones,<br />

guantes y gafas, a<strong>un</strong>que la sombra <strong>de</strong> los árboles la mantenían<br />

como silueta.<br />

—¿Sempai? —llamó.<br />

„ Rod M. & John Biles<br />

„ Miguel García (traducción)<br />

Página 48 <strong>de</strong> 53

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!