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[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

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<strong>TransFanfic</strong><br />

~*~<br />

[<strong>NGE</strong>] <strong>Hijos</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>Dios</strong> <strong>Ancestral</strong>, <strong>Parte</strong> <strong>16</strong><br />

Se hallaba ante el domicilio <strong>de</strong> Ritsuko, sin hacer más que mirar el paisaje.<br />

No quería avanzar más, principalmente porque no sabía bien qué estaba<br />

sucediendo.<br />

Muy por encima <strong>de</strong> ella estaba el techo semitraslúcido <strong>de</strong>l GeoFront, que<br />

filtraba la luz entrante con tintes <strong>de</strong> naranja y azul. A su <strong>de</strong>recha estaba el<br />

lago, con olas que rompían plácidamente en <strong>un</strong>a playa pequeña <strong>de</strong> arenas<br />

blancas, frente a la costanera. A su izquierda estaba el bloque apartamentos<br />

<strong>de</strong> Ritsuko, mo<strong>de</strong>sto, pero mejor que el grueso <strong>de</strong> los <strong>de</strong>partamentos (incluido<br />

el <strong>de</strong> Maya).<br />

Miró la nevera con ruedas que contenía las sustancias que Ritsuko había<br />

solicitado, y se preg<strong>un</strong>tó para qué serían. Maya había dado <strong>un</strong> vistazo a alg<strong>un</strong>as,<br />

y <strong>un</strong>as pocas le eran conocidas. Alg<strong>un</strong>as eran extractos <strong>de</strong> los ángeles<br />

que NERV había <strong>de</strong>rrotado, otros eran líquidos convencionales. Otras eran<br />

sueros usados para mantener a Rei estabilizada.<br />

Una voz pequeñita le sugirió algo a Maya, pero ella se negó a escucharla.<br />

Respirando hondo, fue hasta la puerta y tocó.<br />

—¿Sempai?<br />

Un momento <strong>de</strong>spués, apareció Ritsuko.<br />

Al menos, supuso que era Ritsuko.<br />

Su sempai estaba cubierta <strong>de</strong> pies a cabeza, <strong>de</strong> modo muy similar a <strong>un</strong>a<br />

momia, con vendajes médicos, bufandas, <strong>un</strong> sombrero, guantes gruesos y<br />

antiparras ahumadas.<br />

—¿Latraes? —cuchicheó.<br />

—¿S... sempai?<br />

—¿La... la traes? —volvió a cuchichear Ritsuko.<br />

—¡Ah! Sí, sí la traje.<br />

Acercó la nevera, y Ritsuko la entró <strong>de</strong> inmediato al verla. Mientras Ritsuko<br />

entraba la nevera, Maya la siguió a<strong>de</strong>ntro, titubeante.<br />

El interior <strong>de</strong> la casa era <strong>un</strong> <strong>de</strong>sbarajuste, con todo tirado en mezcolanza.<br />

Entre todo aquel fárrago, contra la pared <strong>de</strong>l fondo, había maquinaria pesada<br />

similar a la que Maya había visto en el trabajo: Analizadoras, mezcladoras,<br />

microscopios...<br />

—Sempai... ¿qué suce<strong>de</strong>?<br />

Maya extendió <strong>un</strong>a mano hacia la mujer mayor y la tiró <strong>de</strong> la chaqueta. En<br />

el momento en que dio el tirón, Ritsuko se dio <strong>un</strong> giro veloz.<br />

—¡NO ME TOQUES!<br />

Reaccionando como cachorrillo fustigado, Maya se echó hacia atrás y miró<br />

el piso en patente vergüenza.<br />

—Perdón —dijo casi sin voz—. Me... me voy.<br />

Al dar media vuelta para irse, la mano <strong>de</strong> Maya fue atrapada <strong>de</strong> pronto por<br />

<strong>un</strong>a sujeción como el hierro.<br />

„ Rod M. & John Biles<br />

„ Miguel García (traducción)<br />

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