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[NGE] Hijos de un Dios Ancestral, Parte 16 - TransFanfic

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<strong>TransFanfic</strong><br />

[<strong>NGE</strong>] <strong>Hijos</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>Dios</strong> <strong>Ancestral</strong>, <strong>Parte</strong> <strong>16</strong><br />

Sus i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l as<strong>un</strong>to se <strong>de</strong>scarrilaron cuando Ritsuko soltó <strong>un</strong> repentino<br />

grito <strong>de</strong> dolor, encorvándose para luego caer al piso.<br />

—¡Sempai!<br />

—N... No te... acerques. —Ritsuko tanteaba torpemente en busca <strong>de</strong> la<br />

hilera <strong>de</strong> jeringas, pero fracasó penosamente.<br />

—Sempai, <strong>de</strong>je, yo lo hago —dijo Maya con voz urgente.<br />

Sin pensar, cogió la jeringa y fue a tocar a Ritsuko. La mujer mayor se<br />

retrajo débilmente <strong>de</strong>l contacto, pero Maya le sujetó el brazo con fuerza.<br />

—Sempai, por favor —urgió—. Déjame ayudarte. Por favor.<br />

—Nng...<br />

A<strong>un</strong>que Ritsuko seguía crispándose con espasmos, <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> resistirse al<br />

contacto <strong>de</strong> Maya. La joven arremangó suavemente la manga <strong>de</strong> la bata <strong>de</strong><br />

Ritsuko, luego exclamó <strong>de</strong> impresión ante lo que vio.<br />

El brazo <strong>de</strong> Ritsuko tenía <strong>un</strong>a pigmentación amarillenta mórbida, como <strong>de</strong><br />

bilis, con porciones <strong>de</strong> ver<strong>de</strong> insano. Tenía la piel fría al tacto, áspera e inflexible,<br />

y la carne subyacente se sentía dura, como <strong>de</strong> caucho.<br />

Los miedos <strong>de</strong> Maya se ahondaron.<br />

Lo que fuera que le pasaba a Ritsuko, se había extendido drásticamente.<br />

Con manos temblorosas, insertó la jeringa. Encontró cierta resistencia al<br />

principio, pero <strong>un</strong>a presión firme <strong>de</strong> Maya clavó la aguja en el músculo tirante.<br />

Miró, fascinada, al líquido extraño h<strong>un</strong>dirse en la piel <strong>de</strong> Ritsuko, y retiró la<br />

aguja <strong>de</strong>spacio.<br />

Las convulsiones <strong>de</strong> Ritsuko se aplacaron paulatinamente, hasta que yació<br />

silenciosa en el piso. Por entre todo aquello, Maya mantuvo <strong>un</strong>a mano suave<br />

en el brazo <strong>de</strong> ella, con la esperanza <strong>de</strong> que el contacto calmara <strong>de</strong> algún<br />

modo a la doctora.<br />

Lentamente, Ritsuko se incorporó, y al hacerlo se apartó <strong>de</strong>spacio <strong>de</strong>l contacto<br />

<strong>de</strong> Maya.<br />

—Gracias, Maya.<br />

Cualquier otro día, esas palabras hubieran hecho a Maya encumbrarse <strong>de</strong><br />

felicidad, pero la enfermedad <strong>de</strong> Ritsuko primaba en su mente.<br />

—Sempai... ¿qué... qué es lo que te tiene enferma?<br />

Ritsuko le dio la espalda, y se fue arrastrando los pies hasta los estantes<br />

<strong>de</strong> sustancias químicas y especímenes.<br />

—Es <strong>un</strong>... trastorno hereditario —contestó, reticente—. Ya, sigamos trabajando.<br />

El tiempo se me acaba.<br />

„ Rod M. & John Biles<br />

„ Miguel García (traducción)<br />

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