Lola Figueira. Regreso a Vadinia (ejemplo).pdf - Luarna
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—No son historias para contar a los niños. Sólo te diré algo: los antiguos<br />
druidas celtas fabricaban bastones con las ramas del tejo. Esos cayados<br />
eran mágicos; con ellos los druidas podían adivinar el futuro.<br />
Laro se quedó boquiabierto. Sabía que su madre conocía todo tipo<br />
de remedios para curar las enfermedades; incluso algunas personas<br />
que habían sanado decían de ella que era la mejor curandera de toda la<br />
montaña, pero él empezó a sospechar que su madre sabía mucho más de lo<br />
que contaba.<br />
—Vamos madre, cuéntame más —insistió Laro.<br />
—Está bien, pero escucha atento. Las ramas de los arbustos del tejo<br />
son muy resistentes y flexibles. En una competición de arco, tu padre ha<br />
llegado a disparar una flecha a unos trescientos pasos de distancia. No hay<br />
otro arco como el fabricado con madera de tejo —dijo Xana—. Y ahora<br />
démonos prisa; se nos está haciendo tarde.<br />
Xana enseñó los límites del bosque a su hijo y le prohibió de nuevo<br />
adentrarse en él, si no quería sufrir el castigo del Consejo de Ancianos.<br />
La última vez —le dijo— que un niño se había internado en el bosque de<br />
tejos, fue castigado a ser enterrado hasta la cintura en un hormiguero de<br />
hormigas rojas durante un buen rato. Las fiebres le consumieron durante<br />
toda una semana.<br />
El resto de las hierbas que Xana necesitaba las fueron recogiendo de<br />
los bosques cercanos. El sol ya había alcanzado lo alto del cielo hacía dos<br />
horas. Xana pensó con preocupación que se habían alejado demasiado de la<br />
aldea y que debían volver. La recolección había resultado muy provechosa,<br />
y Laro había mostrado mucho interés por las propiedades de las distintas<br />
hierbas. Quizá cuando ella faltara, Laro podría sustituirla en sus labores de<br />
curandera.<br />
—Madre, debajo de este arbusto hay un nido con huevos. Hay muchas<br />
plumas negras alrededor. También hay restos de bayas y la piel de una<br />
pequeña serpiente. ¿Puedo coger los huevos? —dijo Laro.<br />
Ejemplo de lectura<br />
—Está bien, pero no los cojas todos. La madre no andará muy lejos, y se<br />
volverá loca si no encuentra su nidada. Seguramente la hembra de urogallo<br />
ha salido a buscar comida. Te advierto que es muy agresiva cuando está